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Cristóbal Colón

El año de 1451 nació en Génova (Italia) Cristóbal Colón,


hijo del cardador de lana Doménico Colombo y de
Susana Fontanarossa. Su familia era de tradición
tejedora y mantenía un taller en la parte baja de la
ciudad. Desde muy joven, Cristóbal demostró que no
tenía intenciones de mantenerse ligado a los oficios
manuales y comenzó a probar suerte en el mar.

En la década de 1470, Colón recorrió el mar


Mediterráneo, llegando hasta la isla de Quío (o Chío) y a
las aguas de Túnez. Luego viajó hasta Inglaterra, desde
donde realizó una travesía a Islandia. A su regreso se
estableció en Portugal y se dedicó, junto a su hermano
Bartolomé, a dibujar cartas marinas (portulanos) para venderlas en Lisboa. De
esa manera, los Colón se vincularon a importantes geógrafos de la época como
Fernão Martins o Paolo del Pozzo Toscanelli.

En esta misma época Cristóbal aprendió un latín rudimentario que le serviría para
leer las obras de los sabios. Además, fue comisionado a efectuar un viaje a las
islas de Madera para adquirir un cargamento de azúcar. En 1479 se casó con
Felipa Moniz de Perestrello, hija del primer gobernador de Porto Santo de Madera,
con quien tuvo a su hijo Diego, futuro virrey de las Indias. En 1483, Colón tuvo
la oportunidad de conocer las factorías portuguesas en las costas de Africa. Con
todo este bagaje trazó su proyecto de alcanzar las Indias por el oeste. La etapa
portuguesa de Colón culminó en 1485, cuando, rechazado su proyecto por una
comisión designada por el rey Juan II y muerta su esposa, se trasladó a España
junto a su hijo.
Acogido por los franciscanos del convento de La Rábida en las cercanías del puerto
de Palos, y ayudado por el ex-confesor de la reina Isabel la Católica, fray Juan
Pérez, Colón presentó su proyecto a los Reyes Católicos, quienes, tras dos
rechazos, en abril de 1492 le otorgaron las Capitulaciones de Santa Fe. Poco
antes había tenido a su segundo hijo, Hernando, fruto de la unión con Beatriz
Enríquez de Arana.
Una vez concluido el viaje que permitió a Colón arribar a costas americanas,
continuó realizando empresas para la corona de España. Sin embargo, a pesar de
haber emprendido tres viajes más hacia América y ser reconocido como un gran
navegante y explorador, nunca llegaría a saber que había alcanzado un continente
desconocido para los europeos de aquel entonces. Asimismo, tuvo que enfrentar
muchos problemas, tanto con la corona como con los primeros pobladores de la
isla La Española, debido a su incompetencia como administrador y gobernador
de las nuevas posesiones. Falleció en Valladolid en 1506.
Bernal Díaz del Castillo
Nació el 21 de abril de 1492 en Medina del
Campo (Valladolid).

En 1514, y junto a Pedro Arias Dávila, se lanzó a


conocer el Nuevo Mundo.

Pasaron algún tiempo en Nombre de Dios, Panamá.


Desde allí partió a Cuba, donde gobernaba Diego
Velázquez, que le ofreció, al igual que a otros
españoles, indios en encomienda, lo que nunca se
cumplió.
Pasada una temporada, se unió a la expedición
de Francisco Hernández de Córdoba, iniciada en
febrero de 1517. Este año comenzó a contactar con el país que más tarde se
llamaría Nueva España. De hecho en esa expedición pudo percatarse de la
existencia de ciudades en el ámbito de Yucatán.

Al volver a Cuba, un año después, volvió a salir esta vez en compañía de Juan de
Grijalva. En 1519 entró definitivamente en México, cuando se embarcó en la
expedición capitaneada por Hernán Cortés. Bajo las órdenes directas de Pedro de
Alvarado, tomó parte una gran cantidad de los principales hechos de la conquista.

Al cabo de un tiempo plasmó todos esos episodios por escrito. Esto fue cuando
estaba en Guatemala, donde se casó en 1544 con Teresa Becerra. Bernal hizo
dos viajes a España en demanda de mercedes, en el segundo de los cuales
participó en las juntas que, sobre la esclavitud de los indios, perpetuidad de
encomiendas y tributos, se celebraron en Valladolid en 1550. Cuando volvió a
Guatemala, al no lograr que el presidente de la Audiencia satisficiera lo que
pretendía haber obtenido en España, continuó con su lucha por los que creía ser
derechos inherentes a sus méritos de conquistador.

