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El agua es la biomolécula más abundante, y también la más importante. La vida, tal como se conoce
en el planeta Tierra, se desarrolla siempre en medio acuoso. Incluso en los seres no acuáticos el
medio interno es esencialmente hídrico. De hecho, la búsqueda de vida en otros planetas está
supeditada a la presencia de agua.
Propiedades físico-químicas
ACCIÓN DISOLVENTE
El agua es el líquido que más sustancias disuelve (disolvente universal), debido a su característica
polar, su capacidad para formar puentes de hidrógeno con otras sustancias polares y iónicas, y por
su alto valor de constante dieléctrica (a temperatura ambiente vale 80). La capacidad disolvente es
la responsable de dos funciones importantes para los seres vivos: es el medio en el que ocurren la
mayoría de reacciones del metabolismo, el aporte de nutrientes y la eliminación de desechos se
realizan a través de sistemas de transporte acuosos.
CONDUCCIÓN ELÉCTRICA
El agua pura es un mal conductor de la electricidad, pero cuando contiene sales se convierte en un
buen conductor porque hay presencia de iones con cargas eléctricas.
El potencial de hidrógeno (pH) es una medida de acidez o alcalinidad de una disolución. El agua pura
tiene un pH neutro de 7, lo que significa que no es ácida ni básica.
Se une a las sales, formando hidratos. En algunos casos los hidratos pierden agua de cristalización
cambiando de aspecto, y se dice que son eflorescentes. Esto sucede con el sulfato cúprico: cuando
está hidratado es de color azul, pero al perder agua se transforma en sulfato cúprico anhidro, de
color blanco.
Reacciona con óxidos ácidos -anhídridos- y forma oxácidos.
Reacciona con óxidos metálicos o básicos, para formar hidróxidos.
Muchos óxidos no se disuelven en el agua, pero los óxidos de los metales activos se combinan con
gran facilidad.
Algunos metales descomponen el agua en frío y otros lo hacen a temperatura elevada.
El agua reacciona con los no metales, sobre todo con los halógenos.
El agua es sin duda el líquido más común sobre la superficie de la Tierra; sin embargo, no es el más
simple de estudiar. En efecto, esta sustancia ha motivado la publicación de un número mayor de
artículos y análisis teóricos que cualquier otra.
El agua es una sustancia que presenta una serie de anomalías únicas que la hacen un compuesto
muy especial. [C. Austen Angell (1982)]. En el aspecto químico se puede comportar como un ácido
fuerte capaz de disolver el oro y el platino. En el aspecto físico ciertas propiedades del agua han
llamado la atención de los científicos y constituyen campos reconocidos de investigación
contemporánea. Tal es el caso del agua “virtuosa” que se obtiene por depósito de moléculas de
agua en fase de vapor sobre un metal frío y que constituye un tema que ocupa a un gran número de
científicos actualmente.
El agua es un compuesto (H2O) que en condiciones normales (20°C y 1 atm) se encuentra en estado
líquido. Su estructura molecular es simple: contiene dos átomos de hidrógeno (H) y uno de oxígeno
(O). Cada átomo de hidrógeno
está unido al oxígeno por medio
de un par de electrones de
enlace. El oxígeno tiene además,
dos pares de electrones no
enlazantes. De esta manera
existen cuatro pares de
electrones rodeando al átomo de
oxígeno: dos pares formando
parte de los enlaces covalentes
con los átomos de hidrógeno y
dos pares no compartidos en el
lado opuesto.
Debido a que el ángulo entre los
enlaces del H es de 105° resulta una molécula dipolar, es decir, que existe en ella una distribución
irregular de la densidad electrónica. Por esta razón, el agua posee una carga parcial negativa
cerca del átomo de oxígeno y una carga parcial positiva cerca de los átomos de hidrógeno. Una
atracción electrostática entre la carga parcial positiva cercana a los átomos de hidrógeno y la
carga parcial negativa cercana al oxígeno, origina un enlace por puente de hidrógeno.
Esta es una de las causas principales de sus propiedades físicas y de su comportamiento químico.
La habilidad de los iones y otras moléculas para disolverse en el agua se debe a la polaridad de ésta
última.
Algunas anomalías del agua a temperaturas entre 0 y 100°C pueden explicarse mejor recurriendo a
su estructura molecular. Como es el caso de la anomalía de la densidad: el agua presenta una
densidad menor en el estado cristalino que en el estado líquido. Efectivamente, si se compara el
agua con otros dos líquidos “vecinos”, el H2O2 y el H4N2, que tienen entre ellos temperaturas de
ebullición y de cristalización semejantes, son hidruros de oxígeno en un caso y en otro, de su vecino
más cercano, el nitrógeno se encuentra que el cristal del agua, el hielo, es el único que flota en el
líquido, es decir, el único que presenta una densidad menor en estado sólido. Esto no se puede
explicar fácilmente, ya que teniendo los 3 compuestos enlaces de hidrógeno, es únicamente el agua
la que aumenta su volumen en el estado sólido.
