La revelación del significante representa la automanifestación concreta del
significado. Parece que su contenido se manifiesta como dominio. Por ello algunos filósofos entienden a la escritura con su especial carácter dominante y, esta, diseminada incluso en la misma conciencia.
El objeto de la hermenéutica es descubrir el sentido del dominio significante del
significado. Este es uno en dos formas de subsistencia: en el modo inteligible y en el modo sensible. De esta manera, el significado es un dominio superior. ¿Entonces el dominio del significante es el objeto de la hermenéutica? ¿El dominio del significado es previo al dominio significante? ¿La historia del significante es la interpretación del dominio del significado? Si el significado es el sujeto de tal historia, entonces será su propia acción, manifestación y dominio. Al parecer, el significado en el significante es el sujeto de tal historia. Por ello, es necesario hablar de un acto autofenoménico por parte del significado, cuando el significado no se manifiesta a sí mismo sino que el significante manifiesta al significado y el significado al significante. Por eso se debe hablar de participación del significado. La historia del significante surge como una repectividad entre significado, significante y sentido. Entonces esta historia no sólo es obra de un único sujeto. El conocimiento mutuo del significado y el significante es a la vez una verdad mutua. Tal verdad mutua entre el significado y significante es una verdad entre iguales; y por ello, una verdad exclusiva. Porque el significante anuncia una abstracción mutua como posesión del contenido inteligible del significado. En efecto, no lo hace predicando el error sino ofreciendo la verdad. En consecuencia, el contenido inteligible es para el significante un contenido verdadero. Por lo tanto, la presencia del significante es una existencia que se deleita en la verdad del significado ya inteligido. El significante refiere al significado como poseedor o dominador de un contenido futuro inteligido. Aquí radica un ‘dominio’ sin límites.
El contenido fenoménico, que el significante recibió en su materialización,
contiene un sentido único y exclusivo propio del significado. El significante del significado, implica propiedad y origen. El problema actual, es pretender escindir la respectividad existente entre el significado y el significante. La frase: significante del significado no sólo refiere a una mera centralidad, posesión o dominio, sino que expresa una respectividad originaria.
Existe el peligro de no relacionar el significante con su punto de origen. La
manifestación del significado constituye un contenido cuyo sentido originario se encuentra también en el significante. La inteligibilidad arraiga su sentido en la disposición material del significante. Este no sólo remite al significado en general sino como un algo determinado de un significado específico. Pues se manifiesta como poseedor del significado originante. Eso quiere decir que se considera frente a su significado determinado como el producto de…, como un significante propio un significado determinado. No es una manifestación que se queda en la expresión, sino que remite a la esencia del significado. La frase ‘significante del significado’ y la respectividad que guardan entre ambos, hace resaltar la pregunta ¿cuál es la finalidad del sentido del significante y esta manifestación del significado en el significante propio? Cabe decir que un significante determinado no da la idea del significado en general, sino de algo determinado. No es el dominio lo que cualifica la inteligibilidad del significado, sino la respectividad de tal inteligibilidad para con su significante concreto. Cualifica el dominio y centralidad que el significante enuncia. Esto aporta una nueva perspectiva al sentido por el significante enunciado. Sólo podría existir el sentido en el contexto de la originariedad del significado. En tal ‘sentido’, el significado no es dominante, sino en potencia de afección. En este ‘sentido’ no hay contenido dominado ni perdido, sino sólo significantes determinados de un significado determinado. En dicho ‘sentido’ no hay opresión sino una trascendente participación del mismo contenido inteligible.
¿Cómo manifiesta el significante el sentido que enuncia? Lo manifiesta
mediante la afección, el sentido es propiedad de la materia afectada. Esta es capaz de ser modificada para recibir la forma inteligible. Su sentido es el sentido de la afección. Se trata de un símbolo de respectividad cuando se califica al significado capaz de afección. Si el origen es capaz de ser afectado para salir de su inmanencia, también será capaz de recibir afección por el efecto de su trascendencia. El sentido del significado es el sentido de la afección originaria, no del dominio ni de la posesión absoluta. Es el sentido que el significante manifiesta mediante su comprensión. El significado no es causa formal en su condición dominante, sino como una especie de causa ejemplar en el efecto del significante. El significante pide que el sentido del significado llegue a su fin verdadero, que la finalidad del significado se cumpla, que el contenido del significado sea inteligido adecuadamente. Con la manifestación de la inteligibilidad del significado, en el significante se imprime la forma determinada con el fin de predicar el sentido del significado.
Se ha entendido que no sólo el significado, sino el significado originario deben
formar parte de la enunciación del significante. Se podría decir que no sólo el significado, sino un significado originario forma parte de lo que enuncia el significante. Sin embargo, no es necesario procurar la escisión entre la enunciación del sentido que guarda el significante y el significante mismo. Porque el sentido que el significante enuncia es el sentido que el significado ha dejado en el significante. El sentido no posee una estructura única, sino una estructura relacional entre significante y significado. A este último pertenece el sentido y lo entrega al significante para su posterior intelección. Es por el sentido como se reintelige un significante propio y determinado.