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Kintsugi, la belleza de las cicatrices de la vida

El ‘kintsugi’ es una técnica centenaria de Japón que consiste en reparar las piezas de
cerámica rotas y que ha acabado convirtiéndose en una filosofía de vida. Frente a las
adversidades y errores, hay que saber recuperarse y sobrellevar las cicatrices

No hay recomposición ni resurgimiento sin paciencia. En el kintsugi, el proceso de secado


es un factor determinante. La resina tarda semanas, a veces meses, en endurecerse. Es lo
que garantiza su cohesión y durabilidad. Entre los cultivadores de la paciencia, Kafka
ocupa un lugar privilegiado. Para él, la capacidad de saber sufrir y de tolerar infortunios era
la clave para afrontar cualquier situación. Un día, mientras paseaba con un amigo, le dio
este consejo: “Hay que dejarse llevar por todo, entregarse a todo, pero al mismo tiempo
conservar la calma y tener paciencia. Solo hay una forma de superación que empieza con
superarse a sí mismo”. La receta para vivir del autor de El proceso es sencilla, pero no por
ello menos difícil: “Tenemos que absorberlo todo pacientemente en nuestro interior y
crecer”.

Saber valorar lo que se rompe en nosotros nos aporta una serenidad objetiva. Apreciémonos
como somos: rotos y nuevos, únicos, irreemplazables, en permanente cambio

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