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ÉTICA COMO TEORÍA DEL COMPORTAMIENTO

1. Introducción
a) La ética y su diferencia con la moral
b) La sociedad y su código de convivencia.
c) Los valores y las acciones humanas. La libertad y la responsabilidad.
d) Los valores y las normas.
e) Validez de los valores y normas morales: Universalismo y relativismo
f) El desarrollo de la conciencia moral. El juicio valorativo
g) Los seis estadios morales de Kohlberg
h) Dilemas éticos y morales. Conflictos entre valores

1. INTRODUCCIÓN

Es importante tener en cuenta que la ética no es un discurso de


adoctrinamiento ideológico sino más bien un ámbito de
reflexión sobre la praxis, de modo que el individuo pueda
comprender su acción en el contexto de la cultura y de la
sociedad en que se desarrolla.

La ética, como ciencia, centra su atención en una dimensión


reflexiva inherente a la formación y al quehacer personal y
profesional. A través de esta reflexión, le permite a la persona
no sólo comprender el mundo en el que le corresponde actuar,
también le ofrece criterios orientadores para entenderse con
los otros en acciones cotidianas de su vorágine individual y
laboral.

Hay preguntas que no pueden resolverse a través de las matemáticas, como por ejemplo:
¿Qué es una profesión? ¿Qué significa ser profesional en determinado rubro? ¿Qué es un
comportamiento responsable, solidario, o justo cuando se actúa en nombre de una profesión?
¿Qué tipo de profesionales necesita hoy nuestra sociedad?

La formación no consiste sólo en el entrenamiento de habilidades y destrezas para


desempeñarse correctamente en el ámbito personal y laboral. Hoy es fundamental formar en
las personas, y en cada uno de los roles que ellas asumen dentro de la sociedad, la conciencia
de actitudes emprendedoras, comprometidas, responsables y creativas que les permitan
abrirse de manera autónoma sus propios espacios de desarrollo individual y profesional.

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1. a) LA ÉTICA: SU DIFERENCIA CON LA MORAL

Generalmente, en el lenguaje cotidiano de nuestras relaciones familiares, sociales, laborales,


etc., utilizamos los términos “ética” y “moral”. Decimos, por ejemplo, “no es ético hablar mal
de alguien en su ausencia”, “es inmoral que un asesino sea entrevistado por un periodista”,
etc. Es indudable que cuando usamos el término “ética” y “moral” lo hacemos en forma
indistinta para calificar una conducta buena, honesta, correcta.

Desde el punto de vista etimológico, ambas palabras tienen el mismo significado: costumbre,
hábito. No obstante, la palabra ética deriva del griego ethos, mientras que el vocablo moral
proviene del latín mos.

En relación a la importancia del término moral, podemos decir tiene una base social, porque
es un conjunto de normas establecidas en el seno de una sociedad y como tal, ejerce una
influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de sus integrantes. En otras palabras,
constituye un sistema de valores, de principios, normas de conductas, prohibiciones, etc.
coherente dentro de una determinada época histórica y que sirve como modelo ideal de buena
conducta, socialmente aceptada y establecida.

Por su parte, la ética constituye una reflexión sobre el hecho moral que busca las razones que
justifican la utilización de un sistema moral u otro.

Sinteticemos esta diferencia conceptual a través del siguiente esquema:

Diferencia
Moral Ética
Etimológicamente
Mismo significado: costumbre, hábito
• Diferente origen
Del latín: mos Del griego: ethos
Conjunto de costumbres y
normas que regulan las Es la
conductas en un reflexión racional
determinado espacio y sobre la moral
tiempo en una sociedad

Como vemos, mientras la moral es una ciencia que prescribe, es decir, que nos conduce a
actuar de tal o cual manera, la ética no prescribe ninguna norma o conducta; no manda ni
sugiere directamente qué debemos hacer. Su alcance, aunque pertenece al ámbito de la
praxis, es mediato, y consiste en aclarar qué es lo moral, cómo se fundamenta racionalmente

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una moral y cómo se ha de aplicar posteriormente a los distintos ámbitos de la vida social.
Veamos algunos ejemplos:

Nuestra moral dice que no se debe mentir, y la ética se pregunta por qué no se debe mentir, es
decir, indaga e intenta dar razones de por qué no se debe mentir.

Otro ejemplo: si un docente enseña a sus alumnos un conjunto de normas de convivencia que
se deben respetar en su estadía en la institución, estará enseñando una determinada moral. Si
el docente propone una discusión sobre el fundamento de por qué ciertas normas de
convivencia deben ser respetadas, estará proponiendo una reflexión ética.

