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cupados por el reto que el conflicto armado y data de hace más de medio siglo− impone al periodismo la ne-
Germán Castro Caycedo
la construcción de la paz imponían al periodis- cesidad de adentrarse en su historia, sus causas, consecuencias,
mo colombiano, se unieron con el objetivo de protagonistas y determinantes. En forma simultánea, le exige Daniel Coronell
crear espacios de reflexión, de capacitación y introducirse en los caminos viables para la consecución de paz y Vladimir Flórez
de información alrededor del tema; así nació de reconciliación, entre ellos, las alternativas de negociación con
Medios para la Paz. En ese momento es la las guerrillas −otro de sus actores−, el destape de los vínculos y Camilo González
primera organización profesional en abrir el los efectos del negocio de las drogas ilícitas, motor del conflicto, la Arturo Guerrero
debate en torno a los dilemas inherentes al pérdida de los valores y el auge de múltiples y variadas formas de
María Teresa Herrán
cubrimiento de nuestra guerra interna, los corrupción pública y privada, así como de los intereses geopolíticos
procesos de negociación y el posconflicto. y económicos que subyacen a la guerra interna. Claudia López
Desde entonces y a lo largo de esta primera Pero sin duda, los desafíos más importantes de los medios de Jorge Julio Mejía S.J.
década, la misión institucional ha consistido información, los periodistas, los reporteros y los analistas se re- Álvaro Sierra
en alertar a los colegas sobre los riesgos de lacionan con los derechos de las miles de víctimas del conflicto
la otra guerra: la de la desinformación que armado “invisibilizadas” en forma reiterada, y con los derechos de
libran todos los guerreros sin excepción por la sociedad a conocer la verdad y a no olvidar, requisitos esenciales
apoderarse de la verdad, por manipularla, por para la construcción de la verdad judicial y la memoria histórica Comisión Diez Años Medios
secuestrarla. sin las cuales no es posible la reconciliación y la paz. para la Paz
Para lograr sus propósitos, el énfasis de Medios Sin embargo, no existe una conciencia generalizada en el país de Mauricio Beltrán
para la Paz se ha centrado en elevar la calidad cómo los medios de comunicación, los periodistas y los comuni- Héctor Fabio Cardona
de la información y el nivel profesional de cadores pueden aportar en forma decisiva a la construcción de la
Diana Losada
miles de colegas, la mayoría de ellos ubicados memoria, la verdad y la no impunidad, pese a que las noticias y
en las regiones, en donde se vive más de cer- los relatos que se derivan de su trabajo hacen parte de ello. Gloria Moreno
ca el conflicto, los reporteros se sienten más
Yamile Salinas
amenazados y la información se encuentra
más amordazada. Mónica Velásquez
Hace diez años un grupo de periodistas preo El conflicto armado altamente degradado y deshumanizado −que Autores
cupados por el reto que el conflicto armado y data de hace más de medio siglo− impone al periodismo la ne-
Germán Castro Caycedo
la construcción de la paz imponían al periodis- cesidad de adentrarse en su historia, sus causas, consecuencias,
mo colombiano, se unieron con el objetivo de protagonistas y determinantes. En forma simultánea, le exige Daniel Coronell
crear espacios de reflexión, de capacitación y introducirse en los caminos viables para la consecución de paz y Vladimir Flórez
de información alrededor del tema; así nació de reconciliación, entre ellos, las alternativas de negociación con
Medios para la Paz. En ese momento es la las guerrillas −otro de sus actores−, el destape de los vínculos y Camilo González
primera organización profesional en abrir el los efectos del negocio de las drogas ilícitas, motor del conflicto, la Arturo Guerrero
debate en torno a los dilemas inherentes al pérdida de los valores y el auge de múltiples y variadas formas de
María Teresa Herrán
cubrimiento de nuestra guerra interna, los corrupción pública y privada, así como de los intereses geopolíticos
procesos de negociación y el posconflicto. y económicos que subyacen a la guerra interna. Claudia López
Desde entonces y a lo largo de esta primera Pero sin duda, los desafíos más importantes de los medios de Jorge Julio Mejía S.J.
década, la misión institucional ha consistido información, los periodistas, los reporteros y los analistas se re- Álvaro Sierra
en alertar a los colegas sobre los riesgos de lacionan con los derechos de las miles de víctimas del conflicto
la otra guerra: la de la desinformación que armado “invisibilizadas” en forma reiterada, y con los derechos de
libran todos los guerreros sin excepción por la sociedad a conocer la verdad y a no olvidar, requisitos esenciales
apoderarse de la verdad, por manipularla, por para la construcción de la verdad judicial y la memoria histórica Comisión Diez Años Medios
secuestrarla. sin las cuales no es posible la reconciliación y la paz. para la Paz
Para lograr sus propósitos, el énfasis de Medios Sin embargo, no existe una conciencia generalizada en el país de Mauricio Beltrán
para la Paz se ha centrado en elevar la calidad cómo los medios de comunicación, los periodistas y los comuni- Héctor Fabio Cardona
de la información y el nivel profesional de cadores pueden aportar en forma decisiva a la construcción de la
Diana Losada
miles de colegas, la mayoría de ellos ubicados memoria, la verdad y la no impunidad, pese a que las noticias y
en las regiones, en donde se vive más de cer- los relatos que se derivan de su trabajo hacen parte de ello. Gloria Moreno
ca el conflicto, los reporteros se sienten más
Yamile Salinas
amenazados y la información se encuentra
más amordazada. Mónica Velásquez
La palabra desarmada
Futuro del periodismo en Colombia
La palabra desarmada
Futuro del periodismo en Colombia
Noviembre de 2008
Bogotá, Colombia
Autores
Camilo González
Álvaro Sierra
María Teresa Herrán
Vladimir Flórez (Vladdo)
Claudia López
Daniel Coronell
Germán Castro Caycedo
Jorge Julio Mejía S.J.
Arturo Guerrero
Coordinadora general
Marisol Manrique
Editora
Marcela Giraldo
Coordinadora editorial
Nathalia Salamanca
Fotografía de portada
Jesús Abad Colorado
Diseño y fotografías autores
Imaginé Photography and Design
Diagramación y armada electrónica
Formato Comunicación Diseño Ltda.
Impresión
Offset Gráfico Editores S.A.
Con el apoyo de
Fundación Cajasol
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
Contenido
Presentación
El compromiso con la información nos plantea nuevos retos 3
Introducción
¿Tiene futuro el periodismo en Colombia? 5
Somos conscientes de que el debate debe ser permanente y que estos espacios
–con los colegas, los directores, los propietarios de los medios, los decanos, los
docentes y los estudiantes de facultades de periodismo– deben seguir siendo
el punto de partida para cuestionarnos sobre las debilidades en el cubrimiento
periodístico del conflicto. Aún así, resulta grato encontrar que en los procesos
iniciados hace varios años, hoy continúa siendo una constante la vinculación
a estos ejercicios de reflexión y la disposición de los periodistas para explorar
nuevos temas y enfoques.
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
mejor oficio del mundo”1 y él mismo sustentaba que también era la posibilidad
de pagar la deuda que tenemos con los “miles de muertos, desplazados, desa
parecidos, torturados, amenazados, secuestrados, extorsionados” y la forma de
“dejar ejemplos históricos escritos y audiovisuales a las nuevas generaciones de
colombianos”.
Por ello la misión de Medios para la Paz ha consistido en llegar a estos espacios,
no con una verdad revelada ni un instructivo de cómo ser periodistas respon-
sables, sino todo lo contrario. La Corporación se ha propuesto brindar paso a
paso un acompañamiento a los periodistas, ofrecerles capacitación (a lo que por
lo general no tienen acceso por factores económicos o de tiempo), compartir
algunos saberes sobre el oficio y tener la disposición para identificar tanto las
particularidades que se dan en cada región en el ejercicio del periodismo, como
las alternativas o salidas para lograr proteger la información y desincentivar el
uso de prácticas nocivas.
1 Lozano, Wilson. 2006. En: Con esta publicación la Corporación brinda su aporte a un mejor ejercicio de
Prensa, conflicto armado y región.
Medios para la Paz, Pontificia la profesión. Los 88 miembros de la Corporación le hemos “medido el pulso” al
Universidad Javeriana y Progra- periodismo en estos diez años de labores ininterrumpidas y hemos identificado
ma por la Paz del Cinep. Primera
edición, julio, Bogotá. las prioridades sobre las que es urgente trabajar y actuar.
Presentación
Esta publicación que sale a la luz con motivo de cumplirse una década de trabajo
surge de la iniciativa de una comisión conformada por miembros de la Corpora-
ción y recoge el fruto de la actividad de este grupo de periodistas y profesionales
de varias disciplinas, cuyo punto de encuentro es la convicción por informar con
responsabilidad en tiempos de conflicto y por su decidida e irrevocable vocación
por la construcción de paz en Colombia.
Saludo a Medios para la Paz
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Algo hay de azar en el destino final de un libro. Precisamente porque los destina-
tarios del texto son diversos, heterogéneos y, en su inmensa mayoría, anónimos
lectores cuyas reacciones –por fortuna– no podemos controlar; ni aun siquiera
prever con exactitud. Pero el dardo, pacífico desde luego, está lanzado y vuela
en busca de dianas donde prenderse. Si en algo contribuimos a una mejora en las
condiciones del ejercicio profesional del periodismo en Colombia, el resultado,
por nuestra parte, será más que suficiente.
Fundación Cajasol
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¿Tiene futuro el periodismo
en Colombia?
En este camino recorrido hemos tendido puentes que han acercado orillas, por
ejemplo, entre los periodistas del centro del país y los de las regiones, entre los
periodistas de medios masivos y medios comunitarios y, también, entre perio-
distas y fuentes de información entre quienes se encuentran los académicos,
las organizaciones sociales y asimismo los actores del conflicto, los militares, los
líderes sociales y, de manera especial, la población civil.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
En forma paralela con este proceso, en el contexto internacional cada vez son
más apremiantes las obligaciones en materia de derechos humanos y del Derecho
Internacional Humanitario, las que son objeto de seguimiento y control por parte
de instancias internacionales, particularmente de la Corte Penal Internacional
encargada de combatir la impunidad y castigar a los responsables de crímenes
contra la paz y la humanidad y los crímenes de guerra, ya sea que se trate de
autores materiales o de quienes hayan ordenado, propuesto o participado en
su realización.
Pero sin duda, los desafíos más importantes de los medios de información, los
periodistas, los reporteros y los analistas se relacionan con los derechos de las
miles de víctimas del conflicto armado invisibilizadas en forma reiterada, y con los
derechos de la sociedad a conocer la verdad y a no olvidar, requisitos esenciales
para la construcción de la verdad judicial y la memoria histórica sin las cuales no
es posible la reconciliación y la paz.
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Introducción
Sin embargo, no existe una conciencia generalizada en el país de cómo los me-
dios de comunicación, los periodistas y los comunicadores pueden aportar en
forma decisiva a la construcción de la memoria, la verdad y la no impunidad,
pese a que las noticias y los relatos que se derivan de su trabajo hacen parte
de ello. Una de las conclusiones de los observatorios del diplomado promovido
por Medios para la Paz, en conjunto con el Programa por la Paz del Cinep y la
Universidad Javeriana: “Periodismo responsable en el conflicto armado” (se han
realizado seis diplomados desde 2001) se relaciona precisamente con
Deberes y responsabilidades
Todos estos factores llevaron a que los miembros de Medios para la Paz después
de una década de trabajo, consideraran necesario reflexionar sobre el futuro del
periodismo en un país que vive en forma simultánea etapas de conflicto y pos-
conflicto; así como sobre sus compromisos y responsabilidades en la construcción
de paz y en la consolidación de la democracia en un Estado Social de Derecho,
respetuoso y garante de las libertades y derechos de todos sus habitantes y sujeto
activo de la comunidad internacional.
La experiencia acumulada nos permite celebrar esta primera década con la entre
ga de este libro que comparte y recoge lecciones aprendidas no solo por Medios
para la Paz sino también por colegas que aceptaron la tarea de pensar
el futuro del periodismo colombiano.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
En segundo lugar, dado que la información es un bien público y, por ende, so-
cial, ¿cómo combatir su manipulación, como un arma de guerra, en la que se
demanda de los periodistas su incondicionalidad bajo el disfraz de conceptos
como: patriotismo, lucha contra el terrorismo, defensa de las instituciones y los
intereses nacionales, los que en múltiples ocasiones solo ocultan intereses propios
de los guerreros o de los gobernantes de turno?
En tercer lugar, ¿cuáles deben ser las estrategias para erradicar malas prácticas, entre
ellas: el uso de transporte militar para llegar a zonas impenetrables en donde ocu-
rren las noticias de la guerra, las visitas a los campamentos insurgentes atendiendo
invitaciones particulares, la existencia de relaciones personales de algunos colegas
con las fuentes armadas u oficiales que transcienden la frontera profesional, las que
a su vez ponen en riesgo las vidas de los periodistas y su independencia?
En cuarto lugar, ¿cómo aprovechar los avances tecnológicos actuales y los que
llegarán en beneficio de la calidad sin menoscabar el trabajo de campo, el
contacto personal con testigos y protagonistas de la información, en especial la
posibilidad de “escuchar” a las víctimas, condiciones esenciales de la investigación
y la valoración del contexto?
Al respecto, en uno de los cientos de talleres dictados por Medios para la Paz
escuchamos decir a un reconocido periodista colombiano:
para adelantar un buen trabajo de campo y para hacer un buen periodismo, hay
que ir al lugar de los hechos y −como mínimo− hay que anochecer y amanecer
conversando con los protagonistas de la información y observando su entorno.
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Introducción
En quinto lugar, dado que la información de prensa es una valiosa fuente para los
historiadores e investigadores sociales y judiciales nacionales e internacionales en
la construcción de la memoria histórica y de la verdad “verdadera”, así como en
el esclarecimiento de las violaciones y de sus autores ¿de qué manera se garantiza
su calidad, verosimilitud, confiabilidad y custodia? ¿cuáles son los mecanismos
para establecer canales activos de cooperación con otros colegas, otros medios
y diversas organizaciones profesionales?
En este sentido, ¿cuáles deben ser los espacios de reflexión, autocrítica y for-
mación permanentes en torno al trabajo de aquellos periodistas valientes que
se esfuerzan por investigar y estar en el lugar de los hechos, en el corazón del
horror, y de aquellos que han decidido no ser ventrílocuos de los “señores de la
guerra” y, por tanto, develar sus atrocidades, evidenciar públicamente sus mentiras
y destapar las agendas ocultas de quienes los apoyan y financian?
En este orden de ideas, ¿cuál debe ser el compromiso de los propietarios y direc-
tivos de las empresas periodísticas nacionales e internacionales para superar el
tradicional dilema entre la información como bien mercantil versus la información
como un bien público, de manera que promuevan desde sus empresas y salas de
redacción un periodismo acorde con el momento histórico, los requerimientos
internacionales en materia de derechos humanos y que ayude a la construcción
de un país en paz? En forma complementaria, ¿qué papel les corresponde a las
facultades de periodismo en la formación de profesionales mejor calificados con
nuevas habilidades que les permitan responder éticamente a dichas exigencias?
En octavo lugar, ¿cómo abordar el debate y romper el círculo vicioso entre los
ciudadanos que eluden su responsabilidad de buscar y de exigir información de
calidad y de distinguir entre las fuentes válidas y las poco confiables, al amparo
de una cultura del facilismo y la tremenda capacidad de olvido, y unos medios
que reducen su labor a satisfacer a sus usuarios?
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Si bien estas no son las únicas preguntas que debe hacerse el periodismo colom-
biano, Medios para la Paz cree que el debate en torno a ellas y sus respuestas
contribuye a la construcción de una sociedad más justa y al logro de la paz. Es
claro que el papel de los periodistas no es cambiar el mundo y que tampoco
pueden suplantar a la justicia, al gobierno, al ejército, a la policía, al congreso y
a la misma sociedad.
Para que esto sea una realidad y no una mera utopía, los periodistas colombianos
debemos realizar esfuerzos aún mayores, tendientes a conquistar la credibilidad
de los ciudadanos y a prestar contribuciones gigantescas y permanentes en la
construcción de la paz, el respeto a los derechos humanos, en general, y de ma-
nera particular, los derechos a la justicia, la verdad, la reparación de las víctimas
y, en un futuro –ojalá cercano– a la reconciliación. Asimismo, en tanto continúe
el flagelo del conflicto armado, debemos colaborar con insistencia para que este
sea menos sucio y degradado, y para que todos los combatientes sin excepción
cumplan con los estándares internacionales de derechos humanos, en especial
con el derecho de gentes y con el Derecho Internacional Humanitario.
Al respecto, no podemos olvidar que un mundo cada vez más globalizado, de-
manda del periodismo colombiano un mayor compromiso con la búsqueda de la
verdad y con la denuncia de los hechos y la elaboración de sus respectivos análisis.
