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OCillc~ Ueleu~e. •L'inrna nence: une voc .. •,lrnducido con autorización de Editorial
/
Pr~Lexlos.
O Michcl Foucault, •Ut vie: l'experience ella science• y ·La "gouvernernentnlité"•,
on' Dits el <crils, Editions Gnllimard, 1994.
O Gio,rg>o A¡:amben, ·L'immanenta a&soluln•, incluido en La patem:ra da
Indice
¡>clls<llllÜmlo, Adriana Ilidal¡:o Edilorn. Se reproduce con nutorizacoón.
O Antonio Ne¡:ri, ·11 rnostro pohllco Nudu vida e potenza•, Manifcstohbn, 2001.
Tradl'codo .con autorización.
() Slávoj'Zizek, ~Oele~ze•, en Organ• IVIflwut Bod•cs, RouUedgetraylor & Fm.nc•s
Group, LLC. Traducido con autonznctón
lSBN 978-950-12·6567-5
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92 Giorgio Agnmben
Antonio Negri
l. G ENEALOGÍA MONSTRUOSA
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caen en un racismo fuerre,' 1 asistil}l~~-ª !!!!a explícita reco~sa me!' u <lo -~imitad~ercepción del fenómeno a la crítica
gr;;ció~ de la eugenesia del poder; monárq~_!co, aris~~_rático, del poder pa_triarcal. 15 Se ne<;esita _r~~onocer ~~la filigrana
popular, poco importa: im_pona que un criterio absol!JtQL físi- d~ la racionalidad grie~, así como ~ ~1 o.r~en de la razón
~~e la autoridad~Q_rre y r~vela la ge~ealog!2 del poder. moderna, el d01_nino del _pti_~cip!o ~ug~nésico: o mejor, la
Cuando el nacionalismo, la legitimación eugenésica del P.Ode.!t ~~esia como dispositivo que opera durante un per íodo
ªracismo, vuelven a estallar ferozme~te entre los siglos XIX tan prolongado como lo es la historia de la racionalidad occi-
y XX, tienen orígenes ideológicos y una dignidad incompara- dental. La re.!_olución humanjsca solamente-~É_og@o impug-
blemente profunda, antigua y continua: en ellos la eugenesia nar los contenidos (feudales, clericales, patriarcales, etc.) de
i¡'t\ 1 clá~~ reaparece, refinando su racionalidad y subordinando la tradición eugenésica-:l>ero hasta que la impugnación ño
l~~~n~~Q_ciones laicas e inmanentes del 2oder. 1l atacó la «forma racional» coextensiva a aquellos contenidos,
Es interesante hacer norar que, con respecto a la tradición fue débil e ineficaz. Era necesario profundizar más. Recon-
de la eugenesia, ni siquier a la revolución humanista ha cam- quistar al monstruo, y con esto llegar radicalmente más allá
biado las cosas. 14 En efecto, la eugenesia clásica no se presenta de la racionalidad eugenésica de la tradición clásica.
sólo como contenido de la tradición filosófica occidental y
como figura de su imagen de la autoridad, sino que tiene que
ver sobre todo con su «forma racional». Así, la revol_!!~i_<?n 1.2. Resistencia rnonnruosa
J!~anista -y el Humanismo en general- han repetidoz. a E_esar
de ellos, ~1 antiguo c:_on<;epto del poder, ya qu~ acaca.:2n y En un cierto momento de la historia de la ideología occi-
modificaroE)os contenidos, pero no r~novarg!!.Jas formas. dental el cuadro se transforma radicalmente. La lttcbn de clasP.s
N o fue suficiente, se necesitaba llegar más profundo. Sólo y
se gene~~li~ -ocup:i"toda lúsce¡;~· tainbiénIareÓriC3..Marx
en los últimos tr einta años, el pensamiento feminista ha es el primero q~e la ~s~~ r~~!_caJ!!.!!:!.~te ~o_mo par~<!ig_ma
cÚltivado parcialmente esta detenninaci_ón; _s~n embargo, a del desarrollo histórico, de mane!.~~l~e_11q fJ!!.~!!.. nada mds
del viejo est¡1~~~~'!_t!_:_~'!..!!'!f.gf!l!f.!~: Pc;>r el ~on~~!Q.. el mo!}.gruo
"'deVíene sujeto, o más bien, ~l!i~g;>s; no e~tá por Q!i_ncipio ex-
cluido, ni es reducido a m~táfora: está ahí, existe. Si en la
versiones francesas). Véase la Sturin de/In nuriograjitl de E. Fueter, sobre
los autores que se citan en el texto. (Trad. cast.: Hirto1·in de la birtbriografia
Antigüedad clásica y en la modernidad todo parecía dispuesto
1nodm1a, Buenos Aires, Nova, 1953.) a eliminar la sola posibilidad del monstruo («a los ojos de
12. A partir de Gobineau, para captar la dinámica del pensamiento y la Dios no hay monstruo» dice, en efecto, aquel perfecto media-
influencia del Essrti mr l'nugaliti dts raus Jmmainu, véanse las indicaciones dor de la Antigüedad a la modernidad que es Montaigne), 16
propuestas por Ph. Raynaud, en el Dictionnairt du omvru politit¡ua, París,
Puf, 1986.
13. Cassirer, E., Tbt myth of tht na u, Yale U.P., 19%. (Trad. cast.: E'/
mito de/Estado, México, FCE, 2004.) Poliakov, Léon, Le rnytht arym, París, 15. J.udit.h Butler representa la figura eminente en esta tendencia. En
Calmann-Lévy, 197 1. efecto, su ataque al poder patriarcal es profundo y eficaz, en tanto la
14. El (con justicia) celebrado estudio de Ferguson sobre la continua reivindicación de la dialéctica hegeliana no limita las
interpretación del Renacimiento, no tiene relevancia para este propósito. consecuencias críticas, es decir, el disloca miento de la eugenesia chísic:a.
Tampoco la escuela de Warburg se ha dedicado específicamente a esta 16. Montaigne, Essnis, II, XXX. (Trad. cast.: E'nsnyos, Madrid, Cátedra,
ternátit'3. 2003.]
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con el capitalismo el cuadro se revierte, y esta reversión, con Venecia, reclama carne en compensación de su préstamo: el
fuerza monstruosa, representa una novedad radical e irreversible. capita lista arranca carne humana a quien ni siquiera ha
La escena es paradoja!. En efecto, Marx pinta íntegramente contraído deuda con él. Y este_mons~ruoso_(¿ra_9~nal?}juego
el desarrollo capitalista con los colores de la monstruosic!ad. de la carne y de su e~lotaci~n se exti<:_nde }' se intensifica.
El mismo es un monstruo irónico, un exceso de inteligencia M('lrx describe sincrónicamente este desarrollo en la teoría
que en el momento en que describe, también critica y destru- de la plusvalía (de;_!_valor)., r_diacrónicamente en el ~nálisis de
ye. Entonces: para Marx es ciertamente «racional» el modo la historia de La explotación, en su variación y transformación
en el que la «ciencia burguesa» muestra el mundo que la entre esclavitud y capitalismo, entre absolutismo y democra-
circunda, ¡pero no por ello menos «filisteo»! La metafísica cia, en la persistencia de su modo de acumulación como en
clásica, que unía origen y dominación, aquí es revertida: la su oscilación y sus inciertas metamorfosis ... Recncontramo_s
ciencia -ironiza Marx- tiene en el capitalismo una naturaleza a~í la historia fantástica) mitológica y antigua de la metamor-
tan racional cuanto de racional muestran el Papa o el Zar o fosis natural, en la crítica de la economía política, pero, por
incluso Mettenúch ... Dicho sin tapujos, la ciencia es tan «bas- así decirlo, inverÓda: ya no se m~es'!a_cÓmo ef monstruo_es
tarda» como lo es el poder ... Igualmente «racional» es «el <;xcluid?, sino ~egué fo~_ija «racio_nali~ad?> !:apitalista ya
misterio de la mercancía», o más bien ese proceso tan eficaz está investida del «monstruo» de la lucha de clases y cómo
y duro de consolidación del producto del trabajo en objeto h;sido m_ons~_osamente transformada y -so~cci~a ; · una
mercantilizado y fetichizado, y/o su propia transfiguración presión irresistible. La metamorfosis, en suma, «de la utopía
monetaria. 17 «Racional» sería incluso el modo de producción a la ciencia». 19
capitalista y las leyes naturales que pretenden describirlo, al Pero también «de la ciencia a la experiencia» cotidiana
igual que la economía política y el derecho (natural y positivo). del cansancio y de la mortificación del trabajo: cuando, some-
A medida que la economía política y la legislación se tido a la explotación, cada trabajador no sólo se reconoce
aproximan más al trabajo, al trabajo vivo del hombre que abst:ractamente como mercancía, sino que se ve concreta-
opera en la historia, la técnica de abstracción lógica y de mente como partícipe monstruoso de la clase de los pobres,
extracción ontológica del valor se vuelve más «racional» (pero y entonces comprende que debe resistir y, si puede, rebe-
ahora ya podemos comenzar a romper el juego de la ironía y
a llamarl('l con su verdadero nombre, «monstruosa»); y tanto
más se imponen las leyes de explotación que ya se empiezan variantes. Y es retomada e inrensific:~da en la escuela francesa que ruvo
a presentar como monstruosas.' 8 Shylock, mercader de como guía a Althusser. Es 1mportante señalar que ni en el primer ni en el
segundo caso nos encontramos ante una perspec tiva catastrofista: la
negación (crítica) de la ncionalidad <::~pl!alisu se abre a la búsqueda de
una racionalidad otra ... de una racionalidad m(!71ftrTIOJil.
