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Ensayos sobre economía, política y religión.

Cómo desmantelar a la plutocracia de los Estados y establecer


la verdadera Democracia.
El capitalismo definido fundamentalmente por Adam Smith en el tránsito desde el
mercantilismo estatal tuvo un fallo prominente. Smith afirmaba que el dinero se mantenía
neutral en una economía definida por el liberalismo económico clásico, cuando agentes
individuales libres perseguían su objetivo de maximización de beneficios. Refirió el
comportamiento de los agentes económicos en una competencia perfecta, es decir, en
una sociedad donde se podrían intercambiar productos (y servicios) por vendedores y
donde cualquier ciudadano o empresa compraría equilibrándose la oferta con la
demanda, rentas y salarios, nivel de desempleo e inflación gracias a la mano invisible
que guiaba los mercados sin intervención estatal.

Es probable que Smith conociera múltiples fábricas de telares ingleses y pensara que
los tejidos de cualquier taller podrían ser atractivos para su compra. No conoció los
grandes monopolios de las empresas concentrados en familias de plutócratas, es decir,
las compañías multinacionales, verdaderos obstáculos en la actualidad para tener un
libre mercado. Y es probable que empezara a conocer los grandes cetros (y centros) de
poder financiero que se fueron configurando desde el siglo XVIII, pero quizás no llegó a
saber que el capitalismo financiero destruiría la esencia del libre mercado,
transfigurándose en una falacia cada vez más evidente de la plutocracia avariciosa.

Hoy en día se sabe que ambos puntos de vista son incorrectos. La competencia perfecta
existe en muy raras ocasiones, como puede ser cuando se visita un mercado típico
tradicional y los vendedores comercian productos iguales o idénticos, por ejemplo, los
mercados medievales de algunas ciudades. En definitiva, la competencia siempre es
imperfecta por múltiples razones: calidad, mercados, variedad, precio, tipo de empresa,
marketing, economías de escala, países con control de la producción a precios
anormalmente bajos (dumping) para la exportación masiva, etc.

Sin embargo, la afirmación de que la libertad y el individualismo deben darse en las


transacciones económicas procurando el mayor beneficio al individuo, sin importar el
resto de seres humanos, porque se supone que harán lo mismo, es uno de las grandes
embustes de las nuevas escuelas económicas postmercantilismo. Se solía decir en la
economía clásica del laissez faire que el individuo debía tener libertad para comerciar y
que el Estado no debía intervenir en absoluto para satisfacer el mayor grado de
prosperidad. La cuestión es ¿quiénes esgrimían esa máxima falsificada?
Indudablemente no lo afirmarían los obreros de las fábricas de telares ingleses que
trabajaban no menos de 12 horas para poder subsistir, junto con hijos menores, como
proletarios esclavos de un sistema que solo favorecía al patrón. En el ambiente de
“libertad” donde se expusieron esas ideas por economistas de la nueva doctrina del
“liberalismo económico clásico”, millones de seres humanos habían huido de la
despoblación del campo debido al decaimiento de su actividad como agricultores o
artesanos para ser “libres” en unas fábricas donde la explotación en aquellos tiempos
era la forma de sobrevivir a los nuevos tiempos de deslocalización masiva del campo a
la ciudad. Y es que el beneficio de unos pocos era la pobreza y la miseria para muchos.
Evidentemente, la doctrina beneficiaba, no al individuo, sino a unos “pocos” seres,
aquellos que disponían de mayores recursos económicos que se aprovecharon de la
situación para cristalizar grandes fortunas.

Recordemos que, en esa época, no existían sindicatos, regulación de salarios, y que el


patrón pagaba solo lo justo para que el proletario malviviera, precisamente para amasar
él una fortuna gracias a esta mano de obra semiesclava. Y sí, funcionaba la ley de la
oferta o la demanda: o tomas esto o te mueres definitivamente de hambre pues no hay
alternativa…

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -1-


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Por tanto, Smith y otros de su época no tenían razón. Smith solo veía el punto de vista
de los poseedores de los medios de producción y su libertad individual frente a épocas
previas donde monarcas y gobernantes habían dominado los estados por herencia de
sangre o mediante la fuerza, la mayoría de las veces, sin acierto y sin competencia, al
haber tenido el control de los medios de producción para su propio beneficio, el de los
cortesanos y pelotilleros comparseros de alrededor.

De todas formas, si analizamos la historia en cualquier lugar del mundo hasta el


advenimiento de las ideas vertidas por el liberalismo económico clásico, la sociedad casi
siempre había sido de señores que decidían el bienestar de su clase, y el resto, la
mayoría, que hacían lo que se le imponía desde arriba.

Sin embargo, si comparamos la época mercantilista en la que el Estado-Nación tuvo el


máximo apogeo y control, existían personas que se dedicaban a la agricultura,
ganadería, pesca, industria y demás actividades. Lógicamente muchos de ellos eran
pobres de solemnidad. Pero en el tránsito hacia la economía que desterró al Antiguo
Régimen se produjo, como hemos referido, una avalancha de gente del campo a la
ciudad. Donde antes eran libres para ejercer su profesión, se hallan en una situación
donde deben forzosamente emigrar para subsistir y encuentran un medio de explotación
que no lo habían conocido en épocas anteriores, en unas fábricas donde apenas se les
paga para comer a toda una familia y donde no pueden conseguir un mínimo umbral de
esperanza de supervivencia con dignidad.

Vemos cómo la libertad individual preconizada por Smith y otros no es más que la falacia
del más fuerte sobre el más débil (darwinismo social o ley de la selva) y que estas ideas
solo pueden llevar a mucha gente a la esclavitud si no existen contrapesos legales por
parte del Estado u otros actores que velen por la garantía de unos mínimos requisitos
para que el ser humano viva en condiciones dignas.