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Periodismo: conflicto y posconflicto 1
Entre la guerra y la paz, el reto de los reporteros, periodistas
y comunicadores es quitarse la camisa de fuerza que
les impide aprehender los acontecimientos y escudriñar
más allá de las primeras apariencias. Esto es transcender
estrategias de comunicación concentradas en legitimar
o deslegitimar la guerra y sus respectivas categorías de
análisis para colocarse en un horizonte que permita ver el
día tras día sin perder la perspectiva del conjunto ni la de
su movimiento.
Fotografía página anterior. Adriana Vergara Montoya
Camilo González Posso
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
El periodismo En Colombia todos esos temas que la experiencia y la teoría ubican en el pos-
colombiano conflicto, cobran actualidad en medio del conflicto y de situaciones de violencia
se enfrenta a general que, pese a tendencias de disminución, continúan gravitando en todas las
nuevos retos en el esferas. Los comunicadores enfrentan las tensiones derivadas de oficialistas –fin
tratamiento de los del conflicto y pax– y de opositores –búsqueda de alternativas para una solución
temas de conflicto y política. La tercera opción, la de la paz positiva desde un pacto civil y no desde
posconflicto como las armas, también entra en el juego aunque con menor fuerza.
resultado de las
transformaciones En los medios de comunicación la magnitud de las presiones en juego tiene efec-
en el escenario tos sintomáticos. Algunos optaron por “salirse de las encrucijadas” y no desafiar
político y de las el pensamiento oficial. Otros han adoptado criterios tendientes al equilibrio en
confrontaciones la información y análisis periodístico, sin embargo, evaden palabras y categorías
armadas en los de análisis alusivas a la existencia de conflictos internos y a la necesidad de so-
últimos años. luciones negociadas.
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Camilo González Posso
titular o las fuentes, se suma el enfoque que se elige para evidenciar o acallar
los hechos y las causas.
En esas historias, los partidos políticos, “parapolíticos” o no, los grupos eco-
nómicos o quienes se disputan los recursos naturales, así como los propie-
tarios de los macroproyectos, no son simples espectadores de una ficticia
sociedad sin contradicciones. A su vez, los gobiernos e instituciones estata-
les, las guerrillas y los paramilitares, los narcotraficantes, los jefes políticos y
los caciques regionales, son solo el elenco de personajes de primera plana
cuando se producen chivas de violencia. Pese a que tienen vida y discursos
propios, en muchas ocasiones se reducen al libreto de un autor innombra-
do, traducido a escena por directores que permanecen entre tramoyas y son
socios de una empresa que en definitiva acapara los réditos de la taquilla.
Parapolítica y trilemas
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
y las desmovilizaciones. Pero, sin duda, el tema más álgido gira en torno a la
“parapolítica”. Los medios y periodistas que han ahondado en la materia –así
como los jueces– han sido calificados de terroristas o de aliados o cómplices de
las Farc (por ejemplo, la revista Semana fue comparada por un consejero presi-
dencial con la agencia de noticias Anncol especializada en divulgar posiciones
de la guerrilla). De ahí, la dificultad del abordaje periodístico de la “parapolítica”
dada por la estrecha relación de casi todos los implicados con la coalición de
gobierno. De modo que la investigación y la información detallada de relaciones
entre “parapolíticos”, paramilitares, gobernantes regionales y funcionarios del
Ejecutivo, tocan inevitablemente al poder emergente de un capitalismo que
necesita apoderarse del Estado para su modelo de negocios.
La verdad y la memoria
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Camilo González Posso
Agendas sumergidas
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
La lista es larga y seguramente faltan otros, pero sin duda, estos hacen parte de
las encrucijadas e imperativos de la próxima década que debe asumir la sociedad,
los medios de comunicación y entidades como Medios para la Paz.
Colombia está transitando hacia el fin del ciclo de violencia iniciado a mediados
del siglo XX, pero esa transición demandará casi una década. El desenlace no
está todavía escrito y tiene tres caminos posibles: pax autoritaria, paz positiva o
nuevo ciclo de violencias mafiosas. En esa perspectiva, es central el aporte de
los medios de comunicación, de los periodistas y comunicadores.
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Álvaro Sierra
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Esfuerzos como los hechos, entre otros, por el grupo de investigadores de DeJus-
ticia, que intentan explicar los nuevos elementos como “un proceso de justicia
transicional sin transición” (Uprimny et ál., 2006), o el académico Iván Orozco
Abad (2003), que se ha preguntado sobre las relaciones entre la venganza, la
justicia y la reconciliación en el país, no han contado con atención de los me-
dios ni figuran medianamente en un debate público caracterizado más por la
pugnacidad y la propaganda que por la argumentación.
Para considerar los retos que la situación plantea a los periodistas y los medios de
comunicación es indispensable, en consecuencia, empezar por clarificar de qué
situación se trata, hasta dónde involucra o no nuevos elementos y si, en efecto, puede
hablarse –y en qué términos– de “posconflicto” en la actual coyuntura nacional.
Conflicto y posconflicto:
dos caras de una sola realidad
La discusión sobre Considerado de la forma más sencilla, un conflicto armado debe entenderse
el posconflicto como un proceso que va de la paz a la guerra y a la paz. No es solo el periodo
en Colombia está de los choques armados, sino también la fase que lleva a ellos y la que les sigue,
irremediablemente una vez terminados. Es decir, de una situación caracterizada por la ausencia de
contaminada por enfrentamientos armados se pasa, gradual o brutalmente, a una en la que lo pre-
la política. Y por el dominante es la confrontación armada y luego, al cabo de más o menos tiempo
conflicto armado y por diversas vías (negociación y acuerdos, victoria-derrota de una de las partes,
interno. ‘Bruma separación forzada de ambas por una fuerza de interposición externa), se llega a
de guerra’ que una situación en la que los enfrentamientos armados terminan o ceden y se abre
hace aún mayor, si una fase de reconstrucción que, a veces, involucra procesos de reconciliación,
cabe, el reto para esclarecimiento de la verdad de lo sucedido en tiempos del conflicto armado,
los periodistas reparación de las víctimas y ajuste de cuentas con los victimarios, procesos que
y los medios de ahora se denominan de justicia transicional.
comunicación para
informar de manera De manera esquemática, pueden separarse tres fases: preconflicto, cuando
independiente y en la sociedad se acumulan los síntomas de que las tensiones se elevan y los
calificada en la mecanismos tradicionales para tramitar los conflictos de manera no violenta se
actual situación agotan; conflicto abierto, una vez estallan las hostilidades y las vías sociales para
del país. dirimir pacíficamente las controversias ceden su lugar a las balas y la dinamita,
el desplazamiento y las masacres, y posconflicto, cuando el enfrentamiento se
agota y cesa y la sociedad reaprende el trámite no violento de los conflictos.
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Álvaro Sierra
Así definidos el conflicto armado y sus fases, salta a la vista una primera com-
plicación de la situación colombiana: el país presenta, a la vez, elementos pro-
pios de conflicto armado abierto y posconflicto. En años recientes situaciones
“anómalas” como esta pueden observarse en lugares como Irak (invasión, guerra
civil y reconstrucción simultáneas), República Democrática del Congo (acuerdo
de paz, elecciones y confrontación armada en el este) o Sudán (acuerdo de paz
entre el norte y el sur y genocidio en Darfur). Procesos “puros” de posconflicto
como el de Sudáfrica, al término del apartheid, son menos comunes o más
fugaces de lo que se cree. Aunque hay numerosos posconflictos clásicos, los
años 1990 y 2000 han visto no pocos acuerdos de paz y Ddr que se incumplen
o fracasan y dan paso a nuevos conflictos armados.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
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Álvaro Sierra
Son dos países, uno de rumba, próspero y moderno, y el otro en guerra, postrado
y marginal, que fugazmente se encuentran, como sucedió cuando cientos de
desplazados inundaron el exclusivo Parque de la 931, en Bogotá, a mediados de
2008. Si hay algo que lo muestre de modo patente es la doble realidad del perio-
dismo y del ejercicio de la libertad de expresión en Colombia, que también tienen 1 Un centenar de desplazados
protestaron, a fines de julio y
el doble rostro del Dr. Jekyll y Mr. Hyde: mientras en algunos lugares la prensa comienzos de agosto de 2008,
alegando el incumplimiento de
parece pertenecer al primer mundo, en otros sobrevive, literalmente, como en la acuerdos con Acción Social, la
República Democrática del Congo, con periodistas amenazados por los grupos agencia gubernamental encar-
gada de su atención. La Policía
armados, presionados por los militares y obligados por la necesidad a repartir su controló rápidamente la protesta.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Estado de negación
Por otra parte, enfatizan los elementos de la situación que son propios del pos-
conflicto: las desmovilizaciones y el proceso de reintegración (reinserción) de ex
combatientes, la presunta “desaparición” del paramilitarismo como fenómeno
contrainsurgente, el agudo debilitamiento de las guerrillas de izquierda y su escaso
apoyo social, los procesos de verdad y justicia que representan las versiones libres
de los paramilitares, la extradición de sus principales jefes, la exhumación de fosas,
el papel de Acción Social y la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación
en la atención a las víctimas y los procesos de reparación en curso, entre otros.
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Álvaro Sierra
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Fotografía. Jesús Abad Colorado
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
La popular tesis de que “el país está cada día mejor” no es solo resultado de
enfatizar los cambios ocurridos en materia de seguridad y la disminución de los
índices de violencia desde 2002; es, además, reflejo del estado de negación
en el que viven amplias capas urbanas frente a los estragos y la magnitud del
conflicto armado interno, con su conciencia reafirmada por el continuo flujo de
propaganda oficial: “¿conflicto armado? No, aquí lo que hay es unos grupos de
bandidos exitosamente combatidos por el gobierno y al borde de la extinción.
Nada más”.
Son dos países, uno La contradicción, de entrada, es tan obvia que produce un cierto rubor intelec-
de rumba, próspero tual por quienes la formulan tan tranquilamente: si no hay conflicto armado, ¿el
y moderno, y el otro “fin del fin” es el fin de qué? Sin guerra, ¿a cuenta de qué el país viene haciendo
en guerra, postrado el supremo esfuerzo presupuestal y militar de los últimos seis años, dedicado,
y marginal, que esencialmente, a librar una guerra con grupos armados irregulares? (Contra el
fugazmente se narcotráfico no se han decretado impuestos extraordinarios). ¿Qué otra nación
encuentran. en el mundo ha duplicado en un lustro su gasto militar como porcentaje del Pib
para combatir un fenómeno exclusivamente criminal? ¿Qué va a pasar con ese
conflicto armado inexistente, o con la situación social (las huelgas de jueces –y
el decreto del estado de conmoción interior– y corteros de caña y los protestas
indígenas en el Cauca, en octubre de 2008, son un abrebocas), ahora que la
crisis financiera internacional hará cada vez más penoso mantener abierto el grifo
financiero de la seguridad democrática?
38
Álvaro Sierra
cuya gravedad e implicaciones palidecen ante el escaso peso que se les concede
en la agenda pública y mediática y en las políticas oficiales (recuadro 1):
flicto armado
nn Uno de los mayores índices de secuestros en el mundo
nn Uno de los lugares del mundo más mortíferos, con dieciséis mil homicidios
anuales
nn Con paramilitares de derecha, guerrilleros de izquierda de diversa ideolo-
Para quienes diseñan la propaganda oficial, los hechos están a la vista. Periodis- Más allá de las
tas, editores y dueños de los medios, deben, a su turno, preguntarse: ¿está el posiciones político-
cubrimiento del conflicto armado a la altura de esta realidad? Si no es así –y todo propagandísticas
indica que no–, ¿por qué? ¿Qué atención, qué importancia en la agenda perio- parece muy difícil
dística de los medios nacionales tienen, como tales, zonas de guerra, pues esa es rehusarse a aceptar
su definición, como Nariño, Cauca, Chocó, Arauca, el sur de Córdoba, Guaviare? la evidencia de
¿Influye o no la cobertura o su falta de prominencia del conflicto armado y de que la situación
las regiones que son sus principales teatros sobre la percepción pública acerca colombiana está
del papel y la popularidad del gobierno y la política de seguridad democrática? caracterizada por la
Con excepción de eventos que, por sus características, son noticias ineludibles, combinación de un
el transcurso cotidiano de la guerra, en especial en las regiones, llega en el mejor conflicto armado
de los casos, a las páginas interiores de los periódicos: ¿contribuye esto a reforzar en curso con
el estado de negación en que se encuentra gran parte de la sociedad urbana procesos propios
frente al conflicto armado? del posconflicto.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
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Álvaro Sierra
¿Cuáles son los hechos de la actual situación nacional propios del posconflicto?
su reparación.
nn El rearme, el veloz surgimiento de grupos armados, ligados al negocio
Pese a los esfuerzos oficiales por presentar estos nuevos desarrollos como otras
tantas muestras de que Colombia está dejando atrás el conflicto armado (la cara
Dr. Jekyll del paciente, es la que le gusta promover al gobierno y en la que prefiere
verse reflejada la sociedad urbana cuando se mira al espejo) y a la insistencia de
sectores de la oposición en resaltar los elementos negativos, tanto del conflicto
41
ro Sierra La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
armado en curso como del posconflicto (el Mr. Hyde, objeto de sistemática nega-
ción), surge en primer lugar, una constatación básica para entender lo que ocurre
y producir información de calidad sobre este proceso: la realidad del país es una
combinación compleja y contradictoria de elementos de un conflicto armado que
dista de resolverse (y es irreductible a una manifestación criminal) con elementos
clásicos de posconflicto cuya evolución aún está por definirse.
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Fotografía. Edgar Domínguez
desde asuntos que tienen que ver con la recuperación de años de inactividad oficial, de un plan nacional
de la verdad histórica hasta el manejo y reparto de de búsqueda y de una base de datos centralizada.
bienes locales. Uno de los elementos nuevos de la situación es lo que está
nn
n El trabajo del Grupo de verdad y memoria histórica de la sucediendo con las víctimas, que pasan por un profundo
Cnrr, que pasó desapercibido hasta que produjo, en sep- proceso de organización y debate sobre sus derechos y
tiembre de 2008, un primer informe sobre la masacre de reivindicaciones, proceso marginal en la agenda de los
Trujillo (Valle) de hace cerca de veinte años (Cnrr, 2008). principales medios de comunicación, aunque algunos de
n Las versiones libres –y la suerte individual– de cerca de tres sus representantes figuran como expertos o columnistas
mil perpetradores de serias infracciones al Derecho Inter- en algunos de ellos.
nacional Humanitario inscritos en la ley de justicia y paz. Otro
nn elemento, que contiene en sí mismo todas las con-
Las investigaciones de la “parapolítica”, otro tema objeto tradicciones de la actual fase por la que pasa Colombia,
de amplio y sostenido cubrimiento por parte de los medios. es el veloz surgimiento de grupos armados de nuevo tipo,
n Todo lo que aún falta por conocerse e investigarse ligados al negocio del narcotráfico pero con vínculos, de
sobre el “paraempresariado” y el involucramiento a alto sus integrantes, sus mandos y, en ocasiones, sus modus
nivel de los militares en el surgimiento y desarrollo del operandi, con el paramilitarismo clásico, y que se han
paramilitarismo como estrategia contrainsurgente. implantado en varias de las regiones de control tradicional
de los componentes de las extintas Auc. Además de las
n Un proceso de reparación y compensación material y
“bandas emergentes” de las que se habla oficialmente
simbólica a las víctimas del conflicto armado.
como fenómenos puramente criminales, poco se ha in-
n Un proceso de exhumación de fosas y hallazgo e vestigado sobre franquicias como las Águilas Negras, que
identificación de desaparecidos, que ha llevado, parecen obedecer a un propósito nacional centralizado,
entre otros, a avances importantes en la sistema y se caracterizan por amenazar y asesinar selectiva-
tización y atención al problema de las desapariciones mente a dirigentes populares, sindicales y de izquierda.
forzosas en Colombia, a la puesta en marcha, luego
43
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
La propia Cnrr (2006) así lo reconoce: “Llevar a cabo una política de verdad,
justicia y reparación en medio del conflicto será, sin duda, el mayor desafío que
deberá enfrentar la Comisión”.
Desde el punto de vista periodístico, uno de los grandes desafíos es entender que
es muy distinto cubrir procesos de posconflicto y procesos de conflicto armado
abierto. Para un periodismo formado por varias décadas en el cubrimiento de un
conflicto armado no es nada fácil entender y reportar fenómenos nuevos como
los elementos de posconflicto de la realidad nacional. A lo cual hay que añadir la
complicación de que ambas fases coexisten en un mismo momento en el país.
44
Álvaro Sierra
La cobertura del conflicto armado ha pasado por altibajos. Varios estudios han
mostrado sus debilidades y ha habido un fructífero debate entre periodistas,
académicos y organizaciones periodísticas en busca de elevar la calidad de la
información. Las circunstancias específicas de la confrontación hacen muy difícil
el trabajo periodístico en ciertas zonas. La intensidad de la presión oficial para
que sea su versión la que domine la agenda (y las múltiples complicidades entre
el poder y una prensa que se resiste a abandonar su sesgo oficialista) se añade
a las dificultades.
