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"El genio de la montaña"

Un chat con...
7 Oct 2012 - 9:54 PM
Daniela Franco García
El expresidente augura que el proceso de paz será exitoso, señala que ve en las
Farc “cierta fatiga” y que sus principios están hoy deslegitimados.

Belisario Betancur recuerda que siempre sintió cercanía con España, desde que leyó ‘El Quijote’, que lo
estimuló a recorrer los caminos de La Mancha. / Diana Sánchez
Desde su cargo en la Fundación Carolina, que entrega becas a colombianos
en España, usted señaló que en el país hay en ocasiones una educación no
ética. ¿A qué se refería con eso?
Toda mi vida me he dedicado a la educación porque sé qué hace con una
persona; yo soy muestra de eso. Soy hijo de un arriero y recuerdo que a los
cuatro años ya sabía leer y escribir, gracias a los amigos de mi papá que me
enseñaban en los descansos a la luz de una vela de cebo. Por ello me anticipé a
los demás niños, aunque creo que también me hicieron daño: me convertí en el
genio de la montaña y eso tampoco era bueno.

Suelo decir en unas memorias que escribí que tuve la fortuna de nacer sin
fortuna, por lo que desde niño soy el director de mi propia orquesta. Siempre
pensé que tenía que educarme, no porque nadie me lo insistiera. De ahí que
hablara de educación ética, que significa esa convicción, ese patrón al que yo
llamo ética de la educación. Un poco de eso es lo que busca inculcar la
Fundación Carolina.

¿No es un momento difícil para hablar de becas en España cuando este país
atraviesa una crisis económica?
Sí, bastante, y por eso protesto, porque también tiene que haber un capítulo de
comprensión de que ellos están en un momento difícil; los flujos de empleos
ahora vienen de España hacia América Latina. La fundación ha padecido la
crisis. Por ejemplo, tuvimos que prescindir de las oficinas y alojarnos en la
Embajada de España. Es triste, pero hay que mantener la bandera en alto
mientras vemos cómo superar la crisis.

¿De dónde viene su cercanía con España?


Desde el Quijote. Cuando era niño se acabó la arriería y nos bajamos para el
pueblo. En ese momento llegaron unos pequeños libros con dibujos y yo me
devoré esos textos. Uno de esos era El Quijote. Desde ahí empezó todo, tanto que
he hecho la ruta del Quijote por los caminos de La Mancha unas cuantas veces.
Ya me lo sé de memoria.

Un caso de un becario que lo haya conmovido.


Hay muchos que me sorprenden, sobre todo por su inteligencia, porque el
proceso de selección es muy riguroso. Siempre cultivé ese sentido ético de la
educación como una conducta, y lo aplaudo. Recuerdo que mi hermano una vez
perdió un semestre de la universidad y le dije: “Cuenta de uno a diez”. Él me
respondió que eso era una bobada, pero lo hizo, y cuando terminó le dije que
había otra forma de contar: “1,1,1,1,1,1,1,1,1,10”. Me dijo: “¿Y eso?”. Le
respondí: “Nosotros, que somos muy pobres, no tenemos derecho a ser el dos,
siempre el uno, con disciplina. Lo único que yo te pido aquí es estudiar”.

¿Un recuerdo memorable junto a Carlos Fuentes?


Muchos, fuimos muy amigos. Hace unos años, a poco de Nochebuena, me llamó
de Londres y me preguntó si era posible que él y su señora vinieran a pasarla en
Colombia, pero sin que nadie supiera. Lo incorporamos a nuestras fiestas
familiares, charlamos y escuchamos música colombiana, la pasamos muy bien y
sólo visitó a las cuatro o cinco personas que quería ver.

Cuando murió Fuentes, usted citó a José Saramago: “Cuando yo me muera


por ahí en 120 años mi epitafio dirá: Aquí yace, (coma), indignado (coma),
Saramago (punto)”. Si usted escribiera su epitafio, ¿qué diría?
Yo me copiaría de Saramago. Bellísimo, ¿no?

¿Volvería a ser presidente hoy?


No, porque descubrí que después de ser presidente hay vida. Cuando terminé mi
gobierno dije que me dedicaría a la no política, pensé que no lo iba a lograr pero
cumplí.
¿Qué opina de la iniciativa de paz del gobierno Santos con las Farc?
Estoy encantado, veo además que están tomando todas las precauciones del caso
para que no se repitan los errores del pasado. Veo en las Farc una fatiga, cierto
cansancio. Por otra parte, creo que los idealismos que en un principio pudieron
justificar la misión subversiva, en mi juicio ya desaparecieron, están
deslegitimados y ya se les dio respuesta a las preguntas que le llegaban a los
gobiernos.

¿Qué le parece la idea de negociar en medio del conflicto?


Es que tiene que ser así. Los que negocian son los combatientes, si ya han dejado
las armas, ¿qué van a negociar?

¿Qué recomendación daría para que el proceso tenga éxito?


No, recomendaciones no daré, pero pienso que el proceso va a ser exitoso, por la
manera en que el Gobierno está enrutando su capacidad de negociación.

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