Sunteți pe pagina 1din 6

Cristo, como Dios, está infinitamente por encima de la Iglesia, la cual, si bien es CHRISTOPHER DAWSON:

«deificada», con todo siempre sigue siendo una criatura»25 . Soloviev (que el 13
de febrero de 1896 se adhirió a la Iglesia Católica) 26 sostuvo que la Iglesia de Más allá de la Historia
Cristo tiene su fundamento en Pedro y deseó que «Pedro finalmente pueda ser el
POR JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE
pastor de la grey de Cristo» (p. 68), es decir, de la Iglesia Católica, ortodoxa y
reformada, superando vallas y barreras.
La tercera idea está inspirada en una afirmación bíblica: «La salvación viene de
los judíos»27 . A ellos, los judíos, corresponde desenmascarar la impiedad idólatra
del emperador y el antipapa, sublevarse y hacer triunfar al Dios de Israel. Y tam- P oco más de treinta años han transcurrido desde la muerte de
Christopher Dawson, quien concluyó su vida a la edad de 81. Sus
bién son ellos los primeros en ver a Cristo –el judío Cristo– «descender del cielo»
para acoger a sus fieles. Así, Soloviev «procuró fundir la escatología hebraica con últimos años de actividad no se desarrollaron en su patria, Inglate-
la cristiana»; y esto no es consecuencia de un simple retorno a las fuentes ni un rra, sino que tuvieron como escenario la Universidad de Harvard,
redescubrimiento de la antigua apocalíptica, por cuanto él intentó hacer justicia a siendo de notar la proyección que en ese tiempo su persona y su
cada uno y honrar las interpretaciones mesiánicas de las dos obra llegó a alcanzar en el mundo cultural norteamericano.1
El engaño más peligroso partes» 28 . Nacido en 1889 en las cercanías de la frontera con Gales, educado en PUESTOS A LA
del Anticristo reside en Finalmente –última idea–, una interrogante planteada al Señor colegios británicos clásicos y en la Universidad de Oxford, Dawson CONSIDERACIÓN Y ANÁLISIS
hacer creer que él es el Z. al terminar su relato: «¿Cuál es el verdadero sentido de todo se considerará siempre deudor, muy principalmente, del sustrato DEL CONJUNTO DE LA OBRA
verdadero Mesías, el el drama? Y en suma no comprendo realmente por qué vuestro cultural vivido y recibido en su familia. Heredero, por línea paterna, DE DAWSON, HABRÁ
salvador, que ha venido a Anticristo odia tanto a Dios. ¡Después de todo, no es tan malo!». de un anglicanismo proclive a Roma, encontramos también allí la NECESARIAMENTE QUE
perfeccionar, más bien a La respuesta parece banal: «El hecho es que hay algo bueno, pero raíz de su acercamiento al ambiente del Movimiento de Oxford, de PLANTEARSE LA PREGUNTA
corregir la obra de Cristo. no en sustancia. Éste es precisamente el sentido del drama» (p. su hondo conocimiento de la obra de John Henry Newman y por ACERCA DE CUÁL ES LA
El profeta de Galilea 72). El bien proveniente de Satanás es tal puramente en aparien- cierto de su joven conversión al catolicismo.2 CORRECTA CALIFICACIÓN
complicó la vida, la hizo cia. No es generado por el amor, sino por el odio, no por la ver- Aunque se podría especular al respecto, resultan en último término CIENTÍFICA QUE
ser dura, violenta, dad, sino por la mentira. Por consiguiente altera la mente, dete- desconocidas las verdaderas causas de un cierto silencio recaído so- CORRESPONDE DARLE.
impracticable; él, por el riora el alma, genera la muerte. La intervención final del Señor bre su obra, particularmente después de su muerte. Hoy, sin embar- ¿ESTAMOS FRENTE A UNA
