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Inclusión política post-conflicto y sistemas de partidos: los casos del M-19

(Colombia), FML! (El Salvador) y ML!-T (Uruguay) en perspectiva comparada

-Conflict Resolution, Political Inclusion, and Party Systems: The Cases of Colombia (M-19),
El Salvador (FML%), and Uruguay (Tupamaros) in Compared Perspective-

Por José Alejandro Cepeda


joscep@yahoo.com
Bogotá/2009

Resumen

El presente documento es un análisis desde la especialidad de la ciencia política en la


investigación académica sobre conflictos, procesos de paz y sistemas de partidos en
América Latina, examinando tres experiencias de inclusión política de grupos por fuera
del marco institucional en la región: El Salvador, FML; Colombia, M-19; Uruguay,
ML-Tupamaros. Estas experiencias comparten el hecho de ser resultado de una misma
era de agitación y reconciliación de tres casos, que de fungir como guerrillas pasaron a
ejercer paulatinamente la vida política partidista con resultados disímiles para los
sistemas de partidos y la democracia que aquí se comparan.

Tema

El tema central es la influencia de los procesos de inclusión política1 como partidos


políticos de estos antiguos grupos armados de carácter revolucionario sobre la
configuración del sistema de partidos en los tres países. Distinguiendo el tipo de
estrategias seguidas para acomodarse a la vida política y el grado de integración
alcanzada, considerando el contexto histórico y político particular de sus sociedades, se
centra en el desarrollo de la vida democrática partidista –es decir la etapa política post-
conflicto- desde finales de las décadas de 1980 y comienzos de la de 1990 de los casos
elegidos: el Movimiento 19 de Abril en Colombia (1990/91), el Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional en El Salvador (1992) y el Movimiento de Liberación
Nacional - Tupamaros en Uruguay2 (1989).

Estos grupos han llegado a ser considerados entre los actores políticos más importantes
en tiempos recientes de sus naciones; por ejemplo el M-19 liderando el movimiento
insurgente con mayor apoyo a nivel urbano logrado por guerrilla alguna en Colombia, y
tras su ingreso a la vida política legal siendo protagonista del proceso constitucional de
1991. Por su parte el FMLN, luego de participar en una cruenta guerra civil en la década
de 1980 que dejó cerca de 75.000 muertos, pasó a ser desde 1992 uno de los dos
partidos políticos más importantes de El Salvador, transformando el panorama político
de una revolución truncada a un acuerdo de paz y el reto de construir una transición a la

1
El concepto de inclusión de actores en la esfera pública deliberativa, que aborda la arena política, se
extrae del filósofo alemán Jürgen Habermas quien considera importante la incorporación de fracciones
sociales a los procesos de formación de intereses y transformación política dentro de un contexto
democrático (Habermas: 1996).
2
En adelante se referirán estos grupos principalmente por medio de sus siglas cuyos significados son: (M-
19) Movimiento 19-de Abril; (FMLN) Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional; (MLN-T):
Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros.
democracia. Por último el MLN-Tupamaros uruguayos, que de haber sido uno de los
grupos rebeldes de izquierda armada con mayor tradición en el continente vivió un
acercamiento a la vida política partidista para, después de una dura represión en tiempos
de dictadura, llegar a ser parte vital de una de las principales coaliciones que han
gobernado su país desde 1990 dentro del denominado Frente Amplio.

Problemática

Se propone analizar, estableciendo una relación causal, comparativamente los efectos


generados de los procesos de paz e inclusión política de las antiguas guerrillas como
partidos políticos en los sistemas de partidos de los casos, examinando aspectos
cuantitativos y cualitativos, el tipo de estrategia de inclusión política, el funcionamiento
partidista y el mantenimiento en el tiempo de cada experiencia.

Operacionalización

Variable Independiente: Variable Dependiente:


I!CLUSIO! POLÍTICA DESARROLLO
Antiguos grupos
armados como Sistema de Partidos*
partidos políticos *

El Salvador: FML!
Colombia: M-19
Uruguay: ML!-T

Estrategias de Paz / Funciones de los Partidos/


Inclusión Política Typología Sistema de Partidos
*von Beyme-Bendel/Sartori

C O ! T E X TO

Doméstico / Regional / Internacional


jac/2009

Justificación

Se hace relevante considerar que el proceso de democratización en América Latina


adelantado en las últimas décadas ha presentado, dentro de los sucesos de transición
política y desarrollo democrático, no solo cambios en las formas de gobierno o la
búsqueda de marcos favorables para la democracia y el desarrollo socio-económico,
sino la puesta a punto de procesos de paz con antiguos grupos guerrilleros afectando la
configuración de los sistemas de partidos y el grado de apertura del sistema
representativo. Los casos expuestos se consideran de importancia para entender desde
una perspectiva académica el devenir político de tres países latinoamericanos y el
comportamiento doméstico y regional.

Contexto general

Se asume que los procesos de integración política realizados en Colombia, El Salvador


y Uruguay responden a una lógica de modificación de las condiciones políticas internas
de estos países, así como del marco internacional que coincidía con el final de la Guerra
Fría (1945-1991) y sus consecuencias directas o indirectas en la región3. Esto permitió
que grupos guerrilleros, con amplia experiencia en la izquierda revolucionaria y una
participación en el desarrollo de la violencia y el conflicto, hayan podido pactar una
integración a la vida política como partidos políticos adoptando ciertas estrategias y
logrando ciertos resultados; en algunos aspectos coincidentes, en otros disímiles, desde
la construcción de una denominada izquierda institucional o democrática.

Hipótesis

Se plantea que dependiendo del tipo de estrategia de integración política seguida por los
grupos, acorde al contexto de cada país, se produce determinado cambio en el sistema
de partidos condicionado por su grado de éxito y mantenimiento en el tiempo. Dicho
éxito, además del nivel de coalición o autonomía partidista alcanzada, depende de la
continuidad de una nueva identidad política de izquierda que logre trascender la
experiencia armada (ilegal) a la partidista (legal), desarrollando una coherencia interna
que supere los condicionamientos exteriores de la fase inicial de un proceso de paz e
integración a uno de normal competitividad.

Estado del arte

Existen distintos estudios sobre conflictos y procesos de paz en América Latina,


profundizando en su dinámica y origen (Walkman: 1992; Salamanca: 2006) o en su
resolución (Sanín: 1997; Fisas: 2004). Otros abordan los sistemas de partidos de la
región sin examinar necesariamente a fondo los caminos propios que han llevado a su
configuración (Alcántara: 2001), o se extienden sobre la relación entre pacificación y
democratización de manera general como es frecuente en torno a Centroamérica
(Schultze-Kraft: 2005). Los casos del FMLN, M-19 y MLN-T han tendido a estudiarse
por separado recomponiendo sus evoluciones históricas, siendo menores los análisis
comparados concentrados en el funcionamiento como partidos desde una perspectiva
particular que viene del transito de una participación política extralegal a una legal
Algunos afirman, paradójicamente, que a la vez que se estudiaron los partidos en años
recientes hubo cierto desprecio hacia ellos debido al interés por otras formas de

3
Este comportamiento ha sido abordado dentro de los procesos de transición política hacia la democracia
por reconocidos autores como Samuel Huntington en su obra The Third Wave: Democratization in the
Late Twentieth Century, donde describe la experiencia de más de 60 países desde 1974 (Huntington:
1991).
participación y representación. Esta tendencia se ha revertido debido a que los partidos
nuevamente han vuelto a ser focos de interés (Gutiérrez: 2007, 14).

Por otra parte, hay investigaciones que se han concentrado en examinar específicamente
la evolución de los sistemas de partidos en países de la región donde han existido
contextos de crisis y violencia (Bendel: 1996; Krennerich: 1995). Estos trabajos invitan
a profundizar una perspectiva comparada necesaria, que permita contrastar las variables
y su peso específico para la comprobación teórica según los casos desde una
metodología correcta para la ciencia política (Nohlen: 1998, 35). Se hace conveniente
estudiar las estructuras partidistas y los sistemas de partidos no solo comparativamente,
sino de acuerdo a sus contextos (Von Beyme: 1984, Sartori: 1994, Nohlen: 2007, 233).

Conceptos

Se asume que bajo el concepto de Conflicto y Guerra Antirégimen podemos entender


toda situación en que de dos o más posiciones contrapuestas se revierte en un “tipo de
guerra en el que se lucha por el derrocamiento del gobierno, la transformación del
sistema político o del modelo social imperante”4 (Akuf: 2008). Bajo Sistema de
partidos el sistema de relación de carácter más o menos permanente que entablan los
partidos políticos de una unidad determinada donde “se pretende entender la estructura
del conjunto de partidos políticos al interior de un Estado” (Nohlen 2000: 65).

Participación legal vs. ilegal, refiere a la discriminación entre el reconocimiento de los


derechos participativos básicos ciudadanos en las democracias liberales para promover
intereses políticos, de manera directa o indirecta a través de canales legítimos: “La
participación política es aquel conjunto de actos y de actitudes dirigidos a influir de
manera más o menos directa y más o menos legal sobre las decisiones de los
detentadores del poder” (Pasquino: 1986: 180), por lo cual son destacables formas de
participación reconocidas, no reconocidas pero aceptables, y no reconocidas que
desafían la legalidad del sistema. El concepto de partido político referido, es una de las
formas tradicionales de participación democrática legal: unidades sociológicas que
canalizan los intereses ciudadanos tendiendo puentes ante el Estado para transformarlos
en realizaciones políticas desde el ejercicio del poder. Para Schultze (2001: 350-351).
En oposición se considera a las Guerrillas5 como “grupos armados que aspiran a la
transformación del sistema político o la toma del poder mediante el uso de la fuerza
ilegal mediante tácticas irregulares de guerra” (Sinclair: 2000, 10).

Por último, bajo Proceso de paz se comprende “la consolidación de un esquema de


negociación…en el cual dos o más partes enfrentadas acuerdan discutir sus diferencias
en un marco concertado para encontrar una solución satisfactoria” (Fisas, 2007: 51).
Dichos procesos de paz pueden contribuir en lo que se entiende como Democratización,
es decir aquellos desarrollos políticos “bajo los cuales se entiende el proceso de
construcción o afianciamiento de la democracia” (Nohlen, 2001: 54).

4
Este concepto y el de Partido citados son traducción libre del autor del alemán al castellano.
5
Para un recuento histórico del término, véase Shmitt, Carl (1963): Theorie des Partisanen.
Zwischenbemerkung zum Begriff des Politischen (Teoría del partisano: acotación al concepto de lo
político), Duncker und Humblot, Berlin / Castellano: Instituto de Estudios Políticos Madrid, 1966.
Método

Se acude al método de análisis comparado desde una perspectiva histórica y empírica6


de los casos. Se entiende que “el método comparativo es el procedimiento de
comparación sitemática de objetos de estudio que, por lo general, es aplicado para
llegar a generalizaciones empíricas y a la comprobación de hipótesis. En la
metodología de las ciencias sociales, este método cuenta con una larga tradición.
Aunque también se emplea en otras disciplinas, se puede decir que es especialmente
propio de la ciencia política” (Nohlen: 2007, 35).

