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INTRODUCCIÓN.

La lactancia materna exclusiva proporciona al recién nacido el alimento más


adaptado a sus necesidades fisiológicas, aportando beneficios a nivel
inmunológico, psicológico, económico e incluso ambiental (Cattaneo, 2005). La
Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que su duración sea de un
mínimo de 6 meses para obtener un correcto desarrollo en los primeros meses
de vida del lactante. Sin embargo tanto la duración de la lactancia como el
número de madres que la inician han sufrido constantes fluctuaciones en el
tiempo.

En la década de los 50, y tras el aumento en el uso de las denominadas “leches


de fórmula para lactantes”, la lactancia materna exclusiva se fue abandonando
de manera progresiva en los países desarrollados, llegando a los años 70 a
niveles mínimos. Estudios demostraron que el abandono de la lactancia materna
exclusiva estaba acarreando considerables problemas sanitarios y económicos.
A partir de la década de los 90, con la declaración de Inocenti y la iniciativa
“Hospital Amigo del niño” se pretende dar un nuevo impulso a la lactancia
materna.

Actualmente es bien conocida la importancia que tiene la lactancia materna,


aportando ventajas tanto para la madre como para el recién nacido. Para el
menor, a largo plazo la alimentación en exclusiva de leche materna durante los
primeros meses de vida se asocia a una menor tendencia a la obesidad infantil,
la diabetes y con mejores puntuaciones en las pruebas de desarrollo intelectual
(Oribe, 2015). Para la madre el acto de amamantar se ha asociado a la pérdida
de peso durante el posparto y la disminución del riesgo de anemia, hipertensión,
depresión posparto y/o cáncer de mama u de ovario (Sacristán 2011). Por ello
casi todos los estudios están de acuerdo en defender la promoción de la
lactancia materna como objetivo prioritario en las políticas de salud.

La importancia de la lactancia se plasma en la creación durante los últimos años


de diferentes programas de protección, promoción y apoyo a la lactancia llevados
a cabo por organismos como la OMS. A pesar de la aplicación de tales
programas, los resultados no están siendo del todo satisfactorios en las regiones
europeas.

Un estudio llevado a cabo por la OMS en los países de Europa han encontrado
que solamente un 25% de los recién nacidos eran alimentados con lactancia
materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida recomendados. Entre
los países europeos con mayores tasas se encontraban Eslovaquia (49%),
Hungría (43,9%) o Portugal (34%). Mientras, los países europeos con tasas más
bajas son Grecia (0,7%), Reino Unido (1%) y Finlandia (1%). Las razones de
estas bajas prevalencias son variadas, y entre ellas se encuentran: la percepción
del bajo apoyo recibido por parte de los servicios de salud, la dificultad de
combinar la lactancia materna con la actividad laboral, situaciones de estrés en
la madre, la falta de control sobre la publicidad actual en las leches artificiales
y/o la presión que se ejerce en la sociedad para la introducción de la alimentación
sólida en la dieta del lactante. Con respecto a este último punto, se sabe que un
inicio precoz de la alimentación complementaria aumenta el riesgo de abandono
de la lactancia (Díaz, 2016).

A pesar de la escasez de trabajos encontrados en países no industrializados, es


importante mencionar el papel vital que ejerce en ellos la lactancia materna. En
los países en vías de desarrollo, donde el 45% de las muertes en población
infantil se relacionan con la desnutrición, el abandono prematuro de la lactancia
implica el aumento significativo para el infante del riesgo de padecer
enfermedades infecciosas, crónicas y, en muchos casos, debido a los pobres
sistemas de salud, mortales.

En España no hay un sistema oficial y adecuado de monitorización y registro de


tasas de lactancia materna. Los estudios existentes hasta el momento sobre las
tasas de prevalencia y duración en nuestro país proceden, en su mayor parte,
de encuestas realizadas por profesionales sanitarios a nivel regional. Los datos
obtenidos reflejan situaciones que distan del patrón óptimo recomendado. La
duración media de la lactancia materna exclusiva en nuestro país es de 3,9
meses; y de la lactancia materna total de 4,6 meses (Sacristán, 2011). Sólo un
total del 28,5% de las madres continuaban con la lactancia exclusiva durante los
6 meses recomendados por la OMS.

En la Comunidad Autónoma de Galicia no existen actualmente estudios con


muestras poblacionales suficientemente grandes que analicen con detenimiento
la situación actual de la lactancia materna. Por ello el objetivo del presente
trabajo es el de estimar las tasas prevalencia, la duración media y los factores
asociados a su inicio y mantenimiento a través de la encuesta “SICRI-2016”.

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