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Popper y Emmanuel
Lévinas: hacia la cientificidad y el conocimiento ético
para el Trabajo Social
From M. Richmond to K. R. Popper and E. Lévinas:
toward a scientific approach and ethical knowledge for Social Work
Francisco IDARETA GOLDARACENA
Universidad Pública de Navarra
fran_idareta@yahoo.es
Recibido: 19/05/2011
Revisado: 27/05/2011
Aceptado: 27/06/2011
Disponible on line: 29/09/2011
Resumen
Cuando nos encontramos en pleno debate sobre la cientificidad o no de una disciplina teórico-práctica como el
Trabajo Social, este artículo pretende presentar de modo sucinto dos alternativas por las que el Trabajo Social po-
dría adquirir rango científico a la par que un conocimiento ético. Nuestra opinión es que la única teoría específi-
ca de Trabajo Social es la propuesta por M.E. Richmond. Una propuesta que, desde el punto de vista de K.R. Pop-
per, no deja de ser pseudocientífica por ser inductivista y desde el punto de vista de E. Lévinas ontológica y tendente
a categorizar definitivamente al Otro. Por todo ello, el objetivo de este artículo consiste en analizar tanto las pro-
puestas de Popper y Lévinas para aproximarlas al Trabajo Social como alternativas ético-científicas a la propues-
ta inductivista y categorizante de Richmond, utilizando para ello una metodología histórico-sistemática, consis-
tente en analizar las obras más importantes de estos autores así como de la ética de la intervención social.
Palabras clave: epistemología, ética, Trabajo Social, intervención Social, M.E. Richmond, K. R. Popper, E. Lévinas.
Abstract
As we find ourselves in the midst of a debate regarding the scientific nature or the lack thereof of theoretical-prac-
tical disciplines such as Social Work, this article aims to succinctly present two alternatives by which Social Work
may obtain a scientific rank on par with ethical knowledge. Our opinion is that the only theory specific to Social
Work is the one proposed by M. E. Richmond. A proposal that, from K. R. Popper’s point of view, is still pseudos-
cientific given its inductive nature, and from the point of view of E. Lévinas, is ontological and tends to definiti-
vely categorize the Other. The objective of this article, therefore, is to analyze Popper’s as well as Lévinas’ propo-
sals in order to provide an approach to Social Work with ethical-scientif ic alternatives to the inductive and
categorizing proposal put forward by Richmond, using a historical-systematic methodology which consists of analy-
zing the most important works of these authors as well as the ethics of social intervention.
Keywords: epistemology, ethics, social work, social intervention, M. E. Richmond, K. R. Popper, E. Lévinas.
Referencia normalizada: Idareta Goldaracena, F. (2011). «De Mary Richmond a Karl R. Popper y Emmanuel Lévi-
nas: hacia la cientificidad y el conocimiento ético para el Trabajo Social». Cuadernos de Trabajo Social, 24: 85-99.
Sumario: Introducción. 1. Trabajo Social ¿científ ico? 2. Crítica y autocrítica en Trabajo Social como
pieza clave para su eticidad y cientificidad. 3. El inductivismo. Establecimiento de las bases epistemológicas
del Trabajo Social por Mary Ellen Richmond. 4. El racionalismo crítico. Aproximación a la epistemología de
Karl R. Pepper al Trabajo Social. 5. Ética del rostro. Aproximación a la ética de E. Lévinas al Trabajo Social.
6. Conclusiones. 7. Referencias bibliográficas.
La tarea del científico no es descubrir la certeza absoluta, sino descubrir teorías cada vez mejores
(…) capaces de someterse a contrastaciones cada vez más rigurosas. (…) La ciencia progresa me-
diante su falsación (Popper, 2010, p. 423).
