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Sala II - CFP5197/2007/CA3
“Moreno, Mario Guillermo y otros
s/sobreseimiento”
Juzgado n° 6- Secretaría n° 11
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Dirección de Índices de Precios de Consumo respectivamente- habrían sido
desplazados, designándose a fines de enero de 2007 en reemplazo de ésta
última a Beatriz Paglieri, quien habría accedido a las demandas de aquél,
entregándole información primaria relativa a los encuestados y adulterando
mediante diferentes maniobras junto a Ana M. Edwin-quien sucedió a
Charre de Trabuchi-el IPC Capital y Gran Buenos Aires de enero a junio de
2007, y el IPC de la Provincia de Mendoza comprendido en el Índice
Nacional de Precios al Consumo de agosto de 2007.
En ambas tareas se habría contado con el
fundamental aporte de Cámpora Avellaneda y Marcela Filia, quienes con
Ulises Valentim (a su respecto se declaró la extinción de la acción penal por
muerte) habrían ingresado al INDEC a estos fines y de la mano de Paglieri.
III- Pues bien, dado que en el sobreseimiento
cuestionado se ha considerado -si bien como argumento subsidiario al
probatorio- que aquella parte de los eventos vinculada a la presunta
adulteración de los índices sería una cuestión no revisable judicialmente
por involucrar decisiones dictadas en ejercicio de facultades discrecionales
de la autoridad administrativa, corresponde ya de inicio efectuar una breve
aclaración al respecto.
La imputación que se dirige a los encausados no
se sustenta en un juicio de valor acerca de la mayor validez, corrección o
incluso conveniencia de una determinada metodología por sobre otra
igualmente posible para la medición de las variaciones que refleja el IPC.
Lo que aquí es objeto de reproche
-independientemente de que se lo considere acreditado o no- es la
introducción de cambios en la forma en que se venía realizando dicha
medición, en contradicción a principios básicos y comunes a toda
metodología estadística conocida, para la consecución de objetivos extraños
a las finalidades y funciones del INDEC; todo ello de manera intempestiva,
unilateral y prescindente de la práctica del organismo, incurriéndose en
comportamientos que el Código Penal reprime en sus artículos 248, 255 y
293.
De este modo y sin perjuicio de un análisis más
profundo luego se advierte que la doctrina invocada por el a quo en
principio no resulta aplicable al caso. Nótese que, conforme reiterada
jurisprudencia del Máximo Tribunal, la esfera de discrecionalidad de los
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segundo pedido de datos, la cual incluyó un detalle de los comercios que
integraban el censo pero sin identificación de cuáles conformaban la
muestra, es decir, el grupo de los efectivamente relevados (f. 345/7, 349/51,
1230/6 y 1277/86).
A partir de allí se sucedieron múltiples pedidos
de información cada vez más desagregada, formulados por escrito o
mediante llamados telefónicos, una reunión en la que Charre de Trabuchi y
Bevacqua respondieron a interrogantes del Secretario de Coordinación
Técnica (designado Secretario de Comercio Interiora posteriori por Decreto
925 del 21/7/06) e inclusive otra convocada por la entonces Ministra de
Economía Felisa Miceli en su despacho, en la que aquel insistió con sus
pedidos pese a que se le hizo saber que la información de precios que
reclamaba, en ciertos casos, por la mínima cantidad de informantes permitía
su identificación y se hallaba por tanto igualmente protegida por el secreto
estadístico. Tras ese encuentro, Mármora convocó a la “Comisión de
Consulta de Secreto Estadístico”, organismo creado en el año 2003, para
que emita su opinión.
Todo ello encuentra respaldo en los testimonios
directos citados y en los documentos y papeles de trabajo obrantes en el
INDEC incorporados como prueba (cf. nota manuscrita fechada 26/6/06
donde se consignan los participantes de la referida reunión en el despacho
de la Ministra y los rubros sobre los que versaron los pedidos efectuados
ese día;notas con sello de recepción del 5/7/06 de Mármora a Miceli
adjuntando, por un lado, el dictamen de asesoramiento técnico de la citada
Comisión y la respuesta al pedido cursado justamente sobre accesorios
terapéuticos, comidas fuera del hogar y expensas, elaborado por Charre de
Trabuchi de acuerdo a los parámetros del dictamen).
