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LA CIUDAD COMO DISCURSO

Una deconstrucción de la ciudad como


instancia de subjetivación

Juan López Muñoz

EDICIONES ESCAPARATE
LA CIUDAD COMO DISCURSO
Una deconstrucción de la ciudad como
instancia de subjetivación
LA CIUDAD COMO DISCURSO
Una deconstrucción de la ciudad como instancia de subjetivación Juan López Muñoz
Juan López Muñoz

Registro Propiedad Intelectual N° 139.18D


ISBN: 956-7827-39-7 .
Producción General: Miguel Soto I.
Diseño de Portada: Claudio Fonté
Foto Portada: Juan López M.

© Juan López Muñoz


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Enero 2006
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ElntI(i'NES ESCÁPARATE
PREFACIO

"...quizá haya en el cielo un modelo de


ella [la ciudad] para el que quiera mirarlo
y fundar conforme a él su ciudad interior....".

PLATÓN, República, 592 b.

De un modo casual, he recordado un antiguo viaje a la casa de mi


abuelo, quien fuera inquilino de un fundo cercano a Santiago. En aquella oca-
sión sentí un cierto desacomodo, un descuadre casi musical, porque había algo
evidentemente distinto en mí cuando recorría en carretón aquel camino de
Campusano: por supuesto había hombres, casas, animales, puertas, mujeres,
objetos, pero yo advertía que de alguna manera, a fuerza de ser diferente tal
vez, me volvía visible, en ese lugar, para mí mismo.

Sin calles, ni esquinas, ni murallas, los espacios los definían otros hi-
tos. Una acequia profunda, un palto sombrío, tras el parrón, un potrero, y tras
éste, otro potrero. Esos atardeceres con soles como duraznos maduros impo-
nían una cadencia a los sucesos, un ritmo como de semilla, como la del agua
que riega la siembra. Ese ritmo yesos lugares me resultaban tangibles, sustan-
ciales, tan concretos como la prisa y el humo, pero enigmáticos del mismo
modo que los espejos o los calendarios.
I
I

Tangibles porque el espesor de esos días, la quieta sustancia del tra-


bajo campesino, la cadencia y los ámbitos que se abrían para el acaecimiento
de nuestros actos, eran indesmentibles; enigmáticos, porque esa cadencia y
esos universos no eran los míos y mi mirada -acaso sólo ella- veía tal cuadro
corno un cuadro. INTRODUCCIÓN

Ese recuerdo ha permanecido silente durante años, hasta que leyera


un pasaje de la República. En él se postula que la ciudad que los hombres han
de construir es la copia de una ciudad levantada en sus almas, conforme a otra
--
"Los troperos entraron en la ciudad
que se halla en un mundo donde no hay repetición, ni ausencia, ni signo. para vaciar el cinto: Cruz, receloso no salió
de una fonda en el vecindario de los corrales.
Pasó ahí muchos días, taciturno,
¿Qué clase de ciudad es la que veía Platón en el cielo, para que se
durmiendo en la tierra, mateando,
conformaran las almas con ella? ¿Qué tráfico sucedía en sus sitios y qué rutina levantándose al alba y recogiéndose a la oracián.
marcaba los plazos: no la semilla, ni el agua? ¿acaso el alumbrar de la dianoia? Comprendió (más allá de las palabras y el entendimiento)
que nada tenía que ver con él la ciudad ".
Ese asombro es el que me ha hecho indagar en las calles que
cotidianamente recorro y en los libros que se amontonan en los estantes, el
flujo, el curso, el secreto sentido que esta urbe y sus objetos producen. y que, JORGE LUIS BORGES,
tal vez, lo impongan, con su tráfago y su tráfico, a los hombres. "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz"

l. LA ILUSIÓN DE LO NATURAL

Cotidianamente nos acompañan las cosas, los lugares, las palabras,


aquello que llamarnos lo producido. Por otra parte, existiría, se piensa, algo
corno una naturaleza. Sin embargo, sucede que -pese a esta distinción- los
seres humanos viven naturalmente una ciudad,qu~ les ha precedido y ocurre
que deben asumir la vida urbana corno algo dadonaturalmente. Noobstante,
esta asunción -si hubiera tal- no parece tener un carácter consciente, ni mucho
menos voluntario.

8 9
Estas afirmaciones parten, en principio, de un hecho ordinario como
"ANTERIORIDAD DE LA CIUDAD
10 es el asentamiento urbano de multitudes iniciada al final del período neolítico.
Pero, .como se puede apreciar, tal descripción implica una petición de principio:
?ay ciudades y los hombres se instalarían en ellas para habitarlas. Además, ella Una ciudad es un producto, un objeto, pero ¿de qué índole? Cierta-
Involucra una circunstancia curiosa: la ciudad, la urbe, la metrópoli, es pensada no es sólo un mero resultado más o menos consciente de una praxis
siempre bajo su condición de lugar, del cual se apropia una mirada reduccionista es también un ámbito donde se adviene a lo humano y es, de
sin que se pondere suficientemente que tal obra humana es, además, una pro~ que la dudad participa también, tal como se intentará mostrar, de la
ducción simbólica' . condición del lenguaje. Esa misma vida urbana, involucra una práctica
que confiere sentido" , que ordena, asigna, reparte a los hombres dentro
. La ciudad vivida, recorrida diariamente, parece ser algo más que el ciudad concreta, es decir, dentro de un orden, que es la metonimia de
conjunto de lugares que contiene. Ella es la suma de sus calles y sus construc-
ciones, de sus plazuelas y su aire, de sus márgenes y sus marcas' . También es ':',:':{'", !.lUla "'lU'-''''''' infinita, la cultura.
el conjunto de los relatos de lo que en ella ha acontecido. Pero, tal conjunto no La cuestión del origen de la ciudad, desde un punto de vista histórico,
es en modo alguno un objeto neutral, previamente dado y subsistente por sí
'1!\G7tfcipü!za con un inconveniente parecido al que aparece cuando se pregunta por
mismo, que existe como un espacio para los avatares de los hombres. Como se del lenguaje. Esta clase de investigación interroga y pone en juego
puede ya sospechar, su relación con lo que en ella sucede parece no guardar la
alj~urlOSsupuestos metafísicos que, precisamente, son los que hacen posible
forma de una mera escenografía y tal circunstancia da pábulo para preguntarse
si ella, en sí misma, es realmente algo discernible de la historia a la cual no se ,};>i:1}~i~~~~,
<
esta cuestión, ya que están involucrados en nuestra concepción de
ejemplo, la idea de referente, se pliega sobre la idea de adecuación o
podría decir que asiste, ni menos que soporta, sino en la cual resulta constituida.
'•c. Olrresp()ndlefliCia
entre dos órdenes de la realidad. Naturalmente, esto ya impli-
determinada doctrina de la verdad, la cual remite finalmente a una onto-
"Los lugares son historias fragmentarias y replegadas, pasa- de la presencias. En el caso de la ciudad conceptos tales como naturaleza,
dos robados a la legibilidad por el prójimo, tiempos amontonados que
pueden desplegarse pero que están allí más bien como relatos a la es-
\ii ?ir, §6~1~:d~,d,
cultura, historia, hombre, verdad, signo, constituirían un suelo donde
){.,a:sé~nt<lf la pregunta por la ciudad, pero esta última ya se encuentra involucrada
pera y que permanecen en estado de jeroglífico, en fin simbolizaciones
('ir en.la constitución de estos conceptos.
enquistadas en el dolor o el placer del cuerpo'".
Por lo tanto, si los individuos advienen a la cultura a través de la
Al respecto, un connotado estudioso del fenómeno urbano afirma que " ... bajo la intluencia
de la lingüística se ha visto nacer una peligrosa tendencia a desarrollar un análi~is semiológico ji:,:adl~uisición del lenguaje" y si éste entraña una determinada imagen de mundo,
del espacio urbano, según la cual éste es significante del significado-estructura social ..." .
La razón de esta peligrosidad residiría en que " ... se reduce la acción social a un lenguaje y las prácticas sociales pueden llegar a engendrar dominios de que no
lasrelaciones sociales a sistemas de comunicación". Ver CASTELLS, Manuel, La Cues- aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, sino que hacen nacer además formas
tión Urbana, Siglo XXI, México, 1999. Página 256. --- totalmente nuevas de sujetos ... ". FOUCAULT, Michel. La Verdad y las Formas Jurídicas,
Pese a que muchos de sus habitantes desconozcan las circunstancias a las que remiten estas Barcelona, Gedisa, 1980. Página 14.
huellas y, en consecuencia, éstas permanezcan silentes para ellos. Así puede suceder, por "No se puede conservar la utilidad o la "verdad científica" de la oposición estoica, y luego
ejemplo, con las marcas de disparos de la época del Golpe de Estado de 1973, que aún son entre signans y signatum sin traer a colación toclas su raíces metafísico-teológicas".
visibles en edificios de Barros Arana con Colo Colo en nuestra ciudad de Concepción. DERRIDA, Jacques, De la Gramatología, Siglo XXI, México, 1971. Página 19.
CERTEAU, Michel de, La Invención de lo Cotidiano I, Artes de Hacer, México, Univer- LACAN, Jacques. Le Séminaire, Livre XX, Les Quatre Concepts Fondamentaux de la
sidad Iberoarnericana, 2000. Página 121. Psychanalyse, Seuil, 1973, París. Página 185 y siguientes. .

10 II
que condiciona la forma de concebir lo real, es posible presumir que tal condi-
ción no es sólo una característica que se pueda hallar en el habla. En cuanto
IH. EL PROPÓSITO DE ESTA INVESTIGACIÓN
concreción cultural de una sociedad específica, también es posible identificar
un fenómeno análogo a éste en una obra como la ciudad? .
Concretamente, esta investigación pretende proponer algunas ideas
para la intelección de un problema específico a través del análisis de una selec-
Deconstruir la ciudad como dispositivo exige una atenta lectura de
ción bibliográfica heterogénea. El curso de la argumentación, por lo tanto, no se
dos registros diferentes: en primer lugar, analizar los textos que han interrogado
circunscribirá al pensamiento de un solo autor o a las ideas de una 'corriente
el secreto de la lengua y la significación, los que han sacado a la luz, en su
como pudiesen sugerirlo, por ejemplo, las continuas referencias-aIa-semiótica, '
discurso, el orden que hace posible toda escritura. Yen segundo lugar, discernir
Al contrario, se ha pretendido realizar un acopio de antecedentes diversos que
un registro inasible y temerario, el código de la urbe, las palabras caligrafiadas
permitan articular adecuadamente la comprensión de un fenómeno cultural como
en cemento y aire, que saturan una cadena sintagmática que hasta ahora no ha
lo es la urbe contemporánea. Por ello no se encontrará en este trabajo una
hecho sino ocultar el susurro de su voz.
"lectura" de una ciudad en particular, con excepción de algunas alusiones me-
ramente ilustrativas y por la misma razón la, inquisitorial, coherencia escolásti-
La evidencia cotidiana muestra la relevancia de la ciudad en el modo
ca queda supeditada al valor heurístico de los conceptos que serán empleados.
en que se constituye la subjetividad del hombre contemporáneo. Pues no se
puede soslayar que el individuo en la polis actual no instituye -esencialmente-
Lo que, creemos, le confiere un carácter filosófico a esta indagación
sus relaciones a partir de los lazos que tradicionalmente sancionara la tribu, la
se encuentra en que la intelección del fenómeno urbano adopta la forma de una
familia o la adscripción a un grupo social. Como se sabe, un niño no se educa
pregunta por la importancia que tiene la urbe contemporánea en la constitución
sólo a través del discurso escolar o de la familia, pues le precede un universo
de la subjetividad postmodema. Dado que el individuo resulta constituido como
cultural, una lengua, un paisaje urbano, un enjambre de medios de comunica-
sujeto al acceder a un orden simbólico" ,ingreso que está concretamente me-
ción". Existe un discurso de la moda y del consumo que, podemos sospechar
fundadamente, contribuirán a formarle de manera tan decisiva como los valo-
diado por las relaciones sociales en las que se
halle inserto, se ve entonces
justificada la curiosidad que despierta este pretexto urbano. Como se apreciará
res o tradiciones del grupo humano en que sea acogido, pues todos éstos 10
inmediatamente, un propósito tan ambicioso no puede ser satisfactoriamente
habrán de convertir en objeto de su pedagogía".
abordado, a menos que se acoten las tareas' que éste asume efectivamente.

"Los hombres de la edad del bronce adaptaron el paisaje a la necesidad social construyendo De este modo, se debe señalar que en un nivel de concreción más
manzanas artificiales de ladrillos y excavando pozos, acequias, cursos de agua, Las prime-
específico, se pretende plantear y aportar argumentos válidos para sostener
ras casas aislan a los habitantes del ambiente externo y les proporcionan un clima contro-
lado por el hombre; oo. La patria artificial es, pues, tan antigua como el hombre". ROSSI, fundadamente que la ciudad es efectivamente un sistema significante. Este
Aldo, La Ar<:¡uitecturade la Ciudad, Gustavo Gili, Barcelona, 1986. Páginas 77 - 78. primer objetivo, sin embargo, aún se encuentra dentro del ámbito de una semió-
SARTORI, Giovanni, Horno Videns, Taurus, Madrid, 1998. Página 37. tica de la cultura y por lo tanto constituye sólo una etapa, parcial, de la argu-
"En nuestr~s sociedades ultracivilizadas, ricas herederas de tradiciones y cultura, de mo- mentación general de este trabajo.
dos expresivos, de leyendas, sufre el niño la carga del simbolismo como la de una masa
homogénea y omnipotente en la que es preciso inscribirse sin la esperanza de poseerla en
10
su totalidad", RIFFLET-LEMAIRE, Anika, Lacan Buenos Aires, Sudamericana, 1992. Ver VICENS, Antoni, Lacan en el Psicoanálisis, Ariel:Sarcelona, 1985. Página 130 y
Página. 117. "El niño su~re el influjo de la sociedad, su cultura, su organización y su sig,uientes. También, GADAMER, Hans George, "Hombre y Lenguaje", en: Verdad y
lenguaje, y no dispone S1l10 de una trágica alternativa: o someterse, o naufragar en la Metodo, Vol. II, Sígueme, Salamanca, 1992. Páginas-145 - 169. Además, RIFFLET-
enfermedad".lbidem. LEMAIRE, Anika, Lacan, Sudamericana, Buenos Aires, 1992. Página 260.

12 13
En segundo lugar se propone plantear que la ciudad, a diferencia de
algunas interpretaciones actuales, no puede disociarse de su habitante y, por cier-
to, tampoco éste puede entenderse sin ella. Por lo tanto, en cuanto a praxis social,
la ciudad es una suerte de dispositivo, si se nos permite emplear este término en 1. SEMIÓTICA y FILOSOFÍA
la acepción que adopta en algunas obras de Michel Foucault" . La operación de
este sistema, el dispositivo urbano, al acoplarse con otros sistemas, como la moral
por ejemplo, contribuye a la constitución de una particular subjetividad.
"En elfondo, dijo Gregorovius,
Finalmente, se desarrolla una breve reseña de la categoría filosófica de París es una enorme metáfora".
sujeto, concepto fundamental que en la historia de la filosofía ha sido definido y
problematizado de diverso modo, según la configuración del saber y los fundamen- JULIO CORTÁZAR,
¡,: tos metafísicos de cada época. Esta digresión pretende servir de antecedente para Rayuela
un examen de la operación de los enunciados dentro de un dispositivo urbano, de
modo que,concibiendola ciudad como un discurso,sea posibledescribirválidamen-
te el proceso de subjetivación que el discurso urbano pone en movimiento. " ... el objeto no es una cosa, ni aún una categoría,
. es un status de sentido y una forma.
Antes del advenimiento lógico de estaformalobjeto,
Como dice Foucault en "La Cuestión del Sujeto", el problema filosófico
nada lo es, tanto el inmueble como la cucharilla o la ciudad entera".
central es pues el presente y lo que en este momento somos. Con lo cual, la
meta no consiste tanto en descubrir como en rechazar lo que somos.En JEAN BAUDRILLARD,
consecuencia hay un cierto rechazo, en proponer un punto de vista según el que Crítica de la Economía Política del Signo
un hombre se transforma en sujeto por unas mediaciones entre las cuales la
ciudad no es la menos importante. Hay, por cierto, un cierto grado de violencia
al instalar la sospecha de que esta hiperconciencia que -se cree- nos constituye
no es necesaria. y que, por lo tanto, el ingente universo de nuestra cultura se
sostiene en un frágil albur, cuya potencia -sin embargo- mirada con la perspectiva 1.1LA CIUDAD COMO SISTEMA SIGNIFICANTE
de dos siglos constituye -por ahora- un límite insuperable de nuestro pensamiento:
la subjetividad. De allí que no sea ésta una investigación que pueda inscribirse
en una suerte de antropología cultural, ya que precisamente la meta no consiste Prestarle atención a la ciudad, pero no para diseñarla, ni distribuir sus
en descubrir, sino en desembarazarnos de ciertas categorías. espacios; no para escudriñar las calles del vicio o los monumentos de antiguos
sucesos, sino por el contrario, para leerla en su extensa textualidad, para inten-
Esta es la inquietud que anima este libro: la de ser capaz de articular tar que aparezca, en voz alta, lo que siempre parece haber dicho, sottovoce, es
una cierta estrategia, que no pretende, ni podría ofrecer una descripción ajustada el propósito de estas páginas" . Motivo inusual para la filosofía, tal vez, pero
de un cierto objeto de estudio, pero que invita a deconstruir ciertas categorías o que posiblemente sea un modo de romper con un tipo de pensamiento científico
conceptos de uso común, o "natural", en nuestra discusión acerca de la ciudad. 12
Un acontecimientocomo la atroz muerte de Sebastián Acevedo en el acceso de la Catedral de la
11
Véase el artículo de Gilles Deleuze "Qu'est-ce qu'un dispositif?". En: AAVV,Michel Foucault ciudad de Concepción es un suceso que muestra, al menos, que los "lugares" no sólo poseen
significación sino que pueden ser investidos y re-investidos de ella en cualquier momento.
Philosophe, Rencontre Intemationale, Editions du Seuil, París, 1989. Páginas 185 - 195.

