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El papiro Voynich – ¿Qué secretos encierra este

enigmático documento?

Desde la más remota antigüedad han existido textos (papiros, tablillas, inscripciones)
que hablan de los secretos de la naturaleza y de las fuentes de saber desconocido.
Muchos fueron destruidos en incendios como el de la Biblioteca de Alejandría. Otros
están guardados en bibliotecas secretas, solo accesibles a muy pocas personas. Otros
libros, tales como “Die Rosenkreuzer; Zur Geschichte einer Reformation”; “La magia
negra”, de Estanislao de Guatia; o “Estudios de los Mahatmas, sus misterios y sus
soluciones”, de Saint Yves d’Alveeydre, desaparecieron sin dejar el más mínimo
rastro.

No obstante, aún se puede tener acceso a otros libros que se encuentran dentro de la
categoría de los libros malditos. Los más interesantes son: “El papiro Voynich”,
“Nefer-Ka-Ptah y el Libro de Thot”, y “Las estancias de Dzyan”. Son libros escritos
en clave, por lo que para acceder a su verdadero contenido se debe disponer de la
“llave” que permita escudriñar en sus secretos. Aunque sean potencialmente
accesibles, las trágicas historias que han acompañado a los que los han tenido en sus
manos y las han intentado interpretar, aconsejan seriamente no tener la pretensión de
poseerlos. En este artículo nos centramos en relatar lo que ya se sabe sobre el
llamado papiro Voynich. Pero no iremos más allá.

Las Islas Británicas se destacaron durante los siglos XVI al XVIII por su hegemonía
marítima. La idea de lanzarse la conquista de los mares fue de un hombre llamado
John Dee. Con él se inicia el misterio del papiro Voynich. Pero, ¿quién era John Dee?
Vale la pena detenerse un buen rato en explicar quien fue este extraordinario y
enigmático personaje. Es importante conocer la personalidad de John Dee para poderlo
relacionar con el papiro Voynich. Solo su vida y obras ya merecen todo un artículo.
Para ello debemos adentrarnos en un terreno esotérico y mágico.
John Dee nació el 13 de julio de 1527, en una casa de Mortlake, en Inglaterra. Sus
padres se percataron enseguida de que era un niño superdotado y comenzó a estudiar
astrología y magia astral. Desde la edad de 15 años, gracias a su excepcional
naturaleza estudiosa, siguió las clases del Saint-John College de la Universidad de
Cambridge, devorando con avidez el tratado de astrología de Robert Fludd. El
resultado no se hizo esperar: y se convirtió, a pesar de su juventud, en un excelente
astrólogo. Continuó con entusiasmo sus estudios en ese colegio hasta 1545, año en que
se graduó con las mejores calificaciones. Estuvo tan obsesionado por sus estudios que
solo dedicaba 4 horas al sueño cada noche, Estudió la “Kabbala”, en particular “De
Arte Cabalistica” de John Reuchlin, pero fue con el descubrimiento de la magistral
obra de Cornelius Agrippa de Nettesheim “De Occulta Philosophia”, publicada en
Amberes en 1530, cuando John Dee se convirtió en un maestro de la magia.
Gracias a las enseñanzas de Agrippa, Dee aprendió que los estrechos lazos que unen
las diferentes ciencias herméticas son las matemáticas, pues Agrippa afirmaba en su
obra que: “las doctrinas matemáticas son tales que presentan una necesaria afinidad
con la magia, y aquellos que enseñan esta última sin ellas van por un camino erróneo,
obran en vano y nunca obtendrán el efecto deseado.” El gran mago, antiguo profesor
de la Universidad de Lovaina, exponía una teoría de los números operando en los 3
mundos, “el natural o elemental, donde el mago opera por la magia natural, el mundo
celestial o medio, donde el mago opera por la magia matemática, y el mundo super
celestial, donde opera por las configuraciones numéricas“. Existe sin embargo, un 4º
volumen apócrifo donde el mago opera mediante la magia negra. Aquellas teorías
revelaron a Dee lo que concebía desde hacía un tiempo: la concentración en el estudio
de las matemáticas, llave de todas las ciencias, que incluía necesariamente la
operación gracias a los números en la configuración de los ángeles y de los demonios.
Fue, sin problema alguno, que John pudo seguir profundizando en sus estudios. En
1546, fue nombrado primer alumno del Trinity College. Sus lecturas cotidianas
consistían en obras de Ramon Llull, Paracelso, Homero, entre muchos otros.
Paulatinamente, John Dee acumuló gran saber y constató que la enseñanza oficial ya
no podía aportarle más, pensando que solo los viajes y los encuentros interesantes
enriquecerían sus conocimientos. Fue una auténtica sorpresa que decidiera entonces
interrumpir sus brillantes estudios.