Corresponde mencionar a esta altura que al
mismo se arribó por acuerdo unánime de sus catorce integrantes: el
Director Adjunto del INDEC Krieger y trece funcionarios con jerarquía de
Director a cargo de distintas áreas del instituto. En lo que aquí interesa,se
concluyó allí en que: “…el secreto estadístico resguarda la unión
‘informante-dato’... Sólo resultan amparados por el secreto estadístico los
datos a partir de cuyo conocimiento pueda inferirse quién es el
informante...Ante el requerimiento efectuado al Índice de Precios al
Consumidor de información desagregada, se acuerda que los datos pueden
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cobertura la Capital Federal y los 24 partidos del Gran Buenos Aires y por
base la canasta de productos y servicios de la Encuesta Nacional de Gastos
de los Hogares 96/97.
Desde hace años el INDEC cada semana
elevaba informes a las autoridades del Ministerio de Economía con el
avance del cálculo mensual del IPC- GBA, información de circulación
restringida y confidencial. El resultado del primer avance de enero de 2007,
que correspondía a los datos recogidos la primera semana, representativos
de un 25% de la muestra total, habría arrojado 1,5% de aumento en el nivel
general de precios. El segundo, que agregaba la información de la siguiente
semana, representando así al 50% de la muestra total, habría trepado al
2,1%.
Esa tendencia despertó la preocupación de la
Ministra y llevó a Mármora a integrar un “Comité Técnico” para que
Directores del INDEC evacuaran las consultas y cuestionamientos
planteados por Beatriz Paglieri como su persona de confianza,
principalmente dirigidos contra el relevamiento de precios de la lechuga
(exigía que se considere otra variedad porque había mermado la oferta por
factores climáticos), la medicina prepaga (pues otra área de gobierno
intentaba que el sector retrotraiga el aumento) y el turismo (porque la
secretaría en cuestión tenía datos más alentadores).
Todo ello surge de forma conteste de los
testimonios prestados por las principales autoridades del INDEC
involucradas en la confección del índice, que intervinieron personalmente
en dichos encuentros, y también de los documentos archivados en el
Institutoen especial en la Dirección de Estadísticas de Condiciones de Vida
(f. 345/7, 349/51, 354/8, 935/6, 1230/6, 1277/86 y documento “Estimación:
enero de 2007. Precios al 16 de enero de 2007”, entre otros).
Nótese asimismo que el mail del 23/1/07, asunto
“Conclusiones de la reunión con Beatriz Paglieri”, dirigido a Mármora y
Krieger, Director Titular y Adjunto, por Trabuchi y Bevacqua no sólo
corrobora que aquellos eran los temas de particular tensión sino también
revela el pedido a Paglieri de información adicional respecto de las fuentes
de los datos aportados:“Le pedimos si nos puede facilitar la información
que tiene Moreno sobre precios de diciembre de 2006 y enero de 2007 de
hotelería ya que las planillas que nos dieron no todas tienen información
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la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)…”. Ello,
entre otras aclaraciones sobre el área geográfica de cobertura, las
características del relevamiento de precios, etc. (cf. carpeta identificada
como “Informes Finales IPC GBA”).
De los cambios en el cálculo y la cifra de enero.
Diversos elementos de convicción confluyen en
poner en crisis, con suficiente entidad para este estadio, dicho resultado.
Por comenzar, los propios funcionarios del Instituto que ya en ausencia de
Bevacqua y Charre de Trabuchi por sus roles debieron intervenir en las
últimas instancias del proceso que culminó con la publicación del índice.
Graciela N. Guiet, a cargo del Gabinete de
Cálculo al momento, fue contundente al señalar: “los números que son de
público conocimiento del mes de enero -1,1%- no se condicen con los que
surgieron del análisis efectuado en su oficina… el número que salió
impreso… revisado en reiteradas ocasiones, fue palmariamente distinto y
mayor…”(f. 460/2). Y en relación a los rubros en los que advertía
diferencias indicó en su testimonio posterior: “…había sacado nuestra
muestra de turismo y se había reemplazado por otra, de las prepagas -que
habían registrado aumentos de entre un 18 y 22%- puso sólo un 2% que
era el monto autorizado por el gobierno, los medicamentos no fueron
tomados porque -según Paglieri-su aumento no tenía la aprobación del
gobierno y lo que se modificó fue el precio de la lechuga…” (f. 1152/7).
