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Segundo Día

EL VERDADERO ROSTRO DE DIOS


En la sesión anterior se realizó la presentación del grupo, los animadores y el objetivo.
Todo con el fin de empezar a conocernos, de romper el hielo y relacionarnos mejor
para llevar a buen desarrollo las sesiones de preparación para confirmas

En esta ocasión toca preguntarnos por nuestra imagen de Dios. Es decir, conocer ese
dios con el que nos hemos ido relacionando. Y lo pongo con minúsculas, y no con
mayúsculas, porque puede tratarse de un dios pequeño que hemos heredado y que
también nosotros nos hemos ido haciendo.

Pero, ¿Por qué preguntarnos nuestra idea de Dios? ¿Qué tiene que ver con mi vida?
Pues bien, tal como sucede en las relaciones que llevamos con los vecinos,
compañeros de escuela o con la gente que encontramos en la calle, nos vamos
creando una imagen de las personas y esa imagen influye en la manera como nos
relacionamos con ellas. Si es una persona sucia o desaliñada, frecuente mente nos
genera malestar o incomodidad. Si escuchamos a una persona siendo indiscreta,
seguramente nos quedará una imagen de esa persona como “chismosa”. O bien,
podemos escuchar comentarios o tener la experiencia de estar en contacto con una
persona limpia, con buen olor, agradable y esa persona puede que nos resulte
“angelical”.

Con Dios pasa un poco lo mismo. Nos vamos creando una imagen de Él. Pero esta
imagen es algo que en primer lugar recibimos. Nuestros padres y en general nuestra
familia nos enseñan una imagen de Dios, con la cual aprendemos a relacionarnos.
Dicha imagen se complementa con la imagen de más gente: los amigos, los vecinos o
la gente que asiste a la Iglesia. Cada uno de esos elementos nos ayuda a crear
nuestra propia imagen de Dios, con la cual nos vamos relacionando y que se va
modificando de acuerdo a nuestra propia experiencia.

Pero, con frecuencia pasa que esa imagen no es la correcta. Y seguramente


aparecerá la pregunta ¿Quién decide eso? ¿Por qué la Iglesia decide qué imagen debo
tener de Dios? Pero no se trata de que una sola persona decida o que la Iglesia
(Jerarquía) lo diga. Se trata más bien de algo que se ha reconocido durante muchos
años y que no solo reconoce y pertenece a la Iglesia Católica, pues los Católicos no
somos los únicos que creemos en Dios. Además, un buen número de personas
reconoce que la revelación más auténtica y más acabada de Dios la recibimos a través
de Jesús. Él, con sus dichos y acciones nos dio a conocer la forma de ser de Dios,
convirtiéndose en criterio fundamental para encontrar una auténtica imagen de Dios.
De esta forma, algunas imágenes de Dios parecen idolátricas; auténticos ídolos a los
que adoramos y que nos desvían de una adecuada relación con Él y con los demás.

También hay que tener en cuenta que muchas de las imágenes que tenemos y que
nos hemos ido haciendo de Dios, son figuras fáciles. Es decir, es más fácil encerrar a
Dios en el Templo o en una Ley; es más fácil hacerme una imagen light de Dios y en
consecuencia, alejarlo de mi vida o darle la vuelta cuando me veo cuestionado(a),.
Para el mismo pueblo de Israel fue más fácil hacerse un ídolo que seguir el camino
que Dios le proponía (Ex 32,1-9).

Además, debemos tener en cuenta que el Dios en el que creemos es un Dios Trino.
Como ya lo sabemos es un Dios que se nos ha revelado como Padre, como Hijo y
como Espíritu Santo. Sin embargo, ahora toca quedarnos con el Padre que nos irá
revelando Jesús en las siguientes sesiones y que culminará en el encuentro con el
Espíritu Santo. Así que no te preocupes por dar una imagen acabada de Dios, eso se
irá viendo a lo largo de las sesiones, más bien, pon el foco de atención en quitar los
ídolos que nos estorban para conocerlo más a fondo y que Jesús se dedicó a
combatir..

Por tanto, es necesario tomar en cuenta que a una determinada imagen de Dios
corresponde una práctica y si estamos proponiendo un Dios a la manera de Jesús,
nuestra relación con Dios desde la comunidad ha de cambiar. ¿En qué? En la forma
en que hacemos oración, en el sentido que le damos a las celebraciones comunitarias
(incluida la misa), en nuestras prácticas devocionales y en la relación con los demás.
Por ello, puede resultar una buena experiencia preguntarnos a nosotros mismos por
nuestra propia imagen de Dios y la manera como nos relacionamos con ella, para que,
a lo largo de las sesiones nos vallamos relacionando adecuadamente con Él.

Finalmente, antes de presentar el tema puede que te ayude la lectura de “El Dios de
Jesús, destructor de todos los ídolos” que escribió el P. Javier Peña SJ y fue publicado
por Buena Prensa. .

Todo lo que podamos decir de Dios es limitado.


