Sunteți pe pagina 1din 62

Pierre Bourdieu y

Pierre Bourdieu Lo'ic Wacquant

,LoYc Wacquant Si tuviese que "resumir" a Wittgenstein,


diría: Hizo del cambio del yo el prerre-
quisito de todos los cambios.
Daniel Oster, Dans l'intervalle

una invitación a la
sociología reflexiva

siglo veintiuno editores


11
El propósito de la
sociología reflexiva
(Seminario de Chicago)

a sociología como socioanálisis

Lo· Wacquant: Comencenws con Horno acadernicus (Bourdieu


1988a), que es una o&ra que en muchos sentidos se encuentra en
el epicentro su pnryecto sociológ;i.co (Wacquant J 990a: pp. 678-79).
En ella, ust.ed o ece tanto una sociología empírica de la institución
académica como u nálisis de las dificultades y perp!.ejidades episte-
mológicas implicadas el análisis del propio universo. Podría pen-
sarse que l,e resultó fácil es ºbir dicho li&ro, ya que trata acerca de los
intelectuales fmnceses, mundo onde ha sido actor, y uno central, a lo
largo de casi tres décadas. Ahora ·en, muy por el contrario, de todos
sus estudios Horno acadernicus pa ce ser el que más le costó en tér-
minos de tiempo, pensamiento, escritur trabajo de investigación,
como así también (y a mí me parece revela r) en términos de ansie-
dad: usted menciona en el prefacio su aprens ' i acerca de publicar
un li&ro así, y dedica íntegramente el capítulo i1 ·~l a precaver, y M
'-....
146 Una Invitación a la sociologfa r:eflexiva El propósito de la soclologla reflexiva 147

y una continua génesis d royectamos 3. La lógica de los campos


retrospectivamente el ncepto de artista antes e la década de
1880 cometemos an ronismos absolutamen fantásticos: desa- La nocWn. de campo es, junto con las de habitus y capita~ el con-
tendemos la géne s, no del carácter del tista o del escritor, cepto organizador central de su obra, que incluye estudios sobre el cam-
sino del espacio el que puede existir e carácter como tal po de los artistas e intelectuales, los estilos de vida de clase, las Gran-
Ylo mism es cierto para la polí · . Corremos el riesgo de des écoles, la ciencia, la religión, el campo del poder, de la ley, de la
caer en un formidables falacias istóricas cuando, como al- construccWn. habi.tacional, y así sucesivamente.42 Usted utiliza la no-
gunos hi oriadores que ahora smo toman por "filosofia po- ción de campo en un sentido altamente técniw y preciso que está ~al vez
lítica" a fantasía, omitimos antear la cuestión de la gé esis parcialmente oculto detrás del significado que tiene desde el sentido co-
soci élel campo político urdieu 198la) y de las n iones mún. ,Podría explicar de dónde proviene la noción (para los nor~a­
mis as que la filosofía p tica eterniza al tratarlas co o esen- mericanos es probable que evoque la "teoría de campo" de Kurt Lewi.n)
transhistóricas. Lo ue acabo de decir sobre palabras y cuáles son su significado y sus propósitos teóricos? , ,
"arte" y "artista" po a aplicarse a nociones co o "democra- No me gustan mucho las definiciones profesorales, asi qu: de-
cia" y "opinión pú ica" (véase Bourdieu 197 e, Bourdieu y jenme comenzar con un breve aparte sobre su uso. Yo podna re-
Champagne 1989 hampagne 1990) . Parad'· camente, los his- mitir aquí a El oficio de sociólogo (Bourdieu, Chamboredon y Pas-
toriadores a me udo se condenan al ana onismo a causa de seron 1973), un libro didáctico, casi escolástico,43 pero que no
su uso ahistó · o, o deshistorizado, de 1 s conceptos que em-
plean para nsar las sociedades del p do. Olvidan que estos 42 Sobre el campo artístico e intelectual, véase Bourdieu 197.la, 197?b,
conceptosy realidad que ellos cap son el producto de una 1975c, 1983a, 1983d, 1988a; sobre el espacio de las clases y el esulo de vida
de clase, Bourdieu 1978b, 1984a, 1987b; sobre los bienes culturales, Bour-
constru ión histórica: la historia ma a la que aplican estos
dieu 1980h, 1985d, y Bourdieu y Delsaut 1975; sobre el campo religíoso, ~u~­
conc tos de hecho los ha inven o, los ha creado, muchas ve- dieu 197lb, 1987h, Bourdieu y de Saint Martin 1982; sobre el campo c1enti-
ál costo de un inmenso -y g eralrnente olvidado-- trabajo fico, Bourdieu 198ld, 1987e, 1990e; sobre el campo jurídico Yel campo d~l
histórico. 4 1 poder, Bourdieu 198la, 1986c, 1987g, 1989a, y Bourdieu y de _Saint M~n
1978, 1982, 1987; el campo de la construcción habitacional pnvada es~ ex-
plorado en Bourdieu y otros 1987 y en los artículos que constituyen el nume-
ro de mano de 1990 de Acles de la ruherche en sciences sociales.
Los estudios de campos llevados adelante en el Centro de Sociol~a ~ur~
41 Esta fructífera tensión entre historia y sociología apoyada por Bour- pea incluyen, entre otros, los campos de publicación de .lib~os de h1Stonetas
dieu está particularmente bien ilustrada por la investigación histórica de sus (Boltanski 1975) y libros para niños (Chamboredon y Fab1an~ 1977).' el campo
colegas y colaboradores Christophe Charde (1987, 1990, 1991), Darlo Gam- de la universidad y los intelectuales franceses dwante el cambio de. S1glo (Char-
boni (1989), Alain Viala (1985) y Víctor Karady, quien ha emprendido un le 1983y 1990, Karady 1983, Fabiani 1989), el campo del poderbaJO la Tercera
ambicioso proyecto a largo plazo sobre la sociología histórica de Hungría y República (Charle 1987), y los campos de la religión (Grignon ~977) , las artes
otros países de Europa del Este (véase Karady 1989, Karady y Mitter 1990) . y las ciencias en la época clásica (Heinich 1987), la literatura del s1gl~ ~Il cy¡a-
Sobre la cuestión de la discontinuidad histórica y el desarraigo temporal de la 1985), el cuidado de los Mancianos" (Lenoir 1978) , la repr~ntac1on pohttca
las categorías conceptuales o épistimis, hay muchos paralelos entre Bourdieu (Champagne 1988, 1990) y los estudios feministas en Franaa (Lagrave 1990).
y Foucault, algunos de los cuales pueden ser rastreados directamente remon- u f..ite libro (cuya traducción, trabada por años debido a oscuras razo~es de
tándose a su formación común en historia de la ciencia y de la medicina bajo derechos de autor, acaba de ser publicada por Walter de Gruyter) es esenaal pa-
la guía de Ca.nguilhem (Bourdieu 1988e: p. 779) . Las principales diferencias ra una comprensión de la epistemología sociológica de Bourdie~. Se~ de~
surgen de la historización de la razón, en Bourdieu, por medio de la noción compleja exposición de los principios fundamentales de~ "ra?onahsmo ~phca- f-.>t
decampo. do" a las ciencias sociales y una selección de textos (de h1Stonadores Yfiloso~os
148 Una invitación a la sociología reflexiva 149
El propósito de la sociología reflexiva

46
obstante contiene muchos principios teóricos y metodológicos Quine ha desarrollado su idea fundamental).. Ylo que :s cier-
que hatian entender a la gente que muchas de las lagunas o des- to para los conceptos es cierto para las relaciones, q~e solo ad-
cuidos que a veces se me reprochan son en realidad negativas quieren su significado dentro de un si~tema de ;~l~c1ones. Del
conscientes y elecciones deliberadas. Por ejemplo, el uso de con- mismo modo, si yo hago un uso ampho del anahs1s de cor~es­
ceptos abiertos44 es un modo de rechazar el positivismo, pero ésta pondencias, prefiriéndolo por ejemplo a la r~gresión m~it1~a­
es una frase hecha. Es, para ser más preciso, un recordatorio per- riada, es porque el análisis de correspondencia es una tecmca
manente de que los conceptos no tienen otras definición que las relacional de análisis de datos cuya filosofía se corresponde
de tipo sistémico, y están destinadas a ser puestas en obra empírica- exactamente a mi modo de ver, con aquello que es la realidad
mente de manera sistemática. Las mencionadas nociones de habi- del mundo s~cial. Se trata de una técnica que "piensa" en tér-
tus, campo y capital pueden ser definidas, pero sólo dentro del minos de relación, precisamente como yo intento hacerlo con
sistema teórico que constituyen, no de manera aislada. 45 ., d 47
1a noc10n e campo. 48
Esto responde además a otra pregunta que se me formula Pensar en términos de campo es pensar relacionalmente. El
con frecuencia en Estados Unidos: ¿por qué no propongo nin- modo relacional (en lugar del más estrechamente "estructura-
guna "ley de mediano alcance"? Yo creo que esto sería ante to- lista") de pensar, como lo demostró Cassirer (1923) en Substanz-
do una manera de satisfacer una expectativa positivista, de la begriff und Funktionsbegriff, es el sello de la ciencia moderna, Y
clase tempranamente representada por un libro de Berelson y
Steiner (1964) que era una compilación de pequeñas leyes 46 La ahora famosa "hipótesis Duhen-Quine" establee~ que la_~iencia es
parciales establecidas por las ciencias sociales. Esta clase de una red compleja que enfrenta Ja prueba de la experienoa empmca como
gralificación positivista es algo que la ciencia misma debe ne- una totalidad: Ja evidencia impugna no una proposición o concepto parucular
gar. La ciencia sólo admite sistemas de leyes (Duhem lo de- sino toda la red que éstas conforman. . ,
47 La técnica del análisis de correspondencias es una vanante del ana-
mostró mucho tiempo atrás para la fisica, y desde entonces lisis de factores desarrollado por Ja escuela de "análisis de datos francesa"
U· P. Benzécri, Rouanet, Tabard, Le bar:, ~ibois), que ha desarrollado he:ra-
mientas para el uso relacional de estad1st1cas er:ipleadas de manera_ crec~en~
de Ja ciencia, Marx, Durkheim, Weber, Mauss y otros sociólogos) que ilustran sus te por los científicos sociales de Franoa, los Pa~ses ~ªJOS, y en pa~ucula1 Ja
argumentos fundamentales. Cada una comprende tres partes que teorizan los pón. Dos útiles y accesibles presentaciones en m~les son_ GreenaLre 1984 Y
tres estadios que Bourdieu, siguiendo al epistemóloogo francés Gaston Bache- Lebart y otros 1984; el análisis de correspondencias ha sido recientemente
lard. considera centrales a la producción de conocimiento sociológico y que en- incluido en sistemas de computadoras estándar por SAS Y BMDP.
capsula en la siguiente fórmula: "El hecho científico se conquista [a través de la 48 Bourdieu (l 982a: 11-pp. 42, la traducción es mía) e~p~ica: "P~nsar en
ruptura con el sentido común). construye, comprueba (les faits sont wru¡uis, ams- Lénninos de campo requiere una conversió'.1.total de. la vis10n habitual del
troits, constatés)" (Bourdieu, Chamboredon y Passeron 1973: p. 24 [en español: p. mundo social que sólo se atiene a las cosas visibles: el 1~d~v1du~, ~l ens :ealis-
25)). Una valiosa introducción crítica a la filosofía de Bachelard puede encon- sumum al que estamos unidos por una especie de 1nteres 1deologico pnm~r­
trarse en Tiles 1984; una selección de textos véase en MacAllester l 991. dial; el grupo, que sólo en apariencia se define únicamente por l_as relaoo-
44
Como ejemplos de crítica a Bourdieu por Ja falta de cierre o rigor de nes tempornrias o duraderas, formales o informales. entre sus m1emb:os; Y
sus conceptos, véase DiMaggio 1979: 1467, Swartz 1981: pp. 346-48, Lamont relaciones incluso entendidas como interacciones, esto es, como conexiones
y Larreau 1988: pp. 155-58. intersubje~ivas, re~lmente activadas. En realidad, así como ~a teoría ne_wto-
45 La distinción entre "conceptos sistemáticos" o relacionales (que arrai-
niana de Ja gravitación sólo podía construirse con~~a el realismo carte~iano
gan en la problemática teórica del ubjeto) y "conceptos operatorios", defini- que no quería reconocer ningún otro modo de acoon excepto la col.1s1on, d
dos en términos de los requerimientos y coacciones pragmáticos de la medi- contacto directo, Ja noción de campo presupone una ruptura con la rep1e-
ción empírica, está elaborada en Bourdieu, Chamboredon y Passeron 1973: sentación realista que nos lleva a reducir el efecto del a~b1ente_ ~I e~ecto de ,
pp. 53-54 [en español: p. 54). la acción directa en tanto que actualizado durante una mteracc1on. d).0 ·
151
150 Una invitación a le scclolcgfa reflwxiva
r El propósito de la soclologfa reflexiva

1
terial (Bourdieu 1983d), el campo económico ~a emergido,
uno podría mostrar que yace detrás de empresas científicas al 1 históricamente a través de la creación de un universo dentro
del cual, como ~lemos decir, "los negocios son neg~cios", d~n­
1

parecer tan distintas como las del formalista ruso Tinianov, 49 el'
psicólogo social Kurt Lewin, Norbert Elias, y los pioneros del \ de las encantadas relaciones de amistad y amor estan en pnn-
estructuralismo en antropología, lingilística e historia, desde
l cipio excluidas.
SapiryJakobson hasta Dumézil y Lévi-Strauss. (Si ustedes lo ve- 1

rifican, comprobarán que tanto Lewin como Elias abrevan en Usted utiliza a menudo la analogía de un "juego" para proporcio-
Cassirer, como lo hago yo, para moverse más allá del sustancia- nar una primera comprensión intuitiva de lo que entiende por campo.
lismo aristotélico que impregna espontáneamente el pensa- De hecho, y con cautela, podemos comparar el campo a
miento social.) Podría darle un giro a la famosa fórmula de He- un juego (jeu) aunque, a diferencia de este último, el ca~po
gel y decir que lo real es lo rela.ci.onal:. lo que existe en el mundo no es el producto de un acto de creación delib~~do, ~ s1g~e
social son las relaciones. No interacciones entre agentes o la- reglas 0 , mejor, regularidades50 que no son exp~1c1~ m estan
zos intersubjetivos entre individuos, sino relaciones objetivas codificadas. De manera que tenemos lo que esta en 3uego (en-
que existen "independientemente de la conciencia o la volun- jeux), que en su mayor parte es el prod_u cto ~-e la co~peten­
tad individual", como afirmó Marx. cia entre los jugadores. Tenemos una znversion ~ ~l 1uego, la
En términos analíticos, un campo puede ser definido como illusio (de ludus, el juego): los jugadores son admitidos en el
una red o una configuración de relaciones objetivas entre po- juego, se oponen unos a otros, algunas veces co~ ferocidad,
siciones. Estas posiciones están objetivamente definidas, en su sólo en la medida en que coinciden en su creencia ( doxa) e1:
existencia y en las determinaciones que imponen sobre sus ocu- el juego y en lo que se juega, a lo que atribu~en un reconoci-
pantes, agentes o instituciones, por su situación presente y po- miento fuera de todo cuestionamiento. Los 3ugadores acuer-
tencial (si.tus) en la estructura de distribución de especies del dan, por el mero hecho de jugar y no por medio de un "con-
poder (o capital) cuya posesión ordena el acceso a ventajas eS.. trato", que el juego merece ser jugado, que vale la . pena
pecíficas que están en juego en el campo, así como por su re- jugarlo, y esta cohesión es la base misma de su competencia. Te-
lación objetiva con otras posiciones (dominación, subordina- nemos también cartas de triunfo, esto es, cartas maestras cuya
ción, homología, etcétera). fuerza varía según el juego: así como el valor relativo de las
En las sociedades altamente diferenciadas, el cosmos social cartas cambia para cada juego, la jerarquía de l'.15 d~~rentes
está conformado por varios de estos microcosmos sociales rela- especies de capital (económico, social, cultural, s1mbohco) va-
tivamente autónomos, es decir, espacios de relaciones objetivas ría en los distintos campos. En otras palabras, hay cartas que
que son el sitio de una lógica y una necesidad específicas e irre- son válidas, eficaces en un campo -éstas son la especie fun-
ductib/,es a aquellas que regulan otros campos. Por ejemplo, el damental de capital- pero su valor relativo como cartas de
campo artístico, el religioso o el económico siguen todos lógi- triunfo es determinado por cada campo e incluso por los su-
cas específicas: mientras que el campo artístico se ha constitui- cesivos estados del mismo campo.
do a sí mismo rechazando o revirtiendo la ley del provecho ma-
so Sobre la diferencia entre reglas y regularidades y las equivocaciones
49Yuri Tinianov ( 1894-1943) fue, junto con Roman Jakobson y Vladimir del estructuralismo entre esos dos términos, véase Bourdieu 1986a, Y I 990a: _. _
Propp, un miembro destacado de la escuela formalista rusa que abogó por pp. 30-41 [en español: pp. 55-73). &{
una aproximación estructuralista al estudio de la literatura y el lenguaje.
152 Una invitación a la soci ología reflexiva
El propósito de la sociología r-efle xiva 153

Esto es así porque, en el fondo, el valor de una especie de


su trayectoria social y de las disposiciones (habitus) constituidas
capital (por ejemplo, el conocimiento del griego o del cálculo
en la relación prolongada con una determinada distribución de
integral) depende de la existencia de un juego, de un campo
las probabilidades objetivas.
donde tal competencia pueda ser utilizada: una especie de ca-
Pero esto no es todo: los jugadores pueden jugar para au-
pital es aquello que es eficaz en un campo determinado, tanto
mentar o conservar su capital, su cantidad de fichas, en confor-
a modo de arma como de asunto en juego en la contienda, que
midad con las reglas tácitas del juego y los prerrequisitos de la
permite a sus poseedores disponer de un poder, una influen-
reproducción del juego y de sus asuntos en juego; pero t~m­
cia, y por tanto existir en el campo en consideración, en lugar
bién pueden ingresar en él para transformar, total o parcial-
de ser considerado una cifra desdeñable. En el trabajo empíri-
mente, las reglas inmanentes del juego. Pueden, por ejemplo,
co, es una y la misma cosa determinar qué es un campo, dón-
trabajar para cambiar el valor relativo de fichas de diferentes
de están sus límites y qué especies de capital están activas en él,
colores, la tasa de cambio entre diversas especies de capital, a
demro de qué límites, y así sucesivamente. (Vemos aquí cuán
través de estrategias que apunten a desacreditar la forma de ca-
estrechamente interconectadas están las nociones de capital y
pital en la que reposa la fuerza de sus oponentes (el ~apita! eco-
de campo.)
nómico, por ejemplo) y valorizar las especies de capital quepo-
En cada momento, es el estado de las relaciones de fuer-
seen en abundancia (capital jurídico, por ejemplo)." 1 Una
za entre los jugadores lo que define la estructura del campo.
buena cantidad de luchas dentro del campo del poder son de
Podemos representarnos a los jugadores como si cada uno de
este tipo, especialmente aquéllas que apuntan a conquistar el
ellos tuviera una pila de fichas de colores y cada color corres-
poder del Estado, esto es, los recursos económicos y p~líticos
pondiese a una especie dada de capital, de manera tal que su
que permiten al Estado esgrimir poder sobre todos los Juegos
fuerza relativa en el juego, su posición en el espacio de juego co-
y todas las reglas que los regulan. '
mo así también los movimientos que haga, más o menos
arriesgados o cautos, subversivos o conservadores, depende-
Esta analogía despliega los vínculos entre los conceptos central.es de su
rán tanto del número total de fichas como de la composición
temía, pero no nos dice cómo determina uno la existencia de un campo y
de las pilas de fichas que conserve, esto es, del volumen y es-
de sus fronteras.
tructura de su capital. Dos individuos dotados de un capital
La cuestión de los límites del campo es muy ardua, aun-
general equivalente pueden diferir, en su posición y en sus
que sólo sea porque está siempre en juego dentro del propio cam-
posturas ("tomas de posición"), en que uno detenta mucho
po y por tanto no admite ninguna respuesta a priori. Los par-
capital económico y escaso capital cultural mientras que el
ticipantes de un campo, ya sean las firmas económicas, los
otro tiene poco capital económico y grandes activos cultura-
diseñadores de alta costura o los novelistas, trabajan constan-
les. Para ser más preciso, las estrategias de un 'jugador" y to-
temente para diferenciarse de sus rivales más cercanos con
do aquello que define su 'juego" se da como función no sólo
el fin de reducir la competencia y establecer un monopolio
del volumen y estructura de su capital en el momento considera-
do y las posibilidades de juego (Huygens hablaba de lusiones,
una vez más derivado de ludus, para designar probabilidades 51 Una ilustración del creciente conflicto entre el capital jurídico y el eco-
objetivas) que le garanticen, sino también de la evolución en el nómico implicado por el surgimiento de nuevas profesiones legales (particu-
tiempo del volumen y la estructura de dicho capital, esto es, de larmente los "especialistas en quiebras") en la intersección de los dos campos,
puede verse en Dezalay 1989. t!Z
l
154 Una invitaición 11 111 sociologfa reflexiva
El propósito de la sociologla reflexiva 155

