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NOTAS SOBRE ACONTECIMIENTO y TRAUMA PUBERAL (PARTE II)

Adrián Grassi

 INTRODUCCIÓN

En la primera parte de este escrito realizamos algunas puntuaciones sobre el


sentido que toma el concepto de Trauma en Psicoanálisis (Bleichmar S. 1992;
Freud S. 1916; Laplanche J. 1996) y relaciones posibles con el de
Acontecimiento, concepto que proviene del campo de la Filosofía (Beaulieu A.
2012) entendiendo que esta articulación iría a producir un avance en lo que nos
proponemos como Trauma puberal.

En esta segunda parte desarrollamos algunas características específicas de


Trauma puberal, concepto introducido en la teoría psicoanalítica por Ph. Gutton
(1990) retomado por varios autores Moreno (2014) Waserman ( 2011) Rodulfo R.
(2013) Lacadée ( ) Le Breton ( ) quienes brindaron originales aportes
con sus propias versiones sobre algún aspecto del tema y que articulamos con lo
que son nuestros propios desarrollos sobre el entretiempo puberal-adolescente-
juventud.

Con fines de ubicar el marco dentro del cual tratamos la problemática a abordar,
retomamos la teoría del trauma S. Freud y el aporte que realizara J. Laplanche J.
con la Teoría de la seducción generalizada, retomado por S. Bleichmar S. para
plantear la seducción originaria, con la implantación de la sexualidad por parte
del adulto en el niño, sus cuidados maternos y sus efectos en la libidinización del
cuerpo como traumática y constitutiva del psiquismo. Otros desarrollos, hacen
sus aportes desde por ej. el concepto de Violencia primaria P. Aulagnier ( 1977) y
en lo que la autora propone ampliando la metapsicología freudiana con desarrollo
del Proceso originario.

Diferenciamos el término “lo puberal” de la pubertad, dado que de ese modo


circunscribimos las operaciones que son propias del psiquismo articuladas o
ensambladas a la pubertad con todos los cambios hormonales y biológicos que
esta trae. Pubertad queda circunscripta a los cambios de los cuales se da cuenta
con la aparición de caracteres sexuales secundarios. Lo puberal guarda con la
pubertad esa misma relación compleja que se plantea entre organismo-cuerpo-
cuerpo erógeno (como recorte de orden epistémico).

1
 TRAUMA PUBERAL

El campo propio de Trauma puberal, ese segundo momento necesario en la teoría


del trauma, se plantea en términos de la vivencia subjetiva corporal. Este es el
primer punto a destacar. Trauma, en tanto energía libre, no ligada, como
seducción, como sexual, como empuje a la búsqueda de nuevos recursos 1 es
vivencia que viene de una “interioridad”. Vivencia que tiene el carácter de exceso,
en tanto novedad no significada, vivenciar originario. El primer trabajo que se
plantea al psiquismo en relación al trauma puberal, es homogenizar lo
heterogéneo que trae la pubertad. Lo originario como modo de representación,
será la vía por la cual este proceso comienza a producirse. Esta es una de las
propuestas desarrolladas en este escrito, lo originario como primer modo de
representación de lo nuevo que trae el cuerpo puberal. Es en este sentido
acontecial y originante.

Trauma puberal como exceso nos lleva a ubicar desde la perspectiva freudiana,
los modelos provistos de aparato psíquico por las dos tópicas. Que decimos sobre
la cualidad de esa energía libre no ligada sobre la cual el psiquismo tiene que
realizar un trabajo de metabolización? De qué energía se trata? Para qué
instancia es un exceso? Cuál es el proceso y donde radica esa posibilidad por la
cual se podría metabolizar?

Sabemos que para que una experiencia se constituya en traumática, es decir falta
de abreacción de las experiencias y persista en el psiquismo como cuerpo extraño
(condición del trauma, junto con los efectos duraderos en el psiquismo), deben
cumplirse determinadas condiciones, una de ellas es si falla el principio de
constancia,“…una serie de condiciones deben darse para que una experiencia se
constituya en traumática, una de ellas es liquidar las excitaciones según el
principio de constancia. Diremos que hay un exceso de excitaciones en relación
con la tolerancia del sujeto y su capacidad de controlar y elaborar psíquicamente
dichas excitaciones.(Freud……).