Otra anomalía del agua es debida a la variación de la densidad con la temperatura. En un líquido
normal sucede que la densidad disminuye con la temperatura; sin embargo, en el agua la densidad
es máxima a los 4°C. De todos los líquidos conocidos sólo el InSb y otros dos más raros presentan
esta anomalía. La explicación
reside en la estructura
molecular del agua y en un
fenómeno llamado
contracción vibracional.
Existen algunas propiedades del agua que por ser muy comunes a veces se olvidan pero que
producen efectos importantes en los fenómenos naturales. Este es el caso de la propiedad del agua
para absorber calor sin cambiar mucho su temperatura. El agua tiene una capacidad calorífica muy
grande comparada con otros líquidos: por ejemplo, la capacidad calorífica del agua es 3 veces
mayor que la de la gasolina y más de 2 veces mayor que la del alcohol etílico.
El gran poder solvente del agua para sales ionizadas es otra de estas propiedades. Esto se debe a la
constante dieléctrica del agua. A temperatura ambiente este constante vale 80 para el agua y 5
para la gasolina, que no puede disolver ninguna sal.
Eléctricamente el agua es un buen aislante en estado puro, pero cuando contiene sales en solución
se convierte en un conductor eléctrico excelente. Sin embargo, el agua pura, bajo ciertas
condiciones, puede convertirse en mejor conductor que cualquier solución salina.
Estructura Cristalina del Agua
La estructura del agua ha sido objeto de profundo interés desde hace mucho tiempo. Sin embargo,
no fue sino hasta finales del siglo XIX que se tuvo la primera referencia en la literatura científica. Fue
Roentgen (1892) quien primero visualizó la estructura del agua como una extensión de la estructura
cristalina del hielo. En efecto, él supuso que, al derretirse el hielo, una parte forma un fluido en el
cual la restante flota. La fracción de “hieles” del agua depende de los cambios de presión y
temperatura. (Esta representación es un prototipo de los llamados “modelos de mezcla” del agua,
que suponen la coexistencia de más de una especie de moléculas de agua).
El resultado neto del fenómeno cooperativo de formación de enlaces de hidrógeno es que cuando un
puente de hidrógeno se forma, hay una tendencia a que varios más se formen, mientras que si uno
se rompe, un grupo entero tiende a romperse. De acuerdo con lo anterior se producen “cúmulos
titilantes” de corta vida (tiempos de relajación de 10e–10 a 10e–11s), de extensión espacial variable
que consisten de moléculas fuertemente enlazadas.
Se acepta que la estabilización por puentes de hidrógeno para moléculas en el interior del cúmulo es
mayor que para las de la superficie. Estos cúmulos están mezclados y alternan funciones con
moléculas no-enlazadas, que forman una o dos capas entre los cúmulos y constituyen el resto del
sistema. La formación y rompimiento de los cúmulos se explica mediante las fluctuaciones de energía
local que crean una “zona fría” adecuada para la formación de un cúmulo, o una “zona de fusión” que
propicia su rompimiento.
El modelo del cúmulo titilante, por ejemplo, ofrece una explicación para ciertas propiedades del agua
y hace posible la interpretación de los cambios estructurales hacia una mayor “hielez” inducida por
solutos no-polares.
c) El modelo del agua hidratada
W. F. Claussen (1951) y L. Pauling y R. S. Marsh (1952), demostraron que las moléculas de agua pueden
formar estructuras que, mientras retienen los ángulos de enlace y las distancias intermoleculares
características del hielo, son más “flojas” que éste y contienen cavidades relativamente grandes.
Estudios de rayos X han confirmado que las distancias y ángulos entre las moléculas de agua en los
hidratos de los no-electrolitos difieren muy poco de los valores correspondientes para hielo
hexagonal ordinario.
Estos hidratos cristalizan en dos estructuras. La red de uno de ellos es una unidad de estructura
cúbica con una longitud lateral de 11.88 Å y contiene cavidades casi esféricas con radios de 3.95 Å y
4.3 Å. El primero está rodeado por 20 moléculas de agua en los vértices de un dodecaedro pentagonal
casi regular, y el último por 24 moléculas en los vértices de un tetradecaedro, Los compuestos de
esta clase, en los cuales ciertas moléculas están restringidas a ocupar las cavidades de la red
(“intersticios”) formadas por otras
moléculas, se llaman “clathratos”.
