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“AÑO DEL BUEN SERVICIO AL CIUDADANO”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUMBES


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

La representación
DOCENTE:
ABG. LUIS FINLAY SALVADOR GÒMEZ.
ALUMNOS:
Tandazo Cornejo, Julissa
Ortiz Bodero Jack Nikolai
Maza Torres, Edwin Misael
Sanchez-Elias Montero, katherina
Gastañaga Morales, Andre Yuri
IV CICLO

Tumbes – Perú
Índice

 La representación

Agradecimiento……………………………………………………………………1

Dedicatoria…………………………………………………………………….…..2

Presentación…………………………………………………………………..…..3

Introducción………………………………………………………………………..4

1. Consideraciones generales……………………………………………..……….5
2. Evolución de la representación…………………………………………..…..…5
3. Teorías acerca de la representación…………………………………….……..6
 Teoría de la ficción………………………………………………………….……6
 Teoría de nuncio………………………………………………………………….6
 Teoría de la cooperación…………………………………………………..……7
 Teoría de la sustitución real o de la personalidad………………………..…..7
4. Clases de representación…………………………………………..…………..7
A. Representación legal……………………………………………………………7
B. Representación judicial………………………………………………………....8
C. Representación voluntaria o convencional……………………………….…..8
5. El apoderamiento…………………………………………………………..……9
5.1 Representación en el código civil peruano…………………………………..10
6. Apoderamiento o poder…………………………………………………………13
Elementos persónales………………………………………………….……….14
Objetó………………………………………………………………..……………14
Poder especial……………………………………………………….…………..15
7. La representación entre cónyuges…………………………...………………..16
7.1. Pluralidad de representados………………………………………..…………..17
7.2. Pluralidad de representantes…………………………………………….…….17
7.2.1. Representación sucesiva………………………………………………18
7.2.2. Representación distributiva o independiente………………………..18
7.3. Responsabilidad solidaria de los representantes…………………………..18
7.4. Efectos del acto representativo…………………………………………..…..19
1. La representación con poder……………………………………………..…..19
2. El acto consigo mismo……………………………………………………...…20
3. Ineficacia de la representación directa sin poder…………………..………20
4. Ratificación de acto ineficaz………………………………………………….20
5. La representación presumida del dependiente………….…………………21
6. La anulabilidad del acto jurídico del representante…………..……………21

8. Revocación del poder…………………………………………………………21


8.1. La revocación tacita……………………………………………..…………..21
8.2. La comunicación de la revocación…………………………..…….………22
8.3. Poder irrevocable………………………………………………….…..…….22
8.5. Renuncia del representante……………………………..……………..…..22
8.6. Muerte del representado o del representante…………………………….23
8.7. Sustitución de la
representación…………………………………………………………..…….…..24
8.8. Revocación de la sustitución…………………………………….....………24
9. Delegación………………………………………………………………...……24
Conclusiones………………………………………………………………………25

Referencias bibliográficas………………………………………………………..26
AGRADECIMIENTO:
AGRADECEMOS A NUESTROS PADRES
POR EL GRAN APOYO QUE NOS
BRINDAN

1
DEDICATORIA:

Este trabajo se lo dedicamos a nuestros


padres ya que sin su apoyo económico y
moral y los consejos que nos dan que
nos ayudan a ser mejores personas

2
PRESENTACION

En este trabajo monográfico titulado “la representación” es


una investigación realizada con el propósito de contribuir con
nuestros compañeros estudiantes, para que estén informados
con este tema tan importante que está establecido en nuestro
código civil peruano este trabajo fue realizado consultando los
diferentes libros, y también atreves de internet.

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INTRODUCCIÓN

La representación es una figura jurídica mediante el cual una persona llamada


representante celebra uno o varios actos jurídicos en nombre, en interés y
teniendo en cuenta a otro sujeto, que viene a ser denominado representado,
tratando de buscar lo mejor para este último así como para resguardar sus
intereses. Esta definición engloba lo que en la doctrina se llama la representación
directa o de personas, que es una figura propia del acto jurídico; mas no se refiere
a la representación indirecta o de intereses por cuanto es una figura inherente al
contrato de mandato, cuyo estudio debe realizarse en la parte pertinente a las
fuentes de obligaciones que recoge nuestro Código Civil.

El acto jurídico puede ser celebrado por el propio sujeto interesado o por medio de
otra persona, dándose lugar a la figura jurídica de la representación.

El Código Civil ha llevado el tratamiento legislativo de la representación al libro II,


que es dedicado al acto jurídico, bajo esta premisa vamos a desarrollar el estudio
de la representación atendiendo al procedimiento legislativo que le dispensa el
Código Civil e intentando hacerlo en manera integral y en relación a los principios
que la sustentan y la doctrina que la informa.

En el Derecho Romano se solía sostener bajo la fórmula alteri stipulari nemo


potest (nadie puede estipular para otro) no conocía, en línea de principio, la
representación. Sin embargo "puesto que el hijo de familia bajo patria potestad o el
esclavo adquirían para el pater familias o el dominus, y estos respondían en cierta
medida con las acciones adjecticias de los negocios del hijo o del esclavo, en un
ámbito muy amplio se llegó a un resultado semejante al del derecho vigente con el
reconocimiento de la representación. El principio de inadmisibilidad de la
representación fue atenuado además en derecho Romano por medio de otras
regulaciones especiales. En los negocios dispositivos, la autorización cumplía en
muchos casos la función que hoy le corresponde al poder".

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LA REPRESENTACIÓN

1. Consideraciones generales:

La representación (del latín “cognitor”, ‘el que realiza algo por otro’) Institución jurídica por
el cual una persona actúa expresando su voluntad pero en interés de otra persona (el
representado) . Es una figura jurídica mediante el cual una persona
llamada representante celebra uno o varios actos jurídicos en nombre, en interés y
teniendo en cuenta a otro sujeto, que viene a ser denominado representado, tratando de
buscar lo mejor para este último así como para resguardar sus intereses. Esta definición
engloba lo que en la doctrina se llama la representación directa o de personas, que es
una figura propia del acto jurídico; mas no se refiere a la representación indirecta o de
intereses por cuanto es una figura inherente al contrato de mandato, cuyo estudio debe
realizarse en la parte pertinente a las fuentes de obligaciones que recoge nuestro Código
Civil.

Como se ha descrito, la representación es aquella figura jurídica que facilita, de alguna


manera bajo ciertos presupuestos que garantiza la seguridad jurídica, la relación jurídica
entre los objetos por medio de la celebración de negocios jurídicos, donde el elemento o
factor principal que coadyuva a todo ello vendrá a ser el representante.

La finalidad de la representación, tal como se determinan la doctrina, es de una gran


utilidad práctica porque permite la generación de relaciones jurídicas a través de un ente
viabilizador que viene a ser el representante, quien representa a su representado, también
llamado principal o dominus.

La representación, en sentido amplio, implica un hecho por el cual una persona en lugar
de otra, celebra un acto jurídico. Concebida así, significa englobar lo que se conoce como
representación directa e indirecta, siendo ambas, formas de cooperación jurídica.

