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Tipos de Mercado, Según la Competencia Establecida:

Para Ricardo Romero, autor del libro "Marketing", existen cuatro tipos de mercado[3]:

Mercado de Competencia Perfecta: Este tipo de mercado tiene dos características principales: 1)
Los bienes y servicios que se ofrecen en venta son todos iguales y 2) los compradores y
vendedores son tan numerosos que ningún comprador ni vendedor puede influir en el precio del
mercado, por tanto, se dice que son precio-aceptantes [5].

MERCADO PERFECTO
Este concepto se usa en el contexto de la Economía y las finanzas públicas.
Es aquel en el que la información sobre las condiciones (calidad) de lo que
se negocia es la misma para todos los oferentes y demandantes (no hay
información exclusiva o privilegiada) y la información de Precios y
volúmenes está también al alcance de todos.E l piso de remates propicia
el Mercado Perfecto, aunque obviamente, el análisis sobre la información que
está al alcance de todos no es el mismo, ni tampoco las conclusiones que
de él se obtienen.
MERCADO PERFECTO
Aquel en que las fuerzas de la Oferta y la Demandapueden actuar libremente y
que reúne todas las condiciones de Competencia Perfecta.

El mercado perfecto, ¿es factible? ¿Tiene sentido?


En la actualidad, un mercado así tiene difícil implantación. Para que la competencia

perfecta se lleve a cabo, las empresas deben primero conseguir maximizar su

beneficio o bienestar. Así, el mercado se equilibra y la oferta de productos se iguala a

la demanda.

Desafortunadamente, existen muchas empresas que ejercen directa o indirectamente

el control sobre los diferentes segmentos del mercado, y la competencia perfecta se

ve obstaculizada.
A pesar de todos estos beneficios económicos, tanto para ofertantes como para

demandantes, la competencia perfecta tiene algunas pequeñas desventajas.

Este tipo de mercado no ayuda a proporcionar correcciones, si se producen

desigualdades en la distribución de los ingresos. Desestimula el progreso tecnológico

por la falta de competitividad, y no ofrece una diversidad de productos, ya que estos

están estandarizados e igualados.

.1.16 Mercado perfecto

Con la ficción del mercado libre la economía ha entrado en el universo paralelo. El mercado
perfecto es la puerta por la cual la economía ha salido del mundo real. El mercado perfecto
parte del principio que:

- No hay preferencias locales.


- No hay preferencias temporales.
- Que los productos son homogéneos, lo que de hecho excluye también innovaciones.
- Que adaptaciones a nuevas situaciones, que raramente suceden, se hacen inmediatamente.
- Y que hay información perfecta.

Esto significa que no hay inseguridad. Vamos a ver más tarde, al hablar de Keynes que basta
dudar de esta afirmación, de la afirmación de que no hay inseguridad, para derrumbar todo el
sistema de la teoría clásica y neoclásica.

De hecho, si se toma en serio este concepto, estas suposiciones no bastan. Se debe


igualmente suponer que no hay ningún cambio de tecnología, organización, cambios
culturales etc., porque todos los modelos que se basan en este concepto, por ejemplo la
famosa cruz de la oferta y de la demanda, parten del principio que la curva de la demanda no
cambia. Igualmente se podría decir, si se quiere un método más realista, que todo tipo de
análisis que se basa en este sistema es un análisis a corto plazo. A corto plazo, muy corto en
general, no cambia nada.
El error es profundo y elemental y encima lo comparten ambos mundos, el mundo marxista y
el mundo de la economía neoclásica. Con la ficción del mercado perfecto la economía se
convierte en algo mecánico. Si hay información perfecta tampoco hace falta un procesamiento
de informaciones, ni de manera central como en una economía planificada, ni de manera
decentrar, como en una economía de mercado. El argumento central de una economía de
mercado, el procesamiento de informaciones decentrar, pierde cualquier importancia.
Tampoco hacen falta empresarios, su función podría realmente o mejor ser realizado por
robots o computadoras. Supone esta idea además que la adaptación a nuevas condiciones, si
los hay, ni siquiera esto está seguro en este sistema, ocurren sin esfuerzo alguno y por lo
tanto tampoco hacen incentivos.

De hecho con el mercado libre tenemos el mismo error que tenemos en el marxismo. La
alocación de los factores productivos se puede realizar sin esfuerzo alguno. El capitalista
marxista no tiene ningún problema en invertir su capital, sin problema puede encontrar la
inversión más rentable y no hay ningún riesgo. El robot capitalista siempre acumula capital y
no la pierde nunca. En ambos sistemas el homo oeconomicus es un mero robot.

Es un fenómeno curioso que se reprocha a la teoría keynesiana por todas partes y


diariamente de ser el primer paso hacia una economía de mercado si Keynes es el único que
presta atención al problema esencial de la economía: La inseguridad. Si tuviésemos un
mercado perfecto, si supiésemos lo que pasa en diez años, todos seríamos ricos, no habría
paro y habría gente que sabe mucho, pero no sabe lo que el mercado en un momento dado
requiere.

Vamos a ver más tarde que este concepto, la del mercado perfecto, lleva también a la idea de
las "leyes" económicas, vea Léon Walras y preliminares. Si se abstrae de todas las
circunstancias individuales y si los únicos variables del modelo son el precio y la cantidad, que
de hecho son la expresión de una realidad compleja determinada por miles de fuerzas, se
puede formular "leyes" económicas. La noción "leyes económicas" supone que estas leyes
son las que determinan los procesos y que no describen solamente el proceso de adaptación
a cambios tecnológicos, organizativos, psicológicos, jurídicos, sociales etc.. Para ser más
claro: La ley de la gravitación no se adapta a fuerzas ajenas, ES una fuerza ajena a la cual
hay que adaptarse. Una "ley" económica describe procesos de adaptación a fuerzas ajenas.
La concepción de la economía como una ciencia natural, muy de moda en la Economía
neoclásica, es por lo tanto una completa tontería. Leyes naturales no describen fuerzas que
son la expresión de ALGO, estas leyes SON este Algo. La gravitación no depende de
absolutamente nada y mucho menos del gusto, de las preferencias y del estado de ánimo del
autor de estas lineas. La gravitación no depende de ningún factor ajeno, ES un factor ajeno.

