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Biblioteca Nacional de la República Argentina
Ecos de los soviets; compilación de Horacio Tarcus y Javier Planas; prólogo de Alberto
Manguel. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2017.
92 p. ; 27 x 20 cm.

ISBN 978-987-728-093-7

1. Revolución Rusa. 2. Catálogo. I. Romero, Luis Alberto, colab. II. Tarcus, Horacio, coord. III.
Planas, Javier, coord. IV. Manguel, Alberto, prolog.
CDD 947

© 2017, Biblioteca Nacional Mariano Moreno


Agüero 2502 (C1425) CABA
www.bn.gov.ar

ISBN 978-987-728-093-7

Impreso en Argentina
Hecho el depósito que marca la ley 11.723

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“La huelga”, grabado de Abraham Regino Vigo, serie Luchas proletarias, 1935.
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L U C I Ó N R U S A
LA REVO
Cuando Hegel propuso como metáfora de la historia universal la imagen de un gran río cuyo
fluir deja de lado ciertas regiones como África y Siberia porque no influyen mayormente en su
curso, dio voz a un antiguo prejuicio nacionalista que supone que el acontecer de cada una
de nuestras sociedades es independiente del devenir de ciertas otras. Prueba de este error
se verifica en un conjunto de eventos tan diversos como la caída de Roma en septiembre
del 476, la Revolución francesa de 1789 y la Revolución rusa de 1917, que repercutieron en
el mundo entero y tuvieron consecuencias fundamentales en los lugares más dispares del
planeta. Las atrocidades de la Primera Guerra Mundial (y también de la Segunda), la China
de Mao, la Cuba de Fidel Castro, la Guerra de Vietnam, Mayo del 68, el Muro de Berlín y su
caída, la truncada Primavera Árabe, fueron algunas de las muchas y extensas sombras pro-
yectadas por aquella Revolución que tuvo uno de sus posibles inicios en enero de 1905, en
San Petersburgo, cuando la Guardia Imperial abrió fuego sobre los manifestantes del pueblo,
reunidos frente a las puertas del Palacio de Invierno del zar.
También en nuestro país esos lejanos acontecimientos tuvieron repercusiones importantes en
nuestra política, nuestra literatura y nuestras artes. Bajo el gobierno de Yrigoyen, gracias al
influjo de ideas socialistas, se afianzó el incipiente movimiento obrero y los grupos estudianti-
les exigieron la Reforma Universitaria de 1918, que se extendió a toda América Latina. Ya en
marzo de 1917, el senador socialista Del Valle Iberlucea había publicado en el diario La Van-
guardia un elogio de la Revolución que puede ser leído sobre todo como un razonable deseo
utópico: “El espíritu de la humanidad se dirige hoy hacia el antiguo imperio de los zares. Se
comprende que el triunfo de la Revolución moscovita importara el advenimiento de un nuevo
régimen social, donde no existirá el contraste de la riqueza y la miseria, porque la propiedad
será un derecho real de los productores, que gozarán todos del bienestar necesario”. Desde
nuestro abatido siglo XXI, seguimos esperando ese milagro necesario.
En el campo literario, los escritores argentinos también elogiaron el distante fervor revolucio-
nario. Previsiblemente, los escritores de izquierda Álvaro Yunque, Elías Castelnuovo, Nicolás
Olivari y Leónidas Barletta compusieron versos entusiasmados. Más inesperadamente, el
veinteañero Jorge Luis Borges también. En 1919 apareció en España su colección Los sal-
mos rojos, poemas en verso libre “en alabanza de la Revolución rusa, de la fraternidad y del
pacifismo”, según contó Borges en su autobiografía. En las artes visuales argentinas se hicie-
ron eco del proceso revolucionario artistas como José Arato, Adolfo Bellocq, Guillermo Facio
Hebequer y Abraham Vigo.
Hoy, después de los gulags de Stalin y la caída de las dictaduras comunistas europeas, la
visión idílica de la Revolución rusa ha perdido, casi universalmente, su atractivo. Permanece
vivo, en cambio, el ideal primordial de justicia social, de beneficios y deberes compartidos, de
una necesidad esencial de igualdad ciudadana.

Alberto Manguel
Director de la Biblioteca Nacional

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Vladímir Lenin llega al Smolny durante la noche del 24 de octubre, pintura de Evgenii Kibrik, 1917.
V O L U C I O N A R I O
UN C I C L O R E
GERFLOM
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IN
POR CLAUDIO

La toma del poder por los bolcheviques el 7 que Rusia fue gobernada despóticamen-
de noviembre de 1917, según el calendario te desde el primer reinado de un zar, Iván
juliano vigente entonces en Rusia —25 de IV —el Terrible— en el siglo XVI. Los zares
octubre según nuestro calendario gregoria- eran autócratas que declamaban haber sido
no— ocurrió en el interior de un ciclo político designados directamente por Dios, sin nin-
muy convulsionado que se remonta a la Re- guna obligación legal ni límite alguno a su
volución de 1905, un levantamiento popular poder. Sus ideólogos y la Iglesia les atribu-
generalizado que obligó al zar a otorgar por yeron un estatuto sagrado que los situaban
primera vez en la historia rusa una Consti- más próximos a la divinidad que al mundo
tución. El período revolucionario finalizó en humano. Hasta 1905 prohibieron todo tipo
1930, cuando el régimen soviético se es- de representación genuina de la sociedad,
tabilizó luego de derrotar la resistencia del cualquier institución que pudiera mediar
campesinado que se opuso a la expropia- entre el monarca y el pueblo. Los campe-
ción estatal de sus tierras. En el transcurso sinos fueron masivamente reducidos a la
de ese ciclo tuvieron lugar tres hechos de servidumbre desde los siglos XV y XVI, en
suma importancia. El estallido de la Primera un proceso inverso al de Europa Occidental.
Guerra Mundial, en 1914, que agudizó al ex- Este sometimiento conoció su apogeo en el
tremo los conflictos entre el zarismo y la bur- siglo XVIII, prolongándose hasta mediados
guesía industrial, entre patrones y obreros, del siglo XIX. En 1861, luego de la derrota de
entre terratenientes y campesinos, desorga- los ejércitos zaristas en la guerra de Crimea
nizando la ya arcaica y escasamente eficaz y frente al descontento generalizado en las
administración imperial. Este suceso puso aldeas, la autocracia se resignó a eliminar
en evidencia la debilidad de los ejércitos del la servidumbre. La abolición no respondió a
zar y creó un malestar generalizado entre los las expectativas de los campesinos, que de-
soldados, que en su mayoría eran campesi- bieron comprar las tierras que trabajaban y
nos que anhelaban regresar a sus aldeas. ver cómo las magras parcelas con las que
Luego, en febrero de 1917, los pueblos de ya contaban eran amputadas y repartidas
San Petersburgo y de Moscú, seguidos más en favor de los terratenientes. El régimen de
tarde por los de todas las grandes ciudades, estamentos no fue eliminado y, aunque eran
se rebelaron contra el zarismo en una revo- legalmente libres, los campesinos permane-
lución auténticamente popular que derrocó a cieron en los hechos dependientes de sus
la monarquía. Por último, y en tercer lugar, la antiguos propietarios.
insurrección de Octubre.
La generalización de la política moderna
La autocracia Hacia fines del siglo XIX el régimen auto-
Para comprender cómo se llegó a conflictos crático enfrentaba una situación inédita.
internos de tal magnitud debemos recordar La arcaica estructura jurídica y el peso que

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Historiador y docente especializado en Historia de Rusia.

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conservaban los latifundistas impedían el tolerancia religiosa, la libertad de prensa
libre desarrollo del capitalismo y, en con- y de opinión, la posibilidad de organizarse
secuencia, la constitución de una sociedad en sindicatos o partidos, en otras palabras:
burguesa de libertades cívicas, económicas su resistencia obtusa a la política moderna
y políticas. A pesar de todo, el país conoció condujo a la Revolución de 1905 que obligó
un crecimiento acelerado de grandes masas a legalizar a los partidos políticos, recono-
proletarias urbanas, muy ligadas a sus orí- cer las uniones sindicales y convocar a un
genes rurales, que sufrían a la vez una do- parlamento (Duma). Una revolución espon-
ble explotación: en las usinas en las que tra- tánea consiguió en días lo que el zarismo
bajaban y en las aldeas donde regresaban había negado durante siglos. Por entonces
regularmente para ayudar a sus familias. El también se expandió, a lo largo y ancho de
aparato gubernamental no estaba prepara- Rusia, una forma de democracia directa,
do para una gestión administrativa cada vez paralela a la Duma: los soviets o consejos
más compleja. La competencia internacional populares. Pero el zarismo, a costa de una
y la derrota en la guerra contra Japón a prin- represión generalizada, logró sobrevivir
cipios del siglo XX desnudaron las debilida- e intentó, simultáneamente, una reforma
des del Imperio. La rusificación de regiones agraria, con el propósito de evitar un nue-
no eslavas, la opresión de los otros pueblos vo levantamiento popular. El ensayo fracasó
del Imperio y la intolerancia religiosa y racial porque chocó con la hostilidad de los terra-
hicieron de la cuestión nacional una bomba tenientes y, a su vez, la reforma propues-
de tiempo. La negativa del zarismo a otor- ta era tan tímida que tampoco satisfacía al
gar los derechos cívicos mínimos, como la campesinado.

Revolucionarios apostados para luchar contra la policía zarista. Petrogrado, marzo de 1917.

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Miembros del gobierno provisional. Petrogrado, marzo de 1917.

El fin del zarismo provisionales, dominados por políticos libera-


En febrero de 1917, la conjunción de las les y conservadores que se sucedieron, con
rebeliones populares —algunas espontá- la participación de distintos partidos socialis-
neas y otras organizadas en las fábricas—, tas —pero sin los bolcheviques de Lenin—,
las insurrecciones de los soldados contra no resolvieron ninguna de las dos grandes
sus oficiales, el cansancio de la guerra y el demandas populares: distribuir equitativa-
descontento de los líderes políticos por la mente la tierra de los latifundios entre los
ineficacia del gobierno condujo a una crisis campesinos y terminar la guerra. A partir de
mayor. El racionamiento del pan fue la gota esa situación, se instituyó una dualidad del
que rebalsó el vaso en la capital: una serie poder: el gobierno provisorio que respondía
de huelgas y levantamientos obreros, apo- a la Duma por un lado y, por otro, los soviets
yados finalmente por los soldados que su- que obraban como representantes directos
blevaron varios regimientos y distribuyeron de la población. El conflicto entre ellos fue
las armas, marcó el fin de la monarquía. Se permanente.
reunió el primer soviet, compuesto por dipu-
tados obreros y soldados en la capital, que La toma del poder por los bolcheviques
luego fue replicado en todo el país. El 2 de A fines de agosto la movilización popular
marzo —del viejo calendario— un gobierno organizada por los bolcheviques hizo fraca-
provisorio dominado por los liberales asumió sar un golpe de Estado militar. El prestigio
el poder y llamó a una asamblea constituyen- del partido de Lenin le permite ganar suce-
te. El 7 de marzo el emperador y su esposa sivamente las elecciones a los soviets en las
fueron arrestados. Los diversos gobiernos ciudades más importantes. Lenin planeó una

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Manifestaciones en la calles. Petrogrado, junio de 1917.
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insurrección armada. A principios de octubre el país sufrió la intervención extranjera (so-
se creó el comité militar revolucionario del bre todo francesa y británica) y la guerra civil,
Soviet de Petrogrado, dirigido por Trotsky, en la que numerosos ejércitos “blancos” —
que logró comandar en los hechos la guarni- cosacos, anarquistas, monárquicos— inten-
ción militar de la ciudad. En la noche del 24 taron en vano derribar al poder soviético.
al 25 de octubre la Guardia Roja ocupó los El convulsionado ciclo revolucionario, abierto
lugares claves de la ciudad: los puentes, las en 1905, se cerró en 1930 cuando el poder
centrales telefónicas y de telégrafo, las esta- soviético consiguió estabilizarse luego de
ciones, el banco de la nación, los ministerios. doblegar al campesinado. Dio marcha atrás
Tomaron el Palacio de Invierno, la residen- con respecto al decreto sobre la tierra y, obe-
cia del zar y los ministros fueron arrestados. deciendo a imperativos ideológicos —como
Los bolcheviques cumplieron sus promesas: la eliminación de toda propiedad privada—,
el primer decreto del nuevo gobierno, el 26 decidió colectivizar las tierras y obligar a los
de octubre, invitó a todas las potencias be- campesinos a ingresar en las granjas del Es-
ligerantes a abrir negociaciones inmediatas tado. El campesinado ofreció una resistencia
para establecer la paz, y al proletariado de vigorosa y generalizada. El poder triunfó,
Alemania, Inglaterra y Francia a pasar por pero a costa de un enorme saldo. El pri-
encima de sus gobiernos en guerra y a soli- mero, fue humano: alrededor de 1.200.000
darizarse con “el poder soviético que aspira a víctimas —mujeres, hombres, niños—, fu-
liberar a todos los trabajadores de toda forma siladas o muertas de hambre y de frío du-
de explotación y esclavitud”. El mismo día se rante el transporte en vagones de ganado
publicó el segundo decreto que establecía hacia las zonas de deportación, en regiones
que toda la tierra del Imperio ruso era expro- totalmente inhóspitas y heladas, donde fue-
piada sin indemnización alguna, declarada ron abandonadas. El segundo, económico:
patrimonio de todo el pueblo y entregada a el desastre fue tal que, hasta su disolución
los que la trabajan. La presión de los obreros sesenta años más tarde, la URSS no pudo
que querían expropiar las fábricas y pasar a ni recuperar su antiguo nivel de producción
la autogestión provocó las primeras dificulta- agrícola-ganadero ni tampoco autoabaste-
des, ya que la situación económica imposibi- cerse en ese rubro.
litaba un aumento importante de los salarios.
Además, en la medida en que la antigua El lugar de la Revolución de Octubre en la
administración de cada usina era reem- historia rusa
plazada por un comité obrero, este era el Aunque la toma del poder por los bolcheviques
que recibía las demandas de la base, pero no fue, como en 1905 y en marzo de 1917,
sin poder satisfacerlas. El decreto sobre el un levantamiento espontáneo de los trabaja-
control obrero de la producción, adoptado dores, se la puede llamar “revolución” porque
a mediados de noviembre, tuvo en cuenta el régimen soviético se afianzó en función de
las responsabilidades del Estado y, aun- su capacidad para responder a muchas ex-
que alentó la autogestión, impuso sus pri- pectativas populares y el pueblo hizo suya la
meros límites. insurrección; y porque se produjeron transfor-
A principios de 1918, y a costa de impor- maciones estructurales de la economía y de la
tantes pérdidas territoriales, el gobierno so- política que cambiaron globalmente el sistema
viético firmó la paz con Alemania, salió uni- del antiguo régimen. En un sentido, Octubre
lateralmente de la Primera Guerra Mundial coronó las luchas pluriseculares del pueblo
y reconoció la independencia de Ucrania y ruso contra el despotismo, por la libertad y
Finlandia, integradas hasta ese momento al la tierra. Las masas trabajadoras conocieron
Imperio ruso. Durante el período 1918-1920, una movilidad social inédita. Las campañas

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Vladímir Lenin en la fábrica Putilov en mayo de 1917. Fragmento de la
pintura de Isaak Brodski, 1929.

de alfabetización, el acceso a la educación se- fracasos económicos denunciando el sabotaje


cundaria y superior, el derecho al aborto, la in- y desatando inéditas oleadas de terror en una
clusión de cientos de miles de ciudadanos en guerra contra su propio pueblo. Varios millo-
los órganos locales del poder y muchas otras nes de personas fueron ejecutadas y muchas
medidas progresistas marcaron los primeros otras pasaron hasta veinte años en los cam-
años del régimen. Octubre tuvo un efecto po- pos de concentración. No solo la acción políti-
deroso en el mundo: tanto en los países del ca fuera de la organización fue prohibida sino
capitalismo central como en las regiones mar- que también se amordazó la literatura, la pintu-
ginales o coloniales, se pensó que por primera ra, la música, el pensamiento crítico. El Partido
vez en la historia, los sectores más oprimidos, intentó controlar todos los espacios, tanto de
lograban conquistar el poder para construir la vida social como privada. Por sus fracasos
una sociedad sin explotación ni clases; esa económicos, pero sobre todo por la negación
convicción inspiró la lucha por los derechos de de las libertades más elementales, por la opre-
los sojuzgados y colonizados. Los pueblos so- sión política y por un comportamiento impe-
viéticos jugaron un papel decisivo en la guerra rial hacia los pueblos no rusos de la URSS,
que terminó con el nazismo alemán. No obs- el sistema soviético transformó el entusiasmo
tante, el mensaje liberador de Octubre se hizo de sus orígenes en un anticomunismo gene-
añicos en el choque con las contradicciones ralizado dentro de sus fronteras. Sus legados
internas, con las ambiciones personales o de deben ser repensados teniendo en cuenta la
los clanes y, por último, con la realidad. El Par- profundidad de los desafíos que ha planteado
tido Comunista intentó justificar los recurrentes a la humanidad.

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Vladímir Lenin, revista Soviet, enero de 1935.
N ¿ P U E D E S E R
E V O L U C I Ó
UNA R
ESPONTÁNEA?

