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¿El futuro del libro está en leer en el móvil?

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July 21, 2016

Uno entra en el metro y no ve a demasiada gente con libros en la mano. En su lugar


abundan lectores de libros electrónicos y sobre todo smartphones en los que los viajeros
juegan, se comunican o, cómo no, leen.

La pregunta es por tanto obvia: ¿se ha convertido el móvil en el sustituto del libro de
toda la vida a la hora de leer? Muchos planteaban la revolución móvil como una
revolución también del segmento editorial, pero lo cierto es que a día de hoy no hay signos
de que ese fenómeno se haya producido.

Incluso los nuevos editores defienden el papel


Ya hacíamos referencia a este ámbito en "Qué piensan los nuevos editores del libro
electrónico, el DRM y el futuro de la lectura", un artículo en el que nuestro compañero
Sergio Parra se ponía en contacto con responsables de editoriales de nuevo cuño.

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¿Existía esa hipotética revolución en nuestros hábitos de lectura? Para estos expertos ni
el libro electrónico ni el móvil habían logrado desbancar al papel. Enrique Redel, de
Impedimenta, destacaba que "el lector, a nivel global, está volviendo al papel tras un cierto
espejismo de cambio de modelo que no era más que una especie de profecía
autocumplida que se ha demostrado falsa".

Su colega Álvaro Llorca, de Libros del KO, estaba de acuerdo en esa afirmación, y de
hecho destacaba que depender solo de libros digitales haría que su negocio fuera
"insostenible". Para este editor era evidente que "el papel sigue siendo indispensable".

Redel desmentía incluso el papel que tendencias como los servicios de suscripción como
Kindle Unlimited -lee todo lo que quieras pagando una cuota mensual- hubieran tenido
impacto negativo en esa teórica revolución, e incluso calificaba a esas plataformas como
"ineficientes".

Amazon sigue impulsando ese negocio


Ese teórico giro del negocio editorial vendría defendido más que nadie por Amazon, que
como sabéis empezó precisamente su negocio vendiendo libros a través de internet.
Aunque la evolución de Amazon ha sido impresionante, parte de su negocio sigue estando
basado en la venta de sus lectores de libros electrónicos Kindle y sus tablets Kindle
Fire, que a su vez sirven como medios perfectos para la distribución de libros en formato
electrónico.

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Esta firma no ofrece datos sobre el número de unidades vendidas de sus lectores de libros
electrónicos pero Morgan Stanley indicó que Amazon ingresó 3.570 millones de dólares
en 2012 a través de sus lectores de e-books y sus tablets Kindle.

Esa cifra sería según sus estimaciones de 4.500 millones de dólares en 2013 y de 5.000
millones en 2014, y según la consultora el ecosistema Kindle era en 2013 responsable del
11% de los ingresos del gigante del comercio electrónico, pero lo interesante es que al
mismo tiempo era también responsable del 23% del beneficio operativo: puede que
Kindle no funcione como Amazon querría, pero apoyar esa pata del negocio ofrece un
retorno económico destacable.

Un estudio de Trefis publicado en Forbes en abril de 2014 mostraba las estimaciones de


esa consultora, que estimaba que la venta de Kindles alcanzó su punto álgido en 2011,
cuando se vendieron 13,44 millones de unidades. La cosa empeoró a partir de ahí con
ventas que se estimaban en 9,68 millones de unidades en 2012 y un número similar en
2013. A finales de 2013, indicaban en ese estudio, habría cerca de 43,7 millones de
Kindle en todo el mundo.

El apoyo de Amazon a los libros electrónicos y a su división de hardware se ha vuelto a


demostrar con el lanzamiento del Kindle Oasis y de los renovados Kindle básicos, que
refuerzan un catálogo en el que la firma fundada por Jeff Bezos no quiere dejar sin su
Kindle a nadie.

