Sunteți pe pagina 1din 6

UNIVERSIDAD PRIVADA

DE TACNA
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

Resumen

CURSO :

DEONTOLOGÍA FORENSE

ALUMNO:

Huanca Calizaya, Jorge

CICLO :

TURNO:

NOCHE

TACNA – PERÚ
2018
RESUMEN “EL CASO DE LOS EXPLORADORES DE
CAVERNAS”
Esta historia comienza cuando se plantea un caso ante la Suprema Corte de
Newgarth, tras la apelación de los acusados al haber sido declarados
culpables, por el tribunal del Condado de Stowfield.

Cinco miembros de la Sociedad Espeleológica penetraron al interior de una


caverna y cuando se hallaban lejos de la entrada tuvo lugar una avalancha de
rocas que bloquearon la única salida posible. Al enterarse de esto, la Sociedad
Espeleológica inmediatamente llevó a cabo las tareas de rescate, cuyo objetivo
no fue logrado sino hasta el trigésimo segundo día. El rescate tuvo como saldo
importantes pérdidas, como la vida de diez obreros que intentaban despejar la
entrada.

Al vigésimo segundo día, los exploradores se comunicaron con la Sociedad a


través de un radio portátil para informarse acerca de sus posibilidades de
sobrevivir. Tras no encontrar otra solución y ante la falta de provisiones que les
permitiera subsistir, Roger Whetmore, uno de ellos, creyó conveniente salvar
cuatro vidas, para lo cual habría que sacrificar a uno (de los cinco) para servir
de alimento a los restantes. Ante un acalorado debate, no encontraron una
solución más adecuada. Los exploradores estuvieron de acuerdo con su
colega.

Cuando se iba a proceder a tirar los dados que determinarían cual sería la
víctima, uno de ellos, precisamente Whetmore, se arrepintió y comentó que le
parecía más prudente esperar una semana más para luego tomar una decisión
tan drástica, pero su propuesta no fue aceptada por sus compañeros, quienes
lo señalaron de haber violado lo convenido y procedieron entonces a arrojar los
dados. Una extraña decisión del destino hizo que el azar eligiera a Whetmore.
Se vio perjudicado por lo dados siendo él quien sería privado de la vida y
comido por sus compañeros.

Luego del rescate de los acusados y después que éstos pasaran una
temporada en el hospital donde fueron objeto de un tratamiento por
desnutrición y shock, se los sometió a proceso por homicidio en la persona de
Roger Whetmore. En un prolongado "veredicto" el jurado del tribunal del
Condado de Stowfield decidió que los hechos habían ocurrido de tal manera y
por decisión del juez, los acusados fueron declarados culpables por el delito de
homicidio.

Una vez disuelto el jurado sus miembros suscribieron una comunicación al jefe
del Poder Ejecutivo pidiéndole que conmutara la pena de muerte por la de seis
meses de prisión. El juez otro tanto. El Poder Ejecutivo ante la situación se
mantuvo a la expectativa aguardando la decisión de la Suprema Corte sin dar
lugar luego a las peticiones realizadas por el tribunal de Stowfield.

El caso de los exploradores de cavernas refleja la puja existente entre dos


corrientes tan antiguas como actuales, dos corrientes que a mi juicio no son
más que dos formas distintas de ver el derecho. Estas dos corrientes son el
Iusnaturalismo y el Positivismo Jurídico.

Para resumir y tratando de evitar entrar en disquisiciones acerca de los


diferentes matices de cada una de estas corrientes podemos decir que la
diferencia esencial estaría dada por la relación existente entre Derecho y Moral,
para el Iusnaturalismo existe una relación intrínseca entre ambos términos, y
para el Positivismo esa conexión no existe.

Así el Iusnaturalismo sostiene que hay principios morales y de justicia


universalmente válidos y asequibles a la razón humana. En virtud de ello un
sistema normativo o una norma jurídica no pueden ser calificados de jurídicos
si contradicen aquellos principios morales o de justicia.

El Positivismo no rechaza la existencia de principios morales y de justicia de


carácter universal que sean asequibles a la razón, pero considera que el
derecho positivo de un ordenamiento jurídico dado, por el solo hecho de
emanar de la voluntad dominante es justo. Para esta corriente, el derecho
como conjunto de reglas dadas por el poder que ejerce el monopolio de la
fuerza en una determinada sociedad, sirve independientemente del valor moral
de sus reglas para la obtención de ciertos fines tales como el orden, la paz, la
seguridad, etc.

