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Herencia castellana en nuestra lengua.

Desde principios de la conquista, los invasores castellanos intentaron implantar su


cultura mediante actos que rondaban en lo despiadado, es así, como con horror
podemos imaginar a estos hombres con yelmos relucientes leyendo el
requerimiento, ante la mirada desentendida e incrédula de los nativos, quienes
paso a paso comprendieron que mediante la pólvora, sus culturas se vieron
mermadas a tal punto que las generaciones venideras olvidarían su lengua, su
cultura y aborrecerían su propia raza en pos de un falso ideal de desarrollo.

Desde la conquista de las Antillas, los españoles bajaron por nuestra América,
estableciendo su virreinato en la mutilada Cusco, donde luego de implantar el
Castellano, proscribieron el Quechua, sepultando la rica civilización Inca, que
entre látigos y escarmientos vio como su esperanza de una unidad tras la caída
del Atahualpa se desvaneció.

El idioma fue parte fundamental, ya que el castellano era símbolo de unidad en


España, pues esta había sido unificada recientemente, y el Castellano Leonés era
evidencia de la unidad de los reinos españoles consolidados como nación con la
unión de los reyes católicos. La conquista de América fue símbolo de la gloria y
esplendor de esta España que se unió para contrarrestar las influencias
musulmanas en la península Ibérica y conquistar a todo un continente y hacerlo
hablante de una sola lengua. Siendo el Quechua, Aymara, Mapudungún, Guaraní
y otras lenguas casi completamente erradicadas por nuestra herencia hispana.

El Quechua hablado en los actuales Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina y Chile, fue
erradicado casi por completo y reemplazado por el castellano leonés, siendo el
Quechua un idioma hablado solo por las tribus nativas diseminadas en lo recóndito
de los territorios, lejos de las grandes urbes, donde la raza blanca europea había
sentado sus bases. Sin embargo, el quechua sobrevivió inmerso en la lengua del
invasor, donde aún es sencillo encontrar palabras como “Cancha” “Morocho”
“Huaso”.

Lo mismo ocurrió en Chile, siendo a nuestro un caso sui generis de la conquista


Hispana, pues el aislamiento geográfico hizo que desde temprano se desarrollase
en la capitanía de Chile una condición marginal, por ser un territorio de clima
adverso, indios hostiles y pocos recursos, al cual las élites no destinaban mayores
empeños, y se negaban a explorar. Con todo, los únicos dispuestos a emprender
suerte en la incipiente conquista chilena, fueron andaluces, aquellos habitantes de
la España sureña a menudo discriminados por los Españoles de las regiones más
norteñas, siendo el andaluz una variación burda de la lengua castellana más
conservadora. Así, la fonética y el léxico chileno se vieron tocadas por la
degeneración lingüística traída del viejo mundo, además de la resistencia cultural
llevada a cabo por los pueblos Mapuches, incluyendo en nuestro idioma diversas
palabras en mapudungun que en nuestro dialecto chileno no es difícil encontrar,
palabras como “Laucha” “Pichintún” y “Guarén” se incorporaron cotidiano de
nuestras conversaciones.

(Estudiante peruano de la sierra, en cuyo establecimiento educacional se imparten


clases en castellano)
(Estudiante chileno de la zona sur, hispanohablante)

Es así como nuestras lenguas prehispánicas han complementado al español y le


han dotado de regionalismos producto de nuestros diversos pueblos originarios,
pero teniendo al castellano como lengua madre, siendo esta, la herencia a nuestro
parecer más significativa legada por los invasores europeos, ya que ha sido de
incontable ayuda en el fortalecimiento de nuestra identidad latinoamericana.

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