La comparación del trabajo se sustenta en el criterio de coincidencia temporal y espacial


regional en la existencia de conflictos políticos armados que dieron relevo a procesos de
paz e inclusión política entre finales de las décadas de 1980 y 1990, transformándose en
partidos políticos y aportando, con mayor o menor resultado, al desarrollo democrático.
Se analizan diferencias y similitudes, desde el punto de vista de las estrategias de
inclusión y resultados ofrecidos, para comprobar o refutar la hipótesis planteada.

Variables

Las variables pueden ser intervinientes, es decir, aunque se marca una relación general
en torno a la problemática central del tipo variables independiente y dependiente, se
pueden contener efectos recíprocos o circulares. Igualmente se da importancia a los
contextos generales -regionales e internacionales- y a los domésticos particulares. Se
toma por variable independiente la inclusión política de los grupos armados como
partidos políticos, y como variable dependiente, el desarrollo del sistema de partidos.
En su contexto se asumen las siguientes variables: A. Tipo de conflicto/proceso de paz;
B. Estrategia partidista de inserción, entendibles como integración, partido nuevo o
multicoalición; C. Contexto Regional/Internacional; D. Comportamiento ideológico y
polarización; E. Desempeño partidista.

Fundamento teórico

Se considera el cumplimiento central de las funciones de los partidos políticos y el


desarrollo del sistema de partidos desde una perspectiva particular para el caso
latinoamericano. En el primer caso se incluyen funciones clásicas que van desde la
articulación y agregación de intereses sociales a la formación de metas (ideológicas y
programáticas), la mobilización, la socialización política y electoral ciudadana, la
formación de elites políticas y la participación en la composición del gobierno (Von
Beyme: 1982). En cuanto al desarrollo del sistema de partidos se recurre a una tipología
para Latinoamérica basada en los lineamientos general de Giovani Sartori
(Bendel:1996). Destaca por tomar en cuenta el contexto regional caracterizado por el
sistema presidencial como forma de gobierno, por lo cual considera criterios
cuantitativos y cualitativos, así como la categoría de semicompetitividad, junto a la de
no competitividad y competitividad del sistema.

6
La perspectiva histórico-empírica en torno al método comparado se puede entender como el análisis de
relaciones entre variables de manera comparativa guardando la precaución de examinar los elementos
particulares de contexto de los casos. Para mayor información, véase: Ortiz (2004).
Caso 1 : El Salvador (FML!)

Desarrollo/ Sistema Político

El país centroamericano presenta un panorama histórico durante largo tiempo


desfavorable para el asentamiento de la democracia liberal, donde tras su independencia
de la monarquía española en 1821 el sistema político se ha debatido entre los intentos de
instaurar una verdadera república frente a fuerzas representantes de la oligarquía
hacendataria concentradora del poder. Siendo el país más pequeño de la región casi no
hay reducto territorial donde no se sientan los efectos del curso político.

Los intentos de forjar una oposición frente al autoritarismo a lo largo del siglo XX se
neutralizaron por la manipulación compartida entre poder político y militares en
prácticas de fraude electoral, haciendo que el país forjara dos polos principales: uno en
torno a la defensa del régimen autoritario en favor de los intereses de los Estados
Unidos -contando con su ayuda económica y militar-, y el segundo teniendo como meta
concretar un proceso de cambio revolucionario de inspiración marxista. Un lamentable
ejemplo de la violencia estatal producida fue La Matanza, en la cual como reacción a
que líderes del Partido Comunista como Farabundo Martí y Miguel Mármol movilizaran
campesinos y mestizos en tiempos del golpe militar de 1931 (Maximiliano Hernández
1931-1944) intentando sembrar una semilla revolucionara, cerca de 25.000 personas
fueron asesinadas, encarceladas o exiliadas. Aunque en 1948 se llevó a cabo una serie
de reformas liberales progresistas, el carácter pretoriano del gobierno se mantuvo desde
1932 hasta la década de 1980 (Alcántara, 2003d: 132-136), cuando la confrontación
social desembocó en una guerra antirégimen y un intento por mantener el status quo
pro-norteamericano dejando cerca de 75.000 muertos. Para esta época en medio del
conflicto dos actores políticos, la Democracia Cristiana en busca de un reformismo
democrático y el grupo revolucionario Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional
(FMLN) se hicieron las dos cabezas visibles de una confrontación que en la actualidad
sigue modelando el bipartidismo ideológico nuclear de la política salvadoreña.

El marco político sobreviviente a esta guerra civil en la última década de la Guerra Fría
es el funcionamiento de un sistema presidencialista con preponderancia del ejecutivo y
un parlamento unicameralista. Curiosamente desde los años ochenta hubo esfuerzos por
mejorar técnicamente los comicios electorales hasta permitir el relevo presidencial y
despejar el camino para un escenario de paz concretado en 1992. Tras él, la derecha se
fortaleció desde los años noventa, pero con la novedosa incorporación de la izquierda al
panorama formal de la vida partidista y democrática, llegando ésta a la cabeza del poder
ejecutivo recientemente en 2009 tras un proceso de 17 años de persistencia.

Transición/ Proceso de Paz / Inclusión política

Un proceso de paz comprende la puesta a punto de un esquema de negociación en cual


las partes acuerdan discutir sus diferencias concertadamente para encontrar solución
satisfactoria a sus diferencias (Fisas, 2007:51). Para llegar a este punto el desarrollo de
los conflictos y su resolución implican procesos cíclicos, que en el caso de El Salvador
se pueden rastrear en el momento en que el sistema autoritario, interna y externamente,
comienza a buscar salidas de su propia dinámica conflictiva abriendo las puertas para
una transición a la democracia que aunque no fue fácil se logró.
El hecho que marca el inicio de la transición política salvadoreña es la aparición, tras un
golpe de Estado el 15 de octubre de 1979, de una junta cívico-militar que intentó abrir
parcialmente la representación y contener el caos social, económico y político reinante.
En una época muy conflictiva no solo a nivel doméstico, sino regional, especialmente
por el advenimiento de la revolución sandinista en Nicaragua (1979), por lo cual los
Estados Unidos optaron por apoyar el proceso de contención revolucionaria interna y
dotar ayuda norteamericana con el fin de frenar la expansión guerrillera. Durante este
periodo, en 1981, nació una nueva coalición de sectores cercanos a la oligarquía
denominada Partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que entró a competir
desde la derecha con el centro representado por la Democracia Cristiana. Sin embargo
los esfuerzos por converger en una asamblea constituyente coincidieron con la
generalización de la guerra civil tras la respuesta de la creación del Frente Democrático
Revolucionario (FDR) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN), que llegaron a expandirse durante un tercio del territorio. Complicando más
complicada la situación en marzo de 1980 es asesinado por paramilitares cercanos al
mayor Roberto D´Aubisson el Monseñor Óscar Romero, quien ejemplificaba el papel
de denuncia realizado por la Iglesia Católica desde hacía varios años.

Este contradictorio comienzo para la transición salvadoreña desde 1979, posee la


particularidad de haber sido en primer término un proceso de contención a la
insurgencia más que la búsqueda de una democracia competitiva, pero permitiendo en
efecto el acercamiento entre las Fuerzas Armadas y representantes civiles de la
Democracia Cristiana, logrando cierto grado de disminución del régimen pretoriano y
contando con el apoyo de los Estados Unidos que de esta forma iniciaban una política
particular para Centroamérica en tiempos de la última etapa de la Guerra Fría. Por otro
lado, posiciones como la declaración franco-mexicana de 1981 que invitaba a la
insurgencia a continuar oponiéndose al modelo electoral y al régimen considerado por
buena parte de la comunidad internacional como extremista autoritario, haciendo que la
guerrilla lograra un tácito reconocimiento de beligerancia política durante el resto de la
década. Sin embargo, la transición comenzaría a desarrollarse -proceso antagónico en su
modelo al caso nicaragüense- caracterizándose por (Alcántara, 2003d: 138-139):

• La aplicación de una democracia técnicamente electoral pero limitada.


• La exclusión de la izquierda en los comicios al tiempo que se desarrollaba el conflicto,
debido a decisión propia o la imposibilidad del Estado de garantizar en términos de
seguridad su participación.
• El establecimiento de un calendario de reforma, una Asamblea Constituyente y una
nueva elección presidencial, de lo cual nuevamente estuvo ausente la izquierda.
• La imposición del gobierno republicano de Ronald Reagan (1981-1989), que sucede al
demócrata y progresista de Jimmy Carter (1977-1981) en los Estados Unidos, de una
agenda vertical al tiempo que la situación en la vecina Nicaragua se complejizaba.
• La imposibilidad de impartir justicia y aclarar los debates en torno a las violaciones de
los derechos humanos y la violencia estatal ejercida en años previos.
• El control por parte del nuevo binomio en el poder de grupos de extrema derecha como
ORDEN (Organización Democrática Nacionalista) que dio paso a ARENA, con lo que
los democratacristianos encontraron nuevas márgenes de acción por primera vez reales
frente a los militares.
Otra característica importante es que los procesos electorales, si bien de carácter
semicompetitivo, jugaron entre 1982 y 1990 un papel destacado en la paulatina
democratización de la nación, al realizarse por primera vez de manera limpia,
continuada y bajo parámetros técnicos. Resalta la aplicación del juego democrático
como estrategia contrainsurgente, y complementada por ciertos procesos inclusivistas
como la aplicación de una política de reforma agraria. En todo caso, a pesar de la
realización de comicios continuos y un discurso aperturista, la guerra civil continuó y la
exclusión de la izquierda se mantuvo. Como consecuencia las políticas de derecha se
impusieron sobre el centro que representaban los democratacristianos, desgastando el
gobierno y perdiendo éste control sobre las Fuerzas Armadas, lo que explica brotes de
violencia tan trágicos como el asesinato de varios miembros de la comunidad jesuita de
la Universidad Centroamericana de San Salvador el 16 de noviembre de 1989.