La metáfora de la vescícula viva que se mantiene resguardada de las excitaciones


externas como capa protectora o protector de las excitaciones que solo deja pasar
cantidades de excitación tolerable. Nosotros interpretamos excitaciones externas
al Yo que es la instancia que registra la amenaza. Cuando esta capa experimenta
una extensa efracción, nos hallamos ante el trauma: la misión del aparato
consiste entonces en movilizar todas las fuerzas disponibles, a fin de establecer
contracatexias, fijar sobre el terreno las cantidades de exitación aferentes y

1
Todos elementos que quedan señalados a la hora de definir Trauma (Ver Diccionario de Psicoanálisis,
Laplanche J. y Pontalis J.B. o Diccionario de Psicoanálisis Roudinesco E.

2
restablecer así las condiciones de funcionamiento del principio de placer (Freud
1920).

“…sobre todo el conflicto psíquico que impide al sujeto integrar en su


personalidad consciente la experiencia que le ha sobrevenido” (Diccionario de
Psicoanálisis, Laplanche y Pontalis, pag. 469). Integrar en su personalidad
consciente vale decir en su Yo, la experiencia que le ha sobrevenido.

En lo traumático puberal la experiencia que resulta excesiva, ese demás a


metabolizar, la energía libre a ligar e integrar en el Yo, proviene de la propia
interioridad. Son nuevas sensaciones e imágenes de un cuerpo extraño que no
registra un lugar en el orden de los procesos psíquicos donde procesar dicho
exceso. Lo puberal irrumpe con sus nuevas imágenes que exponen las
metamorfosis corporales, una nueva estética corporal y sus nuevas sensaciones 2.

Las metamorfosis corporales aparecen en un Yo-cuerpo que pide la inscripción de


la novedad genital, con los caracteres sexuales secundarios. Desdoblamiento de
una imagen de cuerpo infantil que ha sido ocupada por un cuerpo extraño que
pide hacerse lugar en el registro de lo psíquico y requiere de inscripciones para
ligar lo excesivo. Cuerpo extraño al Yo. Cuerpo (infantil) tomado por un “otro”
cuerpo, (puberal), que como en el cuento casa tomada de Julio Cortázar poco a
poco, o intempestivamente3 es vivenciado con ocupantes extraños que desplazan
al genuino poseedor, Yo-cuerpo constructor y asiento de identidad4.

La relación que guarda el Yo con el propio cuerpo no es una relación llana y


directa, no es sin mediaciones. La relación o la viviencia subjetiva del cuerpo es
“información libidinal” que proviene de las imágenes y sensaciones corporales,
como también de las miradas y palabras provenientes del otro, el Otro y los otros.
Sensaciones e imágenes visuales, auditivas, olfativas, táctiles, gustativas,
cenestésicas, kinésicas. Sensaciones orgásmicas que marcan otra de las
novedades que irrumpen con lo puberal, y que toman un sentido mucho más
amplio que el específicamente genital.

Trauma puberal, segundo tiempo necesario del trauma, seducción del cuerpo
infantil por el extraño cuerpo genital puberal. El cuerpo otro, cuerpo puberal,
2
Disitnas sensaciones irrumpen con la pubertad: olfativas como son los aromas puberales que inundan el
cuerpo, sus pertenencias y adyacencias como la ropa, su cuarto y sus amigos. La ropa mugrosa, las nuevas
secreciones hormonales, sudoración con olor axilar, secreción de glándulas sebáceas. Las apariciones en la
piel de pruritos, acné y eczemas, imágenes y sensaciones visuales de extrañeza y rechazo, vellosidades
diversas, la menarca y sus incómodas novedades, las poluciones en el varón que junto con el placer traen
angustia, entre otras irrupciones en el cuerpo límpido de impurezas de la infancia.
3
Diferencia fundamental para la psicopatología, tratada entre otros por M. Waserman.
4
Siguiendo las ideas que Nasio desarrolla en Mi cuerpo y sus imágenes (2008) estamos en condiciones de
retomar incluso el desarrollo de Freud (1921), la imagen del cuerpo es la sustancia de nuestro Yo (Pag. 57).