La representación directa o representación en sentido estricto, es aquella por la cual el


representante actúa por cuenta, interés y en nombre del representado. En consecuencia,
los efectos del acto celebrado recaerán respecto de la persona representada, de manera
directa, vinculada por la actividad del representante.

A su vez, la denominada representación indirecta u oculta, es aquella en la cual una


persona(representante) actúa en nombre propio, pero por cuenta e interés de
otra(representado. Los efectos del acto celebrado se producen sobre las personas que lo
realizan. La persona en cuyo interés se obra, adquirirá los derechos y obligaciones
resultantes del acto por una vinculación especial con quien actúo en su interés.

2. Evolución de la representación
La representación nace en el derecho romano, sin embargo surgió con dificultad,
puesto que, según el derecho civil, "nadie podía adquirir y quedar obligado por el
acto jurídico realizado por otra persona,,' lo que prácticamente constituía la
negación de la representación"

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Es posible que la razón por la cual la figura de la representación no se desarrollo
en los albores del derecho romano sea que en la organización familiar, los hijos y
los esclavos eran concebidos como simples instrumentos de adquisición del
patero

A pesar de ello a fines de la República el pretor instituyo una serie de acciones a


favor de terceros, que constituían una especie de representación, por ejemplo la
exercitoria.
Ya en la época del derecho Justiniano "se conoció la figura en forma
Casi perfecta, entendiéndose por ella, la sustitución de una persona
por otra produciéndose los efectos del acto en la persona del representado, como
si el acto hubiese sido celebrado por representado.

3. Teorías sobre la representación


Teoría Negativo de Duguit

Según este autor la representación debe rechazarse porque no es sino un producto del
espíritu que no contiene nadade real: es la consecuencia, según el, de un a análisis
inexacto del papel de la voluntad en la formación del acto jurídico. Esta teoría ha sido
combatida por Madray porque la representación tiene una existencia real.

Teoría de la Ficción

La cuestión de si las ficciones son admisibles en Derecho ha sido y es


controvertida.Geny. Refiriéndose a la representación se expresa así: “Según la
concepción, que nos sugiere una visita ingenua delas cosas, cada uno no esta ligado, en
la vida jurídica, sino por los actos que ejecuta personalmente…Ha parecido que convenía
reconocer directamente, mediante ciertas condiciones voluntarias o legales, la facultad de
hacer nacer, en la persona de un tercero, los derechos creados por la voluntad de un
contratante, que se convierte así en extraño asus propios actos. Se acepta aquí la ficción
de la representación por otro, de la cual se apartaran los excesos,sometiéndola a las
circunstancias y condiciones necesarias.Pothier. “Es el mandante, dice, el que se
considera que contrata por su ministerio (del mandatario) y quien se obliga hacia las
personas con las cuales su mandatario ha contratado en esta calidad. El mandatario, en
este caso, contrae ninguna obligación pero con las personas con las que contrata en esta
calidad, porque no es el quien seré puta que contrata; no hace sino interponer su
ministerio, por el cual se considera que el mandante contrata”

Teoría del Nuncio

Según Savigny, promotor de esta teoría, el representante no es sino un simple mensajero,


un nuncio, quien lleva la palabra del representado. Es este quien contrata en realidad y no
el representante, el que no declara su propia voluntad sino la voluntad de otro…Decir de

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un representante que es otra cosa que un mensajero, es decir, simplemente que un
representante no lo es.

Teoría de la Cooperación

Según Mitteis, hay que admitir que el representante no contrata solo, y que el
representado no contrata de manera exclusiva, sino que amos contratan jurídicamente y
los dos producen el acto jurídico. No hay que hacer caso de la voluntad del representante,
sino en la medida en que la ha manifestado psicológicamente, hay que tomar en
consideración, por consiguiente, las instrucciones que ha recibido
del representado. “Tanto el representante como el representado cooperan a la formación
del negocio, y se debe determinar su validez y contenido según las voluntades del
representante y del representado, en la parte en la que cada una efectivamente influye en
la formación del negocio.

Teoría de la sustitución real de la personalidad

La representación se analiza en la substitución real y completa de la personalidad jurídica


del representante a la del representado; en otros términos, es la voluntad del
representante, substituyéndose a la del representado, la que participa directa y realmente
en la formación del contrato que producirá sus efectos en el patrimonio del representado.
El representante en lugar de ponerse la personalidad del representado, le substituye la
suma y manifiesta una voluntad propia para la celebración del contrato; Es lo que opinan
Planiol, Ripert y Esmein

4. CLASES DE REPRESENTACIÓN

Antes de confirmar, debemos dejar claramente establecido y delimitado que no toda


representación es un acto jurídico, es decir, no es apropiado ni correcto decir que
cualquier representación es un acto jurídico. Precisamente esta delimitación conceptual
se nota objetivamente graficada cuando desarrollamos las clases de representación.

A.REPRESENTACIÓN LEGAL

Es aquella que tiene como basamento a la ley, es decir la representación es determinada,


fijada, establecida y señalada por mandato imperativo de la norma, donde no existe forma
distinta de originarse tal representación. Aquí propiamente la ley asume una función
tuiitiva y reguladora para establecer la representación, quedando desplazada y sin ningún
efecto cualquier autonomía de la voluntad que pudiese existir al respecto. Si la norma
establece la forma, modo y persona que realizará la representación, cualquier voluntad
que determine en contrario, no tendrá efecto obligatorio o vinculante.

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Ahora bien, dependiendo de la naturaleza y supuesto que se desea regular, la
representación legal asumirá, papel preponderante; así por ejemplo, dentro del derecho
de familia, se establecerá diversos modos de representación legal (patria potestad, tutela,
curatela, representación conyugal, etc.). Así como también para aquellos supuestos
fácticos o de otro orden que sea necesario su regulación (como la representación del
ausente o desaparecido, de aquellos establecimientos abiertos al público, etc.).

B. REPRESENTACIÓN JUDICIAL

Esta clasificación se ha incluido sólo para efectos didácticos, por cuanto se considera que
la misma es redundante, en razón de que se encuentra comprendida dentro de la
representación legal, por cuanto la autoridad jurisdiccional al momento de determinar la
representación, por no decir en la generalidad de casos, tendrá que remitirse a la norma
legal.

En consecuencia, podríamos definir a la representación judicial, como aquella donde es la


autoridad jurisdiccional la que señala quien ejercerá la representación y, con tal fin deberá
ceñirse a la norma como marco referencial de orden legal, prioritario y necesario. En
muchos de los ejemplos antes citados se puede observar el texto de la norma que se
establece también la representación judicial.

C.REPRESENTACIÓN VOLUNTARIA O CONVENCIONAL

Viene a ser propiamente el acto jurídico, donde una persona llamada representado delega
facultades a otra llamada representante a fin de que pueda vincularlo jurídicamente con
otros sujetos, debido a que éste (representado) por sí mismo no puede relacionarse con
dichos sujetos. En este último caso, debemos dejar constancia que la persona que delega
la representación lo hace por creerlo así conveniente, en ejercicio de la autonomía de la
voluntad, debido a múltiples factores que solamente le son inherentes y, por ello en nada
le impide que pueda ejercer de manera directa su voluntad y, por ende, celebrar el mismo
el acto jurídico o la relación jurídica que pretende generar.