María Cecilia Pazos, Coordinadora General del
IPC, refirió que apenas asumida Paglieri le indicó personalmente que
modificara los datos relevados por el INDEC en hotelería y paquetes
turísticos por otros que surgían de una nota de la Dirección Nacional de
Turismo, exhibiéndole también acuerdos de precios de los hoteleros con el
gobierno, y le pidió que calculara la incidencia de estas variaciones en el
nivel general del IPC. El resultado de este simulacro -aseguró- fue la
variación que a nivel hotelería turística se puso arbitrariamente en el índice
de enero de 2007. Asimismo, explicó que desde la llegada de aquella se
ingresan variaciones externas, que difieren de los relevamientos del
INDEC, y se utiliza un sistema de topes, que a tales efectos se creó un
programa informático específico (f. 470/3).
Emilio Platzer, Coordinador Informático de la
Dirección IPC, a la cual estuvo asignado hasta su traslado el 13/4/07,
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ayudarnos. Te resumo. Tenemos órdenes de Beatriz de hacer unos cambios
metodológicos. Con Cecilia vimos que es imposible hacerlos manteniendo
la fórmula de Laspeyres que venimos usando desde la historia… En
especial porque no somos capaces (en los tiempos que manejamos) de
medir el impacto futuro del reemplazo… Saludos Emilio”; b) memo del
5/2/07 dirigido a la Dirección IPC Lic. Emilio Platzer con copia a Luis
Faigón, Fernando Cantatore, Beatriz Paglieri y Mario Krieger producido
por la Lic. Ana M. Edwin a/c Dirección Nacional de Estadísticas de
Condiciones de Vida desde 2/2/07: “A su requerimiento… queda usted
fehacientemente autorizado, deslindándolo de responsabilidad, a: 1)
corregir los errores detectados en la Base de IPC conforme a las
instrucciones de la Lic. Beatriz Paglieri; 2) introducir modificaciones en
las rutinas de cálculo, a partir de laverificación por parte de la Dirección
de Informática de la Dirección de Metodología Estadística, de que las
instrucciones de la Lic. Beatriz Paglierihan sido adecuadamente
interpretadas por Ud.”.
Por último, debe resaltarse que el peritaje
informático realizado constató la existencia de los programas y pantallas
individualizadas por los técnicos informáticos del INDEC en sus
declaraciones como también de un sistema de topes, si bien el detalle de
esos hallazgos debió haberse profundizado con la incorporación de sus
testimonios, lo que fue rechazado por el a quo.
De los cambios en el cálculo y las cifras hasta
junio de 2007.
Las modificaciones introducidas así al cálculo
del IPC previo a su publicación no se habrían circunscripto al mes de enero
sino perdurado al menos en todo el período investigado, haciéndose
extensivas a otros rubros e incorporando nuevas modalidades.
Con respecto a la introducción de datos
provenientes de fuentes externas al organismo en sustitución de los precios
que surgían de los relevamientos propios del INDEC (que en enero
afectaron a los rubros “turismo” y “prepagas”), en los meses posteriores
alcanzaron también a “automotores”, “medicamentos”, “pan” y “escuelas”
considerándose, en cambio, los que surgían de los acuerdos de precios
pactados con la Secretaría de Comercio a cargo de Moreno (f. 419/22,
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Vidal: “ella viene y nos dice ‘quiero un promedio que no incluya
determinados precios…’ La fórmula nos la da Paglieri y nosotros la
teníamos que informatizar. Hay una que recorta o no incorpora en el
promedio los precios que están un 15% por encima del promedio de los
precios de una variedad… todas hacen más o menos lo mismo recortan el
15, el 20 o el 40” (f. 468/9 y 1207/10. En similar dirección, ver f. 476/7,
448/51, 1145/50 y 1216/20).
