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La casta militar japonesa que mantuvo el poder durante siete siglos ha pasado a la historia como una de las

más emblemáticas. Sus peculiaridades culturales han erigido a la figura del samurái como el de un guerrero
honorable, fiero y a menudo versado en las artes. Al haberse encontrado Japón en un punto geográfico y
político razonablemente aislado durante gran parte de este periodo, sus métodos para hacer la guerra han
sido de verdadero interés para los historiadores.
En este apartado incluimos un análisis sobre las armas y el equipamiento de batalla utilizado por la sociedad,
altamente militarizada, de la época. Cada uno de estos artefactos de combate tienen una razón de ser
táctica, y en muchas ocasiones también espiritual, que avanzó con el paso de los años para conformar una
colección que incluye armas de diversa naturaleza.

La nodachi (野太刀) es un tipo de espada similar a la katana, pero mucho más larga, que se empezó a utilizar
incluso antes de la época samurai, pero tomó especial relevancia en los periodos Heian y Kamakura (siglos
VIII-XIV). Sus características le confieren un lugar privilegiado en la historia.
La nodachi es un tipo de espada similar a la katana, pero mucho más larga, que se empezó a utilizar incluso
antes de la época samurai, pero tomó especial relevancia en los periodos Heian y Kamakura (siglos VIII-XIV).
Sus características le confieren un lugar privilegiado en la historia.
Antes de nada, hay que aclarar que el término nodachi significa realmente “espada de campo”, mientras que
ōtachi u ōdachi es “espada larga” e indica el nombre clásico de este arma: una espada de 90-200 cm de
longitud de hoja (una katana tiene 60 cm). El tiempo ha hecho que los significados se desvirtúen y a día de
hoy se usan los tres términos de manera indiferente, siendo nodachi posiblemente el más común.
Puede parecer que una espada algo más larga no debería tener una calificación especial como arma. Sin
embargo, es fácil ver cómo en la historia, esta característica tiene unas implicaciones técnicas y estratégicas
que debemos tener en consideración. De hecho, este tipo de espada no sólo fue trascendental en Japón,
también lo fue en la historia de otros países. En china, la espada larga miaodiao era similar, aunque con más
peso y menos curvatura; en occidente se podría considerar la espada bastarda; asimismo en Escocia la
calificaban como claymore. Sin embargo, en Japón tuvo una forja y un uso honorífico distintos al resto de
lugares.
El uso de la nodachi es diferente al de una espada convencional, puesto que se usa con las dos manos, y por
lo tanto exige una técnica de combate más prudente y en espacio abierto, pero a cambio ofrece mayor
distancia de ataque. Por esta razón, la nodachi se usaba principalmente en el campo de batalla, y no en la
defensa personal en la ciudad. Sobre todo porque presenta un gran problema: desenvainar.
Las katanas son fáciles de transportar envainadas en el cinturón, pero con la nodachi eso no es posible
debido a su tamaño; especialmente, porque los japoneses de la época eran de menor estatura. La opción
que contemplaron algunos espadachines era enfundarla en la espalda, permitiendo llevarla atada a un
hombro. Sin embargo, eso complica el mecanismo de desenvainado, ya que se tarda mucho tiempo en sacar
toda la hoja en un movimiento vertical hacia arriba. Otros optaron por acudir a un ayudante que
transportase la espada, pero tampoco es una solución eficaz para formar sólidos escuadrones en una batalla.
Por eso, en muchas ocasiones se confiaba en que el guerrero llevara la espada directamente en las manos.
Esta limitación, junto con la cautela que exige manejar una hoja tan grande sin golpear a tus aliados
cercanos, reduce el número de mandobles diferentes que se pueden asestar. En general, el método más
efectivo es golpear de manera vertical y en estocada cuando se está en pelotón; o en horizontal para
cercenar miembros cuando se está en solitario. Sin embargo, como dice el gran maestro Miyamoto Musashi,
cada situación de un combate debe de ser estudiada con serenidad para actuar adecuadamente.
Muchos estudiosos de las artes marciales afirman que el uso más eficaz de la nodachi es como arma
principal para los jinetes. La flexibilidad que ofrece respecto al yari (lanza) permite al samurai golpear
fácilmente desde las alturas a los soldados de a pie; pero lo deja expuesto ante otra caballería al carecer de
escudo.
