Sunteți pe pagina 1din 23

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN ANTONIO ABAD DEL CUSCO

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN

ESPECIALIDAD DE LENGUA Y LITERATURA

TEMA:

JÓSE LEZAMA LIMA

CURSO: LITERATURA LATINOAMERICANA II

DOCENTE: INDALECIO SANTISTEBAN FLORES

Semestre: 2017-II

INTEGRANTES:
 Surco Yupanqui, Mishel
 Torre Zevallos, Lucila

2
ÍNDICE

~BIOGRAFÍA~ .......................................................................................................................................................... 4
PRIMEROS AÑOS Y FORMACIÓN ....................................................................................................................... 4
COMIENZOS DE SU CARRERA LITERARIA. .......................................................................................................... 5
REVOLUCIÓN CUBANA Y LABOR EN LA CASA DE LAS AMÉRICAS ..................................................................... 5
ÚLTIMOS AÑOS, OSTRACISMO Y MUERTE ........................................................................................................ 6
~OBRAS~ ................................................................................................................................................................. 8
NOVELA PARADISO ................................................................................................................................................ 9
CURIOSIDADES ..................................................................................................................................................... 10
LA FASTUOSIDAD DE PARADISO ...................................................................................................................... 10
APARICIÓN DE PARADISO Y POLÉMICA ........................................................................................................... 10
RESUMEN DE PARADISO POR CAPÍTULOS........................................................................................................... 12
~POESÍA DE JOSÉ LEZAMA~ ................................................................................................................................. 18
Muerte de Narciso............................................................................................................................................ 18
AH, QUE TÚ ESCAPES........................................................................................................................................ 22
HOMENAJES.......................................................................................................................................................... 22
~BIBLIOGRAFÍA~ ................................................................................................................................................... 23

3
~BIOGRAFÍA~

José María Andrés Fernando Lezama Lima, conocido sencillamente como José Lezama Lima (La Habana,
19 de diciembre de 1910 — 9 de agosto de 1976) fue un poeta, novelista, cuentista y ensayista cubano.
Es considerado uno de los autores más importantes de su país y de la literatura hispanoamericana,
especialmente por su novela Paradiso, una de las obras más importantes en la lengua castellana y una
de las cien mejores novelas del siglo XX en ese idioma, según el periódico español El Mundo.
Principal referente de lo que Severo Sarduy llamó neobarroco americano,2 su obra se caracteriza por
su lirismo y el uso de metáforas, alusiones y alegorías, asentada sobre un sistema poético que
desarrolló en ensayos como Analecta del reloj (1953), La expresión americana (1957), Tratados en La
Habana (1958) o La cantidad hechizada (1970).
Sólo lo difícil es estimulante; sólo la resistencia que nos reta, es capaz de enarcar, suscitar y mantener
nuestra potencia de conocimiento.

PRIMEROS AÑOS Y FORMACIÓN


Nació el 19 de diciembre de 1910 en el campamento militar de Columbia, en La Habana, siendo el
segundo de los tres hijos de José María Lezama y Rodda, coronel de artillería e ingeniero, y de Rosa
Lima Rosado. La profesión de su padre llevó a la familia a instalarse, primero, en la Fortaleza de La
Cabaña, y más tarde a Florida, cuando el coronel Lezama se ofreció como voluntario en las tropas
aliadas en la Primera Guerra Mundial. Su muerte a causa de una gripe en 1919,4 marcó el carácter y la
vocación del escritor:
Tenía mi padre al morir treinta y tres años. Él estaba en el centro de mi vida y su muerte me dio el
sentido de lo que yo más tarde llamaría el latido de la ausencia. El sitio que mi padre ocupaba en la
mesa quedó vacío, pero como en los mitos pitagóricos, acudía siempre a conversar con nosotros a la
hora de la comida Mi madre guardó siempre el culto del coronel Lezama: una tarde, cuando jugábamos
con ella a los yaquis, advertimos, en el círculo que iban formando las piezas, una figura que se parecía
al rostro de nuestro padre. Lloramos todos, pero aquella imagen patriarcal nos dio una unidad suprema
e instaló en Mamá la idea de que mi destino era contar la historia de la familia.
En 1920, de regreso en Cuba, Lezama ingresó en el colegio Mimó, donde concluyó sus estudios
primarios en 1921. Comenzó sus estudios de segunda enseñanza en el Instituto de La Habana, donde
se graduó como bachiller en ciencias y letras en 1928.
La situación económica de la familia era difícil, por lo que en 1929 se trasladaron de la casa de su
abuela, en Paseo del Prado a una casa mucho más pequeña a pocas cuadras de distancia, en Trocadero
162, donde Lezama residió por el resto de su vida.
El mismo año inició los estudios de Derecho en la Universidad de La Habana. Participó el 30 de
septiembre de 1930 en los movimientos estudiantiles contra la dictadura de Gerardo Machado, que
provocaron la clausura de la casa de estudios. En 1935 publicó su primer trabajo, el ensayo Tiempo

4
negado, en la revista Grafos, en la que al año siguiente se publica su primer poema titulado Poesía, al
mismo tiempo que retomaba sus estudios universitarios.

COMIENZOS DE SU CARRERA LITERARIA.


El año 1937 fue especialmente significativo para Lezama, ya que publicó su primer poema de
repercusión, Muerte de Narciso, y conoció a Juan Ramón Jiménez, con quien forjó amistad. Un año
más tarde se recibió de abogado y apareció su obra Coloquio con Juan Ramón Jiménez.
Entre 1937 y 1943 fundó tres revistas, Verbum (1937), Espuela de Plata (1939 - 1941) y Nadie parecía
(1942 - 1944), y publicó el poemario Enemigo rumor. Por esta época conoció a los poetas Gastón
Baquero, Eliseo Diego y Cintio Vitier, que más tarde integraron el Grupo Orígenes.
Dirigida por Lezama y José Rodríguez Feo, Orígenes fue una de las publicaciones culturales más
importantes de Cuba en aquella época, alcanzó a publicar cuarenta números entre 1944 y 1956, y
nucleó a un grupo de artistas e intelectuales entre los que se encontraban, entre otros, Gastón
Baquero, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Virgilio Piñera, Octavio Smith, Mariano
Rodríguez y René Portocarrero. Entre los colaboradores extranjeros se encontraron Juan Ramón
Jiménez, Aimé Césaire, Paul Valéry, Vicente Aleixandre, Albert Camus, Luis Cernuda, Paul Claudel,
Macedonio Fernández, Paul Éluard, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Alfonso Reyes y Theodore Spencer,
entre otros.
La actividad de Lezama en este período fue casi febril: además de dirigir y editar Orígenes, entre 1945
y 1959 fue funcionario en la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, publicó dos poemarios
(Aventuras sigilosas y La fijeza), dos ensayos (Arístides Fernández y Analecta del reloj) y emprendió los
dos únicos viajes que hizo fuera de la isla, el primero a México en 1949 y el segundo a Jamaica en 1950.
También, fue en esos años que publicó los primeros capítulos de su novela Paradiso, que no terminó
hasta casi veinte años después.
En 1954 una disputa entre Lezama y Rodríguez Feo provocó el alejamiento de este último de Orígenes,
que sólo publicó tres números más hasta su cierre dos años después.
En enero de 1957 dictó una serie de cinco conferencias en el Instituto Nacional de Cultura, que fueron
recogidas en su libro La expresión americana, una de sus obras ensayísticas más importantes, y al año
siguiente publicó Tratados en La Habana, colección de artículos y ensayos escritos entre 1937 y 1957.