sobre un subsector particular del campo. (Debería corregir ellas. De manera similar en lo que atañe a los diarios, Michael
inmediatamente esta frase por su sesgo teleológico, el mismo ¡ Schudson (1978) muestra que uno no puede comprender la
sesgo que me atribuyen aquellos que conciben mi análisis de 1 emergencia de la idea moderna de "objetividad" en el periodis-
las prácticas culturales como si se basara en la búsqueda de mo si no ve que surgió en periódicos preocupados por los es-
la distinción. Hay una producción de diferencia que no es de tándares de respetabilidad, como el que distingue las "noticias"
ninguna manera el producto de una búsqueda de diferencia. de las meras "historias" de los tabloides. Sólo estudiando cada
Hay muchos agentes -pienso por ejemplo en Gustave Flau- uno de estos universos se puede sopesar hasta qué punto están
bert- para quienes existir en un determinado campo con- constituidos, dónde se terminan, quién está adentro y quién
siste en sí mismo en diferir, ser diferentes, afirmar la propia no, y si conforman o no un campo.
diferencia, a menudo porque están dotados de propiedades
tales que no deberían estar allí, deberían haber sido elimina- ¿Cuáles son las causas motoras del funcionamiento y transforma-
dos en la entrada al campo.) Sus esfuerzos por imponer este ción de un campo 7
o aquel criterio de competencia, de membresía, pueden ser El principio de la dinámica de un campo yace en la forma
más o menos exitosos en diversas coyunturas. De manera que de su estructura y, en particular, en la distancia, las brechas, las
las fronteras del campo sólo pueden ser determinadas por asimetrías entre las diversas fuerzas específicas que se confron-
una investigación empírica. Sólo rara vez toman la forma de tan entre sí. Las fuerzas que están activas en el campo -y por
fronteras jurídicas (por ejemplo, cupo limitado), si bien ende son seleccionadas por el analista como pertinentes debi-
siempre están demarcadas por "barreras de ingreso" más o do a que producen las diferencias más relevantes-- son las que
menos institucionalizadas. definen el capital específico. Un capital no existe ni funciona sal-
Podemos pensar un campo como un espacio dentro del vo en relación con un campo. Confiere poder al campo, a los ins-
cual se ejerce un efecto de campo, de manera que todo aque- trumentos materializados o encarnados de producción o re-
llo que le ocurre a cualquier objeto que lo atraviesa no puede producción cuya distribución constituye la estructura misma
ser explicado únicamente mediante las propiedades intrínse- del campo y a las regularidades y reglas que definen el fun-
cas del objeto en cuestión. Los límites del campo están donde cionamiento ordinario del campo, y por ende a los beneficios
los efectos del campo cesan. Por tanto, usted puede tratar por engendrados en él.
varios medios de medir en cada caso el punto en que estos efec- Como espacio de fuerzas potenciales y activas, el campo es
tos estadísticamente detectables decaen. En el trabajo de inves- también un campo de luchas tendientes a preservar o transfor-
tigación empírica la construcción de un campo no se efectúa mar la configuración de dichas fuerzas. Además, el campo co-
por un acto de imposición. Por ejemplo, yo dudo seriamente que mo estructura de relaciones objetivas entre posiciones de fuer-
el conjunto de asociaciones culturales (coros, grupos de teatro, za subyace y guía a las estrategias mediante las cuales los
clubes de lectura, etc.) de un determinado Estado de Nortea- ocupantes de dichas posiciones buscan, individual o colectiva-
mérica o de una región de Francia forme un campo. En com- mente, salvaguardar o mejorar su posición e imponer los prin-
paración, la obra de Jerry Karabel ( 1984) sugiere que las prin- cipios de jerarquización más favorables para sus propios pro-
cipales universidades estadounidenses están ligadas entre sí por ductos. Las estrategias de los agentes dependen de su posición
relaciones objetivas tales que la estructura de estas relaciones en el campo, esto es, en la distribución del capital específico y de
(materiales y simbólicas) tiene efectos dentro de cada una de la percepción que tengan del campo según el punto de vista
83···-
156 Una invitación a la sociología reflexiva El propósito de la sociología reflexiva 157

que adopten sobre el campo como una visión desde un punto Ahora bien, bajo ciertas condiciones históricas, que deben
en el campo. 52 ser examinadas empíricamente, un campo puede comenzar a
funcionar como un aparato. 54 Cuando los dominantes se las
¿Qué diferencia hay entre un campo y un aparato o un sistema tal ingenian para aplastar y anular la resistencia y las reacciones de
como ha sido teorizado por Luhrnann, por ejemplo? los dominados, cuando todos los movimientos van exclusiva-
Como diferencia esencial, las luchas ¡y por ende la histori- mente de arriba hacia abajo, los efectos de la dominación son
cidad! Estoy muy en contra de la noción de aparato, que para tales que la lucha y la dialéctica constitutivas del campo cesan.
mí es el caballo de Troya del "funcionalismo pesimista": un apa- Hay historia sólo en la medida en que la gente se rebela, resis-
rato es una máquina infernal, programada para cumplir cier- te, actúa. Las instituciones totales -asilos, prisiones, campos
tos propósitos, sin importar cuáles, cuándo ni dónde. 53 (Esta de concentración- o los estados dictatoriales son intentos de
fantasía de la conspiración, la idea de que una voluntad malig- instituir un fin de la historia. De manera que los aparatos re-
na es responsable por todo lo que sucede en el mundo social, presentan un caso límite, lo que podríamos considerar un es-
acecha al pensamiento crítico social.) El sistema escolar, el Es- tado patológico de los campos. Pero tal límite nunca se alcan-
tado, la iglesia, los partidos políticos o los sindicatos no son apa- za realmente, ni siquiera bajo los regímenes "totalitarios" más
ratos sino campos. En un campo, los agentes y las instituciones opresivos. 55
luchan constantemente, de acuerdo con las regularidades y re-
glas constitutivas de ese espacio de juego (y, en determinadas
!'14 Ejemplos históricos de la evolución opuesta, de aparato a campo, véan-
coyunturas, por esas mismas reglas), con distintos grados de se en Fabiani ( 1989: cap. 3) sobre la filosofia francesa a finales del siglo XIX,
fuerza y por ende diversas posibilidades de éxito, por apropiar- y Bourdieu (1987i) sobre el nacimiento de la pintura impresionista.
55 La noción de aparato hace posible además eludir la cuestión de la pro-
se de los productos específicos en disputa dentro del juego. Los
ducción de agentes sociales que puedan operar en ellos y hacerlos operar,
que dominan un campo dado están en posición de hacerlo fun- una cuestión que un análisis de campo no puede sortear en la medida en que
cionar para su conveniencia pero siempre deben enfrentarse a "un campo puede funcionar sólo si encuentra individuos socialmente predis-
la resistencia, las pretensiones, la discrepancia, "política" o de puestos a comportarse como agentes responsables, a arriesgar su dinero, su
tiempo, en ocasiones su honor o su vida, para llevar adelante los juegos y ob-
otro tipo, de los dominados. tener los beneficios que propone" (Bourdieu 1982a: p. 46; véase también el
análisis que hace Bourdieu [ 1987i] de la génesis históricas del campo artísti-
co como la "institucionalización de la anomia" en materia estética).
52 Bourdieu se toma la molestia de enfatizar la discontinuidad entre un El carácter artificioso de la noción de aparato vuelve a ser seilalado por
campo social y un campo magnético, y por tanto entre la sociología y una "fí- Bourdieu (1988i) en su crítica a la noción de "totalitarismo " tal como ha sido
sica social" reduccionista: "La sociología no es un capítulo de la mecánica y desatTol!ada por teóricos políticos franceses como Lefort y Castoriadis si-
los campos sociales son campos de fuerzas pero también campos de luchas guiendo a Hannah Arendt. Para Bourdieu, el concepto mismo de "totalita-
por ti<msformar o preservar estos campos de fuerzas. Y la relación , práctica rismo" es lo que Kenneth Burke llamaría una "pantalla terminística" que ha
o reflexiva, que los agentes mantienen con el juego es pane integrante del enmascarado la realidad, no importa cuán reprimida esté, de la protesta so-
juego y puede ser !a base de su transformación" (Bourdieu 1982a: p. 46, la cial en las sociedades de tipo soviético, así como, en el caso de la sociedad
traducción es mía). cortesana bajo la monarquía absoluta de Luis XN, "la apariencia de un apa-
53 "Como un juego estructurado de manera holgada y débilmente for- rato, de hecho, oculta un campo de luchas de las que el propio poseedor del
malizada, un campo no es un aparato que obedece a la lógica cuasimecánica 'poder absoluto' debe participar" (Bourdieu l98!c: p. 307). Al mismo tiem-
de una disciplina capaz de convenir toda acción en mera ejecución" (Bourdieu po, Bourdieu (198la) ha resaltado las tendencias opuestas en el funciona-
l 990b: p- 88)- Véase en Bourdieu l 987g: pp. 210-12 una breve crítica del con- miento del campo político, donde un espectro de factores relacionados con
cepto althusseriano de "aparato legal". la falta de capital cultural entre las clases dominadas tiende a promover la _ -
&~
i
158 Una invitación a la sociolrra reflexiva r El propósito de la sociologla reflexiva 159

l
¡ En cuanto a la teoría de sistemas, es verdad qu~ftiene varias
similitudes superficiales con la teoría de los campo~ Fácilmen~e
l Una segunda diferencia fun ' tal es que un campo no
tiene partes, componentes. Cada su ampo tiene su propia ló-
1
se podrían retradl,lcir los conceptos de "autorreferehcialidad" o gica, reglas y regularidades, y cada e , dio de la división de un
de "autoorganización" por lo que yo coloco bajo la noción de au- campo (digamos el campo de la producción literaria) implica
tonomía; en ambos casos, en realidad, el proceso de diferencia- un auténtico salto cualitativo (por ejemplo cuando nos move-
ción y autonomizaciónjuega un papel de pivote. Sin embargo, mos desde el nivel del campo literario al del subcampo de la
las diferencias entre las dos teorías son radicales. Por empezar, la novela o el teatro). 57 Todo campo constituye un espacio de jue-
noción de campo excluye el funcionalismo y el organicismo: los go potencialmente abierto cuyas fronteras son confines dinámi-
productos de un determinado campo pueden ser sistemáticos sin cos que son objeto de luchas dentro del campo mismo. Un cam-
ser por ello productos de un sistema, especialmente de un siste- po es un juego desprovisto de inventor y mucho más fluido y
ma caracterizado por funciones comunes, cohesión interna y au- complejo que cualquier juego que uno pueda diseñar jamás.
torregulación (postulados de la teoría de sistemas que deben ser Pero para advertir plenamente todo lo que separa los conceptos
rechazados). Si bien es verdad que, en el campo literario o acús- de campo y sistema debe ponérselos en acción y compararlos por
tico, por ejemplo, uno debe tratar las posturas constitutivas de un medio de los objetos empíricos que producen. 58
espacio de posibles como un sistema, lo que conforman es un sis-
tema de diferencias, de propiedades distintivas o antagónicas que En síntesis, ¿cómo aburda uno el estudió de un campo y cuál.es son
no se desarrollan fuera de su propio movimiento interno (como los pasos necesarios en est.e tipo de análisis 1
implicaría el concepto de autorreferencialidad) sino por medio Un análisis en términos de campo implica tres momentos
de conflictos internos al campo de producción. El campo es el Ú>- necesarios e internamente conectados (Bourdieu 197ld). Pri-
cus de relaciones de fuena -no sólo de significad<>- y de luchas mero, se debe analizar la posición del campo frente al campo
que apuntan a transformarlo, y por tanto de cambio ilimitado. La del poder. En el caso de los artistas y escritores (Bourdieu 1983d),
coherencia que puede observarse en un determinado estado encontramos que el campo literario está contenido en el campo
del campo, su aparente orientación hacia una función común del poder, donde ocupa una posición dominada. (En palabras
(en el caso de las Grandes écol,es francesas, reproducir la estructu-
ra del campo del poder; véase Bourdieu 1989a) nacen del con- 1987g: p. 212); para una comparación metódica de Bourdieu y Luhmann,
flicto y la competencia, no de alguna especie de autodesarrollo véase Habitus und KDntexl de Comelia Bohn ( 1991).
inmanente de la estrucrura. 56 s7 El concepto de campo puede ser utilizado en distintos niveles de agre-
gación: en la universidad (Bourdieu 1988a), la totalidad de las disciplinas o
la facultad de ciencias humanísticas; en la economía habitacional (Bourdieu
concentración de capital político y por lo tanto a un viraje de los partidos de I 990c), el mercado conformado por todos los constructores de casas o la fir-
izquierda hacia un funcionamiento tipo aparato. Para un análisis del Partido ma de construcciones individual "considerada como una unidad relativamente
Comunista francés que sopesa críticamente las tendencias y las contratenden- autónoma".
cias hacia la "totalización", y la fabricación social de miembros capaces de lle- 58 Contrástese, por ejemplo, la manera en que Bourdieu ( l 990b, l 990c,
varlas adelante, véase Verdes-Leroux 1981yPudal1988, 1989. 1990d; Bourdieu y Christin 1990) conceptualiza la dinámica interna del sec-
56
La necesidad expresada en la estructura y el funcionamiento de un tor industrial de la producción de viviendas unifamiliares en Francia como
campo es "el producto de un proceso histórico de colección creativa progre- un campo económico y su interacción con los demás campos (especialmen-
siva que no obedece ni a un plan ni a una oscura Razón inmanente sin por te el campo burocrático, es decir, el Estado) con la abstracta teorización de
estar por ello abandonado al azar" (Bourdieu l 989a: p. 326). La concepción Luhmann (1982) y de Parsons y Smelser (1956) sobre las fronteras entre la :-:-
de Luhmann de la ley como un sistema es discutida brevemente en Bourdieu economía y otros subsistemas formales. &,5 -
160 Una invitación a la sociologfa reflexiva
f El propósito de la soclologfa reflexiva 161

comunes y mucho menos adecuadas: los artistas y escritores, o En otras palabras, el e.ampo es una mediación critica entre las prác-
intelectuales en sentido más general, son una "fracción domi- ticas de aquellos que participan en él y las condiciones social.es y econó-
nada de la clase dominante".) Segundo, es necesario trazar un micas que 'los rodean.
mapa de la estructura objetiva de las relaciones entre las posi- Primero, las determinaciones externas que pesan sobre los
ciones ocupadas por los agentes o instituciones que compiten agentes situados en un determinado campo (intelectuales, ar-
por la forma legítima de autoridad específica del campo. Y, ter- tistas, políticos o compañías constructoras) nunca se aplican a
cero, hay que analizar los habitus de los agentes, los diferentes ellos directamente, sino que sólo los afectan a través de la me-
sistemas de disposiciones que han adquirido al internalizar un diación específica de las formas y fuerzas específicas del cam-
determinado tipo de condición social y económica, condición po, después de haber sobrellevado una reestructuraci.ún que es
que encuentra en su trayectoria dentro del campo oportunidades tanto más importante cuanto más autónomo sea el campo, es--
más o menos favorables de actualización. to es, cuanto más capaz sea de imponer su lógica específica, el
El campo de posiciones es metodológicamente insepara- producto acumulativo de su historia particular. Segundo, po-
ble de los campos de posturas o tomas de posición (prises de demos observar todo un espectro de homologías estructurales Y
position), es decir, del sistema estructurado de prácticas y ex- funcionales entre el campo de la filosofia, el campo político, el
presiones de los agentes. Ambos espacios, el de las posiciones campo literario, etc., y la estructura del espacio social (o estruc-
objetivas y el de las posturas, deben analizarse juntos y ser tra- tura de clase): cada uno tiene sus dominantes y sus dominados,
tados como "dos traducciones de la misma frase", al decir de sus luchas de usurpación y exclusión, sus mecanismos de repro-
Spinoza. No deja de ser cierto, sin embargo, que en una situa- ducción, y así sucesivamente. Pero cada rma de estas caracterís-
ción de equilibrio el espacio de las posiciones tiende a comandar el ticas toma una forma específica e irreductible en cada campo
espado de las tomas de posición. Las revoluciones artísticas, por (una homología puede definirse como un parecido dentro de
ejemplo, son resultado de transformaciones de las relaciones la diferencia}. Así, estando contenidas en el campo del poder,
de poder constitutivas del espacio de las posiciones artísticas las luchas que tienen lugar en el campo filosófico, por ejemplo,
que a su vez se han hecho posibles mediante el encuentro de están siempre sobredeterminadas y tienden a funcionar según
las intenciones subversivas de una fracción de los producto- una lógica doble. Tienen efectos políticos y cumplen funciones
res con las expectativas de una fracción del público, y por en- políticas en virtud de la homología de posición que prevalece
de mediante una transformación de las relaciones entre el entre tal y cual contendiente filosófico y tal y cual grupo polí-
campo intelectual y el campo del poder (Bourdieu 1987i). Y tico o social en la totalidad del campo social.59
lo que es verdad para el campo artístico se aplica a otros cam-
pos: uno puede observar la misma concordancia entre posi-
59 "La función específicamente ideológica del campo de la produc,ción
ciones dentro del campo académico en las vísperas de Mayo
cultural se ejecuta en forma casi automática sobre la base de la homologia es-
del 68 y las posturas políticas adoptadas por diversos protago- tructural entre el campo de la producción cultural, organizado alrededor de
nistas de esos acontecimientos, como lo muestro en Romo aca- la oposición entre ortodoxia y heterodoxia, y el campo de las luchas entre
demicus, o entre la posición objetiva de los bancos en el cam- clases, por el mantenimiento o la subversión del orden simbólico.[ ... ] La ho-
mología entre los dos campos es la causa de las luch~ por los objeti~os espe-
po económico y las estrategias de propaganda y gestión
cíficos en juego en el campo autónomo por pr?<1ucrr formas eufemi:Lad.as_ ~e
personal que despliegan. las luchas ideológicas entre las clases" (Bourd1eu 1979b: p. 82, traducc1on _
modificada). lG
163
El propósito de la sociologla reflexiva
162 Una invitación a la s0<:io!ogfa reflexiva