15
14
ción en el panorama del saber occidental" . Pues aunque el problema del signo tomamos por informaciones «naturales»", así entonces "descifrar
conozca antecedentes tan remotos como los estoicos'? , al elaborar ella una teoría signos del mundo quiere decir siempre luchar contra cierta inocen-
de la significación ha hecho posible que la noción de lenguaje se extienda desde .. ;;)),'0;.'.. 11.:1'" de los objetos'?".
los sistemas verbalmente articulados, hasta los sistemas que involucran entidades
cuya finalidad parece no ser, originariamente al menos, la significación" . Dentro de las ciencias humanas el estudio del lenguaje ha adquirido,
'desde hace ya bastante tiempo, una importancia tal que ha llegado,
De esta forma, podemos plantear análogamente que, si es plausible paradojalmente, a superar los márgenes que inicialmente le contuvieran. Lo
una reflexión de orden filosófico en torno a las categorías del ser, a partir de las cual ha ocurrido al mostrarse que el lenguaje verbalmente articulado actualíza
diversas maneras en que el ser es dicho" , lo cual implica la imbricación de lo un orden que le excede. En la ya clásica cita de FerjHnand de Saussure acerca
empíricamente dado -en este caso en el ámbito lingüístico- con una reflexión de los sistemas de signos dentro del marco de la vida social" está anticipada-
filosófica de este dato; entonces, puede estimarse válida una indagación de las mente planteada una inquietud por venir, una semiología futura. Tras varias
"
implicancias filosóficas que posee determinado fenómeno cultural en la medida décadas, ésta no ha dejado de extenderse sobre los más disímiles campos.
i'!
"
en que se le considera una entidad significante.
Este desplazamiento queda expuesto explícitamente mediante una
:',
Este fenómeno, que en una arbitraria opción se restringe a la ciudad constatación que Umberto Eco ha puesto de relieve y ha examinado con deten-
en este caso, es entendido como entidad significante a través de la apropiación ción" . Esta constatación consiste en que puede establecerse claramente una
de un problema que ha sido puesto de manifiesto por la semiología: " ... el singular relación entre semiótica y cultura, a propósito de cuya naturaleza se
mundo está lleno de signos, pero estos signos no tienen todos la bella pueden plantear dos hipótesis generales, hipótesis que oscilarían entre una cier-
simplicidad de las letras del alfabeto ... [y] La mayor parte de las veces ta "radicalidad" y una cierta "moderación". En primer lugar, la cultura -en su
totalidad- debe estudiarse como un fenómeno semiótico, puesto que la cultura
16
Usualmente se considera al filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce y al lingüista en definitiva no es otra cosa que un plexo de circuitos comunicativos y la acu-
suizo Ferdinand de Saussure, como los precursores de esta disciplina. Las ideas de Ferdinand mulación histórica de ciertos sistemas estructurados de significación. En se-
de Saussure tuvieron gran desarrollo entre investigadores de principios de siglo en Rusia y gundo lugar, todos los aspectos de la cultura pueden ser estudiados como con-
Checoslovaquia. Posteriormente sus trabajos despertaron gran interés en Francia e Italia
durante la década del cincuenta y sesenta, tras lo cual se difundieron ampliamente por el tenidos de una actividad semiótica.
resto de Europa y América. Actualmente, sin embargo, se ha reconocido y apreciado
adecuadamente el valor del trabajo de Pierce, por lo que se suele hallar un tratamiento de Ciertamente puede parecer excesivo y hasta arbitrario que la cultura
17
ambas tradiciones en la semiótica contemporánea. sea sólo comunicación y significación, pero no parece haber lugar a dudas
Véase LAERTIUS, Diógenes. Vidas. Opiniones y Sentencias de los Filósofos más Ilustres,
acerca de la validez que hay en intentar comprender algunos fenómenos cultu-
VII, 32. Librería de Perlado, Madrid, 1914. También, MONDOLFO, Rodolfo. El Pensa-
miento Antiguo. Losada. Buenos Aires, 1942. LONG, Anthony, La Filosofía Helenística, rales desde esta perspectiva, máxime cuando se debe admitir que cualquier
Alianza Universidad, Madrid, 1984. Páginas 123 -147. fenómeno cultural puede operar como una entidad significante. Ello en virtud
18
BARTHES, Roland. "Semántica del objeto". En: La Aventura Semiológica Paidós,
i ji!¡ 20
¡,ii: Barcelona, 1997. Páginas 248 - 249. BARTHES, Roland. "La cocina del Sentido", En : La Aventura Semiológica, Paidós,
fii' 19
Se puede citar como ejemplo de ello el estudio que realizara Emile Benveniste de las Barcelona, 1997. Página 224.
21
categorías aristotélicas a partir de las estructuras lingüísticas del griego. Cfr. D.ER~IDA, SAUSSURE, Ferdinand de. Curso de Lingüística General, Losada, Buenos Aires, 1971.
Jacques, Márgenes de la Filosofía. Página 215 y siguientes. Umberto Eco también vincula Página 60.
22
las categorías del lenguaje con la reflexión metafísica. Ver ECO, Umberto, Kant y el ECO, Umberto. Tratado de Semiótica General, Lumen, Barcelona, 1991. Páginas 44 y
Ornitorrinco, Lumen, Barcelona, 1999, Capítulo 1"Sobre el Ser". siguiente.

18
del hecho que cualquier objeto puede llegar a convertirse en el signo de su tica General. Entre estos conceptos fundamentales que se transformarían en .
propia función, o en el significante de una serie de niveles connotativos" . el paradigma de la lingüística contemporánea, hallamos uno en especial, que se
habría de convertir en una de sus principales contribuciones: el concepto de
Un claro ejemplo de esta convicción lo proporciona el trabajo del sociólo- signo". Éste, una vez liberado de las determinaciones que le inscribían dentro
go francés PielTe Bourdieu, quien, al estudiar las posiciones sociales señala que del campo del lenguaje verbalmente articulado, ha podido constituirse en ele-
"las diferencias asociadas a las diferentes posiciones ..., funcionan en cada mento esencial de la semiología. Una disciplina que extendió la pertinencia de
sociedad, a la manera de las diferencias constitutivas de sistemas simbóli- éste y el resto de los conceptos elaborados en la lingüística hacia fenómenos
cos, como el conjunto de los fenómenos de una lengua o el conjunto de los tan disímiles como la arquitectura, el atuendo y el cine, por ejemplo.
rasgos distintivos y de las desviaciones diferenciales que son constitutivas
de un sistema mítico; es decir, como signos distintivos?". Este desplazamiento responde a un supuesto que deberá ser exami-
nado en el curso de este trabajo con el fin de llevar adelante una reflexión de
Retomando las dos hipótesis planteadas por Umberto Eco, no se pue- carácter filosófico y no un escolástico ejercicio de "lectura semiótica". Dicho
de dejar de advertir que aún cuando difieren en el alcance que le otorgan a la supuesto consiste en que si la cultura puede ser entendida como una suerte de
semiología, en el fondo coinciden en admitir que la cultura, al menos de un universo simbólico, es plausible postular entonces que todo elemento, abstracto
modo instrumental, "puede estudiarse íntegramente desde el punto de vista o no, que pueda actuar como "sustituto significante de cualquier otra cosa?"
semiótico". En efecto, pese al obvio alcance que delimita los verbos "puede" y puede ser concebido como signo.
"debe", hay solidaridad entre ambas formulaciones, pues la primera hipótesis
se sostiene sobre el supuesto de que los fenómenos culturales son en sí mismos Para Ferdinand de Saussure no pasó inadvertido esta suerte de "vo-
fenómenos de significación, la segunda en cambio sólo admite que tales even- cación imperialista" del signo, pues hace notarexplícitamente:
tos son inteligibles al ser de esta manera considerados.
"Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de
los signos en el seno de la vida social... Nosotros la llamaremos semio-
1.3 EL LUGAR DEL SIGNO DENTRO DE LA SKMIÓTICA logía (del griego semeion, "signo"). Ella nos enseñará en qué consis-
ten los signos y cuáles son las leyes que los gobiernan. Puesto que
todavía no existe, no se puede decir qué es lo que ella será; pero tiene
La semiología se desarrolla, al menos en su tradición europea, a partir derecho a la existencia, y su Jugar está determinado de antemano. La
de la obra de Ferdinand de Saussure", y básicamente a través de la adopción lingüística no es más que una parte de esta ciencia general?".
de una serie de conceptos que aparecen elaborados en el Curso de Lingüís-
23
Otros pensadores-" han constituido la semiología como una disciplina
Téngase en cuenta al respecto que un objeto cualquiera, un martillo por ejemplo, se con-
vierte en el signo de una función. De modo que dicha herramienta finalmente representará
propiamente dicha, como un saber que asume un determinado proyecto de
el trabajo que se realiza con ella. Hasta llegar a designar, dentro de un sistema de signos, a 26
los obreros que la emplean y por extensión, a una clase social. "Llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica", Véase SAUSSURE,
24
BOURDIEU, Pierre. Razones Prácticas, Sobre la Teoría de la Acción, Anagrama, Barce- Ferdinand de. Curso de Lingüística General, Losada, Buenos. Aires;] 971. Página 129.
27
lona, 1997. Página 20. ECO, Umberto, Tratado de Semiótica General, Lumen.Barcelona, 1991. Página 22.
28
25
Ferdinand de Saussure, lingüista suizo (1857 - 1913). Los cursos dictados durante su carrera SAUSSURE, Ferdinand de. Curso de LingüísticaGeneral,Losada,BuenosAires, 1971.Página60.
29
como académico en Ginebra, recopilados y organizados por algunos discípulos, dieron Para algunasreferenciasgenéricasa la historiade la semiología,véase::l<NAllENSCHUH, Sabine,
origen al Cours de Linguistique Générale, el cual fue publicado póstumamente en 1916. "Signo,Textoy Contexto".En:Revistade Filosofía,UniversidaddelZuliaVol. 19, páginas59 - 80, 1994.

20 21
investigación. El trabajo que efectúa la semiología sobre un plex? problemáti~o Es conocida la aplicación de lá semiología en un modo casi escolás-
constituido por los más disímiles fenómenos culturales, y asumidos ahora bajo tico, en que su empleo, usualmente, no parece proveer sino lo que ya se sabe
la forma del signo, pone de manifiesto la naturalización que tiene lugar a través de antemano: hay estructuras, tales estructuras operan según las categorías
del olvido de la condición histórica y no trascendental de diversos fenómenos. tantas veces descritas y, además, es posible observar que el texto (atuendo,
La tematización de este aspecto de la cultura se expresará como uno de los relato, o filme) termina sometiéndose al escrutinio de una investigación for-
propósitos' de la incipiente disciplina, y e~tre otras, una de las formu!aciones mal en ·los rígidos términos de significado o significante y de denotación o
más explícitas la encontramos en un trabajo de Roland Barthes del ano 1968. connotaci6n32•
Allí manifestaba, en una época en que el estructuralismo constituía un sólido
paradigma que sostenía a esta disciplina, que "el objetivo de la investiga- Nuestro interés, por el contrario, es valernos de un "objeto" arbitra-
ción semiológica es reconstituir los sistemas de significación distintos riamente elegido, la ciudad, pero considerado como fenómeno simbólico, no
de la lengua'?".
como mero producto de un trabajo consciente y libre de los hombres. Más
exactamente, como un elemento que es, también, una entidad significante que
Sin duda que la ambición de tal propósito no pasa inadvertida, al punto proyecta una suerte de discurso que excede la función instrumental que podría
que esta disciplina ha sido calificada de "imperialista" pOI:su afán de re~l~mar cumplir". Para plantearlo explícitamente, se trata de un signo que podría per-
como objetos de estudio ámbitos sumamente diversos, por ejemplo, la publicidad, mitirnos presumir algo como una determinada racionalidad, una suerte de sen-
el cine, la literatura, la moda, la arquitectura, entre muchos otros. Probablemente, tido implícito, al que sin duda no podemos acceder a través de una aplicación de
este hecho por sí solo bastaría para cuestionar un proyecto de tal índole -si se estructuras semiológicas, pero que puede ser un elemento de reflexión filosófi-
tiene en cuenta la enorme multiplicidad y diversidad de objetos de estudio-. Sin ca no sólo válido, sino necesario.
embargo, en la rigurosa uniformidad que la naturaleza de la l~irada semiológica
involucra, aparece otro aspecto más difícil de soslayar aún. Este consiste en la La posibilidad de responder a esta necesidad es algo que se deberá
imposición de un método de investigación relativamente rígido, que asume un precisar en el curso de esta investigación, en la medida en que se logre funda-
postulado que nunca se prueba suficientemente: la homología entre la lin~~ística y mentar un discurso consistente al respecto. Pero, se puede afirmar que existen
la naturaleza de los objetos de estudio asumidos. No son escasas las críticas que acontecimientos que se resisten a ser explicados en forma convencional, pro-
en este sentido han puesto de manifiesto la dificultad de una semiología que acce- bablemente porque una serie de tautologías -como las que critica Roland
da en estos términos a sus objetos de investigaciórr" . 32
Ver, por ejemplo, VILLAR, Rafael del, Trayectos en Semiótica Fílmico/Televisiva: cine,
video-clip, publicidad, publicidad política, video educativo y cultura audiovisualfpolmen,
Poner de manifiesto los límites y las debilidades de una adopción de la Santiago de Chile, 1997.
33
semiología como perspectiva de análisis no tiene otro interés que afirmar la Podemos preguntarnos si es posible establecer con propiedad el límite entre la mera
importancia que ella reviste para este trabajo, en la medi~a ~n ~ue t~l .s~ber no función y la praxis pedagógica que desarrolla un templo, por ejemplo. Pues, ¿no queda
instalado allí, antes de cualquier experiencia personal, un discurso acerca de lo sagrado
se asume como una guía metodológica, sino como una practica inquisitrva que
como tal? Por otra parte, este tipo de lugar, ¿se limita sólo a reunir, a servir de escenografía
ha permitido restituir a los fenómenos culturales más cotidianos, un valor que ya comunicar una cierta doctrina explícita en sus representaciones plásticas? ¿Acaso no
habitualmente no sólo les es desconocido, sino negado. liga, efectivamente, con lo sagrado cuando actualiza una serie de representaciones cultura-
les al respecto, en la medida en que redescubre una presencia de lo sagrado que ya había
30 BARTHES, Roland. "Elementos de Semiología". En: La Aventura Semiológica. Paidós. inducido? ¿Y, en nuestra sociedad chilena, la aparentemente incomprensible vitalidad y
Barcelona, 1997. Pági na 79. relevancia de otros espacios -centros comerciales y estadios- no hablan de una mutación de
31 Ver MITRY, Jean, La Semiología en Tela de Juicio, Akal, Madrid. 1990. Páginas 17 - 19. tales representaciones?

