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La Psicoterapia Holokinética y la no Holokinética

La psicoterapia se define de varias formas. En términos generales se


le llama psicoterapia al tratamiento de desórdenes mentales por
medios verbales e intelectuales tales como, sugerir, analizar, y
persuadir. Otra definición la describe como un proceso de
comunicación entre una persona que necesita generar cambios en su
conducta, actitudes, pensamientos o afectos y un psicoterapeuta
experto en procesos mentales. La cura a través de la palabra es otra
acepción.

La psicoterapia normalmente implica técnicas, métodos, estrategias,


pasos, tareas, etc. En el peor de los casos algunas psicoterapias
implican actos irracionales, supersticiosos y hasta peligrosos.
Para muchas personas la palabra psicoterapia alude a una persona
que se recuesta o se sienta y empieza a hablar de sus problemas, y
no es raro escuchar a algunas personas que hablan del psicoanálisis
como sinónimo de psicoterapia, como si ésta fuera la única forma de
psicoterapia posible.

Esta ignorancia generalizada respecto a la psicoterapia es


comprensible cuando se toma en cuenta lo vago y ambiguo que puede
ser la psicoterapia en la escena de la salud mental debido a su forma
fragmentaria de trabajar. No hay un concepto claro, no hay una idea
clara de qué es ni para qué sirve la psicoterapia. Además de ser mal
entendida, la psicoterapia está muy devaluada.

La verdad es que el término abarca una infinidad de escuelas y


corrientes psicoterapéuticas. Generalmente se agrupan o clasifican
dentro de cinco escuelas principales: psicoanálisis, cognitivo-
conductual, sistémico, humanista-transpersonal e integrativo o
ecléctico. Pero, ¿cuántas psicoterapias hay en realidad? Una consulta
en internet en la Asociación Europea para la Psicoterapia (EAP) arroja
un total de 32 corrientes o enfoques psicoterapéuticos. Esto sin contar
que las terapias también se pueden clasificar como individuales, de
pareja, familiares, grupales, etc.

Más allá de ésta situación podríamos decir que en realidad existen


cientos de psicoterapias, ya que, si bien, hay un entrenamiento
ortodoxo en los diversos enfoques en las escuelas y universidades, en
la práctica cotidiana nos encontramos con una amalgama de técnicas
y estrategias que utilizan los atareados terapeutas que distan mucho
del entrenamiento y del enfoque bajo el cual supuestamente trabajan.
Cada psicoterapeuta toma y utiliza la técnica que le agrada, que le va
bien, la que tiene tiempo de realizar, la que le ha funcionado a pesar
de no pertenecer al cuerpo de conocimientos de su enfoque.

Esta forma ecléctica de trabajar se supone toma lo útil o lo mejor de


cada corriente, pero la realidad es que carece de bases científicas, de
coherencia, de seriedad y hasta de sentido común. Esto quiere decir
que cada psicoterapeuta es un enfoque, una escuela, y que hay tantos
enfoques psicoterapéuticos como hay psicoterapeutas.

Lo que se supone hay en común entre todos estos enfoques es que el


trabajo psicoterapéutico siempre apunta a ayudar al paciente a
resolver un problema y esta ayuda en última instancia se traduce en
una mejora en la calidad de vida del paciente o cliente.

Entonces habría que definir lo que es calidad de vida y


específicamente qué significa mejorar la calidad de vida del paciente.
En una sociedad en franco colapso el mejorar la calidad de vida sólo
puede significar que debemos ayudar al paciente a que se adapte y
que se sienta cómodo con el estilo de vida imperante, que nos
compele a buscar el poder, el prestigio, el placer, y a asegurar el
futuro. El paciente adaptado entonces es aquel que no mata, ni
termina en la cárcel o en el hospital mental, pero que vive en la miseria
psicológica del ámbito “C” y no conoce nada más. Adaptado a la
sociedad, ocupado en la obtención de bienes y en el escape del
entretenimiento. A esto ayudan las psicoterapias no Holokinéticas.