REVOLUCIÓN CUBANA Y LABOR EN LA CASA DE LAS AMÉRICAS


Con el triunfo de la Revolución cubana, fue nombrado director del Departamento de Literatura y
Publicaciones del Instituto Nacional de Cultura, desde donde dirigió importantes colecciones de libros
clásicos y españoles.
En 1961 actuó como jurado del Premio Casa de las Américas, en la categoría de poesía, volviendo a
participar en otras dos ediciones (1965 y 1967).
En el marco de esa convocatoria conoció personalmente a Julio Cortázar en 1963, que había sido
invitado como jurado en la categoría de novela, y con quien se escribía desde 1957, a partir de un

5
ejemplar de Orígenes que le habían enviado al argentino. La amistad entre ambos autores fue uno de
los encuentros más célebres y fructíferos entre dos figuras emblemáticas de la literatura
hispanoamericana. Además de la correspondencia y las sentidas dedicatorias que el cubano le hizo, la
mutua admiración produjo un generoso intercambio crítico: Cortázar fue un gran difusor de la obra de
Lezama gracias a su ensayo «Para llegar a Lezama Lima», incluido en su libro-collage La vuelta al día en
ochenta mundos, publicado en 1967; y a su vez, Lezama escribió el prólogo a la edición cubana de
Rayuela, «Cortázar y el comienzo de la otra novela», recogido más tarde en La cantidad hechizada.
El 12 de septiembre de 1964 sufrió un duro golpe con la muerte de su madre, con quien tenía un fuerte
vínculo afectivo. Esta pérdida fue la segunda más importante de su vida, después de la de su padre, y
lo acompañó por el resto de sus días, al punto de decir «Yo empecé a envejecer el día que murió mi
madre».
El 5 de diciembre del mismo año contrajo matrimonio con su secretaria, Maria Luisa Bautista. En 1965
ocupó el cargo de investigador y asesor del Instituto de literatura y lingüística de la Academia de
Ciencias. Es en esa época cuando publicó su Antología de la poesía cubana en tres volúmenes.

ÚLTIMOS AÑOS, OSTRACISMO Y MUERTE


Manuel Pereira y Lezama Lima, en una de las sesiones del Curso Délfico, diciembre de 1970.
A pesar de ya no contar con el apoyo oficial, Lezama siguió vinculado a la Casa de las Américas, por
tercera y última vez como jurado del Premio de poesía en 1967 y como asesor literario en 1969;
también llegó a publicar su Poesía completa y los volúmenes Las imágenes posibles y La cantidad
hechizada, que recogían ensayos escritos en años anteriores.
El episodio conocido como Caso Padilla en 1971 marcó el comienzo del llamado Quinquenio gris (1971
- 1976), un período en el que el intento de imponer el realismo socialista desde los organismos
culturales oficiales provocó una ola de persecución y censura a escritores y artistas considerados
"contrarrevolucionarios" como Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas y el propio Lezama, quien desde
entonces sufrió un ostracismo público, con la prohibición de la edición de sus obras o la mención de su
nombre en los medios. Posteriormente, las autoridades rectificaron esa posición, con la reedición de
la obra de los autores censurados y la difusión de trabajos críticos y homenajes a su obra.
De esos años de exilio interno da testimonio la correspondencia que Lezama mantuvo con su hermana
Eloísa. Cuando en 1972 le otorgaron el Premio Maldoror de Poesía en Madrid y el premio a la mejor
obra hispanoamericana traducida al italiano por Paradiso, Lezama no pudo ir a recoger ninguno de los
dos galardones:
Recibí tu carta sobre el premio de Italia. Me extraña que digan que no han recibido ni siquiera una carta
de agradecimiento. Les he mandado cables y les escribí dándoles las gracias. No he recibido la menor
noticia interior ni exterior sobre el premio. Todo es muy raro.
Con frecuencia, las quejas apuntaban a la negativa del gobierno a autorizar su salida del país:

6
Por la noche María Luisa y yo leemos algún libro que nos gusta, como el maravilloso Diario de Paul
Klee. Me parece que vivo esas existencias maravillosas, mientras permanezco, aunque con disgusto,
inmovilizado, pues en el año pasado y en éste he recibido como seis invitaciones para viajar a España,
a México, a Italia, a Colombia, y siempre con el mismo resultado. Me tengo que quedar en mi casita
hasta que Dios quiera.
La salud de Lezama, asmático de toda la vida, comenzó a desmejorar en sus últimos meses, por sus
hábitos de fumador y su obesidad. El 8 de agosto de 1976 fue ingresado al Hospital Calixto García a raíz
de una infección pulmonar que había desarrollado, pero falleció en la madrugada a causa de un infarto
provocado por su debilitado estado general. No obstante, existen controversias respecto a la atención
recibida. Mientras que el doctor que acompañó a Lezama en sus últimas horas, José Luis Moreno del
Toro, hace recaer parte de la culpa en el mismo Lezama (dado que este rehusó ser hospitalizado un día
antes cuando ya se tenía todo listo), se especula con que la atención recibida en el hospital no fue la
adecuada, y que el equipo médico que recibió al escritor no supo tratar la situación.2829
Fue sepultado al día siguiente en el sepulcro familiar del Cementerio Colón, junto a sus padres. Un año
después apareció su novela póstuma e inacabada, Oppiano Licario, secuela de Paradiso; y en 1978
Fragmentos a su imán, su último poemario, con un prólogo de Cintio Vitier. La edición mexicana,
nuevamente a cargo de Era, llevó un poema-prólogo de Octavio Paz.

7
~OBRAS~

NOVELA
 Paradiso (1966)
 Oppiano Licario (1977)

POESÍA
 Muerte de Narciso (1937)
 Enemigo rumor (1941)
 Aventuras sigilosas (1945)
 La fijeza (1949)
 Dador (1960)
 Fragmentos a su imán (1978)

ENSAYO
 Coloquio con Juan Ramón Jiménez (1938)
 Arístides Fernández (1950)
 Analecta del reloj (1953)
 La expresión americana (1957)
 Tratados en La Habana (1958)
 Las imágenes posibles (1970)
 La cantidad hechizada (1970)
ANTOLOGÍAS
 Antología de la poesía cubana (1965)
 Órbita de Lezama Lima (1966)
 Antología del cuento cubano (1968)
 Poesía completa (1970)
 Introducción a los vasos órficos (1971)
 Las eras imaginarias (1971)
 Imagen y posibilidad (1981)
 Relatos (1987)
 Escritos de Estética (2010)