El concepto del mercado perfecto y la cruz de la oferta y demanda, reduciendo toda la


economía a la relación entre dos parámetros, precio y cantidad, abstrae del hecho que esta
relación describe meramente una adaptación a fuerzas ajenas, no explica por lo tanto nada de
lo que es esencial para una economía de mercado libre.

Incluso en el caso de que existiese esta famosa transparencia del mercado solo describiría un
equilibrio estático, irrelevante si no sabemos cuanto tiempo permanece. Es una gran diferencia
si el precio de equilibrio para un litro de leche, digamos de un dólar, permanece media hora o
tres años.

Pero la economía no se adapta inmediatamente a un equilibrio de mercado y mucho menos de


manera consciente, como vamos a ver más tarde al hablar de Joseph Schumpeter. De hecho
nos hemos todos acercado lentamente a un cierto nivel de consumo, de manera inconsciente
y los productores han aprendido lentamente qué quieren producir, en qué cantidad y como.

En este mundo estático no hay ningún cambió de tecnología, no hay innovaciones, ni cambian
las preferencias. Una vez llegado al equilibrio, y a este equilibro se llega en dos segundo
pintado dos líneas sobre el papel, siempre se permanece ahí hasta el juicio final.

No se puede justificar el mercado perfecto y todos los modelos que en este concepto se
basan, como por ejemplo la cruz de la oferta y la demanda de Alfred Marshall (repetimos: En
el original Alfred Marshall es más complejo de lo que se encuentra en los libros de textos.
Vamos a volver a este tema al hablar de Alfred Marshall) diciendo que es solo un modelo que
sirve para analizar determinados aspectos de la economía. Un modelo que excluye todo, pero
absolutamente todos los aspectos relevantes es un mal modelo. Un plan de una ciudad que
contiene todos los museos, teatros, café etc., pero sin las calles que llevan a estos sitios no
sirve para precisamente nada.

En este caso es todavía peor. No es solamente que no sirve para nada, sino que encima
despista, desvía de las cuestiones centrales. La persistencia con la cual la cooperación de los
economistas se agarra a este modelo se debe al hecho que éste se presta para la modelación
matemática y da a la economía la pinta de una "ciencia exacta", vea también modelización
matemática. Si se abstrae de todos los factores individuales y circunstanciales se puede tener
la impresión de que una "ley económica", noción que aparece muy a menudo en los autores
de la economía neoclásica, se puede tener la impresión de que estas "leyes" no son meras
tendencias resultantes de adaptaciones a cambios tecnológicos, sociales, organizativos etc.,
sino que describen, como las leyes naturales, fuerzas naturales. En una formula tipo 1/2 * m *
v2 = m * g * h (energía potencial = enérgica cinética) no hay parámetros, en el vacío,
relevantes que no estén presentados en la fórmula. Tampoco es una descripción. Expresa
relaciones causales. No tiene nada que ver con una fórmula tipo p = A - ax (curva de la
demanda). Esta última es una mera DESCRIPCIÓN general y no expresa ninguna relación
causal. Expresa como máximo una tendencia plausible a corto plazo. Es de suponer, si las
preferencias no cambian (por ejemplo la gente invierte más dinero en su educación y menos
en coches), si un producto no es sustituido por otro (los móviles por los smartphones) que la
gente compra más de un producto cuando éste es más barato. Pero incluso esto solo vale a
corto plazo. Se podría igualmente sustituir el mercado perfecto por un análisis a corto plazo.

Revela este concepto una confusión de causa y efecto. Las "leyes económicas" son el efecto y
no la causa de algo. Las leyes naturales describen la causa de algo. No es un problema
menor. La concepción de la economía como una cosa sui generis que se puede estudiar
aisladamente está relacionado con esto. Si una "ley económica" fuese la causa de algo, se
podría estudiarla de manera aislada. Si estas "leyes" solo describen los efectos producidas por
otras cosas, no se la puede estudiar de manera aislada.

El error es profundo y comprensible. Las "leyes económicas" tan adorados por Léon Walras,
Vilfredo Pareto y Carl Menger y que encontramos en los libros de textos sugieren que explican
relaciones causales o sea que la economía por sí ya explique algo. De hecho son solamente
descripciones de tendencias. Tomando la expresión de algo como la causa la economía ha
podido imponerse como la "reina de las ciencias sociales", una cosa que se puede estudiar
aisladamente. El hecho que raramente se habla en los libros de textos de tecnología,
innovaciones, cambios en los procesos organizativos se debe al hecho que se abstrae de las
causas tomando el efecto de algo por la causa de algo.

Se puede describir tendencias, se puede por ejemplo, tal como lo hace el neo liberalismo y el
ordoliberalismo, decir que una economía de mercado libre tiende a optimizar los procesos de
producción. Ningún autor de estas corrientes económicas explica el por qué de ello, pero
suponen que la gente en sistemas de este tipo tienen un incentivo fuerte a trabajar y dado que
tienen las informaciones que necesitan también son capaces de hacerlo.

Pero el modelo del mercado libre y todas las teorías que se basan en este concepto son
totalmente otra cosa. En estos modelos hay un automatismo. El homo oeconomicus puede ser
sin problema alguno sustituido por un robot y a partir del momento que podemos sustituir el
homo oeconomicus por un robot y computadoras la diferencia entre una economía de
mercado libre y una economía planificada se desvanece. La concepción del mercado perfecto
es un concepto enteramente marxista.

El mismo error, dicho sea de paso, tenemos en la política y en debate público. Se supone que
la política puede resolver los problemas centrales, pero de hecho la política puede como
máximo incitar a un comportamiento sensato o impedirlo, pero no puede por si sola resolver
un problema.

