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Esta traslación implica analogías organicistas y la metáfora del cuerpo social. Comte hace
uso de los conceptos de normalidad y patología en el interior de un marco conceptual que
supone leyes sociales análogas a las leyes que rigen el cuerpo individual.
1
PRUDHOMMEDAU, M. “Educación de la infancia anormal”. Editorial Luis Miracle. Barcelona.
1961.
minoría sino que allí donde se manifiestan ocurre con frecuencia que no
duran toda la vida del individuo. Son una excepción tanto en el tiempo como
en el espacio. Por lo tanto estamos frente a dos variedades diferenciadas de
fenómenos, y es necesario designarlas con distintos términos. Llamaremos
normales a los hechos que exhiben las formas más generales, y asignaremos
a los restantes el nombre de mórbido o patológico. Si se conviene en
denominar tipo medio al ser esquemático que se constituirá reuniendo en un
mismo todo, en una suerte de individualidad abstracta, los caracteres más
frecuentes en la especie con sus formas más frecuentes, se podrá afirmar
que el tipo normal se confunde con el tipo medio, y que todo distanciamiento
respecto de este patrón de salud es un fenómeno mórbido”.
Es posible calificar de patológico un hecho sólo en relación con una especie dada, pero
no es posible definir en abstracto y de manera absoluta las condiciones de la salud y de la
enfermedad. Así como cada especie tiene su propia salud ese principio es aplicable a la
sociología. Es necesario no juzgar una institución, una práctica o una máxima moral
como si fuesen malas o buenas en y por sí mismas, para todos los tipos sociales
indistintamente.
Además de variar las normas de salud para un individuo salvaje y otro civilizado, también
se producen variaciones que se manifiestan regularmente en todas las especies, y están
referidas a la edad.
Por lo tanto no puede afirmarse que un hecho es normal para una especie social dada
sino en relación con una fase de su desarrollo; por consiguiente, para saber si tiene
derecho a esta denominación, no basta observar en qué forma se presenta en la
generalidad de las sociedades que pertenecen a esta especie, sino que además debe
tomarse la precaución de considerar la fase correspondiente de su evolución.
2
DURKHEIM, Emile. “Las reglas del método sociológico”. Amorrortu Editores.
La condición de generalidad caracteriza exteriormente a todos los fenómenos, y se
establece mediante la observación. Una vez establecida, es necesario intentar su
explicación.
1. “Un hecho es normal para un tipo social determinado, considerado en una fase
determinada de su desarrollo, cuando se manifiesta en la medida de las sociedades de
esta especie, consideradas en la fase correspondiente de su evolución.
2. Es posible verificar los resultados del método anterior, demostrando que la generalidad
del fenómeno se ajusta a las condiciones generales de la vida colectiva en el tipo social
determinado.
3. Esta verificación es necesaria, cuando este hecho se relaciona con una especie social
que aún no ha cumplido su evolución integral”.3
En la perspectiva de Durkheim, lo normal adquiere entonces dos caras, una que refiere a
la normalidad como la media estadística, como tipología; y la otra refiere a lo normal como
valor social, que lo transforma en una meta u objetivo a ser alcanzado.
Lo normal posee así un carácter doble, es al mismo tiempo tipo y valor, y es ese carácter
el que le confiere la capacidad de ser “normativo”, de ser la expresión de exigencias
colectivas. Desde el momento en que lo normal es afirmado como un valor, la polaridad
emerge casi de modo necesario; pues si algo es querido como un valor su contrario será
rechazado como un disvalor. Cada uno parece precisar del otro para poder afirmarse. La
patología precisa de lo normal en relación al cual se afirma como desvío, pero lo normal
precisa de la existencia de su otro para afirmarse como un valor que merece ser
perseguido.
3
DURKHEIM, Emile. Op. Cit.
Más allá de aquella más difundida, existen otras acepciones del término, que varían
según el contexto en que es utilizado. En el cuadro siguiente (elaborado por
docentes de la carrera de Bioquímica de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la Universidad Nacional de Misiones) se recuperan distintas
acepciones de uso corriente.
NOCION DONDE SE USA TÉRMINO PREFERIDO
Desde un punto de vista estadístico puro, un valor puede se normal por la ubicación que
tiene dentro de un intervalo, donde están la mayoría de las observaciones realizadas. Se
define un intervalo que comprende, por ejemplo al 95% de las personas de ese universo,
y se establecen los umbrales de normalidad.
Esto nos conduce al siguiente punto: la normalidad puede variar según las condiciones de
vida y desarrollo de los individuos. Cuando una población vive en condiciones adecuadas
los valores pueden ser considerados óptimos, típicos o ideales, en ausencia de factores
nocivos para la magnitud clínica analizada. Se tratará de valores normales en
condiciones de vida normales.
Para estos casos, la normalidad se corresponde con lo ordinario o habitual, en tal tipo de
poblaciones. Entonces, una minoría de la población considerada como ordinaria está
sana en realidad.