Rafael Landívar
Nació el 31 de octubre de 1731, en la ciudad de Santiago de los
Caballeros de Guatemala.

Hijo de Pedro Landívar y Caballero y Xaviera Ruiz de Bustamante.


Descendiente del conquistador español Bernal Díaz del Castillo.
Cursó estudios en el Colegio de San Borja. Catedrático en el colegio de San
Borja y en 1760 rectordel mismo colegio.
En 1749 se radicó en México para seguir la carrera sacerdotal. Cantó su primera
misa en la iglesia de Tepozotlán, México, el 7 de julio de 1755. El 2 de febrero de
1765 profesó en la Compañía de Jesús.

Por orden de Carlos III del 27 de marzo de 1767, es expulsado de Guatemala al


igual que todos los jesuitas de España y de ultramar, se dirige rumbo al puerto de
Omoa, para continuar su viaje hacia Bolonia, Italia.

Su obra más destacada fue la "Rusticatio Mexicana" publicada en Módena en


1781 y posteriormente en Bolonia y en Leipzing en 1782, en su tercera edición.

Rafael Landivar falleció en Bolonia, el 27 de septiembre de 1793. Sus restos


fueron repatriados por el gobierno de Guatemala y colocados en un monumento
funerario en la Antigua Guatemala.

Fray Matías de Córdoba


(1768-1828). Escritor. Ingresó muy joven en el Convento de Santo
Domingo de Guatemala.

(1768-1828). Escritor. Ingresó muy joven en el Convento de Santo


Domingo de Guatemala. En 1800 se graduó de licenciado en Sagrada
Teología y en 1803 marchó por cinco años a España. De vuelta a su país,
fundó la primera imprenta, para la cual redactó el periódico El Pararrayo,
bajo el seudónimo El Especiero.

Por defender los derechos de Centroamérica sobre el estado chiapaneco


se alzó en armas contra las tropas del imperio mexicano al mando de
general Filísola. Fue reconocido entre los prosistas de fines del siglo XVIII
y a principio del XIX; sin embargo, fue la “Fabula del león” la que le dio
fama. El apologista García Goyena la recogió bajo el título “La tentativa del
león”. Ramón Uriarte la incluyó en su colección.
Biografía de José Milla y Vidaurre
José Milla y Vidaurre fue un escritor guatemalteco del siglo XIX, considerado uno de los fundadores
de la novela en la literatura, en especial, destacó en la narrativa histórica.
Nacimiento: 4 de agosto de 1822, ciudad de Guatemala
Falleció: 30 de septiembre de 1882, ciudad de Guatemala
Ocupación: escritor, novelista, político y diplomático
Antecedentes
Fue Ministro de Relaciones Exteriores y embajador de Guatemala ante los Estados Unidos durante el gobierno
del general Rafael Carrera.
José Milla fue uno de los firmantes en 1859 del decreto en donde se cede Belice a la Gran Bretaña para
explotar madera, a cambio de la construcción de una vía de comunicación entre la capital de Belice y la de
Guatemala.
Estuvo entre el grupo de periodistas que fundó el Diario de Centro América en 1880.
Realizó sus estudios en el Colegio y Seminario Tridentino de Nuestra Señora de la Asunción.
Fue un destacado periodista y colaboró en medios como La Gaceta Oficial y La Semana.
Carrera política
En 1844 Milla y Vidaurre, quien era liberal por ese tiempo, le escribió un himno crítico y mordaz al
teniente general Rafael Carrera, himno que los liberales se memorizaron de tanto repetir, a pesar de su
escasa calidad poética.
Carrera no sólo no persiguió a Milla y Vidaurre, sino que dos años después, cuando Milla se hizo
conservador tras decepcionarse del Partido Liberal por sus múltiples errores, lo invitó a formar parte de
su Gobierno, en el que sirvió en diferentes posiciones incluyendo ministro plenipotenciario ante
los Estados Unidos y ministro de Relaciones Exteriores hasta 1871, Milla también llegó a ser amigo
personal y consejero de Carrera.
Desempeñó los cargos de Síndico Primero, Secretario del Consejo Consultivo, Catedrático de Literatura
Española en la Escuela de Derecho, diputado a la Asamblea Nacional Constituyente, diputado a la Cámara
de Representantes y Secretario del Consejo de Estado.
El escritor murió de un ataque cardíaco el 30 de septiembre de 1882, en Hacienda Quezada, de su
propiedad, enJutiapa. En 1982, el alcalde de la ciudad de Guatemala, Ramiro Ponce Monroy,
bautizó con el nombre de Calzada Milla y Vidaurre la 5ta. calle de la zona 6 de la ciudad capital
(Asociación de Amigos del País, 2004).
Obras destacadas
En el campo de la historia escribió su obra Historia Antigua de Centroamérica, por encargo del General
Justo Rufino Barrios.
Memorias de un abogado
El Visitador
La Hija del Adelantado
Los Nazarenos
Historia de un Pepe
Libro sin nombre
El canasto del Sastre
Cuadros de Costumbres