La ventaja principal de una economía de mercado libre es el hecho que es más eficaz en el
procesamiento de informaciones, significa que reacciona más rápidamente, dado que todos
los actores reaccionen inmediatamente a cambios y no esperan hasta que una ente central
haya evaluado las consecuencias de un cambio. Las adaptaciones pueden ser erróneas, hay
riesgos, pero es de suponer que los actores individuales conocen mejor su situación individual,
el tiempo que necesitan para aprender una nueva tecnología, las reestructuración de la
organización, las capacidades de sus empleados, la posibilidad o imposibilidad de comprar
servicios y productos que hasta un determinado momento han producido ellos mismos, son
más capaces de evaluar la demanda etc. etc..

Por otra parte hay un fuerte incentivo para los actores de reaccionar y adaptarse. Pero esta
idea es completamente negado por el mercado perfecto. A partir del momento que tenemos la
información perfecta no hacen falta empresas privadas. Toda la economía podría ser
perfectamente controlada por un ente central con un par de computadoras. Esto incluso sería
más eficaz que miles y miles de empresas que gastan su tiempo en comerse el coco,
almacenar y evaluar datos, probar si algo funciona y corregir errores etc. etc..
El concepto del mercado completo tampoco puede pasar como un modelo que sirve para
analizar situaciones complejas. Un modelo tan idiotamente simple que no tiene nada, pero
absolutamente nada que ver con la realidad, no sirve para el análisis. Más bien despista. Un
modelo es sensato cuando los parámetros relevantes forman parte del modelo y se deja de
lado los parámetros irrelevantes. Pero un modelo que abstrae de todo lo que es relevante es
una burrada y solo puede habersele ocurrido a un cerebro de un catedrático idiota de una
facultad de economía que en todo su vida no ha trabajado nunca.

La teoría de Keynes, dicho sea de paso, es más compleja en cuanto a este punto se refiere.
Keynes excluye expresis verbis todos los parámetros que no se puede influir directamente. Es
obvio que no hubiese paro si todos pudiésemos producir hoy un smartphone, mañana trabajar
como cardio cirujano y pasado mañana construir desaladores de agua impulsados por energía
solar. Pero esto no es el caso. Keynes se pregunta lo que se puede hacer si todos los factores
como formación personal, tecnología, capacidad de innovación, organización etc., no se
puede influir. Mientras el neo liberalismo supone, sin saberlo realmente, que basta que el
estado no se meta para que los parámetros mencionadas se muevan en la buena dirección y
que todos los problemas serán resueltos, la teoría keynesiana, sin negar que esto pueda ser
cierto, ofrece una solución sin la modificación de estos parámetros.

Vemos en este ejemplo que funcionarios públicos, a los cuales también pertenece el personal
docente de la facultades de economía son una real plaga, peor que la peste, cólera y malaria
juntas. Incluso en el caso que la biografía consiste solo de escuela => colegio => estudiante
=> docente universitario una persona normal habría comprendido, por tener amigos,
conocidos, que realmente trabajan, que el mundo es un poco más complejo y que el mercado
perfecto es exactamente el contrario de una economía de mercado libre y gran parte de la
economía neoclásica, que a su vez es más o menos lo que se encuentra en los libros de
textos de micro-economía, no tiene nada que ver con una economía de mercado.

Si no se habla con nadie nunca se podría aprenderlo incluso leyendo los periódicos y mirar la
tele. Se aprenderá que cada día hay centenares de empresas que van en quiebra y
centenares que se fundan. Si el mercado perfecto existiese no habría empresas que van en
quiebra y como no hay cambio tampoco se fundaría nuevas. Pero una vez impresas estas
tonterías en miles y miles de libros de textos y después de no haber aprendido otra cosa que
mover curvas de la derecha a la izquierda y de la izquierda a la derecha se pierde la vista
abierta a la realidad, lo que a esta especie de personas no importa mucho, dado que reciben
un dinero independientemente de cualquier rendimiento.

El hecho que modelos tan simples sobreviven es tanto más sorprendente que no faltaron
economistas que evidenciaron la poca relevancia que tienen, entre ellos Joseph
Schumpeter.

Los libros de textos de micro-economía corren el mismo riesgo que los tres volúmenes de Karl
Marx. Después de la caída del muro en Berlín en 1989, se podría comprar estos libro en
toneladas. Se había enseñado este chisme hasta el último respiro, pero una vez perdido su
valor sistémico por el colapso del sistema la gente quería sobre todo liberarse de estos
cachivaches.

De ideología vamos a hablar todavía muy a menudo a lo largo de este manual, vea también
preliminares. Se puede especular sobre las causas por las cuales contenidos obsoletos
sobreviven tanto tiempo. En cuanto a la teoría neoclásica (dejamos al lado Alfred Marshall) se
refiere la inmunización contra la realidad tiene varios aspectos. De una parte la exclusión de
cualquier circunstancia individual, o sea las causas reales de un problema, permiten a la
economía de presentarse como una ciencia con verdades universales. Hay un precio de
equilibrio para cualquier cosa en cualquier país. Y si el precio del arroz es tan caro que alguna
gente muere de hambre es igualmente un precio de equilibrio. Las preferencias de esta gente
eran no comprarlo y morir de hambre.

Por otra parte la abstracción de la realidad permite sugerir una fuerza explicativa. Si se sugiere
que los efectos son la causa, bastan los efectos para explicar algo.

Juega un papel también que economistas académicos no tienen en general ninguna


experiencia profesional. Tenemos por lo tanto una fuga a la abstracción. Si dijesen algo sobre
la realidad sería rápidamente evidenciado que no alegan mucho. Esto también explica el
hecho porque un discurso público de un economista parece tan trivial. En este tipo de discurso
se evidencia que los supuestos instrumentos de análisis no sirven de hecho para nada. Léon
Walras, Vifredo Pareto y Carl Menger son de hecho completamente irrelevantes.
Significa esto para los estudiantes que al final de su carrera no saben absolutamente nada útil,
aparte de cosas concretas como contabilidad, controlling y algo de derecho. Filosofar en estas
circunstancias sobre tasas académicas es bastante insolente. Bastaría que los chicos y chicas
docentes hiciesen un práctica en una empresa real.