Por ejemplo cuando en el siglo XIX, entre los braceros del Valle del Pó aparece la pelagra
como enfermedad masiva, se afirmó que “ese como otros males que manifiestan una
profunda transformación de la forma y de la composición del organismo, engendrándola,
es desgraciadamente hereditaria, transmitiéndola tanto el padre como la madre, por
generación alternada, de uno a otro antepasado”4. Esta explicación se construyó para
explicar la internación de los peligrosos en los manicomios: se consideró a los braceros
como anormales, tarados por constitución, excluyendo ex profeso de la explicación la
modificación de la dieta variada con que se alimentaban y la sustitución casi exclusiva por
maíz.
B O R R A C H IN A L C O H O L IS T A
VARON BORRACHO M U JE R B O R R AC H A M U J E R D E L IR A N T E H O M IC ID A M U JE R S AN A M U JE R A D Ú LT E R A
M U J E R L U J U R IO S A M U J E R L IB E R T IN A V A R Ó N IM B É C IL V A R O N E P IL É T IC O 5 H IJ O S S A N O S VARÓN LADRÓN
Y E B R IO BORRACHO
Hablar del niño débil importa preocuparse del anormal cuyo aumento
constituye una amenaza para nuestra propia estabilidad social, y por otra
parte el de restauración o reeducación posible en su totalidad.
Este interés se explica sin mayor esfuerzo. El niño débil es producto del
medio; las menos de las veces de la herencia; mientras que el frenasténico,
fruto de ésta, tarado desde su gestación, no siempre es restaurable por
completo como en el caso anterior.
...
Ahora preguntamos: esos cien mil niños débiles, futuros enfermos, futuros
factores negativos para el desenvolvimiento económico del país, verdadera
carga para el hogar y la sociedad ¿demandarán exceso de recursos para
volverlos a la vida normal?”5
5
BORRUAT, Luis. “La educación de la infancia anormal”. Ponencia presentada en el Primer
Congreso Americano del Niño, reunido en Bs. As. El 9 de julio de 1916. Editado por Salatín Hnos.
Santa Fe. 1917.
La estigmatización de los anormales.
Goffman plantea que el término ESTIGMA refiere a los signos corporales con los cuales
se intenta exhibir algo malo y poco habitual en el status moral de quien los presenta, y
que como tal fue definido por los griegos. Los signos consistían en cortes o quemaduras
en el cuerpo y advertían que el portador era un esclavo, un criminal o un traidor.
El autor plantea que la “sociedad establece los medios para categorizar a las personas y
el complemento de atributos que se perciben como corrientes y naturales en los miembros
de esas categorías. El intercambio social rutinario en medios preestablecidos nos permite
tratar con “otros” previstos, sin necesidad de dedicarles una atención o reflexión
especial”6. Cuando nos encontramos con un extraño, solemos anticipar en qué categoría
se halla de acuerdo a la clasificación de los atributos visibles. Estas anticipaciones se
transforman luego en expectativas normativas, en demandas rigurosamente presentadas.
Cuando el extraño posee un atributo que lo vuelve diferente a los demás dentro de la
categoría en la que lo hemos ubicado, se convierte en alguien menos apetecible. Esta
descrédito no proviene de cualquier diferencia, sino de aquellas que no se ajustan al
estereotipo acerca de cómo debe ser una determinada especie de individuos.
Reducción metonímica que implica tomar la parte por el todo, y pensar a ese otro sólo
como su estigma, por lo que queda reducido a una categoría no humana.
6
GOFFMAN, Irving. “Estigma. La identidad deteriorada”. Amorrortu Editores. Buenos Aires.1995.
Goffman se posiciona en una perspectiva funcionalista, y desde esa posición teórica es
que realiza todo un desarrollo sobre las expectativas de rol para el estigmatizado; por
ejemplo al pensar en la “aceptación” que los normales tengan del estigmatizado prevé que
éste puede intentar corregir directamente el fundamento de su deficiencia – por ejemplo
realizando una cirugía -; también puede hacerlo indirectamente dedicando un enorme
esfuerzo personal al manejo de áreas de actividad que por razones físicas o incidentales
se consideran inaccesibles para quien posea su defecto (por ejemplo la práctica de
deportes). Finalmente, plantea como probable que el sujeto estigmatizado utilice su
estigma para obtener “beneficios secundarios” como una excusa.
Si bien no acordamos con esta perspectiva teórica, no podemos dejar de reconocer que
estamos marcados por el funcionalismo, que se constituye en un rasgo importante de
nuestra matriz de pensamiento, por lo tanto, el análisis crítico del planteo de Goffman nos
permite remirar-nos en nuestra relación con aquellos sujetos que tienen algún atributo
que nos resulta “indeseable” y lo aparta de la norma social.
7
FOUCAULT, Michel. “Los anormales”. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. 2000.
8
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
9
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
En el siglo XVII y XVIII el monstruo siempre conllevaba un indicio de criminalidad, real o
virtualmente, siempre se refería a una criminalidad posible. Luego, a partir del siglo XIX,
la relación se invierte, y se plantea una sospecha sistemática de monstruosidad en el
fondo de toda criminalidad; una patologización del crimen.
