Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Una estupenda manera de incitar a la lectura y promover el amor por los libros entre niños y
jóvenes es formar un club o taller de lectura en el centro escolar.
De esta forma entran en contacto con la literatura de una forma más distendida,
conocen autores y géneros nuevos en profundidad, desarrollan un espíritu crítico, además
de cultivar la imaginación, socializar, hablar en público, perfeccionar la expresión oral y
escrita, ampliar vocabulario…
Como vemos, los beneficios de una actividad de este tipo son numerosos y no resulta tan
complicado ponerse manos a la obra.
Es una reunión en la que los asistentes han leído previamente, de manera individual, el
mismo libro o parte de él, y su puesta en común en grupo un día determinado.
En las reuniones se charla sobre el argumento, el estilo del autor, los personajes, su relación
con otras obras, etc., aunque especialmente se comparten la opinión y las dudas de cada
lector, además de las experiencias personales de cada cual. Así, los distintos puntos de vista
de cada uno enriquecen las impresiones que han tenido durante la lectura en privado.
En el caso de un club de lectura infantil, a partir de 6 o 7 años de edad en adelante, la
dinámica puede variar ligeramente para adaptarla y entretener al público más joven mediante
juegos, dibujos, proyecciones de vídeo, audio, etc.
Para empezar, un lugar en el que reunirse. Un aula multiusos, la biblioteca escolar, una
librería… El sitio debe contar con sillas y una mesa en torno a la que sentarse (si es redonda
u ovalada mucho mejor para facilitar la comunicación entre todos; otra opción es colocar las
sillas en círculo), como mobiliario imprescindible.
Lo siguiente que necesitaremos serán los lotes de libros. Pueden conseguirse a través del
préstamo de bibliotecas, intercambio con otros clubes de lectura o, en último término,
mediante la compra de un ejemplar para cada miembro.
Un club dirigido a niños y jóvenes necesita un cuidado más personalizado que uno para
adultos. Una buena cifra de integrantes del grupo rondaría entre 6 y 15. Los más pequeños
se aburren con mayor facilidad, por lo que un número muy reducido sería tan
contraproducente como un grupo demasiado amplio. No obstante, se puede llegar hasta 20,
aunque es aconsejable no superar dicha cantidad por la dificultad de moderar el coloquio o
conseguir los libros.
Todo club de lectura necesita una persona encargada de organizar la actividad, planificar el
programa, tener a mano el material necesario, informar a los miembros del grupo de los
cambios que surjan, acondicionar el lugar de reunión, preparar la información sobre los
autores y títulos entre los que se vayan a escoger, controlar el préstamo y devolución de
libros, moderar las sesiones, estimular la intervención de los miembros del club, organizar
actividades complementarias…
Hay clubes donde esta figura va rotando entre varias personas (personal docente, padre o
madre, bibliotecario, etc.). Es preferible que quien vaya a coordinar sea un buen lector,
alguien con iniciativa y buena mano a la hora de motivar, orientar la conversación, así como
dar premisas e ideas.
El primer día se dedicará a que los miembros del grupo se conozcan, pongan en común sus
gustos y expectativas con respecto a la actividad. Es también el momento adecuado para que
el coordinador explique en qué va a consistir la experiencia. Se escogerá una lectura para
empezar y se marcará la próxima cita. Según sea la extensión del libro elegido, se decidirá si
para entonces el libro debe leerse entero o bien seleccionar un número de páginas
determinado para comentar.
Comparar las situaciones del libro con otras obras leídas anteriormente o con
experiencias personales.
El tiempo narrativo.
La credibilidad de la obra.
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
Para no caer en la rutina y el aburrimiento, hay otras opciones para amenizar un club de
lectura:
Anotar en un cuaderno un pasaje favorito para leerlo en voz alta y compartirlo con los
demás.
Ver una película o documental relacionado con el título que se ha leído o su autor.
Trazar un itinerario literario de una ciudad o comarca siguiendo los pasos de una obra.
Visitar un museo.
Además, no hay que olvidar fechas especiales como efemérides de autores, festivos
especiales (Día del Padre o de la Madre, Día Mundial de la Tierra, Halloween, San Valentín,
Navidad, etc.), premios literarios, aniversarios de obras… También se pueden programar las
lecturas de un mes o de un trimestre por temáticas o géneros (clásicos, misterio, realismo,
ciencia-ficción, terror, romántica, etc.).