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Max Cavalera1
criticable, al respecto.
y patriótica necesidad, cuyo conjunto, para ser adquirido, condena a los padres
media jornada laboral por pieza -, lo cual, a pesar de la mediana capacidad ad-
quisitiva de quienes participan en esos rituales populares, no deja de ser una bo-
mexicanos, llenos de orgullo por formar parte de dicha categoría, invadimos las
calles cada año durante 10 o 15 días, por decir lo menos, distribuidos a lo largo
del mismo. En esta ocasión, la celebración, claro no tan intensa como lo será en
sine cua non para todo aquel que plenamente se identifique con su tierra natal,
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Mass Hypnosis, canción popular incluida en el álbum Beneath the remains, Sepultura, i989,
Roadracer Records, U.S.A., 1989.
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su terruño, el lugar que lo vio nacer, crecer, reproducirse (lo más seguro) y, que
sin lugar a dudas, guardará sus restos humanos en la profundidad de sus cam-
cuerpo viviente siempre habrá lugar para las impresiones de efigies patrias. Más
estos días.
confeti en los ojos, risas burlonas y mentadas de madre dirigidas hacia todo lo
tro vestir (Levi’s Reebok, Nike, Marylin Manson, Limp Biskit, etc.), en cuyo caso
la mexicanidad.
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A lo largo de estos años de jolgorio y durante muchos de ellos en flagran-
libertadoras (no olvidar por favor el cuasi sagrado –pero tal vez también ahora
repudiado – 2 de julio del 2000, momento del segundo rencuentro histórico con
rridos en el 2006, cuyo principal cerebro fue justamente aquel a quien se vitoreó
son acaso parte de nuestra identidad las famosas borracheras mexicanas? ¡Por
lle, una tras otra. Todos las conocemos. Todos en algún momento de nuestra
cionalista.
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mexicano mestizo – que es la mayoría– explícitamente excluyendo a las etnias
éstas la raíz cultural mexicana. Pues el nacimiento de México como país – y por
de futbol, esto es, la selección azteca, claro está). Digo hipócritamente porque, o
sea, que los inditos de regresen a su pueblito, no? (favor de leer en tono de chi-
co fresa o, digamos mejor, ‘in’). Me refiero a esas mismas etnias, que por deci-
sión oficial desaparecieron durante varias décadas de los libros de Historia y del
república, por lo que todos dábamos por extintas hasta el primero de enero de
1994, fecha en que, para sorpresa general de quienes por ver tanto noticiero te-
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levisivo estábamos menos enterados, un grupo armado, el autodenominado
dando a los excluidos –indígenas o no– con una parsimonia que espanta, bom-
ción, que nos indican a cada momento con programas, los reales educadores
del pueblo –esos donde se hablan de ventanas, orejas, chismes y juicios venti-
hacia lo que realmente ha hecho de las celebraciones cívicas una prueba fe-
tante y trágico aún, cómo debe festejar. Esto ha acabado con la naturalidad y el
alegría sincera, la cual si realmente lo es, sólo puede presentarse como resulta-
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luego pueden afectar a diferentes individuos al mismo tiempo, creando así la ilu-
sión de una felicidad colectiva, pero que definitivamente altera las manifestacio-
ofrecérsela, con una significación muy diferente al mismo muchacho que compró
norteamericano?; “Vivan los héroes que nos dieron patria” y anatematizan los
cauces institucionales? ¿De que manera pudimos los mexicanos quedar impávi-
dos ante la burla del grito de independencia que dio Ernesto Zedillo en 1997:
“¡Viva la libertad! ¡Viva la Justicia! ¡Viva la unidad de todos los mexicanos! ¡Viva
la Democracia!”? ¿Y qué tal el grito foxista de hace un lustro: “¡Vivan los acuer-
cuenta decidir si debe dar a luz o no, utilizando para ello, inclusive, la fuerza co-
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(recordar el caso ‘Paulina’ en Baja California) al tiempo que condenan el uso de
igualdades sociales son tan marcadas que muchos ya ni condenan por conside-
diputado o senador (así con minúsculas) le inquirió su opinión, amigo lector, res-
pecto de tal o cual ley o reforma que afecte directamente la vida del pueblo an-
por ahora (¡No se pierda su regreso en este próximo 2012! –recuerde de aquí a
3 años que éste su columnista lo profetizó antes que nadie–). Pero la democra-
cia sigue siendo un tema muerto. No así la concertacesión política tan necesaria
hominem y acusen al autor, los que así lo deseen, de nihilista, ateo, etc. pues
Un acuerdo implica unidad de voluntades. Así que tal vez haya cierta lógi-
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dentalmente ante equipos de la CONCACAF –potencias futbolísticas, como se
sabe-, se une para bailar en perfecta sincronía lo que le toquen en los “realities”,
se une para ventanear y se une, por supuesto, cuando se identifica con sus se-
mejantes por ser ambos otro rollo – perspectiva de la vida a cargo de quien ha
por burlar las leyes o usarlas de una manera tan vulgar y descarada en beneficio
de unos cuantos. Cierto es también que estas leyes son arcaicas y no van acor-