Cuando parecía no había marco sino para la confrontación la derrota electoral del
gobierno sandinista en Nicaragua tras un proceso de paz en 1990 abrió un nuevo ciclo
de cambio regional, sumado al fin de la Guerra Fría que restó apoyos a la coalición
guerrillera del FDR-FMLN. Para entonces, la ofensiva de noviembre de 1989 sobre San
Salvador se había manifestado como el clímax del proyecto revolucionario, llegando a
ocupar zonas urbanas en una situación en que la guerrilla no pudo completar su lucha
pero tampoco las fuerzas armadas desmembrarla por completo. Como salida a estas
tablas bélicas, ARENA y el FRD-FMLN se vieron forzados a abrir negociaciones en
Ginebra en abril de 1990 bajo el auspicio de Naciones Unidas, a lo que siguieron
acuerdos en materia de protección a los derechos humanos, ajustes al sistema electoral y
aspectos judiciales que sirvieron para sustentar el Acuerdo de San José en julio de 1990.
Por último, se firmaron los Acuerdos de Paz en Ciudad de México en enero de 1992.

Otro aspecto destacable es el rol de la comunidad internacional en un novedoso proceso


de paz, que implicó a Naciones Unidas por medio de ONUSAL (Misión de Observación
de las Naciones Unidas en El Salvador) tras los acuerdos de Ginebra. Esta acción
permitió el cese al fuego continuo y la desmovilización del FMLN, así como de parte
del ejército en medio de programas de reinserción a la vida civil para ex combatientes.
Hay que anotar que las iniciativas externas para conseguir la paz en El Salvador habían
progresado tras el impulso del Grupo de Contadora7, que derivaron en el Proceso de
Esquipulas 1986-1987 (Acuerdos I y II) el cual no llegó a ser totalmente operativo. Pero
cerrando este nuevo ciclo, esta vez con éxito, se dan unas elecciones de apertura8 en
1994 cuando para los comicios presidenciales por primera vez, incluyendo legislativos y
municipales, la izquierda pudo participar en medio de plenas garantías.

A continuación se presenta una equivalencia al ciclo conflicto armado-paz-conflicto


armado y su esquema de oportunidades para su resolución que ofrece el investigador en

7
El Grupo de Contadora fue una iniciativa realizada en 1983 por los gobiernos de Colombia, México,
Panamá y Venezuela para promover una salida pacífica a los conflictos en la región centroamericana, con
énfasis en los casos de El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Con el auspicio del primer ministro sueco
Olof Palme y los premios Nóbel Gabriel García Márquez, Alfonso García Robles y Alva Myrdal se invitó
a los presidentes regionales a que sirvieran de mediadores. A partir de 1985 tras una reunión en Lima
(Perú) se creó el Grupo de los Ocho como apoyo a la cusa, deviniendo en el Grupo de Río desde 1990.
8
Este concepto proviene del politólogo brasileño Bolívar Lamounier, quien refiere el tipo de elecciones
que sirven para relegitimar o dar un nuevo punto de partida el sistema y su competitividad democrática.
Véase: López Pintor, Rafael/Nohlen, Dieter (1993).
temas de paz Vicenç Fisas (2004: 17), advirtiendo como lo hace el autor y se anotó, que
el desarrollo de los conflictos y su resolución no es un proceso lineal, con comienzo y
fin determinado, sino que incluso se trata de comportamientos cíclicos.

EL CICLO CO!FLICTO ARMADO – PAZ Y RESOLUCIÓ! *

Escalada 2 Conflicto Armado 3 Continuación del Conflicto Armado 4

Tensión, Fracaso 6
Violencia Prevención + Negociación 5
Estructural, Provención Salida 10
Autismo... 1 Proceso de Paz 7

Continuación de
la Violencia por Acuerdos de Paz 8
otros medios
o expresiones 9
Fuente: Elaboración Propia–Adaptación: Fisas (2004)

* Equivalencias al Proceso del FML%: 1. (Fase 1932-1980) 2. a. (Intento de Golpe de Estado a


favor de la Unión Nacional Opositora/UNO, 1976 – Golpe de Estado y Junta cívico-militar, 1979), b.
(Creación Frente Democrático Revolucionario (FDR)/Frente Farabundo Martí para la Liberación nacional
(FMLN) - Asesinato de Monseñor Romero, 1980) 3. (Periodo 1982-1992) 4. (Extensión consolidada del
Conflicto Rural al Urbano) 5. (Proceso de Esquipulas I & II 1986-1987) 6. (Ofensiva guerrillera sobre
San Salvador – Asesinato miembros comunidad jesuita, noviembre 1989) 7. (Negociación 1990-1992) 8.
(Desmovilización del FMLN/Transformación en Partido Político) 9. (Aparición de delincuencia común y
pandillas juveniles) 10. (Participación abierta para comicios generales, incluyendo FMLN, desde 1994)

Características
• El proceso de paz del FMLN se da luego del desarrollarse la escalada violenta más alta
posible por parte del grupo guerrillero y las fuerzas contrainsurgentes.
• El proceso de paz es fuertemente influenciado por el contexto regional de pacificación
centroamericano y el fin de la Guerra Fría.
• La inclusión política del FMLN a la vida legal y la democratización de El Salvador ha
sido uno de los procesos mayor observados por la Comunidad Internacional.
• La incorporación del FMLN a la vida partidista significó tanto la apertura del sistema
político y partidista, así como la consolidación de una transición democrática.

Partidos Políticos y Sistema de Partidos

Debido al asentamiento del autoritarismo terrateniente y militar en El Salvador, los


partidos políticos desempeñaron un papel secundario en la vida política (Alcántara,
2003d: 154). Tras los intentos de impulsar los comicios en la década de 1980 como una
primera forma de modernizar el juego político, se puede afirmar que éstos hicieron parte
de un escenario pre-transicional que permitió que las viejas y nuevas fuerzas políticas
tuvieran tiempo de reagruparse y organizar sus estrategias partidistas, generando un
bipartidismo nuclear en el plano ideológico, que aunque algunos señalen como artificial,
ha hecho predominante el dominio de la alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y
la antigua guerrilla del FMLN como protagonista de la izquierda política luego de 1992.
Otras fuerzas como el Partido de Conciliación Nacional (PCN), el Partido Demócrata
Cristiano (PDC), la Unión Nacional Opositora (UNO) o la Convergencia Democrática
(CD) han funcionado paralelamente barriendo el rango de derecha, centro e izquierda.

Debido al contexto de polarización política, ARENA asumió desde 1988 las banderas
de un anticomunismo que paulatinamente fue convergiendo en una lectura de derecha
post Guerra Fría (neoliberalismo y oposición a políticas redistributivas), al ceder
protagonismo figuras beligerantes como Roberto D´Aubisson frente a posiciones más
civilistas y negociables en el marco internacional como la de Alfredo Cristiani. Así el
Partido Demócrata Cristiano a la cabeza de José Napoleón Duarte se vio superado
definitivamente, incuso sufriendo la salida de uno de sus miembros, Rubén Zamora. De
esta forma la relación entre ARENA y el FMLN está mediada por las fuerzas partidistas
menores descritas, arrojando uno de los grados de mayor polarización política en todo el
continente. A pesar de esto, las lecturas tradicionales de extrema derecha y de extrema
izquierda han cedido en el terreno pragmático y han podido llegar a convivir, como lo
probó el que el FMLN haya seguido adelante desde 1994. En cambio el FDR, parte de
su formula durante años, fue quedando relegado en la experiencia violenta de la
oposición a la estrategia electoral y tras el asesinato de líderes disidentes como Héctor
Oquelí. Aunque el FMLN también sufrió escisiones como la de Joaquín Villalobos y
otros líderes de izquierda en el llamado Partido Demócrata que llegó a colaborar con el
gobierno de ARENA de Armando Calderón, ha sabido mantenerse como la principal
fuerza de izquierda de su país admitiendo para la última campaña presidencial de 2009
un discurso más conciliador y logrando el triunfo del antiguo periodista Mauricio Funes.

A continuación se presenta una evolución del sistema de partidos antes y después del
proceso de inclusión política en el caso salvadoreño, una adaptación de la tipología del
sistema de partidos para El Salvador según lo propone Bendel (1993: 326-329) a partir
de los criterios de Giovanni Sartori (1976) que consideran elementos cualitativos como
cuantitativos, pero adicionando la categoría de semi-competitividad9 que el investigador
italiano omite (solo considera la competitividad o la no competitividad). Esto para
explicar el contexto característico de democracias en transición o desarrollo como
sucede en el caso latinoamericano, donde no siempre se corresponde la teoría de los
sistemas de partidos en otras naciones occidentales como el caso europeo donde suele
tener origen, ya sea por diferencias en la forma de gobierno como el sistema
presidencial frente al parlamentario, o por la estabilidad gubernamental lograda tras la
Segunda Guerra Mundial, el desempeño económico o la clase y la cultura política. Es
imposible hacer aproximaciones rígidas a los sistemas de partidos resultantes, pero lo
que destaca es la existencia de lo que podría denominarse antes de 1992 en El Salvador
de un autoritarismo no competitivo, enmarcado en un sistema de partidos hegemónico
dominante que ofrece rasgos de atomización (controlada) y semi competitividad.

9
Dieter Nohlen (1994: 11-14), examinando los aspectos de Importancia para el proceso político,
Posibilidad y Libertad de elegir, Posibilidad de cambiar el gobierno y Legitimación del sistema político,
realiza una clara diferenciación de estas categorías a partir de la importancia que tienen las elecciones
para el funcionamiento del sistema político. Así (a) las Elecciones Competitivas se encuadran para los
Sistemas Democráticos; (b) las Elecciones Semicompetitivas para los Sistemas Autoritarios; y (c) las
elecciones o Competitivas para los Sistemas Totalitarios.
Party polities: El Salvador antes (*) y después (+) de 1992

Party-State-Systems (!oncompetitiv) Party Systems (Competitive)

*
One-party Hegemonic * Predom Two Moderate Polar
Semi Competitivo +
1980’s
Totalitar. Autohorit Prag partism Pluralism Multipart
* +
El SALVADOR */+

Ideolog. Pragmt. Atomized


Multipart.
Fluid
Party polities
+ Post. 1992

Monocentrism Pluralism

Maximum Repression Minimum Minimum Expression Maximum


Maximum of mass manipulation Maximum of mass pressure

Tipo de Sistema Político Totalitario/Autoritario Autoritario * Democrático +

Grado de la No – competitivo * Semi-competitivo * Competitivo +


competitividad En ocasiones
No-competitivo

Sistema de Partidos Partido único Sistema hegemónico * Sistema predominante


Sistema de pluralismo Bipartidismo
Restringido * Pluralismo moderado
Pluralismo polarizado +

Fuente: Elaboración propia a partir de Sartori (1976) – Bendel (1993)


Caso 2 : Colombia (M-19)

Desarrollo/ Sistema Político

Colombia es un Estado caracterizado por una relativa estabilidad institucional que parte
de los intentos de establecer una independencia constitucional desde 1810 y su
concreción con la lucha de separación definitiva de España en 1819, hasta su reflejo en
un desempeño económico histórico sin excesivos sobresaltos. Se trata de un orden
constitucional que se inició vinculando los principios de los valores clásicos de los
derechos heredados de la Revolución Francesa y la influencia del pragmatismo de la
Revolución Norteamericana, sin desconocerse la herencia de 300 años de presencia
colonial española. El resultado ha sido una República donde se instalaron -en medio de
luchas entre perspectivas centralistas y federalistas, librecambistas y proteccionistas,
nacionalistas e integracionistas- los principios de Separación de Poderes y de Estado de
Derecho, bajo una forma de gobierno de régimen presidencialista. La contradicción
central del Estado colombiano es contar con un orden formal que no logra irrigar todo
su territorio e incluir bajo su protección a toda la población. Sin embargo, el desarrollo
democrático se ha caracterizado claramente (destacando así en la región por ser un
sistema mayormente institucionalizado) por una competencia partidista recurrente entre
dos vertientes que dan cuerpo al sistema de partidos: liberal y conservadora.