23
22
Barthes34_, nos impiden interrogar acuciosamente y nos arrebatan la posibilidad 1.4 LA CONDICIÓN SEMIOLÓGICA DEL OBJETO DE ESTUDIO
de comprender apropiadamente este fenómeno.
Las dos hipótesis expuestas anteriormente a propósito de la rela-
Es este pensamiento tautológico que denunciamos, el cual permanen- ción entre cultura y semiótica, nos plantean una disyunción acerca de la natu-
temente nos dicta su doctrinaria certeza, ¿o es otra cosa lo que arguye con el raleza de dicha relación. La primera de ellas, la que sostiene que la cultura
desorden económico y moral de los pobres como causa de que en medio de la por entero debe estudiarse como fenómeno semiótico, supone de algún modo
más irritante pobreza campean equipos musicales de última tecnología? ¿N o es que sólo a través de este acceso podrían inteligirse sus mecanismos funda-
esta misma falsa evidencia la que quiere explicar con la impostura de la irracio- ment~les. La segunda, ~ue sostiene que los elementos de la cultura pueden
nalidad la estructura laberíntica y caprichosa de una ciudad que crece en tomo estudiarse como contemdos de una actividad semiótica, plantea que cualquier
a una cuadrícula colonial? aspecto de la cultura puede llegar a convertirse en un fenómeno dotado de
significación.
Por ello, a partir de un tema inusual, la ciudad, es posible el intento de
inteligir el acontecer de lo que hoy sucede ante nuestros ojos", pero que se Pese a todo, ambas opciones no sostienen algo tan distinto, pues, si
resiste a mostrarse a través de nuestras habituales categorías. se observa con detenimiento la segunda de ellas supone que los fenómenos
culturales asumidos como elementos significantes, están organizados en sis-
Digamos, finalmente, que esta misma estrategia, mendaz, se apro- temas de naturaleza semejante a la de otros sistemas significantes. De tal
pia la explicación de los objetos, y con ello elide su carácter significante. El f?rma que e~cen~ro de la ciudad no sólo se enuncia a sí mismo como lugar,
cine, sin embargo, nos ha acostumbrado a una fábula tan cautivante como smo que s~ mscnbe de?tro de categorías más generales en las que se opone
macabra, que puede ilustrar a modo de ejemplo la ruptura de la naturalidad a otras umdades, por ejemplo, a la periferia. De este modo se asocia enton-
que llegan a adquirir los objetos por medio de la falacia de una falsa eviden- ces co.nun plexo sig?i.ficante, en el que nos encontramos con oposiciones de
cia: por el capricho de un relato, sucede que un hombre puede observar los otro nivel, que permitirían comprender por qué el centro no sólo es tal desde
despojos de nuestras ciudades, desiertas 'y abandonadas, tras una catástrofe. el punto de vista urbanístico y político, sino que "en conformidad con el
Los hombres ausentes ya, han dejado, tras la partida, sus objetos como si movimiento mismo de la metafísica occidental, para la que todo cen-
hubiesen querido que éstos hablasen por ellos". tro es el "ugar de la verdad, el centro de las ciudades está siempre
lleno: Ir al centro es reencontrar la "verdad" social, es participar
000

de la soberbia plenitud de la realidad'?".


34
Ver nota 3 de este mismo capítulo.
3S Sería una curiosidad, si no fuese realmente preocupante, que cada vez sea más frecuente que
por la ciudad circulen grupos de jóvenes como por un territorio que le es extraño, como si E~te~e~hojustifica que empleemos, transitoriamente, algunos elemen-
tratasen con una lengua que no comprendiesen y que por ello, tal vez, les resulta hostil. Por tos de esta ?ISClphnacon el fin de poner de manifiesto que la ciudad pertenece al
otra parte, es paradójico que en un momento en que se puede ver prácticamente realizados orden,~el ~Ign? La ~~zónde esta apropiación se halla en la necesidad de emplear
los ideales de alfabetización, las ciudades están llenas de individuos que permanecen en ellas, unas herramientas ~conceptuales, que hagan posible di~c~mir qué se quiere
ajenos a su dialéctica política y que resultan asumidos por ésta como usuarios o consumido-
plantea~c~ando se afirma que una ciudad &ig~ifisa~Resulta#~c~sário,igualmen-
res en lugar de verdaderos ciudadanos.
36 Considérese el caso de El Planeta de los Simios y Doce Monos, en las que el protagonis- te, un léxico adecuado y unas categorías ad nOC-llal'adescribir, inicialmente, el
ta recorre una ciudad devastada que, sin embargo, tiene la propiedad de hablar a quienes modo en que se articularfa este pretendido discurso urbano.
están en condiciones de prestar su "cooperación". Ver ECO, Umberto, Lector in Fabula,
37
Lumen, Barcelona, 1981. Página 77 y siguientes. BARTHES, Roland, El Imperio de los Signos, Mondadori, Madrid, 1991. Página 48.

24 25
Por otra parte, haber optado por una perspectiva semiótica para abrir
el análisis del problema de estudio obligará a realizar una breve digresión. En
ella deberá plantearse la forma en que es entendido un signo en el contexto de
la semiótica saussureana Ycuáles son las reservas y observaciones críticas que
2.EL SIGNO y LA ESCRITURA
se adoptan al utilizar este instrumental teórico.

oeu«: dór. oouo; tout ce que constitue un signe,


un signal, una marque, un signe de reconnaissance,
une signe envoyé par les dieux, embléme d 'un bouclier,
ce qui indique la presence d'un mort, tumulus, monument funeraire.

PIERRE CHANTRAINE,
Dictionnaire étyrnologique de la langue grecque

Hay, madre, una ciudad grande y otra vez grande


que por las noches se abre tibia y de par en par.
Sobre cada pared hay, sabes, tanto mundo,
tanto ángel taciturno donde enviudarde sed,
y donde el verbo oscuro se declina en la piel.

QUILAPAYÚN,
París 1938

2.1 LA TRADICIÓN DEL SIGNO

Se tiene la ilusión, al examinar la etimología de la palabra signo, que ella


atesorara una suerte de arcaica herencia. Pues parece guardar una sentencia,
cifrada, que hubiese esperado silenciosamente, en el secreto de una lengua cuyos
hombres no están ya para pronunciarla. Así, en la descripción que nos ofrece
Pierre Chantraine, se recogen antiguas alusiones de esta voz: señal, marca, ern-
.blema, túmulo, y cada una de ellas mueve a reconsiderar los pasajes de tantos
textos que se han ocupado de este tema, otorgándoles una familiar resonancia.

26
'v,

La historia de las disciplinas que estudian el lenguaje atestigua la larga Como ya se ha indicado, las afirmaciones de Ferdinand de Saussure
inquietud que el signo ha suscitado en la historia de occidente. Los textos de del signo fijarán la naturaleza y los límites de éste, en la medida en que
pensadores clásicos, como también los textos medievales cuentan el signo y la ,estaplec(~nuna doctrina que se impuso tanto en la lingüística como en la semió-
significación, entre las interrogantes más controvertidas de cuantas han ocupado que se desarrollaría a partir de ella. Tal doctrina, es heredera y depositaria
sus esfuerzos. En esta tradición, este serna o serneion, ha sido incluido en el una concepción inaugurada por Aristóteles, pues, como señala Werner
campo del lenguaje en tal forma que la palabra ha llegado a ser considerada casi sería el filósofo griego quien, en el contexto de la polémica con la
equivalente a la idea de signo. Así, podemos hallar en De la Interpretación que 'sbtístlcia,habría roto el lazo entre la palabra y la cosa. Esta ruptura implica
Aristóteles se vale de este concepto para explicar el nombre o sustantivo: ,:8';, p¡~cesaI'ialnel[lteconcebir al signo como una relación, 10 que, por cierto, supone
teoría de las relaciones entre el lenguaje y su objeto, abriendo así el paso
"Las palabras habladas son símbolos o signos de las afeccio- para elaborar una teoría de la significación.
nes o impresiones del alma; las palabras escritas son signos de las
palabras habladas" (De la Interpretación 16, a)38. Se puede observar que el hecho de plantear una relación entre AO-yoO'
y en la cual el primero es signo y el segundo es lo significado, constituye
OV,
Pero, si la palabra ha sido adoptada como el signo por excelencia, ver- una refutación de la perspectiva inmanentista del lenguaje que se hallaría en los
dad es que tampoco ha sido a ella, en sí misma, a la cual se ha conferido este sofistas: para ellos el lenguaje es una realidad en sí, que se hace una con aquello
ilegítimo privilegio. Se puede apreciar en esta misma cita que la palabra escrita es que expresa, y no constituye necesariamente un signo que remita hacia un
entendida como el signo de un signo anterior, la voz, que a su vez representa las significado".
afecciones del alma. Con igual sentido, en el Curso de Lingüística General de
Ferdinand de Saussure, la definición de signo viene planteada luego de que se Como se plantea en De la Interpretación, la relación de derivación
despeja el camino de una concepción ingenua que reduciría el lenguaje a una entre la palabra hablada y el estado del alma, no difiere de aquélla que
mera nomenclatura, a una simple correspondencia de dos conjuntos: palabras y existe entre la palabra escrita y la palabra hablada, salvo por la naturaleza
cosas". La preocupación por desvirtuar ésta concepción ingenua del lenguaje vicaria del signo escrito. Este hecho establecerá unajerarquía que ha moldeado
permite apreciar el empeño que Ferdinand de Saussure pone para poder delimitar la definición de signo desde Aristóteles hasta de Saussure, pues este carácter
el dominio de esta entidad, de condición tan antigua como compleja. secundario de la escritura, es tal a raíz de su condición de medio, de testimonio.
El cual se ha destinado a fijar definitivamente, en un soporte perenne, la vitali-
Antigua, pues la polémica en tomo a la sofística ya registra el tema dad del habla sirviéndole de representación" .
de la significación. Compleja, dado que la propia exposición del discurso que le
coge como su referente -que por 10 tanto pretende dominarlo y dar cuenta de Prueba de ello es que, siglos después, en el Curso de Lingüística
él- se le somete inevitablemente en el momento de su propia exposición. General se puede leer que "lengua y escritura son dos sistemas de signos
distintos; [y que] la única razón de ser del segundo es la de representar
38
Se cita la versión de Francisco de P. Samaranch en la edición Aguilar de 1967. Se ha tenido
a la vista también la versión de J. Tricot: "Les sons émis par la voix sont les symboles des 40
états de l'áme, et les mots écrits les symboles des mots émis par la voix.". En nota al pie, JAEGER, Werner, Aristóteles, Bases para la historia de su desarrollo intelectual, Fondo
J. Tricot indica que "Le symbole est un signe conventionel...". Ver Aristóteles, Organon, de Cultura Económica, México, 1946. Página 423.
41
Librairie Philosophique 1. Vrin, Paris, 1946. Página 77. AUBENQUE, Pierre. Le Probleme de l'erre chez Aristote. Presses Universitaires de
39 France, 1962. Página 99 y siguientes. "
SAUSSURE, Ferdinand de. Curso de Lingüística General. Losada. Buenos Aires, 1945. 42
Página 127 passim, DERRIDA, Jacques. De la Gramatología. Siglo XXI. México, 1998. Página 40 y siguientes.

28 29
al primero". Aún más, Ferdinand de Saussure se manifiesta expl.ícitamente la arbitrruiedad del signo y para sostener la primacía del signo verbalmente
por una anterioridad "natural" del lenguaje oral respecto del escnto cu.ando rtic;ullldo.Téngase en cuenta que Ferdinand de Saussure repite la famosa defi-
llega a plantear que es en realidad la ortografía la que "confiere a la escrItura aristotélica al sostener que la única función de la escritura es fijar la voz y
una importancia primordial. Se acaba por olvidar que se aprende a ha- relega a la exterioridad, frente a la interioridad del significado. Tal oposición no
blar antes que a escribir, y la relación natural queda Invertida?". sólo de mera exterioridad, sino que representa ciertamente una jerarquía
:I.J(lICllóglca,
pues el sentido del afuera se encuentra, precisamente, en el adentro.
Se puede apreciar que estas afirmaciones ponen de manifiest? que la
lingüística saussureana, al realizar estas opciones te?ricas, .no describe otra El protagonismo de la escritura no es sino usurpación para Ferdinand
cosa que la escritura fonética, la escritura representatlv~. EVIdentemente, una .'.de Saussure, pues existiría un vínculo natural entre la voz y el sentido al punto
vez definido un sistema general, como el del lenguaje, dentro del cual un la mediación de la voz adquiere casi el nivel de un símbolo naturalmente
subsistema, el habla, se muestra como su momento originario, no parece haber motivado. Pero, lo que define a todo signo es su arbitrariedad, y es esto 10 que
espacio para dudar que la verdad del sistema completo resida, por lo tanto, en el !':\iN, ·per·mltellevar adelante, a pesar de lo que planteara el autor del Curso de Lin-
ya mencionado sistema originario. 'i¡i>'~~üí:stl(;a
General, una conclusión que redefine la idea de escritura.

De este modo la unidad del sentido y del sonido residen en la palabra, la En la medida en que todo signo, hablado o no, se considere como una
cual será designada en la doctrina saussureana con los términ~s si~nificante y si~- ,i,¡ií'i illstitw::lóninmotivada es evidente que no resulta justificada ninguna subordina-
nificado y, siguiendo este planteamiento, el discurso de las ciencias del lenguaje ¡:'>"\'0<ciém natural de significantes. De tal modo que "si escritura significa inscrip-
describiránla semiosis hasta el siglo XX. Sólo en la última mitad de éste nos encon- !' ,>.·.. ·"iíion y ante todo institución durable de un signo ... , la escritura en general

tramos con una discusión certera de esta doctrina en la obra de Jacques Derrida" . cubre todo el campo de los signos língüísticos?". Como se podrá notar, es
, "..••.•••
1 vu un segundo momento que podríamos admitir que unos significantes instituidos
~,.

"por lo tanto escritos- establecen una determinada relación con otros, tal que los
¡.'./;0¡'?j,segun(:losposean un carácter gráfico. Así entonces, la idea de la arbitrariedad del
2.2 LA ESCRITURA y LA CIUDAD
sólo es posible de concebir en el horizonte de la escritura.

Consecuentemente, no puede seguir sosteniéndose la concepción de la


La escritura ha sido durante largo tiempo lo impensado del lenguaje,
\e~;CrJltulra
como una "imagen" del habla y es necesario plantearse que el habla es
precisamente por haber sido entendida como una c~es~iónexterior _Y meramente
una escritura. Antes de estar integrada dentro de un sistema de significación
representativa con respecto a la interioridad y antenondad del sentido en la voz.
concepto de grafía debe considerarse "como posibilidad común a todos los
Jacques Derrida observa que, en el Curso de Lingüística General, .sistemas de significación, la instancia de la huella Instituida?".
un par de afirmaciones contradictorias se apoyan paradójicamente para estable-
En el intento de aprehender adecuadamente qué clase de institución
constituye la ciudad en la praxis semiótica nos hemos encontrado con la idea
.c,
43 De SAUSSURE, Ferdinand. Curso de Lingüística General. Losada. Buenos Aires, 1945. iú< ordmana de escritura, la cual es sobrepasada por Derrida. Tal superación se
Página 74. .' . .
44 Véase DERRIDA, Jacques, De la Gramatología. Slglo XXI. Mexl:o, 1998. Del ml.sl~o
autor, Posuions, Editions de Minuit, Paris, 1972. También, PENALVER, Patricio, DERRIDA, Jacques, De la Gramatología. Siglo XXI. México, 1998.
DERRIDA, Jacques, Op. cit. Página 60.
Desconstrucción, Montesinos, Barcelona, 1990.

31
30
verifica a través de la idea de archiescritura, que reconoce a ésta como la semiológico. Esta relación puede verse ejemplificada, sostiene, en fenómenos
condición de posibilidad de todo signo y, en definitiva, de toda semiótica. . tan diversos como la producción de instrumentos de uso, el intercambio de
bienes y las relaciones de parentesco, hechos que ciertamente no tienen, en
Esta constatación relativa a la escritura tiene una doble importancia principio, el propósito de servir de signos.
para esta investigación. Primero, que si hemos establecido que un objet~ -en
este caso un complejo plexo de ellos- pertenece de derecho al orden del signo En cada uno de estos tres ejemplos, tiene lugar un proceso idénti-
bajo, la forma de un sintagma, entonces, todo el proceso histórico que concier- co, esto es, se pone en movimiento un complejo proceso mediante el cual se
ne a los avatares que se concatenan para que se vaya construyendo la ciudad constituye un sistema general de significados asociados a elementos mate-
puede considerarse como un ejercicio de escritura. riales concretos. A riesgo de recurrir a un formalismo excesivo, debemos
indicar que en este hecho hay tres condiciones que son necesarias para
Segundo, que el concepto de signo, fonológicamente concebido, se hablar propiamente de un fenómeno cultural y, en este sentido, semiótico.
presenta como un obstáculo, porque la verdadera escritura sería aquella que en Estas tres condiciones las podemos reconocer en una situación supuesta en
un segundo momento cifra este discurso. Por ello s~lo e~ una av~n.turada ~na- la que un individuo -un homínido, por ejemplo- empieza a utilizar por vez
logía se podría vincular ciudad y escritura. Esto es, SI el SIgnofone.tlco.rermte a primera un objeto como herramienta:
una verdad que le antecede, ellogos, ¿a qué remitiría este texto vicano que es
la ciudad? La atenta revisión del concepto de signo nos permitirá examinar el Un ser pensante ha establecido una nueva función (F) para un deter-
modo de significación que esta investigación le atribuye a la ciudad, verdadero minado objeto", en este caso tomaremos como ejemplo el caso del trozo de
piedra que se convertirá en el hacha de sílex.
tejido de signos.
Dicho ser ha denominado al objeto en cuestión como "objeto que
sirve para algo". Siguiendo con nuestro ejemplo, habrá denominado al trozo de
2.3 LA OPERACIÓN DEL SIGNO
piedra como "piedra que sirve para algo". Finalmente, este ser está en condi-
Será necesario concluir aquí la exposición relativa a la escritura ciones de reconocer el mismo objeto u otro semejante al "objeto capaz de efec-
tuar la función F".
para profundizar en un detalle aún no clarificado debid~mente: ¿e~ qué forma
se debe entender la operación mediante la cual un objeto cualquiera resulta
La primera vez que esta acción ha sido realizada (SI), de una ma-
investido de un sentido segundo? y más aún, cómo es que se instala dicha
nera casual y sin que exista conocizniento previo de tal función, se ha puesto
significación de tal forma que un objeto puede ir más allá de la mera referen-
en marcha el proceso de "carga" de significado al que se hiciera referencia
cia a sí mismo? previamente. Pues al ocurrir que el agente de tal acción encuentre, en otras
Al respecto señala Umberto Eco, en el primer capítulo de su Tratado circunstancias, otra piedra (S2) y la reconozca como un ejemplar capaz de
servir para realizar la misma operación, lo que realmente habrá hecho es
de Semiótica Ceneral", que algo puede ser considerado como un fenómeno
cultural cuando su existencia involucra una relación compleja de carácter
48
Aún cuando realmente no correspondería hablar de objeto, puesto que sólo habría de serlo
tras su inclusión en un determinado universo de sentido en tanto que utensilio, por como-
47 ECO, Umberto. Tratado de Semiótica General. Lumen. Barcelona, 1991. Página 45 y didad y a falta de un término más apropiado estimamos que se puede, a pesar de todo,
hablar de objeto.
siguientes.

