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ENSAYO LEY 80

BARRAZA VERGARA DAVID


NUÑEZ MUÑOZ CINDY

LIC. GUSTAVO TORREGROZA

ADMINISTRACION PÚBLICA

UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL CARIBE


FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS,
ECONOMICAS Y CONTABLES
CONTADURIA PÚBLICA III SEMESTRE
BARRANQUILLA
2018
RESUMEN

El presente ensayo pretende dar una mirad tangencial de la situación de la


organización social colombiana, desde un perspectiva cultural, como elemento
fundamental de cambio en la sociedad, que contribuye al cambio de los sistemas
sociales, económicos y políticos, haciendo un acercamiento del tema de las
organizaciones que aprenden desde la visión de Leonardo Schvarstein, en su
libro La inteligencia social de las Organizaciones, pasando por una análisis de
las paradojas sociales, el arraigo cultural que han dejado los conflictos
colombianos como contribución a las organizaciones sociales colombianas
desde el plano de organización inteligente y por último la gestión del gobierno
corporativo de las diferentes organizaciones como contribución a satisfacer las
necesidades sociales básicas del colombiano.
INTRODUCCIÓN

Para hacer una reflexión de los sistemas de contratación estatal colombiana,


entendida esta únicamente en el sector público, ya que el sector privado tiene la
capacidad de hacer sus propios manuales y procedimientos de contratación, es
necesario recurrir a los procedimientos y normatividad de contratación vigentes
en Colombia, además se hace necesario explorar el contexto social y cultural de
pueblo, en cuanto al ámbito de la honradez y la honestidad desde la conciencia
social especialmente, se puede iniciar con un análisis de la conducta humana,
para posteriormente mirar el entorno de la misma contratación y concluir con una
perspectiva analítica y crítica sobre la contratación estatal colombiana.

Con este artículo se pretende hacer una reflexión a la normatividad colombiana


en cuanto a contratación estatal, mediante la revisión de la Ley 80 del 28 de
octubre de 1993 y la Ley 1150 del 16 de julio de 2007, documentos rectores de
la contratación en la administración pública y mecanismos de eficiencia y
transparencia sobre la contratación con recursos públicos, desde donde se haga
una crítica constructiva para un mejor entendimiento del modelo que garanticen
la correcta utilización de los recursos estatales en beneficio del pueblo
colombiano.
LEY 80: ESTATUTO GENERAL DE CONTRATACIÓN DE LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

La contratación estatal siempre ha sido un tema delicado dentro de la administración