1
En la actualidad, pese a que en España el Consejo de Universidades contempla el Trabajo Social
como Área de Conocimiento (Trabajo Social y Servicios Sociales: 813), no está contemplado como tal
ni por la UNESCO ni como área de conocimiento. Véase el siguiente enlace actualizado el 16 de Febre-
ro de 2011: http://www.et.bs.ehu.es/varios/unesco.htm. No obstante, si hemos de ser rigurosos, el Tra-
bajo Social debería ser contemplado como Campo (representado con dos dígitos) y sus diferentes espe-
cialidades como Disciplinas (representadas con cuatro dígitos). Urge que los profesionales del Trabajo
Social hagamos entre tanto lo que esté en nuestras manos para que nuestra disciplina adquiera el rango
de ciencia. Sirva por ello este artículo como excusa para prolongar la discusión crítica que se pueda es-
tar produciendo sobre esta cuestión de vital trascendencia para nuestra profesión.
en los últimos años). Si cada profesional fue- observación, nos orienta a ello (Popper, 2010,
ra consciente de que su profesión debe ser pp. 401, 405; Popper, 1997, pp. 28, 177, 195;
ejercida manteniendo una actitud crítica y Popper, 2003, pp. 234, 237, 302). Por tanto,
autocrítica para con sus conocimientos y su comenzamos a ser conscientes de que la prác-
intervención, este resurgimiento se habría tica adquiere sentido a la luz de la teoría. Pe-
producido muchísimo antes. Pero éste no jus- ro todavía no hemos caído en la cuenta sufi-
tif ica en absoluto que podamos denominar cientemente de que de tal práctica se puede
científ ico al Trabajo Social. Rango que, a extraer, precisamente con este método cien-
nuestro modo de ver, todavía no ha alcanza- tífico, teoría específica del Trabajo Social.
do y que, de seguir en la misma línea, tarda- No nos hemos concienciado lo suficiente de
rá años en lograr. la necesidad de realizar de forma sistemática
Creemos que lo que a Richmond le faltó la evaluación en Trabajo Social (Vázquez,
por inocular al Trabajo Social fue precisamen- 2008).
te la actitud crítica y autocrítica constante, la
urgencia de la evaluación de cuanto conozca- 2. Crítica y autocrítica en Trabajo Social
mos y hagamos en el ejercicio de nuestra pro- como pieza clave para su eticidad y cienti-
fesión. Pero Richmond era hija de su tiempo: ficidad
por ello sentó las bases epistemológicas de Como anticipábamos, en la literatura de Tra-
nuestra profesión inspirándose en lo que en- bajo Social se ha comenzado a aludir a que
tonces se consideraba científico. Su encomia- esta disciplina es científica, incorporando la
ble labor fundacional nunca se la podremos evaluación como actividad imprescindible a
agradecer lo suficiente. Así, lejos de preten- realizar. De hecho, consideramos que, efecti-
der culpabilizar a nuestra admirada fundado- vamente, la cientificidad del Trabajo Social
ra, lo que pretendemos, siendo coherentes y viene de la mano de esta actitud crítica y au-
consecuentes con nuestra propuesta, es hacer tocrítica que el profesional mantiene cuando
autocrítica de tantos y tantos años sin produ- realiza la evaluación del usuario y sus circuns-
cir teoría específica de Trabajo Social. Dado tancias, de los conocimientos que tiene del
que las teorías de otras disciplinas conseguían mismo, así como de los objetivos, metodolo-
compensar nuestra falta de producción teóri- gía, calendarización y recursos de su inter-
ca y explicaban y planteaban soluciones a los vención (Vázquez, 2008). Pero, en nuestra
problemas de nuestros usuarios, los profesio- opinión, si la única teoría de Trabajo Social
nales nos hemos venido autoengañando. He- era la de Richmond –es decir, el diagnóstico
mos creído que los modelos de intervención social– y éste no contemplaba la evaluación,
social son teoría específica de Trabajo Social, ¿quién, cómo y cuándo ha sido añadida esta
pero no es así. fase al Trabajo Social? El propósito persegui-
Por ello nuestra propuesta apunta en la si- do nos lo podemos imaginar: hacer del Tra-
guiente dirección: sólo la utilización de la ac- bajo Social una disciplina teórico-práctica
titud crítica y autocrítica en la aplicación de científica. Pero quienes hayan llevado a cabo
teorías de las diferentes disciplinas af ines esta añadidura, deberían justificar la inclu-
puede dar lugar a teorías específicas de Tra- sión de esta fase, tan importante para el Tra-
bajo Social. Sólo la evaluación de nuestra ex- bajo Social, no poniendo simplemente el ca-
periencia en la aplicación de los distintos mo- lif icativo de científico sino realizando una
delos de Trabajo Social podrá originar teoría pertinente crítica de la propuesta richmonia-
específica, científica y ética de Trabajo So- na. No se puede añadir el método crítico al
cial (Vázquez, 2008, pp. 227, 229, 236- 237). método inductivo y permanecer impasibles
Las/los trabajadoras/es sociales comenzamos ante ello. No se puede mezclar ambos méto-
a ser conscientes de que la práctica la lleva- dos. El conocimiento que extrae el uno es se-
mos a cabo a partir de una o varias teorías. En guro y definitivo, mientras que el que extrae
definitiva, siguiendo a Popper, comenzamos el otro es inseguro y provisional.