3
seduce al cuerpo infantil (Gutton 1990 ). Cuerpo infantil o si se quiere
organización genital-pregenital infantil (Freud 1923) pero mucho más allá, el
narcisismo radicado y construido durante largos, (12-15-18 ?) años por el Yo y el
discurso familiar. El cuerpo erógeno comienza a sentir como rareza y extrañeza
esos primeros implantes del cuerpo puberal, nuevas imágenes de la genitalidad.

Después de todo la psicología no es otra cosa que la imagen confusa que


tenemos de nuestro propio cuerpo, pero esta imagen confusa implica afectos
(Lacan J. Seminario 23 pag. 147). Esa imagen confusa del cuerpo, cuyo
investimento libidinal puede ser positivo o negativo, (pictograma de fusión,
pictograma de rechazo) encuentra en el trauma puberal momentos de rareza,
vivencias de rareza que no encontró aún imágenes corporales que apacigüen la
angustia. Angustia ligada a las incomodidades y rarezas corporales que se anotan
en la cuenta de un narcisismo desencajado que no logra re-investir sus nuevas
imágenes e integrarlas en el Yo corporal. El trabajo de lo puberal será ir a la
búsqueda de esos nuevos recursos que van a permitir su inscripción y
elaboración.

La genitalidad pide ser integrada al narcisismo. Podrán el/la púber


verse/sentirse/investir su (nuevo) Yo-cuerpo genital? Apostamos a que en los
procesos saludables, acontece. Originario es originante. Acontecimiento puberal
por excelencia, registro del nuevo cuerpo y nuevas bases corporales para el Yo.
Aquí nuestra propuesta de cómo comienza a registrarse el nuevo cuerpo. Este
acontecimiento es una experiencia que se produce por medio de dos recursos que
se movilizan y se buscan como modo de comenzar a inscribir lo nuevo.

1. RECURSO DEL REGISTRO ORIGINARIO

Experiencia sensorial y sensitiva por antonomasia que moviliza el recurso de lo


originario como primer modo de vivenciar el nuevo cuerpo genital. Recurso en la
construcción de la imagen del Yo-corporal dice que algo nuevo sucede.

Al púber en esos tiempos “de alteración” (C. Castoriadis, citado por Moreno J.
2014, pag. 150), le es difícil entender y mas aun narrar lo que le pasa y por ello
suele ser difícil dialogar con él. Son esos tiempos de pura inmanencia cuando
transcurren hechos que no logran narrarse ni verse desde una posición
trascendente medianamente estable. Eso lo hace estar pendiente de las pantallas
y de la mirada de los otros en procura de algún reflejo que diga de él. Diríamos de
algún reflejo que vaya organizando el registro originario en una estructura
fantasmática y posterior relato propio de lo secundario. Esta vivencia en
inmanencia es pura vivencia corporal. No hay registro en el nivel de una
comprensión de lo que sucede porque se está viviendo una especie de terremoto

4
desconcertante que no se puede relatar. Se diría que “lo puberal” en tanto
acontecial sigue la propuesta que Deleuze G. plantea en “Kafka, por una
literatura menor” (1975, pag. 14) “No creemos sino en una experimentación de
Kafka (recordemos la Metamorfosis), sin interpretación ni significación, sino sólo
protocolos de experiencia. Experimenta en vez de significar o interpretar!!”

Es condición en los procesos saludables de lo puberal, que este experienciar


transcurra sobre el fondo de algún tipo de registro que formulamos de la siguiente
manera: “esto nuevo me acontece, me sucede, me pasa, no se bien de que se
trata pero acepto, registro la novedosa vivencia subjetiva en Mi”.

Tratar de explicar tomando una posición trascendente, dar una interpretación


desde una exterioridad, pone freno al experienciar. Este momento del primer
registro del acontecer, sólo pide ser experienciado como propio. Primer momento
de integración del cuerpo que aparecía desdoblado. El registro subjetivo de los
cambios corporales a partir de las imágenes que le llegan al Yo, imágenes
sensoriales e imágenes sensitivas van dando esa pantalla sobre la cual el Yo va a
ir registrando sus cambios.

Este proceso para elaborar lo traumático, buscando un registro de lo psíquico


donde inscribir nueva imagen de cuerpo, pide entregarse a un vivenciar sensorial
bajo el principio de placer, condición de nuevas inscripciones pictogramáticas. La
sensorialidad se constituye en la vía privilegiada de registro del tono libidinal del
cuerpo erógeno. Reordenamiento de la I.I.C. con placer o displacer pero de
aceptación de que lo raro proviene de la propia interioridad. Lo raro es mio y lo
tengo que integrar a la imagen del Yo-cuerpo. El Principio de Placer (que es
oscilación con el displacer) será garante de la inscripción.