contrario, la vuelve fácil y Z. es escultural: «No es oro todo lo que reluce. El esplendor de un go, es claramente posible distinguir signos positivos en cuanto a su FILOSOFÍA DE LA CULTURA?
agradable, porque elimina bien artificial no tiene valor alguno». En estas cuatro ideas está revalorización. Habla, por ejemplo, en favor de ello, la traducción de ¿TRÁTASE DE UNA FILOSOFÍA
las divisiones y presente todo Vladimir Soloviev. Por este motivo decíamos que nuevos títulos suyos al español y a otras lenguas europeas. Es indi- DE LA RELIGIÓN? ¿O BIEN DE
contradicciones. El Breve relato del Anticristo es su testamento29 cativo, asimismo, que un auténtico «best seller» en el debate contem- UNA FILOSOFÍA DE LA
poráneo, como Samuel Huntington, dé inicio al más divulgado de HISTORIA?
sus ensayos3 citando, entre los autores modernos de grandes morfo-
logías o historias de la civilización, junto con Spengler, Toynbee, Brau-
del, Weber y Durkheim, a Christopher Dawson.
Tres son las obras fundamentales de nuestro autor: Progress and
25 Id., 52.
Religion (concebida originalmente como introducción a un largo pro-
26 «(...) es justo aludir a la adhesión de Soloviev al catolicismo, que tuvo lugar el 13 de febrero de 1896 ante el sacerdote N. Tolstoi (inicialmente
ortodoxo, pero luego convertido al catolicismo de rito oriental), que si bien está documentada no es referida en general por sus biógrafos yecto titulado «The Life of Civilizations», que no llegó a realizarse
ortodoxos» (G. PIOVESANA, Storia del pensiero filosofico russo (Historia del pensamiento filosófico ruso), op. cit., 272). Ver también J. MASTYLAK, en su integridad); Religion and Culture4; y aquella a que debe prestar-
Fuitne Vladimirus Soloviev catholicus?, Roma (via Merulana, 31), 1942.
27 Jn 4, 22. se mayor atención, The Dynamics of World History («La Dinámica de
28 B. DUPUIS, «Les juifs, l’histoire et la fin des temps selon Vladimir Soloviev», op. cit., 282. la Historia Universal»5 ), su obra más relevante. Esta última está com-
29 En el mes de marzo del 2000, tuvo lugar en Bolonia una convención sobre la personalidad y la obra de Soloviev, organizada por el Centro
Culturale Manfredini y la Fondazione Russia Cristiana. Las ponencias fueron expuestas por el cardenal Giacomo Biffi, el historiador Aleksei
puesta por diversos trabajos desarrollados por Dawson entre los años
Judin, el profesor Adriano Dell’Asta y el teólogo Tomás Spidlík. El cardenal Biffi terminó su ponencia con estas palabras: «Soloviev fue induda- veinte y los cincuenta. Fueron ellos reunidos por su discípulo norte-
blemente un profeta y un maestro, pero un maestro, por decir así, sin actualidad. Y es éste, paradójicamente, el motivo de su grandeza y su
preciosidad para nuestro tiempo. Apasionado defensor del hombre y alérgico a toda filantropía; apóstol infatigable de la paz y adversario del
americano John Mulloy –quien los prologa y comenta en extenso
pacifismo; defensor de la unidad de los cristianos y crítico de todo irenismo; enamorado de la naturaleza y sumamente alejado de las actuales epílogo– y revistos y en parte reescritos por el propio Dawson. Su
infatuaciones ecológicas; en una palabra, amigo de la verdad y enemigo de la ideología. Hoy tenemos una necesidad extrema precisamente de
primera parte da cuenta de la perspectiva sociológica en que se apo
guías como él» (ver Humanitas nº 21, p.50).