No es de extrañar que personajes como Marx idearan contrarréplicas ideológicas


todavía más absurdas como el socialismo marxista, donde un violador de su sirvienta,
a la que no pagaba más que la comida y el alojamiento para subsistir y donde ocultó un
hijo para no reconocerlo y no perder su reputación, afirmaba que los proletarios debían
de hacer una revolución para quitarle a los ricos lo que les pertenecía y que lo controlara
el Estado en manos de proletarios. La práctica de esta doctrina diabólica solo ha llevado
a los países que la han desarrollado a la miseria colectiva, al malestar social, a la
persecución ideológica, al control de unos pocos del Estado para vivir como reyes a
costa del pueblo y a las migajas económicas que se da al pueblo para intentar mitigar
el ataque a tal régimen que solo puede traer pobreza general y enriquecimiento de los
gerifaltes que gobiernan.

Recordemos que tras la Revolución Francesa se finiquitó el sistema absolutista, poco a


poco, para dar paso a una sociedad a la que se la “liberó” de unos señores feudales que
tenían control absoluto sobre sus siervos y esclavos, cuando en realidad se cambiaron
los perros y se mantuvo el mismo collar, de una forma sutil.

En todas las sociedades siempre han existido ricos y pobres, pero lo que no se debe
permitir es que nosotros nos dejemos engañar con las libertades individuales de unos
pocos para que, incrustados en el poder, legislen y gobiernen por y para la plutocracia.

Durante todo el siglo XIX rigió el patrón oro en las transacciones comerciales. Existía la
esclavitud en algunos lugares y todos los Estados modernos vieron como la forma de
aumentar su poderío económico era la conquista de tierras para controlar las materias
primas en una competencia sin parangón que derivó en la I Guerra Mundial. La
democracia no existía tal y como se concibió en la Grecia clásica de la polis de Atenas.
Solo votaban para elegir a políticos de partidos la gente con ciertas características
económicas, educacionales (sufragio censitario). Existían parlamentos en poder de los

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -2-


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grandes poderes político-económicos. La monarquía inglesa parlamentaria tuvo un


mayor adelanto en la concepción de un estado moderno postfeudal.

Podría decirse que el sistema de moneda basada en el patrón oro hizo una primera
globalización económica natural, pues era un sistema que tendía al equilibrio de las
naciones: un país A exportaba mercancías a otro B, por lo que el país B se quedaba sin
algo de oro y el A tenía exceso, lo que hacía que su dinero fuera más fuerte. En teoría
esto hacía que el país B reajustara sus salarios y precios a la baja, y con esa moneda
más débil (al disponer de menos reservas de oro) hacía que sus mercancías fueran más
atractivas a la exportación, por lo que se llegaba al equilibrio y volvía a adquirir reservas
de oro en dicha transacción. No me entretendré en demostrar esta teoría monetaria del
patrón oro pues fue totalmente anulada con la Gran Guerra de 1914, en la que los
excesivos gastos militares de los países beligerantes hicieron colapsar el sistema que
había mantenido cierta estabilidad durante bastante tiempo. En definitiva, los Estados
se endeudaron tanto, que arruinaron un sistema que había permitido la expansión de
las naciones fuertes de la época y, por otra parte, los grandes banqueros prestatarios
habían conseguido lo que deseaban: instalarse como banqueros estatales
primordialmente, pues los Estados siempre pagan (a costa de los ciudadanos) y
entonces el riesgo de impago para ellos era cero.

Después de la gran depresión de 1929 y casi finalizando la II Guerra Mundial se llega a


los acuerdos de Brettón Woods en 1944 donde se aprueba el patrón cambio - oro con
el dólar. Este sistema funcionó muy bien y es el que desarrolló con gran plenitud la clase
media en todo occidente (en EEUU logró Ford enriquecer a las masas obreras desde
1915 al duplicar los salarios de sus trabajadores y tener la genial idea de producir coches
para obreros, enriqueciéndose a sí mismo, a sus trabajadores y tendiendo a iniciar un
sistema productivo que propusiera crear competencia para que los demás hicieran algo
parecido, pues, en un principio, la plutocracia vio el automóvil como “un medio para las
clases altas”). El sistema fue anulado por Richard Nixon a través de las ideas de Milton
Friedman según su máxima “deje que la política monetaria ajuste la economía” y el dólar
quedó en una flotación libre.

Llevo tiempo consultando todas las doctrinas económicas principales y todas pecan de
fallos. Analicemos brevemente las falacias y falsedades.

Liberalismo clásico.

“Dejar hacer, dejar pasar” (a los hombres de negocios). El Estado debe existir solo para
las funciones mínimas, ley, orden y defensa. Propiedad privada y libertad individual. El
mercado autocorrige las disfunciones del mercado por sí mismo sin necesidad de que
el Estado actúe. Competencia perfecta.

Ya se ha expuesto que el mercado de competencia perfecta solo existe en algunos


casos muy concretos de poco peso en la economía total.

La crítica a la libertad individual debería superarse con las libertades colectivas


(protección de trabajadores, salarios dignos, atacar el desempleo, por ejemplo). Las
leyes de la oferta y la demanda no pueden asegurar el equilibrio económico y de hecho
promueve que un grupo poco numeroso sea megarico por concentración monopolística
mientras la mayoría de la población se muera de hambre o tenga trabajos mal pagados
(en el mundo se muere mucha gente de hambre, pensemos “globalmente”). Con estas
tesis, se puede llegar fácilmente a ello, y así es como cristalizaron muchas fortunas
durante el siglo XIX, de acuerdo a estas ideas. De hecho, el sistema aplicado de las
teorías liberales clásicas fueron las que permitieron la gran concentración de capitales
en pocas manos durante el siglo XIX. Pensemos en que la fortuna de Bill Gates y
Warrent Buffet no es nada comparable a la de los Rothschild, Rockefeller de aquella

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -3-


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época y el poder que detentaron estas dos familias lo siguen teniendo en la sombra sin
aparecer en la Revista Forbes por la diversificación de sus empresas y la obsesión por
ocultarse públicamente.

