Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1. Introducción
2. Principios generales
3. Un poco de teoría es necesaria
4. Teorías explicativas de los TEA y su aplicación a las conductas
desadaptativas
5. ¿Por qué los problemas de conducta?
6. La familia: Protagonista de su historia
1. INTRODUCCIÓN
Las alteraciones comportamentales son frecuentes en las personas con Trastornos
del Espectro del Autismo (TEA). Son además, uno de los puntos que más interfiere
en la dinámica familiar, en la capacidad de inclusión social de la persona y por lo
tanto, en su calidad de vida. Las alteraciones comportamentales deben situarse por
lo tanto, en el foco de la intervención para el terapeuta; sin embargo, no es raro
que la familia deje de plantear el problema o que el propio terapeuta lo obvie. Esta
indiferencia no llevará más que a la perpetuidad o incluso, empeoramiento del
problema comportamental.
En el presente curso, las docentes pretendemos exponer las técnicas o métodos
que hemos encontrado de mayor utilidad para el abordaje de los problemas de
comportamiento en niños con TEA. Explicaremos el modo en que ponemos en
práctica dichas técnicas y para qué situaciones empleamos cada una de ellas. No
pretendemos por lo tanto, realizar un compendio teórico general de las técnicas de
modificación de conducta pues para ello existe material en la literatura más
preciso que este curso.
El diseño del curso contempla que la exposición teórica a través de los apuntes
escritos será complementada y ampliada por las clases virtuales.
2. PRINCIPIOS GENERALES
Respeto al niño y a su familia
Aunque este aspecto pueda parecer una obviedad, es posible que el terapeuta
quede cegado por la “necesidad” de intervención y se inmiscuya de una manera
poco considerada en la vida del niño con TEA y de su familia. La intervención sobre
las alteraciones comportamentales ha de ser siempre consensuada con la familia y
guiada por el terapeuta desde el respeto. Para ello, debemos adquirir un vasto
conocimiento del funcionamiento cognitivo de las personas con TEA además de
desarrollar nuestra propia capacidad de empatía. De este modo, seremos capaces
de ponernos en su piel y distinguir por ejemplo, momentos en los que el niño hace
una pataleta por capricho, de momentos en los que pierde el control por no ser
capaz de comprender la situación (Ej. Un cambio inesperado).
nuestro entorno. En las personas con TEA, esta tendencia no se daría por lo que
tienden al procesamiento predominante de los detalles.
Esta teoría explicaría las situaciones en las que el niño se incomoda y llega a hacer
una rabieta porque se ha fijado en un detalle de la situación que ha pasado
desapercibido para el adulto. En esta situación, consideraríamos que hace una
rabieta sin un desencadenante existente (sin motivo) pero, en realidad, la conducta
resulta de la focalización sobre un detalle concreto que cobra enorme interés y que
no es identificado por los demás.
El fallo descrito en esta teoría explica la dificultad del niño a la hora de generalizar
aprendizajes a diferentes contextos.
TEORÍA DEL DÉFICIT EN FUNCIÓN EJECUTIVA
Las funciones ejecutivas nos permiten adaptarnos al entorno cambiante en el que
nos desarrollamos y llevar a cabo conductas orientadas a una meta. Incluyen
funciones para mantener la información, manipularla y actuar en función de ella
(actualización); autorregular la conducta de forma no impulsiva (inhibición);
adaptar el comportamiento a los cambios ambientales (alternancia) según Miyake
et. al (2000).
Esta teoría nos explica dificultades frecuentemente observadas en niños con TEA
para el autocontrol y la autorregulación emocional, la generalización de
aprendizajes, la resolución de problemas y la adaptación a situaciones novedosas
entre otras.
unos y otros. Además, han de tomar conciencia de que se trabajarán uno a uno y de
forma progresiva. Los cambios no llegarán de manera inmediata, sino como
consecuencia del trabajo constante.
• Estructuración básica de la vida familiar
Al abordar los problemas de conducta en niños con TEA, la familia ha de entender
que ellos mismo tienen que ser la base que otorgue estabilidad y seguridad al niño.
De nada sirve iniciar una intervención educativa en una familia desorganizada que
no sigue hábitos mínimos en su funcionamiento. Recordemos que cuanto más bajo
sea el nivel de funcionamiento cognitivo del niño, mayor necesidad tendrá de un
entorno altamente estructurado.
En este punto cobra interés la identificación del estilo parental predominante en la
familia; así como del rol que han adquirido sus miembros.
Insistir en la constancia
Para que la intervención educativa sea efectiva es completamente preciso que se
lleve a cabo de manera constante, tanto en el tiempo como en los diferentes
entornos en los que el niño se desenvuelve. Al aplicar técnicas de modificación de
conducta hemos de tener presente que no existe una receta única; a veces, será
necesario probar diferentes estrategias hasta dar con la que funciona. Será
necesario aplicar una técnica al menos durante 15 días y de manera consistente
antes de descartar su utilidad.
Ser positivos
Hemos de favorecer que la familia tome una actitud general positiva sobre todo,
cuando se pongan en marcha actuaciones dirigidas a suprimir una determinada
conducta. Han de saber que incluso en estos casos, debemos tender a reforzar los
esfuerzos del niño, insistir en los comportamientos adecuados y premiar al niño
aunque lo que haya hecho no tenga nada que ver con la conducta problemática que
queremos eliminar.
El principio de mayor relevancia que hemos de seguir en el abordaje de los
problemas comportamentales de los niños con TEA ha de ser el sentido común.
Toda intervención ha de personalizarse, teniendo en cuenta las habilidades y
capacidades del niño y de todos los miembros de su familia.
Toda vez que cuenta con la información necesaria, la terapeuta debe saber manejar
los ingredientes para elaborar la receta adecuada a cada familia sin miedo a
equivocarse.