En función de lo dicho y antes de entrar en el análisis del caso concreto,


considero que la relación entre moral y derecho debe necesariamente reflejarse
en el concepto de derecho.

Los jueces deben recurrir a normas y principios morales para resolver


cuestiones que no están claramente resueltas por las normas jurídicas y, del
mismo modo, los jueces deben negarse a aplicar aquellas normas jurídicas que
contradicen radicalmente principios morales o de justicia que cuentan con la
aceptación y el reconocimiento de la totalidad o de la mayor parte de los
integrantes que conforman aquel grupo social que la norma busca regular.

En el caso de los Exploradores de caverna, los Ministros intervinientes han


adoptado posiciones que reflejan su posición o su adherencia a las corrientes
que se comentaban anteriormente.

El Ministro Foster, considera que los cuatro exploradores rescatados no


pueden ni deben ser considerados homicidas y por tanto condenados a la
horca. Sostiene que esto sería absolutamente contrario al sentido común,
opinión que comparto. Para fundamentar su posición utiliza dos argumentos.

El primero de ellos consiste en negar que a estos hombres se les pueda aplicar
el Derecho del Commonwealth. Para explicar su posición utiliza algunos
artilugios que oscurecen más de lo que aclaran. Foster nos habla del contrato
social, de la necesidad de vivir con “otros”, de coexistir, y de que el contrato
social de alguna manera vino a permitir esta convivencia armónica entre todos.
La circunstancia de los exploradores de las cavernas colocó a estos hombres
en un “estado de naturaleza” alejados y ajenos no solo de la sociedad civil sino
también de todo contrato preexistente, por lo que constituyeron un nuevo
contrato social. Este nuevo contrato consensuado y aceptado por todos
permitió la antropofagia.

Considero demasiado riesgoso darle una solución al caso “no legal”. Pienso
que la solución debe intentar encontrarse en el derecho positivo del
Commonwealth, ya sea considerando atípica la conducta de estos hombres,
sea disminuyendo la pena o conmutando la misma teniendo siempre en cuenta
las especiales circunstancias del caso.

Esta posición refleja un acercamiento al Iusnaturalismo racionalista, en cambio


la segunda posición que a continuación se expone se acerca o identifica con el
Positivismo -podría decir con la Escuela de la Exégesis-, encontrando la
solución a un caso dado en la Ley Positiva de un Estado, o en la voluntad del
legislador al promulgar esas mismas leyes.

Entonces -y para el caso de que no se acepte esta primera línea de


argumentación- Foster parte de una premisa absolutamente contraria a la
anterior, esto es, considerar la conducta de estos hombres comprendidas
dentro del Derecho del Commonwealht pero con una salvedad: que si bien se
viola la letra de la ley no se viola la ley misma, no se viola su espíritu o
propósito.

El Derecho debe interpretarse en forma razonable, los jueces deben corregir


errores obvios como también integrar las lagunas u omisiones legislativas y
esto, según Foster, lejos de suplantar la voluntad del legislador es hacerla
efectiva.
Esta posición me parece más coherente con un Estado de Derecho, la solución
está dentro del ordenamiento jurídico. Esquivando ciertos formalismos estériles
arribamos a una posible solución.

El Ministro Tatting, utiliza la ironía y el excesivo formalismo para desvirtuar la


posición y los alegatos del Ministro Foster. No voy a analizar su voto porque en
definitiva el mismo renuncia a participar en el presente caso. Considero que la
misma se debe a no haber podido conciliar su sentido jurídico o su sentido
común con la solución dada por el derecho escrito. En algún momento de su
alegato menciona una crítica hacia el Fiscal del caso arguyendo que no debería
haber presentado acusación, yo me pregunto: si realmente considera a estos
hombres inocentes ¿qué le impide así declararlo?
Una cosa es segura, el juez debe resolver sus propios conflictos o
contradicciones internas y fallar en el caso que se le presenta.
Contradicciones, en mayor o menor medida hay siempre que se resuelven
casos que no son de laboratorio, casos que forman parte de la vida real. Los
jueces deben tener siempre presente las consecuencias y el impacto que sus
decisiones provocan en la vida de estos hombres.

Ministro Keen: La posición de este Ministro es claramente Positivista, de un


positivismo extremo, considera que el problema para resolver el presente caso
radica en haber fracasado a la hora de distinguir las cuestiones jurídicas de las
morales. La ley es clara: “quienquiera privare intencionalmente de la vida a
otro, será castigado con la muerte”.