Colombia es uno de los países de mayor en el ejercicio de la democracia representativa


continental, balanceándose entre la semicompetitividad y la competividad, tan solo
interrumpida formalmente en ocasiones breves en los siglos XIX y XX. De este modo,
alejándose de la tradición de largas dictaduras o gobiernos populistas, ha logrado con
defectos, aciertos y las consideraciones necesarias al respeto por el derecho electoral, la
inclusión social y los derechos humanos construir una tradición civilista de gobierno.
Un tradicional ordenamiento constitucional puesto a prueba en las guerras y conflictos
protagonizados por liberales y conservadores por la pugna entre valores centralistas y
federalistas, o por la defensa de un ordenamiento social tradicional frente a uno secular.
El ejemplo de esta estabilidad ha sido la Constitución de 1886 -de matiz conservador y
centralista-, que urdió como norma suprema por más de cien años hasta 1991, año en
que se aprobó una nueva carta. Sorprende la supervivencia del formalismo político, más
aún por crisis como la pérdida de Panamá en 1903, la Guerra de los Mil Días entre 1899
y 1902 o el advenimiento en la segunda mitad del siglo XX de diversos grupos
guerrilleros, bandas de narcotraficantes y del llamado paramilitarismo de extrema
derecha que convirtieron al país en uno de los más inseguros de la región.

Transición/ Proceso de Paz / Inclusión política

El protagonismo de los partidos Liberal y Conservador deliberó en periodos de


violencia. El siglo XIX concluyó con la instauración de la Constitución conservadora de
1886 que excluyó a los liberales; a comienzos del XX la llamada Hegemonía
Conservadora dio paso a un nuevo relevo liberal donde se introdujeron importantes
reformas sociales bajo el gobierno de López Pumarejo en las décadas de 1930 y 1940.
Pero los efectos de esta pugna desembocaron en un crudo enfrentamiento entre los
partidos, al que como salida se constituyó el Frente acional, donde para poner fin a la
violencia partidista en el territorio nacional el bipartidismo alternó en igual proporción
el poder durante dieciséis años (1958- 1974), aunque se considere efectivo al menos
hasta 1978 por la obligatoriedad de compartir puestos públicos; e incluso hasta 1986,
fecha en que los conservadores no estuvieron de acuerdo en la cuota “adecuada y
equitativa” a la que tenían derecho como fórmula adoptada en 1968 para su desmonte
progresivo adoptándose un esquema gobierno-oposición. La coalición bipartidista -
institucionalizada bajo reforma constitucional- obligó a repartir paritariamente todos los
cargos, desde la elección del Presidente cada cuatro años hasta los puestos burocráticos
menores de nombramiento. “Corolario natural fue la exclusión formal de terceros
partidos del poder político. Para algunos observadores externos, así como para una
minoría desafecta de colombianos, las nuevas reglas representaban, por su propia
naturaleza, una negación de los principios democráticos” (Bushnell: 1996, 308).

Una de los causales del conflicto previo al Frente acional más señalado fue el intento
de los conservadores de instaurar un régimen reaccionario bajo el gobierno de Laureano
Gómez (1950-1953), proclive a un corporativismo de derecha bajo la influencia de la
iglesia católica y valores tradicionales. Una de las reacciones luego de reprimirse a los
liberales fue la irrupción de grupos campesinos de autodefensa que terminaron mutando
en la insurgencia guerrillera de izquierda a la que los dos partidos han enfrentado sin
poder acabarla. Aunque venía de antes, como detonante de La Violencia10 se considera
el asesinato del candidato Liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 194811 que
provocó una revuelta popular de grandes características en Bogotá -el día que sesionaba
la Novena Conferencia Panamericana que daba origen a la Carta de la Organización
Americana de Estados (OEA)-. Sucedería el temido y fracasado gobierno de Gómez y
luego una corta dictadura respaldada por el bipartidismo bajo el General Rojas Pinilla
(1953-1957), que creó una paz artificial luego depuesta por los mismos partidos.

El Partido Comunista, tradicional pero inefectivo electoralmente, mantuvo desde 1964


una cooperación denominada “brazo armado” o “combinación de fuerzas de lucha”
configurada en torno a la guerrilla más antigua del país y del mundo: las FARC
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). La tendencia a la fragmentación de la
izquierda revolucionaria se consolidó apareciendo el Ejército de Liberación Nacional
(ELN), el Ejército Popular de Liberación Nacional (EPL) o el M-19. Esta disgregación,
aunque coincidente en ocasiones (como fue el intento de organizar la Coordinadora
Revolucionaria Simón Bolívar), ha sido escenario de competencia y desacuerdo sobre
las doctrinas y tácticas revolucionarias, lo cual ha pesado también al momento de
intentar conformar un movimiento de izquierda democrático estable.

El M-19 es la guerrilla más popular a nivel urbano en las décadas de 1970 y 1980,
haciendo alusión a las elecciones del 19 de abril 1970 en las que el partido Anapo
(Alianza Nacional Popular) de Rojas Pinilla perdió la presidencia por un margen
pequeño y supuesto fraude en la última candidatura conjunta del Frente Nacional a

10
La Violencia es el periodo clásico de radicalización política bipartidista desarrollado entre 1949 y 1957,
que enfrentó al gobierno conservador con guerrillas liberales y coaliciones comunistas y campesinas, en
una Guerra Antirégimen sin participación extranjera (A2) costando la vida de cerca de 200 mil vidas
humanas (véase la clasificación de conflictos presentada en este capítulo y los datos en: www.AKUF.de
vigentes en junio de 2005).
11
Sobre los hechos del 9 de Abril de 1948 y la figura del político de corte popular Jorge Eliécer Gaitán,
véase la obra de Herbert Braun (1987): Mataron a Gaitán. Bogotá. Universidad Nacional.
nombre del conservador Misael Pastrana Borrero, ganador entonces por el periodo
1970-1974 y padre del futuro presidente Andrés Pastrana Arango (1998-2002).
Compuesta principalmente por antiguos anapistas convencidos de que no había
posibilidad de introducir cambios en Colombia diferentes a la acción revolucionaria
violenta (Bushnell: 1996, 334), así como por renegados miembros de las FARC. La
propuesta programática del M-19 era dispersa, pasando por la ausencia del reclamo de
socialización de los medios de producción pero caracterizable por su línea pragmática:

• Movimiento fuertemente nacionalista


• Hostilidad a la inversión extranjera y a la influencia de los Estados Unidos
• Búsqueda de una mayor igualdad social
• Crítica a la falta de participación popular en el sistema político.

Tras una negociación en España en 1984 donde se planteó reinserción y amnistía para
delitos políticos con el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) condicionadas por
un alto al fuego, se pasó a un fracaso. Estructurada más con buena intención que como
acuerdo óptimo y limitado a ser un pacto con el grupo, pero no con y para la sociedad,
tras un incidente con el Ejército en pleno proceso -que no respaldaba al gobierno - el M-
19 llevaría a cabo la operación más violenta y desastrosa de su historia y del país. Sería
el punto de inflexión que marcaría su desmembración, el 6 de noviembre de 1985
cuando un comando del M-19 con 28 guerrilleros tomó el Palacio de Justicia de Bogotá
en pleno centro político e histórico de Bogotá con el fin de enjuiciar la política de paz
de la administración Betancur. Sumada a una represiva respuesta del Ejército mediante
una caótica operación militar, murieron tras 28 horas de combate y la búsqueda de
control sobre la situación cerca de 300 rehenes y desaparecieron un centenar de
personas12. Era la sede de la Corte Suprema de Justicia y otras dependencias judiciales,
situada en el costado norte de la Plaza de Bolívar frente al Capitolio Nacional.

Ante la crisis de representación política e incapacidad de los partidos tradicionales para


cumplir sus funciones de agregación de intereses, la tendencia a una democracia formal
más que real, para algunos la guerrilla seguía siendo –aún no estando de acuerdo- la
única alternativa u oposición de facto existente u oposición armada. A fin de 1985, el
desgaste de las fuerzas bipartidistas heredado del Frente Nacional sumado a la búsqueda
de mayor legitimidad del gobierno planteó la necesidad de una reforma constitucional
que permitiera una descentralización del poder político, plasmada en la introducción de
la elección popular de alcaldes que hasta entonces elegían los gobernadores de cada
departamento. Ésta reforma, que compartían los dos partidos tradicionales y se
presionaba desde la izquierda revolucionaria (en medio de lo que se reclamaba en líneas
generales como apertura democrática) terminó efectuándose como un prefacio a la
futura Constitución de 1991 a la que se terminaría incorporando (Bushnell: 1996, 353).

