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Es probable que Smith conociera múltiples fábricas de telares ingleses y pensara que
los tejidos de cualquier taller podrían ser atractivos para su compra. No conoció los
grandes monopolios de las empresas concentrados en familias de plutócratas, es decir,
las compañías multinacionales, verdaderos obstáculos en la actualidad para tener un
libre mercado. Y es probable que empezara a conocer los grandes cetros (y centros) de
poder financiero que se fueron configurando desde el siglo XVIII, pero quizás no llegó a
saber que el capitalismo financiero destruiría la esencia del libre mercado,
transfigurándose en una falacia cada vez más evidente de la plutocracia avariciosa.
Hoy en día se sabe que ambos puntos de vista son incorrectos. La competencia perfecta
existe en muy raras ocasiones, como puede ser cuando se visita un mercado típico
tradicional y los vendedores comercian productos iguales o idénticos, por ejemplo, los
mercados medievales de algunas ciudades. En definitiva, la competencia siempre es
imperfecta por múltiples razones: calidad, mercados, variedad, precio, tipo de empresa,
marketing, economías de escala, países con control de la producción a precios
anormalmente bajos (dumping) para la exportación masiva, etc.
Por tanto, Smith y otros de su época no tenían razón. Smith solo veía el punto de vista
de los poseedores de los medios de producción y su libertad individual frente a épocas
previas donde monarcas y gobernantes habían dominado los estados por herencia de
sangre o mediante la fuerza, la mayoría de las veces, sin acierto y sin competencia, al
haber tenido el control de los medios de producción para su propio beneficio, el de los
cortesanos y pelotilleros comparseros de alrededor.
Vemos cómo la libertad individual preconizada por Smith y otros no es más que la falacia
del más fuerte sobre el más débil (darwinismo social o ley de la selva) y que estas ideas
solo pueden llevar a mucha gente a la esclavitud si no existen contrapesos legales por
parte del Estado u otros actores que velen por la garantía de unos mínimos requisitos
para que el ser humano viva en condiciones dignas.
En todas las sociedades siempre han existido ricos y pobres, pero lo que no se debe
permitir es que nosotros nos dejemos engañar con las libertades individuales de unos
pocos para que, incrustados en el poder, legislen y gobiernen por y para la plutocracia.
Durante todo el siglo XIX rigió el patrón oro en las transacciones comerciales. Existía la
esclavitud en algunos lugares y todos los Estados modernos vieron como la forma de
aumentar su poderío económico era la conquista de tierras para controlar las materias
primas en una competencia sin parangón que derivó en la I Guerra Mundial. La
democracia no existía tal y como se concibió en la Grecia clásica de la polis de Atenas.
Solo votaban para elegir a políticos de partidos la gente con ciertas características
económicas, educacionales (sufragio censitario). Existían parlamentos en poder de los
Podría decirse que el sistema de moneda basada en el patrón oro hizo una primera
globalización económica natural, pues era un sistema que tendía al equilibrio de las
naciones: un país A exportaba mercancías a otro B, por lo que el país B se quedaba sin
algo de oro y el A tenía exceso, lo que hacía que su dinero fuera más fuerte. En teoría
esto hacía que el país B reajustara sus salarios y precios a la baja, y con esa moneda
más débil (al disponer de menos reservas de oro) hacía que sus mercancías fueran más
atractivas a la exportación, por lo que se llegaba al equilibrio y volvía a adquirir reservas
de oro en dicha transacción. No me entretendré en demostrar esta teoría monetaria del
patrón oro pues fue totalmente anulada con la Gran Guerra de 1914, en la que los
excesivos gastos militares de los países beligerantes hicieron colapsar el sistema que
había mantenido cierta estabilidad durante bastante tiempo. En definitiva, los Estados
se endeudaron tanto, que arruinaron un sistema que había permitido la expansión de
las naciones fuertes de la época y, por otra parte, los grandes banqueros prestatarios
habían conseguido lo que deseaban: instalarse como banqueros estatales
primordialmente, pues los Estados siempre pagan (a costa de los ciudadanos) y
entonces el riesgo de impago para ellos era cero.