17. Es la •11.quierda comunista,. de los años veinte, y en particular 19. Yann Moulier Boutang, en su notable De l'mltTVnge flll snlarint,
Georg Lukács, quien tcmati1.a la crítica de la racionalidad en términos París, Puf, 1998 (trad. c:~st.: De In mlnv1rud al trnbn;o asalariado, Madrid,
fetichistas, momtruosos y - para algunos- niea.scheanos, sujetándose, por Abl, 2006), ha ejemplific:~do la presencia del monstruo, de la metamorfosis,
un lado, a la o rtodoxia marxista y expandiendo, por el otro, su prop10 del mestizaje... en suma, de la emigración y de.l mov1mJemo de la fuerza
modelo en las nue,-as generaciones del pensamiento crítico. de trabajo, en el centro del desarrollo del c:1p1tal. . . No es w1a paradoja: tal
18. Esta secuencia es señalada por la Escuela de F rankfun en todas sus vez sea la únic:~ manera de hacer una historia de la libertad.
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20. Ser.í cal vez importante, en una segunda fase del análisis sobre las
transformaciones anuopológicas determinadas por la posmodemidad,
aswnir como objeto de críoca la mitología del desarrollo inventada por 23. Para el método de la ..lucha que produjo lo real» - ..son los
Goethe y tconzada dialécticamente por Hegel: debemos entonces monstruos los que producen la realidad,._ vamos a recordar ues o cuarro
desmontar el univemhsmo monodireccional de la Biúltmg (a la manera de grandes escudas: la de la historiograña afroamencana,la de los historiadores
Wilhelm Meister) y de la dialéctica «siervo-pac-ón». Para todo esto, una anticoloniales ind1os, la del operaciomsmo italiano (Poder Obrero) y
primera aproximación crítica en 1Iardt-Negri, Empirt, Harvard, 2000. finalmente la que consóruye, desde la disidencia comumsta en los países
O'rad. cast.: lmpmo, Buenos A• res, Paidós, 2003.) del «SOCialismo real», el motor del dt:sarrollo polftico y social a partir de,
21. De Zob a Sartre, de Verga a Gramsci, de Tolstoi a los mayores por lo menos, 1956.
autores del Soviet, por no hablar del realismo americano (que 24. En lmpmo, Hardtyyo hemos resumido ampliamente los resultados
probablemente es superior a todos) como así también el cine (que sin duda de estas investigaciones (parcialmente recordadas en las notas precedentes)
ha logrado la potencia más alta en la denuncia realista de la exploración). que asumen la afpvid!!J~ la revueltl!..fQmo momento crearivo de la
22. Además de los que citamos en la nota precedente, hay otros a los historia.
que empezamos a considerar como testimonios del «monstruo», es el caso 25. En cuanto al método, es el mismo del tratamiento de los «su¡ctos
de Primo Lcvi para los campos, Franz Fanon para las guerras de liberación monStr)JOsos,. bien teorizado por Gilles Deleuze en Pourparltr-r, París,
anticoloniales, Genet para los palestinos ... j)" cu:íntos otros! Minuit, 1990. [Trad. cast.: Couvnmriours, Valencia, Pre- textos, 1999.J
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sido representado como un «mundo de espectros». 26 Pero si Tengamos cuidado: ni siquiera Marx comprende que ~1
el espectro es una metáfora dialéctica e indica un pasaje (tal mons(!Uo es defjnitivament~-otr~ ~osa ~el ca~~· En
vez una alternativa que está en el margen y es difícilmente efecto, cuando Marx va más allá de la dialéctica heredada de
expresable), el gesto on tológico que viene con el monstruo es H egel, lo hace casi contra su deseo y en todo caso sólo desde
mucho más profundo: en lugar de oscilar entre su jeep (capi- un punto de vista lógico-político. 29 Sin embargo, es preciso
talista) y objeto (proletario) de la explotación, tiene lugar entre indagar más profundamente y poner en primer plano la
sujeto y sujeto. La oposición monstruosa es ontológica, impla- ontoi.Qg!a: en efecto, es en este terreno dondeJ!!.f!!erzo-trabajo
cable, irreversible; la espectral, en cambio, se desvaneceY devien~ clase, deftr]!y_f!_!!dc m propio presencio ombigt!!! en e!:!!Pi.tnl.
La oposición mon·struosa hace crecer al sujeto, vuelve epidé- Separándose. Así deviene ciare, reconociéndose C011lO monstt·uo.
mica su existencia y busca destruir al enemigo. No reconoce U n_sujeto monstruoso que produce una resistellci_a_fl!_Onstruo-
la ambigüedad sino que la ataca, se enfrenta al límite y no ~· La existencia de clase no es esp~~!!al, sino p recisamente
diluye los márgenes, reconoce al otro sujeto como enemigo _m onstruosa; o mejor, tal es su esencia, el lugar de inscripción
y, contra él, deviene potencia. Aquí está tal vez el lugar donde de esta fuerza .9..'!e rechaE el trabajo productivo del capital.
se afirma la ambigüedad: cuando, a través de su movimiento, De este modo, la subordinación de la fuerza-tr~bajo al ~~1
el nuevo sujeto monstruoso induce al del enemigo, y la mons~ es revertida. La Jl!.erza-trabaj.Q, el tra!>!!jo _vivo, s~~ese!lta
truosa multitud de los explotados produce e!"ciCfo del éapi- como potend~Qlítica ... Monstruosa ... Fin de toa homo-
tal. .. El monstruo -es como el gran gusano que cabalga sobre fogía y también de toda analogía, de todo nombre común y
e l deseo a través de los desiertos de Drme ... O bien como las también de toda comunicación singular entre capital y trabajo
monstruosas imágenes de las masas insurrectas en los films vivo.
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de Eisenstein ... O como las noches delirantes de la jungla C uando esta metamorfosis se ha realizado, la metafísica
tropical, que los héroes de García Márquez in visten con sus eugenésica clásica ya no puede aproximar ni comprender, ni
destinos infinitos ... o simplemente con el propio destino de siquiera replicar, los pasos de danza y los tambores de guerra
la jungla ... En suma, el monstruo escapa de la ambigüedad con los cuales se expresa esta resistencia monstruosa. De la t111
en la que lo ha bloqueado su historia más reciente (después Antigüedad al posmodernismo no solamente cambian los
de la ruptura de la tradición de la eugenesia): por el contrario, nombres (Jos nombres fueron las cosas que menos cambiaron
la metamorfosis del ser determinada por las luchas se muestra en la tradición occidental y en la cultura eurocén trica), sino
como acontecimiento, irreversible. De este modo, en contra que cambia la ~etermi nación onto lógjca ~e l devenir. El
de la evidencia lingüística, clásica, el monstruo no es solamen-
te un acontecimiento, sino un oconucimiento positivo. 28
y «llwc71tt» equjvaJe a «Cosecha de heno». De modo que «<Úls Ungtlmu:n-.
es el nombre de un evento campesino, inseguro, intempestivo, rural, de
26. Derrida, J., Espunw d~ Mnrx, Madrid, Trona, 1995. una ruptura posible, de una espera desobediente y excraña, de un vuelco
27. N egri, A., «lbe Specter~ Smil e», en Ghostly Dnnnrrntirms. A Symposimn instantáneo... la sabiduría de los viejos en el campo ha estado asegurada ...
tm J. Dmidn~ Specrer¡ofMm:r, Lond res, Verso, 1999, pág. 5 y ss. un año hay heno y al siguiente ya no hay ... fenómeno ahora dominado
28. Me divierte hacerme el heideggeriano: •monstruo» se dice en por las aseguradoras ... ¡qué ridículo que es hacerse el heideggeriano!
alemán «Ungeheuer», donde «gthnun+ es «Seguro• mientr.n «htutn+ es 29. Es lo que he sostemdo en Marx oltrt Marx, Roma, Manifestolibri,
un :~dverbio que equivale a «CSle año», «htiiU>> es «hoy», •hro• es «heno• 1998. ffrad. cast.: Mnrx 1111Ís allá dt Mm-x, Madrid, Akal, 2001.)