Lo que nos puede dar un entendimiento claro de cómo trabajan éstos


enfoques y cómo lo hace la Psicoterapia Holokinética (PH) es el
paradigma que los sostiene. Por paradigma entendemos los conjuntos
de teorías y modelos que organizan de forma simbólica los fenómenos
que se observan. Los paradigmas son marcos de referencia y son la
base para la interpretación y la validación de la información que se
obtiene.
La característica principal del paradigma fragmentario es que este
modelo se autovalida. ¿Cómo funciona esta autovalidación? Es
simple, el paradigma psicoanalista por ejemplo, da énfasis a las
fuerzas intrapsíquicas, mientras que el conductismo insiste en el papel
del reforzamiento y los estímulos. La persona que trabaja con el
psicoanálisis busca la libido sexual como explicación de un evento y lo
encuentra y el conductista busca los reforzadores ambientales y
también los encuentra. Estos paradigmas buscan identificar lo que ya
se sabe de antemano, y al encontrar eso que se busca se concluye
que el modelo psicoanalítico, o conductista, o humanista son
correctos, porque podemos comprobar en la práctica que sus
premisas son ciertas.

Este paradigma fragmentario se fosiliza, se convierte en creencia y de


ahí en “hecho”. Este hecho se vuelve un filtro conceptual que
determina lo que observamos. Lo que se me ha dicho que debo
buscar es lo que encuentro y normalmente voy a encontrar lo que ya
conozco. Sin importar las grandes diferencias y discrepancias de las
32 corrientes psicoterapéuticas, todas ellas pueden ser agrupadas
bajo un paradigma fragmentario y dominante.

Actualmente en todos los ámbitos de la ciencia y en la vida cotidiana


sufrimos de una fijación paradigmática que nos impide darnos cuenta
de que hay una forma distinta de percibir y que consecuentemente nos
condena a seguir repitiendo los conflictos y las soluciones
fragmentarias de siempre.

El paradigma dominante excluye de forma automática al paradigma


holokinético ya que no encaja dentro de su descripción de la realidad y
no tiene lugar para la Percepción Unitaria, ya que no puede explicar
qué sucede en la observación en PU, la observación en la que el
observador es lo observado y para intentar describirla
irremediablemente se compara con lo ya conocido y se recurre a
palabras como técnica, práctica, meditación o simplemente inventa
conceptos como el “yo observante” el “yo superior” o el “Atman”. Hay
que ver que es la seguridad del modelo paradigmático dominante la
que hace difícil que vayamos más allá de lo conocido.
Ya lo ha dicho Thomas Kuhn, es muy difícil introducir un nuevo
paradigma ya que el dominante va a echar por tierra todos los
supuestos de un nuevo paradigma al no poder ser validados.

El lenguaje de cada paradigma configura la estructura de la realidad y


es gracias al lenguaje que los paradigmas se socializan y se
perpetúan. El lenguaje del paradigma dominante que crea
psicoterapias fragmentarias ha sido descrito por RFG como: hipnótico,
temporal, egocéntrico e incoherente.

En el paradigma no holokinético vemos que hay un lenguaje que nos


habla de conceptos e ideas no científicos ya que no son verificables
más que por los que los proponen y sus seguidores o personalidades
afines a ese tipo de enfoque terapéutico. Se maneja un lenguaje que
nos invita a creer en algo y, luego que lo “descubrimos”, a afirmar que
es cierto y que es una forma de mejora y de trascendencia. El lenguaje
nos invita a crear la realidad con el pensamiento, a estar bien, a
mejorarnos, a estar “relajados” y a ser “felices y exitosos”.

En el paradigma dominante se trabaja en el tiempo, y esto es evidente


al introducir la técnica. La técnica y el método son la base de todo
trabajo psicoterapéutico y ellos implican que hay un procedimiento y
un camino a seguir para desarrollar destreza, habilidad, la capacidad,
el poder o incluso el intelecto para lograr el cambio, el desarrollo o la
mejora. En PH sabemos que no hay desarrollo psicológico, sabemos
que la transformación ocurre o no ocurre, y que el tiempo es
irrelevante en PU.