La forja de nodachi es bastante más complicada que la de
una espada de longitud normal. Cuanto más larga es la hoja,
más difícil es conseguir que toda ella se mantenga a una
temperatura homogénea durante su fase de fundición. Pero
las dificultades no acaban ahí; también es más difícil el
templado y el modelado del metal mediante golpes. Por
estas razones, conseguir una nodachi de calidad era
extremadamente difícil, y un ejército de caballeros con
nodachi se convertía en un as en la manga muy valioso.
El uso de nodachi se perdió rápidamente a partir del
shogunato Tokugawa (siglo XVII) por dos razones: a partir de ahí empezó una época de paz y pocos conflictos
armados; pero además el gobierno Tokugawa prohibió su uso, eliminando casi toda su manufractura.
Estamos hablando de un arma, entonces, que lleva sin fabricarse alrededor de 400 años, y que en cierto
modo se ha convertido en un objeto con connotaciones ceremoniales. Se conocen casos en los que la
nodachi se preserva como un ofrecimiento a los dioses del budismo shinto.
La wakizashi (脇差) es esencial en el equipamiento básico del guerrero samurai. Habitualmente clasificada
como shōtō (“espada corta”), forma parte de la pareja de espadas que se completa con la espada larga
(conocida habitualmente como katanao daitō). La hoja de la wakizashi mide entre 30 y 60 centímetros, y es
el único arma de la que nunca se separaba el samurai.
La wakizashi (脇差) es esencial en el equipamiento básico del guerrero samurai. Habitualmente clasificada
como shōtō (“espada corta”), forma parte de la pareja de espadas que se completa con la espada larga
(conocida habitualmente como katanao daitō). La hoja de la wakizashi mide entre 30 y 60 centímetros, y es
el único arma de la que nunca se separaba el samurai.
En la era Edo esta pareja de espadas (daishō) se consideraba el símbolo de la clase samurai, un objeto que
aportaba prestigio. Ambas espadas se transportaban introducidas entre el hakama y el obi (pantalón y faja
de calle tradicionales) en el lado izquierdo; de hecho, los kanji de wakizashi (脇差) significan “insertar en el
lateral (del cuerpo)”.
Esta indumentaria empezó a utilizarse en el periodo Muromachi (XIV-XVI), cuando reemplazó a la tachi, de
mayor tamaño. Este cambio de costumbres obedece, entre otros motivos, a la restricción impuesta, por el
gobierno del shogunato, de llevar espadas de cierto tamaño en los lugares reservados a la aristocracia, como
por ejemplo en una audencia entre daimyō. En encuentros de este estilo, la espada larga debía de dejarse en
la entrada, mientras que la espada corta se permitía llevar siempre.
La wakizashi había sido utilizada de manera muy intensiva en las grandes batallas de las épocas previas, pero
en la paz que trajo la era Edo dejó de ser tanto un ítem de batalla, para convertirse en un arma para la
defensa propia. Esto significa que la espada corta, en sí misma, también era utilizada por ciudadanos que no
perteneciesen a la clase samurai, para defenderse en duelos callejeros o en disputas entre bandas. De ahí
que también se denominara dōchuzashi, es decir, “arma para el viaje” o “arma para la calle”.
Los estudiosos de las artes marciales afirman que la wakizashi tuvo éxito como arma efectiva en el cuerpo a
cuerpo debido, principalmente, a que su tamaño es óptimo para combatir en espacios cerrados, al mismo
tiempo que tiene suficiente longitud para infligir un corte severo. Dada su posición y su peso, es rápida de
desenvainar y fácil de empuñar, lo que muchas veces supone una gran ventaja para lanzar la primera
estocada. Como era el arma más común, exigía conocer técnicas adecuadas de defensa contra ella. Varias
escuelas consolidaron un estilo de combate en el cual se educaba a los guerreros a impedir desenvainar al
adversario o a inutilizar su brazo.