35
34
or anizar estos eventos como casos ejemplares de un model~ m~~ general . se una con cualquier mujer, sino sólo con algunas, pone de manifiesto la
(P~. Ahora bien, este segundo ejemplar no es otra cosa que el significante de lxi:stelncíade rigurosas reglas de selección. Ello, consecuentemente, niega el he-
que la constitución de parejas responda a una cuestión puramente natural,
una función (F). que hace advertir la condición de significantes (SI y S2) que revisten los
Tenemos de este modo una relación semiológica, en la forma en que iivud'lllOSen relación con un sistema de obligaciones sociales (F)S2.
lo expone el siguiente diagrama": '
A partir de estas consideraciones, resulta factible establecer la co-
de ciertas prácticas sociales como las referidas con categorías más
F énc~rales,categorías que se insertan en un universo simbólico; Pues, el caso
lar aquí referido, evidencia que si un objeto pone en movimiento esta
semiótica, es plausible extender este proceso a la urbe considerada como
nombre inmenso sintagma de objetos. '

Ello permite pensar, por lo tanto, que se encuentra justificado el inte-


y el propósito de este proyecto de investigación de asumir el fenómeno
S2
s: ••
I ••• ~nl que se ha indicado, a saber, la ciudad. Ésta, en principio ajena al univer-
SI de problemas que usualmente podrían considerarse pertinentes dentro del
,'?¡',,'CIDnt,exltode la filosofía, puede resultar, como pretendemos, una instancia de
reflexión que permita separarnos, en este momento, de la disciplina semiológica
y abrimos paso a una indagación de índole filosófica.
Como se podrá advertir, la descripción ~nte~referi~a ~ la gen~r~ción
de unas categorías generales asociadas a la expenencIa ~e practlca~ cotld~anas
dinari puede también aplicar a casos como el mt.ercambio de bienes LA INQUIETUD FILOSÓFICA EN LA FORMA DE UNATESIS
y or manas, se " .. d bi
las relaciones de parentesco. Si consideramos que en el m,tercambl.o e le-
~es lo que encontramos es la posibilidad de que una mer.canClacualqUIera_(SI),
pueda expresar el valor de una segunda mercancía (S2), ell~ sólo ~s pos;ble a Al preguntarnos en qué términos debe entenderse la afirmación de
raíz de la existencia de un parámetro que permite la eqUIvalencIa Y ese ~s que la ciudad es un objeto, una suerte de dispositivo", nos parece que recién se
precisamente el valor de cambio (P). Éste último rep.r~senta, a su vez, la,ca5~tl- . "". ,'~,","_esbozar la tesis que esta investigación busca establecer. Nuestra pers-
dad de trabajo (F) que es necesaria para la producclOn de las mercanClas . tiva de análisis se orienta a partir de una afirmación de Michel Foucault,
., .•..'1
u,vu sostiene que "las prácticas sociales pueden llegar a engendrar do-
Análoga es la situación en las relaciones de parente~co en el conte~to nios de saber que no sólo hacen que aparezcan nuevos objetos, con-
del intercambio primitivo", en éstas el hecho de que no sea posible que cualquier ceptos y técnicas, sino que hacen nacer ademásformas totalmente nuevas
de sujetos y sujetos de conocimíento't'".
49 ECO, Umberto. Tratado de Semiótica General, Lumen. Barce! ona, 1991. Página 45. ECO, Umberto. Op, cit. Página 50.
50 ECO, Umberto. Op. cit. Página 48. Ver supra, INTRODUCCIÓN, página 7.
51 FOUCAULT, MicheL La Verdad y las Formas Jurídicas, Gedisa, Barcelona, 1980. Página 14.
ECO, Umberto. Op. cit. Página 50.

37
36
Consecuentemente, es para tener la suficiente base como para llegar
~ec:of(jannosaquí las ~ala?ras con las que Jacques Derrida, en 1966, se refería
panorama que .las ciencias
. humanas tenían frente a sí1Yque ta 1vez nos sirva
.
a plantear una discusión en torno a este problema que se ha assrnido un exten-
so rodeo a partir de una disciplina en particular dentro del conjunto de las cien-
expresar. la inquietud
"di y la perplejidad ante la sociedad t f
que enemos rente
: nuestros ojos:
. rgo estas palabras con la mirada pu est a, por Cierto,en
.
cias humanas. Puesto que, si asumimos con Michel Foucaultque el sujeto "no
se identifica con un sujeto trascendental, condición de. posibilidad del , . operacIOnesdel parto, pero también en aquellos que, en una socle· .
sentido o fuente de la acción". y que, por el contrario, "se trata de una de la que no me ex~luyo, desvían sus ojos ante lo todavía
brable, que se an~ncta, y que sólo puede hacerlo, como resulta
forma históricamente configurada a partir de ciertas prácticas sociales
nécesarío cad~ vez que tl.enelugar un nacimiento, bajo la especie de la
y culturales que también se transforman de una época a otra?", resulta
1l0 .•esIP.'ecte, bajo la forma mforme, muda, infante y terrorífica de la mons-
evidente, entonces, que esta indagación pretende, en definitiva, examinar los
uosidad" S6.
rasgos característicos de un proceso de constitución de la subjetividad.

Es indudable que un propósito de tal envergadura excede las posibili-


dades de una investigación como la que aquí se presenta. Sin embargo, ello
sería un obstáculo si se pretendiese decir una última palabra, definitiva, acerca
de este problema, pero lo que se persigue es aportar argumentos para abrir una
reflexión, para poner en ejercicio una praxis inquisitiva y, por tanto, filosófica.
Por ello se puede considerar que el objetivo de esta investigación se orienta a
exponer y validar, un punto de vista, una perspectiva de análisis ulterior, antes
que definir una metodología o una concreta lectura semiótica de la ciudad.

En nuestra época y en nuestro contexto cultural pareciese que una


serie de hechos se resistiesen a ser comprendidos, a no ser bajo el dogmático
rótulo de lo irracional, como -por ejemplo- la violencia urbana, el consumo, la
disolución de formas de cohesión política y social tradicionales, entre otras.
Ellas parecen reclamar, entonces, el intento de inteligir tales fenómenos con
nuevas herramientas teóricas, o cuando menos demandan que se preste aten-
ción a detalles usualmente desechados.

Se trata, por lo tanto, de estudiar a través de la ciudad, que en este


sentido es un verdadero pretexto, la índole de una subjetividad que habría de
constituirse en un momento en que se tiene la sospecha de que, al inaugurarse
un nuevo siglo, algo más que las modas o los usos acaban de cambiar. En un
momento en que se tiene el temor de que las ciencias sociales y la filosofía no
podrían probablemente -sin violentar el fenómeno- dar cuenta de esta época.
~UERRI~A,J.acques. :'La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias
55 VASQUEZ
~ GARCIA,Francisco.
, Foucault Montesinos.Barcelona,1995.Páginas36- 37. manas. En. La Escntura y la Diferencia,Anthropos.Barcelona, 1989.Página401.

39
38
3. LA CIUDAD COMO DISPOSITIVO

"Llamamos texto a taito 'discurso fijddd por lii escritura":

PAUL RICOEUR
Historia y Narratividad

"Caramba, yo soy dueño del Barón,


ay Rosa,
caramba porque soy un caballero,
caramba trafico por Calahuala, ay Rosa
caramba y bajo por Los Lecheros, ...
Las calles principales que trafico, ay Rosa
son la estación del puerto con San Francisco, ...
Los Placeres)' Playa Ancha,
fueron mis canchas, ay Rosa. "

INTI ILLIMANI
Caramba, yo soy dueño del Barón

OBSERVACIONES CRÍTICAS AL ANÁLÍSIS SEMIÓTICO DE LA


CIUDAD
pues, aunque esta constatación pueda considerarse un avance, también pU,ede Pero, aún más radicalmente, cabe preguntarse si la noción de texto
conducir a estimar que el valor del sintagma urbano se agota en un mvel la que nos hemos servido hasta ahora nos resulta todavía pertinente. Pues,
connotativo, empobreciendo la riqueza del fenómeno urbano que aquí se postula, estar ausente de este concepto, al menos en las acepciones que hemos
a la vista", una dimensión que parece inevitable reconocerle a la ciudad:
En segundo lugar, otro obstáculo importante se encuentra en la des- modificación permanente -sea ésta planificada o azarosa- de su extensión
cripción del vínculo que une ciudad e individuo. Esta relación suele ser descrita, éSIJacial,tanto por el crecimiento como por el decrecimiento de barrios y zonas
por algunos autores como Marc Augé y Frederic Jameson, ~n una for~~ tal in1dw;tnaleso comerciales; la resignificación de ciertos espacios, como ha ocu-
que, antes que hacerla inteligible, conduce a algunas CO~clusl,o.nesaporetlcas, con el rediseño de la Plaza del Estudiante en nuestro Barrio Universitario.
Por ello se examinarán estos temas desde una perspectiva crítica, con el pro- la variación del valor y sentido que tienen determinados lugares como ha
pósito de abrir paso a las premisas básicas en las que esta tesis descansa: la ocurrido con la Plaza España de Concepción.
idea de dispositivo discursivo y la noción de enunciado,
Pese a todo, si pudiese encontrarse dicha resignificación, dinamismo
Una vez planteado el carácter que po~ee la ciud~d desde el ~~mtod,e y modificación del valor en los estudios acerca de este concepto, es cierto que
vista de su constitución material, permanece abierta todavía una cuestión deci- faltará en ellos la permanente tensión interna que la ciudad conlleva. Por ejem-
siva, que hasta ahora se ha aludido bajo el nombre de la significaci??, Como se la oposición de la periferia y el centro; el conflicto entre la modernización
ha observado en el capítulo previo, esta formulación debe ser modificada. pues técnica o administrativa y la resistencia a tales cambios; la pérdida y la preser-
continuar hablando simplemente de significación nos retrotraería al momento vación del patrimonio arquitectónico.
"

inicial de este trabajo, momento en que la semiótica, ciencia del signo o de la


significación, constituía la puerta de entrada ~ est~ pro.ble~a, Mantener ~ase- No hay tampoco, al menos en forma explícita, en este concepto un
miótica como principal criterio de interpretacIón lmphc~na colocar ~aCIUdad tratamiento de la determinación que parece conllevar la ciudad. No es descono-
bajo el imperio absoluto del signo, lo que conduce a reducir su compleja natura- cido que un tópico clásico de la literatura universal lo constituye la oposición del
leza. Veremos a continuación que nos encontramos con nuevas razones para de ser urbano con el modo de ser campesino'". Ciertamente, puede
presumirse que en el encomio de la vida rural hay una derivación hacia un plan-
tratar de ir más allá de esta disciplina.
teamiento moral que, en cuanto tal, carece aquí de interés, pero que, pese a todo,
La semiótica, al menos en la forma en que ha sido analizada en este logra ilustrar una diferencia que no sólo se velifica en cuestiones de estilo60• En
trabajo, no parece colaborar adecuadamente para e~amin~r al.~unosproblema: BARTHES, Roland, La Aventura Semiológica, Paidós, Barcelona, 1997; BERTUCELLI
ineludibles que se presentan en este momento a esta mvestlgaclOn.A saber, ¿que PAPI, Marcella, Oué es la Pragmática, Paidós, Barcelona, 1996; ECO, Umberto, Tratado
de Semiótica General, Lumen, Barcelona, 1991; ECO, Umberto, Lector in Fabula, La
clase de significación puede implicar la ciudad? ¿corresponde ~ l~ ~rbe ~er.u~
cooperación interpretativa en el texto narrativo, Lumen, Barcelona, 1981; LOZANO,
significante y sólo un significante? y si así fuese ¿en qué lu~ar resldm.ael.s.lgmfl~ Jorge, Cristina Peña-Marín y Gonzalo Abril, Análisis del Discurso, Hacia una semió-
cado? Por otro lado, ¿qué clase de sujeto podría ser el dueno de su significadoi tica de la interacción textual, Cátedra. Madrid, 1993; RICOEUR, Paul, Historia y
.Son suficientes los conceptos de denotación y connotación para dar cuenta de Narratividad, Paidós, Barcelona, 1999.
01' Téngase en cuenta por ejemplo el tópico del "Beatus ille" y otros en los cuales se exalta la
un sentido? .Cómo hacer compatible la naturaleza extremadamente comp eJa y
vida del campo. V. gr., la "Oda a la Vida Retirada" de Fray Luis de León.
condicionante" de una ciudad con la simpleza unitaria de la idea de signo? " ...la misma oposición entre «topografía artificial "geométrica"» y «topografía natural
fortuita» es un signo metonímico de la oposición general más amplia entre cultura y
57 Se pretende aludir con este término y a falta ~e uno mej~r, al poder, ~ la determinación que naturaleza". LEACH, Edmund, Cultura y Comunicación, La lógica de la conexión de los
la ciudad ejerce sobre el individuo, según la mterpretaclón que aqui se le da a la urbe. símbolos, Madrid, Siglo XXI, 1993. Página 68.