a caer en la cuenta de que observamos dife- Creemos que no basta con agregar de mo-
rentes aspectos de la realidad, debido a que do acrítico y sin ninguna explicación la eva-
una determinada teoría que precede a dicha luación a las fases señaladas por Richmond
(saber e intervenir)2. Sobre todo porque, se- una posible complementación entre la ética
gún Richmond, el conocimiento teórico que de Lévinas y la epistemología de Popper.
adquiría el profesional era un conocimiento Compartimos la tesis de Mariano Artigas
infalible, perfecto para, seguidamente, inter- (2001), quien señala que la epistemología de
venir con el usuario. Este conocimiento es in- Popper es consecuencia –y no causa– de su
compatible con la consideración actual de co- ética. Algo que lo acerca sorprendentemente
nocimiento científico. La inclusión de la fase a Lévinas, para quien el saber ontológico se
de evaluación requiere por tanto una explica- encontraba al auspicio de la ética. Del mismo
ción del proceso transitorio entre el conoci- modo, como veremos a continuación, la vida
miento teórico derivado del método inducti- de cada uno influyó sustancialmente en el de-
vo y el que deriva del método científ ico o venir de sus obras.
hipotético deductivo, consistente en la acti- Por todo lo anteriormente expuesto, va-
tud crítica y autocrítica con nuestro conoci- mos a tratar ahora de explicar los motivos que
miento y nuestra intervención. No es suficien- consideramos deben llevar a los trabajadores
te con agregar el método crítico, propio del sociales a utilizar el método ético-científico
método hipotético deductivo, a las fases de desde el punto de vista de Lévinas y Popper
diagnóstico social y de intervención, propias para superar el inductivismo del diagnóstico
del método inductivo richmoniano. social de Richmond. Expondremos las pro-
Para Richmond, su propuesta no estaba puestas de Richmond, Popper y Lévinas, los
tan incompleta como para justificar la pos- motivos por los cuales los dos últimos pro-
terior incorporación de la fase de evaluación ponen tales alternativas, así como la aproxi-
a su método. Somos nosotros, conscientes de mación de las mismas que le planteamos al
lo que en la actualidad es ciencia, quienes Trabajo Social: el humanismo del Otro fren-
debemos hacer una crítica, no ya de lo in- te al humanismo clásico en el caso de Lévi-
completo, sino de lo pseudocientífico de es- nas y el racionalismo crítico frente al esen-
ta propuesta que, dicho sea de paso, cuenta cialismo, inductivismo, etc. en el caso de
ya más de un siglo. Desde nuestro punto de Popper. Finalmente, señalaremos nuestras
vista, el Trabajo Social no adquirirá rango conclusiones.