H 98 HUMANITAS Nº 33 pp. 99 - 109 H 99

Untitled-36 98-99 3/9/04, 12:23 PM


yan sus análisis, en tanto que la segunda constituye un recorrido
analítico a través de las grandes concepciones de la historia, quedan-
do en claro aquí la impronta agustiniana de la suya.
Puestos a la consideración y análisis del conjunto de la obra de
Dawson, habrá necesariamente que plantearse la pregunta acerca de
cuál es la correcta calificación científica que corresponde darle. ¿Es-
tamos frente a una filosofía de la cultura? ¿Trátase de una filosofía de
la religión? ¿O bien de una filosofía de la historia?
Una respuesta ajustada obliga a afirmar, en primer lugar, que una
preocupación de esa índole estaría lejos de inquietar al propio
Dawson. Se sentiría seguramente incomodado y desde luego dubita-
tivo en cuanto a qué responder.
Quien haya leído su obra verificará, en segundo lugar, que podría «Si bien la nueva síntesis
iniciada en el s. XVIII –dice
perfectamente darse, asimismo, una respuesta afirmativa a las tres Dawson en «Progress and
HAY QUE DECIR –A PROPÓSITO preguntas que han sido formuladas, pues hay en efecto en Dawson, Religion»– fue superior en lo
DE LA FILOSOFÍA DE LA al mismo tiempo que una filosofía de la cultura, una filosofía de la relativo al mundo físico a la del
siglo XIII, con todo, fue inferior
HISTORIA– QUE DAWSON ES religión y, por cierto, también una filosofía de la historia. a ésta, ya que no abarcó la
UN DECIDIDO DEFENSOR DE Es verdad que en alguna ocasión nuestro autor parece reluctante a realidad como una totalidad. El
LO QUE LLAMA que lo consideren primordialmente un filósofo. Asimismo, para al- hombre no sólo perdió su lugar
central en el universo como el
«METAHISTORIA» gunos conocedores de su obra, el mayor valor suyo radica en la inte- eslabón entre la realidad
–SU PROPIO Y MÁS GENUINO ligencia y enorme amplitud panorámica de sus percepciones, más superior del espíritu y la
realidad inferior de la materia,
CAMPO DE PENSAMIENTO–, que en la estructuración rigurosa de una filosofía o en un estudio
sino que quedó en peligro de ser
ÁMBITO EN EL QUE filosófico de la historia, como puede verse por ejemplo en su con- echado totalmente fuera del
COHABITAN Y SE temporáneo, también británico, Arnold Toynbee. orden inteligible».
COMPLEMENTAN DESDE LA Si esto es efectivamente así, nadie entretanto podrá negar el valor, la
HISTORIA HASTA LA hondura y la originalidad de una importante cantidad de intuiciones particularmente a aquellas investigaciones y reflexiones que contribu- LA SÍNTESIS DE UNA CULTURA
TEOLOGÍA, PASANDO POR LA filosóficas suyas, nacidas de la meditación de la historia, así como la yen a iluminar el horizonte de sentido de los hechos humanos. SE OBTIENE PARA DAWSON EN
SOCIOLOGÍA, LA CIENCIA consistencia que se desprende del conjunto de ellas, aun cuando a Hay que decir –a propósito de la filosofía de la historia– que EL PLANO DE LA
POLÍTICA, LA ANTROPOLOGÍA, veces adolezcan de cierta falta de sistematicidad. Dawson es un decidido defensor de lo que llama «metahistoria» INTELIGENCIA, SIENDO LA
EL ARTE Y LA FILOSOFÍA. En tal sentido, una tarea útil –en orden principalmente a ahondar en –su propio y más genuino campo de pensamiento–, ámbito en el MÁS ALTA EXPRESIÓN DE ÉSTA
el significado y valor de la obra de Dawson– pudiera ser la de con- que cohabitan y se complementan desde la historia hasta la teolo- LA INTELIGENCIA DE LA
frontar su pensamiento con el de dos eminentes figuras de la filoso- gía, pasando por la sociología, la ciencia política, la antropología, RELIGIÓN.
fía de la historia de su tiempo, de muy diferente estilo al suyo: Oswald el arte y la filosofía. Sobre la validez criteriológica de este «credo
Spengler y el ya citado Toynbee. Nuestro autor dedica por lo demás, ut intelligam» de raigambre agustiniana, puede inquirirse –en-
a cada uno de ellos, un capítulo de «La Dinámica de la Historia Uni- contrando una respuesta claramente positiva– la opinión de au-
versal», amén de numerosos comentarios esparcidos en sus libros y tores como Maritain, Gilson, Guitton o Pieper.
artículos. Dicho cotejo tendría el beneficio de introducir al lector en Particular relevancia tiene en el conjunto de esta «metahistoria» la
el horizonte de Dawson, ubicándole en seguida a distancia y en con- concepción de la cultura que desarrolla Dawson. Ella atraviesa y enri-
traposición con algunas escatologías terrenas o inmanentistas y con quece toda su obra y resulta de una equilibrada ecuación de elemen-
filosofías de la historia impregnadas por expresiones de la moderna tos materiales –«biologismo moderado» podríamos llamarla, que
gnosis idealista. comprende desde el contexto geográfico hasta la conformación de
Queda así entendido que en el estudio de esta obra, si bien puede ha- las razas– y elementos espirituales, fórmula que supera con ventaja
cerse un enfoque centrado en el historiador que fue Dawson, también se los desequilibrios producidos por diferentes determinismos. En di-
lo puede hacer en el Dawson filósofo. En el segundo caso se atenderá cha ecuación prevalece siempre el factor espiritual –garantía última