Ahora bien, debemos efectuar la precisión de que para fines de la Teoría del acto jurídico,
solamente cabe desarrollar la representación directa (o también llamada representación
de personas), entendida como tal cuando el representante actúa en nombre y en interés
de su representado, implicando esto último lo que se conoce en la doctrina
como contemplatio domini.

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5. Apoderamiento

Figura jurídica que se encuadra en la institución más amplia de la representación. En


términos muy amplios, la representación es la cooperación que una persona presta a otra
mediante una gestión de sus asuntos en relación con otras personas. La representación
puede ser legal que es aquella cuya existencia, contenido y límites emanan directamente
del mandato legal, o voluntaria que es aquella cuyo título reside en la voluntad declarada
del representado. Ese acto de voluntad recibe el nombre de poder, apoderamiento o
autorización representativa que sería el negocio jurídico unilateral y recepticio por el que
una persona faculta a otra, en virtud, de una justa causa, para que actúe en su nombre y
por su cuenta.

Por otra parte el apoderamiento pertenece al ámbito de la representación directa. Ésta es


aquella en que el representante actúa y decide en nombre y por cuenta del representado,
frente a la representación indirecta en que el representante actúa en nombre propio pero
por cuenta del representado. En la representación directa el actuar en nombre ajeno ha
de ser patente para quienes contratan con el representante (contemplatio domini)
mientras que en la indirecta no se exterioriza la condición de representante. Pues bien la
representación adquiere carácter directo mediante el apoderamiento así como mediante la
ratificación. El apoderamiento sería una autorización a priori, la ratificación a posteriori.

El ámbito del apoderamiento coincide esencialmente con el de la autonomía privada,


desbordando por tanto el campo estrictamente negocial. Comprende así, no sólo la
celebración de negocios jurídicos, sino también el ejercicio de derechos y facultades así
como la realización de actos jurídicos no negociales (como la interrupción de la
prescripción. Por el contrario se excluyen los actos personalísimos (como la formación de
testamento, sin perjuicio de las especialidades forales en cuanto al testamento por
fiduciario o comisario) así como los actos relativos a los bienes de la personalidad, estado
civil y derechos de familia.

La concepción clásica identificaba el apoderamiento con el contrato de mandato pero


modernamente, se ha demostrado, especialmente por la doctrina alemana, que se trata
de instituciones diferentes. En este sentido Castán señala varias diferencias: 1ª. Que el
mandato origina una relación obligatoria personal e interna entre mandante y mandatario,
mientras que el apoderamiento suministra un poder jurídico de obrar con eficacia a
nombre del poderdante. 2ª. Que, por ende, el apoderamiento tiene necesariamente como
finalidad la representación, mientras que el mandato puede existir sin ella. 3ª. Que el
mandato como contrato que es requiere la aceptación expresa o tácita del mandatario,
mientras que el poder es un acto jurídico unilateral, que sólo requiere la declaración de
voluntad del poderdante, dirigida a los terceros, sin que sea necesaria la aceptación, ni
siquiera el conocimiento del apoderado.

Ciertamente, el apoderamiento suele estar incorporado al contrato de mandato, pero


también lo puede estar a otros contratos como el de sociedad o el arrendamiento de
servicios. Hay apoderamientos sin mandato (capitán, factor, socio gestor), y hay
mandatos que no llevan consigo un apoderamiento (representante indirecto, mandatario
oculto).

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La distinción conceptual entre mandato y apoderamiento ha venido acompañada de la
pretensión de caracterizar el apoderamiento como un negocio abstracto. La importancia
práctica de esta cuestión radica en que, aislado el apoderamiento del negocio por cuya
razón se otorgó, su validez no se vería afectada por la nulidad del negocio que le sirve de
causa ni porque el apoderado se extralimite con tal que ello no resulte del poder. Se dice
que esta abstracción beneficiaría a los terceros que contratasen con un apoderado en
base a un negocio nulo o con un apoderado que use el poder para un fin distinto de aquél
para el que fue concedido. De Castro entiende que en el Derecho español esta tesis
resulta insostenible, ya que la abstracción negocial repugna al sistema general del Código
Civil. El apoderamiento no puede ser concebido como una rueda loca, cuando puede
funcionar en conexión con el acto que lo pone en movimiento (mandato, sociedad,
arrendamientos de servicios).

5.1 La representación en el Código Civil peruano

La representación, tal como se le entiende en el Derecho Moderno, no ha sido una


elaboración del Derecho Romano, el que sólo la admitió excepcionalmente. Como ha
escrito Hupka, citado por Sánchez Urite: "Si el Derecho Romano hubiera prestado
reconocimiento a la representación en general, la mano maestra de los jurisconsultos
romanos nos hubiera transmitido con toda seguridad una teoría de la representación tan
cuidadosa como finamente elaborada". Sin embargo, los orígenes de la representación
están en el Derecho Romano. Como se sabe, existe una representación nacida del
imperio de la ley, y por eso llamada legal o necesaria; y otra, nacida de un acto jurídico, y
por eso llamada voluntaria. La legal o necesaria fue la que apareció primero en el
Derecho Romano. En el ámbito familiar las personas eran sui juris o alieni juris. Las
primeras, las sui juris, eran las personas libres de toda autoridad y dependientes de ellas
mismas, siendo llamadas paterfamilias, cuyo título además de implicar el derecho a un
patrimonio implicaba, entre otros, el de la autoridad sobre los esclavos, la patria potestas
y la manus maritalis. Alieni juris eran las personas sometidas al poder de otro que ejercía
los poderes anteriormente mencionados. El sometimiento de los alicnijuris es el origen de
la patria potestad, de la tutela y de la curatela, que conllevan representación legal sobre
los menores y los interdictos, así como el origen remoto de la representación de la
sociedad conyugal. Pero las personas sui juris no sólo podían hacer valer sus derechos
por sí mismas sino que debían así hacerlo.

Como explica Petit, no podían adquirir ni obligarse más que por sí mismas. Así, la
concepción del contrato de mandato no generaba representación y la relación entre
mandante y mandatario era extraña a los terceros, quienes sólo quedaban vinculados al
mandatario. El contrato de mandato, tal como se le concibió en Roma, era un encargo del
mandante, que requería de la aceptación del mandatario, para la realización de un acto
determinado o un conjunto de operaciones. El mandatario concluía el negocio con el
tercero, pero era él quien adquiría los derechos y contraía las obligaciones, necesitando
de un acto posterior para trasmitir dichos derechos u obligaciones al mandan, quien a su
vez lo desligaba de responsabilidad frente a los terceros con los cuales había celebrado
los actos o negocios jurídicos. El contrato de mandato no generaba, pues, una

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representación en virtud de la cual el mandans quedaba vinculado al tercero por los actos
de su mandatario. Por eso, la necesidad práctica de la representación la fue imponiendo.