Podemos aprender de esto que sistemas como la educación pública y las universidades,
sobre todo las facultades de economía, que no son controlados por la competencia van
irremediablemente a la deriva, vea también actividades estatales. Para el personal de una
facultad de economía un comportamiento racional es contar por centenares de años las
mismas tonterías. Esto no exige esfuerzo alguno y el sueldo es el mismo. En este sector el
homo oeconomicus tiene efectos desastrosos, vea también homo oeconomicus.

Cuando un sistema no puede ser controlado por los mecanismos similares a los que rigen en
una economía de mercado dependen de la integridad de los actores y sistemas cuya única
esperanza es la integridad de los actores que están realmente muy jodidos. Es de crucial
importancia de introducir en estos sistemas de manera "artificial" mecanismos que tienen la
misma función como aquellos que rigen una economía de mercado, vea homo oeconomicus.
Cualquier otra cosa es sea ingenuo, sea romántico, pero de cualquier forma erróneo.

La escuela austriaca y Milton Friedman no se equivocan en el análisis del problema, pero se


equivocan en la solución o más bien dicho, la solución que ofrecen, retiro del estado siempre
cuando sea posible, es irrealista. No siempre el estado puede retirarse pero tampoco esto
significa implacablemente la ausencia de competitividad y control. Los mecanismos a
implantar no son siempre los mismos, pero siempre, si dejamos de lado el problema de las
inversiones estatales en investigación y desarrollo, siempre los hay.

Dejamos de lado por un momento que el mercado perfecto no es un modelo, una versión
simplificada de la realidad, sino un universo paralelo sin ninguna conexión con esta nuestra
tierra. Nos podríamos igualmente preguntar si este modelo describe realmente mejor un
fenómeno del universo paralelo.

Se justifica este modelo muy a menudo alegando la tesis de que con este modelo es posible
un análisis marginal que a su vez es más preciso que un análisis tal y como lo hace Adam
Smith que analiza más bien haciendo uso del sentido común. Pero el autor duda que esto sea
cierto.

Diría el autor que la distinción entre precio natural y precio de mercado ya es un análisis
marginal. (Dejamos de lado que la concepción de David Ricardo de la renta es
indudablemente un análisis marginal.) El progreso del análisis marginal, es por lo tanto
bastante marginal.

En una situación de competencia perfecta el precio NATURAL, vea óptima división del
trabajo, tiene que estar lo suficientemente alto para cubrir todo los costes que son, en el
mundo de Adam Smith, el sueldo (la parte del trabajo), el provecho (la parte del capital) y la
renta (la parte de la tierra) dado que los factores productivos en el mundo clásico son trabajo,
tierra y capital. (Lo que es una tontería como vamos a ver a lo largo de este manual, pero de
momento da igual.) El punto central es la palabra NATURAL, precio natural.

¿Que entiende Adam Smith por precio natural? Adam Smith parte, aunque no expresada de
manera tan cruda, también de un mercado perfecto. En este mercado perfecto de los cuentos
de hadas los inversores saben perfectamente cuanto rinde su capital en todos los usos
posibles. Si rinde por ejemplo 2,5 por ciento invertido en una panadería y 3 por ciento si se le
invierte en una fábrica de tabaco lo van a invertir en una fábrica de tabaco. Si todos lo hacen
la rentabilidad del capital invertido en una fábrica de tabaco va a bajar hasta que llegue a los
2,5 por ciento de la panadería. (Es igualmente posible que los capitalistas retiran su dinero de
la panadería y lo invierten en la fábrica de tabaco, para Adam Smith capital es algo muy
líquido, la diferencia entre capital y dinero no la vea.) Si hacemos esto con los miles de
inversiones posibles habrá finalmente un provecho "natural" o sea uno que es igual en
cualquier uso. Lo mismo vale para el trabajo y para la tierra. Si un campesino se da cuenta
que puede ganar más dinero cultivando maíz que después se puede convertir en combustible
lo va a hacer hasta que el trigo se hace tan caro que iguala lo que puede ganar con el maíz. Si
lo pensamos bien, esto es un análisis marginal. Lo que interesa en este tipo de reflexión es la
ganancia que se puede obtener con la ULTIMA entidad. Esta ganancia baja debido a procesos
tecnológicos, las máquinas van por encima de su óptimo a la demanda que solo puede
extenderse bajando el precio y por lo tanto la rentabilidad, por procesos naturales etc. etc.. Es
exactamente la misma lógica que encontramos en cualquier tipo de texto de micro-economía
que nos cuenta la teoría neoclásica. La diferencia es que Adam Smith describe una
TENDENCIA que es seguramente correcta, como tendencia. Se puede también decir que
Adam Smith subestima la dificultad de conocer la rentabilidad del capital en cualquier uso que
también trabaja con algo como el mercado libre. Pero en la economía neoclásica la alocución
de los factores productivos no presenta problema alguno. Pasa en milisegundos y sin
esfuerzo.

Está incluido en la idea del precio natural igualmente la idea de la última entidad rinde, debido
a la competencia, solamente lo que cuesta. Se puede decir que la suma de los costes
marginales, el precio natural, es exactamente lo mismo que los famosos costes marginales de
la economía neoclásica que hoy en día se encuentra en cualquier libro de texto como
"revolución marginalista".

La idea del precio natural o sea el precio determinado por los precios naturales, iguales en
cualquier uso, de la tierra, trabajo y capital es un análisis marginal.

Muestra el ejemplo de Adam Smith primero que nunca ha habido revolución marginal y que el
análisis marginal es más viejo que las colinas verdes del África y segundo que tampoco hace
falta para este tipo de análisis un mercado perfecto.