Finalmente, múltiples testimonios dan cuenta de
la eliminación de información del sistema: “hay datos corregidos, como el
precio del pan. Porque revisando el histórico de cada precio, el actual
difería del que se notaba ingresado con el procedimiento habitual. Los
precios que aparecían eran correspondientes a los acuerdos del gobierno y
los anteriores no… en el sistema estaba asentado que esos cambios sobre
el precio del pan habían sido realizados con la clave de Paglieri” (f.
1145/50); “…la gente de Paglieri [comenzó] a borrar algunos precios del
relevamiento del sistema… precios traídos de campo, ingresados en el
sistema, validados por los analistas de campo, validados por la oficina de
Gabinete de Cálculo y fueron borrados… en el caso del pan flauta en
algunos negocios habían sido reemplazados por el precio de $2,50 que
correspondía al precio del acuerdo… la directora en repetidas
oportunidades me dijo que quería introducir el precio del pan del acuerdo
y no le importaba si había a la venta ese pan o no, decía que si estaba el
cartel había que tomar ese pan…” (f. 1223/9).
Esto que advirtieron en la Coordinación General
del IPC y en la Coordinación Informática de la Dirección del IPC, lo
observaron también en el área de Ingreso de Datos (f. 361/2, 417/8, 428/32,
836/41, 931/4 y 1053/7), la Secretaría Privada de la Dirección de IPC (f.
457/8 y 1135/8), el Gabinete de Cálculo (f. 446/7 y 1124/8) y los
encuestadores de campo (f. 442/3, 444/5, 1091/5 y 1097/100).
Por otra parte, debe recordarse que en su
momento las propias autoridades del INDEC -incluida la denunciada
Edwin, para esa fecha a cargo como Directora del organismo- reconocieron
ante el Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento de la actividad
del INDEC (CAES) creado por Decreto 927/2009 en la elaboración del IPC
se habían dejado de considerar las variedades con aumentos de precios
“altamente significativos”, variedades con comportamientos “estacionales”
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De los múltiples testimonios prestados por
personal del INDEC se desprende de manera prácticamente unánime que
desde la llegada de Paglieri a la Dirección del IPC, sobre todo al inicio de
su gestión, las tres personas que sin previa experiencia en el Instituto
ingresaron con ella en el carácter de supervisores extraían a diario cantidad
de fotocopias de formularios de encuestas cumplidas seleccionadas
previamente, que acondicionaban en carpetas, sobres o cajas que aquella
retiraba del organismo (f. 361/2, 415/6, 419/22, 423/4, 433/6, 448/51,
452/6, 457/8, 460/2, 836/41, 843/50, 1024/8, 1037/42, 1059/62, 1085/8,
1130/4, 1135/8, 1152/7).
No obstante, en una ocasión Paglieri habría
dado indicaciones a Celeste Cámpora Avellaneda de que alcanzara uno de
esos sobres a “Diagonal 631” (f. 423/4 y 1037/42); cabe recordar que la
Secretaría de Comercio se emplaza en la Avenida Presidente Julio A. Roca
(conocida como “Diagonal Sur”) a la altura 651.
Cabe mencionar que, contemporáneamente, se
registraron casos en que los informantes se negaron a aportar a los
encuestadores los precios vigentes de los productos o servicios relevados,
como habitualmente lo hacían, remitiéndose en cambio a los que surgían de
los acuerdos firmados por el sector con la Secretaría de Comercio: “...uno
de los informantes de turismo para los precios de febrero no quería brindar
más datos porque dijo que había tenido muchísimas y reiteradas
inspecciones de la Secretaría de Comercio y lo que nos decía era que
información que él había dado a los encuestadores del INDEC le habían
sido reproducidas por inspectores de la Secretaría de Comercio tiempo
después…”(f. 843/50), “…a fines de marzo en un comercio de
indumentaria la empleada le comenzó a pasar los precios de los artículos,
con aumento por el cambio de temporada. Interviene la encargada, llama a
fábrica y entonces saca una planilla con los precios acordados ‘con el
INDEC’ y le pide que por favor tomara esos datos. Que la ponía en un
compromiso…” (f. 442/3) y “…el gerente de una empresa de medicina
prepaga le dijo que a ella le daban el aumento del 2% del plan con copago
y no de los planes que aumentaban entre un 17 y 22%. Los planes con
copago no se vendían…” (f. 415/6).