Por lo tanto, podríamos definir la ética como: aquella parte de la filosofía que ha de dar
cuenta del fenómeno moral en general. En síntesis:

LA ÉTICA

Rama de la Filosofía

que reflexiona sobre


el comportamiento humano

En su dimensión moral

Todo lo descripto nos sirve como base para realizarnos a una serie de preguntas:

¿De dónde surgen las normas morales?

¿Quién las escribió?

¿Son de aplicación automática?

¿Cómo se sanciona el incumplimiento de la norma moral?


1. b) LA SOCIEDAD Y SU CÓDIGO DE CONVIVENCIA

En toda sociedad para que sus miembros puedan convivir en un grado de armonía se
estructura y se organiza en función de un código de convivencia. El mismo constituye el
basamento cultural y de coexistencia para sus miembros participantes.

Este código de convivencia permite a las personas, en un determinado lugar y tiempo, realizar
determinadas cosas que están bien y sancionar acciones que se aparten de ese código. Este
código está formado por:

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Código de convivencia

Usos y
costumbres

Tradiciones

Leyes

USOS Y COSTUMBRES: son simplemente las formas habituales, comunes y usuales en que un
grupo de personas hacen las cosas. Por ejemplo: saludar, comer, vestimenta. Las costumbres
son absorbidas por medio de la observación y por la participación en la vida que nos rodea. La
complejidad y cantidad de costumbres dependen de la complejidad social. El no cumplimiento
implica que la persona sea tratada como inmoral, recibiendo en consecuencia el vacío o
indiferencia social por su distanciamiento de esa pauta cultural.

TRADICIONES: son aquellas ideas vigorosas de lo bueno y lo malo que exigen unos actos y
prohíben otros. - Las tradiciones son creencias en la bondad o maldad de los actos, basadas en
el reconocimiento de que con ellas se está protegiendo el bienestar del grupo. Las tradiciones
no son elaboradas intencionadamente ni funcionan porque alguien decide que serían una
buena idea. Naturalmente suelen ser una práctica del grupo acerca del bienestar del mismo,
transformándose en norma, autovalidándose y perpetuándose a través del tiempo.

En síntesis, los usos, las costumbres y las tradiciones son formas de comportamiento que la
persona adopta y cumple desde que se incorpora a la vida social, es decir, le es impuesto
extraindividualmente por su entorno de convivencia (familia, escuela, grupos de pares, etc.).

Además, la persona realiza estos comportamientos en virtud de una presión y mandato social,
que lo induce a comportarse de tal o cual manera, anticipándose a la sanción que sufrirá si no
la concreta. Son imposiciones mecánicas.

Asimismo, el contenido de estos usos, costumbres y tradiciones son irracionales, es decir, no


son producto de ningún acto o juicio de racionamiento actual, es una exigencia impuesta que
se transmite naturalmente de generación en generación.

De esta forma, los usos, costumbres y tradiciones son acciones impersonales, mecánicas e
irracionales que nos permiten prever la conducta de los individuos que no conocemos,
facilitando así la convivencia social, y proporcionando a la persona la posibilidad que centre su
atención en la creatividad, en la innovación y en lo racional de su quehacer diario.

LEYES: son normas jurídicas, que se basan en costumbres arraigadas en la sociedad, que se
asientan por escrito, y se especifica cuáles serán las sanciones para aquellos que no la

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cumplen. Tienen un carácter general y obligatorio. Son deliberadamente impuestas por los
órganos del Estado.

Por lo tanto, este código de convivencia es el marco normativo y prescriptivo que ordena las
relaciones de los miembros de una sociedad concreta en un tiempo determinado, indicando
como deben ser sus acciones, cómo deben actuar según las circunstancias, qué es lo que está
prohibido, y qué sanciones cumplirá quien se aparte o infringe la norma.

1. c) LOS VALORES Y LAS ACCIONES HUMANAS. LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

En general, cada norma que conforma un código de connivencia social se fundamenta en un


valor o en un conjunto de valores.

Los valores son principios que guían las conductas y las decisiones del hombre, y además, son
la base para realizar juicios de valor. Un valor es la creencia estable de que algo es bueno o
malo; de que algo es preferible a su contrario. Justifican e impregnan de sentido y coherencia a
nuestras acciones. Son impulsores y orientadores de nuestros comportamientos.