científ ico más que cuando los profesiona-
les de este campo se convenzan de la impor- 3. El inductivismo. Establecimiento de las
tancia de mantener una actitud crítica y bases epistemológicas del Trabajo Social
autocrítica constante, sistemática y conscien- por Mary Ellen Richmond
te para la adquisición de un conocimiento Mary Ellen Richmond comienza su andadu-
científico que, sólo siéndolo, será también ra profesional trabajando primero como teso-
ético. rera auxiliar (1889) y posteriormente como
La explicación de este proceso transitorio secretaria general (1891) en la Organización
entre el inductivismo de Richmond y el ac- Social de Caridad de Baltimore. La impron-
tualmente preconizado método ético-cientí- ta que dejara en ella Josephine Shaw Lowell
fico la encontramos en las propuestas de au- –responsable de exportar a EE.UU. el mode-
tores como Emmanuel Lévinas y Karl R. lo inglés de las Organizaciones Sociales de
Popper. Mientras que Lévinas ha profundiza- Caridad (Miranda, 2004, p. 138) y a la que
do mucho más en su propuesta ética, Popper leyera en su primera etapa como visitadora
lo ha hecho en su planteamiento epistemoló- amistosa– fue muy importante. Para Shaw
gico. No obstante, ambos han planteado unas Lowell, lo importante era la relación que se
propuestas ético-epistemológicas sin prece- establecía con el necesitado, con el objetivo
dentes, originales y novedosas. Además, tras de conocer su situación para poder actuar en
analizar de manera pormenorizada las obras la dirección adecuada en la socialización del
más importantes de ambos, hemos detectado sujeto. He aquí los orígenes del lema saber
2
En la actualidad se reconocen las siguientes fases: acogida de información, recopilación de infor-
mación, elaboración de un diagnóstico, diseño y plan de intervención, aplicación del diseño de inter-
vención y evaluación. Cfr. Ponce y Fernández, 2009, p. 263.
los demás. Debido a la adquisición de un co- Así la epistemología clásica ha dado lugar
nocimiento infalible, dogmático, perfecto, vá- a un conocimiento del prójimo que ha tenido
lido a priori (definitivo antes de ser sometido como consecuencia nuestra intolerancia para
a crítica) y verificable (a través de enuncia- con él. Una intolerancia que, a lo largo de los
dos observacionales), los profesionales ten- siglos, ha conseguido perdurar implícita en
demos a ejercer nuestro dominio y superiori- los diferentes códigos de conducta moral de-
dad sobre los usuarios como expertos que se rivados de dicha epistemología clásica. Para
encuentran en posesión de la verdad. Este he- Popper, de la epistemología clásica ha deri-
cho nos lleva a aproximarnos al usuario co- vado una «vieja ética profesional» a través de
mo a un alter ego: tras observar al usuario a la cual se ha venido ejerciendo el dogmatis-
través de mis sentidos, éste pasa a ser un al- mo de aquélla. Por todo ello, frente a esta vie-
ter ego, una idea mía a la que lo ajusto. Así, ja ética, Popper plantea «una nueva ética pro-
de aquí a la justificación de los sucesos de fesional» (p. 154). Para Popper la vieja ética
1919 presenciados por Popper no hay más que profesional derivaba de un saber seguro, de
un paso. un saber verificable que es presentado como
El racionalismo crítico de Popper se carac- máxima autoridad, como fundamento absolu-
teriza porque plantea un conocimiento que es to, incuestionable, como explicación última
científico porque es provisional, no definiti- y definitiva de la realidad. Precisamente por
vo, falible, no dogmático, objetivo (lingüísti- ello, «esta vieja ética profesional es intole-
camente formulable), no violento, no válido rante. Y era también siempre intelectualmen-
a priori (genéticamente a priori, pero válido te desleal: conduce al encubrimiento del error
a posteriori, es decir, tras someter el conoci- a favor de la autoridad, especialmente en la
miento a crítica) y refutable, falsable (some- medicina» (p. 155).