En El acorazado Potemkin Eisenstein realizó la revolución planificada por el partido […].


tres desplazamientos sucesivos con relación La intención de Potemkin: cómo ocurrió la
a la crónica de la sublevación del año 1905 sublevación de 1905; pero el resultado fue
que le había sido encomendada. En primer otro: una generalización en el énfasis revo-
lugar, renunció al relato del proceso revolu- lucionario”. No se puede ser más claro: en
cionario desplegado en todo el año, desde este texto —que permaneció inédito y, por
el “domingo sangriento” de enero hasta el lo tanto, eludió la censura— Eisenstein nos
arresto de Trotsky por la policía zarista el 16 dice que su interés fundamental, tanto estéti-
de diciembre. En segundo lugar, su elección co como político, se radicó en la “espontanei-
se basó en un motín “ocurrido en Odesa de dad” misma de la sublevación de 1905. Pero
forma espontánea pero sin ningún lazo con una revolución, ¿puede ser verdaderamente
la huelga general, [ya que] los marinos amoti- “espontánea”?
nados y los obreros casi no tenían relaciones
entre sí”. En tercer lugar, construyó el vínculo
entre el amotinamiento de los marineros y los
huelguistas de Odesa al acentuar la bisagra
emotiva que representaba la escena de la-
mentación por la cual marinos y odesitas fra-
ternizan en el mismo pathos de abatimiento
y de indignación. Esto es lo que Eisenstein
llamará, en 1935, los “hechos accidentales” o
los “detalles” que, según su famosa lógica de
sinécdoque o pars pro toto, revelan una “lógi-
ca profundamente escondida” y se muestran,
a sus ojos, más pertinentes que cualquier in-
triga política.
Unos diez años más tarde, en Notas para
una historia general del cine, Eisenstein re-
conoció haber pasado “de la exposición des-
criptiva de los síntomas de los fenómenos
[…] al fundamento humano y emocional de
la revolución; de ahí [apareció] Potemkin, ca-
racterizado por la espontaneidad, la subleva- Retrato de León Trotsky. Revista Claridad, 9 de marzo
ción y la rebelión, y no por la edificación de de 1929.

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Filósofo, historiador y ensayista francés.

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Los espectadores de El acorazado Potemkin
recuerdan que al comienzo del primer acto
aparece un corto prólogo que precede la
vista general del navío. Luego se ven unos
marineros a bordo antes de empezar el re-
lato propiamente dicho. En el inicio también
se observan algunos planos breves —y re-
petidos— de olas que se sumergen enérgi-
camente en una escollera. Estas imágenes
dejan lugar a una placa en la cual se lee una
cita firmada de la siguiente manera: “Lenin,
1905”. El fragmento está extraído de un
artículo titulado “El plan de la batalla”, cuyo
pasaje completo dice:

El gobierno llevó a sabiendas al pro-


letariado a la insurrección y provocó
la batalla de las barricadas ante gente
desarmada, a fin de poder ahogar esta
insurrección en la sangre. El proletaria-
do aprovechará estas lecciones militares
del gobierno y, puesto que él empezó la
revolución, aprenderá el arte de la gue-
rra civil. La revolución es una guerra. Es
la única guerra legítima, justa, necesa-
Serguéi Eisenstein, 1930. Foto: Eugene Robert Richee.
ria, la única gran guerra de todas las que
conoce la historia. Esta guerra está sos-
cambió de naturaleza, de modo que la suble-
tenida no en el interés de un puñado de
vación espontánea quedó a punto de devenir
dirigentes y explotadores, como todas
en “un gran conflicto de clases” que debió
las otras guerras, sino en el interés de ser organizado y armado para transformar-
las masas populares contra los tiranos, se en guerra civil estratégica y tácticamente
en el interés de millones y de decenas realizada. “El proletariado se arma y arma al
de millones de explotados y de trabaja- pueblo”, escribe Lenin.
dores contra lo arbitrario y la violencia. Y es así que la rebelión puede transformar-
se en auténtica revolución. En julio de 1905
Recordemos que en esa época —entre Lenin quiso formular los principios de un ver-
enero y noviembre de 1905— Lenin envia- dadero “ejército revolucionario”, llamado a
ba todavía sus textos políticos a Rusia des- constituir su propia “dirección militar” en vis-
de su exilio en Suiza. No participó, pues, ni tas de lo que él nombra, para terminar, un
en los combates de la primera hora ni en el “gobierno revolucionario”. Es evidente que,
acontecimiento fundador que fue la creación, para Lenin, la “espontaneidad” de una su-
el 14 de octubre, del primer soviet de San blevación no tiene sentido histórico y político
Petersburgo. Cuando se lee el conjunto de sino es mediante la organización de un go-
sus escritos concernientes al año 1905 se bierno. Esto explica por qué no insistió en la
comprende que su visión de las fuerzas es Rusia de las barricadas y los amotinamientos
pura estrategia: el comienzo de la huelga pe- impulsivos. Los acontecimientos de 1905 —
tersburguesa, dice, fue desde luego “absolu- que desde su punto de vista habían fraca-
tamente espontáneo”. Pero, al generalizarse, sado— no ocupan más que algunas líneas

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temor se rompían: el individuo que ape-
nas había tenido tiempo de tomar cons-
ciencia de sí mismo se disolvía en la
masa y toda la masa se confundía en un
mismo impulso. Liberada de los temores
hereditarios y de los obstáculos imagi-
narios, esta masa no podía y no quería
ver los obstáculos reales. Ahí residía su
debilidad y su fuerza. Iba hacia adelante
como una ola impulsada por la tempes-
tad. Cada día descubría nuevas profun-
didades y engendraba nuevas posibili-
dades, como si una fuerza gigantesca
agitara por completo a la sociedad […].
Huelgas obreras, mitines incesantes,
manifestaciones en las calles, devasta-
ción de los campos, huelgas de policías
y de sirvientes se sucedían una a una y,
al final, la revuelta se vio en los marine-
ros y los soldados. Fue la desintegración
total, fue el caos. Y al mismo tiempo, en
ese caos, se despertaba la necesidad de
un orden nuevo, cuyos elementos ya se
cristalizaban. Los mitines que se renova-
ban regularmente aportaban un principio
Escena de la película El acorazado Potemkin.
organizador. De esas reuniones salían
evasivas en su obra El Estado y la Revolu- diputaciones que tomaban a su vez la
ción (1917). forma más importante de representa-
Ahora bien, Eisenstein había pensado su ción. Pero como la agitación de las fuer-
prólogo, e incluso todo su relato, como una zas elementales desbordaba el trabajo
descripción y un elogio del pathos de la “es- de la consciencia política, la necesidad
pontaneidad” revolucionaria. En rigor, debe- de actuar dejaba muy por detrás la febril
mos indicar que el intertítulo de Lenin fue una elaboración organizadora.
solución políticamente impuesta a posteriori. Ahí reside la debilidad de la revolución,
El original era, en realidad, una cita de León de toda revolución. Pero ahí se encuen-
Trotsky que la restauración de la película en tra igualmente su fuerza. Quien quiera
2005 pudo restituir. El fragmento está ex- poseer influencia en la revolución debe
traído de la voluminosa obra que publicó en asumir la carga entera. Los estrategas
1909 bajo el simple título de 1905. Más pre- —que razonan demasiado—, se imagi-
cisamente, se encuentra al comienzo de un nan posible tratar la revolución como un
capítulo titulado “La flota roja”, donde trata el espárrago y, al procurar separar a gusto
amotinamiento del Potemkin. Aquí el pasaje la parte nutritiva del desperdicio, están
que retuvo la atención de Eisenstein: condenados a la ineficacia. En efecto,
ni un solo acontecimiento revolucionario
El espíritu de rebelión sobrevolaba la crea condiciones “racionales” para el uso
tierra de Rusia. Una transformación de su táctica “racional”; así, fatalmente,
inmensa y misteriosa se realizaba en quedan por fuera y por detrás de todos
innumerables corazones, las trabas del los acontecimientos.

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Se comprende muy bien que —que razonan demasiado—,
la elección de Eisenstein para que se imaginan posible tra-
el prólogo de Potemkin se tar la revolución como un es-
haya basado sobre el texto de párrago” se dirige, tal vez, y
Trotsky. Por un lado, se acerca aunque más no sea parcial-
a las miradas de Lenin sobre mente, a Lenin. Este, en 1905,
el hecho de que “los aconte- quedó “por fuera y por detrás
cimientos de 1905 aparecen de todos los acontecimientos”.
como el poderoso diálogo del Mientras que Trotsky sugiere
drama revolucionario de 1917” un ida y vuelta más dialéctico
—como escribiría en 1922 en entre la organización partida-
el prefacio de la edición rusa ria y la energía “patética” de
de su libro—. Se acerca a las masas en cólera: “No es
Lenin, igualmente, en la cues- solamente el partido que con-
tión crucial de la organización duce a las masas, son ellas
militar: “Organizar […]; atraer las que lo empujan hacia de-
al ejército; tomar las armas; lante”. La alusión refiere, evi-
esas son las simples y consi- dentemente, a la creación de
derables deducciones que im- los soviets —esos consejos
ponen al proletariado la lucha obreros surgidos “espontá-
y la victoria de octubre […]. El neamente” en 1905—, en los
método es brutal, pero la his- cuales Trotsky fue el único,
toria no conoce otro”. Pero, entre todos los grandes teóri-
por otro lado, Trotsky da una cos marxistas de la época, que
visión mucho menos negati- formó parte activa y crucial. Es
va, mucho menos tajante, de muy probable que Eisenstein
la relación entre organización haya visto, en la forma de fra-
y espontaneidad. Primero —y ternizar a la vez espontánea y
no es un detalle—, por la dife- organizada de los motines del
rencia de estilo entre los dos Potemkin algo muy parecido a
textos. El de Lenin desarrolla la creación de los soviets de
un puro logos de la marcha re- San Petersburgo, como una
volucionaria; el de Trotsky no resonancia a lo que bien dice
evita el pathos: “Una transfor- Trotsky en su texto de 1905:
mación inmensa y misteriosa “Fue la desintegración total,
se realizaba en innumerables fue el caos. Y al mismo tiempo,
corazones”. Entonces, no es en ese caos, se despertaba la
solamente cuestión de estra- necesidad de un orden nuevo,
tegia, sino fundamentalmen- cuyos elementos ya se cris-
te de impulso revolucionario, talizaban. Los mitines que se
comparado con una “ola im- renovaban regularmente apor-
pulsada por la tempestad”, taban un principio organizador
que es lo que las imágenes [...]. Pero, como la agitación
de Eisenstein querían ilustrar de las fuerzas elementales
directamente. desbordaba el trabajo de la
La crítica ácida lanzada por Algunos personajes de la película consciencia política, la necesi-
El acorazado Potemkin.
Trotsky contra los “estrategas dad de actuar dejaba muy por

24
detrás la febril elaboración organizadora”. En en el debate sobre la “revolución espontá-
una palabra, Trotsky no se contentó con de- nea” previo a los acontecimientos de 1905.
cir que la espontaneidad de una sublevación En 1903 y 1904 cuestionó radicalmente en
no es más que la debilidad del movimiento dos artículos publicados en Iska (Rusia) y en
revolucionario en sí mismo. Comprendió, Neue Zeit (Alemania) el centralismo del par-
además, que “ahí reside su debilidad y su tido y su forma autoritaria de pretender “or-
fuerza” —una dialéctica a la cual Eisenstein ganizar el proletariado”: criticó directamente
quiso darle un rostro, o miles de rostros, o a Lenin al sostener que un “poder central”
miles de gestos humanos—. no podría ser otra cosa más que un órgano
Ahora bien, todo esto es exactamente lo de conservadurismo, incluso de dictadura, y
que detestaba Joseph Stalin. No es ca- que la “inteligencia de las masas” valía más
sualidad que su en- que toda la “inteli-
sañamiento violento gencia de los jefes”.
con Trotsky haya co- En 1906, en su obra
menzado por un ata- Huelga de masas,
que a su análísis de partido y sindicatos,
los acontecimientos tomó lo ocurrido en
de 1905 —análisis San Petersburgo
que, a los ojos de como una lección:
Stalin, contradecía la “Las huelgas en apa-
noción de “dictadura riencia caóticas y la
del proletariado” en acción revolucionaria
favor de la famosa ‘inorganizada’ que
noción de “revolu- siguieron a la huel-
ción permanente”—. ga general de enero
Trotsky respondió devienen el punto de
posteriormente des- partida de un precio-
de su exilio con dos so trabajo de orga-
obras sucesivas: La nización. La historia
Revolución desfigu- se burla de los buró-
rada y La Revolución cratas enamorados
traicionada. No es de los esquemas
ciertamente como prefabricados”.
puro “espontaneísta” Escena de la película El acorazado Potemkin. Así como lo exponía
que Trotsky, el fun- Rosa Luxemburgo,
dador y organizador la cuestión ya no era
histórico del Ejército Rojo, se haya visto así saber si una revolución puede ser espontá-
rápidamente cuestionado por los estalinistas. nea o no: se trata de saber “cómo respetar
Pero, no es tampoco por una simple dicoto- su espontaneidad”, esto dicho a la vez con-
mía que se va a avanzar en la cuestión: el tra Lenin y contra Trotsky: “La condición que
pathos, para las masas en cólera y para los implica tácitamente la teoría de la dictadura
artistas que eventualmente les interese; la según Lenin y Trotsky es la siguiente: una
praxis, para las masas organizadas y para convulsión socialista es una cosa para la cual
los estrategas que las comandan desde su el partido de la revolución ya tiene a mano
propio logos de la revolución. una receta lista”, lo que contradice la histo-
La cuestión es antropológica y política de lado ria misma de las sublevaciones, esas olas de
a lado. Rosa Luxemburgo había participado fondo, esas tempestades que nadie puede

25
verdaderamente prever. Mucho más tarde, partido, y cuando la incompatibilidad en-
Hanna Arendt rendiría homenaje a esta visión tre los nuevos consejos y el sistema de
de las cosas, al escribir que Rosa Luxem- partido se volvió manifiesto, decidió casi
burgo “no vivió lo suficiente como para ver de inmediato aplastar a los consejos ya
hasta qué punto tenía razón”. La emergencia que amenazaban el monopolio del poder
de los soviets en 1905 —parecidos en esto del partido bolchevique.
a la organización espontánea de la Comuna
de París—, constituía el “tesoro perdido de la La sublevación de Kronstadt, por razones
Revolución”. Tesoro perdido puesto que fue evidentes, aparecería como lo impensado
aplastado por sus propios organizadores, co- por excelencia —impensado reciente, ya que
menzando por el mismo Lenin: el amotinamiento tuvo lugar apenas cuatro
años antes de la filmación— de Potemkin.
La ola de huelgas obreras que se exten- Un puerto, unos marinos que se rebelan y se
dió en Rusia en 1905 y que culminó en organizan espontáneamente en soviets, un
la primera revolución fue totalmente es- acorazado en una ensenada, una masacre
pontánea, sin intervención de organiza- en masa: todos los elementos se recobran
ciones políticas o sindicales que, al con- extrañamente. Pero esta referencia sigue
trario, nacieron de la revolución misma. siendo literalmente imposible de evocar, se-
La explosión de la mayoría de las revo- ría como un cuerpo extraño, una verdadera
luciones tomó por sorpresa a los grupos “enfermedad” en el contexto de las conme-
y partidos revolucionarios no menos que moraciones del año 1905. Freud decía que
a los otros. Y no existe casi ninguna si las representaciones constituyen aquello
que pueda ser imputada a sus activida- que la represión hace desaparecer de la con-
des […]. El papel de los revolucionarios ciencia, no es así con respecto a los afectos.
profesionales no consiste generalmente En una palabra, se reprimen las representa-
en hacer la revolución sino en acceder ciones, pero no las emociones. De ahí que
al poder una vez que ha estallado […] el acto bifaz, dialéctico, que consiste en re-
Es así que, en 1905, [Lenin] pudo exal- presentar emociones puede tomar valor de
tar con mucha sinceridad “la creatividad síntoma, o de retorno de lo reprimido, en
revolucionaria del pueblo” que, en plena la aproximación de una historia como la de
revolución, había comenzado espontá- Potemkin. De ahí ya que la estrategia “paté-
neamente a establecer una estructura tica” o “espontaneísta” de Eisenstein podía
de poder totalmente nueva, así como permitirle, tanto como fuera posible, esca-
doce años más tarde pudo desencade- par a la picota de las lecciones ideológicas
nar y lograr la revolución de Octubre con de Estado.
el slogan: “Todo el poder a los soviets”.
Pero entre las dos revoluciones no ha-
bía hecho nada para dar una nueva
orientación a su pensamiento e integrar
estos nuevos órganos a uno de sus nu-
merosos programas del partido, por lo
tanto, la misma reacción espontánea los
encontró, a su partido y a él, tan poco
preparados en 1917 como lo estaban en
1905. Cuando finalmente, al momento
de la sublevación de Kronstadt, los so-
viets se rebelaron contra la dictadura del

26
Publicidad de El acorazado Potemkin en Argentina. La Razón, 26 de octubre de 1936.

27
28

Afiche de la película El acorazado Potemkin, 1925.