El liberalismo clásico no habla de los monopolios-oligopolios que crean disfunciones en


los mercados dejando fuera de juego a numerosas empresas que podrían “capitalizar”
los mercados si no existieran economías de escala, inaccesibles para ciertos actores
económicos. ¿Dónde está la “mano invisible”? Por tanto, su competencia perfecta es
algo ilusorio y residual. Actualmente vivimos en un mundo dominado por las
corporaciones que acaparan grandes sectores productivos y que dan poco trabajo en
total sobre el conjunto de empresas de un país, siendo las pymes y los autónomos los
que tienen el mayor porcentaje de empleados. La tendencia actual es fagocitar a dichas
pymes cada vez que suceden crisis económicas para eliminar competencia y de esta
forma, aumentar la cota de mercado por parte de las multinacionales, no así el empleo,
que tiende a disminuir por esa maléfica distribución de los grandes emporios
empresariales compadreados con la gran banca. Además, esto es promovido por los
gobiernos que hacen pagar a las empresas pequeñas y autónomos muchos más
impuestos proporcionales que a los ricos y a las gigantescas multinacionales debido a
pactos colusorios inter partes que vemos a simple vista.

En definitiva, el liberalismo clásico fue un montaje ideológico preparado por economistas


que dieron la llave de oro a los “listillos” de turno como Rockefeller, de padre estafador,
y cuyo único éxito en la vida fue reunirse con una persona que le facilitó descuentos en
el transporte por ferrocarril de su mercancía (Vanderbilt), lo que ocasionó que
consiguiera años después el 95 % del transporte, distribución y refino primero de
queroseno y luego de otros derivados de hidrocarburos en la Standard Oil, trust creado
para evitar las leyes antimonopolio de los EEUU. “La competencia es un pecado,
procedamos a destruirla”, afirmó con toda chulería, con rasgos psicopáticos propios de
un engreído que creía que era un ser superior, cuando la casualidad de ese encuentro
fue providencial para ser el dueño y señor del petróleo durante mucho tiempo, incluso
después de la escisión gubernamental en 34 compañías aplicando la ley antimonopolio
Sherman de 1890. Si dejamos que la “ley de la oferta y la demanda” siga su curso
crearemos un mundo donde 4 superricos decidan en todo el mundo lo que haga el resto,
subordinado. Y esto, no debería ser así por el bien de la humanidad.

Socialismo marxista.

“La historia ha sido de amos y siervos”, “la revolución la deben llevar a cabo los
proletarios que realizarán una dictadura de los medios de producción colectivizándola”.
El socialismo marxista es una falacia en la práctica, aunque tiene una construcción
idealista alegórica, pero totalmente equivocada. Una revolución social en la que se
intenta “robar” a legítimos propietarios de medios de producción para que sean
colectivos comandados por comités del pueblo no deja de ser un nuevo robo hacia todos
los ciudadanos por parte de una masa engañada que únicamente da el poder a unos
ladrones – dictadores que se apropian de los recursos para beneficio propio y donde se
instaura la tiranía del partido único para que esos aprovechados permanezcan en el
poder y roben todo lo que puedan desde el Estado, mientras los pobres pardillos creen
que de esa forma viven mejor, cuando solo reciben ataques por parte del gobierno que
no les deja pensar, crear, ser personas, desarrollar sus ideas, pues van en contra de la
revolución. En ese ambiente de control mental, muchas personas son estafadas de ese
sistema que solo les asegura malestar, empobrecimiento económico, matanzas
indiscriminadas, abusos por parte del Estado comunista. El socialismo marxista es una
utopía, y el comunismo, paso intermedio según los intelectuales de esta farsa, solo ha
cosechado muertes miserables, hambrunas inconcebibles, persecuciones políticas,
atraso tecnológico.

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -4-


Ensayos sobre economía, política y religión.

Se tiene noticia a través del economista británico Anthony Sutton, silenciado por el
régimen de los ayatolás de la banca central privada, que la URSS recibió intercambios
tecnológicos a través de las trasnacionales estadounidenses para que no se quedara
atrás en el progreso y tuviera acceso a conocimientos técnicos que le supusieron una
situación de paridad también a nivel militar. Esto parece paradójico, ¿todo el gasto militar
de la guerra fría para qué? Supuestamente para que el lobby militar estadounidense
tuviera beneficios (¿¡) Debemos constatar hechos insoslayables: David Rockefeller pasó
unas vacaciones en la URSS en 1964 y viajó a la China de Mao en 1973, retratando a
la vuelta un régimen muy eficiente, seguramente agradecido por haberle dejado instalar
allí la primera banca extranjera, la entonces Chase Manhattan Bank. Además,
Rockefeller confraternizó con Castro (hizo acuerdos económicos con sus empresas para
que fueran respetadas) y con muchos dignatarios asesinos de la libertad de los pueblos,
y es que para él “hacer negocios era más importante que la libertad y la estabilidad de
los pueblos”. La diferencia entre un ultracapitalista y un ultracomunista queda retratada:
son lo mismo, desean el poder a toda costa. Los primeros, detentando su poderío
económico que solo se logra corrompiendo a los gobiernos de todo tipo, incluido los
comunistas.

Se sabe que la financiación de la revolución comunista de 1917 fue producida


fundamentalmente por banqueros alemanes de Wall St., si bien, Paul Swift (principal
banquero financista) era gerente de los Rothschild. ¿Cómo ultracapitalistas megaricos
podían financiar semejante revolución de comunistas? Todo tiene una explicación y
Anthony Sutton lo explica muy bien en su libro. Es sencillo. Rusia era un país cerrado a
la entrada de capitales debido a su monarquía absolutista feudal. Si algún banquero
participaba en la causa, tendría derecho de entrada allí para disponer de “propiedad
privada de recursos” (como el petróleo) mientras el país era colectivizado incluso para
los campesinos. Rockefeller (entre otros) pudo explotar recursos petrolíferos de Rusia
en un país colectivizado. ¿Se da cuenta de la falacia de la historia? Además, los
banqueros alemanes de Wall St. deseaban que su país ganara la guerra, pues, aunque
estaban en EEUU y fueran judíos jázaros (gente no de raza semita que provienen
genéticamente de Jazaria, país que se convirtió al judaísmo), se sentían alemanes y
eran enemigos del zar. Además, cuenta la historia que todos los reyes de Europa se
habían plegado a las exigencias de los Rothschild de introducir un banco central de su
propiedad excepto un zar ruso después de las guerras napoleónicas. Por tanto, Rusia
era un objetivo a batir por la plutocracia para ampliar negocios y lo fue para muchos
campesinos que vieron con Lenin la confiscación de sus tierras para dárselo a los pobres
(léase para los mandamases del partido comunista) y con Stalin pudieron apreciar las
purgas donde se mataba gente simplemente para que la gente obedeciera ciegamente
al régimen y donde se mató de hambre a varios millones de campesinos ucranianos
robándoles las cosechas y dejándoles morir con total impunidad. Un régimen de
asesinos financiado por los plutócratas para su propio beneficio personal, a costa de
millones de personas que fallecieron o tuvieron que soportar un régimen de locos.