artístico dentro del cual puede llegar a existir algo así como
_ Una tercera propiedad general de los campos es que son
sistemas ~ relaciones independientes de las poblaciones a las que es- un artista.) 60
La noción de campo nos recuerda que el verdadero objeto
tas relaciones definen. Cuando hablo del campo intelectual sé
de la ciencia social no es el individuo, si bien no es posible cons-
muy bien que en este campo encontraré "partículas" (permí-
truir un campo sino a través de individuos, ya que la informa-
tanme hacer de cuenta por un momento que estamos tratando
ción necesaria para el análisis estadístico en general está liga-
con un campo fisico) bajo la influencia de fuerzas de atracción o
da a los individuos o las instituciones. Es el campo el que
repulsión, como en un campo magnético. Dicho esto, tan pron-
primariamente es y debe ser foco de las operaciones de inves-
to como hablo de un campo mi atención se concentra en la
tigación. Esto no implica que los individuos sean meras "ilu-
primad.a del sistema_ de relaciones objetivas sobre las parú-
siones", que no existan; existen como agentes-y no como in-
culas mismas. Y podnamos decir, siguiendo la fórmula de un
dividuos biológicos, actores o sujetos-- que están socialmente
famoso fisico alemán, que el individuo, como el electrón, es
constituidos en tanto que activos y actuantes en el campo en con-
un Ausgeburt des Felds: en cierto sentido, una emanación del
sideración por el hecho de que poseen las propiedades ne-
e.ampo. ~ste o aquel intelectual en particular, este o aquel ar-
cesarias para ser efectivos, para producir efectos, en dicho
tista,, e~iste como tal sólo porque existe un campo intelectual
campo. Y es el conocimiento del campo mismo en el que evo-
o arusuco. (Esto es muy importante para ayudar a resolver la
lucionan lo que nos permite captar mej or las raíces de su
perenne cuestión planteada una y otra vez por los historiado-
singularidad, el punto de vista o posición (en el campo) des-
res del arte, es decir, ¿en qué punto pasamos del artesano al
de el cual se construye su particular visión del mundo (y del
~tista~ :1ant~ada de esta manera, la pregunta carece de sig-
nificacion casi por completo, puesto que esa transición se rea- campo mismo).
liza progresivamente, junto con la constitución de un campo
Esto es porque, en todo momento, cada campo impone ciertos "ho-
norarios de admisión " que definen la el.egibilidad de los participantes,
. ~ el corazón de la teoria de la dominación simbólica de Bourdieu está la
seleccionando de esa manera algunos agentes en desmedro de otros.
noaon de que la legitim:U:ión ideológica (o Knaturalización ") de la desigualdad La gente es al mismo tiempo fundamentada y legitimada pa-
~e clase opera Por medio de una corrCSPondencia que sólo tiene lugar entre ra entrar al campo por su posesión de una determinada confi-
sistemas. No requiere que los productores culturales se empeñen intencional- guración de propiedades. Uno de los objetivos de la investiga-
mente .~n enmascarar o en servir a los intereses de los dominantes (de hecho
la funaon productora de "sociodicea" de la cultura se cumple más efcctivamen~ ción es identificar estas propiedades activas, estas características
~e c~ndo su~ede lo contrario). Es sólo persiguiendo de manera genuina su eficientes, es decir, estas formas de capital espedfico. De manera
~nteres específic? _e n tanto que especialistas de la producción simbólica que los que hay una especie de círculo hermenéutico: para construir el
intelectuales legittm~ ta~ una Posición de clase: "Las ideologías deben su
estru_c_tura ~ sus ~c1ones mas específicas a las condiciones sociales de su pro-
~::n Y_ ~culac1on, es ~ecir a las funciones que cumplen, en primer lugar jJOr 60 El análisis que hace Bourdieu de la formación histórica del campo ar-
.. ~-que compiten Por el monopolio de Ja competencia en cuestión tístico a finales del siglo XIX en Francia y de la correlativa "invención" del
(religiosa, arosoca, etc.), y en segundo lu"1'rW e incidentalmente para ¡05 no ·
r " (B urdi ,,-. espec1a- artista moderno es el elemento central de un próximo libro útulado !A ear
IStas o eu 1979b: pp. 81-82, el destacado es mío). nomía de los bienes culturales. Para esbozos preliminares, véase Bourdieu 1971a,
. Respecto de cómo prevalece la homología con Ja estructura de las rela- 197lc, 197ld, 1983d, 1988d. Una formulación concisa de su sociología de la
ciones de cl:Ue Ysus efectos, véase Bourdieu y Delsaut 1975 sobre la alta cos- estética y el arte se encuentra en Bourdieu 1987d; muchos de estos artículos _..,
tura, Bourd1eu 198~ sobre los gustos en teatro y arte, Bourdieu 1988b sobre
la filosofía, Y Bourd1eu 1989a sobre las escuelas profesionales de elite.
están incluidos en Bourdieu de próxima aparición c. 8-;--·
164 Una invitación a la sociología reflexiva 165
r El propósito de la sociología reflexiva

campo; 11no debe idenLilicar las formas de capit<>I específico que ..... 1 • - ~ -- .o.. - 1 - -

que yo critico al comienzo de J-J01no acaaemicus, ~u111~ lll~c:'.~,__


operan dentro de él, y para construir las formas de capital espe- tuales "universales" versus "provincianos".) Aqu1 la intu1cion
cífico uno debe conocer la lógica específica del campo. Hay un plantea preguntas: "¿De dónde viene la dif~rencia?" " ,
interminable movimiento de ida y vuelta en el proceso de inves- Un último punto critico: los agentes sociales no so~ parlicu_-
tigación que es sumamente arduo y prolongado. 61 las" mecánicamente empujadas y tironeadas de aqm p~ra alla
Decir que la estructura del campo -noten que progresiva- por fuerzas externas. Son, más bien, dete~~~res de capitales y,
mente voy construyendo una definición operacional del concep- dependiendo de su trayectoria y de la pos1c1on que ocupen en
to- es definida por la estructura de distribución de las formas el campo en virtud de su dotación (volumen Y_ estructura) de
específicas de capital que están activas en él significa que cuan- capital, tienen una propensión a orientarse act1v~mente y~ sea
do mi conocimiento de las formas de capital es sólido puedo hacia la preservación de la distribución de capital o hacia la
diferenciar todo lo que hay para diferenciar. Por ejemplo, y es- subversión de dicha distribución. Las cosas, por supuesto, son
te es uno de los principios que guiaron mi trabajo sobre los in- mucho más complicadas, pero pienso que ésta es u~a proposi-
telectuales, no es posible quedarse satisfecho con un modelo ción general que se aplica al espacio social en su conJLmto, a~n­
explicatorio que no sea capaz de diferenciar a aquellas perso- que no implica que todos los pequeños poseedores de capital
nas -mejor dicho, posiciones- que la intuición ordinaria sean necesariamente revolucionarios y que todos los grandes
acerca del universo específico nos dice que son diferentes. En poseedores de capital sean automáticamente conservadores.
tal caso, uno debería averiguar qué variables que nos permiti-
rían diferenciarlas han sido omitidas. (Paréntesis: la intuición Admitamos que el universo social, al menos en las s~ciedades avan-
ordinaria es por demás respetable; únicamente es preciso ase- zadas, está constitui,do por una cantidad de campos diferencwdos que
gurarse de introducir las intuiciones en el análisis de manera tienen tanto propiedades invariantes (esto justifica el proyedo de una
consciente y razonada y de controlar empíricamente su vali- teoría general de los campos) como propiedades variabl,e~ ar:aig~ en
dez,62 en tanto que muchos sociólogos las utilizan inconscien- su lógi,ca e historia espedfica (lo cual requiere_ un analisi~ genetico Y
temente, corno cuando erigen la clase de tipologías dualistas comparativo de cada uno de ellos). ¿Córrw se rel.acwnan esws diverso~ wrr:-
pos con cada uno de ws demás?¿ Cuál es !.a naturaleza de su articu;acwn
61
y peso espedfico? .,
Una ilustración detallada Je e~l<:: "círculo he1 menéutico" a rravés del
La interrelación entre los distintos campos es una cuest10n
cual la población de individuos o instituciones relevantes y los activos eficien-
tes o formas de capital se especifican mutuamenle, véase el estudio de Bour- extremadamente compleja. Normalmente no la contestaría,
dieu sobre la reforma de las políticas habit.acionales gubernamentales en porque es demasiado difícil y corro el ries?o de decir cosas '.~1-~­
Francia a mediados de los setenta (Bourdieu y Christin 1990, especialmente tivamente simples, pudiendo con ello reavivar modos de anah:.i_s
pp. 70-8 1).
62 "Lejos de se1·, como cierlo5 representantes 'iniciálicos' del 'quiebre formulados en términos de "caso" y "articulación", que permi-
epistemológico' nos quieren hacer cree1·, una suerte de acto simultáneamen- tieron a algunos marxistas dar soluciones retóricas a problemas
te inaugural y terminal, la renuncia a la intuición de primera mano es el pro- que sólo el análisis empírico puede abordar. De hecho creo que
ducto final de un largo proceso dialécúco en que Ja intuición, formulada en
una operación empírica, se analiza y verifica o se desmiente a sí misma, en-
no hay ninguna /,ey transhistórica de las rel.aciones entre los camp~s,
gendrando nuevas hipótesis, de basamento cada vez más firme, que a su vez que debe investigarse cada caso histórico por sepa~ad~. <?bv1a-
serán trascendidas gracias a los problemas, fracasos y expectativas que sacan mente en las sociedades capitalistas avanzadas sena dificil sos-
a la luz" (Bourdieu 1988a: p. 7).
tener ~uc el campo económico no ejerce determinaciones,, ---
tf3
166 Una Invitación a la sociologfa reflexiva r El propósito de la soclologla reflexiva 167

!
especialmente poderosas. ¿Pero deberíamos admitir por ese el dominio absoluto de la forma, pero al costo de una no me-
motivo el postulado de su (universal) "determinación en últi- nos absoluta renuncia a su función. Tan pronto como quieren
ma instancia"? Un ejemplo de mi investigación en el campo ar- cumplir una función distinta de aquella que les asigna el cam-
tístico sugerirá, creo, cuán complicada es dicha cuestión. po artístico, es decir, la función consistente en no ejercer nin-
Cuando estudiamos esta cuestión históricamente, observa- guna función social ("el arte por el arte"), vuelven a descubrir
mos que con el Quattrocento comenzó un proceso que llevó a los límites de su autonomía.
la verdadera autonomización del campo artístico en el siglo Éste es sólo un ejemplo, pero tiene el mérito de recordar-
XIX. De allí en adelante, los artistas ya no están sujetos a las de- nos que las relaciones entre los campos -el campo artístico
mandas y encargos de mecenas y patrones, se han liberado del y el económico en este caso- no se definen de una vez y pa-
Estado y de las academias, etc. La mayoría de ellos comienza a ra siempre, ni siquiera en lo que respecta a las tendencias
producir para sus propios mercados restringidos, en los que más generales de su evolución. La noción de campo no pro-
opera una especie de economía diferida (Bourdieu l 983d, vee respuestas ready-mades para todos los interrogantes posi-
1987i). Todo nos llevaría a creer que estamos tratando con un bles, a la manera de los grandes conceptos de la "teoría teo-
ir reversible e irresistible movimiento hacia la autonomía, y que ricista" que pretende explicar todo y en el orden correcto.
el arte y los artistas han completado de una vez y para siempre Más bien, su mayor virtud, al menos en mi opinión, es que
\ su liberación de las fuerzas externas. Ahora bien, ¿qué se ob- promueve un modo de construcción que debe ser repensa-
) serva hoy? Un retorno del patronazgo, de la dependencia di- do de cero todo el tiempo. Nos fuerza a plantear preguntas:
.·1r~cta del Estado, de las formas más brutales de censura que sú- sobre los límites del universo que se investiga, cómo está "ar-
bitamente reabren la cuestión de un proceso lineal e ticulado", para qué y hasta qué punto, etc. Ofrece un sistema
indefinido de autonomización. Observemos lo que ocurrió a coherente de preguntas recurrentes que nos salva del vacío
un pintor como Hans Haacke que utiliza las herramientas ar- teórico del empirismo positivista y de Ja n ulidad empírica del
tísticas para cuestionar las interferencias con la autonomía de discurso teoricista.
la creación artística. 63 Exhibió en el Museo Guggenheim una
pintura que desplegaba los orígenes de los recursos financie- En un número reciente de Actes de la recherche en sciences so-
ros de la familia Guggenheim. De manera que el director del ciales (marzo de 1990) dedica.do a la "Economía habi.tacional", esto es,
Museo no tuvo otra alternativa que renunciar o ser despedido, el conjunto de espaaos sociales que tienen que ser tomados en cuenta pa-
o ridiculizarse a sí mismo a los ojos de los artistas negándose a ra comprender la producción y circulación de est,e peculiar bien eronómico
exhibir el cuadro. Este artista le devolvió una función al arte e que es la vivienda unifamiliar, usted se vio Uevado a anaii.zar la génesis
inmediatamente se metió en problemas. De manera que des- de las poüticas de Estado que, en este caso, inciden directament,e en la de-
cubrimos que la autonomía adquirida por los artistas, original- tenninación delfuncionamiento de un mercado eamómico. Al hacerw, co-
mente dependientes tanto en lo que hacía al contenido como menzó a delinear una teoría del Estado como una suerte de metacampo. 64
a la forma de su arte, implicaba una sumisión a la necesidad:
los artistas han hecho de la necesidad una virtud arrogándose
64 El análisis del papel estructurante del Estado en el mercado habitacio-

nal se encuentra en Bourdieu l 990b, y Bourdieu y Christin 1990. Bourdieu


63
La significación sociológica de la obra de Haacke ha sido subrayada se vio llevado por primera vez a plantear frontalmente la cuestión del Estado
por Howard Beckeryjohn Walton (1986). en La ncblesse d'État, cuando llegó a la conclusión de que la "tecnocracia con- · -
t!t
168 Una invitación a la sociología reflexiva
El propósito de la sociologfa reflexiva 169

De hecho, me parece que cuando uno mira de cerca lo que


ocurre dentro de lo que llamamos "Estado'', de inmediato se anu- El Estado, entonces, si insisten en mantener esta designa-
la la mayoría de los problemas escolásticos que los académicos, m~r­ ción, sería el conjunto de los campos en los que tienen lugar
x1stas de sillón y otros sociólogos especulativos no dejan de plan- las luchas en las cuales lo que está en juego es -para basarnos
tearse acerca del Estado, esa noción cuasimetafísica que debería en la famosa formulación de Max Weber- el mono-polio de la vio-
volar por los aires para "ir a las cosas mismas", como dijo Edmund lencia simbólica 1.egüima, 65 es decir, el poder de constituir y de im-
Husserl en un contexto diferente. Pienso por ejemplo en la con- poner como universal y universalmente aplicabl.e dentro de una
s~da alternativa teórica entre "correspondencia" (o dependen- determinada "nación", mejor dicho dentro de las fronteras de
oa) Y "autonomía". Esta alternativa presupone que el Estado es un territorio dado, un conjunto común de normas coercitivas.
una realida~ bien definida, claramente circunscripta y unitaria Como he demostrado en el caso de las políticas habitacion1les de
que se mantiene en una relación de externalidad con las fuerzas Estado en Francia entre 1970 y 1980, estos campos son el locus
del afuera que están a su vez claramente identificadas y definidas de un enfrentamiento constante entre fuerzas que pertenecen
(es el caso, por ejemplo, de Alemania, sobre el cual se ha derra- tanto al sector privado (bancos y banqueros, firmas construc-
mado tanta tinta a causa del famoso Sonderweg, la tradicional aris- toras y de arquitectura, etc) como al sector público (ministe-
tocracia terrateniente de los Junkers o la saludable burguesía in- rios, divisiones administrativas dentro de esos ministerios y los
dustrial, o en el caso de Inglaterra, la burguesía empresarial grands corps d'État que los proveen de personal),66 esto es, su-
urbana Yel pauiciado rural). De hecho, lo que encontrarnos, con- buniversos internamente organizados a la manera de campos
~retamente, es un conjunto de campos administrativos o burocrá- que están unidos por y divididos en segmentos internos y opo-
ticos (a menudo bajo la forma empírica de comisiones, oficinas siciones externas. La noción de "Estado" sólo tiene sentido co-
Yconsejos) den u-o de los cuales agentes y categorías de agentes, mo una etiqueta estenográfica conveniente -pero, dado el ca-
gube~namentale~ y no gubernamentales, luchan por esta forma so, muy peligrosa- para tales espacios de relaciones objetivas
p~cuhar de autondad que consiste en el poder de mandar por me- entre posiciones de poder (que asumen distintas formas), bajo
dw de la legislación, regulaciol}es, medidas administrativas (sub- la forma de redes más o menos estables --de alianza, coopera-
sidios, autorizaciones, restricciones, etc.), en suma, todo lo .que
normalmente ponemos bajo el rubro de las políticas de Estado 65 Véase el desarrollo en Bourdieu 1989a: parle 5, y Bourdieu y Wacquant

como esfera particular de prácticas relacionadas, en este caso con 1991: p. l 00: "El Estado es, en úlúmo análisis, la gran fuente de poder simbóli-
la producción y consumo habitacional. ' co que realiza actos de consagración, tales como el otorgamiento de un grado.
una tarjeta de identidad o un certificado (actos a través de los cuales quienes es-
tán autorizados para detentar una autoridad declaran que una persona es lo que
temporánea" es la .'.'he1·ed_era ~structural (y algunas veces genealógica)" de la es, establecen públicamente lo que es y lo que tiene que hacer). Es el Estado,
nublesse de robe que se creo a s1 misma [como un cuerpo corporaúvo] al crear como el banco de reserva de la consagración, el garante de estos actos oficiales
el Es~do", Yfor~uló la hipótesis de que "la nobleza de Estado [ ... ] y las cre- y de los agentes que los efectúan, como así también, en cieno scnúdo, quien los
de?,c1ales e~ucauvas nac1e1on de invenciones complementarias y correlati- lleva adelante por mediación de sus legítimos representantes. Ésta es la razón
~as (~ourd1eu 1~89a: pp. 544, 540). El curso de Bourdieu en el College de de que haya distorsionado y gener.i.!izado las famosas palabras de Max Weber
F_r:&ncc de l ~88-~ i estuvo dedicado a este tema, por medio de una invesúga- para decir que el Estado es el detentar de un monopolio, no sólo so/Jre la uiolencia fi.sica
º?n de la ?en_es1s )' efectos del Estado moderno entendido como la expre- legítima, sino también so/Jre la ui,o/encia simbólica legítinw.."
sion organizac10nal de la concentración del poder simbólico o "tesoro públi- 66 Los grands corps son cuerpos corporativos formados por graduados de

co de recursos rnatenales y simbólicos que garantizan apropiaciones privadas" las Grandes éco/es del país, que tradicionalmente reservan para sí algunas posi-
(Bourd1eu l 989a: p. 540). ciones administraúvas superiores dentro del Estado francés. (Sobre ias Grandes
éco/es, véase p. 321, n. 22.) W
170
Una invitación a la sociología reflexi~a r El propósito de la sociologfa reflexiva 171

ción, cliemelismo, servicio mutuo, etc.-, manifiestas en inte- f interaccionistas simbólicos y todos aquellos que, mediante la
ra~ciones fenoménicamente diversas que van desde el conflicto ¡ observación participante o el análisis estadístico, trabajan para
abierto a la connivencia más o menos encubierta. descubrir y desmitificar las realidades empíricas que los Gran-
Tan pronto como uno examina en detalle de qué manera des Teóricos ignoran, porque miran la realidad social desde las
los agentes u organizaciones "privados" (digamos, bancos inte- alturas) , aun si no puedo coincidir con la filosofia del mundo
re~dos en hacer pasar ciertas regulaciones que probablemen- social que a menudo subyace a su interés en la minucia de las
te xmpu~sen la difusión de determinados tipos de préstamos hi- prácticas diarias, interés que les viene impuesto en realidad por
p~tecanos), e~ _comJ>etencia unos con otros, trabajan para esa "visión en primer plano [ dose-up view] "y por su miopía teó-
onentar las pohtxcas del Estado" en cada uno de sus dominios rica o ceguera a las estructuras objetivas, a las relaciones de
de actividad económica y cultural (los mismos procesos se pue- fuerza que no son inmediatamente perceptibles.
1
den observar en el caso de una reforma educativa), cómo for-
man coaliciones Yvínculos con otros agentes burocráticos cu- ¿Qué es, entonces, lo que separaría su análisis del Estado como un
~ preferencia por un determinado tipo de medida comparten, conjunto de campos burocráticos parcialmente superpuestos de la no-
com~ confrontan a otras entidades organizacionales con recur- 1 ciún de Laumann y Knobe (1988) del "Estadó organiz.acional" o más
sos e mtereses propios (el capital propiamente burocrático del ampliamente de la tellTÍa de redes?
~erenciarn~ento de regulaciones, por ejemplo), uno no puede 1
Podría recordar aquí la distinción que establecí, contra Max
s~o desdenar to_da especulación respecto de la corresponden- Weber en particular, entre estructura e interacción o entre una
cia Yla autonom1a. Para ser sincero, me siento más cerca, en es- relación estructural que opera de una manera permanente e
te aspecto, de _lo~ an~isis de Edward Laumann (Laumann y invisible y una relación efectiva, una relación actualizada en y
Knobe 1988), s1 bien difiero de él en otros, que de los de Nicos por un intercambio particular (véase Bourdieu 197lb, 197le,
Poulantzas (1??3) o Theda Skocpol (1979), para citar dos nom- l 987h). En realidad, la estructura de un campo, entendido co-
bres emblemaucos de posiciones tradicionales acerca de la co- mo un espacio de relaciones objetivas entre posiciones defini-
rrespondencia Yla autonomía. Con esto, también quiero seña- das por su puesto en la distribución de poderes competentes o
l:U- _q1!,e, en estos asuntos así como en otros, los "marxistas de especies de capital, es diferente de las redes más o menos du-
s1ll~n , esos materialistas sin materiales a los que me he opues- raderas a través de las cuales se manifiesta a sí mismo. Es esta
to mcesantemente en la época de su apogeo durante los años estructura la que determina la posibilidad o imposibilidad (o,
~senta, ~3.1_1 hecho mucho para ayudar a perpetuar la proge- para ser más preciso, la mayor o menor probabilidad) de ob-
me escolasuca. servar el establecimiento de vinculaciones que expresen y sus-
De m_ane~ ~ás general, esto ilustra gran parte de la dificul- tenten la existencia de redes. La tarea de la ciencia es descu-
tad de m1 pos1c1on en el campo sociológico. Por un lado, puedo brir la estructura de la distribución de especies de capital que
parecer muy c:rcano a los "Grandes Teóricos" {especialmente a tiende a determinar la estructura de las posturas adoptadas in-
los estructuralistas) porque insisto en sostener la existencia de dividual o colectivamente, por medio del análisis de los intere-
~onfi~ciones estructurales que no pueden ser reducidas a las ses y disposiciones que condiciona. En el análisis de redes, el
i:iteraccxones Y. prácticas a través de las cuales se expresan. Simul- estudio de estas estructuras subyacentes ha sido sacrificado en
tán~amente, siento gran parentesco y solidaridad con los in- pro del análisis de las vinculaciones particulares {entre agentes
vesttgadores que "se ensucian las manos" {particularmente los o instituciones) y flujos (de información, recursos, servicios, ,
w
172 r
Una invitación a la sociología reflexiva
El !JrO!Jósito de la sociología reflexiva 173