29
30
Revista Tribuna Socialista, 31 de mayo de 1922.
A R E V O L U C I Ó N
A N T E D E L
EL AM

Trotsky, que adoraba las frases rimbomban- En algún momento leí que el apellido era in-
tes, dijo: “La revolución se elige amantes jó- ventado pero que la persona era real. Cierto
venes”. Uno de esos Romeos, enamorado joven chequista de linaje aristocrático fran-
de la revolución y quemado por la llama de cés, casi un marqués, había jugado un papel
esta pasión, me intrigó desde los años de la importante en la liberación de Odesa en la
escuela. primavera de 1919. De vez en cuando yo me
¿Recuerdan el relato de Alekséi Tolstói Las acordaba del camarada marqués y me pro-
aventuras de Nevzorov? Está densamente metía desentrañarlo sin falta. Me puse recién
poblado de diversos personajes desagrada- ahora. No resultó difícil, gracias a internet.
bles, mas este fondo vomitivo es atravesa- En verdad, sobre este efímero personaje hay
do por un cometa cautivante: el enigmático escritas muchas futilezas de dudoso cuño.
conde Chamborain, poeta futurista y agente Es bastante difícil comprender qué hay de
bolchevique tras el cual se lanza toda la po- cierto y qué de elucubración y fantasía en
licía secreta blanca en Odesa. Él va a Eu- algo que proviene de hace tanto tiempo. Lo
ropa para hacer estallar la Conferencia de contaré breve y sin estilización.
Paz de París. Lleva, por alguna razón, en En primer lugar, era rizado. Eso es
envases de pomada de calzado, dieciocho un hecho.
grandes brillantes. “Vivaz como una escolo- Además, Alekséi Tolstói lo había
pendra”, dispara con su revólver pero al fin y conocido personalmente; lo veía
al cabo es atrapado. La escena de su ejecu- en los cafés bohemios de Mos-
ción es descripta, como sabía hacer Alekséi cú, donde este jovencito dig-
Nikoláievich, de modo austero y con fuerza: no de notar (“de vaporoso
cabello claro, rasgos co-
rrectos y ojos ardientes”,
—Es vergonzoso, conde —se alzó la
recuerda N. Ravich)
voz del jefe del comando desde arriba—,
leía sus versos (al pare-
terminemos de una vez.
cer, no sobresalientes)
Entonces Chamborain se lanzó a la es- y magníficas (según
calerilla. Apenas su cabeza rizada se expresión no de cual-
alzó sobre la cubierta, el francés (el ver- quiera, sino del propio
dugo) disparó. Chamborain se tambaleó Mandelshtam) traduc-
en la escalerilla, se soltó, y su cuerpo ciones poéticas de
cayó al mar. Théophile Gautier.

1
Novelista ruso.

31
Su verdadero nombre era Georgui Lafar, o Pero el conde Delafar tenía el cometido no
de Lafar, o de la Far, o de la Fer, o Delafar de agitar, sino que, como convenía a su tí-
(esta forma es la que más frecuentemente tulo, debía introducirse en las altas esferas.
se encuentra en las fuentes). Si tenía título o Y supo arreglárselas espléndidamente con el
no, no me quedó claro. Marqueses de la Far encargo: entró en tratos cercanos con el co-
en Francia, como que no hubiera habido. En ronel Henri Fredember, cuyo cargo era jefe
cambio conde de La Fère, como bien sabe- del Estado mayor, pero en los hechos era la
mos, hubo por lo menos uno. persona más influyente en la Odesa bajo la
El autor de las “Memorias de un contrarre- ocupación.
volucionario”, Vladímir Amfiteátrov, escribe: Por su parte, este Fredember también era
“Delafar llevaba crenchas hasta los hombros, un sujeto interesante. Hasta su galización,
un abrigo de terciopelo, escribía versos y ase- su apellido se pronunciaba “Freidenberg”.
guraba que era un marqués francés, descen- Según algunos datos, esta persona tenía
diente de cruzados; yo digo que era al revés raíces en Odesa. En el ejército francés de
de un cruzado: estos iban a Palestina, y entonces, imbuido de antisemitismo y en
él había salido de Palestina”. Pero esto, general muy
por su parte, no es más que el desvío avaro para la
de un típico “contra”, que en cada promoción de
“comisario” sospechaba la satánica rangos, un judío po-
tribu judía. El padre de Georgui fue día convertirse en coronel a los
de verdad un francés rusificado, in- 42 años solo si poseía ciertas capa-
geniero en una fábrica naval. cidades exclusivas. (Después
Y como prescribía a un joven ver- Fredember hará una brillan-
sificador, Delafar se inflamó con la te carrera y a comienzos de
Revolución. No era en absoluto un la Segunda Guerra Mundial
bolchevique, sino un anarquis- será comandante del ejército. Muere
ta, pero en ese momento estas recién en 1975, habiendo sobrevi-
dos corrientes radicales todavía vido a sus contemporáneos de la
no eran hostiles una a la otra. guerra civil).
Georgui prestó servicio en la De alguna manera, el conde
Checa panrusa donde, no Delafar supo indisponer a Fre-
obstante sus verdes años y dember contra los guardias
su temperamento poético, blancos. De modo que,
encabezó la muy seria sec- en el momento crítico,
ción de lucha contra el sabo- el coronel insistió en la
taje bancario, y en los días de la “conjura de evacuación de las tropas francesas y la ciudad
los embajadores” llevó el caso de los oficiales fue tomada por los rojiverdes. (A posteriori, por
franceses arrestados. esta autodeterminación, Fredember incluso
Por su francofonía comisionaron al joven che- fue llevado a juicio). Yo he leído unas curiosas
quista a Odesa, donde había desembarcado pero dudosas fabulaciones acerca de que De-
un cuerpo expedicionario francés. Los bolche- lafar influía en el coronel a través de la actriz
viques del año diecinueve creían que pronto Vera Jolodnaia, o de que le dio una inmensa
estallaría la revolución mundial, y esperaban coima (aquí tenéis los brillantes en la poma-
llevar su propaganda a los soldados y mari- da para calzado). No lo creo. De otro modo,
neros extranjeros (lo que no era tan difícil, por el todopoderoso coronel hubiera enlodado de
cuanto todos estaban cansados de combatir y algún modo a su cómplice, cuando el contra-
querían irse a casa). espionaje así y todo cayó sobre él.

32
Alekséi Tolstói, glosando la charla que tuvo Y cuántos deseosos se han encontrado en
con el contraespía blanco Liverovski, a quien todos los tiempos. Al menos sería bueno si la
después introdujo en Ibikus, describe la noche tentara con voluptuosidades. Pero es
muerte del conde Delafar del siguiente modo que en cambio están las garras groseras
(es interesante compararlo con la forma en de los escoltas, un vulgar jefe de comando,
que lo describe en su relato): “En una oscura el olor a gasoil del agua sucia, las cuerdas,
noche lluviosa condujeron en lancha a Dela- la tabla mojada...
far a la barcaza número 4 junto con un obrero
acusado de agitación bolchevique y el crimi-
nal Filka. Primero ascendió por la escala el
obrero. El escolta, sin esperar que alcanzara
a la barcaza, le disparó al obrero en la cabe-
za, y este se desplomó. Filka, mientras esta-
ba aún en la lancha, se sacó la cruz y pidió
que la enviaran a una dirección. Mas cuando
trepó a la barcaza, dijo: ‘no fui yo’, y trató de
sustraerse. Lo acabaron de un tiro. Delafar
esperaba su destino en la lancha, fuman-
do. Luego pidió que no lo fusilaran, que lo
ahogaran. A Delafar lo ataron, lo amarra-
ron a una tabla y lo tiraron al mar. Y eso
es todo lo que yo sé…”.
No quiso entonces nuestro conde mo-
rir de forma prosaica, como el obrero y
el criminal. En una tabla, en el mar. Un
poeta. Tenía 24 años.
¿Cuál es la moralité que yo extraigo
de esta triste historia?
Cuando leía sobre el romántico con-
de Chamborain, en mi primera juven-
tud, pensaba: qué hermoso es todo
esto. Así y todo es una buena cosa la
revolución. Enamoraba a multitud de
personas asombrosas, regalando una
hora estelar a cada uno, y más aún a per-
sonas corrientes, volviéndolas asombrosas.
No importa cuánto se viva, importa cómo. Y
más aún, en correspondencia con la edad.
A mis años actuales pienso: qué porquería
esta vuestra revolución. Si no le hubiera ca-
lentado la cabeza al jovencito, hubiera re-
sultado un buen traductor literario sobre el
que un siglo entero repetiría: N. N. es una
magnífica persona. Denle amantes, carro-
ña insaciable, y encima jóvenes, y un poco
más. “Digan: ¿quién de ustedes comprará
al precio de su vida una noche conmigo?”.

33
34
Aleksandr Serguéyevich Pushkin.
Y R E V O L U C I Ó N
LI T E R A T U R A

Todas las historias de la literatura rusa coin- debía ser la nueva tendencia. La literatura
ciden en señalar a Pushkin como el funda- se convirtió, en este sentido, en un poderoso
dor de las letras rusas modernas. Pero su medio de autoconocimiento destinado a sal-
figura excede en mucho la del “gran escri- dar la brecha que las reformas del zar Pedro
tor nacional”. Detenta estatus de prócer que habían creado entre la intelectualidad y las
abrió caminos inusitados para las letras y el clases populares, elemento que apareció
pensamiento. La revuelta decembrista de la con más fuerza como imperativo para avan-
que formó parte en 1825 es clave en esta zar hacia una revolución social y política con
historia por tratarse del primer intento de la sustento material. Su propósito: conjurar el
intelligentsia rusa —el movimiento cultural fracaso decembrista.
que reunió a la élite progresista de las le- En el contexto de las revoluciones europeas
tras y humanidades— de acabar con el ré- de la mitad de siglo XIX, Dostoievski (1821-
gimen autocrático de los zares y establecer, 1881) leyó en un círculo socialista clandesti-
sino una república, al menos una monarquía no la carta que Bielinski le enviara a Gógol,
constitucional. La revuelta fue sofocada, sus
cabecillas ejecutados y los demás participan-
tes condenados por cientos a las prisiones
siberianas.
El posdecembrismo implicó un contexto pro-
fundamente represivo en el que, no obstante,
la joven literatura rusa dio sus primeros for-
midables frutos: se constituyó en el único ca-
nal habilitado (pese a la férrea censura) para
debatir las cuestiones más candentes de
la realidad rusa, configurándose como una
encendida arena que no dejaría de abonar
todo un reguero de mártires. Las décadas
de 1830 y 1840 asistieron no solo al surgi-
miento de la prosa realista que —por obra
de figuras como el propio Pushkin, Mijaíl
Lérmontov y los primeros Nikolái Gógol y
Fiódor Dostoievski— fue el signo más distin-
tivo del llamado Siglo de Oro de la literatura
rusa, sino también de una escuela crítica que
vigiló severamente lo que consideraba que Nikolái Gógol.

1
Crítico y docente de Literatura rusa.
2
Sociólogo y traductor de Literatura rusa.

35
Fiódor Dostoievski.

donde denunciaba el régimen de esclavitud destinada a conjurar una revolución desde


imperante en Rusia. La irreverencia puso al arriba, pergeñada por “errabundos rusos”, no
autor frente al pelotón de fusilamiento, pero fundada en lo que él consideraba un arrai-
“por gracia del zar” acabó en el presidio si- go en las prácticas populares y los principios
beriano por una larga década. Dostoievski nacionales.
agradecería luego ese duro calvario: volvería Cuando León Tolstói (1828-1910) emprendió
otro, conocería de verdad al pueblo ruso y la composición de La guerra y la paz pensaba
acabaría para siempre con el idealismo im- en una novela que recuperara la Revolución
portado, falso, de su primera juventud. De decembrista. En 1856 el nuevo zar Alejandro
hecho, toda su gran obra posterior estuvo II había amnistiado a los condenados que

36
León Tolstói.

llevaban para entonces treinta años de exilio revolución de 1825 queda apenas insinuada
en Siberia, y Tolstói quería poner en el cen- mil y pico de páginas después, en los capítu-
tro de su novela una pareja que regresaba a los finales del segundo tomo.
Rusia. Pero luego sintió que el decembrismo Sobre la revolución hablan más o menos
no se explicaba sin la invasión napoleónica veladamente todos los personajes de Iván
de 1812, de modo que corrió el umbral una Turguéniev (1818-1883). Allí están el Rudin
primera vez. Y allí advirtió que no podía ha- de la obra homónima, el Lavretski de Nido
blar de 1812 sin arrancar en 1805, cuando de nobles y/o el Bazárov de Padres e hijos.
el Imperio ruso se une a la liga europea que Los modelos directos o indirectos para es-
quiere frenar a Napoleón. En definitiva, la tos personajes son antiguos camaradas del

37
este fondo fueron extraídos los Hombres del
Subsuelo, los Raskólnikov, los Vierjovienski,
los Iván Karamázov, ideólogos feroces a tra-
vés de los cuales Dostoievski llevó a cabo su
profunda discusión con la idea de la revolu-
ción y sus peligros.
Hacia fines de siglo, muertos ya Dostoievski
y Turguéniev, y con Tolstói alejado de la la-
bor artística, la literatura rusa comenzó a
dar ciertas señales de agotamiento. El mo-
vimiento populista, que había propiciado
escritores de valía como Gleb Uspenski o
Vladímir Korolenko, ya parecía haber dado
todo de sí en su intento de representar la vida
del pueblo sencillo, campesino y trabajador.
Los viejos paradigmas ya estaban obsoletos,
los nuevos aún no habían cristalizado.
De forma paralela a ese agotamiento apa-
reció, junto al ya consagrado y adulto Antón
Chéjov (1860-1904), una joven generación
de escritores que, a la postre, serviría de
nexo entre el ilustre legado decimonónico y
las búsquedas y experimentos formales de la
Antón Chéjov. Revolución. Máximo Gorki y Leonid Andréiev,

joven Turguéniev, nobles revolucionarios


como Aleksandr Herzen o Mijaíl Bakunin, exi-
liados en Europa y con un profundo activismo
de agitación y denuncia: el primero editó casi
hasta su muerte desde su exilio londinense
el periódico revolucionario La Campana, de
circulación clandestina en Rusia; el segundo
fue el más fogoso predicador del anarquismo.
La abolición del régimen de servidumbre
por parte del zar Alejandro II en 1861 signi-
ficó una reconfiguración de la lucha por los
cambios políticos y sociales: comenzó a for-
jarse el llamado populismo ruso. En el seno
de la intelligentsia se perfilaban, por una
parte, sectores democráticos que aspiraban
a una concientización programática del pue-
blo para que asumiera la conquista de sus
propios intereses y, por otra, un radicalismo
que defendía la toma del poder por grupos
revolucionarios y escogía para ello la vía del
terrorismo. Con esta materia se construyó
toda la gran novelística dostoievskiana; de Máximo Gorki.

38
Vladímir Maiakovski.

así como Aleksandr Kuprín, Iván Bunin (pri- aguda lucha ideológica, una reconsideración
mer Nobel ruso de literatura), Fiódor Sologub de las pautas de acción política, un replanteo
y el crítico Dmitri Merezhkovski ocupan un lu- acerca del lugar de la intelligentsia y de las
gar central en esta pléyade (todos nacieron expresiones artísticas en la sociedad y, a la
entre 1863 y 1871); la generación siguiente, en par y por encima de ello, el intento de crear un
torno a 1880, dio nombres como Aleksandr Blok, nuevo sistema de valores. En esos años se
Andréi Bieli y Evgueni Zamiatin; en la última ahondó la división —iniciada en 1917— de la
década del siglo vinieron al mundo Anna Aj- literatura rusa en dos vertientes: la soviética
mátova, Mijaíl Bulgákov, Ósip Mandelstham, y la literatura disidente (que incluye la de la
Marina Tsvetáieva, Víktor Shklovski, Vladímir emigración y la de aquellos que eligieron per-
Maiakovski, Borís Pilniak, Serguéi Esenin. manecer en la propia Rusia). Para ambas, el
Pero la experiencia vital y estética de todas problema de la tradición clásica adquirió un
estas nuevas generaciones está fatalmente significado primordial, aunque cada una lo
atravesada por la Revolución de Octubre, y resolvió en función de los propios postulados
en una u otra medida todos y cada uno de ideológicos.
los exponentes mencionados fueron devora- Como la vida política y social de toda Rusia,
dos por ella. Incluso aquellos que saludaron una vez que la Revolución se apagó y se
su advenimiento y se plegaron a los nuevos consolidó el estalinismo como régimen de
aires de modo entusiasta, como es el caso gobierno, la literatura rusa y el derrotero de
de los escritores vanguardistas. Así, los años sus escritores forman parte de un capítulo
veinte revisten singular importancia, marca- dramático de su historia.
dos por una nueva conciencia social, una

39
40
41
42
Revista Soviet, 1º de octubre de 1934.
O L U C I Ó N R U S A
D E L A R E V
EL IMPACTO A R G E N T I N A S
I Z Q U I E R D A S
EN LAS P I E M ONTE
1

POR A U G U S T O

Hasta el momento en que tuvo lugar el triunfo Internacional o Internacional Comunista (IC)
de la Revolución de 1917, el campo de las iz- surgió en 1919 por iniciativa de la Rusia so-
quierdas en la Argentina contaba ya con una viética con el fin de reemplazar a su antece-
importante experiencia política y sindical. Era sora socialista. A diferencia de esta última, la
amplia la trayectoria del anarquismo, el so- IC no fue una aglomeración de partidos, sino
cialismo y el sindicalismo entre los obreros y que buscó convertirse en el partido mundial
campesinos del país. Aunque la revolución de la Revolución.
ejerció una gravitación de primer orden en La toma del poder por los soviets interpeló
la generalidad de los debates ideológicos a las masas trabajadoras, económicamen-
de fines de la década de 1910 y durante te explotadas y políticamente oprimidas del
toda la década siguiente, fue en aquellas mundo entero, e implicó un desafío tácito
tres fuerzas de izquierda donde se recibió a todas las formas organizativas y de par-
de manera directa el impacto del proceso ticipación vigentes en ese entonces. Pero
abierto en Rusia. además, la Revolución de 1917 no había
Al igual que en Europa, en la Argentina el tenido lugar en los países donde la indus-
modelo organizativo socialista había estado trialización se hallaba fuertemente desarro-
basado en la experiencia del Partido Social- llada, como suponía el marxismo, sino en la
demócrata Alemán. El estallido de la Primera económicamente atrasada Rusia, organiza-
Guerra Mundial y la decisión casi unánime da en torno del sector productivo primario y
de los parlamentarios socialistas europeos a un capitalismo incipiente impulsado por la
de aprobar los créditos de guerra en sus res- autocracia zarista y no por una ascendente
pectivos países, supuso un duro revés para burguesía industrial. Esta situación tornaba
este paradigma. El triunfo de la Revolución la experiencia rusa especialmente atractiva
en Rusia, y la creciente hegemonía bolche- para las izquierdas latinoamericanas.
vique del proceso transformador llevaron, La Segunda Internacional, fundada en 1889,
en muchas partes donde existían partidos adoptó como orientación el reformismo gra-
socialistas, a que las corrientes internacio- dualista, inspirado en la teoría de Eduard
nalistas de marxistas revolucionarios que Bernstein, que rechazaba la toma del poder
los integraban encontraran en el Partido Bol- revolucionario. Esta posición fue adopta-
chevique una nueva imagen (partidaria, or- da por la mayoría de la conducción del so-
ganizativa, internacionalista y marxista) con cialismo argentino, pese a que desde 1912
la cual identificarse. Asimismo, la Tercera una corriente de izquierda, que adhería al

1
Historiador, investigador y docente.

43
“El agitador”, grabado de Abraham Regino Vigo, serie Los oradores, 1933.