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1Jumstrtl odevien~ fJe!~f!'!!!n~: el eugeni~I!!Q s~_2~svanect:~n ocuparemos ya de las condiciones de desarrollo de la ideología
su infamia. Cada tentativa de imponer al monstruo la defi- del monstruo político (o biopolítico, o común), sino de su
rucfón antigua, clásica, de lo bello y lo bueno, se enfrenta gen~alogia real, de ~u pre~n_tarse -más !!!áYe la liter~tura:.
con su imposibilidad discursiva, su hiato lingüístico. J.!_n el como_Qlspositivo de destrucción y/o de constJ.:l_lcción (material
r~gim~n del capital, _c_?and_() la resistencia monstru_E~a ha o utópica) en la historia de las luchas y en torno~ la p.9.si~iYdad
crecido hasta una consistencia física de tal carácter, tada dia- de nuevos mundos.
l~ca_itoda transformación_~neal, toda intens!.Qad ~ugené - Ya lo ·hemos dicho: el mon_§tru~ bioeolítico es un fantasma
sica, devi~~C: irrisoria e imposibl~. Si hay monstruo, el resto ROsitivQ, una opo~gón Q, mejor 4!cho, una alternativa onto-
se transforma y se desestabiliza. El concepto de fundamento lógica C~I}tra 1~ 2re~nsión eugenésica del poder -lo que a lo
ontológico y de orden, de principio y de poder, la causa y la largo del siglo :XX se ha llamado movimiento comunista: lo
jerarquía, se separan. Como Nietzsche lo ha explicado -<:omo que el rico, el patrón, el capitalista han mirado con desprecio,
también lo habían hecho Marx, Spinoza y Maquiavelo-, todo con odio, a veces con terror. S!_el buen bur_g_t!és, tan gentil con
lo que la filosofía nos ha impuesto, de Platón a H egel, puede SES ~jo~tl~i_ado~~ en r~ligión y con un Edipo bien controlado
ser considerado una cosa rara. Un nido de abejas que se ha a _trav~ del_psico~náli~!s, d~viene de todos modos fascista:
desarmado cuando el árbol de la vida (que lo contenía) se ha ex- ¿~qué l()_ha~e ~ino QO!ill!e1 aterrorizado, quiere at~rrorizar?
pandido, cada vez más verde. ¿Pero podrá hacerlo? Cuanto más se ha ampliado el mundo,
En el fe~ ni~'!' o ~c:_ln!~tif_It!:~ QeJ.~-hi~~idac~ón, en estas tanto más se ha difundido la monstruosidad. Por todas partes
verdades antidialéccicas, en esta comprensión correcta del encontramos al monstruo, y eso debe espantar a los patrones
fin de toda forma «racional» de dominio (ya sea patriarcal o del mundo. El juego romántico de la dialéctica que había
solamente político), en beneficio de la superación de todo permitido retener a los adversarios volviéndolos espectrales
límite disciplinario, tanto en la epistemología como en las ahora se obstaculiza, descubriendo el espesor indisoluble de
1 ciencias de la naturaleza, allí se afirma hoy plenam~ntc:__la los sujetos en acción.H
ru>tencia del mon~o.)0 Pero esto ¿no sucede cada vez que estalla ~~gran. g-ans-
formación hi2_tórica? ¿Cada vez que el hombre se descubre
nuevo? goy, ~1 m~do de! pasado parece y es un parásito;
2. Res GESTAE ~r<? !a nueva humanidad (q!!e yª está ª-.q!lí) tarda@ ap-ªrec;er,
~12_ reE_re~entar su pro~ heg~!Donía, que se rebela contra el
2.1. Un monstruo asedia ... principio de lo trágico. Ya en el Renacimiento, Rabelais nos
había ilustrado a través de sus creativos gigantes la imposi-
«'Qn ~p~ctrQ_~seqia(l>!} E_l!r~pa.» Hoy, en cam~~~<?._~e bilidad de la dialéctica medieval. Pero hoy el espectáculo es
asedia al mundo se asemeja más bien a un monstruo. No nos mucho más trágico, porque la dimensión de la transfom1a-
30. Sobre este tema los textos fundamentales son: D. Haraway, Simitms, 3 l. Debemos a Bertold Brecht y a Heiner Müller la más fuerte e
Cyborgs (11ld Womm: tht Rúnvmtion ofNnmrt, Londres, Free Ass. for Books, irreductible imagen de esta epifanía de los pobres. L.a filosofía del monstruo
1991; y Braidotci, R., Mndri,monri emnchine, Roma, Manifestolibri, 1996. cuenta con estos dos dramaturgos cnrre sus más grdndes autores.
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ción, del poder y la potencia del hombre nuevo han devenido en Sajonia o en Silesia por incitación de Lutero y/o de los
enormes. Si ya no somos espectros, sino más bien gigantes «missi» pontífices, y los masacrados y torturados en los cam-
que se rebelan, hay una violencia que asedia, una aceleración pos vietnamitas, han sido considerados antes que nada como
de destrucción y creación, de corrupción y gen eración ... No demonios. Esclavos, siervos de la gleba, campesinos pobres ...
sabemos qué puede pasarY ¡éste es el monstruo irrecuperable! ~n verdad, eran I_!l0 12_S-
Volvamos a nuestros antiguos monstruos. Como se sabe, ~2~i ya no tenía_n_!la9a q_ue ver con la histc:>~ia de la eugenesia
el comunismo campesino es monstruoso. Desde la guerra del m~do occidental, con sus élites y su doctrina del poder,
campesina -alemana del siglo XV hasta las guerras d~ libe- de la herencia y/o de la filiación. Todavía hoy las guerras
ración anticolonial del siglo XX (en América latina, en Africa, campesinas son ficcionalizadas como hechos atroces e irre-
en Asia), enaltecidas por el heroico extre~~~o de Lumumba, cuperables para la razón: desde lasjocqueries hasta las revueltas
de Fanon, de Ho-Chi-Mín y del C he, el ataque a la propiedad de los bandoleros en España, y después en Italia del Sur; desde
(pretendidamente natural) de la tierra fue considerado mons- las guerras de resisten cia cosacas hasta la insurrección de
truoso por los que detentan el poder. Aqui estamos en el te- Canudosen el Noreste brasileño, etc. Es contra esta memoria
rreno de lo «propiO>>, de las condiciones naturales de repro- que se sigue actuando: escandaloso y blasfemo es el recuerdo
ducción de la vida. Si la naturaleza es, desde tiem pos del comunismo campesino. 34
inmemoriales, propiedad del poder, la marca eugenésica de El comunismo del obrero industrial fue también mons-
la autoridad (el derecho romano ha interpretado,-expresado truoso, inclüSoquizá más que ei campesino. En efecto, si la
y desarrollado esta pretensión natural), aqui estamos ante la existencia del campesino estaba afuera (en par te) de la
denuncia del carácter «monstruoso» de la reapropjaciÓn de acumulación del capital,15 la existencia del obrero, la fuerza
la tierra y ante la definición de la revuelta contra aquellas de trabajo genérica, es interior al capital. Esta «interioridad»
condiciones inmemoriales de reproducción de !_a vida, como fue lo que determinó su reconocimiento atemorizado, el odio
si se tratara de un atentado contra una condición metafísica y la represión: como la resistencia y la oposición son internas
necesaria (en la cual el carácter eugenésico se inscribe en (y lo son de manera tal que llegan a tocar el núcleo del poder
silencio, pero no es negado).H Los campesinos crucificados sobre la producción de riqueza), generan aún más miedo. ~~
un miedo «racional», q~e crea al enemig!J; no el delir!g (ÍJ2clu-
so si éste pudo aparecer en las formas fascistas de organización
32. Otras veces, en períodos de transición, el monstruo se convirtió en de los movimientossociales), ·sino la "percepción TúCida de
un San Cristóbal, un portador de los hombres de una época a otra. Rabelais ~ refáción-de hierzas que deviene más frágil a medida que
describió a estos héroes de la transición. Lucien Febvre y Bajtin cantaron las oposiciones, las resistencias, las rebeliones se vuelven más
de nuevo, a través de Rabelais, la gesta de la tra nsición del Medioevo a la
Modernidad ... estos cantos deben retOmarse hoy para describir el pasaje
de la Modernidad a la posmodernidad. Véase n. 87.
