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Paradigma Logico: El paradigma lógico Tiene como característica principal la aplicación de las reglas de la lógica para inferir

conclusiones a partir de datos. Conociendo la información y las condiciones del problema, la ejecución de un programa consiste en la
búsqueda de un objetivo dentro de las declaraciones realizadas.

*Este paradigma se basa en los conceptos de lógica matemática, se basa predicados que caracterizan o relacionan a los individuos
involucrados y la deducción de las posibles respuestas a una determinada consulta. Es un paradigma declarativo. No hay asignaciones
destructivas, se trabaja con el concepto de unificación

Introducción: Silogismos

¿Cómo describir un problema usando la lógica? ¿Qué tipo de problema podemos describir?

Comencemos con un ejemplo simple, seguramente muchos de ustedes lo habrán escuchado alguna vez:

Sócrates es hombre
Todos los hombres son mortales

Luego... ¿qué podemos deducir de esto? Claro adivinaste, que Sócrates es mortal. De eso se trata la programación lógica, vamos a
describir nuestro conocimiento en formas de reglas y vamos a permitir que otra cosa (el motor) se ocupe de procesar ese conocimiento
y sacar conclusiones al respecto.

¿Y solito se da cuenta de las cosas? Más o menos, en realidad no podemos pedirle al motor que solamente se ponga a deducir y que
nos diga a qué conclusión llega, hay que hacerle preguntas más concretas. Por ejemplo podemos preguntarle

si socrates es mortal, y nos va a decir que sí


qué mortales conoce, y nos va a decir que socrates es mortal

Esos son los dos tipos de preguntas básicas que el motor va a saber contestar, después vamos a bajar en detalle sobre esto.

¿Cómo lo bajamos a código?

Programemos este mismo ejemplo en Prolog, en realidad es bastante simple:

hombre(socrates). mortal(X):-hombre(X).

¿Qué quiere decir esto?

 hombre(socrates) afirma que Sócrates es un hombre, o dicho de otra manera que socrates tiene la característica hombre. Es
una afirmación que afecta únicamente a Sócrates y la llamamos un hecho, ya que es una declaración que no depende de nada
para ser verdadera.

 mortal(X):-hombre(X) es lo que llamamos una regla y se puede leer como: X es hombre ⇒ X es mortal. La regla es una
implicación, el antecedente es hombre(X) y el consecuente esmortal(X). Esto quiere decir que para todo X que tenga la
característica hombre se da que ese X también tiene la característica mortal (o más corto: todos los hombres son mortales).

Fijate que socrates está en minúscula, mientras que la X aparece en mayúscula, ¿por qué? Los términos en minúscula se refieren a
cosas particulares y las palabras en mayúscula son incógnitas (o variables).

Eso se relaciona también con que la primera línea sea un hecho (porque habla de un individuo particular) y la segunda sea una regla
(porque habla de todos los hombres).

Pero la principal diferencia entre el hecho y la regla es que la regla tiene un antecedente (que se debe cumplir para que se cumpla la
regla) y el hecho no, el hecho es verdadero siempre. En programas más complejos, a veces pasa que tenemos hechos que usan
variables o reglas sobre individuos particulares.

Los hechos me permiten definir por extensión el conjunto de individuos que tienen una característica. Las reglas me permiten hacer
esa misma definición por comprensión.

2. El paradigma positivista

El positivismo es una corriente de pensamiento cuyos inicios se suele atribuir a los planteamientos de Auguste Comte, y que no admite
como válidos otros conocimientos sino los que proceden de las ciencias empíricas. Tan importante es la influencia de Comte que
algunos autores hacen coincidir el inicio del positivismo con la publicación de su obra “Curso de filosofía positiva”. No obstante, otros
autores sugieren que algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume y al filósofo francés Saint-
Simon.
Para Kolakowski (1988) el positivismo es un conjunto de reglamentaciones que rigen el saber humano y que tiende a reservar el
nombre de “ciencia” a las operaciones observables en la evolución de las ciencias modernas de la naturaleza. Durante su historia, dice
este autor, el positivismo ha dirigido en particular sus críticas contra los desarrollos metafísicos de toda clase, por tanto, contra la
reflexión que no puede fundar enteramente sus resultados sobre datos empíricos, o que formula sus juicios de modo que los datos
empíricos no puedan nunca refutarlos.

De acuerdo con Dobles, Zúñiga y García (1998) la teoría de la ciencia que sostiene el positivismo se caracteriza por afirmar que el único
conocimiento verdadero es aquel que es producido por la ciencia, particularmente con el empleo de su método. En consecuencia, el
positivismo asume que sólo las ciencias empíricas son fuente aceptable de conocimiento.

Otra de las características relevantes del positivismo tiene que ver con su posición epistemológica central. En efecto, el positivismo
supone que la realidad está dada y que puede ser conocida de manera absoluta por el sujeto cognoscente, y que por tanto, de lo único
que había que preocuparse, indican Dobles, Zúñiga y García (1998), era de encontrar el método adecuado y válido para “descubrir” esa
realidad. En particular, asume la existencia de un método específico para conocer esa realidad y propone el uso de dicho método como
garantía de verdad y legitimidad para el conocimiento. Por tanto, la ciencia positivista se cimienta sobre el supuesto de que el sujeto
tiene una posibilidad absoluta de conocer la realidad mediante un método específico.