H 100 H 101

Untitled-14 100-101 3/9/04, 10:20 AM


de la libertad humana– pues la síntesis de una cultura se obtiene para rio que se manifiesta en la naturaleza es adorado por sí mismo, se
Dawson en el plano de la inteligencia, siendo la más alta expresión está aún en el estadio del paganismo; cuando las fuerzas que gobier-
de ésta la inteligencia de la religión. nan la naturaleza permiten entrever al Dios del alma, aunque sea
Lo que definitivamente marcará el carácter de una cultura y de una todavía en las profundas oscuridades de la conciencia, están otorga-
civilización y su diferencia con otra será, de esta manera, una determi- das las bases para una evolución religiosa tal cual se aprecia en las
nada visión, un cierto concepto de la realidad. Ni la región, ni la raza, religiones históricas.
ni siquiera la lengua –resultado de una tradición racional– guarda com- Como ya se percibe, el mundo de la cultura llega a existir por la co-
paración en sus efectos sobre la cultura, con aquel que tiene el mundo operación entre la psique y la razón y ha sido, afirma Dawson, fun-
interior propio que la define. Podrá dicha visión ser el resultado de ción histórica de las religiones lograr ese ensamble. De ahí sus expre-
generaciones de pensamiento y acción común o brotar de la repentina siones tan definitivas: «Las religiones mundiales han sido las claves
inspiración de un espíritu iluminado. Entretanto, prácticamente siem- de bóveda de las culturas del mundo de suerte que, si se las quita, los
pre, su efecto sobre la «materialidad» de la cultura será infinitamente arcos caen y el edificio se derrumba». Se hará en consecuencia nece-
más apreciable que el que dicha «materialidad» pudiera en alguna cir- sario mirar hacia este ámbito superior de la realidad para alcanzar la
cunstancia llegar a tener sobre el espíritu de la cultura. comprensión de las formas internas de una sociedad y su cultura.
LO QUE DEFINITIVAMENTE
Esta preeminencia de la inteligencia en la concepción de la cultura Conviene entretanto precisar, como lo hace nuestro autor, que esta
MARCARÁ EL CARÁCTER DE
no implica, como es fácil advertir, que Dawson esté de algún modo relación entre religión y cultura es tensa y ambigua, ya que su in- DAWSON CONCLUYE QUE, EN
UNA CULTURA Y DE UNA
comprometido con el punto de vista intelectualista de los filósofos fluencia es recíproca u opera en ambas direcciones. Ello se observa EL CURSO DE LOS SIGLOS,
CIVILIZACIÓN Y SU
de los siglos XVIII y XIX. Así, en efecto, mientras estos niegan a la de modo muy evidente, por ejemplo, en circunstancias de grandes PUEDE COMPROBARSE DE
DIFERENCIA CON OTRA SERÁ,
religión su influencia vital en el plano del progreso humano –no se- cambios culturales, pues aunque en general la religión ejerce una in- MODO REITERATIVO QUE LA
DE ESTA MANERA, UNA
rían las religiones más que estadios en el paulatino autodesarrollo fluencia como fuerza unificadora en la creación de una síntesis cul- RELIGIÓN ES LA MAYOR
DETERMINADA VISIÓN, UN
del Espíritu puro– nuestro autor amplía el concepto de mente huma- tural y en el soporte de las tradiciones, ofrece también factores que «FUERZA COHESIVA» DE LA
CIERTO CONCEPTO DE LA
na considerando en él todo el hondo espacio de la conciencia. facilitan o impulsan el dinamismo transformador de las sociedades, CULTURA Y QUE CONSTITUYE
REALIDAD. NI LA REGIÓN, NI
Observando de este modo el desarrollo de las más diversas socieda- pudiendo incluso llegar a operar –el sentimiento religioso– como fuer- LA «CLAVE DE BÓVEDA» DE
LA RAZA, NI SIQUIERA LA
des, desde las primitivas hasta las de nuestro tiempo, indagando en za desintegradora en momentos de auge revolucionario. TODA GRAN CIVILIZACIÓN,
LENGUA –RESULTADO DE UNA
las características de las grandes crisis de la historia y en la reacción Es bien visible que esta ambigüedad en las relaciones entre religión y ELLO HASTA EL PUNTO QUE
TRADICIÓN RACIONAL–
que tienen ante ellas las distintas fuerzas vitales que dan soporte a cultura ha generado a lo largo de la historia fuertes tensiones. Algunas CUANDO UNA SOCIEDAD
GUARDA COMPARACIÓN EN
las sociedades, Dawson concluye que, en el curso de los siglos, pue- observaciones a este propósito son dignas de subrayarse. Una tensión PIERDE SU RELIGIÓN, TARDE O
SUS EFECTOS SOBRE LA
de comprobarse de modo reiterativo que la religión es la mayor «fuer- de este género puede, por ejemplo, llevar a veces a la identificación de TEMPRANO PIERDE SU
CULTURA, CON AQUEL QUE
za cohesiva» de la cultura y que constituye la «clave de bóveda» de la religión con una «particular síntesis cultural alcanzada en un mo- CULTURA.
TIENE EL MUNDO INTERIOR
toda gran civilización, ello hasta el punto que cuando una sociedad mento y lugar determinados por acciones de fuerzas históricas». Ello
PROPIO QUE LA DEFINE.
pierde su religión, tarde o temprano pierde su cultura. derivará en una situación contraria y perjudicial para la universalidad
La historia de la cultura se diseña a los ojos de Dawson como esos de la verdad religiosa, pero también en una suerte de idolatría. Esto es,
manuscritos antiguos que conservan siempre las huellas de escritu- en la divinización de una creación humana que sustituye y toma en el
ras anteriores, nunca enteramente borradas, y que se conocen con el inconsciente el lugar de la eterna realidad trascendente.
nombre de «palimpsestos». En estos, en los trazos dejados por las Ahora bien –y asoma aquí el talante de nuestra era– si en el pasado
culturas primitivas y también por las más desarrolladas, figura un fueron numerosos los conflictos culturales que se expresaron, verbi
mundo que yace profundamente bajo la superficie de la conciencia. gratia, en forma de cismas o herejías religiosas, hoy, entre tanto, ha
Es allí que se adentra nuestro autor, acompañado hasta cierto punto sobrevenido un cambio casi absoluto en la materia, que crea una
por Carl Jung. Fluye también de esta concepción de la cultura el ca- situación completamente nueva: «Han caído las barreras de las
rácter eminentemente conectivo del conocimiento histórico de la his- culturas-religiones y por primera vez en la historia todo el mundo
toria como memoria, tradición y conocimiento interior. físico llega a ser uno solo», escribe Dawson ya en 1945, cuando
En esta misma línea de consideraciones, la distancia que separa a lo avizora un fenómeno que considera anómalo y exclusivo de esta
religioso de lo irreligioso estriba para Dawson, más que en niveles época –la secularización–, y que a su juicio amenaza la superviven-
de cultura, en niveles de conciencia. Cuando, por ejemplo, el miste- cia de la religión y también de la cultura.

