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B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como
mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo
en el individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o
como consecuencia de una alteración grave de la relación (p. ej., violencia de
género) u otros factores estresantes significativos y no se puede atribuir a los
efectos de una sustancia/ medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez
sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual
relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o
parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación,
situaciones o parejas.
Especificar si:
Nunca experimentó un orgasmo en ninguna situación
Especificar la gravedad actual:
Leve: Evidencia de malestar leve a causa de los síntomas del Criterio A.
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del
Criterio A.
Grave: Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del
Criterio A.
Existen distintos tipos para varios autores, pero la que más se utiliza es la
primaria y la secundaria. En lo que respecta a la primaria, una mujer nunca a
experimentado un orgasmo durante toda su vida y en lo que es la secundaria,
una mujer antes llego a tener orgasmos pero después de un momento
determinado dejo de serlos.
Causas
Sus causas pueden tener relación con distintos factores: biológicos, sociales,
psicológicos, ambientales y hormonales. E incluso, puede estar acompañado
de otros procesos u enfermedades como lo son los trastornos del estado de
ánimo, del espectro ansioso, etc. En términos concretos, el TIE consiste en la
ausencia o reducción del interés y/o la excitación sexual femenina manifestada
por al menos uno de los siguientes síntomas:
Diagnostico
Estos síntomas deben haber persistido durante un mínimo de seis meses, haber
ocasionado un malestar significativo en la fémina, no se explican mejor por un
trastorno mental no sexual o como consecuencia de una alteración grave de la
relación (p. ej., violencia de género) u otros factores estresantes significativos, y
no se pueden atribuir a los efectos de una sustancia/medicación o a otra afección
médica.
Terapia
Al igual que otras disfunciones sexuales, esta también tiene tratamiento. Sin
embargo, necesita de un equipo de profesionales adecuados y especializados
en el área de la sexualidad.
Desde la Psicología, el tratamiento consiste principalmente en buscar posibles
creencias o faltas de información respecto de la sexualidad que puedan estar
dificultando el disfrute de la misma. Esta ideas erróneas se pueden haber forjado
en la niñez, la adolescencia o la adultez; debido a malas experiencias o
imposiciones externas (de los padres, religiosas etc.). Derribar estas creencias
puede ser parte fundamental del tratamiento, pues ayuda en la reducción de la
culpa o ansiedad (consciente o inconsciente) relacionada a la experiencia
sexual.