Otro aspecto importante del positivismo es el supuesto de que tanto las ciencias naturales como las sociales pueden hacer uso del
mismo método para desarrollar la investigación. De acuerdo con Tejedor (1986), citado por Dobles, Zúñiga y García (1998), los
científicos positivistas suponen que se puede obtener un conocimiento objetivo del estudio del mundo natural y social. Para ellos las
ciencias naturales y las ciencias sociales utilizan una metodología básica similar por emplear la misma lógica y procedimientos de
investigación similares. Desde esta perspectiva se considera que el método científico es único y el mismo en todos los campos del
saber, por lo que la unidad de todas las ciencias se fundamenta en el método: lo que hace a la ciencia es el método con el que tratan los
“hechos”.

Como consecuencia de lo anterior, podemos indicar, siguiendo a Gutiérrez (1996), que los positivistas buscan los hechos o causas de los
fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuos.

De acuerdo con Dobles, Zúñiga y García (1998) el positivismo se caracteriza por postular lo siguiente:

1. El sujeto descubre el conocimiento.

2. El sujeto tiene acceso a la realidad mediante los sentidos, la razón y los instrumentos que utilice.

3. El conocimiento válido es el científico.

4. Hay una realidad accesible al sujeto mediante la experiencia. El positivismo supone la existencia independiente de la realidad con
respecto al ser humano que la conoce.

5. Lo que es dado a los sentidos puede ser considerado como real.

6. La verdad es una correspondencia entre lo que el ser humano conoce y la realidad que descubre.

7. El método de la ciencia es el único válido.

8. El método de la ciencia es descriptivo. Esto significa, según Abagnaro, que la ciencia describe los hechos y muestra las relaciones
constantes entre los hechos, que se expresan mediante leyes y permiten la previsión de los hechos.

9. Sujeto y objeto de conocimiento son independientes: se plantea como principio la neutralidad valorativa. Esto es: que el investigador
se ubique en una posición neutral con respecto a las consecuencias de sus investigaciones.

Agregamos, siguiendo a Soto y Bernardini (1980), que al positivismo se le debe la ruptura entre la filosofía y la educación, y una
concepción de la pedagogía basada en las técnicas educativas.

A manera de complemento y a la vez de resumen, presentamos, siguiendo a Kolakowski (1988), las cuatro reglas fundamentales que
conviene seguir, según la doctrina positivista, a fin de separar lo fundamental de lo accesorio:

1. Primera regla: la regla del fenomenalismo, que expresa que no existe diferencia real entre esencia y fenómeno.

2. Segunda regla: la regla del nominalismo, por la cual afirman que estamos obligados a reconocer la existencia de una cosa cuando la
experiencia nos obliga a ello.

3. Tercera regla: que niega todo valor cognoscitivo a los juicios de valor y a los enunciados normativos.
4. Cuarta regla: la fe en la unidad fundamental del método de la ciencia. Se trata de la certeza de que los modos de la adquisición de un
saber válido son fundamentalmente los mismos en todos los campos de la experiencia, como son igualmente idénticas las principales
etapas de la elaboración de la experiencia a través de la reflexión teórica.

*PARADIGMA POSITIVISTA.
También denominado paradigma cuantitativo, empírico-analítico, racionalista, es el paradigma dominante en algunas comunidades
científicas. Tradicionalmente la investigación en educación ha seguido los postulados y principios surgidos de este paradigma.
El positivismo es una escuela filosófica que defiende determinados supuestos sobre la concepción del mundo y del modo de conocerlo:
a) El mundo natural tiene existencia propia, independientemente de quien estudia.
b) Está gobernado por leyes que permiten explicar, predecir y controlar los fenómenos del mundo natural y pueden ser descubiertas y
descritas de manos objetiva y libre de valor por los investigadores con métodos adecuados.
c) El objetivo que se obtiene se considera objetivo y factual, se basa en la experiencia y es válido para todos los tiempos y lugares,
con independencia de quien lo descubre.
d) Utiliza la vía hipotético-deductiva como lógica metodológica válida para todas las ciencias.
e) Defiende la existencia de cierto grado de uniformidad y orden en la naturaleza.
En el ámbito educativo su aspiración básica es descubrir las leyes por las que se rigen los fenómenos educativos y
elaborar teorías científicas que guíen la acción educativa.
Como señala Popkewitz (1988), este enfoque se puede configurar a partir de cinco supuestos interrelacionados:
a) La teoría ha de ser universal, no vinculada a un contexto específico ni a circunstancias en las que se formulan las generalizaciones.
b) Los enunciados científicos son independientes de los fines y valores de los individuos. La función de la ciencia se limita a descubrir las
relaciones entre los hechos.
c) El mundo social existe como un sistema de variables. Éstas son elementos distintos y analíticamente separables en un sistema de
interacciones.
d) La importancia de definir operativamente las variables y de que las medidas sean fiables. Los conceptos y generalizaciones sólo
deben basarse en unidades de análisis que sean operativizables.

