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EN LO PRINCIPAL: Reposición; EN EL PRIMER OTROSÍ: Observaciones a

la prueba; EN EL SEGUNDO OTROSÍ: Téngase presente

S. J. L. EN LO CIVIL DE RANCAGUA (2º)

JORGE TAGLE ORTIZ, Abogado, por los demandados en autos


ordinarios caratulados, “Banco Santander con Sociedad Agrícola”, Rol C-
17.958-2016, a SS. respetuosamente digo:

Por este acto vengo en promover recurso de reposición contra la


resolución de fecha 10 de abril del año en curso, en cuanto cito a oír
sentencia en estos autos.

Dicha resolución debe ser enmendada por cuanto el término


probatorio venció el día 28 de marzo del presente año y, según dispone el
artículo 430 del Código de Procedimiento Civil, las partes contábamos con
10 días para efectuar observaciones a la prueba, plazo que concluye el día
11 de abril. Es decir, un día después de que SS. citó a oír sentencia.

Por el motivo expuesto, la resolución recurrida debe ser enmendada y


en su lugar debe resolverse no ha lugar por ahora.

POR LO TANTO,

RUEGO A SS. se sirva acceder a lo solicitado y, de esta forma,


enmiende la resolución que cito a oír sentencia, por no haber transcurrido
aún el plazo estipulado en el artículo 430 del Código de Procedimiento Civil,
no dando lugar a la solicitud de citar a oír sentencia.
EN EL PRIMER OTROSÍ: Estando dentro del plazo establecido por el
artículo 430 del Código de Procedimiento Civil, vengo en efectuar las
siguientes observaciones a las pruebas acompañadas por la contraria:

1.- Durante el término probatorio del presente juicio, la demandante


acompañó tres documentos, a saber: (i) documento privado acompañado
por la demandante con fecha 04 de julio de 2016, consistente en el pagaré
Nº 420007764021; (ii) documento privado de fecha 28 de marzo de 2018,
denominado solicitud de crédito; (iii) documento privado, también de fecha
28 de marzo de 2018, denominado pago de impuesto de timbres y
estampillas.

2.- Dentro del correspondiente término legal, los tres documentos


descritos fueron objetados por falsedad, según lo dispuesto por el artículo
346 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil. En términos generales, se
argumentó que adolecían de falsedad ideológica, por cuanto los
instrumentos acompañados eran mendaces en sus declaraciones. No se
ajustaban al contenido real de la relación comercial que antaño existió
entre la demandante y mis representados. Pues jamás existieron relaciones
comerciales por los montos demandados

3.- Pues bien, objetados que fueron los señalados instrumentos, la


demandante no aportó prueba alguna para acreditar la veracidad de los
mismos, soslayando que dada la naturaleza de los documentos
(instrumentos privados) a ella correspondía acreditar su autenticidad, al no
estar revestidos con la presunción de veracidad que nuestro ordenamiento
jurídico atribuye a los instrumentos públicos.

4.- Al respecto nuestros tribunales de justicia han sido categóricos al


fallar:
“Que los instrumentos privados, por no gozar de la presunción de
autenticidad como los públicos en razón de la intervención que en ellos
cabe a un funcionario público, para asignarles valor probatorio deben ser
reconocidos por las partes que los otorgó, y cundo está los objeta de
falsedad o falta de integridad, el onus probandi recae en la parte que los
acompaña al proceso”1

5.- Y como no podía ser de otra forma, este mismo tribunal siempre ha
aplicado este criterio, a modo de ejemplo podemos citar el siguiente
párrafo de una sentencia dictada por SS.:

“Que, con respecto a la objeción formulada contra la declaración


jurada de doña Nilda Sinforosa Sánchez Armijo de fecha 22 de mayo de
2013, tratándose en la especie de un instrumento privado, corresponde a
quien lo presenta acreditar su veracidad mediante la respectiva diligencia
de cotejo de letras, carga no evacuada por la actora en razón de lo cual
será acogida la objeción”2

6.- Como puede observarse, los documentos privados acompañados


por la contraria fueron debidamente objetados, recayendo en ella el peso
de acreditar su veracidad, carga no evacuada por la demandante, pues a
su respecto no rindió prueba alguna.

EN EL SEGUNDO OTROSÍ: Por este acto solicito a SS. se sirva tener


presente las siguientes consideraciones en cuanto a la alegación efectuada
por la contraria en torno a la época que se interrumpe la prescripción.

1.- La contraria sostiene que en el presente caso la prescripción se


habría interrumpido con la interposición de la demanda, hecho ocurrido el

1
Corte de Apelaciones de Talca, Rol 1091-1999
2
2° Juzgado de letras de Rancagua, causa C-8829-2015
30 de junio de 2016. Y para fundar su particular interpretación, cita una
aislada sentencia que supuestamente avalaría su argumento.

2.- A su vez, la demandante sostiene infundadamente que el requisito


de la notificación válidamente efectuada obedece solo a un argumento
de texto. Olvidando el demandante el tenor expreso del artículo 2503 N° 1
del Código Civil, el cual sostiene:

“Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se


pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar
la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:

1º. Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal”

3.- Misma interpretación que tradicionalmente ha seguido nuestro


máximo tribunal al señalar que:
“SEXTO: Que en consecuencia la interrupción civil de la prescripción
extintiva se produce por la demanda judicial, según lo prescrito por el citado
artículo 2518 del Código Civil y, en conformidad al artículo 2503 N° 1 del
mismo texto legal, se añade la exigencia de notificación legal de la misma
como requisito de dicho instituto jurídico”3

4.- De otra parte, la más reputada doctrina ha sido enfática en señalar


el requisito de la notificación practicada en forma legal como elemento
esencial para que opere la interrupción civil. Así, se ha cavilado que:

“Como decíamos, la remisión del artículo 2518 al art. 2503 implica que
hay ciertos casos, los tres que enumera esta última disposición, en que la
demanda judicial no basta para interrumpir civilmente la prescripción.

3
Corte Suprema, Rol N° 13.345-2015.-
Ello ocurre, en primer lugar, si la notificación de la demanda no ha sido
hecha en forma legal.

O sea, la demanda debe notificarse al deudor, y la notificación ha de


cumplir los requisitos establecidos por la ley; si posteriormente se anula la
notificación efectuada, no se ha interrumpido la prescripción”4

5.- En consecuencia y según lo expuesto, resulta errado el argumento


vertido por la contraria, desde que tanto la jurisprudencia, la doctrina y por
disposición expresa de ley, la interrupción de la prescripción solo opera en
la medida que medie una notificación válidamente efectuada, no
bastando, como se pretende, la sola interposición de la demanda para que
opere tal institución.

POR LO TANTO,

RUEGO A SS. se sirva tener presente las consideraciones efectuadas

4
Abeliuk, Rene, “Las Obligaciones”, Ed. Jurídica de Chile, 5° Ed. T. II, p. 1217.

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