Los consumos de sustancias psicoactivas, sea con mayor o menor


responsabilidad, u otro tipo de experiencias adrenalínicas (desde participación en
pelease, cortes en el cuerpo, puestas en riesgo del cuerpo en general) en este
momento, estimulantes de las vías sensoriales, se juegan en un sinuoso borde
entre los procesos saludables y la patología. La búsqueda de nuevas sensaciones
es un mecanismo paradojal que puede anotarse en la línea de la inscripción
pictogramática bajo el principio de placer, como derivar hacia formaciones de
negación, rechazo y/o expulsión de lo nuevo.

La vía de la psicopatología podría abrise aquí con la no aceptación de la rareza, lo


diferente como propio y el establecimiento de defensas ante la angustia que
genera en la medida en que quede amenazada la integridad del sujeto, lo cual se
plantea como fisuras en el narcisismo. El establecimientos de defensas como

5
represión, negación, disociaciones y escisiones, forclusión o forclusiones locales
indican los posibles destinos psicopatológicos. Pictograma de rechazo, sufrimiento
vivencia de dolor psíquico, de horror. En los procesos patológicos mas complejos
lo heterogéneo de la nueva corporeidad no se puede homogenizar integrando
esas vivenciad al Yo corporal.

“…Desde que me apareció esta mierda en la cara no puedo hacer nada”, plantea
un joven, años después de que esta irrupción en el rostro paralizara todo trabajo
de investimento de proyecto futuro. Modo en negativo de experienciar el nuevo
rostro puberal-adolescente, (el acné aparecido hacía varios años, 3 o 4 que aún
en la actualidad va marcando un proceso de des-investimento narcisista). El
paciente plantea así el inicio a partir del cual comienza a sentir que su vida deja de
tener sentido. El encierro y aislamiento se transforman en su lugar. Proceso de
des-investimento del cuerpo con efectos depresivos en cuanto no podrá organizar
un proyecto identificatorio propio futuro. La desazón y desesperanza sobre un
devenir investido libidinalmente es la marca del narcisismo des-investido,
resquebrajado. Todo deja de tener sentido en su vida.

2. RECURSO DE LA MASA PUBERAL

Como otro recurso que se articula al anteriormente descripto, ubicamos la


disposición a realizar esta vivencia sensorial de la corporeidad en un
agrupamiento, en una grupalidad donde suceden fenómenos especiales, propios
de lo puberal y que denominamos masa puberal.

La masa puberal constituye parte de un escenario donde también se va


produciendo el registro del nuevo Yo-cuerpo puberal. Si planteamos que en lo
traumático puberal, el Yo se ve desbordado, excedido por la novedad a significar,
es en este nuevo escenario de la grupalidad puberal donde también podrá
registrarse como experiencia subjetiva un nuevo Yo-cuerpo genital que ingresa
por las vías de lo originiario, como fue señalado, pero que también requiere de un
originario que es grupal. El “espíritu de cuerpo” que tan bien describe un tipo de
funcionamiento de la psicología de las masas, en el escenario puberal grupal, se
construye un cuerpo cuyo espíritu es la masa. El Yo-cuerpo inflexiona hacia un
nuestro cuerpo “lo que Nos pasa en el cuerpo”. Este pasaje del Yo al Nos
apuntalado en el escenario de la grupalidad, va inscribiendo corporeidad genital en
una subjetividad que es grupalidad.

Desde el escrito de Freud, Psicología de las masas y análisis del Yo (1921), se


desdibuja la diferencia entre la Psicología individual y la Psicología social o de los

6
grupos, es algo en lo cual hay que seguir insistiendo por la importancia que toma
la perspectiva intersubjetiva en los procesos psíquicos. En Un sigular grupal R.
Kaës (2010) destaca la articulación entre estas tres dimensiones de la
subjetividad: intrapsíquica, intersubjetiva y transubjetiva.