Dicho sea de paso. Este concepto, la idea del precio natural y del precio de mercado incluye
también que el valor de una caso depende de la demanda. Constata Adam Smith que el precio
de mercado puede ser más bajo y más alto que el precio natural. O sea por un plazo de
tiempo corto o largo puede ocurrir que el precio de mercado es más alto que el precio natural.
Este concepto es incluso más inteligente que la concepción neoclásica porque supone que la
oferta no puede adaptarse inmediatamente a la demanda tal como lo supone la economía
neoclásica (por enésima vez: Cuando hablamos de economía neoclásica excluimos Alfred
Marshall. El original, Principles of Economics, es más complejo y diferenciado que las
idioteces que se encuentra hoy en día en los libros de texto de micro-economía.) El precio de
mercado puede ser más alto (o más bajo) que el precio natural si la recolocación de los
factores productivos no es posible a corto plazo. En este caso el capital, trabajo, tierra
invertido en este sector gana más de lo que sería natural porque la oferta a corto plazo no
puede ser aumentada. Si por ejemplo por un cambio tecnológico, como el Internet, se necesita
más informáticos de los que hay los informáticos ganan más de lo que sería "normal" hasta
que más gente, atraído por los sueldos elevados, han comenzado y terminado su estudio.
Pero esto también significa, una cuestión sobre la cual vamos a discutir todavía muy a
menudo a lo largo de este manual, que la demanda también influye en la determinación del
valor de una cosa. Esto parece trivial, y de hecho lo es, pero en las primeras cien páginas
Adam Smith, y con el David Ricardo y Karl Marx, no encuentra el contrario. Únicamente el
trabajo incorporado en un producto determina su valor.

El análisis de Adam Smith tiene varias ventajas. Explica el concepto de los costes marginales
de una manera que todo el mundo entiende dentro de dos minutos y es más preciso. De
hecho la idea de Adam Smith contiene también un "equilibrio total" tal como lo quiere formular
Léon Walras. Una economía esta en el equilibrio total si los precios marginales de los factores
productivos son los mismos en todos los usos y no hay por lo tanto ningún incentivo para una
realocación. Como tendencia esto es indudablemente cierto y sensato y tal como lo describe
Adam Smith incluso expresa el dinamismo de una economía de mercado. La recolocación
necesita tiempo y sobre todo personas. La misma idea se convierte en la obra de Léon Walras
en una ley lo que supone una transparencia total del mercado y una adaptación inmediata.
Esto es una completa burrada y el uso de la matemática con sus centenares de ecuaciones
simplemente ridículo.

Las herramientas creadas por Alfred Marshall, que se basan en el concepto del mercado
perfecto, pueden servir a analizar de manera más precisa el reparto de poder (polipolio,
oligopolio, monopolio). En este aspecto Adam Smith argumenta meramente con el "sentido
común". Pero este fallo no es un gran problema porque el análisis de las consecuencias del
reparto del poder sobre el precio y la cantidad ofrecida no juegan ningún papel en la práctica.
Los criterios para definir un cartel en las leyes en defensa de la competición de los
respectivos países no tienen nada que ver con el análisis neo-clásico. Las abstracciones de la
realidad no sirven cuando se quiere detectar una situación monopolística en la realidad.

Aparte de esto la famosa cruz de la oferta y demanda que se encuentra hoy en día en todos
los libros de economía contiene un error garrafal, vea equilibrio a corto plazo y equilibrio a
largo plazo. Hay que distinguir entre el corto plazo y el largo plazo lo que Alfred Marshall
hace. El hecho que es unánimemente aceptado que los gastos (marginales) suben cuando se
extiende la oferta se debe al hecho que algo que la gente "intuitivamente" acepta y encuentra
plausible a pesar de que es una tontería. A lo largo de nuestra vida vemos que de vez en
cuando en caso de una demanda fuerte los precios suben, por ejemplo el alquiler o algunos
alimentos en caso de que halla una mala cosecha. Lo que no sentimos tanto es el hecho que
casi todos los productos bajan de precio cuando la demanda sube porque es un proceso que
se produce más lentamente. Gran parte de los costes de la producción de un televisor, coche,
computadora, refrigerador etc., son costes fijos y estos se reducen cuando son divididos por
una cantidad más grande. Aparte de esto en la gran mayoría de los productos la producción
no es lo realmente caro. Lo realmente caro es la investigación y el desarrollo. Cuando una
innovación se convierte por primera vez en un producto, este es relativamente caro lo que
permite, eventualmente, de amortizar los gastos. Después habrá competidores y los precios
bajan. Lo vemos actualmente con los smartphones, año 2013. Ya se les puede producir a
unos costes que dentro de poco serán vendidos para 60 euros.

La curva de la oferta que vemos alrededor de cien veces en cualquier libro de texto de
economía es por lo tanto algo completamente atípico. Es un análisis a corto plazo que es
demasiado corto para que los procesos económicos puedan adaptarse.

El modelo matemático con las centenares de ecuaciones matemáticas no son por lo tanto más
exactas que una mera descripción verbal tal como la encontramos en la obra de Adam Smith,
Alfred Marshall o John Maynard Keynes. Todo el contrario. Parece que esta modelización
matemática despista y ofusca los hechos centrales.

Aparte de esto, incluso a corto plazo, hay una contradicción. La curva de la oferta es la
agregación de las curvas de la oferta de las empresas que a su vez son las curvas de los
costes marginales. Se supone que estas curvas se distinguen o sea que no todas las
empresas son igual de eficaces. Esta idea es difícilmente compatible con el mercado perfecto
donde el capital encuentra sin problema alguno la inversión más rentable, por lo cual el
rendimiento marginal evaluado monetariamente es el mismo en cualquier uso, y la idea de que
no hay diferencia en la información, o sea todos las impresas tienen la misma experiencia y
los mismos conocimientos. En un mercado libre no pueden haber diferencias en la eficacia
entre una empresa y otra. La idea del mercado libre supone que todos trabajan con las
mismas máquinas y la misma tecnología y que no haya ninguna diferencia en know how. Pero
si no se distinguen, no hay competitividad. Si sabe desde el principio y con una seguridad de
cien por ciento que en una campeonato de natación todos los nadadores nadan los 100
metros en un minuto y seis segundos el campeonato es completamente superfluo. En un
mercado perfecto nadie va a inventar nada, sobre todo si tiene que gastar dinero en la
investigación y desarrollo, porque todo lo que inventa él lo sabrán inmediatamente también
sus competidores. En resumidas cuentas. Todos los libros de texto de micro-economía más
vale que se les tire a la basura. Describen un mundo surrealista, algo que se presta para un
cuadro de Dalí, pero nada que tiene contacto alguno con nuestra tierra.

