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La orientación educativa y profesional

Carmen Alicia Jiménez Martínez


Mtra. en Psicología
Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI)
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

La orientación surge de manera formal a inicios del siglo XX y, de acuerdo con diversos
autores, es el proceso de ayuda y/o asesoramiento continuo para todas las personas y en todos
los aspectos. Tiene como objetivo potenciar el desarrollo de los individuos a lo largo de toda
la vida; Bisquerra (2002) y García y Martínez (2003) lo definen como la actividad que en el
marco de la educación o la psicología, se enfoca en el estudio de las características de las
relaciones del ser humano con el trabajo, la carrera, la vida académica y otras actividades de
la vida (Sánchez y Valdés , 2003) y que puede ser dirigido a personas, grupos, sistemas
(familia y escuela) y subsistemas (García y Martínez, 2003).

El término surge en 1909 con los trabajos de Parsons y, como señala Bisquerra (2002), en
sus inicios tendió más hacia una orientación profesional que implicaba abordar temas como
el conocimiento de sí mismo (intereses, aptitudes, motivaciones) y el conocimiento del
contexto (posibilidades de estudio y de trabajo). Posteriormente, en la década de los años 30,
la orientación se enfocó en el desarrollo de habilidades de estudio y en los procesos de
aprendizaje; hacia la década del 70 el interés se fijó en una orientación para el desarrollo,
enfatizando en la prevención, la adquisición y el desarrollo de habilidades para la vida, la
educación para la salud, habilidades sociales, la prevención de consumo de drogas, etc. En
nuestros días, la orientación ha adaptado el enfoque del ciclo vital, focalizando su interés en
una intervención integral e integradora.

De esta forma, se distinguen diversas áreas de la orientación, que aunque presentan una
temática particular, no deben ser tomadas de manera aislada: orientación profesional y/o
vocacional, orientación en los procesos de enseñanza – aprendizaje, atención a la diversidad
y orientación para la prevención y el desarrollo humano.

Y a pesar de que en todo proceso de orientación se emplea un conjunto de métodos y técnicas


para estudiar las capacidades, los valores y las motivaciones del individuo, al igual que los
factores del ambiente que son importantes para éste; a pesar de que se coincide en la
necesidad ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre sus habilidades y los factores del
ambiente que son importantes para la toma de decisiones a lo largo de la vida, existen
diversos modelos de intervención.

Dichos modelos de intervención han sido clasificados de diversas maneras:

- Modelo mecanicista, organicista, contextualista y epigénesis probabilística (combinación


del contextualista y organicista) (Sánchez y Valdés, 2003).
- Modelo clínico (atención individualizada), modelo de programas (prevención y desarrollo
integral de la persona mediante la identificación de necesidades, definición de objetivos,
diseño del programa con las temáticas, actividades, recursos y tiempos, puesta en práctica
del programa y evaluación; modelo de consulta colaborativa (asesorar a mediadores para que
sean ellos los que lleven a término los programas de orientación) (Bisquerra, 2002).

- Modelo de counseling (asesoramiento directo que puede ser individualizado o grupal) y


modelo de consulta/asesoramiento (acción psicopedagógica indirecta individualizada o
grupal) Sanz (2001, en Santana 2003).

El modelo de counseling implica un proceso de interacción que facilita una comprensión


significativa de la persona y el medio. Este modelo implica una relación de persona a persona
que da al alumno la oportunidad de conocerse, preparar sus decisiones, hacer planes y
resolver problemas. El modelo de consulta/ asesoramiento que implica un intercambio de
información e ideas entre el consultor y otra persona o grupo de personas que permita el
consenso sobre las decisiones conjunta, puede tener un carácter preventivo y/o de desarrollo
y en él se pueden asumir distintos estilos: colaborativo, prescriptito o mediacional.