Retomamos el término acontecial para inscribirlo en un campo donde siguiendo


los planteos de R.Kaës, J. Puget, I. P. Riviere, Bleger, I. Berenstein, Neri entre
otros, se destaca como lo nuevo acontece en una instancia que mas allá de lo
individual, tiene ese carácter de grupalidad. La grupalidad trabaja la
heterogeneidad del cuerpo puberal en el proceso de su homogenización. Este
proceso que es acontecial, (neologismos que nos indican la capacidad de dar a
lo nuevo un lugar en una subjetividad) requiere además de la pluralidad. Pluralidad
que en su conformación como masa, permite la inscripción de la propia extrañeza
en una experiencia compartida. “No sabemos lo que nos pasa, pero lo vamos
viviendo todos juntos”. Momento de metabolización de lo traumático puberal en la
medida en que el grupo se constituye en organización que contiene inscribiendo
subjetividad a la vez.

Como hecho a destacar, es que lo heterogéneo de la corporeidad, lo que tiene


que quedar significado como neo, es la matriz a partir de la cual se van a significar
los hechos. Esta nueva matriz puede ser nombrada de diferentes maneras, pero
esta masa grupal puberal ofrece una matriz diferente de la familiar propiciatoria de
las inscripciones pictogramáticas del cuerpo genital puberal 5. Esa es su
potencialidad

Entregarse a un vivenciar del cuerpo en la masa puberal, indiscriminación,


indiferenciación propia de esta grupalidad que roza también la fusión de la
genitalidad, es homogenizar lo heterogéneo en una espacialidad que se va
construyendo, haciendo de lo conocido familiar un territorio suficientemente
distante y mediatizado por la masa puberal.

Como ha sido señalado por varios autores, Rodulfo, Moreno, la categoría del
nosotros se va inscribiendo. Pasaje del Yo al Nosotros. Límite que es importante
transitar durante algún tiempo. El grupo apuntalando la construcción del límite del
Yo-nosotros-cuerpo. Identificaciones grupales sostienen este proceso en el cual la
frontera del grupo y del no grupo bien puede coincidir, en algún caso con la
frontera del yo y del no-yo (Kaës 2006, pag. 101). Este es el caso del escenario
grupal puberal, que de este modo va inscribiendo la experiencia subjetiva del Yo-

5
Términos como “la familia judicial” o “la familia bancaria” que llevan la marca de una grupalidad
masificada, podría metaforizarse en la “familia puberal”. De hecho no son pocas las referencias de padres
de adolescentes que dicen, ahora parece que no somos mas su familia, en referencia a ese momento de
soltarse de lo familiar conocido del hijo. Ahora su familia son sus amigos.

7
cuerpo en la grupalidad. Yo-nosotros-nos/otros es la nueva espacialidad de
escritura corporal.

Bibliografía

Aulagnier P.: (1977) La Violencia de la iinterpretación. Amorrortu Buenos Aires.

Beaulieu A.: (2012), Cuerpo y acontecmiento. Letra vida, Buenos Aires

Bleichmar S.: (1992)Teoría traumática de las Neurosis. Rev. Diarios Clínicos N° 5.

Ediciones Diarios Clínicos, Buenos Aires.

Deleuze G.:(1975) Kafka, por una literatura menor. Ediciones Era pag.14, México.

Freud S.: (1916), Cinco Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. Toma XVI,

pag. 252 1989 Amorrortu, Buenos Aires.

Gutton Ph.: (1990) Lo Puberal. Paidós, Buenos Aires.

Kaës R.: (2010) Un singular grupal. Amorrortu, Buenos Aires.

----------- (2006) El grupo y el sujeto de grupo. Amorrortu, Buenos Aires.

Lacan J.:(1975-1976) Seminario El sinthome. Paidos 2006, Buenos Aires.

Laplanche J.: (1996) La prioridad del otro en Psicoanálsis. Amorrortu, Buenos

Aires.

Moreno J.: (2014) La infancia y sus bordes. Paidós Buenos Aires.

Nasio J.: (2011) Cómo tratar con con un adolescente difícil. Paidós, Buenos Aires.

----------- (2008) Mi cuerpo y sus imágenes. Paidós,Buenos Aires

Rodulfo R.: (2013) Andamios del Psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires.

8
Waserman M.: (2011), Waserman M. Condenado a explorar. En Condenados a

explorar. Novedu. Buenos Aires

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