El argumento que es un modelo para un determinado tipo de análisis no vale. No necesitamos


modelos que nos desvíen de los problemas centrales.

De hecho el análisis de Adam Smith, sin modelo alguno, es mucho más preciso y mucho más
comprensible y incluye ya una perspectiva marginal y una presentación correcta del valor de
algo, determinado a largo plazo por los costes y a corto plazo por la demanda.

De hecho no vale la pena de profundizar este concepto, pero ya que se encuentra en todos los
libros de micro-economía un corto resumen.

En un polipolio el precio de equilibrio es igualmente el precio donde los empresarios


maximizan sus ganancias, mejor dicho, van a ofrecer hasta que sus costes marginales pasan
el precio de equilibrio. Se supone, aunque es algo que cuesta imaginarse, que los costes
suben al aumentar la producción.

(De hecho pasa algo completamente distinto: Cuando la demanda crece de golpe la oferta no
podrá inmediatamente adaptarse a esta expansión y parte de los demandantes serán
excluidos por una subida de los precios de lo que resulta el efecto que todos hemos vivido una
vez u otra. Cuando la demanda sube el precio sube, a corto plazo. Por esto la curva de la
oferta nos parece "intuitivamente" plausible, a pesar de que no tiene nada que ver con la
realidad y a largo plazo es más probable que los precios bajan si la demanda sube. Si la
infos24 GmbH, que vende libros, podría vender 5000 ejemplares al mes, el precio por un libro
sería mucho, pero mucho más bajo y nada, de ninguna manera, más alto.)

Es muy difícil de imaginarse una situación en la cual esto sea cierto. La micro-economía parte
de una curva de los costes totales que tiene la forma de una S lo que significa que en un
momento dado el efecto de la degresión de los costes fijos sera superado por el aumento de
los costes variables por pieza. Esta marcha de la curva de los costes puede ser plausible en
una producción de masa a pesar de que la experiencia concreta muestra que no tiene
relevancia ninguna. La economía trabaja normalmente a un nivel que la degresión de los
costes fijos supera el aumento de los costes variables por pieza. Después de la caída del
muro de un día a otro 17 millones de alemanes del este fueron suministrados de Alemania del
Oeste sin inflación, sin penurias y sin problema alguno. Pero tomando en cuenta las miles de
tonterías que se encuentra en los libros de texto de micro-economía estos detalles ya son
irrelevantes. Suponemos que sea cierto aunque es difícil imaginarse un ejemplo.

Podría ser un ejemplo la producción de los smartphones donde hay unos pocos productores,
de hecho solo dos, Apple y Samsung. Para la producción de smartphones se necesita tierras
raras y para estos se tendrá que pagar más al aumentar la producción (todo lo contrario de lo
que pasa con el panadero y la harina. Si este compra diez toneladas de harina los recibe con
un descuento más elevado que si compra solamente una tonelada). Entonces efectivamente
podría producirse la situación que los costes por pieza suben al aumentar la producción. Cada
entidad será más cara que la entidad anterior.

En este caso, ni típico ni plausible, es posible que los costes por pieza suben al aumentar la
producción, porque el aumento de los costes variables por pieza supera la degresión de los
costes fijos. La última pieza cuesta más que la pieza anterior. Es la primera afirmación de la
famosa cruz de oferta / demanda en la versión simplificada que no tiene nada que ver con el
original de Alfred Marshall.

La segunda afirmación de este modelo es que el precio que el comprador está dispuesto a
pagar está relacionado con la utilidad que le brinda este producto. En cuanto a la curva de
demanda se refiere tenemos el mismo fenómeno que ya hemos visto en la curva de la oferta.
Su marcha, cuanto más bajo el precio más gente compra un producto es intuitivamente
plausible, pero la explicación que dan en los libros de texto de micro-economía son una
tontería. En los libros de textos se nos presenta esta curva como la consecuencia lógica de la
utilidad marginal. De hecho la marcha de esta curva no tiene nada, absolutamente nada que
ver con la utilidad marginal, ni el más mínimo. La idea de la utilidad marginal tiene un cierto
sentido a nivel INDIVIDUAL y para determinados productos, en su mayoría alimentos. Es
obvio que hay personas dispuestas a paga un dólar por un botella de coca cola. Pero después
de haber bebido el primer litro, no estarán dispuestos a pagar un dólar para la segunda,
porque entonces una botella de coca cola no les brindará la misma utilidad. Pero a lo mejor la
van a comprar para 80 centavos. Para la tercera van a pagar todavía menos etc.. Se supone
en los libros de texto de micro-economía que la pendiente negativa de la curva de la demanda
se debe a la utilidad marginal creciente. Esto es obviamente una tontería. Se llega a esta
conclusión al agregar las curvas de la demanda individuales a una curva de demanda macro-
económica. El problema es que en la gran, gran, gran mayoría de los productos la utilidad
marginal no juega ningún papel porque se compra solo una sola pieza. No se compra diez
refrigeradores, 20 bicicletas, 20 coches, 2 piscinas etc. etc.. porque se necesita solamente
una. Lo que realmente pasa es esto. La gente tiene una determinada suma para su consumo y
tratan de maximizar esta suma, o sea optimizar la cantidad de utilidad que pueden recibir por
este dinero. Si un smartphone tiene 20 unidades de utilidad y un televisor también 20 pero
cuesta 50 dólares más la gente va a comprar el smartphone. Reciben la misma cantidad de
utilidad a un precio más bajo. Pero si el smartphone se hace más barato, digamos 100 dólares
más barato, entonces la gente compra un smartphone. Reciben entonces la misma utilidad de
lo que brinde un televisor pero con menos dinero. Esto significa que cuanto más barato un
producto sea, más grande es la posibilidad que es ventajoso comprarlo. Pero esto no tiene
nada que ver con una utilidad marginal. Lo que cuenta es la utilidad absoluta de un solo
producto. La argumentación que se encuentra en todos los libros de texto de micro-economía
se refiere a un caso especial. Al caso que la utilidad marginal disminuye cuanto más se
consume. Esto solo vale, aparte de algunas excepciones, solo para algunos alimentos. Es un
caso irrelevante. El ejemplo es bonito en la medida que muestra que el modelo matemático
despista y no es en absoluto más exacto. En general los autores de estos libros no son
capaces de interpretarlas o más bien dicho se ha perdido cualquier capacidad de reflexión. Lo
que dice Keynes, aunque parezca ser una afirmación más bien intuitiva, parece ser cierto,
vea modelización matemática. Dicho sea de paso. Tampoco hay un punto de saturación,
porque a nivel macro-económico no hay saciedad. La gente no compra un determinado
producto porque hay productos que brindan más utilidad para una determinada cantidad de
dinero. No lo compran en absoluto, ni uno solo. Y si no tienen ni siquiera un ejemplar de este
producto tampoco pueden estar saciados de este producto. No hay que repetir como cualquier
papagayo las mismas tonterías por centenares de años. Es una enfermedad grave esto.

