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En esta ocasión toca preguntarnos por nuestra imagen de Dios. Es decir, conocer ese
dios con el que nos hemos ido relacionando. Y lo pongo con minúsculas, y no con
mayúsculas, porque puede tratarse de un dios pequeño que hemos heredado y que
también nosotros nos hemos ido haciendo.
Pero, ¿Por qué preguntarnos nuestra idea de Dios? ¿Qué tiene que ver con mi vida?
Pues bien, tal como sucede en las relaciones que llevamos con los vecinos,
compañeros de escuela o con la gente que encontramos en la calle, nos vamos
creando una imagen de las personas y esa imagen influye en la manera como nos
relacionamos con ellas. Si es una persona sucia o desaliñada, frecuente mente nos
genera malestar o incomodidad. Si escuchamos a una persona siendo indiscreta,
seguramente nos quedará una imagen de esa persona como “chismosa”. O bien,
podemos escuchar comentarios o tener la experiencia de estar en contacto con una
persona limpia, con buen olor, agradable y esa persona puede que nos resulte
“angelical”.
Con Dios pasa un poco lo mismo. Nos vamos creando una imagen de Él. Pero esta
imagen es algo que en primer lugar recibimos. Nuestros padres y en general nuestra
familia nos enseñan una imagen de Dios, con la cual aprendemos a relacionarnos.
Dicha imagen se complementa con la imagen de más gente: los amigos, los vecinos o
la gente que asiste a la Iglesia. Cada uno de esos elementos nos ayuda a crear
nuestra propia imagen de Dios, con la cual nos vamos relacionando y que se va
modificando de acuerdo a nuestra propia experiencia.
También hay que tener en cuenta que muchas de las imágenes que tenemos y que
nos hemos ido haciendo de Dios, son figuras fáciles. Es decir, es más fácil encerrar a
Dios en el Templo o en una Ley; es más fácil hacerme una imagen light de Dios y en
consecuencia, alejarlo de mi vida o darle la vuelta cuando me veo cuestionado(a),.
Para el mismo pueblo de Israel fue más fácil hacerse un ídolo que seguir el camino
que Dios le proponía (Ex 32,1-9).
Además, debemos tener en cuenta que el Dios en el que creemos es un Dios Trino.
Como ya lo sabemos es un Dios que se nos ha revelado como Padre, como Hijo y
como Espíritu Santo. Sin embargo, ahora toca quedarnos con el Padre que nos irá
revelando Jesús en las siguientes sesiones y que culminará en el encuentro con el
Espíritu Santo. Así que no te preocupes por dar una imagen acabada de Dios, eso se
irá viendo a lo largo de las sesiones, más bien, pon el foco de atención en quitar los
ídolos que nos estorban para conocerlo más a fondo y que Jesús se dedicó a
combatir..
Por tanto, es necesario tomar en cuenta que a una determinada imagen de Dios
corresponde una práctica y si estamos proponiendo un Dios a la manera de Jesús,
nuestra relación con Dios desde la comunidad ha de cambiar. ¿En qué? En la forma
en que hacemos oración, en el sentido que le damos a las celebraciones comunitarias
(incluida la misa), en nuestras prácticas devocionales y en la relación con los demás.
Por ello, puede resultar una buena experiencia preguntarnos a nosotros mismos por
nuestra propia imagen de Dios y la manera como nos relacionamos con ella, para que,
a lo largo de las sesiones nos vallamos relacionando adecuadamente con Él.
Finalmente, antes de presentar el tema puede que te ayude la lectura de “El Dios de
Jesús, destructor de todos los ídolos” que escribió el P. Javier Peña SJ y fue publicado
por Buena Prensa. .
Consecuencias:
A este dios es difícil reconocerlo como misericordioso y amoroso.