PARADIGMAS EMERGENTES: Los paradigmas quieren decir cambios, un paradigma es la resistencia al cambio de algo en concreto. Lo
que podemos decir por paradigma emergente es que puede ser de 2 maneras diferentes o resultados diferentes, una de ellas puede ser
que se pueda modificar por alguna razón en concreto, por convivencia o porque no se logra comprender y se resiste a realizar el cambio

PRINCIPIOS, VALORES: El nuevo paradigma o paradigma emergente incluye nuevas formas de comprender el funcionamiento del
mundo; así los principios de incertidumbre, complejidad, sincronicidad e identidad se complementan con los valores relacionados con
la dimensión humana, la ética, la espiritualidad y la felicidad, el gozo y la ternura.

Principios del paradigma emergente: El enfoque newtoniano-laplaciano y la utilización de ecuaciones matemáticas para calcular casi
cualquier cosa en física, química o biología, han sufrido muchos reveses al querer predecir el comportamiento humano. El concepto
matemático de sistemas dinámicos se relaciona con la recurrencia (reversibilidad) de los fenómenos, idea que presupone que todo
fenómeno tiende a volver al estado inicial. Pero, considerando lo antes dicho en cuanto a la dificultad para predecir el comportamiento
humano, o a la dificultad para predecir el clima y otros fenómenos similares, más allá de ciertos períodos de tiempo determinados, ¿a
qué podemos atribuir esta dificultad (digamos, más bien, indeterminación)?

Si consideramos que todo lo que integra el universo forma parte de un sistema en no-equilibrio, con un funcionamiento caracterizado
por la no recurrencia (irreversibilidad), de que el orden y el desorden, el determinismo y el azar pueden ser diferentes estados del
mismo fenómeno (Prigogine, 1997), de que si variamos las condiciones iniciales de un fenómeno, puede darse lugar a tantos cursos de
acción o resultados, más amplios o mayores, aún cuando las variaciones iniciales hayan sido pequeñas (efecto mariposa), podemos
suponer que lo único cierto en el universo conocido es la indeterminación o incertidumbre y que ello, en términos de Briggs y Peat
(1999), es una cosa muy estimulante, porque nos permite la posibilidad de innovar, de crear o de reformular las ideas preconcebidas o
estereotipadas.

Indeterminación (Incertidumbre)

Las leyes de Newton y de otras teorías físicas trajeron como resultado la idea del determinismo científico, expresado inicialmente por
Laplace. Fue en 1927 cuando Werner Heisenberg, físico de origen alemán y dedicado al estudio de la física teórica, se dio cuenta de que
las reglas de la probabilidad que gobiernan las partículas subatómicas nacen de la paradoja de que dos propiedades relacionadas de
una partícula no pueden ser medidas exactamente al mismo tiempo y que cualquier intento de medir ambos resultados, conlleva a
imprecisiones.

Esta afirmación de Heisenberg se tradujo en lo que fue denominado Principio de Incertidumbre, mejor llamado Principio de
Indeterminación, el cual vino a decir al mundo que el resultado de una observación está vinculado a la presencia del observador.

El Principio de Indeterminación afectó profundamente al pensamiento de los físicos y de los filósofos y ejerció una influencia directa
sobre los aspectos filosóficos asociados al concepto de causalidad, pero sus implicaciones para la ciencia no son las que se suponen
generalmente. Pareciera que lo derivado del principio de indeterminación tiende a anular toda certeza acerca de la naturaleza, al
suponer que el conocimiento científico está a merced de los caprichos imprevisibles de un universo donde el efecto no sigue
necesariamente a la causa. Nada más lejos de la “verdad”: Si, por ejemplo, no se puede predecir con certeza el comportamiento de las
moléculas individuales en un gas, también es cierto que las moléculas suelen acatar ciertas leyes, y su conducta es previsible sobre una
base estadística, tal como las compañías aseguradoras calculan con índices de mortalidad fiables, aunque sea imposible predecir
cuándo morirá un individuo determinado.

Por su parte, una perspectiva que plantea el fin de la certidumbre (en términos de Prigogine), nos permite apreciar y entender al
mundo y a los seres vivos en permanente interacción y no como elementos separados; ha permitido entender procesos tales como la
absorción atómica de los núcleos; ha permitido entender que el universo es complejo pero no irracional, al favorecer la integración,
mediante la mecánica cuántica, de conceptos aparentemente contradictorios como determinismo y azar, desorden y orden.

A manera de corolario, afirmamos que:

 Podemos convivir en y con un universo lleno de probabilidades.


Es posible el desorden y el orden, el azar y el determinismo: Esto es el caos.
Lo único cierto es la indeterminación.
Complejidad más anticipación igual a incertidumbre más acción (Wagensberg, 2003).
La vida sólo es posible en un universo alejado del equilibrio (Prigogine, 1997).
Necesitamos la incertidumbre para establecer relaciones afectivas, para aumentar nuestros conocimientos, para fortalecer nuestra
conciencia, y para desarrollar nuestra autoestima. La incertidumbre ante el futuro, ha sido y será el motor que mueve a la
humanidad hacia delante. La seguridad absoluta en todos los órdenes es parálisis, castradora de la personalidad y arrullo de
vagancias (Zapatero, 2004).