45
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
adelantado cubriendo ese conflicto. Salvo los más viejos, ningún periodista colom-
biano concentrado en esta área ha trabajado en una situación sin conflicto armado.
Esto deja en cualquier persona una marca profunda y, en la medida en que el con-
flicto se ha vuelto la rutina de la información, los reflejos y las destrezas que se crean
cubriéndolo tienden a trasladarse a toda nueva situación que se presente.
Es un lugar común que la lupa del periodismo tiende a iluminar los conflictos, no la
paz; los estallidos de violencia, no los procesos silenciosos; los eventos negativos,
no los positivos; los perpetradores de los crímenes, no sus víctimas. Esto, que es
ya un problema para cubrir el conflicto armado, como se ha debatido amplia-
mente en el país entre los periodistas, lo es aún más cuando elementos propios
de una situación distinta, como el posconflicto, empiezan a pesar en la realidad.
Por ello resulta conveniente identificar algunos de los procesos en curso que son
propios del conflicto armado y del posconflicto, así como las complejas relaciones
que se establecen entre ambos.
Los procesos propios del conflicto armado abierto están relacionados con la
evolución de la guerra y la negociación y los diálogos con los grupos armados
al margen de la ley; la evolución de la política de seguridad democrática, las
violaciones a los derechos humanos e infracciones al Dih, la “guerra contra las
drogas”, al igual que fenómenos como las minas antipersonas, el reclutamiento
de menores de edad, el desplazamiento y la situación de los refugiados.
Por su parte, entre los elementos propios del posconflicto se identifican los
procesos de desmovilización, desarme y reintegración (Ddr) y los de justicia
transicional o restaurativa, de verdad, justicia y reparación (recuadro 3).
Esta clasificación es un punto de partida, pero, sin embargo, deja por fuera otros
procesos que demandan atención y cubrimiento periodísticos, y no pocos de los
que incluye pueden adscribirse tanto al conflicto armado como al posconflicto.
Mención aparte merecen procesos en los que conflicto y posconflicto son prác-
ticamente inseparables.
46
Álvaro Sierra
Procesos
nn de rearme y surgimiento de nuevos grupos; n La marcha de la ley de justicia y paz (también un
carácter de estos grupos proceso de verdad)
n Las versiones libres
Evolución
nn del reclutamiento de niños
n La suerte de los desmovilizados que no entran a
Evolución
nn del fenómeno de minas antipersonas justicia y paz
Desplazamiento
nn interno y refugiados: evolución del fenó- n Los procesos que tienen lugar entre los presos,
meno, políticas del gobierno para su atención tanto paramilitares como guerrilleros
n Los procesos de reparación
Conflictos
nn y protestas sociales y sus relaciones con el
n El papel de la Cnrr y las diversas facetas de su
conflicto armado.
actividad
n El movimiento de víctimas, sus procesos organi-
Procesos propios del posconflicto
zativos y reivindicaciones
Los
nn procesos de Ddr n Los varios aspectos de la reparación: material,
n El proceso de desmovilización colectivo (paramilitares) simbólica, etcétera
n El proceso de desmovilización individual. ¿Van las n Entrega y restitución de bienes a las víctimas
Farc hacia la desmovilización de frentes; cada vez n La tierra
más mandos medios? n La responsabilidad estatal.
47
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
en curso están dos procesos que no son distintos, sino uno solo en el que con-
flicto armado y posconflicto van de la mano, tal como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde
convivían en una única persona.
posconflicto.
nn El rearme, contraparte del desarme.
el conflicto armado.
nn La evolución de la situación en las regiones: dónde se vive en guerra, cómo
48
Álvaro Sierra
Una de las tareas principales del posconflicto en otras partes del mundo es
reconstruir, a veces desde cero, instituciones básicas, lo cual no es el caso en
Colombia. Esto, que hace al funcionamiento de la justicia, el sistema electoral o
los órganos de gobierno, es particularmente relevante respecto a los medios de
comunicación: los medios colombianos, pese a sus sesgos y problemas, hacen
un cubrimiento y generan una información cuya calidad reconocen muchos ob
servadores externos familiarizados con situaciones de conflicto y posconflicto
en otros lugares del mundo.
El nivel del que se parte al discutir el cubrimiento de estos temas con los perio-
distas colombianos dista mucho del de países como Sierra Leona, Afganistán o
Sudán. Esto, en el país del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tiene su contraparte. Así como el
funcionamiento (o la ausencia) del Estado en ciertas regiones parece a veces más
próximo al de Haití o algunos países africanos, es indispensable tomar en cuenta
el abismo que hay en las condiciones de trabajo y la calidad de la información
que producen los grandes medios en las ciudades y la situación de los periodistas
y los medios locales de muchas regiones donde la guerra es parte de la vida coti-
diana, con sus secuelas de silencios autoimpuestos y malas prácticas periodísticas.
Las organizaciones periodísticas y los periodistas o los medios que luchan por
proporcionar un cubrimiento de calidad lo hacen a menudo en condiciones
tremendamente adversas que distan de las del posconflicto “puro” o clásico. La
49
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
violencia sigue siendo una norma en muchas regiones. El abismo que separa a
los grandes medios y su ejercicio profesional de los medios locales es muy gran-
de. De allí que los interlocutores privilegiados de lo que aquí se plantea sean
los medios de las grandes ciudades y sus periodistas. Son ellos los que están en
capacidad de informar e interpretar lo que está en curso en Colombia con niveles
de calidad que enriquezcan el debate público.
Con esto claro, y guardadas las distancias de lo que se puede esperar y deman-
dar del periodismo según sus coordenadas geográficas en Colombia, la distin-
ción entre conflicto y posconflicto exige, en primer lugar, detectar los nuevos
elementos de la realidad. Para cubrir un proceso que involucra elementos de
justicia transicional hay que aprender de justicia transicional. Para explicar un
proceso de Ddr, hay que saber de Ddr. Para aportar a un debate público sano
en la situación actual, es crucial que los medios puedan aportar contexto ilustra-
do sobre el complejo y delicado balance en las sociedades en transición entre
verdad, justicia y reparación.
Un tercer elemento es que los procesos que tienen lugar en un posconflicto tien-
den a ser, para la lógica periodística, “no noticiosos”. Si bien hay aspectos como la
“parapolítica” en cuyo cubrimiento los medios, sobre todo impresos, han desem-
peñado un destacado papel, es evidente que temas clave como la reintegración,
la reparación, la actividad de la Cnrr, los procesos organizativos entre las víctimas
y muchos otros han sido objeto de escasa atención mediática, en la medida en
que no producen los hipnóticos fogonazos de las bombas y los combates.
50
Álvaro Sierra
Si el conflicto armado convierte en rutina temas tan importantes como el des- Es indispensable
plazamiento interno, y con ello los margina de la agenda periodística y por tanto tomar en cuenta el
del debate público, el posconflicto también genera sus rutinas y contra ellas el abismo que hay en
mundo periodístico debe estar en guardia. Las primeras versiones libres de los las condiciones de
jefes paramilitares fueron objeto de profuso cubrimiento, pero en la medida en trabajo y la calidad
que transcurrió el tiempo, la atención en ellas pasó a centrarse en lo anecdótico de la información
y extraordinario. que producen los
grandes medios
Hacer un esfuerzo sostenido para reconstruir y contextualizar las verdades en las ciudades y
de fondo que van surgiendo de esas versiones libres, atar cabos y unir piezas, la situación de los
debería ser una tarea central de la labor investigativa de los medios en el mar- periodistas y los
co del proceso de reconstrucción y publicidad de la verdad sobre el conflicto medios locales de
armado colombiano. muchas regiones
donde la guerra
Esto lleva a uno de los temas de fondo sobre el papel de los medios en situa- es parte de la vida
ciones de transición y posconflicto. Su papel en el proceso de descubrimiento cotidiana, con sus
y relato de la verdad de un conflicto armado es particularmente importante. secuelas de silencios
Solo en la medida en que la verdad sobre lo sucedido sea pública surtirá autoimpuestos y
efectos positivos durables. Por una parte, la investigación periodística es un malas prácticas
complemento –y a menudo, un motor– indispensable de las herramientas periodísticas.
judiciales o de transición de las que se dota una sociedad para conocer la ver-
dad histórica sobre su conflicto armado. Por otra, no hay que olvidar que son
los medios el canal por excelencia para que lo que se indague y descubra se
convierta (o no) en información pública.
51
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Las tensiones entre el gobierno, que quiere la menor verdad posible y la nece-
sidad de la sociedad de saber se tramitan, en buena medida, en los medios de
comunicación. Verdades que en las regiones es peligroso dar a conocer, se pueden
hacer públicas localmente una vez que se publican en los medios nacionales.
Fotografía. Edgar Domínguez Una componente vital de los procesos de justicia transicional es
su legitimidad, y un elemento muy importante para conseguirla
es que los medios de comunicación informen de manera equilibrada y contex-
tualizada, sin sensacionalismos, sobre la evolución del componente de justicia.
Se trata, casi siempre, de procesos de larga duración. Mantener la atención de
los medios sobre ellos es toda una tarea, tanto de jueces, fiscales y procuradores
que los adelantan como de los periodistas mismos en la diaria negociación de
agenda con los editores.
Esa información sostenida sobre procesos que a primera vista no son “noticio-
sos”, que toman tiempo y raramente producen por sí solos eventos que atraen la
atención periodística, es uno de los grandes retos que tienen los periodistas que
cubren estas situaciones. La prensa extranjera normalmente olvida los países que
terminan sus conflictos. Ruanda después del genocidio, Sierra Leona luego de la
sangrienta confrontación que giraba en torno a los diamantes, el sur de Sudán
después de los acuerdos de paz casi han desaparecido del radar noticioso.
52
Álvaro Sierra
Pero los medios locales siguen allí y deben lidiar con las complejidades del des-
pués del conflicto o, como en Colombia, también con el conflicto que perdura.
Mientras los momentos más espectaculares de la confrontación armada (la muerte
de Raúl Reyes, la liberación de Ingrid Betancourt y sus compañeros de cautiverio
y un largo etcétera) acaparan, con razón, la atención de la prensa y el público,
otros procesos están en curso, sin alharaca, pero tanto o más decisivos para el
futuro de lo que pase en Colombia. Cubrirlos es una responsabilidad central de
la labor periodística hoy.
De allí que una de las necesidades primordiales del análisis –y del cubrimiento
periodístico de los hechos en curso– es aportar todos los elementos posibles para
intentar determinar hacia dónde se enrumba finalmente el país: más o menos
conflicto armado; más o menos trámite de los conflictos de la sociedad por la vía
violenta. Eso es, en el fondo, lo que se está dirimiendo en esta compleja mezcla
de conflicto y posconflicto en Colombia. La lucha entre los dos personajes, el
Dr. Jekyll y Mr. Hyde, puede conducir eventualmente a la curación o al triunfo
de una de las dos personalidades o, como en el relato de Stevenson, al suicidio
del paciente.
Por ejemplo, el debate sobre si las versiones libres de los jefes paramilitares debían
ser o no pasadas por televisión, y si ello debía hacerse en directo o luego de un
proceso de edición, no solo fue breve y superficial, sino que se hizo como si
tuviera lugar por primera vez. Pero se trata de un debate clave en todo proceso
de verdad, y que se ha hecho en otras partes del mundo, llevando a prácticas y
lecciones aprendidas que bien habrían podido hacer de la discusión en Colombia
algo mucho más rico y útil.
53
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Referencias bibliográficas
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(C nrr). 2008. Trujillo: una tragedia que no cesa. divagaciones sobre la venganza, la justicia y la repa-
www.cnrr.org.co/ ración. www.nd.edu/~kellogg/publications/workingpa-
pers/WPS/306.pdf.
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación
(Cnrr). 2006. Hoja de ruta. www.cnrr.org.co/ Stevenson, Louis. 1886. El extraño caso del Dr. Jekyll
y Mr. Hyde. (Primera fecha de publicación).
D dr. 2008. Análisis de los procesos de desarme,
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Barcelona. www.escolapau.org/img/programas/des- justicia y reparación en Colombia. Centro de Estudios
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Fisas, Vicenç. 2008. Anuario 2008 de procesos de paz.
Escola de Cultura de Pau. Bogotá. www.unhcr.org/statistics/STATISTICS/4852366f2.pdf
54
Propiedad de los medios y periodismo y poder 2
Para preservar su identidad, el periodista debe ser más
que una “marca”. Ello requiere fortalecerse como grupo de
presión colectivo. La invasión de las “niñas pechugonas” en
los noticieros sería impensable en países en los cuales los
gremios de periodistas son cohesionados. La “tercerización”,
notoria en el esquema general de la economía, afecta
también al periodismo y la “informalidad” lo debilita.
Fotografía página anterior. Bernardo Alberto Peña
María Teresa Herrán
Por eso mismo, y mirando hacia el futuro alentaría a los jóvenes a preguntarse:
¿Cómo hago para adaptarme a todas esas nuevas facetas del periodismo sin
perder el rumbo ético? ¿Cómo mantener valores de independencia, equilibrio, 1 Es el angustioso mensaje de un video
en un ambiente enrarecido por los juegos entre el poder político, el mediático que circula por internet y que pronostica
el fin del New York Times y del Wall Street
y el económico? ¿Qué hago para no quedar anulado y desvalorizado en un Journal.
59
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
ambiente en que las “niñas pechugonas” invaden los noticieros? ¿Cómo ser
competitivo en un ambiente extraño para mí, recién egresado, y en el que me
sueltan las carreras de Comunicación Social sin prepararme para las realidades
del mercado laboral? ¿Cómo hago para que respeten mi identidad de informador
y analista de la actualidad cuando los ciudadanos con celular me suplantan en
la transmisión de noticias? ¿En ese contexto, existen todavía noticias o vivimos
dentro de las noticias?
En ese sentido se podrían plantear algunas hipótesis relacionadas con el tema de los
medios y las estructuras de poder, y los cambios en las reglas de juego, si los hay:
Umberto Eco se ha interesado en los últimos tiempos por detallar esas relaciones
de poder y no se puede evitar la tentación de citarlo:
60
María Teresa Herrán
Ese control, desde luego, no es tan uniforme como pareciera y depende del
historial regulatorio de cada país. En Colombia los intentos de una regulación
“autónoma” de carácter estatal y no gubernamental, se ven impedidos cada vez
más: todos los miembros de la Cntv son ahora gobiernistas, incluido el repre-
sentante de las universidades, un biólogo que a duras penas debe prender de
vez en cuando el televisor.
Los defensores de la teoría del libre mercado, entre ellos la Corte Constitucional2
en su funesta sentencia sobre el periodismo como oficio y no como profesión,
que adoptó la tesis del “mercado libre de las ideas” no previeron esta conse-
cuencia. Las lógicas televisivas determinadas por los grupos oligopólicos han
llevado a desdibujar al periodista, al considerarlo como parte de una “marca”,
situación que se recalca todavía más cuando se es periodista y a la vez presen-
tador. Un ejemplo es el de Claudia Gurisatti, que “es Rcn”, como también lo es
Vicky Dávila, que se promociona desde Rcn como parte también de la marca
radial fm. Con ello, no se está emitiendo juicio sobre el valor de su calidad de
2 Ver: “We Media: How Audiences
periodistas sino sobre las dependencias adicionales que crea el concepto de are Shaping the Future of News and In-
“marca”. El nuevo programa de opinión de Caracol El radar responde también formation”. The Media Center. Nosotros,
el medio: cómo las audiencias están
al concepto de marca. El presidente de Caracol, Pablo Laserna, será uno de los modelando el futuro de las noticias y
de la información. Traducción Guillermo
entre comillas “periodistas”, y a la vez es el conductor del programa que vuelve Franco. Disponible en: www.mediacenter.
a los concursantes millonarios, etcétera. org/pages/mc/research/we_media/
61
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Lo que es mala noticia para la construcción de ciudadanía (pues encasilla a las audien-
cias en canales temáticos como deporte, moda, mujer, lo esotérico, la historia, etc.)
puede ser buena noticia para el periodista. Si bien, como se advierte en la hipótesis
anterior, el concepto de marca diluye al periodismo, la especialización de canales
–que fragmenta audiencias–, por el contrario, espesa al periodismo. Cnn, pionero
internacional, se identifica en los imaginarios mundiales como canal periodístico,
así como Cable Noticias empieza a serlo en Colombia y como la Bbc ha consolida-
do un nicho, no solo en noticiero sino con programas de noticias especializadas.
Esta tendencia es tan evidente que canales oligopólicos como Rcn están respon-
diendo a la necesidad de fragmentar audiencias, impuesta por el mercado con el
proyecto de un propio canal de noticias. También se empiezan a crear alianzas
supranacionales de canales noticiosos.