Recuerde siempre esta frase: el comunismo marxista es la sociedad ideal para


la plutocracia, pues ellos se mantienen en la cúspide invisible del poder,
mantienen el control total de la población mediante sus “gerentes” (los amos del
partido comunista) y si esta sociedad fuera llevada a cabo a nivel mundial,
volveríamos a una época del feudalismo totalitario, que es lo que se pretende con el
“nuevo orden mundial”, donde los superricos se sentirían seguros de un aparato
estatal que solo les serviría a ellos y donde la pobreza y el hambre del resto, sería
indiferente a estos rojos paranoico - esquizofrénicos como Stalin. Eso es lo que
intentan: el dominio total sobre la humanidad. Lo hicieron en el pasado asesinando
impunemente a quien les llevaba la contra y creando un sistema parasitario de
banca central privada controlada por ellos a través de los gobernantes de turno que
son comprados por dinero para ejecutar sus políticas de destrucción económica
promonopólica después de lo que se configuró entre 1944 y 1971 que tuvo gran
importancia para el desarrollo de las sociedades occidentales y sus clases medias.

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -5-


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Keynesianismo.

La doctrina de Keynes se basa en el supuesto político benefactor que controla el Estado


mediante el intervencionismo para evitar las crisis a través de la política fiscal y la acción
de todo tipo de obras públicas para disminuir el desempleo y equilibrar la economía.
Con las ideas de Keynes se creó el “superestado”, algo que se intentó soslayar a partir
de los ’70. No está demostrado que las políticas keynesianas de F. D. Roosevelt
condujeran a la recuperación de EEUU. Es más, en 1.937 hubo otra recesión. Solo la
II Guerra Mundial acabó con la crisis. Lord Keynes tuvo un fallo: no vio la repercusión
de las bancas centrales controlando el Estado a través de políticos serviles. La emisión
del dinero por banqueros privados, en pocas manos, hace que la economía esté
dirigida, no por gobiernos, sino por potentados financieros que manejan los hilos desde
los tipos de interés y dan prioridad a sus empresas y conglomerados bancarios para
maximizar sus beneficios a espaldas de la gente. Mientras, una pléyade de
funcionarios y políticos, adscritos a los ideales de los plutócratas, dirigen la nación
desde la política monetaria, donde algunos asientos son ocupados y designados por
políticos, cuando todos son parte de la trama de manejar el estado para sus intereses.
“Dadme el control del dinero y no me importa quien haga las leyes” (Rothschild). Esa
frase resume el poder oculto y real que tiene la plutocracia y que no es ninguna teoría
de la conspiración. Lord Keynes fue un traidor y un aprovechado de la situación de la
crisis de 1929, de la que quiso vanagloriarse creando la doctrina “perfecta”, que no
fue. Si se le atribuye el origen de la macroeconomía, es inconcebible como, dando la
importancia que le dio al Estado, no se diera cuenta que la política monetaria y la
emisión del dinero debe ser un asunto estatal y no de plutócratas que interfieren en la
economía para dañarla simplemente por dirigirla hacia sus intereses. Es inconcebible
ese error de bulto de uno de los más grandes economistas de la historia. Es
probable que tuviera amistad con algún banquero, pues en caso contrario no es
comprensible. El Estado, por supuesto que tiene que jugar un papel importante en la
economía: reducir la burocracia, los puestos elegidos a dedo, el número de
políticos y funcionarios, el capitalismo de amiguetes (entre gobernantes y lobbies).
Por cada “funcionario” que deja de trabajar en el sector público, se ganarían varios
puestos en el sector privado al bajar el nivel de impuestos a las clases medias y bajas,
que son las ÚNICAS que pagan impuestos de verdad, como todos sabemos. Pero el
Estado debe ser soberano en el manejo de la política monetaria, el que debe emitir el
dinero de un Estado y el que debe autofinanciarse desde un organismo autónomo
de empleados públicos sin conexión con el gobierno de turno, quien debe manejar
los tipos de interés. Y si además se llegara al consenso que la banca debe ser con
reserva del 100 %, se evitarían las crisis bancarias. Entonces existirían bancas
comerciales privadas con coeficiente de caja 100 % y banca central pública manejada
por el ESTADO. El dinero sería creado / destruido según la necesidad de sus
ciudadanos y empresas de acuerdo a una buena política monetaria de empleados del
Estado ajenos totalmente al gobierno y no por un multiplicador bancario maléfico que
hace disminuir las rentas de los ciudadanos y devaluar las monedas, crear burbujas
inmobiliarias o de activos, que junto con la banca central en manos de los
plutócratas crean los ciclos económicos, asfixiando a los Estados hasta la debacle
económica que solo beneficia a esos rentistas de alto copete a cuenta de los
ciudadanos.

Escuela austriaca.