José Batres Montúfar


José Batres Montúfar, (San Salvador, El Salvador, 18 de marzo de 1809 - Ciudad de
Guatemala, Guatemala, 9 de julio de 1844), escritor, político, ingeniero y militar que nació en la
ciudad de San Salvador; hijo de José Mariano Batres y Asturias y de Mercedes Montúfar y
Coronado. Provenía de la vieja alcurnia de familias coloniales. Se le ha llamado el mejor poeta
guatemalteco del siglo XIX, por su obra intelectual sin parangón en las letras de ese tiempo en
Guatemala, sólo comparable a lo que consiguió en la prosa el novelista José Milla y Vidaurre,
promotor de la difusión de las composiciones de Batres Montúfar, prontamente olvidadas incluso
en las décadas siguientes a su deceso. Entre muchos de los escritores que lo mencionaron,
como Menéndez y Pelayo y José Martí, el célebre erudito de la literatura
hispanoamericana Pedro Henríquez Ureña diría de él: «El mejor de los poetas dotados del don
del humor».1

Biografía
Sus primeros años
En los años de su juventud destacó por su claro talento y su imaginatíva conversación. La
posición social de su familia, aristocrática y de abolengo criollo, le permitió una vida cómoda.
Sus inquietudes iniciaron casi con la misma independencia de Guatemala. En 1824 ingresó a la
Escuela de Cadetes establecida en Palacio por acuerdo del Gobierno Federal y dirigida por su
próximo pariente, el coronel de Artillería don Manuel Arzú. Se distinguió en aquel centro por su
inteligencia, sobresalió en el estudio de las matemáticas y del arte militar y al concluir el curso,
fue promovido al grado de Oficial de Artillería.
En 1826, durante la Guerra Civil Centroamericana y con solamente 18 años de edad, tomó parte
en la batalla de Milingo y en la localidad de Mejicanos fue hecho prisionero por los salvadoreños.
Estuvo en prisión casi un año, junto con Miguel García Granados, futuro líderliberal, quien dijo
de én en su Memorias:
El poeta volvió a Guatemala en 1830 tras la derrota de Mariano de Aycinena, gobernador
conservador de Guatemala, y del exilio y despojo de bienes de los miembros del
conservador Clan Aycinena, al que su familia pertenecía.56 Su melancolía inteligente y sentido
inconformista le sirvieron, «tanto en la vida como en la obra», según opinara el poeta Luis
Cardoza y Aragón, «como un refugio ante la sociedad con visos feudales de atraso en la que
vivió y que, por eso, satirizó con virulencia». Trabó amistad con la también escritora lírica María
Josefa García Granados —a quien él llamaba «Pepita»— quien era la hermana mayor de Miguel
García Granados y quien, como ellos, sufrió la expropiación de sus bienes y persecución tras la
toma de Guatemala por el general liberal hondureño Francisco Morazán el 12 de abril de 1829.7
5