H 102 H 103

Untitled-14 102-103 3/9/04, 10:20 AM


la cultura y religiosidad tanto occidental como oriental, estas com-
plejas relaciones entre religión y cultura.
Su concepción de la cultura y la esencial presencia en ella del factor
religioso, enriquece en nuestro autor el concepto de civilización, el cual
es comprendido en un sentido positivo y comunicador de valores. Se
ubica así, a este respecto, en clara contraposición con la idea de Spengler,
para quien la civilización representa la etapa de muerte de una cultura,
inserta en el proceso del fin de los ciclos que eternamente retornan.
Lo anterior nos lleva al núcleo de la metahistoria en Dawson. Según
explica Mircea Eliade en su libro «El mito del eterno retorno»6 , la reli-
giosidad de los pueblos primitivos, e incluso la de antiguas culturas,
no lograba superar el «terror de la historia», generado por un fin igno-
to, dando así origen a un proceso de infinitos ciclos que se repiten.
Como lo han tratado tantos autores, incluido Dawson –y de modo es-
pecialmente lúcido Nicolai Berdiaev7– la historia con sentido de inicio
y de fin es un aporte de la revelación y de la cultura judeo-cristiana LA QUE TENEMOS ANTE
que, a vista de la eternidad y fruto de su encuentro con ella, cambia la NUESTROS OJOS ES ASÍ LA
percepción del tiempo. Desde San Agustín –que puede considerarse el SECULARIZACIÓN MÁS
fundador de la filosofía cristiana de la historia– el tiempo es percibido COMPLETA, INTENSA Y AMPLIA
así como un resultado de la distensión del alma (distensio animae) entre QUE EL MUNDO HAYA
un antes y un después, entre un comienzo y un fin de la historia, frente CONOCIDO. DE LO QUE
a la cual y dentro de la cual el hombre se mueve con libertad. CONCLUYE QUE «UNA CULTURA
Harlington Hall, cerca de Dicha inclinación de la cultura, originada en Europa e inspirada, aun- Hay sin embargo en todo esto, como ya se puede intuir, infinitamen- DE ESTA CLASE NO ES DE
Skipton, Yorkshire. Casa de los
que no en forma exclusiva, en la filosofía de la Ilustración, navega te más. Pues en último término la luz aportada por el judeo-cristia- NINGÚN MODO UNA CULTURA
padres de Christopher
Dawson, donde éste vivió su hoy más que en la fuerza de estructuras ideológicas, «en las técnicas nismo a la intelección de la historia encuentra su natural culmina- EN EL SENTIDO TRADICIONAL,
adolescencia y juventud. científicas occidentales que proporcionan la estructura común de la ción en la propia presencia de lo divino en la historia: Dios se ha ES DECIR, NO ES UN ORDEN QUE
existencia humana y la base sobre la cual se está formando una nue- revelado primero al hombre y más tarde se ha hecho hombre por la REÚNA TODOS LOS ASPECTOS DE
va civilización científica universal», expresa nuestro autor. encarnación de la segunda Persona de la Trinidad. Encarnación y LA VIDA HUMANA EN UNA
¿Qué desafío advierte, en el fondo, en este contexto –«unificado, orga- Trinidad constituyen así el eje de la «metahistoria». Queda puesta así COMUNIDAD ESPIRITUAL VIVA».
nizado y controlado por el conocimiento y las técnicas científicas»– para ante nuestros ojos la historia sub specie aeternitatis.
la religión, y en particular para las grandes religiones universales? Paradójicamente, esta perspectiva teológica y trinitaria de la historia
«Todas ellas (las religiones) sobreviven y continúan influyendo en la estará en el origen también de la gran controversia gnóstica de la
vida humana, pero todas ellas han perdido relación orgánica con la modernidad. Pues en efecto –como lo expone con claridad Eric
sociedad que se expresaba en la síntesis tradicional de la religión y Voegelin8– encontramos en una idea engendrada por Joaquín de Fiore
de la cultura, tanto en Oriente como en Occidente», afirma. La que en el siglo XII sobre el propio molde de la Trinidad, la génesis de las
tenemos ante nuestros ojos es así la secularización más completa, in- más diversas concepciones gnósticas de la historia, que suponen que
tensa y amplia que el mundo haya conocido. De lo que concluye que ésta alcanza su conclusión y su coronamiento en el propio ámbito de
«una cultura de esta clase no es de ningún modo una cultura en el lo intramundano. La fuerte presencia de estas concepciones alcanza
sentido tradicional, es decir, no es un orden que reúna todos los as- hasta nuestro tiempo, abrazando con su sombra distintas expresio-
pectos de la vida humana en una comunidad espiritual viva». nes ideológicas que, como la idea de progreso nacida con la Ilustra-
Particular riqueza y hondura muestra la obra de Christopher Dawson ción, operarán como sucedáneos de la religión.
cuando, adentrándose en lo que se podrían llamar «elementos para Ya en el Prólogo de su primera obra publicada, The Age of Gods (1928),
una Filosofía de la Religión», siempre desde la perspectiva de lo eter- podemos verificar que Dawson manifiesta tempranamente preocu-
no, ilumina y dirime, con reflexiones en torno a distintos aspectos de pación por el tema del progreso de las culturas. Establece entonces