Vale la pena detenerse un poco sobre el caso de Cable Noticias, que ha empezado
a liderar en Colombia este proceso y a la productora de contenidos noticias Página
1 Colombia. Los orígenes se encuentran en un noticiero virtual Primera Página,
de carácter financiero, empresa creada en 2001 por dos pioneros Héctor Mario
Rodríguez y Héctor Hernández, en asociación con los grupos chilenos Lusik y
Claros. Este servicio noticioso por suscripción tuvo buena acogida, y empezó a
formar una “escuela” de periodistas recién egresados que se diferenciaba de la
versión simplemente virtual de los periódicos.
62
María Teresa Herrán
63
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Su conclusión más que definitiva a nuestro modo de ver, es un reto para los
periodistas:
Que el buscador más usado del mundo les dé un rango superior a los medios
alternativos que a los medios tradicionales muestran que muchas personas se han
apropiado de las herramientas de la comunicación que anteriormente estaban
reservadas a los periodistas profesionales. Los colombianos realizan videos de
los hechos noticiosos y los cuelgan (varios videos de la marcha del 4 de febrero
de 2008 que la prensa no registró circulan en YouTube). Los ciudadanos escriben
sus opiniones y análisis en sitios de libre expresión, como Indymedia. Los blogue-
ros, personas del común, pero también −a menudo− periodistas profesionales,
aprovechan la potencialidad del medio y crean verdaderos canales de opinión.
Los ciudadanos ya no esperan pasivamente a que la gran prensa los oriente sobre
los hechos: ahora interpretan, analizan y comentan los hechos.
Esa versión, compartida por muchos analistas3, parece simplista. Las redes, más
que los ciudadanos en sí, son las que aglutinan intereses por temáticas, sin que
ello necesariamente implique verdad, interpretación, análisis o comentario por
parte de todos los que se alimentan de las redes. Si bien es cierto que existen
redes más interactivas, y que el ciudadano es cada vez más “registrador” inmediato
de la realidad, no satisface las necesidades de explicación de esa realidad. Ello
determina que el rol del periodista debe asumirse desde esa realidad, que en el
fondo es un dato, y llevarlo a la contextualización y proyección de ese dato.
Lo que se quiere plantear aquí, si bien será motivo de fuerte controversia, es que la
llamada “noticia” debe desaparecer del panorama de lo que se llama propiamente
Ver, por ejemplo, “We Media: How
3 lo periodístico. Sin duda, a juzgar por el papel de la mayoría de los periodistas
Audiences are Shaping the Future of
News and Information”, The Media
de grandes medios, simples “registradores” de las fuentes oficiales, el periodismo
Center. activo no ha caído en cuenta de estas nuevas tendencias. Sin embargo, llevan a
64
María Teresa Herrán
Sin ser fatalistas, es necesario sin embargo tener en cuenta las advertencias de
expertos, atentos seguidores de la evolución de las tecnologías comunicativas,
como Mario Morales, cuando habla de una “babel, aunque con otro tipo de
arquitectura… (en la que) la oferta será el camino y solo sobrevivirán los más
fuertes y quizás los más creativos”.
nn Para preservar su identidad, el periodista debe ser más que una “mar- La competencia de
ca”. Ello requiere fortalecerse como grupo de presión colectivo. La invasión grupos oligopólicos
de las “niñas pechugonas” en los noticieros sería impensable en países en de comunicación
los cuales los gremios de periodistas son cohesionados. La “tercerización”, va a representar
notoria en el esquema general de la economía, afecta también al perio- mayores dificultades
dismo y la “informalidad” lo debilita. para las productoras
independientes de
nn Para preservar su identidad el periodismo debe distinguirse del poder noticias, por las
mediático. Ello implica que las agremiaciones de periodistas se vuelvan que podrían
algo más que apéndices del poder político, o económico, o simplemente llamarse economías
círculos periodísticos. Agremiaciones como el Cpb no pueden ser trampo- de escala
lines para que sus directivas salten al poder político (como sucedió, por noticiosas.
ejemplo, con César Mauricio Velásquez) o se plieguen a las exigencias
comerciales para sobrevivir. La simple formación de periodistas, aunque 4
Tamayo, Camilo Andrés; Delgado,
importante y valiosa, como en el caso de Medios para la Paz, no garanti- Juan David; Penagos, Julián Enrique.
2007. Hacer real lo virtual. Cinep, Col-
za la preservación de identidad. En el caso de Mpp, me parece que debe ciencias, Puj: 105-134.
65
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Conclusiones
66
María Teresa Herrán
Escenarios posibles
67
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Por fortuna parece haberse deteriorado bastante el espejismo según el cual todo
lo puede y todo lo logra el libre mercado. Pero más allá de la dilución posmo-
derna, o de los fatalismos, hace falta redefinir el periodismo y sus contenidos, a
partir de los nuevos paradigmas.
68
Vladimir Flórez (Vladdo)
Aunque en aquella ocasión con mis contertulios –que también son periodistas– tra-
tábamos de cambiar de tema, por una u otra razón el contenido de la conversación
volvía a recaer sobre el asunto original: el unanimismo. Debo confesar que a mí
esa cuestión me venía dando vueltas en la cabeza desde hacía rato y siempre
desembocaba en un callejón sin salida. No se veía opción a la vista.
Al repasar con mis colegas aquel ejemplar de cuatro páginas, compuesto por un
pliego doblado por la mitad, un poco más pequeño que un tabloide y algo más
grande que una hoja tamaño oficio, comenté que si hace 120 años en la Calle del
Codo, en Medellín, don Fidel Cano pudo hacer un periódico cuya elaboración
requería un costoso y complicado proceso de producción, con la tecnología de
hoy esa tarea sería mucho más sencilla, y podríamos contar con un medio que si
no servía para cambiar la opinión de las masas, sí podría ser útil para promover
otras ideas, así fuera a modo de constancia histórica, para romper ese cerco
unanimista que nos tiene rodeados desde hace tantos años y que tan pobre
aporte le ha hecho al análisis de la realidad colombiana.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
No se trataba ni mucho menos de competir con el periódico más grande del país,
ni de desbancar a ninguna revista. Lo que se planteó simplemente fue la idea de
crear un medio donde pudieran escribir muchos que no tragan entero y que por
tanto no tenían dónde expresarse, porque los escasos espacios de disidencia de
la tal gran prensa ya estaban copados.
Sueños de tinta
72
Vladimir Flórez (Vladdo)
Como todos los potenciales columnistas no solo dijeron que sí, sino que abraza-
ron la idea con entusiasmo, la misión del lunes fue llamar a cotizar el costo de
impresión a partir de distintas variables, como el formato, el número de pági-
nas, la cantidad de tintas, etcétera. Con esas cifras en mano, concluí que podía
costearlo con mis propios recursos; no porque yo sea un magnate, sino porque
hoy por hoy, hacer un periódico es mucho más barato de lo que la gente podría
suponer. En especial si los colaboradores no cobran.
De modo que me puse a la tarea de diseñar el logo y elaborar los primeros esbozos
del nuevo periódico, labor que me tomó varios días de dedicación casi exclusiva,
en jornadas de trabajo que parecían más extensas porque a mi alrededor ya casi
todo el mundo estaba metido en las celebraciones navideñas.
Así las cosas, el 22 de diciembre de 2005 –diez días después del arrebato
inicial– salió de la rotativa la edición cero, de doce páginas en blanco y negro,
con un diseño minimalista y una nómina de colaboradores que muchos medios
envidiarían, sobre todo tratándose de un medio alternativo y sin un solo peso.
Como decía al comienzo, este recuento puede ser muy útil para ilustrar algunas
situaciones que hoy son muy comunes en el periodismo nacional, y más con-
cretamente en los medios impresos.
Censura no oficial
Para empezar, desde hace años creo que en Colombia no existe la censura en su
acepción más típica. El gobierno no controla línea por línea, o página por página,
el contenido de lo que se publica en la prensa. Aquí el procedimiento es mucho
más sutil, pues si bien no existen los censores oficiales, y teóricamente cada pe-
riodista y cada medio puede publicar o decir lo que quiera, ciertas actitudes de
altos funcionarios gubernamentales contribuyen a demonizar las opiniones que se
apartan de la línea oficial, o las informaciones que no le convienen al gobierno.
73
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Para nadie son un secreto las frecuentes arremetidas del mismo presidente de la
República contra los medios o los periodistas que osan confrontar sus actuaciones
o las de otros agentes del Estado. La respuesta a la crítica –o lo que es peor, a
esas noticias incómodas– suele ser un catálogo de improperios con los cuales se
pretende descalificar a sus autores, tachándolos de simpatizantes de la guerrilla,
de terroristas infiltrados, o simplemente de apátridas.
Y si desde las más altas cumbres del Estado se promueve el desprestigio como
defensa contra los periodistas, no debería sorprender que los particulares acu-
dan a los mismos métodos, lo cual conduce a que en nuestro país la libertad de
prensa sea regulada por los particulares; regulación que no solo está sujeta a los
compromisos políticos o sociales de los propietarios de los medios, sino también
a los intereses comerciales de sus clientes y amigos.
74
Vladimir Flórez (Vladdo)
Y como estas, hay varias historias más que me recuerdan constantemente que en
un país como Colombia no es sencillo enfrentarse a los que detentan el poder,
quienes en la mayoría de los casos pertenecen a los mismos círculos familiares, El reto de los
sociales o políticos de los propietarios o los editores de los medios. Sacar ade- periodistas
lante una propuesta con opiniones diferentes, o contrarias a las suyas, supone independientes es
un esfuerzo colosal. perseverar pese a
las dificultades; no
En los años recientes, en Colombia ha hecho carrera la tesis oficial según la cual, para hacerse matar,
apoyar al gobierno es hacer patria, mientras que criticarlo es atentar contra la puesto que a los
democracia. Y por eso tanto el publicista como el empresario antes mencio- muertos nadie los
nados, en su fuero interno quizás estaban más que convencidos de que con escucha, sino para
su actitud no solo están ayudando a fortalecer la democracia, sino que están hacerse oír, aun
cuidando su reputación, puesto que sería muy mal visto mostrarse apoyando en medio de las
un medio que toma distancia del presidente y que de alguna manera confronta estridencias
su desempeño. del poder.
75
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Como resultado, cada vez es más frecuente encontrar artículos mal escritos y
videos mal presentados, todos ellos hechos por periodistas mal remunerados,
que en un solo paquete tienen que incluir grabaciones, apuntes y transcripcio-
nes que antes de la era digital eran elaborados por un equipo de seis u ocho
personas, pero que gracias a la tecnología ha quedado reducido a dos.
76
Vladimir Flórez (Vladdo)
Lo que viene
Así las cosas, se puede deducir que, aunque teóricamente en Colombia hay
libertad de prensa, la práctica es muy distinta, sobre todo cuando se analiza en
el terreno, donde es posible constatar que ejercer el derecho a informar y a ser
informado no es un proceso sencillo.
En su gran mayoría los medios masivos, cada vez están más interesados en
conseguir o consolidar su porción de poder económico o político, mientras los
medios independientes tienen que pagar un alto precio por mantenerse a flote,
en un clima a todas luces adverso, que obliga a pensar más de una vez si lo que
se hace vale la pena y si tiene algún sentido hacerse moler para hacerse oír.
Si bien es cierto que en los últimos años la tecnología ha derribado las barreras
físicas para la creación de medios de comunicación, también es claro que la
logística necesaria para difundir la información de esos medios es una tarea
que demanda millonarios recursos que hoy por hoy solo están al alcance de
los grandes conglomerados económicos, que actúan con la misma mística para
producir y distribuir periódicos o noticieros de televisión, como para vender
telas o cervezas.
77
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
En resumidas cuentas, el gobierno tiene que pasar del dicho al hecho a la hora
de garantizar la libertad de prensa. No se trata de estar de acuerdo siempre con
lo que publican los medios, pero así mismo hay que entender que entre contro-
vertir y deslegitimar hay una gran diferencia.
La empresa privada debería entender que debe apoyar no solo a los medios de
gran tiraje o de gran audiencia sino también a los medios independientes, así
no comulgue con todos sus planteamientos, puesto que la democracia no se
defiende solo a punta de aplausos, sino que también se ayuda a fortalecer por
medio de la crítica desinteresada y el debate sincero.
La gran prensa debería trazar una línea que delimite nítidamente su misión perio-
dística, para ponerse en serio al servicio del lector y no de sus propios intereses
políticos o económicos.
78
Periodismo, gobernabilidad y democracia 3
Una de las amenazas más contundentes al periodismo
colombiano en la actualidad es la confusión, a veces
inadvertida, y a veces deliberada, de la función del
periodismo para la democracia, con la función del
periodismo para la gobernabilidad. La preocupación
central en el ejercicio individual del periodismo es ceñirse
a la verdad en el contenido y la objetividad en la forma,
pero su preocupación central como ejercicio colectivo de
la libertad de expresión debe ser mantener o ampliar, en
ningún caso reducir, el espectro democrático en el que se
desenvuelve.
Fotografía página anterior. Óscar Pérez
Claudia López
83
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
En ese orden de ideas, la preocupación central del periodista debe ser la democra-
cia, mientras que la preocupación central de los gobernantes es la gobernabilidad.
Si el periodista confunde democracia con gobernabilidad, termina preso de la
propaganda y manipulación de quienes ostentan el poder. Si el gobernante con-
funde su interés de tener gobernabilidad con su deber de garantizar la democracia
y el ejercicio del periodismo, termina en formas de censura y arbitrariedad.
84
Claudia López
Los gobernantes suelen confundir sus propios propósitos con los de la demo-
cracia. Siendo electos popularmente tienen la legitimidad para hacer tal mezcla
y ejecutarla por medio de políticas, acciones e inversiones. Si un gobernante
excede la mezcla de sus propósitos particulares con los generales, contemplados
por el marco normativo democrático, corre el riesgo de ser repudiado por sus
electores o, si además cruza las fronteras de la legalidad, puede ser procesado
por la justicia.
Los periodistas, obviamente, no son responsables de los intereses ni las confusiones Los llamados
de los gobernantes, pero sí de las confusiones propias. Como baluarte de la demo- medios masivos
cracia, el deber del periodista, además de la verdad y la objetividad, es hacer explí- de comunicación,
citos los riesgos que los hechos que informa tienen para la democracia, y no confun- o mejor los grupos
dirlos con los efectos que tienen para la gobernabilidad del gobernante de turno. de comunicación o
el poder mediático,
Como parte central y cotidiana de su tarea, el periodista debe entender y tener el no son entidades
criterio para diferenciar los efectos buscados o derivados de un hecho noticioso asépticas, alejadas
sobre la gobernabilidad del gobernante, de los efectos sobre la democracia. La de los otros poderes
gobernabilidad es un patrimonio privado del gobernante, de corto plazo y con (económico, político
fines de mantenerse en el poder. La democracia en cambio, es un patrimonio y social).
colectivo, de largo plazo, con el fin de controlar y limitar el uso del poder.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Una amenaza recurrente del periodismo colombiano hoy por hoy, está en omitir,
de manera involuntaria, los riesgos explícitos para la democracia que tienen los
hechos que informa, o peor aún, en forma deliberada ocultar o “maquillar” esos
riesgos. Creo que esa omisión, cuando es involuntaria, se hace la mayoría de las
veces por una concepción equivocada de la objetividad periodística, mientras que
la omisión o “maquillaje” deliberado se hace la mayoría de las veces porque se asu-
me que una función del periodismo es no afectar la gobernabilidad del gobernante
de turno y por los conflictos de interés entre el medio, sus periodistas y el gobierno.
Si ocurriera una toma militar del poder político, un golpe de Estado, la obligación
del periodista no es solamente informar la verdad de ese hecho con objetividad.
Su obligación es también hacer explícita la amenaza que ese hecho representa
para la democracia. Es haciendo explícita esa amenaza, en el caso del ejemplo,
que el periodista cumple con la función de informar objetivamente y de ejercer
el derecho colectivo de libertad de expresión, que representa el periodismo.
Diversos análisis, entre ellos varios del investigador Germán Rey, dan cuenta de
la creciente oligopolización de los medios de comunicación en Colombia. De la
época de las empresas familiares del periodismo –los Cano, los Santos, los Gómez,
los Galvis– se pasó a los conglomerados económicos que invierten, además, en la
comunicación –Ardila Lülle, Santo Domingo– y a conglomerados globales de la
comunicación –Prisa, Planeta. Además de la tradicional relación por medio de la
86
Claudia López
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
88
Claudia López
Como en tantos otros temas, lo ideal sería que el remedio al desafío que repre-
sentan los conflictos de interés fuera la autorregulación, es decir, que por iniciativa
de los propios medios de comunicación y sus periodistas se incluyera en sus
manuales de periodismo y códigos de ética, y más importante aún en su accionar
diario, un criterio conforme al cual siempre que exista un conflicto de interés
este se hiciera público en el momento de presentar la información relacionada
con el tema del conflicto. Infortunadamente, la ideal autorregulación no parece
estar funcionando y por el contrario lo que va es en retroceso.