12
Este episodio es uno de los actos de terrorismo más espectaculares padecidos por la sociedad
colombiana, no solo por su dimensión sino por alcanzar un despliegue en prensa, radio y televisión
simultáneo que derivó en un amplio debate sobre la información de los contenidos de guerra, la
responsabilidad de los medios y la libertad de prensa. Sin embargo, el terrorismo como adjetivo de las
acciones insurgentes no era aún utilizado como denominador común, sino que el gobierno -pero
especialmente las Fuerzas Armadas- prefería hablar de bandoleros o delincuentes, en aras de un lenguaje
que desconociera cualquier estatus político. Aunque el debate sobre los contenidos terroristas y políticos
de las acciones guerrilleras está abierto, solo tras el ataque del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York
se utiliza abiertamente en Colombia el término terrorismo o el adjetivo de terroristas.
El establecimiento de cambios en la política de paz de Betancur por medio de
negociaciones basadas en treguas fue duramente cuestionada, aunque no del todo las
intenciones del presidente a pesar de sus errores. Para muchos sectores del
establecimiento, a pesar de una larga violencia, costaba aceptar el que se asumiera por
primera vez la existencia de un conflicto como tal en Colombia. Aunque muchos
desconfiaran de las intenciones del gobierno también se consideró que “los guerrilleros
habían desperdiciado su mejor oportunidad para ganar aceptación como protagonistas
legítimos” (Bushnell: 1996, 353). Así el M-19, admitiendo que la insurgencia había
perdido terreno buscó salida al desastre de la toma del Palacio de Justicia mientras sus
operaciones militares no eran ya tan efectivas en las áreas rurales ni en las urbanas. Tras
secuestrar a Álvaro Gómez Hurtado (hijo del antiguo líder conservador Laureano
Gómez), quien llegaría a ser el representante de la fracción conservadora Movimiento
De Salvación Nacional en el proceso constitucional de 1991, a comienzos de 1990 -al
final del gobierno de Virgilio Barco- decidió entregar las armas y anunció su
transformación en partido político para participar de la política legal. El anterior proceso
dialéctico se puede visualizar en el siguiente cuadro, donde los puntos de inflexión de la
Escalada al Conflicto en el caso del M-19 son ejemplificables en los hechos de la Toma
del Palacio de Justicia; o como Salida, la negociación del Proceso de Paz y,
finalmente, la Participación en la Asamblea Constituyente:

EL CICLO CO!FLICTO ARMADO – PAZ Y RESOLUCIÓ! *

Escalada 2 Conflicto Armado 3 Continuación del Conflicto Armado 4

Tensión, Fracaso 6
Violencia Prevención + Negociación 5
Estructural, Provención Salida 10
Autismo... 1 Proceso de Paz 7

Continuación de
la Violencia por Acuerdos de Paz 8
otros medios
o expresiones 9
Fuente: Elaboración Propia–Adaptación: Fisas (2004)

* Equivalencias al Proceso del M-19: 1. (Fase 1970-1974) 2. a. (Robo de Armas Cantón


Norte/Secuestro Embajada R. Dominicana) b. (Toma del Palacio de Justicia) 3. (Periodo 1970-1982) 4.
(Extensión consolidada del Conflicto Urbano al Rural) 5. (Negociación Fase 1982-1985) 6. (Ruptura Fase
1982-1985) 7. (Negociación 1989) 8. (Desmovilización/Transformación en Partido Político) 9. (Secuestro
Álvaro Gómez H.) 10. (Participación en Comicios y el Proceso Constitucional de 1991) + (Presente en
todas las fases).
Características
• El proceso de paz del M-19, aunque incorporó a otros grupos, dejó por fuera a las Farc
que con el tiempo ser haría nuevamente la guerrilla más relevante de Colombia
• El proceso de paz es de carácter mayormente doméstico en su realización, a diferencia
de los llevados a cabo en Centroamérica.
• El M-19 al tiempo que se había desgastado encontró en el momento de cambio
constitucional el lugar ideal para pasar de movimiento insurgente a uno político
• La incorporación del M-19 a la escena política se sumó al desgaste de la cultura política
heredada del Frente Nacional y su bipartidismo de baja competitividad.
Partidos Políticos y Sistema de Partidos

El sistema de partidos políticos es rastreable en las diferencias que se aglutinan en torno


a dos de las principales figuras de la independencia: Simón Bolívar y Francisco de
Paula Santander. Éstas, en la estela por un control más centralista del primero o la
tendencia a aceptar un nivel más descentralizado e incluso federal del segundo,
influenciaron las organizaciones políticas de sus seguidores. Hasta el punto en que para
1840 en la denominada Guerra de los Supremos se enfrentaron los federalistas o
“progresistas” de José María Obando y José Ignacio Márquez, frente a los ministeriales
(seguidores de Bolívar), que en 1848 se denominan ya Conservadores. Por su parte los
Progresistas frente al Partido Ministerial comenzarían a denominarse por oposición y
ubicación ideológica Liberales (Bushnell: 1996, 134-135).

Ya instalados como fuerzas electorales desde la segunda mitad del siglo XIX, a pesar de
la inexistencia entonces del Sufragio Universal y el ejercicio de una democracia
patrimonialista y restringida, liberales y conservadores han dominado la escena política
controlando y luchando por lograr la representación de sectores sociales como los
comerciantes, terratenientes o artesanos, y la influencia sobre zonas del país como
Bogotá, Popayán y Cartagena (en principio conservadora) o las periferias (inicialmente
liberales). De esta forma los dos partidos, a pesar de los intentos de terceras fuerzas por
establecerse, han encontrado poco a poco una identificación multiclasista que ha llegado
a cubrir todo el territorio nacional, “una de las pocas fuerzas unificadoras en una
nación dolorosamente fragmentada geográfica y culturalmente” (Bushnell: 1996, 137),
atravesando sus clases sociales e imponiendo relaciones de dominación y control. La
defensa de intereses compartidos por los dos partidos encontró estabilidad en torno a las
directrices económicas generales y la política internacional, existiendo hoy divergencias
ideológicas del tipo centro/derecha pero no mayor polarización (Alcántara, 2003c: 372)

Pasando por periodos y relevos de dominación liberal (República Liberal) o


conservadora (Regeneración Conservadora), enfrentados violentamente (La Guerra de
los Mil Días de cambio de siglo; La Violencia en el siglo XX) e incluso el pacto estricto
de reparto del poder (Frente acional), los dos partidos tradicionales tienen un
protagonismo fundamental en la política colombiana y en la constitución de su
ordenamiento institucional. De este modo es considerable Colombia en líneas generales
como una Democracia Consociativa Bipartidista, basada en un Sistema de Partidos
Estructurado o Institucionalizado (Bendel: 1998, 199) hasta la década de 1990. Sin
embargo, tras la reforma constitucional de ese periodo en la cual se buscó beneficiar la
participación de nuevas fuerzas (el M-19 fue uno de sus promotores), se dio el auge de
listas políticas dispersas bajo un sistema electoral proporcional sin controles originando
un escenario de fragmentación multipartidista de baja eficiencia. Bajo el gobierno de
Álvaro Uribe, reelecto tras una controvertida modificación constitucional, se dio una
reforma política en 2003 que ha buscado reducir el sistema de partidos con controles
legales y mayores requisitos, dándose dentro de lo que Giovanni Sartori denominaría un
Sistema de Partidos Fluido en efecto una reducción cuantitativa, tendiéndose a un
marco de pluralismo moderado no institucionalizado.
Party polities: COLOMBIA antes (*) y después (+) de 1991
}

Party-State-Systems (!oncompetitiv) Party Systems (Competitive)

*
One-party Hegemonic * Predom Two Moderate Polar
Semi Competitivo
Frente !acional +
Totalitar. Autohorit Prag (1958-1974/1991) partism Pluralism Multipart
*

COLOMBIA */+

Ideolog. Pragmt. Atomized


Multipart.
Fluid
Party polities
+ Post. 1991

Monocentrism Pluralism

Maximum Repression Minimum Minimum Expression Maximum


Maximum of mass manipulation Maximum of mass pressure

Tipo de Sistema Político Totalitario/Autoritario Autoritario Democrático * +

Grado de la No – competitivo Semi-competitivo * Competitivo +


competitividad En ocasiones
No-competitivo

Sistema de Partidos Partido único Sistema hegemónico * Sistema predominante


Sistema de pluralismo Bipartidismo *
Restringido *1958-1974 Pluralismo moderado +
Pluralismo polarizado

Fuente: Elaboración propia a partir de Sartori (1976) – Bendel (1993)


Caso 3 : Uruguay (Tupamaros)

Desarrollo/ Sistema Político

Uruguay mantuvo durante largo tiempo la reputación de ser un país con una sociedad
estable en el Cono Sur, atípica a América Latina debido a la homogeneidad cultural, los
valores participativos, la estabilidad institucional y el bienestar logrados. Estas
cualidades, a pesar de las crisis y los embates sufridos, aún persisten en los indicadores
regionales cuando destaca la capacidad de reestructuración comparativamente en la
región. Su origen es el mantenimiento de una independencia en el área del Río de la
Plata, condicionada más allá de la monarquía española por otros actores como
Inglaterra, Brasil o Argentina, aunque alcanzando una soberanía plena y la instauración
de una primera constitución política en 1830 bajo un modelo presidencial.

Tras una fase de asentamiento de valores liberales y modernizadores a comienzos de


siglo bajo las presidencias de José Batlle y Ordóñez (que legaron la Constitución de
1918), a partir de 1929 los efectos de las crisis económicas comenzaron a sentirse y se
fue rompiendo la estable relación Estado - sociedad civil, por lo cual a partir de la
década de 1950 las posiciones de derecha se hicieron más fuertes al tiempo que la
subversión comenzó a surgir13, como sucedió desde los años 60 con la aparición del
Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros dando paso a una alta polarización de
la sociedad e inestabilidad constitucional hasta 1967 (Alcántara, 2003c: 235). De esta
forma, entre 1973 y 1984 se estableció formalmente el Estado burocrático autoritario14,
que dio paso a una transición política que terminó con las elecciones abiertas de 1989,
tras las cuales el país entró en una etapa de normalización que mantuvo la dominancia
del bipartidismo (rojos y colorados) pero con el ascenso progresivo de la izquierda
democrática. Incluyendo desde 1996 una reforma del sistema electoral y una estrategia
económica consensuada entre la defensa del rol del Estado y la necesaria inserción
regional y mundial, el panorama uruguayo aún con problemas de autonomía y
redistribución vigentes, con cerca de 3.5 millones de habitantes, es de los más
favorables en el continente.

Transición/ Proceso de Paz / Inclusión política

En 1980 los militares intentaron institucionalizar el régimen autoritario a través del


Consejo de Seguridad Nacional planteando una reforma constitucional en noviembre,
vencida en plebiscito. Un año después, el general Aparicio Méndez fue reemplazado por
su colega Gregorio Álvarez quien permitió la llegada de un panorama de cambio y
transición para recobrar la democracia. Según Alcántara (2003c: 244-245), los factores
siguientes han permitido que Uruguay recuperara la competitividad política:

• El precedente de una existencia relativa de menor desigualdad social frente a la región

13
Véase al respecto de esta primera fase La Izquierda Revolucionaria Uruguaya, 1955-1973 (Rey: 2005).
14
Este concepto se debe al politólogo argentino Guillermo O´Donell, quien tras analizar las fases
autoritarias de Brasil, Argentina, Uruguay y Chile señaló que se trató de regímenes especializados en
anular los componentes participativos y democráticos para la defensa de un modelo político y económico
vertical donde priman sectores como los militares. Véase: El Estado Burocrático Autoritario (1982).
• La confianza institucional previa durante largos períodos
• El Ejército ha sido en términos generales más dependiente de los grupos políticos y el
statu quo.
• El autoritarismo surgió más desde el propio gobierno legal que de fuerzas antisistema.