etc.) a través de los cuales se hacen visibles (sin duda porque


descubrir la estructura requiere poner en marcha un modo 4. Interés, habitus, racionalidad
relacional de pensamiento más difícil de traducir a datos
cuantitativos y formalizados, salvo por medio del análisis de Su uso de la noción de interés a menudo ha susdtado la acus~ción
correspondencias). " · ·smo"
d e economzcz o el interés en su me todo
• .67 .¡. Qué papel teórico Jiu erra
Podría proseguir este argumento esbozando la investiga- de análisis?
ción que he venido desarrollando durante los últimos años La noción de interés se me impuso como un instrumento. ~e
acerca de la génesis histórica del Estado. Podría sostener, para ruptura con la antropología filosófica, una ingenua concepci?n
simplificar, que desde la construcción del Estado dinásúco y, de la conducta humana que era dominante cuando comence a
más tarde, el Estado burocrático, se ha producido un largo pro- trabajar en ciencias sociales. A menudo he citado una_ observa-
ceso de concentración de diferentes especies de poder, de ca- ción de Weber sobre la ley que dice que los agentes sociales obe-
pital, que condujo en una primera etapa a la monopolización decen una regla sólo en la medida en que su interés por_sc~~r­
privada -por parte del rey- de una autoridad pública al mis- la supera su interés por ignorarla. Este sensato prmc1p10
mo tiempo externa y superior a todas las autoridades privadas materialista nos recuerda que, antes de pretender descnbir las
(nobleza, burguesía, etc.) . La concentración de estas diferen- regias según las cuales actúa la gente, deberí~mos preguntarnos
tes especies de capital -económico (gracias a los tributos), mi- qué es lo que hace operar a esas reglas en pnm:~ l~gar.
litar, cultural, jurídico y, en un sentido más general, simbóli- De manera que, a partir de Weber, que u_uhzo un mo~elo
cO- va de la mano del surgimiento y la consolidación de los económico para descubrir los intereses espeoficos <le los gran-
diversos campos correspondientes. El resultado de este proce- des protagonistas del juego religioso, sacerdotes, prof~tas ~ ~~­
so es la emergencia de un capital específico, capital propiamen- chiceros (Bourdíeu I 97lb, l 987h), yo introduje_en m1 anahs1.s
te estatal, nacido de su acumulación, que le permite al Estado de los productores culturales la noción de mteres, con_tra la~­
esgrimir un poder sobre los diferentes campos y sobre las di- sión dominante del universo intelectual, para _c_uesuon_ar l~
versas formas de capital que circulan en ellos. Esta clase de me- ideología del Jreischwebende Jntelligenz. Pre?ero ~t1hz.ar term~ ;1
tacapital capaz de ~jercer un poder sobre otras especies de po- no illusio puesto que siempre hablo de mteres especifico, d .
der, y particularmente sobre su tasa de cambio (y por su intereses 'que son tanto presupuestos como pro.d~cidos por _el
intermedio sobre el balance de poder entre sus respectivos po- funcionamiento de campos históricamente dehm1ta~o_s. Paia-
seedores), define el poder específico del Estado. Se sigue que dójicamente, el término interés ha suscitad~!ª mecamca.~cu­
la construcción del Estado va de la mano de la constitución del sación de economicismo.68 De hecho, la nocwn tal como yo la
campo del poder entendido como el espacio de juego donde
los poseedores de diversas formas de capital luchan en particu- 67p . · ¡ Parade'i sel981 Caillél98lyl987a, Richerl983,Adairl984,
01 eJemp 0 , ' · 89 2~ AJ., F
lar por el poder sobre el Estado, esto es, sobre el capital esta- Kot y Lautier 1984, Ranciere 1984: p. 24,Joppke 1986'. Sahlms l 9 : P· :>. ~~ "~
ke (1991: P· 238) amontona a Gary Becker y a Bourd1eu como defensores delos
tal que otorga poder sobre las diferentes especies de capital y supuesto de la racionalidad egoísta" que constituye_ uno de sus cudao-_0 md.ºd or
sobre su reproducción (en particular por medio del sistema .
de relaciones sociales. . -- opue sta es VigorosamenteO e1en
La mterpretac1on . 1( 1990·
ap
escolar). Harke r MaharyWilkes (1990: pp. 4-6), Thompson (1991 ) Y suo"'. . ·
P 11 7 )' en rre orros que rc¡)rochan a 6 ou1·d·1eu su r echazo del econom1c1smo.
.
· 68 La• oposición 'de Bourdieu al econom1c1smo
· · es c¡ar; d es d ~ sus pnmeros
_.
textos etnográficos sobre el sentido del honor entre 1os cabila (Bou1 d,1eu
19 6 5 y l 979d). Está argumentada en 1orma
e i.
extensa en Esqutsse d'une t11eone .
9
174
Una invitación a la sociología reflexivl!! T El propósito de la sociologfa reflexiva 175

uso es el medí? d~ un reduccionismo deliberado y provisional que el propio interés de Adam Smith no es nada más que una
q.~e me permite importar el modo materialista de interroga-
c~o? dentro de la esfera cultura] de la que fue expulsada, his-
r universalización inconsciente de la forma de interés engendra-
do y requerido por la economía capitalista. Lejos de ser una in-
toncamente, cuando se inventó la concepción moderna del variante antropológica, el interés es un arbitrario histórico,7° una
arte Yel campo de la producción cultural ganó su autonomía construcción histórica que sólo puede conocerse mediante el
(Bourdieu 1987d), y dentro Ja cual resulta por ende particular- análisis histórico, a posteriori, por medio de la observación em-
mente ofensiva. pírica, y no deducida a priori de alguna concepción ficticia -y
Para comprender Ja noción de interés es necesario advertir tan evidentemente etnocéntrica-de "Hombre".
q~e se opone no sólo a la de desinterés o gratuidad sino tam-
bien. a la de indf[erenci.a. Ser indüerente es permanecer incon- Esto implica que hay tantos "intereses" como campos, que cada
e!
moVIble ante JU~go: como al burro de Buridan, este juego no campo presupone y genera simultáneamente una forma específica de
1_11~ afecta. La mdiferencia es un estado axiológico, un estado interés que no puede medirse según aquellas que son válidas en otro
etico de no preferencia así como un estado de conocimiento lugar.
en el cual yo no soy capaz de düerenciar lo que está en juego. Precisamente. Cada campo convoca y da vida a una forma
Tal era la meta de los estoicos: alcanzar un estado de ataraxia específica de interés, una iUusio específica, bajo la forma de un
(ataraxia significa el hecho de no ser perturbado). La illusio es reconocimiento tácito del valor de los asuntos en juego y el do-
"' el opu~sto mismo de la ataraxia: es estar concernido, tomado minio práctico de sus reglas. Además, este interés específico im-
por. el JUego ..Estar int~resado es aceptar que lo que ocurre en plícito por la participación en el juego difiere según a la posi-
1 un ~ueg~ social dado importa, que la cuestión que se disputa ción que se ocupe en él (dominante versus dominado u
e? el es importante (otra palabra con la misma raíz que inte- ortodoxo versus herético) y la trayectoria que condujo a cada
res) Yque vale la pena luchar por ella. 69 participante a su posición. La antropología y la historia compa-
Esto equivale a _decir que el concepto de interés, tal como rativa muestran que la magia propiamente social de las institu-
Y~ l~ ~onstruyo, esta totalmente desarticulado del interés trans- ciones puede constituirse alrededor de cierto interés, y cierto
h1stonco y universal de la teoría uu·1i·tan·sta . Se na
' i.aci
c.- ·1
mostrar interés realista, es decir, como una inversión (en el doble sen-
tido que la palabra tiene en economía y psicoanálisis) que es
objetivamente recompensada por una "economía" específica.
~la ~TY en FJ. sentido~ "El economicismo es una forma de etnocen-
tnsmo. tratar las econorni.as precapitalistas, segun' las palabras d M •
mo los Padr d 1 I 1 . e arx, co-
. , es . e a g es1a trataban a las religiones que precedieron al Cristia-
n_ismo • les aplica categorias, métodos (los de la contabilidad económica por
ejemplo) 0 conceptos (como las nociones de interés, de inversión o de ca~ital 70 La siguiente es una de las conclusiones de la indagación de Mauss so-
eoc.>_ ~ue, p~r ser el Pm?ucto histórico del capitalismo, inducen una transfor: bre la lógica del regalo: "Si alguna motivación equivalente mueve a los jefes
mac~on ra.,d;~ de _su objeto, semejante a la transformación histórica de la que trobiandeses o americanos y a los miembros del clan adamán, o movió a los
~~f:rdieu ~~~: ~~~S~~~ (en español, P· 190], Ysiguientes; véase tam- generosos hindúes o a los nobles germánicos o celtas del pasado a hacer re-
galos o estipendios, no es el frío cálculo del mercader, el banquero o el capi-
Lo que, Pa_ra un cabila 'bien socializado', es cuestión de vida o muer- talista. En estas civilizaciones, uno está interesado, pero de una manera distinta
t~~~ ~unto c~ucial, ~~?ª dejar indiferente a un agente que careciera de los que en nuestro tiempo" (Mauss 1950a: pp. 270.71, el destacado es núo). Bounlieu
P . pios de dife~enC1ac1on que le permiten establecer la diferencia y dejar- es secundado por Hirschman (1987) en esta interpretación revisionista de la . _
se atrapar por los Juegos de honor" (Bourdieu 1987e: p. 7). noción de interés. 't3 ~
r

176 Una invitación a la sociología reflexiva El propósito de la sociología reflexiva 177

Más allá de interés e inversión, usted ha tomado del lenguaje eco- Lo único que comparto con la ortodoxia económica (me
nómico varios otros conceptos, ta/,es como mercado, beneficio y capital refiero a la corriente multiramificada y diversa que domina en
(por ejemplo, Bourdieu 1985d, 1986b), que evocan el razonamiento la ciencia económica de hoy, en sí misma -y esto es algo que
económico. Es más, tanto la primera co17W /,a última de sus investiga- no debemos o lvidar- un campo altamente diferenciado) :.on
ciones se han desarrol/,ado directamente en el dominio de la sociología unas cuantas palabras. Tomemos la noción de inversión . Por
económica. Su primer trabajo sobre los campesinos y trabajadores arge- inversión yo hago referencia a la propensión a actuar que na-
linos buscaba, entre otras cosas, explicar /,a emergencia diferencial de ce de la relación entre un campo y un sistema de disposiciones
una disposici.ón racional, calcu/,adora hacia /,a economía--el habitus ajustado al juego que propone, un sentido del juego y de lo que
del hamo mconomicus- entre diversas fracciones del prol.etariado arge- está en juego que implica al mismo tiempo una inclinación y una
lino y /,as consecuencias social.es y económicas del fracaso del su/Jpro!,e- capacidad de jugar el juego, ambas por igual social e histórica-
tariado urbano en dominar esas disposiciones objetivamente requeridas mente constituidas y no universalmente dadas. La teoría gene-
f1or /,a economía capitalúta a la que lo empujara el colonialismo fran- ral de la economía de los campos, que emerge progresivamen-
cés. En su reciente estudio de /,a economía de /,a producción y consumo te de generalización en generalización (actualmente estoy
de /,a vivienda unifamiliar en Francia, usted investiga /,a génesis soci.al trabajando en un libro en el que intento aislar, en un nivel más
del sistema de preferenci.as y estrategias de los compradores, por un /,a- formal, las propiedades generales de los campos), nos permi-
do, y /,a morganización y dinámica del espacio de ÚJs proveedores (/,as te describir e identificar la farrna específica que toman los mecanis-
Jirmas de construcci.ón de viviendas) y ÚJs productos, por otro. Allí des- mos y conceptos más generales, como capital, inversión, interés,
cubre que el Estado -o lo que usted l/,ama el campo burocrático-- jue- dentro de cada campo, y así evitar toda clase de rcduccionismos,
ga un papel crucial en ambos, especialmente en /,a estructuración de su empezando por el economicismo, que no reconoce nada sal-
encuentro: el mercado es una construcción sociopolitica que resulta de vo el interés material y la búsqueda deliberada de maximizar
la refracción, a diversos nive/,es territoriales del "campo burocrático'', el beneficio monetario.
de /,as pretensiones y aspiraci.ones de un espectro de agentes sociaks y Una ciencia general de la economía de las prácticas que no
económicos desigualmente equipados para obtener /,a consideración de se limite artificialmente a aquellas prácticas socialmente reco-
sus intereses. 71 ¿Qué es lo que aparta su abordaje teórico de una nocidas como económicas debe empeúarse en comprender el
"aproximación económica al comportamiento humano" al estilo de capital, esa "energía de la física social" (Bourdieu l 990a: p. 122
Gary Becker (J 976)? [en español: p. 205]), en todas sus formas, y de he descubrir las
leyes que regulan su conversión de una a otra. 72 He mostrado
71
Existen obvias y amplias zonas de superposición y convergencia entre que el capital se presenta bajo tres especies fundamenlales (cada una
los trabajos más tempranos y los últimos de Bourrlieu sobre el área y las preo- con sus propios subtipos), es decir: capital económico, capital cul-
cupaciones de la "Nueva Sociología Económica" (por ejemplo, Swedbe1·g, tural y capital social (Bourdieu 1986b). A esto debemos añadir el
Himmelstrand y Brulin 1987; Zelizer 1988, Zukin y DiMaggio 1990; Grano-
vette1· 1985 y 1990), aunque ninguno parece haberse conectado aún con t>l
otro (pero véase DiMaggio 1990, y Powell y DiMaggio 1991 ) . 72 Bourdieu ( l 986b: p. 241) define de este modo el capital: "El capital es

La sociología económica de Argelia de Bourdieu puede verse en Bour- trabajo acumulado (en su forma materializada o en su forma 'incorpor.ida',
dieu l 962a, 1964, l 973a, l 979c; Bourdieu y otros 1963; y Bourdieu y Sayad encarnada) que, de resuliar apropiado de forma p1·ivada, es decir, exclusiva,
1964. Para el estudio de la economía habitacional en Francia, véase Bour- por agentes o grupos de agentes, los habilita para apropiarse de la energía so-
l 990b, l 990c, l 990d; Bourdieu y de Saint Martín 1990; Bourdieu y cial bajo la forma de trabajo reificado o viviente." Para una discusión crítica in-
Christin 1990. teresante de la conceptua1i1.ación de capital de Bourdieu, véase Grossetti 1986. •
q~
178 Una invitación a la sociologfa reflexiva El propósito de la sociología reflexiva 179

capital simbólico, que es la forma que una u otra de estas espe- nicas o la intención consciente de maximizar las propias utili-
cies adopta cuando se la entiende a través de categorías de pe_r- dades y aun así obedecer a una lógica económica inmanente.
cepción que reconocen su lógica específica o, si lo prefieren, des- Las prácticas ronforman una economía, esto es, siguen una razón
conocen la arbitrariedad de su posesión y acumulación. 73 No me inmanente que no puede restringirse a la razón económica,
detendré en la noción de capital económico. He analizado la pues la economía de las prácticas puede ser definida en refe-
peculiaridad del capital cultural -al que deberíamos llamar ca- rencia a un amplio espectro de funciones y finalidades. Redu-
pital infonnacional para dar a la noción su generalidad plena- cir el universo de las formas de conducta a la reacción mecáni-
que se da en tres formas: encarnado, objetivado o instituciona- ca o a la acción intencional vuelve imposible echar luz sobre
lizado. 74 El capital social es la suma de los recursos, reales o vir- todas esas prácticas que son razonables sin ser el producto de un
tuales, de la que se hace acreedor un individuo o grupo en vir- propósito razonado, y menos aun de un cálculo consciente.
tud de poseer una red perdurable de relaciones más o menos De manera que mi teoría nada debe, a pesar de las aparien-
institucionalizadas de mutua familiaridad y reconocimiento. cias, al traslado del abordaje económico. Yespero algún día po-
Reconocer que el capital puede adoptar varias formas es indis- der demostrar definitivamente que, lejos de ser el modelo fun-
pensable para explicar la estructura y la dinámica de las socie- dante, la teoría económica (y la teoría de la acción racional, su
dades diferenciadas. Por ejemplo, para explicar la conforma- derivado sociológico) puede ser vista de manera probablemen-
ción del espacio social en las viejas naciones social-democráticas te más certera como un caso particular, históricamente fecha-
como Suecia o en las sociedades soviéticas, uno debe tomar en do y situado, de la teoría de los campos.
consideración esta forma peculiar de capital social constitui-
do por un capital político que tiene la capacidad de arrojar Ha clarificado los conceptos de campo y capitaL Hay una terce-
considerables beneficios y privilegios, de manera similar al ca- ra categoría que serviría de puente teórico entre ellos, como explica-
pital económico en otros campos sociales, operando una "pa- ción del mecanismo que "impulsa" a ú:Js agentes, dotados de ciertas
trimonización" de recursos colectivos (a través de los sindicatos y valencias de capital, a adoptar tal o cual estrategia de sulroersión o
1
del partido Laborista en un caso, y del partido Comunista en 1- conservación (incluso la indiferencia, la salida del juego). Si he en-
el otro). tendido correctamente, la noción de habitus es el eje que le permite
La ortodoxia económica pasa por alto el hecho de que las rearticular las nociones aparentemente económicas de capital, mer-
prácticas pueden tener principios distintos de las causas mecá- cado, interés, etc., en un modeú:J de acción que es radicalmente dis-
continuo del de la economía. 75
73
La noción de capital simbólico es una de las más complejas de Pierre
Bourdieu, y todo su trabajo puede ser leído como una indagación de sus di-
75 Sobre el desarrollo y sucesivas reelaboraciones del concepto de habi-
versas formas y efectos. Véase Bourdieu 1972: pp. 277-43; 1977a: pp. 171-83;
tus en la obra de Bourdieu, véase Bourdieu 1967a, 1967b, 197Ic. 1972, I977a,
1990a: pp. 112-21; 1989a: parte 5; y l99le para elaboraciones sucesivas.
7 1980d, 1984a, 1990a: cap. 3, 1986c, y 1985c, que proveen una recapitulación
" La adquisición, transmisión, conversión y los efectos sociales de es-
condensada de su historia y funciones. Una vez más, para comprender ade-
tas tres formas de capital cultural se encuentran extensamente ilustrados
cuadamente el propósito y significado del concepto uno debe hacer foco en
en los diversos artículos que conformaron el número de octubre de 1989
sus usos, ver cómo lo aplica Bourdieu en el curso de sus análisis empíricos
de Sociologie et Sociétés dedicado a "La cultura como capitar. Véase en par-
concretos y con qué efaeúJs analüiros. Parece haber un giro, en el tiempo, de
ticular el análisis de de Saint Martín (1989b) acerca de la influencia del
un énfasis más mentalista a otro más corpóreo, tal vez en parte debido a una
género y del capital cultural en la determinación de las "vocaciones inte-
lectuales". influencia más firme del modelo lingüístico del estructuralismo en la obra
más temprana de Bourdieu. c¡,5
180 Una Invitación a la sociologfa reflexiva El propósito de la soclologfa reflexiva 181