Si analizáramos cualquier acto deliberado realizado por nosotros, y nos preguntáramos por
qué lo realizamos y, a su vez, nos volviéramos a preguntar por qué teníamos esa intención y
sucesivamente contestáramos una serie de “por qué”, llegaríamos hasta las causas últimas de
esa acción: los valores que nos mueven a actuar.

Como vemos, los conceptos valores y acciones están relacionados, porque cada acción
deliberada que efectuamos, está inducida y orientada por un valor.

Observemos las siguientes imágenes:

En la primera imagen, vemos una actitud de solidaridad de un


adolescente hacia la abuela, guiado por el valor de asistencia hacia
el otro. En la segunda imagen, se observa una actitud de
reconocimiento orientado por el valor del agradecimiento por algo
recibido.

Por otra parte, los valores que orientan nuestro accionar les
asignamos una jerarquía en nuestra psiquis a manera de escalas de
preferencia: valores superiores, valores secundarios o valores
equivalentes.

Si no tuviéramos valores con distinta jerarquía seríamos


indiferentes a todo. No tendríamos ninguna razón para actuar
en un determinado sentido. Así pues, cada persona tiene una
escala de valores, que le presentan caminos alternativos a
elegir y seguir. Es como un mapa que guía nuestro andar, y
según algunos filósofos, conviene tenerlos presente y que
debiéramos tenerlo actualizado.

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Por ejemplo, el siguiente esquema representa la jerarquía de valores de una persona X, que
puede ser o no semejante a otra persona.

Asimismo, el número de valores que posee una persona es relativamente pequeño. Los
verdaderos valores, los que íntimamente me dicen "por dónde ir," son pocos porque la
existencia de muchos valores acaba en dispersión y despersonalización.

Esta escala de valores será responsable en cada caso, de los principios y reglas de conducta
que se pongan en funcionamiento en nuestro accionar y en nuestros juicios de valor. La
carencia de un sistema de valores bien definido deja al sujeto en la duda, a la vez que lo
entrega en manos ajenas.

Vemos en Mafalda, este personaje bien conocido por los


argentinos, una clara jerarquía de sus valores personales
y sociales. Seguramente si le preguntaran su posición
frente al aborto, expresaría un NO rotundo a esta acción
y SI a la Vida!!!.

Por otra parte, actuar de acuerdo a nuestros valores


implica que elegimos una dirección y un sentido de
nuestra actitud y nuestra conducta. Y siempre existe más
de una posibilidad, aún cuando la alternativa sea
simplemente no actuar.

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Sinteticemos lo analizado a través del siguiente esquema:

Y ¿por qué elegimos?

eleelegimos?

Las personas elegimos porque somos libres, estamos “condenados” a ser libres y a optar
constantemente, según nos dice el filósofo francés Jean Paul Sartre.

Aun en un caso extremo, por ejemplo, de un rehén en un asalto a mano armado, que
estrictamente se limita a obedecer, está actuando de acuerdo a su valor más importante en
ese momento: su aspiración a algo, en este caso, a la vida. Su libertad está casi totalmente
condicionada, pero todavía tiene una opción: someterse o morir.

Como vemos, toda acción implica libertad y envuelve la existencia de valores, aunque las
circunstancias de la acción pueden presentar distintos grados y condicionamiento de libertad.

Por otro lado, la libertad supone responsabilidad, y la responsabilidad supone libertad. Son
dos caras de una misma moneda. Cada acción que elegimos y ejecutamos en determinado
sentido, está orientada por un valor, según mi jerarquía, y debo responder por ella. En
síntesis, la responsabilidad implica dar respuesta a otros de nuestro acto, libremente elegido y
orientado y propulsado por nuestra escala de valores.

1. d) LOS VALORES Y LAS NORMAS

Los valores se presentan en nuestra psiquis en pares opuestos: bueno/malo; bello/feo; no


podríamos captarlos si no fuera así. No lograríamos apreciar, por ejemplo, lo agradable de una
comida o de un ambiente, si no tenemos presente (aunque no necesariamente de modo
explícito) su opuesto.

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En general, los valores podemos clasificarlos en dos grandes categorías:

Los valores
se clasifican en
Valores personales Valores sociales

VALORES PERSONALES: son producto de la reflexión y de la experiencia de cada persona, que


sobre la base de su libertad, condicionan cuál es la mejor manera de actuar y de relacionarse
con los demás. Cada persona establece su escala de valores, que estará influenciada por la
cultura de la sociedad donde vive y el espacio temporal. Dentro de esta categoría,
encontramos:

 los valores afectivos ( amor- odio),


 los valores estéticos ( bello- feo; armónico; elegante);
 los valores religiosos (sagrado- profano; divino- demoníaco).