42
efecto, este contraste encubriría una oposición aún más elemental, como lo es la allí una compleja relación que no excluye la violencia que hay en la determi-
asimilación de lo rural a lo natural y lo urbano a lo artificial, en el marco de una en la coacción constitutiva que la ciudad efectúa sobre una subjetividad.
insólita reivindicación de la naturaleza. Esto muestra que lo urbano es algo más
que una mera cuestión local o topológica, un tópico que la literatura ha acogido Por tales motivos es recomendable, desde ahora, establecer que si
mostrando que lo citadino implica otro modo de sentir, de juzgar, de ser. se han adoptado términos y categorías semióticas para tratar de dar forma
reflexión inicial sobre un objeto inasible bajo otra clave de lectura, es
Una ciudad no es sólo un conjunto de elementos asociados que se iiso en este momento dar un paso que nos separe del carácter principal-
preste dócilmente a ser leída o interpretada, pues ella es -para su habitante-Ja literario que aún resuena en el término "texto" referido a la ciudad".
ciudad recorrida, esto es, actualizada cada vez en sus cotidianos desplazamien-
tos. Es sugerente citar lo que Michel de Certeau plantea al respecto, " ...el Se señalaban recientemente algunas interrogantes que en general pue-
espacio es un lugar practicado. De esta forma la calle geométricamente resumirse en las siguientes preocupaciones:
definida por el urbanismo se transforma en espacio por la intervención
de los caminantes?". Por lo tanto, podríamos aventurar, que siendo una la 1. Pese a que la idea de signo se presta a ser empleada en realidades
ciudad considerada en cuanto texto o discurso, es, desde el punto de las prácti- no lingüísticas como la ciudad, es imprescindible poder dar cuenta de la
cas de los individuos, esencialmente múltiple en la experiencia de cada un062• complejidad de la urbe. La cual no se organiza como conjunto de unida-
Esta es la razón para insistir sobre la relevancia que la ciudad posee, como des arquitectónicas aisladas, sino como un plexo en permanente trans-
dispositivo discursivo, relación directa con la subjetividad. formación, donde no se puede hallar, al menos no arbitrariamente, una
unidad mínima que corresponda a lo que el concepto de signo plantea.
Se debe subrayar la importancia de la inserción del ciudadano en la
',.\
urbe, a condición de que esta experiencia no se entienda como la del usuario 2. Es necesario precisar el modo en que tiene lugar la determinación,
respecto de un determinado servicio. Pues, hay en esta inserción un notable "ex- respecto del sujeto, que suponemos asociada a la ciudad, en tanto que -es
cedente" de afecto, que va más allá del simple lugar de residencia o de paso. Este propósito de este trabajo plantearlo- ella es un elemento relevante en la
hecho mueve a considerar la relación del individuo y la ciudad, como aquella que constitución de la subjetividad.
en la perspectiva del psicoanálisis, un sujeto vive con un objeto investido", ya que

61 CER1'EAU, Michel de, La Invención de lo Cotidiano 1, Artes de hacer, México, Univer- Con la finalidad de esclarecer la condición activa, dinámica y com-
sidad Iberoamericana, 2000 primera edición (primera reimpresión). Página 129. de la ciudad parece oportuno replantear cuanto hemos sostenido hasta
62 GARCÍA CANCLINI, Néstor. Imaginarios Urbanos. Eudeba. Buenos Aires, 1997. Páginas Para ello es necesario tratar de comprender la ciudad como una rea-
63
109 -110. activa que ejecuta una operación, un trabajo, antes que como una es-
Investido. Concepto del léxico psicoanalítico (Alemán, Besetzung; francés, charge o
,'W_'~L~, que se convierte en simple objeto de análisis.
investissement; español, catexis), que, impuesto por la experiencia clínica de la neurosis, le
permite a Freud distinguir entre las "representaciones" y el "quantum de afecto" con la que
aquéllas se hallan cargadas. No obstante, se trata de un término cu~~ significació.n ~o posee
una sola acepción, por lo cual adquiere en ciertos contextos, clínicos y descriptivos, un
sentido más amplio, aludiendo en general a que en el mundo personal los objetos y las "Pienso que no hay que referirse al gran modelo de la lengua y de los signos, sino al de la
representaciones se hallan afectados de ciertos valores que organizan el campo de la p~r- guerra y de la batalla. La historicidad que nos arrastra y nos determina es belicosa; no es
cepción y del comportamiento. Ver LAPLANCHE, Jean y Jean-Bertrand Pontahs, habladora". FOUCAULT, Michel, Microfísica del Poder, Ediciones La Piqueta, Madrid,
Diccionario de Psicoanálisis, Labor, Barcelona 1981. Páginas 51 - 52. 1992. Página 179.

47
Es interesante observar que, como lo señala Umberto Eco a pro- Se debe subrayar que este tópico es abordado en un libro que,
pósito de la "cooperación textual?" que realiza el lector de una obra lite- iecísamente, lleva por subtítulo "una antropología de la sobremodernidad". Vale
raria, se puede reconocer que la obra impone ciertas condiciones en las nos encontramos con un nuevo término ad hoc, "sobremodemidad", el cual
que ella puede ser leída. A través de esta "cooperación" determina en >reten<ledesignar el momento actual de la cultura occidental y cuyo rasgo más
algún modo a quien accede a ella. Del mismo modo, se trataría, en este vo Marc Augé lo identificacon el esfuerzo por dar respuesta satisfactoriaa la
caso, de extender el análisis a la ciudad y su habitante desde una perspec- )i.t~f~un1ta
por el sentido. Puesto que, según sostiene, "lo que es nuevo no es que el
tiva que intenta ir más allá de la relación interpretativa entre una obra y no tenga, o tenga poco, o menos sentido, sino que experimentemos
su lector, para acceder a la influencia constitutiva de la obra respecto de éXI~líc:itae intensamente la necesidad cotidiana de darle alguno?".
éste último.
Esta necesidad de sentido se originaría en la enorme abundancia de
ontecimientos que caracteriza a esta época, en la que una sociedad
3.2 CRÍTICA DEL CONCEPTO DE NO-LUGAR ..sobrecargada por un cúmulo de información, que llega a tornarse inabarcable
una visión de conjunto, resulta atiborrada por una oferta de bienes y servicios
crece hasta volverse absurda. Asimismo, esta necesidad de sentido se
Será muy útil examinar y discutir, sucintamente, los puntos de vista en la proliferación de lugares vacíos de significado y perfectamente
que algunos autores han desarrollado acerca de la ciudad contemporánea. Tal ':permutables entre sí, independientemente del país donde la persona se encuentre,
interés se basa en que estos análisis, que han alcanzado cierta notoriedad en el a se trate de la sala de espera de los aeropuertos, los salones de los grandes
ámbito de los estudios culturales, permitirán introducir algunas de las premisas centros comerciales, o las dependencias .de un edificio dedicado a oficinas.
fundamentales para las ideas conclusivas de esta investigación.
En este contexto el concepto de no-lugar se vincula con el referido
En primer lugar, un texto que merece ser tenido en cuenta es el libro respecto de la sociedad contemporánea, puesto que la sobremodemidad
Los No-Lugares, Espacios del Anonimato de Marc Augé'". Este productora de no-lugares que, por cierto, no carecen de una ubicación
antropólogo propone el concepto de no-lugar, para dar cuenta de un geográfica o de una existencia material. Ellos carecerían, en realidad, de ese
acontecimiento que sería propio de nuestra época: la pérdida o al menos el suplemento de valor afectivo, de lo que hemos llamado investidura, y carecerían
debilitamiento de los elementos que dan unidad y sentido a la sociedad. Dicho de ello en tal forma que apenas podrían crear una relación contractual entre los
concepto se presenta articulado con un diagnóstico general de la sociedad hombres. Esta relación mediada esencialmente por vínculos impersonales, es lo
contemporánea y, como se podrá apreciar, resulta ser un verdadero corolario que Marc Augé llama contractualidad solitaria.
de este diagnóstico. Su definición es planteada en los siguientes términos: "Si
un lugar puede definirse corno lugar de identidad, relacional e histórico, Rechazar por completo los planteamientos de este autor equivaldría a
un espacio que no puede definirse ni corno espacio de identidad, ni desconocer el valor de su diagnóstico. Pero, sin duda, existe en ellos una serie
corno relacional, ni corno histórico, definirá un no-lugar?". aspectos que vale la pena discutir. Acerca de estos aspectos se formularán
algunas breves observaciones con la finalidad de exponer lo que, juzgado desde
65
ECO, Umberto. Lector in Fabula, Lumen, Barcelona, 1981. Página 73 y siguientes. los supuestos de esta investigación, se presenta como un análisis que carece de
66
AUGE, Mare, Los «No Lugares» Espacios del Anonimato, Una antropología de la una justificación suficiente.
sobremodernidad, Gedisa, Barcelona, 1998.
67
AUGÉ, Mare, Op. Cit. Página 83. AUGÉ, Mare, Op. cit. Página 36.

48 49
1. Es probable que no haya certeza de que sepamos con claridad cuál es la iden- Este autor se propone presentar una hipótesis de periodización.histó-
tidad del hombre contemporáneo, si hubiera realmente tal cosa. Pese a ello, no sea capaz de establecer si lo que se ha dado en llamar posmodernismo
es admisible desconocer, de antemano, la capacidad de un determinado fenó- ponde, efectivamente, a una modificación general de los patrones cultu-
meno urbano para contribuir a la constitución de ciertos rasgos de identidad. El que definen una época como tal, o bien, se trata solamente de cambios
impacto que las observaciones de este antropólogo registran podrían no pasar pOlrtarltes,pero circunscritos a una misma etapa. Para realizar este propósito
de ser una reacción epocal, circunscrita a nuestro momento histÓ11CO, frente a a: cabo un balance del posmodernismo, entendido como pauta cultural?",
un proceso de profundo cambio en las formas de socialización. ~árilln;an(IOuna serie de aspectos que, a su juicio, caracterizarían este período
i.calilltHo.Uno de los temas puntuales en los cuales se ocupa una parte de su
2. Acerca de su definición de no-lugar, cabe preguntarse si es realmente po- 10 constituye, precisamente, la ciudad contemporánea.
sible un lugar no relacional. O bien, en los términos del propio Marc Augé,
si es posible un lugar exclusivamente basado en la contractualidad solitaria. Al preocuparse de la ciudad, Frederic Jameson, destaca la existencia
Téngase en cuenta que nuevas condiciones urbanas pueden inducir nuevos una suerte de distanciamiento entre los habitantes de la urbe y ésta misma.
tipos de relaciones sociales. Esperar que estas nuevas relaciones se pue- " te distanciamiento toma la forma de una falta de adecuación entre ambos, a
dan reconocer y juzgar desde los patrones éticos o antropológicos conoci- de los acelerados cambios que ha experimentado la ciudad. De esta forma,
dos y privilegiados hasta ahora, es una demanda que no parece estar sufi- podría apreciar que en las sociedades contemporáneas "nos encontramos
cientemente justificada. una especie de mutación del espacio urbano como tal. ... [y] los
humanos que se desenvuelven en este espacio nuevo, estamos
3. La disolución y transformación de ciertas características de la ciudades, asados con respecto a tal evolución'?'.
como por ejemplo lo que se podría llamar su sentido histórico, no constituye
un atributo exclusivo de nuestra época. No obstante, no es este detalle el La naturaleza de este desacomodo entre la urbe y su habitante pare-
más controvertible, sino el hecho de que no se reconozca la posibilidad, tener, en su opinión, la forma de una incompatibilidad para dar cuenta de los
siempre abierta, para cualquier comunidad humana de resignificar tales sos de cambio, pues "[la transformación del espacio] ha conseguido
espacios y de cargarlos, continuamente, de nuevos sentidos. .rascender definitivamente la capacidad del cuerpo humano individual
autoubicarse, para organizar perceptivamente el espacio de sus
nmediactones, y para cartografiar cognitivamente su posición en un
3.3 CRÍTICA DE LA EXTERIORIDAD ENTRE INDUVIDUOy CIUDAD exterior representable":".

En El Posmodernismo o la Lógica Cultural del Capitalismo El individuo, por consiguiente, parece estar permanentemente inadap-
Avanzado de Frederic Jarneson'", nos encontramos con una reflexión acerca a las nuevas ciudades y permanecería incapacitado para representarse la
de la ciudad contemporánea, donde se destacan por parte del autor, en forma realidad urbana con miras a integrarse apropiadamente en ella. La causa
especial, los cambios y las mutaciones que las ciudades han sufrido en la medi- esta imposibilidad se encuentra en la carencia de las herramientas perceptivas
da en que la sociedad capitalista se ha expandido. ;orrespondlLentesa estos nuevos espacios urbanos. Esta disociación del indivi-

69 JAMESON, Frederic, Op, cit. Página 16,


JAMESON, Frederic, El Posmodernismo o la Lógica Cultural del Capitalismo Avanzado, JAMESON, Frederic, Op, cit. Página 87,
Barcelona, Paidós, 1991. JAMESON, Frederic, Op. cit. Página 97.

50 51

lo.: ---
duo y el espacio urbano, es tal que puede considerársele como símbolo y analogía La tesis que este trabajo sostiene en relación con la ciudad se funda,
del "dilema que reside en nuestra incapacidad mental de confeccionar
oo.
.samente, en la polémica con estas dos interpretaciones. Con la de Marc
el mapa de la gran red comunicacional, descentrada, multinacional y glo- que plantea la imposibilidad de la urbe contemporánea de producir iden-
bal, en la que como sujetos individuales, nos hallamos presos'?'. y conferir sentido, y la de Frederic Jameson que plantea la incompatibili-
entre la urbe y la representación que el individuo tiene de ella.
La inquietud contenida en la afirmación anterior de Frederic Jameson
acerca de la relación entre espacio urbano e individuo, si bien es valiosa en tanto Las conclusiones de estos autores, que aquí se objetan, plantean entre
pone de manifiesto que existe allí una cuestión problemática, es decir, una cierta problemas tales como la carencia de sentido, la crisis de la identidad, el
discontinuidad, manifiesta sin embargo un punto muy controvertible. Éste consis- íebilitamiento del sentido histórico, la mutación de las formas de sociabilidad.
te en que su argumentación se funda en supuesto muy frágil: entender la urbe ellas son cuestiones inherentes al proceso de racionalización que la moder-
como una cuestión absolutamente externa al individuo. Esta exterioridad es con- ,como categoría histórica y filosófica involucra. En este proceso, de pau-
dición necesaria para que este autor pueda sostener que la dicotomía de habitante desencantamiento, precisamente los fundamentos de las imágenes de
y urbe pueda ser superada a través de "cartografiar cognitivamente" la ciudad. , como la religión y la moral arcaica, por ejemplo, pierden su capacidad de
nroveer de sentido al mundo. Sin embargo, constatar este hecho una vez más no
1. En primer término, se puede observar que -según Jameson- ,~onsl1tuyeun punto realmente relevante en la reflexión acerca de la urbe.
la ciudad sufriría "mutaciones" que sólo son asumidas a posteriori por
los individuos, en la medida en que deben reelaborar sus representacio- Lo que se requiere es ir más allá del simple lamento o del intento por
nes de ella con miras a restablecer una comprensión perdida. De esta nroveer voluntariosamente de sentido a la ciudad. Pues, cabe preguntar si con lo
forma, el individuo y la ciudad reproducen la relación cognoscitiva de nos enfrentamos es realmente una pérdida de sentido, o sólo con la conse-
sujeto y objeto, sin que sea posible dar cuenta de la interdependencia ,cuenl::;j'a
de una equivocada forma de analizar el problema. Sobre todo cuando
de ambos. análisis parecen reflejar, antes que otra cosa, una constatación a posteriori
los resultados de un largo proceso de transformaciones urbanas en occidente.
Pero, por el contrario, tal como se ha expuesto en los capítu-
los en que se ha analizado el carácter serniológico de las ciudades, Este proceso ha tenido lugar sin que se le hubiese prestado suficiente
como asimismo su carácter discursivo, la vinculación de individuo y ión, por parte de disciplinas capaces de dar cuenta de las consecuencias
urbe excede la mera representación cognitiva. estos cambios. Sin embargo, cabe presumir que la dificultad para tomar en
las transformaciones que se acumulaban tras siglos de historia urbana,
2. Por otra parte, esta discontinuidad entre urbe e individuo '",,,irl"'Tlt'i' a, ante todo, que no nos hallamos en presencia de una relación estricta-
oscurece la propia comprensión de la lógica a la cual obedecen las objetiva entre un observador y un fenómeno independiente de él.
transformaciones que sufre la urbe, ya que sus afirmaciones permiten
presumir que éstas tienen un decurso absolutamente autónomo en re- Se puede concluir que el distorsionar la naturaleza de la relación entre
lación con los individuos. De otra forma no se entiende por qué motivo "'inrli,,'irl"r1 y urbe conduce, casi obligatoriamente, a admitir la incoherencia entre
sería posible sostener que los individuos se hallan retrasados en la com-
prensión de la ciudad. Aspecto de la modernidad brillantemente analizado por Jürgen Habermas a partir de la
obra de Max Weber. Ver de este autor Teoría de la Acción Comunicativa, Volumen I,
73
JAMESON, Frederic, Op. cit. Página 97. Taurus, Madrid, 1989.