Según Arauz Castex y Llambías, en el Derecho Romano, en un primer momento, para


llenar la necesidad que satisface la representación, se recurrió a un doble acto: el primero
servía para poner los derechos en cabeza de la persona que obraba en interés de otra, y
el segundo, para trasladarlos del adquirente aparente al verdadero interesado. Pero era
un procedimiento desventajoso, porque al exigir dos operaciones 'sucesivas, que podían
estar separadas por largo tiempo, como necesariamente ocurría si se trataba de menores
de edad a la espera de que éstos llegaran a la mayoría, sometía al peligro de que pudiese
sobrevenir la insolvencia del representante con el perjuicio consiguiente para el
representado. Por eso, ante lo imperfecto de este procedimiento, sus deficiencias fueron
siendo eliminadas paulatinamente. León Hurtado9 considera también que fue la utilidad
práctica de la representación la que la impuso en el Derecho Romano. Al doble acto al
que estaban sometidos los tutores y también los mandatarios, y los riesgos e
inconvenientes de todo orden que producía el ulterior traslado de los efectos, hicieron que
el Derecho Romano aceptara la representación en la adquisición de derechos reales
primero y más tarde en materia contractual. La aceptación de la representación por el
Derecho Romano no significó, pues, la formulación de una teoría como la que recién se
plantean el Derecho Moderno. Según Ospina y Os pina 10, la admisión de la
representación se hizo con base a una organización compleja y defectuosa: el
intermediario quedaba obligado por el contrato, o sea que adquiría los derechos y las
obligaciones resultantes, al paso que el representado (mandans) no quedaba vinculado
directamente al tercero contratante, sino apenas provisto de una acción contra su
intermediario para reclamarle el beneficio logrado. Y aún en los últimos tiempos del
Derecho Romano, cuando ya se conocieron acciones útiles al representado contra el
tercero, y viceversa, no se llegó a prescindir de la idea tradicional de que los actos
jurídicos tenían que producir sus efectos sobre el representante, por ser éste el autor
material de dichos actos. Pero además de los orígenes de la representación en el
mandato, los romanistas señalan que en el Derecho Romano se conoció la figura del
nuntius, que venía a ser un mensajero o portavoz, que no expresaba su propia voluntad,
sino la de la persona que lo enviaba y por ello, como señala Arguello11, los efectos del
negocio se fijaban en el sujeto que se servía del nuntius. La manifestación de la voluntad
por intermedio de un nuncio estaba también muy distante de la figura de la
representación, pues en ésta es el representante, con su propia voluntad y no la del
representado, la que lleva a la esfera jurídica de éste los efectos del acto celebrado con el
tercero contratante. Existe consenso en la doctrina en cuanto a que es a los canonistas
medioevales a quienes se les debe el concepto moderno de la representación,
caracterizado: a) por la voluntad del representante y no la del representado en la
celebración del acto jurídico; y, b) por la desviación de los efectos del acto hacia la esfera
jurídica del representado. Según Sánchez Urite 12, influyó en ello el Derecho Canónico al
permitir que se pudiera celebrar matrimonio por medio de representante.

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La evolución en nuestra codificación civil El Código Civil, como ya lo hemos advertido en
la Premisa, le da a la representación el tratamiento de una figura típica y autónoma, al
ubicarla dentro del desarrollo legislativo de la teoría del acto jurídico. Si bien la ha
desvinculado del contrato de mandato, en cuanto a la representación voluntaria, la
escisión no ha sido radical. En cuanto a la representación legal si bien ha establecido
normas básicas, tampoco la ha desvinculado de las instituciones jurídicas a las que
tradicionalmente ha estado hada. El Código de 1852, siguiendo el modelo romanista y
napoleónico, legisló sobre la representación legal en relación a la sociedad conyugal, la
patria potestad y la guarda de menores incapaces; y, sobre la representación voluntaria
en el contrato de mandato.

El Código de 1936 siguió al del siglo pasado en el tratamiento de la representación, tanto


en materia de representación legal como en la de representación voluntaria. Nuestro
Codificador de 1936 refirió también el tratamiento de la representación al contrato de
mandato y, en cuanto a la representación emanada de la ley a las disposiciones sobre las
instituciones de Derecho Familiar. No formuló, pues, el Código de 1936 un tratamiento
general de la representación y, por eso, León Barandiarán la consideró como "cuestión
complementaria" a la teoría general del acto jurídico, aunque estimando que "la
representación rebasa el contenido del mandato, ya que éste tiene un origen simplemente
contractual". Iturriaga Romero17, invocando el art. 1640 del Código anterior, según el
cual, el mandatario estaba obligado a expresar en todos los contratos que celebrara que
procedía a nombre de su mandante, consideró que el Código de 1936, como también lo
hacía el Código de 1852, confundía la representación con el mandato. Consideró,
igualmente, que al no tener disposiciones sobre la representación en el articulado
referente a la representación legal, había que aplicar, por analogía, las escasas reglas
que sobre el particular traía el contrato de mandato.

Contra este tratamiento, como lo hemos señalado, el vigente Código Civil ha planteado
innovaciones, unificando los supuestos de representación voluntaria y legal en el Título
111 del Libro 11 correspondiente al Acto Jurídico. De este modo, el contrato de mandato
no conlleva necesariamente representación, pues puede haber mandato con
representación, que se rige por las normas del Título 111 del Libro 11 (art.1806) y
mandato sin representación. Consideramos que en la formulación de una teoría general
de la representación el Código Civil ha avanzado considerablemente acercándose a las
nuevas concepciones de la moderna doctrina. El concepto de representación La
representación, como lo hemos expuesto al hacer referencia a su evolución histórica, ha
sido desligada de las instituciones de Derecho Familiar y del contrato de mandato, para
ser conceptuada como una figura típica y autónoma.

Así concebida, la representación es una figura en virtud de la cual una persona -el
representante- celebra uno o más actos jurídicos en cautela de los intereses de otra -el
representado-. El concepto expuesto lo es en un sentido amplio y en él quedan
comprendidas todas las modalidades de la representación, sea que ésta emane de la ley
o de un acto jurídico y que el representante actúe en nombre e interés del representado o

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actué en nombre propio pero en interés del representado. En todas estas modalidades el
representante actúa con voluntad propia y eso lo distingue del nuncio, que no es sino un
portavoz o mensajero del interesado en la celebración del acto jurídico. La representación
en su concepto restringido o estricto supone la actuación del representado actuando a
nombre y en interés del representado, y, no obstante dar lugar a la creación, regulación,
modificación o extinción de la relación jurídica en virtud del acto jurídico celebrado con la
manifestación de su propia voluntad, los efectos producidos se dirigen a la esfera jurídica
del representado. La conjunción de los sentidos amplio y estricto dan lugar al concepto de
representación, como figura típica y autónoma y de ella debemos precisar como
características generales el actuar del representante en interés del representado en la
relación jurídica entablada con los denominados terceros contratantes. El Código no ha
incorporado una noción de la representación, ni en su sentido amplio ni en el restringido, a
norma alguna. El art. 145, en su parágrafo primero, se limita a enunciar que "El acto
jurídico puede ser realizado mediante representante, salvo disposición contraria a la ley".