- Modelo conductual – cognitivo, que entiende el desarrollo humano como un proceso de


continuo cambio; modelo sistémico, que se fundamenta en la teoría de campo, la teoría
general de sistemas, la teoría sistémica – ecológica de Bronfenbrenner, entre otras (García y
Martínez, 2003).

Por otro lado, es importante distinguir la existencia de diversas teorías en el campo de la


orientación vocacional, las cuales tienden a seguir ciertas directrices de corrientes de la
psicología o la educación. Sánchez y Valdés (2003) distinguen las siguientes teorías:

- Rasgo – factor: que compara los atributos de las personas en la elección de carrera (Holland,
Myer-Briggs).

- Cognitiva: que se enfoca hacia las estrategias de solución de problemas (Stanford-Binet).

- Desarrollista: se enfoca en las habilidades de determinado nivel de desarrollo (Súper,


Grinzberg).

- Psicodinámica: establece las necesidades que determinan la satisfacción de pulsiones


primarias (Osipow, Roe, Erikson, Adler).

- Conductista: se refiere a repertorios de conducta determinados (Skinner).

- Aprendizaje social: establece modelos y mecanismos de asociación e identificación para


aprender conductas vocacionales (Bandura).

- Humanista: busca la identificación de los valores, aspiraciones y motivaciones personales


(Rogers, Maslow).
- Sociológica: describe los papeles sociales, derechos y responsabilidades de las personas
(Balu-Duncan, Durkheim).

- Económica: considera los recursos, riesgos y ganancias de la persona en función de la


empresa o institución a la que pertenece.

- Heurística-dinámica: maneja supuestos probabilísticas en la toma de decisiones y en la


dinámica de grupos en la solución de problemas.

- De toma de decisiones: estudia los elementos importantes para el proceso de decisión


(Tiederman, Harren).

El orientador

Para Sánchez y Valdés (2003), un orientador es aquel profesional especialmente preparado


(psicólogo, pedagogo o docente) que tiene como función describir y explicar los factores que
intervienen en el desarrollo del individuo en los ámbitos personal, escolar o profesional; un
profesional que puede apoyar a los jóvenes tanto en la adquisición de información, como en
la toma de decisiones ante las transiciones importantes de su vida

Dicho profesional, según el citado autor, debe poseer conocimientos sobre las principales
teorías de la orientación, los factores que influyen en el desarrollo humano, las principales
profesiones y puestos de trabajo, además de contar bases de la evaluación y medición en
psicología y educación. Ha de tener habilidades comunicativas para el manejo de recursos
didácticos y actitudes de aceptación y respeto.

Y aunque de acuerdo con los distintos modelos de orientación se perfila y define el rol del
orientador, Santana (2003) señala la necesidad de que el orientador reflexione, de manera
continua, sobre sus teorías y prácticas de orientación, desde los parámetros de una
racionalidad crítica más que técnica y práctica; que el orientador pueda concebir el
currículum como un proceso activo en el que la planificación, la acción y la evaluación están
relacionadas recíprocamente.

Plan de vida y carrera

En 1909, Parsons denominó como psicología vocacional y asesoramiento de carrera a las


acciones que permiten relacionar las características individuales y las de la ocupación a la
que se pretende acceder. De esta forma, en una primera etapa la psicología vocacional y la
orientación profesional se centraron, sobre todo, en una psicología de las ocupaciones,
intentando descubrir las características de los sujetos, de las ocupaciones y su ajuste mutuo.
Posteriormente, bajo el liderazgo de Súper, se centró la atención en el desarrollo vocacional,
en la psicología de las carreras (Leong y Barak, 2001).

Según Feldman (2002), las investigaciones de Holland, Roe y Súper permitieron enfocarse
en el estudio de las preferencias vocacionales, en los beneficios de atender las preferencias
individuales y la demanda ocupacional, así como en la utilidad de las pruebas de intereses y
asesoramiento ocupacional. Así, a partir de la teoría de Súper, la anterior psicología
ocupacional fue cambiando, centrándose más en los procesos y consecuencias del desarrollo,
y marcando la necesidad de realizar un análisis más global y amplio; de esta forma concebía
el proceso y desarrollo vocacional del sujeto en relación con una serie de decisiones durante
toda la vida.