Aquel año escolar debía clausurarse con una obra de teatro de Aristófanes llamada “La
Paz”, y se pidió a Dee que escenificara la obra. Fue entonces cuando se le ocurrió
construir una pequeña maravilla mecánica cuya técnica era totalmente desconocida en
Inglaterra: los espectadores vieron elevarse, durante la representación, un enorme
insecto plateado movido por hilos invisibles y un mecanismo secreto que nadie
pudo averiguar. Aquel alucinante insecto, llevaba encima, a horcajadas, a un
hombre de carne y hueso. Después de aquella aparición, considerada diabólica, Dee
escapó por los pelos de una acusación de brujería en toda regla, y aprovechó para
responder a una invitación hecha por el célebre astrónomo y geógrafo Gerardus
Mercator, que le convidaba a venir a la Universidad de Lovaina, fuente inagotable del
saber de la época. Llegado a Lovaina en 1548, se encontró de inmediato con
numerosos acólitos del célebre Cornelius Agrippa, mago que había dedicado toda su
vida a trabajar en la Gran Obra de la Alquimia y que afirmó haber conseguido
materializar apariciones de demonios, declaraciones que alentaron a Dee en sus
estudios sobre las ciencias herméticas y los rituales mágicos.

En adelante, se consagró a sus viajes y a ir al encuentro de numerosas personas que


podían ayudarle a evolucionar. Decidió no acabar su rectorado y, sin embargo, se
convirtió en un excelente cartógrafo y un alquimista de renombre y, para colmo,
encontró tiempo suficiente para escribir 4 libros en el espacio de tres años, de los
cuales dos eran en latín. Sus prolíficos estudios le valieron la invitación de volver a su
tierra natal, en la corte del rey Eduardo VI quien le concedió los rectorados de Upton-
Upon Severn, en el condado de Worcester y el de Long Leadenham, en el condado de
Lincoln. Además, el rey le acordó una pensión a cambio de un servicio cuya
naturaleza permanece aún en el misterio, pero que se sospecha que estuvo ligada
a la práctica de la magia.

Al acceder al trono María I de Inglaterra, llamada María la Sanguinaria (en inglés,


Bloody Mary), hermana del fallecido Eduardo VI y esposa del muy católico Felipe II
de España, el viento giró en su contra ya que el anatema cayó sobre todo estudiante de
matemáticas y artes mágicas, siendo ambas disciplinas consideradas como heréticas en
aquella época. De poco escapó Dee a una acusación de brujería contra la reina, ya que
se decía que la había embrujado. Consiguió convencer al tenebroso arzobispo Bonneur
de su inocencia, lo que le permitió escapar de la acusación de herejía, aunque de todos
modos no escapó de verse encarcelado durante un tiempo. Propuso trabajar como
asistente de un inquisidor, lo que le permitió recuperar numerosos pergaminos y obras
requisadas en los domicilios de los acusados. Acumuló en su casa de Mortlake, una
impresionante biblioteca que reunía las obras completas de los mayores filósofos y
ocultistas conocidos.
Y mientras su fama de brujo creció y a la muerte de María I se convirtió en el principal
astrólogo y mago de la reina Isabel I. Y la nueva soberana le tuvo en tal aprecio que
Dee se convirtió en el oráculo consultado para tomar las más importantes decisiones
del reino. Isabel rendía a menudo visita a Dee en su casa de Mortlake, donde éste iba
acumulando toda suerte de objetos insólitos destinados a sus estudios y a sus
invocaciones mágicas.