Llevo tiempo consultando todas las doctrinas económicas principales y todas pecan de
fallos. Analicemos brevemente las falacias y falsedades.
Liberalismo clásico.
“Dejar hacer, dejar pasar” (a los hombres de negocios). El Estado debe existir solo para
las funciones mínimas, ley, orden y defensa. Propiedad privada y libertad individual. El
mercado autocorrige las disfunciones del mercado por sí mismo sin necesidad de que
el Estado actúe. Competencia perfecta.
época y el poder que detentaron estas dos familias lo siguen teniendo en la sombra sin
aparecer en la Revista Forbes por la diversificación de sus empresas y la obsesión por
ocultarse públicamente.
Socialismo marxista.
“La historia ha sido de amos y siervos”, “la revolución la deben llevar a cabo los
proletarios que realizarán una dictadura de los medios de producción colectivizándola”.
El socialismo marxista es una falacia en la práctica, aunque tiene una construcción
idealista alegórica, pero totalmente equivocada. Una revolución social en la que se
intenta “robar” a legítimos propietarios de medios de producción para que sean
colectivos comandados por comités del pueblo no deja de ser un nuevo robo hacia todos
los ciudadanos por parte de una masa engañada que únicamente da el poder a unos
ladrones – dictadores que se apropian de los recursos para beneficio propio y donde se
instaura la tiranía del partido único para que esos aprovechados permanezcan en el
poder y roben todo lo que puedan desde el Estado, mientras los pobres pardillos creen
que de esa forma viven mejor, cuando solo reciben ataques por parte del gobierno que
no les deja pensar, crear, ser personas, desarrollar sus ideas, pues van en contra de la
revolución. En ese ambiente de control mental, muchas personas son estafadas de ese
sistema que solo les asegura malestar, empobrecimiento económico, matanzas
indiscriminadas, abusos por parte del Estado comunista. El socialismo marxista es una
utopía, y el comunismo, paso intermedio según los intelectuales de esta farsa, solo ha
cosechado muertes miserables, hambrunas inconcebibles, persecuciones políticas,
atraso tecnológico.
Se tiene noticia a través del economista británico Anthony Sutton, silenciado por el
régimen de los ayatolás de la banca central privada, que la URSS recibió intercambios
tecnológicos a través de las trasnacionales estadounidenses para que no se quedara
atrás en el progreso y tuviera acceso a conocimientos técnicos que le supusieron una
situación de paridad también a nivel militar. Esto parece paradójico, ¿todo el gasto militar
de la guerra fría para qué? Supuestamente para que el lobby militar estadounidense
tuviera beneficios (¿¡) Debemos constatar hechos insoslayables: David Rockefeller pasó
unas vacaciones en la URSS en 1964 y viajó a la China de Mao en 1973, retratando a
la vuelta un régimen muy eficiente, seguramente agradecido por haberle dejado instalar
allí la primera banca extranjera, la entonces Chase Manhattan Bank. Además,
Rockefeller confraternizó con Castro (hizo acuerdos económicos con sus empresas para
que fueran respetadas) y con muchos dignatarios asesinos de la libertad de los pueblos,
y es que para él “hacer negocios era más importante que la libertad y la estabilidad de
los pueblos”. La diferencia entre un ultracapitalista y un ultracomunista queda retratada:
son lo mismo, desean el poder a toda costa. Los primeros, detentando su poderío
económico que solo se logra corrompiendo a los gobiernos de todo tipo, incluido los
comunistas.
Keynesianismo.
Escuela austriaca.
