METABOLISMO URBANO Y SISTEMAS FLUVIALES:
UN HISTÓRICO PERSPECTIVA. PARÍS Y EL SENA,
1790-1970
Abstracto. El objetivo de este trabajo es analizar la interacción
metabólica entre París y el Sena durante la era industrial,1790-
1970, un período marcado por un fuerte crecimiento de la
población, cambios tecnológicos y la ausencia de legislación
específica en temas ambientales. El punto de vista se centra en
los intercambios de aguas y desechos entre la ciudad y el río,
cuantificando ellos y el seguimiento de su evolución a la luz de
las estrategias implementadas por los interesados a cargo.
Los estudio combina la ecología industrial, la historia local y
la historia de tecnología. De 1790 a 1850, las materias de
desecho, y especialmente las excretas, se consideraron como
materias primas, no como basura: generaron beneficios reales.
La eliminación de excrementos humanos no solo apunta en la
mejora de la higiene urbana, pero en la producción de los
fertilizantes necesario en las zonas rurales. La descarga en el río
era fuera de la cuestión. Pero después de la década de 1860,
varios factores molestos esta explotación, especialmente el
suministro de agua doméstica: noche el suelo se volvió más y
más líquido, difícil de manejar y para convertirse en fertilizante;
una vez utilizado, el agua tuvo que ser eliminada de la casa; al
mismo tiempo, el sistema de alcantarillado desarrollado y tuvo
impactos negativos en el río.
Aun así, Ingenieros parisinos continuaron procesando aguas
residuales utilizando técnicas eso no solo garantizaría la higiene
sino que también conciliaría intereses económicos y agrícolas:
sistema combinado de alcantarillado y granjas de aguas
residuales. Ambos de estos primeros períodos son por lo tanto
destacable por una relativa limitación del deterioro del río por
los desechos urbanos. No fue hasta la década de 1920, cuando
el suministro de agua se había convertido en el estándar y las
excretas llegaron a ser considerado como un desperdicio sin
valor, fue el principio de valorización abandonado. Esto
condujo a importantes y duraderos contaminación del Sena (a
pesar de la construcción de un tratamiento planta), agravando
la contaminación industrial que había estado en evidencia desde
la década de 1840. El análisis de las prioridades que condujeron
a la adopción de uno u otro principio en materia de higiene y
técnicas urbanas, con las causas y consecuencias de tales
cambios, nos permite comprender las complejas relaciones
entre París y el Sena. Desde materia prima hasta materia de
desecho, desde el río hasta el desagüe, el concepto de calidad
en el medio ambiente sigue siendo el tema subyacente.
1. Introducción
La historia de la revolución industrial y su impacto en
ambientes a menudo se resume como un deterioro acelerado de
este último, debido a la intensificación y diversificación catión
de actividades humanas. Presiones antropogénicas aparecen
haber crecido implacablemente desde finales del siglo XVIII
hasta la 1970 e incluso más tarde. Ríos en particular, como
receptáculos naturales para los desechos líquidos, sufrió una
degradación temprana y continua como resultado de aumentos
en la población urbana e industrial producción. Esto fue tanto
más cuanto que no se tuvo en cuenta se le dio a los problemas
engendrados por la contaminación, higienista modelos que se
contentan con limpiar ciudades en detrimento de Espacios
"residuales" (Neri Serneri, 2001). Las ciudades se convirtieron
así ecosistemas de parásitos (Odum, 1989), viviendo a expensas
entre otros, de los sistemas fluviales. Dicho esto, un estudio más
preciso del metabolismo urbano (Wolman, 1965; Kennedy et
al., 2007), centrándose en el largo término (Tarr y Ayres, 1990;
Tarr, 2002; Douglas et al., 2002), crea una impresión diferente,
especialmente si la cuantificación del intercambio de
materiales, que constituyen el más tangible vínculo entre las
sociedades y la naturaleza, ciudades y ríos - va acompañado de
un análisis de las prioridades que guiaron los tomadores de
decisiones en el suministro de agua y la eliminación de la
desechos urbanos que generaron estos flujos materiales. En otra
palabras, nuestra tesis principal es que la degradación de los
ríos era no tan continuo, sistemático y deliberado como aparece
en primera vista. El objetivo de este estudio es investigar la caso
de París y el Sena, un ejemplo completamente representativo de
las cuestiones en juego en un enfoque de este tipo, París siendo
el principal área urbanizada de la cuenca del Sena además de
ser capital, y como tal susceptible de adoptar normas
particularmente estrictas normas en materia de salud pública. El
período de referencia - 1790-1970 - cubre tanto la primera como
la segunda fase Revolución Industrial, y termina en un
momento en que primeras leyes relacionadas con el medio
ambiente fueron votadas en Francia. Qué está en juego es
entender las interacciones entre París y el Sena, sobre la base
de los intercambios de asuntos, en el curso de la era industrial,
que estuvo marcado por fuertes aumentos en población (Fig. 1),
antes de una legislación sistemática sobre cuestiones
relacionadas con el medio ambiente.
El estudio se basa en una combinación de métodos derivados
de la ecología industrial, en particular hojas de balance de
materiales (Ayres y Simonis, 1994); historia urbana, que nos
permite para identificar las principales transformaciones de las
estructuras urbanas y los jugadores involucrados en sus
diferentes roles (ver por ejemplo París, 1990; Fierro, 1996); y
la historia de la tecnología, por que ganamos una comprensión
no solo de las razones detrás las decisiones tomadas por las
personas a cargo, sino también de la funcionamiento de una
técnica u otra, y de repercusiones en términos de cantidades de
asuntos (ver por ejemplo Billen et al., 1999; ver también, más
generalmente, Melosi, 1990). Se basa en estudios empíricos
detallados y sistemáticos sobre agua y nutrientes fluye en París
(Barles, 2002a, 2007) y los combina con un análisis de cambios
en políticas, tecnología e institucional configuraciones sobre
excretas urbanas (Barles, 2005a, b; Barles y Lestel, 2007). Se
procede por la exploración de archivos públicos (en particular,
la serie de archivos de París VO3), de estadísticas públicas, y
de la literatura técnica. El origen y la calidad de las fuentes
cuantitativas se discute en Barles (2007), las otras fuentes están
completamente presentadas en Barles (2005a).

La sección 1 muestra la situación en París antes de la
generalización propagación del suministro de agua y las
alcantarillas, es decir de desde la década de 1790 hasta la
década de 1850, cuando se consideraban los desechos urbanos
como materias primas y no como basura. Después de la década
de 1860 (Sec. 2) a número de factores cuestionados sobre los
métodos tradicionales de tratar con desechos urbanos. Aun así,
los ingenieros parisinos del día optaron por aplicar técnicas para
el tratamiento de aguas residuales que conciliaron las
exigencias de la salud pública con la economía y la agricultura
intereses. Ambos periodos tempranos son así marcados por una
limitación del deterioro del Sena por los desechos urbanos. De
hecho, no fue hasta la década de 1920 (Sec. 3), cuando vino la
noche considerarse inútil, y las presiones antropogénicas se
salió de control, fue el principio de reciclaje de residuos
abandonado, generando así una contaminación generalizada y
duradera del río.
inmundicia de la capital: "en París, está demasiado lejos o
demasiado sucio donde quiera que estés, porque en París, el
barro desafía la descripción ", escribió Mozart en 1778 - e
insistió en la necesidad de usar poderosas corrientes de agua (y
aire) para limpiarlo y hacerlo saludable. El canal de l'Ourcq (un
afluente del Marne), que fue construido desde 1802 en adelante,
fue diseñado para cumplir con estos fines.