8
NOVELA PARADISO
Paradiso, publicada en 1966 por Ediciones Unión, también es una ola de referencias hacia lo cubano
como las fiestas musicales nocturnas, lo culinario y el mar. Pero, “no es una novela que refleje la
manera de hablar del pueblo cubano, todos los personajes hablan como si fueran filósofos o poetas, la
cocinera habla de Aristóteles. Los elementos son de una cultura universal, aparecen elementos de la
India, de China. Refleja el barroco cubano”, acota Casar González, quien participa en el programa La
dichosa palabra.
El texto, cuyo primer capítulo apareció en dos números de la revista Orígenes en 1949, aborda la
historia del joven poeta José Cemí Olaya, desde su infancia hasta sus años universitarios.
Para René Avilés Fábila, escritor y académico de la UAM, la obra de Lezama Lima es “un monumento a
la literatura. Cautiva de inmediato en todo el continente americano y en Europa. Realmente muestra
a un escritor que domina perfectamente el español, es de una gran riqueza, tiene ese énfasis poético
que parece ser ausente en la mayor parte de las novelas latinoamericanas de la época, ése es uno sus
valores”.
Por esta razón fue elogiada por autores del boom latinoamericano como Julio Cortázar, Mario Vargas
Llosa, Carlos Fuentes y José Donoso, quienes a través de sus escritos la difundieron. Mientras que en
Cuba, fue censurada. Se retiró de las librerías por sus pasajes homosexuales, sus alusiones a la religión
católica y por estar “ligada a un mundo letrado”.
Al respeto, Rafael Rojas, abunda: “Cuando apareció en 1966 fue atacada por burócratas que dirigían la
cultura en aquel momento, hubo una especie de escándalo, fue rechazada por los pasajes
homosexuales que hay en algunos capítulos, la novela es intensamente erótica de principio a fin.
También tiene otros elementos que molestaron a la burocracia y élites cubanas, por ejemplo, la
defensa abierta de la formación católica, del protagonista José Cemí, hay muchas alusiones a la religión
católica, también la defensa de un modo de vida letrado, intelectual, un mundo muy ligado a la
literatura”.
“En los años 80 y 90 Lezama comenzó a ser lentamente reivindicado en Cuba, pero parcialmente. Es
cierto que se ha reeditado la novela Paradiso sin mutilaciones; nunca más se han retirado los libros de
poesía o ensayo de las librerías, pero no circula en Cuba una buena edición de las obras completas de
Lezama, pero no es un autor que está al alcance de las mayorías lectoras dentro de Cuba”.
Avilés Fabila, señala que el poeta es un autor un tanto olvidado “no sólo en la Isla sino en el resto del
continente, soy profesor universitario, estoy en contacto con los jóvenes y no escucho que hablen de
Lezama Lima, recuerdan más a Cortázar, Borges, Cabrera Infante, Rulfo o Vargas Llosa”.
Rafael Rojas concluye que una reivindicación de este escritor cubano “debería ir acompañada de un
reconocimiento de los errores que cometió el Estado al censurarlo y silenciarlo en la Isla, y al mismo
tiempo, un reconocimiento más honesto sobre las diferencias que él tuvo con el socialismo cubano. A
Lezama se le dejó de publicar hacia 1970 o 1971, hasta su muerte se convirtió en un escritor fantasma
dentro de su país natal”.

9
CURIOSIDADES
Paradiso, la compleja, barroca y controversial novela de José Lezama Lima, salió justamente cuando se
recrudecía el frenesí anti-homosexual en el país, y cuando la validez de los escritores se medía por
cómo reflejaban la Revolución en sus obras. Al saber que había salido el libro, muchos de los que yo
conocía en la Universidad de La Habana, con entusiasmo procuraban conseguir una copia aunque fuera
prestada, e iban directo al capítulo ocho, el famoso capítulo erótico, peor aún, erótico homosexual, y
donde la Revolución Cubana apenas aparece.
Lezama Lima pagó muy caro por estas infracciones con años, décadas, de aislamiento y ninguneo por
parte de la oficialidad cultural del país. Hoy en día las aventuras, en este breve capítulo de 20 páginas,
del pícaro Farraluque, apenas levantarían una ceja, pero en aquellos tiempos causaron escándalo.

LA FASTUOSIDAD DE PARADISO
Lezama, represión y estilo La policía política y un equipo de editores vagos, torpes o malintencionados trabajó
con entrega y entusiasmo contra la novela Paradiso, de José Lezama Lima, publicada en febrero de
1966 en Cuba, hace ya medio siglo. Unos la mandaron a recoger de las librerías a las pocas semanas de
que comenzara a circular y los otros le deslizaron en sus páginas 798 erratas, esos "piojos de las
palabras", como decía el escritor cubano citando a Flaubert. La obra, una de las mejores 100 novelas
escritas en español en el siglo XX, según el periódico EL MUNDO, parte de la experiencia autobiográfica
del autor y cuenta la vida del poeta José Cemí Olaya y su familia en una pieza extraordinaria por el
vuelo de su lenguaje y la mezcla armoniosa de poesía, narrativa y ensayo. El libro recibió enseguida
violentos ataques de la crítica oficial que consideró Paradiso una novela incomprensible, morbosa y
pornográfica, y puso al poeta de La muerte de Narciso y Fragmentos a su imán en la peligrosa lista de
enemigos del pueblo. Lezama trabajó a lo largo de 17 años en ese libro que escribió a máquina en la
soledad de su habitación habanera y acosado por el asma. En el plano personal Paradiso lo mostró al
mundo y, al mismo tiempo, le hizo vivir sus últimos tiempos bajo las sospechas, el miedo ajeno y el
desdén o el rechazo de los funcionarios. Me gusta recordar los 50 años de la novela con este párrafo
de una carta de Octavio Paz a Lezama Lima: "Leo Paradiso poco a poco, con creciente asombro y
deslumbramiento. Un edificio verbal de riqueza increíble; mejor dicho, no un edificio sino un mundo
de arquitecturas en continuas metamorfosis y, también, un mundo de signos -rumores que se
configuran en significaciones, archipiélago del sentido que se hace y deshace-, el mundo lento del
vértigo que gira en torno a ese punto intocable que está ante la creación y la destrucción del lenguaje,
ese punto que es el corazón, el núcleo del idioma".

APARICIÓN DE PARADISO Y POLÉMICA


Se trata de un texto complejo, no sólo por su barroquismo y su exuberancia poética, sino también por
su carácter heterogéneo, que combina elementos narrativos, poéticos y ensayísticos, en una obra de
carácter iniciático y parcialmente autobiográfico, lo que ha llevado a algunos a considerarla como
novela de aprendizaje.
La aparición de Paradiso representó un acontecimiento en el panorama literario de la época. Los más
efusivos reconocimientos le llegaron del extranjero, contándose a Octavio Paz y Julio Cortázar entre
los más entusiastas.

10
Cortázar, expresó:

En sus instantes más altos Paradiso es una ceremonia, algo que preexiste a toda lectura con fines y
modos literarios; tiene esa acuciosa presencia típica de lo que fue la visión primordial de los eléatas,
amalgama de lo que más tarde se llamó poema y filosofía, desnuda confrontación del hombre con un
cielo de zarpas de estrellas. Una obra así no se lee; se la consulta, se avanza por ella línea a línea, jugo
a jugo, en una participación intelectual y sensible tan tensa y vehemente como la que desde esas líneas
y esos jugos nos busca y nos revela.