Con todas las ecuaciones la gente se pierde y no es capaz de desprenderse de estas


ecuaciones y mirar la cosa en su conjunto. Pero con todos los fallos que tiene cualquier
análisis que se basa en el concepto del mercado perfecto, casi ya no importa esto.

La lógica de lo que se cuenta en los libros de textos de economía es por lo tanto ésta. Una
cantidad más grande solo puede ser vendida a un precio más bajo porque con cada entidad
consumida la utilidad marginal baja y por lo tanto la gente solo compra a un precio más bajo.
Tenemos por lo tanto dos tendencias opuestas. [Dentro de la lógica rara que encontramos en
los libros de texto de micro-economía.] De una parte suben los gastos (marginales) al
aumentar la producción de otro parte el precio tiene que bajar porque debido a la utilidad
marginal decreciente el mercado va a absorber esta oferta solo a precios más bajos.

Esto permite de definir el máximo de las ganancias. Las empresas van a aumentar la oferta
hasta que los costes de la producción de la última entidad igualan al precio de mercado. Más
allá de este punto sus ganancias disminuirían porque pierden dinero con la última entidad
vendida, lo que no significa que pierden dinero, como se puede leer por ahí y por allá, porque
los costes medios son todavía más bajos.
Con esto se llega a la ecuación que se puede ver cien veces en cualquier libro de texto de
micro-economía costes marginales = precio (polipolio) o costes marginales = volumen de
venta marginal (monopolio).

De hecho esto no es otra cosa que un simple cálculo del margen de cobertura. Si los costes
variables por pieza son más bajos que el precio de mercado la venta aporta algo para la
cobertura de estos costes fijos que, esto se supone, a corto plazo no se puede reducir. Pero a
partir del momento que el precio de mercado ni siquiera basta para cubrir los costes variables
por pieza con cada venta se pierde dinero.

O sea: Incluso si dejamos al lado la suposiciones raras del mercado perfecto se podría
explicar la misma cosa de una manera mucho más precisa y mucho más cerca del cálculo
empresarial y de la práctica con un simple cálculo del margen de cobertura.

Lo expuesto hasta aquí se puede aplicar igualmente a una empresa aislada, lo que se suele
hacer en la micro-economía o, agregando las curvas de la demanda y de la oferta, vea crítica
arriba, a la economía en su conjunto. Esto es lo que expresa la famosa cruz de la demanda y
de la oferta que se encuentra centenares de veces en cualquier libro de economía.

Con este modelo, la cruz de la curva de la demanda y la curva de la oferta, se puede


igualmente describir las rentas, sea la renta de productor, sea le renta del consumidor sea la
renta del consumidor. (Dejamos al lado la crítica mencionada antes. En un mercado perfecto
es difícil imaginarse que haya rentas de productores. Si todos son igual de experimentados y
trabajan con las mismas máquinas, no hay un productor marginal.) La renta es simplemente la
diferencia entre el precio de mercado y los costes reales de un productor determinado. Como
este modelo, la cruz de la demanda y de la oferta, supone que hay productores eficaces y
menos eficaces todos aparte del productor marginal reciben una renta porque todos pueden
producir a unos costes inferiores. Similar con la renta del consumidor. Habrá gente para los
cuales un smartphone es tan valioso que pagarían incluso 1000 euros para obtenerlo. Pero ni
siquiera tienen que pagar la mitad porque el precio de mercado es más bajo.

Las tres preguntas son, como siempre, estas. ¿Es un concepto nuevo? ¿Está bien explicado?
¿Es correcto?

En cuanto a la primera pregunta se refiere no es un concepto nuevo, por lo menos en cuanto a


la renta del productor se refiere, porque es exactamente lo mismo que la renta de David
Ricardo. La única diferencia es que para David Ricardo no produce la contradicción que
produce la economía neoclásica tal como se la presenta en los libros de texto de micro-
economía. La renta existe para Ricardo solo para los propietarios de tierra. Simplificando: Si la
población de una ciudad crece se debe traerla cada vez de más lejos, lo que cuesta. En la
ciudad se obtendrá un único precio de mercado, digamos para patatas. En este caso es obvio
que los agricultores que están cerca ganan más que los agricultores que están lejos porque
los costes de transporte son más bajos para los primeros. Esta es la renta que reciben los
primeros. El punto interesante viene ahora. Cómo David Ricardo supone, una idea absurda,
que hay un mercado perfecto, o sea que el capital siempre fluye a los usos más rentables
porque los inversores están perfectamente informados y la calificación de la gente, en esto se
asemeja a Karl Marx, no tiene importancia alguna no pueden haber rentas en el sector
industrial. Esto es idiota, pero por lo menos David Ricardo comete un solo error, la economía
neoclásica tal como está en los libros hasta hoy en día comete dos. Primero parten del
principio que hay un mercado perfecto, este error lo comparten con David Ricardo. Pero David
Ricardo por lo menos queda en su lógica mientras que la economía neoclásica supone que
hay productores eficaces y menos eficaces a pesar de que el mercado es completamente
transparente (El problema en el fondo es este. El original, o sea Alfred Marshall, distingue
entre corto plazo y largo plazo. Entonces el concepto es correcto, vea equilibrio a corto
plazo y largo plazo.)