44
marxismo revolucionario, planteó una disi- de entonces, el PC argentino se convirtió a su
dencia de carácter radical. Esta escisión lar- vez en la “sección argentina de la IC”. Desde
vada se ahondará con los posicionamientos las páginas de su órgano oficial, La Interna-
respecto a la Guerra Mundial, entre “inter- cional, el PSI pregonó el internacionalismo y
vencionistas” y “neutralistas” que se potenció la construcción socialista centrada en la lu-
con el hundimiento del buque Monte Prote- cha de clases. Propuso analizar la realidad
gido, en abril de 1917, y poco más tarde de socioeconómica argentina mediante la crítica
la embarcación mercante Toro, también de marxista y reemplazó el reformismo bernstei-
bandera argentina por parte de las fuerzas niano imperante en el socialismo argentino
alemanas. Esta situación ponía en peligro por la transformación revolucionaria, de cor-
la realización práctica de la libertad de co- te soviético, enfrentando el parlamentarismo
mercio que defendía el grupo parlamentario unívoco que practicaba el socialismo. En la
que hegemonizaba la dirección socialista. formación del PSI no estuvo directamente
Desde las páginas de La Vanguardia, órga- implicada la Revolución rusa, sino las urgen-
no del Partido Socialista (PS), se convocó a cias planteadas a la política argentina por las
la unidad nacional y se exhortó al presiden- coyunturas nacional e internacional.
te Hipólito Yrigoyen a romper relaciones con El PS no se vio perjudicado únicamente por
Alemania. El episodio dio paso a una fuerte la escisión que originó la fundación del Par-
controversia al interior de la dirección del PS, tido Socialista Internacional, sino que expe-
que derivó en el enfrentamiento abierto de rimentó cuatro años más tarde una nueva y
dos posturas irreconciliables: un sector ma- profunda crisis intrapartidaria vinculada a los
yoritario —encarnado por los legisladores del efectos de la Revolución rusa. Se trató de la
partido— que reclamaba sanciones contra el ruptura de los “terceristas”, así llamados por
Reich alemán, por un lado, y un grupo mino- abogar en favor de la adhesión irrestricta del
ritario —liderado por el obrero gráfico José socialismo a la Tercera Internacional. En su
Penelón y el poeta Juan Ferlini— que desde IV Congreso Extraordinario, el voto de los
posiciones internacionalistas se oponía a la socialistas fue unánime a la hora de decidir
participación de los trabajadores argentinos la salida de su partido de la Segunda Inter-
en un “conflicto interimperialista”. Dada la nacional y de reconocer el nuevo gobierno
magnitud de la confrontación, se celebró en soviético, lo que no implicó un apoyo mayo-
el mes de abril el III Congreso Extraordina- ritario a la propuesta de que el PS pasara a
rio del PS en el que la mayoría de los afi- integrar la Tercera Internacional. Una parte
liados adhirió a la moción internacionalista. de los terceristas terminó ingresando a las
No obstante, el grupo parlamentario rechazó filas del PC, en tanto que otros permanecie-
las resoluciones del Congreso, forzando en ron en el partido, y también hubo quienes
diciembre la ruptura del ala internacionalis- optaron por la independencia del activismo
ta que bregaba por un neutralismo militante. no-partidista.
Esta última dio origen, en los días 5 y 6 de Constituyéndose en el primero en su géne-
enero de 1918, al Partido Socialista Interna- ro en toda América Latina, el PC argentino
cional (PSI), llamado más tarde, con motivo fue en su origen eminentemente urbano, con
de su admisión en la IC, Partido Comunista base en la Capital Federal y el Gran Buenos
de la Argentina (PCA). Este último definió su Aires. Se propuso interpretar el papel de re-
adhesión a la IC cuando, tras la presentación presentante de Moscú en la región sudameri-
del informe elevado por Rodolfo Ghioldi en el cana y se erigió en el partido guía que debía
Primer Congreso Extraordinario del partido, colaborar en los procesos de conformación
fueron aprobadas por unanimidad las vein- y consolidación de los partidos comunistas
tiún condiciones impuestas por la IC. A partir vecinos. La acción parlamentaria continuó

45
reafirmó su compromiso ideológico con el
comunismo anárquico y con la organización
de los gremios en base a un sistema fede-
ralista. Si bien el Congreso se pronunció a
favor de expresar su solidaridad con las fuer-
zas revolucionarias rusas, se abrió paso una
fuerte polémica al interior de la FORA anar-
quista. El proceso de transformación radical
de la Rusia soviética contó a los anarquistas
como participantes activos en el desarrollo
de los acontecimientos desde un principio,
pero cuando en octubre se hizo eviden-
te la hegemonía bolchevique, mantuvieron
un enfrentamiento con la concepción de la
“dictadura del proletariado”. Esta posición
teórico-ideológica era contraria a los funda-
mentos esenciales del anarquismo, puesto
que chocaba con el planteo de la necesidad
de conducir la destrucción del Estado. El
anarquismo se encontró en la disyuntiva de
seguir apoyando la experiencia comandada
por el bolchevismo o hacerse a un costado.

ocupando un lugar importante en la prácti-


ca partidaria de la nueva formación política,
pero se le concedió un nuevo lugar limitado
a la propaganda revolucionaria, y por ende
subsidiario de la lucha de clases. Los comu-
nistas intentaron desde temprano penetrar
en el movimiento obrero, haciéndose eco de
la consigna de la IC, lanzada en 1922, res-
pecto a la táctica del “frente único” referida a
la necesidad de “ir a las masas”, estrechando
lazos con los sindicatos. Los marxistas revo-
lucionarios pusieron tempranamente el eje
de su construcción en la importancia de unifi-
car la lucha política y la lucha económica que
eran complementarias en su objetivo final.
Dentro del anarquismo, también fueron sen-
sibles los cambios desatados por la irrupción
del bolchevismo a escala mundial y del co-
munismo identificado con él a nivel nacio-
nal. En su Primer Congreso extraordinario
de octubre de 1920, en el que participaron
delegados pertenecientes a 220 sociedades
adheridas y 56 autónomas, la anarquista Fe-
deración Obrera Regional Argentina (FORA) Nicolás Repetto.

46
La intención de la IC de
incorporar las expre-
siones sindicales, ex-
puso nuevamente las
diferencias en el seno
del anarquismo, entre
los seguidores del teóri-
co Bakunin, que proponían
la conformación de la Asocia-
ción Internacional de Trabajadores, capaz
de encarnar la realización libertaria del sin-
dicalismo federalista, en oposición al gru-
po de orientación “anarcobolchevique” que
manifestó su intención de reforzar los lazos
con la IC y la Internacional Sindical Roja, su
expresión gremial. Esta situación conllevó a
que el anarquismo sufriera una escisión, por
la cual la mayoría de los anarcobolcheviques
emigraron a la FORA rival —(IX Congreso)
que declinó finalmente su participación en la
Internacional Sindical Roja— y al PC.
Si la Revolución rusa ejerció una influencia

temprana en el escenario político argentino,


la prolongación de la experiencia soviética
continuó ahondando la trascendencia que
guardaba en el PC argentino, a medida que
transitaba los años veinte, y lo llevó a con-
vertirse en un partido cada vez más volcado
a un internacionalismo “absoluto”. La ruptura
de José Penelón y su grupo, en el año 1927,
orientada hacia el desarrollo de un comunis-
mo de raigambre nacional, significó la con-
solidación de Victorio Codovilla y Rodolfo
Ghioldi en la dirección del partido, lo que
redundó progresivamente en la supeditación
de todas las prácticas más inmediatas de la
Sección Argentina a las necesidades expre-
sadas por la Tercera Internacional. El impac-
to de la Revolución bolchevique fue hacién-
dose cada vez más intenso con el correr de
los años entre los comunistas argentinos.

47
48
Cortejo fúnebre, enero de 1919. Archivo General de la Nación.
I C A Y E L C A S O
N A T R Á G
LA SEMA
PEDRO WALD

El 2 de diciembre de 1918 los obreros de la de representación empresarial creada pocos


empresa metalúrgica Vasena se declararon meses antes), para conseguir trabajadores
en huelga. Su pliego de reivindicaciones con- “crumiros”, hoy conocidos como “carneros”.
sistía en la reincorporación de trabajadores El 7 de enero de 1919, sin embargo, lo que
despedidos por actividades gremiales, una comenzó como una mera huelga sectorial
reducción horaria de 11 a 8 horas de traba- tomó enormes dimensiones cuando un grupo
jo y la implementación del descanso domi- de trabajadores fue reprimido con balas de
nical (que ya era ley, pero no se cumplía), plomo por la policía. La balacera dejó como
entre otras mejoras laborales. La empresa saldo los primeros treinta heridos y cuatro
se negó a negociar y recurrió a la ayuda de muertos. Los hechos trascendieron la his-
la flamante Asociación del Trabajo (órgano toria argentina y hoy se los reconoce como

Grupo de huelguistas durante


las protestas, enero de 1919.
Archivo General de la Nación.

Panorámica del cortejo fúnebre,


enero de 1919. Archivo General
de la Nación.

1
Investigadora de la Biblioteca Nacional.

49
Diario La Nación, 13 de enero de 1919.

“Semana Trágica”. Al día siguiente, las dos Si la huelga paralizó la ciudad, esas diferen-
centrales obreras de entonces llamaron a la tes fuerzas estatales y paraestatales lejos de
huelga general que se extendió por otras ciu- pacificar la situación expandieron el terror
dades del interior del país, alcanzando inclu- y la represión entre la población, incluso la
so a Montevideo. que era ajena al movimiento insurreccional.
El 9 de enero de 1919 el numeroso cortejo Entre los blancos principales de la cacería
fúnebre que se proponía lle- estaban los migrantes de
var a las cuatro víctimas fa- origen ruso-judío, que ha-
tales hasta el cementerio de bían llegado a la argentina
la Chacarita fue nuevamente escapando de los pogroms
atacado por la policía, dejando perpetrados durante el régi-
un saldo de muertos descono- men zarista. Aquellos civiles
cido. A las fuerzas represivas armados y avalados por las
policiales se sumaron, prime- fuerzas de seguridad arre-
ro, las Fuerzas Armadas, que metieron contra los vecinos
militarizaron la ciudad, y luego, de ciertos barrios connotados
un grupo importante de civiles como “rusos”, dejando como
pertenecientes a distintas fa- saldo un número impreciso
milias de la oligarquía porte- de hombres, mujeres y niños
ña. Los principales diarios de masacrados, violados y tortu-
la época como La Razón, La rados, muchos de ellos en las
Prensa y La Nación, se refirie- Pedro Wald. La Nación, 13 de propias comisarias.
enero de 1919.
ron a estas fuerzas de choque Los titulares de los diarios re-
como “vecinos” que se suman a la “acción flejaron los límites imprecisos que asumieron
pacificadora” de la policía. Bautizados en en el imaginario de los sectores dominantes
un primer momento como “Defensores del los enemigos del orden. Los términos “ru-
orden”, el grupo pasó a reconocerse con el sos”, “maximalistas”, “ácratas”, “anarquis-
nombre de Liga Patriótica Argentina. tas” y “sovietistas” eran usados de manera

50
indistinta para referirse a los “culpables” de la yiddish Di Presse. El 10 de enero fue arres-
insurrección popular. La furia paranoica de la tado junto con otros dos desdichados acusa-
oligarquía no se descargó únicamente sobre dos de ser el jefe de Policía y el ministro de
los trabajadores que exigían mejores condi- Guerra del nuevo régimen. Wald permaneció
ciones laborales y se identificaban ideológi- bajo arresto una semana, período durante
camente con el anarquismo o el socialismo: el cual fue sometido a torturas y vejaciones
ser judío o ruso era condición suficiente para que describe en su libro Pesadilla, publicado
ser considerado un enemigo. originalmente en yiddish. Recién en el año
Nada dijo la gran prensa acerca de este 1987 el texto fue traducido al castellano por
pogrom porteño a plena luz del día. Sí, en Simja Sneh, y en 1997 publicado por Edito-
cambio, siguió muy de cerca los esfuerzos rial Ameghino, en la versión que circula en la
llevados a cabo por la policía argentina y uru- actualidad. Ni en el caso Pedro Wald ni en
guaya para desbaratar lo que, a primera vista, el de los centenares de civiles asesinados
parecía ser el verdadero factor desencade- durante aquellos acontecimientos, sus res-
nante de la situación: un complot ruso maxi- ponsables han sido juzgados.
malista para instaurar la “República federal
de los Soviets” en Argentina. El epicentro del
operativo consistió en el arresto del supuesto
líder y futuro presidente de los soviets, un pe-
riodista judío de origen polaco llamado Pedro
Wald. El presunto conspirador era miembro
de una organización judía socialdemócrata
llamada Avangard y director del periódico en

Tapa del libro de Pedro Wald, en


la edición en yiddish de 1929.

51
52
O L U C I Ó N Y L A
D E L A R E V
EL FANTASMA N U E V A D E R E C H A
D E U N A
FORMACIÓN

En la Argentina, el ciclo de agitación insu- movimiento obrero, desde 1915 los partida-
rreccional —difícilmente calificable como re- rios del comunismo anárquico perdieron el li-
volucionario— se inició en 1917, tuvo su epi- derazgo, que fue asumido por el sindicalismo,
centro en la Semana Trágica de 1919 y en un movimiento de raíz anárquica pero con-
las intensas huelgas de ese año, se prolongó centrado en la organización sindical. Se dedi-
hasta 1921 o 1922, e incluyó dos sucesos tan caron a organizar eficientemente los gremios
violentos como lejanos de la atención pública: vinculados con la exportación —navales, por-
uno en la zona de La Forestal, en el Chaco tuarios, ferroviarios— y a utilizar dosificada-
santafesino, y otro en la Patagonia. mente la protesta, realizada en los momentos
Seguramente las noticias de una revolu- y los lugares neurálgicos de la producción y la
ción en Rusia —de rumbo incierto y mal comercialización agropecuaria. Sus huelgas
conocida— agitaron la imaginación de los eran el punto de partida de negociaciones
trabajadores movilizados y, sobre todo, de que tenían como partícipe destacado al go-
sus dirigentes políticos y sindicales. Pero se- bierno. Esta práctica, llamada reformista, fue
ría imposible comprender el ciclo huelguístico acompañada por el Partido Socialista, con
de 1917 sin la referencia a su antecedente: peso en algunos sindicatos, que subordina-
las huelgas generales, dirigidas por los anar- ba la acción gremial a la acción política par-
quistas, que comenzaron en 1901 y culmina- lamentaria. Ciertamente desde 1917, cuando
ron en 1910. La inquietud social fue mucho
más amplia y variada, e incluyó la huelga de
chacareros de 1912, la agitación estudian-
til que terminó con la Reforma de 1918 y el
activismo revolucionario de la Unión Cívica
Radical, cuya intransigencia afectaba la legi-
timidad del orden político.
Sin embargo, ese clima agitado había cam-
biado considerablemente hacia 1917. La re-
forma electoral de 1912 legalizó e integró la
protesta política. La movilización de los arren-
datarios rurales derivó en la organización de
la Federación Agraria, dedicada a negociar
con la parte patronal y a conseguir apoyos
Incendio en los talleres Vasena, enero de 1919. Archivo General
políticos entre socialistas y radicales. En el de la Nación.