También el crítico mexicano Carlos Monsiváis se pronunció al respecto, evidenciando la dificultad de


encasillar la obra en el género novelístico:

¿Qué es Paradiso? La multiplicidad de sus niveles, de los órdenes del conocimiento que involucra,
hacen imposible una sola respuesta: es tratado de teogonía; diálogo platónico sobre el ser, el sexo
(ortodoxo y heterodoxo) y la conciencia; fabulación y mito; revisión e invención del idioma,
monumento barroco. En cualquiera de estos órdenes, Paradiso resulta un ejercicio y un logro
totalizador. (...) En Paradiso todo es reconquista: reconquista de la infancia; reconquista del primer
gozo y el primer asombro ante el conocimiento; reconquista de las potencialidades de un lenguaje que
quizás nunca había sido nuestro, pero que estaba allí, a nuestra disposición, para que se extinguiera la
conseja de la pobreza de recursos del español y se acreciera la leyenda de una ignorancia que había
dejado sin explorar, conquista y asimilar todo un idioma; reconquista de la metáfora, esa incursión
comparativa, que en Lezama se vuelve delirio de la extrapolación.

Estos comentarios contrastaron con la dura crítica oficial, que con excepciones como Vitier o
Carpentier, la calificó de «obra hermética, morbosa, indescifrable y pornográfica», especialmente por
sus pasajes homoeróticos. Durante esta polémica (que incluyó el retiro de la novela de las librerías) fue
fundamental el apoyo de Cortázar, quien logró que se publicara su ensayo «Para llegar a Lezama Lima»
en la revista Casa de las Américas, lo que significó un respaldo importante para Lezama ante los ataques
de los sectores más ortodoxos del gobierno. Finalmente, la novela volvió a ser publicada, autorizada
por Fidel Castro.
En 1968, la editorial mexicana Era publicó una edición revisada y corregida de la novela, ilustrada por
René Portocarrero y al cuidado de Cortázar y Monsiváis, enmendando las erratas de la descuidada
edición cubana. El mismo año, Lezama formó parte del jurado del Premio Julián del Casal, fallando a
favor del poemario Fuera del juego de Heberto Padilla, contraviniendo el veredicto de la UNEAC, lo que
profundizó aún más la distancia entre el escritor y las autoridades culturales oficiales.

11
RESUMEN DE PARADISO POR CAPÍTULOS

Globalmente, en un estudio macroestructural de la novela, habría que apuntar una división tripartita:
primeramente encontramos lo que ha dado en llamarse "vida placentaria" de Cemí, que corresponde
a su infancia, a la efectiva dependencia de sus padres (caps. 1-7). A continuación entramos en la
narración de su proceso de madurez (caps. 8-11), donde Cemí busca su apoyo fuera del hogar, a través
de la amistad, y donde el personaje va adquiriendo conciencia de su destino propio, al tiempo que se
provee de las armas morales para cumplirlo. Por último, a partir del capítulo 12, nos introducimos en
una nueva fase de su comportamiento espiritual, donde el protagonista ha superado los límites de la
temporalidad sucesiva para vivir según el ritmo hesicástico, es decir, para instalarse en la percepción
simultánea y armónica de la diversidad aparente del mundo (caps. 12-14).

Dado que Paradiso podría considerarse sin reservas como una novela intelectual, cuya finalidad última
es la exposición escrupulosa y detallada de una visión del mundo y de la poesía, el argumento
propiamente novelesco queda empañado con frecuencia a causa de la densidad lírica de su lenguaje y
de sus agudas meditaciones filosófico-poéticas. El mismo Lezama reconoce que el lector de su novela
se ve obligado a entender sin comprender del todo, sin agotar las consecuencias últimas de sus
intuiciones poéticas y de su complejo discurso intelectual. El dinamismo de la acción se verá a menudo
traspasado por esos otros dos niveles argumentales, hasta el punto de que el lector puede quedar
confundido y perder en su lectura la continuidad de la historia contada. Por ello se ofrece aquí un
apretado resumen del contenido novelesco de cada capítulo.

Capítulo 1. El relato se inicia en La Habana, que es el marco de casi todos los hechos, salvo algunos
episodios que acontecen en otras localidades cubanas y algunos recuerdos y fantasías situados en el
extranjero. La obra comienza narrando un ataque de asma que padece el niño José Cemí (Lezama Lima
en la novela), que puebla su cuerpo de ronchas. Zoar, criado de la familia y ordenanza del padre de
Cemí, junto con Truni, otra criada y mujer de Zoar, intentan aliviar el ataque del pequeño y lo someten
a un conjuro: lo elevan y lo besan en la espalda repetidas veces, acto que simboliza la iniciación del
niño en el culto a la Santísima Trinidad (representada por Zoar, Truni y Baldovina, que es el aya de José
Cemí). A continuación se describe la casa del coronel José Eugenio Cemí, padre de José (y, por tanto,
de Lezama), destacando la elegancia y el orden de sus muebles. Se cuenta la expulsión del cocinero
mulato Juan Izquierdo, por no seguir las indicaciones de la señora Rialta, madre de Cemí. Se recuerdan
luego las largas pláticas del padre del coronel, que era un vasco emigrado a Cuba, isla que a su llegada
se le ofrece como un descubrimiento deslumbrante.

Capítulo 2. José Cemí tiene ya diez años. Un día, al salir de la escuela, escribe con una larga tiza en el
paredón del campamento donde viven los Cemí (acto que simboliza la incomunicación y el ansia de
comunicarse de este niño). Mientras escribe, una mano lo atrapa violentamente y lo conduce al patio
central, donde lo insulta toda la concurrencia. Mamita, abuela de dos soldados del coronel y de Truni,
se lleva a Cemí consigo y lo consuela ante la burla general. Se exalta la bondad y la fidelidad maternal
de Mamita, que cuida de sus tres nietos: Truni, Tránquilo y Vivo.

A continuación se describe a diversos personajes que viven cerca del campamento, como la
austríaca Sofía Ruller, viuda de treinta años y madre del estudiante de dibujo Adalberto Kuller. También
se habla de Martincillo, un aprendiz de flautista, afeminado, que vive experiencias eróticas con un

12
pintor polinésico. Lupita visita cada quince días a un japonés, dueño de una tienda en Bejucal, con el
que mantiene relaciones sexuales. Luba Viole, hermana del capitán Frunce Viole, intenta seducir al
soldado Tranquilo cuando éste trabaja en la limpieza de la lámpara enorme del capitán Viole. En esta
escena se ofrece una delectación sorprendente del narrador-poeta en los adornos de la lámpara
(animales y figuras mitológicas). Tales objetos, al ser evocados líricamente por el narrador, cobran una
animación especial y se independizan del marco físico en que se hallan ubicados.

El coronel viaja a Jamaica para hacer prácticas de artillería: lo acompañan su familia y el médico
Selmo Copek, médico danés, cuya piel adquiere un color rosado y un olor intenso en contacto con el
sol, símbolo de su inadaptación al trópico. El coronel viaja a México con el mismo motivo. En este país
encuentra una tierra de misterio, representado por las divinidades aztecas y sus monumentos. Le
fascina ese culto a la muerte en medio de la vida que profesa la civilización azteca.