En 1982 el Estado burocrático autoritario fuertemente desgastado a nivel interno y


externo convocó elecciones internas para los partidos políticos, triunfando los sectores
opositores por lo cual para 1983 se iniciaron negociaciones con las Fuerzas Armadas;
fracasando el “Diálogo del Parque Hotel”, pero al tiempo que la presión de Wilson
Ferreira del Partido Nacional, actos públicos cívicos como los realizados hasta junio de
1984 que incluyó un gran paro propiciaron el Pacto del Club Naval entre las Fuerzas
Armadas, el Partido Colorado y el Frente Amplio. Logrando pactar la Concentración
Nacional Programática y acordando unas elecciones para 1984 en las que el
bipartidismo volvió a triunfar en cabeza de Julio María Sanguinetti (Colorado,
presidente de 1985 a 1990 y de 1995 a 2000), pero con un crecimiento del Frente
Amplio, interrumpido desde 1971, destacando en la capital Montevideo.

Se trató en buena medida más de un proceso de restauración que uno de refundación


(Alcántara, 2003c: 246), por lo que se retornó al marco de la Constitución de 1966 y el
sistema de partidos previo, aunque con aspectos muy criticables como la proscripción
de Ferreira del Partido Nacional, Líber Seregni del Frente Amplio y de otros candidatos
de las listas de 1971. Además se garantizó la impunidad de las acciones de gobierno
frente a las violaciones de los derechos humanos y cierta ventaja para el Partido
Colorado. En todo caso las temáticas de cambio en torno a la democracia, el proceso de
negociación, los presos políticos y el distanciamiento hacia las Fuerzas Armadas fueron
los temas centrales que dieron cuerpo al referéndum de abril de 1989.

Desde 1985 se inició un fuerte debate en torno a las responsabilidades a juzgar en el


periodo de dictadura (1973-1984), promulgándose una Ley de Amnistía ese año en
torno a los militantes del movimiento tupamaro que estaban encarcelados y habían
sufrido procesos de tortura, así como a la restauración militar de Seregni. Frente a estos
procesos comprensibles en la búsqueda de una concordia se ubicaron los sectores que
pedían justicia a los excesos de los militares, no lográndose dar respuesta positiva y en
cambio si una Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado en 1986, conocida
como «Ley de Impunidad» que puso en descrédito al gobierno colorado pero contando
con el apoyo del blanco Wilson Ferreira. Este debate se dilató hasta 1989, pues desde su
comienzo a la Ley de Impunidad se le enfrentó un movimiento vía referendum para
derrogarla que finalmente en 1989 fue derrotado por 58% de 100 a favor de mantenerse,
aunque en Montevideo los resultados fueron inversos.

Este controvertido periodo transicional y de justicia coincide con la muerte de Raúl


Sendic, fundador y líder histórico del MLN-T, y se cierra en 1989 con la decisión del
grupo de vincularse al Frente Amplio tras un proceso de admisión (no unánime),
formando luego a su interior la coalición Movimiento de Participación Popular conocida
después por Espacio 609 debido a su denominación electoral. Para 2005 el Espacio 609
liderado por antiguos miembros de tupamaros como José Mujica se transformó en el
sector más votado dentro del Frente Amplio, coalición gobernante desde 2006 en la
presidencia de Tabaré Vásquez.
EL CICLO CO!FLICTO ARMADO – PAZ Y RESOLUCIÓ! *

Escalada 2 Conflicto Armado 3 Continuación del Conflicto Armado 4

Tensión, Fracaso 6
Violencia Prevención + Negociación 5
Estructural, Provención Salida 10
Autismo... 1 Proceso de Paz 7

Continuación de
la Violencia por Acuerdos de Paz 8
otros medios
o expresiones 9
Fuente: Elaboración Propia–Adaptación: Fisas (2004)

* Equivalencias al Proceso del ML%-T: 1. (Fase 1960-1970) 2. a. (… Asesinato Dan Mitrone, 1970)
b. (… Secuestro Geoffrey Jackson, 1971) 3. (Periodo 1970-1971) 4. (Consolidación dictadura/ Conflicto
Urbano 1973-1984) 5. (Negociación Fase 1981-1984) 6. (Ruptura Fase 1982-1985) 7. (Negociación 1985
Debate Ley de Caducidad) 8. (Desmovilización/Transformación/Incorporación en Partido Político 1989)
9. (Ausente) 10. (Participación comicios y reformas institucionales desde 1989 –Ej. R. Const./Elec. 1996)

Características
• El proceso de paz/inclusión política con el MLN-Tupamaros, se hace posible bajo la
premisa de acceder a la vida política tras el fin del a dictadura.
• El proceso de paz/inclusión política con el MLN-Tupamaros hace parte de un proceso
de cambio global del escenario político uruguayo, que permitió la reconfiguración y el
restablecimiento del sistema de partidos en un marco democratizador regional.
• El MLN-Tupamaros, al tiempo que se había desgastado la opción de lucha
revolucionaria, encontró en el momento transicional el lugar ideal para pasar de
movimiento insurgente a uno político como una de las facciones del Frente Amplio.
• La incorporación del MLN-Tupamaros como Movimiento de Participación Popular y
Espacio 609 ha servido para que sin perder la antigua identidad de sus miembros de
izquierda pudiera participar a la vez renovadamente dentro de la múltiple coalición del
Frente Amplio logrando un papel importante en el quiebre definitivo del bipartidismo.

Partidos Políticos y Sistema de Partidos

El sistema de partidos uruguayo se ha destacado por el establecimiento de un


bipartidismo proveniente del conflicto civil de 1836. Por un lado, la corriente de los
blancos de carácter agrario y conservador aunque de influencia federal argentina. Por
otro, los colorados se asentaron en la ciudadanía de Montevideo con un carácter liberal
y la identificación por el unitarismo porteño. Desde 1870 surgieron los nombres de
Partido Blanco/Partido Nacional y Partido Colorado, dejando relegadas a terceras
fuerzas como el Partido Constitucionalista, el Partido Socialista, el Partido Comunista o
la Unión Cívica de carácter católico.

A pesar de los intentos de hacer pluripersonal el ejecutivo dividiéndolo junto al Consejo


Nacional de Administración o luego el Consejo Nacional de Gobierno, las colegiaturas
no rompieron la dominancia del bipartidismo y el establecimiento de clanes familiares
como el Batlle (colorados) o el sector de Luis A. Herrera (blancos). No obstante esta
estructuración bipartidista los blancos estuvieron fuera del poder hasta 1958, tras
noventa y tres años de oposición, pero liderando hasta 1966 el último cambio
constitucional que volvió a consagrar la presidencia unipersonal (Alcántara, 2003c:
243). Un amenaza al propio bipartidismo surgió del personalismo político que se
apropió desde la década de 1960 de la escena política, especialmente en el Partido
Colorado que había vuelto al poder, terminando de adquirir matices represivos y
excluyentes al tiempo que el proceso de industrialización se había tornado inestable. Por
restas razones y las de corte internacional como la Guerra Fría o la Revolución Cubana
(1959) surgió el comportamiento subversivo desde 1962 catalizado en el movimiento
tupamaro, el cual alentó la represión directa y la violencia estatal además del nuevo
predominio de las Fuerzas Armadas como hegemón político.

1971 constituyó un año de inflexión fundamental: por una parte para las elecciones una
tercera fuerza coalicional ubicada a la izquierda y denominada Frente Amplio –
representada por el general retirado Líber Seregni- emergió atrayendo al 18.3 % del
electorado presidencial. Por otro, el triunfo blanco de Wilson Ferreira Aldunete no fue
otorgado y en cambió subió al poder irregularmente el colorado Juan María Bordaberry,
quien terminaría en 1973 un crítico gobierno pactando con los militares una junta
cívico-militar que abrió las puertas de la dictadura. Los continuos errores de la clase
política que tienen en los excesos de Bordaberry su mayor ejemplo -además de haber
cerrado el parlamento intentó suspender los partidos y crear un régimen corporativista
de extrema derecha- permitieron paulatinamente que las Fuerzas Armadas adquirieran
una autonomía respeto a la institucionalidad en un régimen de carácter autoritario.

Tras el fin del a dictadura (1973-1984) se inicia el proceso transicional que reconfigura
y restaura el sistema de partidos previo, es decir, retoma el caracterizado por el
bipartidismo tradicional incluyendo a los minoritarios Unión Cívica o Nuevo Espacio y
la emergencia del Frente Amplio –esta vez definitiva- que vendría a ofrecer unas
banderas progresistas de izquierda cercanas a la socialdemocracia. Hay que señalar que
el Frente Amplio hasta la normalización de la democracia en 1989, e incluso después,
ha tendido a esconder o destacar su propio nombre, dependiendo de las circunstancias.
Así en 1984 compitió a la presidencia con el candidato Crottoggini bajo el
nombre/lema15 de Partido Demócrata Cristiano. Tras la fase de normalización
democrática iniciada en 1989, el Frente Amplio se configuró como un paraguas de
múltiples fuerzas concurriendo para las elecciones de 1989 con su nombre y la
candidatura del veterano Seregni, ganando en esa ocasión el blanco Luis Alberto
Lacalle. Sin embargo el Frente Amplio comenzaría a consolidar su espacio, triunfando
primero en la alcaldía de Montevideo (Vásquez en 1990) y enfrentando la tendencia
neoliberal y privatizadora de blancos y colorados que en el marco de “Coincidencia
Nacional” llegaron a gobernar sin ejercer oposición directa y con gabinetes conjuntos.
Daría un salto definitivo logrando casi un empate con la figura civil de Tabaré Vásquez
que para las elecciones de 1994 (ganadas por el ex presidente Sanguinetti) se presentó
bajo el lema de Encuentro Progresista que operaba en torno al Frente Amplio. Para los
comicios de 1999, el Encuentro Progresista retomó el apellido de Frente Amplio
acercándose en la instaurada segunda vuelta al ganador Jorge Batlle del partido
Colorado, coronándose ganador de los comicios presidenciales de 2006 con Vásquez.

15
El sistema de lemas constituye un caso extremo de fraccionalismo organizado, donde las corrientes
centrífugas del partido se obligan a constituir los articuladores de representación (Alcántara, 2003c: 262)
Party polities: Uruguay antes (*) y después (+) de 1984-1989

Party-State-Systems (!oncompetitiv) * Party Systems (Competitive)

One-party Hegemonic Predom Two Moderate Polar


Semi Competitivo +
(1984-1989)
Totalitar. Autohorit Prag partism Pluralism Multipart
* +
URUGUAY */+

Ideolog. Pragmt. Atomized


Multipart.
Fluid
Party polities
+ Post. 1989

Monocentrism Pluralism

Maximum Repression Minimum Minimum Expression Maximum


Maximum of mass manipulation Maximum of mass pressure

Tipo de Sistema Político Totalitario/Autoritario Autoritario * Democrático +

Grado de la No – competitivo * Semi-competitivo Competitivo +


competitividad En ocasiones
No-competitivo

Sistema de Partidos Partido único Sistema hegemónico * Sistema predominante


Sistema de pluralismo Bipartidismo
Restringido * Pluralismo moderado +
Pluralismo polarizado

Fuente: Elaboración propia a partir de Sartori (1976) – Bendel (1993)


Análisis comparado por variables

A continuación se presenta un análisis final, individual y comparado, de cinco de las


variables que rodean el proceso de inclusión política y cambio partidista de los casos.