En el curso de una estancia en Amberes, Dee descubre un manuscrito (todavía


incompleto en aquel periodo), que acrecentará aún más su preferencia por las ciencias
ocultas. Ese famoso documento escrito por el abad Trithema, llevaba el título de “la
Estenografía”. Trataba de criptografía y ofrecía esa descripción: “los ángeles de los
dos primeros libros, pueden ciertamente ser interpretados como medios de codificar
el texto, pero aquellos que descubrimos en el tercero, no parecen permitir similar
interpretación, es pues probable que las partes supuestamente escritas con códigos,
no estén allí más que para esconder el verdadero objetivo de proceder a la invocación
de los ángeles que gobiernan las regiones de la tierra; la segunda parte trata de
aquellos que gobiernan el tiempo, la última concierne la manera de invocar a los
ángeles superiores.”

He aquí, ciertamente, una obra que influenció a Dee a lo largo de su vida. Se dice que
Dee solo necesitó siete días para redactar su obra magna “La Mónada Jeroglífica”,
libro cuya interpretación fue controvertida y que daría, entre otros, el medio de
comunicar a distancia o de influir sobre el espíritu de las gentes. Tiene 51 años
cuando la reina Isabel le presenta a su futura esposa, de la cual llegaría a tener 5 hijos.
Se llamaba Jane Fromond. Llevando por fin una vida apacible en el cuadro familiar,
consagró todas sus energías y sus estudios en la búsqueda de la piedra filosofal, al
menos durante unos años.

El año 1582 marcó la vida de John Dee con dos acontecimientos que cambiarían su
existencia. En noviembre, se afirma que vio aparecer al Angel Uriel, apodado el
“Angel Verde”. Ese acontecimiento inspiró a Gustav Meyrink para su novela “el
Angel en la ventana de Occidente”. Se dice que le entregó una piedra negra, pulida,
convexa, cuya singularidad era la de darle la oportunidad de conversar con seres
que se encontraban en otro plano de existencia. Bastaba con fijarla con la mirada,
intensamente, y los seres aparecían en la superficie de la roca y predecían el
futuro. La piedra se encuentra actualmente expuesta en el British Museum.
En ese mismo momento, aparece en la vida de John un extraño compañero de estudios,
un hombre que se llamaba Edward Kelly Talbot, ese mismo Kelly del cual un tal
Alaister Crowley afirmó ser su reencarnación. John Dee andaba buscando a un buen
médium para sus trabajos y, desde la primera sesión, Kelly tuvo la visión del Angel
Uriel que le reveló su sello secreto, así como las instrucciones para fabricar dos
talismanes de la más alta importancia: el Sigilium Aeifmeth (el Sello Divino de la
Verdad), y la Tabula Sancta (la Tabla Santa). El Sigilium Aeifmeth era un pentáculo
complicado de cera roja, mientras que la Tabula Sancta debía ser fabricada con
maderas preciosas, ornamentada con letras enoquianas y con los 7 sellos planetarios.
Los dos talismanes eran empleados simultáneamente para invocar a los espíritus.
Algún tiempo después, el Angel Michaël se les apareció con el fin de darles sus
instrucciones en cuanto a la fabricación de un anillo mágico de oro con el sello
idéntico al del rey Salomón , que había recibido para llevar a cabo sus milagros.
Uriel regresó con el fin de comunicarles una serie de cuadrados mágicos, así como las
21 letras del alfabeto enoquiano. El arcángel les dictó también un voluminoso
manuscrito titulado Liber Logoeth, que sirvió para formar las célebres tabletas
enoquianas elementarias. Una aparición importante, fue también la de un espíritu niño,
un medio elfo de cabellos rubios llamado Madimi. Fue a partir de entonces, que Dee
empezó a anotar en un gran libro llamado Libri Mysteriorum, todas las sesiones de
invocaciones. Pusieron en pie un sistema mágico, revelando la existencia de los
espacios paralelos conteniendo las jerarquías de las entidades que se pueden
asimilar a los ángeles y a los demonios del dogma judeo-cristiano.