tible a crítica). Un conocimiento que sólo es Efectivamente, las diferentes modalidades,
científico porque es ético. No en vano, corro- adoptadas a lo largo de los siglos por la epis-
borando la tesis defendida por Artigas (2001), temología clásica, han posibilitado que pro-
la epistemología de Popper es una consecuen- fesionales tan paradigmáticos como los mé-
cia de tres principios éticos: el principio de dicos oculten sus errores tras su apariencia de
falibilidad, el de discusión racional y el de expertos poseedores de la verdad absoluta: yo
aproximación a la verdad. De hecho, «los tres sé, luego no me equivoco y por eso tengo el
principios son principios teoréticos del cono- poder y el dominio sobre ti. Por ello, el plan-
cimiento y al mismo tiempo éticos. Pues im- teamiento ético-epistemológico de Popper
plican entre otras cosas tolerancia» (Popper, apunta al descentramiento de la autoridad de
1992, pp. 153-154). los profesionales en detrimento de la investi-
Todas ellas son medidas antidogmáticas dura de la primacía del usuario al que debe-
que nos instan a no volver a ejercer la violen- mos respetar y capacitar como sujeto crítico
cia, la intolerancia y la crueldad como profe- y autocrítico. Este planteamiento signif ica
sionales expertos frente al usuario. Medidas que el profesional del Trabajo Social debe ser
que expresan la máxima tolerancia «pero nin- autocrítico con su intervención social, críti-
guna concesión a la intolerancia, a la violen- co con sus usuarios, a la par que promueve la
cia y a la crueldad» (Popper, 1992: 145). In- capacitación del usuario, mostrándole la im-
tolerancia, violencia y crueldad que han sido portancia de la actitud crítica y autocrítica
promovidas por posturas epistemológicas frente a su vida y sus circunstancias.
dogmáticas a las que anteriormente aludía- Siguiendo los principios ético-epistemo-
mos (esencialismo, substancialismo, expre- lógicos de Popper, resulta inevitable que co-
sionismo, inductivismo, etc.). De hecho, en metamos errores, aunque debemos intentar
estas perspectivas, la certeza y seguridad ab- que sean los menos posibles. Por ello, es
solutas del conocimiento como máxima auto- nuestra obligación respetar tal falibilidad en
ridad han promovido, a lo largo del tiempo, los demás, en el usuario al que no impondre-
posturas paternalistas y hasta fanáticas sobre mos nuestro criterio y al que instaremos a
las que Popper trata de llamar la atención a que tome sus propias decisiones de forma crí-
los intelectuales. tica y autocrítica. Todo esto se llevará a ca-
futable, etc.) instaura la tolerancia y la res- también sea tan repetida en sus obras la ex-
ponsabilidad del profesional para con el usua- presión reducción del Otro a lo Mismo, es de-
rio. Y es así, como ya anticipábamos, porque cir, el ajuste del prójimo a la idea que tengo
para Popper la epistemología supone la ética, de él, hasta hacerlo un objeto de mi dominio
tras su fatídica y tormentosa experiencia vi- apropiativo.
tal de 1919. Los campos de exterminio nazi pudieron
La epistemología popperiana es conse- ser materia prima que inspirara dolorosa-
cuencia de la ética. Dicho de otro modo, he- mente a Lévinas en su propuesta ética. De-
mos de evitar que el conocimiento adquirido cimos dolorosamente porque concibe la éti-
nos lleve a ejercer la intolerancia, la violen- ca como sufrir por el sufrimiento del Otro y,
cia y la crueldad. Por esta razón, el método por ello, como patética. Para Lévinas, la vul-
científico, es decir, el método crítico, es a la nerabilidad del Otro despierta la mía propia
vez epistemológico y ético. De hecho, no pue- a modo de respuesta prevoluntaria a él. Esta
de ser epistemológico si no es ético y vicever- vulnerabilidad es trasladada irreductible-
sa. La ética es inherente al conocimiento cien- mente al rostro del Otro. Por la ontologiza-
tífico propuesto por Popper y al que llegamos ción de la epistemología tendemos a contem-
a través de la actitud crítica sistemática, cons- plar al Otro como alter ego, como idea
tante y consciente. Esta crítica es la que ins- nuestra. Intelectualizamos nuestro acerca-
taura, por tanto, un conocimiento científico y miento al Otro: lo abordamos racionalmen-
ético. Un conocimiento que dista considera- te, lo que impide que lleguemos a sentir con
blemente del que propusiera Richmond como él ese sufrimiento que lo hace único. En es-
base epistemológica del Trabajo Social que te factor ha tenido mucho que ver el ontolo-
era pseudocientífico y tendente al dogmáti- gismo que tan radical y valientemente de-
co. La actitud crítica del profesional es la que nuncia Lévinas. Tener este ontologismo
hace del Trabajo Social una disciplina tanto como trasfondo epistemológico es lo que, se-
científica como ética. Esta es la primera de gún este autor, ha llevado a que lleguemos a
nuestras propuestas para el Trabajo Social ins- reducir al Otro a lo Mismo.