La norma fue tomada del Anteproyecto De la Puente-Zuzman , que eliminó la fórmula


original que la refería al "representante voluntario", dándole, así, comprensión tanto a la
representación voluntaria como a la legal, lo que se confirma por el segundo párrafo del
mismo art. 145. La representación sólo hará posible la celebración del acto jurídico
mediante representante cuando no exista disposición legal que la prohiba, esto es,
cuando no se trate de los denominados "actos personalísimos", que sólo pueden ser
celebrados por el propio interesado, como es el caso del acto testamentario que,
conforme al art. 690, debe ser la expresión directa de la voluntad del testador, quien no
puede dar poder a otro para testar.

6. Apoderamiento o poder

El apoderamiento o poder es un negocio jurídico unilateral y recepticio por el que


una persona autoriza a otra a que realice en su nombre negocios jurídicos que
produzcan efectos directos en su esfera patrimonial.

El apoderamiento pertenece al ámbito de la representación directa. Ésta es


aquella en que el representante actúa y decide en nombre y por cuenta del
representado, frente a la representación indirecta en que el representante actúa en
nombre propio pero por cuenta del representado. En la representación directa el
actuar en nombre ajeno ha de ser patente para quienes contratan con el
representante (contemplatio domini) mientras que en la indirecta no se exterioriza
la condición de representante. Pues bien la representación adquiere carácter
directo mediante el apoderamiento así como mediante la ratificación. El
apoderamiento sería una autorización a priori, la ratificación a posteriori.

Los elementos del negocio jurídico de apoderamiento serían los siguientes:

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 Elementos personales:

El apoderamiento, como negocio unilateral, perfecciona con la voluntad del


poderdante.

El poderdante debe tener la capacidad necesaria para la realización de los actos


que encomienda al apoderado.

El menor emancipado precisará el complemento de capacidad para el


otorgamiento poderes para la realización de los actos comprendidos en el artículo
323 Código Civil. Según señala Pau Pedrón (La capacidad en los negocios sobre
inmuebles. RCDI), el consentimiento de los padres o curador al otorgamiento del
poder por el emancipado no puede ser general, sino que debe ser específico para
un acto concreto (cita este autor en tal sentido las Sentencias del Tribunal
Supremo de 4 de noviembre de 1925 y de 28 de septiembre de 1968). Apunta este
autor (Pau Pedrón), la posibilidad de que sea en el momento del otorgamiento del
negocio representativo, y no en el del otorgamiento del poder, cuando los padres o
el curador ratificasen el poder y consintiesen el acto (esto lo admitió la antigua
Resolución de 20 de marzo de 1897, dictada para los territorios de ultramar, citada
por el mencionado autor, Pau Pedrón, que argumenta que el contrato de mandato
no está entre los que el emancipado no puede realizar por sí solo).

En cuanto a los representantes legales (padres, tutores), podrán conceder


poderes en nombre del representado, siempre que la concesión del poder no
implique una renuncia o cesión de sus facultades como representante. Según Pau
Pedrón (con cita de la Resolución DGRN de 18 de diciembre de 1900) “el poder
concedido por un representante legal ha de ser concreto y específico”, al modo
más de un nuntius que de un representante. El representante legal precisará
obtener las autorizaciones legalmente precisas para realizar los actos
comprendidos en el ámbito del poder, aunque quizás puedan diferirse al momento
del otorgamiento del negocio representativo (el que se otorga en uso del poder).

 Objeto

La creación de un documento legal por medio del cual una persona autoriza a otra
para que la represente y reemplace en diversas gestiones y trámites, los cuales
surtan efecto en el patrimonio del representado.

Elementos del Poder

Personales:

a) Poderdante: otorga su representación voluntaria (representado)

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b) Apoderado: persona a quien se confiere el "poder" o representación
voluntaria (representante)
c) Autoridades: mención de la o las personas o institución u organismo con
quienes se ejercerán las facultades de representación.

Negocio subyacente: causa jurídica por la cual se otorgó el poder, que puede ser
un contrato de mandato (sólo en el mandato representativo) o un acto diferente
como una compraventa privada, una donación, un contrato laboral, etcétera.

Así, el poder puede o no estar vinculado con el contrato de mandato. Sólo está
presente en el mandato representativo. En el mandato sin representación: no
existe "poder" alguno.

Facultades de representación: establece la clase del poder otorgado,


determinando el alcance y limitaciones del mismo.

EL PODER ESPECIAL

Es un documento legal escrito, firmado por una persona, en la que le da el poder a


otra persona, para que lo represente, conduzca negocio u otro tipo de actividad en
nombre del firmante, debiendo ser mayor de edad y estar acto en sus facultades.
Como nombre lo indica, el poder especial, es muy concreto el asunto que se
delega a otro, pues solo ser para un tema específico. En los poderes especiales,
los asuntos se determinan claramente, de modo que no se pueden confundir con
otros, de tal manera que si tiene varios procesos, tiene que mandar por separado
cada poder especial para cada proceso. Por ejemplo, suscribir un poder especial
solo para la venta de un inmueble, como se observa el poder especial es para algo
muy específico o único asunto.

Las personas que intervienen en un poder especial, generalmente son dos, la que
otorga el poder especial se lo denomina como poderdante, la persona que recibe
el mismo se lo denomina apoderado.

La preparación de la escritura o poder especial, se debe confeccionar ante Notario


Público, testigos idóneos o persona autorizada, su contenido debe respectar o
estar encuadrado de acuerdo a las normas judiciales del Código de Procedimiento
Civil, en su artículo correspondiente del lugar o jurisdicción a que pertenece, en las
cuales existen ciertas normas que varían de un lugar a otro.

El poder especial tiene diferencia al poder general, siendo el uno específico en


determinado proceso, mientras el otro para toda clase de procesos con
representación general.

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7. LA REPRESENTACIÓN ENTRE CÓNYUGES.

La representación legal también opera en la sociedad conyugal. Según el art. 292


del Código Civil, "La representación de la sociedad conyugal es ejercida
conjuntamente por los cónyuges, sin perjuicio de lo dispuesto por el Código
Procesal Civil. Cualquiera de ellos, sin embargo, puede otorgar poder al otro para
que ejerza dicha representación de manera total o parcial. Para las necesidades
ordinarias del hogar y actos de administración y conservación, la sociedad es
representada indistintamente por cualquiera de los cónyuges".

La hipótesis que plantea el art. 292 es la de dos personas capaces, pues los casos
de interdicción de uno de los cónyuges, su desaparición o el abandono del hogar,
están previstos en el art. 294, casos en los cuales la representación corresponde
al otro cónyuge (art. 314).