El yari (槍) es una lanza de hoja recta verdaderamente popular en la historia militar samurái. Su longitud es
variable, en función del uso que se le quiera dar en la batalla o el rango del soldado que la utilice. En la gran
mayoría de contiendas se contaba con un buen número de bushi, normalmente ashigaru -soldados rasos-
que se colocaban en aquellos puntos del combate que interesaba defender con intensidad, o bien para hacer
frente a las cargas de jinetes enemigos.
La caballería es un bien preciado de los ejércitos en toda historia militar, especialmente antes de la llegada
de los vehículos con motor. Sin embargo, no es invencible: un batallón con yari puede suponer un
desequilibrio importante de aquella potencial superioridad de los jinetes. Pero éste es sólo uno de los
muchos usos tácticos del yari, la lanza japonesa.
El yari (槍) es una lanza de hoja recta verdaderamente popular en la historia militar samurái. Su longitud es
variable, en función del uso que se le quiera dar en la batalla o el rango del soldado que la utilice. En la gran
mayoría de contiendas se contaba con un buen número de bushi, normalmente ashigaru -soldados rasos-
que se colocaban en aquellos puntos del combate que interesaba defender con intensidad, o bien para hacer
frente a las cargas de jinetes enemigos.
Se empezaron a fabricar de manera extensiva en el periodo Muromachi (siglo XIV), tomando como
referencia a su antecesora el hoko (矛) una lanza cuyos materiales y formas son más básicos, y cuya principal
diferencia reside en el encaje entre la hoja y la empuñadura: en el yari, la hoja se introduce dentro del hueco
del bastón de la empuñadura -como en una espada-, y en el hoko al revés.
Existen un gran número de hojas para coronar un yari, pero entre todas ellas han pasado a la historia tres de
ellas, conocidas como “Las tres grandes Lanzas de Japón” (天下三名槍) debido a que fueron forjadas por
grandes herreros y esgrimidas por importantes señores de la guerra. Además de objetos de guerra, se
consideran auténticas maravillas de la artesanía. Son las siguientes:
Tombokiri (蜻蛉切), utilizada Honda Tadakatsu, un grandioso general de Tokugawa Ieyasu. Este yari es una
obra de arte por sus dimensiones y sus minúsculos grabados.

Nippongo (日本号), cuyo dueño más conocido es Mori Tahei. Con unos impresionantes 321 centímetros de
longitud, fue claramente un símbolo de estatus.
Otegine (御手杵) con nada menos que 421 centímetros de longitud, ordenada por Yuki Harumoto.
Lamentablemente se perdió en el bombardeo de Tokio durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy se puede
ver su reconstrucción.

El primer gran unificador de Japón, Oda Nobunaga, fue un inteligente estrategia que supo innovar en el
campo de batalla. La ventaja que suponían las rudimentarias armas de fuego fue aprovechada por él, pero
en ningún caso dejó de emplear las armas de hoja tradicionales. Se le atribuye la siguiente frase:
Las armas de guerra cambian de una época a otra. En tiempos muy antiguos, los arcos y las
flechas eran la moda, y tras ellos las espadas y las lanzas se empezaron a utilizar.
Recientemente las pistolas se han convertido en lo más rompedor, sin embargo, yo quiero
convertir la lanza en el arma de confianza que decida la batalla.

La naginata (なぎなた, 薙刀 “espada larga”) tiene dos versiones, una masculina ō-naginata y otra
feminina ko-naginata. La primera es más larga y pesada, pensada para asistir gran cantidad de daño a las
armaduras en la batalla; la segunda es más manejable y se utilizaba para autodefensa.
La naginata es un arma de asta larga ampliamente utilizada por la clase samurai, aprovechada por batallones
de soldados para ganar espacio en el campo de batalla. Se considera una de las armas más poderosas del
Japón feudal.
La katana es el arma más conocida y auténtica de la casta samurai, aunque no fue ni mucho menos la única
empleada. La naginata (なぎなた, 薙刀 “espada larga”) tiene dos versiones, una masculina ō-naginata y otra
feminina ko-naginata. La primera es más larga y pesada, pensada para asistir gran cantidad de daño a las
armaduras en la batalla; la segunda es más manejable y se utilizaba para autodefensa.