52 53
ambos, pues no se logra comprender cómo es que la ciudad cambia sin que el que caracterizarían gran parte del pensamiento contemporáneo: una de ellas.
individuo haya cambiado en la misma medida, ya sea como causa o como efecto. tituiría una "analítica de la verdad", preocupada por las condiciones de
sibilidad del conocimiento verdadero, tradición que se ha vuelto más bien
Por todo cuanto se ha señalado previamente, resulta plausible exami- . la ciencia. Por otro lado "una ontología de la actualidad" que se orienta
nar el concepto de dispositivo de Michel Foucault. Con este concepto se pre- las condiciones que hacen válidas las creencias y valores que profesa-
tende describir la ciudad, pero desde un punto de vista que supere las interpre- s. En este segundo grupo ha reconocido el propio Foucault que debería
taciones reduccionistas recién discutidas y que sea capaz de dar cuenta de su tuarse su trabajo".
complejidad, dinamismo, tensión y de su capacidad para determinar, junto con
otros sistemas culturales, a los individuos. Ese trabajo sobre los supuestos fundamentales de nuestra cultu-
pretende mostrar que el conjunto de estas determinaciones y de estos
coercitivos modos de actuar y de pensar no son condiciones trascenden-
3.4 LA IDEA DE DISPOSITIVO EN MICHEL FOUCAULT tales que se impongan a los individuos, sino que son siempre una suerte de
a priori singular, contingente, mediado por una práctica social surgida en
un período preciso. Momento que es posible reconstituir y comprender
El trabajo de Michel Foucault se presenta, frecuentemente, como un por el trabajo meticuloso y silencioso del "archivista" que examina la le-
análisis original y provocador. Original, pues suele detener su atención en temas, galidad operacional que estos registros evidencian. No es totalmente ex-
en prácticas o en objetos de estudio que no se ciñen a lo que podríamos llamar la traño entonces que algunos consideren su obra como un análisis de dispo-
filosofía tradicional, como por ejemplo la historia de la sexualidad, el discurso sitivos, teniendo en cuenta que se ha preocupado de ciertas disciplinas en
sobre la locura, el nacimiento de la mirada clínica, entre otras. Provocador, por tanto ellas se configuran como un discurso particular y como una "mira-
otra parte, pues indiferente a la habitual perspectiva histórica o a las relaciones de da" original.
influencia causal, su indagación suele preocuparse preferentemente por las con-
diciones que posibilitan la aparición de un determinado problema. El término "dispositivo"?" pretende describir un pensamiento que
es comparable, según Gilles Deleuze, a una suerte de madeja, a una especie
Es por ello que en su "arqueología de las ciencias humanas" no en- de conjunto de múltiples líneas de diferente naturaleza. En su opinión, al inte-
contraremos un intento por establecer qué es la ciencia y qué les distingue a las rior de este dispositivo no se configuran sistemas autónomos, homogéneos
denominadas ciencias humanas, sino que se ocupa del sistema de ideas funda- -v. gr. el sujeto, el lenguaje-, sino que éstos siguen diferentes direcciones,
mentales a partir de las cuales estas ciencias han venido a resultar posibles. Así trazan procesos siempre en desequilibrio y así corno se acercan, también se
entonces, el objeto de su interés son las determinaciones y supuestos que go- apartan los unos de los otros. Cada línea es quebrada, sometida a variaciones
biernan el funcionamiento de un determinado saber, los mecanismos discursivo-
filosóficos que permiten que un concepto o un problema se constituyan. MOREY, Miguel, "La cuestión del Método", (Introducción a dos conferencias y una
entrevista de Michel Foucault reunidas por Paidós en un solo volumen), en: Tecnologías
Este modo de reflexionar e inquirir no es, por cierto, una total novedad del Yo y otros textos afines, Paidós, Barcelona, 1990. Páginas 9 - 44.
77
Dispositivo, (latín, dispositus, dispuesto). Dícese de lo que se dispone. /12. Mecanismo o
en el panorama de la filosofía. Esta perspectiva es, naturalmente, tributaria de la
artificio dispuesto para producir una acción prevista. En: Diccionario de la Real Academia
interrogación kantiana", la que habría abierto camino para dos tradiciones críti- de la Lengua, Madrid, 1992, vigésimoprimera edición. Como puede observarse, las acep-
75 ciones que este término posee en español no impiden, necesariamente, que se le use en el
VÁSQUEZ GARCÍA, Francisco, Foucault, Montesinos. Barcelona, 1995. Páginas 18 - 20. sentido que lo hace Michel Foucault.

54 55
CUl.C;l;l,;JtJU, se bifurca y queda sometida a derivaciones. De tal forma que Para describir apropiadamente la ciudad en los términos planteados en
UVIICL\.'" visibles, los enunciados posibles de formular, las fuerzas en ejer- trabajo, es posible recurrir a la obra de Michel Foucault y tomar prestada, de
como vectores o tensores dentro de este dispositivo". forma un tanto abusiva", la idea de dispositivo. Con éste se pretende aludir a
conjunto de procedimientos y prácticas que se pueden identificar con el dis-
Esta descripción de Gilles Deleuze, fundada sobre una metáfora de y que tienen por consecuencia la producción de un "efecto de verdad". Es
fuerzas que se condicionan recíprocamente, caracteriza los resultados de los un dispositivo discursivo implica la repartición, la circulación y el funciona-
análisis de Foucault de manera admirablemente propicia para describir el de enunciados. Ahora bien, este proceso productivo establece un ordena-
aspecto dinámico del objeto de estudio que nos ocupa. Si los dispositivos son que Michel Foucault ha denominado también "régimen de verdad", en el
máquinas de hacer ver y de hacer decir, la ciudad puede ser comprendida y ntendido de que con la palabra verdad no se designa un estado de cosas reales
analizada, en cuanto discurso, como una suerte de dispositivo. Porque ella es, podría ser conocido objetivamente. Antes bien, se alude a un conjunto de
no sólo materialmente, el acervo cultural de una sociedad, el lugar de sus ore:scl~ip(;ionesy a los efectos que de ellos se derivan, vinculando así, a las reglas
instituciones y poderes, el ámbito de-los comerciantes, el lugar donde aconte- determinan la producción y circulación de los enunciados, con el "efecto de
ce y donde se guarda registro de la historia. El terreno donde los saberes se " que el poder de este sistema discursivo instaura.
acumulan y transmiten. La ciudad, en suma, establece un a priori que habrá
de acoger y formar a los individuos que sean parte de ella. La operación de este dispositivo cultural que es el discurso, se efectúa
a partir de lo que podríamos considerar como su unidad elemental, esto es, el
Nos encontramos, ahora, con la necesidad de conceptualizar un enunciado. El juego de estos últimos establecerá un orden, siempre en dinámica
fenómeno, aparentemente bien conocido, como lo es la estructura urbana. tensión, que tendrá como efecto recortar una oquedad, un lugar vacío en el que
Pero, que está insuficientemente organizado o elaborado desde un punto de pueda aparecer un sujeto, como función resultante del dispositivo discursivo. Por
vista teórico en relación con su condición discursiva. Puesto que, para una este motivo " ... es preciso concebir el discurso como una serie de seg-
mirada relativamente ingenua la ciudad es una realidad doble, que involucra mentos discontinuos cuya función táctica no es uniforme ni estable, ..."8o.
una parte material y una parte inmaterial. Se cree que a la arquitectura y al
urbanismo les toca hacerse cargo de la primera parte, y a la semiótica co- El valor de lo señalado a propósito del discurso consiste en que, si se
rrespondería ocuparse de la segunda. reconoce a los rincones de la ciudad en estos "segmentos discontinuos", pode-
mos considerar que se ha establecido sólidamente un vínculo entre las premisas
Sin embargo, esta dicotomía resulta insostenible e inapropiada en la fundamentales de esta investigación.
medida en que vuelve a reproducir las oposiciones clásicas, cuerpo/alma, 79
inteligible/sensible, que también hallamos en la pareja significado/significante. El uso de algunos de sus conceptos, extendidos a ámbitos extraños a los de su elaboración
original, como asimismo el problema de la fidelidad al pensamiento de un autor han sido
y con ello, se desliza, subrepticiamente, una interpretación que lleva de re- zanjados notablemente por el propio Foucault cuando, a propósito de su relación con
greso a un ejercicio de "lectura del texto urbano" del cual ya se han señalado Nietzsche afirma, que "la única marca de reconocimiento que se puede testimoniar a un
sus limitaciones. Esta delimitación de sectores disciplinarios resulta inade- pensamiento como el de Nietzsche es precisamente utilizarlo, deformarlo, hacerlo chirriar,
cuada, además, para plantear y comprender cabalmente la íntima vinculación gritar". Ver FOUCAULT, Michel, Microfísica del Poder, Ediciones La Piqueta, Madrid,
1992. Página 101. Sin pasar por alto las insalvables distancias del caso, estas páginas
, entre urbe y la constitución de subjetividad.
proponen justamente una "utilización" antes que una adopción ajustada a la letra de
determinadas ideas suyas.
80
DELEUZE, Gilles. "Qu'est-ce qu'un dispositif?". En: Michel Foucault Philosophe, FOUCAULT, Michel, Historia de la Sexualidad 1,La voluntad de saber, Siglo XXI, Méxi-
co, 1987. Página 122.
Editions du Seuil, Paris, 1989. Páginas 185 - 195,

59
3.5 LA FUNCIÓN ENUNCIATIVA escritura sobre lo previamente inscrito", al modo de un palimpsesto.
este modo, el nivel del discurso que constituye la ciudad, está sostenido por
nivel inferior, dentro del cual opera una unidad, elemental desde un punto de
Cuando Michel Foucault, tal como lo pone de manifiesto en La Ar- funcional y compleja desde el punto de vista de su composición. Esta
queología del Saber!', intenta caracterizar el enunciado, afirma que éste no es el sector, la sección de urbe arbitrariamente considerada. A ésta
es en ningún caso una estructura gramatical o una simple frase, sino que una Jrr,es~)orlde:ríala condición de enunciado, es decir, " ... elemento último, que
de sus notas distintivas es ser un elemento en relación. Sin embargo, pese a puede descomponer, susceptible de ser aislado por sí mismo y
que este texto se refiere más bien al enunciado como una proposición inte- de entrar en un juego de relaciones con otros elementos seme-
grada dentro de un dispositivo discursivo, la tesis que aquí se expone propone a él. ...Grano que aparece en la superficie de un tejido del cual es
que se le emplee para comprender bajo esta categoría un sector, un barrio, un elemento constituyente. Átomo del discurso?".
componente de la ciudad. De este modo se sustituiría su carácter lingüístico
por el de tejido o paisaje urbano'? y,-depaso, se invertiría con ello la analogía Si prestamos atención al riguroso análisis al que Michel Foucault 80-
que Ludwig Wittgenstein estableciera entre ciudad y lenguaje. El autor del el término de discurso, podremos apreciar la pertinencia de adoptarlo
Tractatus sugería, en las Investigaciones Filosóficas, que nuestro lengua- a que permite describir apropiadamente la ciudad, gracias a que puede
je se podía considerar como una vieja ciudad, como un laberinto de calle y cuenta del dinamismo de sus cambios y de la determinación que ejerce
plazuelas, acompañado por casas antiguas y nuevas edificaciones'". el sujeto. Recordemos que en una serie de conferencias, pronunciadas
Río de Janeiro en 1978, Foucault proponía que se rebasara el ámbito de lo
Así, entonces, la ciudad como totalidad podría ser entendida como estrictamente lingüístico en relación con el discurso, para considerarlo también
un discurso, el cual se constituye a partir de una "escritura" que consiste en el punto de vista del conflicto que instituye :"EI discurso es ese con-
la intervención sobre el terreno "natural'?" y desde allí en adelante en la per- nto regular de hechos lingüísticos en determinado nivel, y polémicos
estratégicos en otro':". Con esta precisión Foucault pretendía dar cuenta
81
FOUCAULT, Michel, La Arqueología del saber, Siglo XXI, México, 1999. Página 131 - 145. las tensiones que tienen lugar dentro de un dispositivo discursivo, las cuales
82
Paisaje urbano: noción ligada a la psicología de la percepción y basada en la idea de que el .ongman y mantienen un determinado régimen de verdad.
observador puede obtener u~a imagen de la ciudad, que es susceptible de ser aprehendida,
retenida y apropiable. Ver SANCHEZ de MADARIAGA, Inés, Introducción al Urbanismo,
Conceptos y métodos de la planificación urbana, Alianza, Madrid, 1999. Página 169. No obstante el riesgo de incurrir en una ramplonería, se puede indicar que, desde este
Tejido urbano: término urbanístico tomado de la biología, que asimila el conjunto de punto de vista, adquieren pleno sentido las "intervenciones" hechas mediante distintos
trazados viarios, parcelaciones y edificaciones a los tejidos que forman los seres vivos, con tipos de graffittis que se pueden ver en toda la ciudad. El mismo sentido se le puede atribuir
sus ele~nentos repetitivos a modo de trama y otros elementos puntuales que se insertan en al "toque de queda" impuesto durante la dictadura militar. Si se trae a colación el término
ella. SANCHEZ de MADARIAGA, Inés, op. cit. Página 172. "intervención", propio de la vanguardia en artes visuales, se apreciará su capacidad expli-
83
"Our language can be seen as an ancient city: a maze of little streets and squares, of old cativa para comprender como tal toda acción destinada a modificar el sentido de algún
and new houses, of houses with additions from various periods; and this surrounded espacio o elemento de la ciudad. Es decir, una inscripción sobre lo ya in-scripto (del latín,
by a multitude of new boroughs with straight regular streets and uniform houses". Inscriptus, participio perfecto de inscripere, "escribir sobre"). En el contexto de las artes
WITTGENSTEIN, Ludwig, PhilosoDhical Investigations, Basil Blackwell, Oxford, de vanguardia y a propósito de la idea de intervención, véase GALAZ, Gaspar y Milan
1958 second edition, 1963 reprinted, G. E. M. Anscombe, traductor. Parágrafo §18. IVELlC, Chile Arte Actual, Ediciones Universitarias de Valparaíso, Valparaíso, 1988.
84
Considérese al respecto los diversos mitos de fundación, como el de Roma, por ejemplo. Y Página 205 y siguientes.
a mayor abundancia todavía, la usual ceremonia de la primera piedra. Interesantes observa- FOUCAULT, Míchel, La Arqueología del Saber. Siglo XXI. México, 1999. Página 133.
ciones que podrían revisarse también acerca de este punto las hallamos en ELÍADE, FOUCAULT, Michel, La Verdad y las Formas Jurídicas, Gedisa, Barcelona, 1980.
Mircea, El Mito del Eterno Retorno. Alianza Emecé, Madrid, 1989. Páginas 16 - 20. Página 15.

60 61
Enunciado y discurso son dos conceptos, de gran valor heurístico, 1. En primer lugar, acerca de la "independencia". No parece
que se articulan constituyendo un dispositivo. El modo en que esta imbricación sible considerar idéntico lo que Foucault denomina "objeto material" y lo que
tiene lugar y las implicaciones de este acontecimiento permitirán, finalmente, proponemos como enunciado urbano. A saber, esa especie de tejido o
plantear la tesis que se pretende proponer. aje urbano, no es independiente de un conjunto general de relaciones nor-
vas, de producción. Como es obvio, tampoco es independiente de la in-
Es una condición necesaria para ello, sin embargo, detenerse previa- flulen1claque ejerce la historia local sobre cada sector.
mente en la noción de enunciado con el objeto de reseñar la serie de funciones
que le son propias y que, como se apreciará, no parece inapropiado considerar- 2. En segundo lugar, acerca de los "límites". El paisaje urbano es
las válidas también para la ciudad. una realidad percibida y no es estrictamente una realidad material. Tal como la
noción de paisaje urbano lo indica", corresponde por tanto a la experiencia que
El enunciado, que hemos caracterizado como componente elemental un individuo o un grupo de ellos tiene de determinado sector urbano. Esto signi-
del discurso" no se confunde ni con los actos de habla, lo que equivaldría a fica que no estamos en presencia de un objeto delimitado en el espacio, sino
proferir una frase; ni, tampoco, con agrupamientos sintagmáticos, como lo es que por el contrario, es posible que un mismo elemento arquitectónico se inclu-
una frase. Igualmente, Foucault estima que no se debe considerar como tal a ya en enunciados diferentes.
un objeto material "que tuviera sus límites y su independencia". Fundamental-
mente, porque el enunciado no existe del mismo modo que la lengua, ni tampo- 3. Desde 111l punto de vista semiótico. En el caso de un enunciado
co del mismo modo que un objeto dado a la percepción". es prácticamente imposible tener un objeto puramente material. Nos encontra-
mos siempre con un objeto integrado dentro de una red de significaciones, por-
Es evidente que esta última afirmación contrasta con la interpreta- que todo soporte material va indisociablemente unido a un sentido".
ción que este trabajo propone al postular un "enunciado urbano", con el cual
se quiere designar a una porción de tejido urbano. No obstante, es justamente el La reserva de Michel Foucault acerca de no admitir como enunciado
propósito de esta investigación apoyarse en algunos conceptos y llevarlos a a un objeto material, "que tuviera sus límites y su independencia", parece no
ciertas conclusiones no necesariamente circunscritas al pensamiento de sus justificarse totalmente en relación con la ciudad, si se tienen en cuenta las
autores. Por tal motivo, es necesario detener brevemente el examen del enun- observaciones formuladas. Además, el propio Foucault da a entender que éste
ciado para realizar una digresión acerca de la reticencia de Foucault para admi- "átomo del discurso" no es en caso alguno un elemento simple", y, siempre, se
tir como enunciado a los objetos materiales. puede asumir el riesgo de llevar este concepto a un terreno de aplicación nue-
vo, a condición de que al examinar las funciones que definen un enunciado se
pueda apreciar su pertinencia para el efecto. En los párrafos siguientes se
88 realizará una sucinta revisión de las funciones enunciativas, lo que constituye
A pesar del temor de ser redundante, es preciso reiterar que el concepto de discurso en
Foucault no posee un carácter esencialmente lingüístico. Sin embargo, es evidente que tal
también una revisión de la posibilidad de extender esta noción al tejido urbano.
como la semiótica extiende algunas funciones desde la lingüística hacia otros planos de
significación; asimismo el concepto de discurso mantiene un aspecto lingüístico como lo es
su constitución a partir de enunciados. Es posible, incluso, comparar el papel que cumple 90
el enunciado con el que los mitemas cumplen en el análisis del relato mitológico en Claude Ver nota 16.
91
Lévi-Strauss. Ver FRANK, Manfred, "Sur le Concept de Discours chez Foucault", en: BAUDRILLARD, Jean, Crítica de la Economía Política del Signo, Siglo XXI, México,
AAVV, Michel Foucault Philosophe, Paris, Editions du Seuil, 1989. Páginas 125 - 135. 1991. Páginas 225 - 226.
89 92
FOUCAULT,Michel, La Arqueología del Saber. Siglo XXI. México, 1999. Página 144. Ver FOUCAULT, Michel, La Arqueología del Saber. Siglo XXI. México, 1999. Página 141.