Capítulo 3. Dando un salto hacia atrás en el tiempo, se cuenta la emigración de los Olaya, la familia de
Rialta (madre de Cemí), a Jacksonville (Florida), durante las guerras de independencia cubana. Se trata
de una estancia marcada por algunas tragedias y sucesos desagradables. El narrador nos presenta al
organista Mr. Frederick Squabs, procedente de North Carolina: trabaja de organista en una iglesia
protestante; está casado con Florita, cubana, y tienen una hija, Flery. A través de la descripción de esta
familia, se nos muestra la mediocridad, frivolidad y ridiculez de sus planteamientos, derivados en parte
de su religiosidad protestante. Sus frases son vulgares y se ríen de muchos temas por pura ignorancia
cultural. Doña Augusta mantiene una discusión con Florita sobre el voluntarismo de los protestantes y
su falta de confianza en la gracia divina.

Luego se narran los comienzos del trabajo de Andrés Olaya, padre de Rialta. Había trabajado con
el empresario Elpidio Michelena, en Cuba; él y su esposa, Juana Blagalló, lo trataban como a un hijo.
Este matrimonio rogaba a la Virgen de la Caridad que les diera una criatura: cuando Elpidio se va de
viaje, Juana tiene relaciones sexuales con varios hombres, narradas de modo alegórico y simbólico. Al
final da a luz a dos gemelos.

Mr. Squabs, el organista, para celebrar el duodécimo cumpleaños de su hija Flery, ilumina
ostentosamente toda su casa; esta fiesta coincide con la que celebran los emigrados en Jacksonville.
Belarmino, el organizador de esta última fiesta, requiere a Andresito Olaya, hermano de Rialta, para
que amenice el acto festivo con el violín. Este al final accede, a pesar de su profunda timidez, pero
muere en un accidente: después de su interpretación, se apoya en un barandal del ascensor, que
estaba mal clavado, y cae desde un segundo piso.

Alberto Olaya, el otro hermano de Rialta, una vez muerto Andrés, se dedica a curiosear con unos
anteojos las experiencias eróticas de la vecindad. Ante el descontento y las protestas de todos, su padre
lo expulsa a La Habana. El capítulo termina con la muerte de doña Cambita, madre de doña Augusta
(que es la madre de Rialta) : muere al coger un diamante y apretarlo entre sus manos.

Se trata de una narración hermética, donde los referentes concretos se intuyen por símbolos
múltiples de incalculable irracionalidad, especialmente en las aventuras sexuales de Juana Blagalló.

13
Capítulo 4. Una vez relatado el pasado de la familia Olaya, la familia de Rialta, madre de Cemí, ahora
se realiza una tarea semejante con la familia Cemí, la del padre del protagonista. Los padres del coronel
José Eugenio Cemí murieron tempranamente (él era vasco y ella cubana de ascendencia inglesa). Su
madre murió de una enfermedad y su padre, que trabajaba en una central tabaquera, rebelado contra
Dios por la muerte de su esposa, se negó a comer y murió poco después. Todos los hijos de este
matrimonio, José Eugenio y cuatro hermanas, pasan a vivir con la abuela Munda y reciben una pensión
del padre muerto. José Eugenio Cemí, el futuro coronel y padre de José Cemí, comienza a ir a la escuela,
donde tiene como compañero al travieso Alberto Olaya. Los Cemí (la abuela y sus cinco nietos) viven
en la casa de enfrente de los Olaya, que ya han regresado de Jacksonville. Esto permite que José
Eugenio y su familia los vigilen a través de las persianas de su casa.

Capítulo 5. Continúan las clases de José Eugenio Cemí, compañero del cada vez más perverso y rebelde
Alberto Olaya. Este despierta en José Eugenio un sentimiento de respeto y de refugio. Alberto, después
de cantar en clase unos versos de Browning, es castigado severamente a encerrarse en la ducha del
colegio. Alberto se escapa y acude a un tiovivo, a un cine y a un bar. Oppiano Licario, que aparece por
vez primera sin identificarse, intenta disuadirlo para que abandone el bar, donde será objeto de la burla
de cuatro pervertidos sexuales. Alberto obedece y regresa esa noche al tiovivo y conoce a una chica
con la que hace el amor. Es la primera noche que pasa fuera de casa. Alberto invita a José Eugenio a un
baile, donde éste conoce a Rialta, su futura esposa. Ocurre un suceso extraño: el novio de Carmen,
hermana de Rialta, intenta disparar hacia ella en su propia casa. Los gritos hacen venir a la policía y
alarman a la vecindad. La abuela Munda y José Eugenio acuden a casa de los Olaya para ofrecerles
ayuda, pero en ese momento ha pasado todo sin ninguna muerte que lamentar. A partir de aquí se
inicia el contacto directo entre ambas familias (Olaya y Cemí); de ahí que Andrés Olaya, el padre, invite
a José Eugenio a estudiar con su hijo Alberto.

Capítulo 6. José Eugenio cena en casa de Rialta. La abuela Mela, abuela de Rialta y madre de Andrés
Olaya, cuenta episodios y entona cantos de la guerra de independencia cubana, inspirados por la
rebeldía ante los españoles. Se narran las bodas de José Eugenio y Rialta. Los Cemí, el coronel y su
familia, son enviados a Florida, pues el coronel ha de realizar prácticas para la primera guerra mundial.
El relato se detiene en la esmerada educación de José Eugenio hacia sus hijos. Allí, en Florida, muere
el coronel de una congestión pulmonar: la emigración siempre se cobra una vida en la familia. En el
lecho de muerte le acompaña un cubano, Oppiano Licario, que ha estudiado numismática y arte ninivita
en Harvard: ha venido al hospital para ser intervenido en la columna vertebral y le cuenta que tiene
amistad con Alberto Olaya, a quien ha defendido en algunas situaciones complicadas. El coronel le
encomienda la educación de su hijo José Cemí.

Capítulo 7. Muerto su marido, Rialta y sus hijos regresan a La Habana y viven con la abuela Augusta,
madre de Rialta. Aparece en escena Demetrio, hermano de doña Augusta, que es médico y se ha casado
recientemente con una adivina de Isla de Pinos. Rialta organiza una cena, a la que asisten su hermana
Leticia y su marido, el doctor Santurce, que es dentista. Leticia provoca una molesta discusión cuando
le echa en cara a su hermana Rialta el dinero que le había prestado para los gastos de la familia.
Después de la cena, que adquiere un carácter ritual, salen juntos el dentista Santurce y Alberto Olaya,
hermano de Rialta. Cuando se encuentran en un bar, se produce una reyerta entre Alberto y un
guitarrista charro que lo desafiaba con sus canciones. Ambos son llevados al cuartel de la policía, pero

14
Alberto es absuelto de inmediato por ser cuñado del coronel. Al abandonar la comisaría, Alberto toma
un taxi para salir de La Habana y muere en un accidente de tráfico.

En este capítulo se incluyen dos episodios curiosos que detienen por un tiempo la acción de la
novela. El primero es la lectura de la carta que Alberto Olaya había escrito al tío Demetrio. Se trata de
una larga enumeración de peces, los cuales son descritos simbólicamente con rasgos psicológicos que
los humanizan. Cuando Alberto viaja en taxi, al final del capítulo, el narrador-poeta se detiene en la
descripción simbólica y sensual de las plantas que encuentra Alberto a su paso.