Sincronicidad

Imaginamos que a muchos de nosotros, nos han ocurrido hechos o señales como dicen, los metafísicos que nos conectan con ese
espacio de la sincronicidad y no lo hemos percibido como tal, por que no lo comprendemos. Muchas personas expresan testimonios
como estos: “en estos últimos días me han ocurrido cosas tan extrañas, que me han alterado”. “Me estoy encontrando muy seguido
contigo, ¿por qué?” “Estoy buscando algo en el dormitorio y me aparece un objeto que estaba perdido o que tenía tiempo que no
veía”. En el marco de los principios del Paradigma emergente, podemos darle respuesta a esas inquietudes e interrogantes que durante
mucho tiempo, han estado allí en nuestra mente como gestalts abiertas, es decir cosas inconclusas que ahora podemos retomar, desde
un espacio y paradigma diferente.

Deepack Chopra (2003), en su libro “Sincrodestino” plantea que más allá de nuestro ser físico y de nuestros pensamientos, en nuestro
interior existe un reino que es potencialmente puro; en este lugar, cualquier cosa y todas las cosas son posibles. Incluso los milagros, en
especial los milagros.

El psicólogo C. G. Jung y el físico cuántico W. Pauli, coinciden en afirmar que existe en la naturaleza un principio de vinculación no
causal que se manifiesta a través de coincidencias significativas. Dicho en otros términos, plantean la existencia de una estrecha
relación entre los acontecimientos interiores y los acontecimientos exteriores de las personas.

El principio de sincronicidad puede ser entendido como “la coincidencia entre una imagen mental y un hecho exterior objetivo que no
están vinculados causalmente, pero que establecen entre sí una relación de significación”. David Peat (en Grandío, 2003), citando a
Jung, señala que la sincronicidad es la coincidencia en el tiempo de dos o más sucesos no relacionados causalmente, que tienen el
mismo significado o un significado parecido. También llamados actos creativos o paralelismos acausales, las experiencias de
sincronicidad se fundamentan en que las coincidencias significativas no pueden concebirse como pura casualidad. Dado que dichos
fenómenos se multiplican y que es mayor y más precisa la correspondencia entre ellos, ya no pueden considerarse pura casualidad, sino
que, por falta de una explicación causal, deben ser considerados combinaciones significativas.

Para complementar la tríada de la física clásica, Jung propuso la inclusión de la sincronicidad para convertirse en una tétrada que hiciera
posible el juicio completo; según refiere Peat, sobre la base de conversaciones con Jung, la sincronicidad es para los otros tres
principios, lo que la unidimensionalidad del tiempo es para la tridimensionalidad del espacio (Peat en Grandío, 2003). Esta relación fue
ampliada posteriormente, con base en la integración de los aportes que hiciera Pauli, incluyendo la relación opuesta complementaria
del espacio-tiempo con la sincronicidad.

Finalmente, podemos decir que la hipótesis radical subyacente a la sincronicidad es la de suponer una conexión, en el sentido literal,
entre la mente y la materia, entre lo psíquico y lo físico.

Identidad – Autonomía

La identidad es considerada un conjunto de cualidades, virtudes, intereses, actitudes, capacidades, potencialidades, situaciones y
circunstancias de la vida que componen la personalidad del individuo, fortalecen su autoestima y que forma parte del conocimiento
que se tiene de si mismo (Lozada,2006). Según esta definición, podríamos añadir que todo aquello que nos representa y la forma como
nos proyectamos ante el mundo, estaría dentro del campo de la identidad de la persona.
De acuerdo a la forma con que abordemos ese proceso de identidad, surge la autonomía; ésta se ubica como un proceso de
autodeterminación, de libertad que se logra en base a la experiencia, al contacto con los otros y con el medio. Este cúmulo de práctica,
hábitos y costumbres repercuten positivamente para alcanzar esa interdependencia en el fluir armónicamente con las otras personas
que nos rodean. En el caso contrario que la experiencia no favoreciera el crecimiento hacia la autonomía, desarrollaríamos patrones de
conducta dependientes (sumisos) o contradependientes (rebeldes).

Complejidad : Al hablar de complejidad necesariamente nos referimos a los estudios de Edgar Morin, quien expresa que la palabra
complejidad viene de complexus: lo que está tejido en su conjunto. Un grupo de constituyentes heterogéneos inseparablemente
asociados, presenta la paradoja de lo uno y de lo múltiple.

Morin toma el planteamiento de Pascal: “El todo está en las partes y las partes están en el todo” para explicar el funcionamiento de la
complejidad, que según sus propias palabras es como un matrimonio mal llevado entre el orden y el caos. Define tres principios: el
principio hologramático, en el que no sólo la parte está en el todo, sino el todo, en cierto modo, está en la parte. Las relaciones que se
establecen entre el todo y las partes son complejas: La unión de las diversas partes constituye el todo, que a su vez retroactúa sobre los
diversos elementos que lo constituyen confiriéndoles propiedades de las que antes carecían. El producto es productor de lo que se
produce, y el efecto causante de lo que causa. Lo que Morín llama principio recursivo organizacional, que junto al principio dialógico,
que se basa en la asociación compleja de instancias necesarias juntas para la existencia, el funcionamiento y el desarrollo de un
fenómeno organizado, estos instrumentos son los que nos ayudan a movernos en la complejidad (en Villanueva, 2004).