33. Grimmelshausen ha escrito un inmortal Simplicissimus para afinnar 34. La reconstrucción de Hobsbawm de la historia de los rebeldes es,
la libertad del campesino, una figura rousseauniana ante los atroces en este sentido, ejemplar. [Trad. cast.: Bandido;, Madrid, Cátedra, 2000.]
acontecimientos de la Guerra de los Treinta Aiios. Franz Mehring, en su 35. E. Burke («aquel vulgar sofista y famoso delator»: K. Marx) no
Strtrio d~ll~ gucn·c dti crmtadini, ha construido el índice definitivo del análisis ten fa dudas en considerar al trabajador agrícola un iriStrlmtm~tm vocal~, al
histórico de aquella época. éPero por qué los «revisionistas» históricos no lado del cual las bestias de carga eran instnmzentum mumm. Véase su Ptn!Ítri
retornan sobre aquellos principios trágicos del comunismo? mlla scamrñ, Roma, Manifestolibri, 1997.
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íntimas ... es esta imrriorJdad del 'lltonst"r!lg_re_!}Je~.!l tf.!.l poder}..o al mundo, capaz de recoger y organizar codos los aspectos de
que_ ha'!..Jrágil al poder y lo aterro~_j_~a. Así, nunca la violencia la rebelión obrera, de la resistencia proletaria y la insurrección
del Estado (inspirada por la clase dominante) se ha expresado de los pobres .. Y
de manera tan extrema, continua y coherente, como en el ¿Ha finalizado este período? Tal vez sí. Así lo deseamos.
caso de las luchas de la clase obrera parisina.l6 Desde las re- ¿Por qué? Porque ha representado un momento ambiguo en
vueltas florentinas de los Ciompi hasta la insurrección pro- el cual, bajo la forma retorcida y rebuscada que el capital ha
letaria de 1793, desde la sedición de Shys en Massachussets y impuesto a la vida, la res gestoe (aquello que de veras sucede)
la Comuna de París, de junio de 1848 a octubre de 1917 ... y se ha encontrado con ciertos aspectos modernizadores del
luego, la masacre de Shangai en 1926, y el fascismo italiano capital. Hemos registrado y descripto este bloque de experien-
(deMatteotci en adelante), y luego la represión de la oposición cia vital, convergente y antagonista, en el mismo concepto
comunista en los países soviéticos y las grandes purgas ... las de capital (la fuerza de trabajo es parte del capital, y la clase
masacres nacionalsociaüstasy la guerra civil española ... Sacco obrera produce capital).l8 Ahora bien, esta co-presencia se
y Vanzetti, los miles y miles de obreros asesinados por Pinker- destruye porque ya está interrumpida en la realidad a medida
ton y la caza de brujas anticomunista en los Estados Unidos que el monstnJo hace m aparición poderosa. (Cuando hablamos
y en todos los países occidentales, siempre lo mismo ... ¿qué del fin de la dialéctica, nos referimos a este eclipse definitivo
presidente norteamericano, como un nuevo Constantino, y monstruoso de la mediación.) No obstante, ahora es el mo-
reivindicará el derecho igualitario de todos los hombres, de mento de verificar si de verdad se ha terminado la dialéctica.
todos los ciudadanos del imperio americano, a trabajar, a parti- Si, en consecuencia, el monstruo (como hegemonía, a través
cipar de la vida pública y de la distribución de los frutos del de la resistencia de la clase de aquellos que trabajan y son
trabajo colectivo? ¡!:lasta cuándo continuarán la masacre_.z:: el explotados) puede triunfar; si la clase de los proletarios lograra
martirio! oponerse como monstruo, realmente, al poder eugenésico
...., Porque también, el monstruo comunista -esa facies del de los patrones, kaloi kai agatoi. Decimos: ¡viva el monstruo!
campesino insurrecto primero, de la clase obrera en lucha ¡Viva su capacidad de disolver toda idea o proyecto de desa-
después y, finalmente (ubicándonos en la nueva denominación rrollo capitalista, y del orden (viejo o nuevo) que lo organiza!
sociológica del proletariado), de la nueva fuerza de trabajo
intelectual- es un dispositivo que recoge, desarrolla y exaspera
todas las formas de rebelión y de lucha de los explotados. Y 37. En contra de la imagen del siglo XX como tiempo de la derroca y
es así como la lucha de clases ha devenido en el siglo XX el de la implosión de las luchas contra el trabajo. Últimamente, en Italia,
punto de convergencia de toda otra lucha de liberación, el esta ideología «débil» ha sido propuesta por Marco Revelli, Oltre il
Novumto, Turín, Einaudi, 2001. Por el contrario, asumimos, ahora y en la
esquema conceptual y el alma de las guerras nacionales y continuación de nuestra investigación, el enfoque político-historiográfico
campesinas, antiimperialistas y anticoloniales, de moderniza- de E. P. Thompson en Tbt Makn1g oftbr E11glisb Wurkmg Class [trad. case.:
ción y, en todos los casos, anticapítalistas. Un monstruo asedia La[017»aciún de In clase obrrra m lnglacen·a, Barcelona, Crítica, 1989J, como
huella o indicio del recorrido.
38. Es sobre todo en los Gnmd1Wt que Marx ha logrado describir,
dinámicamente, la inserción recíproca del prolerariado en la relación de
36. K. Marx, Lar lucbas de dast m Francia, Buenos Aires, Promereo, producción dominada por el capital, y la del capital en la constitución de
2003. la clase obrera.
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incluso identificarlo en su primera aparición: el sabio está obli-
gado a la humildad, el juez al silencio. San jorge se arriesga a
ser derribado del caballo. Pero el poder (y el cerebro capita-
39. Toda la experiencia y la ciencia leninista se ha vuelto hacia la idenrifica-
ción de esta monstruosidad del evento revolucionario. En una convención so- lista), que tiende a la omnipotencia, no puede evitar de rúnguna
bre el ¿Quihnrcr? de Lenin, d~rrollada en d KWl de Essc:n en el invierno de manera este problema. Si el_monstruo está ahí, el poder debe
2001 (con la dirección de Slavoj Zii.ek), se recupera el ~entimiento de la eiercer la capacidad de aferrarlo; y si no tiene, o todavía no
monstruosidad revolucionaria, 121 como lo habfa previsto Lenin. tiene, o ya no tiene la capacidad de destruirlo, debe desple~r
40. ¿Cuántos son> ¿Qué incentivo económico representan para la
producc.i ón literaria y la propaganda política? ¿Qué horrible esrupidez ha cili?_oder o bien de ponerlo bajo control, o bien de normalizarlo.
sido rransmiticla a estos libros tan oscuros? O mejor dicho, ¿qué terribles Esto es válido en general, pero es sobre todo apropiado para la
verdades y horrores ~on los que tnstoman y apelan a la no verdad del odio concepción y la práctica eugenésica del poder. 41 La eugenesia
político y la revancha> Cuando Furet le dio dignidad científica al
revisionismo histórico, ¿pudo imaginar estos desarrollos>
41. Una respuesta óptima a Furet es la que han propuesto Denis Bc;rger y 42. Si este csrudio se continuara y profundiUtra, se clebc:rfa inserur un
Henri Maler en Unt ctrt/lntt idit d11 cumrmirmt. Riplíquu ir R Furtt, París, Éd. du capírulo que le es pertinente sobre la «eugenesia» y la •performatividad»
Felin, 1996. de la enunciación.