(agente económico) puede saber nada del mercado, se afirma. Considero esta
escuela radical, aunque tomo de ella la crítica al sistema de banca central privada por
parte de los plutócratas, donde sí afirmo que es un tipo de planificación central
sovietista pero para enriquecimiento de los plutócratas propietarios de los bancos
acoplados a los mecanismos de banca central. Valoro que el funcionamiento de
banca central debe recaer en el Estado (en esto choco totalmente con esta
escuela) y que los bancos deberían tener el coeficiente de caja al 100 %. Los
ciudadanos no deberían obtener interés por depositar el dinero en los bancos a
cambio de la seguridad de nunca producirse pánicos bancarios, y que los
bancos deberían dar préstamos a interés, promoviéndose la banca pública estatal,
en manos de empleados no elegidos por nadie salvo por meritocracia. El sistema
tendería a que los bancos privados desaparecieran pues la ganancia ya no sería la
misma de antes, o bien, a bancos privados pequeños que operarían con baja
estructura. El error capital de esta escuela es recurrir a echar la culpa de todos los
males al Estado, cuando la situación real es la de incrustación en el Estado de
políticos que sirven a amos del dinero y lobbies empresariales que orientan las
políticas del Estado a maximizar sus beneficios con la ayuda del poder político,
olvidándose del ciudadano en general, al que dicen representar...
Los monetaristas toman parte de los postulados del liberalismo clásico y lo adaptan
a los tiempos modernos enfatizando el uso de la política monetaria para poder
contener la inflación y descender la tasa de empleo aplicando tipos adecuados a
través de la banca central. Es un modelo que sirvió para hacer descender la
inflación en EEUU desde 1983, acelerar el crecimiento y descender la tasa de
paro. En sí, la doctrina económica preconiza la no intervención estatal, pero a la
hora de la verdad, los diferentes gobiernos occidentales han aplicado políticas
intervencionistas en mayor o menor medida. Un acierto político fue la disminución de
los impuestos, si bien, se aplicó mayormente a la plutocracia, lo cual hizo acrecentar la
desigualdad entre ricos y pobres. La práctica del monetarismo en los países por parte
de los gobiernos podría decirse que es el neoliberalismo y sus efectos más
perniciosos son la mayor preponderancia de los sectores bancario e inmobiliario y el
aumento espectacular de la deuda soberana por la libre flotación del dólar y la libertad
de emitir billetes por parte del Sistema de Banca Central a costa de empobrecer al
ciudadano. Fallos graves achacados a esta ideología económica son: desregulación
financiera que ha posibilitado el derrumbe financiero en 2008; las bancas centrales en
manos privadas son las que controlan la economía, mediante la política monetaria
y lo hacen con una autoridad mayor que la que tienen los presidentes de gobierno,
pues según la propia doctrina, la capacidad de realizar ajustes macroeconómicos es
fundamentalmente obra de la política monetaria y no la intrusión de los gobiernos en
la intervención de la economía. Queda claro que quien realmente controla la
economía, no es el gobierno legítimamente elegido por el pueblo sino la
plutocracia a través de la herramienta de tasar el tipo de interés del banco central.
Esta ideología es contraproducente con el progreso de la ciudadanía, el bienestar
social, el crecimiento sostenido y un nivel de salarios adecuado. La aplicación de
las políticas monetaristas podría decirse que son “clasistas”: benefician a la
plutocracia junto a los políticos corruptos vendidos a sus intereses y hace que la clase
media se vea apocada. Además, comparte la idea de la globalización que consiste en
José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -7-
Ensayos sobre economía, política y religión.