En esto forma en que se creó un servicio que era doblemente
público: primero, porque fue administrado por los servicios
técnicos parisinos que había sido fundado y mantenido desde el
Imperio Premier, segundo, porque estaba destinado a la
limpieza y mejora del espacio público. Londres, donde el
suministro de agua ya estaba en las manos de empresas privadas
y para el servicio de privados propietarios, fue considerado
como un contraejemplo por los franceses ingenieros, que
protestaron contra la degradación de la higiene urbana que
resultó de esta elección (Emmery, 1840). Cuando entró en
juego la red de suministro de agua de París servicio, en 1823, la
capacidad de producción aumentó a 7 106 m3/ año
(Recherches, 1823) antes de saltar a
32 106 m3/ año en 1825, el 90% del cual proviene del Ourcq
(Emmery, 1840). En su mayor parte, esta red suministró las
fuentes de la calle que servían para limpiar las vías públicas: se
encendieron todos los días durante una hora para llevarse la
podredumbre materia que yace en la superficie de la carretera y
no eran accesible a intereses privados.

2 1790s-1850s: la era de los residuos

2.1 Tan poca agua

A finales del siglo XVIII, el consumo de agua en París

permaneció bajo, y el suministro directo se limitó a unas pocas
tuberías que alimentaban residencias ricas o fuentes
monumentales. Distribución se estima en 3 106 m3/ año y 14 l
/ cap / día (Cebron de Lisle, 1991), y se basó en el tapping de
resortes (Belleville, Pre-Saint-Gervais, Arcueil) y en máquinas
que sacaban agua ' del Sena (bombas de vapor Chaillot y Gros
Añadido a estas fueron las fuentes para el uso de los habitantes
Caillou, hidráulicas máquina en el puente de Notre-Dame).
de la ciudad y los portadores de agua por igual, como así como
Consumo diario ordinario fue asegurada por la recolección de
varias fuentes monumentales: en 1840, París tenía 16 fuentes
agua de lluvia, por dibujando desde el Sena, por el trabajo de
monumentales, 84 fuentes públicas, 1600 fuentes de la calle (de
los portadores de agua, y sobre todo con pozos privados, de los
los cuales 580 están en construcción o planificados) (Emmery,
cuales un inventario hecho en 1834 contó 22 100,
1840). Las industrias y los comercios extraían su agua
aproximadamente tantos como había casas (Guillerme, 2007).
directamente de los cursos de agua de la ciudad: el Bievre, el
El consumo general no es directamente conocido, pero no
Sena. ` A pesar del desarrollo de esta red, el agua se mantuvo
obstante era limitado, incluso si fueron muchos los usuarios: los
raro (Fig. 2). Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el
urbanitas, por supuesto (Fig. 1), pero también sus animales. En
proporción del agua de lluvia, que todavía representa el 90% de
los años 1790-1800, había uno y medio a dos mil vacas y quince
las aportaciones de agua (agua de lluvia y agua para el
a veinte mil caballos estabulados en París, por no mencionar
consumo) en la capital en 1807, fue superado por el suministro
números muchos mayores de ganado en tránsito, ya sea para
antropogénico en la década de 1840.
transporte o carnicería (Barles, 2007), todo lo cual tuvo que ser
regado.
Sin embargo, científicos, doctores, ingenieros, arquitectos y los
viajeros habían denunciado durante mucho tiempo la
2.2 El papel limitado de las alcantarillas
En los primeros días, entonces, el suministro de agua no estaba
acoplado con su recolectando, tanto que a pesar de su relativa
escasez de agua estaba omnipresente en el espacio público.
Alcantarillas cubiertas apenas 20 km al final del siglo XVIII
(Belgrand, 1887), y 40 km en 1831 (Emmery, 1834). Agua de
lluvia y antropogénico el agua se lavó sobre la superficie del
suelo y fluyó en canaletas centrales en las calles, a menudo
estancadas, empapándose donde el suelo todavía era permeable,
se evaporaba y generalmente contribuyendo a la humedad
urbana, o corriendo hacia el Seine intramuros. Pero el
perfeccionamiento de la construcción menos costosa procesos
(el uso de cal hidráulica, y más tarde de cemento), el brote de
cólera en 1832, que causó 18 402 muertes en París (Rapport,
1834), y el diseño de calles con perfiles mejor adaptados a los
aumentos en el tráfico, pronto llevó a la aplicación del primer
gran programa de instalación aguas abajo, que, sin embargo,
tuvo un impacto moderado la red cubrió solo 168 km en 1858
(Boletín, 1865). En primer lugar, estas alcantarillas fueron
diseñadas para recolectar agua de lluvia y el agua de limpieza
de las fuentes de la calle. Gracias a el nuevo perfil de las calles:
una carretera combada bordeada cada lado por canaletas que lo
separaban de los pavimentos (una principios del siglo XIX c.
innovación): las aguas que fluyen ahora podrían ser canalizado
y evacuado bajo tierra una vez que se han llenado su función de
limpieza. Toda la habilidad de los ingenieros por lo tanto se
pone a elegir la distancia óptima entre la fuente y acceso a
drenaje "Sin un buen sistema de desagües, no puede no sea un
buen sistema de abastecimiento de agua ", insistió Darcy
(1856). La red no recolectó aguas residuales domésticas: estos
desechos no existía como residuo sino como materia prima y
fertilizante (ver siguiente sección), y no existía como desecho
líquido (lo que se supone ser aguas residuales) ya que el
consumo de agua se mantuvo muy bajo en hogares. Además,
hasta 1852 el drenaje de casas estaba prohibido porque se
consideraba antihigiénico, y las excretas urbanas se
consideraron sólidas y útil.
2.3 Orina y excremento: productos vendibles
Teniendo en cuenta las técnicas implementadas en París para
hacer frente a las necesidades urbanas desechos, el sistema
fluvial de la ciudad se vio poco afectado. Incluso Entonces, la
cuestión de qué hacer con la excreta producida por la ciudad se
planteó, ya que en su mayor parte no terminaron arriba en la red
de aguas residuales. En esto se encuentra la principal distinción
característica de este primer período: París (y en menor medida
otras ciudades francesas y algunas europeas) no produjeron
basura o aguas residuales, sino más bien materias primas
demanda tanto de la industria como de la agricultura. Todos los
medios implementados para mejorar el procesamiento de las
excretas destinadas a dos objetivos que se vieron como
inseparables y convergentes: por un lado, la higiene urbana, por
otro, la valorización óptima de subproductos urbanos (Barles,
2005a, b). Los habitantes de la ciudad estaban obligados a
mantener sus puertas limpia haciendo montones de basura, que
fueron barridos por traperos (una profesión en rápido
desarrollo, cuyos beneficios llegaron principalmente de la venta
de trapos y huesos) antes de ser paleado en los carros de basura
por los polvorientos. El residuo del basural acarreado de
distancia representa aproximadamente 1 l / cap / day, o 0.5 kg /
cap / day. Eso fue depositado en vertederos específicos, donde
permaneció por varios años y se transformó en lodo negro (en
oposición a verde, lodo fresco). Este producto final fue luego
utilizado por los agricultores en las cercanías de París. El uso
agrícola de lodo, tan rico en materia orgánica, era una práctica
antigua, y los agricultores estaban obligados por ley a vaciar los
vertederos cuando se saturaron con materia en descomposición.
Pero un importante cambio se produjo en la década de 1770:
lodo, que siempre sido gratis, ahora fue vendido a los
agricultores por los contratistas de limpieza (Chassin, 1889). A
pesar de las quejas repetidas, al final del siglo XVIII, la venta
de lodo se había convertido en la regla. Del mismo modo, el
estiércol de vaca y el estiércol de caballo se volvieron aún más
el objeto de un comercio lucrativo, con precios en alza. Todos
estos asuntos, la mayoría de los cuales fueron recolectados en
el espacio público, fueron retirados de la ciudad, ya que "la
agricultura ha encontrado una fuente natural e inagotable de
fertilidad en el prodigioso cantidad de estiércol y lodo
ferruginoso suministrado por ciudad "(Lachaise, 1822).