Del IPC Mendoza incluido en el IPC Nacional
agosto de 2007.
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un primer comunicado sobre la provincia enviado por Paglieri vía maila
Giménez en la fecha prevista para la difusión del IPC Nacional y
provinciales, ello para que ésta última confirme esa información o solicite
su ajuste, tal era la práctica habitual; pero también -tras su confirmación por
la Dirección Provincial Estadística- en un segundo comunicado remitido
por Paglieri a Giménez correspondiente al IPC Nacional (cf. correos del
24/9/07 a las 16.26, 17.30, 17.40 y 21.40hs. a f. 129 y vta., 132 y 133/4 de
la citada causa y el acta de constatación notarial respectivo).
Sin embargo, el comunicado oficial del IPC
Nacional difundido a últimas horas del día reflejó para la provincia de
Mendoza un valor de 1,5%. Éstefue remitido en un nuevo maila las
diferentes Direcciones Provinciales Estadísticas, incluida la de Mendoza,
esta vez por Ana María Edwin, quien señaló: “Dado que en un envío
confidencial anterior se había deslizado un involuntario error material de
tipeo, les agradecería no tengan en consideración dicho archivo a efectos
de evitar confusiones” (f. 134vta. del conexo).
Al día siguiente, la Dirección de Estadísticas e
Investigaciones Económicas de la Provincia de Mendoza pidió al INDEC la
rectificación de la cifra o bien la comunicación por escrito del cambio
metodológico aplicado o criterio que la justificaba (f. 346 del conexo).
Como respuesta, el 27/9/07 el organismo emite un nuevo comunicado
explicando este resultado no ya en un “error de tipeo” sino en la
“sustancialmente diversa” composición de las canastas de productos de
cada distrito (f. 393/4 del mismo).
V-Llegados a este punto debemos abocarnos a la
consideración jurídica de los hechos y los argumentos en uno y otro sentido
de las partes. Sobre el particular, se anticipa que la pretensión fiscal de
procesamiento de los imputados en autos será receptada en esta instancia.
De inicio, en orden a la imputación por presunta
violación del secreto (art. 157 del Código Penal), las defensas coinciden
en alegar que más allá de la cantidad o el tenor de las solicitudes de Moreno
lo concreto es que en cada una de esas oportunidades se le negó el acceso
ala lista de comercios encuestados y que no existe prueba que demuestre
que dicha información le fue proporcionada luego.
Una visión conjunta e integral de los eventos
lleva en dirección contraria. No se encuentra controvertido que Moreno
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secreto estadístico efectivamente se consumó se robustece y alcanza
entidad suficiente para considerarla prima facieprobada en esta etapa.
Es que la información contenida en los
formularios de encuesta, dado que exhibe la relación dato-informante, se
encuentra sin duda comprendida en el secreto estadístico consagrado en los
artículos 10, 11 y 17 de la ley n° 17.622 (cf. en la misma dirección arts. 14
y 15 del Decreto n° 3110/70, 5 a 7 de la Disposición INDEC n° 11/88 y su
Anexo I, Dictámenes de la Comisión de Consulta de Secreto Estadístico del
3/7/06 y de la Dirección de Asuntos Jurídicos 313/06) y el Secretario de
Comercio no se encontraba obligado a su resguardo, de modo que
efectivamente era un tercero extraño a esa obligación de reserva.
Subjetivamente, no puede dejar de considerarse,
en la situación de Moreno, la multiplicidad de veces que en el primer tramo
de los eventos le fuera comunicado incluso por escrito y, en los restantes
casos, que ese deber legal vincula a todo el personal del Instituto, quienes a
su ingreso son específicamente notificados de ello y de las normas que lo
rigen; a lo que se suma, respecto de Paglieri y Edwin, la jerarquía de sus
posiciones en el organismo y, en relación a Cámpora Avellaneda y Filia,
que habrían sido advertidas en más de una oportunidad por otros empleados
acerca de la ilegalidad de su comportamiento.