Enfatiza excesivamente las libertades individuales, cuando la sociedad demanda


libertades públicas. El Estado no debe intervenir. No explica una forma de corregir los
ciclos económicos, aunque acertadamente expone como se producen (bancas centrales
privadas y sus tipos de interés). Ha tomado una deriva de “proposiciones dogmáticas”
alejándose de las matemáticas en economía mediante la praxeología: ningún ente

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -6-


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(agente económico) puede saber nada del mercado, se afirma. Considero esta
escuela radical, aunque tomo de ella la crítica al sistema de banca central privada por
parte de los plutócratas, donde sí afirmo que es un tipo de planificación central
sovietista pero para enriquecimiento de los plutócratas propietarios de los bancos
acoplados a los mecanismos de banca central. Valoro que el funcionamiento de
banca central debe recaer en el Estado (en esto choco totalmente con esta
escuela) y que los bancos deberían tener el coeficiente de caja al 100 %. Los
ciudadanos no deberían obtener interés por depositar el dinero en los bancos a
cambio de la seguridad de nunca producirse pánicos bancarios, y que los
bancos deberían dar préstamos a interés, promoviéndose la banca pública estatal,
en manos de empleados no elegidos por nadie salvo por meritocracia. El sistema
tendería a que los bancos privados desaparecieran pues la ganancia ya no sería la
misma de antes, o bien, a bancos privados pequeños que operarían con baja
estructura. El error capital de esta escuela es recurrir a echar la culpa de todos los
males al Estado, cuando la situación real es la de incrustación en el Estado de
políticos que sirven a amos del dinero y lobbies empresariales que orientan las
políticas del Estado a maximizar sus beneficios con la ayuda del poder político,
olvidándose del ciudadano en general, al que dicen representar...

Monetarismo, escuela de Chicago (neoliberalismo).

El monetarismo supone un antagonismo feroz contra el keynesianismo anterior.


A principios de los ’70 se vivió una época en el mundo occidental con fuerte
inflación y elevada tasa de desempleo con bajo nivel de crecimiento, producida
mayormente por el elevado precio del petróleo que lo encareció unilateralmente la
OPEP. Se conoció como período de estanflación (estancamiento e inflación
conjuntos). Esta situación no estaba recogida en la “biblia” keynesiana.

Los monetaristas toman parte de los postulados del liberalismo clásico y lo adaptan
a los tiempos modernos enfatizando el uso de la política monetaria para poder
contener la inflación y descender la tasa de empleo aplicando tipos adecuados a
través de la banca central. Es un modelo que sirvió para hacer descender la
inflación en EEUU desde 1983, acelerar el crecimiento y descender la tasa de
paro. En sí, la doctrina económica preconiza la no intervención estatal, pero a la
hora de la verdad, los diferentes gobiernos occidentales han aplicado políticas
intervencionistas en mayor o menor medida. Un acierto político fue la disminución de
los impuestos, si bien, se aplicó mayormente a la plutocracia, lo cual hizo acrecentar la
desigualdad entre ricos y pobres. La práctica del monetarismo en los países por parte
de los gobiernos podría decirse que es el neoliberalismo y sus efectos más
perniciosos son la mayor preponderancia de los sectores bancario e inmobiliario y el
aumento espectacular de la deuda soberana por la libre flotación del dólar y la libertad
de emitir billetes por parte del Sistema de Banca Central a costa de empobrecer al
ciudadano. Fallos graves achacados a esta ideología económica son: desregulación
financiera que ha posibilitado el derrumbe financiero en 2008; las bancas centrales en
manos privadas son las que controlan la economía, mediante la política monetaria
y lo hacen con una autoridad mayor que la que tienen los presidentes de gobierno,
pues según la propia doctrina, la capacidad de realizar ajustes macroeconómicos es
fundamentalmente obra de la política monetaria y no la intrusión de los gobiernos en
la intervención de la economía. Queda claro que quien realmente controla la
economía, no es el gobierno legítimamente elegido por el pueblo sino la
plutocracia a través de la herramienta de tasar el tipo de interés del banco central.
Esta ideología es contraproducente con el progreso de la ciudadanía, el bienestar
social, el crecimiento sostenido y un nivel de salarios adecuado. La aplicación de
las políticas monetaristas podría decirse que son “clasistas”: benefician a la
plutocracia junto a los políticos corruptos vendidos a sus intereses y hace que la clase
media se vea apocada. Además, comparte la idea de la globalización que consiste en
José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -7-
Ensayos sobre economía, política y religión.
que los grandes capitales desplazan y deslocalizan fábricas libremente, sin importar
si los países respetan derechos humanos, producción de calidad o contaminación
medioambiental, de acuerdo a la obtención del máximo beneficio individual a los
dueños y accionistas con lo que se destruyen puestos de trabajo en el mundo
occidental a costa de realizar inversiones en otros lugares por el menor coste de la
mano de obra, lo cual resulta en un retroceso en el bienestar social conseguido hace
décadas en nuestras democracias liberales occidentales y daña al unísono a los
trabajadores locales receptores de las nuevas fábricas pues sus salarios son
generalmente esclavistas o de mera supervivencia. Cuando ese país logra un nivel
salarial un poco más aceptable para la masa laboral, nuevamente la empresa se
deslocaliza a otro país aún más pobre, no logrando mejorar el nivel de vida de ese
país, por lo que las grandes empresas con la globalización han conseguido
enriquecerse groseramente mientras no han ayudado a enriquecer a las
poblaciones locales para que salgan de su pobreza y su malestar. El
neoliberalismo persigue un capitalismo depredador con el slogan de la ley de la
selva, donde el pez más grande se come al más pequeño y para ello el Estado
debe ser servil a la plutocracia, a las grandes multinacionales, adecuando las
políticas fiscales para que paguen más impuestos los obreros y los técnicos que
los grandes directivos y los plutócratas, que eluden tal carga impositiva vía
legislación estatal favorecedora (para eso sí interviene el Estado) o acuerdos con
bancos y cuentas en paraísos fiscales, lo cual supone un fraude fiscal por evasión
de impuestos tolerado entre las altas esferas, pero no perdonado al ciudadano de a
pie quien paga la totalidad de los impuestos abusivos para ellos.

Teoría de las expectativas racionales.