pública, puesto que los antecedentes demuestran que han existido casos, no muy
aislados, donde los funcionarios públicos se ven comprometidos en casos de corrupción,
los cuales van en detrimento del patrimonio público y por consiguiente afectando el
bienestar y desarrollo de programas que beneficien a la población en general, para tal
caso, es necesario dar una mirada del por qué se ha creado la normatividad que emite
reglas y principios que permiten una correcta administración de los contratos de las
entidades estatales. En la actualidad Colombia tiene vigente la Ley 80 del 28 de octubre
de 1993, la cual en su artículo 1° menciona su objeto el cual es la de “disponer las reglas
y principios que rigen los contratos de las entidades estatales” (REPÚBLICA DE
COLOMBIA - GOBIERNO NACIONAL, 1993), en ella se pretende dar las herramientas
necesarias para que los servidores públicos del estado, contraten de manera eficiente y
transparente los bienes y servicios necesarios en las entidades estatales para su normal
funcionamiento y cumplan con la misión de cada una de ellas. Entre los apartes que
encontramos en esta ley, se puede resaltar aquellos relacionados con los fines de la
contratación estatal, que se centran en la “continua y eficiente prestación de los servicios
públicos y la efectividad de los derechos e intereses de los administrados” (REPÚBLICA
DE COLOMBIA - GOBIERNO NACIONAL, 1993), que tiene como fin particular el
cumplimiento de la función social que deben garantizar todas las actuaciones de sus
funcionarios. De igual forma, se encuentra un aspecto importante que destaca la
condición humana que debe tener el funcionario público, en cuanto a los principios de
la contratación estatal que tiene que ver con la actuación y comportamiento de las
personas que intervienen en dichos proceso, son los principios de la contratación
estatal, ellos son: transparencia, economía y responsabilidad, en ellos están inmersos
comportamientos como la regulación de la conducta, las reglas de interpretación, los
principios generales del derecho y os particulares del derecho administrativo.
El principio de la transparencia tiene relación directa con el proceso mismo para la
escogencia del contratista, el cual está definido de acuerdo licitaciones o concursos
públicos, salvo unas excepciones como las cuantías, empréstitos, interadministrativos,
prestación de servicios, arrendamiento o adquisición de inmuebles, urgencia manifiesta,
declaración de desierta, cuando falte voluntad de participación, bienes y servicios para
la defensa y seguridad nacional, cuando no haya pluralidad de oferentes, cuando se
compre en la bolsa de productos agropecuarios, prestación de servicios de salud,
actividades comerciales de las empresas industriales y comerciales estatales y de las
sociedades de economía mixta, en la cual no se va a entrar en detalle, ya que el interés
no es repetir la Ley, sino comprenderla de una manera amplia y analítica. El principio de
economía tiene relación directa con “la selección objetiva de la propuesta más
favorable” (REPÚBLICA DE COLOMBIA - GOBIERNO NACIONAL, 1993), en el cual se
destacan varios apartes como la escogencia de la propuesta que más beneficios le
otorgue al contratante, que los procesos sean austeros en tiempo, medios y gastos que
ocasionen inconvenientes en la ejecución del contrato.

El principio de la responsabilidad tiene como objeto el cumplimiento de los fines de