Cuando dos moléculas de agua están muy cerca entre sí se establece una atracción entre el oxígeno
de una de las moléculas, que tiene carga parcial negativa,
y uno de los hidrógenos de la otra molécula, que tiene
carga parcial positiva. Una interacción de este tipo se
denomina enlace o puente de hidrógeno, y las moléculas
de agua se ordenan de tal modo que cada molécula puede
asociarse con otras cuatro. Esta interacción es la que se
da con el hielo.
Estos enlaces de hidrógeno se forman entre un átomo con
carga parcial negativa y un hidrógeno con carga parcial positiva, por lo que no son exclusivos del
agua. Se da también entre el nitrógeno, o el flúor, y el hidrógeno en otras moléculas como proteínas
o el ADN.
ENLACES COVALENTES
El enlace covalente ocurre porque los átomos en el compuesto tienen una tendencia similar hacia los
electrones (generalmente para ganar electrones). Esto ocurre comúnmente cuando dos no metales
se enlazan. Ya que ninguno de los no elementos que participan en el enlace querrán ganar electrones,
estos elementos compartirán electrones para poder llenar sus envolturas de valencia; debido a que
los electrones están compartidos en molécula covalentes, no se forman cargas iónicas. Por
consiguiente, no hay fuerzas intermoleculares fuertes en los compuestos covalentes tal como las hay
en las moléculas iónicas. Como resultado, muchos compuestos iónicos son gases o líquidos a
temperatura ambiente en vez de sólidos como los compuestos iónicos en las moléculas covalentes
que tienden a tener una atracción intermolecular más débil. Igualmente, al contrario de los
compuestos iónicos, los compuestos covalentes existen como verdaderas moléculas.
Por ejemplo:
El átomo de carbono forma como máximo cuatro enlaces covalentes compartiendo electrones con
otros átomos. Dos carbonos pueden compartir dos, cuatro o seis electrones:
MOLECULAS POLARES Y NO POLARES
Al formarse una molécula de modo covalente el par de electrones tiende a desplazarse hacia el átomo
que tiene mayor electronegatividad. Esto origina una densidad de carga desigual entre los núcleos
que forman el enlace (se forma un dipolo eléctrico). El enlace es más polar cuanto mayor sea la
diferencia entre las electronegatividades de los átomos que se enlazan; así pues, dos átomos iguales
atraerán al par de electrones covalente con la misma fuerza y los electrones permanecerán en el
centro haciendo que el enlace sea apolar. No siempre se requiere de una molécula polar, por lo que
es necesario determinar un parámetro físico llamado momento dipolar eléctrico del dipolo eléctrico.
Se define como una magnitud vectorial con módulo igual al producto de la carga q por la distancia
que las separa d, cuya dirección es la recta que las une, y cuyo sentido va de la carga negativa a la
positiva. Esta magnitud es, por tanto, un vector; y la polaridad será la suma vectorial de los momentos
dipolares de los enlaces.
En moléculas diatómicas son apolares las moléculas formadas por un solo elemento o elementos con
diferencia de electronegatividad muy reducida; Serán también apolares las moléculas simétricas por
el mismo motivo. El agua, por ejemplo, ya mencionada anteriormente, es una molécula fuertemente
polar ya que los momentos dipolares de los enlaces dispuestos en "V" se suman ofreciendo una
densidad de carga negativa en el oxígeno y dejando los hidrógenos casi sin electrones.
Los enlaces O—H se forman por solapamiento de un orbital sp3 oxígeno (el oxígeno presenta cuatro
orbitales híbridos sp3, dispuestos según los vértices de un tetraedro) y un orbital 1s del hidrógeno.
Los átomos de hidrógeno de la molécula de agua se
localizan en dos vértices del tetraedro, mientras que
los dos pares de electrones del oxígeno que no
participan en el enlace se localizan en los otros dos
vértices.
La carga neta de la molécula de agua es cero, no
obstante, una cierta polaridad debido a la diferencia de
electronegatividades entre el oxígeno (3,5) y el
hidrógeno (2,1). Esta diferencia de polaridad entre los
átomos de oxígeno e hidrógeno conlleva a la
deformación de la nube electrónica del enlace,
favoreciendo que los electrones se encuentren más
cerca del oxígeno que del hidrógeno, de esta forma el oxígeno tiene una cierta densidad de carga
negativa y el hidrógeno una cierta densidad de carga positiva, formando un dipolo permanente.
BIBLIOGRAFÍA:
http://gmein.uib.es/otros/aguajmol/agua_jmol.html
http://aquabook.agua.gob.ar/309_0
http://www.revistaciencias.unam.mx/es/150-revistas/revista-ciencias-
7/1265-la-estructura-del-agua.html
http://www.ehu.eus/biomoleculas/agua/agua.htm
https://agua.org.mx/propiedades-derl-agua/