Se basa en la falsa hipótesis de que los agentes promedio del mercado tienen
opiniones racionales para actuar en la economía de acuerdo al conocimiento de
situaciones pasadas o señales del mercado. Es todavía más crítica con la
intervención estatal, en el sentido que afirma que no debe interferir nada, al igual que
lo afirmaba el liberalismo clásico. Esta teoría está igualmente defendida por la
plutocracia pues subyace en su mensaje que, por ejemplo, en situaciones de
negociación entre patronos y trabajadores, estos últimos cederán ante la presión de
aquellos debido a la no existencia de pleno empleo, lo que otorga más poder a los
empleadores y una transferencia de riqueza desde las clases más populares
hacia las más ricas a medida que se sube en el escalafón monetario. Cuando un
cliente va a un banco y firma una hipoteca con trampas, ¿el cliente es conocedor de
la expectativa racional de dicho acuerdo? En la realidad existe en el mercado agentes
que conocen muy bien desempeñar su papel para velar por sus intereses y en una
economía depredadora y materialista, el conocimiento está en pocas manos. Incluso la
nueva tecnología de HFT (negociación de alta frecuencia en la compra/venta de
acciones bursátiles) ha convertido a los antiguos y experimentados brokers en
dinosaurios sin capacidad para operar ante este tipo de herramientas, aunque siguen
trabajando en el mercado como pueden ante tal competencia desleal basada en
algoritmos matemáticos con un millón de operaciones por segundo. Por lo tanto, esta
teoría se sustrae en falsedades basadas en empirismo pseudoestadístico.

En resumen, después de analizadas todas las principales corrientes económicas


vemos que NINGUNA sirve para la realidad económica de todos los
agentes económicos: ricos, clase media y pobres. Todas están
empozoñadas en demostrar argumentos y contraréplicas pero ninguna
soluciona el problema de la economía que para mí es así de simple:

“un sistema económico debe servir a la sociedad, no a individuos y la


libertad colectiva de tener trabajo y pan es superior a la libertad de unos
elegidos que se hicieron o hacen ricos no necesariamente de forma ética”.

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -8-


Ensayos sobre economía, política y religión.

Por lo tanto, ¿qué definiría un sistema económico que persiguiera el bienestar de


la mayoría de ciudadanos, sabiendo de antemano que es imposible el
igualitarismo económico (siempre habrá ricos y pobres)?

1) Sobre los Estados.

Los Estados deben de existir. Un Estado mundial, tal y como se preconiza en


algunos medios, sería un ente burocrático planificador de corte nazicomunista
donde solo se beneficiarían los ricos pertenecientes a la gran plutocracia. Los
Estados deberían manejar la política monetaria, emitir la moneda, sin banqueros
privados y autofinanciarse sin interés para beneficiar a todos los agentes de la
sociedad. Debería no inmiscuirse ningún gobierno en el órgano de la política
monetaria que estaría encabezado por un banco central público regido por
empleados públicos tecnócratas sin procedencia de bancos privados (sería eximente
para el cargo).

La política monetaria sería transparente al gobierno y a los ciudadanos y


seguiría directrices de perseguir la inflación (emisión o retirada de billetes según se
precise) y no existiría préstamo a interés del departamento del tesoro hacia el Estado,
que solo sirve actualmente para lucrar a los plutócratas a costa de succionar
riqueza real de los trabajadores y empresas más pequeñas. Además, sería posible
conseguir una inflación cero continuada en el tiempo, pues la deuda de los países con
los banqueros se quitaría de un plumazo cuando se iniciase este sistema: ya jamás se
endeudaría un Estado por pago de intereses a banqueros avariciosos de la renta
que le proveen los ciudadanos más pobres (¿sabía Ud. esto?). Sin deuda y
controlando el Estado su política monetaria sin injerencias plutocráticas, los países
progresarían. Tenga en cuenta que la mayor emisión de dinero por parte de las
bancas centrales privadas crea también inflación (el dinero vale menos cuando es
excesivo) y es precisamente uno de los objetivos que dice controlar…

2) Sobre la globalización.

Respecto a la mundialización o globalización cabe decir que solo ha servido


para satisfacer los intereses de la gran plutocracia económica, no habiendo
importado la desertización industrial en ciertas áreas occidentales ni el bienestar de
la mayoría. Ha sido perpetrada por políticos corruptos comprados por la gran
plutocracia internacional con el engaño de que era benéfica para el intercambio entre
naciones y todo ello con el poderío de las Todopoderosas Bancas Centrales
propiedad de los ricos listillos que no inteligentes. Por tanto, es urgente revisar los
acuerdos de la OMC y los tratados bilaterales entre países, frenar la
deslocalización de empresas haciendo que los gobiernos impriman impuestos por
realizar este tipo de prácticas depredadoras de las grandes empresas y se vigile
que las mercancías fabricadas fuera de nuestra órbita occidental carguen con la
sobretasa por contaminación, no producción de calidad de acuerdo a nuestros
estándares o por explotación laboral. Los trampeos de dumpings deben ser abortados
y enseñar a los tramposos las reglas del juego. En ese aspecto, Trump ha imprimido
una auténtica revolución (que felicito) por llevar a cabo la no adscripción al acuerdo
TTP sencillamente porque era pésimo en empleo para su país. La única forma de que
exista un auténtico librecomercio es cuando se den las circunstancias de paridad
salarial, derechos humanos, contaminación ambiental y normas de producción
adecuadas. Esto solo es factible con una única moneda mundial (luego se
explicará). Un gobernante debe servir a su país y no a intereses plutocráticos. Por esa
razón, Trump es severamente criticado por monos de feria como Soros y por
artistas de Hollywood que ven perder dinero si tuvieran que pagar los impuestos
que les correspondería si realmente hubiese un gobierno noble para el pueblo.
José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 -9-
Ensayos sobre economía, política y religión.
2) Sobre la moneda universal.

Se debe desarrollar una moneda universal, a nivel mundial, respaldada por todos
los Estados del mundo. Podría ser dinero fiduciario. La ventaja es que no habría
corrientes especulativas como la de Soros que hundió la libra esterlina en 1992 y
produjo tres devaluaciones consecutivas de la peseta en tiempos de Solchaga y
González. Para que un sistema fiduciario de dinero universal funcione, es necesario
que cualquier tipo de pago fuera de él sea no consentido. Lo mejor es idear un
sistema en el que el pago se realice sobre cuentas electrónicas y el dinero físico
desaparezca. Es una forma de que el fraude fiscal, no exista y no se originen fugas
de dinero que perjudican a todos con monedas trampa. En mi opinión, las nuevas
monedas electrónicas tipo bitcoin son una estafa tipo Ponzi, además que encubren
transacciones que son muy dificultosas de seguir y donde, probablemente, se lavará
dinero de narcotráfico y terrorismo.