Fig. 3. Flujos materiales y monetarios para el suelo nocturno y
las aguas residuales, París. a) alrededor de 1860, b) alrededor
de 1910, c) alrededor de 1935. Las flechas representan la
dirección de los flujos y su espesor su importancia (áspero
estimación, es decir, una flecha más gruesa que otra solo
significa un más flujo importante). Las flechas verticales (hacia
el río) representan voluntarias descarga de contaminantes al río
(diferente de la descarga completa). Para obtener más
información, consulte (Barles, 2005a).
El uso de orina y excrementos humanos para hacer fertilizantes
también fue una actividad en rápido desarrollo. Estas
cuestiones, que vinieron de letrinas secas, se recolectaron en
pozos negros que regularmente vaciado El producto del vaciado
fue transportado a los depósitos especiales, donde ya en 1787
se transformó en poudrette, un fertilizante patentado en 1796
(Paulet, 1853) y "mucha demanda de los labradores" (Thouret,
sin fecha). Bridet, el inventor de la poudrette de Montfaucon
(del nombre de un depósito ubicado en la franja nororiental de
París), obtuvo "enormes ganancias por la venta de sus
productos en Normandía y los países Brie y Orleans
"(Belgrand, 1887). La orina y el excremento formaban parte de
un circuito económico (Fig. 3a) que benefició a los contratistas
que hicieron el vaciado, el guardián a cargo del depósito (Bridet
y sus sucesores), y la ciudad de París, que alquiló la tierra para
el depósito en una tasa en constante aumento, trayendo "un
ingreso de ninguna manera insignificante "(Paulet, 1853): 64
000 francos franceses (FF) por año de 1796 a 1805, 166 000 FF
/ año de 1830 a 1842, 380 000 FF / año de 1842 a 18501. No
obstante, el mal funcionamiento existía a partir de la década de
1810.

Apesar de la baja tasa de consumo de agua, ciertas prácticas
comenzó a ganar vigencia entre las clases ociosas de la
sociedad, como el baño en casa. Ahora, "la molestia de vaciar
el bañera es de poca preocupación para el hombre enfermo o
sensual que tiene un baño llevado a su apartamento
"(Labarraque, Chevallier y Parent-Duchatelet, 1835), que se
deshizo del agua a través de las letrinas. Las pocas casas que se
benefician del suministro por tuberías hizo lo mismo, tanto que
el vaciado de los pozos negros se hicieron más frecuentes no
solo debido a la población crecimiento (Fig. 1), pero también
debido al hecho de que era mucho más aguas residuales: 45 000
m3 / año y 65 l / cap / año en 1815, 90 000 m3 / año y 117 l /
cap / año en 1828, 290 000 m3/ año y 234 l / cap / año en 1858
(Paulet, 1853; Belgrand, 1887; Annuaire, 1880). Esta
licuefacción hizo la fabricación de seco y polvoriento poudrette
más difícil, y el problema era claramente identificado: "el
obstáculo que enfrenta la administración en la actualidad se
deriva de la mezcla de materia sólida con líquido materia
"(Labarraque, Chevallier y Parent-Duchatelet, 1835). Aun así,
el principio general no fue cuestionado. En 1833, cuando un
ciudadano anónimo envió el departamento de Seine consejo de
salud un memo argumentando por drenaje de red, su
proposición se encontró con un rechazo contundente de la
comisión a cargo de examinarlo, que "considera, que en el
estado actual de las cosas, los proyectos de M. Q ... no pueden
ser útiles aplicado en París; que no son nuevos; [...] y eso su
trabajo no puede ser de ninguna utilidad para la administración
"(Informe, 1833). Dos años después, un proyecto para vaciar el
líquido los desechos en el Sena provocaron la ira de los
contratistas de sumideros. Las mejoras que siguieron fueron de
dos tipos. En uno mano, hubo una reorganización de las
instalaciones: en 1818, el depósito de Montfaucon se duplicó
por el de Bondy ubicado a pocos kilómetros al este de París, al
lado del canal de l'Ourcq (al igual que en 1831, por razones de
higiene, el lodo los depósitos se movieron más lejos); el cierre
de Montfaucon en 1848; la apertura de depósitos privados a
partir de 1851; el transporte de aguas cloacales en barco y luego
por oleoducto para la parte líquida, etc. (Mille, 1854). Por otro
lado, el empresas a cargo de los depósitos de lodos, así como el
pozo negro contratistas desarrollaron un nuevo fertilizante
como complemento de poudrette, para explotar la parte líquida.
Ellos habían seguido estrechamente el trabajo de los químicos
en Francia, que habían unido aumentar la importancia del papel
fertilizante del nitrógeno (Barles y Lestel, 2007) y quienes
defendieron el principio de devolver a las áreas rurales aquellos
"asuntos que las ciudades deben a la tierra "(Dumas, 1866). A
fines de 1820, el químico Anselme Payen había intentado para
concentrar las sales contenidas en las aguas negras del pozo
negro por evaporación de agua, pero el proceso también se
consideró costoso. Destilación, que se experimentó en
laboratorio por Jean-Baptiste Dumas en 1836, mostró "que la
orina de Montfaucon contenía suficiente amoníaco para seguir
funcionando fábrica para extraer este producto "(Paulet, 1853).
Industrial la producción de sulfato de amonio pronto comenzó,
y en 1852, el depósito de Bondy solo producía 10 000 m3 de
poudrette, 835 toneladas de sulfato de amonio, 8 t de amonio
muriato y 40 t de álcali volátil (Beaudemoulin, 1853). Mientras
que el poudrette se vendió en un radio de 200 a A 250 km
alrededor de París, la mayor parte del sulfato de amonio era
exportado a Inglaterra. Patentes para la fabricación de los
mejores los fertilizantes de origen humano se volvieron gruesos
y rápidos, y lo que está en juego en juego fueron considerables
dado el aumento de la demanda de productos alimenticios: era
inadmisible que estos nutrientes ser arrojado al río. Este período
está marcado así por un aumento en la producción de
fertilizantes urbanos: análisis en retrospectiva muestra que el
20% del nitrógeno de la dieta (alimentos humanos y animales
por igual) que llegaron a París en 1817 volvió a la agricultura
en forma de lodo, estiércol y fertilizantes de origen humano,
24% en 1869 (Tabla 1).
3. 1860s-1910s: fertilización líquida
La valorización de las excretas urbanas alcanzó su punto
máximo en el 1850 y 60 s. Sin embargo, varios factores fueron
para comprometer esta circulación de la materia entre la ciudad,
la industria y agricultura, que se basó en intercambios y
emisiones limitadas de desechos líquidos.