Con respecto alas maniobras de supuesta
adulteración de los IPC-GBA (enero/junio 2007) e IPC Mendoza
incluido en el IPC Nacional (agosto 2007) objeto de reproche, las defensas
han hecho hincapié para descartarla de plano en el resultado del primer
peritaje realizado en la causa. Sin embargo, a poco que se repare en sus
particulares circunstancias de producción el argumento no puede sino
desestimarse.
En primer término se observa que el contenido
de las 188 cajas que contendrían formularios de relevamiento de precios del
IPC-GBA enero a mayo de 2007 no fue certificado en sede policial como
tampoco en el Juzgado. Y, además, se desconoce cuál ha sido el criterio de
selección de los que habrían de ser objeto de peritaje, las certificaciones
actuariales solamente indican que se extraen de las cajas “...formularios de
encuestas de interés para el avance de la investigación…”. En estas
condiciones que a f. 2046/54 se sostenga -de nuevo, sin detalle ni
descripción alguna del material peritado- que la información obrante en los
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177 sobres recibidos es coincidente con los que estaban en los cartridge
secuestrados en rigor no permite extraer ninguna conclusión.
Por otra parte, se alega que los cambios
introducidos al proceso de cálculo de los índices no constituyeron una
violación a la Metodología 13 -que se consigna en los comunicados- y, en
este sentido, que la información de la Secretaría de Turismo no puede
considerarse proveniente de una fuente externa, que en ciertos supuestos se
admite la introducción de precios producto de acuerdos tarifarios y que lo
que aquí se ha dado en llamar “sistema de topes” metodológicamente se
justifica como tratamiento de outliers(sobre éstas dos últimas
consideraciones cabe remitir a las conclusiones del CAES mencionadas en
el considerando anterior). En definitiva, desde la singular visión de los aquí
imputados, dichos cambios eran necesarios para corregir los groseros
errores y la situación de anarquía que imperaba en el INDEC.
No es posible coincidir con las defensas. En el
considerando VI quedaron expuestas las características principales de las
modificaciones dispuestas: se trataron de cambios inconsultos y disruptivos
que ni siquiera luego se plasmaron por escrito ni justificaron
metodológicamente, que funcionaron como soluciones ad hoccuando los
resultados de las mediciones se percibían como problemáticos desde un
punto de vista ajeno por entero al estadístico, ya propio de las instancias
políticas de decisión.
Y esas características, objetivamente,
contradicen abiertamente los postulados metodológicos básicos invocados
en los comunicados como sustento. Repárese que de acuerdo a la
Metodología 13 para la actualización de la estructura de ponderaciones y de
la lista de variedades correspondía aguardar al procesamiento de los
resultados de la nueva Encuesta de Gastos de los Hogares cuya aplicación
en una primera etapa comenzaba ese mismo 2007. En su defecto, como
excepción, ello podía ser considerado con la intervención de la Oficina
Central del IPC. La decisión súbita y unilateral no estaba contemplada.
Tampoco la ruptura en la continuidad de las series pues frente a
modificaciones de base se exigía aplicar un procedimiento de empalme (cf.,
a mayor abundamiento, testimonios a f. 345/7, 354/8, 426/7, 448/51 y
470/3).
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Asimismo, es un principio estructural de la
Metodología 13 que la recolección de la mayor parte de los precios se
efectúe por entrevista directa con los comerciantes en cada punto de venta
(capítulo 11), teniendo en consideración el producto más vendido,
disponible la mayor parte del tiempo y en stock al momento de la
entrevista. Sin duda estas pautas fueron quebrantadas con procedimientos
tales como la sustitución de las cifras producto del relevamiento de campo
por aquellas que surgían de los acuerdos de precios, el borrado de datos
validados del sistema, la aplicación de topes porcentuales e instrucciones a
los encuestadores como las que se impartieron en el caso del pan.
Con todo, dos conclusiones se imponen.
La primera se identifica con la del informe final
del “Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento de la Actividad del
INDEC”: la magnitud de las discrepancias comprobadas en las estadísticas
oficiales en materia de precios excede, por mucho, el debate de orden
metodológico y apunta fundamentalmente al marco institucional de su
producción a partir del año2007.