1
Historiador, investigador y docente.

53
Patagonia Rebelde. Estancieros armados durante el conflicto, 1922-1923. Colección Carlos Brega.

el ciclo de protesta se intensificó, aparecie- afloran cuando comienza la recuperación y


ron dirigentes que fueron más allá de este existe la posibilidad de satisfacerlas. Sobre
horizonte reivindicativo, como ocurrió en las estas modestas bases se activó un sindica-
huelgas de la Patagonia. Otras veces la mis- lismo moderado pero mucho más eficiente
ma movilización desbordó cualquier dirigen- que el anarquista, capaz de paralizar el puer-
cia, como ocurrió en la Semana Trágica de to y estrangular la economía, que desató un
enero de 1919, cuando un conflicto sindical reclamo generalizado. La suma de muchas
se transformó en una insurrección urbana. huelgas con reivindicaciones concretas y rea-
Pero estos desbordes no se tradujeron en la listas produjo una transformación cualitativa:
emergencia de una dirección revolucionaria una protesta masiva que, a la luz de los suce-
convencida y potente. sos de Rusia, podía ser interpretada por los
La oleada de protestas sindicales, que se patrones como el prolegómeno de una insu-
despliega entre los años 1917 y 1922, estuvo rrección semejante a la soviética.
sin duda estimulada por un imaginario revo- La extensión de la movilización huelguísti-
lucionario que enraíza en la Rusia soviética. ca se debió, en buena medida, al cambio
Pero se debió principalmente a los efectos de la política gubernamental introducido por
de la Primera Guerra Mundial, que afectó Hipólito Yrigoyen, un presidente democrá-
exportaciones, importaciones, ingresos fis- tico y reformista. Hasta 1916 la huelga era
cales, precios y ocupación complicando a los considerada una alteración grave del orden
trabajadores y también a los empresarios y público, reprimida por la policía, cuando bas-
gobernantes. En los momentos de depresión, taba, o por las fuerzas armadas cuando se
usualmente las protestas se aplastan y se desmadraba y tocaba puntos sensibles de
va acumulando un stock de demandas, que la economía. Los patrones descontaban ese

54
apoyo represivo del Estado, y en esa segu- Buenos Aires en enero de 1919 —donde tuvo
ridad sustentaban su intransigencia frente a su bautismo de fuego el capitán Juan Domingo
los huelguistas y su negativa a reconocer a Perón— fue seguida de otras intervenciones
los sindicatos. Yrigoyen decidió suspender la más sangrientas aún, como la de la Patago-
represión automática, permitir el desarrollo nia en 1921. Pero esa intervención violenta
de la actividad sindical y ofrecer su mediación seguramente plantó en las fuerzas armadas
cuando el conflicto había llegado a cierto pun- la semilla de una idea: la solución a la “cues-
to. Fue un recurso novedoso e inicialmente tión social” exigía algo más que represión.
efectivo, sobre todo por la enorme autoridad Entre las clases propietarias, la inquietud
de un presidente que gozaba de una nueva arrancó con la elección de Yrigoyen, muy mal
legitimidad. recibida. El periódico La Fronda fue el vocero,
Pero esa autoridad personal, no instituciona- duro e intransigente, de quienes no creían en
lizada, fue desgastándose. Detrás de ella no la idoneidad y honestidad de los políticos radi-
había ningún soporte institucional o legal. El cales y desconfiaban de una democracia que
Departamento Nacional del Trabajo, fundado degeneraba en demagogia. La Revolución de
en 1907, era una oficina que recopilaba le- Octubre de 1917 repercutió muy fuertemente
gislación y estadísticas pero usualmente no en su imaginario, conformando el marco in-
intervenía en los conflictos. Detrás del pre- terpretativo del agitado ciclo huelguístico y de
sidente solo estaba el jefe de Policía, según su paroxística expresión en enero de 1919. A
una tradición que remonta a principios del sus ojos, los soviets ya estaban instalados y
siglo XIX —otro mundo— cuando a la poli- el presidente Yrigoyen era el Kerenski argen-
cía le competía cualquier problema de orden tino, que alentaba la toma del poder.
urbano. Yrigoyen se propuso desarrollar dis- Como ocurrió entonces en la mayoría de los
tintas políticas sociales, pero nunca tuvo los países, surgieron grupos decididos a la ac-
recursos para convertirlas en leyes con las ción directa, que unieron la defensa del orden
que construir nuevas instituciones, de modo social con la salvación de la patria, que creían
que todas sus intervenciones fueron coyuntu- atacada por fuerzas subversivas ajenas a la
rales. En 1917 podía recibir al dirigente marí- nacionalidad. En los agitados días de enero
timo Francisco García —el primer sindicalista de 1919 se fundó la Liga Patriótica. La inicia-
que entró en la Casa de Gobierno— pero, en tiva partió del Club Naval, y convocó a adhe-
1919, cuando el conflicto en los talleres Va- rentes provenientes de todos los campos de
sena derivó en una insurrección urbana, re- la vida civil, militar y religiosa. La heteroge-
nunció a sus intenciones moderadoras y ne- neidad de su convocatoria aparece expresa-
gociadoras. Aceptó entonces que el Ejército da en la figura de su presidente y animador,
interviniera para restaurar el orden, a costa Manuel J. Carlés, un político radical seguidor
de muchas vidas, las suficientes como para de Marcelo T. de Alvear, que en estos años
que las jornadas pasaran a la historia como descubrió que el patriotismo era compatible
la Semana Trágica. con la organización de bandas violentas si-
En enero de 1919 el gobierno de Yrigoyen milares a las que el fascismo impulsaba por
pasó de la negociación a la represión. El viejo entonces en Italia.
régimen político, desplazado en 1916, tam- La primera acción de la Liga fue organizar
bién había oscilado entre ambas opciones: grupos de choque para combatir a los sindica-
a la Ley de Residencia de 1902 le siguió en tos, los partidos de izquierda, las bibliotecas y
1904 el proyecto de un Código de Trabajo los centros culturales donde imaginaban que
muy moderno, que no fue aceptado por los germinaba la insurrección. El nacionalismo
patrones ni por los obreros. La intervención cultural, por entonces en avance, y también el
del Ejército para sofocar la insurrección en antisemitismo, suministraron los argumentos

55
56
Civiles armados junto a la policía durante la Semana Trágica, enero de 1919. Archivo General de la Nación.
57
para vincular al “maximalismo” con los judíos mucho, para apagar el incendio. Imaginaba
y al anarquismo con los catalanes. La Liga una masiva contribución con la que desarro-
complementó la acción del Ejército, llegando llar grandes programas de vivienda y otras
a aquellos lugares vedados por la ley para la iniciativas similares, en el sentido de lo que
acción estatal. empezaba a conocerse como la Doctrina So-
Muchos obispos se sumaron a la Liga, pero cial de la Iglesia, formulada en 1891 por el
la Iglesia y su jerarquía avanzaron por otro papa León XIII en la encíclica Rerum Nova-
camino: restablecer la paz social. La Iglesia rum. Lo más notable de la Gran Colecta no es
compartía el diagnóstico pero esperaba fre- la idea en sí, sino la dimensión de la iniciativa
nar la insurrección convenciendo a sus ac- y la contundencia de los términos —los bár-
tores de que la paz social era preferible a la baros están a las puertas de Roma, decía—
revolución. Se trataba de la versión local de la destinados a convencer a empresarios, quizá
política de los papas del siglo XX, particular- algo escépticos acerca de la gravedad del
mente Pio X, cuyo lema instaurare omnia in problema, y a instalar entre ellos una alterna-
Christo (instaurar a Cristo en todas las cosas) tiva católica para la solución de los problemas
apuntaba a dar un contex- sociales y políticos.
to cristiano a los problemas La tercera institución orga-
sociales y políticos e impul- nizada de urgencia, ya en
sar soluciones diferentes 1918, fue la Asociación del
de las del socialismo y el Trabajo, que se propuso re-
capitalismo. unir y coordinar la acción de
Por entonces culminaba un los patronos, comenzando
proceso de reorganización por las grandes empresas
interna de la Iglesia local; de capital extranjero. Su ob-
los obispos encuadraron a jetivo más concreto fue reu-
las diferentes organizacio- nir y organizar contingentes
nes del heterogéneo y a de “crumiros” o “carneros”,
veces discordante laicado es decir, trabajadores dis-
católico, unificando su es- puestos a ocupar el lugar
trategia y sus tácticas bajo de los huelguistas despe-
la dirección de la Unión Po- didos. Para ello se recurría
pular Católica Argentina. La a trabajadores de provin-
pieza principal eran los Círculos de Obreros, cias lejanas, ajenos a los sindicatos y a sus
fundados por el padre Grote, que pasaron a doctrinas. La Asociación del Trabajo fue con-
ser dirigidos por monseñor Miguel De Andrea, ducida por Atilio Dell’Oro Maini, que era a la
figura joven y en ascenso. De Andrea se pro- vez un abogado de empresas, un distinguido
puso combatir a socialistas y anarquistas en pensador católico y, sobre todo, un talento-
su terreno; organizó grupos de oradores es- so organizador. La Asociación del Trabajo se
pecializados, para discutir en las asambleas propuso algo ambicioso: integrar y coordinar
o en las organizaciones obreras, e impulsó al conjunto del sector de empresarios de la
manifestaciones callejeras, que daban a las Argentina —grandes y pequeños—, coor-
consignas religiosas un contenido político. dinar su acción y desarrollar en ellos una
Su mejor creación fue la Gran Colecta Nacio- conciencia de clase, algo no fácil de lograr
nal, lanzada en 1919 y dirigida a las clases dada su heterogeneidad y la diferencia de
propietarias. Advirtiendo a los patrones del sus intereses. La amenaza de la insurrec-
peligro de perderlo todo en el caso de que ción marxista fue esgrimida para sostener la
triunfara el maximalismo, los incitaba a dar propuesta de un programa alternativo, más

58
ambicioso que el mero romper En el mundo de las derechas la fragmentación
huelgas y reprimir sindicatos: fue mayor que la convergencia; por ejemplo,
se trataba de la Concordia un vigoroso grupo nacionalista inspirado en
Social —otra variante de la Maurras desertó de la derecha liberal. Pero
Rerum Novarum—, perma- la experiencia surgida del impacto de la Re-
nentemente predicada por volución de Octubre dejó un saldo. La Liga
la Asociación. Patriótica guardó los garrotes y se dedicó a
La política del garrote de la organizar congresos donde se estudiaba la
Liga Patriótica, el suministro “cuestión social”, de un modo parecido al que
de rompehuelgas de la Asocia- lo hacía el Museo Social Argentino. La Iglesia
ción del Trabajo y la militancia callejera elaboró una propuesta global, en la que se
de la Unión Popular Católica, sumadas a la sumaban su Doctrina Social y la propuesta
acción de las fuerzas armadas, conforma- del reinado universal de Cristo, discutidas en
ron la solución de urgencia con las que las las Semanas Sociales y en los cursillos de los
clases propietarias enfrentaron el fantasma militantes de la Acción Católica. En la Asocia-
de la revolución. ción del Trabajo hubo deserción masiva de
Los años entre 1917 y 1922 fueron excepcio- los empresarios y gerentes, pero sus intelec-
nales en la historia política argentina, pues tuales, como Dell’Oro Maini, mantuvieron su
los conflictos sociales se manifestaron de actividad en las organizaciones católicas.
manera polar, enfrentando a trabajadores y En todos estos debates hubo coincidencia so-
patronos. Pero sus protagonistas no estaban bre la importancia del Estado para regular los
decididos a profundizar el enfrentamiento. conflictos, y en la necesidad de recuperar su
Las voces predominantes en el mundo de los control, desplazando a los dirigentes surgidos
trabajadores apuntaban no tanto a la ruptura de una equívoca democracia. Por entonces
como a lograr el reconocimiento de los sindi- la Iglesia, inspirada por Pio XI, concibió para
catos e institucionalizar la negociación. En el Argentina un vasto plan de conquista del Es-
campo patronal, la energía puesta por la Igle- tado a través de un Ejército ganado para el
sia o la Asociación del Trabajo muestra las catolicismo. Ese fue finalmente el núcleo de
dificultades de insuflar la idea de la unidad de ideas en torno del cual las clases propietarias
propósitos en un sector propietario heterogé- y conservadoras comenzaron a actuar coordi-
neo, reacio a actuar conjuntamente. nadamente, listas para responder a eventua-
Hacia 1922, al tiempo que se extinguía la pri- les desafíos revolucionarios. Creyeron verlos
mera marea revolucionaria —solo la Unión en la segunda mitad de la década de 1930, en
Soviética permaneció en pie—, los efectos tiempos de la Guerra Civil española, cuando
de la crisis de posguerra habían pasado para experimentados militantes comunistas orga-
la Argentina que recuperó su lugar en el mun- nizaron y politizaron porciones importantes
do durante los “años dorados”, prolongados del sindicalismo. Por entonces, no seguían
hasta 1930. Bajo la presidencia de Marcelo ya la inspiración de la revolucionaria Rusia
T. de Alvear se redujeron muchos factores de de Lenin, sino de la más disciplinada Unión
intranquilidad política y el Estado comenzó a Soviética de Stalin. La presencia de “bande-
recuperar la senda del reformismo social an- ras rojas” en lugar de la celeste y blanca, fue
terior al gobierno de Yrigoyen. Las tensiones uno de los argumentos esgrimidos en el golpe
se relajaron y volvieron a funcionar los meca- de 1943, y luego en la campaña electoral de
nismos de fondo de una sociedad que crecía, Juan Domingo Perón.
prosperaba, se diversificaba y alentaba una
movilidad social que permanentemente co-
rroía las identidades de clase.

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60
“Tribuna proletaria”, grabado de Abraham Regino Vigo, serie Los oradores, 1937.
A G E N E R A C I Ó N
C I Ó N R U S A Y L
LA R E V O L U
N A D E 1 9 1 7
ARGENTI S TARCU
1
P O R H O R A C I O

La Revolución de Octubre impactó profun- en circulación un lenguaje político renovado,


damente entre los escritores, intelectuales y donde aparecían por primera vez “soviet” y
artistas de su tiempo. Si las figuras de la cul- “sistema soviético”, “mencheviques” y “bol-
tura habían sido ampliamente receptivas de cheviques”, los “comisarios del pueblo” y el
los ideales de redención humana en tiempos “Sovnarkon”, el “ejército rojo” y los “ejércitos
de la promesa anarquista o socialista de fin blancos”, la “dualidad de poderes” y la “insu-
de siglo, y si años después se habían sentido rrección”, el “derrotismo revolucionario” y la
profundamente sacudidas por la experiencia “autodeterminación de los pueblos”, el “ca-
de la Gran Guerra, a partir de 1917 sus ex- pital financiero” y el “imperialismo”. Hasta la
pectativas van a inscribirse en el orden de irrupción de la Revolución china en 1949 o
la realización. La revolución no era ya una la cubana diez años después, el imaginario
lejana promesa de redención, estaba aconte- revolucionario mundial quedó hasta tal pun-
ciendo aquí y ahora, en un espacio y un tiem- to capturado por el poderoso magnetismo
po determinados. Esa revolución ensayaba del proceso ruso que todos los movimientos
la edificación de un orden social emancipado radicales posteriores eran juzgados según
no solo en lo económico, sino también en lo los momentos y las figuras que proporciona-
social, en lo cultural, en lo moral. Redimiría ba la vara soviética. Derechas e izquierdas
tanto a los obreros y a los campesinos como buscaban afanosamente en América Latina
a las mujeres, a los jóvenes y a los intelec- los equivalentes locales de Kerensky o de
tuales. Junto a un nuevo mundo económico, Martov, de Lenin o de Kornilov.
se estaba erigiendo un nuevo orden cultural Decíamos al co-
y una nueva moral sexual. menzar que si pu-
Además, a diferencia de las otras revolucio- siéramos el foco
nes que había conocido la historia, no apa- en la actitud de
recía como un fenómeno puramente espon- los intelectuales
táneo, sino como una revolución “prevista” consagrados de
por la teoría marxista. Sus máximos artífices la generación de
eran no solo dirigentes de masas, sino tam- Lugones, cierta-
bién grandes intelectuales, como Lenin y mente José Inge-
Trotsky, Bujarin y Lunatcharsky. El mundo de nieros podría apa-
la cultura de todo el globo siguió con avidez la recer como una
doctrina de esta primera “revolución teórica” excepción. Sin em-
de la historia. A través de sus textos se ponía bargo, la vivencia

1
Historiador, investigador y docente.

61
traumática de la guerra y expectativa reden- a la constitución de una “Internacional del
tora de Octubre van a devenir experiencias Pensamiento”. José Ingenieros se apresuró
constitutivas de la generación más joven, la a traducir el manifiesto de los intelectuales
de los hombres y las mujeres nacidos en tor- franceses y a auspiciar la nueva Internacio-
no a 1900. Cuando en noviembre de 1918 nal de los intelectuales desde su Revista de
José Ingenieros pronunciaba en el Teatro Filosofía, aunque los ecos del llamado de
Nuevo su conferencia “Significación histórica Clarté se hicieron sentir incluso en los críti-
del movimiento maximalista”, estaba interpe- cos culturales Roberto F. Giusti, Alfredo A.
lando sobre todo a un auditorio de jóvenes. Bianchi y todo el equipo editor de la revista
“Jamás, como aquella noche, Ingenieros es- Nosotros. Si bien Juan B. Justo y Antonio de
tuvo tan cerca de nuestro corazón”, evoca- Tomaso se distanciaron de la Revolución de
ba Aníbal Ponce, que entonces tenía veinte Octubre y resistieron con tenacidad cualquier
años. También Sergio Bagú, otro de los jó- vínculo del Partido Socialista con la naciente
venes reformistas de 1918, hablaba en nom- Internacional Comunista, algunas figuras di-
bre de su generación cuando rememoraba a sidentes del socialismo argentino como los
1917 como el año de una “fiebre renovado- diputados Alfredo Palacios y Augusto Bunge,
ra”. Ya la Revolución de Febrero —recordaba y el senador Enrique del Valle Iberlucea die-
Bagú— había desviado la atención de la ron la nota discordante. Más lejos en su ad-
mera oposición bélica entre aliadófilos y ger- hesión a la nueva Internacional llegaron los
manófilos. “Pero fue en Octubre, cuando los jóvenes socialistas “terceristas” —como José
bolcheviques hicieron su revolución, que la P. Barreiro y Gaspar Mortillaro, entre muchos
polémica creció y se colocó en la zona ardo- otros— que se congregaban en torno a Inge-
rosa de la cuestión social”. Mika Feldmann e nieros y Del Valle. La respuesta al llamado
Hipólito Etchebehere desde Insurrexit, Juan de Henri Barbusse y Romain Rolland alcan-
Antonio Solari desde Bases, los cordobeses zó enseguida un eco continental: estos jóve-
Deodoro Roca, Saúl Taborda y Carlos Astra- nes editaron en Buenos Aires, durante el año
da desde Mente fueron algunas de las voces 1920, una primera revista Claridad, al mismo
juveniles que se alzaron inmediatamente en tiempo que la Federación de Estudiantes de
apoyo del gobierno de los soviets. Chile lanzaba una Claridad santiaguina. Tres
Algunos hombres de la vieja generación pero años después, el joven estudiante Víctor
sobre todo los jóvenes pasaban sin solución Raúl Haya de la Torre —y tras él José Carlos
de continuidad del pacifismo al antimilitaris- Mariátegui— publicaba en Lima una Claridad
mo, y de allí al entusiasmo por la revolución. peruana, también de ambición latinoamerica-
Un derrotero semejante al de intelectuales na e internacionalista. En 1922, el español
franceses fervorosamente leídos por los ar-
gentinos durante los años de la Gran Gue-
rra, como el Henri Barbusse de El fuego, el
Anatole France de Los dioses tienen sed y
el Romain Rolland de Juan Cristóbal, libros
que conocían por entonces innumerables
ediciones populares (por no decir ediciones
pirata). Los intelectuales de la izquierda fran-
cesa habían lanzado en 1919 su revista Clar-
té, yuxtaponiendo una vez más Ilustración y
Revolución. Desde uno de sus primeros nú-
meros invitaban, al mismo tiempo que se fun-
daba en Moscú la Internacional Comunista,