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CC?nstrucción de sistemas alternativos de control y/o de Naturalmente, se han presentado dificultades fortísimas
domesticación del monstruo. 47 · a estas tentativas de control de la cesw·a del mundo vivido y de
De h·;;-cho, el monstruo ha vencido. H~il2..~~dido y des_!Jor- las formas de vida social organizadas políticamente. En cuanto
dado, c~mo un rí<?_c!ecid~,".!9._d~~9s espacios que, alrededor a la ciencia (filosofía) política (y al poder de quien la produce),
de su curso, habían sido encausados con el fin de evitar una en realidad sólo puede intervenir relativamente. La ciencia
gran in_undación. El poder -que, con disciñtas vanant~s. siem- política está enferma, su actividad es servil y mísera, su pro-
pre expresó el mandato eugenésico- ya no sabe qué más hacer. puesta innovadora es vil. En suma, como cu~do un río cam-
Y no hace nada .. . La solución le es impuesta. Y es el monstruo bia de cm:.s~,J>rod'!ciendo gigantescas catástrofes, la int~rven
el que la impone, invadiendo todos los espacios y ocupando ción ~u-~~~~n~ puede hacer nada y sólo eue<!e esp_erar que
todo el campo político. MoviHzado en masa en las guerras de cl.!?~-~vo__ ~za<!o se .e.~t.abilice, pacífifamente: _d<U-ª-..misma
los siglos XIX y XX, el monstruo d<:~ene el v~dad~~ Sf!i!to, manera, ahora no serán los feroces políticos de la reducción
p9}.ítico y ticnicG.J_ ~e_la pr_oducción_9e las mercancía1_y c!_e_E de~ gasto púbJico-o -de~~ontrol_!~presivo ~el Welf!!re quienes
-~producción d~ vida. 48 l}l monstruo ha devenido biopolíticE_:
49
reglllen el nuevo curso bio_político de la vida democrática. El
D e Bismarck a Rathenau en Alemania, durante toda la Ill control no tiene incidencia sobre -y m~ho-;;enos afecta-=-
República, hasta el Frente Popular en Francia, entre la Nep ~sa rensi~n ~ntológica gu~ recorre, ~onstiruye y refuerza e!
soviética y el N ew D eal norteamericano, este proceso se rea- nuevo tej_id~ a_I_lEI'~ológico. La voluntad de control, even~~l
liza y toma forma. D espués de la Segunda Guerra Mundial mente represiva, de las clases dominantes no consigue ade-
representa de manera consistente la figura de la producción cuarse, m siquleraUega a medir la voluntad de potencia dcla
capitalista en el mundo industrializado. Y desde entonces el multitud. (Es cierto que, de todos modos, la co~tinua tentativa
carácter biopolítico de este orden no ha hecho más que per- de control no es inútil e ineficaz. En la tradición de la euge-
feccionarse y acentuarse.5° nesia, desde Platón en adelante, mimesi y metessi, represen-
tación y participación, han constituido siempre modelos de
penetración del poder en lo impropio, en aquello que se cons-
47. El poderoso estudio de E. Cane ni, M=m tmd Mncht (trad. cast.: Mnsa tituye como otro. Por eso, en esa ambigüedad que se quiere
y ¡xxkr, Madrid, Alianza-Muchnik, 1997), cuya gestación va desde finales de ontológica y es sólo retórica, sobreviven ciertos fragmentos
los años veinte hasta 1960, es tal vez. un clásico ejemplo de la ansiedad y de la
dificultad para aferrar (o no) al monsttuo. En todo caso es imposible estudiar de 1·es gestae, ciertos remanentes de la historia. Pero ni siquiera
el periodo de entreguerras europeo sin prestar atención a esta problemática. estos experimentos -ahora posmodernos- alcanzan, y la nueva
48. Sobre esto: Jünger, Emst, L'opn·aio. Dominio t furma, en la última legitimación naufraga.) Al vencer, el monstr!;!!_ba impuesto lo
edición de Guanda, Panna, ! 991 (con una bella introducción de Quirino común, no sólo como sustancia de todo desarrollo productivo
Príncipe).
49. Se suele utilizar correctllmente la obra de Michel Foucault par~ ~Ínoramblén c~mo potencia dt:_~ c}_~d~dañí,i.
defmir la hegemonía del cuadro « biopolítico» en las ciencias humanas y H ay quien no lo acepta. J.-a_constitución del sujeto biopo-
sociales (aunque no en las históricas). lítico está ahora concebid::~ CO!!l9 deriva tecnológica (y se intenta
50. La «teoría crítica» en la obra y en la enseñanz.a de Horkheimer y imponer un poder sobre esta tecnología); 51 o bien, se da una
Adorno puede ser descripta como un esfuerzo incesante por perseguir este
proceso de «coloniz.ación de la vida» ... Su límite fue no perc ibi r las
metamorfosis subjetivas que se venían realizando: pero la fenomenología 51. Martin Heidegger, en sus escritos sobre la técnica entre los años
que se despliega en la obra de Horkheimer y Adorno es alÍn hoy insuperable. treinta y los cincuenta, ha sabido darle a este modelo una fuerza ind iscutible.
imagen caduca, agotada y miserable del monstruo, de su vida bién decir que el desarrollo m1smo está Jeterminado por esta
rebelde.52 Volveremos pronto sobre este debate. Pero ahora, insubordinación de la .;:[da Qa potencia de la vida) contra el
lo que la vida de los hombres parece haber afirmado más allá EQ_der (el dominio sobre la vida). Todo desarrollo muestra
de toda duda es que el mons~o. ya siempre cfl1nún, ahora se esta continua insubordinación. Pero hoy estamos no tanto en
ha hecho también nljeto. Y~_no es más un margen, un re~guo, la enésima revuelta de 1~ potencia cqntra el poder, sino fre!lte
UE resto: es un m_ovimicnto interno, totalizante, un s~eto. ~a afirmación común_y a~ vicroria de la poten0a (probable-
U n sttiero que ~f!!eSa potmcia.sJ mente irreversible). He aquí, por lo tanto, al monstruo biopo-
Retomemos de nuevo el razonamiento del inicio. El poder lirico alfrente de la escena. Hasta ayer subordinada, jerárqui-
es desde siempre el poder sobre la vida, biopoder. En la tra- camente clasific~da, o rga_!lizada E<>!. el poder1 -la pormcin del
dición del poder y del pensamiento occidental, lo es hasta tal 11!E!!_triiO ha _!!!tdiado f!l poder a travéstj_e In invasión del bios. E l
punto que toda definición del ]_)Qder tom~~urt es eugenésica: monstruo ha devenido h egem~ní~iopolítica. En otras
\ q_uiere inci~i~ sobre la vida y crear la_~a. La concepción palabras, se ha infil~d~por todas partes1 como un ri~o_m~;
eugenésica del poder crea vida y, sobre todo, cr.ea al_gu~ es la sustancia común. ss
da sobre la vi~a. En cambio, los que no deben ~1_1das...!on
los excluidos, los monstruos. Pero el monstruo, poco a poco,
) en la historia del mundo, pasa de «afuera» a «adentro». Mejor 3. Et MONSTRUO «MONSTRUIFIC..ADO»
dicho: el monstruo está desde siempre adentro, porque su
t;xclusióñ poli9ca no es conseCüenci~,si-no prnlzisa- áe su 3.l. Vida tlepmtla
inclusión productiva. Está dentro de la ambigüedad con la
gue lo~ instru-;nento~erárquicos del bioRoder se encargaron Pero cuando el monstruo ya o~upa la vida!. hay quien
de definirlo y de fi~rlo: la fuerza de trabajo d~tro del capital, ~tende que é~~ sea <<Vida desnu~~~- A la r~alidad de la
raéiu-dadanía dentro del Estado, el esclavo dentro de la fami - .J>iopolícicaLa la dureza de sus luchas, ~e opone la noción•.<! la
lia.-:-: ify e5to funciona y se man~~ mientr~s la -bi~p?~ncia ilusión.l de la «vida dc:!!~uda»; o bien, en el otro extremo, con
del monStr\!.0 n<? rompa los nexos jer árql.!_icos. En la historia frecuencia y de manera más peligrosa, se presenta la potente
de la humanidad esto ha sucedi<lo a menudo. Se podría tam- maquinación de la ingeniería biológica ... también un modo
de asedio sobre/contra el monstruo biopolfúco. Pero perma-
nezcamos en la «Vida desnuda».s 6 En efecto, tal como quería
52. Entre los años 1970 y 1980 elocpensamienro débiJ,. ha desarrollado Sócrates, se trata de entender qué h~ detrás de este nombr e.
sobre todo una apología del capitalismo, burlándose de la potencia
constiruriva de las clases subordinadas.