La segunda es la naturaleza meramente aparente
de los teóricos motivos funcionales alegados como justificativos de las
decisiones cuestionadas. En esta línea de razonamiento se estima prima
facie configurado en autos el delito de abuso de autoridad (art. 248 del
Código Penal).
Es que incluso desde la perspectiva de los
abogados defensores, quienes en última instancia subrayan que la
observancia de la Metodología 13 no se encuentra impuesta por norma
alguna y que en definitiva tanto Paglieri como Edwin por su jerarquía
tenían facultades suficientes para modificarla, no cabe soslayar que la
utilización incorrecta, arbitraria o improcedente de una facultad jurídica
también configura la acción descripta por el tipo penal, cuando el
funcionario hace algo que la ley como principio abstracto le permite hacer,
simulando que se encuentran dadas las condiciones para actuar de tal modo
(cf. causa n° 28.847 “Vázquez”, reg. 31.240 del 6/4/10, con cita de Soler,
Sebastián, “Derecho Penal Argentino”, Tea, Buenos Aires, 1992, tomo V,
pág. 183. Cf., en similar dirección, Villada, Jorge L., “Delitos contra la
administración pública”, Advocatus, Córdoba, 2005, pág.127).
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Organización Estadística. Tercera edición”, publicado por la CEPAL, 2004,
pág. 5).
En otro orden de ideas, habrá de coincidirse con
el Ministerio Público Fiscal en cuanto afirma que las maniobras de
adulteración verificadas sobre los datos e información en base a la cual
habrían de elaborarse los índices en estudio se subsumen razonablemente
en la figura de violación de registros y documentos del artículo 255 del
Código Penal. Es que por su magnitud tuvieron capacidad para
inutilizarlos, para transformarlos en inidóneos para el servicio público a
cuyo fin se preservaban, quitándoles las características que lo hacían útil en
tal sentido (Donna, Edgardo A., “Derecho Penal. Parte especial. tomo III. 2ª
edición actualizada”. Santa
Fe, RubinzalCulzoni, 2008, págs. 227/32).
Asimismo, atento al carácter oficial del
comunicado de difusión del resultado de los índices evaluados, su carácter
definitivo -no podía ser objeto de corrección posterior ni estaba sujeto a
proceso o mecanismo de revisión de ninguna otra instancia- y el nivel de
trascendencia económica local e internacional que tenía, su caracterización
como documento público resulta acertada, y así la inserción en él de datos
falsos en lo que tiene por objeto probar -nos referimos a la cifra resultante y
las notas metodológicas que dan fe de los procedimientos aplicados en su
cálculo- deviene típica del delito de falsedad ideológica del artículo 293
del Código Penal.
Finalmente, es opinión de los suscriptos que la
totalidad de los eventos constituyeron una unidad de acción. En este marco
y de conformidad con el rol desplegado por cada uno de los imputados
explicitado anteriormente, teniendo a su vez presente las particulares
exigencias que en el sujeto activo prevén las figuras de los arts. 157 y 255
del código sustantivo, respecto de la maniobra en su totalidad cabe prima
facie responsabilizar a Mario G. Moreno como autor por determinación, a
Beatriz Paglieri en calidad de autora y a Celeste Cámpora Avellaneda y a
Marcela Filia en el carácter de partícipes necesarias.
En el caso de Ana María Edwin, de conformidad
con los límites de la imputación en su indagatoria y la pretensión fiscal, su
procesamiento habrá de ceñirse a la comisión de los tipos penales previstos
en los artículos 248, 255 y 293 Código Penal en calidad de autora.
#428616#203477521#20180412101420630
Poder Judicial de la Nación
CAMARA CRIMINAL Y CORRECCIONAL FEDERAL - SALA 2
CFP 5197/2007/CA3
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oral en relación a los hechos por los que aquí se dispuso el procesamiento
de los imputados.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
EDUARDO GUILLERMO MARTIN IRURZUN
FARAH JUEZ DE CAMARA
JUEZ DE CAMARA
LUCILA L. PACHECO
Secretaria de Cámara
CN° 41.005; Reg n° 45.069
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