Este planteamiento no coloca en el punto intermedio entre lo que creímos y como fuimos educados y los nuevos acontecimientos que
se nos presentan y que no podemos explicarlos, con esos conocimientos. ¿Qué hacer ante tal disyuntiva? En estas nuevas teorías
podemos encontrar, por lo menos, explicación con respecto a algo, que no podemos explicar. Por ejemplo, el caso de una persona
moribunda, que renace de sus cenizas, a pesar de los pronósticos médicos, los cuales le daban horas vida. A partir de ese momento, su
vida cambia y se autoorganiza de una manera diferente, hacia la salud. Retomando la explicación de Prigogine, entre más desorden
haya, más cerca estamos del equilibrio.

La aceptación de la confusión puede convertirse en un medio para resistir a la simplificación mutiladora. Nos falta un método en el
comienzo, pero podemos disponer de un a-método en el que la ignorancia, incertidumbre, confusión, se convierten en virtudes.

Nuestra expuesta pretensión de no renunciar al todo y a las partes parece convertirse en una empresa imposible, deviene un círculo
vicioso, atenazado por la imposibilidad lógica, la imposibilidad del saber enciclopédico y por la renuncia omnipotente del principio de
disyunción y la ausencia de un nuevo principio de organización del saber.

Conservar la circularidad es "respetar las condiciones objetivas del conocimiento humano", que conlleva siempre paradoja e
incertidumbre. La circularidad nos permite un conocimiento que reflexiona sobre sí mismo, transformando el círculo vicioso en círculo
virtuoso. Hay que velar, como nos recuerda Morin, por no apartarse de la circularidad: "El círculo será nuestra rueda, nuestra ruta será
espiral".
Necesitamos reaprender a aprender, constituyendo "un principio organizador del conocimiento que asocia a la descripción del objeto,
la descripción de la descripción, y el desenterramiento del descriptor. Nos encontramos ante el nacimiento de un nuevo paradigma: el
Paradigma de la Complejidad, que se empieza a gestar en las crisis que afectan al conocimiento en nuestro siglo. Un Paradigma que
acepta que el único conocimiento que vale es aquel que se nutre de incertidumbre y que el único pensamiento que vive es aquel que se
mantiene a la temperatura de su propia destrucción. (Villanueva, 2004).

Podríamos concluir que complejidad es sinónimo de evolución, de cambio, de avance hacia nuevas fuentes del saber, del aprender, del
vivir, del compartir. Aspectos que nos socializan y nos humanizan cada día más; es maravilloso despertarse y sentir la liviandad y la
despreocupación que produce el no tener el control de las cosas. “Bienvenida sea la complejidad en nuestras vidas”.

Valores del paradigma emergente

Se concibe a los valores como pautas o abstracciones simbólicas que orientan la actuación del ser humano, como individuo y como
colectivo. Desde una visión sociocultural, se asume que los grupos sociales crean sus propios valores y su propia cultura a partir de un
proceso dialéctico de reproducción y transformación. En este proceso de creación social intervienen opciones y prácticas cotidianas que
son objeto de escogencias y decisiones grupales las cuales están influenciadas por el ethos colectivo.

Los valores son expresados en la interacción social mediante acciones, actitudes y juicios valorativos, cuyo contenido y significado
tienen relación con los sentimientos y emociones, creencias y preferencias, circunstancias, necesidades, motivaciones e intereses,
normas y patrones de comportamiento, conocimientos y experiencias del individuo en su contexto social. Las acciones, actitudes y
juicios valorativos se traducen en lo que dicen y lo que hacen los sujetos.

Desde una perspectiva moral, los valores son cualidades según las cuales los actos humanos pueden ser buenos y aceptables para el
individuo y la sociedad. La ética hace referencia a valores universales de naturaleza moral; cuando una acción es conveniente o
favorable es considerada buena y cuando perjudica o destruye es calificada como mala. Las cualidades buenas son llamadas valores y
las malas antivalores.
Dimensión Humana

La Dimensión Humana posee gran valor dentro de la concepción del paradigma emergente, en cualquiera de las diferentes
disciplinas, ya que, darle al ser humano un lugar preponderante en el proceso de cambio que le permita actuar como
colectivo impulsado por la fuerza del pensamiento en las representaciones de lo que esperamos y deseamos para la
sociedad del siglo XXI, puede significar un gran avance, al convertirse ese colectivo en ente participativo y autorrealizador
de las necesarias transformaciones.

Los valores deseables, junto con las nuevas actitudes y los nuevos estilos de vida, están siendo promovidos por gran
número de movimientos como el ecologista, el pacifista y feminista, el movimiento de la salud holística y el potencial
humano, corrientes espirituales, movimientos de liberación étnica y en defensa del tercer mundo, los cuales se han
convertido en una poderosa fuerza de transformación social, que es llamada cultura naciente (Capra, 1992). Es en esta
nueva visión del mundo que queremos, donde la Dimensión Humana juega un papel primordial convirtiéndose en el valor
rector del nuevo paradigma, necesario para que los diferentes movimientos planteados logren sus objetivos de
transformación y trascendencia social.

En palabras de Vandana Shiva: “Debemos crear procesos de conocimiento que se contrapongan al ideal baconiano de
descubrimiento de las leyes naturales por la manipulación. Buscar el conocimiento a través de la identificación y no del
control, a través de la participación y no del dominio. Participar en la vida del organismo no es solo un método más efectivo
para conocerlo es una fuente de liberación y fuerza para el conocedor”. En este pensamiento podemos percibir la necesidad
de un enfoque con dimensión humana, basado en la participación plena y activa de los seres humanos en los procesos
destinados a devolverle a la vida en nuestro planeta el pleno sentido de gozo y felicidad que permita convivir en armonía.