En el siglo XVIII el monstruo adopta dos figuras fundamentales: el incestuoso –el rey
incestuoso- y el antropófago –el pueblo caníbal -. En los primeros años de la psiquiatría
criminal, el loco criminal aparece ante todo como monstruo, es decir como naturaleza
contra natura. El pasaje de la monstruosidad a la anormalidad se produce conjuntamente
con un pasaje de la psiquiatría abocada al estudio de los grandes monstruos, a otra
abocada al estudio de problemas pequeños, menos visibles (malos hábitos, pequeñas
perversidades), pasando por el estudio de los monstruos morales y políticos.
...
10
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
El niño indócil, registra su aparición como un individuo inasimilable al sistema normativo
de la educación. Pero la evidencia de su desviación es tan familiar, que no hay que dar
pruebas de ella; pero en tanto no haya que dar pruebas, tampoco se podrá probar su
incorregibilidad.
11
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
La convulsión había surgido a partir del reemplazo de la figura de la bruja por el de la
poseída (que ya no pactaba con el diablo, sino que éste se instalaba en su cuerpo contra
su voluntad y en él se desarrollaba una constante lucha por su expulsión); y ahora viene a
dar forma a la histeroepilepsia.
Lo central de esta campaña no son los temas que aborda sino sus tácticas. Y lo primero
que aparece es que el énfasis no está puesto en la moral y la culpa, sino en las
consecuencias de patologización que implica la masturbación. A los masturbadores les
espera una vida plagada de enfermedades y sufrimiento.
También, dentro de la literatura médica, la masturbación aparece como causa de todas las
enfermedades posibles: desde la meningitis y la encefalitis, a las afecciones de la médula
12
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
espinal, las enfermedades óseas, las enfermedades oculares, las del corazón, la tisis y la
tuberculosis; y finalmente, como origen de la locura.
Por último, merece destacarse que los médicos de la época generaron una suerte de
“verdadero delirio hipocondríaco, mediante el cual procuraban conseguir que los enfermos
mismos asociaran todos los síntomas que experimentaban a esta falta primera y
fundamental que será la masturbación”13
Esta se instala, entonces, por obra de los médicos, como una especie de etiología general
y difusa, que permite relacionar con ella a todo el campo de lo patológico, hasta la muerte;
y explicar todo lo que de lo contrario no es explicable.
Lo que se requiere entonces es una nueva organización, una nueva física del espacio
familiar, que elimine los intermediarios o que los vigile cuidadosamente. El espacio de la
familia debe ser un espacio de vigilancia continua, y el cuerpo del niño objeto permanente
de atención de los padres.
“Un engranaje médico familiar organiza un campo a ala vez ético y patológico, en que las
conductas sexuales se dan como objeto de control coerción, examen, juicio, intervención,
normalización. Es esa familia, a la que se dio todo el poder inmediato y sin intermediarios
sobre el cuerpo del niño, pero a la que se controla desde afuera mediante el saber y la
técnica médicos, la que pone de manifiesto, la que ahora, a partir de las primeras décadas
del siglo XIX, va a poder poner de manifiesto lo normal y lo anormal en el orden de lo
13
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
14
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
sexual. La familia va a ser el principio de determinación, de discriminación de la
sexualidad, y también el principio de enderezamiento de lo anormal”15.
Consecuencias:
b) se produce un retorno del delirio, se reevalúa el problema del delirio, a partir de lo cual
se reconvierte a lo anormal en enfermedad en tanto se pueden reconocer las trazas del
delirio en los comportamientos anormales, que se vinculan análisis de los juegos del
instinto y del placer.
15
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.
16
FOUCAULT, Michel. Op.Cit.
judicial, sino que, de hecho, a través de toda la sociedad moderna, cierto tipo de poder - ni
médico, ni judicial, sino otro – logró colonizar y reprimir el saber médico y el poder
judicial ... un tipo de poder que tiene su autonomía y sus reglas. Este surgimiento del
poder de normalización, la manera en que se formó e instaló, sin buscar jamás apoyo en
una sola institución, sino gracias al juego que consiguió establecer entre diferentes
instituciones, extendió su soberanía en nuestra sociedad”17
El concepto puede aplicarse a toda actividad que tienda a regular la interacción humana.
El control social puede asumir la forma de cooperación, de conflicto o de intentos para
superar el conflicto. Suele expresarse que el control social que puede ser ejercitado a
través de promociones de identidades de propósito entre aquellos involucrados en la
interacción, tanto a través del desarrollo de sistemas normativos comunes como a través
de la creación de restricciones y posibilidades a través de la distribución de recompensas
e imposiciones de castigo.
La mayor carga de control social recae en otros sistemas, mecanismos y procesos que se
encuentran fuera de los legales –familia, trabajo, educación-
Estela Grassi plantea que en relación con el control social que se trata de “todas las
formas de dirección de la vida de los pobres, con vistas a disminuir el costo social de su
reproducción y a evitar los conflictos sociales derivados de la explotación económica,
tendientes a garantizar las relaciones sociales de producción.
17
FOUCAULT, Michel. Op.Cit.