3.1 Suministro de agua doméstico y desagües subterráneos
El punto de vista de las autoridades parisienses sobre la
conveniencia del suministro de agua doméstica cambió en la
década de 1860. Su el doble servicio público (véase la Sección
2.1) resultó ser costoso, más aún porque no generó ningún
ingreso, esto en un momento en que la ciudad de París, que
había absorbido su entorno comunas en 1860, vio crecer su área
de 3400 ha a 7800 hectáreas y su población de 1,25 a 1,67
millones de habitantes (Figura 1). Aparte de esto, se había
vuelto abundante claro que la lucha por la higiene no se detuvo
en las puertas de edificios, y la cuestión de las viviendas
antihigiénicas era más apremiante Además de eso, entre la
burguesía había una creciente demanda de comodidad. Por
último, el incesante ir y venir de los transportistas de agua y
baño en las calles y las casas se consideraban cada vez más
como una molestia. Todas de estos factores argumentó a favor
del desarrollo de suministro de agua, un proyecto llevado
adelante por Eugene ` Belgrand, el ingeniero a cargo de las
aguas y las alcantarillas en París. La capacidad de producción
local pronto demostró ser insuficiente: el agua tendría que
buscarse en otra parte. De ahí el tapping de manantiales
distantes que se pusieron en marcha en la década de 1860
(algunos de que a más de 100 km de París), la instalación de
nuevas instalaciones sanitarias explotar el Sena y el Marne, y el
doble red que todavía beneficia a la capital de hoy: el canal de
l'Ourcq para agua a granel utilizada para limpiar calles y regar
jardines; manantiales y ríos para otros usos. Por lo tanto,
también el rápido aumento del consumo interno y la creación
de la Compagnie Gen'erale des Eaux para vender agua en París,
' los servicios técnicos de la Ciudad que retienen el control de
la producción, suministro e infraestructuras. Capacidad de
producción intensificada a 164 106 m3 / año en 1875, y hasta
270 106 m3 / año para el final de el siglo XIX (Cebron de Lisle,
1991). En la víspera de la Primera Guerra Mundial, la estructura
actual del suministro de agua ya estaba en su lugar y el consumo
había aumentado a entre 300 y 350 l / cap / día (de los cuales
aproximadamente un tercio era agua de manantial, Figura 2).
Paralelamente, se reubicó una reestructuración de la red de
alcantarillado camino. Los predecesores de Belgrand lo habían
diseñado con un ojo para limitar la longitud total: solo la mitad
de las calles agotado. Pero en 1852, cuando la eliminación de
las aguas residuales domésticas (con la excepción de aquellos
de las letrinas) a través del alcantarillado se volvió obligatorio,
para limitar el derrame directo en calles limpias (Haussmann,
2000), el drenaje general de París se convirtió necesario. Lo que
es más, la red, que comprendía un gran número de emisarios al
Sena, se unificó, y las aguas residuales fueron canalizadas río
abajo desde París para limitar contaminación del río y riesgos
de inundación intramuros. Los alcantarilla principal de
Asnieres, con su desembocadura en el Sena en Clichy, ` fue
construido en 1858, mientras que la margen izquierda se unió a
él después de cruzando debajo del río por medio de un sifón
(Fig. 4).
En 1877, 6500 hectáreas fueron atendidas por la red de
alcantarillado, que cubrió 570 km (Belgrand, 1887); y 1240 km
en 1914 (Annuaire, 1914).
3.2 Las deficiencias del sistema tradicional
Estos cambios tuvieron un impacto considerable en las
relaciones entre la capital y su río En efecto, los papeles
desempeñados por las alcantarillas se habían vuelto más y más
importantes a medida que cambiaban una cantidad creciente de
agua - 86 103 m3 en 1868 (Annuaire, 1880). Esta agua fue
manchada por arena y lodo debido a la extensión de carreteras
macadamizadas (hechas de piedras) y la intensificación del
tráfico que se desgasta su superficie (calles macadamizadas
totalizaron 1 millón de cuadrados metros en 1857, 2 millones
en 18722 ), por asuntos orgánicos debidos a la industrialización,
por la presencia de más caballos (54 300 en 1874, pero más con
mucho movimiento en las calles), y por la adjunción de aguas
residuales domésticas. La situación era más alarmante en la
contaminación del Sena por las actividades industriales habían
sido señaladas a partir de finales de 1840 (Lestel, 2005). La
puesta en servicio de la principal de Asnieres ` tenido como
efectos inmediatos la rápida disminución en la calidad de el
agua, la formación de cardúmenes que ponen en peligro la
navegación, y la multiplicación de casos de fiebre en Clichy, en
resumen, la "contaminación del Sena" (Arnould, 1889).
Otros problemas enfrentaron los encargados de eliminar
excreta, y en particular el vaciado de pozos negros.
Licuefacción se había intensificado: los 1.1106 m3 de suelo de
vida eliminado de los pozos negros de París en 1880, igual a
una producción de 500 l / cap / año (Annuaire, 1880), era el
doble que en 1858. El exceso de agua de los depósitos fue al
alcantarillado y se agregó a la contaminación del río A pesar de
los procesos mejorados para la fabricación de fertilizantes, la
producción de producción se mantuvo baja: "En Bondy, en
1869, solo se utilizó 1/5 del nitrógeno, 1/2 vuelta al Sena en
forma de esclusas, y aproximadamente 1/3 se pierde por
evaporación y descomposición "(Gastinel, 1894). En cuanto a
poudrette, estaba perdiendo constantemente el favor entre
agrónomos: su preparación fue descrita como "monstruosa"
operación "," el ne plus ultra de desperdicio "(Girardin y Du
Breuil, 1885).
Aparte de esto, los fertilizantes de otro origen habían entrado
para competencia. El descubrimiento de depósitos fósiles de
fosfatos a partir de la década de 1850 mostró que las ciudades,
con sus pozos negros y abundancia de huesos de animales, ya
no constituía el principal fuente de fósforo. El nitrato de sodio
de Chile, que comenzó para ser importado en pequeñas
cantidades en la década de 1860, gradualmente aumentó su
cuota de mercado (Daujat, 1957). Más generalmente, después
de la década de 1880, los fertilizantes minerales, que hasta
entonces no había sido popular en Francia, encontró cada vez
más defensores: "Con el fertilizante químico ordenamos el
cultivo, mientras que con el estiércol solo es el cultivo lo que
ordena nosotros "(Dureau, 1886). Se debe observar una
evolución similar con respecto a lodo de las calles y los
productos de la basura. Por último, proliferaron los depósitos
privados en París, allí fueron alrededor de cuarenta y cinco
alrededor de 1880 (Jacquemet, 1979).
Vinieron para la dura denuncia de los lugareños debido a su
hedor y falta de higiene. Vaciar las operaciones también vino
por la misma crítica. A pesar de las mejoras hecho,
permanecieron antihigiénicos. Y disminuyeron la velocida del
tráfico, bloqueando las calles ya congestionadas de la ciudad.
Estas dificultades afectaron tanto a los fabricantes de
fertilizantes urbanos, ya que los costos de producción fueron en
aumento mientras se vendía, los precios cayeron, y la
administración, que tenía que garantizar la higiene pública pero
obtenía cada vez menos beneficios de las excretas urbanas. A
partir de la década de 1860, la reforma del vaciado del pozo
negro estaba en la agenda. Aun así, la valorización de los
desechos siguió siendo primordial.
3.3 Drenaje principal y propagación agrícola
Los problemas planteados por la eliminación en el Sena y los
de los métodos tradicionales de vaciado de pozos negros
llevaron a los ingenieros parisienses a observar la higiene
urbana desde un ángulo diferente. Ya en la década de 1860, dos
de ellos, Adolphe-Auguste Mille y Alfred Durand-Claye, se
convencieron de la necesidad del drenaje de la red eléctrica, es
decir, de la evacuación a través de las alcantarillas de las aguas
de los retretes y las aguas residuales domésticas. Pero estaban
tan convencidos del valor de las excretas urbanas y de la
necesidad de su uso agrícola. Para ellos, el proyecto de drenaje
de red no podría estar completo a menos que fuera acompañado
por la dispersión de aguas residuales en las granjas de aguas
residuales, una técnica que ya se había probado en Europa
durante unos treinta años (Mille y Durand-Claye, 1869). La
combinación del drenaje de la red y el riego agrícola les
permitiría garantizar la higiene urbana al eliminar el transporte
de barriles a pozos negros vacíos, alentar la conexión de las
viviendas al suministro de agua, lo que facilitaría la higiene
interior y limitaría la contaminación del Sena y peligros para la
navegación, todo esto apoyando la producción agrícola y, por
último pero no menos importante, obteniendo algunos ingresos
de las excretas en forma líquida, cuyo valor fertilizante se
estimó en 0.125 FF / m3, dado su contenido en nitrógeno,
fósforo y potasio (Freycinet) , 1870).