H 104 H 105

Untitled-14 104-105 3/9/04, 10:20 AM


Christopher Dawson habla
que en lugar de una ley uniforme capaz de dar cuenta del mismo, es a algunos de sus alumnos
necesario distinguir lo que ha de apreciarse como «tipos principales norteamericanos.
de evolución social», materia en la que subraya la importancia de
factores como el entorno geográfico y el mestizaje cultural. En varias
otras ocasiones y lugares volverá también a ocuparse de este proble-
ma desde similar perspectiva.
No es éste, sin embargo, el horizonte en que se considera el tema del
progreso en su obra capital, «Progreso y Religión». Dice él aquí rela-
ción con la perspectiva ideológica que este concepto asume en la cul-
tura moderna, principalmente a partir de la Ilustración, y sus conse-
cuencias en orden a la filosofía de la historia.
En coincidencia con otros autores que se ocupan del análisis de este
período en la historia del pensamiento –Jean Guitton9 y el ya citado
Berdiaev, por ejemplo– nuestro autor observa que en el siglo XVIII,
por obra de los filósofos ilustrados, se produce una suerte de suplanta-
«HAN CAÍDO LAS BARRERAS
ción del sentimiento religioso de forma tal que, conservándose una fe
DE LAS CULTURAS-RELIGIONES
en un Creador benefactor y providente y la aceptación de los principa-
Y POR PRIMERA VEZ EN
les preceptos de la moral cristiana, estos conceptos son «despojados las que concentrarán principalmente su atención, pues, como expli-
LA HISTORIA TODO EL MUNDO
de su dimensión sobrenatural y adaptados al esquema utilitario racio- ca, es el hombre y su ubicación en el universo lo que en consecuencia
FÍSICO LLEGA A SER UNO
nal de la filosofía contemporánea. Así, la ley moral es privada de los de lo anterior viene a ser alterado:
SOLO», ESCRIBE DAWSON
elementos ascéticos y espirituales y equiparada a una filantropía prác- ¡«Si bien la nueva síntesis –dice Dawson en «Progress and Religion»–
YA EN 1945, CUANDO AVIZORA
tica, y el orden providencial es transformado en una ley natural meca- fue superior en lo relativo al mundo físico a la del siglo XIII, con
UN FENÓMENO QUE
nicista. Sobre todo, fue este el caso de la idea del progreso», concluye, todo, fue inferior a ésta, ya que no abarcó la realidad como una tota-
CONSIDERA ANÓMALO Y
en consecuencia de lo cual «la creencia en la perfectibilidad moral y en lidad. El hombre no sólo perdió su lugar central en el universo como
EXCLUSIVO DE ESTA ÉPOCA
el progreso indefinido de la raza humana tomó el sitio de la fe cristiana el eslabón entre la realidad superior del espíritu y la realidad inferior
–LA SECULARIZACIÓN–, Y QUE
en la vida futura, como el fin último del esfuerzo humano». de la materia, sino que quedó en peligro de ser echado totalmente
A SU JUICIO AMENAZA LA
Diversos sucesos a lo largo del siglo XIX y, sobre todo, las circunstan- fuera del orden inteligible, pues si el universo es concebido como un
SUPERVIVENCIA DE LA
cias catastróficas que acompañaron el comienzo del siglo XX, con- orden mecánico cerrado y gobernado por leyes matemáticas, ya no
RELIGIÓN Y TAMBIÉN DE LA
movieron entre tanto, y muy profundamente, la estabilidad del cre- hay lugar en él para los valores espirituales y morales que anterior-
CULTURA.
do del progreso. No resta ello sin embargo actualidad y proyección mente habían sido considerados como la realidad suprema. De esto
al problema aquí abordado. Pues si bien es cierto que hoy no se acep- se seguiría que el mundo de la conciencia humana es subjetivo e irreal,
taría esa fe en el progreso en los términos formulados por los filóso- y que el hombre mismo no sería otra cosa que un subproducto del
fos de la Ilustración, ella permanece todavía como una atmósfera de vasto orden mecánico que ha revelado la nueva ciencia».
fondo, impregnando en buena medida «la problemática de nuestro Se hace presente, como es dable percibir, la gran tentación de la cul-
tiempo, que se encuentra como a medio camino en el dilema entre tura contemporánea, pues esta dislocación reductiva del hombre en
irracionalidad milenarista y racionalidad positivista sin esperanza», aras de un orden mecánico, según lo explica Dawson, no es de modo
según observa de modo muy certero Ratzinger. Lo cual coincide ad- alguno inocua.
mirablemente con la temprana previsión de Dawson, expresada ya Con la guía de Von Balthasar10 y Voegelin11 , podemos ver aquí lo que
en 1927, en el sentido de que estaba por nacer una nueva cultura que verdaderamente se esboza como filosofía «moderna» de la historia.
no reconocería jerarquía de valores y se abandonaría al caos de las Si quien emprende la consideración de lo histórico quiere evitar el
sensaciones, permitiendo que «la más asombrosa perfección de la mito gnóstico, debe tener siempre a la vista, afirma el primero, un
técnica científica esté dedicada a fines puramente efímeros». sujeto que obre y se manifieste en lo histórico, siendo éste a la vez
Siguiendo la línea central del pensamiento de Dawson, tendremos una esencia universal normativa. Y dicho sujeto sólo puede ser Dios
que serán las implicancias antropológicas de este proceso cultural o bien el hombre.