escándalos políticos son el pan (PAN) de cada día, que la democracia no es sino
una pantalla discursiva que se confunde con el cruzar de una boleta, que la bu-
rocracia ha llegado a niveles de corrupción tales que uno siente aversión ante
Según dictan los cánones, el Estado existe a partir de tres factores: Terri-
torio, población y gobierno, unidos en una institución organizativa que, por medio
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de un contrato social, procura el bienestar social2. Mediante la administración de
validez para ser. Aunque sé que no faltarán ropas desgarradas por plantear lo
creada para que unos cuantos, que fácilmente comprendieron el actuar de las
masas, puedan ejercer control y poder sobre una colectividad carente de identi-
son o deben ser de manera externa; los líderes auto-impuestos deciden por la
gente incluso en sus más íntimas creencias y conceptos. Así pues, el Estado no
es sino un medio de control diseñado más para preservar la cúpula oligarca, ti-
encargará de acabar con cualquier tipo de conflictos sin al mismo tiempo atentar
contra las raíces mismas que dan causa a su existencia. Un pueblo sin proble-
centro de la vida política del país les sería arrancado: La soberanía en manos
del pueblo. “Cuando gobierna un buen rey, el pueblo apenas nota su existencia;
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Vid. Columna Contrafetiches, en Revista Opción, No. 153.
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El buen gobernante mide sus palabras; cuando su obra está hecha y todo sigue
la finalidad del gobierno. Ni su deseo. El afán de servir a la patria es, por lo me-
nos en México, un eufemismo de “quiero hacerme rico a costa del erario públi-
co”, situación que se da en mayor o menor grado dependiendo del puesto –vulgo
hueso- obtenido y la serie de corruptelas que ese mismo puesto faculta a hacer
o no, se encaminan a lograr ese estado de letargo popular que le facilite el ejer-
manzano.
señal a observar para iniciar un proceso de reconstrucción, mismo que debe en-
cológicamente vivientes.
Las luchas populares que han acabado con sistemas hegemónicos, han
tas, o han servido sólo para rebautizar el sistema de poder que, si bien al princi-
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Lao Tse, Tao Te King. Capítulo XVII.
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pio puede ser evolutivo, al final terminará cayendo en los vicios que el poder
conlleva.
Las conciencias histórica y política tienen que nacer a partir del sujeto,
un grupo que escuche y hable su voz. Solo así se puede contrarrestar los vicios
del sistema. Esta conciencia es factible de ser adquirida sólo mediante un pro-
podríamos llamar el ‘Fango de los Mitos’, lugar al que irán a parar todos los
conceptos que a lo largo de nuestra vida han ido integrando nuestra idiosincra-
sia. Una vez allí, deberán de ser sopesados, analizados, juzgados en cuanto a
mitos se hundirán para siempre en el fango; mientras que aquellos que floten
colectivo. Evidentemente que tras un proceso tal quedarán dudas y vacíos ide-
ológicos y hasta psicológicos, mas estos deberán ser subsanados con la apari-
inacabable.
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Toda clase de datos aprendidos desde la más remota infancia participan
en la formación del carácter y actitud vital del ser humano. Destacando como
juzgan más las traducciones de dichas ideas, que el contenido de ellas mismas.
res, tristemente, por la intolerancia que se profesa frente a aquellos cuyos con-
ceptos de la vida difieren de los nuestros. En esto juega un gran papel la educa-
seres humanos que han destacado por sus aportaciones filosóficas, científicas,
artísticas no han sido tan diferentes a quienes no lo han hecho, excepto por el
valor que les permitió romper con los paradigmas ficticiamente inamovibles de lo
establecido.
yendo y sobre todo aquellas ideas que aún hoy en día, en los albores del tercer
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milenio de la era occidental son consideradas tabú. La familia, el amor, la reve-
humanidad nada debe ser erigido como intocable de manera a priori. Todo debe
que representa la actitud de rechazo del cómodo bienestar que trae el no cues-
tionamiento. Por allí decían que sólo del que sufre será el reino de los cielos,
que sólo la verdad hace libre. Dicho en otras palabras: quien cuestiona, libera su
que sólo podrá ser roto vía evolución personal, trayendo como consecuencia
una nueva clase de actitudes frente a la vida y los obstáculos que los humanos
epistemológico–. Por lo tanto, una Sociedad Civil que como resultado y a partir
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necesaria la traducción de sus ideas –ahora congruentes con su esencia – en el
día a día mundano como idénticas a la conducta ética, se encaminará a una re-
cios de poder, al igual que lo es el caer en el infuncional juego del cambio masi-
para una transformación tal. El sujeto inconsciente forma comunidades que refle-
jan dicha inconsciencia. El verdadero bienestar global inicia con el bienestar sin-
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