53. En el pensamiento del siglo XX corre paralelo al racionalismo
funcional un pcnsamienro utópico que, enrre Ernst Bloch y Deleuzc- 55. Remito obva:1menre a Millt Plnunux de Deleuze-Guatrori. !Trad.
Guattari, haSla Lukács y Tronti, propone las bases de la potencia del cast.: Mil Mmtns, rnpitalirmo y esquizofrmin, Valencia, P re-textos, 1988.]
monstrUO (revolucionario y/o metamórfico). 56. Ag:unben, Giorgio, Humo Snctr, Turín, Emaudi, 1995. [Trad. case.:
54. Sobre el desarrollo del derecho público en el capitalismo maduro, Humo sactr. EJ pudtr sobo-anoy la twtÚt vida., Valencia, Pre-textos, 1998.] En
sobre sus altemacva.s y evoluciones, véase M. Hardt-A. Negrí, JI Lnvoro d1 relacaón con este con¡unto de temas, y para la daseusión que me interesa,
Diouiso, Roma, Manifestolibri, 1997. [Trad. casr.: El trabajo de Dionisos, véase el número 298 de Aut aut, julio-agosto de 2000: « Polinca sensa
Madrid, Akal, 2003.] luogo ...
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Entonces, qué cosa puede significar «Vida desnuda» cuando Pero también es verdad que hay un momento en el cual
lo que nos interesa es reconocer dónde se pueden apoyar una desnudez impu-esta po! i~ ideología y2<2! ~a vi_9lenc:ia del
nuestros cuerpos para lanzar no sólo la resistencia sino .e.oder_h~ ~ado en el blan_<?.o de la ~~~~nidad. ~ay un mq_-
también el ataque, no sólo la fuerza de oposición sino la po- mento en el que estas experiencias se confunden terrible-
tencia de transformación. No hay vida desnuda en la onto- mente/8 Hoy, este episodio histórico es obsesivamente re-
logía, como no hay estructura social sin orden, o palabra sin puesto. Parece que el poder ha tenidO la nec.~i.dad de ~~tr~r
significado. El universal es concreto. Todo lo que nos precede !2 desnudez del sufrimiento eterno para aterro.Q.z~gs. (¿Una
en el tiempo, en la historia, se presenta siempre de nuevo desnudez proletaria como efecto heterónomo de la pasión
como condición ontológica y, en lo que respecta al hombre, revolucionaria que atraviesa el mundo y pone a la burguesía
como figura antropológica (consistente, cualificada, írrever- al desnudo? ¿O bien una venganza póstuma de la reacción
. sible). La ideología de la <<vida desnuda>> (así como la industria burguesa, un signo simbólico de castigo, una parábola holly-
del genoma, la ingeniería bioge;[tica y las pretensioneS"de woodense de la derrota sufrida, de la catástrofe evitada, de la
dominio sobre la especie) es una mistificación que debe ser contrarreforma desplegada?)s9 En suma, la ideol~ía absoll,!.-
combatida.57 -- • tiza la desnudez ¡y la asimila_ ~l.h~rror d«:~caElP..? ~azi! Pero
¿Estaban desnudos_!Q~ vietnamitas~ guerra o _los negr9s ¿por qué? J-!:nr una extrema desproporción y "!!.a ~osi~i
de los_guetos durante Jas revueltas? ¿Estaban desnudos l9s lidad ~aLde establecer l!na homolc;)gí~-~ntre~ imágenes,
obreros o los estudiantes en los año~ set~n~? A juzgar por e!:ltre la urgencia ~opangandístj.<:a_d_el pod~r ~ rea_!i~~d
las fotos, no lo parece. A menos que los vietnamitas comba- histórica efectiva.60 Retornemos a la alternativa fundamental
tientes fueran desnudados por el napa! m, o que los estudiantes de- la d~nudez y de lo humano. Cuando se reivindica:J!!!._~
en las revueltas hubieran decidido exhibir, desvestidos, el testi- escond~~ 1~ d~s~ude~ la cualid~<;l_.!.lu!llana~~~e!a~na
monio de su libertad. Más bien, nuestros héroes estaban
cubiertos de pasiones, con ~a p~e~c:~a de su -po~~nci~
estaban vestidos, a veces hacían moda y música ... no podían
en todo caso estar desnudos porque llevaban encima dema- 58. Esta confusión entre el hombre y la desnudez, y en torno a la
siada histOria. Emanaba?! historicidad. Sin e~~~rgo, hay qui~ pregunta de si es primero uno o el otro, está en la base del revisionismo
histórico de la posmodernidad. El más agudo de los fil ósofos
pretende qu~_~l_hombre_p~c:_9e preS(!t:tarle al poder un.c~:~erpo
antihedeggerianos ya había anticipado estas conclusiones: véanse K.
desnudo. Parece dudoso el sentido de esta visión: si se es hom- Lowith, Da Hegel a Nittzscht [trad. cast.: Dt Hegel a Nietzsche, Buenos
bre al estar desnudo o si se está desnudo al ser hombre, Sise Aires, Sudamericana, 1968] y Significa ro e ftnt del/a st01-ia.
considera primero alhombre y desp;-;[ s3 la des;udez o 59. Sobre estos temas, pero de manera no revisionista (la Shoah, lejos
viceversa. de ser su negación, realiza la modernidad), véase Z. Bauman, Modemitá t
olocausto, Bologna, TI Mulino, 1992 (trad. cast.: Modemidad y Holocausto,
Madrid, Sequitur, 1997]. La banaliuídtlmn/ede HannahArendt, 1963 [trad.
cast.: Eichmann m ]mtSaliTJ. Un estudio sobrtla banalidad de/mal, Barcelona,
Lumen, 1999], denuncia preventivamente estas distorsiones ideológicas.
57. Véanse las críticas extraordinariamente pertinentes de Luciano 60. En Que/ che mta di Amchwitz, Turín, Bolatti Boringhierí, 1998
Fcrrari Bravo al libro de Agamben antes citado: Da/ fordismo olla [trad. cast.: Lo qm queda dt ArtSchwitz. El archivo y ti testigo, Valencia, Pre-
globalizzaziont, Roma, Manifestolibri, 200 l. [Trad. cast.: Dtl Fordismo a la textos, 2000), G. i\gambcn subraya con intensidad la imposibilidad de est~
Globalización, Madrid, Akal, 2002.] homología histórica.
