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El documento es un monólogo de un padre campesino dirigido a sus tres hijos adinerados. Expresa que después de toda una vida de trabajo duro y sacrificios para criar a sus hijos, ahora le toca a él disfrutar de la vida y gastar el dinero antes de morir. Rechaza los consejos de sus hijos de no malgastar el dinero y seguir trabajando la tierra, afirmando que ahora es su turno de divertirse.
El documento es un monólogo de un padre campesino dirigido a sus tres hijos adinerados. Expresa que después de toda una vida de trabajo duro y sacrificios para criar a sus hijos, ahora le toca a él disfrutar de la vida y gastar el dinero antes de morir. Rechaza los consejos de sus hijos de no malgastar el dinero y seguir trabajando la tierra, afirmando que ahora es su turno de divertirse.
El documento es un monólogo de un padre campesino dirigido a sus tres hijos adinerados. Expresa que después de toda una vida de trabajo duro y sacrificios para criar a sus hijos, ahora le toca a él disfrutar de la vida y gastar el dinero antes de morir. Rechaza los consejos de sus hijos de no malgastar el dinero y seguir trabajando la tierra, afirmando que ahora es su turno de divertirse.
Rafael de León. de los cambios de la luna. Ayer te fartó una oveja, ¿Se puede pasá? ¿Qué hay, tropa? ¡vaya bendita de Dió!... ¿Voy a llamá a los civiles ¿Qué espera usté? ¿Mi sombrero? si de chico fui pastó? Mejor está en mi cabeza ¡Pastó de ganao montuno que corgao en er perchero. con las alpargatas rotas! Y además son hijos míos ¡De Córdoba a Extremadura los tres que tengo delante. por tres puñaos de bellotas! ¿Qué hay tropilla? ¡Güena casa! Y en cambio, los tres cachorros Y un criao muy elegante de aquel pastó miserable que en vez de vuestro papuchi van por tabaco a la esquina se cree que soy un permaso. con sus tres descapotables. Que yo lo tendría a gala Vaya er sombrero. Y procura si al derrochá mis dineros que no me den er cambiazo. se le añadiera er que ustedes ganaran como ingenieros, Su reverencia... me chifla o bien como cirujanos, que sos traten con respeto. o de doctores en leyes... ¡Tres señoritos! ¡Qué orgullo ¡O echándose a las costillas para un padre tan cateto! tóos los vagones der muelle! ¡Tené tres hijos varones ¡Trabajando! Ley der cielo que están viviendo en sus glorias que con ustedes no reza porque yo m'alimentaba... porque como hay todavía de papas y zanahorias! muchos toros en la dehesa Me alimentaba... hace tiempo; y hay trigo pa veinte años que hoy ya la cosa varía. y desbordan los lagares No vi a dejá ni la cresta y a caballo hay por lo menos de un pollo de Andalucía. hora y media de olivares, Que nos vorvemos tragones que trabaje papaíto los viejos mal educaos, que hay que vé lo bien que está; y eso nos quita finura y eso que l'ha dao ahora pa tratá con abogaos por bebé, por trasnochá, como er que de parte vuestra por í con cuatro amigotes vino a hablarme de intereses de francachela a Sevilla y le di ... que con er susto y hasta parece que dicen tiene cama pa dos meses. que ronda a una chavalilla, El hombre vino a decirme y antes de que se nos casen por encargo de mis hijos er día menos pensao que ustedes no estáis conformes aquí lo mejó que hacemos con que venda los cortijos. es mandarle un abogao Que debo seguí en er campo que le diga las verdades lo que me resta de vía aunque le sepan amargas; cuidando de las cosechas ar pródigo no es difíci y de la ganadería; por ley, echarle la garga. que no se seque el arjibe, ¡¡Intentarlo!! Ya hemos visto que no s'avinagre er mosto; que el abogao... renunció; bébete er frío de enero yo no admito en este pleito y anda y súdalo en agosto. más tribuná que er de Dió. No duermas... cuenta las horas Él sabe que yo he sufrío todas las humillaciones pa que ustedes no tuvieran que sé destripaterrones. Pa mí, ni café ni amigos, ni un cigarro, ni una copa... Pero mis niños... ¡tres duques en lo tocante a la ropa!... Y vengan manjares finos, vengan colegios de pago, vengan potros y escopetas, y vivan los Reyes Magos. Zurcíos en mis carsones y en er buche telarañas... ¡Pero hay que vé cómo viven los hijos de mis entrañas! Y, claro, los pobrecitos están tan acostumbraos que en vez de darme las gracias me mandan un abogao pa que no gaste er dinero que lo debo de guardá y er día que yo me muera se lo reparten y en pá. Lo siento, pichones míos, rosas de mayo y abrí... Ya habéis disfrutao lo suyo y ahora me toca a mí. ¡Vengan corrías de toros y buen vino y mejor cante pa regusto de un campero que ya ha trabajao bastante! Mira qué terno más fino, mira qué cigarros puros... En la puerta un artomóvi y aquí unos miles de duros pa gastarlos en claveles si me encuentro una serrana que suerte dos lagrimitas de compasión por mis canas. La compasión que me niegan los tres hijos de mi amó; si no estoy en mi derecho sentencia me mande Dió.
¡Casa! Mi sombrero. ¡Pronto,
que me voy a divertí! Con er permiso de ustedes... ¡Ahora me toca a mí!