VALORES SOCIALES: son los principios que se utilizan para actuar en sociedad, y se sustentan en
las tradiciones culturales y religiosas que a través del proceso histórico han expresado su visión
acerca de cómo deben ser y actuar las personas. Se transmiten de generación en generación.
Las sociedades también establecen su escala de valores, considerando los más importante o
superiores, y cuáles se subordinan a éstos. Dentro de esta clase mencionamos a:

 los valores morales (bueno- malo; justo- injusto; leal-desleal);


 los valores intelectuales (conocimiento- Ignorancia);
 los valores económicos (caro- barato, abundante- escaso)

Estos distintos tipos de valores son el sustento de las distintas normas que condicionan el
accionar de la persona en una sociedad, en un determinado tiempo y espacio.

Ahora bien, dentro de la vida en sociedad, ¿cómo se logra ese


respeto y obediencia a ese código de convivencia?

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La mayoría de las personas respetan habitualmente ese código de relación, no tanto por
convicción sino para evitar consecuencias desagradables, como multas o ir preso. Esta
conducta es lo que se llama heterónoma (hetero =otro; noma= norma), ya que la persona se
comporta de acuerdo con las normas que le imponen desde afuera, para lograr una
recompensa o evitar un castigo. Pero, cuando la persona va madurando e internalizando las
normas, por medio de la reflexión, su conducta se vuelve autónoma, porque está convencida
que esa conducta o acción es la correcta. Por ejemplo, cuando uno respeta las señales de
tránsito, lo hace porque cree que con esa conducta podrá evitar accidentes y perjuicios.

Varía entre las personas


CONDUCTA

Heterónoma
Autónoma

Es importante aclarar que, cuando las sociedades alcanzan un nivel de complejidad más alto,
las costumbres se convierten en leyes o normas jurídicas. La ley es una costumbre establecida
por escrito, que especifica cuáles serán las sanciones para aquellas personas que no las
cumplan. También se determina el sistema competente por el cual se las formulará (en
nuestro sistema lo hace el poder legislativo) y se establece quién llevará a cabo la aplicación
(para nosotros el poder judicial). Tienen un carácter general, porque afectan a todos los que
habitan, residen o circulan en un país, y son obligatorias, porque tienen una función regulativa
para ordenar las conductas de esas personas.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre las normas jurídicas y las normas morales?

¿Existen semejanzas entre ellas?

Comencemos respondiendo ésta última pregunta. Ambos tipo de normas son de público
conocimiento, tienen un alto grado de obligatoriedad, sobre todo las jurídicas, y regulan las
interacciones reduciendo los conflictos de convivencias entre las personas.

En relación a la diferencia, podemos decir que las normas morales no han sido establecidas por
ninguna autoridad competente, ni han sido recogidas en código escrito alguno, ni tienen
sanciones concretas. Las normas morales regulan conductas que las normas jurídicas no

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regulan. Las sanciones a las que nos sometemos cuando incumplimos normas morales están
relacionadas con el rechazo o la reprobación por parte de nuestros semejantes: repudio,
menosprecio, desconfianza.

Por ejemplo, “no se debe mentir”, es una norma moral. Si bien existen normas jurídicas que
sancionan cierto tipo de mentira (por ejemplo, el falso testimonio de un testigo en juicio), no
toda mentira es contemplada por ellas. Si miento a un amigo, esa mentira puede no constituir
un delito pero constituye un acto malo desde un punto de vista moral.

1. d) VALIDEZ DE LOS VALORES Y NORMAS MORALES: UNIVERSALISMO Y RELATIVISMO.

Habíamos señalado que la condición de validez de una norma jurídica radica en que son
escritas por autoridad competente, a partir del cual la ley adquiere su condición de general y
de obligatoria para los miembros de una determinada sociedad.

En relación a la validez de las normas morales, hay dos posturas filosóficas que la definen: la
tesis del relativismo moral y la tesis universalista.

La concepción del relativismo moral entiende que no existen leyes o valores morales
universales y absolutos, ya que la validez de ellos dependen de las circunstancias personales o
históricas donde se aplican. Estas normas y valores son aceptadas por los individuos de cada
una de esas sociedades porque se han revelado útiles para esa comunidad, o simplemente por
tradición y respeto a la autoridad de los antepasados. Puesto que cada pueblo ha tenido
experiencias históricas diferentes, tiene su particular escala de valores y se organiza en función
de un determinado código de convivencia, por lo tanto, no cabe hablar de culturas superiores,
sino tan sólo de culturas diversas.