Con la representación legal aplicable a la sociedad conyugal se trata, en suma, de


cautelar el patrimonio común de los cónyuges. Por eso, la representación es
conjunta, por cuanto debe ser ejercitada por ambos cónyuges, salvo los actos
jurídicos vinculados a las necesidades ordinarias del hogar o los actos de
administración y conservación, para los cuales la representación es indistinta, es
decir, puede ser ejercitada por cualquiera de los cónyuges.

Debemos advertir, por último, que esta representación legal opera, únicamente, si
los cónyuges han optado por el régimen patrimonial de la sociedad de gananciales
y no por el de la separación de patrimonios (arts. 295, 296, 297 del Código Civil).

La representación de la sociedad conyugal puede también dar lugar a una


representación voluntaria, pues como hemos advertido, se trata de personas
capaces. A este respecto, el art. 146 del Código Civil ha previsto "Se permite la
representación entre cónyuges", en concordancia con el ya acotado art. 292, que
también ha previsto que cualquiera de los cónyuges puede dar poder al otro para
que ejerza solo la representación, en todo o en parte.

La representación voluntaria entre cónyuges, prevista en el acotado art. 146,


opera cuando han optado por el régimen de separación de patrimonios (art. 327) y
sin que nada obste para que la representación le sea otorgada a un tercero.

Lo que queda expuesto es aplicable a las uniones de hecho, siempre que reúnan
los requisitos de ser voluntaria, sin impedimento matrimonial y persigan finalidades
y deberes semejantes a los del matrimonio, pues en tal caso se forma una
sociedad de gananciales, pero siempre que la unión tenga por lo menos una
duración de dos años continuos (art. 326).

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7.1 PLURALIDAD DE REPRESENTADOS.

Se configura la pluralidad de representados cuando varios sujetos otorgan


conjuntamente su representación, para cuyo efecto, los representados por
voluntad unánime se tienen que poner de acuerdo en la designación del
representante. Todos ellos, por la unilateralidad del acto de otorgamiento de la
representación, se constituirán en parte de la relación representativa.

El necesario consenso para la designación del representante hace que la figura no


presente complejidades y que el Código Civil no haya considera do la
conveniencia de precisar concepto y legislarla expresamente. Sin embargo, sí ha
querido normar respecto la extinción de la relación representativa, pues conforme
al art. 150" La revocación del poder otorgado por varios representados para un
objeto de interés común, produce efecto sólo si es realizada por todos".

La norma acotada no tiene antecedente en nuestra codificación civil y fue


adoptada a propuesta de Carlos Cárdenas Quirós por la Comisión Revisora, sin
haberse dado a conocer los motivos de su propuesta y los de su incorporación.

7.2 PLURALIDAD DE REPRESENTANTES.

Es factible que una persona llamada representado pueda delegar facultades de


representación a varias personas representantes, aquí estaremos ante la figura de
la Pluralidad de representantes.

Esta figura es vinculada pero sustancialmente diferente a la de la pluralidad de


representados, es la de la pluralidad de representantes, que se forma cuando son
varios los sujetos a los que se le ha otorgado la representación.

La pluralidad de representantes es una situación que se presenta con frecuencia y


por eso el Código Civil le ha prestado mayor atención determinando la diversa
manera como puede operar y estableciendo una presunción en favor del tercero
contratante en aras a su seguridad. El art. 147 dispone que "Cuando son varios los
representantes se presume que lo son indistintamente, salvo que expresamente
se establezca que actuarán conjunta o sucesivamente o que estén
específicamente designados para practicar actos diferentes".

Bajo este orden de ideas, opera la regla en el sentido que los representantes
ejercerán la representación de manera separada o indistinta, buscando cada uno
lo mejor para los intereses de su representado, un salvo que por disposición de
éste se haya establecido que los representantes ejercerán la representación de
manera conjunta, donde todos ellos deberán confluir como una sola voluntad para
representar el principal.

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La pluralidad de representantes puede darse a través de dos formas o clases:

7.2.1 Representación sucesiva

Aquí el factor tiempo asume un papel preponderante, ya que existiendo varios


representantes, estos se irán turnando de manera continuada en el ejercicio de la
gestión representativa, tal como ha dispuesto el representado. Así por ejemplo, el
representado “X” puede designar a sus representantes “A”, “B” y “C”, conviniendo
en que el primero lo representará durante el mes de enero de 2015 y el último
durante el mes de Marzo del mismo año. Como se podrá apreciar, estamos frente
a varios representantes, los mismos que asumen la representación de manera
sucesiva o continuada.

7.2.2 Representación distributiva o independiente

En esta forma de representación, el representado delega o encomienda


determinadas facultades de representación a otras personas llamadas
representantes, de manera separada, donde cada uno de ellos deberá
desenvolver la representación dentro de los límites fijados por aquel. A manera de
ejemplo, podríamos señalar cuando representante “X” designa como
representantes a las personas de “A”, “B” y “C”, otorgando al primero poder para
administrar sus bienes, al segundo un poder para disponer sus bienes y, al tercero
un poder para litigar en su nombre en procesos judiciales. Del ejemplo propuesto
se denota muy claramente como la representación es distributiva, según el criterio
del representado, a otros tantos representantes.

7.3. RESPOSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS REPRESENTANTES.

"Si son dos o más los representantes, estos quedan obligados solidariamente
frente al representado, siempre que el poder se haya otorgado por acto único y
para un objeto de interés común" (Art. 148).

Según este enunciado legislativo, existe responsabilidad solidaria cuan-do hay un


supuesto de representación plural conjunta, cuando el poder se haya otorgado por
acto único (y con ello no hay que entender "un único documento"). El problema se
presenta en qué debemos entender por "objeto de interés común".

Se sostiene que esta expresión debe ser entendida como una "finalidad de interés
común". Otro sector de la doctrina que "el objeto debe conceptuarse como
propósito. Como intención de resultado que es pretendido en conjunto y con
efectos para los representantes. A ellos les conviene y les beneficia el poder y su
ejercicio para lograr el propósito común apetecido, que puede consistir bien en un

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solo acto o negocio jurídico, bien en una operación compleja". También se ha
sostenido que se trata del "acto jurídico que debe realizar el representante en
ejercicio de las facultades que le fueran conferidas".

Téngase presente que el art. 93 c.c., al regular la responsabilidad de los asociados


que desempeñen cargos directivos de la asociación remite a las reglas de
representación. En atención a ello, su responsabilidad es solidaria, de acuerdo al
art. 148 c.c.

7.4 EFECTOS DEL ACTO REPRESENTATIVO.

Ya hemos advertido que la ratificación del acto representativo anómalo le hace


adquirir una eficacia ab initio en razón del efecto retroactivo que dispone el
segundo párrafo del arto 162. Por ello, producida la ratificación, sus efectos son ex
tunc, esto es, como si la eficacia del acto jurídico celebrado por el falsus
procurator hubiera ingresado a la esfera jurídica del representado como si no
hubiese habido exceso en los límites de las facultades, no hubiesen sido violadas
o como si el representado hubiese otorgado su representación con anterioridad al
acto representativo anómalamente celebrado.