Hablar de dimensión humana como uno de los valores del paradigma emergente, es referirnos a una forma de pensar que
tenga como fundamento la escala de lo humano; con una sensibilidad hacia la vida como una totalidad y al mismo tiempo
hacia la cotidianidad, hacia los pequeños detalles del día a día, hacia la existencia. Quizás con esta visión podamos
entender nuestro mundo y la posición que en el ocupamos. Esto debería ser fácil si el hombre conservar su esencia como
ser vivo que forma parte de un universo donde la diversidad es la norma y en el cual existen diferentes formas de vida.

Hay que recordar que en el ser humano moderno se manifiesta un desequilibrio entre su capacidad intelectual la cual se ha
súper desarrollado y sus capacidades físicas y emocionales, las cuales se han atrofiado. Este desequilibrio se refleja
precisamente en el deterioro de la sensibilidad natural y del modo de reaccionar ante la vida y sus realidades cotidianas.
Siguiendo el planteamiento del filósofo y educador, Daisaku Ikeda, en la necesidad de una profunda toma de conciencia,
buscando reafirmar quiénes somos y qué estamos haciendo. Tenemos que restaurar nuestra percepción de la vida en sí
misma, nuestra conciencia manifiesta de las realidades del hacer cotidiano; y es aquí donde debemos aferrarnos
firmemente al ritmo del ecosistema natural.

Para poder hablar de una dimensión humana que fortalezca el nuevo paradigma esta debe estar sustentada en el
autocontrol y la moral. Necesitamos una profunda toma de conciencia que implica reafirmar el reconocimiento de quienes
somos y que estamos haciendo, para posibilitar la creación de formas de autocontrol y autodominio que son las que
legitimarán el liderazgo moral de los pueblos. Debemos resolver la crisis de identidad del ser humano y restablecer las
conexiones orgánicas vitales con el cosmos.

Dimensionar la vida con un enfoque a escala humana es lo que puede cambiar lo que en este momento parece una realidad
inmutable: la separación entre norte y sur, el inmenso abismo entre riqueza y pobreza, las grandes diferencias en
posibilidades de acceso a la educación y a la salud, la desigualdad en los avances tecnológicos y comunicacionales, el
ataque despiadado a la naturaleza y el irrespeto a otras formas de vida causando un desequilibrio ecológico sin
precedentes y sobre todo la amenaza del fantasma de la guerra, la opresión del más débil por el más fuerte, la posibilidad
de que países que poseen poder económico y desarrollan programas nucleares y, bajo la mirada indiferente de la
comunidad mundial, puedan arrasar con culturas milenarias y vidas inocentes impunemente, la guerra fratricida entre
pueblos, promovida por intereses económicos y políticos de otras naciones y el irrespeto a los derechos humanos que
parecieran no ser universales.

Hay que formar una nueva conciencia y crear valores genuinos y perdurables. Solo la voluntad y la acción de los hombres
construirán la historia con visión de un nuevo horizonte. En el transito por el nuevo siglo tenderemos que enfrentar
problemas. Las personas tendrán que trascender sus propios intereses nacionales y considerar la situación que vive el
mundo como una totalidad.
El desafío es trazar un nuevo rumbo en el siglo XXI aplicando las lecciones de nuestra época y al mismo tiempo buscar los
tesoros espirituales que palpitan en las corrientes profundas de la historia. Considerar el estado de la humanidad desde la
perspectiva del futuro, buscar el equilibrio, el gozo y la felicidad para todos los seres del planeta.

Espiritualidad

Ego: ubicado en la periferia del loto. Representa la racionalidad y el pensamiento secuencial.Zohar (2001) plantean la teoría
del loto del ser en la que se describe un modelo psicológico del ser humano y su personalidad, indicando que los
propuestos hasta ahora se limitan a describir la capa exterior (conciente, racional) y la interior (subconsciente, asociativa).
Se incorpora un centro unitivo, espiritual. Para la presentación del modelo eligieron la simbología de la flor de loto, la cual
representa para los filósofos hindúes: la realización espiritual, y para los budistas: la propia naturaleza del Buda, que yace
en el corazón de todo ser humano. Dicho modelo grafica las capas de esta flor asignándole alguna de las capas del “YO”:
Subconsciente: Es el centro asociativo. Tiene que ver con las motivaciones, imágenes, arquetipos. Por ello influencia, desde
dentro, la personalidad y el pensamiento. Pero también es la “máscara” con la que me presento al mundo, “la persona que
creo ser”.

Yo; Es el centro del ser: se encuentra en la esencia del ser, su función es básicamente unificadora o interrogadora.
Vinculado a las preguntas trascendentes.

Este modelo propone entonces, el reconocimiento de la esencia espiritual del hombre. Por ello, incorpora la idea de la
inteligencia espiritual (IES) a las ya conocidas inteligencia emocional (IE) y cociente de inteligencia (CI). Los autores
explican que una mera inteligencia racional no es suficiente para enfrentar las interrogantes existencialistas del ser humano.
Las respuestas no son meramente racionales ni emocionales.

