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“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”
(Mateo 11:28-30)
Introducción
Cuando Pablo dice “a los que llamo; a estos también justifico; y a los que justifico, también los glorifico” (Romanos
8:30), está indicando que ese llamamiento es una acto de Dios. Es específicamente un acto de Dios el Padre, porque
él es el que predestina a las personas para ser transformados a la imagen de s hijo (Romanos 8:29)
El llamamiento del evangelio es importante también porque por medio de él Dios se dirige a nosotros en la plenitud
de nuestra humanidad. Él no nos salva automáticamente sin buscar una respuesta de todo nuestro ser. Más bien,
dirige el llamamiento del evangelio a nuestro intelecto, nuestras emociones y nuestra voluntad.
Habla a nuestro intelecto explicando los hechos de la salvación en su Palabra. Habla a nuestras emociones
dirigiéndonos a una sentida invitación personal ara que respondamos. Hala a nuestra voluntad pidiéndonos que
oigamos su invitación y respondamos voluntariamente en arrepentimiento.
Las escrituras indican que la regeneración debe venir antes de que podamos responder al llamamiento eficaz con fe
salvadora. Por tanto, podemos decir que la regeneración viene antes del resultado de un llamamiento (nuestra fe).
Esto lo encontramos en 1 Pedro 1:23-25 y Santiago 1:18.
A. Llamados de las tinieblas a luz (verdad). (1 pedro 2:9)
3.- Jesucristo murió para pagar el castigo por nuestros pecados (Romanos 5:8)
Riqueza Literaria
Llamar
Llamar - klesis, llamamiento. En el NT se usa siempre de aquel llamamiento cuyo origen, naturaleza
y destino son celestiales; estando implicada en ello la idea de invitación.
Se usa especialmente de la invitación de Dios al hombre para que acepte los beneficios de la
salvación (Romanos 11:29; 1 Corintios 1:26), dicho allí de la condición en la que el llamamiento lo
encuentra a uno; Efesios 1.18