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Un cable de la agencia Rena en el que varios especialistas en

clima de nuestro país señalan las posibles consecuencias e


impactos del cambio climático en la región.

EL CALENTAMIENTO GLOBAL
IMPACTARÁ MUY FUERTE EN
LOS PAISES EN DESARROLLO
Buenos Aires, 18 de febrero de 2003 (RENA)

Argentina está entre los principales productores de metano, uno de los gases que
genera el calentamiento global. Este fenómeno provocará un aumento en los totales de
precipitación en la pampa húmeda y principalmente en la semihúmeda, mayor
frecuencia de eventos extremos, fuertes tormentas, tornados y granizo. Podría tener un
fuerte impacto sobre la salud ya que se extenderían las fronteras de algunas
enfermedades regionales y para su mitigación es de vital importancia el estudio
interdisciplinario. Los países en desarrollo serían los más afectados.

Las principales causas del calentamiento global son "la combustión de los hidrocarburos
que se emiten principalmente en los países desarrollados y, en menor medida, las
emisiones de metano de los países con fuerte agricultura como China, India, Argentina,
EE. UU, entre otros", según afirmó Rubén Bejarán, licenciado en Meteorología del
Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires, a RENA "Se espera una
aceleración de este proceso en los próximos 100 años y si no hubiera un cambio en la
conducta colectiva de la humanidad los resultados serían catastróficos en el siglo XXII",
advirtió en declaraciones exclusivas Vicente Barros, doctor en Meteorología del
Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires, a RENA. El Río de la Plata, se
verá afectado por el aumento del nivel del mar con efectos mucho más severos en las
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sudestadas. Esto ocasionará mayores problemas que en la actualidad en toda la ribera,
las zonas bajas de las cuencas de los ríos y arroyos tributarios y en el delta del Paraná.
A más largo plazo, 50 a 100 años, se espera la inundación de un área aún no
determinada de la costa de la Bahía de Samborombón y la probable salinización de los
acuíferos al sur de la ciudad de Buenos Aires" sostuvo Barros.

"El impacto será mayor en todo sentido en los países en desarrollo por carecer del
conocimiento y organización para anticipar y adaptarse al Cambio Climático" afirmó el
doctor Barros. Aunque aún no está científicamente comprobado, "hay indicios que
indican que el calentamiento global estaría relacionado con la mayor frecuencia e
intensidad de los fenómenos El Niño", informó en exclusiva Fabián Gaioli, Coordinador
de la Unidad de Cambio Climático, dependiente de la Secretaría de Ambiente y
Desarrollo Sustentable "La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible logrará sus
objetivos si lleva adelante el tratamiento de las cuestiones ambientales de manera
interdisciplinaria y con enfoques que aseguren la debida integración de todas las
cuestiones ambientales pertinentes. Esto significa que el pretendido desarrollo
sostenible con equidad se logrará siempre y cuando se anule la estanqueidad que,
debido a razones meramente políticas y sin base científica alguna, resulta de la letra de
las Convenciones Marco de las Naciones Unidas, Acuerdos Internacionales y sus
protocolos", según un informe de Osvaldo Canziani, Co-Presidente del GT II del IPCC, y
asesor de la Dirección de Asuntos Ambientales de Chancillería, al que tuvo acceso
RENA.

El aumento de las emisiones de gases del efecto invernadero (GEI) de origen antrópico
han provocado un importante calentamiento del planeta en el siglo XX. La temperatura
promedio global en superficie aumentó 0,6 grados centígrados en los últimos 100 años,
lo que produjo numerosas modificaciones en el clima."Se observa una retirada general
de los glaciares y la temperatura de la superficie del mar se calentó al menos en 0,6
grados. La temperatura nocturna aumentó más rápidamente que la diurna desde 1950,
lo que indica una intensificación del efecto invernadero y se aceleró el ciclo hidrológico.
Todos estos y otros indicios indican que hubo un calentamiento global" afirmó Barros.