Tal y como lo plantean los autores: “La inteligencia espiritual es el alma de la inteligencia” (p.24). Esta inteligencia no actúa
de acuerdo a los valores de la persona, sino que es la que nos permite tener valores. De hecho, este planteamiento lo
podemos relacionar con el “punto crucial” descrito por Capra, pues se plantea que la crisis que atravesamos hoy día es una
consecuencia del poco desarrollo de la inteligencia espiritual de los humanos: “Ignoramos las cualidades humanas y nos
concentramos en actividades frenéticas, en “ganar y gastar”. Menospreciamos fatalmente lo sublime y lo sagrado dentro de
nosotros mismos, de los demás y de nuestro mundo”. (p.30)

En el texto se plantea que, con anterioridad, las comunidades sociales tenían mayor claridad acerca del sentido de la vida
(objetivos, valores, reglas claras). Parecían no ser necesarias o comunes las interrogantes existencialistas. Actualmente,
carecemos de estas claridades, vivimos en un mundo de excesiva racionalidad y quizá por esta necesidad, nuestro cerebro
ha evolucionado.

Tal parece que poseer un alto nivel de inteligencia ofrece la oportunidad de usar lo espiritual para proporcionar un mayor
contexto y sentido a la existencia, para lograr una experiencia de totalidad, destino y realización personal. La IES nos
permite comprender una situación y usar nuestro libre albedrío para romper límites e incluso reglas si es necesario. Nos
permite una verdadera y propia comprensión de la realidad.

Nuestro sistema educativo descansa sobre las bases de la cultura occidental, obstaculizadora por naturaleza, del desarrollo
de la inteligencia espiritual. La crisis de valores que atraviesa nuestra sociedad, parece ser consecuencia del escaso
desarrollo de esta inteligencia, por lo que resulta indispensable incorporar entre los planteamientos y fundamentos de la
pedagogía del siglo XXI, el desarrollo de la inteligencia espiritual a través de experiencias significativas, profundas y
trascendentes que atiendan a las necesidades esenciales del Ser.

Usar nuestra IES significa transformar nuestra conciencia, descubrir capas más profundas de nosotros mismos. Nos obliga
a encontrar una base en nuestro propio Ego desde la cual recuperar un sentido que nos trascienda. No será tarea fácil para
la gente acostumbrada a seguir paso a paso, mecánicamente recetas de perfeccionamiento. (p.45)

Ética

Ética puede ser definida como la ciencia y la rama de la filosofía que estudia la bondad o la maldad de los actos humanos,
entendiéndose como actos humanos aquellos que son ejecutados libre y racionalmente por el hombre.
El conocimiento holístico en ética presenta dos conceptos que aclaran el modo de cómo son captadas en la mente los
temas propios de la Ética: Verstand y Vernunft . Verstand significa intelecto. Se trata de la inteligencia o sea la
conceptualización, análisis, razonamiento y percepción con toda claridad de un significado, La Verstand nos puede dar el
concepto de un valor, pero nunca hacernos percibir el valor en sí mismo. Es ahí donde entra el concepto Vernunft, un modo
de captar la realidad sin necesidad de conceptos, una manera personal y subjetiva del valor. Por lo tanto, puede aceptarse
que la ética es tan objetiva como subjetiva.

La moral es el hecho objetivo y real que está presente en todas las sociedades, es un conjunto de normas que se
transmiten de generación en generación, que evolucionan a lo largo del tiempo y poseen fuertes diferencias con respecto a
las normas de otra sociedad y de otra época histórica, siendo utilizadas para orientar la conducta de los integrantes de esa
sociedad. La moral es impositiva y por lo tanto mecanicista, mientras que la ética surge en la interioridad de una persona,
como resultado de su propia reflexión y su propia elección. De esta relación podría también surgir el concepto de que la
ética es el conocimiento organizado de la moral. Y ambas, moral y ética, influyen en la libertad del ser humano.

Ya en el siglo XXI, sabemos que no hay nada estable, que lo único estable es justamente el cambio. Es por esto que los
paradigmas emergentes han influido en la definición de normas sociales obligatorias a cumplir por el individuo para su
convivencia (moral) y en la reflexión que sobre ellas ha hecho el hombre para asumirlas o no como guías de conducta
(ética). Ya sabemos que la moral se mantiene en criterios lineales, objetivos, racionales e impositivos hasta el punto de
transmitirse de generación en generación, mientras que la ética por su carácter individual e interno, permite interconexiones
profundas entre el mundo interno del individuo (lo no observable) y el mundo externo (observable, consciente).

Por lo tanto, el ritmo de cambio, orden y caos social obliga a la formación individual de una ética que conserve la
importancia del bienestar comunitario, en el que todos “éticamente”, por convicción y reflexión, nos interconectemos en la
construcción social y el rescate de aquellos valores que han sido erradicados o deformados por el pensamiento lineal. El Yo
profundo, el “ser” más allá del “tener”, el ser espiritual y reflexivo nos guiará a conocer valores superiores y comunitarios
que inciden en la vida humana.