Sin embargo, no obstante el efecto retroactivo, el acotado arto 162 deja a salvo el
derecho de tercero. Se trata, no del tercero contratante, sino de un tercero a quien
la ratificación pueda lesionar en su derecho, como es el caso, por ejemplo, de un
poder para disponer de sus bienes que el representado otorga hasta una
determinada fecha después de la cual el representante realiza la venta por un
mejor precio que el obtenido por el propio representado, quien vende directamente
a persona distinta al considerar que el poder que otorgó ya no tiene vigencia: en
esta hipótesis, el derecho de quien lo adquirió directamente del representado no
puede ser afectado por la ratificación y está a salvo de los efectos del acto
ratificatorio, pudiendo exigir la entrega del bien por el precio que pagó alegando un
mejor derecho de quien adquirió del representante que se excedió en los límites
de sus facultades, pues su derecho deriva del acto jurídico que celebró con el
propio dominus.

1. la representación con poder o contemplatio domini.-


según el art. 164 cc el representante está obligado a expresar en todos los actos
que celebre que procede a nombre de su representado y , si fuere requerido, a
acreditar sus facultades.

la representación puede ser con poder y sin poder. se dice que es con poder
cuando el representante actúa contemplatio domini y dotado de facultades y

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poderes, que el representado ha conferido, para encausar los efectos de los actos
representativos que recaigan sobre su esfera jurídica. en cambio, la
representación directa sin poder adolece del mismo. es decir el representante
carece de poder para la celebración del acto representativo, situación que es
contemplada por la codificación civil en el art. 161; que en su última parte ordena
que es ineficaz ante el supuesto representado el acto jurídico celebrado por
persona que no tiene la representación que se atribuye.

2. el acto consigo mismo.-


es una clase de representación directa con poder, aunque con algunas
peculiaridades, el c.c. en el art. 166° señala: "es anulable el acto jurídico que el
representante concluya consigo mismo, en nombre propio o como representante
de otro, a menos que la ley le permita, que el representado lo hubiera utilizado
específicamente, o que el contenido del acto jurídico hubiera sido determinado de
modo que excluya las posibilidades de un conflicto"
el acto jurídico consigo mismo, tiene que ver con el representante, quien, por una
parte actúa como tal en nombre del representado, pero a su vez, se constituye en
contraparte ya sea en beneficio propio o de otro representado. se trata de una
confusión de intereses, las dos voluntades confluyen en el representante.

Cuando hay conflicto de intereses el acto jurídico es anulable. no lo será cuando la


confianza que se ha puesto en el representante permanece intacta y no hay
posibilidad de un conflicto de interés, o cuando la ley lo permita.

3. ineficacia de la representación directa sin poder.-


art. 167° c.c. (casos de representación legal más que con la voluntaria)
no significa que este permitido que el representante ejerza la representación sin
poder. se trata de un accionar anómalo, indebido que puede consistir en
excederse de facultades, de una violación, o de la atribución de una
representación que no se tiene. por eso el c.c. a estos actos los declara ineficaces,
esto es, como que nunca se celebraron, entonces son inoponibles frente al
representado y al tercero. esto está previsto en el art. 161° del c.c.

4. ratificación del acto ineficaz.-


cuando el representante ha celebrado actos jurídicos, con la concurrencia de las
circunstancias señaladas en el punto anterior y que estan contemplados en el art.
161° del c.c. pueden tener eficacia si el representado los ratifica.
la ratificación tiene efecto retroactivo, pero queda a salvo el derecho del tercero. el
tercero y el que hubiese celebrado el acto jurídico como representante podrá
resolver el acto jurídico antes de la ratificación, sin perjuicio de la indemnización
que corresponda.
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5. la representación presumida del dependiente.-
el art. 165° del c.c. dispone "se presume que el dependiente que actúa en
establecimiento abierto al público tiene el poder de representación de su principal
para los actos que ordinariamente se realizan en ellos"
este es un asunto que tiene que ver con la representación legal, antes que con la
voluntaria. se trata de una presunción establecida por la ley, para facilitar las
relaciones en los establecimientos comerciales, a los que acude el público para
realizar actos jurídicos como compra de bienes.

6. la anulabilidad del acto jurídico del representante.-


el art. 163° del c.c. establece que "el a.j. es anulable si la voluntad del
representante hubiera sido viciada". el propio c.c. señala que los vicios de la
voluntad son el error, el dolo, la violencia y la intimidación. de manera que si la
voluntad del representante hubiera sido objeto de alguno de estos vicios, el acto
jurídico es anulable

8. Revocación del poder:


El poder puede ser revocado en cualquier momento. Asi lo establece el Art.149 del
código civil. Asi como la representación nace de un pacto unilateral del
representado, del mismo modo se extingue por un pacto unilateral que es la
revocación. La revocación es la invalidación del poder por simple acto de voluntad
del propio interesado, es decir del ad nutum.

No hay que confundir la revocación con la impugnación de los actos del tutor, que
se faculta por el Art.530 al menor de 14 años capaz de discernimiento. Tampoco
hay que confundir la facultad que tiene el mayor de 14 años o menor de 18 para
pedir al juez la remoción del tutor, porque en este caso tendremos la sustitución
del representante legal, pero no su supresión.

Dispone el Art.150 del código civil que la revocación del poder otorgado por varios
representados para un objeto de interés común, solo produce efecto si es
realizado por todos. Hay que entender la norma en el sentido de que si son varios
los representados que han otorgado un poder para un pacto acto de interés
común, solo podrá ser revocado por todos los otorgantes.

8.1 La revocación tacita:


Existe también una revocación que se deduce de ciertos actos (la manifestación
de voluntad puede ser directa, o expresa y tacita.es tacita cuando la voluntad se
infiere indubitablemente de una actitud o circunstancias de comportamiento que
revela su existencia, Art.141).la revocación tacita esta normada por el Art.151 del
código civil y los actos de los cuales se infiere la intención revocatoria son:

 La designación de nuevo representante para el acto.

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 Ejecución del acto por el mismo representado.

Esta revocación surge efecto desde el momento que se comunica al


representante. Entonces, deben concurrir los siguientes elementos: la designación
de un nuevo representado y la comunicación de esos hechos al antiguo
representante.
Si no se hiciese la comunicación, el anterior representante podrá realizar actos en
nombre del representado y serán válidos.

8.2 La comunicación de la revocación:


Cualquier revocación deberá ser comunicada al representante y a todos quienes
tengan interés en el acto jurídico. Dispone el Art. 152, que la revocación
comunicada solo al representante no puede ser opuesta a los terceros que
actuaron desconociéndola, salvo que haya sido inscrita (en atención al principio de
que todo acto inscrito, se supone conocido Art. 2012.).en todo caso, si el
representante actuó después de la revocatoria, con desconocimiento del tercero,
tendrá responsabilidad ante el representado.

