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Ubicación geográfica
Los resultados revelan que los cristianos experimentan al igual que el resto la población la
inseguridad y la violencia como fenómeno social que afecta a toda la sociedad hondureña
en general y, en particular, a la población que habita en los barrios y colonias con mayores
condiciones de pobreza y marginalidad, en los que predominan un conjunto de problemas
conexos que impactan negativamente en la vida de las comunidades como el desempleo, la
desintegración familiar, el consumo de drogas y alcohol, entre otros. Estas condiciones
favorecen el control por bandas criminales y el crimen común en los barrios, así como la
corrupción y complicidad policial y militar con el crimen. El 71% de los cristianos
consultados viven y se congregan en iglesias de barrios y colonias con estas condiciones,
por lo que sus percepciones sobre victimización están en estrecha relación con los entornos
sociales en que habitan y en dónde los efectos estructurales de la desigualdad social
impactan de forma directa.
Estos resultados expresan que la violencia como hecho social ha impactado en la vida de
los cristianos.
Lo anterior refuerza los resultados sobre la percepción de desconfianza que tienen los
cristianos en las instituciones públicas responsables de garantizar la seguridad.
Las iglesias concentran el mayor nivel de confianza (60.7%), seguido de los vecinos
(14.8%), lo cual permite advertir la importancia del prestigio de las iglesias y de los vecinos
como parte de un tejido social comunitario con potencial para impulsar procesos de
participación social contra la violencia.
Perciben también que a nivel de las iglesias, éstas son identificadas porque cuentan con
recursos que provienen de donaciones de iglesias amigas, de dentro del país o del exterior y
esto hace que acumulen a veces aparatos costosos, y de la recaudación de ofrendas,
limosnas y diezmos, que se vuelve tentador para los delincuentes, que en plena actividad
cultica han aparecido para llevarse el importe de estos mecanismos económicos que sirven
para el sostenimiento de la iglesia
Aunque los entrevistados reconocen que la respuesta institucional del gobierno es una
respuesta que tiene efectos momentáneos en la contención y disminución del crimen en los
barrios, consideran que sus efectos son de carácter más mediático y que la respuesta militar
y policial no es la solución. La falta de una política pública de seguridad que enfrente las
causas de la violencia criminal de forma integral y coherente, impide una respuesta del
Estado de forma estratégica, tanto en la prevención como en la represión de la criminalidad.
“Se enfatiza que el problema de la violencia no es individual es un problema estructural y
por lo tanto debe atacarse con acciones en este nivel”. (Entrevistado de la ciudad de
Tegucigalpa).
En referencia directa a la iglesia y sus líderes, se reconoce que la iglesia hace un trabajo
silencioso en diversos temas y uno de ellos es el tema de la inseguridad, no obstante, se
tiene que recuperar el papel de la iglesia (ser luz de este mundo) de incidir, y ser parte de un
diálogo abierto con las instituciones para la toma de decisiones en los temas relacionados
con la violencia y la inseguridad.
Por otro lado, las iglesias deben volver a generar procesos de preparación de familias
sólidas que fortalezcan a las comunidades, y la formación de una conciencia de los
miembros de las iglesias y congregaciones y los ciudadanos en general, sobre el respeto a
los derechos humanos, buscando la unidad de la población sin distinción de credos
religiosos ni congregaciones. La primera, dirigida a que no se ha aprovechado el potencial
de liderazgos que las iglesias tienen, líderes formados en diversos campos, capacitados para
generar cambios; y en segundo lugar, que la iglesia no debe escudarse sólo en el hecho de
proclamar de que sus miembros son buenos y no le hacen mal a nadie, sino, en el hecho de
participar de forma activa en la lucha contra los problemas sociales que afectan la paz de la
sociedad en su conjunto.
No existe en el país una base de datos que de referencia sobre como la pastoral cristiana
hondureña es víctima de la criminalidad que abate la sociedad y que afecta a las personas
en posiciones de liderazgo. La variable de preferencia religiosa hasta ahora no ha sido
incluida en los registros del observatorio de la violencia de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras (UNAH), tampoco la Confraternidad Evangélica de Honduras
(CEH), entidad representativa del protestantismo nacional cuenta con un registro al
respecto, ni las oficinas de las principales denominaciones tienen nota de cuantos de sus
pastores han muerto por la causas violentas, por lo que se agregó un apéndice al trabajo
inicial para visibilizar esa triste realidad.
Tomando como referencia las informaciones que aparecen en los principales diarios del
país podemos ver que son muchos los pastores que han muerto de forma violenta.
Las circunstancias van desde estar en “el lugar equivocado, en el momento equivocado”; o
sea quedar en medio del fuego cruzado, cuando dos pandillas se atacaban (Pastor Daniel
Salinas, Iglesia el Príncipe de Paz, Comayagüela) o ser atacado por no pagar el mal llamado
impuesto de guerra caso del (Pastor Elio Ramón Valladares Hernández, en San Pedro Sula);
o ser confundido como un comerciante al cual esperaban para asaltarle (Pastor Santos
Silvano Vallecillo, Olancho).
Según los familiares y amigos de las victimas hay tres cosas que resaltan:
1) Impunidad, dichos casos no fueron investigados por lo que no hay culpables
condenados.
2) Familias sin apoyo económico, legal o psicológico, que les ayude a superar el
trauma que conlleva la muerte del padre de familia.
Al comparar como este flagelo afecta ciertos gremios a nivel nacional, podemos ver que el
liderazgo cristiano está siendo golpeado seriamente. El siguiente grafico muestra como en
los últimos años comunicadores sociales, abogados y pastores han experimentado bajas
significativas, sin que nadie levántela voz al respecto.
120
107
100
80
60
40 32
42
20
0
PASTORES
ABOGADOS
COMUNICADORES
Esto significa
Saber hablar
No ver nada, no vio
Si vio algo callarse, si escucho algo callarse ahí no más
Si vio algo no vio, si oyó algo no oyó
Es como que si no ha pasado nada
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