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Adam Smith señaló las limitaciones de las restricciones de tipo mercantilista y sentó
las bases del argumento a favor del libre comercio al demostrar que el comercio
entre países permite a cada uno aumentar su riqueza aprovechando el principio de
la división del trabajo.
La idea inicial es que para que exista comercio entre dos países uno de ellos debe
tener una ventaja absoluta en la producción de alguno de los bienes que se
comercian. Es decir, que si un país puede producir una unidad de algún bien con
una menor cantidad de trabajo que la usada por el otro país para producir el mismo
bien, entonces el primero tiene una ventaja absoluta.
De acuerdo con esta perspectiva, los beneficios del comercio están basados en el
principio de la ventaja absoluta, bajo el siguiente argumento: un país puede ser más
eficiente que otro en la producción de algunos bienes y menos eficiente en la
producción de otros e, independientemente de las causas de las ineficiencias,
ambos se pueden beneficiar del intercambio si cada país se especializa en la
producción del bien que produce con mayor eficiencia que el otro.
En este caso, nuestro país tiene una ventaja absoluta en la producción de A y por
lo tanto se debe especializar en la producción de este bien. Entonces, como
observamos, el patrón de especialización de cada país está determinado por la
dotación inicial de los factores productivos y por la productividad de cada uno en la
producción de ambos bienes y, en este sentido se determinan también los flujos de
comercio de un país.
Sin embargo, el análisis de Adam Smith es válido sólo en el caso de que un país
cuente con una superioridad clara en la producción de algún bien, pero, si se da el
caso de que el país no cuente con ventajas absolutas en ninguna actividad este
análisis no es limitado para explicar tal situación, por lo tanto esta noción de ventaja
absoluta es útil para explicar sólo una porción del comercio internacional, ya que el
comercio beneficioso no requiere necesariamente de una ventaja absoluta para
tener lugar
David Ricardo da mayor precisión al análisis de Smith, al demostrar que el comercio
mutuamente beneficioso es posible aún cuando solamente existen ventajas
comparativas, llegando a la conclusión de que las ventajas absolutas son un caso
especial de un principio más general que es el de las ventajas comparativas.
Tal como lo establece Ricardo, este principio da una prueba mas convincente de los
beneficios del intercambio entre países, no obstante deja indeterminados los precios
internacionales. Ricardo se centra exclusivamente en la parte del costo del comercio
internacional, es decir en la oferta, y deja de lado a la demanda al suponer que el
país I y II se dividirían las ganancias al intercambiar una unidad del bien A por una
unidad del bien B.
Según esta ley, a medida que se incorporan nuevas tierras (u otros factores de
producción) al proceso productivo el producto marginal por cada unidad adicional
(marginal) incorporada tiende a decrecer. Debido a la presión poblacional, se
requiere la incorporación de tierras adicionales para aumentar la producción de
alimentos. Estas nuevas tierras “marginales” tienden a ser menos fértiles y, por
consiguiente, decrecen sus productividades: cada unidad adicional con una
fertilidad menor genera un producto.
Ventaja Absoluta (debe dar un ejemplo)
Por poner un simple ejemplo: si el país A produce alimentos por 5 euros y ropa por
6 euros, mientras que el país B se dedica a la producción de alimentos por 10 y de
ropa por 12, no existiría comercio entre ellos según la teoría de la ventaja
absoluta. Esto sucedería debido a que el país A tiene ventaja absoluta en ambos
productos y no estaría interesado en adquirir ninguno al país B.
Eduardo Fernández explica cómo funcionan y qué las hace diferentes. También,
habla del concepto de nación con el que están vinculadas y relación que tienen
con el desarrollo económico. Finalmente, presenta una tesis de interacción que se
basa en el análisis de las políticas públicas, donde se amplía el concepto.
Las instituciones pueden tener carácter formal o informal, y pueden tener una
correspondencia con uno o varios lugares físicos donde se desarrollan sus
actividades características. Según el grado de formalidad que alcance, puede
desarrollar una autonomía cultural, que se manifiesta en la creación de sus
propios símbolos, en el registro de su propia historia institucional e incluso en la
formulación de un lenguaje propio.
Además, suelen implicar una jerarquía, que reparte el poder de manera asimétrica
entre los integrantes de la institución, aunque también existen algunos pocos
casos de instituciones igualitarias (compuestas éstas por pocos individuos). Esta
asimetría implica que algunos miembros tienen más capacidad que otros para
decidir sobre las reglas, o bien para apropiarse o administrar los recursos que la
organización posea.
Costos de transacción
¿Por qué existen grupos de personas que trabajan juntas bajo un marco
organizacional? ¿Por qué existe el mercado dentro de la firma? ¿Por qué no es
rentable hacer que cada trabajador, cada paso del proceso productivo, pase a ser
un comprador y un vendedor independiente? ¿Por qué el dibujante no subasta sus
servicios al ingeniero? ¿Por qué el ingeniero no vende los diseños al mejor
postor?
Hace ya más de sesenta años que el economista Ronald Coase se preguntó por
qué existen las empresas. Su reflexión apuntaba directamente a la teoría de la
mano invisible de Adam Smith. Imperante en los años 30, indicaba que un sistema
de precios descentralizado conseguía por sí mismo la asignación de recursos de
forma más eficiente. Es decir, el mercado era el mejor mecanismo para emparejar
oferta y demanda, fijar precios y extraer la máxima utilidad de los recursos finitos.
Las actividades económicas podían ser coordinadas perfectamente mediante un
sistema de precios sin necesidad de ningún otro mecanismo de coordinación.
Entonces, Coase se preguntó, ¿por qué los individuos no actúaban como
compradores y vendedores independientes en lugar de reunirse en empresas con
decenas de miles de trabajadores más?
Senda de la dependencia
la teoría de la dependencia de la sendanos ayuda a comprender los acontecimientos
del presente y a planificar las decisiones futuras. A partir de aquí, a los fines
expositivos, nos referiremos a la “teoría de la senda” únicamente como “la senda”.
Esta teoría explica cómo el conjunto de decisiones a las que uno se enfrenta ante
cualquier circunstancia, están condicionadas por otras decisiones que uno ha
tomado en el pasado. Con la advertencia de que si bien en el presente las
circunstancias puedan ser similares a las que nos llevaron a tomar determinadas
decisiones en el pasado, aquellos hechos son poco o nada relevantes respecto a
como lo fueron en el pasado.
Porque cualquier circunstancia actual, sea más o menos relevante, no invalida el
mecanismo mental decisorio que ya tenemos incorporado de manera automática.
De ahí la necesaria vigilancia permanente del entorno. Es una adaptación-
aplicación del principio del actualismo, utilizado en filosofía natural. Dicho principio
se resume en que el presente es la clave para comprender los acontecimientos del
pasado y sus consecuencias (en el presente).
la Teoría de la Dependencia exhorta a los países en vía de desarrollo a implementar
políticas encaminadas a generar internamente los productos de los que dependen,
y aplicar un criterio más selectivo al embarcarse en transacciones comerciales con
países desarrollados aplicando medidas de protección como aranceles y otros
impuestos. De una manera u otra, este modelo influyó a los varios gobiernos
latinoamericanos durante las décadas de los sesentas, setentas, y mediados de los
ochenta, cuando empezando con Chile, se le dio paso un modelo de libre comercio.
En Colombia, este cambio de política comercial ocurrió durante la administración
del ex presidente Gaviria, y es conocida como la apertura económica.