Sin embargo por la revelación de Jesús nos queda claro que Dios no está
enojado, ni está para dar miedo
No está en las nubes ni es milagrero
Tampoco es manipulable ni es ineficaz.
Es un Dios que se revela como Padre
Que se revela como Hijo. De quien recibimos su imagen más acabada
Se revela también como Espíritu Santo
La imagen que tengamos de Dios afectará la manera como me relaciono con él
Así que conviene quitar las imágenes falsas y los ídolos que nos hemos ido
formando.
Que el chavo reflexione sobre las imágenes de Dios con las que llega, para iniciar un
camino lo haga reconstruir su imagen de Dios

Antes de iniciar propiamente la sesión, es posible realizar una dinámica de integración


para romper el hielo. Recuerda que es tan solo la segunda sesión y algunos de los
chavos aún no entran en confianza.

Es tranquilizarse, relajarse, se puede hacer escuchando música suave, y es decirle a


los chavos, que respiren profundamente y en ese respiro traigan a su mente la
imagen de Dios que ellos tienen actualmente y con esa imagen en la mente vuelvan a
respirar, y decir, en el nombre del padre, y del hijo, y del espíritu santo, Amen.

Al terminar la oración se hacer un recordatorio del tema anterior y se explica en esta


sesión toca reflexionar sobre las diferentes imágenes de Dios que nos hemos creado.

La dinámica consiste en que por comunidades presenten un socio drama de las


distintas imágenes de Dios que se proponen:

El dios Monstruo (El dios que da miedo)


Este dios es enojón y vigilante que da miedo porque castiga a
todos los que rompen sus mandamientos, cualquier accidente o
problema es visto como un claro y merecido castigo de dios. Es el
dios que lleva cuenta de todos los delitos, sin borrar ninguno y los
va apuntando en un Libro para el Juicio Final. (Dios está enojado)

Consecuencias:
A este dios es difícil reconocerlo como misericordioso y amoroso.
Más bien nos sentiríamos como unos terribles pecadores;
cualquier cosa sería pecado, y a pesar de habernos confesado,
cargaríamos con la culpa y la dificultad de aceptar el perdón de
Dios. Hay también un gran peligro de volvernos semejantes a ese dios y ser
verdaderos jueces de nuestra vida y de la vida de los demás
El dios Pájaro (El de las nubes)
Es el Dios que no tiene nada que ver con esta tierra, se
encuentra fuera de la realidad; muy tranquilo en el cielo. Lo
importante es sólo lo espiritual, no le inquieta lo que le
sucede a los hombres y mujeres que están en el mundo: sus
alegrías, tristezas, penas y luchas no son preocupación para
él. (Nuestro terco esfuerzo por subir a “dios” al cielo)

Consecuencias:
Los seguidores de este dios buscaremos desesperadamente
el cielo. Rezamos mucho, pero ignorando la realidad. Rezaremos el Padre Nuestro
haciendo a un lado aquella frase en la que pedimos que Dios haga también su
voluntad en la tierra. Es un dios que nos lleva a la pasividad, a la búsqueda de un
mundo mejor en el cielo. Nos conduce a una espera pasiva en donde nos toca resistir
las dificultades y sufrimientos de esta vida con resignación. Y si esperamos que las
cosas cambien no ha de ser por una acción nuestra.

El Dios Mago (El Milagrero)


Este dios parece que está muy ocupado en medio de muchos
asuntos en el cielo, tales como gozar de su gloria infinita y
eterna, no es un dios que necesite relacionarse con los
hombres y la mujeres, pues ¿que le pueden añadir a su
santidad personas tan pecadores? No necesita de la
humanidad, más bien ésta necesita de él. (vivir de milagros)

Consecuencias:
Pues como es un dios que está allá en el cielo y es el que tiene en poder, entonces
constantemente estaríamos suplicando milagritos mágicos, se daría una relación
enfermiza entre este dios y sus hijos: “diosito, ayúdame a sacarme lotería”. Se trata
de caerle bien a este dios para que cumpla mi deseo y si no me hace el milagro es
porque está enojado conmigo. Lo peor, es que podemos caer en le peligro de que nos
hagamos colaboradores de ese dios y también nos hagamos milagreros, charlatanes y
fariseos.
El dios Plastilina (Manipulan a Dios)
Es el dios que todos hacen a su antojo, sobre todo en su
discurso, para unas cosas es un dios bueno y misericordioso,
para otras es vengativo y castigador. (Aprovecharse de un
discurso sobre Dios)

Consecuencias:
Las personas que conviven con este dios usan un discurso
para justificar e imponer sus propios y egoístas intereses.
Usan este discurso para beneficiarse a sí mismos o beneficiar
a su grupo. “Dios va a castigarlos si no hacen esto o lo
otro”: dice el líder religioso a su grupo para sacar alguna
ventaja; “dios nos invita a cobrar la vida de nuestros
muertos”: dice el líder para justificar una guerra; “dios es bien buena onda y no nos
exige ningún compromiso”: dice el líder juvenil para atraer más jóvenes..