Por lo tanto, las normas morales son productos de nuestra experiencia colectiva y están
condicionadas por su utilidad social. Así pues, la moral no es más que una regla aceptada
socialmente. Por ejemplo, si en la sociedad X la gente acepta la norma N y en la sociedad Y no
la acepta, entonces, N será válida en la sociedad X e inválida en Y.

Con respecto a la tesis universalista, también conocida como universalismo moral, concibe
que existan normas y valores universales, válidos para los seres humanos,
independientemente de la cultura a la que pertenezcan. Dentro de ésta postura, coexiste una
corriente que estima que es posible llegar a un acuerdo de alcance universal, a través del
diálogo entre las diversas culturas, sobre los valores y normas morales. Un ejemplo de esto
sería la Declaración Universal de Derechos Humanos, donde se reconoce como principio
fundamental, entre otros, “todas las personas tienen igual dignidad”, sin diferencia de sexo,
edad, ni religión.

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Posturas filosóficas
Tesis relativista Tesis universalista
Depende del Depende de la
reconocimiento adecuación a
general que le den las valores morales
personas en cada básicos,
sociedad, de acuerdo universalmente
a la escala de valores reconocidos.
que impere.

Como corolario de lo señalado, podemos decir que, más allá de cuál sea la posición que se
adopte respecto de la validez de las normas en particular y de las creencias morales en
general, es posible concluir que las normas morales cumplen su función de reducir los
conflictos y facilitar la convivencia de modo más eficaz que las normas legales, porque siempre
resulta más efectivo que los individuos actúen por convicción que por temor a la ley.

2. LA CONCIENCIA MORAL. EL JUCIO VALORATIVO.

En ética no existen respuestas fijas y seguras para todo lo


concerniente al universo moral. Los principios son generales y
abstractos, y no responden necesariamente a los conflictos en
que puede encontrarse el ser humano. Siempre queda un
margen de ambigüedad, en el que la persona se juega su propia
decisión.

El hombre es un ser moral porque sus actos están orientados al


exterior y a los demás, y éstos son un reflejo o espejo valorativo
de sus principios y escala de valores morales.

La conciencia moral es la capacidad a través de la cual el hombre puede llegar a conocer lo que
es bueno y lo que es malo. Se trata, pues, de un juicio del entendimiento o razón que permite
reconocer el valor moral de un acto concreto que pensamos realizar, estamos realizando o
hemos realizado.

Por lo tanto, la conciencia moral es un criterio subjetivo que realiza la persona sobre la bondad
o maldad de sus propios actos que se expresa a través de un juicio de entendimiento o de
razón.

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Hagamos una pequeña síntesis de lo que venimos desarrollando:

El juicio valorativo de la conciencia moral abarca tres niveles:

 Antes del acto, la conciencia actúa como consejero, por la apreciación que el
entendimiento hace del valor moral de las varias alternativas que se le ofrecen.
 Durante la ejecución del acto, la conciencia se manifiesta dándonos el sentimiento de
que somos agentes libres y responsables de nuestra acción.
 Después del acto, la conciencia interviene como juez y ejecutor de una sentencia. La
conciencia aplica en el acto su sentencia, representada por diversidad de sentimientos
morales: satisfacción, tranquilidad, remordimiento, vergüenza, arrepentimiento, etc.

LOS SEIS ESTADIOS MORALES DE KOHLBERG

Tal como analizamos en la primera parte de esta Unidad de estudio,


la conciencia moral es una realidad dinámica que habilita a la
persona para captar y vivir los valores morales y comportarse en
función de ellos. Su desarrollo y perfección dependen del progreso
y del esmero que cada persona le dé a su maduración cognitiva y a
su maduración moral.

Una propuesta para estudiar y analizar los procesos de desarrollo de


razonamiento moral es la presentada por el psicólogo
norteamericano Lawrence Kohlberg.

Este científico considera esencial entender la estructura del razonamiento frente a los
problemas de carácter moral. Sus investigaciones no se concentra en los valores específicos de
la persona sino en los razonamientos morales, es decir, en las razones que tienen las personas
para elegir una u otra acción.

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Según Kohlberg, el razonamiento moral es un juicio de aceptación o desviación de la norma
(social o legal) que se concreta mediante la toma de decisiones. Un juicio moral es el producto
de valores adquiridos e internalizados que entran en conflicto y luego de un ejercicio de
reflexión, permite priorizar qué valor es superior y así poder tomar una decisión.