8.3 Poder irrevocable:

Puede otorgarse un poder para fines específicos y por tiempo limitado, que no
puede exceder de un año, de acuerdo con el Art.153.durante el lapso el poder o,
en su defecto por un año, ese poder será irrevocable. Esto lo dispone el Art.153. la
norma prevé tres casos: a) cuando el poder se otorga para un acto especial;
b)cuando el poder se otorga por tiempo limitado, el que no puede ser mayor de un
año; y c) cuando se otorga en interés común del representado y del representante
o de un tercero.

Poder irrevocable
Artículo 153º.-
El poder es irrevocable siempre que se estipule para un acto
Especial o por tiempo limitado o cuando es otorgado en interés común del
Representado y del representante o de un tercero.
El plazo del poder irrevocable no puede ser mayor de un año.

8.5. Renuncia del representante:

La relación representativa tan bien puede extinguirse por voluntad unilateral del
representante y tiene su expresión en la “renuncia”. Diez picazo la funda en el
intuitus personae y en la confianza, las cuales sostienen, juegan recíprocamente
en la relación representativa, y que, asi como representado puede poner termino a
ella mediante la revocación, también puede hacerlo el representante mediante la
renuncia. La renuncia viene a ser, pues, una extinción del vínculo representativo
por obra de la exclusiva y libre voluntad del representante, constituyendo también,

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por ello, un acto jurídico unilateral que, al igual que el de la revocación, es también
de carácter recepticio

El código se ocupa de la renuncia del representante en el Art.154:


Renuncia del representante
Artículo 154º.- El representante puede renunciar a la representación
comunicándolo al representado. El representante está obligado a continuar con la
representación hasta su reemplazo, salvo impedimento grave o justa causa.
El representante puede apartarse de la representación si notificado el
representado de su renuncia, transcurre el plazo de treinta días más el término de
la distancia, sin haber sido reemplazado.

Del tenor de la norma se deducen dos situaciones. En la primera situación, si con


la comunicación de la renuncia el representante no se invoca un impedimento
grave o una justa causa se asume responsabilidad por los daños y perjuicios que
se irrogue con el apartamiento al representado, pues el representante debe
continuar con la representación hasta su reemplazo, habiendo que advertir que la
“comunicación” es cualquier medio idóneo de poner la renuncia en conocimiento
del representado, que la justa causa puede consistir en el incumplimiento de
obligaciones a cargo del representado generadas con la relación originante de la
relación representativa y que el impedimento grave puede consistir en causa de
fuerza mayor o fortuitas.

En la segunda, la “notificación” debe enterderse efectuada por conducto judicial.


De ahí, que siendo indubitable el conocimiento que de la renuncia toma el
representado, se requiere tan solo del transcurso del plazo previsto en el Art.154
para que se extinga la relación representativa.

En el mandato con representación, según el Art.1808, la renuncia del poder


implica la extinción del mandato.

8.6 Muerte del representado o del representante:


La confianza que implica un intuitus personae, sustenta también el que la muerte
extinga la representación, sea la del representante o la del representado.
Tratándose de la muerte del representante, el poder de representación se extingue
no solo porque puede haber sido otorgado intuito personae, sino, porque,
precisamente, la representación repondrá fin a la representación, pues el quien ha
depositado la confianza en la persona del representante, el cual puede no merecer
la de los herederos o causahabitantes del dominus. Sin embargo, como apunta
Stolfi, el que el poder de representación termine con la muerte de quien lo ha
otorgado, como ocurre normalmente, o subsista, no obstante, después, es cosa
que dependerá de la especial relación en que se base.
El código no se ha puesto en estas hipótesis, aunque debe advertirse que son
causal de extinción del mandato, conforme al Art. 1801, inc. 3, salvo que se trate
de la muerte del mandate que el mandato haya sido celebrado en interés del
mandatario según lo establece el Art.1803.
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8.7 Sustitución de la representación:
Puede concederse al representante la facultad de sustituir la representación. La
sustitución puede ser de dos clases: para persona determinada o para personas
indeterminada. El principio general es que el representante desempeñe
personalmente el poder. Y la sustitución debe estar facultada. El apoderado no
podrá sustituir el poder, sin estar autorizado para ello. Asi lo establece el Art.157
del código civil y el artículo 77 del código procesal civil.

Cuando la sustitución se hace a favor de determinada persona, el representante


queda liberado de responsabilidad por los perjuicios que la sustitución hubiere
causado al representado. Pero si la facultad de sustituir el poder se hizo
indeterminadamente, concediéndole al apoderado la facultad de nombrar al
sustituto, es responsable, según el código cuando incurre en culpa inexcusable en
la elección. Nosotros creemos que será responsable por los perjuicios que la
gestión del sustituto cause al representado, puesto que el representante responde
de las instrucciones que imparta sustituto. (Art.158.). en caso de responsabilidad,
representante podrá accionar directamente contra el sustituto. Podrá, asimismo
acumular acción contra el representante. No existe responsabilidad solidaria del
representante y del sustituto, salvo que al otorgarse el poder se haya establecido.

8.8 Revocación de la sustitución:


La sustitución podrá ser revocada por el sustituyente reasumiendo el poder, salvo
que se haya pactado en otro sentido. (Art.159). esta norma mo tiene antecedentes
en el código civil derogado de 1936. La facultad de sustituir puede llevar también
la facultad de revocar la sustitución y reasumir el poder. Cabe dentro de la
amplitud de la libertad contractual que tiene el representado. Se trata
indudablemente de una facultad concedida al representante, quien no solo estará
autorizado a nombrar un sustituto, sino también a reasumir el mandato, con
revocación expresa de la sustitución. Esta facultad está entre las especiales que
confiere la representación.

9. Delegación:
Salvo disposición distinta del representado, el representante puede delegar todas o parte de sus
facultades, y es directamente responsable ante al representado por la elección del delegado y
por los actos que éste celebre o ejecute.
La delegación no supone la extinción de las facultades del representante.

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Conclusión
La representación es un tema que ha estado desde el derecho romano con la
familia y sus organizaciones.

En la actualidad en nuestro código civil peruano está estipulado en el en el


titulo III, art. 145 – art.167 que nos muestra una representación que no solo se
basa en familia si no en los diferentes actos jurídicos.

De acuerdo a la pluralidad de representantes; cuando son varios el representante


se presume que lo son indistintamente, salvo que expresamente se establezca
que actuarán conjunta o sucesivamente o que estén específicamente designados
para practicar actos diferentes.

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Referencias bibliográficas
-http://spij.minjus.gob.pe/notificacion/guias/CODIGO-CIVIL.pdf

-http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/apoderamiento/apoderamiento.htm

-https://noticias.infocif.es/noticia/tipos-de-apoderamiento-que-son-que-tipos-hay-y-
que-suponen

-http://andrescusi.blogspot.pe/2014/09/la-representacion-andres-cusi--
arredondo.html?m=1

-https://prezi.com/m/hd0nefq1us48/la-representacion/

-TEORIA GENERAL DEL ACTO JURÍDICO-Fernando Vidal Ramírez

-ACTO JURIDICO-Carlos Ferdinand Cuadros Villena

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