El Dios Ineficaz
Aquí más bien hay una negación de Dios, y esta negación
se comprueba al no recibir su ayuda. “Si Dio no me ha
dado la mano, es señal de que no existe”. Por tanto, Dios
no tiene una utilidad práctica, sólo me quita el tiempo.
Además, hay tantos problemas y sufrimiento en el mundo
que por ningún lado se ve su presencia. Es el Dios rival,
enemigo de mi felicidad y La felicidad de todos. (La lucha
por negar a Dios)

Consecuencias:
A pesar de que se proclama la inexistencia de Dios, en
realidad se tiene una imagen falsa de él. La imagen de un Dios que se lava las manos
ante el sufrimiento humano; ante mi propio sufrimiento. En el fondo podemos
estarnos haciendo como ese dios al ser indiferentes ante el dolor del mundo. Mientras
Dios se manifiesta en contra de cualquier forma de egoísmo, violencia, tortura o
muerte, a través de personas concretas (Un ejemplo puede ser Monseñor Romero)
podemos estar negando su presencia y la posibilidad de hacer presente su Reino en
medio de nosotros.
Pasamos a comunidades a realizar 3 preguntas

1.- ¿Con que imagen falsa de Dios me identifico?


2.- Cómo nos han presentado a Dios a lo largo de mi historia?
3.- Como es el Dios en el que creo?
Leer la cita bíblica - Lucas 15 (La oveja perdida, el hijo prodigo)

Del dios con minúsculas al Dios con Mayúsculas

Como a Dios no lo podemos abarcar del todo aquí proponemos algunos rasgos de la
forma de ser de Dios que Jesús nos reveló.

La dinámica consiste en que por medio de basura se construyan distintos altares que
resalten alguno de los rasgos del Dios de Jesús y los contrasten con las imágenes
falsas de Dios.

Dios Padre (Mt 6,9-13)


Jesús al rezar el Padre nuestro nos hace hermanos de un mismo Padre. Muchas veces
podemos confundirnos al decirle a Dios Padre con la imagen que tenemos de nuestros
padres. Pero Dios es un Padre que ama incondicionalmente, que espera
incondicionalmente que se entrega incondicionalmente. Puede ayudarnos el pensar
en una persona que nos cae gordo, alguien que no podemos ver, y contemplar como
Dios mira, como lo contempla y lo ama de la misma forma que nos ama a nosotros.

Dios promotor de la libertad (Lc. 4,14-21)


Jesús da testimonio de como Dios quiere la liberación de los cautivos, dar vista a los
ciegos, a liberar a los oprimidos. Dios disfruta el que podamos liberarnos de nuestras
ataduras, es un Padre de hijos que gozan de su libertad.
Dios misericordioso (Lc 15, 11-24)
La figura del Padre en el hijo prodigo es de los mejores retratos que nos pudieron
dejar los evangelios de lo que significaba Dios para Jesús, como alguien que se da,
que se entrega por dar la herencia a sus hijos y sin pedir nada a cambio, pero al ver
el regreso de su hijo se alegra sale corriendo y lo abraza, lo viste y le hace una fiesta.

Dios que opta por la fragilidad (Lc 15,1-7)


En este evangelio como en la mayor parte de la vida de jesús vemos como su opción
por la fragilidad, por los pecadores, que en ese tiempo eran los enfermos, las
prostitutas, los samaritanos, etc. Las ovejas perdidas como símbolo de los pecadores
no de los justos o los sabios. Y al recuperarla Dios hace una fiesta.

Dios que se da, que se entrega (Jn. 13,1-10)


Jesús manifiesta el Dios en el que cree, y lo hace al lavarle los pies a sus discipulos.
Esto nos revela la importancia del servicio, del darse, de entregarse, lavarle los pies
era tarea de los esclavos, pues Jesús es capaz de hacerse esclavo para amar a sus
amigos.

Dios que opta por el hombre (Mc. 3, 1-6)


Jesús coloca en el centro al hombre con la mano atrofiada y lo cura. Curar en sábado
era algo que no estaba permitido, que era pecado, pero Jesùs nos enseña como Dios
por buscar la vida de un hombre no se detiene ante las normas. El Dios que muestra
Jesús confronta la dureza de corazón, que nos separa, que nos divide, que no nos
hace hermanos.

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Nota:

Es importante que nuestra oración cambie. Si antes pedíamos a Dios por la solución
de un problema o pedíamos su intervención ante una situación concreta, y hacíamos
parecer que se resolvería de forma mágica, ahora hay que pedir luz y claridad
necesarias para saber actuar ante los problemas; para saber buscar las ayudas
necesarias, o para reconocer nuestras fragilidades y buscar fuerza ante ellas.

Desde la perspectiva de la Espiritualidad Ignaciana, es importante recuperar la


manera como Dios se nos ha hecho presente durante la semana. Reconocer las
invitaciones que nos ha hecho a crecer en el amor, la amistad, la fe, la esperanza, el
perdón, la inclusión, el compartir o la solidaridad. Y hacer un “coloquio”, un diálogo
con Dios desde el corazón para agradecer todos los regalos recibidos.

Puede ayudar el que cada participante explicite alguna novedad con la que se ha
encontrado y como le ayuda para su vida, para que al final se agradezcan los frutos y
terminar con un Padre Nuestro.

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