El objetivo final de limpiar la ciudad estaba
claramente establecido, y fue resumido por el ingeniero Charles
de Freycinet: se trataba de garantizar la circulación continua del
agua y la materia que transportaba, y esto en tres fases: el
suministro de agua pura. Agua, tubería subterránea o drenaje,
purificación. De hecho: "La tercera fase de la circulación
continua, es [. . .] la purificación de las aguas residuales, es
decir, la devolución a la tierra de los principales componentes
fertilizantes que contiene, y el retorno a los ríos de líquidos
libres de sus elementos corruptores. Hoy, nadie cuestiona la
necesidad de esta purificación. Dos razones imperiosas lo
respaldan: la higiene y la importancia agrícola "(Freycinet,
1870).
 Los primeros experimentos comenzaron a finales de la
década de 1860 y Belgrand se unió a esta solución en 1870, que
pronto sería seguida por la administración parisina. Aun así, el
proyecto tenía muchos oponentes, entre los cuales había
médicos, fabricantes de fertilizantes, propietarios de edificios y
comunas afectadas por las granjas de aguas negras (Jacquemet,
1979). Su implementación se retrasó, la conexión de las
viviendas a la red de alcantarillado fue opcional después de
1885, obligatoria en 1897; el porcentaje de edificios conectados
pasó del 32% en 1900 al 68% en 1914 (Annuaire, 1900, 1914);
mientras que los sitios de aguas residuales se multiplicaron río
abajo desde París (Gennevilliers fue el primero, luego en 1895
Ach`eres, luego Carri`ères-Triel y M'ery-Pierrelaye en 1898,
Fig. 4); alcanzaron un máximo de 5100 ha a principios del siglo
XX, con una proporción legal de riego de 40 000 m3 / ha / año,
seis veces la precipitación de París (Vincey, 1910).
Fig. 5. Caudal de las alcantarillas, capacidad de tratamiento, agua
tratada, París conurbación, 1880-1988. En rojo: instalaciones
principales de tratamiento. Sf:
El ciclo hidrológico urbano se modificó así
profundamente: las alcantarillas permitieron gradualmente la
recolección de la mayoría del agua de lluvia y el suministro de
agua en detrimento de la infiltración (sobre todo porque los
caminos sellados con alquitrán se volvieron más comunes) y la
evapotranspiración. La última fase del ciclo hidrológico se
modificó como si se tratara de las granjas de aguas residuales.
Además, las excelentes ventajas agrícolas y económicas del
método se hicieron evidentes. "La cantidad de productos
siempre es considerable, a veces prodigiosa. El mismo terreno
rinde fácilmente dos cosechas, el mismo prado cuatro o cinco
cosechas de heno en nuestros climas. "La" excelencia "de la
calidad de los productos" está atestiguada no solo por la
facilidad con que se venden en los mercados y por los precios
lo ordenan, pero más aún por los resultados obtenidos en las
competiciones y ferias "(Bechmann, 1899). La producción fue
abundante. Considerando la remolacha forrajera solo, los
rendimientos publicados para la década de 1880 fueron
impresionantes: 1050 q / ha, mientras que en 1885 el
rendimiento para todo el departamento del Sena -el mejor en
Francia- fue de 619 q / ha, 248 q / ha para toda Francia (
Statistique, 1886). Aunque las áreas en cuestión eran
difícilmente comparables, nos ayudan a entender el tono del
encantamiento general. . . "Toda la población debe su bienestar
a esta meticulosa metamorfosis". (Baudrillart, 1888)
Durante un breve período -hasta la I Guerra Mundial-
, la capacidad de tratamiento limitaba con la del caudal de las
alcantarillas parisinas (Fig. 5) y tanto ingenieros como
agrónomos podrían deleitarse con la efectividad del cultivo de
aguas residuales. El análisis en retrospectiva muestra que el
40% del nitrógeno dietético (alimentos para humanos y
animales) que llegó a París en 1913 regresó a la agricultura, el
doble de la cifra de un siglo antes. Las granjas de alcantarillado
representaron casi la mitad de esta transferencia de nutrientes
(Tabla 1). Para el año 1906, se ha elaborado un balance más
preciso del efecto de la difusión sobre la base de los datos
proporcionados por el agrónomo Paul Vincey (1910).
Tabla 1. Principales características del balance
dietético de Nitrógeno, París, 1817, 1869, 1913, 1931 (Barles,
2007).
* This concerns only the dietary Nitrogen. The total
amount of Nitrogen in wastewaters is more important.
ese año las alcantarillas parisinas transportaron 7100 toneladas
de nitrógeno; de los cuales 5200 tN fueron a riego agrícola
(73%) y 1900 tN regresaron directamente al Sena. El nitrógeno
de las granjas de alcantarillado se recuperó parcialmente en los
desagües, y otras 2300 tN volvieron al Sena de esta manera. En
total, el río recibió 4200 tN (60% del total de las alcantarillas).
Finalmente, los campos "conservaron" 2900 tN, o 40% del
total, parte de lo cual fue consumido por el crecimiento de la
planta. El papel de la difusión fue triple: primero, se aseguró de
que una parte no despreciable del nitrógeno transportado por las
alcantarillas no entrara en el río; en segundo lugar, permitió que
las emisiones en el río se extendieran a una distancia
considerable (el efecto sobre la calidad del agua de las 4200 tN
finalmente rechazadas probablemente habría sido muy
diferente si hubiera dependido únicamente de las descargas de
alcantarillado en Clichy y Saint-Denis). , Que están muy cerca
uno del otro); tercero, el nitrógeno descargado en Clichy y
Saint-Denis era principalmente en forma amoniacal, mientras
que las alcantarillas transportaban nitratos en su mayor parte,
por lo que una vez más, se modificó el impacto en la calidad del
ambiente acuático. Estos resultados tentativos deben
correlacionarse con los de estudios de crónicas sobre la calidad
del agua del río (Cun y Vilagines, 1997) para permitir el análisis
preciso de la respuesta ambiental.
Sin embargo, este período tuvo un cambio significativo:
mientras que la ciudad de París esperaba obtener considerables
ganancias de la agricultura de alcantarillado, o al menos cubrir
los gastos, tuvo que admitir que la solución era costosa. Es
cierto que los productos eran abundantes, pero fueron los
agricultores los que se beneficiaron a pesar de que
contribuyeron poco o nada a los costos de riego, que resultaron
ser muy altos. Ya en 1900, los ingresos de las granjas de
alcantarillado y la venta de hortalizas cultivadas en jardines
modelo en Gennevilliers y Achéres ascendían a apenas 130 421
FF, mientras que los costos de funcionamiento eran de solo 1
875 000 FF (Martin, 1902). No se podía negar la importancia
agrícola y sanitaria de la difusión, pero ya no iba acompañada
de interés económico (figura 3b).
4. 1920s-1970s: el nacimiento de las aguas residuales
Independientemente de los buenos resultados de la propagación
agrícola, ya pesar de la intención confesada de la
administración parisina de continuar valorizando las excretas,
el período posterior a la Primera Guerra Mundial vio un
cuestionamiento exhaustivo de estos dos principios.
4.1 Los límites del cultivo de aguas residuales
Las granjas de aguas residuales pronto mostraron sus límites.