H 106 H 107

Untitled-14 106-107 3/9/04, 10:20 AM


Así como la filosofía nace del amor al ser y del afán por reconocerlo y que es la religión, implicará como consecuencia, opina Dawson, una CONVIENE EN TODO CASO
conformarse con él, el gnosticismo quiere enseñorearse del ser. Para radical desvitalización espiritual de la sociedad. En ello coincide con DECIR QUE ESTE RELIEVE
ello operará la reducción a una forma intramundana de aquello que varios otros autores. CRÍTICO DE LA CULTURA
es por naturaleza trascendente, y finita de aquello que es infinito. Conviene en todo caso decir que este relieve crítico de la cultura CONTEMPORÁNEA ILUMINADO
Construirá un sistema. «El sistema es una forma gnóstica y no filosófi- contemporánea iluminado por la obra de Dawson, no supone –si- POR LA OBRA DE DAWSON, NO
ca de pensar», subraya Voegelin. tuada a resguardo la libertad– un proceso irreversible ni predeter- SUPONE –SITUADA A
En su libro «Hacia la comprensión de Europa»12 , Dawson dedicará minado. Como todo lo que discurre en el plano de lo humano, su RESGUARDO LA LIBERTAD– UN
el Capítulo X a explicar el «tour de force» que provoca en la cultura persistencia o superación está en dependencia de la voluntad amo- PROCESO IRREVERSIBLE NI
occidental Hegel con su filosofía, cuya dinámica arranca precisa- rosa del hombre, piedra de toque en la dirección que adopte la cul- PREDETERMINADO. COMO
mente de una «filosofía de la historia». Trátese en este caso, apunta tura. Tampoco supone, por cierto, una regresión en el terreno de los TODO LO QUE DISCURRE EN EL
Dawson, de subyugar la realidad «con el enhiesto vigor del pensa- adelantos científicos y técnicos, sino por el contrario: asumiéndolos PLANO DE LO HUMANO, SU
miento e incorporarla con todas sus contradicciones en la totalidad como frutos positivos de la civilización en que nacen, son estos, en PERSISTENCIA O SUPERACIÓN
de una síntesis absoluta», equivalente, en este caso , al reino defini- su perspectiva, otros tantos elementos a reintegrar en un esfuerzo ESTÁ EN DEPENDENCIA DE LA
tivo del progreso. de unidad espiritual de la cultura. VOLUNTAD AMOROSA DEL
LA ACTUAL SITUACIÓN QUE
Para Guitton, Ratzinger y Maritain se está aquí frente al paradigma En definitiva, en el marco general de una cultura que vive el desafío HOMBRE, PIEDRA DE TOQUE
SE OBSERVA EN EL PLANO DE
de la gnosis moderna. «En último análisis, la metafísica hegeliana y la consistente en el tránsito de visiones ideológicamente clausuradas al EN LA DIRECCIÓN QUE
LA CULTURA –NO
filosofía hegeliana de la historia son el gnosticismo moderno: son puro desvanecimiento de sus fundamentos en la renuncia a cualquier sen- ADOPTE LA CULTURA.
PARANGONABLE CON OTROS
gnosticismo», dirá Maritain13 . Esta misma idolización gnóstica, coin- tido, la filosofía y el estudio de la historia realizado por Dawson ad-
PERÍODOS DE CIVILIZACIÓN–
ciden estos autores, será la que encontraremos en Marx, y al mismo quieren un muy singular relieve. Y es justo incluso decir que si hay
MÁS QUE ANTIRRELIGIOSA,
tiempo, en circunstancias distintas, es la que incluso acompañará un nombre que en el siglo XX deba ser destacado por sus aportacio-
SUBRELIGIOSA, MARGINANDO
–explica Dawson en «La Dinámica de la Historia Universal» – el pro- nes a la filosofía de la historia –y particularmente a la filosofía cristia-
A LA GRAN FUERZA
pio proceso contemporáneo de «occidentalización» del mundo. na de la historia– compartiendo indistintamente méritos con algunos
DINÁMICA DE LA HISTORIA
Trátase, en definitiva de una inmanentización del «escatón» cristiano, otros autores citados en este artículo, ese es Christopher Dawson.
QUE ES LA RELIGIÓN,
o en otras palabras, de la secularización radical del planteamiento
IMPLICARÁ COMO
trinitario iniciado por Joaquín de Fiore. 1 Cuando en junio de 1962 Christopher Dawson regresaba a Inglaterra después de ejercer por cuatro años como Professor of Roman Catholic Studies e inaugurar así
CONSECUENCIA, OPINA la Stillmann Professorship (Cátedra Stillman) –cargo para el que fueron considerados entre otros Maritain y Gilson- el arzobispo de Boston, cardenal Richard
Según ya lo esbozamos, la teoría del tiempo originada en San Agus- Cushing, hacía pública expresión de su reconocimiento al distinguido pensador británico, afirmando que su obra correspondía a la de uno de esos escasos hombres
DAWSON, UNA RADICAL
tín, y asumida por Dawson, implica una concepción de la historia en que en cada generación señalan un nuevo rumbo a la cultura (SCOTT, Christina: A Historian and his World, Sheed & Ward, London, 1984).