Hé explicado el significado y la función del concepto de ha- el sistema socialmente constituido de disposiciones estructura-
bitus tantas veces que la idea de volver a él una vez más me pr<>- das y estructurantes adquirido en la práctica y constantemente
duce cierta vacilación, no vaya a ser que sólo me repita y sim- dirigido a funciones prácticas. Siguiendo el programa sugeri-
plifique a mí mismo sin clarificar necesariamente las cosas ... do por Marx en sus Tesis sobreFeuerbach, apunta a hacer posible
Todo cuanto quiero decir aquí es que el propósito principal de una teoría materialista del conocimiento que no abandone en
esta noción es romper con la filosofia intelectualista (e intelec- manos del idealismo la noción de que todo conocimiento, sea
tualocéntrica) de la acción, representada en particular por la mundano o académico, presupone un trabajo de construc-
teoría del homo ceconomicus como agente racional, puesta otra ción. 76 Pero hace hincapié en el hecho de que este trabajo no
vez de moda recientemente por la teoría de la elección racio- tiene nada en común con el trabajo intelectual, sino que con-
nal, cuando ya había sido repudiada por un buen número de siste en una actividad de construcción práctica, de reflexión
economistas (a menudo sin decirlo o explicitarlo por comple- práctica incluso, que las nociones comunes de pensamiento,
to). La intención.de explicar la lógica real de la práctica--ex- conciencia y conocimiento nos impiden aprehender adecuada-
presión que constituye un oxímoron en sí misma, ya que el se- mente. Yo creo que todos aquellos que utilizaron este viejo con-
llo de la práctica es ser "lógica", tener una lógica sin tener a la cepto u otros similares antes de mí, desde el ethos de Hegel, pa-
lógica por principio- me llevó a proponer una teoría de la prác- sando por el Habitualitiit de Husserl, hasta el hexis de Mauss,
tica como el producto de un sentido práctico, un "sentido del jue- estuvieron inspirados (tal vez sin saberlo) por una intención
go" socialmente constituido (Bourdieu 1977a, 1990a). En prin- teórica emparentada con la mía, que es la de escapar de la filo-
cipio, quería explicar las formas más modestas de la práctica sofia del sujeto sin dejar de tomar en cuenta al agente (Bour-
-los rituales, las elecciones matrimoniales, la conducta econó- dieu 1985c), así como de la filosofia de la estructura pero sin
mica mundana de la vida cotidiana, etc.-, escapando tanto al olvidar los efectos que ésta ejerce sobre y a través del agente.
objetivismo de la acción entendida como una reacción mecáni- La paradoja es que la mayoría de los comentaristas ignora por
ca "sin agente" como al subjetivismo que retrata la acción como completo la significativa diferencia entre el uso que yo hago de
prosecución deliberada de una intención consciente, el libre esta noción y todos los usos previos (Héran 1987) -he dicho
proyecto de una conciencia postulando sus propios fines y ma- habitus justamente para no decir hábito-, es decir, la capaci-
ximizando sus utilidades a través de un cálculo racional. dad generativa (si no creativa) inscripta en el sistema de dispo-
Una segunda función fundamental de la noción de habitus siciones como un arte, en el sentido más fuerte del dominio
--de la que también debo decir que hace referencia antes que práctico, y en particular como un ars inveniendi. Se atienen, en
nada a una postura (o, si lo prefieren, un habitus científico),
esto es, a una determinada manera de construir y comprender
76
la práctica en su lógica específica (incluso temporal)- es rom- La tercera tesis de Marx sobre Feuerbach, con la que Bourdieu (1977a:
p. vi) abre el Outline of a Theory ofPraaiet, dice lo siguiente: "El principal de-
per con otro par opositivo no menos mortal y sin duda consi- fecto de todo materialismo hasta la fecha -incluyendo el de Feuerbach- es
derablemente más dificil de vencer: oponiéndose al materialis- que el objeto externo, la realidad, el mundo sensible, es captado en for-
mo positivista, la teoría de la práctica como práctica postula que ma de objeto o intuición; pero no como actividad humana concreto., como prác-
los objetos de conocimiento son construidos, y no pasivamente tica, de una manera subjetiva. Es por ello que el aspecto activo fue desa-
rrollado por el ideafümo, en oposición al materialismo, pero sólo de forma
registrados, y oponiéndose al idealismo intelectualista, nos re- abstracta, puesto que naturalmente el idealismo no conoce la actividad real
cuerda que el principio de esta construcción se encuentra en concreta como tal.~ C/6
182 Una invitación a la sociologfa reflexiva El propéioitc de la sodologfe reflexiva 183

suma, a una visión mecanicista de una noción construida contra Esa concepción de la acción social /.o apone a la amplia aunqU: he-
el mecanicisma. terogénea corriente que en /.os últimos años ha co~ado ~el.euancia ~
ci.encias sociaks bajo el nomúre de teoría de la accion racional o teona
Algunos autores como Vidor Kestenbaum (1977) y james Ostrow de /,a elección racional (Elster 1986, Col.eman 1990b; véase un estudio
(1990) han tra:t.ado para/el.os entre su teoría del habitus y la tradición critico en Wacquant y Calhoun 1989). .
fil.osófica del pragmatismo estadounidense, john Dewey en particular. Instancia típica de la falacia escolástica -el error habitual
¿Se reconoce a sí mismo en esa descripción? de los profesionales de la lógica, vale decir, aquél que consiste
Di con sus estudios hace muy poco, y me llevaron a consi- en "tomar las cosas de la lógica por la lógica de las cosas", co-
derar con mayor detenimiento la filosofía de Dewey, de la que mo dijo Marx acerca de Hegel-, la teoría de la acción r:acio-
sólo tenía un conocimiento parcial y abarcador. De hecho, las nal (TAR) coloca la mente del científico que conceptual~ l~
afinidades y convergencias son muy impactantes, y a mi enten- práctica en el lugar del sentido práctico socialmente constitui-
der se basan en lo siguiente: mi esfuerzo por reaccionar contra do del agente. El actor, tal como lo construye, no es o~ cosa
el arraigado intelectualismo característico de todas las filoso- que la proyección imaginaria del sujeto cognoscente (su1e.t con-
fías europeas (con las raras excepciones de Wittgenstein, Hei- naissant) en el sujeto actuante (su.jet agissant), una especie de
degger y Merleau-Ponty) me ha llevado, involuntariamente, a monstruo con cabeza de pensador pensando su práctica de una
colocarme muy cerca de corrientes filosóficas que la tradición manera reflexiva y lógica, montada sobre el cuerpo de un hom-
europea, "profunda" y oscura, suele considerar puntos de refe- bre de acción envuelto en la acción. La TAR no reconoce na-
rencia negativos. da salvo "respuestas racionales" a oportunidades potenciales o
En el fondo y en síntesis -no puedo considerar aquí todas reales de un agente que es tan indeterminado como interc.3:111-
las diferencias y coincidencias relevantes-- yo diría que la teoría biable. Su "antropología imaginaria" busca fundar la acc1on,
del sentido práctico presenta muchas similitudes con teorías co- sea "económica" o no, en la elección intencional de un actor
mo la de Dewey que otorgan un papel central a la noción del há- económica y socialmente incondicionado. Esta concepción es-
bito, entendido como una relación activa y creadora con el trecha, economicista, de la "racionalidad" de las prácticas igno-
mundo, rechazando todos los dualismos conceptuales en que ra la historia individual y colectiva de los agentes a través de la
se basan casi todas las filosofías poscartesianas: sujeto y objeto, cual las estructuras de preferencia que los habitan son consti-
interno y externo, material y espiritual, individual y social, y así tuidas en una compleja dialéctica temporal con las estructui:as
sucesivamente.77 objetivas que los produjeron y que ellos tienden a reproducir.

·No es uno de /.os prapósitos de la noción de habitus, que algunos


77 Dewey (1958: p. 104) escribe en El arte como experiencia:. "A través de há- críti'cos (por ejempw,Jenkins 1982) han convertido en el eje conr:Ptu:zl de
bitos formados por la interacción con el mundo, nosotros también habita- una fil.osofia de la historia supuestamente di~~ a riega; la~~ .re-
mos [in-habit] el mundo. El mundo deviene un hogar, y el hogar es pane de cordarnos la historicidad del agente economzco, la genens histimca
nuestra experiencia.• Su definición de "mind" [mente, espíritu, entendimien-
de sus aspiraciones y prejerencias? ., . _ _
to y, de manera más específica, inclinación, propensión, disposición (T.)] co-
mo el "trasfondo activo y ávido que yace a la espera y se involucra en todo lo
La acción humana no es una reacc1on mstantanea a esn-
que aparece en su camino" tiene un evidente parentesco con el habitus de mulos inmediatos, y la más ligera "reacción" de un individuo
Bourdieu. frente a otro está impregnada de la historia de esas personas_
w-
184 Uña lnvltaclóñ a la soc:lologf¡¡ reflexiva r El propósito de la sociologla reflexiva 185

y de su relación en su totalidad. Para explicarlo, podría men-


cionar el capítulo de Mímesis titulado "La media marrón",
donde Erich Auerbach (1953) evoca un pasaje de Al faro de
l específica. 78 Debido a que debe postular ex nihiw la existen-
cia de un interés universal, preconstituido, la TAR olvida por
completo la génesis social de formas de intereses históricamente
Virginia Woolf y las representaciones o, mejor dicho, las re- variables.
percusiones que un acontecimiento externo menor suscitan Por otra parte, la teoria del habitus explica por qué el fina-
en la conciencia de la señora Ramsay. Este acontecimiento, lismo de la teoria de la elección racional, antropológicamente
que trata de una media, no es más que un punto de partida falso, puede parecer empíricamente consistente. El finalismo
que, si bien no es completamente fortuito, sólo adquiere va- individualista, que concibe la acción como algo determinado
lor a través de las reacciones indirectas que pone en funcio- por una dirección consciente hacia metas explícitamente plan-
namiento. Uno puede ver, en este caso, que el estudio de los teadas, es una ilusión bien fundada: el sentido del juego que
estímulos no nos permite comprender las resonancias y los implica un ajuste anticipado del habitus a las necesidades y pro-
ecos que aquéllos despiertan a menos que uno tenga alguna babilidades inscriptas en el campo se presenta bajo la aparien-
idea del habitus que los selecciona y amplifica con la totalidad cia de un exitoso "apuntar hacia" un futuro. Probablemente, la
de su historia. afinidad estructural de habitus pertenecientes a la misma clase
es capaz de generar prácticas que son convergentes y objetiva-
&ta significa que uno pue<k entender genuinamente las prácticas mente orquestadas fuera de cualquier "futención" o conciencia
1 (induyendo las prácticas económicas) sów a condición de elucidar las colectiva, por no hablar de "conspiración". De esta manera
condiciones económicas y sociaks <k producci.6n y actualización <kl ha- explica muchos fenómenos de cuasiteleología que pueden ob-
)
bitus que ks proporciona su principio dinámico. servarse en el mundo social, tales como esas formas de acción o
Al convertir la ley inmanente de la economía en una nor- reacción colectiva que plantean unos dilemas tan insuperables
ma universal y universalmente cumplida de la práctica ade- a la TAR. 79
cuada, la TAR olvida -y oculta- el hecho de que el habitus
"racional", mejor dicho razonable, que es la precondición de 78 Bourdieu (1979c: pp. 68 y sigujentes) demuestra en Awlia 1960que
una práctica económica adecuada, es el producto de una los subproletarios argelinos no podían alcanzar el "umbral de modernidad•
condición económica particular, definido por la posesión de que constiruía la frontera entre ellos y la clase trabajadora estable, por deba·
u.n _c apital económico y cultural mínimo necesario para per- jo del cual la formación del "habitus racional" requerido por una economía
c1blf y sopesar las "oportunidades potenciales" formalmente racionalizada (capitalista) era imposible, en la medida en que "toda su exis-
tencia ocupacional estaba ubicada bajo la regla de la arbitrariedad" impues-
ofrecidas ~ todos. Todas las capacidades y disposiciones que ta por la inseguridad permanente y la extrema privación (exacerbada aún
concede liberalmente a su "actor" abstracto -el arte de esti- más, en este caso, por el impacto cultural creado por la desaparición de las
~ar y aprovechar ocasiones, la habilidad de predicción me- seguridades y apoyos antiguamente proporcionados por la sociedad campe-
sina). En ausencia de una distancia mínima de la necesidad económica, los
diante una especie de inducción práctica, la capacidad de agentes no pueden desarrollar las disposiciones temporales necesarias para
apostar por lo posible contra lo probable para un riesgo concebir la posibilidad de un futuro de múltiples opciones que estimule a to-
mesurado, la propensión a invertir, el acceso a información mar decisiones significativas (un hombre desempleado de la ciudad de Cons-
económica, etc.- sólo pueden ser adquiridas bajo condicio- tantina lo resume muy bien: "Cuando no estás seguro de hoy ¿cómo puedes
estar seguro de mañana?").
nes sociales y económicas determinadas. De hecho, son siem- 79 El más famoso de esos dilemas es el del ".jinete libre" (Olson 1965).
pre una función del propio poder en, y sobre, la economía Bourdieu disuelve este problema mostrando que "la homogeneización objetiva
9t!
186 Una invitación a la sociologfa reflexiva r El propósito da !a sodologfa reflexiY!I 187

Los esfuerzos de quienes proponen una u" otra versión de porque la información accesible sea reducida y la mente huma-
la teoría de la acción racional me hacen acordar- a Tycho Bra- na genéricamente limitada, carente de medios para figurarse
he tratando de rescatar el paradigma ptolemaico después de la totalidad de las situaciones, especialmente durante la urgen-
Copérnico. ·Es divertido verlos avanzar y retroce<;ler, a veces de cia de la acción, sino también porque la mente humana está so-
una página a la otra, entre un mecanismo que explica la acción cialmente limitada, socialmente estructurada. El individuo está
por la eficacia directa de las causas (como las coerciones del siempre, le guste o no, atrapado -salvo en la medida en que
mercado) y un finalismo que, en su forma pura, no quiere ver se vuelva consciente de ello- "dentro de los límites de su ce-
ninguna otra cosa que las elecciones de una mente pura co- rebro ",como dijo Marx, es decir dentro de los límites del siste-
mandando una voluntad perfecta o que, en sus formas más ma de categorías que debe a su crianza y formación. (Ad~erto
atemperadas, hace lugar a elecciones bajo coerción (como la que nunca cité a Marx tan a menudo como ~o hag~ hoy d1~, es
"racionalidad limitada", la "racionalidad irracional", la "debili- decir, en un tiempo en que se ha hecho de el el chivo expiato-
dad de la voluntad", etc., las variaciones·son infinitas). Podría- rio de todos los males del mundo social; sin duda una expre-
mos decir que el desafortunado héroe de este paradigma insos- sión de las mismas disposiciones rebeldes que me inclinaron a
tenible es Jon Elster (1984b), quien -las mismas causas citar a Weber en la época en que la ortodoxia marxista estaba
producen los mismos efectos- repite ·los análisis hechos por tratando de desterrar su obra ... ) .
Sartre sobre la mala fe y el compromiso en 'Ulises y las sirenas. 80 El objeto propio de la ciencia social, entonces, no es el in-
dividuo, ese ens realissimum ingenuamente coronado como la
\ ¿La noción de habitus no tiene además ~función de evitar la al- suprema, la más profunda realidad por todos los "individualis-
\ tenuz._tiva entre el ~n_dividuo J_la sociedad, y por eiuk entre el indivi- tas metodológicos", ni los grupos como conjuntos concretos ~e
dualismo metodowgico y el,holismo? ·. individuos que comparten un~ ~bicac~ón ~imilar en el .~spa_c1~
Hablar de habitus es aseverar que lo individual; ·e incluso lo social, sino la relación entre entre dos realiz.a_fiones de la accwn histo-
personal, lo subjetivo, es social, colectivo. El habitus es una sub- rica, en los cuerpos y en las cosas. Es la doble y oscura relación
jetividad socializada. Aquí es donde me aparto por ejemplo de entre los habitus, es decir, los sistemas perdurables y traslada-
Herbert Simon y su noción de "racionalidad limitada" (Simon bles de esquemas de percepción, apreciación y acción qu~ r~­
1955; March 1978). La racionalidad está limitada no solamente sultan de la institución de lo social en el cuerpo (o en los md1-
viduos biológicos) y los campos, es decir, los sistemas de
de los habitus de grupo o de clase que resulta de 'ta homogeneidad de las con- relaciones objetivas que son el producto de la institución de lo
diciones de existencia es lo que hace que las prácticas puedan estar objetiva- social en las cosas o en mecanismos que tienen prácticamente
mente concertadas sin cálculo estratégico alguno ni referencia consciente a la realidad de objetos fisicos; y, por supuesto, de todo lo que na-
una norma, y mutuamente ajustadas sin interacción directa alguna y, a furtWri,, ce de esta relación, esto es, prácticas y representaciones socia-
sin concertación explícita" (Bourdieu 1990a: p. 58 [en español: p. 101).
80 Véase Bourdieu (1990a: pp. 42-51 [en español: pp. 75-89) para una cri- les o campos, en la medida en que se presentan como realidades
tica completa de la fenomenología sartreana y de la teoría de la elección ra- percibidas y apreciadas.
cional de Elster según estos lineamientos. En otra parte; Bourdieu ( l 990e: p .
384) escribe: "El calculador racional que los defensores de la Teoría de la ac-
·Cuál es la naturalez.a de esta "doble y oscura relación" (usted ha-
ción racional describen como el principio de las prácticas humanas no es me-
nos absurdo [ ... ) que el angelus nctór, el precavido piloto al que algunos pen• !i
bla alguna parte de una "wrrespondencia ontológica".) entre habitus
sadores prenewtonianos atribuían el movimiento regulado de los planetas." y campo, y cómo funciona? ?.~
/

El propósito de la sociologfa reflexln 189


188 Una invitación a la sociologfa reflexiva

La relación entre habitus y campo opera de dos maneras. como autoevidente. En la relación entre habitus y campo, la
Por un lado, es una relación de condicionamiento: el campo· es- historia entra en relación consigo misma: una complicidad on-
tructura al habitus, que es el producto de la encarnación de la tológica genuina, como s1!girieron Heidegger y Merleau-Ponty,
necesidad inmanente de un campo (o de un conjunto de cam- prevalece entre el agente ~ que no es un sujeto, una conci~ncia
pos que se intersectan, sirviendo la extensión de su intersec- ni el mero ejecutante de .m papel, el soporte de una estructu-
ción o de su discrepancia como raíz de un habitus dividido o ra o actualización de una •·.mción) y el mundo social (que nun-
incluso roto). Por otro lado, es una relación de conocimiento ca es una mera "cosa", a·~-, cuando deba ser construido como
tal en la fa.se objetivista é <:.' la investigación) .82 Esta relación de
o de construcción cognitiva. El habitus contribuye a constituir el
campo como un mundo significativo, dotado de sentido y va- conociJniento práctico n,· es aquella que se da entre un sujeto
y un objeto constituido ,-·imo tal y percibido como problema.
lor, donde vale la pena invertir la propia energía. Se siguen de
ello dos cosas. Primero, que la relación de conocimiento depen- Siendo el habitus lo socid encarnado, se encuentra "en casa"
de de la relación de condicionamiento que la precede y mode- en el campo que habita, · ·>percibe dotado de significado e in-
la las estructuras del habitus. Segundo, que la ciencia social es terés inmediatos. El concdmiento práctico que obtiene puede
necesariamente un "conocimiento de un conocimiento" y de- ser descripto por analog: ~ con la. phronesis de Aristóteles o, me-
be hacer lugar a una fenomenología sociológicamente funda- jor dicho, con la mthé dc:r-"- de la que habla Platón en Menón: así
da de la experiencia primaria del campo o, para ser más preci- como la "opinión corre ta" "cae justa" ["right opinion" jalls
right"] en cierto sentido sin saber t:ómo o por qué, la coinci-
¡ so, de las invariantes y variaciones de la relación entre
diferentes tipos de campos y diferentes tipos de habitus.
La existencia humana, o habitus como lo social hecho cuer-
dencia entre disposicio12(~s y posicio1i.es, entre el "sentido del
juego" y el juego, explic<> que el agente haga lo que "tiene que
po, es esa cosa del mundo para la cual hay cosas. Más o menos hacer" sin plantearlo exrPcitamente como b.t1a meta, por deba-
jo del nivel del d{culo e Ít'cluso de la conciencia, por debajo del
como lo planteó Pascal, /.e monde me comprend mais je /.e comprends
(en pocas palabras, "el mundo me abarca pero yo lo compren- discurso y la iepresentac ón.
do"). La realidad social existe, por decirlo así, dos veces: en las
cosas y en las mentes, en los campos y en los habitus, fuera y
dentro de los agentes. Y cuando el habitus encuentra un mun- 82 "La relación con el m1 mdo "<:ial no es la causalidad mecánica entre
do social del cual es producto, se siente como "pez en el agua": un "milieu" [medio ambiente] Yunawnciencia, sino más bien una especie
no advierte el peso del agua y da el mundo alrededor de sí por de complicidad ontológica. C•.;ando la 10isma historia habita tanto el habitus
sentado. 81 Para evitar malentendidos, explicaré la fórmula de como el habitat, tanto la di~pusidón .como la posición, el rey y su corte, el
empleador y su firma, el .>b1sp<> ! su silla, la historia en cierto sentido se co-
Pascal: el mundo me abarca (me comprená'J pero yo lo compren- munica consigo misma. se refiejll en su propia imagen. La historia como 'su-
do (je k comprends) precisamente porque él me abarca. Es por- jeto' se descubre a sí;nisma e'l lal;¡istoria comQ 'objeto'; se reconoce en 'sín-
que este mundo me ha producido, porque ha producido las ca- tesis pasivas', 'antepredicativas', esi.ucturas que están estructuradas antes de
tegorías de pensamiento que yo le aplico, que se me aparece cualquier ope~ón estruc~l"3ate 0 ~ualquier expresión lingüística. La rela-
c~ón dóxica co~ el i_nun~o v~n.ato, un "Qmp_romiso cuasiontológico que de-
nva de la expenenaa praiJC... es una .re°t\c1on de pertenencia y posesión en
la que un cuerpo, aprQ"tado p<>r la ?1sto~, se apropia absoluta e inmedia-
. 81 "El habitus n~nca tiene un dominio práctico mayor de su campo de ac- tamen te de cosas hali,radai; pr la ll\J.sma hts~a • (Bourdieu 198 lc: p. 306,
oón que cuando esta completamente habitado por_el campo de fuerzas porque
sus estructuras son el producto de este campo• (Bourdieu l 989a: p. 327).
u-aducción modific.áa). Jro _
190 Una invitación a la sociologfa reflexiva f el propósito cie la sociologla reflexiva 191