Además de la incompatibilidad básica entre la demanda
estacional de riego y la producción continua de aguas
residuales, no había suficiente tierra disponible, tanto más
después de la Primera Guerra Mundial. El consumo de agua
aumentó a 400 l / día / por día en 1924, luego osciló entre 400
y 500 l / cap / día hasta la década de 1960 (Fig. 6), en fase con
el crecimiento de la población y el número de hogares
conectados a la red de suministro. Al mismo tiempo, se
conectaron más hogares a la red de alcantarillado: 88% en 1931
(Annuaire, 1931). Huelga decir que el caudal de las alcantarillas
también aumentó, superando la capacidad de tratamiento (Fig.
5). La búsqueda de nuevos sitios para el alcantarillado agrícola
se hizo aún más difícil a medida que el desarrollo urbano se
extendió a territorios más alejados del centro de la ciudad.
Además, hasta la Primera Guerra Mundial, la Ciudad de París
se había contentado con implementar proyectos de
abastecimiento de agua y drenaje que ignoraban las áreas
suburbanas, a pesar de su rápido crecimiento. Hubo 1,5
millones de habitantes de los suburbios en 1921, 2 millones en
1931, frente a 2,9 millones de habitantes en París intramuros,
cifra que se mantuvo bastante constante entre ambas fechas
(figura 1). El consumo de agua en los suburbios se mantuvo por
debajo de los intramuros (94 l / cap / día en 1900, 150 l / cap /
día en 1921, 200 l / cap / día en 1933, Fig. 6), pero las
consecuencias para el Sena no fueron insignificantes: la
cantidad de agua de río extraída aumentó, al igual que la
descarga de aguas residuales sin procesar. Además de este
consumo general, la demanda industrial también estaba en
aumento. Estos problemas habían sido señalados a los
comienzos del siglo XX: "Durante el verano de 1900 en
particular, se formularon quejas urgentes sobre la infección
persistente del río" (Vincey, 1910). En 1905, el caudal de las
alcantarillas parisinas representaba el 78% del total de toda el
área urbanizada, pero el 72% de estas aguas residuales se
procesaba en las granjas de alcantarillado, tanto que la descarga
directa desde los suburbios era igual a la de París (Vincey,
1910).
En vista de esto, se hizo cada vez más difícil actuar como si los
suburbios no existieran. A partir de 1911, el consejo general del
departamento del Sena insistió en la necesidad de un programa
de limpieza, debido al agotamiento y deterioro de los recursos
naturales, un asunto delicado después de la sequía de ese mismo
año, durante el cual el Sena literalmente dejó de fluir (
Sentenac, 1928).
Sin embargo, no fue hasta el período de entreguerras cuando se
tomaron en consideración estas nuevas condiciones. Mientras
tanto, en la década de 1920, la situación había empeorado:
mientras que el caudal del Sena era de apenas 35m3 / s, el agua
extraída del río alcanzaba los 28m3 / s (sin contar las cantidades
extraídas por las centrales eléctricas), tanto por lo que el Estado
se vio obligado a rechazar una demanda de la ciudad de París
para un aumento en las cantidades extraídas. En otros lugares,
la calidad del agua se deterioró: el aumento del consumo
significó un aumento correspondiente de las aguas residuales,
tanto urbanas como industriales, y dado el lento caudal del río
debido a este mismo aumento, las aguas residuales de las
desembocaduras no se diluyeron. Simultáneamente, las aguas
residuales de las centrales eléctricas causaron un aumento
alarmante en la temperatura del agua (Sentenac, 1928; Gilbert,
1958).
4.2 Soluciones a gran escala
Los primeros proyectos correctivos desarrollados por las
autoridades parisinas reflejan la continuidad en los puntos de
vista de los ingenieros de la ciudad, para quienes el recurso
natural se considera ilimitado y las necesidades del capital
como prioridad. Como no había más fuentes para explotar (la
última desviación se realizó en 1926), el agua se debía llevar
más lejos, en otra cuenca, por lo tanto, proyectos en los años
1920 y 1930 para extraer agua del lago Lemán o del valle del
Loira (Sentenac, 1928; Koch, 1949). Pero al mismo tiempo, un
miedo ancestral había resurgido: la inundación de 1910 había
revelado la vulnerabilidad de la capital. La construcción de
embalses río arriba, ya prevista cincuenta años antes, parecía
ser la solución para salvaguardar la ciudad. Pero la capacidad
de retención requerida exigía enormes inversiones; por lo tanto,
el proyecto se reorientó y las primeras presas que entraron en
servicio en la década de 1930 fueron diseñadas esencialmente
para mantener un nivel bajo de agua que garantizaría tanto la
navegación como la extracción de agua en verano, ya que el
apoyo al caudal mínimo exigía una capacidad de retención
mucho menor que la de controlar el riesgo de inundación
(Gilbert, 1958).
Paralelamente, los servicios técnicos de la ciudad de París
buscaron otros sitios para el cultivo de aguas residuales, más
lejos, donde el riego agrícola podría ser independiente y la
presión inmobiliaria no existía. En la década de 1920,
desarrollaron planes para regar la región seca de Champagne,
que había sido devastada por las trincheras de la I Guerra
Mundial, para "re estimular la agricultura en terrenos
inadecuados para la agricultura, porque el suelo es demasiado
calcáreo y demasiado seco". En verano debido al agrietamiento.
"(V'edry, 1992) Bernard V'edry informa que se estudiaron dos
proyectos variantes, ambos basados en la construcción de un
acueducto de 140 km de largo, uno al norte de Reims, donde se
instalaron 38 000 ha de regadío, el otro al sur del Marne, que
ofrecía 28 000 ha. El problema de eliminar y procesar las aguas
residuales se resolvería de una vez por todas, y una vez más en
beneficio de la agricultura.
Fig. 6. Producción y consumo de agua, París y suburbios (otros
Municipios del departamento del Sena), 1900-1962 (adaptado
de Barles, 2002b).
Pero las alcantarillas de París nunca regaron la región de
Champagne. Los costos eran probablemente demasiado altos,
mientras que los fertilizantes sintéticos se volvían más
competitivos, debido a las dificultades encontradas para
explotar las granjas de aguas residuales que ya estaban en
funcionamiento y al hecho de que la ciencia agronómica había
demostrado que las aguas residuales no constituían fertilizantes
superiores. Se cree que es debido a las proporciones
inadecuadas de sus nutrientes (Koch, 1937). Los mismos
objetivos de la purificación cambiaron y se volvieron mucho
más estrechos: según Pierre Koch, jefe del sistema de
alcantarillado del departamento del Sena (1937), la cuestión
central era simplemente desintegrar la materia orgánica. Hubo
un interés creciente en los procesos biológicos de purificación,
que permitieron "el ajuste al funcionamiento de los mismos
agentes microbianos que aquellos que logran la purificación
natural, pero de tal manera que se produce la máxima cantidad
de desintegración de la materia orgánica dentro del más
pequeño espacio posible y en el lapso de tiempo más corto
"(Courmont et al., 1932).
En consecuencia, cuando se aprobó el plan de alcantarillado
general para el área urbanizada parisina en 1929, un proyecto
diseñado para satisfacer las necesidades hasta 1970, se adoptó
el tratamiento biológico de las aguas residuales (Olivesi, 1966).
Basado en una red de alcantarillas principales dispuestas en un
conjunto de ventiladores, las ramas que convergen en Ach`eres,
utilizaban el mismo principio que la red parisina, pero a una
escala mayor, e introducían el principio de tratamiento por
medio de activados lodo.
La planta de tratamiento de aguas residuales Ach`eres I, que
entró en servicio en 1942, tenía una capacidad de purificación
de 200 000 m3 / día. Las extensiones posteriores la convirtieron
durante mucho tiempo en la planta de tratamiento más grande
del mundo después de la de Chicago.