Es así que actualmente la elección de carrera es entendida como el proceso a lo largo de la


vida de las personas en el que se tienen diversas posiciones y en el que cambian el
autoconcepto, las aspiraciones, las satisfacciones y actitudes de la persona hacia la vida. Es
la secuencia de los puestos de trabajo que una persona ocupa a lo largo de su vida pre-
profesional, ocupacional y post-ocupacional (Rodríguez, Moreno y Figueroa, 1995; Hall
2002).

De esta forma, la planeación de vida y carrera no sólo permite señalar objetivos y programar
actividades en el plano laboral, sino que es un criterio de vida que permite tener una
perspectiva temporal de largo plazo, entendiendo a la carrera en el más amplio sentido, como
la trayectoria vital de trabajo, estudio y actualización permanente y no sólo la profesión
técnica o universitaria que se eligió. Es un proceso de realización personal profesional o
social, que implica un conocimiento y contacto personal que deja claro los valores creencias,
experiencias y emociones (Casares y Siliceo, 2003).

Para los anteriores autores, existen cuatro áreas de contacto con los objetivos que se plantea
todo individuo lo largo de su vida:

- Consigo mismo.

- Con su familia.

- Con el trabajo.

- Con el mundo.

Por otro lado, la elección de carrera, según Feldman (2002), ha sido estudiada desde distintas
disciplinas como la sociología, varios campos de la psicología (industrial, organizacional, de
desarrollo y social; estudios de raza, asesoría educativa y vocacional, teorías de las
organizaciones y conducta organizacional) concluyéndose que:

a. La carrera pueden ser definida objetiva y subjetivamente. De manera objetiva, en cuanto a


los atributos que se requieren para una profesión determinada y subjetivamente, en tanto los
objetivos, las diferencias entre hombres y mujeres, las percepciones sobre oportunidades,
profesiones y estrategias.

b. Las habilidades para el trabajo, los intereses profesionales y los valores personales juegan
un papel importante en el desarrollo profesional.
c. La dinámica profesional sólo puede ser entendida al examinar las experiencias
individuales; sin embargo, las decisiones acerca de las profesiones no pueden determinarse
por separado o sólo por los intereses y habilidades.

d. Un plan de carrera debe trazarse considerando la historia previa de trabajo y los planes a
largo plazo. Entonces, la planeación profesional no es estática, está determinada por eventos
pasados y por aspiraciones.

e. El desarrollo profesional individual está influido por la familia, la salud, la economía, la


diversidad demográfica y las oportunidades, entre otros factores. La estabilidad económica
de la familia puede relacionarse con las oportunidades educativas, la zona donde se viva, el
número de industrias o el tipo de empleo que se tenga, etc.

f. Las organizaciones también influyen sobre la elección profesional de los individuos. Es


claro que en los años recientes los cambios en las organizaciones han generado nuevas
profesiones y ocupaciones, como los empleos libres, cambiando las expectativas de los
individuos.

g. El desarrollo profesional puede ser influido por varios factores: las experiencias dentro de
la familia, las primeras interacciones en la escuela y el trabajo, los rasgos de personalidad, el
sentido de autoestima y autoeficacia que se tenga, los niveles de aspiración, los patrones
estables de habilidades laborales, los intereses profesionales y los valores personales.

Título original de la obra:


Intervención Psicológica para Adolescentes Volumen III
Ámbitos Educativo y de la Salud
Autor: María Refugio Ríos Saldaña

Con permiso para SCRIB

Biblomedia Editores

Para citar esta obra:

Oblitas, L.A. (2013). Manual de Psicología Clínica y de la Salud Hospitalaria Volumen III.
Bogotá: Biblomedia Editores

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