62 63
de éste, ciertamente no son infinitas. Una red de prescripciones urbanís-
, religiosas, morales, estéticas, por mencionar algunas establece de ante-
su horizonte de posibilidades. No le es dado -por ejemplo- a los artesanos,
a los ingenieros, levantar un templo modificando la sustancia de lo que su
La función enunciativa no puede ejercerse sin la existencia de un .•cultura entiende y define como tal.
campo adyacente, que no se confunde con el contexto porque éste llega a
determinarse, finalmente, a partir de una relación más general. Pueden recono-
cerse distintos contextos, pero lo que permite diferenciar dos contextos dife- 3.5.4 EL ESPACIO PROPIO: UN ENUNCIADO DEBE TENER UNA EXISTENCIA
rentes es una relación de nivel superior a la cual éstos obedecen. MATERIAL99

Este campo adyacente toma la forma de una trama compleja, que


está constituida por la serie de las demás formulaciones en el interior de las El enunciado debe estar articulado en alguna clase de soporte, aspec-
cuales el enunciado se inscribe y se presenta como un elemento. Está formado to que no le es accidental. Esta condición material forma parte de sus caracte-
además, por el conjunto de formulaciones a las que el enunciado se refiere, ya rísticas intrínsecas, porque no se trata del mismo enunciado si es constituido en
sea para repetirlas, modificarlas, oponerse o aludirlas. También está formado condiciones distintas. Son aspectos determinantes un soporte, un lugar y una
por el conjunto de formulaciones cuyo estatuto comparte el enunciado en cues- fecha, porque ellos modifican la identidad misma del enunciado. Sin embargo,
tión y con las cuales se vincula. No hay enunciado sino a condición de que éste es importante precisar que enunciado y materia no se identifican, pues la mate-
se halle inscrito en un "campo enunciativo", que le abre un plexo de relaciones rialidad a la que obedecen los enunciados pertenece ante todo del orden de la
posibles, y en el que pueda ser considerado como un elemento singular. institución, más que al de la localización espacio temporal.

Todo enunciado está desde un principio, por lo tanto, determinado, Considerar elementos urbanos como enunciados, puede mover a con-
especificado, es decir, forma parte siempre de una serie dentro de la cual ocupa fusión. No obstante, como se ha señalado previamente, hay algo como un enun-
un lugar. Mientras que no es impensable un determinado código que sirva para ciado urbano a condición de que no se confunda la sustancia de éste con su
construir un solo sintagma, no es posible un enunciado que no suponga otros, pura materialidad. Lo inmediatamente dado a la percepción está por debajo de
por lo cual un enunciado no es el principio de individuación de los conjuntos lo que se propone aquí que se considere como enunciado, como asimismo la
significantes, es más bien lo que sitúa esas unidades significativas en un "espa- experiencia psicológica que de dicho enunciado pueda tener un individuo. Es
cio" en que se "multiplican y acumulan". posible ilustrar este punto teniendo en cuenta que, en una urbe, por ejemplo, la
separación de la casa habitación particular respecto del espacio comunitario,
En el caso de un enunciado urbano entonces nos hallamos frente a un actualiza en forma pragmática un sentido que, sin duda alguna, no se puede
a priori, a una legalidad no explícita que resulta definida operacionalmente en la disociar de la materialidad, que es requisito para que exista el enunciado.
constitución, espontánea o planificada, de la ciudad. Se puede presumir que las
opciones semióticas a partir de las cuales se organiza y construye un espacio Estas cuatro características, que se ha reseñado brevemente, ponen
de convivencia, lo cual asigna los roles que cabe desempeñar a los individuos de manifiesto. que lo que se pretende describir es una función. antes que un
objeto o una cosa. El enunciado cumple esta serie de funciones y es en tanto
98 99
VerFOUCAULT, Michel, Op. cit. Páginas 160 -167. VerFOUCAULT, Michel, Op. cit. Páginas 160 - 169.

69
qoe.ia~' efectúa que permite "estar en relación con un dominio de objetos,
.:,prescribir "una posición definida a todo sujeto posible, estar situado en
otras actuaciones verbales, [y] estar dotado, en fin, de una materialidad
repetíble'v". 4. CIUDAD y SUBJETIVACIÓN
Pasando por alto el carácter lingüístico que Michel Foucault le atribu-
ye a los enunciados, se puede plantear que el sistema que da unidad y aglutina
estas funciones enunciativas está constituido por el discurso. Este sistema cons- "Yo no he sabido nunca de su historia,
tituye un verdadero dispositivo, al interior del cual una serie de funciones que un día nací allí sencillamente ... "
operan como fuerzas se influyen recíprocamente. Por lo tanto, una ciudad es
un sistema conformado por diversos enunciados urbanos, en permanente OSVALDO RODRÍGUEZ
interacción, los cuales en su dinamismo determinan un lugar que puede ser Valparaíso
ocupado por un hombre.
"... Ce n' est done pas de facon métaphorique qu' on a
Si miráramos el destino de las distintas sociedades que ha conocido la le droit de comparer - comme on l' a si souvent a fait -
historia, podríamos apreciar que, tal vez sin saberlo, pero tampoco sin ignorarlo a
une ville un symphonie ou un poéme;a
ce sont des objets de méme nature.
del todo, ellas han confiado a la educación de sus hijos al discurso silencioso Plus précieuse peut-étre encare,
que profieren sus foros, sus atrios y sus cadalsos. Por ello, la ciudad entendida la ville se situe a confluent de la nature et de 1'artifice ". 102
como un discurso, permite examinar "fuera de toda referencia a una sub-
jetividad psicológica o constituyente, las diferentes posiciones de suje- CLAUDE LÉVI-STRAUSS
to que pueden implicar los enuncíados'"?'. Tristes Tropiques

4.1 LA NOCIÓN DE SUJETO EN LA FILOSOFÍA

SostieneEmst Cassirerque a nuestracondiciónhumana no le es dado "en-


frentarseya con la realidad de un modo inmediato; no puede verla, como si
dijéramos, cara a cara. La realidad física parece retroceder en la misma
proporción que avanza su actividad simbólica.En lugar de tratar con las co-
sas mismas, en cierto sentido,conversaconstantementeconsigo mismo'"?'.

Esta interesante observación no carece, por cierto, de una resonan-

102 Citado por Aldo Rossi en su obra La Arguitectura de la Ciudad, Gustavo Gili, Barcelona, 1986.
100 FOUCAULT, Michel, Op. cit. Página 180. 103 CASSIRER, Ernst, Antropología Filosófica. Fondo de Cultura Económica, México, 1963.
101
FOUCAULT, Michel, Op. cit. Página 348. Páginas 47 - 48.

70 71
~';"

cia kantiana, en tanto lo fenoménico deviene, en este caso, un universo semiótico. " Bajo la influencia de esta concepción aristotélica, la noción de sujeto ha
Ella nos permite, si se lo considera con detenimiento, advertir un aspecto muy e'stado referida, en la historia de la filosofía, a la de sustancia. Así, por ejemplo,
singular en esa irrebasable inserción del ser humano en un universo simbólico. ando Descartes después de poner en evidencia la incertidumbre de todo cuan-
Pues, llama poderosamente la atención esa intimidad, anterior a toda represen- to se suele considerar como la realidad, logra arribar a un punto de certeza indu-
tación, que le permite al hombre "conversar constantemente consigo mismo". bitable afirma en la IV Parte del Discurso del Método: "Examiné atentamente
Resulta legítimo, por lo tanto, preguntarse cuál es la condición de esa interiori- lo que era yo, ... [y] comprendí que yo era una sust~ncia, cuya nat~raleza
dad. Pues, aunque la filosofía moderna se ha inaugurado con la convicción de o esencia era el pensamiento ... "los. Evidentemente, la Idea de sustancia como
I que la evidencia de nuestro propio ser es irrefutable, en la certeza fundante de sujeto que piensa, no excluye la existencia de otras sustan~ias, pero se convierte
:1 nuestra conciencia, este supuesto fundamental ha sido puesto en cuestión una y en la condición de posibilidad para que lo real sea cognoscible.
;1 otra vez por las ciencias humanas a lo largo del siglo Xx.
. ~ Un cambio de perspectiva tuvo lugar a la luz de la crítica de John
I
Este tema conoce una larga tradición en el pensamiento occidental, el Locke y David Hume. En sus escritos se pone en cuestión la naturaleza de
cual ha buscado afanosamente, en la cuestión del sujeto, la verdad última del sustrato ontológico que la filosofía le había reconocido a la idea de sujeto. En su
hombre. Desde Aristóteles hasta el postestructuralismo, una engañosa conti- perspectiva, ésta tendría un carácter ilusorio, al ser sólo. un ~upu.esto, ~also por
nuidad pretende que éste haya sido uno de los tópicos fundamentales de la cierto, producido por el hábito de referir el flujo de expenencias SIcológicas ~ un
filosofía. Pero, un acercamiento desde el contemporáneo pensamiento sujeto. Es decir, se trata de una generalización ilegítima a partir de la expenen-
postmetafísico, evidenciará que, bajo esta continuidad, cada época responde a cia, al igual que las ideas de sustancia y causalidad'".
una interrogante diversa. De este modo, en momentos distintos el saber se
articula en tomo a distintas interrogantes impuesta por la noción de verdad y La cuestión del sujeto el cual se funda el verdadero conocimiento que-
por la concepción del ente que fundamenta dicha época: el problema del ser, el da entonces, en el centro de la disputa de la filosofía moderna. Así lo pone de
problema del conocimiento verdadero, el problema del hombre. manifiesto la obra de Kant, la que se puede considerar como la superación de la
confluencia polémica de empirismo, racionalismo y escepticismo. Guiada por su
En la historia de la filosofía la idea de sujeto está vinculada a Aristóteles interrogante acerca de qué es posible saber, intentará determi.nar la natu:aleza,
y a su propósito de establecer -oponiéndose a Platón- que la verdadera realidad alcance y límites del entendimiento humano!", el cual constituye al objeto de
no reside en un mundo suprasensible. En esta controversia Aristóteles propone conocimiento a partir de estructuras a priori de la sensibilidad y el entendimiento.
el concepto de sustancia para comprender al ser real. Éste corresponde, por
excelencia, al ser individual, separado, esto es, el que no está inserto como En la primera mitad del siglo XX la cuestión del sujeto nuevamente s.e
atributo o propiedad de algún otro individuo. Es a este tipo de realidad individual habría de situar al centro de la discusión filosófica y, pese a la aparente contr-
a la cual corresponde, propiamente hablando, el nombre de sujeto. Y, si bien es
cierto, existe otro tipo de sustancia -la sustancia segunda-, que no corresponde lOS DESCARTES, René. Discurso del Método Meditaciones Metafísicas Re~las para la
al individuo, sino al género, por ejemplo, ella es tal sólo derivadamente. La Dirección del Espíritu Principios de la Filosofía, Porrúa, México, 1995, decimosegunda
verdadera realidad, la sustancia primera, nprore ouoto, se define en tanto no edición, Página 21. .
106 Ver HUME, David. Investigación sobre el Entendimiento Humano. Losada, Buenos Aires,
sepredica, ni reside en un sujeto, pues ella es el sujeto'?'.
1945. LOCKE, John. Ensayo sobre el Entendimiento Humano, Fondo de Cultura Econó-
104
Ver comentario de J. Tricot en: ARISTÓTELES, Organon. Librairie Philosophique J. Vrin, mica, Bogotá, 1994, Páginas 71, 275 - 276. . .,
Paris, 1946. Página 7, nota l. Allí afirma que, pese a cierta imprecisión en torno a la noción 107 TORRETTI, Roberto, Manuel Kant: Estudio sobre los Fundamentos de la Fllosof¡a
misma de sustancia, la sustancia primera es el individuo, el compuesto de materia y forma. Crítica. Ediciones Universidad de Chile, Santiago, 1967. Página 154 y siguientes.

72 73
nuidad de un problema que reaparece, el fondo del problema no se asienta en mas obras se ha denominado "hermenéutica del sujeto"!". La finalidad de ésta ha
una reflexión ontológica, ni cognoscitiva. Por el contrario, desde fuera del cam- sido poner de manifiesto las estrategias y los modos en los cuales la sexualidad
po de la filosofía, la investigación teórica y la experiencia clínica condujeron al llegó a constituirse en una experiencia moral, y ésta en una suelte de dispositivo
psicoanalista Jacques Lacan a inaugurar una crítica de la concepción de sujeto, cultural capaz de operar como una instancia productora de subjetividad.
en el marco de un "retorno" a la obra de Freud.
En una conferencia intitulada Tecnologías del Y0112, el propio Foucault,
La confluencia de diversas disciplinas del ámbito de las ciencias hu- al mirar el conjunto de sus investigaciones, señalaba: "mi objetivo, desde hace
manas en torno a los conceptos fundamentales de la lingüística estructural de más de veinticinco años, ha sido el de trazar una historia de las diferen-
Ferdinand de Saussure, hizo posible el desarrollo de investigaciones que reno- tes maneras en que, en nuestra cultura los hombres han desarrollado un
varon sus paradigmas epistemológicos. Tanto en antropología, como en litera- saber acerca de sí mismos: economía, biología, psiquiatría, medicina y
tura, en filosofía y psicoanálisis se desarrolló lo que, en ese momento, fue cono- penología"!". Los trabajos reunidos bajo el nombre de Historia de la Sexuali-
cido como estructuralismo. Corriente de pensadores muy diferentes entre sí, dad, dan cuenta de esta preocupación. Puesto que el retomo a las fuentes clási-
de generaciones diversas que, sin embargo, participarían de un mismo espíritu cas grecorromanas, principalmente a las tradiciones estoica y cristiana, persigue
que se reconoce en algunos rasgos fundamentales, entre los cuales destac~ justamente revisar desde allí el desarrollo de este proceso.
particularmente la centralidad del orden simbólico!".
Consecuentemente, se halla dentro de su investigación el efecto que
En el psicoanálisis deLacan, la concepción freudiana según la cual la este complejo dispositivo de prescripciones posee sobre los individuos, puesto
conciencia del hombre se halla escindida por la censura de un ámbito inconscien- que los discursos tienen un efecto de poder que no es sólo coercitivo y por lo
te, es reelaborada y profundizada sobre la base del paradigma ofrecido por la tanto restrictivo. Muy por el contrario "las relaciones de poder no pueden
lingüística estructuraP09. En esta renovadora y controversial perspectiva, el indi- disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acu-
viduo humano es un sujeto, en tanto que es constituido como tal por un orden mulación, una circulación, un funcionamiento del discurso"!". Esta vin-
simbólico, por lo cual debe mediar a través del lenguaje su devenir humano. De culación de poder y discurso no se concreta sólo como la concurrencia en una
esta forma, lejos de evocar una condición de sustrato, fundamento ontológico o relación que les mantendría, pese a todo, distintos y diferenciados. Por el con-
cognoscitivo, la reflexión acerca del sujeto, en Jacques Lacan, se orienta más trario, el tipo de lazo que les une está más bien del lado de una operación
bien a mostrar que el sujeto no está allí donde filosofía de la conciencia, la teoría perfectamente complementaria, pues "lo que hace que el poder agarre,
del conocimiento y la psicología del yo le han buscado siernpre-". que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente como una
fuerza que dice no, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, indu-
ce placer, forma saber, produce discursos"!".
4.2 LA HERMENÉUTICA DEL SUJETO EN FOUCAULT

Una de las líneas de trabajo que Michel Foucault desarrolló en sus últi- Un libro acercade este tema y con este mismonombre, que ha sidoeditadopor FernandoÁlvarez
Uría,reúnealgunasde laslecciones brindadaspor Foucaultdurante 1982 en elCollegede France.
FOUCAULT, Michel, Hennenéutica del Sujeto,Ediciones La Piqueta,Madrid, 1994.
Esta conferencia, junto a otros artículos fue editada por Paid6s. Ver FOUCAULT, Michel,
108 DELEUZE, GiIles. "¿En qué se reconoce el estructuralismo?". En: AAVV, Historia de la "Tecnologías del Yo",en: Tecnologías del Yo,y otros textos afines, Barcelona, Paid6s, 1990.
Filosofía. Ideas, doctrinas. Tomo IV. Espasa-Calpe, 1976. Páginas 567-599. FOUCAULT,Michel Tecnologíasdel Yo,y otrostextosafines,Barcelona,Paid6s,1990.Página48.
109 RIFFLET-LEMAIRE, Anika, Lacan Buenos Aires, Sudamericana, 1992. Página 37-76. FOUCAULT, Michel, Op. cit. Página 139 - 140.
!lO FRANK, Manfred,Ou'est-ce Quele Neo-structuralisme? Cerf, Paris, 1989. Página 239. FOUCAULT, Michel, Op. cit. Página 182.