Una moneda universal tendería a igualar salarios, rentas entre naciones,


alcanzando lenta pero progresivamente el equilibrio si se mantiene la política
gubernamental de penalizar a los empresarios que deslocalizan empresas que es algo
que nadie ha hecho pues la plutocracia dice que "el Estado no debe intervenir", mas
yo creo que lo debe hacer por la mayoría de la población y no por el beneficio de 4
engreídos rentistas del Estado a través de su manipulación siniestra de las bancas
centrales. Debería de darse la circunstancia de que, si un país negocia con otro,
éste debería obligarse a intercambiar con el otro por una cantidad similar, no
necesariamente en un año, pero sí en un período de 5 años (por ejemplo) y por ley
internacional, el país que se encuentre en desventaja comercial tras el período de
intercambio, recibir las divisas correspondientes finalizados esos años. Es otra
forma de alcanzar equilibrios comerciales con LEY. Si se quiere participar en
negocios bilaterales entre Estados, se debe atener a acuerdos comerciales sanos, que
sería una forma de equilibrar las naciones.

3) Sobre la anulación de las deudas estatales.

Se debe practicar un reseteo mundial de las deudas contraídas por los Estados con
las bancas comerciales a través de las bancas centrales privadas por haber
servido a destruir desde dentro la saneabilidad económica de los Estados durante
mucho tiempo. Si el Estado es capaz de fabricar el dinero para autofinanciarse, no
necesita de intermediarios que les han gravado intereses. Lo más alevoso de estos
préstamos dinerarios al Estado, que suelen ser mediante bonos, es que mientras la
banca central suele prestar a los bancos con un interés bajísimo, al Estado se le
realiza el préstamo a un interés elevado y quien lo paga son los ciudadanos. Por lo
tanto, toda la deuda que poseen los Estados con los bancos debería ponerse a cero y
comenzar con un sistema robusto que posibilitase la no vuelta al endeudamiento con
bancos jamás.

4) Sobre los bancos comerciales y su reserva del 100 %.

Se debe implementar el funcionamiento de los bancos comerciales con reserva 100


%. Todos los depósitos de los clientes deben estar respaldados totalmente y
queda prohibido prestar de las reservas de los depósitos. Si un banco realiza
préstamos o créditos lo hará con dinero aportado extra por el banquero o bien por
el capital obtenido por los tipos de interés que cobre a los clientes en los préstamos.
Todo depósito no reportará ganancia a los depositantes dado que la seguridad del
dinero es total, es decir, el banco no pagará interés alguno a los clientes. Esto
incentivará que el dinero esté en circulación creando empresas y empleo que
produzcan bienes y servicios en la economía real. La economía especulativa o de
casino propia del capitalismo financiero neoliberal debe morir. Muchos directivos
José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 - 10 -
Ensayos sobre economía, política y religión.
bancarios se deberían dedicar a producir bienes y servicios en otros sectores, que es
en esencia en lo que consiste el CAPITALISMO.

5) Sobre el perfeccionamiento de la democracia (sin esto no se puede dar


ningún punto señalado).

Ahora entramos en el terreno político, pues si no se cambia el sistema de


“democracia” actual, la corrupción, el nepotismo y el “capitalismo de amiguetes” no
podrá remediarse este sistema económico fallido. En Atenas hace unos 2.500
años se creó la DEMOCRACIA (con mayúsculas). Lo que existe ahora es un
sucedáneo adulterado. Los hombres atenienses se aseguraron un período de varios
cientos de años de gobiernos que evitaron a los tiranos. La forma fue muy fácil: incluir
solo a los aptos para gobernar y sortearlos. Esta es la mejor forma de gobierno. El
partido político supone un poder excesivo a un grupo de personas, los cuales entran
en él sin demostrar ni habilidades ni capacidades, pero de acuerdo a su locuacidad
dialéctica de “fachada intelectualoide” o trepismo pelotillero pueden llegar a ser
elegidos como candidato a gobierno.

Existen muchas imperfecciones dentro de un partido, al menos en España: votan


todos lo que dice su jefe de partido (por fidelidad), llevan años de camaradería lo que
puede conducir a establecer contactos con lobbies una vez en el poder y no se
asegura la competencia ni aptitud de los políticos salidos mediante votación electora
y ni siquiera representan a demarcaciones territoriales (lo del Senado no funciona).
Por lo tanto, debería existir un sistema que evaluase la candidatura de los
ciudadanos que quieran ser políticos, sin adscripciones políticas de partido y que
una vez fueran sorteados, se dedicaran a gobernar para el pueblo (no para ellos
mismos o las empresas que les han apoyado).

Este sistema ayudaría a que, una vez rellenados los nombres de los políticos
sorteados en todos los niveles políticos (administración central, diputación provincial y
ayuntamientos, pues las autonomías españolas deberían ser desmanteladas), estos
no tendrían por probabilidad vinculación alguna y cuando se debatieran asuntos
políticos se realizaría de acuerdo a criterio personal, no el del partido que es
excluyente, convenido y contrasentido (no es lógico que cuando el PSOE de
Felipe González cambió de chaqueta sobre el referéndum de la OTAN, Manuel Fraga,
líder de AP pidiera el “no” simplemente por ser la oposición, cuando su ideología
era más propia que el partido en el poder para el “sí”).

Un gobierno tecnocrático a todos los niveles sin partidos disminuiría la


corrupción. Además, debería poder dejar al pueblo que cada 6 meses (creo la cifra lo
más correcta) evaluara la actuación de sus gobernantes para así evitar la
justificación de algunos políticos listillos mentirosos en sus programas electorales que
tras cambiar sus políticas nada más llegar al poder adujeron que “a ellos los ha
elegido el pueblo por 4 años”. Y se puede hacer, para eso tenemos internet. No se
puede permitir que un presidente de gobierno que solo sigue las directrices de los
plutócratas y sus allegados políticos destruya un país con mentiras que son las que le
han llevado al poder. Sobran promesas políticas en un sistema sin partidos políticos y
falta voluntad de gobernar para el pueblo.