Fue en el British Museum que MacGregor Mathers redescubrió los documentos y


readaptó las prácticas y las ceremonias de la Golden Dawn, pero fue Crowley quien
desveló públicamente la magia enoquiana. Las cosas se precipitaron a partir de aquella
época. Dee estaba convencido de la veracidad de los mensajes de su médium, y fue
sobre sus consejos que empezó con dudosas prácticas de magia. Se les vio errantes en
los cementerios, con el fin de practicar sus rituales.
Para colmo, inquietos por sus problemas económicos, decidieron viajar con sus
respectivas esposas y con los hijos de John. Se les vio en numerosos sitios: en
Venecia, en Bohemia, en Praga, en Polonia… dónde fueron invitados por el Príncipe
Laski. La influencia satánica de Kelly se hizo cada vez más importante en los trabajos
de Dee, y el escándalo no tardó en llegar, provocando su huída. Dee aprovechó la
ocasión para separarse de su médium y, arruinado, volvió a Inglaterra, donde Isabel I
le ayudará una última vez, nombrándole para un cargo en el Christ College de
Manchester. En 1604, su esposa Jane falleció tras una penosa enfermedad. Solo,
volvió a su casa de Mortlake pero acuciado por nuevos problemas económicos tuvo
que ir vendiendo por lotes su impresionante biblioteca, lo que no le impidió
permanecer en la esperanza de encontrar a otro médium que le ayudara en sus
investigaciones. El Angel Gabriel se le apareció en el mes de diciembre, anunciándole
que pronto iría a descansar cerca del Emperador de los Emperadores. El 22 de
diciembre de 1608, se encontró su cadáver a orillas del río de su casa de Mortlake.
Una vez más, la profecía se había cumplido.
John Dee dedicó gran parte de su vida a recorrer el mundo y coleccionar extraños
escritos, que, por lo general, eran de papiros muy antiguos. Nunca se supo de dónde
los sacaba, o quién se los conseguía. Durante el reinado de Enrique VIII, el duque de
Northumberland se dedicó a quitar de circulación todo escrito cuyo contenido fuese
poco claro o tocase el tema de la brujería; para ello requisó todos los monasterios del
reino, que eran los lugares por excelencia donde se guardaban semejantes obras. El
duque era amigo de John Dee y en una oportunidad, realizando requisas, encontró en
una pequeña abadía del Condado de Essex un manuscrito cuyas páginas semejaban
papiro. El texto estaba escrito en forma cifrada y había sido copiado del original
(según rezaba el Prólogo) por Roger Bacon, considerado el gran mago de su siglo. El
Prólogo decía lo siguiente: “Esta es copia fiel del original que se encuentra guardado
bajo las montañas que corren sobre la costa Oeste de un lejano lugar situado en el
extremo sur del planeta“. Teniendo en cuenta que el copista del manuscrito era Roger
Bacon, que había nacido en 1214 y dejado de existir en 1294, queda bien claro que aún
no se había descubierto América. Y sin embargo, de acuerdo a la mención del Prólogo,
ese “lejano lugar” que tiene una cadena montañosa que corre sobre su límite Oeste: la
Cordillera de los Andes, sería un país del extremo Sur de América.
Como ya se ha dicho, el Duque de Northunberland y John Dee eran amigos. Cuando el
primero encontró en Essex el manuscrito de Roger Bacon, después de leer el Prólogo y
ver que las páginas interiores estaban escritas de forma cifrada, recordó que John
Dee era aficionado a coleccionar papeles extraños y se lo regaló. John Dee trató de
descifrarlo, pero no pudo. Sólo logró establecer que la primera parte del escrito decía
que ese libro contenía “los secretos de los mundos olvidados y subyacentes“. En 1586
John Dee regala al emperador Rodolfo II, Emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico, el famoso libro-papiro. A partir de 1666 el misterioso documento pasa de
mano en mano y recorre el mundo gratuitamente, aunque nadie logra descifrarlo.
Hasta que en 1962 llega a Estados Unidos y se encuentra a la venta hasta nuestros
días. Su valor sobrepasa el millón de dólares. Un tal Kraus, alemán residente en Nueva
York, es quien lo tiene, esperando un posible comprador. La historia del manuscrito,
denominado en la actualidad Documento Voynich, es la siguiente: Luego de la
desaparición de Dee en 1608, nadie se ocupa del Documento Voynich hasta el año
1666, en que el doctor Marcue Marci, rector de la Universidad de Praga, envía el