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suerte de reivindicación iusnaturalista de la inocencia del e~~~~sica del ser, en_~o_nE~ d<:_ la potencia_5!_e~ mo~~~o. La
~ombre! una inocencia que e_s impotenc1a: el «musulmám>. teoría de la «vida desnuda» _e s entonces radical en su nc:gación
Si se decla!a gue el hom~e es aquel que está d_e~nudo~ se de la potencia, Y..~.9.~perci_!>c:.~n- toda ~xpresió!_l de _ésta un
opera una rnis~ficación p~r~!: ~e~onfunde ~! ~ombre que acto de_E~rro!iSIT!_~· Ella n_c:urrali_za 9ntológ!_camen!e l_a posi-
lucha_<:_~_!"l_el ~9~bre masacr~~o por el bi2poder nazi, a aquel bili~ad_f!l.Ísma de expresió~ de la potencia. La «vic!_a desn~da»
que rechaza la eugenesia con una improbable inocencia na- no borra este «monstruo» que constituye ya nuestra única
-~ ral. :I:a vida y la muerte en loi c~mpos no represen_tíln nada esper~nza: int~ta diso_~er!~ c:n su inte~i?:.,_lo_~onfunde
~ás que la muerte y la vida en los campos. Un episodio de la identificándolo con el depositario de toda la violencia sufrida:
guerra civil del siglo XX. Un horrible espectáculo del destino el «musulmán». Así, todo .acto de resistencia es vano~
del capitalismo y de sus disfraces ideológicos,.de la máquina -·-Es extrafio observai"qu-e· la teoría de la «Vida .desnuda»
del capital contra la demanda de libertad. 61 Asumir la con~?ruye un esc~nario que repite el que -está -en la base del
desnudez comoEepresentación de la vida significa id~n!;{ficar Levia_u[n d~ IIobb~s. Un e~cenario de vida in~efe~sa y arrojada
~a ~~~raleza del sujeto y la del poder que lo deja desnudo, y al límite de una resistencia imposible; un nuevo Leviatán que
confundir con esta desnudez todas las potencias de la vida. habr ía aparecido y se haría cargo de dicha situación. _Este
Pero la vida es más po~~~ue la~esnuac:_~, ya que la «vida L~0atán mostr~ría todas las prete!!_sio~~s del viejo, per o de
desnuda» no podrá de ninguna manera explicar las terribles una man~r~ más radi~a l : y~ !lÍ si<l!!~er~ promete la «paz»,
violencias que la ideología y la historia han inflingido al ser sin~ simp~eme1_1te _!~ «:r_i~a». Lo cual revela l~ P.!~ad~ja y_la
en el siglo que hemos vivido. 62 mistifi~ción de la «vida _desnuda»: cuando el _pensamiento
La reivi_ndicación de _la_ «vi<!_a des~u9~»- es ide~ló~a. del hombre y de su experiencia ha investido la vida, volvién-
«Ideológica>> si&"_!1ifica que~~ a~ación es al mismo tiempo dol~ -co_:núri; .P·<?_tencTándol~ ~n 1~ plenitud d~ ..~i cii~s_titución
fa~ con respecto a lo v~rda9er~ Y.. fu..~c:~onal con respecto al
sin~l~r y ~r~a_ti_va, es entonces c~and~~UEE~~je_<!el P?.~er
...e_o~er. Que es §!.sa ya lo hemos dicho: no J:ay P<?Sibi~~9~. de
_polí~co ti.~~e gu~ anular la pot~n<:i~~el ~o.r:n~!~~o~re l~yi~a
reducir la ~~~olo_gía a la d~~n':d_e~ y_eJ _h ombre a ~.!!_esencia
~!.. r.~9.~~.!r _s~ . ca~cidad ef~t!v.? .Qe ..r~~~renc:ia_y_ P?lra
neg_a~va. A.9.uello que la «vicia. ~es!luda» nie~ .~sJ~p_otenci_a
so~~e.! -~e _nuev~. ~~ fuerza Eroj_u~E_~a. La «vida desnuda~>
del se.!:! s~ -~~P.~~~~}~_ d~-~-~.!:z~r en el tiem.P..9~~3vés de 1~ representa al hombre, o más bien, presenta los _cuerp~s al
cooperación, de la lucha, de los procesos constituyentes. Pero
la hipótesis de la- ~<Vida-desnÜda» ;-c;·~s-~la~ente..falsa: es P.QEQ~~Jl_I!.~Jigro y de una_miseria i~Q.~s_i~le~. La <~qa
sobre todo de -una-co;;Stiruéió~ desn~~a>: e~ 1~ im~_n. 9~-!~ .9~-~-q~!d~ d_~se_~é~ ~-~ _q~~ e~
---~ .....funcional
-- . . a la afirmación.. - terr~r~I?~ -~el c~~~~l_!l~.!n.9ribund~ se_~a !!~rcid<:>¿ob1:e
J!.yida Xel trabajo ~_0~ _ml_:ll~tud. Es un grito de impot~ncia,
~ ~c:suena d~ntro de '-!ll~_Elasa de !ndividualidades derrota-
61. Hannah A.rendt ofrece un testimonio de esta confrontación, en la djl_St..J?.a~_?_y~J~e.~ .~te_:?-a _e~~~ ~~r.r.ot.a, para !!~~~r.i!l~ ..del
lucha teórica que la opone a Heidegger, durante roda la vida, por razones individuo a la singu l ~ridad, <!~la ma~a a la l!.lultitud. La «vida
vitales y políticas, más allá de las filosóficas. desnuda» llega de esta manera a ese fondo último, vecino de
62. La vida de Primo Levi es un testimonio de la profunda e irreductible la materia tal como la define el neoplatonismo: como ese
historicidad de la Shoah (pero también las narraciones de otros deportados
menos notables: en mi infancia, ha sido importante Piero Caleffi). «inicio desde la nada» [inizio del nuJJa] en la que se constituyen
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S
128 Antonio Negri El monstruo político. Vidn demudn y potencin 129
Q!ena»:69 este monstruo es «remonstruizado», o sea recondu- mismas <]2!.E_propia biopo!ítica organi~~- Y._esa viol~nci~
cido a una -subordinación «"i-aciona~>- La-eugéñes1ayaño es, que contiene J~ ~e~~ología del Eode_r p_uede ser desarmada y
como en los viejos tiempos, un principio ontológico mtf.s una devenir~ por el contrario, un formidable instrumento para
nonna abstracta de organización social; ha devenido ingenie- atenuar en los hombres, en las singularidades, en la multitud,
ría del ser vivo con aspiraciones de tecnología de dominación el m!edo a la miseria, a ¡; ~nfennedad y a la ~l!..e.~puede
poütica.7° La metáfora poütica es aquí tanto más fuerte cuanto servir, sobre todo, para liberarnos del miedo tout court. Sí
lo es la posibilidad feroz que posee el capitalismo de realizar quisiéramos definir al monstruo en este nuevo espacio en el
materialmente este proyecto. La tecnología se presenta en cual la posmodernidad loc~e y contra el cual se rebela
lugar de la ontología y «la eugenesia de lo bello y de lo bueno» -y es esto lo que haremos más adelante-, deberemos definirlo
no tiene vergüenza de ceder a esta subordinación.71 como una red de stimuli, como una arquitectura de fuerzas
Esto no impide que detrás de la ingenier~ g~nética, detrás (es decir, ~a-~~~me»~_ll_!l_«c~rEo sin Órganos») ~biertas a
de esta espantosa ~-ald_ad del ¡:>()~er, ac~en fuerzas reales, las la metamorfosis, a la producción de un cuerp~ que y_!tla con-
tiene de manera caótica. 72 Esta espontaneidad .e_oderosa
determina el ñüevo sentido de la escena poütica.n La vida es.
e!1.!!9uecida por la presencia del mOt:JStru<2_: L~ «vid_a d~Jnud?»
69. Para tematizar este concepto de «Vida plena» hay que dirigirse
sobre todo a Del~~-<:- De algún modo, este concepto es paradigmático en
es oblite! ada por la «carne» y el mons~o tecnológico no
él. Los nuevos constntctores de sistemas, del Esudo y de la dialéctica, se podrá resistirse a la poten~~~-~iopoütica de los nuevos cue~s-
han vuelto contra él de la misma manera que Hegel se vuelve contra ¿Una enorme «heteronomía de fines»? ¿Y si, verdadera-
Spinou¡: lo acusan de no ceder la «Singularidad», lo denuncian por no mente, la posmodernidad liberase al hombre del miedo?
someterse a las exigencias y urgencias de la «tOtalidad» del poder. Hegel
dice que Spino1.a es un «tísico» pero ninguno de nosotros se siente «tísico»: Porque el problema de la filosofía del poder antigua y mo-
más bien, a la manera de Spinoza, nosotros sabemos unirnos en una derna se juega íntegramente alü: en crear miedo para afirmar
vehemente denuncia de Hegel. Potente y armada está en efecto nuestra el poder de las elites. La eugenesia es una ciencia política
concepción de la vida, «plena>>, asf como surge de las páginas de Deleuz:e.
que no cede su lugar a ninguna otra ciencia: desde Platón en
Para no hablar de la locura guattariana, que recorre, en «Soledad» o bien
en comunión con Deleuz:e, las grandes obras que construyeron, y que es adelante domina la escena del saber, del control sobre la vida
siempre repetición del «ritornello>> [estribillo], invenciones de «agencia- pública. ¿Cómo se hace para eliminar el miedo de la escena
mientas» y, sobre todo, determinación de una teleología positiva, construida pública? 74
desde los sujews.
70. Los problemas no son, sin embargo, puestos aún en estos tétminos
explícitos, sino más bien en ténninos de oportunidad médico-sanitaria y/o
de aprovechamiento económico. En este momento predomina la estructura
de la investigación (y la neccsiclad de grandes inversiones, sobre todo en 72. Cso, cuerpo sin órganos, en Deleuu·Guattari, Mil/e plottmiX, ob. cit.
relación a las patentes), y delega en las multinacionales el mando, antes que 73. En las últimas obras de Guattari, sobre todo en CbnomuJst, París,
en la estructura directamente política. Queda claro que la lucha sobre los Galiléc, 1992 [trad. cast.: Caom10sis, Buenos Aires, Manantial, 2002),
derechos de propiedad (y sobre el copyright) ha devenido fundamenta l estamos del todo dentro de un nuevo horizonte, ecológico y biopolitico,
incluso en este nudo de la biopolítica, determinando así el desarrollo. del filosofar y del decidir polfticamente. Véase también mi Kairos, Alma
71. Sobre todos estos temas me permitO remitir a un número de Posst Vrnur, Multiwdo, ob. cit.
(publi cado en el otoño de 2001) sobre el concepto de «Biopolítica» 74. Hardt, M. y A. Negri, Empire, ob. cit., argumentan [sic) am-
(Castclvecchi, Roma). pliamente sobre este conjunto problemático.