Sería indeseable que fuera una norma aprobada por un cuerpo político con
intereses propios, como el Congreso, el Ejecutivo o cualquiera de sus cuerpos
derivados, el que entrara a regular los conflictos de interés entre los medios de
comunicación, sus demás actividades empresariales y los asuntos gubernamen-
tales. Mejor funcionaría la autorregulación acordada entre los propios medios o
algún acuerdo similar derivado de los organismos nacionales e internacionales
que agremian a los medios y periodistas.
Desconocer o minimizar los efectos nocivos que los conflictos de interés tienen en
crear una mescolanza inadecuada de gobernabilidad, democracia y periodismo
en nada sirve a la democracia ni al periodismo. La única que saca provecho es La función del
la gobernabilidad, que es el interés cortoplacista del gobernante de turno, quien periodista no es
es a su vez el que está en mejor posición para sacar provecho del manejo al socavar en forma
detal, personalizado y a conveniencia de los conflictos de interés con los medios deliberada la
de comunicación. gobernabilidad
de un gobernante,
Por mi actividad en calidad de analista e investigadora política he tenido una pero tampoco es
relación privilegiada con los medios de comunicación y los periodistas. Admiro su responsabilidad
su tarea y reconozco el valor humano, personal y colectivo que le imprimen mantenerla
al oficio de brindar información y con ella elementos de juicio para la vigencia o protegerla,
de la democracia. El periodismo colombiano no necesita probar su valentía y menos a costa de
contribución democrática, su trayectoria es prueba fehaciente. Por ello, más que los estándares
una crítica a su labor, esta reflexión pretende insistir en una discusión, que no es democráticos.
nueva y que de seguro es abordada por los medios y los periodistas. La objetividad
periodística supone
¿Cómo manejar los conflictos de interés entre las demás actividades empresariales poner siempre
de los medios de comunicación, los asuntos gubernamentales y la información de presente en
que brindan? ¿Cómo entender y diferenciar el rol del periodismo frente a la de- forma prioritaria
mocracia y la gobernabilidad? Son preguntas que en forma permanente tenemos los efectos de lo
que formularnos quienes nos preocupamos o desempeñamos en los medios de que informa sobre
comunicación. En un entorno económico, político e informativo tan cambiante la democracia
como el colombiano atender estas reflexiones son tareas diarias obligadas para antes que los
quienes creemos que el periodismo es el ejercicio colectivo de la libertad de efectos sobre la
expresión y que en su salvaguarda no debemos escatimar recurso alguno. gobernabilidad.
89
Daniel Coronell
93
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Dicho de una manera simplificada, el trabajo periodístico –en una de sus di-
mensiones más importantes– tiene el objetivo de informarle al ciudadano sobre
la forma en que están ejerciendo el poder quienes lo detentan a su nombre y
reportarle sobre la manera en que se usan los dineros de los contribuyentes.
94
Daniel Coronell
Los funcionarios creen que en virtud de los grandes propósitos nacionales (llama-
dos algunas veces “los altos intereses de la patria”) es válido utilizar la información
como un arma más en el conflicto o como una herramienta de la negociación,
según sea el caso. De tal manera que el periodismo termina subordinado a los
intereses coyunturales de los gobernantes.
Son muchas las situaciones que ilustran el uso político de la información sobre el La labor de
conflicto. La intromisión de los gobiernos en la autonomía periodística casi nunca fiscalización
se presenta de manera evidente como censura o manipulación. La justificación solamente es
habitualmente es más sofisticada. posible cuando
el periodista la
Los funcionarios a cargo de esos temas, invitan a los dueños o a los directores ejerce con distancia
de los medios de comunicación a unirse al gobierno en el propósito común de frente a los poderes
construir “un futuro mejor para la patria”. Les explican que está en juego la super- públicos y privados.
vivencia de la democracia y que el periodismo solo puede ejercerse si existe esa Un periodista no
democracia. Aunque los enunciados sean ciertos, las conclusiones suelen reflejar puede dejar que
el interés político coyuntural del gobierno y casi nunca atienden el derecho fun- lo conviertan en
damental del ciudadano a estar informado. un instrumento
de propaganda
La reunión termina con un llamado a la responsabilidad social, que para el caso del poder. Por
significa que la información periodística obedezca a las necesidades de un go- el contrario,
bierno que busca ganar la guerra o lograr la paz, y que espera lidiar con el menor debe elaborar su
control social posible para lograr ese propósito. información más
desde la perspectiva
En la administración del presidente Andrés Pastrana, por ejemplo, el jefe de del gobernado que
Estado y su primer comisionado de Paz, Víctor G. Ricardo, les recomendaron a la del gobernante,
varios dueños y directores de medios modificar el lenguaje del cubrimiento del así como debe
conflicto armado, en función de darle cierto aire de legitimidad a su contraparte privilegiar la visión
en la negociación. Pidieron, entre otras cosas, llamar a la guerrilla “insurgencia” del consumidor
y “retenciones” a los secuestros ejecutados por guerrilleros. frente a la del
productor.
La fuerza de la costumbre pudo más que el deseo gubernamental y pocos días
después de la petición, casi todos los medios usaban el lenguaje habitual para
referirse a la guerrilla o a los secuestros.
95
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Una muestra de esa actitud, tiene que ver con un significativo abuso de las Farc en
los albores de la llamada zona despejada. Como allí no podían actuar el Ejército,
ni la Policía Nacional, el gobierno y la guerrilla convinieron que funcionara una
policía cívica compuesta por civiles, ajenos a las partes, que ejercerían las labores
de vigilancia en los cascos urbanos, incluyendo el de San Vicente del Caguán.
Los llamados policías cívicos contarían con armas de fuego cortas. La entrega de
esas armas, por parte del gobierno, tuvo lugar en un acto público en San Vicente.
Poco después, alias El Mono Jojoy, miembro del secretariado de las Farc, presidió
en la misma zona una gigantesca parada militar, donde los guerrilleros hicieron
alarde de su pie de fuerza y armamento.
96
Daniel Coronell
Sin embargo, no usó el día para preparar la declaración, sino para persuadir a
los propietarios del canal sobre la inconveniencia de la publicación. El gobierno
sostuvo, en conversaciones con los dueños, que si esa noticia salía a la luz pública
se acabaría el proceso de paz y Colombia quedaría condenada a la guerra.
Giros en el lenguaje
La idea, más o menos extendida, de que en la guerra todo vale, ha contribuido a la no-
table disminución del escrutinio periodístico sobre las operaciones militares y el con-
secuente aumento del desplazamiento forzado de personas por causa de la violencia.
La mera enunciación de estos temas es vista con sospecha por parte del gobierno
y ha desaparecido por completo de la agenda de algunos medios.
97
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Los últimos seis años se han caracterizado por una postura pasiva y poco crítica
de buena parte de los medios de comunicación frente a las cifras oficiales. La
publicación automática, sin esfuerzos, verificación y opinión de las contrapartes,
se ha convertido en norma de conducta en muchas redacciones.
Son pocos los que preguntan, por ejemplo, ¿por qué se desmovilizaron treinta
mil paramilitares, cuando esos mismos grupos decían, al comienzo de la admi-
nistración Uribe, que contaban con doce mil hombres? ¿O por qué las zonas
de cultivos ilícitos se vienen moviendo de regiones con presencia guerrillera a
zonas donde ha sido tradicional el predominio paramilitar? ¿O cómo se explica
un aumento del 27% en el tamaño de esos cultivos, después de los billones de
dólares invertidos en el Plan Colombia?
Los logros del gobierno en materia de seguridad son muy importantes y reciben
una cumplida difusión de los medios, pero no sucede lo mismo con la precariedad
de sus resultados en otros campos.
98
Daniel Coronell
Los medios tampoco han hecho lo suficiente para mostrarle a sus audiencias
que por la reelección presidencial el Ejecutivo obtuvo una preponderancia sin
precedentes sobre los otros poderes públicos. El precario sistema de contrapesos
en la normatividad colombiana estaba basado, en buena medida, en la duración
de los periodos de los funcionarios. La extensión del periodo presidencial por sí
misma acabó con muchos balances institucionales.
La Corte Constitucional compuesta por nueve magistrados, que vigila que las
leyes y las reformas constitucionales no alteren la estabilidad prevista en la Carta,
tiene ahora una aplastante mayoría gubernamental.
Los dueños de los medios ocupados en la ampliación de los beneficios para sus
conglomerados empresariales, unos pendientes de las licencias de televisión y
radio próximas a otorgarse, y otros de que esas concesiones se dilaten el mayor
tiempo posible para conservar sus cuotas de audiencia y de mercado, trabajan
poco para que sus lectores, oyentes y televidentes, se enteren de asuntos que
puedan resultar incómodos al gobierno.
Los grandes medios han optado por homologar popularidad con legitimidad. En esa
medida proceden como si la indiscutible aceptación del gobierno lo facultara para
99
Fotografía. Jesús Abad Colorado
caminar por las fronteras de las normas internas y externas, y aún para cruzarlas
cada vez que lo ha deseado.
100
Sentido de la profesión: conjugar ética y estética 4
Al lado del guerrero armado siempre hay un testigo
desarmado: el periodista. Gracias a él nos enteramos de
los acontecimientos de la realidad. Pero para sorpresa de
los que no hemos tomado las armas ni somos periodistas,
nos enteramos que la información en tiempos de conflicto
es un arma de guerra. Es un medio en extremo importante
para construir la imagen del enemigo.
Fotografía página anterior. Juan Manuel Barrero
Germán Castro Caycedo
Más tarde, una parte de la sociedad empezó a buscar el principio y el fin del
mundo y el principio y el fin de la vida y el principio y el fin de la civilización en
Miami, y claro, alguien regresó de allí hablando de “periodismo literario”.
105
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Hoy Tom Wolfe está de moda en las facultades de Comunicación Social, y pro-
fesores y egresados hablan de “nuevo periodismo”, acogiendo las palabras de un
crítico estadounidense que calificaba así el trabajo de Wolfe hace cerca de dos
décadas. Pero eso sucedió lejos de nosotros, ante un público con una cultura
diferente a la nuestra, con otra educación, con expectativas distintas, con un
idioma diferente, con una problemática lejana, en un medio ajeno.
Es claro que “nuevo periodismo” tiene tanto que ver con Colombia como “rea-
lismo mágico” que no tiene nada que ver con Colombia.
Antes de morir, Arturo Uslar Pietri, más que venezolano un ciudadano ilustre de
América, confesó que entre tanta información, su inconsciente lo había traicio-
nado y llegó a citar el “realismo mágico” como una idea propia cuando se refirió
alguna vez a la literatura de América Mestiza. Pero luego cayó en cuenta y lo dijo
en público: “Eso no tiene nada que ver con nosotros. Eso fue en Alemania”.
Un poco después, Alejo Carpentier habló de “Lo real maravilloso” para expli-
car que los episodios que narramos corresponden a una realidad, desde luego
diferente, con una dinámica insospechada, en nuestro medio, que no admite
comparación con ningún otro lugar del mundo.
Todo esto para decir que hace dos siglos la humanidad comenzó a señalar que
el periodismo debe corresponder a la índole de los pueblos, puesto que en este
oficio muy poco puede ser transferido de una nación cultural a otra.
Creo conocer parte del abolengo de la crónica colombiana en cinco siglos y lo prime-
ro que siento es el orgullo que me da la certeza de saber que tengo un pasado.
Los periodistas colombianos tenemos un ayer que pesa sobre los hombros, tanto
como el saber de dónde viene nuestra profesión; cómo ha evolucionado; cómo
corresponde a nuestro propio sentimiento; cómo no hay en ella cosas prestadas.
Y lo segundo: en ese pasado encontré la razón de mi oficio.
106
Germán Castro Caycedo
Los cronistas españoles que venían con los conquistadores no nos conocieron,
trataron de reconocerse en América.
Por eso nos vieron como no somos. Sin embargo, ellos marcaron el nacimiento Hace dos siglos la
de América ante el mundo por medio de la crónica. Y de la fantasía salida de humanidad comenzó
las novelas de caballería: dragones, grifos, gigantes, ciudades de oro; una isla, a señalar que el
California, poblada por mujeres llamadas Amazonas... periodismo debe
corresponder a la
Setenta años después, un andaluz que se quedó para siempre en Colombia, índole de los pueblos,
Juan de Castellanos, luego de treinta años de trabajo que comenzaron antes de puesto que en este
Cervantes, escribió Elegías de varones ilustres de Indias. Es la primera gran crónica oficio muy poco
escrita en nuestro medio, ya con conocimiento de lo que era entonces Colom- puede ser transferido
bia. Es el nacimiento de nuestra épica, eternamente vigente: lo que escribimos de una nación cultural
hoy los cronistas colombianos sigue siendo épico, sobrevivir en nuestro medio a otra.
es una epopeya.
107
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Estructurar escenas
y no narraciones
Cultura de la desesperanza
108
Germán Castro Caycedo
Ximénez era poeta, literato, humanista, es decir, hombre estructurado como todos
aquellos y dio otro paso ostensible en la crónica urbana. Sus rasgos profesiona-
les son los que caracterizan al verdadero cronista colombiano que ingresa a un
medio de prensa con la mira de ser algún día escritor.
109
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Murió a los 30 años, días antes de que naciera su primera hija. Esta historia
también es sencilla de contar: cayó un taxi al abismo del Salto de Tequendama.
Varios periodistas acudieron al lugar, pero se quedaron bebiendo whisky en el
lujoso Hotel del Salto al borde el precipicio.
Ximénez bajó hasta el fondo del abismo, lo constató todo y emergió para escribir
su última crónica, porque el frío le causó pulmonía. Murió por perfilar la precisión
en su trabajo.
De allí el salto apurado de esta nota se detiene en Felipe González Toledo (1950).
En las librerías se halla una antología suya: Veinte crónicas policiacas.
Tengo la impresión –como dicen los ministros cuando no saben de nada–, tengo
la impresión, digo, de que a partir de allí comienza a insinuarse la vocación trágica
del periodismo colombiano. Es decir, lo que no derrame sangre no es noticia.
Y tengo la impresión también de que a partir de los años cincuenta comienza a
gestarse la cultura de la desesperanza en que parece estar empeñado un sector
importante del periodismo colombiano.
La crónica es el Luego está la década de los años sesenta en la que, definitivamente se hace sólida
género mayor del la crónica moderna con Germán Pinzón (Reportero hasta morir), a mi juicio el
periodismo. Pero más importante del siglo; García Márquez, Plinio Apuleyo Mendoza, Leopoldo
como en Colombia Pinzón, Camilo López, Marco Tulio Rodríguez (Municipios olvidados); y en los
siempre ha sido años setenta Henry Holguín, en los años ochenta Juan José Hoyos y en los años
escrita con vocación noventa Víctor Diusabá... Son tantos, son tan destacados que me parece injusto
estética, en la cual nombrar solo a un puñado.
están presentes
elementos como la En un taller en Cartagena hace un par de años, leí el primer párrafo de una crónica:
poética narrativa
–esa ha sido desde Este hombre no es capaz de pintar un toro. En cambio, lo toros se han ido pintando
los pliegues del en él. Comienzan junto a la boca. Una cicatriz amarilla para recordar que fue
tiempo una de sus roja, con ese lujo de la sangre, tan pictórico. Y ya bajo la camisa, entre los pelos
características en del vientre, borrando el ombligo, lo que esa maraña de costurones muestra es el
nuestro medio– retrato completo del toro. Arte abstracto de los cuernos, resbalones de la muerte.
hace un siglo fue Y no es figura animal sino humana la que nos mira desde ese autorretrato que los
catalogada como un toros se han ido haciendo en el matador Palomo Linares.
género literario.
Luego dije:
110
Germán Castro Caycedo
— Oh, qué maravilla, qué periodismo más dinámico –dijo alguien, tras lo cual
descubrí a su autor:
— ¡Germán Pinzón, El Espectador, 1977!
Luego vendrá la década de los años noventa y luego los años 2001 y 2008, con
pocas excepciones, reinado, imperio, recreación absoluta de la picaresca en la
crónica, en la novela, en el cine, en las artes plásticas, en todas las manifesta-
ciones culturales del país.
Antes de estrenar Medea, Aristóteles pidió un deseo: Díganle a Eurípides que Me-
dea no asesine a sus hijos en el escenario. Para los griegos, grandes maestros de la
tragedia, recrear la sangre no hace crecer la intensidad del drama: lo vulgariza.
111
Jorge Julio Mejía S.J.
Una mala historia: Suhala, una mujer iraquí de 30 años, es madre de una niña de
4 meses que se llama Zahra. Y resolvió venderla porque no puede alimentarla.
Por tanto la llevó al mercado de verduras de Bagdad. La ofreció inicialmente por
500 dólares y logró venderla por mil dólares.
115
En definitiva: una mala madre vendiendo a su hija, unos soldados buenos regalan-
do juguetes a los niños, unos soldados malos… ¿Quién ama verdaderamente a los
niños: el soldado o la madre? ¿Quién es el bueno y quién es el malo en Irak?
Muertes violentas diarias, sangre de inocentes que cubre las calles de Bagdad,
Mosul, Falluja, Baquba. La pérdida de la inocencia de niños iraquíes que aprenden
a matar, violar, a vivir una vida sin nada, sin ideales, sin seguridad, sin esperanza.