que los grandes capitales desplazan y deslocalizan fábricas libremente, sin importar
si los países respetan derechos humanos, producción de calidad o contaminación
medioambiental, de acuerdo a la obtención del máximo beneficio individual a los
dueños y accionistas con lo que se destruyen puestos de trabajo en el mundo
occidental a costa de realizar inversiones en otros lugares por el menor coste de la
mano de obra, lo cual resulta en un retroceso en el bienestar social conseguido hace
décadas en nuestras democracias liberales occidentales y daña al unísono a los
trabajadores locales receptores de las nuevas fábricas pues sus salarios son
generalmente esclavistas o de mera supervivencia. Cuando ese país logra un nivel
salarial un poco más aceptable para la masa laboral, nuevamente la empresa se
deslocaliza a otro país aún más pobre, no logrando mejorar el nivel de vida de ese
país, por lo que las grandes empresas con la globalización han conseguido
enriquecerse groseramente mientras no han ayudado a enriquecer a las
poblaciones locales para que salgan de su pobreza y su malestar. El
neoliberalismo persigue un capitalismo depredador con el slogan de la ley de la
selva, donde el pez más grande se come al más pequeño y para ello el Estado
debe ser servil a la plutocracia, a las grandes multinacionales, adecuando las
políticas fiscales para que paguen más impuestos los obreros y los técnicos que
los grandes directivos y los plutócratas, que eluden tal carga impositiva vía
legislación estatal favorecedora (para eso sí interviene el Estado) o acuerdos con
bancos y cuentas en paraísos fiscales, lo cual supone un fraude fiscal por evasión
de impuestos tolerado entre las altas esferas, pero no perdonado al ciudadano de a
pie quien paga la totalidad de los impuestos abusivos para ellos.
Se basa en la falsa hipótesis de que los agentes promedio del mercado tienen
opiniones racionales para actuar en la economía de acuerdo al conocimiento de
situaciones pasadas o señales del mercado. Es todavía más crítica con la
intervención estatal, en el sentido que afirma que no debe interferir nada, al igual que
lo afirmaba el liberalismo clásico. Esta teoría está igualmente defendida por la
plutocracia pues subyace en su mensaje que, por ejemplo, en situaciones de
negociación entre patronos y trabajadores, estos últimos cederán ante la presión de
aquellos debido a la no existencia de pleno empleo, lo que otorga más poder a los
empleadores y una transferencia de riqueza desde las clases más populares
hacia las más ricas a medida que se sube en el escalafón monetario. Cuando un
cliente va a un banco y firma una hipoteca con trampas, ¿el cliente es conocedor de
la expectativa racional de dicho acuerdo? En la realidad existe en el mercado agentes
que conocen muy bien desempeñar su papel para velar por sus intereses y en una
economía depredadora y materialista, el conocimiento está en pocas manos. Incluso la
nueva tecnología de HFT (negociación de alta frecuencia en la compra/venta de
acciones bursátiles) ha convertido a los antiguos y experimentados brokers en
dinosaurios sin capacidad para operar ante este tipo de herramientas, aunque siguen
trabajando en el mercado como pueden ante tal competencia desleal basada en
algoritmos matemáticos con un millón de operaciones por segundo. Por lo tanto, esta
teoría se sustrae en falsedades basadas en empirismo pseudoestadístico.
2) Sobre la globalización.
Se debe desarrollar una moneda universal, a nivel mundial, respaldada por todos
los Estados del mundo. Podría ser dinero fiduciario. La ventaja es que no habría
corrientes especulativas como la de Soros que hundió la libra esterlina en 1992 y
produjo tres devaluaciones consecutivas de la peseta en tiempos de Solchaga y
González. Para que un sistema fiduciario de dinero universal funcione, es necesario
que cualquier tipo de pago fuera de él sea no consentido. Lo mejor es idear un
sistema en el que el pago se realice sobre cuentas electrónicas y el dinero físico
desaparezca. Es una forma de que el fraude fiscal, no exista y no se originen fugas
de dinero que perjudican a todos con monedas trampa. En mi opinión, las nuevas
monedas electrónicas tipo bitcoin son una estafa tipo Ponzi, además que encubren
transacciones que son muy dificultosas de seguir y donde, probablemente, se lavará
dinero de narcotráfico y terrorismo.
Se debe practicar un reseteo mundial de las deudas contraídas por los Estados con
las bancas comerciales a través de las bancas centrales privadas por haber
servido a destruir desde dentro la saneabilidad económica de los Estados durante
mucho tiempo. Si el Estado es capaz de fabricar el dinero para autofinanciarse, no
necesita de intermediarios que les han gravado intereses. Lo más alevoso de estos
préstamos dinerarios al Estado, que suelen ser mediante bonos, es que mientras la
banca central suele prestar a los bancos con un interés bajísimo, al Estado se le
realiza el préstamo a un interés elevado y quien lo paga son los ciudadanos. Por lo
tanto, toda la deuda que poseen los Estados con los bancos debería ponerse a cero y
comenzar con un sistema robusto que posibilitase la no vuelta al endeudamiento con
bancos jamás.