escrito al jesuita Kircher, experto en criptografía y codificación, para su interpretación.
Fue inútil, no logró desentrañar el misterio. Luego se pierde el rastro del documento
hasta 1914, en que se lo vuelve a encontrar en el pueblo de Frascatti, Italia, como
propiedad de unos jesuitas que tenían un convento allí.
El famoso e indescifrable escrito tomará el nombre que actualmente lleva: Voynich, a
causa de que el editorialista, W. Voynich, es quien compra a estos jesuitas el extraño
documento y se lo lleva a Estados Unidos. En 1916, un caballero de los tantos que
habían sido consultados con la finalidad de descifrar el documento, el señor Adolph
Cyrus Roidingereht, pide poder hacerlo, pues uno de sus antepasados había sido amigo
de Roger Bacon y regaló a su pariente una guía de traducción de un código secreto que
utilizaban los habitantes protohistóricos del extremo Sur del planeta y que actualmente
obraba en su poder por derecho de legado. Al poner el señor Roidingereht manos a la
obra descubre que el libro hablaba de una civilización desaparecida cuyos
integrantes eran seres de no más de un metro de altura, y que dominaban la
fuerza de gravedad, que poseían máquinas que les permitían horadar la roca
construyendo grandes ciudades subterráneas y que intercomunicaban con el
resto del planeta por debajo de la Tierra; inclusive nombra una máquina llamada
“Nilotrosa”). Asimismo muestra un mapa celeste de un sector desconocido del
firmamento donde aparentemente figuran dos lunas y dos soles.
Cada página del Documento está pintada de un color diferente, todos ellos muy vivos
y brillantes, semejantes a los del aura humana. Sobre una de estas páginas hay una
especie de diccionario de botánica con plantas dibujadas que son muy singulares.
Algunas de ellas parecen tener ojos y son especies desconocidas en nuestro planeta.
Hasta aquí lo que pudo descifrar Roidingereht del documento Voynich, pues el 22 de
enero de 1917 desapareció misteriosamente sin dejar rastro. Daba la impresión de
haberse visto obligado a huir precipitadamente, pues su pipa aún humeaba sobre el
cenicero. Sin embargo, el indescifrable libro había quedado abierto en una de las
partes donde figuraban los planos de una extraña máquina semejante a la de las
turbinas de los modernos jets y a un costado de una hoja un modelo a escala de lo
que sería en la actualidad el avión Concorde. Posteriormente, en 1919, el decano de
la Universidad de Pennsylvania, William Newbold, se dedicó a la tarea de continuar
descifrando el Voynich. En 1921, en una rueda de prensa dijo haber descifrado cosas
interesantísimas en el documento y se dispuso a dar una serie de charlas sobre el
particular. Pero extrañamente, no pudo llevar a cabo esta tarea. Luego se contradijo y
cada vez fue más difícil llegar a él.
Al parecer los Hombres de Negro comenzaron su tarea de contra-ofensiva ya que el
mundo no debía enterarse de que existen agujeros negros en nuestra galaxia ni
tampoco la fuerza energética que en ellos se acumula. Newbold comienza a recibir
amenazas y muere en 1926 y, al igual que Bacon, se lleva el secreto a la tumba. Una
pequeña parte del protohistórico documento dice así: “Posee el ser humano una
energía muy especial que se gesta en la parte superior del cerebro y su medida es la
del ‘volucielo’ (¿¿). Esta es la tercera organización cerebral independiente, cuya
sede se encuentra en la columna vertebral. Cada zona intervértebra tiene relación
particular con el conocimiento asequible por el ser humano y actúa a modo de
archivo o depósito. Las zonas intervértebras están relacionadas íntimamente con el
conjunto ‘sonomedular’, que tiene, al igual que el volucielo, su centro de actividad
en la parte superior de la cabeza”.
Esto es una llamada de atención al mundo porque el documento Voynich habla de una
“Tercera Organización Cerebral”, que es aquella mediante la cual las civilizaciones
desaparecidas lograron sus impresionantes conocimientos, dado que sabían poner en
funcionamiento ese “sonomedular” cuya utilización parece que significa descubrir
nuestra identidad divina. Sin embargo se desconoce todavía el remoto origen de
este extraño documento y los secretos que contiene. Y parece que seguirá así
indefinidamente

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