pirándonos en la aportación del racionalismo A continuación, explicaremos algunas no-
crítico de Popper. ciones principales que Lévinas maneja en las
que consideramos son sus obras más impor-
5. Ética del rostro. Aproximación de la éti- tantes: Totalidad e Infinito (1961) y De otro
ca de E. Lévinas al Trabajo Social modo que ser o más allá de la esencia
La obra del filósofo judío Emmanuel Lévi- (1976). Nociones a la luz de las cuales plan-
nas, del mismo modo que la de Karl Popper, tearemos su propuesta ética. De entre las di-
se encuentra profundamente marcada por su ferentes nociones que maneja, consideramos
experiencia vital. El ascenso de Hitler al po- fundamentales el rostro del Otro y la respon-
der, la afiliación de Martin Heidegger al par- sabilidad. El rostro lo entendemos como
tido nacionalsocialista y su experiencia como aquella vulnerabilidad del Otro que despier-
prisionero en un campo de trabajo nazi, deja- ta la mía propia a modo de respuesta prevo-
ron una huella imborrable en Lévinas. El ani- luntaria a él. Es por ello por lo que la respon-
quilamiento de sus familiares más cercanos a sabilidad la entendemos como ofrecimiento
manos de las tropas nazis, así como el indife- prevoluntario al Otro, como voluntad inves-
rente e inhumano tratamiento del ejército na- tida por la sensibilidad o como bondad que
zi a los prisioneros judíos en los campos de precede a la libertad. En palabras de Lévi-
exterminio pudieron ser los acontecimientos nas, ésta es «una responsabilidad que des-
vitales sobre los que nunca hablará, pero que borda la libertad» (2006b, p. 102), que nos
le impulsaron a elaborar una propuesta ética lleva más allá del ser, como deseo irrefrena-
del más alto nivel. Quizás, tras presenciar el ble de ayudar al Otro. Así, el Otro, pese a ser
masivo aniquilamiento de los judíos, por ello inalcanzable por hallarse en las coordenadas
8
Entendida como tiempo imprevisible del Otro que siempre me precede. Tiempo de lo contingen-
te que no puedo anticipar y que, por ello, siempre se me escapa.
9
Locus correspondiente a la temporalidad diacrónica. No-lugar que impide la fenomenalización
totalitaria o categorización definitiva por parte del sujeto que recibe al Otro. Zona inexplorable y no
conceptualizable por inalcanzable a la conciencia cognitiva del sujeto.
10
Expresión bíblica (Cfr. Jr 30,21) que Lévinas interpreta como afectación corpórea diacrónica no
cognitivamente categorizable, no intelectualizable, es decir, irreductible al saber de la conciencia cog-
nitiva (Lévinas, 2003, pp. 59, 79, 109, 119, 121, 205, etc.).
do a este autor, al auspicio de la ética en el tar los aspectos emocionales del usuario sin
Trabajo Social. Las operaciones ontológicas categorizarlo definitivamente.