Carrera militar y política


El 25 de agosto de 1838 fue dado de alta en la primera compañía de la brigada de artillería, con
el grado de capitán comandante.
El 13 de abril de 1839 el líder campesino y clerical Rafael Carrera tomó por sorpresa la plaza
de Guatemala.8 Tanto el gobernador Carlos Salazar Castro como los principales líderes
liberales huyeron de Guatemala y Carrera restituyó a Mariano Rivera y Paz, como gobernador
del Estado de Guatemala.9 Rivera Paz a su vez nombró general en jefe del Ejército a Carrera,
aunque en realidad era Carrera quien tenía el mando absoluto en Guatemala.10 Ese mismo día
Rivera y Paz nombró a Montúfar como jefe político de Amatitlán3
El 29 de mayo de 1839 se restableció la Asamblea Constituyente que se había convocado en
1838 y que había sido disuelta por Morazán.11 El gobierno de Rivera y Paz estableció pactos de
amistad y alianza con Honduras en mayo, con el Salvador en junio, con Nicaragua en julio y
con Costa Rica en agosto; también permitió que regresar el arzobispo metropolitano que había
sido expulsado por los liberales, clausuró la Academia de Ciencias y restituyó la Nacional y
Pontificia Universidad de Carlos Borromeo, y restableció la Sociedad de Amigos del País y el
Consulado de Comercio, principales entes gremiales de los miembros del conservador clan
Aycinena.11
Los liberales contraatacaron e intentaron alzarse nuevamente en el Estado de Los Altos, pero
fueron reducidos por Carrera; tras esta acción, el general Francisco Morazán intentó retomar el
control del estado de Guatemala, pero fue derrotado contundentemente por el general Carrera
en la Ciudad de Guatemala en 1840. Batres Montúfar peleó por última vez, con las tropas
conservadoras del general Rafael Carrera que rechazaron la invasión del liberal de Morazán.12

Muerte
En abril de 1838, Batres Montúfar volvió a Guatemala, enfermo del cuerpo y del alma, muertas
sus últimas ilusiones y sufriendo espantosos dolores físicos que acabaron de entristecer su
ánimo. El 13 de mayo de 1839 fue nombrado para ocupar el cargo de corregidor del
departamento de San Juan Amatitlán. Tres años después, fue electo en 1842, diputado a la
asamblea legislativa por el departamento de San Marcos. La Sociedad Económica de Amantes
de la Patria -club de los miembros del Clan Aycinena13- lo declaró socio asistente el 19 de abril
de 1841. Murió en la ciudad de Guatemala, el 9 de junio de 1844, a los 35 años de edad.
Julio Cortázar
(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino, una de la grandes figuras
del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial
que, en la década de 1960, dio merecida proyección internacional a los
narradores del continente. Emparentado con Borges como inteligentísimo
cultivador del cuento fantástico, los relatos breves de Cortázar se apartaron
sin embargo de la alegoría metafísica para indagar en las facetas inquietantes
y enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda de la autenticidad y del
sentido profundo de lo real que halló siempre lejos del encorsetamiento de
las creencias, patrones y rutinas establecidas. Su afán renovador se
manifiesta sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros que se
verifica en muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela(1963),
con sus dos posibles órdenes de lectura, sobresale como su obra maestra.

Biografía
Hijo de un funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su
nacimiento coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus
padres permanecieron más de lo previsto en Europa. En 1918, a los cuatro
años de edad, Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse
en el suburbio bonaerense de Banfield.
Tras completar sus estudios primarios, siguió los de magisterio y letras y
durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en
1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor
de la UNESCO le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa.
Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el
poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema
dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en
la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.
Gabriel García Márquez
(Aracataca, Colombia, 1927 - México D.F., 2014) Novelista colombiano,
premio Nobel de Literatura en 1982 y uno de los grandes maestros de la
literatura universal. Gabriel García Márquez fue la figura fundamental del
llamado Boom de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que, en
la década de 1960, dio proyección mundial a las últimas hornadas de
narradores del continente.