Pero a partir de la creación de la planta, los lodos plantearon un
problema. Incluso si, a partir de 1944, la fermentación produjo
gas metano, que, una vez comprimido, podría utilizarse para
manejar vehículos del gobierno (Koch, 1949), este mercado
perdió su interés al final de la guerra. Al mismo tiempo, la
estación experimental de Colombes, con una capacidad de
6000m3 / día, permitió "experimentar procesos modernos de
tratamiento de aguas residuales y realizar investigaciones sobre
la recuperación de subproductos derivados de las aguas
residuales" (Koch, 1949). . Se diseñó un jardín de prueba de 15
000 m2 en un intento de reciclar el gas, pero fue en vano: el
lodo siguió siendo un dolor de cabeza (Olivesi, 1973).
Sin embargo, no se abandonó el cultivo de aguas residuales,
incluso si las áreas de cultivo se redujeron año tras año. 4500
hectáreas en 1949, 4040 hectáreas en 1966, 2000 hectáreas en
1983 (V'eron, 1983): no pudo resistir la presión urbana e
industrial. Pero fue con pesar que los servicios técnicos de París
vieron disminuir esta actividad. En la década de 1950 y 60 hubo
todavía se habla de “grandes rendimientos”, la “frecuencia de
dos huerta cosechas al año”, y se observó que el cultivo de las
aguas residuales “contribuye, en gran medida, al
abastecimiento del mercado parisino y [que] desempeña el
papel de regulador de precios ". Se llamó la atención sobre su
contribución" particularmente valiosa "durante la guerra (Koch,
1949; Feuillade, 1966). Estos comentarios, que aparecieron en
números especiales que la revista Science et industrie (más
tarde rebautizada como Travaux) lo hicieron sobre los servicios
técnicos parisinos, no se volvieron a publicar en la edición de
1973: ¡ay!, incluso si la técnica no se abandonó realmente hasta
1999, ya estaba obsoleto.
4.3 El Sena: ¿río o desagüe?
4.3 El Sena: ¿río o desagüe? Paralelamente, se hizo evidente
una creciente discrepancia entre las intenciones relacionadas
con la higiene y la práctica real. Koch (1937) había insistido en
la doble necesidad de proteger tanto a los habitantes como a su
entorno natural, cuando tituló el segundo volumen de su curso:
La protección de los entornos naturales y el tratamiento de los
efluentes urbanos y cuando escribió: "en cuanto a la
purificación de las aguas residuales, basta con observar el
estado de los ríos grandes o medianos río abajo, o incluso en su
cruce de áreas edificadas que no los cuidan lo suficiente, para
persuadirse de su utilidad”. Los textos de Las regulaciones
estatales, sin embargo, fueron menos afirmativas. En sus
Instrucciones relativos a l'assainissement de villes en 1933, el
Conseil sup'erieur d'hygi`ne publique de Francia afirmó que
"solo podía dar su aprobación a los planes que cambiaban
rápidamente de la zona edificada a todas las aguas residuales".
, incluyendo las heces, erradicarlas y moverlas a un lugar donde
no puedan causar daño a nadie. "La técnica de Instrucción
relativa 'a l'assainissement des agglom'erations de 1949
(comúnmente conocida como la" circular de Caquot "),
mencionada" procesamiento mínimo, que se llevará a cabo
incluso en las circunstancias más favorables "(Ministère de la
Reconstruction et de l'Urbanisme, 1949), pero en el análisis
final no impuso nada. Las instrucciones técnicas publicadas el
año siguiente (12 de mayo de 1950) establecieron claramente el
objetivo sanitario, pero no aplicaron ninguna "obligación de
purificación total o parcial de las aguas residuales", de las
cuales, sin embargo, se recomienda simplemente que se busque
el mejor destino final. Ya sea descarga en el mar, en un lago, en
un estanque, en un curso de agua o en el suelo "(Loriferne,
1987). La ley sobre el agua de 19643 introdujo la noción de
compatibilidad entre los desechos y los usos del agua, pero No
fue hasta el 10 de junio de 1976, con la circular del Ministerio
de Salud relativa a la limpieza de las zonas urbanizadas y la
protección del medio ambiente natural que se tuvo en cuenta
este último. El período 1930-1970 está marcado así por el
constante estado de medidas de purificación "atrasadas". La
excreta humana, que había perdido todo valor económico y
agrícola, ya no representaba un tema de suficiente importancia
para justificar una política de voluntad fuerte. Incluso las
inquietudes de los higienistas que atendieron el tema
probablemente fueron atenuadas: el perfeccionamiento de los
procesos para garantizar la calidad del agua potable y su
generalización desviaron la atención de la mala calidad del
recurso. La conciencia ambiental, que vemos en Koch, aún no
estaba suficientemente extendida para apoyar el tratamiento de
aguas residuales. De esta forma, la capacidad de tratamiento en
el área edificada parisina fue durante mucho tiempo inferior a
las necesidades (Fig. 5), y el Sena vio que su calidad continuaba
disminuyendo. En 1931, es probable que el 36% del nitrógeno
dietético en París se evacuó directamente en el Sena, un
porcentaje tres veces mayor que el de 1913 (Tabla 1), a lo que
también deben agregarse las otras fuentes de nitrógeno, tanto
en París como en Francia. Sus suburbios. La baja tasa de
purificación en Ach`eres junto con el aumento en los
volúmenes a procesar solo sirvió para empeorar el estado del
río. Esta contaminación urbana se agregó al industrial, un
problema conocido pero no cuantificado en ese momento. La
excreción humana, que una vez había contribuido a la riqueza
de París, era de ahora en adelante una responsabilidad: "El
procesamiento de efluentes constituye una carga que las áreas
urbanizadas tienden a considerar como frustrantes, ya que no
obtienen ningún beneficio directo de ella". (Koch, 1937). En el
mejor de los casos, los desechos fueron tratados, en el peor de
los casos, fueron abandonados (Fig. 3c). El carácter inútil de las
aguas residuales allanó el camino para la invención de una
nueva expresión, eaux us'ees (aguas residuales), que fue
acuñado por el ingeniero Georges Bechmann en 1899 y ganó
vigencia en la década de 1930, al mismo tiempo que las
expresiones d' echets m'enagers (desechos domésticos) y
d'echets urbains (desechos urbanos) para excretas sólidas
(Barles, 2005a). Paralelamente, se hizo evidente una creciente
discrepancia entre las intenciones relacionadas con la higiene y
la práctica real. Koch (1937) había insistido en la doble
necesidad de proteger tanto a los habitantes como a su entorno
natural, cuando tituló el segundo volumen de su curso: La
protección de los entornos naturales y el tratamiento de los
efluentes urbanos y cuando escribió: "en cuanto a la
purificación de las aguas residuales, basta con observar el
estado de los ríos grandes o medianos río abajo, o incluso en su
cruce de áreas edificadas que no los cuidan lo suficiente, para
persuadirse de su utilidad”. Los textos de Las regulaciones
estatales, sin embargo, fueron menos afirmativas. En sus
Instrucciones relativos a l'assainissement de villes en 1933, el
Conseil sup'erieur d'hygi`ne publique de Francia afirmó que
"solo podía dar su aprobación a los planes que cambiaban
rápidamente de la zona edificada a todas las aguas residuales".