Una de las consecuencias más importantes que esto ha tenido en Argentina es el


aumento en los totales de precipitación en la pampa húmeda y principalmente en la
semihúmeda. Esto produjo la expansión de la frontera agropecuaria que se evidencia en
los rindes totales de cereales y oleaginosas y en los de provincias como San Luis, La
Pampa y Córdoba. Además del aumento de temperatura en la Patagonia, indicios de
mayor frecuencia de eventos extremos, fuertes tormentas, tornados y granizo.

"Se espera una aceleración de este proceso en los próximos 100 años y si no hubiera
un cambio en la conducta colectiva de la humanidad los resultados serían catastróficos
en el siglo XXII", advirtió Barros.

Esto podría tener importantes consecuencias sobre la salud ya que se extenderían las
fronteras de algunas enfermedades regionales. "Como todo hábitat la modificación de
una de sus elementos hace que el sistema vaya en busca de un nuevo equilibrio. Este
nuevo equilibrio puede hacer que especies que no existían en la región hoy estén
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presentes, como por ejemplo el mosquito Aedes aegypti, vector del dengue. El riesgo es
que los humanos que habitan esta zona no han desarrollado ninguna defensa a este
tipo de enfermedades por lo cual el grado de vulnerabilidad es muy alto", aseguró
Vicente Barros.

Un informe del Panel Intergubernamental sobre cambio Climático de la Naciones


Unidas, al que tuvo acceso RENA, alerta que "el incremento en las olas de calor,
sumado a mayores humedades relativas y a la contaminación atmosférica, producirá un
aumento de las enfermedades cardiovasculares y de las muertes por fallas cardíacas".
El impacto será mayor en áreas urbanas y afectará principalmente a los ancianos, a los
enfermos y a quienes no tengan acceso a sistemas de aire acondicionado.

El incremento en la frecuencia y la intensidad de inundaciones y sequías aumentará el


riesgo de diarreas y de enfermedades respiratorias. Lo que se puede hacer para mitigar
estos efectos es "cambiar pautas de consumo, informar y educar a la población sobre
los riesgos, como por ejemplo la campaña contra el dengue, todos elementos propios
de la mitigación", afirmó Barros.

El calentamiento no será uniforme geográficamente, ocasionará cambios en la


temperatura y en consecuencia alterará la circulación de los vientos, la distribución de
las precipitaciones y las corrientes marinas. Para este siglo se espera, a nivel mundial,
un aumento de la intensidad del ciclo hidrológico con mayores precipitaciones, aunque
en algunas regiones puede darse lo contrario. Se pronostica, además, una mayor
frecuencia e intensidad de los fenómenos asociados a las precipitaciones intensas, lo
que ya está ocurriendo.

Se espera que aumente el nivel del mar que llegaría, hacia el 2100, a alrededor de 60
cm por encima de su nivel. Es por eso que algunas poblaciones se encuentran en
peligro ya que desaparecerían varios estados insulares del Caribe y la Polinesia y se
generarían severos problemas en muchas áreas costeras en particular en los deltas y
costas de estuarios. "Las poblaciones costeras se verían obligadas a migrar y las
pérdidas en instalaciones costeras serían inmensas. Sólo en los EE.UU. están estimadas
en 100.000 millones de dólares", sostuvo Barros.

A esto, se sumarán los efectos de los cambios climáticos sobre los ecosistemas que
pueden ser muy críticos en los sistemas aislados como los de montaña o humedales
donde pueden ocasionar la extinción masiva de muchas especies.

En la agricultura, no se esperan grandes problemas a escala global aunque sí


regionales. Las pérdidas de productividad en ciertas áreas serían compensadas por los
aumentos en otras. "El impacto será mayor en todo sentido en los países en desarrollo
por carecer del conocimiento y organización para anticipar y adaptarse al Cambio
Climático".