Si queremos ser más precisos. La renta es un fenómeno dinámico y la noción renta es


engañosa. (En inglés el bicho se llama surplus, lo que es mucho más adecuado). La noción
renta supone que es algo fijo, eterno que no cambia. La idea de una economía de mercado es
justamente derretir esta renta del productor. La renta es algo muy dinámico.

Vemos por enésima vez que la modelización matemática tal como la encontramos en todos
los libros de texto de micro-economía no es más exacto. Todo lo contrario. Es menos exacto si
se entiende por exactitud la descripción exacta de la realidad de nuestra tierra. La
modelización matemática ofusca la realidad sobre todo si es utilizada por gente que no son
capaces de interpretar las ecuaciones.

El problema con modelización matemática es importante analizarla, porque con este


fenómeno la gente pierde mucho tiempo en estos modelos que se podría invertir en otras
cosas, es el hecho que fija la mente a una situación determinada que corresponde con este
modelo y una vez construido el modelo se olvida fácilmente que el modelo que fue construido
a base de una situación especial que no se puede generalizar. La curva de la oferta, de hecho
la curva de los costes marginales, se deduce de una determinada suposición sobre la
estructura de los costes en el sector industrial que de hecho solo es válido, por lo menos en
algunos casos, para una producción de masas. La deducción de la curva de la demanda es
deducida de la utilidad marginal lo que solo es posible si se suponen determinados tipos de
productos o sea alimentos. Es por mera casualidad que ambas curvas nos parecen
"intuitivamente" plausible porque por otras razones efectivamente de vez en cuando vemos
subir los precios con la demanda y dejamos de comprar algo cuando se hace más caro.

Un modelo es un real riesgo. Fija la mente y nos impide ver todas las facetas de un problema.
Un modelo puede ser tan útil como un microscopio cuando nos permite ver algo en detalle,
pero muy inútil si nos impide ver lo que esta fuera del foco del microscopio y lo que está fuera
del foco es de primordial importancia.

Nociones fijan la mente en general y muy obviamente en la economía. De hecho ni siquiera la


noción renta es muy precisa, porque hay fenómenos muy similares que no pegan con este
sistema. Si por ejemplo hay un producto innovador, algo que por un determinado tiempo, más
grande o más corto, solo una empresa vende, como por ejemplo el smartphones, la empresa
que lo vende también recibe una especie de renta hasta que otras empresas también lo
producen. A este fenómeno no pega la definición tal como la encontramos en cualquier libro
de texto de economía a pesar de que es un fenómeno similar. En el caso de la renta hay
productores que son más eficaces que otros y en el caso del innovador hay una sola empresa
capaz de producir este producto. Vemos por lo tanto que una noción deriva y fue ideada a
partir de una situación determinada estrecha a la vista y la modelización matemática es un
fenómeno extremo de este tipo tan extremo que se podría incluso hablar de enfermedad
psíquica, de autismo. El autista dirige todo su atención a aspectos parciales de la realidad y le
cuesta ordenar los fenómenos según la importancia que realmente tienen. Aparte de este se
caracteriza por un comportamiento estereotipo, por la obstinación con la que repite ciertos
comportamientos. Se podría clasificar un comportamiento de este tipo la obsesión por las
matemáticas en economía o sea de presentar cualquier tontería que no presenta problema
alguno y que todo el mundo entiende en cinco minutos por una ecuación. Es una enfermedad
psíquica porque despista de lo esencial, de ver todos los aspectos de un problema y de la
realidad social y desvía el interés a aspectos irrelevantes.

Si se sabe lo que se está haciendo se puede utilizar la renta de vendedor y del consumidor
para determinados tipo de análisis, como vamos a ver más tarde, vea mediación cardinal y
ordinal de la utilidad. Pero hay que comprender que en el concepto de la renta falta la
dimensión temporal. Una renta de digamos 300 dólares (los costes (marginales) de A son 200,
de B 250, de C 300, de D 350 y el precio de mercado es 350) describe la renta realizada con
una determinada cantidad, pero no sabemos cuantas veces estos productos serán vendidos.
Dado que el concepto de la renta es fácil de comprender y que todo tipo de cálculo con datos
ficticios y sin tomar en cuenta la dimensión temporal no lleva a ningún resultado preciso es
obvio que todos los cálculos que encontramos en los libros de textos de micro-economía
sobran.

No tiene ningún sentido de estudiar micro-economía un semestre entero o incluso dos. Si hay
poco tiempo, y siempre hay poco tiempo, hay que concentrarse en las cosas que son
realmente útiles para el mercado de trabajo. Esto significa que hay que reducir la micro-
economía a un medio semestre y dedicarse en el tiempo ganado a otras cosas, vea
preliminares.

Adam Smith
[1]: Del libro: Dirección de Mercadotecnia, Octava Edición, de Philip Kotler, Prentice Hall, Págs. 11
y 12. [2]: Del libro: Mercadotecnia, Tercera Edición, de Laura Fisher y Jorge Espejo, Mc Graw Hill -
Interamericana, Págs. 85 al 89. [3]: Del libro: Marketing, de Ricardo Romero, Editora Palmir E.I.R.L.,
Págs. 58 y 59. [4]: Del Diccionario de Marketing, de Cultural S.A., Pags. 209 al 211. [5]: Del libro:
Principios de Economía, de Gregory Mankiw, Tercera Edición, Mc Graw Hill, Págs. 42, 198.

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