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Nada mejor para conocer el origen del arte abstracto contemporáneo que

remitirse a las fuentes.


“De lo espiritual en el arte” se titula el libro que publicara en 1914, Vasili Kandinsky
(1866-1944), precursor del arte abstracto. Estamos ante una recopilación de
anotaciones que realizó el artista plástico durante 10 años analizando el estado del
arte y dando forma a los fundamentos teóricos de la pintura abstracta.
A pesar del paso del tiempo y los cambios culturales que se sucedieron desde entonces no ha
perdido vigencia esta base fundamental de la pintura que seguirá evolucionando durante todo
el siglo XX, influyendo directamente a las distintas disciplinas del arte y el diseño.

El artista nos cuenta cómo inicia el desarrollo de la obra: “De esta época data mi costumbre de anotar
pensamientos sueltos. Así escribí “De lo espiritual en el arte” sin darme cuenta…”; “… me proponía
despertar la capacidad de captar lo espiritual en las cosas materiales”
El momento crucial en la vida de Kandinsky se produce en 1896 cuando visita la primera muestra de los
impresionistas franceses en Moscú.
Allí queda impactado con la obra “Montón de heno” de Claude Monet. “Yo solo conocía el arte realista,
casi exclusivamente el ruso; a menudo me quedaba contemplando la mano de Franz Liszt en el retrato de
Repin y cosas por el estilo. De pronto vi por primera vez un cuadro. Me molestó no haberlo reconocido.
Además me pareció que el pintor no tenia derecho a pintar de una manera tan imprecisa…”

Los días pasan y la imagen que lo perturbó queda grabada en su mente como pocas obras en su vida.
¿Qué tenía esa simplificación de formas y color en comparación con los estilos realistas a los que estaba
acostumbrado a ver?
De eso se trata el descubrimiento de Kandinsky, la pureza de las formas y el color tienen la virtud de
llegar sin más trámite a la conciencia humana.

Esta nueva visión separa los elementos que componen una obra y les da autonomía propia; a partir de
esta lectura Kandinsky sienta las bases del arte abstracto que luego serán asimiladas por sus
contemporáneos para dar lugar a nuevas corrientes artísticas o a fortalecer incipientes movimientos como
el cubismo o el constructivismo.

Kandinsky toma relieve internacional con la revolución rusa cuando le es encomendado reorganizar la
vida artística de su país como miembro del Colegio Artístico del Comisariado del Pueblo. En su madurez
se ocupará de formar nuevas generaciones nutriéndolos de conceptos innovadores que descartan toda
influencia de las escuelas clásicas argumentando que todo arte es hijo de su tiempo y pretender copiarlo
equivale a dar a luz a un niño muerto.
“Amarillo, rojo, azul” 1925

Esta nueva interpretación implica despojarse de todo indicio formal para abocarse únicamente a un
aspecto atemporal que influye positivamente en el ser humano: la espiritualidad.

Un arte que se enmarque en esas características deja de ser mero objeto bello para convertirse en un
diapasón capaz de hacer vibrar el alma humana; es un arte para decir algo más trascendental de lo que
diría el “Retrato del Barón M” o “Patos volando en la campiña Z”.

Kandinsky representa el camino espiritual de la humanidad con la figura de una pirámide, cuanto más
cerca del vértice más cercano a la perfección, a los sentimientos sublimes; cuanto más cercano a su
base, menor apetito espiritual

En épocas de oscurantismo espiritual prevalecerá la valoración material y en consecuencia más lejanas


las metas espirituales.

Kandinsky no es un teórico que se enmaraña en ideas impracticables sino que


fundamenta cada uno de sus descubrimientos. “De lo espiritual en el arte” conduce a
un análisis profundo como si se tratara de una tesis científica; su influencia se percibe
hasta en nuestros días no solo en las artes plásticas sino en la música o la
arquitectura.

Le seguirá a éste, otro libro llamado “Punto y recta frente al plano” que completa las bases teóricas de su
pintura. Allí intenta desarrollar un código análogo a una partitura musical, para “escribir” o interpretar una
pintura.

Quizás no haya sido práctico asimilar este particular sistema pero al menos ha dado lugar a objeto de
estudio en academias de arte. Materias como Morfología, Composición, Teoría del color, deben en gran
parte su existencia a las investigaciones del innovador Vasili Kandinsky.

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