La desvergonzada búsqueda de bienestar y de poder, la búsqueda de la victoria
sin reglas, ¿qué significa todo esto?1.
Y si miramos más cerca podríamos continuar hablando de la mujer del Patía que
salió a la carretera para vender a su hijo o de los niños reclutados para la guerra
y entrenados para descuartizar y de más de un centenar de “falsos positivos”,
gracias a los cuales varios grupos de soldados fueron premiados por la patria y al
menos más de cien familias quedaron sumidas en el dolor y la indignación ante
el asesinato de sus jóvenes hijos inocentes.
Testigos desarmados
Deforma su sonrisa
1 Datos tomados de un artículo apa- hasta que parezca el aspecto tenebroso de una mueca de crueldad.
recido en el New York Times de abril de
2008. Arranca la piel de sus huesos
116
Jorge Julio Mejía S.J.
117
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Hacen conexión con las dimensiones profundas de cada uno de nosotros mismos,
con las fuentes mismas de la vida, de la libertad, de la responsabilidad, del amor.
Nada prometen, todo lo suscitan. La fe y la esperanza surgen no de las promesas
de afuera sino de los descubrimientos de adentro.
En cambio, hay palabras que causan una especie de hipnosis, adormecen, su-
mergen en un mundo de ensueño, de fanatismo. Ofrecen un apoyo aparente-
mente definitivo a la inseguridad y parecen llenar el profundo vacío interior. En
consecuencia, convierten en rebaño, masifican, irresponsabilizan, embarcan en
acciones irreflexivas e irresponsables. Activan expectativas adormecidas, llevan
a pensar que la salvación viene del mesías que promete todo lo que nos hace
falta y que ofrecerá la vida anhelada si le damos apoyo, si votamos por él, si
pertenecemos a su movimiento o a su iglesia. Entonces centenares de personas
se entregan renunciando a su conciencia. La diferencia es que unas palabras
tienen espíritu y las otras son solo letras.
118
Jorge Julio Mejía S.J.
Dirijamos ahora nuestra atención a las palabras que escribimos y decimos. Po-
dríamos aceptar preguntas como: ¿de dónde brotan nuestras palabras? ¿Están
cargadas de Espíritu o son solo letras? ¿A dónde conducen esas palabras: a la
paz, a la humanización, o a la polarización y la violencia?
119
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Incluso hay paradojas. Los encargados de hacer llegar los ecos de la “palabra” de
Jesús, de esa “palabra” que despierta, que remite a uno mismo, que vincula con
el fondo, con lo trascendente, con la vida, se han convertido en muchos casos
en portadores de letras sin espíritu. Quienes los escuchan no se despiertan. Se
adormecen o se fanatizan. Hay una búsqueda de palabras sagradas para llenar
los vacíos de espíritu. Y se comercializa a los “gurús” vendiendo sus palabras con
la convicción de que las letras de sus palabras, sin abrir los caminos de acceso a
su espíritu, nos pueden salvar.
120
Jorge Julio Mejía S.J.
El conocimiento silencioso
¿Podemos hacer algo para volver profunda nuestra mirada y ponerle espíritu a Hay palabras
nuestras palabras? No se extrañen, por favor, por lo que les voy a decir. En ese que despiertan
extraño libro que es el Apocalipsis se lee la siguiente expresión: “Cómprame y hay otras que
un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista” (Apocalipsis 3:19). ¿Podemos adormecen; unas
ponerle espíritu a nuestras palabras habladas y escritas? Sí. Pero para ganar en que suscitan
profundidad hay que tener acceso a un tipo de conocimiento que es llamado movimiento y otras
silencioso y que se logra gracias a los tiempos de silencio, de quietud y de soledad. que sugestionan
Y sé muy bien que estoy hablando a periodistas. No creo que esté equivocado y canalizan. Las
de lugar para hablar de estos temas. palabras que
despiertan no
Permítanme unas palabras sobre el camino para llegar al fondo mismo de la establecen una
realidad que nutre al ser humano auténtico. Nuestra facultad cognoscitiva abarca relación entre el
tanto el conocimiento que se traduce en palabras como otra manera de conocer que habla y el que
que por no traducirse en palabras se llama conocimiento silencioso. escucha, sino que
crean un vínculo de
Es un conocimiento que nace del silencio y es unidad lúcida con lo que se conoce. quien las escucha
No es una interpretación ni una representación de la realidad, ni es tampoco una consigo mismo.
respuesta metafísica a los enigmas de la existencia ni es una formulación. Hacen conexión
con las dimensiones
Es un conocimiento que brota del misterio silencioso de uno mismo, que es el profundas de cada
misterio del cosmos. Es un reconocimiento que, produciéndose en uno mismo, uno de nosotros
trasciende el “ego” como estructura de pensamientos, como estructura de deseos, mismos, con las
como proyecto y como historia. fuentes mismas
de la vida, de la
Es el conocimiento que nos permite captar el hecho humano: muy oscuro o libertad, de la
sorprendentemente luminoso y que está implicado en el difícil desarrollo de la responsabilidad,
historia de esta sociedad de la cual somos parte. Es el conocimiento que nos del amor. Nada
pone en contacto con la corriente profunda de humanidad que subyace a la vida prometen, todo
y a la muerte. Es conocimiento con la totalidad de lo que somos y nos permite lo suscitan.
ser lúcidos en captar lo que está en juego en cada tragedia humana, en cada
acto de justicia y solidaridad y por tanto alimenta una palabra que puede llegar
cargada de espíritu, que todo lo llena y a nada se liga; que todo lo penetra, todo
lo trasciende y está libre de todo4.
121
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
haciendo el tránsito de las palabras, las letras sin espíritu, a la palabra, al Espíritu
de las letras. Sería el comienzo en el que volveríamos a estar vertidos en nuestro
lenguaje, nos diríamos, diríamos la vida, diríamos el amor, diríamos la libertad,
seríamos humanos.
122
Fotografía. Jesús Abad Colorado
Reflexión sobre la palabra
Jorge Julio Mejía S.J.
Yo no soy periodista. Y me han invitado a este espacio religiosa, generada por la hipocresía de muchos de sus
quizá por apoyar a Medios para la Paz como director doctores de la ley a quienes Jesús llamó públicamente
del Programa por la Paz-Cinep. Quiero ser un hombre “sepulcros blanqueados” (Mateo 23:27).
que lucha cada día por comprender, profundizar, vivir,
Cuando Jesús comenzó a hablar, la gente sencilla
compartir y buscar cómo proteger y desarrollar la hon-
comentó que “enseñaba con autoridad, no como sus
dura misteriosa de la condición humana. Quiero com-
letrados” (Mateo 7:29). Su palabra tenía una fuerza es-
prometerme cada momento con el complejo proceso de
pecial: “Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus
aprender a vivir y convivir como humanos.
inmundos y salen” (Lucas 4:35). Y seguían diciendo: en
De diversas maneras ustedes y yo somos hombres y sus “palabras hay vida eterna” (Juan 6:67-68). “Señor...
mujeres de la “palabra”. Pues bien, desde ese lugar con una palabra tuya se curará mi criado” (Lucas 7:8).
personal quiero compartir esta inquietud que me posee “Luego gritó muy fuerte: ¡Lázaro, sal fuera!” (Juan 11:43);
en relación con lo que hacemos con la palabra. Uste- “Increpó al viento y dijo al lago: ¡Silencio, cállate! El
des porque la utilizan para su oficio de periodistas, y viento amainó y sobrevino una gran calma”*. El Apóstol
yo porque la utilizo para mi complejo e impostergable Juan afirmó que era la “Palabra de la Divinidad” hecha
oficio de decir la vida. carne (Juan 1).
Su palabra brotaba de una profundidad personal que
le daba una fuerza excepcional. En una carta San
Hace dos mil años un hombre llamado Jesús, después Pablo escribe: “la letra mata, mas el Espíritu da vida”
de treinta años de vida cargada de silencio, sintió que (2 Corintios 3:6).
era impostergable utilizar la palabra para comunicar
Lo vivido por el hombre Jesús es también la experiencia
un tremendo hallazgo de importancia vital para sus
de la palabra de muchos hombres y mujeres que a
conciudadanos.
lo largo de los siglos han hablado y aquellos que los
Su pueblo Israel vivía varias crisis graves: una política, escucharon despertaron de su mediocridad, de su
debida a la presencia del invasor Imperio Romano; otra estancamiento vital, de su acomodamiento superficial.
3 Marcos 8:38. Una palabra que es capaz de calmar las “tempestades”, todas aquellas en las que el ser humano es susceptible de sumergirse. El “milagro” en el
Evangelio es el símbolo que indica los efectos espirituales que ocurren en el corazón del ser humano que es la realidad que Jesús quiere transformar.
123
Testigos de una década
Medios para la Paz 5
No basta con informar, sino que se deben construir lenguajes
alternativos para desmontar la intransigencia, el irrespeto,
el abuso de poder y toda forma de autoritarismo. Es cierto
que los periodistas no operan de manera directa sobre los
campos jurídicos, educativos, políticos ni negociadores del
conflicto, pero tanto la guerra como la paz se preparan en
la conciencia de las personas y de la sociedad, terreno en el
que sí actúan los periodistas. Estos no liberarán a la sociedad
de la guerra, pero sin ellos será imposible la paz.
Fotografía página anterior. Jesús Abad Colorado
Arturo Guerrero
129
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Podría decirse que el propósito de Mpp se ha ido aclarando hasta llegar a conce-
birse como el de la construcción de una libertad ilustrada, en el seno del gremio
periodístico. La Corporación no ha pretendido formar periodistas militantes de la
paz ni predicadores de la misma. Se trata, en cambio, de impulsar una reflexión
sobre la manera como el trabajo de este gremio está cumpliendo o no con los
principios fundamentales del oficio: imparcialidad, consulta equilibrada de todas
las fuentes, buena investigación, entrega de la verdad integral, contextualización,
eficaz redacción o edición.
La libertad para informar, como conquista personal, supone conocer los an-
tecedentes del conflicto. Por eso una prolongada etapa inicial del dictado de
talleres incluyó un sólido módulo sobre los avatares de nuestra historia, a partir
de la Insurrección de los Comuneros de 1781 y la difusión de los Derechos del
Hombre por Antonio Nariño en 1794. De cada momento crucial se destacó la
correspondiente solución alcanzada, comenzando por las Capitulaciones del
Puente del Común con las que los Comuneros consiguieron una especie de
amnistía e indulto por las faltas contra el orden público.
Una afirmación contundente continúa el relato de esta historia: “en el siglo XIX, la
República se estableció con guerras”. Desde 1810, cuando comenzó la guerra de
Independencia, hasta 1902 cuanto terminó la de los Mil Días, las insurrecciones y
las guerras civiles como instrumentos de la lucha política fueron una marca artera.
130
Arturo Guerrero
El siglo XX comenzó con una guerra donde las calaveras adversarias amontonadas El campo donde se
en pirámides eran el trofeo, siguió con una “calma chicha” en sus primeras décadas decidirá el desarme
y culminó con un conflicto político armado, iniciado con el asesinato de Gaitán, de las autocensuras
que trasciende al siglo XXI. Un recuento de las confrontaciones muestra que siem- y de la libertad
pre que el país ha tocado fondo, aparecen formas de resolución pacífica de las de prensa está en
controversias. Una treintena de acuerdos políticos de diversa índole dan testimo- el interior de los
nio de esta constante, que está presente durante la época llamada de la Violencia propios medios.
y a lo largo del trasegar de las diversas fuerzas guerrilleras aparecidas en el siglo XX. Y es allí donde
hay que buscar las
La pacificación de la violencia de los años cincuenta, el acuerdo del Frente armas, métodos
Nacional y el surgimiento de las Farc, el Eln, el Epl, el M-19 y de otros grupos y mecanismos
menores, son seguidos por los fallidos intentos de paz del gobierno de Belisario para desarmar las
Betancur. A finales de la década del ochenta y comienzos del noventa tienen autocensuras.
lugar la desmovilización de algunas guerrillas, la emergencia y exterminio de la
Unión Patriótica, y la adopción de una nueva Constitución Política que abrió
esperanzas de democratización. El truncado proceso de despeje y negociación
del Caguán con las Farc, los repetidos intentos de diálogo con el Eln y el desar-
me de los paramilitares han sido los más recientes aconteceres de esta historia,
analizados y discutidos en diversas instancias por los periodistas de las regiones
y del centro del país.
131
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Esta reflexión colectiva sirvió para elevar el tono de las discusiones entre pe-
riodistas, y dio origen a un Acuerdo por la Discreción, firmado por directores
de los medios masivos más importantes. El acuerdo, que expresamente incluyó
ataques contra las poblaciones, masacres, secuestros y combates ente los bandos,
comprometió a los medios a evitar “la publicación de imágenes y fotografías que
puedan generar repulsión en el público, contagio con la violencia o indiferencia
ante ésta”.
A partir de la sentencia del escritor William Ospina según la cual “el lenguaje pue-
de ser un arma. Puede servir para serenar o para intranquilizar, para explicar o para
confundir, para acusar o para absolver, para investigar o para distraer”, Mpp publicó
Para desarmar la palabra, un diccionario de términos del conflicto y de la paz,
destinado a que los periodistas consigan precisión informativa y eviten la repeti-
ción del vocabulario utilizado por los guerreros. Es un instrumento de periodistas
para periodistas, que incluye un millar de vocablos relacionados con la negocia-
ción de conflictos, el Derecho Internacional Humanitario, la historia y naturaleza
de los actores armados, el armamento, la terminología popular sobre la guerra.
132
Arturo Guerrero
Quizás el primer criterio que ha de tener claro un periodista que trabaje en un En lo referente a
país en conflicto es el de la naturaleza de la guerra. La guerra desobedece radi- la seguridad se
calmente a la propia naturaleza del hombre, que según Aristóteles es racional y ha llegado a la
social. La confrontación bélica es una situación extrema en la que se hace volun- conclusión de que
taria dejación de la racionalidad, de la política y de las palabras, para optar por para un periodista la
la fuerza. El hecho de que siempre haya habido guerras, por lo menos desde lo principal protección
que se conoce como historia, no las convierte en costumbres normales, puesto contra las amenazas
que todas ellas han roto la naturaleza profunda del ser humano. El fundamento y atentados
de estas es la destrucción del otro, y como el otro es la razón de ser de lo ético, es el ejercicio
la guerra no es campo propicio para lo ético sino la crisis de lo ético. responsable de su
profesión. No es la
Éste es el campo en que el periodista se mueve cuando cubre una guerra, un única, claro, pero
campo en que está anulado lo ético. Tanto la ética como el periodista, entonces, es la mejor.
tienen el carácter de infiltrados, de elementos extraños en la escena bélica. “La
guerra es infiltrable por la ética”, afirma Javier Darío Restrepo, maestro de talla
internacional en el tema, quien precisa: “no se descarta la existencia de una ética
en la guerra, en expresiones por donde se asoma tímidamente lo humano”.
133
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Pero los que están en la guerra tienen alterados sus mecanismos de conocimien-
to. Para el guerrero solo hay amigos y enemigos, sin zona intermedia alguna. El
problema es que el periodista puede caer en lo mismo por contagio, facilitando
la destrucción del enemigo con el borrado o desfiguramiento de su imagen. Al fin
y al cabo la guerra es un escenario de odio y este tiene una filiación casi biológica
con la mentira. Los que están armados mienten porque para ellos la verdad no
es una postura intelectual, sino una posición táctica. Por eso el conocimiento
que los colombianos tienen sobre los motivos del enfrentamiento armado está
irremediablemente contaminado con la propaganda utilizada como instrumento
de combate por los contendientes.
134
Arturo Guerrero
Frente a esta naturaleza de lo bélico, el periodista debe tener claro que ninguna
guerra es su guerra, tal como lo proclama el maestro Ryszard Kapuscinski. Y que,
por tanto, escribir sobre la guerra es escribir contra la guerra, desacreditarla como
método de solución de los conflictos sociales.
La gran diferencia que hay entre ética y ley es que la primera no es impuesta
por nadie, sino que es un asunto personal. Los problemas éticos los resuelve la
persona o no los resuelve nadie. El agravante que añade la guerra es que, en un
país como Colombia, nunca los valores éticos del periodismo habían estado tan
cercanos a la ventura o a la desdicha de una sociedad.
¿En qué condiciones realizan su trabajo los periodistas colombianos que a diario
afrontan los dilemas éticos y de responsabilidad informativa? Para averiguarlo,
Mpp adelantó una investigación de cubrimiento nacional entre los colegas, que
se llamó La guerra, una amenaza para la prensa. El estudio partió de las siguientes
preguntas: ¿cómo se está produciendo la noticia?, ¿por qué se genera la amenaza?,
¿qué elementos hay, desde la práctica, que permitan inferir que la amenaza la
podemos provocar, fomentar o agravar?