La preocupación internacional por este problema originó la Convención Marco de


Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) firmada en 1992 en Río de
Janeiro y el Protocolo de Kyoto (PK) en 1997.
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Parte del dióxido de carbono emitido está siendo captado por los océanos, por la
biosfera y los suelos y casi la mitad se está acumulando en la atmósfera. Esto eleva las
concentraciones que han aumentado un 30 por ciento en los últimos 150 años. La
concentración de metano aumentó en un 150 por ciento en el mismo período y la del
óxido nitroso en un 16 por ciento.

Los GEI tienen un tiempo de vida en la atmósfera que va de alrededor de 15 años en el


metano a 100-150 años en el dióxido decarbono y 290 años en el caso del óxido
nitroso.

"Hay evidencias incuestionables de que las emisiones de origen antrópico de los otros
tres gases han modificado sus concentraciones atmosféricas. Las emisiones de dióxido
de carbono por quema de hidrocarburos desde el comienzo del período industrial,
tuvieron un crecimiento muy importante, a las que se deben sumar las que se originan
en la deforestación y cuya estimación aproximada es dos o tres veces menor que la
anterior", dijo Barros.

Las emisiones de gases del efecto invernadero tendrán un efecto acumulativo y como
los mayores perjuicios se sentirán en el futuro, esto no genera presiones urgentes para
modificar las actitudes colectivas.

De mantenerse las tendencias actuales en las emisiones de GEI, en menos de un siglo,


este escenario llevaría las concentraciones de dióxido de carbono a más del triple de las
concentraciones preindustriales, las del metano a 5 veces más y las del nitroso a casi el
doble.

Cualquier intento de mitigar seriamente el Cambio Climático debe pasar por una
reducción drástica , de alrededor del 50 por ciento, y en el futuro la eliminación de la
quema de hidrocarburos como fuente de energía. Los hidrocarburos son la principal
fuente de energía utilizada, más del 80 por ciento del total, por lo que esto no seria
posible en las próximas dos o tres décadas sin causar un estrago económico mundial.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC)


establece que todos los países tienen obligaciones comunes pero diferenciadas de
acuerdo con sus responsabilidades en el Cambio Climático. Los países desarrollados
conforman el grupo de mayores responsabilidades. "La Argentina siguió bastante bien
las pautas de Río, Tokio, Montreal, se hicieron los inventarios de efectos de gases
invernaderos, acompañó en la reconversión de la industria del frío a nivel mundial con
la problemática del ozono, aunque no parece clara la postura con respecto a los
sumideros de carbono" aseguró Rubén Bejarán.

"El Protocolo de Kyoto (PK) está muy lejos de solucionar el cambio climático. En
realidad no responde a los objetivos de la CMNUCC ya que las reducciones
comprometidas por los países del Anexo B serán superadas por el crecimiento de las
emisiones de los restantes. Esto está siendo utilizado por los intereses opuestos a
cualquier compromiso de mitigación del Cambio Climático, en particular en los EE.UU.,
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donde quienes se oponen a la ratificación del PK argumentan que es necesario que los
grandes países en desarrollo asuman también compromisos de mitigación", afirmó
Barros.

En Argentina

Ante el cambio climático, Argentina tiene una situación muy singular. El clima de la
Argentina ha mostrado ser altamente sensible a los cambios de la temperatura en el
hemisferio sur , pero dispone de un potencial de captura de dióxido de carbono y de
sustitución de hidrocarburos prácticamente inigualable en el mundo.

En el este y centro de la Argentina, sur de Brasil y Uruguay, se han registrados


aumentos considerables en las precipitaciones anuales a partir de la década de 1960.
En algunas localidades los aumentos registrados son de hasta casi un 50 por ciento.

"Es la única región de la Tierra que ha presentado semejante cambio en los últimos 150
años. Esto favoreció en términos generales a la producción agropecuaria y permitió
junto con las nuevas tecnologías, la expansión de la frontera agrícola hacia el oeste en
unos 100 kilómetros, desde La Pampa y San Luis en el sur hasta Santiago del Estero y
Chaco en el norte", enfatizó Barros.