contratación, a responsabilizar al servidor público por sus actuaciones y/u omisiones en
los requisitos y pasos que se deben tener en cuenta en los tramites que se adelantan
en la contratación pública. Pasando a otra normatividad relacionada con la contratación
estatal, se hace mención a continuación de la Ley 1150 del 16 de julio de 2007, con “la
cual se introducen medidas para la eficiencia y la transparencia en la ley 80 de 1993 y
se dictan otras disposiciones generales sobre la contratación con recursos
públicos”. (REPÚBLICA DE COLOMBIA - GOBIERNO NACIONAL, 2007). En ella se
destacan algunas modificaciones a la Ley 80 de 1993, tales como las modalidades de
selección de contratistas, son ellas: licitación pública, selección abreviada, concurso de
méritos y contratación directa, cada una de ellas bajo unos criterios bien definidos en
esta ley, que facilitan los procesos de contratación, ya que con la anterior ley se hacía
dificultosa la contratación en algunos casos particulares, sobre todo aquellos
relacionados con la menor cuantía y la capacidad de contratar por parte del cargo que
desempeña el funcionario público. Entre otros aspectos, se destaca en esta ley la
facilidad para la contratación de consultores o proyectos, promoviendo la transparencia
en dicha modalidad, como también, define exactamente en qué casos de puede
contratar de forma directa, sin necesidad de ir a la licitación pública, con ello haciendo
los trámites mucho más fluidos y fáciles de hacer, sin descuidar lo principios de la
contratación, antes mencionados. Además, se destaca las disposiciones relacionadas
con el régimen de contratación de las empresas industriales y comerciales del estado,
entre ellas la Industria Militar y la Caja Promotora de Vivienda Militar y Policía. Como
también la libertad de dictar sus propias disposiciones legales y reglamentarias
aplicables a su actividad a empresas como Satena, Indumil, Sociedad Hotelera
Tequendama, Cotecmar y la Ciac, pero se deben regir bajo “los principios de la función
administrativa y de la gestión fiscal de que trata los artículos 209 y 267 de la Constitución
Política”. (REPÚBLICA DE COLOMBIA - GOBIERNO NACIONAL, 2007). Es pertinente
resaltar, que esta ley deroga de la Ley 80 de 1993 algunos apartes y artículos, como
también algunos apartes y artículos de las leyes 789 de 2002, 828 de 2003, 454 de
1998, 99 de 1993, 161 de 1994, 182 de 1995 y las normas contrarias del Decreto 1900
de 1990. El ser humano por principio es egoísta, eso quiere decir que para él priman los
intereses personales sobre los intereses de otros, estos otros incluyen los intereses
generales, es así, que para poder reflexionar sobre la moralidad en la contratación
estatal indiscutiblemente interpretar al ser humano desde el contexto social y cultural.
Por lo tanto, la inmoralidad en los procesos de contratación está íntimamente
relacionada con la corrupción, fenómeno muy ligado al sector público de todos los
países, en algunos sistemáticamente institucionalizados, afectando dramáticamente la
sociedad, el bienestar general, el erario público y por consiguiente el prestigio de los
sistemas políticos, es así que “la corrupción se vincula a la parte ética de las personas,
más que a las instituciones, dado que éstas, en su realidad, son organizaciones
compuestas por servidores y servidoras de la sociedad”. (CAMPOS MONGE, 2007).
Socialmente los seres humanos son individualistas y recurren a los grupos únicamente
cuando necesitan a otras personas para cumplir sus objetivos, es así como se puede
interpretar que las personas en principio son egoístas, es decir los intereses personales
priman sobre los generales, por consiguiente los servidores públicos se aproxima
peligrosamente a la corrupción, “que lo concibe como el comportamiento que se desvía
de las funciones naturales del cargo público para atender intereses privados…, obtener
ganancias pecuniarias o posición social…” (MARTÍNEZ CÁRDENAS & RAMÍREZ
MORA, 2006). Pero frente a lo anterior, qué condiciones permiten o causan la corrupción
en los servidores públicos, Martínez y Ramírez en su texto mencionan las siete
principales causas de la corrupción en Colombia que propone Karol Gómez y Santiago
Gallón en su libro ‘El Fenómeno de la Corrupción y su Influencia en la Economía
Colombiana entre 1960 y 1999’, son ellas: la ineficiencia, alta discrecionalidad en las
decisiones de los funcionarios públicos, el monopolio de servicios por parte del estado,
baja probabilidad de ser descubierto, bajos salarios, baja sanción moral por parte de la
sociedad y la burocracia clientelista al escoger empleados públicos. Es así, como la
Auditoría General denuncia nuevas formas de fraude en contratación pública en un
estudio realizado por la entidad, en el 2009, refleja que el 42% de los hallazgos fueron
en contratación estatal, por una cuantía superior a 1,6 billones de pesos, de los cuales
no se alcanza a recuperar ni el 10% (Financieras, 2010). Lo anterior demuestra que es
en la contratación estatal donde se presenta la mayor probabilidad de casos de
corrupción, mediante la ejecución ineficiente de los recursos públicos destinados a
gastos de funcionamiento y de inversión, afectando los precios a la hora de contratar,
ya que a la hora de contratar van inmersos los sobrecostos ocasionados por pago de
sobornos a empleados públicos y a su vez afecta gravemente la inversión social
elevando los precios transados con anterioridad.
El entorno de la contratación colombiana como se mencionó anteriormente, a pesar de
que en Colombia existe una legislación en materia de contratación estatal, se puede
decir que esta puede sufrir las modificaciones y ajustes que se hagan, el funcionario o
servidor público siempre encontrará la manera de hacer fraude, debido a otros factores
externos a la misma, que tienen que ver con el marco legal que la rige y la controla, ya
que la “legislación es insuficiente, esto porque no se liga con otros ordenamientos de
control, deja lagunas, sobretodo en control posterior…, y se deja muchas conductas sin
sanción clara…” (CAMPOS MONGE, 2007). Es como a los entes de control les toca
ejercer la tarea de verificar y supervisar las actuaciones de lo servidores públicos, para
ello tiene como marco legal el estatuto Anticorrupción, mediante la Ley 190 del 6 de
junio de 1995, pero que a veces se queda corto en su alcance por dichos entes, debido
a disponibilidad de recursos, tarea que debe ser complementada con la participación
ciudadana, mediante los mecanismos que promueve la Constitución Política, tales como
la tutela, la rendición de cuentas que deben hacer los entidades estatales a cualquier
colombiano, las veedurías públicas, es así, como “la participación ciudadana exhorta a
la transparencia en los procedimientos de contratación administrativa”. (CAMPOS
MONGE, 2007). Pero no basta lo dicho, es necesario que el estado mediante campañas
culturales acabe con el paradigma de la corrupción, como medio licito admitido en la
sociedad para hacer un dinero extra u obtener un puesto o mejor posición social, para
ello es necesario inversión en tiempo y recursos, tales como programas educativos y de
conciencia integrales y amplios hacia todos los contextos de la sociedad, que permitan
modificar el gen meme de la corrupción dentro de la sociedad colombiana. De esta
manera se crea una cultura en la empresa privada como principal mecanismo de
coacción para la corrupción estatal, con la intención de que se le adjudiquen contratos
basado en el lucro que obtiene de éste, para poder injerir “o poder de adoptar una
decisión de adjudicación en beneficio de un oferente determinado” (CAMPOS MONGE,
2007), mediante sobornos. Además se pueden proponer atacar a fondo las siete causas
principales de corrupción en Colombia, según Karol Gómez y Santiago Gallón, para ello
Martínez y Ramírez en su texto proponen cuatro mecanismos, así:

1) Reducir el número de transacciones en las cuales participan los funcionarios


públicos.
2) Reducir los beneficios derivados de cada transacción corrupta.
3) Elevar la posibilidad de ser penalizados.
4) Elevar las penas por corrupción.

Pero se quedan cortos los autores, al referirse al tema, ya que hay causas que no se
abordan contundentemente, pues la ineficiencia se contrarresta mediante la creación de
competencias en los servidores públicos y de la misma forma mediante mecanismos y
normas claras para la selección de funcionarios mediante los méritos propios y no por
delegación política. Además, en el numeral 1 de los autores en mención, hay que
entender que una forma de lograrlo es reducir la participación del estado en la prestación
de servicios o entrega de bienes al ciudadano, pero de todas maneras hay algunos que
no se pueden delegar a lo privado, como es la seguridad y la salud totalmente, en lo
cual debe existir cierto monopolio, para contrarrestarlo se deben diseñar políticas de
control eficiente en los sistemas de contratación. De la misma manera, hay que construir
escalas salariales acordes al cargo, que permitan tener servidores eficientes, que se
blinden a los sobornos y deseos de obtener beneficios pecuniarios, pues si hay salarios
bajos, no estarán los mejores y más capacitados ocupándolos y por el contrario buscará
mejorar su mesada mensual de alguna manera.
CONCLUSIONES

En Colombia existe una normatividad y marco legal vigente que regula y


normaliza la contratación estatal, que permite guiar y controlar los procesos de
contratación que hacen los servidores públicos, pero esa no es suficiente y eficaz
sin la participación de los entes de control y de la ciudadanía en general,
mediante los mecanismos otorgados por la Constitución Política.

Además, ella debe ser respaldada mediante un marco legal externo, como es el
estatuto anticorrupción y las leyes que existen en Colombia que castigue de
manera ejemplar el mal proceder de los servidores públicos, como también la
sanción moral que debe imponer la sociedad.

El fenómeno de la corrupción hay que entenderlo desde el ámbito del contexto


social, para ello hay que procurar por generar una cultura anticorrupción en todos
los estamentos de las sociedad, mediante programas diseñados desde la
academia y los principales factores socializadores del pueblo colombiano.

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