135
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
La capacitación ofrecida por las empresas para cubrir la guerra es nula. Los segu-
ros de vida inexistentes. Las medidas de seguridad asumidas frente a situaciones
de riesgo y amenaza son coyunturales, y consisten en contratación de empresas
de seguridad privada para proveer escoltas, enviar de vacaciones al reportero
en cuestión, impedirle firmar sus artículos o aparecer en pantalla, cambiarlo de
fuente, asumir los gastos de cambio de residencia.
La verdad, en La mayoría de los medios carece de un manual escrito para el cubrimiento del
contraste, se conflicto. Las órdenes emanadas desde la dirección central obligan a los reporteros
relaciona con la a exponerse a situaciones de peligro innecesarias. Se ha llegado al extremo de que
compasión, esa los periodistas difundan información mentirosa o inflada por cumplir con esas ór-
capacidad de sentir denes y por temor a ser despedidos. Los directivos establecen una discriminación
con los demás. El entre sus reporteros de las sedes principales y los corresponsales de las ciudades
que no perdona se intermedias, de modo que subestiman los riesgos que corren estos últimos. La
percibe a sí mismo comunicación entre la dirección y el equipo periodístico es por lo general poco
como el que no cordial, cargada de gritos, presiones y tensiones. Ante esta situación en ocasiones
se equivoca y por los periodistas prefieren mentir antes que contradecir a sus jefes. No existen
tanto como el que canales de reflexión sobre el oficio, pues como dice un director de televisión de
tiene autoridad para Bogotá, “estamos obligados a cubrir más cosas en menos tiempo”.
castigar al que
se equivoca. La autocensura es la práctica más usual en el gremio. Los grupos armados con-
dicionan la labor profesional, impiden el acceso a las zonas del conflicto, exigen
la publicación de determinadas informaciones y permiso para cubrir los hechos.
No obstante, dos terceras partes de los reporteros encuestados reconocieron
que el factor que más genera riesgos es el establecer relaciones muy cercanas
con las fuentes. Desde el establecimiento de la zona de distensión con las Farc,
la tendencia de los medios fue la de especializar a los periodistas en una sola
fuente, lo cual facilitó la estigmatización de varios de ellos que fueron identificados
como voceros o simpatizantes de la misma. Llegaron incluso a surgir relaciones
afectivas, más allá de los límites del comportamiento profesional. Se dieron tam-
bién pactos con las fuentes para divulgar determinadas informaciones, a cambio
de garantizar futuras noticias exclusivas.
En vista de que los grupos armados ilegales carecen de voceros autorizados, los
periodistas tienen que conformarse con verificar la información solo con civiles
y con fuentes oficiales. Por su parte, estas fuentes oficiales tampoco gozan de
credibilidad entre los periodistas. La Policía y el Ejército acomodan resultados,
mienten y se contradicen. Amenazan a los reporteros por publicar denuncias que
obstaculicen el ascenso de grado de un militar. En ocasiones las Fuerzas Armadas
pretenden utilizar a los informadores como agentes de inteligencia. En general
puede decirse que muchas veces los periodistas lanzan informaciones sin la debida
verificación, ante la falta de tiempo y la imperante competencia desmedida.
136
Arturo Guerrero
137
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Al otro día le dije: ‘¿a vos cómo se te ocurre decir una cosa de esas?’. Era falso.
Y él lo dijo porque sí, porque fue lo primero que se le ocurrió, porque estaba en
directo y en el momento de la balacera uno no piensa en nada.
138
Arturo Guerrero
debería ir. El problema es que las voces de este país intermedio, de estas fuentes
no alineadas con ninguno de los actores, son cada vez más difíciles de conseguir
porque no están dispuestas a poner el nombre propio ni el de las instituciones,
en los análisis o denuncias. Y es muy difícil armar una historia a punta de fantas-
mas y de personas que no dan su nombre o que se mueren del susto porque les
tomen una fotografía. Así es muy difícil romper ese cascarón en el que estamos
metidos de que la guerra solamente se cubre desde el punto de vista de lo que
digan el Ejército, los ‘paras’, la Policía, el alcalde, las autoridades. Sabemos que
las historias por más áridas, complicadas y difíciles de entender, no se publican
si no tienen una persona de carne y hueso. Eso está en las normas de este pe-
riódico, ustedes leen una información publicada allí y ven nombres, apellidos,
caras, rostros, historias.
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La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Para concluir, Santos hizo un llamado a escribir más desde la perspectiva de las víc-
timas y mucho menos desde la perspectiva de los victimarios. “Siempre será insu-
ficiente lo que uno publique, distinto a lo que arroja el conflicto armado”, finalizó.
Una de las formas de ir más allá del conflicto, en el trabajo informativo, es asumir
la coexistencia de este con el posconflicto, en la medida en que grupos de com-
batientes dejan las armas, se someten a procesos de verdad y justicia transicional,
y que las víctimas comienzan a ser reparadas. En este contexto los comunicadores
deben ganar lucidez en torno de conceptos como perdón y reconciliación, y han
de apreciar la información como una estrategia productora de valores.
El punto de partida es la consideración del perdón como una acción que excede la
razón y que solo es posible dentro de la irracionalidad del amor y el sentimiento.
Ahora bien, el perdón mantiene una relación con la justicia, patente en el estereo-
tipo “yo perdono pero no olvido”. Una ex guerrillera salvadoreña formuló de la
siguiente manera este vínculo: “uno no debe olvidar la muerte de sus seres que-
ridos en la guerra, porque se vuelve cínico, pero tampoco debe albergar rencor”.
140
Arturo Guerrero
De manera que al periodismo de un país en guerra se le debe pedir que sumi- Algunos ven
nistre elementos para comprender los motivos de esa guerra y los motivos de los la necesidad
guerreros. Las noticias no pueden ser una sumatoria de escándalos inconexos previa de crear
ni un registro abarrotado de acontecimientos ciegos que confundan al receptor hechos, construir
y difundan el miedo y la impotencia entre los ciudadanos. De este bombardeo solidaridades,
irresponsable no sale sino una visión caótica de la realidad, un acercamiento levantar proyectos
confuso a los hechos despojados de causas y por tanto de posibles soluciones. productivos,
empresas, colegios,
El posconflicto se prepara desde las entrañas del conflicto, si el periodista se lo mismo que de
acerca a las personas y no se queda en la primera visión de los criminales como generar escenarios
escoria. Esto implica una intencionalidad, un querer hacerlo de una manera que de discusión en
rompe con la agenda informativa de rutina y con los procedimientos investiga- contacto con
tivos usuales. intelectuales, para
de esta forma crear
Ahora bien, el perdón no equivale a impunidad ni olvido. Entre la comprensión y nuevos símbolos
la memoria hay un difícil equilibrio. Es preciso comprender lo sucedido, sin perder con los cuales
de vista la imprescindible memoria de lo sucedido. Al periodista le compete ser acceder a los
indulgente frente a los seres humanos, pero implacable frente a las organizaciones medios.
e ideologías que los atenazan. Señalar con dureza la crueldad del autoritarismo,
el anacronismo de la guerra, la rigidez de los dogmas, la grosería del narcotráfico,
la sevicia de los actos de terror, la sinrazón del racismo, la desvergüenza de la
corrupción, el oportunismo de los partidos políticos. Pero enfrentar a los indivi-
duos desequilibrados, participantes en estas conductas e instituciones, como a
seres humanos en los que pueden prender los más insospechados procesos.
141
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
La población desplazada ha sido mostrada por los medios con las mismas ca-
racterísticas y estereotipos que el imaginario colectivo le atribuye: son personas
pobres, dispersas, que piden limosna en los semáforos, son un estorbo para el
desarrollo de las ciudades receptoras, son potencialmente peligrosas. La prensa
ha atomizado a las víctimas de esta violación de los derechos humanos, presen-
tándolos como individuos o familias aisladas, y no como un conglomerado de
ciudadanos que conforman un auténtico drama social y humanitario.
Algunos líderes de los desplazados que han participado en talleres de Mpp han
criticado a la prensa por su oportunismo. Según ellos, los medios publican lo
que les conviene, no investigan, destacan más el evento que produjo el despla-
zamiento –ataque, masacre, amenazas– que el problema mismo de las víctimas.
Y comentan: “así nosotros pasamos a un tercer plano”.
142
Arturo Guerrero
A los desplazados no les gusta que les digan desplazados, sienten que esta de-
nominación los homogeneiza, los patologiza y los sataniza. Esta palabra parece
fijarlos en condición de desplazamiento, como si esta eventualidad fuera una
nueva esencia o naturaleza de sus personas, y no una situación pasajera. La
búsqueda de nuevas maneras de nombrarlos es un desafío para la creatividad de
los periodistas. Otro tanto sucede con las preguntas que suelen hacerse en las
entrevistas a esta población. Es usual que los reporteros se limiten a interrogantes
sobre la atención inmediata y de emergencia que el Estado les da, sin ahondar
en sus derechos a reparación y a restauración de la dignidad. Es imperioso que
los comunicadores enfoquen el desplazamiento y sus efectos como un problema
de derechos, y no de simple solidaridad o buena voluntad por parte del Estado
o de los ciudadanos.
Los periodistas deben comprender que no todos los desplazados eran pobres
en sus lugares de origen, que muchos tenían propiedades, tierra, casas, ganado,
herramientas, que en todo caso ninguno se moría de hambre. “En nuestro pueblo
no éramos ricos, pero vivíamos rico”, comentó uno de ellos para dar a entender sus
virtualidades. La prensa debe velar para que el Estado responda por los derechos
de los desplazados a salud, nutrición, vivienda, educación. Debe investigar si en
los planes de desarrollo de las regiones existen rubros específicos para atender
el desplazamiento forzado. Debe vigilar si en las negociaciones con los grupos
armados se incluyen puntos a favor de los desplazados. Debe distinguir entre
desplazamiento y confinamiento, debe afinar las particularidades del tratamiento
a indígenas, afrodescendientes y niños, cuando son desplazados.
143
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Por parte de los desplazados también hay medidas que tomar cuando se enfrentan
a la prensa, pues ellos no están libres de responsabilidad en el impacto que tienen
sobre los medios. Líderes de asociaciones de desplazados reconocen que han
privilegiado una actitud pasiva, pedigüeña y poco propositiva frente a la prensa.
Nunca exigen que se respeten ciertos temas a tratar en las entrevistas, como sí lo
hacen los políticos que en ocasiones se niegan a responder algunas preguntas y
exigen que se aborden solo determinados asuntos.
144
Fotografía. Archivo Medios para la Paz
Arturo Guerrero
Se destacó en primer lugar la prevalencia del registro noticioso, sobre los géneros
interpretativos; el predomino de lo episódico y del recuento inmediato, sobre lo
contextual. La consecuencia de que la noticia supere en cantidad al reportaje,
la crónica, el informe especial, el análisis, la entrevista, el perfil o la reseña, es
que la información se uniforma, todo parece igual y repetitivo, lo cual genera un
efecto de indiferencia en la audiencia. De otra parte, la labor del reportero se
rutiniza al reducirse a encuadres prefabricados que minan su estilo.
145
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
sostienen una relación lineal y directa entre sí, se cae de nuevo en el llamado
“unifuentismo”. Si no hay contraste, como principio regulador entre las voces
que aparecen en las piezas informativas, el resultado es la reafirmación de una
sola idea o de una manera de ver el conflicto.
Los escenarios que se narran son carentes de héroes, tanto combatientes como
víctimas son en su mayoría anónimos. Además, como efecto de la globalización
y de la tecnología, estar en el lugar de los hechos no basta para comprenderlos
ni garantiza saber más de ellos, ya que quienes quedan a distancia, en las re-
dacciones, tienen acceso a más fuentes. Los reporteros en ocasiones afrontan la
perplejidad de no saber cómo contar la séptima, la octava, la novena masacre,
de tal modo que no se parezca en su presentación a las anteriores.
146
Arturo Guerrero
con los aportes de los diplomados, no se reflejó como pudiera esperarse en los
trabajos sometidos al observatorio. Se levantaron así interrogantes comunes para
periodistas y conferencistas:
Los periodistas saben y repiten en voz baja las causas y efectos de la guerra,
conocen sus procesos, implicaciones, intereses velados o manifiestos, pero éstos
no alcanzan a permear sus discursos periodísticos. De ahí que aquellas historias
construidas por la oralidad, los rumores, el voz a voz que forma parte del acervo
periodístico, no llegan a compactarse en informaciones propiamente dichas ni
aparecen en los contextos del trabajo. Hay, eso sí, sensibles diferencias de fondo
entre las prácticas periodísticas realizadas en las ciudades principales, más pro-
fesionalizadas y acordes con los valores universales del oficio, y las que se llevan
a cabo en las regiones, más débiles en esos parámetros.
Si bien el conflicto armado ha azotado con mayor fuerza al campo, las ciudades
no se han librado de su furor. Los periodistas han trabajado en medio de milicias
y bandas, han sufrido el control de varias instituciones por parte del narcotráfico,
han sido testigos del arribo de oleadas de desplazados, en ocasiones han visto
147
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
desfilar distintos grupos armados que se turnan la hegemonía de las calles y barrios.
En medio de esta vorágine desarrollan una labor siempre cambiante, tal como
lo dejaron consignado en crónicas y testimonios de 2006, para el libro Prensa,
conflicto armado y región, que recogió los aprendizajes de varios diplomados.
Luego de veinte años de muertes, que acabaron con más de cuarenta mil jóve-
nes, las comunas orientales y occidentales de Medellín dejaron de ser campos
de balaceras. Después de que la guerra y el dolor cambiaran varias veces de
uniformes, y tras la Operación Orión de fines de 2002 cuando las tropas se
tomaron la Comuna 13 y la entrega de armas de algunos bloques paramilitares,
los homicidios se redujeron en una tercera parte, cesaron las masacres y en su
lugar se impuso una tensa calma. La ciudad había visto reciclarse la tercera o
cuarta generación de combatientes, muchachos sin otra opción que las armas,
cuyos motivos para matar habían cambiado de darles dinero a sus madres, a
conseguir la plata fácil y rápida.
Pocos años atrás el ciudadano invisible era el que tenía la esencia de la historia
y de la realidad cuando los periodistas cruzaban las calles en medio de los tiro-
teos. A pesar del miedo, estas personas relataban sus tragedias. Después de la
“pacificación” arriba mencionada, los reporteros se llevaron una gran sorpresa.
Muchas de estas fuentes habían muerto, estaban desplazadas o sencillamente
no querían hablar. Se percibía una especie de mordaza, mucho temor a ser
citados. Los periodistas incluso tuvieron que hacer citas por fuera de los barrios
para que los entrevistados se sintieran cómodos. Ya no había enfrentamientos,
pero sí un miedo oculto.
“Tuve más dificultades que en años anteriores para conseguir las voces, pero me
sentí tranquila al hacer reportería sin balaceras. También me sentí observada a
cada rato y que muchos decían la verdad a medias”, confesó la periodista Elizabeth
Yarce, a quien le queda la espina de que los problemas de siempre, desempleo,
pobreza, desnutrición, pueden ser otro detonante. “Esto perfora tanto nuestro
interior, como ver todos esos miles de muertos tirados en las calles”, reflexionó.
148
Arturo Guerrero
Estas presiones sutiles hacen que existan secretos a voces, casos noticiosos que
no se trabajan o que se afrontan únicamente cuando se organizan pools de
medios para hacer denuncias. Hay zonas del departamento de Antioquia que
siguen siendo vedadas para la prensa, el cubrimiento se ha vuelto cada vez
más urbano y centralizado. A lo anterior se agrega una consigna soterrada de
los directores de medios y de las autoridades civiles y militares para limpiar de
muerte las pantallas, para que la guerra aparezca menos, para bajarle el perfil
a la violencia. Los periodistas llaman a este fenómeno “guillotina” informativa,
sienten que se intenta imponer un optimismo generalizado con el argumento
de que la gente está cansada de lo mismo, de la guerra. De esta manera se ha
llegado a un unanimismo y uniformidad informativa, de los que brota la pregunta:
¿le sirve a la paz no cubrir la guerra?
149
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
No todos los periodistas son aptos para cubrir el conflicto armado. Esta debería
ser un elección libre, resultado de una madurez profesional y de una decisión
consciente. Sobre los candidatos debería hacerse una evaluación emocional, y es-
tablecerse ciclos o paréntesis de dos o tres vacaciones al año, o por lo menos una
rotación por otras fuentes más livianas que permitan asimilar y digerir los golpes.
150
Arturo Guerrero
151
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Los niños de la guerra no son delincuentes, sino víctimas a quienes se les han
violado sus derechos. Si un periodista no tiene claro este concepto consagrado en
la legislación, se va a equivocar en su trabajo. La base de esta consideración está
en que un niño no es un menor indefenso, necesitado de protección y guía, sino
un ser humano con todos los derechos. Cuando un reportero investiga e informa
sobre los también llamados “niños soldados”, tiene la obligación de proteger la
identidad de estos entrevistados y de evitar que se conozca su familia o su lugar
de habitación. El manejo de la publicación de fotos e imágenes de estos niños
no se puede hacer como si ellos fueran mayores de edad.