Para el Ministro Keen, no importan las circunstancias, no importa realmente “la


intencionalidad” de la conducta de estos hombres, no importa más que la
comprobación de las cuestiones fácticas, y estas han quedado por demás
comprobadas, por lo tanto confirma la sentencia condenatoria.

Por último el Ministro Handy, adopta una posición bastante pragmática


(realismo moderado). El mismo al preguntarse qué hacer con los acusados,
responde que es una cuestión de sabiduría práctica que debe aplicarse en un
contexto no de teoría abstracta sino de realidades humanas. El ministro Handy
nos dice que el gobierno es un asunto humano y los hombres son gobernados,
no por palabras sobre el papel sino por otros hombres, y son gobernados bien
cuando sus gobernantes entienden los sentimientos y concepciones de las
masas. Considera también que todo funcionario público, incluidos los jueces
cumplirían mejor su tarea si trataran a las formas y a los conceptos abstractos
como lo que son: simples instrumentos.
Por supuesto que para el Ministro Handy estos hombres son inocentes de todo
cargo o imputación.

Coincido con la opinión del Ministro Handy, el orden jurídico debe realizar
siempre el valor justicia. Es evidente que todos los ministros consideran en su
fuero íntimo a estos hombres inocentes y quieren liberarlos, pero hallan ante sí
un obstáculo insalvable que se los impide: el derecho positivo de su país, como
así también la interpretación estrictamente literal que algunos de ellos hacen de
sus normas, analizándolas desde compartimentos estancos sin ninguna
conexión entre las mismas.

Las formalidades del derecho apuntan a garantizar su cumplimiento, a dar


seguridad jurídica a los destinatarios de la ley, pero condiciones como las del
presente caso deben llevarnos a flexibilizar la aplicación de las normas
jurídicas de un sistema dado, a fin de evitar el absurdo y la grosera injusticia
que se cometería en caso de no lograr esa flexibilización.

Es evidente que la finalidad buscada con la pena de muerte para el caso de


homicidio en el derecho de Commonwealth, no tiene semejanzas con el
presente caso, ni siquiera podemos hablar a las claras de una “verdadera
intencionalidad”. No puede dudarse el shock emocional que estos hombres
vivían por esas horas, el que hayan debatido por horas o días la decisión
tomada, no le otorga a esta última un carácter “racional”.

El Ministro Foster mencionó en sus argumentos las ficciones creadas acerca


del valor absoluto de la vida, que bajo ninguna condición o circunstancia debe
sacrificarse. A nadie escapa la hipocresía que muchas veces se esconde tras
este postulado, en el mismo caso que nos ocupa diez hombres murieron
tratando de liberar a los cuatro que hoy se intenta, con éxito, llevar a la horca.
No obstante alguna razón especial convierte esas diez muertes en algo que no
merece reproche, en tanto cuatro hombres son sentenciados a muerte por ser
responsables de la muerte de tan sólo una. ¿Nos preocupa la muerte, o la
forma de la muerte? y de preocuparnos la forma; ¿No debería preocuparnos
también las circunstancias que nos llevan a la misma?

Dirán también que cuando hablamos de la vida humana ésta no se cuantifica,


que es lo mismo una muerte o una pérdida como cinco de ellas, sin embargo,
elevar este último número modifica la perspectiva. Considero, y es tan sólo mi
opinión personal, que la “cuestión numérica” es importante: no es lo mismo seis
millones de vidas que veinte vidas.

En mi opinión el Derecho de una comunidad para cumplir con cierto grado de


efectividad debe ser la expresión de una moralidad común de una comunión de
ciertos principios de justicia compartidos por todos, de lo contrario el derecho
se convierte en un objeto extraño a la comunidad que intenta regular y ordenar.

Que mensaje le estaríamos dando a una sociedad que observa un espectáculo


tan brutal como el de condenar a cuatro hombres a la horca después de vivir
una experiencia inusual, sumamente conflictiva?, seguramente uno no muy
bueno.

Cuál hubiera sido la solución al caso planteado, si el marco normativo fuera


nuestro ordenamiento jurídico?

Nuestro Código Penal se estructura a través de tipos prohibitivos, pero a su vez


también existen tipos permisivos; este último presupone para su aplicación los
primeros, dado que no puede pensarse en tratar de averiguar si una conducta
está justificada cuando no se ha comprobada aún su tipicidad.

Entonces la conducta de estos hombres quedaría tipificada según excluyamos


la antijuridicidad o la culpabilidad del tipo. En ambos casos la solución sería la
misma, la conducta de estos hombres no sería punible.

S-ar putea să vă placă și