En sus trabajos analizó cómo, desde la niñez, las personas se van formando en sus hábitos de
pensamiento, a través de sus experiencias y procesos de socialización que los van llevando a la
comprensión de conceptos morales como la justicia, los derechos, los deberes, la igualdad, el
bienestar humano.

En consecuencia, el desarrollo de la conciencia moral es un progreso natural y paralelo a la


evolución intelectual, cognitiva, afectiva y social que va sufriendo la persona, donde quedan
las huellas de los factores socioculturales, el tipo de educación recibida, la experiencia
emocional y el desarrollo cognitivo que haya experimentado.

En tal sentido distingue seis etapas de razonamiento moral agrupadas en tres niveles sucesivos
que a continuación se detallan:

NIVEL PRECONVENCIONAL:

Estadio 1: Moralidad heterónoma

Estadio 2: Individualismo

NIVEL CONVENCIONAL:

Estadio 3: Expectativas interpersonales

Estadio 4: Sistema social y conciencia

NIVEL POSCONVENCIONAL:

Estadio 5: Contrato social

Estadio 6: Principios éticos universales

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Dentro de este marco, Kohlberg entiende que el paso de un nivel a otro no es automático, sino
que resulta producto de una reestructuración de cómo se piensan ciertos temas morales,
favoreciendo en la persona un cambio en la forma de responder socialmente.

NIVEL A: PRECONVENCIONAL

El niño/persona responde a las normas culturales y/o sociales y las interpreta en términos de
las derivaciones que las mismas pueden tener como consecuencia de su acción o respuesta
(castigo, premio) o en términos del poder físico de la autoridad de quien emanan las normas.
Se trata de una forma egocéntrica de razonamiento moral.

NIVEL PRECONVENCIONAL

La persona responde en función a


las normas sociales y morales y las
interpreta en función de las
consecuencias (castigo/autoridad).

Estadio 1: lo correcto es la obediencia por sí misma, que de no cumplirse termina


Entre los 5 y 8 años
inevitablemente en el castigo. La autoridad tiene un poder superior, que se obedece para
evitar el castigo.

Estadio 2: lo correcto es atender a las necesidades propias, es decir, seguir las reglas sólo
cuando se trata del propio interés inmediato. “Hago esto porque me conviene”.

NIVEL B: CONVENCIONAL

En este nivel es importante actuar de acuerdo con las expectativas del grupo que uno integra
(incluso la familia) sin considerar las eventuales consecuencias, como también, es significativo
mantener el orden en la sociedad, y ello conlleva una comprensión de las normas y leyes
necesarias para su funcionamiento

NIVEL CONVENCIONAL

La persona actúa en función de las


expectativas del grupo de pertenencia.

Entre los 8 y 14 años


Estadio 3: la intención es vivir de acuerdo con lo que gente cercana espera de mí como hijo,
esposo, hermano. “No quiero defraudarlos”.

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Lo correcto es comportarse de acuerdo con lo que esperan los pares en la sociedad para
obtener la aprobación dentro del “grupo”. En las relaciones interpersonales son importantes la
lealtad, la confianza, el respeto, la gratitud. Todavía no se considera el sistema social
generalizado.

Estadio 4: lo correcto es cumplir con el deber, respetar la norma establecida, mantener el


orden. “Me basta saber que he cumplido con mi deber”. Existe un imperativo de conciencia
para cumplir con las obligaciones. Se adopta el punto de vista del sistema que define roles y
reglas.

TERCER NIVEL: POSCONVENCIONAL

En este nivel, hay en general un esfuerzo por definir valores y principios de validez universal.
Se trata de definir los principios y valores morales que están por encima de grupos y/o
autoridades aunque los mismos los sostengan y apoyen.

NIVEL POS CONVENCIONAL

La persona se define y actúa en


función de valores universalmente
reconocidos.

Estadio 5: en este estadio, la persona considera puntos de vistas legales y morales y reconoce
Entre losdificultades
que a veces están en conflicto y encuentra 18 y 25 años
para integrarlos. Se toma conciencia de
la variedad de valores y opiniones que tiene la gente, y del hecho de que la mayoría son
relativos a su grupo de pertenencia “Mis derechos terminan donde empiezan los de los
demás”. Existen derechos y valores no relativos (la libertad, la vida) que deben mantenerse
siempre.

Estadio 6: se actúa de acuerdo con principios éticos escogidos por la propia persona.