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Hemos así descripto ~n segundo campo _de exeresión y ¡Qué momento más creativo aquel en el que se ve a la carne
de represión de la genealogía del monstruo. Este se nutre de hacerse cuerpo! Incluso el viejo Dios del Ginesis, tan poco
la_<:.xpansión de las pasiones que tien~n a la formación de un predispuesto a la benevolencia, estaba satisfecho con su obra.
111!:EO e1te1po. Atravesando la carne para abrirse a la subjeti- Qu~ ~ 1 goce inv.!1te la rebelión del sujeto significa que e l
vidad, el proceso genealógico es como un inmenso motor cuerpo es goce. Una gran Hterarura ha desarrollado la utopía
que avanza por un terreno desconocido. Para poder seguirlo, de un mundo feliz en corno a las « partes bajaS» del cuerpo:
pone señales, fija etapas, define estratos: es lo que configura en el inicio de la modernidad, a mediados del Renacimiento,
el recorrido. El monstruo se transforma así en otra figura: al la poesía ha dado una figura corpórea a esta alegría «baja».86
liberarJa intelecru_alidad .9e masasl <:_Q!1Stituyéndose ~~golpe Ahora es el mo mento de identificar en lo «alto» del cuerpo,
en potencia, ha modificado todas las condiciones de vida y en el intelecto que crea nombres comunes y que es el sujeto
dereE!<?._d~cción que lo rodean. El mo~~ot offie¡or,-e~o de los procesos de comunicación, la vertiente de la nueva
vimiento intelec~al ~~ a eartir de la carne, quiere hacer alegría, la revelación de la feliz transformación antropológica.
que el Gmerallntellect devenga cuerp_o, se expande, se de_fine Pero hay que hacerlo sobre la misma base materialista de
Y. se forma cada vez~~· Todo el tiem~ da lugar a nuevas aquella primera apología de las pasiones bajas, porque aqui
aper~?S del ser, tal vez esperanzas, ciert~ __eulsi<?n~~ Y. 9~s~<?S también está la producción en el centro del discurso. 87
y, a p~r ~e esta tensión! el mon~truo se abre al_fu_tu!o. En ¿Por qué recurrir a estas imágenes? Porque es esto, fuera
( su mirada al pasado como un continutmz de derrotas, Benamin de toda dialéctica, l~_que sig~fica «S~ mE!'s~o~ ~~Y.= un
hab~re~ntado la ~agen, un E OCO 2.~ m;¡ au~io~ del sujeto comúnJ una fuerza col~cÚ:'!~ ~n s!:r otr~. Al i~al que
'"\ A1lf!l!f:!!!.OV1!:!· Pro~ableqtenteSE la crisis de la moderni ~ad, esas masas carnavalescas (gozosas del "cuerpo bajo'~ a las
la innovación del suj<:to (tan difíciLen ~ta tr_avesía de~~n e qÜe aludimos añtes, ~e nunca d_7~_ieron «pu e~lo», sino
para devenir cu~) ha creado un tejjdo ontológico que per- mulúrud de deseos, evadiendo toda manipulación y toda
mite ~ la ~~tam<2_rfo~~ resuelva ~ta cri-s is ~-Ef rñOñSrruo mistificación, est~ riti"evas multitudes intelectuales, cuyos
~demo, resistente porque se ~oya en o tro ~12 de placeres y cuya pro~uctividad están en la comunicación y en
fülldamenro ontológico, ya es desde todo punto de vista la la int~!a~tividad cole~ti.v~t no devienen 4,emos del Imperio,
expresión de una nueva genealogía. sino que existen en la resistencia ante toda tentativa de
sometimiento de su potencia; y tambié n más allá de la
resistén:ia.l reivindicando la ple~itud y la riquez~- de las
4.2. El C1terpo del «Germ·ai Jmellect» pasiones de la vida. El cuerpo del Gmt1·allntellea se forma a
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parór de est! arti9:'J~ión, d~l tOd<? mons~osa. 88 Necesita- (y la vid:u' lo común ~e él rep_r~s~ta). Pero esta sobredeter-
mos un nuevo Rabelais para relatarlo. Pero no únicamente: minación es tan extrema que se asemeja a una catástrofe. A
todo escritor materialista ha sido, aJ menos una vez en su expe- paror de este momento, toda lucha social, toda lucha de G
riencia poética, seducido por estas imágenes: la Batraco- intelectualidad masiv~se-desarrollará de un; manera del todo
mi011Ulchia de Leopardi, o el grotesco de Ezra Pound y el de nueva,_ya que reeup_er:a·~l paradigma de la meta~orf_~Ismis-
Céline ... por no hablar de Brecht o de Ileiner Müller. ma del _QS>de!. Q~e lo g~e_tríunfe sea el product<l_ de la euge-
Haciéndose cuerpo, el Gmeml Jmellect config!!r'!_ al mons- nesia o la innovación monstruosa, eso no lo sabemos: es lo
~o como sujeto. Sustrae la carne del contacto con la mate!~ que está en i~eg_~-_--·- -
efímera de la corrupción y de la decadencia, de la fantas- Para decidirlo necesitaríamos una democracia radical. 90
m~goría cruel de la «Vida desnuda». Restitu}:'e la earne al De hecho, no se trata de decidi7"si hay que acceder o no a
gQCe, y es (spinozianamente) esta irrupción de la ¡>asión alegie las prácticas de la ing_e~ería biológica, sino de s~berqjilhacer
lo <¡?e produce la subj_e_!ividad. - - ~as técnicas. L__a lu<:b.a_tiene lugar entre lo~yaradi~as
¿Pero por qué el goce debe producir un sustrato ontoló- alternativos del bios, y~_! ~ultitud c;s llamada a debatir la idea
_gico? Porque el goce se constituye allí donde la inteligencia y la realidad, el rip2)_ ~) modelo_) <:.!_lenguaje de cuerpo que
deviene colectiva y la razón construye nombres comunes y q_uiera darle al Go~e7:al bz[!_lject. Hay (por así decirlo) una ex-
_comunidad real. Toda mistificación sobre lo existente es~ antes traña batalla que se abx:_e!_un:~:_fantasmag~rfa d_e lucha declases:
que nada, atacada por el goce, que es subversión de lo exis- J!l!:..'m Indo, una biop<?Ütica de la multit';!d,p~: el otro, un bio-
~nte, cap!'ciclad ~e decisi_ón com~ apertur!'_y_p!~g_resíóna~ poder gue se desa::oll~-e~ e!_biod~mini o d~eu_genesia~/
la carne hacia el cuerpo 5?mún, co_mo un -~~ance en _!a oljeto de esta lucba es la tecnología de la vida como intima figura
capacidad de desarrollarse, de construir, de inventar el ser.89 del dominio tecnológico del capital sobre la vida ... pero tam-
Que haya capacidad de decisión nÓ concede aún al mons- bíéncOino la ocasión de ia irztelectualidad de 1Jiruas de decidir
truo ![ectividnd de decisión. La posibilidad no es e n sí misma sobre rm paradigma totalmente ~Turnativo al capitalismo." Si el
eficaz. Por otra parte, ya hemos visto que el monstruo bio- olijeto de fa lucha ya no es Üna ñegociación sobre el salario o
e_oJítico es un motor intempestivo, pa,!ll~~j~l!.. <!estruc~r~de sobre las estructuras políticas que intervienen en la distríbu-
toda teleología eugenésica¡ que la biopolítica rompe necesa- ció_!l de las ganancias, sino una decisión sobre los cuerp~s,
riamente toda continuidad en el interior de la cual pueda en~s, ya no hay dialéctica y_ el con_flicto es inmediatamente
nutrirse la sintaxis del poder. Precisamente cuando _el bios y_ vital. La subversión se abre a la constitución. Y el ~no-lugar»
la política, cuando la fuerza de la vida y la violencia colectiva sobre el que se han desarrollado los movimientos normales
se encuentran ligadas de modo íntimo y enriquecedor, es que de la multitud deviene un lugar que se metamorfosea, dándole
una extrema sobredeterminación puede capturar al monstruo
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