Me parea que este análisis debería llevarlo a abandonar comp!,eta- ambos, pero yo estaría dispuesto a desafiar a mis críticos a en-
mente el lenguaje dela estrategi.a; sin embargo ocupa un lugar central contrar un solo caso de esto en mis escritos (y no sólo porque
en su obra (Bourdieu 1986a). haya sido consciente de este peligro todo el tiempo). En reali-
En realidad, lejos de ser postuladas como tales en un pro- dad, cuando se ve frente a condiciones objetivas idénticas o si-
yecto explícito, consciente, las estrategias sugeridas por el ha- milares a aquellas de las cuales es producto, el habitus se "adap-
bitus como una "intuición para el juego" apuntan, en la moda- ta" al campo perfectamente sin ningún tipo de búsqueda
lidad de la "pro tensión" tan bien caracterizada por Husserl consciente de adaptación intencional, pudiéndose decir que
(1982) en Ideen, hacia las "potencialidades objetivas" inmedia- efecto de habitus y efecto de campo son redundantes. En tal ca-
tamente dadas en el presente inmediato. Y uno podría pregun- so, la noción parecerá menos indispensable, pero tendrá aún la
tarse, como hace usted, si tiene sentido hablar entonces de "es-- virtud de hacer a un lado las interpretaciones en términos de
trategia;,. Es verdad que la palabra está fuertemente asociada "elección racional" que el carácter "razonable" de la situación
con la tradición intelectualista y subjetivista que, de Descartes parece garantizar.
a Sartre, ha dominado la filosofia moderna occidental, nueva- El habitus es aquello que debe plantearse para explicar que,
mente en alza con la TAR, teoría adecuada para satisfacer el sin ser racionales, los agentes sociales sean razonables (condi-
point d'honneur espiritualista de los intelectuales. No es razón, ción de posibilidad de la sociología). La gente no está loca, es
\ sin embargo, para no usarla con una intención teórica totalmen- mucho menos excéntrica o ilusa de lo que espontáneamente
1 te distinta, para designar las líneas de acción objetivamente creeríamos precisamente porque ha internalizado, mediante
J. orientadas que los agentes sociales construyen continuamente en un proceso de condicionamiento múltiple y prolongado, las
y a través de su práctica. 83 oportunidades objetivas que enfrenta. Las personas saben có-
mo "leer" el futuro que les cuadra, hecho para ellos y para el
Paradójicamente, entonc:es, los mismos casos en que el acuerdo in- cual están hechos (por contraposición con todo lo que desig-
mediato entre habitus y campo preua/,ec:e son aquellos que podrían l/,e- na la expresión "no es para gen te como nosotros"), por medio
var a uno a discutir la realidad del habitus y a dudar de su utilidad de anticipaciones prácticas que captan, en la superficie misma
científica. del presente, lo que se impone incuestionablemente como
Para dar a esta paradoja su plena gravitación, uno podría aquello que "debe" ser hecho o dicho (y que será visto retros-
decir incluso que la teoría del habitus podría llevarnos a expli- pectivamente como lo "único" que era posible hacer o decir).
caciones por vis dormitiva (¿por qué alguien hace elecciones pe- Pero hay también casos de discrepancia entre habitus y cam-
queñoburguesas? ¡Porque tiene un habitus pequeñoburgués!) po en que la conducta resulta ininteligible a menos que uno in-
y explicaciones ad hoc. No niego que algunos usuarios del troduzca en el cuadro el habitus y su inercia específica, su his-
concepto han sucumbido a uno u otro de estos peligros, o a téresis. La situación que observé en Argelia, donde campesinos
dotados de un habitus precapitalista se veían repentinamente
83
desarraigados y arrojados por la fuerza a un cosmos capitalista
"El problema del carácter consciente o inconsciente de las estrategias, y (Bourdieu 1979a), es una ilustración de ello. Otro ejemplo es
por ende de la buena fe o el cinismo de los agentes que es de tan grande inte-
rés para el moralismo pequeñoburgués" se vuelve uno"sin sentido" (Bourdieu dado por las coyunturas históricas de naturaleza revoluciona-
l 990d: p. 37, nota 3) una vez que se reconoce que es el encuentro del habitus ria donde se producen cambios tan veloces en las estructuras
con la coyuntura peculiar del campo aquello que las pone en movimiento. objetivas que los agentes, cuyas estructuras mentales han sid'lbr
193
El propósito de la sociologla reflexiva
192 Una invitación a la sociologfa reflexiva

afectados por las variaciones de ingresos a corto plazo, y que el


mo~dea?as por las estructuras previas, se vuelven obsoletos y monto de consumo muestra un alto grado de inercia, siendo
actuan i~oportunamen te (a contre-temps), con propósitos cru- fuertemente dependiente de los patrones de consumo pre-
zados; ~iensan en un vacío, por así decirlo, como esas perso- vios). No obstante, la virtud-al mismo tiempo heurística y ex-
nas ancianas de las que podemos decir con justicia que están plicatoria- del concepto de habitus se advierte mejor en el ca-
"fuera ~e.sincro". En suma, la dialéctica continua de esperan- so de prácticas que suelen ser estudiadas separadamente, ya sea
zas subjetivas y opo_rtunidades objetivas que opera a lo largo de por una misma ciencia, tales como el comportamiento marital
todo el mundo social puede arrojar una variedad de resultados y la fertilidad, o por ciencias diferentes, como la hipercorrec-
que van desde la perfecta adecuación mutua (cuando la gente ción lingüística, la baja fertilidad y la fuerte inclinación a aho-
d~sea ª~~ello a lo que está objetivamente destinada) hasta la rrar de las fracciones ascendentes de la pequeña burguesía
dislocac1on radical (como en el efecto Don Quijote, tan caro
(véase Bourdieu 1984a: cap. 6).
a Marx).84 En suma, la teoría del habitus no sólo tiene el mérito -per-
Otra razón para no prescindir de la noción de habitus es dónenme, pero me siento en el deber de defenderla- de ex-
que ~lo ella nos permite tomar en cuenta, y explicar, la cons- plicar mejor la lógica real de las prácticas reales (especialmen-
tancia de las disposiciones, gustos y preferencias que tanto per- te, de las prácticas económicas) que la teoría de la elección
turban a la economía neomarginalista (muchos economistas racional, que directamente las destruye. También ofrece una
dedicados a estudiar el comportamiento de los consumidores matriz de hipótesis que ha recibido numerosas verificaciones
han observado que la estructura y el nivel de gastos no se ven empíricas, y no sólo en mi propio trabajo.
\
) La int~r~alización de las oportunidades objetivas bajo la forma de es-
S4
¿La teoría del habitus excluye la elección estratégica y la delibera-
peranzas ~UbJetlvas y esquemas mentales juega un papel clave en el análisis ción consciente como modalidades posibks de acción?
de Bourdieu_de l~ estrategias sociales, ya sea en las escuelas, el mercado la- En absoluto. La concordancia entre habitus y campo es sólo
bo~ o matnmomal, en la ciencia o en la política (los postulados principa-
una modalidad de acción, si bien es la que prevalece ("Somos
les ~~anse en Bourdieu ~ 974~ l 979b, l 977b). Dada la frecuente malinterpre-
tac10n ~e que ~ ~osa implica que las expectativas de los agentes replican empíricos", decía Leibniz, queriendo decir prácticos, "en tres
necesana Y mecamcamente sus oportunidades objetivas (por ejemplo Swartz cuartas partes de nuestras acciones"). Las líneas de acción suge-
1977: P· 554; M:Leod 1987) es útil citar aquí de manera extensa el fuerte re- ridas por el"habitus bien pueden estar acompañadas por un cál-
chazo de Bourdteu a semejante opinión: "La tendencia a perseverar en su ser
culo estratégico de costos y beneficios, que tiende a desempeñar
que los gr~pos _d~ben, entre otros motivos, a que sus componentes estén d<>-
tado~ de di~s1aones duraderas, capaces de sobrevivir a las condiciones ec<>- en el nivel consciente las operaciones que el habitus desempeña
nó~1cas Y s~1ales de su propia producción, puede estar en el origen tanúJ de a su manera. Las épocas de crisis, en que el ajuste habitual entre
la madaptaaón como de la adaptaci6n, tanto de la rebelión amw de la mignación. estructuras subjetivas y objetivas sufre un quiebre brutal, consti-
Basta co~ _evocar otras formas posibles de relación entre las disposiciones y
las_c~nd1c1o~es para v~r en el ajuste anticipado del habitus a las condiciones
tuyen un tipo de circunstancias en que efectivamente la "opción
obJellvas
• un caso parucular entre los posibles' , y ~v -.:•Ar A.:
.... - ·-·--"-- ·
· um.,.,,.>aW.<.Urincons- racional" puede volverse predominante, al menos entre aquellos
aentemente
-¡ . el modelo de la nlación cuasiciTCular de .,..._,,
·~r-~uccum :~
· - cuasir•/ecta, que agentes que tengan la posibilidad de serlo.
so o sirve cu~do l~ condiciones de producción del habitus y las condicio-
nes de su func1_?nam1ento son idénticas u homólogas" (Bourdieu 1990a: .
62-63 [en espano~: PP· 107-8), bastardillas añadidas). Aseveraciones simill:~ ¿La introducción del concepto mediador del haóitus realmente nos
pue~e~,_ser ex_ tra.Idas de escritos anteriores, por ejemplo Bourdieu 1974a so- libera de la "jaula de hierro" del estructuralismo? Para muchos de sus
bre h. <....ausahdad de lo probable". [02 - '
194
Una Invitación a la sociología reflexiva
f El propósito de la sociologla reflexiva 195
ledores, la noción parece aún euesivamente determinista: si el habi.tus
como. "pri~cipio generruiar de estrategias que permite a ÚJs agentes lidia~ los intelectuales. A las tres "heridas narcisistas" de Freud, aque-
con sztuaaones imprevistas y siempre cambiantes", resulta de la incor- llas infligidas a la humanidad por Copérnico, Darwin y el mis-
poración de las estructuras objetivas perdurabks del mundo, si la im- mo Freud, uno podría añadir la que nos inflige la sociología,
provisación <fl!'8 regula está en sí misma "regulada" por dichas estruc- especialmente cuando se aplica a los "creadores". Sartre, de
turas (Bourdzeu 1977a), ¿de dónde viene el el.emento de innovación quien a menudo he dicho que le dio a los intelectuales su "ideo-
y agencia miento ?85 logía profesional" o, para decirlo como Weber, la "teodicea de
. Antes de contestar a esta pregunta, me gustaría tengan a su propio privilegio", elaboró la versión más acabada del mito
bien preguntarse por qué esta noción, en cierto sentido muy fundante del creador increado con su noción de "proyecto ori-
b.anal (todo el mundo está dispuesto a admitir que los seres so- ginal" (Bourdieu 197la), que es a la noción de habitus lo que
ciales son al menos en parte el producto de condicionamien- el mito del génesis es a la teoría de la evolución. (El "proyecto
tos sociales), ha suscitado semejantes reacciones de hostilidad original" es, como recordarán, esa suerte de acto libre y cons-
cuando no cólera, entre algunos intelectuales e incluso entr~ ciente de autocreación por el cual un creador se asigna a sí mis--
sociólogos. ¿Qué tiene que pueda resultar tan chocanti? La res- molos designios de su vida, y que Sartre [1981-91] situó hacia
puesta es, pienso, que se da de cabeza con la ilusión de domi- el final de la infancia en su estudio sobre Flaubert.) La noción
nio (intelectual) de sí mismo tan profundamente arraigada en de habitus provoca exasperación, incluso desesperación, creo,
porque amenaza la idea que los "creadores" (especialmente
_8:5 Una vez m~. la d.e h.abitus es ~a noción sobre la cual los intérpretes quienes aspiran a serlo) tienen de sí mismos, de su identidad,
Ycnucos de ~urdieu dific1lmente coinciden. Para Gartman ( 1991), Giroux de su "singularidad". De hecho, sólo la seriedad con que viven
/ ~1982) YJ~nki_iis (1982), entre otros, el habitus refuerza el determinismo ba- este asunto permite explicar el hecho de que tantas mentes re-
JO la ~~~enc1a de hacerlo más laxo. Giroux (1983: p. 90) sostiene que "su
defimcion ~uso .constituyen una camisa de fuerza conceptual que no deja Ju- finadas hayan reaccionado no contra lo que yo escribí, sino
gar a modifi~a~1.ones o escapatoria. De modo tal que la noción de habitus contra aquello que pensaron haber leído.
~hoga I~ pos1b1hdad del cambio social y desemboca en una modalidad de El habitus no es el destino que alguna gente lee en él. Pro-
1deolog1a de la gestiónw. Por el contrario, de acuerdo con Harker (1984), Mi-
llery Branson (1987: pp. 217-18), Thapan (1988), Schiltz (1982: p. 729), Har-
ducto de la historia, es un sistema abierto de disposiciones constan-
keryotros (1990: P~· 10-12), y Sulkunen (1982) es un concepto mediador, y temente sujeto a experiencias, constantemente afectado por
no e~tr~~t~ral, que introduce un grado de juego libre, de creatividad e im- ellas de una manera que o bien refuerza o bien modifica sus es-
pr~~icob1hd~d ~n la acción social. Fox (1985: p. 199) expresa esta interpre- tructuras. 86 ¡Es perdurable pero no eterno! Dicho esto, debo
taaon de la s1gu1ente manera: "el habitus pinta la vida social y el significado
cultural como una práctica en constante desarrollo, afin a una concepción añadir de inmediato que hay una probabilidad, inscripta en el
de la cult~ co1?o en perpetua producción". Sahlins (1985: pp. 29, 51, 53), destino social asociado a condiciones sociales determinadas, de
Powe~l YD1:-1agg10 (~991), yCalhoun (1982: pp. 232-33) encuentran que am-
bas d1me~s1ones es~n presentes en el concepto. Según Ansart {1990: p. 40),
es la noc~on de hab1tus lo que permite a Bourdieu quebrar el paradigma es- 116
Aparte de los efectos de ciertas trayectorias sociales, el habitus también
tructurahsta al desarrollar una concepción activa de la conducta social, visión puede ser transformado por el socioanálisis, es decir, por un despenar de la con-
que _comparte Lcmert ~1990: p. 299): "El habitus es la idea más poderosa a ciencia y una forma de "autotrabajoM que permita al individuo manipular sus
P~ .d.e la cual Bourd1eu genera una teoría de las estructuras única por su disposiciones, como Bourdieu sugiere más adelante. La posibilidad y eficacia de
sensibilidad para un dilema sobre el cual con la mayor frecuencia las teorías esta clase de autoanálisis está determinada en parte por las estrucniras origina-
d_e_la estructura balbucean: ¿Cómo sobrevive el agenciamiento al poder coer- les del habitus en cuestión y en parte por las condiciones objetivas bajo las cua-
c1uvo de la estructuración?" les el despertar de la autoconciencia tiene lugar (véase, por ejemplo, la disposi-
ción antiinstitucional de los filósofos franceses tratada en la sección l). { Oj -
196 Una Invitación a la sociologla reflexiva El propósito de la sodologla reflexiva 197

que las experiencias confirmen el habitus, porque la mayoría golpes en un caso y besos en el otro. Si sostenemos, como yo,
de la gente está estadísticamente constreñida a encontrar cir- que el principio opositivo del género juega un ~a?el fund~­
cunstancias que tienden a coincidir con aquellas que original- mental en la política, por ejemplo (todas las oposiciones poh~
mente conformaron sus habitus. ticas básicas tienen un barniz de connotaciones sexuales), s1
A decir verdad, el problema de la génesis del individuo bio- sostenemos que los esquemas corporales de percepción de la
lógico socializado, de las condiciones sociales de formación y división del trabajo sexual y de la división sexual del trabajo son
adquisición de las estructuras de preferencia generativa que constitutivos de la percepción del mundo social (Bourdieu
constituyen el habitus como lo social encarnado, es una cues- 1977d),ss entonces debemos admitir que, hasta cierto punto,
tión extremadamente compleja. Yo pienso que, por razones ló- las experiencias sociales primarias tienen un peso despropor-
gicas, este proceso tiene una irreversibilidad relativa:. todos los es- cionado con relación a las subsiguientes.
tímulos externos y experiencias condicionantes son percibidos Pero también querría disipar otra dificultad. El habitus se
en cada momento a través de categorías ya construidas por ex- revela -recuerden que consiste en un sistema de disposicio-
periencias previas. De ello se sigue una inevitable prioridad de nes, es decir, de virtualidades, potencialidades y eventualida-
las experiencias originarias y una clausura relativa del sistema des-- sólo en relación con una situación determinada. Es sólo
de disposiciones que constituye el habitus. 87 (El envejecimien- en su relación con ciertas estructuraS que el habitus produce de-
·i
¡, to, por ejemplo, puede ser concebido como la creciente clau- terminados discursos o prácticas. (Aquí pueden ver ustedes lo
sura de dichas estructuras: los esquemas mentales y corporales
de una persona que envejece se vuelven más y más rígidos, ca- 88 Desde el principio, las oposiciones de género han estado en el núc~eo
\ da vez menos susceptibles de responder a las demandas exter- mismo del pensamiento de Bourdieu (u~a vez ~onf~, ~r~meand_o ~-medias,
que "eran las mujeres las que [le] 'ensenaron soctologia ). _Escribto d_e ma-
nas.) Todo me lleva a creer, además, que ciertas estructuras bá- nera extensa sobre el tema al comienzo de su carrera. Sus pnmeros arttculos
sicas, tales como la oposición masculino/femenino, se organizan importantes, basados en la investigación en su región na~I del Bearne ~ e~
desde extremadamente temprano. Recientes investigaciones en Argelia, se refieren a -La relación entre los sexos en la socte~ad campesma
psicología evolutiva realizadas por Eleanor Maccoby (1988) re- (Bourdieu 1962c), "Solteña y condición campesina" (Bourdieu 1962b) Yel
ethos de la masculinidad que subyace a "El sentimienlo del honor en la so-
velan que niñas y niños aprenden en el jardín maternal, antes ciedad de Cabilia" (Bourdieu 1965). Su famoso "La casa bereber, o el mun-
de los tres años de edad, a comportarse de modo distinto fren- do al revés" (escrito en 1968 y reimpreso en Bourdieu 1979c) gira e~ toro~
te a un niño o a una niña, y qué esperar de cada uno de ellos: a las oposiciones masculino/femenino que estructuran la cosmogoma cabi-
la y las prácticas rituales domésticas. La ~isc~ión d~ l_as diferen~ias sexual~s
y las categorizaciones abundan en Essquise d une théorie de laf'1'<"iqueY LA ~­
87 "La lógica misma de su génesis explica que el habitus sea una serie de tinción. No obstante, desde principios de los sesenta Bourd1eu nunca babia
estructuras cronológicamente ordenada en la que una estructura de un de- emprendido un ataque frontal de este asunto. Esto quedó saldad~ con un a~­
terminado orden especifica las estructuras de orden inferior (es decir, gené- tículo reciente titulado "La dominación masculina", donde Bourdieu (19901)
ticamente anterior) y estructura las estructuras de orden superior por medio sostiene que la dominación sexual constituye el p~di~a de t~ dom~a­
de la acción estructurante que ejerce sobre las experiencias estructuradas ge- ción y es quizá su forma más persistente. Es al mismo tiempo la d1mens1on
neradoras de estas estructuras. Así, por ejemplo, el habitus adquirido en la más arbitraria y la menos reconocida de la dominación porque opera esen-
familia es la base de la estructuración de las experiencias escolares [ •.. ];el cialmente por vía del acuerdo profundo, aunque inmediato, de esquemas en-
habitus transformado por la acción de la escuela, diversificado él mismo, es carnados de visión del mundo con las estructuras existentes de ese mundo,
a su vez la base de todas las experiencias subsecuentes [ .. . ] y así sucesiva- un acuerdo cuyas raíces originales se remontan a miles de añ~s a~ Y,~ue­
mente, de reestructuración en reestructuración" (Bourdieu 1972: p. 188, den encontrarse en la exclusión de la mujer de los juegos de capital s1mbóhco.
la traducción es mía). Véase la discusión de este tema en la sección 5, más adelante. )í>v
198 Una invitación a la sodologfa reflexiva r El propósito de la sociologia reflexiva 199

