EMPATÍA, ALTRUISMO Y COMPASIÓN EN EL AULA

Dra. Amanda Céspedes

Los niños aprenden mejor cuando en el aula reina la empatía y el altruismo;

el miedo y la ira inhiben el aprendizaje.

Altruismo significa interesarse por el bien de los otros incluso en perjuicio

del bien propio; se trata de un una actitud de servicio desinteresado y se
opone al egoísmo. Los niños ya dan muestras de conductas altruistas
alrededor de los 18 meses, en consonancia con el surgimiento de la
empatía.

La empatía (término que proviene del griego y significa “emocionado”) se

refiere a la intención de comprender lo que siente otro; la empatía nos exige
mucha flexibilidad, ya que debemos apartar nuestra propia “escala de
importancia de las cosas y las experiencias” para asumir la escala del otro.

La empatía, el altruismo y la compasión promueven conductas como

consolar, confortar, ayudar.

La compasión puede ser definida como la capacidad de estar atento a la

experiencia de otros, para desear lo mejor para los demás, y de percibir de
qué manera se puede servir a los demás. La compasión es un paso más
allá de la empatía, porque no se limita a sentir el dolor o el miedo del otro,
sino que se dispone a aliviarlo y a confortarlo.

A medida que el niño va creciendo va consolidando su empatía, su

capacidad de estar atento a la experiencia de los demás y su deseo de
servir a los otros. Este proceso es un potente índice de madurez de la
personalidad.

En el aula podemos desarrollar la empatía, la compasión y el altruismo

practicando el arte de escuchar a los otros; practicando las diversas formas
del consolar y confortar; practicando la habilidad de ser gentiles y
considerados; colaborando a encontrar soluciones a los problemas que

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 afligen a los demás y evitando emitir juicios de valor. Los niños aprenden a
ser compasivos alejándose de los prejuicios, mostrando curiosidad e
interés por lo diverso; aprendiendo a cambiar nuestra “escala de
importancias” para asumir la escala del otro. Probando a “vivir la vida del
otro” (por ejemplo, experimentando las dificultades que tiene un compañero
de aula disléxico para copiar del pizarrón). Aprendiendo a escuchar en lugar
de hablar y opinar. Todas estas habilidades se desarrollan más fácilmente
cuando se ha procurado que existan vínculos sólidos entre los chicos y
entre el profesor y los alumnos.

Los niños aprenden por modelo. Un profesor capaz de ponerse en el lugar

de sus alumnos aún a costa de dejar aparte su “escala de importancias” y
que sabe confortar y escuchar está desarrollando la empatía y el altruismo
en esos corazones. También estas habilidades emocionales se desarrollan
a través de las lecturas sabiamente elegidas, de los videos y el cine y del
análisis de situaciones cotidianas que aparecen en la prensa.

Raymond A. Mar es un neurobiólogo que ha realizado una serie de estudios

dirigidos a demostrar la correlación entre la empatía y la lectura y a darle
a esa relación una explicación. En estos estudios, Mar ha ido encontrando
sucesivos datos que señalan que, efectivamente, aquellos sujetos
expuestos a libros de ficción son más capaces de ponerse en la piel de
los demás y comprenderlos.

Para el investigador, y en base a sus años de estudios, esta relación tiene

un fundamento claro: “Parece ser que una capacidad desarrollada para
proyectarse en una historia puede ayudar también a proyectarse en la
mente de otra persona para inferir sus estados mentales.”

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 En sus investigaciones, así como en otros estudios académicos, Mar y sus
compañeros han encontrado también una razón fisiológica para esta mayor
empatía observada: el patrón de actividad cerebral es similar en
acciones tan diferentes como comprender una historia e interpretar e inferir
hechos y emociones, algo que apunta a que ambas acciones podrían estar
apoyadas en un mismo proceso mental, la auto proyección.

Keith Oatley, profesor de psicología cognitiva en la Universidad de Toronto,

ha llegado a conclusiones similares a las de Mar sobre esta relación entre
la empatía y la lectura de novelas o cuentos. Para Oatley, esta
correlación es natural, ya que este tipo de libros tratan sobre personas
interactuando con otras personas y, por lo tanto, lo que estaríamos
obteniendo al leer sería un aprendizaje sobre habilidades sociales y
emocionales: “La ficción trata continuamente de por qué ella hizo esto, o
en esta situación qué debería hacer él, y así sucesivamente. Con la ficción
entramos en un mundo en el que ese tipo de pensamiento es el que
predomina. Podemos pensarlo en términos del concepto psicológico de la
experiencia. Si leo ficción, este tipo de pensamiento social es lo que mejoro,
igual que si leo genética o astronomía me haré más experto en genética o
astronomía.”

Raymond A. Mar encontró también en 2010 que esta relación comienza a

establecerse a una edad temprana por medio de una investigación en la
que estudió el desarrollo de la “Teoría de la mente” de niños en edad
preescolar. Los resultados eran ya claros en niños tan pequeños: cuanto
más cuentos se había leído a los alumnos, mejor era su comprensión sobre
estados de ánimo y emociones propias y ajenas.

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 https://cuentosparacrecer.org/blog/cuentos-para-fomentar-la-empatia/
(pueden adquirirse en amazon.com).

