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El amigo imaginario de José

Había una vez un niño llamado José que era muy alegre. Un día sus padres se mudaron
de ciudad por trabajo y José tuvo que dejar atrás a todos sus amigos. Y así fue como
llegó a un colegio nuevo, donde no conocía a ningún otro niño.

La casa era más bonita que la anterior y su habitación mucho más grande, con un
enorme armario que ocupaba toda una pared. Todo estaba bien a no ser por la idea de
que sentía que alguien vivía dentro del armario.

José no podía dormir imaginando como sería el monstruo. Nunca lo había visto, pero
un día se llenó de valor e intentó sorprenderlo, y allí estaba, una enorme bola peluda que
no parecía peligrosa.

Todos las noches se ponía a jugar con su amigo por eso se quedaba dormido en el
colegio y la profesora lo regañaba, cosa que no le gustaba. Era el único amigo que tenía
y no quería perderlo.

Una noche su madre se levantó para ver si dormía y lo encontró sentado frente al
armario con todos sus juguetes en el suelo. La madre sorprendida se quedó mirando
fijamente el armario.

De repente la madre le dijo: -“¿No me vas a presentar a tu nuevo amigo?” Y a pesar de


que no veía nada dentro del armario, comenzó a hablar con el interior.

José le pregunto su madre “¿No te molesta que viva en mi armario mamá?” A lo que
ella dulcemente le contestó: “No mi vida, si vive ahí es por un buen motivo. Seguro
quiere estar cerca de ti y hacerte compañía”.

El niño miró a su madre no pensó que iba a entenderlo pero se sintió feliz como hacía
tiempo no se sentía. Con el paso del tiempo José hizo nuevos amigos en el colegio y un
buen día el monstruo decidió marcharse para hacer compañía a otros niños como él.
Había una vez un niño llamado José que era muy alegre. Pero le hacía sentir triste el
hecho de dejar a sus amigos y mudarse a otra ciudad.

Aunque la casa nueva era muy bonita y su nueva habitación era grande y tenía un
enorme armario, no le gustaba el hecho de que viviera alguien dentro del armario.

Todas las noches se despertaba imaginando como sería el monstruo que vivía dentro
del armario. Una noche decidió sorprenderlo y vio que era una gran bola peluda y muy
amistosa.

Desde entonces se hicieron muy buenos amigos, pero lo que no le gustaba es el hecho
de que lo despertara en las madrugadas para jugar y como consecuencia de ello se
quedaba dormido en el colegio y su maestra lo regañaba.

Una noche su madre se levantó para ver si dormía y lo encontró sentado frente al
armario con todos sus juguetes en el suelo. La madre sorprendida se quedó
mirando fijamente el armario.

De repente la madre le dijo: ¿No me vas a presentar a tu nuevo amigo? Y a pesar


de que no veía nada dentro del armario, comenzó a hablar con el interior.

José le pregunto su madre “¿No te molesta que viva en mi armario mamá?” A lo


que ella dulcemente le contestó: “No mi vida, si vive ahí es por un buen motivo.
Seguro quiere estar cerca de ti y hacerte compañía”.

El niño miró a su madre no pensó que iba a entenderlo pero se sintió feliz como hacía
tiempo no se sentía. Con el paso del tiempo José hizo nuevos amigos en el colegio y un
buen día el monstruo decidió marcharse para hacer compañía a otros niños como él.

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