Se dice que empezaron a utilizarla los monjes guerreros en el siglo X. La naginata ha sido estudiada por
numerosos teóricos de las artes marciales. Escribía Miyamoto Musashi:
En el campo de batalla, el arco tiene un poco de ventaja sobre la naginata. Con el arco
puedes tomar la ofensiva y atacar desde la distancia, pero la naginata es un arma
estrictamente defensiva. Ambos tienen sus pros y sus contras, pero ninguna es útil para
tomar prisioneros. Deben de mantenerse en el campo de batalla allí donde son útiles.
[…]
Aquellos que utilizan una espada mediana creen que tienen ventaja contra las armas de largo
alcance, como la naginata. Piensan que pueden irrumpir entre dos movimientos para
alcanzar al oponente vulnerable. Esta consideración es falsa y no es una buena estrategia.
La naginata fue especialmente popular en las guerras Gempei (1180-1185), alcanzando una posición muy
importante en las tropas de los Minamoto y los Taira, principales oponentes. Se empezó a utilizar como un
arma especialmente útil para combatir la caballería: gracias a su longitud se podían cercenar los miembros
de los jinetes, ralentizando así el avance de las tropas de avance por los flancos.
La naginata se compara frecuentemente con la pica europea. Ambas son armas con aplicaciones militares
muy parecidas, existiendo sin embargo más posibilidades tácticas en la naginata, que es más manejable, más
corta y con la hoja curva, lo que permite más posibilidades a corta y media distancia. La naginata requiere de
mucha fuerza para su correcto manejo, existiendo el juego con el centro de gravedad para lanzar
movimientos ágiles aprovechando la inercia de cada golpe.
En el periodo Edo (1603-1868) la naginata dejó de utilizarse en la gran batalla y quedó relegada a una
posición más honorífica. En su lugar, el yari (muy similar a una lanza europea) tomó su posición. Las
desventajas de la naginata son precisamente el gran tamaño de su hoja y el gran espacio que necesita para
blandirse; esto hacía difícil organizar grandes escuadrones de soldados sin dañarse entre sí. El yari era más
“especializado” y permitía tropas más numerosas para enfrentar caballería.
Sin embargo, las mujeres bushi guerreras continuaron utilizando su ko-naginata siglos después como
símbolo de poder. Era habitual que la mujer tuviese que defenderse o proteger el hogar especialmente
cuando el marido estaba fuera; la naginata fue para las mujeres como la katana para los hombres, un arma
que llevar constantemente.
Hoy en día la naginata se utiliza en kendo, se comercializa a modo expositivo y se considera un símbolo
militar del medievo japonés.
El tachi (太刀) es la espada antecesora de la katana, utilizada en los inicios de la época samurái. Significó un
punto de inflexión en la manera de entender el arte marcial japonés, donde empezó a adquirir algunas de
sus características más identificables.
El tachi es la espada antecesora de la katana, utilizada en los inicios de la época samurái. Significó un punto
de inflexión en la manera de entender el arte marcial japonés, donde empezó a adquirir algunas de sus
características más identificables.
Tachi (太刀) proviene de tachikiru, que significa “para cortar”. Su pronunciación es análoga a la de la espada
china, por lo que también se puede decir “gran espada”. Nacida como una evolución del jokoto, una espada
recta previa al siglo XI, el tachi ofrece una mejor práctica y consolida una estética de la espada que se
conserva hasta hoy, pese a que actualmente la asociemos exclusivamente a la katana. La curvatura de la
hoja permite un movimiento más fluido tras realizar un corte, facilitando también la incisión.
Se considera que el tachi comenzó a aparecer alrededor del periodo Heian, consolidándose en el inicio del
Kamakura. Como de costumbre en la historia japonesa militar, la fabricación y herrería de espadas comenzó
a ganar en sofisticación, y así fueron apareciendo las primeras escuelas de herreros con prestigio, que
imprimían las primeras muestras de detalle y ornamentos simples en las distintas partes de la hoja. Durante
todo este periodo se crearía la tendencia de aumentar la longitud del tachi, lo que derivó en la fabricación
de nodachi.