75
74
En una entrevista en la que se refiere a su trabajo sobre el saber, desde una primera aproximación de carácter semiótico, en el capítulo
Michel Foucault hace un planteamiento muy interesante y polémico sin duda. inicial, se mostró la forma en que la ciudad puede ser considerada de pleno
Estudiar las condiciones de posibilidad que conducen al establecimiento de ciertos derecho una entidad significante. Esta condición le convierte en un elemen-
dominios de saber, manifiesta la evidencia de un requisito fundamental: para to fundamental del universo simbólico que constituye la cultura.
que esta mirada "genealógica" sea posible "es preciso desembarazarse del
sujeto constituyente, desembarazarse del sujeto mismo, es decir, lle- posteriormente, en el capítulo segundo, se analizó críticamente este acer-
gar a un análisis que pueda dar cuenta de la constitución del sujeto en camiento para superar aquella primera aproximación. A través de la noción
la trama histórica"!". de escritura se puso de manifiesto que la constitución material de la ciudad
constituye una práctica escritural, que no está determinada por la anteriori-
Lo central de esta afirmación se encuentra, precisamente, en la pe- dad de una significación de la cual ella sería la mera expresión.
culiar relación entre discurso, poder y subjetividad. Porque el carácter produc-
tivo que le reconoce al poder. es ciertamente una perspectiva renovadora y a continuación, en el tercer capítulo, se reexaminó la noción inicial de
clarificadora, al considerar que los discursos, en tanto que se encuentran texto urbano y se mostró la necesidad de traspasar el límite de una semió-
investidos de poder, tienden a posibilitar la constitución de un particular tipo de tica de la ciudad, como asimismo de abandonar interpretaciones insuficien-
subjetividad'!". Ésta última noción, que rompe con la usual premisa filosófica tes de la relación entre ciudad e individuo. En este punto, se logró presen-
según la cual el sujeto es una realidad dada de antemano, es explícitamente tar la ciudad como un plexo de enunciados no lingüísticos que constituyen
postulada en un curso dictado en el College de France en 1976. En esa oportu- una formación discursiva. Así resultó posible reconocerle, en cuanto dis-
nidad planteó una idea que es el fundamento de esta tesis, al sostener que "lo positivo, la facultad de normar, de establecer un régimen de verdad como
que hace que un cuerpo, unos gestos, unos discursos, unos deseos expresión del poder del cual está investido todo dispositivo.
sean identificados como individuos, es en sí uno de los primeros efec-
tos del poder. El individuo no es el vis-a-vis del poder; es, pienso, uno por último, en este capítulo conclusivo, se ha situado la idea de sujeto a
de sus primeros efectos"!". partir de algunos puntos de referencia en la historia de la filosofía. Junto
con ello se han puntualizado los rasgos más pertinentes, para esta investi-
Esta reseña de la idea de sujeto en la tradición filosófica y en la obra gación, de la reflexión de Michel Foucault, con el propósito de señalar a
de Michel Foucault, pretende ser el horizonte dentro del cual esta tesis acerca continuación las conclusiones a las cuales esta tesis arriba.
de la constitución del sujeto se articula como reflexión propiamente filosófica.
El progresivo examen desarrollado en los capítulos previos ha buscado estable-
cer fundadamente las premisas de esta tesis: LA CIUDAD y EL PROCESO DE SUBJETIVACIÓN

No ha sido el objetivo de esta investigación llegar a mostrar qué "sig-


116 FOUCAULT, Michel, Op. cit. Página 181.
117 Jürgen Habermas discute minuciosamente planteamientos de Foucault en relación con la un barrio o qué lectura de un edificio efectuaría un individuo, pues
subjetividad y se opone a ellos, fundamentalmente, porque su dependencia de una filosofía caso particular que se ha planteado tiene principalmente el valor de una
de la conciencia le impide dar cuenta real de este proceso y porque ello le termina llevando a ?tnlcl',ón. La tesis aquí defendida se describe más apropiadamente invirtiendo
desconocer los logros emancipatorios del pensamiento moderno. Ver, HABERMAS,Jürgen,
térrnínos mencionados, debido a que el interés determinante se dirige a la
El Discurso Filosófico de la Modernidad, Taurus, Madrid, 1989. Páginas 319 - 349.
118 FOUCAULT, Míchel, Microfísica del Poder, Ediciones La Piqueta, Madrid, 1992. Página que ejerce este dispositivo urbano sobre el individuo.
144.

77
76
I

La indagación en torno a la ciudad, entonces, se ha orientado a sacar- vida pública en una forma que tiene más relación con un usuario, que demanda
la de la ingenua categoría de objeto material y mostrarla como una entidad una administración eficiente del estado antes que con su condición de ciudada-
semiótica. Pero, en una suerte de sorites, esta conclusión fue adoptada como no. Así, el predominio de criterios de eficiencia, competitividad, racionalización,
una premisa para el paso siguiente. En éste, la ciudad ha podido ser descrita se empieza a extender a todos los ámbitos de la vida contemporánea despla-
como un dispositivo de carácter discursivo, dentro del cual, la noción de enun- zando otras categorías. Ocurre así que toda clase de actividades tienden a
ciado!" permitió precisar en que forma este dispositivo, entre otros, opera asimilarse al modelo de la mercancía, el deporte, el arte, la entretención, la
como una instancia productora de subjetividad. política, subsumiendo en una misma modelización actividades que histórica-
mente han respondido a otras esferas de valor. Es posible suponer que esa
La subjetividad no está dada como un en-sí, sino que consiste en un forma de participación no ha sido posible sin la expansión de una sociedad, de
proceso de constitución que remite a condiciones contingentes que son histó- una economía, asociada a una forma urbana.
ricamente determinadas, en este caso, por la particularidad de cada ciudad.
Si nos remitimos a la ciudad de Concepción, por ejemplo, una serie de gran- Un segundo caso llamativo lo ofrece la Universidad de Concepción,
des tiendas comparte el mismo sector de la ciudad con instituciones banca- con sus campus abiertos y espaciosos. En particular, el Foro Universitario que
rias, financieras y un conjunto numeroso de actividades comerciales y de en cuanto a obra arquitectónica, ha sido objeto de toda clase de prescripciones,
servicios de distinto tipo. técnicas y estéticas, que definen la forma de su diseño y el proceso de su
construcción.
Este sector a su vez se halla vinculado a numerosos dominios, como
por ejemplo, la legislación laboral, los códigos de comercio, las disposiciones del Es este Foro un verdadero nudo de confluencia de los itinerarios indi-
Código Civil y un determinado concepto de propiedad privada. Las ciencias que viduales. Su doble disposición hacia lo alto y hacia un foco de atención frontal
diseñan y construyen estos lugares conforman un corpus de saber tecnológico marcan una misma apertura. Las escalinatas llevan hacia un nivel donde no
que actúa como otro dominio, que se añade al conjunto prácticamente infinito de hay sino la gratuidad del espacio, en el que la mirada se abre ampliamente y
prescripciones que define usos y acciones pertinentes en estos sectores públicos. conducen, también, a un ámbito privilegiado de apertura para la contemplación
del lugar reservado a un orador o un artista. Espacio desprovisto de determina-
El individuo, accede a estos lugares como quien ingresa a unjuego de ciones rigurosas no reconocería en alguna actividad particular, trabajo, recrea-
rigurosas reglas operativas, desconocidas de antemano. Éstas prefiguran un ción, reflexión, su ley o principio definitorio.
tipo de individuo y lo educan en el pleno sentido de la palabra. En este disposi-
tivo se es establecido en el lugar del que permanentemente intercambia mer- Lo que se ha afirmado de la relación entre individuo y ciudad, hace
cancía y dinero, donde la equivalencia general de un valor abstracto se erige aparecer un aspecto hasta ahora no advertido. El afuera, del individuo, es la
cómo ley. En consecuencia el sujeto queda instalado en un lugar donde el vín- ciudad, pero un afuera que en su devenir no es un límite petrificado. En sus
culo social tiende a desvanecerse, en tanto esta línea de subjetivación tiende a avatares y sucesos, las funciones que delinean el dispositivo urbano señalan
ir más allá del ámbito del mercado. Sin pretender deducir consecuencias des- una línea que permanentemente se redefine, se pliega y repliega construyendo,
mesuradas, se puede apreciar que el hombre contemporáneo participa de la produciendo siempre un adentro: "no otra cosa que el afuera, sino exacta-
mente el adentro del afuera"?".
119 Adoptado con un importante modificaciónde la noción de enunciado desarrollado por Michel
Foucault en la Arqueología del Saber. Esencialmente se extendió esta noción a unidades
parciales del terreno urbano que no están referidos a criterios de delimitación rígida. 120 DELEUZE, GilIes, Foucault, Paidós, Barcelona, 1987. Página 128.

78 79
Ñueva observación y última articulación de esta investigación. El su-
jeto es una función, una derivación permanente, abierta a futuras modelaciones.
Las configuraciones de los saberes y las prácticas sociales, el afuera, determi-
nan ensu dinámico juego una línea de plegamiento que definirá lainterioridad
de losindividuos. Así, por ejemplo, la moral de una época, expresada tal vez en BIBLIOGRAFÍA 123

un decálogo, pero también en la prohibición de cruzar el atrio de los gentiles,


dibuja un plegamiento exterior que va acompañado de un complemento como
su inmediata consecuencia, el cual será expresado en una reflexión interna.
Toda la producción simbólica de una cultura, su religión, su arte y su filosofía, I. OBRAS DE LENGUAJE, FILOSOFÍA, SEMIÓTICA y PSICOANÁLISIS
está también en lo urbano, pero no al modo de un significado que habitase un
cuerpo ,significante. Esta presencia define y establece unas técnicas del cuerpo
que, en una suerte de pedagogía absoluta, prescriben un tipo de interioridad
codificada en un saber moral!" , Es por ello que las palabras de Platón parecen ARISTÓTELES, ~, Aguilar, Madrid, 1967, segunda edición, Francisco de P.Samaranch,
adquirir un nuevo color al ser leídas sobre el fondo de esta tesis: traductor.
ARISTÓTELES, Organon, I Catégories, 11De l'Interpretation, Librairie Philosophique J.
" ...quizá haya en el cielo un modelo de ella [la ciudad] para el Vrin, París, 1946, traducción y notas de J. Tricot.
que quiera mirarlo y fundar conforme a él su ciudad interior ..."l22 AUGE, MARC, Los «No Lugares» Espacios del Anonimato, Una antropología de la
sobremodernidad, Gedisa, Barcelona, 1998, cuarta edición, [Non-lieux,
De esta forma, la idea aquí planteada encuentra su cabal formulación Introduction a une Anthropologie de la surmodernité, Editions du Seuil,
al postular una correlación entre sujeto y ciudad bajo la forma de una relación 1992], Margarita Mizraji, traductora.
constituyente. En esta íntima imbricación se plantea que si la subjetividad humana AAvv, Michel Foucault Philosophe, Rencontre Internationale Paris, 9, 10, 11 Janvier
no constituye una sustancia, sino que es el resultado de su acceso a un orden 1988, Paris, Editions du Seuil, 1989.
simbólico, y que si este acceso está determinado por circunstancias histórica- A<wv, Los Lenguajes Críticos y las Ciencias del Hombre, Controversia
menté configuradas, entonces el discurso urbano posee la excepcional peculiari- estructuralista, Banal Editores, Barcelona, 1972, primera edición, [The
dad de ser una forma de subjetivación. En este discurso las transformaciones que Languages of Criticism and the Sciences ofMan, the Structuralist controversy,
la ciudad experimenta como resultado de los avatares y estrategias que se,dan.al The Johns Hopkins Press, Londres, 1970], José Manuel Lorca, traductor
interior de ella como dispositivo, tienen su correlato, finalmente, en un tipo de AUBENQUE, PIERRE, Le Probleme de 1'Étre chez Aristote, Presses Universitaires de France,

subjetividad que es consistente con estas transformaciones. Paris, 1962, premier édition.
BARTHES, ROLAND, El Grado Cero de la ESClitura,Siglo XXI, México, 1993,décimotercera
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BARTHES, ROLAND, El Imperio de los Signos, Mondadori, Madrid, 1991, s.e., [Editions
d' Art Albert Skira S.A., Ginebra, 1970], Adolfo García Ortega, traductor.

122 DELEUZE,GilIes, Op.cit. Página 135.


123
República,5Q2 h. Encorchetesse indica,cuandoha sidoposibleaveriguarlo,la referenciaa la primeraedición
dela obraen sulenguaoriginal,o bien,la edicióna la cualcorrespondela traducciónutilizada.

82 83
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88 89
IV. OTRAS OBRAS DE CONSULTA "PARÍS, 1938"
QUlLAPAYÚN
SURVARÍO
CHANTRAINE,PIERRE,Dictionaire Étyrnologique de la Langue Grecque, Histoire des Música : Desiderio Arenas
mots, Éditions Klincksieck, Paris, 1984. Texto : Eduardo Carrasco
LAPLANCHE,JEANETJEAN-BERTRAND PONTALlS,Diccionario de Psicoanálisis, Labor,
Barcelona, 1981, tercera edición, [Vocabulaire de la Psychanalise, Presses "DOCEMONOS"
Universitairesde France, 1968,seconde édition], Fernando Cervantes, traductor. Título original: The Twelve Monkeys
BENGOA,José, Haciendas y Campesinos. Historia Social de la Agricultura Chilena. Director :Ten)' Gilliam
Tomo 11. Ediciones Sur, Santiago de Chile 1990. Año : 1995
(Inspirado en el filme "La Jetée" de Chris Marker, Francia, 1962)

"EL PLANETA DELOSSI~UOS"


V. REFERENCIAS DE FOTOGRAFÍAS Título original: Planet of Apes
Director : Franklin Schaffner
Pág. 32 Estación de Trenes Concepción Centro. Fotografía del autor Año : 1968
Pág. 33 Edificio "Torre Mayor", Concepción. Fotografía del autor
Pág. 44 Http://www.sobs.org/photo/urbandlandscape/index.html. Autor: Anne K. Alt.
Pág. 45 Biblioteca Universidad de Concepción, Concepción. Fotografía del autor
Pág. 56 Edificio de Anatomía, Universidad de Concepción. Fotografía del autor
Pág. 57 Http://www.lumika.org/mexico/passing_byI71.htm.
Pág. 66 Casa demolida en calle Paicaví, Concepción. Fotografía del autor
Pág. 67 Museo Huilquilemu, San Clemente. Fotografía del autor
Pág. 80 Antiguo Teatro de la Universidad de Concepción, Concepción.
Fotografía del autor
Pág. 81 Cruce ferroviario de calle Maipú, Linares. Fotografía del autor

VI. OTRAS REFERENCIAS

"CARAMBA, YOSOyDUEÑO DELBARÓN"


INTI ILLIMANI
ARRIESGARÉ LA PIEL, 1996
Música : Horacio Salinas
Texto : Horacio Salinas

90 91
~
INDICE

PREFACIO 7
INTROD.UCCIÓN 9
1. La ilusión de lo Natural 9
11.La Anterioridad de la Ciudad 11
III. El Propósito de esta investigación 13

1. SEMiÓTICA y FILOSOFÍA 15
1J. La Ciudad como Sistema Significante 15
1.2. La Semiótica y la Cultura 17
1.3. El Lugar del Signo dentro de la Semiótica 20
lA. La Condición Semiológica del Objeto de Estudio 25

2. EL SIGNO y LA ESCRITURA 27
2.1. La tradición del Signo 27
2.2. La Escritura y la Ciudad :D
2.3. La operación del Signo 34
2.4. La Inquietud. Filosófica en la Forma de una Tesis 37
.: \ .

3. LA CIUDAD COMO DISPOSITIVO 41


3.1. Observaciones Críticas al Análisis Semiótico de la Ciudad 41
3.2. Crítica del Concepto de No-lugar 48
3.3. Crítica de la Exterioridad entre Individuo y Ciudad :'i)

304. La Idea de Dispositivo en Michel Foucault 54


3.5. La Función Enunciativa ro
4. CIUDAD y SUBJETIVACIÓN 71
4.1. La Noción de Sujeto en la Filosofía 71
4.2. La Hermenéutica del Sujeto en Michel Foucault 74
4.3. La Ciudad y el Proceso de Subjetivación 77

93
BIBLIOGRAFÍA 83

1. Obras de Filosofía, Lenguaje, Semiótica y Psicoanálisis 83


11. Obras de Urbanismo 89
III. Obras de Literatura y Plástica 89
IV. Obras de Consulta S()

V. Referencias de Fotografías S()

VI. Otras Referencias S()

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