Asimismo, en este capítulo dedicado especialmente a la vida hogareña de los Cemí, se incluye la
escena del juego de yaquis y de la madre viuda con sus hijos. Tal escena lúdica es percibida como
símbolo de la unidad de la familia con su padre muerto, cuya imagen física se hace presente en el juego.

Capítulo 8. Entramos ahora en la narración de la vida escolar del José Cemí adolescente, quien
comienza a abrir el arco del compás hacia nuevas amistades. El capítulo se halla repleto de escenas
eróticas que ostentan una sexualidad malsana, frecuentemente enrarecida y pervertida por la índole y
circunstancias de los supuestos amantes. Más abajo se intentará explicar el sentido que poseen tales
escenas en la totalidad de la obra.

Al comienzo acudimos al exhibicionismo de Farraluque, compañero de clase de José Cemí, que se


expone públicamente en el patio del colegio. Otro compañero, Leregas, suscita bromas en clase con la
erección de su miembro ante los demás alumnos, lo cual le merece el castigo de pasar tres domingos
encerrado en el colegio. Durante esos tres días de castigo realiza actos amorosos con la cocinera del
director del colegio, con la misma mujer del director, con una vecina que vive en frente de la escuela y
también con el hermano de la cocinera del director. También mantiene una extraña relación sexual
con un hombre de antifaz que lo espera escondido en un almacén de carbón. José Cemí viaja a Santa
Clara con doña Augusta, para pasar unos días en casa de su tía Leticia. Allí entabla amistad con Ricardo
Fronesis, un joven de su edad que es hijo del abogado del pueblo. Fronesis cuenta a Cemí la historia de
Godofredo, un mozo del pueblo que tiene un ojo inútil. Cuenta que Godofredo quiso seducir a la mujer
de Pablo, el maquinista del ingenio Tres Suertes. La mujer de Pablo, por su parte, mantenía una extraña
relación sexual con un sacerdote que estaba de vacaciones. Pablo, al enterarse, se suicida. Godofredo,
cuando se dirige indignado a casa de Fileba, la mujer de Pablo, pierde un ojo al tropezar por el camino
con una liana.

Capítulo 9. José Cemí y su amigo Fronesis comienzan sus estudios en la Universidad de Upsalón
(nombre que se da a la Universidad de La Habana en la novela). Cemí estudiará Derecho y Fronesis,
Filosofía y Letras. El primer día de clase se produce una revuelta estudiantil (se trata de la manifestación
de los estudiantes del 30 de septiembre de 1933 contra el dictador Machado, aunque las concretas
circunstancias y motivaciones históricas no se hacen explícitas en la novela). Ese día Cemí vuelve a casa
con un ataque de asma y duerme durante dos días. En la Universidad Cemí asiste a una conversación
debatida entre Fronesis y Foción, amigo de aquél. Foción defiende la homosexualidad como una acción
connatural del hombre, que al principio de la creación tuvo que vivir solo. Cemí interviene invocando,
entre otros argumentos, al concepto aristotélico-tomista de sustancia, como entidad permanente que
exige la unión de dos principios, la materia y la forma, que son símbolo de la unión entre dos seres de
sexo opuesto y, al mismo tiempo, símbolo de la unión entre el cuerpo y el alma, entre el sexo y el amor

15
espiritual. Cemí ataca el platonismo por su minusvaloración del cuerpo. La homosexualidad, en su
opinión, es un pecado contra natura, por cuanto destruye la armonía y complementariedad del
universo.

Capítulo 10. Cemí va una tarde al cine y allí encuentra a Fronesis, que está siendo acariciado por la
joven Lucía. A ambos, durante la proyección de la película, también los observa Foción desde otra
butaca. Terminada la función, Fronesis lleva a Lucía a un apartamento que le ha prestado un amigo.
Lucía le pide hacer el amor, pero Fronesis en un principio no puede consumar la cópula e ingenia un
curioso procedimiento que es descrito con detalle. Mientras, Cemí y Foción han tenido una larga
conversación en el Malecón de la ciudad. Foción cuenta a Cemí la historia de los padres de Fronesis (él
es un cubano criollo y ella una austriaca, aunque su verdadera madre es la hermana de ella); al relatar
la historia persigue explicar la influencia de los padres en el carácter de Fronesis. Cuando Foción vuelve
a casa, encuentra a un ladrón joven en la puerta: lo invita a su habitación y se acuestan juntos.

Otro día, en la Universidad, Fronesis y Cemí conversan sobre la armonía del universo. Contra Nietzsche,
coinciden en la necesidad del dolor para la consecución del placer. Rialta es operada de un fibroma
cardiaco y recibe la continua asistencia de su hijo José Cemí.

En otra ocasión Fronesis cuenta a Cemí la historia de Foción: Nicolás, su padre, se había vuelto loco por
el adulterio de su mujer con el hermano de aquél, es decir, con su propio hermano. En realidad, no se
sabe cuál de los dos es el padre de Foción. Este se cría en un ambiente enrarecido por la locura de su
padre; luego se casa, pero su impotencia lo convierte al poco tiempo en homosexual.

Capítulo 11. Al comienzo asistimos a una conversación entre Cemí y Fronesis sobre la fijeza en medio
de lo accidental, sobre la disyuntiva de ser un auténtico individuo o comportarse sólo como masa coral.
Después entonan un canto a la armonía del universo basándose en los siete números pitagóricos.
Fronesis regala a Cemí un poema donde lo exalta. Aquél marcha en seguida a Santa Clara, la ciudad
donde viven sus padres, para pasar las vacaciones de Navidad. Hasta allí va a visitarlo Foción, pero el
padre de Fronesis se lo impide.

Muere doña Augusta, la abuela de Cemí. Fuera del hospital está Foción adorando a un árbol que
aparece dotado de una densa significación simbólica: representa en primer lugar el falo y también a su
amigo Fronesis. Pero esa noche el árbol es destruido por un rayo, que simboliza la tragedia interna de
Foción, quien a partir de este momento desaparece de la novela.

Capítulo 12. Hasta aquí la novela se ha desarrollado según un tiempo ciertamente lineal que representa
el devenir sucesivo de la historia. A partir de ahora los tiempos, pasado y presente, se entrecruzan en
una especie de tiempo mítico que intenta sobrepasar las limitaciones de lo histórico. A la par la fantasía
se encamina por fueros propios, que rebasan las leyes naturales de este mundo.

En este capítulo se narran cuatro historias diversas que al final se entrecruzan en un mismo espacio y
un mismo momento:

1) Atrio Flaminio es un general de la legión romana que ha vencido en la conquista de varías ciudades
griegas (Mileto, Tesalia, Larisa, etc.). Al llegar a Tesalia matan a la pitia de Delfos porque se negaba a

16
revelarles el oráculo. Al final esta alcanza a vaticinar: "Piedra y pedernal". En Tesalia los soldados de
Atrio Flaminio empiezan a ser levantados hacia el aire por unos fantasmas, para precipitarlos, pero al
final vencen este hechizo porque llevan piedras pesadas colgando de sus capas. Antes de conquistar
Capadocia muere Flaminio, pero embalsaman su cadáver para que parezca vivo y estimule a los
soldados.