deberán estar vigiladas por el profesional pa-
ra impedir categorizar def initivamente al 6. Conclusiones
usuario. Finalmente, señalaremos las conclusiones a
Llegados a este punto, nos centraremos a las que hemos llegado. A la hora de plante-
continuación en la aproximación de la ética arlas seguiremos el orden expositivo desarro-
de Lévinas al Trabajo Social. Una aproxima- llado, explicando primero las relativas a la
ción que realizaremos confrontando el lema aproximación de la propuesta de Popper al
inductivista de Richmond saber para actuar Trabajo Social y, a continuación, las conclu-
(Miranda, 2004, p. 205), con el de Lévinas, siones relativas a la aproximación de la pro-
actuar antes que todo saber (2003, pp. 56, puesta de Lévinas al Trabajo Social. Los dis-
213, 226, 260). Así, en la propuesta de Rich- turbios presenciados por Popper, poco antes
mond, la ética se encuentra ontologizada y de cumplir los diecisiete años, pudieron lle-
consiste en el cumplimiento estricto y obe- varle a plantear una epistemología ética. Tras
diente de los principios éticos por parte del este suceso, Popper comprendió que las ide-
sujeto ético. En la ética ontologizada se ge- as pueden matar, lo que le llevó a proponer
neraliza, es decir, se pasa de lo concreto a lo el método crítico como método ético-cientí-
abstracto, debido al método inductivo. Es una f ico. La epistemología clásica, que, entre
ética en la que se tiende a categorizar defini- otras apariencias, adopta la forma del induc-
tivamente al usuario. Es decir, si lo observa- tivismo, da lugar a un conocimiento dogmá-
do a través de los sentidos es la verdad últi- tico, violento y cruel. Una epistemología de
ma, def initiva e incuestionable, el usuario la que se deriva la vieja ética profesional que
pasa a ser un alter ego, una idea mía a la que se sustenta sobre el conocimiento seguro, in-
lo ajusto. En definitiva, el sujeto ético cum- falible e intolerante del profesional, que lo
ple estricta y obedientemente con los princi- ejerce de modo paternalista, como autoridad
pios éticos sin ser lo suficientemente crítico superior frente al usuario. Por ello, la pro-
con el sufrimiento de cada caso concreto, la puesta de Popper es una nueva ética profesio-
aproximación al usuario se realiza por la ra- nal que sintetiza en doce puntos que pasamos
zón exclusivamente, se tiende a categorizar a señalar a continuación aproximándola al
definitivamente al usuario y la última palabra Trabajo Social.
la tiene el profesional, que intelectualiza los Dado que el saber es conjetural, no puede
aspectos emocionales del usuario. haber autoridad alguna por parte del profe-
Inspirados en la propuesta de Lévinas, la sional del Trabajo Social. Somos falibles y la
ontología se encuentra al auspicio de la ética perfección no existe más que como aspira-
en el Trabajo Social que proponemos. De es- ción. Las/los trabajadoras/es sociales debe-
te modo, el sujeto ético consigue ir siempre mos intentar no cometer errores, siendo cons-
más allá del cumplimiento estricto y obedien- cientes de lo complicado que resulta evitarlos.
te de los principios éticos, siendo crítico con Por ello, la búsqueda de errores debe ser ta-
el sufrimiento de cada caso concreto. No se rea específica del profesional del Trabajo So-
generaliza, sino que se personaliza, teniendo cial como científico. El descubrimiento de los
en cuenta el sufrimiento del usuario así como mismos es lo que nos lleva a modificar nues-
el contexto específico en el que éste se origi- tro dogmatismo inicial, contraído por el cum-
na. Es decir, se pasa de lo abstracto y general plimiento de la vieja ética profesional encu-
de los principios éticos al caso concreto del bridora de errores. Las/los trabajadoras/es
usuario y, gracias al saber ético, conseguimos sociales hemos de aprender de nuestros erro-
descategorizarlo tras cada categorización. En res y no debemos autoengañarnos, ocultándo-
esta propuesta, la aproximación al usuario se los o encubriéndolos: hemos de hallar las cau-
realiza por la sensibilidad, tras la categoriza- sas de los mismos.