En 2002 los La base de esta consideración está en que un niño no es un menor indefenso,
periodistas que necesitado de protección y guía, sino un ser humano con todos los derechos.
cubrían fuentes Cuando un reportero investiga e informa sobre los también llamados “niños
de orden público soldados”, tiene la obligación de proteger la identidad de estos entrevistados
y judicial fueron y de evitar que se conozca su familia o su lugar de habitación. El manejo de la
citados para que, publicación de fotos e imágenes de estos niños no se puede hacer como si ellos
en consonancia fueran mayores de edad.
con el mandato
paramilitar, le Un niño soldado no es únicamente el que dispara. Lo es también el que cocina,
bajaran el tono a hace mandados, espía, lleva mensajes o es objeto sexual. El acto de entrevistar a
las noticias sobre uno de estos niños o jóvenes es un arte de extrema sensibilidad. El facilismo y la
homicidios y tendencia a lo espectacular lleva con frecuencia a los comunicadores a formular
violación de preguntas como “¿usted a cuántos mató?”. Si se trata de niñas, se averigua por
derechos humanos. abortos, violaciones y comandantes de los que han sido “compañeras sentimen-
tales”. En lugar de estos interrogantes, los comunicadores deberían interesarse
por indagar qué pasa en el alma de un niño que ha disparado y ha visto morir.
Para acercarse a uno de estos menores de edad hay que primero contactar a la
defensora de familia, porque ellos están bajo su protección y es deber de ella
autorizar cualquier entrevista con los medios. Antes de entablar la relación es
necesario conocer un poco su historia, lo cual se puede hacer por medio de los
equipos que han trabajado con ellos, el sicólogo, el trabajador social. Esto sirve
para contextualizar la charla posterior con los jóvenes.
152
Arturo Guerrero
sus historias y recrear sus aventuras, pero los que vienen de la guerrilla son más
reservados. De modo que es un proceso de conocerlos y después sí empezar
el trabajo de la entrevista.
Hay una característica de las entrevistas que debería estar en primer plano de
valoración, pero que con frecuencia se deja en el último. Es la de saber cuál es
la información que necesita la comunidad. Muchas veces los periodistas se preo
cupan por ellos mismos, por su “chiva” o primicia, y descuidan al interlocutor,
es decir al receptor que es quien realmente debe interesar en el proceso de
comunicación. Por eso siempre debería preguntarse qué clase de información
es la que necesita la comunidad.
Ya no es válida la premisa de que cualquier niño tiene que haber sido necesa-
riamente violentado o vivir en un escenario de tránsito permanente de actores
armados, para estar en riesgo de vinculación. Porque ahí es cuando aparecen
esos otros elementos acabados de señalar. Entonces las estrategias de prevención
tienen que ver también con la transformación de aquellos imaginarios sociocultu-
rales, y eso se hace por medio de apuestas relacionadas con el arte y la cultura.
Apuestas para resignificar formas de ver y de relacionarse con los demás. Alter-
nativas a las que los periodistas podrían estar atentos para darles luz.
Pues bien, los adultos que forman parte de la prensa, de las entidades que cui-
dan los derechos humanos y de las fuerzas militares, todos son padres o tienen
familiares niños. De modo que el drama de los niños víctimas de reclutamiento
debería ser sensible a todos, hasta el punto de eliminar o por lo menos disminuir
las desconfianzas o enfrentamientos existentes entre estas instancias. Tal vez no
haya un aspecto de la guerra que se preste más a acercar a las partes, como esta
común atención a que los niños queden excluidos del horror.
153
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Se recordó la sentencia acuñada años atrás por Margaret Tatcher, según la cual
“el terrorismo no puede existir sin el oxígeno de la publicidad”. Esta afirmación
indicaba una simbiosis entre prensa y terrorismo, inaceptable para los perio-
distas. Una mirada a la historia dio luces sobre la existencia de actos de terror
mucho antes de que hubiera prensa. Grupos opositores al Imperio Romano
ejecutaban asesinatos en mercados públicos o a la salida de los templos, sitios
de concurrencia de la población, para conseguir el propósito de sembrar el
terror entre grupos de personas más numerosos a los afectados directamente
por la acción cruenta.
154
Arturo Guerrero
Las organizaciones sociales y las Ong, además de ser fuentes informativas para
los periodistas, forman parte instituida de la sociedad civil y tienen necesidad de
hacer oír sus voces en la prensa. Mpp estructuró talleres y un manual de capacita-
ción dirigido a que organizaciones de derechos humanos, campesinas, de mujeres,
indígenas, afrocolombianas, juveniles, emisoras comunitarias y proyectos de paz
y desarrollo conozcan la lógica interna de funcionamiento de los medios.
155
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
labora esencialmente para medios masivos que buscan la máxima audiencia sin
interesarse directamente por las necesidades de los receptores, el comunicador
cuenta con conocimientos en el campo del desarrollo y la participación, y con
deseo de trabajar con las comunidades. De ahí que el periodista tienda a preo
cuparse más por el producto de su trabajo, y el comunicador por el proceso de
construcción del mismo. Los dos profesionales tienen algo que aportarse mutua-
mente. Además de tener claro el perfil del comunicador de las organizaciones
sociales, es crucial comprender los puntos de lejanía y cercanía entre las agendas
de los medios y las de estas organizaciones.
Debido a que los cambios políticos pueden tener impactos que afectan a varias
generaciones de ciudadanos, los procesos electorales son momentos dignos de
atención para los periodistas implicados en el cubrimiento del conflicto. Una
investigación adelantada por Mpp, la Federación Internacional de Periodistas (Fip)
y el Cinep, mostró reveladoras similitudes entre este cubrimiento del conflicto
y el de las elecciones. Similar “unifuentismo”, similar prevalencia de fuentes ofi-
ciales, el mismo uso privilegiado de la noticia y las notas breves por encima de
los géneros interpretativos y mayores; parecida ausencia de contexto, es decir,
de antecedentes, relaciones y consecuencias de los hechos. La información
electoral, además, se fijó más en irregularidades, amenazas y asuntos de las
campañas, que en la agenda programática de los candidatos.
Una nutrida red de periodistas nacionales y extranjeros recibe por correo elec-
trónico, varias veces por semana, artículos, documentos, actas de reuniones,
denuncias, convocatorias de trabajo, talleres o eventos, y textos relacionados
con guerra y prensa. Una página web en permanente actualización y visitada
asiduamente, ofrece materiales propios sobre este mismo aspecto y mantiene
enlaces muy útiles para la contextualización de la información. Mpp ha produci-
do algunos videos ilustrativos sobre la situación y problemática del periodismo
colombiano.
156
Arturo Guerrero
Los reporteros en todo el país han intuido que éste es un camino efectivo para
trabajar como garantes del derecho a la información y para cumplir con su pa-
pel se siembra de esperanzas en un país en guerra. Por eso disputan hasta el
final los cupos de asistencia a los eventos y abarrotan los salones a donde Mpp
los convoca. El gremio de la prensa ha ido comprendiendo que el estudio, la
crítica, la reflexión y el diálogo entre iguales conducen a la construcción de una
libertad ilustrada.
157
Algunas reflexiones:
aprendizajes y desafíos del oficio
Este grupo, integrado por Yamile Salinas, Nathalia Salamanca, Carmen Rosa Pa-
bón y Diana Losada (relatora), si bien reconoció que los medios son un reflejo
de la sociedad, sobre todo de la urbana más que de la rural, optó por presentar
opciones de trabajo con miras a un futuro más responsable en el manejo de la
temática. Con este enfoque, se recomendó continuar con la formación de repor-
teros para propiciar la comprensión de la compleja realidad nacional. También se
discutió sobre la necesidad de abrir las agendas informativas de los medios, hacia
los temas ocultos y vedados que hay en el país, y que los periodistas trabajen en
sus agendas individuales en las que investiguen y visibilicen lo que sucede para
generar mayor compresión. Una última propuesta se enfocó en la protección
de los medios alternativos, por medio de capacitaciones y acompañamientos,
con los que se impida que la información relacionada con estas temáticas que
159
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
Para este grupo, integrado por Luz Edith Cometa, Jaime Conrado Juajibioy,
Elizabeth Yarce, Fabio López, Néstor López, Camilo Rueda, Mónica Osorio,
María Teresa Herrán, Héctor Fabio Cardona y Mónica Velásquez (relatora), la
connivencia entre periodismo y política ha sido tradicional en Colombia: sectores
políticos han sido o son propietarios de medios y los propietarios de medios han
sido o están vinculados a actividades políticas.
Este grupo, integrado por Daniel Coronell, María Jimena Duzán, Mauricio Beltrán,
Constanza Vieira, Myriam Bautista, Rodolfo Hernández, Marta Toro, Juan Carlos
Pachón y José Vicente Arizmendi (relator), insistió en que si bien el periodismo
se debe hacer desde una perspectiva crítica, su único papel no es como tal el de
criticar a un gobierno. La legitimidad del gobierno es un tema transversal.
160
En la mesa de discusión Sentido de la profesión. Vocación, valores, mística, se dio
una mirada al rol que la información cumple en medio de un conflicto como
arma de guerra y la manera en que los periodistas colombianos deben abrir los
ojos y defender valores fundamentales que están en grave riesgo, como la verdad.
Mientras los actores del conflicto intentan falsear la realidad y los periodistas y los
medios validan sus “verdades”, también se puede caer en lo que la filósofa Hannah
Arendt describió como la “banalización del mal”, la cual permite que la sociedad
se anestesie ante los horrores de la guerra y se produzca el colapso moral.
El grupo, integrado por Gloria Moreno, Jorge Julio Mejía, S.J., Germán Castro
Caycedo, Rocío Castañeda, Ísis Beleño, Marisol Manrique y Hernando Salazar
(relator), coincidió en que el periodismo y la sociedad son víctimas de un “asalto
a las palabras”, y este es un escenario en el que en ciertas ocasiones quien se
atreve a decir la verdad es visto como un “maleducado”.
Los periodistas colombianos tienen que luchar por conseguir mejores condiciones
laborales, sin negociar los valores, ni la ética. Y en eso el panel fue unánime. Al
fin y al cabo, si se habla de búsqueda de la verdad y de rescatar el valor de la
palabra, pues se habla de ética. Y, como dice el maestro argentino Tomás Eloy 1 En el prólogo de El Zumbido y el
Moscardón, de Javier Darío Restrepo.
Martínez1, en el periodismo “ni el mejor de los fines justifica la amoralidad, o 2005. Fondo de Cultura Económica,
inmoralidad, de los medios que se empleen”. Bogotá:8.
Listado de participantes
1. Álvaro Sierra. Editor de páginas editoriales de El Tiempo, Bogotá.
2. Arturo Guerrero. Escritor y columnista de El Colombiano, Bogotá.
3. Bibiana Mercado. Coordinadora de Comunicaciones del Área de Desarrollo, Paz y
Reconciliación del Pnud, Bogotá.
4. Camilo González. Presidente de Indepaz, Bogotá.
5. Camilo Rueda. Editor de Prensa Rural, Bogotá.
6. Carlos Cortés. Director de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), Bogotá.
7. Carlos Eduardo Huertas. Miembro de Consejo de Redacción y periodista de Semana,
Bogotá.
8. Carlos Pachón. Editor del blog Paz como Cultura, Bogotá.
9. Carlos Salgado. Redactor político El Tiempo, Bogotá.
10. Carmen Rosa Pabón. Periodista de la Emisora la Voz del Cinaruco, Arauca (Arauca).
161
La palabra desarmada. Futuro del periodismo en Colombia
162
Hace diez años un grupo de periodistas preo El conflicto armado altamente degradado y deshumanizado −que Autores
cupados por el reto que el conflicto armado y data de hace más de medio siglo− impone al periodismo la ne-
Germán Castro Caycedo
la construcción de la paz imponían al periodis- cesidad de adentrarse en su historia, sus causas, consecuencias,
mo colombiano, se unieron con el objetivo de protagonistas y determinantes. En forma simultánea, le exige Daniel Coronell
crear espacios de reflexión, de capacitación y introducirse en los caminos viables para la consecución de paz y Vladimir Flórez
de información alrededor del tema; así nació de reconciliación, entre ellos, las alternativas de negociación con
Medios para la Paz. En ese momento es la las guerrillas −otro de sus actores−, el destape de los vínculos y Camilo González
primera organización profesional en abrir el los efectos del negocio de las drogas ilícitas, motor del conflicto, la Arturo Guerrero
debate en torno a los dilemas inherentes al pérdida de los valores y el auge de múltiples y variadas formas de
María Teresa Herrán
cubrimiento de nuestra guerra interna, los corrupción pública y privada, así como de los intereses geopolíticos
procesos de negociación y el posconflicto. y económicos que subyacen a la guerra interna. Claudia López
Desde entonces y a lo largo de esta primera Pero sin duda, los desafíos más importantes de los medios de Jorge Julio Mejía S.J.
década, la misión institucional ha consistido información, los periodistas, los reporteros y los analistas se re- Álvaro Sierra
en alertar a los colegas sobre los riesgos de lacionan con los derechos de las miles de víctimas del conflicto
la otra guerra: la de la desinformación que armado “invisibilizadas” en forma reiterada, y con los derechos de
libran todos los guerreros sin excepción por la sociedad a conocer la verdad y a no olvidar, requisitos esenciales
apoderarse de la verdad, por manipularla, por para la construcción de la verdad judicial y la memoria histórica Comisión Diez Años Medios
secuestrarla. sin las cuales no es posible la reconciliación y la paz. para la Paz
Para lograr sus propósitos, el énfasis de Medios Sin embargo, no existe una conciencia generalizada en el país de Mauricio Beltrán
para la Paz se ha centrado en elevar la calidad cómo los medios de comunicación, los periodistas y los comuni- Héctor Fabio Cardona
de la información y el nivel profesional de cadores pueden aportar en forma decisiva a la construcción de la
Diana Losada
miles de colegas, la mayoría de ellos ubicados memoria, la verdad y la no impunidad, pese a que las noticias y
en las regiones, en donde se vive más de cer- los relatos que se derivan de su trabajo hacen parte de ello. Gloria Moreno
ca el conflicto, los reporteros se sienten más
Yamile Salinas
amenazados y la información se encuentra
más amordazada. Mónica Velásquez
Hace diez años un grupo de periodistas preo El conflicto armado altamente degradado y deshumanizado −que Autores
cupados por el reto que el conflicto armado y data de hace más de medio siglo− impone al periodismo la ne-
Germán Castro Caycedo
la construcción de la paz imponían al periodis- cesidad de adentrarse en su historia, sus causas, consecuencias,
mo colombiano, se unieron con el objetivo de protagonistas y determinantes. En forma simultánea, le exige Daniel Coronell
crear espacios de reflexión, de capacitación y introducirse en los caminos viables para la consecución de paz y Vladimir Flórez
de información alrededor del tema; así nació de reconciliación, entre ellos, las alternativas de negociación con
Medios para la Paz. En ese momento es la las guerrillas −otro de sus actores−, el destape de los vínculos y Camilo González
primera organización profesional en abrir el los efectos del negocio de las drogas ilícitas, motor del conflicto, la Arturo Guerrero
debate en torno a los dilemas inherentes al pérdida de los valores y el auge de múltiples y variadas formas de
María Teresa Herrán
cubrimiento de nuestra guerra interna, los corrupción pública y privada, así como de los intereses geopolíticos
procesos de negociación y el posconflicto. y económicos que subyacen a la guerra interna. Claudia López
Desde entonces y a lo largo de esta primera Pero sin duda, los desafíos más importantes de los medios de Jorge Julio Mejía S.J.
década, la misión institucional ha consistido información, los periodistas, los reporteros y los analistas se re- Álvaro Sierra
en alertar a los colegas sobre los riesgos de lacionan con los derechos de las miles de víctimas del conflicto
la otra guerra: la de la desinformación que armado “invisibilizadas” en forma reiterada, y con los derechos de
libran todos los guerreros sin excepción por la sociedad a conocer la verdad y a no olvidar, requisitos esenciales
apoderarse de la verdad, por manipularla, por para la construcción de la verdad judicial y la memoria histórica Comisión Diez Años Medios
secuestrarla. sin las cuales no es posible la reconciliación y la paz. para la Paz
Para lograr sus propósitos, el énfasis de Medios Sin embargo, no existe una conciencia generalizada en el país de Mauricio Beltrán
para la Paz se ha centrado en elevar la calidad cómo los medios de comunicación, los periodistas y los comuni- Héctor Fabio Cardona
de la información y el nivel profesional de cadores pueden aportar en forma decisiva a la construcción de la
Diana Losada
miles de colegas, la mayoría de ellos ubicados memoria, la verdad y la no impunidad, pese a que las noticias y
en las regiones, en donde se vive más de cer- los relatos que se derivan de su trabajo hacen parte de ello. Gloria Moreno
ca el conflicto, los reporteros se sienten más
Yamile Salinas
amenazados y la información se encuentra
más amordazada. Mónica Velásquez