2) Un hombre se despierta por la noche y observa que su sillón se mueve solo. En seguida oye
carcajadas y se siente atraído hacia el patio. Después sale a la calle y recorre toda la ciudad de La
Habana.

3) Un niño juega en su casa con una jarra danesa. Cuando se le rompe, su abuela guarda sus pedazos y
aparece rehecha. El prodigio se repite varias veces.

4) Juan Longo, un crítico musical, se propone componer una música que supere la sucesión del tiempo.
La mujer le efectúa la catalepsia y lo introduce en una urna de cristal, donde vive hasta los 114 años.
La urna es robada al llegar a esta edad.

Al final del capítulo, en un parque cercano al Auditorium de La Habana, exponen la urna con el crítico
musical en estado de catalepsia. Cuando su mujer llega al parque, ve dentro de la urna al general Atrio
Flaminio. El paseante y el niño de la jarra también participan en la procesión que se realiza en torno a
la urna.

Como vemos, las historias culminan en un mismo punto. Los narradores cambian para cada historia;
incluso dentro de una misma historia se producen cambios bruscos de narrador, que pasa con
frecuencia de la tercera a la primera persona y a la inversa.

Capítulo 13. Se produce una pequeña pero importante avería en un ómnibus: se ha estropeado la
cabeza de toro que va al lado del conductor para encender los cuernos cada vez que el vehículo
adquiere una gran velocidad. El autobús interrumpe su trayecto para reparar la cabeza de toro. En ese
tiempo suben al autobús diversos personajes:

1) Un anticuario que lleva unas monedas griegas.

2) Martincillo, un ebanista que no ha podido comprarle nada a su amante por su cumpleaños, debido
a la falta de dinero.

3) Vivino, amante de Lupita. Al parecer, su hermano lo ha llevado a la consulta de un brujo para que
no pierda su energía sexual. El brujo le ha hecho comprarse un acordeón de Madagascar para que lo
toque a diario.

4) Adalberto Kuller, poeta, que últimamente no es correspondido por su novia Roxana.

5) José Cemí.

Dentro del autobús, que ya está en marcha, Martincillo roba al anticuario unas monedas griegas,
pensando que eran válidas para comprar su regalo. Luego las esconde en el acordeón de Vivino. José

17
Cemí las saca de ahí y las restituye al anticuario. El domingo siguiente Cemí se encuentra una tarjeta
en el bolsillo: es el anticuario que le escribe para agradecerle la devolución de las monedas y le invita
a su casa. Su nombre es Oppiano Licario. El día señalado Cemí acude a casa de Licario. Al subir en el
edificio se equívoca de planta y observa que en una vivienda se encuentran Martincillo, Adalberto
Kuller y Vivino practicando un extraño ejercicio: Martincillo pica con un flautín a un cangrejo furioso
que ladra; Adalberto imita al cangrejo y Vivino se curva hacia atrás hasta tocarse los talones.
Martincillo, en unos momentos precisos, abandona su tarea con el cangrejo y toca su acordeón de
Madagascar. Oppiano Licario, que figura misteriosamente en la escena, golpea un triángulo y apresura
los movimientos de los ejecutantes. Pero a Cemí le avisa el portero de que se ha equivocado de piso,
por lo cual se dirige, más abajo, a la verdadera vivienda de Oppiano Licario: al entrar, Licario aparece
solo y mantiene una breve conversación con Cemí, al cabo de la cual el maestro golpea el triángulo de
bronce y le dice que "podemos ya empezar".

Capítulo 14. Aparecen conversando la madre y la hermana de Oppiano Licario, que describen el
carácter excepcional de éste. Dicen que posee una capacidad extraordinaria para visualizar todo lo
inteligible, gracias a una especial clarividencia. A continuación se relatan algunas experiencias de
Licario en París, mezcladas con alucinantes visiones oníricas donde se confunden varios espacios y
momentos históricos diversos.

Cemí, paseando de noche por La Habana, se acerca a una casa encendida, donde se celebra el velatorio
de Oppiano Licario: su especial clarividencia lo ha conducido a una muerte prematura. La hermana de
Licario, Ynaca Eco, entrega a Cemí un sobre que contiene un poema de Oppiano dirigido a Cemí. Se
trata de una suerte de testamento en que Licario da por terminada la formación de José Cemí, tal como
le había encargado el coronel en el lecho de muerte. La novela termina cuando Cemí recuerda la frase
de su maestro: "ritmo hesicástico, podemos empezar".

~POESÍA DE JOSÉ LEZAMA~

Muerte de Narciso
Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo
envolviendo los labios que pasaban
entre labios y vuelos desligados.
La mano o el labio o el pájaro nevaban.
Era el círculo en nieve que se abría.
Mano era sin sangre la seda que borraba
la perfección que muere de rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.

Vertical desde el mármol no miraba


la frente que se abría en loto húmedo.
En chillido sin fin se abría la floresta
al airado redoble en flecha y muerte.
¿No se apresura tal vez su fría mirada
sobre la garza real y el frío tan débil

18
del poniente, grito que ayuda la fuga
del dormir, llama fría y lengua alfilereada?

Rostro absoluto, firmeza mentida del espejo.


El espejo se olvida del sonido y de la noche
y su puerta al cambiante pontífice entreabre
Máscara y río, grifo de los sueños.
Frío muerto y cabellera desterrada del aire
que le crea, del aire que le miente son
de vida arrastrada a la nube y a la abierta
boca negada en sangre que se mueve.

Ascendiendo en el pecho sólo blanda,


olvidada por un aliento que olvida y desentraña.
Olvidado papel, fresco agujero al corazón
saltante se apresura y la sonrisa al caracol.
La mano que por el aire líneas impulsaba
seca, sonrisas caminando por la nieve.
Ahora llevaba el oído al caracol, el caracol
enterrando firme oído en la seda del estanque.
Granizados toronjiles y ríos de velamen congelados,
aguardan la señal de una mustia hoja de oro,
alzada en espiral, sobre el otoño de aguas tan hirvientes.
Dócil rubí queda suspirando en su fuga ya ascendiendo.
Ya el otoño recorre las islas no cuidadas, guarnecidas
islas y aislada paloma muda entre dos hojas enterradas.
El río en la suma de sus ojos anunciaba
lo que pesa la luna en sus espaldas y el aliento que en halo convertía

Antorchas como peces, flaco garzón trabaja noche y cielo,


arco y cestillo y sierpes encendidos, carámbano y lebrel.
Pluma morada, no mojada, pez mirándome, sepulcro.
Ecuestres faisanes ya no advierten mano sin eco, pulso desdoblado:
los dedos en inmóvil calendario y el hastío en su trono cejijunto.
Lenta se forma ola en la marmórea cavidad que mira
por espaldas que nunca me preguntan, en veneno
que nunca se pervierte y en su escudo ni potros ni faisanes.