¿De qué manera se relacionan estas habilidades emocionales con el

aprendizaje? Lo que se aprende no tiene que ver con lo que se lee o se
escucha, sino con lo que se experimenta; y en este experimentar está
presente la empatía con el profesor y con lo que este está enseñando.

LA IMPORTANCIA DE DESARROLLAR LA EMPATÍA EN LA

EDUCACIÓN INFANTIL

Tomado de REVISTA HACER FAMILIA www.hacerfamilia.com

El desarrollo de la empatía es una parte fundamental del desarrollo de la

persona porque:

- Favorece el desarrollo emocional, permite que los niños se centren en

lo que hay a su alrededor en lugar de focalizar la atención en uno mismo.

- Mejora las relaciones sociales y las interacciones son más ricas, con
vínculos más fuertes.

- Contribuye a la socialización.

- Tiene un importante papel en el desarrollo de la inteligencia

emocional, al ser uno de sus componentes básicos.

- La empatía es clave para ser queridos por los demás y para una sana
autoestima.

Actividades para desarrollar la empatía de nuestros niños y niñas

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 1. ¿Qué les pasa a los demás? Actividad de iniciación para niños a
partir de 3 años.

La dinámica consiste en emplear dibujos de caras con las emociones

básicas (alegría, tristeza, miedo, enfado, sorpresa, amor y asco). Se trata
de pedir a los niños y niñas que identifiquen las diferentes emociones que
representa cada una de las caras. Después entre todos responderemos a
la pregunta ¿qué les pasa a los demás? Tratando de explicar cómo se
sienten, que puede haber pasado para que se sientan así y qué tienen que
estar pensando.

2. Me pongo en tu lugar. Actividad para ponernos en la piel de los

demás.

Para este juego se preparan tarjetas en las que anotamos diferentes

personajes (papá, mamá, abuelo, profe, policía, médico, dentista,
conductor, tendero, etc.) y también preparamos material para disfrazarnos.
Repartimos una tarjeta a cada uno de los niños y niñas y les explicamos
que tenemos que transformarnos en aquello que nos ha tocado, tenemos
que pensar bien como va vestido, como se mueve, como actúa
normalmente.

3. ¿Cómo te sentirías tú, sí..? Actividad para profundizar.

En esta dinámica emplearemos escenas de cuentos, películas, series,

lecturas, etc. Explicamos la situación y el acontecimiento, les pedimos que
cierren los ojos y piensen que son la persona a la que le ha ocurrido la
situación y que traten de pensar y de sentir como esa persona. A
continuación les pedimos que respondan a la pregunta ¿cómo te sentirías
tú, si*?

4. Exploradores de los demás. En esta dinámica seremos

exploradores para averiguar que él lo que piensa y siente otra
persona.

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 Escogemos al azar a uno de los participantes y le contamos una situación
ficticia por la que está pasando. Este participante debe expresar como se
siente y que es lo que piensa pero sin decírselo a los demás. Los demás
mediante preguntas tendrán que averiguar cómo se siente y que piensa.

6 EJERCICIOS PARA MEJORAR TU EMPATÍA COMO DOCENTE

EN EL AULA

La clave para ser más empático es aprender a ponerse en el lugar del

otro, dejando de ser tú por un momento y entendiendo los deseos y miedos
de tus alumnos sin estar pendiente de lo que vas a decir a continuación. Es
casi como meditar. Veamos algunas formas de conseguirlo.

1. Deja de escuchar durante 5 minutos y fíjate en otras cosas. A menudo

damos más valor al significado de las palabras que al resto de información
que somos capaces de percibir. Tono, postura, expresión, mirada,
silencios… Captas toda esa información de forma inconsciente, pero tu
raciocinio la oculta al dar más importancia a las palabras textuales. Así
pues, haz callar a tu razón y dale una oportunidad a tu intuición.

2. Para entender a alguien intenta imaginarte qué le motiva a hacer lo

que hace. Piensa en alguna dificultad que pueda encontrarse día a día. Si
es un chico cuyos padres acaban de separarse ¿Reflexionar sobre eso un
momento antes de hablar con él puede incrementar tu empatía?
Seguramente sí.

3. Haz que la otra persona también ponga de su parte. Para que se abra
más sencillamente pregunta ¿Cómo estás? y espera. Gira tu cuerpo hacia
ella ofreciéndole toda tu atención. No lo hagas sólo por cortesía. Incluso
tocarla ligeramente en la parte superior del brazo puede hacer que se sienta
más comprendida y libre de expresarse

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 4. Con lo que te diga, ni se te ocurra exponer tus conclusiones. Evita
decirle “Tu problema es que…”. Si percibe que le entiendes no se sentirá
solo en su problema y se abrirá más. Si cree que le vas a sermonear, se
cerrará.

5. Parafrasea y reformula su mensaje añadiendo la emoción que creas

que está experimentando. “Así que llevas semanas sacando notas rojas
y no sabes qué hacer para cambiar el negro horizonte de las pruebas finales
¿es así?”. Se sentirá más comprendido y lograrás que pase de hablar de
hechos a hablar de emociones. Y esa es la clave de la empatía

6. Sal varias veces al día de tus zapatos para ponerte en los de los
demás. Esfuérzate durante un tiempo en hacer todo esto y dentro de poco
te sorprenderás a ti mismo haciéndolo de forma casi inconsciente. Habrás
logrado mejorar tu empatía.

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