Eso es Democracia y no la existente en España actualmente, donde ni hay


separación de poderes ni jueces capaces de juzgar a tanto delincuente político,
bien porque son elegidos por los propios políticos bien porque carecen de las
herramientas y los tiempos adecuados para ello quizás frenados por la propia
burocracia gubernamental que lo promueve para que el poder ejecutivo tenga
preeminencia. La separación de poderes en un Estado es ELEMENTAL para el
buen funcionamiento de la Democracia y en EEUU sí existe dicha separación, mas
no en España, mal que nos pese.

José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 - 11 -


Ensayos sobre economía, política y religión.
6) Las doctrinas económicas benefician TODAS a la clase plutocrática.

Las doctrinas económicas sirven para economistas de gabinete. Soy ingeniero


industrial, pero tengo conocimientos de economía suficientes para saber que
todas estas patrañas que se ha ido vertiendo a lo largo de la historia desde
después del mercantilismo solo han servido para que la plutocracia crezca
inconmensurablemente mientras la clase media, si bien se desarrolló en el
período de vigencia de Bretton Woods, no fue debido a las medidas keynesianas de
intervencionismo estatal sino a la justicia fiscal de pago de impuestos de la clase rica
que era de más del 90 % en EEUU a finales de la II Guerra Mundial y llegó con
Reagan a bajar del 70 al 24 %, siendo un error económico garrafal: la carga fiscal no
puede recaer en las clases medias pues entonces decae el consumo y la economía.
Es más, incluso el comunismo sirvió para que los grandes capitanes de la industria y
de la banca, establecieran vínculos con la URSS para lucrarse mientras los
campesinos eran expropiados de sus tierras, lo cual hace ver claramente que nos
han estafado con el comunismo: es otra de las herramientas de la plutocracia para
encontrar mano de obra más dócil y barata. Mientras los estados se desangraban en
guerras absurdas como la de Vietnam, Rockefeller estaba parlamentando con el
criminal Mao para instalar allí sus bancas y alertarle de la planificación china de
hijo único, pues según los plutócratas sobramos aproximadamente el 80 %
de las personas del planeta (¿no serán ellos los que sobran?) según la tesis
malthusiana ridícula que ya fue ampliamente contrastada como falsa hace ya un siglo.

Conclusiones.

En definitiva, la libertad individual de los clásicos, del monetarismo y de la teoría de


las expectativas racionales es una majadería que sirve a los ricos para justificar una
mayor desigualdad que se va acrecentando cada vez más y la estupidez supina de
aseverar que la política monetaria es la que se encargaría de regular las variables
económicas es una falacia fácilmente contraargumentable, pues dicho instrumento se
encuentra en manos plutocráticas y no en el Estado, a pesar que, algunos sillones
de los bancos centrales los ocupen gente del gobierno, que tienen enlaces directos
con los propios amos del dinero.

El mundo está gobernado por una plutocracia a la que los ciudadanos de a pie
les importamos un carajo. Se introdujeron en los gobiernos a través de sus bancas
centrales. Rothschild “compró” el Banco de Inglaterra con una maniobra sucia
de espionaje de lo que ocurrió en la Batalla de Waterloo. Desde entonces hasta
ahora, estos personajes, junto con otras familias de banqueros han ido
monopolizando el mundo y en cada crisis económica han aprovechado para
arruinar a todos aquellos donde poder succionar riqueza. El instrumento de
maquinación soviética de la banca central en manos privadas junto con la
coordinación de las bancas con reserva fraccionaria catapultó la economía a un
colapso sin parangón en 2008, como lo hicieron anteriormente en otras crisis. La
secuencia de hechos siempre es la misma: se lanzan tipos bajos en el período de
recuperación económica y las empresas y ciudadanos son optimistas tomando
préstamos por la bonanza; al cabo de algún tiempo, los tipos de interés suben y
algunas empresas comienzan a tener impagos, lo cual crea una expectativa de
alerta que lanza a los inversores a la retirada, lo que ocasiona el final del ciclo en
recesión-depresión. Por tanto, las "expectativas racionales" son creadas por los amos
del dinero que dirigen a la ciudadanos y empresas desde arriba, contemplándonos
como hormiguitas para quedarse con todo lo que tenemos cada vez que ellos dirigen
el Estado desde la trastienda de la Banca Central.

En definitiva, los ciclos económicos son originados por el instrumento del tipo de
interés de la Banca Central que crean ilusiones en los inversores y ciudadanos,
engañando sobre la situación, descoordinando la economía para lanzarla hacia un
exceso de crédito acabando en la ruina de miles de empresas y ciudadanos, que
José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 - 12 -
Ensayos sobre economía, política y religión.
pierden su riqueza en favor de los bancos, catalizadores de esa transferencia de
los menos ricos hacia los plutócratas.

Descrita la solución e ideados los remedios tan solo hay que esperar que alguien
aplique definitivamente la solución final al caos económico para que la plutocracia no
sea la que esté incrustada en los estados como un virus parasitario que succiona
de los contribuyentes para hacerlos día a día más pobres. En el mundo, el que debe de
mandar es el ciudadano a través de gobiernos que tengan la capacidad y las
herramientas para desmontar un sistema económico que nos está llevando a la ruina
poco a poco.

Sirva este escrito para alertar al lector sobre los peligros que padecemos gracias a
los instrumentos que funcionan solo para la plutocracia engreída y heredada que no
posee ni mérito ni destreza. Se han mostrado las formas fáciles de hacer que los
gobiernos sean democráticos de verdad y el dinero sea canalizado desde el
Estado y no por personas que tienen intereses creados en su continuo y exponencial
enriquecimiento a costa de nuestro empobrecimiento general.

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José Manuel Gómez Vega, 08/04/2018 - 13 -

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