Como se derrama la ausencia en la flecha que se aísla


y como la fresa respira hilando su cristal,
así el otoño que en su labio muere, así el granizo
en blando espejo destroza la mirada que le ciñe,
que le miente la pluma por los labios, laberinto y halago
le recorre junto a la fuente que humedece el sueño.
La ausencia, el espejo ya en el cabello que en la playa
extiende y el aislado cabello pregunta y se divierte.

Fronda leve vierte la ascensión que asume.

19
¿No es la curva corintia traición de confitados mirabeles,
que el espejo reúne o navega, ciego desterrado?
Ya sólo cae el pájaro, la mano que la cárcel mueve,
los dioses hundidos entre la piedra, el carbunclo y la doncella.
Si la ausencia pregunta con la nieve desmayada,
forma en la pluma, no círculos que la pulpa abandona sumergida.

Triste recorre – curva ceñida en ceniciento airón –


el espacio que manos desalojan, timbre ausente
y avivado azafrán, tiernos redobles sus extremos.
Convocados se agitan los durmientes, fruncen las olas
batiendo en torno de ajedrez dormido, su insepulta tiara.
Su insepulta madera blanda el frío pico del hirviente cisne.
Reluce muelle: falsos diamantes; pluma cambiante: terso atlas.
Verdes chillidos: juegan las olas, blanda muerte el relámpago en sus venas.

Ahogadas cintas mudo el labio las ofrece.


Orientales cestillos cuelan agua de luna.
Los más dormidos son los que más se apresuran,
se entierran, pluma en el grito, silbo enmascarado, entre frentes y garfios.
Estirado mármol como un río que recurva o aprisiona
los labios destrozados, pero los ciegos no oscilan.
Espirales de heroicos tenores caen en el pecho de una paloma
y allí se agitan hasta relucir como flechas en su abrigo de noche.

Una flecha destaca, una espalda se ausenta.


Relámpago es violeta si alfiler en la nieve y terco rostro.
Tierra húmeda ascendiendo hasta el rostro, flecha cerrada.
Polvos de luna y húmeda tierra, el perfil desgajado en la nube que es espejo.
Frescas las valvas de la noche y límite airado de las conchas
en su cárcel sin sed se destacan los brazos,
no preguntan corales en estrías de abejas y en secretos
confusos despiertan recordando curvos brazos y engaste de la frente.

Desde ayer las preguntas se divierten o se cierran


al impulso de frutos polvorosos o de islas donde acampan
los tesoros que la rabia esparce, adula o reconviene.
Los donceles trabajan en las nueces y el surtidor de frente a su sonido
en la llama fabrica sus raíces y su mansión de gritos soterrados.
Si se aleja, recta abeja, el espejo destroza el río mudo.
Si se hunde, media sirena al fuego, las hilachas que surcan el invierno
tejen blanco cuerpo en preguntas de estatua polvorienta.

Cuerpo del sonido el enjambre que mudos pinos claman,


despertando el oleaje en lisas llamaradas y vuelos sosegados,
guiados por la paloma que sin ojos chilla,
que sin clavel la frente espejo es de ondas, no recuerdos.
Van reuniendo en ojos, hilando en el clavel no siempre ardido

20
el abismo de nieve alquitarada o gimiendo en el cielo apuntalado.
Los corceles si nieve o si cobre guiados por miradas la súplica

destilan o más firmes recurvan a la mudez primera ya sin cielo.

La nieve que en los sistros no penetra, arguye


en hojas, recta destroza vidrio en el oído,
nidos blancos, en su centro ya encienden tibios los corales,
huidos los donceles en sus ciervos de hastío, en sus bosques rosados.
Convierten si coral y doncel rizo las voces, nieve los caminos,
donde el cuerpo sonoro se mece con los pinos, delgado cabecea.
Mas esforzado pino, ya columna de humo tan aguado
que canario es su aguja y surtidor en viento desrizado.

Narciso, Narciso. Las astas del ciervo asesinado


son peces, son llamas, son flautas, son dedos mordisqueados.
Narciso, Narciso. Los cabellos guiando florentinos reptan perfiles,
labios sus rutas, llamas tristes las olas mordiendo sus caderas.
Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías, racimo de palomas
ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha y de los cisnes.
Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire,
espuma colgaba de los ojos, gota marmórea y dulce plinto no ofreciendo.

Chillido frutados en la nieve, el secreto en geranio convertido.


La blancura seda es ascendiendo en labio derramada,
abre un olvido en las islas, espada y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir espejo en litoral de tierra y roca impura.
Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire muerden
al tornasol que cambia su sonido en rubio tornasol de cal salada
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del sonido.
Si atraviesa el espejo hierven las aguas que agitan el oído.
Si se sienta en su borde o en su frente el centurión pulsa en su costado.
Si declama penetran en la mirada y se fruncen las letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto albino, piel arponeada,
que coloreado espejo sombra es de recuerdo y minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recto sinfín en llamas secas y hojas lloviznadas.
Chorro de abejas increadas muerden la estela, pídenle el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en pleamar fugó sin alas.

21
AH, QUE TÚ ESCAPES

Ah, que tú escapes en el instante


en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.

HOMENAJES
 Después de funcionar como extensión de la Biblioteca municipal, en 1994 su casa de Trocadero 162
en La Habana Vieja (donde residió desde 1929 y donde recibía a amigos y lectores) fue convertida
en un museo dedicado a su vida y su obra, que conserva el mobiliario original y la biblioteca de
Lezama, además de retratos familiares y pinturas adquiridas por el escritor. En el 2010, en el marco
de la celebración del centenario del escritor, la casa fue declarada Monumento Histórico Nacional.
 Desde el año 2000, la Casa de las Américas otorga un premio honorífico en la categoría de poesía
con su nombre.
 En 2008, el director Tomás Piard hizo una personal adaptación cinematográfica de Paradiso, con el
título El viajero inmóvil. Lejos de ser una reconstrucción lineal de la trama de la novela (imposible
por su densidad poética), el film reconstruye la historia de José Cemí a través de diferentes planos
narrativos, alternando la acción novelesca con escenas donde se reflexiona sobre la importancia de
la obra de Lezama y concretamente de Paradiso, y fragmentos de un reportaje al autor, en el que
este recuerda su vida y la influencia de sus experiencias en su obra. Fue producida por el ICAIC.
 En enero del 2011 la revista Revolución y Cultura,35 órgano oficial del Ministerio de Cultura cubano,
sacó un número dedicado a Lezama Lima, con una selección de artículos y reseñas sobre su obra,
escritos por el Ministro de Cultura Abel Prieto, la Dra. Luisa Campuzano, la poeta Marilyn Bobes, el
discípulo de Lezama, Cintio Vitier, los investigadores Félix Guerra y Ciro Bianchi y el escritor exiliado
Fernando Velázquez Medina, entre otros intelectuales que le rindieron así homenaje al Maestro en
su centenario.

22
~BIBLIOGRAFÍA~

1. Jose Lezama, Paradiso (1966)


2. http://www.excelsior.com.mx/expresiones/2016/02/16/1075402
3. http://www.elmundo.es/cultura/2016/03/29/fastuosidad.html
4. https://es.wikipedia.org/wiki/Paradiso_(novela)

23

S-ar putea să vă placă și