El paradigma dominante trabaja con el yo, con psicologías y


psicoterapias del yo. En estas psicologías se busca sanar al yo,
integrar al yo, trascender al yo, conocer al yo superior e incluso borrar
al yo. En PH sabemos que el yo es una construcción del pensamiento
y que el yo no mejora, ya que es por naturaleza limitado. Este lenguaje
egocéntrico nos habla de conceptos como “el sí mismo” “el yo real” “el
yo trascendente” y muchos otros conceptos prestados de corrientes
orientales. En PH no se trabaja con el pensamiento, no se moldea, no
se domina, ni se controla. No hay esfuerzo. En PH se percibe el
pensamiento en PU. En PH nos damos cuenta de que no podemos
solucionar los problemas del pensamiento con más pensamiento, y
que es un círculo sin salida el analizar los pensamientos con un
pensamiento escrutador. No se puede solucionar el conflicto con más
conflicto.

En las psicoterapias fragmentarias queremos encontrar en el pasado


el momento crucial y definitorio en el que comenzó el problema.
Deseamos saber cuál fue ése momento, porque asumimos que si
sabemos cuándo y cómo inició el conflicto, entonces nos liberaremos
de él. Pero en realidad el conflicto comienza cuando el observador se
separa de lo observado. El conflicto surge cuando no vivimos en
Percepción Unitaria.

También es fácil observar la influencia del tiempo y el esfuerzo cuando


descubrimos que los enfoques fragmentarios definen a la psicoterapia
como un proceso. Esta palabra es también usada por el paciente para
definir su situación de cambio y mejora, ya que está “en proceso” el
cambio y la cura. La palabra proceso nos habla de cambio a través del
tiempo, como el proceso evolutivo en biología. El lenguaje temporal
siempre se hace presente en los enfoques psicoterapéuticos no
holokinéticos. Las personas utilizan la palabra proceso para hacer
notar que el cambio se está dando en el tiempo, y que si aún no
cambian o llegan al estado de salud deseado, pues dado que es un
proceso depende de una serie de variables que en determinado
momento influirán para poder ver esos resultados o cambios.

La psicoterapia es un proceso sólo en cuanto al tiempo necesario para


comunicar y profundizar en el hecho de la PU. Tiene un inicio- la
primera consulta- y un fin cuando terminan las sesiones acordadas en
el contrato. Sin embargo, debemos entender que no hay proceso
porque la Percepción Unitaria es La psicoterapia donde la
transformación en la observación sucede en el YA.

Además de los puntos anteriores que diferencian a la psicoterapia


Holokinética de la no Holokinética podemos mencionar que en la
psicoterapia Holokinética no se trabaja en base a la problemática
presentada por el paciente, es decir, que no vamos a aplicar una
técnica al paciente que está sufriendo debido a que no obtuvo el
trabajo que deseaba y a la paciente que no sabe qué hacer con la
tristeza debida al rompimiento con el novio.
La Percepción Unitaria es la psicoterapia, no la técnica que se
corresponde al problema.

En un diálogo con un amigo psicólogo que me cuestionaba sobre la


psicología Holokinética le preguntaba si él conocía alguna escuela o
enfoque psicoterapéutico que no manejara ninguna técnica, método,
pasos, o estrategia en su trabajo. La pregunta quedó sin respuesta.
Al trabajar en psicoterapia Holokinética corremos el riesgo de ser
considerados negligentes o irresponsables al no trabajar con el
pasado y la narrativa del paciente. Como si quisiéramos ignorar el tipo
específico de paciente y su problemática. El paciente muchas veces
paga para ser escuchado y al no indagar en esta narrativa el cliente
puede llegar a sentirse robado o estafado. Pero tenemos que ver
claramente que en PH no evadimos el conflicto con técnicas y
estrategias que son fuente de seguridad para el terapeuta. La
psicoterapia es la PU, en la cual no hay tortura psicológica.