Eso no significa que las ventas de e-books vayan necesariamente bien (ni mal, ya que
estamos): en The Wall Street Journal informaban el año pasado cómo los acuerdos de
Amazon con tres gigantes editoriales -Hachette, HarperCollins y Simon&Schuster- no
habían beneficiado al negocio. Los precios de los libros electrónicos habían subido -esas
tres entidades lograron decidir cuáles serían esos precios-, y eso tuvo un impacto directo
en las ventas de libros electrónicos y los ingresos generados.

Desaceleración en lectores de e-books, pero no en e-books


Los lectores de libros electrónicos parecen por tanto haber pasado por su mejor momento
para afrontar ahora una etapa en la que la desaceleración de las ventas es clara. Estudios
como el de Statista revela como las unidades vendidas por año han sufrido una caída
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importante desde 2011, pero también dejan claro que el interés por estos dispositivos
sigue existiendo.

Eso no significa que el negocio de los libros electrónicos esté destinado a la desaparición:
en Statista también analizaban el crecimiento de los ingresos por ventas de e-books en
Estados Unidos desde 2008 a 2018 y la conclusión era aplastante: el crecimiento es
sostenido y constante, y hemos pasado de los 2.310 millones de dólares en ingresos en
2011 hasta los 6.740 millones que se lograron en 2015.

El análisis de The New York Times del que nos hacíamos eco en septiembre de 2015 era
contrarrestado por un análisis de Fortune en el que se apuntaba a un factor interesante: la
industria "indie" de la autopublicación estaba creciendo de forma espectacular, y
muchos de esos autores tienen las ediciones electrónicas como referencia al publicar.
Como decían en ese análisis, "no es que el mercado esté creciendo o reduciéndose en
gran medida, sino que dentro del mercado algunos están ganando y otros están
perdiendo".

Los libros siguen ahí, pero el impacto del móvil parece


inevitable

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En septiembre del año pasado hablábamos de cómo las ventas de libros electrónicos
habían caído un 10% en Estados Unidos. Esa noticia seguramente hizo que las editoriales
más conservadoras se frotaran las manos: el papel seguía teniendo sentido.

Esos datos, como en otros muchos casos, también se podían ver desde otras
perspectivas. En nuestro país el informe publicado por la Federación de Gremios de
Editores de España indicaba que durante 2014 se editaron un 3,5% más de libros
electrónicos que en 2013, y la facturación subió en un 37,1%. La salud del libro electrónico
es cada vez mejor en nuestro país... o lo era cuando se publicaron esos datos.

Stephen Page, CEO de la editorial Faber & Faber, comentaba hace poco cómo para él el
futuro está en el móvil: "Tenemos que poner al móvil en el centro de nuestros
pensamientos", indicaba en una conferencia sobre la industria editorial hace unos meses.
Para este profesional tendencias como las de los lectores de libros electrónicos o las
suscripciones efectivamente no han cumplido las expectativas, pero lo importante "no es
sobrevivir, sino deliberar sobre nuestra evolución".

Aquí entraba el debate sobre cómo convencer a las nuevas generaciones de que lean más
libros, algo en lo que el móvil efectivamente puede tener un impacto enorme. Y sin
embargo la realidad estaba ahí: "nuestro viaje digital tiene que centrarse en nuevas
oportunidades, no en sustituciones... No se trata de reemplazar el libro tradicional, sino
de una nueva oportunidad. Necesitamos seguir explorando. En lugar de esa fijación por
nuevos formatos de libros, invirtamos en ese mundo del "no libro" que amplifica y mejora la
lectura".

Puede que esa sea la respuesta. Puede que el futuro no esté en el móvil como tal. Puede
que el móvil sea tan solo una parte de ese futuro en el que el papel seguirá siendo
importante y en el que esas experiencias y formatos complementarios ayuden a que todos
disfrutemos más y mejor del placer de un buen libro, sea o no digital.

En Xataka | El libro electrónico: ¿paraíso o infierno para los escritores? | Las editoriales en
España y su amor-odio por el libro electrónico

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