Este sistema ayudaría a que, una vez rellenados los nombres de los políticos
sorteados en todos los niveles políticos (administración central, diputación provincial y
ayuntamientos, pues las autonomías españolas deberían ser desmanteladas), estos
no tendrían por probabilidad vinculación alguna y cuando se debatieran asuntos
políticos se realizaría de acuerdo a criterio personal, no el del partido que es
excluyente, convenido y contrasentido (no es lógico que cuando el PSOE de
Felipe González cambió de chaqueta sobre el referéndum de la OTAN, Manuel Fraga,
líder de AP pidiera el “no” simplemente por ser la oposición, cuando su ideología
era más propia que el partido en el poder para el “sí”).
Conclusiones.
El mundo está gobernado por una plutocracia a la que los ciudadanos de a pie
les importamos un carajo. Se introdujeron en los gobiernos a través de sus bancas
centrales. Rothschild “compró” el Banco de Inglaterra con una maniobra sucia
de espionaje de lo que ocurrió en la Batalla de Waterloo. Desde entonces hasta
ahora, estos personajes, junto con otras familias de banqueros han ido
monopolizando el mundo y en cada crisis económica han aprovechado para
arruinar a todos aquellos donde poder succionar riqueza. El instrumento de
maquinación soviética de la banca central en manos privadas junto con la
coordinación de las bancas con reserva fraccionaria catapultó la economía a un
colapso sin parangón en 2008, como lo hicieron anteriormente en otras crisis. La
secuencia de hechos siempre es la misma: se lanzan tipos bajos en el período de
recuperación económica y las empresas y ciudadanos son optimistas tomando
préstamos por la bonanza; al cabo de algún tiempo, los tipos de interés suben y
algunas empresas comienzan a tener impagos, lo cual crea una expectativa de
alerta que lanza a los inversores a la retirada, lo que ocasiona el final del ciclo en
recesión-depresión. Por tanto, las "expectativas racionales" son creadas por los amos
del dinero que dirigen a la ciudadanos y empresas desde arriba, contemplándonos
como hormiguitas para quedarse con todo lo que tenemos cada vez que ellos dirigen
el Estado desde la trastienda de la Banca Central.
En definitiva, los ciclos económicos son originados por el instrumento del tipo de
interés de la Banca Central que crean ilusiones en los inversores y ciudadanos,
engañando sobre la situación, descoordinando la economía para lanzarla hacia un
exceso de crédito acabando en la ruina de miles de empresas y ciudadanos, que
José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 - 12 -
Ensayos sobre economía, política y religión.
pierden su riqueza en favor de los bancos, catalizadores de esa transferencia de
los menos ricos hacia los plutócratas.
Descrita la solución e ideados los remedios tan solo hay que esperar que alguien
aplique definitivamente la solución final al caos económico para que la plutocracia no
sea la que esté incrustada en los estados como un virus parasitario que succiona
de los contribuyentes para hacerlos día a día más pobres. En el mundo, el que debe de
mandar es el ciudadano a través de gobiernos que tengan la capacidad y las
herramientas para desmontar un sistema económico que nos está llevando a la ruina
poco a poco.
Sirva este escrito para alertar al lector sobre los peligros que padecemos gracias a
los instrumentos que funcionan solo para la plutocracia engreída y heredada que no
posee ni mérito ni destreza. Se han mostrado las formas fáciles de hacer que los
gobiernos sean democráticos de verdad y el dinero sea canalizado desde el
Estado y no por personas que tienen intereses creados en su continuo y exponencial
enriquecimiento a costa de nuestro empobrecimiento general.
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