La psicoterapia no Holokinética trabaja con los supuestos que su


marco paradigmático le marque y se dedicará a buscar los
mecanismos de defensa, los estímulos y reforzadores ambientales o
buscará el estado alterado de conciencia que libere y traiga la
iluminación al paciente, todo esto dependiendo del enfoque que se
maneje.

En PH tenemos que observar cuidadosamente si estamos tratando de


validar supuestos y encontrar los conceptos como el proceso META y
el conflicto horizontal, o si estamos en Psicoterapia en Percepción
Unitaria observando el conflicto. Hay que tener cuidado, ya que si nos
dedicamos a validar supuestos entonces no hay psicoterapia
Holokinética, simplemente habría un proceso que maneja una técnica
llamada Percepción Unitaria. En PH no nos dedicamos a buscar y
autovalidar sino que el acto fundamental terapéutico es la Percepción
Unitaria.

No hay necesidad de autovalidar al Paradigma Holokinético ya que los


fundamentos de esta Psicología están basados en la ciencia, en la
neurología, en la medicina y en la física. Podemos hablar de la
Psicología Holokinética con la autoridad que nos confiere el
experimento EPR. Así como también, podemos hablar de la
Percepción Unitaria al haber constatado lo que sucede cuando uno
percibe de esta forma, trabajando en psicoterapia de forma ética y
honesta en Percepción Unitaria. El Paradigma Holokinético nos ayuda
a comunicar este importante hecho, y nos ayuda a hacerlo de forma
científica.

La PH no se dedica a invalidar los enfoques psicoterapéuticos del


paradigma no holokinético, sin embargo, denuncia que sus alcances
son limitados al trabajar precisamente en un ámbito limitado: el ámbito
“C” de la mente descrito por RFG. Estos alcances los hemos visto
tanto los pacientes como los terapeutas que hemos trabajado con
enfoques no holokinéticos y se pueden resumir en tres características:
los beneficios o cambios se dan de forma superficial, temporal y
contradictoria.

Estos beneficios son superficiales porque buscan acomodar el


malestar psicológico o el conflicto a cierto marco de pensamiento en el
que la ansiedad disminuye. Hay cierto alivio después de desahogarse
o de acomodar cierto malestar gracias a una explicación de las
causas. Asumimos que el conocer las causas y su insight parcial traen
la liberación del conflicto. Sin embargo, la ansiedad se vuelve a
presentar al no ser observada y simplemente manipulada con
pensamiento. Recordemos que el proceso unitario META es cíclico.
Los beneficios son temporales porque están basados en el esfuerzo,
en la resolución del pensamiento que desea cambiar, que quiere
mejorar y desarrollarse. La incongruencia de la memoria rápidamente
echa por tierra esta mejora. A veces los cambios se dan mientras hay
una relación entre terapeuta y paciente o son de corta duración. En
otras ocasiones la mejora se da en un aspecto y el malestar se
traslada a otras áreas de la vida del paciente.

La psicoterapia no Holokinética es paradójica y contradictoria, ya que


busca la mejora en la calidad de vida del paciente, pero cuando el
paciente se llena de conceptos e ideas que una persona
supuestamente “exitosa” y “sana” sigue y no se pueden cumplir de
forma fiel estos lineamientos y códigos de conducta, se vive más
sufrimiento y ansiedad; sumando de forma paradójica, malestar al
conflicto.

Podemos decir que la psicoterapia no Holokinética ayuda a mejorar o


aliviar la condición que representa un problema o conflicto para el
paciente, en cambio en la PH podemos corroborar en PU qué sucede
con el conflicto. No hablamos de alivio ni mejora, estamos hablando de
la transformación en la observación, de la liberación del conflicto y por
ende la paz. Esta liberación ocurre aquí, ya mismo o no ocurre y no
requiere de tiempo.

La práctica de la PH supone ciertos “riesgos” ante los ojos del


paradigma dominante. El más común es que se confunda la PU con
una técnica o método más y que no se comprenda que estamos
hablando del hecho más importante de la vida.