De manera circunstancialmente caracterísica de este tipo de espada, se puede apreciar cómo la curva de la
hoja se fue desplazando desde cerca de la punta hasta cerca de la empuñadura. Es cierto, además, que se
representa a menudo el tachi con una curvatura más exagerada. Como es lógico, las diferencias entre tachi,
nodachi y katana no eran tan extremas como hoy en día se señala por motivos meramente clasificatorios.
Ahora llega la pregunta clave: ¿cómo se evoluciona del tachi a la katana -por aquel entonces denominada
uchigatana- que conocemos hoy en día? Esta transformación, en el siglo XV, nace principalmente del modo
de uso que los guerreros desarrollaron con los años. El tachi se envaina con el filo hacia abajo; de esta
manera, es necesario desenvainarlo y efectuar un corte en dos tiempos, puesto que el espadachín necesita
orientar la hoja -habitualmente con las dos manos- para esgrimirla adecuadamente. La katana, en su lugar,
se envaina con el filo hacia arriba, lo que permite desenvainar y cortar en un instante. Esta es la principal
diferencia entre un tachi y una katana, identificada por la firma del artesano en el mango, situada en lados
opuestos.
El arco japonés o yumi (弓) destaca en la historia militar por su extraordinaria longitud, alrededor de los dos
metros, y su forma asimétrica. Al igual que ocurre con las armas de filo niponas la artesanía más elegante se
combina con una intachable eficacia.
Hubo un tiempo en el que la espada no era el arma principal del guerrero japonés, y durante gran parte de la
historia, no ha sido el más usado. Esa posición la ocupa el arco, el instrumento clásico de la guerra a
distancia utilizado en todas las civilizaciones del mundo; en el caso de Japón, con una serie de características
únicas que lo convierten en un interesante artefacto de estudio.
El arco japonés o yumi (弓) destaca en la historia militar por su extraordinaria longitud, alrededor de los dos
metros, y su forma asimétrica. Al igual que ocurre con las armas de filo niponas la artesanía más elegante se
combina con una intachable eficacia. Su refinamiento y perfección a lo largo de varios siglos le otorgan un
estatus especial, si bien su configuración ha sufrido pocos cambios significativos de diseño. Fue un
instrumento esencial en la guerra japonesa durante sus periodos más sanguinarios, en particular al tratarse
de un país tan aislado del exterior y en consecuencia con poca tendencia a desarrollar las armas de fuego.
Ya en la etapa previa al orden samurái (1185) el arco y las flechas eran un arma básica para el combate,
mucho más utilizada que la espada. De tiempos muy remotos, en el periodo Yayoi (250 a.C. – 330 d.C.) se
sabe que el yumi adquiere su forma asimétrica, una característica particular cuya razón de ser originaria es
incierto. Aun así, varios historiadores coinciden en la razón por la que esa característica se ha mantenido
hasta el día de hoy: facilitar el disparo a lomos del caballo. Curiosamente, el diseño del arco chino es el
convencional, es decir, simétrico: el artesano trabaja el material para equilibrar ambos extremos del arma
para darle un acabado equilibrado. Como todo elemento de la cultura china también llegó a tierras
japonesas, pero no logró reemplazar al yumi, cuyo diseño a priori menos elaborado se impuso.
El paso de los siglos añadió complejidad y sofisticación a la fabricación del yumi, cuyos materiales principales
son la madera y el bambú, con un remate opcional de piel en la empuñadura para su mejor ergonomía,
mientras que la cuerda es de cáñamo. Es interesante descubrir que la técnica utilizada en el siglo XVI es
prácticamente la misma que la que se utiliza hoy en día para la práctica de tiro con arco en Japón, salvo que
hoy también se fabrican de material sintético para abaratar costes y facilitar el mantenimiento.
El famoso espadachín y teórico de las artes marciales Miyamoto Musashi indica, en su obra ‘El libro de los
cinco anillos’:
El arco también se adapta al campo de batalla para llevar a cabo cargas y retiradas
estratégicas; es excelente en las batallas a campo abierto, porque puede dispararse
rápidamente y de inmediato contra las filas de los lanceros u otros. Sin embargo, es
inadecuado para asediar un castillo y para situaciones en las que el adversario se encuentra a
más de doscientos metros.