Una frase interesante de referir es la que afirma que todos estamos unidos por el aire que respiramos. Respiramos el
mismo aire, las moléculas de otros nos respiran: esto denota que somos la unidad en la diversidad. Sin embargo, decimos
que somos individuos separados. No deberíamos olvidar que somos sistemas vivientes en un continuo interactuar en el que
nos afectamos mutuamente. ¿Puede entonces la ética ayudarnos a convivir mejor? Estamos seguros que sí.

Felicidad, Gozo y Ternura

Estamos frente a un mundo lleno de gente que cree que ser feliz es poseer cosas materiales o alcanzar el éxito profesional,
o tener una familia, unos hijos, una casa, etc. Pero no se profundiza en lo que es verdaderamente la felicidad. El gozo,
parece estar asociado con mostrar a los demás lo que se tiene y no a disfrutar de lo que se es. Hay una idea interesante
que se refiere a que hoy en día vivimos en un mundo donde hay que tener, para poder hacer y en función a esto ser. Esto
significa que si mostramos a los demás lo que tenemos: dinero, objetos, carro, casa, un buen trabajo, muchos títulos,
estatus social, eso es lo que nos permitirá hacer: un mejor trabajo, las cosas que deseamos – o la que los demás quieren
que hagamos -, ayudar a otros, estudiar una profesión, algún pasatiempo, para finalmente ser algo o alguien en la vida.

El paradigma correcto se centra en ser, estar conectado consigo mismo, son sus necesidades, deseos, fortalezas, áreas por
mejorar, para, en función de ese ser poder hacer las cosas que verdaderamente nos gustan, lo que verdaderamente
deseamos y a partir de allí tener las cosas que necesitamos, deseamos y merecemos.

No significa esto que el tener o poseer no sea importante, sino que lo que tengamos sea un apoyo para ser felices, estar en
un estado de gozo, satisfacción y poder ver el mundo, a uno mismo y a los otros desde la ternura, la comprensión, el amor y
el perdón.

Esto nos habla de la necesidad de que el nuevo paradigma incluya la dimensión humana, emocional y espiritual de las
personas. Es una necesidad latente y de allí lo importante de buscar el camino, pero, ¿el camino a que? …¿a la
felicidad?...y entonces, ¿qué es la felicidad?

La felicidad puede ser definida como un estado psicológico que trasciende la noción del estado anímico. Dota, a quien lo
disfruta, de la sensación de autorrealización y plenitud para con uno mismo y los elementos del entorno circundante, ya sea
éste físico o imaginado. Cabe decir que, tal sensación de autorrealización y plenitud, confiere a las personas felices una
mayor serenidad y estabilidad en sus pensamientos, emociones y actos. [en
línea:http://es.wikipedia.org/wiki/Felicidad consultado el 18/06/06].

Jackson (2000) plantea que “…todos tenemos la capacidad de ser felices. No importa el dinero que tengas o no tengas, no
importa el tipo de trabajo ni el lugar donde vivas. Cualesquiera que sean tus circunstancias presentes, tienes en ti mismo no
solo el poder de ser feliz, sino el poder de experimentar una gran abundancia de felicidad. La abundancia de felicidad no es
sólo librarse de la depresión y del dolor, sino que más bien consiste en una sensación de alegría, de contento y de
maravillado asombro ante la vida..” (p. 7)

En Osho (2005) se plantea que “el sufrimiento puede darte muchas cosas que no te da la felicidad. Aun más, la felicidad te
quita muchas cosas. La felicidad te quita todo lo que has tenido, todo lo que has sido; la felicidad te destruye. El sufrimiento
nutre tu ego, y la felicidad es fundamentalmente un estado en el que no existe el ego…La felicidad es simplemente felicidad.
Te transporta a otro mundo. Se deja de formar parte del mundo creado por la mente humana, se deja de formar parte del
pasado, de la terrible historia. Se deja de formar parte del tiempo. Cuando eres realmente feliz, dichoso, el tiempo
desaparece, y también el espacio” (p.99 y 100).

“El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional”. Anónimo (en Marinoff, 2003)

La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada
que ver con el dinero, ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter. Osho
(2005)

El gozo está asociado con sentir placer, experimentar gratas emociones. Las emociones pueden ser consideradas como
sentimientos que surgen como reacción a un estímulo externo o interno, sirven como mecanismo comunicativo y afectan al
pensamiento y a las acciones de la persona.

El gozo está asociado con un estado de satisfacción, con sensaciones agradables, con el disfrute de la vida, las personas,
los momentos. El gozo es una evidencia de felicidad, es dejarse afectar por las sensaciones agradables y placenteras, sin
permitir que los juicios o creencias negativas invadan y eliminen la posibilidad de gozar. Se disfruta con todo el cuerpo, con
la mente, en ese proceso de dejarse llevar por la energía de lo que sucede en el aquí y el ahora.

La ternura es un comportamiento que muestra la capacidad de ser afectuoso, cariñoso y amable. Es mostrar a los demás
los sentimientos positivos, es proporcionar amor.

La ternura se encuentra en directa relación con los otros. No podemos mostrar nuestra ternura sino a través de los otros. Un
maravilloso ejemplo de ternura son los niños, quienes son un reflejo del amor sin contemplaciones, sin tabúes, sin límites.
La ternura es la demostración del amor. En palabras de Roque Schneider: “El amor es la mejor música en la partitura de la
vida. Sin él serás un eterno desafinado en el inmenso coro de la humanidad”

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