absurdo de reducir mi análisis de la herencia cultural a una re- posiciones adquiridas y activas a /,o largo de la trayectoria social y óia-
lación directa y mecánica entre la ocupación del padre y del hi- gráfica del agente, así romo a través de la historia estructural de esta
jo.) Debemos pensarlo como un resorte que precisa de un dis- posici.ón en el espacio social.
parador: dependiendo de los estímulos y de la estructura del Esta clase de modelos circulares y mecánicos son precisa-
campo, el mismo habitus generará resultados distintos, inclu- mente lo que busca destruir la noción de habitus (Bourdieu
so opuestos. Aquí podría tomar un ejemplo de mi libro sobre 1980d, 1988c, 1990a). Al mismo úempo, puedo entender esas
los obispos (Bourdieu y de Saint Martin 1982). Los obispos sue- interpretaciones equivocadas: en la medida en que las dispo-
len ser longevos, y al entrevistarlos me encontré hablando con siciones mismas están socialmente determinadas, se podría
hombres que tenían alguna edad entre los 35 y los 80 años, es- decir que en cierto sentido soy hiperdeterminista. Es cierto
to es, con personas que habían llegado a ser obispos en 1936, que un análisis que toma en cuenta efectos de posición y dis-
1945 y 1980, y que por lo tanto se habían constituido en esta- posición puede parecer terriblemente determinista. La no-
dos muy distintos del campo religioso. Los hijos de los nobles, ción de habitus explica el hecho de que los agentes sociales
que en los años treinta habrían sido obispos de Meaux y ha- no sean partículas de materia determinadas por causas exter-
brían indicado a los feligreses de su parroquia besar su anillo nas ni pequeñas mónadas guiadas únicamente por razones
siguiendo una tradición aristocrática casi feudal, son hoy "obis- internas, siguiendo un programa de acción perfectamente
pos rojos" de Saint Denis, 89 es decir, clérigos radicales, muy racional. Los agentes sociales son el producto de la historia, de
! activos en la defensa de los oprimidos. El mismo habitus aris- la historia del campo social en su conjunto y de la experien-
1 tocrático de altanería, distancia y separación de los "medio-
cia acumulada por un trayecto dentro de un subcampo espe-
cífico. Así, por ejemplo, para comprender lo que la profesora
1 cres ", de los "inferiores", de los vulgares, es decir de la clase
media y de los pequeñoburgueses, por tanto de lo banal, lo tri- A o B hará en determinada coyuntura (digamos, Mayo del 68)
vial y el lugar común, pueden producir conductas diametral- o en cualquier situación académica habitual, debemos saber
mente opuestas debido a la transformación de la situación en qué posición ocupa en el espacio académico pero también
la cual operan. cómo ha llegado hasta allí y desde qué punto original del es-
pacio social, pues la manera en que uno accede a una posi-
Entonces usted rechaza el esquema determinista que a veces se le ción se inscribe en el habitus. Para decirlo de otro modo, los
atribuye bajo la fórmula "las estructuras producen habitus, que deter- agentes sociales determinarán activamente, sobre la base de
minan prácticas, que reproducen la estructura" (Bidet 1979: p. 203; estas categorías de percepción y de apreciación social e his-
tambiénjenkins 1982, Gorder 1980, Giroux 1982: p. 7), es decir la tóricamente constituidas, la situación que las determina. Se
idea de que la posición en la estructura determina de manera directa podría decir incluso que los agentes socia/,es son determinados só-
las estrategias social.es. En realidad, las determinaciones ligadas a una lo en la medida en que se determinan a sí mismos. Pero las catego-
posici.ón dada siempre operan a través del filtro polifacético de las dis- rías de percepción y apreciación que proporcionan el prin-
cipio de esta (auto)determinación están a su vez ampliamente
determinadas por las condiciones sociales y económicas de su
89
Meaux es una ciudad provincial tradicionalista de un pequeño distri- constitución.
to religioso cuyo obispo es generalmente de ascendencia noble. Saint De- Dicho esto, es posible utilizar este análisis precisamente pa-
nis ~s. un ~u~~rbio arque~pico de la clase trabajadora al norte de París y un
bastton h1stonco del partido Comunista. ra retroceder y tomar distancia respecto de las disposicioneJ_ds ,-
200 Una invitación a la sociologfa reflexiva
El propósito de la sociologla reflexiva 201

Los estoicos solían decir que lo que depende de nosotros no es


el primer movimiento sino sólo el segundo. Es dificil controlar es posible con el apoyo de la clarificación explícita. A falta de
la primera inclinación del habitus, pero el análisis reflexivo, un análisis de esas determinaciones sutiles que se resuelven a
que nos enseña que somos nosotros los que dotamos a la situa- través de disposiciones, uno se vuelve accesorio a la inconscien-
ción de buena parte de la potencia que tiene sobre nosotros, cia de la acción de disposiciones, siendo ella misma la cómplice
nos permite alterar nuestra percepción de la situación y por lo del determinismo.
tanto nuestra reacción a ella. Nos capacita para monitorear,
hasta cierto punto, algunos de los determinismos que operan Sustituir la aparente relación entre "actor" y "estructura" por la
a través de la relación de complicidad inmediata entre posición relación entre habitus y campo es también un medio de colocar al
y disposiciones. tiempo en el núcleo del análisis social. 91 Y revela, por oposición, los
En el fondo, los determinismos sólo operan plenamente defectos de una conupción destemporalizada de la acción, subya-
por medio de la ayuda de la inconsciencia, con la complici- cente tanto a la noción estructural de acción como a la de elección
dad del incosnciente.90 Para que el determinismo se ejerza sin racional.
control, las disposiciones deben quedar abandonadas a su li- La relación entre el habitus y el campo como dos modos de
bre juego. Esto significa que los agentes se vuelven algo así c<>- existencia de la historia nos permite fundamentar una teoría
mo "sujetos" en la medida en que controlan conscientemen- del tiempo que rompe simultáneamente con dos filosofías
te la relación que mantienen con sus disposiciones. Pueden enfrentadas: por un lado, la visión metafísica que trata al
\ dejarlas "actuar" deliberadamente o, por el contrario, inhibir- tiempo como una realidad en sí misma, independiente del
las en virtud de la conciencia. También, siguiendo una estra- agente (como en la metáfora del río) y, por otra parte, una
tegia que los filósofos del siglo XIX aconsejaban, pueden in- filosofía de la conciencia. Lejos de ser una condición a priori y
/
citar a una disposición contra la otra: Leibniz sostenía que que trasciende la historicidad, el tiempo es aquello que la activi-
uno no puede combatir a la pasión con la razón, como pre-
91 El interés de Bourdieu por el tiempo es de larga data: se remonta a
tendía Descartes, sino únicamente con "voluntades oblicuas"
sus días de estudiante de filosofía en los años cincuenta, cuando empren-
( volontés obliques), es decir con la ayuda de otras pasiones. Pe- dió una lectura sistemática de Husserl y Heidegger. Gran parte de su inves-
ro este trabajo de gestión de las propias disposiciones, del ha- tigación antropológica temprana en Argelia trata sobre la estructuración y
bitus como principio no electivo de todas las "elecciones", sólo los usos sociales contrastados del tiempo en los sectores capitalistas y tradi-
cionales de la economía argelina. Varias de sus primeras publicaciones, por
ejemplo "La obsesión por el desempleo entre los trabajadores argelinos"
.
90
~l 'i~consciente', [ ... ] no es más que el olvido de la historia que la (Bourdieu 1962d), "El subprnletariado argelino" (Bourdieu l973a, origi-
misma h1~tona produce, realizando las estructuras objetivas que engendra en nalmente publicado en 1962), y "La actitud del campesino argelino respec-
~sas cuasmatu~ezas que son los habitus" (Bourdieu l990a: p. 56 [en espa- to del tiempo" (Bourdieu 1964) exploran la dialéctica de "Las estructuras
nol: P: 9~]). Dicho de otro modo: "En tanto que los principios que orientan económicas y las estructuras temporales" (para retomar el subtítulo del pri-
las practicas quedan en un estado inconsciente, las interacciones de la exis- mer ensayo de Argelia 1960, Bourdieu 1979c). Es, en buena medida, resti-
tencia ordinaria son, según la expresión de Marx, 'relaciones entre hombres tuyendo la temporalidad de la práctica como Bourdieu rompe con el para-
mediadas por las cosas': la estructura de la distribución del capital económi- digma estructuralista. El tiempo está también en el centrn del análisis de
co y cultural y l~s principios de percepción y apreciación que son su forma Bourdieu en tanto está incorporado en su conceptualización del espacio so-
~nsfigurada se_ mte~nen entre aquel que juzga y aquel que es juzgado, ba- cial. El modelo de la estructura del espacio social adelantado en La distinción
Jº la forma del mconsc1ente del 'sujeto' del juicio" (Bourdieu l989a: p. 13, es tridimensional: además del volumen y la estructura del capital que poseen
la traducción es mía). los agentes sociales, toma en cuenta la evolución de estas dos propiedades
en el tiempo. ).0Kr '
.r
"'
202 El propósito de la sociologfa reflexiva 203
Una invitación a la sodoiogía reflexiva

dad r_rá~tica prod~ce en el acto mismo por el cual se produ- la filosofía de la conciencia que subyace a la visión de la tem-
c~ a SI misma. Debido a que la práctica es producto de un ha- poralidad de Husserl o de la teoría de la acción racional.9 3
bitus ~ue es él mismo producto de la en-carnación de las re-
gularidades Y tendencias inmanentes del mundo contiene Su reflexión sobre el tiempo lo ha llevado a abrazar un historicismo
dentro de sí ~na anticipación de estas tendencias~ regulari- radica~ fundado en la identificaci.ón del ser (soci.al) con la historia (o

da~es, es .decir, una referencia noética al futuro inscripta en tiempo).


la m~ed1~~ez del presente. El tiempo es engendrado en la El habitus, en tanto estructura estructurante y estructu-
a~t~_ahzac1on ~el ac.t~, o del pensamiento, que son por defi- rada, involucra en las prácticas y pensamientos esquemas
mc1~n presentificac10n y despresentificación, es decir, "paso" prácticos de percepción resultantes de la encarnación -a
del tiempo de acuerdo con el sentido común.92 través de la socialización, la ontogénesis-- de estructuras so-
Ya hemos visto que la práctica no necesita -salvo de mo- ciales, a su vez surgidas del trabajo histórico de generaciones
do excepcional- constituir explícitamente al futuro como exitosas (filogénesis) . Afirmar esta doble historici.dad de las es-
tal, a la manera de un proyecto o plan postulado por medio tructuras mentales es lo que distingue a la praxeología que yo
de_u~ acto de voluntad consciente y deliberado. La actividad propongo de los esfuerzos por construir una pragmática uni-
practica, en la medida en que tiene sentido, en que es sensée, versal a la manera de Apel y Habermas. (Difiere de este último,
~zo~able, engendrada por un habitus ajustado a las tenden- además, en su rechazo de la distinción burda y reduccionista
i,
1 cias _mmanentes del campo, es un acto de temporalización a entre acción instrumental y acción comunicativa, distinción
¡: trave.s del cual el ~~ent~ _trasci~nde el presente inmediato por que es completamente inoperante en el caso de las sociedades
¡¡ n:1~d10 ~e .la mov1hzac10n practica del pasado y la anticipa- precapitalistas y que nunca se cumple por completo siquie-
•I
c1on practica del futuro inscripto en el presente en un esta- ra en las sociedades más diferenciadas. Para advertirlo, bas-
11
'' do d~ pot~n~ialidad objetiva. Debido a que implica una refe- ta con analizar instituciones típicas del mundo capitalista, ta-
rencia practica ~l futuro implicado en el pasado del que es les corno los regalos empresariales o las relaciones públicas.)
producto, el hab1tus se temporaliza a sí mismo en el acto mis- La praxeología es una antropología universal que toma en
mo a través del cual se realiza. Este análisis demanda eviden- cuenta la historicidad, y por ende la relatividad, de las estruc-
temente una elaboración y una diferenciación considerables. turas cognitivas, si bien registra el hecho de que los agentes
~odo lo que quiero sugerir es que podemos ver cómo la teo- ponen universalmente en funcionamiento dichas estructuras
na ~e la práctica condensada en las nociones de campo y de históricas.
habi.tus nos P.ermite apartarnos de las representaciones me-
tafísicas del tiempo y la historia como realidades en sí mis- Esta doble historicidad del habitus le permite dar un fundamento
mas, exteriores y anteriores a la práctica, sin abrazar por ello antropológi.co a la lógi.ca real de la reproducci.ón social.

92 9
~ "Reintroducir la incertidumbre es reintroducir el tiempo, con su rit-
fi al Como · escribe Merleau-Ponty ( 1962·· pp· 23"::>-rAO) ·· "E n cad a momento
o~ m1 cuerpo une el presente, el pasado y el futuro segrega tiempo [ ] mo, su orientación, su irreversibilidad, substituyendo la mecánica del modelo
~ cuerpo toma posesión del tiempo; pone en ejercici~ un pasado y un. fu~~­ por la dialéctica de las estrategias, pero sin recaer en la antropología imagina-
-pl"ara un presente, no es una cosa, pero crea tiempo en lugar de someterse ria de las teorías del 'actor racional'" (Bourdieu 1990a: p. 99 [en español: pp.
ae . 169]; véase también Bourdieu 1986a). /Or
205
204 Una Invitación a la sociologfa reflexiva El propósito de la sociologle refleidva

Lejos de ser el producto automático de un proceso mecá- Aun así, no me satisface mucho esta respuesta, porque soy
nico, la reproducción del orden social se realiza sólo a través conciente de que, a pesar de las salvedades que verbal_y ~en­
de estrategias y prácticas mediante las cuales los agentes se talmente he adosado al concepto (nadie escucha estas úl~as,
temporalizan a sí mismos y hacen el tiempo del mundo (situa- pero un buen 0 una buena lectora, que se tomara el cuidado
ción que no les impide experimentarlo frecuentemente co- de aplicar el "principio de caridad", podría recomponerlas),
rno una realidad trascendente sobre la cual no tienen ningún me sigo viendo inclinado o llevado a simplificaciones _q~e, ~e
control, como ocurre con la espera, la impaciencia, la incer- temo, son la contraparte ineludible de la "charla teonca · A
tidumbre, etc.). Por ejemplo, sabemos que colectivos sociales decir verdad, la respuesta más adecuada a todas las pregun-
como las burocracias tienden constitutivamente a perpetuar tas que me plantean sobre esta cuestión, particular':11ente so-

su ser, tendencia a veces emparentada con la memoria o la bre la lógica de la reproducción soci~l, está contemda en 1:15
lealtad que no es sino la "suma" de rutinas y conductas de los quinientas páginas de La noblesse d'Etat (1989a), ~~e decir,
agentes que, confiados en su know-how ( métier), su habitus, en- en el conjunto completo de análisis empíricos y teonco~.que
,! gendran (dentro de los límites de las coerciones inscriptas en son los únicos que pueden articular en su plena complejidad
,, las relaciones de fuerza constitutivas del campo del que for- el sistema de relaciones entre escructuras m~ntales ~ e~tr~c­
\ turas sociales, habit1.1S y campos, y desentranar su dmam1ca
i\ man parte y de las luchas que los oponen) líneas de acción
adaptadas a la situación tal como sus habitus los inclinan a inmanente.
\ percibirla, que vienen como anillo al dedo (sin estar diseña-
,,
,,, das como tal) para la reproducción de la estructura de la cual
·:,
su habitus es producto. s. nguaje, género y violencia simbólica
La tendencia a la autorreproducción de la estructura sólo 94
se realiza cuando logra la colaboración de agentes que han in- EnLanguage Symbolic Power (Bourdieu J982b, 1991e),
ternalizado su necesidad específica bajo la forma de habitus y usted hau una critica arri a de la lingüístic:a estrudu.ra~ o /.o que
que son productores activos, aun si consciente o inconsciente- podríamos llamar el estudio "puro aje. P:opone_ un modelo
mente contribuyen a la reproducción. Habiendo internalizado alternativo que, para simplificar, haa del len inst~mento
la ley inmanente de la estructura bajo la forma de habitus, rea- medio de las relaciones de poder, en lugar de un mero vehiculo de
0
lizan su necesidad en el movimiento espontáneo mismo de su
existencia. Pero lo que es necesario para reproducir la estruc- Jn:ª'iqtu Y Ou~line_ of a Tluory /
0
9-4 Así como Esquisse d'une théorie de la
tura sigue siendo una acción histórica, realizada por verdade- Practice difieren sustancialmente en contenido y o:ga~~ac1~n, Langu_age
ros agentes. En suma, la teoría del habitus apunta a excluir los and Symbolic Power [es decir, •Lenguaje y poder s1m~ohco ] .<Bourd1eu
l 991 e) y Ct que parler veut dirt ( "What Speaking Means. , Bourd1:u l 982b)
"sujetos" (que siempre son posibles como especie de caso ideal -Q!té significa hablar, como efectivamente se lo tradUJ~ al espanol [T.)-
limitador), tan caros a la tradición de las filosofias de la con- son prácticamente libros diferentes, aun cuando el primero sea_. formal-
ciencia, sin aniquilar a los agentes en beneficio de una estruc- mente, la traducción del último. El libro e~ inglés, talco~.º ha sido cons~
ºd rJ hn B Thompson incluye vanos ensayos ad1c1onales que ha
tura hipotética, aun cuando estos agentes sean el producto de trUI O po O · ' • - , • • } ' • d
cen explícita la íntima conexión entre la hngu1~~1ca socio og1ca. , e
dicha estructura y hagan y rehagan continuamente esa estructu- Bourdieu y su teoría del campo político y de la pohtic~ ~e la,forma~1on
;a, pudiendo llegar incluso a transformarla radicalmente bajo de grupos. Todas las citaS en esta sección son traducc1on m1a del libro _
determinadas condiciones estructurales. francés. ~O 8
1

Pierre Bourdieu
Me inclino más que a medias a com-
parar las reglas de Descartes con es-
te precepto de no recuerdo qué quí-
mico: si tomas lo que debes y procedes
como debes, obtendrás lo que de-
sees. No admitas nada que no sea
verdaderamente obvio (es decir, ad-
mite sólo aquello que tienes que ad-
mitir); divide el tema en las partes
necesarias (es decir, haz lo que ten-
gas que hacer); procede de acuerdo
a un orden (el orden según el cual
tienes que proceder); proporciona
enumeraciones completas (es decir,
las que tienes que proporcionar): ése
es precisamente el tipo de gente que
dice que debes buscar lo bueno y evi-
) tar lo malo. Todo lo cual es sin duda
apropiado, salvo que falta el criterio
de lo bueno y de lo malo.
G. W. Leibniz, Escritos filosóficos
T
I