62
que buena parte de la recepción local de la
Revolución rusa se hizo a través de Francia,
donde el proceso soviético era leído a su vez
desde el prisma de la Revolución de 1789.
En los primeros años, la prensa argentina
transliteraba “Lenine”, a la francesa, el ape-
llido Lenin. Fue para nosotros, podríamos
decir, la recepción de una recepción.
Una sociedad de amigos de Rusia comien-
za a editar en 1925 Revista de Oriente, que
se propone “divulgar entre los obreros e in-
telectuales” la obra constructiva de la nueva
Rusia, y donde colaboraron figuras como
Ingenieros, José Carlos Mariátegui, Gabriela
Mistral y Alfredo Palacios, así como también
transterrado en la Argentina, Antonio Zamo- escritores noveles: un poeta llamado Jacobo
ra, publicaba los primeros folletos de la Edi- Fijman y un ignoto cuentista que firmaba Raúl
torial Claridad, que fue durante medio siglo el Scalabrini Ortiz. Álvaro Yunque, Aristóbulo
mayor centro de difusión de cultura izquier- Echegaray, César Tiempo y Roberto Mariani
dista con proyección continental. lanzan poco después la colección de folletos
La guerra y las dos revoluciones, la de Fe- de Ediciones Hoy. Sin embargo, en materia
brero y la de Octubre, coincidieron con el ci- de información sobre la URSS, la principal
clo de la cultura popular, del libro barato y
del folleto ofrecido a centavos en el kiosco
de diarios. El impresor Lorenzo Rañó lan-
zaba en 1918, bajo el título de “¡El triunfo
maximalista!”, la Constitución de la Repúbli-
ca Soviética sancionada apenas unos meses
antes. Ediciones La Internacional, del recién
creado Partido Comunista, comienza a difun-
dir, también en 1918, los principales textos
de Lenin y de Trotsky. Las vicisitudes de la
Revolución, a través de sus principales de-
bates, son seguidas quincena a quincena por
una revista, Documentos del Progreso, que
los “terceristas” editaron en Buenos Aires en-
tre 1919 y 1921. Pequeñas editoriales como
Adelante!, Clamor y Pax, o colecciones de
folletos populares como Las Grandes Obras,
Los Intelectuales, Los Pensadores y Clari-
dad, integran a los artífices de la Revolución
rusa al panteón de una versión plebeya de la
tradición ilustrada, en el que conviven Voltaire
con Máximo Gorki, Volney con Trotsky, Víctor
Hugo con Bujarin, Marx con Nietzsche y Zola
con Plejánov. Estos solapamientos no debe-
rían sorprendernos si consideramos además

63
fuente seguiría siendo Editorial Claridad, que vanguardistas del Grupo de Florida. En las
desde 1922 lanzaba a razón de un libro por páginas de sus propias revistas —Dínamo,
día, desde la nueva legislación laboral, pa- Extrema izquierda, Izquierda— es manifiesto
sando por los viajeros al país de los soviets, su anarcobolchevismo literario, anterior a la
hasta la irrupción de la “nueva moral sexual” adhesión de muchos de ellos, a comienzos
que predicaba Alexandra Kollontay. de la década de 1930, al Partido Comunista.
Según rememoraba el escritor y dramaturgo Los vanguardistas de Martín Fierro, moteja-
Leónidas Barletta, Octubre había producido dos por los mismos boedistas como “Grupo
“una profunda conmoción en la conciencia de Florida”, se burlaron alegremente de los
popular, especialmente entre artistas e inte- epígonos criollos de Gorki y de Andreiev,
lectuales”. Tenía apenas 15 años cuando a como en aquel soneto satírico titulado “Fe-
instancias del poeta de la bohemia anarquis- dor Elieff Castelnuoff” que aparecía firmado
ta Juan Pedro Calou leía el Juan Cristóbal de por “Sta. En-China”. El equivalente artístico
Romain Rolland al mismo tiempo que estalla- del anarcobolchevismo fue un grupo de plás-
ba la revolución en Rusia. El encuentro en las ticos vinculado a Boedo, los llamados Artis-
redacciones de los diarios, en las imprentas y tas del Pueblo —Guillermo Facio Hebequer,
en los cafés porteños con otros escritores li- Abraham Vigo, Agustín Riganelli, José Arato
bertarios de origen popular —Nicolás Olivari, y Adolfo Bellocq—, pintores y grabadores
Lorenzo Stanchina, Elías Castelnuovo, Ro- que solían exponer sus obras de celebración
berto Mariani, Álvaro Yunque, entre otros— de la “aurora roja” en los locales obreros.
dará origen al llamado Grupo de Boedo, Incluso las vanguardias artísticas y literarias
punto de encuentro de los escritores que cul- argentinas de la década de 1920 dialogaron
tivaban el compromiso político y la estética intensamente con las vanguardias políticas,
realista de cuño ruso, en contrapunto de los como lo ponen en evidencia “Rusia” y “Guar-
dia roja”, los poemas que el joven Jorge Luis
Borges escribió para Los salmos rojos, aquel
que debió ser su primer libro pero que no lle-
gará a la imprenta por decisión de su autor:

En el cuerno salvaje de un arcoíris


Clamaremos su gesta
Bayonetas
Que llevan en la punta las mañanas.

Sin embargo, los poemas fueron dados a


conocer en 1921 por el propio Borges en la
revista Cuasimodo, donde el educacionista
anarcobolchevique Julio R. Barcos pregona-
ba la “revolución de la enseñanza” iniciada
en la Rusia soviética. Además, apenas regre-
saba de España, Borges se asoció en Bue-
nos Aires a dos jóvenes poetas revoluciona-
rios del grupo estudiantil Insurrexit: Francisco
Piñero y Eduardo González Lanuza. Juntos
trajinarán las calles de la ciudad para pegar
con brocha y engrudo los carteles de la re-
vista mural Prisma, en la que, arremetiendo

64
iluminaba la esperanza del mundo. Y todos
sabían de memoria y recitaban con entusias-
mo los profanos versos de Jaimes Freire es-
critos muchos años antes:

La hoguera que destruya los restos del


pasado
Saldrá de las entrañas del país de la
nieve.

Ernesto Palacio, que después se ha paseado


a sus anchas por el jardín de los senderos
que se bifurcan de la política, para decirlo
con expresión borgiana, traducía El resplan-
dor en el abismo de Henri Barbusse y no
faltaba, en compañía del cronista, a las ma-
nifestaciones del 1º de Mayo, entusiastas y
desafiantes bajo el amplio vuelo de banderas
rojas. En una de aquellas marchas (creo que
la del año 1920) un italiano en voz de bajo
profundo entonaba esto:

Poemas de Jorge Luis Borges. Cuasimodo, diciembre E morto Ramón Falcone


de 1921.
Masacratore.
contra la mercantilización del arte, se pre- ¡Viva Simón Radowitsky,
sentaban a sí mismos como “millonarios de Vindicatore!
vida y de ideas”, que salían “a regalarlas en
las esquinas, a despilfarrar las abundancias Y la muchedumbre cantaba a voz en cuello,
de nuestra juventud, desoyendo las voces de escandiendo las sílabas para darle mayor
los avaros de su miseria”. De más está de- fuerza y mirando de través a los vigilantes:
cir que en sus despolitizadas memorias tan-
to Borges como González Lanuza pusieron ¡Ma-sa-cra-to-re!...
sordina a esta alianza juvenil entre ultraísmo ¡Ma-sa-cra-to-re!...
y revolución.
Otro de los “insurrexistas” de 1920, el poeta y Nalé esboza incluso una sociología de los in-
dramaturgo Conrado Nalé Roxlo, recordaba telectuales cuando recuerda que “Baudelaire
en los últimos años de su vida las intermina- nos había enseñado el desprecio literario al
bles discusiones que solían presenciar entre burgués, al filisteo, y era fácil transferirlo al
“el Compañero”, un canillita anarquista, y “el ‘chancho burgués’ de la Internacional. Quien
Camarada”, un obrero comunista, junto con esto cuenta también escribió su canto a Ru-
otros jóvenes de su generación. El futuro au- sia...” la misma madrugada en que había
tor eglógico de “El grillo” reconocía que, entre concebido “El Grillo”:
el grupo de jóvenes que se congregaba en la
mesa de la cantina apodada “El puchero mis- Por el camino claro
terioso”, era imposible la discrepancia, pues, De sol, a cielo abierto
el que más y el que menos, conservaba su Vienen los hombres trágicos.
izquierda. La joven llama del incendio ruso Sobre su ensueño flota la bandera

65
“El organillo no tenía más que cuatro piezas, una de las cuales encantaba a los niños”. Leyenda en grabado de José
Arato, 1925. Incluido en el libro Los pobres, de Leónidas Barletta.

66
“... y estaba con su niño en brazos, sin pensar, sin hablar, sin moverse…”. Leyenda en grabado de José Arato, 1925.
Incluido en el libro Los pobres, de Leónidas Barletta.

67
Que con su propia sangre empurpuraron. Kropotkin y Trotsky. Ciertamente, algunos
Como charcos al sol, brillan sus ojos, anarquistas advirtieron pronto de la ilusión y
Claros ojos de visionarios. denunciaron la represión de los bolcheviques
sobre las otras fuerzas de izquierda, como
El propio Barletta reconocía que “la Revolu- lo hizo tempranamente Emilio López Arango
ción de Octubre alcanzó a todos, progresis- desde La Protesta. El anarquista ucraniano
tas y reaccionarios”. Incluso a estos últimos Anatol Gorelik se exilió en Buenos Aires en
la revolución “les golpeó en el pecho y los 1922, publicando en esta ciudad una serie de
hizo antiburgueses por excelencia, antibur- folletos críticos del bolchevismo, así como lo
gueses instintivos con sus revolucionarias hizo el futuro filósofo Luis J. Guerrero desde
piruetas literarias, con su revolución de la los libros de su sello editorial Argonauta. Aca-
preceptiva”. so la obra más notable fue Hacia una socie-
La revolución inflamó incluso a los modernis- dad de productores, una selección de artícu-
tas, los escritores de la Generación del 900, los de L’Ordine Nuovo, la revista que editaba
quienes según el testimonio de Manuel Gál- Antonio Gramsci en Turín, en lo que consti-
vez eran casi todos rebeldes, “unos, socialis- tuye la primerísima difusión del pensamien-
tas en diverso grado; y otros, anarquistas o to gramsciano en cualquier idioma. Juan E.
anarquizantes”. Horacio Quiroga y Alfonsina Carulla, luego editor de Bandera Argentina,
Storni no dudaron en colaborar con la revista publicaba en 1918 La paz futura, una anto-
Insurrexit entregando relatos y poemas inédi- logía de los pensadores revolucionarios de
tos. Algunos abrazaban la causa revolucio- esos días sobre la guerra y la revolución.
naria desde filosofías materialistas, mientras Una alteración tan grande de la vida y de la
que otros lo hacían desde un cristianismo so- conciencia como la que produjo la Revolu-
cial de corte antiliberal, un cierto misticismo ción rusa no podía sino poner a prueba las
tolstoiano, un orientalismo a la krishnamurti antiguas corrientes políticas. La década larga
o incluso desde la teosofía, como el cirujano que fue de 1917 a 1930 implicó una suerte
Lelio O. Zeno, el primer argentino en conocer de “barajar y dar de nuevo” de las ideologías,
el país de los soviets, o el espiritista Bernabé un crisol donde se combinaron y por un tiem-
Morera, que apoyó el “maximalismo” desde po se fundieron opciones que poco antes o
revistas “espiritualistas” como Nuevo Régi- poco después parecían antagónicas. No solo
men y Constancia. Guerrero y Carulla sino muchos de los expo-
Como en todo proceso de circulación inter- nentes de una ideología tan lejana y hostil a
nacional de ideas, los receptores locales la Revolución rusa como el nacionalismo de
leían los acontecimientos desde sus propios las décadas de 1930 y 1940 —Ramón Doll,
prismas y experiencias, proyectando en Ru- Ernesto Palacio, Manuel Gálvez, Carlos As-
sia sus propios deseos y esperanzas. Sobre trada, Saúl Taborda— serían impensables
todo antes de la estabilización ideológica del sin su entusiasmo juvenil y su posterior de-
“marxismo-leninismo” como ideología de Es- cepción con la experiencia soviética (solo
tado, nuestros anarquistas y sindicalistas re- Astrada volvería por sus fueros en la década
volucionarios podían leer el proceso soviético de 1950, recuperando desde el marxismo la
en términos consejistas: antes que un Estado experiencia soviética de 1917).
erigido bajo la tutela del Partido Bolchevique, En suma, es difícil encontrar escritores de la
vieron o quisieron ver el autogobierno de los generación argentina nacida en torno a 1900
consejos de obreros, soldados y campesinos, —la de Borges y Arlt, Scalabrini Ortiz y Libo-
lo que permitía que en las páginas de sus pe- rio Justo— que hayan sido capaces de sus-
riódicos y revistas se reconciliaran finalmente traerse, aunque fuera por un lustro, al influjo
en un abrazo Marx y Bakunin, Tolstói y Lenin, de esa luz de esperanza que, en los años

68
Grabado de Adolfo Bellocq, 1922. Incluido en el libro Historia de arrabal, de Manuel Gálvez.

de la “decadencia de Occidente”, llegaba fi- grupos trotskistas de los años treinta. Para
nalmente de Oriente. Eran aquellos, desde la mayor parte de los hombres y mujeres de
luego, los tiempos heroicos de la Revolución. la generación del 17, la revolución no había
Sin lugar a dudas, sobrevendrá, años des- cumplido sus promesas de redención huma-
pués, en los años treinta, el tiempo de las na. Al entusiasmo sucedió la decepción. El
decepciones y de las solicitaciones de otras giro conservador de un Borges o de un Gon-
ideologías. La Revolución rusa no escapó al zález Lanuza, la vuelta al catolicismo de un
destino de otras revoluciones y, como Satur- Nalé Roxlo o de un Gálvez, el nacionalismo
no, terminó por devorar a sus propios hijos. agresivo de Doll, de Palacio o de Carulla, no
Con los años, los anarcobolcheviques vol- son otra cosa que hijos del aquel amargo
verán al redil del anarquismo ortodoxo. Solo desengaño. Pero esa ya es otra historia.
algunos entusiastas de 1917 pasarán a las
filas del Partido Comunista o animarán los

69
70
E R A T U R A R U S A
E L A L I T
DERIVAS D
EN A R G E N T I N A
N V E R A CYTRy
1

POR L U C Í A
La literatura rusa llegó a la Argentina en los traducciones indirectas que venían de ver-
comienzos del siglo XX a través de varias siones italianas, francesas o alemanas, algu-
editoriales. Biblioteca de La Nación, el folle- nas de ellas reimpresiones de las ediciones
tín Los intelectuales de Editorial Tognolini, españolas. Entre la producción literaria rusa
la Editorial La Internacional en su colección y la lectura argentina, otras culturas y otras
de Documentos Revolucionarios y Editorial lenguas mediaban y dejaban su impronta
Alba, son algunas de las que más difundie- en el resultado final. Elementos no menores
ron las exóticas letras eslavas en esa época. como la forma y el léxico, se veían distorsio-
Sin embargo, ninguna se dedicó tan ex- nados de manera tal que la particularidad de
haustivamente a la literatura rusa como la las obras se perdía. La desaparición de la
Editorial Claridad. A través de la revista y
folletín Los Pensadores, primero, y la revis-
ta Claridad, después, la política editorial de
su director, Antonio Zamora, se basó en la
difusión de literatura con la finalidad de una
pedagogía de izquierda. La divulgación de
literatura revolucionaria y socialmente com-
prometida, a precios accesibles, consolidó
un proyecto editorial “militante” dirigido a las
clases populares.
La primera obra de literatura rusa que pu-
blicó Los Pensadores fue Cuentos de va-
gabundos de Máximo Gorki. En lo sucesi-
vo, la selección de obras rusas mostraría
un interés particular de la editorial por los
personajes marginales, que a su vez obra-
ron como inspiración para el desarrollo de
la izquierda literaria local (Los pobres de
Leónidas Barletta y Larvas y Tinieblas de
Elías Castelnuovo, por ejemplo).
Las primeras traducciones al español
de literatura rusa fueron, en su mayoría,

1
Investigadora de la Biblioteca Nacional.

71
ironía hacía de la literatura rusa una litera-
tura pesimista y melancólica, sin lugar para
el sentido del humor; y la simplificación de
estructuras sintácticas complejas aparecía
como un descuido intencional del estilo. Así
lo entendió, por ejemplo, el crítico socialis-
ta Alejandro Castiñeiras en su libro Máximo
Gorki, su vida y sus obras, publicado en
1919 por la Cooperativa Editorial Limitada.
Allí desdeña la importancia de conocer el
idioma y afirma que nada se pierde en las
traducciones, dado que los escritores rusos
son “grandes estilistas”. Este supuesto des-
dén por las formas también fue adjudicado

72
a los escritores de Boedo en el marco de la
polémica con el grupo de Florida.
Fue a partir de estas versiones, menos pro-
piamente rusas, menos irónicas y más trá-
gicas, que se construyó el realismo literario
de Argentina. El ejemplo que ofrecía la lite-
ratura rusa, leída a la luz de la Revolución,
fue clave para el desarrollo de una literatura
argentina políticamente vanguardista que
se atrevió a disputar los lugares canónicos
de “lo nacional” desde un sitio concreto: el
barrio de Boedo, localidad de trabajadores
e inmigrantes.