A. Tipo de conflicto/Proceso de paz:

El Salvador: El conflicto se configuró como una guerra antirégimen de carácter


revolucionario que alcanzó madurez y desarrollo tras un periodo de alta violencia,
permitiendo un proceso de resolución con intención real de las partes para concretarlo.

Colombia: El conflicto como en El Salvador se ha caracterizado por ser una guerra


antirégimen de carácter revolucionario, y aunque la participación que tuvo el M-19 en
su solución a través de un proceso de paz fue producto de la madurez y desgaste de su
participación violenta otras fuerzas revolucionarias, especialmente las FARC y el ELN,
permanecieron por fuera del sistema legal continuando la polarización extra
institucional extremista, dificultando la consolidación de una propuesta de izquierda
democrática funcional y unificadora.

Uruguay: En este país si bien existió un conflicto político y un serio quiebre


institucional que desembocó en una dictadura, el tipo de actuación del MLN-T no fue
exactamente el de una guerrilla propiamente dicha como fueron el FMLN o el M-19,
aunque sí desarrollando gran importancia a nivel urbano y compartiendo características
e influencias sobre la actuación de otros proyectos de este tipo en la región, como se
reflejó en el propio M-19. Por eso tras el fin de la dictadura y el proceso transicional se
dio por descontada la vuelta a una situación de conflicto que había sido reprimido legal
y extralegalmente, particularmente entre el periodo autoritario de 1973 a 1984.

B. Estrategia partidista de inserción:

El Salvador: Debido a la existencia de un proceso político refundacional tras la guerra,


catalizado por el proceso de paz y explicable por la escasa tradición democrática
ejercida en el siglo XX, el FMLN ha liderado un partido que paulatinamente ha logrado
institucionalizarse en el sistema de partidos como reflejo del éxito del proceso de
inclusión política. Así su comportamiento coalicional es menor y centrípeto y de
identidad partidaria mayor. Comparte con el resto de casos el que en el pasado se
intento combinar la participación violenta con la política partidista, a mayor o menor
escala, pero acatando los compromisos pactados tras los acuerdos diferenciándose por
completo de la guerra de guerrillas.

Colombia: El M-19 apostó a una estrategia de desmovilización y fundación de la


Alianza Democrática M-19 que se presentó como una coalición de distintas fuerzas y
líderes. Como en todos los casos los límites centrífugos ideológicos de mayor o
menores radicalidad en la coalición son tema de amplio debate. Sin embargo aunque
exitosa en el proceso constitucional, a largo plazo perdió identidad incluso de izquierda
con contenido ideológico al tender representarse por figuras individuales provenientes
de otras actividades denominadas “antipolíticos” que paradójicamente despreciaban el
mundo de la política y la vida partidista. Tras el asesinato del líder que pactó la paz,
Carlos Pizarro, fue difícil encontrar una figura carismática y un ordenamiento político
interno partidista que pudiera aprovechar el cambio político en el mediano y largo
plazo, sufriendo incluso una disidencia (el pequeño Movimiento Jaime Báteman Cayón
que intentó volver a la clandestinidad) y desintegrándose o fundiéndose sus últimos
representantes en el actual proyecto coalicional Polo Democrático Alternativo (PDI) que
–aunque inestable- ha logrado los resultados más importantes para un partido de
izquierda en el país. El M-19 se vio afectado porque su inserción se dio en el momento
de mayor apertura del sistema de partidista a nivel cuantitativo y cualitativo (ideológica
y programáticamente), pero igual en el de su mayor fragmentación.

Uruguay: Aquí se presenta un proceso de transición democrática como en El Salvador


y no el aperturista y fragmentario colombiano, sino de reconfiguración o restauración
del sistema de partidos previo al periodo autoritario (el que se configuraba hacia 1973).
Esto permitió que tras la fase transicional (1984-1989) el MLN-T pudiera integrarse
como una coalición del Frente Amplio con la cual mantenía vínculos históricos aunque
no siempre directos. Este comportamiento coalicional, en mayor o menor grado
concordante con los otros dos casos, parece en principio una estrategia particular del
antiguo grupo subversivo, pero es también parte del comportamiento de fragmentación
interna del sistema de partidos de Uruguay acorde con su sistema institucionalizado de
alas denominado lemas. Por lo cual aunque sorprendente no es extraordinario que el
Frente Amplio funcione como un paraguas representativo de múltiples fuerzas, lo que
no impide que el antiguo MLN-T tenga un papel de primera importancia. La coalición
del Frente Amplio corresponde a esa particularidad del funcionamiento partidista, pero
por igual la tradición electoral de institucionalidad externa (bipartidismo) sumada a
dicha fragmentación interna centrífuga debido a su sistema de lemas.

C. Contexto Regional /Internacional:

El Salvador: Tanto en la guerra como en el proceso de paz e inclusión política hubo


una influencia alta del contexto regional e internacional. Así en la instauración previa
del conflicto prácticamente toda la región había entrado en guerras civiles, pero por
igual luego en fases de solución y democratización más o menos sincrónicas afectando
especialmente el caso de Nicaragua, vecino que había logrado consolidar una revolución
(1979). Por eso se puede hablar de una influencia regional continua y de una
internacional (la Guerra Fría, la influencia de Cuba, la respuesta contrainsurgente
directa de los Estados Unidos) que además contó con una amplia observación de
entidades supranacionales para el proceso transicional, electoral y democratizador.

Colombia: Se puede hablar de una influencia baja regional para la instauración del
conflicto, compartiendo los problemas típicos de redistribución y aislamiento político de
fuerzas de izquierda, pero aparte del auspicio e inspiración de la revolución cubana los
proyectos revolucionarios se consolidaron mientras en sus vecinos inmediatos las
guerrillas no alcanzaron asentamientos semejantes o fueron reprimidas con éxito. Como
se anotó, el caso del M-19 ofrece un comportamiento de guerrilla tanto rural como
urbana con notables influencias de los métodos del MLN-T que era previo a su
fundación (1974). De igual forma, existe una influencia baja regional para su solución,
siendo los pactos de inclusión política de final de los años 80 y comienzos de los 90 un
proceso interno. De igual forma en lo que compete al M-19 y en general al conflicto
colombiano (salvo desde final de la década de los 90 y de 2000 con respecto a las Farc),
la influencia y efectos internacionales para su solución han sido también bajos, tanto a
nivel de observación o de argumentación del propio fin de la Guerra Fría. No deja de
contrastar con los otros dos casos el que tanto la instauración del conflicto como la
búsqueda de la paz y su tendiente fracaso a largo plazo se den en un contexto de mayor
relativa estabilidad democrática o al menos menor interrupción o directo autoritarismo.

Uruguay: Este caso posee una influencia media regional para la instauración del
conflicto, pues las democracias sufrieron retrocesos importantes en el Cono Sur siendo
destacable para un país que como Colombia ofrecía un bipartidismo estable pero aún
más un contexto competitivo previo al que se denominó “Suiza latinoamericana”. De
igual forma, la recuperación de la democracia a nivel regional ofrece una influencia
media para su solución, afectando especialmente las transiciones del Brasil y Argentina,
adelantándose al caso chileno y dejando atrás a Paraguay. La Influencia externa
internacional para la búsqueda de la paz se puede considerar baja, más allá del marco
del fin de la Guerra Fría sin comportamientos directos fuera del cese de la intervención
norteamericana directa o la menguada influencia de la revolución cubana.

D. Comportamiento ideológico y polarización:

El Salvador: A igual que en los otros casos, la estrategia central de mayor o menor
coalición es percibible como una manera de disminuir la polarización en las fases
transicionales y acuerdos de paz e inclusión política. Se trata de un comportamiento
inicial despolarizante al haber los grupos insurgentes cambiado sus nombres como
partidos bajo otras denominaciones o lemas, y accediendo a acuerdos más o menos
estables para tanto seducir como no provocar al electorado tradicional y nuevo.
Sin embargo El Salvador proyectó una identidad mucho más nuclear en torno al FMLN
como la alternativa de izquierda tras la fase transicional, que solo en tiempos recientes
ha comenzado a abrirse a profundidad. El comportamiento ideológico del FMLN se ha
orientado a la socialdemocracia con momentos de mayor o menor confrontación, pero
sobre todo crítica hacia la inclinación neoliberal, privatizadora y aperturista económica
seguida por la derecha salvadoreña. No obstante el compromiso por la paz ha decantado
una contención a la radicalización, contraria a lo observado en el vecino sandinismo
nicaragüense. Es más, el FMLN ha demostrado que puede ejercer la representación
como antiguo grupo guerrillero dentro de una lógica partidista, pero a diferencia del
caso del M-19 retrasando la utilización de personajes externos simbólicos o
conciliadores –por ejemplo el periodista Gilberto Funes con quien ha llegado al poder-
acercándose a las posiciones mantenidas por otras fuerzas de izquierda dialógica como
Lula en Brasil y limitando la influencia radical mantenida por Chávez desde Venezuela.

Colombia: A diferencia de una lectura sobre polarización típica, en este caso se da más
una apertura del registro ideológico con la presencia del M-19 hacia la izquierda, pero
no de una radicalización del sistema partidista, que por el contrario tras la exitosa
incorporación del antiguo grupo guerrillero al proceso constitucional de 1990 y 1991
logró que tanto el bipartidismo como la propia vieja insurgencia se acercaran al centro.
Paradójicamene en Colombia se mantuvo el comportamiento de un sistema de partidos
predominante bajo una baja polarización pero también de baja representatividad, dando
continuidad en algunos a la idea extremista de que la verdadera oposición es la que se
ejerce extralegalmente. La efectiva separación de la izquierda en Colombia de la
“combinación de las fuerzas de lucha” es un debate que aún acompaña a la izquierda y
que ha tendido a dividirla, como se refleja en el actual Polo Democrático Alternativo
donde los ex militantes del M-19 han tenido cabida una vez que como partido no
pudieron sobrevivir en la segunda mitad de los años 90. Se observa que mientras existan
grupos guerrilleros operando, la izquierda democrática encuentra difícil contener una
polarización más amplia que no se salga de los cauces institucionales democráticos. El
M-19 al mismo tiempo de su fracaso como partido político logró por lo menos salvar su
herencia principal que fue su participación en la Constitución de 1991, asumiendo sus
ex componentes y las tendencias actuales del centro a la izquierda posturas en su
defensa ante el posicionamiento derechista ejercido por los gobiernos de Álvaro Uribe.