DESVITALIZACIÓN 2 Desde su primera infancia, transcurrida en la casa que construyó su padre en la campiña de Yorkshire, hasta el paso decisivo en su vida que fue su conversión al
la que el pasado no muere, sino que se incorpora a la vida de la hu-
ESPIRITUAL DE LA SOCIEDAD. catolicismo y bautismo en la Iglesia católica –sacramento que recibió en Oxford en la festividad de Epifanía de 1914– el camino interior seguido por este hijo de una
manidad, la cual posee así una continuidad y es dueña de una capaci- familia anglo-católica por la rama paterna y anglicana-conservadora por la materna, fue rectilíneo, aunque no sin obstáculos. Según él confesó ya tarde en su vida,
EN ELLO COINCIDE CON
dad de progreso personal y social. El hombre no es, a esta luz, hechu- a un antiguo compañero de estudios en Winchester, nada dejó una impronta comparable en ella y en su obra como esos años pasados en Yorkshire (Ibidem).
VARIOS OTROS AUTORES. 3 Cf. HUNTINGTON, Samuel: The Clash of Civilizations and the Remaiking of World Order (Simon & Schuster, New York, 1997), pp. 40-1, 127.
ra del tiempo, sino que su amo y creador. 4 En 1945 la Edinburgh University toma la iniciativa de invitarle como conferenciante oficial de la Gifford Lectureship, tribuna de enorme prestigio académico y cultural
A diferencia de la perspectiva que arranca de la visión gnóstica de la en Gran Bretaña, cuyas exposiciones debían desarrollarse siempre en torno a temas relacionados con la Teodicea (entre los conferenciantes oficiales de las Gifford
Lectures, de ayer y de hoy, encontramos nombres como William James, Arnold Toynbee, Etienne Gilson, Jacques Maritain o Alasdair Macintyre). La primera de esta
historia, nos encontramos en el caso de la posición defendida por serie de conferencias tuvo lugar en 1947 y la segunda en 1948. Serán ellas, por su parte, el origen de nuevos libros suyos, publicados por su editor de siempre,
Dawson, frente a una armónica compenetración de las nociones de Sheed & Ward (Londres y N. (Londres y N. York). Así, la primera serie da lugar a Religion and Culture , que aparece en 1948, en tanto que la segunda es la base de
Religion and the Rise of Western Culture, publicado en 1950. El primero viene a ser en parte una síntesis y a su vez un desarrollo de sus dos primeros libros, la
tiempo y eternidad, apoyada en una firme conciencia humana de la inmensa y erudita monografía titulada The Age of Gods (1928) y de Progress and Religion (1929), siendo su clave la idea de que en la religión se encuentra el
mortalidad y del fin. elemento dinámico de la cultura. El segundo constituye un desarrollo de The Making of Europe (1932) y de Medieval Religion (1934). Se intenta en él demostrar que
No hay meta más liberadora de la historia, subrayará Dawson, que los acontecimientos creadores de la historia –particularmente en los 700 años que abarca este análisis– son el fruto de la fusión de una cultura viva y de una
religión viva, y que el resultado de esa obra no se desvaneció: sigue siendo el lenguaje de nuestra lengua. Su importancia y valor no se debe buscar en el orden
aquella que muestra en su horizonte la escatología cristiana y la me- externo que creó o intentó crear, sino en la transformación interior que operó en el alma del hombre occidental.
tahistoria. La hipótesis de una plenitud intrahistórica es reflejo, por el 5 DAWSON, Christopher: «La Dinámica de la historia universal» (Rialp, Madrid)
6 Cf. ELIADE, Mircea: «El mito del eterno retorno» (Alianza Editorial, Madrid, 1985)
contrario, de una comprensión reducida del ser humano, que necesa- 7 BERDIAEV, Nicolai: «El sentido de la historia» (Encuentro Ediciones, Madrid, 1979)
riamente acarreará un sacrificio de la libertad. 8 VOEGELIN, Eric: «Nueva Ciencia de la Política» (Madrid, 1968))
9 GUITTON, Jean: «Historia y Destino» (Madrid, 1977)
La actual situación que se observa en el plano de la cultura –no pa- 10 BALTHASAR, Urs von: «Theologie der Geschichte» (Johannes Verlag, Einsiedeln, 1959)
rangonable con otros períodos de civilización– más que antirreligio- 11 VOEGELIN, Eric: «Los movimientos de masas gnósticos como sucedáneos de la religión» (Madrid, 1966)
12 DAWSON, Christopher: «Understanding Europe» (Sheed & Ward, Londres)
sa, subreligiosa, marginando a la gran fuerza dinámica de la historia 13 MARITAIN, Jacques: «Pour une philosophie de l’ histoire» (Editions du Seuil, Paris, 1957)

H 108 H 109

Untitled-14 108-109 3/9/04, 10:20 AM

S-ar putea să vă placă și