73
74
Revista Claridad, 27 de agosto de 1932.
Tanto las noticias de la Revolución de Fe- Europa parecía el escenario de las nuevas
brero como las de la Revolución de Octu- revoluciones bolcheviques, las huelgas e in-
bre fueron seguidas con sumo interés por surrecciones porteñas con las que se inau-
la prensa argentina y los grupos políticos. guraba el año 1919 insinuaban la posibilidad
La expulsión de los zares parecía anunciar de una expansión argentina. Junto a ello
el tardío ingreso de Rusia en el liberalismo aparecía una serie de agrupaciones y publi-
parlamentario, pero los sucesos de Octubre caciones que buscaban o bien evitar o bien
pronto desmintieron ese anuncio, pues se orientar el proceso revolucionario.
inauguraba un gobierno proletario, que poco Para reafirmar el miedo ante una revolu-
después se definía marxista. Como en otros ción bolchevique, la gran prensa difundía la
puntos del planeta, en Argentina el rápido noticia del desmantelamiento de un soviet
devenir de las revoluciones rusas despertó porteño encabezado por el obrero judío po-
fuerte temor entre las derechas y renovó el laco Pinie Wald. A lo que La Nación sumaba
entusiasmo revolucionario entre las izquier- la primera entrevista al único argentino que
das. Y con ello también inauguró una intensa hasta entonces había conversado con Lenin.
circulación de revistas, folletos y libros orien- El ministro plenipotenciario en Rusia, Gabriel
tados al debate doctrinario y político. Martínez Campos, había dejado su cargo en
En marzo de 1917 la masiva revista porte- noviembre de 1918 y a su llegada a Monte-
ña Caras y Caretas narraba los sucesos de video concedía una entrevista al diario. Ade-
febrero y emitía un saludo a la Rusia que más de detallar los acontecimientos rusos,
“ha nacido; una Rusia liberal, moderna, eu- insistía en una interpretación que tendría
ropea, en cuyo porvenir se ponen las más amplia vigencia en las derechas argentinas:
bellas esperanzas”. Meses después sus pá- tanto la insurrección de febrero como la de
ginas reemplazaban esas esperanzas por el octubre no serían la respuesta a la injusticia
repudio al caos que habrían instalado des- social, sino el resultado del misticismo del
de octubre los bolcheviques. Pero fue La pueblo eslavo, y el temor debía crecer por-
Nación, entonces el diario más importante de que Lenin, a diferencia de Kerensky, había
América Latina, el encargado de sistematizar logrado aprovecharse de ello.
el rechazo y temor de la gran prensa ante el Poco después, las derechas fundaban la Liga
alejamiento del liberalismo emprendido por Patriótica Argentina y la Asociación del Tra-
la revolución de los soviets. Si durante 1918 bajo, dos agrupaciones que contrarrestaron

1
Historiadora, investigadora y docente.

75
el conflicto social y las simpatías obreras ha-
cia los soviets tanto con folletos que difun-
dían un nacionalismo celoso del orden social
como con grupos de choque antihuelguistas.
Por su parte, el radicalismo presentaba al
parlamento un proyecto de legislación la-
boral que era saludado por el sindicalismo
revolucionario y reformulado por los diputa-
dos socialistas.
Tanto los socialistas como los anarquistas
cuestionaron la asimilación del bolchevismo
con el caos social. Para ello no solo des-
mintieron en sus publicaciones la existencia
de un soviet porteño y el carácter místico de
la Revolución rusa, sino que además fun-
daron nuevas publicaciones y colecciones
editoriales encargadas de difundir las noti-
cias sobre el bolchevismo e instalar distin-
tas interpretaciones que simpatizaban con
el proceso ruso.
Al interior del socialismo argentino se inició una vía revolucionaria, como la seguida con
un prolongado debate sobre el reemplazo éxito por los bolcheviques. Mientras el quin-
del gradualismo y el parlamentarismo por cenario socialista Documentos del Progreso
(1919-1921) se erigía como el principal di-
fusor y defensor del avance bolchevique, el
órgano oficial del Partido Socialista, La Van-
guardia, y los cuadernos quincenales Acción
Socialista (1919-1920), sobre todo a través
de la pluma del diputado Antonio de Toma-
so, se encargaron de sistematizar el saludo
que la militancia socialista debía formular a
Kerensky y las distancias hacia Lenin. Los
liberales también saludaron la Revolución
de Febrero, pero los argumentos eran muy
distintos. Según exponía de Tomaso en los
artículos que componen La Revolución Rusa
(1917) y La Internacional y la revolución
(1919) y confirmaba, entre otros, el folleto La
revolución rusa y la verdad del Maximalismo
de Nicolás Repetto, la Revolución de inicios
de 1917 no había iniciado una era liberal,
sino una posible transición gradual al socia-
lismo, interrumpida por los bolcheviques. Al
igual que para la socialdemocracia alemana,

76
Diario La Vanguardia, 19 de marzo de 1917.

77
para esos líderes socialistas la única vía para Socialista tuvo lugar en enero de 1921. Lue-
garantizar el éxito de una sociedad sin clases go de una votación muy pareja, se decidió
era la que venía desarrollando desde 1896 que el Partido, a diferencia de sus pares
el Partido Socialista Argentino, esto es, la uruguayo y francés, continuaría distanciado
educación del pueblo en el marxismo socia- de la Internacional. Entonces los terceristas
lista y la progresiva promulgación de leyes se sumaban al pequeño grupo que en enero
obreras. Así, el salto abrupto que proponían de 1918 había formado el Partido Socialista
los bolcheviques no solo estaba condenado Internacional y que intentaba ser reconocido
al fracaso, sino que además respondía a una por la III Internacional como la sección argen-
doctrina enfrentada con el socialismo. tina del Partido Comunista. El grupo editaba
Esta interpretación no convenció a un núme- el quincenario La Internacional y una serie de
ro importante de centros socialistas, que op- folletos doctrinarios en un sello homónimo.
taron por identificar la Revolución de Octubre Parte del material y del financiamiento era
con una reformulación de la doctrina socialis- provisto por los enviados de la Internacional
ta y una oportunidad emancipatoria histórica. que se encontraban en Buenos Aires, pero
Estos centros reclamaron al comité central hasta fines de 1922 ese material y financia-
la realización de un congreso extraordinario miento también era repartido entre los anar-
que decidiera la adhesión a las veintiún con- quistas que habían estrechado lazos con
diciones enviadas por la Internacional Comu- Moscú y, en competencia con los socialistas
nista y la conversión del partido en el Partido internacionalistas, pretendían la condición de
Comunista sección argentina. Sus voceros representantes locales de los bolcheviques.
más prestigiosos fueron el senador socialis- A diferencia de los socialistas, todas las frac-
ta Enrique del Valle Iberlucea —organizador ciones anarquistas saludaron las primeras
junto con Alicia Moreau del Ateneo Popular y noticias bolcheviques y su prensa más impor-
su órgano Humanidad Nueva (1910-1919)— tante, La Protesta, difundió numerosas notas
y el médico José Ingenieros, figura clave en que declaraban el apoyo libertario a los obre-
los inicios del socialismo argentino. Los nu- ros rusos que a través de los soviets cons-
merosos discursos y artículos que preparó truían una sociedad sin clases y sin Estado.
el primero fueron editados en 1934 bajo el Se tendía a proclamar una renovación del
título La Revolución rusa, mientras que los anarquismo a partir del éxito bolchevique y a
de Ingenieros ya circularon en 1921 como identificar a la Revolución “socialista” rusa y
Los tiempos nuevos y en 1925 como Las su comunismo marxista como el primer paso
fuerzas morales. A estos libros se sumaron hacia el anhelado comunismo anárquico.
los folletos de cuatro nuevas editoriales ar- En abril de 1919 esta interpretación tuvo su
gentinas que se reconocían socialistas y bol- órgano propio en el diario porteño Bandera
cheviques: Pax, ¡Adelante!, Documentos del Roja, pero también recibió sus primeras críti-
Progreso y Clamor. Además, estos socialis- cas locales. En efecto, poco después de que
tas fundaron las revistas La Hora, Germinal, se conoció la represión de los bolcheviques
Claridad, Documentos del Progreso y Bases, a los anarquistas y la pérdida de poder de
una “tribuna de la juventud” que se destaca los soviets, el escritor anarquista Teodoro
por ser la primera en vincular la Reforma Uni- Antillí pronunció una conferencia —editada
versitaria al bolchevismo. el mismo año como folleto bajo el título “Co-
El Congreso Extraordinario del Partido munismo y anarquía”— en la que precisaba

78
79
encontraba un canal sistemático de circula-
ción, pues era fundada la editorial Argonauta.
Por iniciativa del futuro filósofo peronista
Juan Luis Guerrero y del joven escritor
Diego Abad de Santillán, un grupo de afi-
nidad libertaria se vinculaba a Rudolf Roc-
ker, Luigi Fabbri, Pierre Ramus y a otros
teóricos del comunismo anárquico para
seleccionar, traducir y publicar las críticas
más esmeradas al bolchevismo. La circu-
lación de estas críticas convertía a los que
las defendían en “anarquistas puros” y a
los que apoyaban a los bolcheviques en
“anarcobolcheviques” o “camaleones”.
Estos anarquistas contaban con referentes
en el Consejo de la Federación Obrera Re-
gional Argentina del V Congreso (FORAV) y
en la breve Federación de Estudiantes Revo-
lucionarios. Luego de que en mayo de 1919
su órgano Bandera Roja fuera clausurado y
sus responsables Atilio Biondi, Hermenegildo
Rosales y Enrique García Thómas fueran en-
la oposición doctrinal entre bolchevismo y carcelados, encontraron un aliado en el diario
comunismo anárquico. Valiéndose de citas porteño La Montaña (financiado por el radical
de Kropotkine y del primer documento de la José Lencinas pero editado por referentes
Internacional Comunista, rebatía a los anar- anarquistas), al tiempo que fundaron nuevas
quistas argentinos que concedían que “de- revistas que conciliaban el anarquismo con
bemos pasar por un Estado socialdemócrata el bolchevismo. Entre ellas se destaca la cor-
transitorio, al cual debe dirigirse actualmente dobesa Mente, pues en sus tres números los
la Revolución; y que ante él debía declararse líderes de la Reforma Deodoro Roca, Car-
pasivo el anarquismo, o más aún, convertirse los Astrada y Saúl Taborda saludaron desde
en su apoyador activo”. Para Antillí y el grupo una definición libertaria a los bolcheviques y
que poco después fundaría los periódicos El los tiempos revolucionarios. Pero la propa-
Libertario (1920) y La Antorcha (1921-1932), ganda anarcobolchevique más sistemática
aquellos anarquistas —que continuarían y duradera la ofrecieron los treinta y seis
siendo la mayoría por un par de años— de- números del mensuario porteño Vía Libre,
bían entender que, con la decisión de con- aparecidos entre 1919 y 1922. Asimismo, la
servar el salario y dictar nuevas leyes, Rusia última apuesta importante fue la aparición de
había restringido de modo permanente la li- El Trabajo, un diario porteño —editado con
bertad. Es más, se trataría de una revolución algunas interrupciones entre septiembre de
vencida, pues Lenin y Trotsky se la habrían 1921 y abril de 1922— que contó con el fi-
arrebatado al pueblo para seguir la vieja “es- nanciamiento ruso y desató una fuerte polé-
cuela socialdemócrata” de Marx. mica entre los anarquistas conocida como el
Al año siguiente ese tipo de críticas “affaire internacional”.

80
Esa polémica y los informes rusos sugieren contar con una inserción en una organización
que los “trabajistas”, entre los que se encon- masiva pero no los desanimó en la unifica-
traban miembros del Consejo de la FORAV, ción del movimiento obrero. En busca de ello
tenían el apoyo de dos de los representantes fundaron junto con socialistas, sindicalistas y
que había enviado a la Argentina la III Inter- comunistas la Unión Sindical Argentina y su
nacional: el obrero ruso Mijail Komin-Alexan- órgano Bandera Proletaria (1922-1930).
drovsky y el inglés Maximilian Cohen, quien Expulsados los anarcobolcheviques de la
recorrió la región bajo los heterónimos de FORAV, la III Internacional aceptó que el
Henry Allen, Raminson, Abramson y Wat- Partido Socialista Internacional cambiara su
son Davis y consiguió que los anarcobol- nombre por el de Partido Comunista y se
cheviques fundaran el Partido Comunista erigiera en el único representante argentino.
Brasileño. Ambos les habrían facilitado a los Entre unos definidos comunistas, insistentes
trabajistas financiamiento bolchevique para en su reconocimiento, y unos revolucionarios
unificar al movimiento obrero argentino e anarquistas que ya no orientaban una cen-
inscribirlo en la Internacional Sindical Roja, tral obrera masiva, la elección era sencilla.
rama gremial que buscaba ejercer una coor- Es más, por entonces la Internacional dejó
dinación desde pautas menos centralistas de apostar por su consolidación latinoame-
que la Internacional Comunista. ricana desde México para intentarla desde
El congreso fundacional de esa Internacional Argentina. En las décadas siguientes Ghioldi
tuvo lugar en agosto de 1921. Allí viajaron y los comunistas argentinos centralizaron la
Américo Ghioldi, en representación del Par- propaganda y las decisiones del continente
tido Socialista Internacional, y el anarcobol- al tiempo que lograban una importante pre-
chevique, Tom Barker, por la FORAV. Enton- sencia en el movimiento obrero local.
ces eran cada vez más los anarquistas que A pesar de lo imaginado, Rusia lograba con-
veían en los bolcheviques a sus enemigos y solidar el comunismo en un solo país. Lue-
algunos pidieron que la FORAV expulsara a go de ser sofocadas las insurrecciones eu-
Sebastián Ferrer (el miembro del Consejo de ropeas, tanto el miedo como el entusiasmo
la FORAV que firmó la credencial de Barker) revolucionarios decrecían y se cristalizaban
y a los editores de El Trabajo. Desde La Pro- nuevas identidades políticas. Las diferen-
testa, Juan Luis Guerrero y otros anarquistas cias entre anarquistas, socialistas y comu-
denunciaron que el viaje de Barker y la línea nistas seguirían dando lugar a numerosos
editorial de El Trabajo buscaban subordinar folletos, revistas y libros, pero ahora ellos
el movimiento argentino al centralismo sovié- se definían a partir del apoyo o distancia a
tico. Los sindicatos anarquistas discutieron si una revolución que se asumía marxista y
ello era contrario a la doctrina y desde 1922 que en las próximas décadas mostraría su
aceptaron la interpretación antibolchevique poder, primero, contra el fascismo y, luego,
que había iniciado Antillí —y a la que enton- contra el liberalismo.
ces se sumaban las noticias de la sangrienta
represión a los anarquistas en Kronstadt—.
Los trabajistas y quienes seguían recono-
ciendo en Lenin y el proceso ruso una au-
téntica revolución fueron expulsados de la
FORAV y de La Protesta. Ello les impidió

81
82
Revista Claridad, 12 de octubre de 1927.
A R E V O L U C I Ó N
D E ( Y P A R A ) L
IM Á G E N E S
S A N D R E A DEVÉ
1

POR MAG A L Í

Al cumplirse dos años del estallido de la Re- producción gráfica que se vio suscitada por
volución rusa, y a propósito de una polémica una serie de interrogantes: ¿cómo incentivar
sobre la figura del crítico profesional de arte una revolución desde las artes?, ¿cómo ha-
como formador de conceptos, discursos y un cer un arte revolucionario?, ¿cómo lograr un
gusto medio, desde las páginas del diario La arte para las masas? A partir de estas pregun-
Montaña un grupo de artistas que firmaba tas, una tradición gráfica de protesta, ya exis-
como “los cinco” aseveraba: “Y nunca como tente por entonces, se amplificó y reelaboró
ahora tan difícil la tarea de juzgar, como aho- sus planteos temáticos, estéticos y políticos
ra, en que no hay escuelas, en que un in- tras la conmoción del estallido revoluciona-
menso soplo vivificador enriquece al arte, y rio y a lo largo del período de entreguerras.
en que este, desde la estepa al trópico, pone Una parte de los integrantes del grupo de “los
lo mejor de sí mismo al servicio de la cau- cinco” formularon algunas de las respuestas
sa de los desheredados. Nunca tan difícil y más originales. En algunos casos, como
equívoca la crítica como en el momento ac- el de Facio Hebequer y Abraham Vigo, es-
tual en que los viejos ídolos del mundo se tas derivaron en una gradual radicalización
derrumban, y en que los hombres tienen que estético-ideológica signada por los avatares
definirse en forma terminante. ¡Con la revo- de las lucha políticas a nivel local y el acer-
lución, o contra la revolución!”. camiento a una sensibilidad comunista, cuyo
Haciéndose eco del proceso revolucionario resultado se observa en la complejización de
iniciado en la Rusia de los soviets, los artis- una tradición gráfica de izquierda caracteri-
tas que se encontraban detrás de la firma zada por la denuncia y la insurrección como
de “los cinco” —José Arato, Adolfo Bellocq, dos caras de la misma moneda.
Guillermo Facio Hebequer, Agustín Rigane-
lli y Abraham Vigo— buscaban irrumpir en el Entre la denuncia y la insurrección
campo artístico nacional pronunciándose a Por intermedio del escritor Alfredo R. Bufano,
favor de los desheredados. Pero, más inte- Elías Castelnuovo llegó al estudio de Facio
resante aun, es que en esas líneas asoma Hebequer, a quien calificó con empatía como
la potencia transformadora que significaba un artista “de filiación ácrata”. Desde aquel
la Revolución de Octubre en su dimensión momento ambas figuras iniciaron una larga
cultural, y que provocó la polarización de po- amistad que, probablemente, haya funciona-
sicionamientos, profundizados a nivel local a do como el nexo entre “los cinco” y los es-
partir de la Semana Trágica de 1919, año que critores del grupo de Boedo, cuya actuación
coincide con la publicación de este escrito. conjunta se trasluce en las publicaciones de
En efecto, por esos años, varios artistas la editorial Claridad.
alineados en el universo de las izquierdas Con el propósito de ofrecer herramientas
iniciaron una línea de exploración en su político-culturales a los sectores con pocas

