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cabo una serie de proyectos de exploración en el área de San Manuel. Estos trabajos
permitieron el descubrimiento del pórfido cuprífero de San Manuel y el desarrollo de la
mina subterránea del mismo nombre, operada por hundimiento de bloques. Hacia
finales de este periodo (en 1946). En una jugada clasica en el mundo minero, F.F. Salas,
R.A, Buzan, H.G. Buzan y W.C. Buzan solicitaron permisos de exploración en el área que
se localizaba inmediatamente al oeste del cuerpo mineralizado de San Manuel. Estos
permisos fueron licitados a Martha Purcell en 1946 y posteriormente en el periodo de
1947 a 1958 se realizaron siete sondeos con profundidades de 1400 a 2950 pies (427 a
900 m).
El inicio del Proyecto Kalamazoo se basó en las siguientes premisas de Lowell (1968):
En el caso que nos convoca hay que resaltar el siguiente hecho: cuando Lowell piensa y
deduce sobre la alteración hidrotermal en el cuerpo de San Manuel lo puede hacer en
propiedad, entre otras cosas, porque ya habían sido publicados tres trabajos clave sobre
el tema: 1) Facies and Types of Hydrothermal Alteration (Burnham, 1962); 2) Facies and
Types of Hydrothermal Alteration (comment) (Hemley and Hostetler, 1963); y 3)
Chemical Aspects of Hydrothermal Alteration with Emphasis on Hydrogen
Metasomatism (Hemley and Jones, 1964). A esto hay que sumar la participación en el
Proyecto Kalamazoo de otro joven y brillante geólogo, que se iba a encargar
precisamente de la parte petrográfica y la alteración: John M. Guilbert.
No tenemos que pensar que la cinemática y el desarrollo espacial de la Falla San Manuel
estaban resueltos. Como el mismo Lowell (1970) señala, había modelos que
interpretaban la falla como transcurrente e incluso inversa. Digamos que para la época
en que se desarrollaba el Proyecto Kalamazoo era infinitamente más fácil pensar que la
falla era inversa ¿Por qué? Porque de acuerdo con la teoría clásica de Anderson (1905)
las fallas normales no podían ser de bajo ángulo.
Seamos claros en esto, sin una interpretación correcta de la Falla San Manuel nada se
podría haber hecho. Por ejemplo, si la falla hubiera sido interpretada como inversa esto
habría sido significado que el segmento de Kalamazoo se habría movido en la dirección
opuesta y por tanto habría sido erosionado. Aquí es cuando podemos decir que la
interpretación correcta del sentido de movimiento de una falla vale cientos de millones
de dólares o euros. Por decirlo de un modo simple, el descubrimiento de que la Falla San
Manuel era de tipo normal multiplicó por aproximadamente dos las reservas de mineral
y por lo tanto el valor de la propiedad minera. Si esta no es una buena razón para
manejarse bien en geología estructural, no sabríamos decir cual si lo es.
Estos tres conceptos son: falla, zona de falla, y zona de cizalle. Una falla es por definición
una fractura frágil a lo largo de la cual ha ocurrido un desplazamiento visible, en general
paralelo a la superficie de la misma. Por su parte una zona de falla se encuentra
compuesta por innumerables superficies de falla frágiles, subparalelas e
interconectadas, estrechamente espaciadas conteniendo zonas de brecha o fault gouge.
La zona de cizalla (Fig. 3) corresponde a una ancha zona de deformación generada bajo
condiciones dúctiles a dúctiles-frágiles. Digamos además que una zona de cizalla grada
hacia arriba hacia una zona de falla. Las rocas son deformadas frágilmente en los niveles
superiores de la corteza terrestre y dúctilmente en lo inferiores. La profundidad a la que
la deformación pasa de frágil a dúctil es conocida como la transición dúctil-frágil y
generalmente se encuentra a unos 10-15 km bajo la superficie (e.g., Sibson, 1990). En
dicha transición se desarrollan ambos tipos de deformación, mientras que por encima o
por debajo la importancia relativa de una de estas disminuye progresivamente. De
cualquier manera los 10-15 km antes mencionados deben ser solamente considerados
como un referente general solamente, ya que zonas deformación dúctil pueden
desarrollarse a profundidades menores bajo condiciones de un gradiente geotérmico
anómalemente alto (e.g., magmatismo activo, actividad hidrotermal de alta T
generalizada, etc), y también pueden darse deformaciones frágiles en profundidad
como respuesta a movimientos sísmicos bruscos.
Fallas
Una falla es una grieta en la corteza terrestre. Generalmente, las fallas están asociadas
con, o forman, los límites entre las placas tectónicas de la Tierra. En una falla activa, las
piezas de la corteza de la Tierra a lo largo de la falla, se mueven con el transcurrir del
tiempo. El movimiento de estas rocas puede causar terremotos. Las fallas inactivas son
aquellas que en algún momento tuvieron movimiento a lo largo de ellas pero que ya no
se desplazan. El tipo de movimiento a lo largo de una falla depende del tipo de falla. A
continuación, describimos los principales tipos de fallas.
Fallas normales
o Las fallas normales se producen en áreas donde las rocas se estan
separando (fuerza tractiva), de manera que la corteza rocosa de un área
específica es capaz de ocupar más espacio.
o La rocas de un lado de la falla normal se hunden con respecto a las rocas
del otro lado de la falla.
o Las fallas normales no crean salientes rocosos.
o En una falla normal es posible que se pueda caminar sobre un área
expuesta de la falla.
Fallas inversas
o Las fallas inversas ocurren en áreas donde las rocas se comprimen unas
contra otras (fuerzas de compresión), de manera que la corteza rocosa
de un área ocupe menos espacio.
o La roca de un lado de la falla asciende con respecto a la roca del otro lado.
o En una falla inversa, el área expuesta de la falla es frecuentemente un
saliente. De manera que no se puede caminar sobre ella.
o Fallas de empuje son un tipo especial de falla inversa. Ocurren cuando el
ángulo de la falla es muy pequeño.
Hay que tener claro que las fallas distan mucho de presentar un comportamiento "ideal"
Andersoniano (modelo de fallas expuestos arriba) y al respecto deberíamos recordar
una premisa primordial: las fallas se curvan y de hecho casi nunca son planos sino más
bien superficies. Producto de esas curvaturas se generan situaciones asimétricas en la
distribución de esfuerzos a ambos lados de la falla o zona de falla, resultando en zonas
de extensión o compresión locales.
Zona de cizalle