Como bien apunta Musashi, el arco es un elemento eminentemente estratégico. No es tan importante tener
muchos y buenos arqueros, como posicionarlos de manera astuta y oportuna en el campo de batalla. La
fuerza de arqueros a menudo era la más numerosa, especialmente en lo defensivo, ya que pueden disuadir
al ejército invasor de cargar con ferocidad y causar un número importante de bajas.
Se trata también de un arma cuya efectividad depende del tipo de terreno. Es muy importante partir con
ventaja y que los arqueros aliados no queden expuestos; asimismo deben de ser organizados con habilidad
para aprovechar los lugares inflamables como un bosque y utilizar la punta de la flecha como antorcha,
acotando a su vez la movilidad del ejército. Se utilizaban también las flechas silbadoras, un tipo especial de
proyectil ahuecado cuyo objetivo es quebrantar el ánimo del enemigo o falsear las intenciones.

Continúa Musashi:
Una de las virtudes del arco consiste en que podéis ver el trazado de las flechas que disparáis,
lo cual es bueno. Parte de lo inadecuado de un arma de fuego es que no puede verse la
trayectoria de las balas. Habría que considerar esto con atención.
Es bien conocido que el arco se siguió utilizando tras la llegada de las armas de fuego como el arcabuz
japonés o tanegashima. Aunque la utilización del tanegashima fue decisiva en determinadas campañas -es
popular el inteligente uso que Oda Nobunaga hacía de ellas-, este tipo de armas nunca sustituyeron al arco
propiamente.
El bokken (木剣 Boku, madera y Ken, espada) es un sable de madera principalmente utilizado por algunas
escuelas para entrenar. Originalmente, este arma estaba tallada en Kashi, un tipo de madera resistente
procedente de una encina de hoja perenne, típica del archipiélago japonés
El bokken (木剣 Boku, madera y Ken, espada) es un sable de madera principalmente utilizado por algunas
escuelas para entrenar. Originalmente, este arma estaba tallada en Kashi, un tipo de madera resistente
procedente de una encina de hoja perenne, típica del archipiélago japonés. Esencialmente (y con sus
peculiaridades), el bokken imita las formas de una espada japonesa aunque pese menos, a diferencia
del bokutoque tiene un peso cercano al real. Sin embargo ambos nombres son utilizados como sinónimos.
Aunque los bokken sean utilizados generalmente para entrenamiento en el dojo, es una equivocación pensar
que no son un arma de verdad. Pueden producir heridas e incluso cortar, desde el ángulo adecuado, pese a
no tener filo. Dependiendo de la fuerza y maestría de quien lo use, puede ser un arma mortal. Este es el caso
de Miyamoto Musashi, uno de los más famosos bushi de la historia de Japón, el cual ganó la mayor parte de
sus 64 duelos utilizando uno (o dos) bokken. La popularidad de este arma cayó paulatinamente, hasta que
finalmente fue prohibida bajo el edicto de Haitorei, al igual que otras armas.
Antes hemos mencionado que los bokken, aunque en definitiva comparten parecido con un sable, cada
escuela tiene peculiaridades en su forma. El bokken de Kashima Shinto Ryu se reconoce por su forma curva y
punta “afilada”; los miembros de Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu emplean un bokken más corto, de punta
recortada y menos curvatura; la Jikishinkage Ryu do Naginata cuenta con un bokken fino y ligero de poca
curvatura, imitando el estilo de las espadas de la región de Osafune; en Shinto Muso Ryu la punta tiene un
tamaño similar al del bokken de Kashima pero la punta roma. Además de esto, podemos encontrar otros
detalles significativos en lo referente al aspecto de un bokken, por ejemplo en algunas escuelas está
permitido añadir una tsuba (la guarda) y en otras no. En definitiva, la forma del bokken nos puede indicar
qué estilo maneja el practicante que lo utilice.
Además de ser usadas por escuelas de kenjutsu, otras líneas de artes marciales como iaido, aikido o jodo
utilizan el bokken para sus entrenamientos. Su uso requiere un trato respetuoso dentro y fuera del dojo por
parte del estudiante, y aunque dentro del dojo las reglas de cortesía dependen de la escuela que se
practique, la consideración y seriedad con respecto a este arma son comunes.

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