Se produjeron frecuentes y devastadoras inundaciones como las que en 2002 afectaron


a la provincia de Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos. "Los perjuicios de estos eventos
se ven agravados por la inadecuación de las obras de infraestructura a las nuevas
condiciones climáticas y lo que es peor por la falta de conocimiento de esta nueva
problemática por parte de los profesionales llamados a instrumentar las soluciones, ya
que casi siempre siguen aplicando métodos y recetas que son sólo válidos en un
contexto de clima estable" aseguró Vicente Barros.

El centro y este de la Argentina - la región más productiva- tiene una enorme


vulnerabilidad climática y por lo tanto puede sufrir futuros cambios que afecten la
actividad agropecuaria.

"El Río de la Plata, se verá afectado por el aumento del nivel del mar con efectos
mucho más severos en las sudestadas. Estos fenómenos meteorológicos ocasionarán
mayores problemas que en la actualidad en toda la ribera, las zonas bajas de las
cuencas de los ríos y arroyos tributarios y en el delta del Paraná" advirtió Barros.

A más largo plazo, 50 a 100 años, se espera la inundación de un área aún no


determinada de la costa de la Bahía de Samborombón y la probable salinización de los
acuíferos al sur de la ciudad de Buenos Aires" sostuvo Barros.

"Con los nuevos escenarios existirán países que se beneficiaran y a otros se


perjudicaran fuertemente. El caso Argentino es mixto, está en nosotros el aprovechar
los beneficiosos y afrontar con determinación los adversos. En ambos casos solo con
inteligencia podremos adaptarnos con éxito, es por esto que no podemos desestimar el
papel de la ciencia Argentina", enfatizó Rubén Bejarán.
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El potencial de energía eólica de la Patagonia es por lo menos, 8 veces el consumo total
de energía del país. Es posible que en el futuro este productor de energía ayude a
paliar las emisiones de GEI con lo que Argentina podría constituirse en un gran
exportador de hidrógeno generado a partir de energía eólica.

"En la medida que la Humanidad decida afrontar la crisis del Clima, tendrá que reducir
la combustión de hidrocarburos fósiles y para ello de un modo u otro habrá que crear
mecanismos que hagan más competitivas las energías alternativas. Igualmente,
deberán alentarse económicamente las actividades de secuestro del carbono" sostuvo
Vicente Barros

"En Argentina existe financiamiento para investigaciones sobre este tema, pero gran
parte del financiamiento proviene de EE. UU lo que condiciona los temas a estudiar",
advirtió Bejarán.

Estudios de climatólogos argentinos del Centro de Investigaciones del Mar y la


Atmósfera -CIMA (CONICET/ UBA ), del Departamento de Ciencias de la Atmósfera
(UBA) y del Servicio Meteorológico Nacional señalan, entre otras variaciones climáticas,
que:
a) Hay un aumento de la temperatura del aire en superficie en latitudes altas.
b) Hay un aumento de la precipitación en gran parte del país en las últimas 3 décadas
(estamos en un período húmedo). Este aumento en la región de la Pampa húmeda, es
superior en un 30% a los valores observados durante el período húmedo anterior
(década del 20).
c) Hay evidencias de cambios en la circulación regional de la atmósfera, con
intensificación de los vientos de altura que, podrían explicar en parte el aumento
observado de la precipitación.

La Unidad de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable


se encuentra "trabajando en planes de mitigación de los efectos del cambio climático",
para alcanzar las metas propuestas por el Protocolo de Kyoto.

(María Andrea Marquinez)


FUENTE: AGENCIA RENA 18/02/03

Greenpeace Argentina
Mansilla 3046, (1425) Buenos Aires, Argentina
Tel: 54-1-49620404, Fax:54-1-49637164
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contacto: Juan Carlos Villalonga

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