Otro riesgo que corremos lo psicoterapeutas holokinéticos es que


podría parecer que juzgamos los problemas del paciente como
intrascendentes al no abordarlos en el diálogo a través de técnicas
que buscan en el pasado y en el análisis o el remover emociones en
esos recuerdos. Al paciente que ha recorrido algunas oficinas de
psicoterapeutas le podría parecer que evitamos tratar los problemas
que el paciente presenta, lo cual parece ser poco profesional, un
abuso o hasta un robo.

Pero debe estar claro que en Psicoterapia Holokinética no juzgamos el


problema sino que lo percibimos en Percepción Unitaria. El problema
no se juzga, no se evita, no se plantea en palabras, no se analiza, no
se descompone en partes, no se imagina, no se visualiza, no se
replantea o re-conceptualiza. El problema se percibe junto con todo lo
perceptible al mismo tiempo. Al paciente que conoce enfoques
psicoterapéuticos que proponen una solución o alternativa y que al
probarse y agotarse como ineficaz se prueban otras posibles
soluciones o alternativas, le podría parecer que nosotros insistimos e
insistimos en una única solución. Podemos parecer carentes de
herramientas y técnicas psicoterapéuticas.

Hay un riesgo de que la psicoterapia Holokinética parezca martillo, es


decir, que todos los problemas sean vistos como clavos y que la única
solución es la psicoterapia Holokinética. Es un riesgo, por supuesto,
pero tenemos que constatar y vivir en Percepción Unitaria y entonces
ver qué es lo que sucede. La Percepción Unitaria es la solución que
propone la psicología Holokinética y su psicoterapia, no hay que
convencer ni vender, solo constatar lo que sucede.
No debemos olvidar que hay un porcentaje de la población que no se
beneficia de la psicoterapia Holokinética y en estos casos o en otros
que pueden estar fuera de nuestra competencia hay que ser
profesionales y éticos y derivarlos con el profesional indicado. RFG ha
descrito ya esta parte de la población que no se beneficia, pero
también ha sido enfático al decirnos que cerca del 96% de la población
sí se puede beneficiar de la PH.

Otro riesgo ante los ojos del paradigma dominante es que cuando la
psicoterapia Holokinética termina, el paciente asume que encontró la
cura, la sanación o la resolución del problema, y como la terapia ya
terminó pues la PU ya no es necesaria. Es importante recalcar que la
PU no se adquiere, ni es un bien que se obtiene de una vez y para
siempre. La Percepción Unitaria es para toda la vida. Lo cual quiere
decir que aunque el paciente ya no acuda a consulta, la invitación a
que viva de instante en instante en Percepción Unitaria hasta la
muerte, es parte fundamental de la Psicoterapia Holokinética.

El paradigma fragmentario (temporal) nos hace pensar en términos


muy específicos cuando hablamos del conflicto psicológico. El conflicto
es uno pero lo vemos como rabia o como tristeza o como miedo. Esta
forma fragmentaria de percibir nos puede hacer parecer fanáticos o de
perfil de tipo culto al hablar de la Percepción Unitaria como la única
solución al conflicto psicológico. La gente quiere una solución
específica, una guía, un método, un consejo ante una situación
específica. La Percepción Unitaria no proporciona guías o pasos ni da
consejos prácticos para la solución de los problemas.

La Psicoterapia Holokinética es investigación. Es la investigación que


se da en la observación. En PH se observa el conflicto y la solución
emerge, es decir, ni el terapeuta ni el paciente dan con la solución, no
la idean, no la conjuran, ni la deciden. La solución emerge y esta
solución tiene un nivel de profundidad que está más allá de las
paradojas e inevitables contradicciones que surgen cuando la
respuesta viene del ámbito “C”. Entonces hay que aclarar que la
solución no es equiparable a la toma de decisiones, cambios de
modelo de pensamiento, o cambios de conductas o hábitos presentes
en las psicoterapias no Holokinéticas.
Los enfoques del paradigma fragmentario adoran la memoria y buscar
las causas que supuestamente liberan. Esta adoración por la memoria
también se puede ver cuando el paciente busca a alguien maduro
porque probablemente ésta persona puede tener una mayor cantidad
de experiencias y entonces será capaz de darnos la orientación
adecuada. ¿Cómo puede una persona 20 años más joven que yo
ayudarme y decirme qué hacer con mi dolor?