Gabriel García Márquez

En todos ellos era palpable la superación del realismo y una renovación de


las técnicas narrativas que entroncaba con la novela europea y
estadounidense de entreguerras (Kafka, Joyce, Proust, Faulkner); García
Márquez sumó a ello su portentosa fantasía y sus insuperables dotes de
narrador, patentes en la obra que representa la culminación del realismo
mágico: Cien años de soledad (1967).
Biografía
Los años de su primera infancia en Aracataca marcarían decisivamente su
labor como escritor; la fabulosa riqueza de las tradiciones orales transmitidas
por sus abuelos nutrió buena parte de su obra. Afincado desde muy joven en
la capital de Colombia, Gabriel García Márquez estudió derecho y periodismo en
la Universidad Nacional e inició sus primeras colaboraciones periodísticas en
el diario El Espectador.
A los veintiocho años publicó su primera novela, La hojarasca (1955), en la
que ya apuntaba algunos de los rasgos más característicos de su obra de
ficción. En este primer libro y algunas de las novelas y cuentos que le
siguieron empezaron a vislumbrarse la aldea de Macondo y algunos
personajes que configurarían Cien años de soledad, al tiempo que el autor
hallaba en algunos creadores estadounidenses, sobre todo en William
Faulkner, nuevas fórmulas expresivas.
Comprometido con los movimientos de izquierda, Gabriel García Márquez
siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana hasta su triunfo en 1959.
Amigo de Fidel Castro, participó por entonces en la fundación de Prensa Latina,
la agencia de noticias de Cuba. Al cabo de no pocas vicisitudes con diversos
editores, García Márquez logró que una editorial argentina le publicase la que
constituye su obra maestra y una de las novelas más importantes de la
literatura universal del siglo XX, Cien años de soledad (1967).
Juan Ruiz de Alarcón
(Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza; Taxco o Ciudad de México, 1580 - Madrid,
1639) Autor dramático que, aunque nacido en México, es considerado una
de las figuras más destacadas del teatro español de los Siglos de Oro. Era
hijo de una familia acomodada de ascendencia española, ilustre sobre todo
por el apellido materno. Su padre tenía una posición definida en la minería
del Real de Minas de Tasco. Estudió en la Universidad de México desde 1592
y se trasladó a España en 1600, donde se graduó de bachiller en Cánones en
el mismo año, y en Leyes en 1602 (Universidad de Salamanca). Pero su
estancia en España se hizo pronto económicamente difícil y sólo obtuvo
apoyo de un pariente sevillano, Gaspar Ruiz de Montoya; después de ejercer
sin título la abogacía en Sevilla, logró repatriarse, aunque tuvo que hacerlo
probablemente en el séquito del arzobispo fray García Guerra en 1608, tras
haber intentado inútilmente la vuelta en el año anterior.

Obtuvo el título de licenciado en Leyes en la Universidad mexicana en 1609,


fracasó en sus aspiraciones al profesorado universitario en tres intentos y
trabajó en empleos menores, para embarcar de nuevo rumbo a España en
1613. Quizá porque su familia había venido a menos, el joven licenciado no
regresaría a su país de origen. Habiendo iniciado ya su labor literaria, las
dificultades con que tropezó en la península ibérica lo impulsaron a
entregarse de lleno al teatro. Cuando logra colocarse como relator interino
en el Consejo de Indias (1626), parece acabarse la producción literaria que
le había dado personalidad, pero que había sido también la causa de sus
amarguras y sinsabores. En 1633 se le confirmó en propiedad el cargo.

La inquina que Ruiz de Alarcón despertó en España y, sobre todo, en las


grandes figuras del denominado Siglo de Oro, no puede explicarse por el
simple hecho de que tuviera un físico desgraciado; su joroba podía justificar,
tal vez, algunas burlas inclementes, pero en absoluto la acerba crítica, cuyos
motivos deben buscarse, quizás, en la indiscutible calidad de un autor cuyas
obras amenazaban la preeminencia y el éxito teatral y literario de sus ilustres
contemporáneos. La hostilidad con que fue acogido en el ambiente literario
español el gran dramaturgo mexicano ha motivado muy diversas reacciones
en la crítica moderna hispanoamericana.
Sor Juana Inés de la Cruz
(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México,
1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana, la mayor figura de
las letras hispanoamericanas del siglo XVII. La influencia del barroco español,
visible en su producción lírica y dramática, no llegó a oscurecer la profunda
originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber la llevaron a
enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos
ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de
pensamiento.

Biografía
Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió
su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana.
Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de
Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por
los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por
su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.

Sor Juana Inés de la Cruz

Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las


carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de
los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en
un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada
su escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el
convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales:
«Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la
libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado
silencio de mis libros», escribió.

Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales,


como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés Luis
de Góngora (cuya obra introdujo en el virreinato), y también del nuevo
virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa,
Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda
amistad. En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió
una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra
que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro (en los que se
aprecia, respectivamente, la influencia de Luis de Góngora y Calderón de la
Barca), hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han
conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de Puebla,
Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en 1690 una obra de Sor Juana
Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía una dura crítica al
«sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas
de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor Filotea
de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en
el que, aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le recomendaba que
se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y
mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.
En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla), Sor Juana
Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres
al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy
provechoso». La Respuesta es además una bella muestra de su prosa y
contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales podemos
concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de
la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó
profundamente; tanto que, poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió
su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se
consagró por completo a la vida religiosa.

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