Más bien nos sentiríamos como unos terribles pecadores;
cualquier cosa sería pecado, y a pesar de habernos confesado,
cargaríamos con la culpa y la dificultad de aceptar el perdón de
Dios. Hay también un gran peligro de volvernos semejantes a ese dios y ser
verdaderos jueces de nuestra vida y de la vida de los demás
El dios Pájaro (El de las nubes)
Es el Dios que no tiene nada que ver con esta tierra, se
encuentra fuera de la realidad; muy tranquilo en el cielo. Lo
importante es sólo lo espiritual, no le inquieta lo que le
sucede a los hombres y mujeres que están en el mundo: sus
alegrías, tristezas, penas y luchas no son preocupación para
él. (Nuestro terco esfuerzo por subir a “dios” al cielo)
Consecuencias:
Los seguidores de este dios buscaremos desesperadamente
el cielo. Rezamos mucho, pero ignorando la realidad. Rezaremos el Padre Nuestro
haciendo a un lado aquella frase en la que pedimos que Dios haga también su
voluntad en la tierra. Es un dios que nos lleva a la pasividad, a la búsqueda de un
mundo mejor en el cielo. Nos conduce a una espera pasiva en donde nos toca resistir
las dificultades y sufrimientos de esta vida con resignación. Y si esperamos que las
cosas cambien no ha de ser por una acción nuestra.
Consecuencias:
Pues como es un dios que está allá en el cielo y es el que tiene en poder, entonces
constantemente estaríamos suplicando milagritos mágicos, se daría una relación
enfermiza entre este dios y sus hijos: “diosito, ayúdame a sacarme lotería”. Se trata
de caerle bien a este dios para que cumpla mi deseo y si no me hace el milagro es
porque está enojado conmigo. Lo peor, es que podemos caer en le peligro de que nos
hagamos colaboradores de ese dios y también nos hagamos milagreros, charlatanes y
fariseos.
El dios Plastilina (Manipulan a Dios)
Es el dios que todos hacen a su antojo, sobre todo en su
discurso, para unas cosas es un dios bueno y misericordioso,
para otras es vengativo y castigador. (Aprovecharse de un
discurso sobre Dios)
Consecuencias:
Las personas que conviven con este dios usan un discurso
para justificar e imponer sus propios y egoístas intereses.
Usan este discurso para beneficiarse a sí mismos o beneficiar
a su grupo. “Dios va a castigarlos si no hacen esto o lo
otro”: dice el líder religioso a su grupo para sacar alguna
ventaja; “dios nos invita a cobrar la vida de nuestros
muertos”: dice el líder para justificar una guerra; “dios es bien buena onda y no nos
exige ningún compromiso”: dice el líder juvenil para atraer más jóvenes..
El Dios Ineficaz
Aquí más bien hay una negación de Dios, y esta negación
se comprueba al no recibir su ayuda. “Si Dio no me ha
dado la mano, es señal de que no existe”. Por tanto, Dios
no tiene una utilidad práctica, sólo me quita el tiempo.
Además, hay tantos problemas y sufrimiento en el mundo
que por ningún lado se ve su presencia. Es el Dios rival,
enemigo de mi felicidad y La felicidad de todos. (La lucha
por negar a Dios)
Consecuencias:
A pesar de que se proclama la inexistencia de Dios, en
realidad se tiene una imagen falsa de él. La imagen de un Dios que se lava las manos
ante el sufrimiento humano; ante mi propio sufrimiento. En el fondo podemos
estarnos haciendo como ese dios al ser indiferentes ante el dolor del mundo. Mientras
Dios se manifiesta en contra de cualquier forma de egoísmo, violencia, tortura o
muerte, a través de personas concretas (Un ejemplo puede ser Monseñor Romero)
podemos estar negando su presencia y la posibilidad de hacer presente su Reino en
medio de nosotros.
Pasamos a comunidades a realizar 3 preguntas
Como a Dios no lo podemos abarcar del todo aquí proponemos algunos rasgos de la
forma de ser de Dios que Jesús nos reveló.
La dinámica consiste en que por medio de basura se construyan distintos altares que
resalten alguno de los rasgos del Dios de Jesús y los contrasten con las imágenes
falsas de Dios.
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Nota:
Es importante que nuestra oración cambie. Si antes pedíamos a Dios por la solución
de un problema o pedíamos su intervención ante una situación concreta, y hacíamos
parecer que se resolvería de forma mágica, ahora hay que pedir luz y claridad
necesarias para saber actuar ante los problemas; para saber buscar las ayudas
necesarias, o para reconocer nuestras fragilidades y buscar fuerza ante ellas.
Puede ayudar el que cada participante explicite alguna novedad con la que se ha
encontrado y como le ayuda para su vida, para que al final se agradezcan los frutos y
terminar con un Padre Nuestro.