, incluidas las heces, erradicarlos y moverlos a un lugar donde
no puedan causar daño a nadie. "La técnica de Instrucción
relativa a 'assainisissement des agglom'erations de 1949
(comúnmente conocida como la" circular de Caquot "),
mencionó" procesamiento mínimo, a llevarse a cabo incluso en
las circunstancias más favorables "(Ministère de la
Reconstruction et de l'Urbanisme, 1949), pero en el análisis
final no impuso nada. Las instrucciones técnicas publicadas el
año siguiente (12 de mayo de 1950) establecieron claramente el
objetivo sanitario, pero no aplicaron ninguna "obligación de
purificación total o parcial de las aguas residuales", de las
cuales, sin embargo, se recomienda simplemente que se busque
el mejor destino final. Ya sea descarga en el mar, en un lago, en
un estanque, en un curso de agua o en el suelo "(Loriferne,
1987). La ley sobre el agua de 19643 introdujo la noción de
compatibilidad entre los desechos y los usos del agua, pero No
fue hasta el 10 de junio de 1976, con la circular del Ministerio
de Salud relativa a la limpieza de las zonas urbanizadas y la
protección del medio ambiente natural que se tuvo en cuenta
este último.
El período 1930-1970 está marcado así por el constante estado
de medidas de purificación "atrasadas".
La excreta humana, que había perdido todo valor económico y
agrícola, ya no representaba un tema de suficiente importancia
para justificar una política de voluntad fuerte. Incluso las
inquietudes de los higienistas que atendieron el tema
probablemente fueron atenuadas: el perfeccionamiento de los
procesos para garantizar la calidad del agua potable y su
generalización desviaron la atención de la mala calidad del
recurso. La conciencia ambiental, que vemos en Koch, aún no
estaba suficientemente extendida para apoyar el tratamiento de
aguas residuales. De esta forma, la capacidad de tratamiento en
el área edificada parisina fue durante mucho tiempo inferior a
las necesidades (Fig. 5), y el Sena vio que su calidad continuaba
disminuyendo. En 1931, es probable que el 36% del nitrógeno
dietético en París se evacuó directamente en el Sena, un
porcentaje tres veces mayor que el de 1913 (Tabla 1), a lo que
también deben agregarse las otras fuentes de nitrógeno, tanto
en París como en Francia. Sus suburbios. La baja tasa de
purificación en Ach`eres junto con el aumento en los
volúmenes a procesar solo sirvió para empeorar el estado del
río. Esta contaminación urbana se agregó al industrial, un
problema conocido pero no cuantificado en ese momento. La
excreción humana, que una vez había contribuido a la riqueza
de París, era de ahora en adelante una responsabilidad: "El
procesamiento de efluentes constituye una carga que las áreas
urbanizadas tienden a considerar como frustrantes, ya que no
obtienen ningún beneficio directo de ella". (Koch, 1937). En el
mejor de los casos, los desechos fueron tratados, en el peor de
los casos, fueron abandonados (Fig. 3c). El carácter inútil de las
aguas residuales allanó el camino para la invención de una
nueva expresión, eaux us'ees (aguas residuales), que fue
acuñado por el ingeniero Georges Bechmann en 1899 y ganó
vigencia en la década de 1930, al mismo tiempo que las
expresiones d' echets m'enagers (desechos domésticos) y
d'echets urbains (desechos urbanos) para excretas sólidas
(Barles, 2005a).
5. Conclusiones
"Las diversas aguas que la gente bebe en París son muy puras,
y como tales son más aptas para proporcionar una bebida
saludable. [. . . ] Entre estas aguas, la del río Sena es la más pura
y la más ligera de todas "(Parmentier, 1787). Esta cualidad, que
por supuesto exige un escrutinio más cercano, no ha
sobrevivido a la industrialización y la expansión urbana. Aun
así, hasta la década de 1920, las personas a cargo de eliminar
las aguas residuales urbanas y humanas no se contentaban con
simplemente evacuarlo a través del río. Como en otras ciudades
(ver por ejemplo: Tarr, 1975, Hamlin, 1980, Goddard, 1996, M
° arald, 2002), las excretas representaron una fuente de estiércol
y la explotación de este recurso se consideró vital para la
supervivencia de las poblaciones. Su procesamiento trajo
importantes beneficios a las muchas partes interesadas
involucradas en su manejo: contratistas de sumideros,
fabricantes de fertilizantes, Ciudad de París, agricultores, etc.
Pero incluso cuando los procesos tradicionales de manejo de
sumideros comenzaron a ser cuestionados, especialmente por el
agua doméstica generalizada a partir de la década de 1860, las
autoridades parisinas siguieron favoreciendo las técnicas de
eliminación de aguas residuales que beneficiaban a la
agricultura. Sus ingenieros abogaron por el uso de aguas
residuales para el riego, que parecía ser la respuesta adecuada a
los muchos problemas planteados por la eliminación de
excrementos humanos: la higiene de París y las personas que
viven cerca del Sena, la protección del tráfico fluvial, los
beneficios para el municipio, producción agrícola ... Este punto
de vista no estaba aislado, y las ventajas de las granjas de aguas
residuales se debatieron en Europa y América al mismo tiempo
(véase, por ejemplo, Melosi, 2000), pero parece que los
ingenieros y químicos franceses seguían convencidos de su
superioridad, ya que seguían convencidos de la utilidad de la
basura, más tiempo que sus contrapartes en otros países, un
hecho que requiere mayor investigación y revela la necesidad
de estudios comparativos.
A pesar de los resultados alentadores en términos de
rendimientos de cultivos comercializables, el cultivo de aguas
residuales resultó ser demasiado costoso, además de exigir
extensas superficies; no podría competir con la expansión de
los suburbios parisinos ni con la revolución de los fertilizantes
fósiles y químicos. A principios del siglo XX, los desechos
producidos en las áreas suburbanas también se convirtieron en
una fuente de preocupación; en la década de 1920, el estado del
Sena llevó a la elaboración de un nuevo protocolo de
eliminación, que si bien no abandonó directamente el cultivo de
aguas residuales, se basó esencialmente en el tratamiento
biológico de las aguas residuales en las plantas de
procesamiento. Pero a partir del momento en que el papel de la
higiene pública se redujo a la eliminación, ya que esta actividad
generaba costos para la administración y no ganancias, los
proyectos implementados para la purificación de lo que se
conoció como aguas residuales estaban constantemente
atrasados. Esta discrepancia, junto con la expansión del área
urbanizada parisina, condujo al deterioro a largo plazo del río
por los desechos urbanos. No fue hasta la ley de 1964 sobre el
agua, con el establecimiento de estaciones de monitoreo en la
cuenca y la aplicación del principio de que quien contamina
paga, cuando la situación comenzó a estabilizarse: en la década
de 1970, la capacidad de tratamiento estaba al nivel de los
volúmenes que debían procesada.
Las aguas residuales de las áreas urbanas no fueron la única
fuente de contaminación del Sena (la palabra ganó vigencia en
Francia en la década de 1870), y no deberíamos concluir de este
estudio que el río permaneció en gran parte libre de
contaminación hasta el siglo XX. Los desechos industriales
tuvieron un impacto establecido en la calidad del agua ya en la
década de 1840, y continuaron aumentando durante todo el
período de referencia, transmitidos por la contaminación de las
actividades agrícolas que de ninguna manera era insignificante
(Billen et al., 2007). La imagen que hemos dibujado muestra,
no obstante, que el impacto urbano debe ponerse en
perspectiva. Si queremos comprender la evolución de los
sistemas fluviales y las interacciones entre la sociedad y la
naturaleza, debemos tener en cuenta el papel de la historia local
y el de la historia de la tecnología, y en general la historia del
medio ambiente. Al razonar a los extremos, podríamos decir
que el estado del Sena es, en general, el resultado del valor
asociado a la orina y los excrementos humanos, un valor que no
siempre ha sido negativo, como es el caso hoy en día. Cuando
todo está dicho y hecho, el enfoque interdisciplinario y su
pertinencia con respecto a los problemas de hoy son necesarios
si queremos comprender las cuestiones en juego en la higiene
urbana, así como las planteadas por la Directiva Marco del
Agua de la Unión Europea de 2000, que otras contribuciones en
este volumen se refieren a.