1
Historiadora, investigadora y docente.

83
posibilidades de insertarse en el sistema en la cual la composición de dos planos
educativo, esta editorial, fundada por el so- delimita y exalta una situación simultánea y
cialista Antonio Zamora, incorporó en sus antagónica: la vida balnearia de la aristocra-
publicaciones una gran cantidad de imáge- cia porteña bajo la mirada apesadumbrada
nes elaboradas, sobre todo, a partir de las de un linyera que, parado junto a su perro,
diferentes técnicas de impresión que ofrecía se ubica en los márgenes de la Playa Bristol
el grabado (aguafuerte, xilografía, litografía, (figura 1). En otros casos, en diálogo directo
linóleo, etc.). De esta manera, el grabado no con los cuentos publicados en Los Pensado-
solo se presentaba como un recurso eficaz res—y como una clara estrategia publicitaria
para atraer al lector, sino también como un para atraer al lector— Vigo ilustraba escenas
medio multiplicador a bajo costo de obras o personajes a modo de anticipo y en con-
gráficas que, situadas en determinados con- fluencia con la estética boedista. Ejemplo de
textos de producción, promovían una serie ello es la ilustración Larvas, que este artista
de mensajes políticos y debates estéticos. elaboró como adelanto del cuento homóni-
Para muchos artistas, con la Revolución rusa mo de Castelnuovo publicado en el mismo
había llegado la hora de visibilizar las injus- número. En consonancia con la descrip-
ticias, la desigualdad y la exclusión social ción de los personajes, Vigo retrata a los
como un paso previo a la sublevación allen- dos niños desclasados que protagonizan el
de las fronteras soviéticas. Esa búsqueda cuento. Por medio del uso de sombras y to-
de visibilizar para transformar encontró en la nos grises, el artista logra una expresividad
confluencia de los discursos visuales y tex- que se fusiona con la deshumanización,
tuales una de las herramientas más eficaces
para atraer, conmover y movilizar al lector.
A diferencia de la primera etapa de Los Pen-
sadores. Publicación semanal de obras se-
lectas (1922-1924), en la cual la mayoría de
los grabados estaban destinados a ilustrar
los retratos de los autores que formaban par-
te de la colección (Émile Zola, Máximo Gorki,
Henri Barbusse, Elisée Reclus, Vladimir
Lenin y León Tolstói fueron algunos de los
tantos), en su segunda etapa, cuando Los
Pensadores modificó su propuesta e incor-
poró el subtítulo Revista de selección ilustra-
da, arte, crítica y literatura. Suplemento de
Editorial Claridad (1924-1926), varias de sus
portadas buscaron causar un alto impacto
visual a través de una estética realista y mi-
litante, acorde con la propuesta literaria del
grupo de Boedo.
La mayoría de las tapas fueron realizadas
por Fasine, seudónimo de Abraham Vigo,
quien denunciaba la desigualdad social por
medio de diferentes estrategias visuales. En
algunos casos, este artista propuso un juego
de contrastes, como se observa en la por- Figura 1.
tada titulada Aquí está prohibido bañarnos,

84
le merecían las estampas de Facio Hebequer,
la operación de Castelnuovo consistía en
dejar sentada las coincidencias temáticas y
estéticas entre su literatura y la obra gráfica
de este artista frente al lanzamiento de su se-
gundo libro: Malditos. Preparada para la co-
lección Los Nuevos de la editorial Claridad,
dirigida por el mismo Castelnuovo, esta obra
incluía ilustraciones a cargo de Facio Hebe-
quer, como fue anticipado en Los Pensado-
res con la publicación de las aguafuertes del
artista y la reproducción de la portada del
nuevo libro (figura 3).
El mismo recurso sería utilizado por Leónidas
Barletta, pues, antes de publicar Los pobres
para la misma colección, también destinaría
una nota a su ilustrador José Arato, a quien
denominaría, en este caso, “el pintor de la
miseria” (figura 4). Con una caracterización
muy parecida a la que Castelnuovo había he-
cho de Facio Hebequer, Barletta exaltaba la
evidente intención social que atravesaba la
obra de Arato, lejana de un arte concebido
Figura 2. como placer, “que solo disfruta una minoría

producto de la exclusión social, planteada


por Castelnuovo (figura 2).
El lugar destacado que ocuparon las imá-
genes gráficas no se agotó en las portadas
de esta revista. Al año siguiente de cono-
cer a Facio Hebequer, Castelnuovo le de-
dicó un artículo en el que lo definió como
“un pintor gorkiano” (Los Pensadores, nro.
101, 9/12/1924). Al trazar un paralelismo y
plantear una suerte de transposición entre
la literatura rusa y la obra visual de Facio
Hebequer, Castelnuovo expresaba su ad-
miración hacia este artista local que, al igual
que Máximo Gorki, lograba una estética rea-
lista—encarnada en los atorrantes, las pros-
titutas, los harapientos y los mendigos—,
gracias al contacto directo que mantenía con
el pueblo. Para Castelnuovo, la pintura de
Facio Hebequer se apoderaba del lector y
producía una impresión igualmente descon-
soladora. Pero sus apreciaciones iban más Figura 3.
allá. Además de enfatizar la admiración que

85
textuales fueron muchas veces criticados
por su carácter pesimista sin considerar que,
para estos artistas y escritores, el pesimismo
era una condición previa a la sublevación:
había que estrujar al lector para incitar la
insurrección y soñar, así, con la revolución.
Esa utopía revolucionaria se intensificó en
la nueva revista lanzada por la editorial de
Zamora: Claridad. Tribuna del Pensamiento
Izquierdista. Esta publicación, derivada del
proyecto anterior (Los Pensadores), anun-
ció en su primer número la necesidad de
estar más cerca de las luchas sociales; un
mensaje que se potenciaba con la ilustra-
ción seleccionada para su portada, en donde
una antorcha sostenida por un brazo rígido
irradiaba un destello de rayos como símbolo
de redención política, social y cultural (figu-
ra 5). Asimismo, esa antorcha que aparece
como una guía hacia la emancipación social
podría complementarse con otra tapa de alto
Figura 4.

pervertida, mientras los más son vejados


y explotados” (Los Pensadores, nro. 102,
23/12/1924).
En ambos libros, la pluma y las estampas
de las duplas Castelnuovo-Facio Hebequer
y Barletta-Arato dialogan, se complementan
y potencian como alianzas estratégicas cen-
tradas, por un lado, en concepciones esté-
tico-ideológicas compartidas que buscan la
denuncia sistemática de la desigualdad so-
cial y, por el otro, en una experimentación for-
mal que tensiona las convenciones realistas,
ya sea por el exceso de las descripciones de
los personajes y situaciones o por el expre-
sionismo que portan las ilustraciones. Como
un modo específico de intervención política e
intelectual, y con el propósito de sentar una
nueva posición al servicio de la causa de los
desheredados, estos artistas nucleados en el
grupo de Boedo propiciaron un “arte para el
pueblo”, distanciado tanto de los represen-
tantes del “arte nacional” como de los del
“arte de vanguardia”.
Esos gestos de denuncias visuales y Figura 5.

86
impacto visual, en la que, con una estética
distinta, próxima al cubofuturismo, Abraham
Vigo hace brotar entre una estructura de edi-
ficios yuxtapuestos un grito de barricada que
bien podría ser un gesto de resistencia o un
llamado a la lucha y a la libertad. Un gesto
político que se exacerbaría frente al nuevo
contexto abierto en la década de 1930.

La revolución en la gráfica
Hacia fines de la década de 1930, frente al
escenario abierto por el impacto de la crisis
económica de 1929 y las consecuencias del
golpe cívico militar del 6 de septiembre de
1930, ciertos sectores de izquierda soste-
nían que el capitalismo había entrado en un
colapso terminal al tiempo que observaban
a la Rusia de los soviets como el modelo a
seguir. A ello se sumaba el avance de los fas-
cismos y la amenaza, real o imaginada, de la
emergencia de un “fascismo criollo”. En este
contexto, para muchos intelectuales, escri-
tores y artistas atraídos por una sensibilidad

Figura 7.

comunista, no solo era un deber repudiar la


neutralidad intelectual sino que también era
imprescindible asumir un compromiso con la
causa revolucionaria soviética, pues allí la
cultura estaba al servicio del pueblo.
Estos posicionamientos, que se vieron re-
flejados en un vasto conjunto de revistas
culturales, fueron acompañados por una
prolífica producción de grabados, técnica
que se había erigido como la mejor alterna-
tiva para intervenir en la arena política. En
su manifiesto “Incitación al grabado” (1933),
publicado en la revista marxista Actualidad
artística-económica-social, Facio Hebequer
afirmaba que el grabado era el refugio per-
petuo de los artistas rebeldes, era una sali-
da hacia la libertad y el anticipo de la pintura
mural. Para este artista, era la forma más
apropiada para la plástica de masas porque:
“La voz del grabado es hoy una voz que llega
Figura 6.
a todos los rincones del mundo. La facilidad

87
de su reproducción, que la técnica moderna entre tantísimas otras, para advertir la gran
ha perfeccionado maravillosamente, facilita circulación de la obra de aquellos artistas (y
la multiplicación fantástica de la estampa, otros), que contribuyeron a la consolidación
conservando lo mismo su nobleza artística de un repertorio iconográfico combativo en
y espiritual”. el ámbito local. Muchas de estas imágenes
Estas convicciones acerca de las cualidades de barricada, de protesta y de rebelión en
del grabado eran reforzadas por Facio Hebe- pos de la revolución eran tomadas, con o sin
quer a partir del trazado de una genealogía permiso, de publicaciones europeas como
de grabadores europeos que se constituían Monde. Hebdomadaire d’information littéra-
como citas de autoridad. Entre los contempo- ire, artistique, scientifique, économique et
ráneos aparecen los nombres de Ernst Bar- sociale. Sin excluir a la denuncia como paso
lach, Käthe Kollwitz, George Grosz y Frans previo a la sublevación, se produjo en estos
Masereel, quienes, sin dudas, fueron una im- años una radicalización estética e ideológi-
portante influencia para la producción gráfica ca en varios artistas del campo local que re-
de muchos artistas locales. Basta con reco- dundó en un desplazamiento hacia temas y
rrer algunas publicaciones como Actualidad; símbolos revolucionarios representados en
La Protesta. Suplemento Quincenal (figura marchas, combates, banderas y puños alza-
6); Nervio. Crítica, Artes y Letras; Contra. La dos (figura 8).
revista de los franco-tiradores; Brújula e Iz- La revista anarquista Nervio condensa
quierda. Crítica y Acción Socialista (figura 7), esta retroalimentación entre las imágenes

Figuras 8.

88
Figura 9.

europeas y las producciones locales. Allí se fue tema de debate. En las páginas de Nervio,
reprodujeron obras de artistas europeos como Facio Hebequer fue reivindicado por su
Dirk Kerst Koopmans, Frans Masereel, Käthe compromiso y celebrado, sobre todo, como
Kollwitz, George Grosz, Albert Daenens y del el autor de la serie de grabados Tu historia,
medio local fueron frecuentes las colabora- compañero (figura 9), que, según Pichón
ciones de Facio Hebequer, Víctor Rebuffo, Rivière, era susceptible de ser comparada
Demetrio Urruchúa, Pompeyo Audivert, Emi- con la obra del artista belga Frans Masereel
lio Mas, José Planas Casas y el artista exilia- 25 imágenes de la pasión de un hombre (fi-
do Clément Moreau, entre otros. La imagen gura 10). Si bien el álbum de litografías ha-
gráfica, acompañada de notas que debatían bía sido preparado para ser lanzado el 1°
sobre los cruces entre el arte y la política, el de mayo de 1933 en una edición popular
arte y la revolución, ocupó un lugar destaca- publicada por los Cuadernos de la Unión de
do en las páginas de esta revista. Plásticos Proletarios, distribuido luego por
El papel y la función social del artista también Actualidad y Soviet, primero fue anticipado,

89
en dos entregas, en Nervio. Así, la revista los tormentos sufridos por los trabajadores
acompañaba la lucha de clases más allá de y sus familias, y genera una sensación que
las diferencias que podía poseer con otras oscila entre la piedad y el espanto, aunque
familias políticas de la izquierda argentina, su propósito era denunciar una situación de
pues en esta obra de Facio Hebequer se opresión causada por el antagonismo de cla-
evidencia la radicalización estético-ideoló- ses e incitar a la acción por medio de con-
gica transitada por el artista, vinculada con signas provenientes del programa marxista.
una sensibilidad comunista. En efecto, la séptima litografía de la serie
En las primeras estampas, Facio Hebequer se complementa con la incorporación de la
se detiene en la descripción de las condi- célebre proclama del Manifiesto comunista:
ciones de vida de una familia obrera y sus “Trabajadores del mundo, uníos”. Este llama-
padecimientos apelando a una estética pe- do a la lucha es potenciado en las próximas
simista característica de los años veinte y tri- estampas, en las cuales entre frases como
butaria del expresionismo de Käthe Kollwitz. “¡revolución o muerte!” se cruza el grito de
De esta manera, el artista deja al descubierto un obrero con su puño alzado y un colectivo

Figura 10.

90
Figura 11.

de hombres que avanza “hacia la conquista Friedrich Engels, Eric Hobsbawm señalaba
del mundo”, pues, como sostiene Facio He- que “el Manifiesto Comunista como retórica
bequer en una de las últimas imágenes, “por política tiene una fuerza casi bíblica” dada su
sobre las ruinas del capitalismo, el proletaria- irresistible potencia literaria. En este sentido,
do, finalmente, echará los cimientos de una podría añadirse que, llevada al plano visual,
nueva sociedad, sin clases…”. esa retórica revolucionaria se amplifica redo-
Estas litografías de carácter más comba- blando aquella fuerza. Tu historia, compañe-
tivo alcanzaron una gran circulación en las ro se constituye así como un ejemplo con-
publicaciones de izquierda (figura 11) y con- creto de las búsquedas y exploraciones por
tribuyeron, de este modo, tanto a la repre- articular arte y revolución surgidas a partir
sentación de Facio Hebequer como referente de las resonancias de la Rusia de los so-
de la militancia artística y política como a la viets en Argentina.
construcción de un repertorio iconográfico de
izquierda. Hace algunos años, en el estudio
introductorio al célebre libro de Karl Marx y

91
Presidente de la Nación
Mauricio Macri

Ministro de Cultura
Pablo Avelluto

Director de la Biblioteca Nacional


Alberto Manguel

Subdirectora de la Biblioteca Nacional


Elsa Barber

Directora General de Coordinación Bibliotecológica


Elsa Rapetti

Director General de Coordinación Administrativa


Marcos Padilla

Director General de Acción Cultural


Ezequiel Martínez

Coordinación de la muestra: Javier Planas, Florencia Ubertalli. Equipo de investigación: Nicolás


Reydó, Lucía Cytryn, Lautaro Bianchi, Verónica Gallardo. Diseño: Maia Kujnitzky. Fotografía: Silvana
Truant, Daniela Carreira. Retoque de imagen: Máximo Fiori. Montaje: Christian Torres, Susana Fitere,
Solange Porto, Úrsula Aníbal. Producción: Martín Blanco, Pamela Miceli, Juliana Vegas. Edición: Área
de Publicaciones. Dirección de Gestión y Políticas Culturales: Natalia Garnero.

Asesoramiento y colaboración de CeDInCI (Centro de Documentación e Investigación de la


Cultura de Izquierda): Horacio Tarcus, Eugenia Sik, Natalia Bustelo, Magalí Andrea Devés.

Textos: Claudio Ingerflom, Georges Didi-Huberman, Borís Akunin, Omar Lobos, Alejandro González,
Augusto Piemonte, Florencia Ubertalli, Luis Alberto Romero, Horacio Tarcus, Lucía Cytryn, Natalia
Bustelo, Magalí Andrea Devés.

Traducción: Patricia Castro (texto de Georges Didi-Huberman) y Omar Lobos (texto de Borís Akunin).

Áreas de la Biblioteca Nacional que intervinieron en la muestra y el catálogo: Dirección de


investigaciones, Diseño Gráfico, Publicaciones, Dirección de Gestión y Políticas Culturales, Exposiciones
y Visitas Guiadas, Archivos, Hemeroteca, Libros, Montaje, Preservación, Prensa y Comunicación,
Producción, Relaciones Públicas, Sonido e Iluminación, Infraestructura y Servicios.

Agradecimientos: Carlos Brega, Abel Alexander, Adel Fauzetdinova, Lucio Mafud.

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