Uruguay: En el caso, como en El Salvador, se presenta tras los procesos de paz e


inclusión política un claro comportamiento de polarización en torno a los grupos
reinsertados, es decir entre las fuerzas de derecha (incluso dispuestas a coalicionar)
contra la nueva izquierda. En todo caso en Uruguay iniciado el periodo transicional las
fuerzas bipartidistas clásicas mostraron posiciones progresistas buscando despolarizar
sus contenidos y ampliar eventualmente sus electorados, aunque luego volvieran a un
discurso más tradicional de centro – derecha. El Frente Amplio por su propia lógica de
ser una múltiple coalición vive procesos de depuración ideológica y polarización interna
que ha hecho que algunos lemas se hayan separado como el sector demócrata cristiano.
Sin embargo grupos como el MLN-T al haber renovado su nombre y su participación
desde 1989, han por un lado contribuido a despolarizar el comportamiento político
uruguayo pero a la vez en conservar una identidad de izquierda en la práctica. Al igual
que en los otros casos las banderas de una izquierda crítica frente al discurso neoliberal
se han mantenido, pero absteniéndose como en El Salvador de ingresar a una corriente
radical, ubicándose más cerca del actual registro de Brasil, Argentina o Chile.
Se puede afirmar que en El Salvador mientras surgieron Varios Partidos se han
mantenido Dos Polos ideológicos del cual el FMLN es protagonista por simpatía o
rechazo. En el caso de Colombia de manera distinta surgieron en los años 90 Varios
Partidos y Varios Polos, acorde con la múltiple fragmentación del sistema de partidos y
del fracaso parcial de la izquierda democrática tras la experiencia del M-19. En Uruguay
ha sobrevivido el bipartidismo pero a la vez se ha enfrentado al MLN-T, pudiendo
hablarse de un esquema de Tres Partidos principales y Dos Polos.

ES: Varios Partidos /Dos Polos


C: Varios Partidos/ Varios Polos
U: Tres Partidos/Dos Polos

E. Desempeño partidista:

El Salvador: Presenta un caso de éxito progresivo soportado en la legitimidad lograda


por el proceso de paz e inclusión política, que si bien no ha solucionado los graves
problemas que aquejan al país centroamericano si ha representado un nuevo punto de
partida social. El FMLN, como en el Frente Amplio con participación del antiguo
MLN-T, presenta un suceso inicial en el ámbito local, especialmente en la capital y a
nivel parlamentario, manteniendo una heterogeneidad con adelantos y retrocesos en las
zonas rurales. Coinciden los tres casos en poder afirmarse que el votante de izquierda se
concentra en el voto urbano, pero que solo hasta el logró de otros apoyos es que puede
surgir como fuerza desequilibrante definitiva en el sistema de partidos. La novedad en el
caso salvadoreño consiste en que el FMLN ha podido llegar a la presidencia de la
república en 2009 aunque sin mayoría estable parlamentaria, algo propio del sistema
presidencialista en lo que coincide con la experiencia del Frente Amplio en Uruguay.

Colombia: El caso de la Alianza Democrática M-19 es paradójico: por un lado


representa el mayor suceso en cuanto a proceso de paz, desmovilización e integración a
la vida política en Colombia, teniendo un resultado abrumador y sumamente favorable
en la transformación institucional democrática del país con su liderazgo –a la par del
bipartidismo tradicional- en la fase constituyente de 1990 y 1991. Pero por otro presenta
un fracaso rotundo en el mantenimiento de las funciones partidistas, habiendo logado
una designación ministerial en 1994 pero a partir de allí desapareciendo su
representación en alcaldías, gobernaciones y cuotas parlamentarias hasta quedar solo
como un registro legal ante las autoridades electorales. Su desaparición formal se da con
el cambio de milenio, configurando un fracaso que solo comparativamente frente al
caso de El Salvador y Uruguay sería excusable por la dimensión territorial, la
heterogeneidad y la complejidad del conflicto colombiano que ha visto que variables
como el narcotráfico y el paramilitarismo de extrema derecha se hicieran tan o más
importantes que las propias luchas ideológicas tradicionales de la Guerra Fría. En este
sentido El Salvador y Uruguay, distintos pero exitosos para las experiencias de
izquierda, contrastan con la continuidad del conflicto colombiano.
De todas formas hay que anotar que el M-19 llegó a obtener resultados parciales
favorables en la descentralización a nivel de alcaldías y gobernaciones, pero no
pudiendo concretar una posición favorable en la capital como lo ha hecho luego el Polo
Democrático Alternativo donde se posicionó lo que le quedaba de capital político. En
ese sentido los dos triunfos en Bogotá del PDA pueden verse como una herencia del
trabajo previo del M-19 pero no como su victoria particular. En la actualidad el PDA ha
logrado avances importantes como la candidatura de Carlos Gaviria que llegó a obtener
el mayor respaldo de voto visto por un candidato de izquierda en Colombia frente a
Álvaro Uribe en 2006, pero sufriendo problemas continuos de división interna. En la
actualidad el líder más visible del M-19 y la estrella del proceso constitucional de 1991,
Antonio Navarro Wolff, es el gobernador del departamento de Nariño. Sin embargo la
vuelta del M-19 como partido autónomo es descartable.

Uruguay: En el país del Cono Sur se presenta al igual que en El Salvador un éxito
progresivo, pasando por el ámbito local y parlamentario teniendo como punto de
inflexión el triunfo renovado en la alcaldía de Montevideo, fortín político del Frente
Amplio donde ha logrado como el FMLN –a diferencia del M-19- poder presentar
gestiones completas y rendición de cuentas ante sus electores. Es importante señalar que
tras la reforma constitucional de 1996 que implicó cambios profundos en el sistema
electoral que favorecía al bipartidismo tradicional, el Frente Amplio pudo presionar con
la renovada figura de Tabaré Vásquez un comportamiento civilista moderno que lo llevó
gracias al nuevo sistema de doble vuelta (ballotage) pelear contra blancos y colorados
obligándolos incluso a coalicionarse, perdiendo en 1999 pero logando el triunfo en
2005. Por su parte el MLN-T sigue siendo una de las fuerzas líderes y más fuertes
dentro de la compleja coalición del Frente Amplio, con figuras importantes en la
Alcaldía, ministerios y el congreso como los antiguos tupamaros Nora Castro y José
Mujica, habiendo cerrado un ciclo de largo aliento.

Se puede considerar que tanto el proceso del FMLN aunque en mayor medida el del
MLN-T dentro del Frente Amplio son desarrollos a largo plazo que demuestran que los
resultados de la inclusión política en contextos transicionales, de sistemas de partidos
fluidos y nueva institucionalización partidista no son inmediatos, sino implican ciclos
electorales y representativos de varios lustros que pueden llegar a ser exitosos, sin que
esto asegure que en el futuro habrán resuelto las problemáticas de sus países y
asegurado intacta su continuidad como fuerzas partidistas de izquierda.

Conclusiones

- Los casos de El Salvador, Colombia y Uruguay ofrecen tanto similitudes como


diferencias, reflejando la complejidad partidista y de la izquierda en América Latina.
- Las experiencias de inclusión política de los antiguos grupos guerrilleros significan un
aporte al proceso de democratización de sus países y la región, más allá de su éxito
particular y del aporte aún por consolidar en las mejoras estructurales de sus sociedades.
- Se puede afirmar que la hipótesis planteada se cumple mayormente en cuanto a que el
grado de estrategia de mayor o menor grado coalicional ha sido importante para poder
permitir, según el contexto particular, un ingreso permanente al sistema de partidos de
las antiguos fuerzas revolucionarias. Sin embargo, mientras no exista una adaptación
exitosa a las condiciones de normal competitvidad democrática del funcionamiento
partidista no hay posibilidades reales de afectar el sistema de partidos en términos de su
apertura.
- Se observa que cumplir las funciones de los partidos no es fácil, aún más pasando de
experiencias violentas a escenarios políticos institucionales y compitiendo con grupos
tradicionales o experimentados, por lo cual en mayor o menor grado la figura de
coalicionar políticamente ha sido la estrategia regular de los casos aunque con
resultados disímiles.
- Se puede sostener que antes o después de los procesos de paz e inclusión política de
los casos la categoría de semicompetitividad sirve diferenciar los sistemas de partidos
que operan en contextos de totalitarismo, fuerte autoritarismo o plena democracia,
especialmente en el contexto transicional vivido en América Latina.

- Los tres casos demuestran que durante el marco regional autoritario sumado al externo
de la Guerra Fría, se simplificó y limitó la representación ideológica. Pero que tras las
fases de transición, la paz y la vinculación a la democracia liberal, representativa y
constitucional, se ofrecen resultados más eficaces que la persistencia del conflicto.

- Es afirmable que estas experiencias de inclusión política sí transformaron el sistema de


partidos en sus países en grados distintos; de manera radical en El Salvador y parcial en
Colombia y Uruguay; consolidando la transición en El Salvador y Uruguay y abriendo
la representación en Colombia. Coincidiendo todos los casos en que detonaron
escenarios fluidos y de no institucionalización o cambios aún no totalmente definidos,
que en todo caso han redundado en el desempeño más democrático de sus sociedades.
Visualización

ESTRATEGIA CO!FLICTO CAMBIO DESEMPEÑO


A!TIREGIME! I!STITUCIO!AL PARTIDISTA

A. COLOMBIA Coalición Intensidad Apertura Inicial alto/


(M-19) Moderada Media Régimen Mantenimiento
(Fundacional/ Democrático en el Tiempo
Partido !uevo (Ampliación) Bajo/ Disolución
+Coalición) Parte nueva
Coalición

Cambio
Sistema : Medio (Dispersión/
Partidos Fragmentación)

B. EL SALVADOR Autonomía Intensidad Apertura Medio Alto/


(FML!) Partidista Alta Régimen Mantenimiento
(Partido Autoritario en el Tiempo
!uevo) (Transición Sostenido
Democrática)

Cambio
Sistema : Alto (Refundación)
Partidos

C. URUGUAY Coalición Intensidad Apertura Inicial bajo/


(TUPAMAROS) Múltiple Baja Régimen Posterior alto/
(Agregada/ Autoritario Mantenimiento
Multicoalición) Coalicional
(Transición + Sostenido
Ampliación)

Cambio
Sistema : Medio (Reconfiguración/
Partidos Restauración)
jac/2008
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