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Boschán, P. (2004). Dolor, trauma y resiliencia.

La memoria colectiva desde la perspectiva de Hallbwachs (año) posibilita resguardar


elementos identitarios de los grupos, así como las valoraciones que existen en estos. Los
aspectos que son relevados en el marco de este tipo de memoria, se buscan transmitir a los/as
nuevos/as integrantes de la comunidades.

Nachin (1995, en Boschán, 2004) refiere que sería ideal que todos los elementos que forman
parte de la memoria humana relativos al trauma sean codificados de alguna forma, esto como
una forma de conservar dichos recuerdos, en especial por parte de sus familiares. Sin
embargo, no todos los elementos -asociados a dicho/s evento/s traumático/s-, pueden ser
elaborados en términos lingüísticos, lo que además se encuentra vinculado a que los relatos
de las víctimas difícilmente encuentren espacio de escucha y acogida en su cotidianeidad.

Boschán (2004) refiere que el trauma consistiría en una violencia externa que se ejerce sobre
los individuos, grupos y sociedades, y que éstos/as no pueden elaborarla adecuadamente a su
psiqué. Cabe destacar que esta imposibilidad de integrar estas vivencias, se vinculan con
diversos aspectos como la potencia de la violencia, la sensación de indefensión frente a los
hechos ocurridos y la modificación del entorno en el que acontece la situación, ya que ocurre
una ruptura temporo-espacial que genera una sensación de incredulidad ante la emergencia
de una situación que era supuestamente no realizable.

Igualmente, esta imposibilidad se encuentra relacionada con la pérdida de las redes de apoyo
de los/as individuos, las cuales dificultan la estabilidad en la comprensión del mundo de cada
subjetividad ante este cambio en la percepción del mundo. Esto se halla asociado a ciertas
dificultades que pueden tener las personas para diferenciar sensaciones físicas como
psíquicas.

Es posible señalar que el establecimiento de identidades y de sentidos de pertenencia dentro


de un grupo o comunidad se vinculan con la posibilidad de unir experiencias comunes entre
sus integrantes. En este sentido, el trauma se intensifica a partir de prácticas de exclusión,
individualismo, modificaciones en elementos que otorgan sentido entre los/as individuos, en
otras palabras, este quiebre simbólico obstaculiza a realizar una significación de los eventos
ocurridos, ante la potencia que posee la violencia desplegada en su contexto.

Uno de los autores que más trabajó el tema del trauma en el marco del psicoanálisis fue
Sandor Ferenczi. Entre las consecuencias que identificó se encuentran la aparición de una
ansiedad generalizada que paraliza al sujeto, volviéndolo así susceptible a otros ataques.
También, su confianza en su propia percepción se torna vulnerable, no creyendo en las
significaciones que atribuye a distintas experiencias. Ante esta situación, surge la escisión,
que implica un corte o disociación de los elementos que unifican a cada sujeto, desalojando
así alguna parte de sí mismos/as.

Considerando el caso de situaciones traumáticas, es relevante poder distinguir claramente


entre dos tipos de conocimientos. El primero es el conocimiento intelectual, que puede ser
obtenido mediante el acceso a documentación y archivos relativos al hecho en cuestión.
Mientras que el segundo, es un conocimiento de carácter vivencial, el cual posee una
implicación personal y grupal, que trasciende lo relatado en el primer tipo de conocimiento,
ya que tiene una carga afectiva en función de lo vivido por los/as individuos.

Por otro lado, en ocasiones las víctimas desarrollan de forma inconsciente sentimientos de
culpa -que no son vivenciados por los/as agresores/as-. Esto se podría asociar a que las
víctimas se puedan sentir culpables por haber sobrevivido, considerando que “no lo deberían
haber hecho”, ya que debían ser eliminados/as ante la imposición de la violencia ejercida.

Boschán (2004) plantea que lo traumático se constituye en una fuerza oscura que busca
desgastar o quebrar vinculaciones y para esto es imprescindible que hayan personas que se
encuentren ligadas entre sí, que en este caso poseerían una memoria colectiva que se
encuentra formada a partir de relatos comunes que son reelaborados por un conjunto de
individuos.

Existen elementos que se hallan en el ámbito de lo indecible, estos son problemas en las
representaciones de ciertos elementos que se encontraban vinculados entre sí y que se
desligaron a través del trauma, produciendo la escisión como se indicó con anterioridad. Ante
la imposibilidad de resolver el duelo, esto puede llevar al surgimiento de elementos psicóticos
en personas con estructuras neuróticas. Igualmente, la posibilidad de diferenciar la fantasía
de la realidad se ve afectada en estos/as sujetos, por lo que tienden a la utilización de la
racionalización como mecanismo de defensa.

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