Debe advertirse que en el análisis de Kohlberg, y bien como se presenta en cada síntesis
esquemática, los desarrollos de cada etapa se van construyendo sobre los frutos de las etapas
anteriores, correspondiendo a diferentes edades cronológicas.

 El nivel preconvencional en el cual se inicia la fase de operaciones concretas se


alcanzaría entre los 5 y los 8 años.
 El nivel convencional en el cual el razonamiento lógico formal llega a su equilibrio se
alcanza a partir de la preadolescencia hasta la adolescencia de 8 a 14 años.
 El nivel posconvencional se podría alcanzar entre los 16 y los 18 años, aunque algunas
personas siguen incorporando los correspondientes desarrollos hasta los 25 años y
otras nunca llegan a la etapa 6 de los principios éticos universales.

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Es oportuna señalar que, la existencia de tales etapas ha sido corroborada empíricamente en
estudios longitudinales e interculturales, entre varones occidentales y durante la década del
70. Según el especialista, el 75 % de personas logra un desarrollo de su conciencia moral hasta
el estadio 4 y solo el 25% logra alcanzar el estadio 6.

Como corolario de lo analizado, podemos decir que cada nivel y etapa propuesta por Kohlberg
para su teoría aportan elementos meritorios para analizar a las personas en algún punto que,
por las características implicadas en su descripción, constituyen una referencia en relación a la
forma de concebir y valorar lo que es correcto de lo que no lo es. Y más allá de las críticas que
esta teoría ha acogido con el paso del tiempo, la teoría de Kohlberg representa un parámetro
importante, para comprender el razonamiento moral de las personas.

DILEMAS ÉTICOS. CONFLICTOS ENTRE VALORES

A lo largo de la vida y en distintas de situaciones, las personas se ven enfrentadas al hecho de


tener que tomar decisiones que pueden tener algún tipo de implicación moral. En muchos
casos no se tiene noción de ello y, en consecuencia, no se definen o identifican los valores y
reglas morales que han orientado las acciones emprendidas.

Pero, aun implícitamente, los mismos existen a pesar de que la falta de conocimiento puede
conducir a tomar decisiones pobremente razonadas e informadas. La ética debe contribuir al
análisis del comportamiento y toma de decisiones ayudando a identificar los valores y reglas
morales que los han orientado.

Un sistema moral está formado por el conjunto de principios éticos, reglas morales y valores
que integran la perspectiva integral de un individuo o de la sociedad.

Habíamos señalado que, los valores son las creencias del individuo que dan el fundamento
sobre el cual se formulan juicios y se realizan elecciones. Pueden derivarse del conocimiento,
de consideraciones estéticas o de consideraciones morales. Se adquieren desde la más
temprana edad, casi junto con el lenguaje y con los comportamientos de socialización, y se
consolidan y amplían con la educación y el acceso a los medios culturales e informativos.
Muchas veces permanecen implícitos y la persona no tiene claras sus prioridades valorativas.

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Las cuestiones morales nos rodean constantemente y de modo sistemático se toman
decisiones y se ejecutan acciones que tienen consecuencias o implicaciones éticas. El
razonamiento moral es un proceso ciertamente complicado y el análisis de su validez no
resulta sencillo. Puede señalarse que, el mismo constituye una clase de razonamiento que
debe tener una estructura lógica apropiada. En consecuencia, partiendo de ciertas premisas
aceptadas debe permitir arribar a conclusiones que constituyen juicios morales válidos.

Surgen al tomar decisiones con alguna implicación moral

Razonamiento basado en un Sistema moral (personal y social)

estructura
formal Parte de premisas aceptadas VALORES

Para llegar a conclusiones válidas JUICIO MORAL

Pero…el comportamiento humano es


complejo, y frecuentemente surgen

CONFLICTOS

En el curso de un proceso de razonamiento moral que debería conducir a un curso de acción o


a una toma de decisiones es frecuente que las personas se enfrenten con dilemas morales o
éticos.

El dilema se presenta cuando existe conflicto entre cursos de acción. Para distinguir si se trata
de un dilema moral o de un dilema ético habría que considerar si el conflicto se produce entre
valores propios del individuo o entre normas del grupo social.