ción se procede a la descategorización del Por todo lo anteriormente expuesto, la crí-
usuario y pese a que la última palabra la siga tica y la sinceridad se nos imponen como un
teniendo el profesional, éste es capaz de cap- deber profesional: debemos reconocer nues-
tros errores y agradecer a los demás que nos a que se fundamenta en el principialismo éti-
los trasladen, de modo que, cuando nos toque co que surge del utilitarismo y de la ética kan-
realizar la crítica a nuestro colegas, caigamos tiana y que consiste en la aproximación al
en la cuenta de que nosotros también come- usuario por la razón exclusivamente. Es lo que
temos errores muy parecidos. En consecuen- hemos podido comprobar en la propuesta de
cia, necesitamos a los demás (usuarios, cole- Richmond cuyo lema, saber para actuar, se
gas, instituciones, etc.) para aprender de concentra en su diagnóstico social. Richmond
nuestros errores, ser tolerantes y ser tan crí- utiliza el método inductivo por el que tiende
ticos como autocríticos con nosotros mismos. a categorizar definitivamente al usuario, así
De hecho, la autocrítica surge de la crítica de como a relegar el Bien a la Verdad. Un méto-
los demás. Finalmente, la crítica efectuada do inductivo que no incrementa el conoci-
por los profesionales del Trabajo Social debe miento (debido a que consideramos que sin
guiarse por la idea de aproximación a la ver- crítica no hay progreso científico) y que se
dad objetiva. Es decir, la consecuencia de la enfrenta al Trilema de Müchhausen: regreso
crítica es un conocimiento hipotético que, infinito, circularidad lógica, dogmatismo (Ur-
siendo el que más se acerca a la verdad, reco- súa, 1993, p. 48). Desde este punto de vista,
noce que puede ser nuevamente refutado por la propuesta de Jane Addams, cuyo lema fue-
otro que se acerque en un futuro todavía más ra actuar para saber, es la propuesta de Tra-
a la verdad (Popper, 1992, pp. 156-158). bajo Social que más coincide con la ética de
Por ello, inspirados en la nueva ética pro- Lévinas, debido al saber provisional que pos-
fesional propuesta por Popper, planteamos tula, cercano al saber ético del filósofo judío
que la actitud crítica y autocrítica del profe- (Idareta, 2010a), aunque también al conoci-
sional en Trabajo Social es una actitud ético- miento hipotético o conjetural propuesto por
epistemológica falibilista (principio de fali- el filósofo austríaco.
bilidad), antidogmática y no violenta, que Finalmente señalaremos que la aproxima-
impide la categorización definitiva del usua- ción de la ética de Lévinas al Trabajo Social
rio (principio de aproximación a la verdad) y la hemos efectuado a través de las nociones
que nos lleva a respetarlo, a ser tolerantes y de sensibilidad, entendida como actuar antes
responsables con él, capacitándolo a través de que todo saber, y de vigilancia, entendida co-
la discusión crítica (principio de discusión ra- mo atención a la descategorización del usua-
cional) para que también él se mantenga crí- rio. De este modo, la vigilancia exigida por la
tico y autocrítico consigo mismo y con los de- sensibilidad nos lleva siempre a ir más allá
más. del ser. Ir más allá del ser que consiste en que,
La experiencia de Lévinas como prisione- partiendo de los principios éticos, los perso-
ro en un campo de trabajo nazi también influ- nalizamos en el caso concreto del usuario, ve-
yó decisivamente en su obra. Para Lévinas la lando por descategorizarlo tras la categoriza-
ética nos impulsa a ir siempre más allá del ción diagnóstica. Es decir, ayudamos al
ser, entendiéndola por ello como metafísica. usuario a ayudarse a sí mismo sin categori-
Una ética que consiste en padecer por el su- zarlo definitivamente, protegiendo de ese mo-
frimiento del Otro, siendo por ello conside- do su decisión autónoma.
rada por Lévinas como patética. Tanto el ros- Ir más allá del ser no deslegitima al pro-
tro como la responsabilidad son nociones fesional mientras éste tenga la ética como pri-
transversales de toda su obra. Así, tener la éti- mera filosofía, dado que así es como se en-
ca como primera filosofía consiste en mante- cuentra sometido tanto a la crítica (del rostro
ner irreductible la singularidad del Otro. Al- del usuario, del rostro de sus colegas, etc.),
go que se logra a través de la vigilancia como a la autocrítica (por medio de su propia
exigida por la sensibilidad, que consiste en vigilancia). En definitiva, ir más allá del ser
que tras la categorización del Otro, el sujeto establece la primacía del usuario, tendencia
ético es exigido a descategorizarlo, debido a contraria al paternalismo, que supone para el
que le vuelve a mirar nuevamente al rostro. profesional, por una parte, acoger racional-
A nuestro modo de ver, la ética se encuen- mente sus aspectos emocionales sin categori-
tra ontologizada en el Trabajo Social debido zarlo definitivamente y por otra, un plus de
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