En Psicoterapia Holokinética denunciamos todas aquellas corrientes o


enfoques que enfatizan el pasado y la memoria aislando al paciente
del contacto directo sin distorsión que sólo ocurre en Percepción
Unitaria. En PH comprobamos que la decisión, la resolución y los
intentos para resolver el conflicto provienen de la memoria, y que no
podemos resolver los problemas de la memoria con productos de la
memoria. Entonces la edad del psicoterapeuta holokinético no es
relevante; su ética y profesionalismo sí.

Hay una visión muy común respecto a la psicoterapia que nos indica
que a cada tipo de problema se corresponde un tipo de psicoterapia.
Es decir, el psicoanálisis sería mi mejor opción si tengo un fuerte
problema de dependencia de mi madre, si quiero bajar de peso o dejar
de fumar tal vez lo mejor sea que busque alguien que maneje un
enfoque cognitivo conductual. El enfoque sistémico me puede ayudar
si quiero introducir un cambio en la forma en que mi familia se
comunica y resolver problemas que nos aquejan. Si no sé cómo
superar la ira y la tristeza después de una separación, pues busco al
terapeuta Gestalt o humanista. Y si acaso quiero lograr estados
alterados que exploten al máximo mi potencial humano y me lleven a
la iluminación o al Atman pues un transpersonal sería lo indicado.

Esta visión de especialización en problemas específicos es otro


síntoma más de la fragmentación inherente al pensamiento humano.
Este pensamiento, supuestamente científico en psicología, fragmenta
la percepción y fragmenta el conflicto psicológico. Estas psicoterapias
fragmentarias trabajan con el identificar y rotular emociones o estados
mentales separando al observador de lo que es y reforzando el tiempo
y el viaje psicológico que implica ir desde aquí hasta allí, de lo que soy
a lo que quiero llegar a ser.
Pero cuando intentamos vivir en PU nos damos cuenta que el conflicto
psicológico es UNO solo. Ese conflicto se manifiesta de formas
diversas pero es uno solo: el conflicto del tiempo-memoria, la
separación del observador y lo observado.

Esto se comprende cuando nos damos cuenta de que vivimos en un


ámbito reducido y limitado de la mente y que es lo único que
conocemos. Nos damos cuenta de que vivimos aislados, en el tiempo,
en el pasado y en el futuro y que vivimos en “contacto” con lo que ya
no está, con lo que no es. Pero en PU vivimos encarnando en el
espacio, en contacto con lo que es y en ese contacto la inteligencia
depura nuestra mente del pasado y nos libera.

Si entendemos claramente los alcances de la psicoterapia Holokinética


nos podemos dar cuenta de que cuando la inteligencia de “B”
despierta y penetra profundamente en la vida, entonces la
dependencia desaparece, los hábitos nocivos se dejan sin esfuerzo, la
comunicación y la comunión verdaderas son en PU, y la rabia y la
tristeza son observadas en PU, entonces hay paz, y en verdad no hay
nada más trascendente que vivir con la muerte en el silencio sin futuro
de la PU.

Podemos afirmar entonces que la Psicoterapia Holokinética es la


Psicoterapia más radical y completa, porque va a la raíz del conflicto
psicológico humano y lo abarca en su totalidad.

Algunos títulos recomendables para iniciar el estudio de la


Psicología Holokinética:

-El Nuevo Paradigma en Psicología


-La Psicología del Siglo XXI
-La Percepción Unitaria
-Lo Profundo de la Mente
-La Completa Encarnación
-La Mente también es Percepción Unitaria

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