En ciertas ocasiones, se identifica el dilema con la presencia de sólo dos cursos de acción
posibles y en el hecho de que cada uno de ellos requiere realizar una acción que resulta
moralmente inaceptable. En otros casos, se señala que el dilema se presenta entre lo correcto
y lo bueno. Es decir que hacer lo que es moralmente correcto puede tener malas
consecuencias y, en contrario ejecutar una acción que es moralmente incorrecta podría tener
buenas o mejores consecuencias que la acción anterior. Veamos algunos ejemplos de estas
situaciones dilémicas:

Tras un detallado examen de salud, el médico descubre que su paciente padece un mal
incurable, el cual en poco tiempo le producirá la muerte. ¿Tiene el médico que decirle la
verdad al enfermo o puede y hasta debe mentir diciendo que la enfermedad es curable y que
no hay peligro inmediato? Decirle la verdad a su paciente implica afligirle con el temor a la
muerte; mentirle significa ahorrarle ese dolor.

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Un prisionero de guerra detenido en un campo de concentración, del cual es imposible
fugarse, se le presenta la disyuntiva de saber si el suicidio es moral o no.

La resolución de los dilemas es una cuestión bastante complicada. No existe un algoritmo que
suministre el procedimiento preciso para llegar a un resultado satisfactorio. En muchos casos
todos los cursos propuestos pueden resultar aceptables y en otros inaceptables.

Entonces, ¿cómo proceder en tales casos?

 Se puede recurrir identificar a los principios que entran en conflicto, y determinar cuál
sería el más importante en la situación que se está considerando, aquél que constituye
la obligación principal. Si ello es posible el dilema se resuelve, en muchos casos en
forma espontánea y sin reflexionar.
 En otros casos, esta solución no es posible ya que no resulta factible determinar cuál
de los principios implicados en la situación es el más significativo, cuál de los cursos
asequibles constituye una obligación de carácter absoluto. Estos pueden ser definidos
como los auténticos dilemas. Algunos sugieren recurrir al concepto del “bien intrínseco
más elevado”, el principio moral de mayor nivel.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, los ejemplos dilémicos presentados, podrían


resolverse de esta manera:

 Si el médico considera la verdad como un valor superior a la compasión, debe decir la


verdad; caso contrario, debe mentir.
 En relación al prisionero debe decidir cuál de los dos valores es superior: la vida o la
libertad. Si la vida es el valor más elevado, el suicido no es justo. Si el más alto es la
libertad, careciendo de valor una vida sin libertad, entonces el suicidio es la salida para
gozar del valor superior.

En ambos casos, como vemos, la persona debe hacer uso de su capacidad de elección entre
dos valores para tomar su decisión de actuar en función a ella. Por lo tanto, la única salida
posible es una solución subjetiva, limitada al sujeto que juzga, solución que de ningún modo
tiene una validez universal. Por esta razón, decimos que la conciencia moral es un criterio
subjetivo de moralidad.

Por otra parte, en el proceso de análisis de cómo se resuelven los dilemas morales deben
tenerse en cuenta algunos aspectos adicionales. Uno de ellos se refiere a la distinta forma de
razonar que tienen hombres y mujeres puestos frente a iguales dilemas.

 En general, parecería que las mujeres enfrentan la cuestión en forma contextualizada y


narrativa y buscan la solución en los detalles particulares del caso, con fuerte énfasis
en las relaciones, el afecto y la amistad. Este enfoque ha sido definido como la “ética
del cuidado”.
 En cambio, los hombres se inclinan a aplicar principios generales abstractos, sin darle
mayor peso a las circunstancias particulares y con el énfasis puesto en consideraciones
de igualdad. Este enfoque es conocido como la “ética de la justicia”.

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Por supuesto, esta forma de enfocar el razonamiento moral no es por cierto exclusiva de cada
sexo ni debe considerarse una como superior a la otra. En realidad, ambos enfoques no deben
ser vistos como opuestos sino como formas alternativas de organizar los factores que
intervienen en el proceso de razonamiento moral. De todos modos, parece claro que en un
proceso de razonamiento moral y en la resolución de dilemas, podría arribarse a resultados
distintos de acuerdo con quién sea el agente que realice el análisis.

BIBLIOGRAFÍA TRABAJADA Y CONSULTADA

ARISTÓTELES: “Ética nicomaquea”.Bs. As. Ed. Losada. 2.003

BRANDT, Richard: “Teoría ética”. Madrid. Ed. Alianza. 1.992

BRUNET, Graciela: “Hablemos de ética”. Rosario. Homo Sapiens Ediciones. 1.997

GAMBRA, Rafael: “Historia sencilla de la Filosofía”. Madrid. Ed. Rialp. 1.977

KOLHBERG, Lawrence. “La educación moral”. Gedisa. España. 1.996

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en las organizaciones”. Serie documentos de trabajo Nº 249. UCEMA. Julio 2.002

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