1. Transmitir un oficio

Hoy, para hacer una excepción, me gustaría hablar y expli-


car un poco los propósitos pedagógicos que persigo en este se-
minario. La próxima vez pediré a cada une de los participan-
tes que se presente brevemente a sí mismo y que presente su
tema de investigación en unas pocas líneas; esto, insisto, de una
manera muy casual, sin ninguna preparación especial. Lo que
espero no es una presentación formal, es decir, un discurso
deíensivo cerrado sobre sf mismo cuyo primer objetivo (co-
mo es comprensible) sea el de exorcizar el miedo a la crítica,
sino más bien una exposición simple, franca y sin pretensio-
nes del trabajo hecho, de las dificultades encontradas, de los
problemas descubiertos, etc. Nada es más universal ni univer-
salizable que las dificultades. Cada uno encontrará un con-
suelo considerable al descubrir que mu<:has de las dificulta-
des que atribuimos a nuestra propia torpeza o incompetenc~!t~ _
-" rr0
306
La práctica de la soci ología reflexiva 307

idiosincrásica son universalmente compartidas, y aún más pro- La manera más eficiente de desembarazarse de los propios
vecho en el consejo supuestamente muy particularizado que errores, así como de los terrores en que suelen tener origen, es
le pueda dar. aprender a reírse de ellos, cosa que, corno muy pronto descu-
De paso me_ gustaría decir que una de todas las disposicio- brirán, sucederá con frecuencia ...
nes que desea~a se: capaz de inculcar es la habilidad de apre- En su momento -lo haré la próxima vez- presentaré el
hender la znvesttg~aon ~omo un emprendimiento racional más que trabajo de investigación que estoy llevando a cabo actualmen-
corno una especie de mdagación mística sobre la cual habla- te. Entonces, verán en un estado que podríamos llamar de "bo-
mos ampulosamente para tranquilizarnos, pero también con el rrador", es decir, desordenado, nebuloso, trabajos que suelen
efec.to de incrementar nuestro miedo y angustia. Esta posición conocer sólo en su estado final. Al horno academicus le gusta
realista (lo que no significa que sea cínica) apunta a maximi- lo terminado. Como los pintores pompiers (adocenados, acadé-
z~: el resultado de sus inversiones y una óptima implementa- . micos), les gusta hacer que las pinceladas, toques y retoques de-
Cton d~ sus recursos, empezando por el tiempo del que dispo- saparezcan de sus obras. En ocasiones, me ha procurado una
nen. Se que esta manera de experimentar el trabajo científico gran angustia descubrir que pintores como Couture, el maes-
es alg~ dese.ncantada y desencantadora, y que corro el riesgo tro de Manct, habiendo partido de bocetos magníficos, muy
de <lanar la imagen de sí mismos que a muchos investigadores cercanos a la pintura impresionista-que se construyó a sí mis-
les gusta mantener. Pero es tal vez la mejor y la única manera de ma contra la pintura pompier-, a menudo esos bocetos "estro-
resguar_da:se de las decepciones mucho más graves que esperan pearon'', en cierto sentido, al darles los toques finales estipula-
al academico que cae desde lo alto de muchos años de automisti- dos por la ética del trabajo bien hecho y bien pulido cuya
ficación durante los cuales gastó más energía tratando de confor- expresión puede encontrarse en la estética académica. 2 Trata-
n:iarse ~la i.magen glorificada que tiene de la investigación, es de- ré de presentar este trabajo de investigación en progreso en su
cir de si rrnsmo como investigador, que haciendo simplemente bullente confusión; dentro de ciertos límites, desde luego, pues
su trabajo. soy consciente de que, por obvias razones sociales, tengo me-
~a presentación de una investigación es desde todo punto nos derecho a la confusión que ustedes, y ustedes estarán me-
de vrsta exactamente lo opuesto de una exhibición, de un showl nos inclinados a concederme ese derecho que yo a ustedes, y
d~nde el objetivo sea mostrarse e impresionar a otros. Es un en algún sentido con mucha razón (una vez más, sólo en rela-
discurso donde se exponen a sí mismos, asumen riesgos. (Para es- ción con un ideal pedagógico implícito que por cierto merece
tar seguro de desactivar sus mecanismos de defensa y de neu- ser cuestionado, el que nos lleva, por ejemplo, a sopesar el va-
tralizar las estrategias de presentación de sí que probablemen- lor de un curso, su resultado pedagógico, por la cantidad y la
te usen, no v~ci laré en darles la palabra por sorpresa y pedirles claridad de las notas que uno toma en él).
que hablen sm advertencia previa ni preparación.) Cuanto más Una de !as funciones de un seminario como éste es darles
se expongan a sí mismos, mayores oportunidades tendrán de una oportunidad de ver cómo se lleva a cabo realmente el trabajo de
beneficiarse de la discusión y más constructivas y bienintencio- investigación. No tendrán registro completo de todos los contra-
nadas, estoy seguro, serán las críticas y el consejo que reciban.
2 Véase un análisis histórico de la revo lución simbólica que implicó la

1
emergencia de la pintura impresionista en la Francia del siglo XIX en
En inglés en el original. Bourdieu l 987i . ll t
y
Uri<11 invitadém a ia sodo!ogía reflexiva
f
tiempos y errores, de todas las repeticiones que han sido nece- lo hizo Goffman con la minucia de la interacción cara a cara), 4
sarias para producir la transcripción final que los anula. Pero o, Io que equivale a lo mismo, de aproximarse a un objeto so-
la película en cámara rápida que voy a mostrarles les permitirá cialmente significante fundamental desde un ángulo inespera-
hacerse una idea de lo que ocurre en la privacidad del "labora- do (algo que actualmente estoy intentando al estudiar los efec-
torio" o, para hablar más modestamente, en el taller --en el sen- tos del monopolio del Estado sobre los medios de violencia
tido del taller del artesano o del pintor del Quattrocento--, es de- simbólica legítima por medio de un análisis muy bajado a tie-
cir, incluirá todos los falsos comienzos, las vacilaciones, !os rra de lo que un certificado -de enfermedad, de invalidez, de
callejones sin salida, los renunciamientos, etc. Investigadores escolaridad, etc.- es y hace). En tal sentido, el sociólogo de
cuyo trabajo se encuentra en distintos estadios de progreso pre- hoy está, mutatis mutandi, en una posición muy similar a la de
sentarán los o bjetos que han trntado de construir y 5e somete- Maneto Flau.bert que, para. realizar plenarn~nte e! modelo de
rán al cuestionamiento de todos !os otros que, a la manera de construcción de la r ealidad que estaban inventando, tuvíeron
los ví~jos compagnons, los compañeros de trabajo de la profe- que aplicarlo a objetos tradicionalmente excluidos d el domi-
sión, como se dice en el lenguaje del métíer,3 contribuirán con nio del arte académico, exclusivamente interesado e n las per··
la experiencia colectiva que han acumulado a lo largo de las sona.s y cosas socialmente señaladas como importantes, lo que
pruebas y errores del pasado. explica que hayan sido acusados de "realismo". El sociólogo
El summum del arte en ciencias sociales es, a mi juicio, ser ca- bien podría hacer suyo el lema de Flaubert: "Escribir bien sobre
paz de comprometer apuestas "teóricas" muy altas mediante ob- lo mediocre".
jetos empíricos muy precisos y a menudo aparentemente mun- Debemos aprender cómo tmducírprob!.emas altamente abstrac-
danos, si no irrisorios. Los científicos sociales tienden a asumir tos a operaciones científicas totalmente prácticas, lo cual presupone,
con demasiada facilidad que la importancia sociopolítica de un como veremos, una relación muy peculiar con lo que ordina-
objeto es suficiente en sí misma para garantizar la importancia riamente se llama "teoría" e "investigación" (empiria). En esta
del discurso que emiten. Tal vez esto explique por qué los so- empresa, preceptos abstractos como los enunciados en El oficio
ciólogos más propensos a igualar su importancia con la de su de sociólogo (Bourdieu, Chamboredon y Passe ro n 1973), si es
objeto (como hacen algunos de aquellos a quienes hoy intere- que tienen la virtud de despertar la atención y ponernos sobre
sa el Estado, o el poder) a menudo prestan menor atención al aviso, no son de mucha ayuda. Sin duda porque no hay otra ma-
método. Lo que cuenta, en realidad, es el rigor en la construc- nera de dominar los principios fundamentales de una práctica
ción del objeto. El poder de un modo de pensar nunca se ma- -la práctica de la investigación científica no es una excep-
nifiesta más claramente oue en su caoacidad de transmutar ob-
• L
ción-que la de practicarlos junto a un guía o entrenador que
jetos socialmente insignificantes en objetos científicos (como nos dé seguridad y tranquilidad, que establezca un ejemplo y
nos corrija proponiendo, en la situación, los preceptos aplicados
3 Willíarn H . Sewell ( 1980: pp. 19-39) ofrece una deta.llada exégesis his- al caso particular que se tiene entre manos.
tórica de la noción de métier bajo el Antiguo Régimen. Su compacta. caracte- Por supuesto, podría ocurrir que, después de escuchar una
rización del lenguaje corporativo de la Francia del siglo XVIII merece ser ci- discusión de dos horas sobre la enseñanza de la música, la lógica
tada puesto que captura dos dimensiones clave del métier del sociólogo tal
• •• ~ •• '-' ...-. f "'• • r1t r- • ,
• J T ,. 1 ~

como 10 conc:oe nouraieu: e.e-ns a.e meu~ lid genu:: ue1 u11uOJ pouua ue11-
nirse como la intersección dd dominio dei esfuerzo manual o trabajo con ei 4 Véase el epitafio que escribió Bourdieu (1983e) para Le Moruleen ocasió~ ...
dominio dei arte o inteligencia.~ de la repentiria muP.rte de Goffman . Véase también Boltanski 197·+. ffL
310 Una invitación a la sociología reflexiv<l 1 i.a práctica cie ia socioiogia refiexiva 3íí

de los deportes de combate, la emergencia de los mercados ha- prácticas -un tipo de muestreo, un cuestionario , un dilema de
bitacionales subsidiados o la teología griega, se pregunten si no codificación, etc.- sin explicarlas necesariamente en forma
han perdido su tiempo y si han aprendido algo. No saldrán de de preceptos formales.
este seminario con resúmenes claros acerca de la acción comu- La enseñanza de un métier, un oficio, un negocio o, para de-
nicativa, Ja teoría de sistemas o incluso las nociones de campo cirlo según Durkheim (1956: p. 101), un "arte" social entendi-
y de habitus. En lugar de dar una exposición formal de la no- do co;o "práctica pura sin teoría", requiere una pedag~gía
ción de estr uctura en la matemática moderna y en la física y so- que es completamente distinta de la adecuada para la ensenan-
bre las condiciones de aplicabilidad del modo de pensamien- za de conocimientos (savoirs). Como se puede ver claramente
to estructural a la sociología, como solía hacerlo veinte años en sociedades sin escritura ni escuelas -sin que esto deje de
atrás!i (indudablemente esto era más "impactante"), diré lo mis- ser cierto también respecto de lo que se transmite dentro de
mo pero en una forma práctica, vale decir, por medio de ob- sociedades con escolaridad formal e incluso dentro de las escue-
servaciones muy triviales y preguntas elementales -tan ele- las mismas-, una cantidad de modos de pensamiento y acción,
mentales, de hecho, que demasiado a menudo nos olvidamos y a menudo los más vitales, se transmiten de prácti~a. ~n prácti-
de formularlas- y sumergiéndome, en cada oportunidad, en ca, a través de modos prácticos y totales de transm1s1on ~un da-
el detalle de cada estudio particular. Uno realmente puede su- dos en el contacto directo y duradero entre el que ensena Y el
pervisar una investigación, a fin de cuentas eso es lo que está que aprende ("Haz lo que yo hago") .6 Historiadores y filósofos
involucrado aquí, sólo a condición de hacerlo junto con el inves- de la ciencia, y especialmente los científicos mismos, han ob-
tigador que está a cargo de ella: esto implica que ustedes traba- servado a menudo que buena parte del oficio del científico se
jan sobre la construcción ele cuestionarios, sobre la lectura de adquiere por medio de modos de transmisión que son entera-
cuadros estadísticos o interpretando documentos, que de ser mente prácticos. 7 Y la función que desemperi.a la pedagogía del
necesario sugieren hipótesis, y así sucesivamente. Está claro silencio, que dc:ja poco lugar para la explicación tant~ de los
que, bajo tales condiciones, uno puede supervisar sólo un nú- esquemas transmitidos como de Jos esquemas que estan ope-
mero muy pequeño de proyectos de investigación, y que aque- rando en el proceso de transmisión mismo, es sin duda n_iu~ho
llos que pretenden supervisar un número muy elevado en rea- mayor en aquellas ciencias donde los contenidos del conocumen-
lidad no están haciendo lo que dicen hacer. to y Jos modos de pensamiento y de acción son por su parte
Dado que lo que ha de ser comunicado consiste esencial- menos explícitos y menos codificados.
mente en un modus operandi, un modo de producción científi-
ca que presupone un determinado modo de percepción, un
conjunto de principios .de visión y di-visión, no hay otra mane- 6 Véase Bourdieu 1990a. Connerton 1989 proporciona una defensa efec-

ra de adquirirlo que hacer que la gente lo vea en la operación Liva y llana de este argumento; tambiénjackson 1989: cap. 8. .,
7 Véase Kuhn 1970 y Latour y Woolgar 1979. Este punto tambienes sus-
práctica u observe cómo este habitus cientí.fiw (podemos igualmen-
tentado por Rouse 1987 y Traweek 1989. Donald Sch?n (19_83) muestr~ :n
te llamarlo con este nombre) "reacciona" ante las elecciones El profesional reflexivo que Jos profesionales (en admm1srran?n e mgemcna,
arquitectura. planificación urbana y pscicoterapia) sabe~. mas de lo que pue-
den poner en palabras; como practicantes competentes, _exh1~en un tipo de
5
Véase la discusión de Bourdieu (1968b) en "Estructuralismo y teoría conocimiento en la práctica, la mayor parte del cual es tanto , Yconfían_ :m-
del conocimiento sociológico", donde establece su deuda y sus diferencias tes en la improvisación aprendida en acción que en las fórmulas aprend11as _
con el estructuralismo como epistemologfa social. en la universidad. r·l3
312 Una invitación a la sociologfa refle xiva 313

La sociología es una ciencia más avanzada de lo que usual- en cierto sentido, que la epistemología cuando se transforma
mente se cree, incluso entre los sociólogos. Tal vez un buen cri- en un tópico de disertación9 o de conversación en sociedad, o
terio de la posición de un científico social dentro de su disci- en un sustituto de /,a investigación. El sociólogo enseña por me-
plina sería cuán alta es su idea de lo que debe dominar para dio de sugerencias prácticas, y en esto se parece mucho a un
estar al tanto de los logros de su ciencia. La propensión a desa- entrenador que imita una jugada ("si yo fuera tú haría esto ... ")
rrollar una captación sin pretensiones de sus capacidades cien- o "corrigiendo" las prácticas a medida que se las ejecuta, en el
tíficas no puede sino verse incrementada en la medida en que espíritu de la práctica misma ("Yo no formularía esa pregunta,
crece su conocimiento de los logros más recientes en materia al menos no de esa forma").
de método, técnicas, conceptos o teorías. Pero la sociología to-
davía está poco codificada y formalizada. Por tanto no es posi-
ble, como en otros ámbitos, descansar en los automatismos del 2. Pensar relacionalmente
pensamiento o en aquellos que toman el lugar del pensamien-
to (en la euidentia ex terminis, la "cegadora evidencia" de los sím- Todo esto no podría ser más verdadero que cuando se
bolos que Leibniz solía oponer a la évidence cartesiana), o aún aplica a la construcción del objeto, sin duda la operación más
en esos códigos de conducta científica apropiada -métodos, crucial de la investigación y aun así la más completamente ig-
protocolos de observación, etc.- que constituyen la ley de los norada, especialmente por la tradición dominante, organiza-
campos científicos más codificados. De manera que para obtener da como está alrededor de la oposición entre "teoría" y "me-
prácticas adecuadas, uno debe contar principalmente con los todología". El paradigma (en el sentido de caso ejemplar) de
esquemas encarnados del habitus. la teoría "teoricista" es el que ofrece la obra de Parsons, ese
El habitus científico es una regla "hecha hombre'', una re- melting pot10 conceptual producido por la recopilación pura-
gla encarnada o, mejor, un modus operandi científico que fun- mente teórica (esto es, enteramente extraña a cualquier apli-
ciona en un estado práctico de acuerdo con normas de la cien- cación) de unas pocas grandes ceuvres selectas (Durkheim, Pa-
cia sin tener a estas normas como su principio explícito: 8 es esta reto, Weber, Marshall y, curiosamente, no Marx), reducidas
clase de "sentido del juego" ( sens du jeu) el que nos hace hacer a su dimensión "teórica" o profesora!, o bien, más cercano a
lo que hacemos en el momento adecuado sin necesidad de te- nosotros, el ofrecido por el "neofuncionalismo" de Jeffrey
matizar qué debía hacerse y menos aún el conocimiento de la Alexander. 11 Nacidas de las necesidades de la enseñanza, este
regla explícita que nos permite generar esta práctica adecua- tipo de compilaciones eclécticas y clasificatorias sirven para ser
da. De modo que el sociólogo que busca transmitir un habitus
científico tiene más en común con un entrenador deportivo de 9 "Essay" ("ensayo"), escribe Wacquant, e inserta la siguiente nota al pie:
alto nive1 que con un profesor de la Sorbona. Dice muy poco a "'Essay' no reúene la connotación ligeramente peyoraúva del francés disser-
modo de primeros principios o preceptos generales. Desde lue- tat_ion c~mo d~scurso "":cío y gratuito". Tal connotación se debe a que el tér-
go, puede exponerlos como hice yo en El o.fido de sociólogo, pe- mino disserútlion se aplica a los trabajos ensayísúcos producidos como tarea
ro sólo si sabe que no puede detenerse allí: no hay nada peor, por los alumnos de la escuela media. [T.].
~o En inglés en el original. (Mellingpot: crisol, amalgama [T.]).
11
Véase Parsons 1937, Alexander 1980-82, 1985, y Teorías sociológicas des-
8
Véase Bourdie u 1990g y Brubaker 1989a para un análisis de la teOiia de la segunda 15'.JnTa mundial de Alexander ( l 987b) , que tuvo o rigen en una
de Bourdieu como un habitus cien tífico de trabajo. serie de clases para estudiantes de grado. I 14
314 Una invitación a la sociolog ía reflexiva f La práctica de la sociología ref lexiva 315

enseñadas, y para nada más. Por otro lado tenemos la "meto- como evidence.14 Ahora bien, a menudo procedemos como si
dología", ese catálogo de preceptos que no pertenecen pro- fuera evidente qué puede servir de evidencia porque confia-
piamente ni a la epistemología, entendida como reflexión di- mos en una rutina cultural, impuesta e inculcada generalmen-
rigida a descubrir los esquemas de la práctica científica te a través de la escolaridad (los famosos cursos de "rn.eLodo-
aprehendidos en sus fracasos así como en sus éxitos, ni a la logía" dictados por las universidades estadounidenses) .. El
teoría científica. Pienso aquí en Paul Lazarsfeld. La pareja fetichismo de la "evidencia" en ocasiones lieva a uno a ~echa­
formada por Parsons y Lazarsfeid (con Merton y sus teorías zar trabajos empíricos que no aceptan como autoevidente la
de "mediano alcance", a mitad de camino entre los dos) for- definición misma de "evidencia". Todo investigador reconoce
mó cierto holding científico socialmente muy poderoso, que el estatuto de dato sólo a una pequeña fracción de lo dado, Y
reinó sobre la sociología mundial durante la mayor parte de no como debería ser, a la fracción invocada por su problemáti-
las tres décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial. 12 ca,' sino a esa fracción concedida y garantizada por la tradición
La división entre "teoría" y "metodología" establece como pedagógica de la que el investigador o investiga~~~-a forma parte
oposición epistemológica una oposición que es constitutiva y, con demasiada frecuencia, sólo por esa tradioon. . .
de la división social del trabajo científico en un momento de- Es un hecho revelador que "escuelas" enteras o trad1c10nes
terminado (expresada por la oposición entre los profesores de investigación hayan podido desarrollarse alr~dedor de una
y el equipo de los departamentos de investigación aplicada) .13 técnica de recolección y análisis de datos. Por ejemplo, hoy al-
Yo creo que esta división en dos instancias aisladas debe ser gunos etnometodólogos no quieren rec~noc.er nada excep_to
totalmente rechazada, pues estoy convencido de que uno no el análisis conversacional reducido a la exeges1s de un texto, ig-
puede volverse hacia lo concreto mediante la combinación norando por completo los datos sobre el contexto inmediato
de dos abstracciones. que podríamos llamar etnográfico (lo qu.e tradicionalmente se
En realidad, las opciones técnicas más "empíricas" no pue- etiqueta como "situación"), por no mencionar los datos que _les
den desentenderse de las opciones más "teóricas" que impli- permitirían ubicar esta situación dentro de la estructura s~cial.
ca la construcción del objeto. Sólo en función de una deter- Estos "datos", que son (mal) entendidos por lo con~~eto en s1,. son
minada construcción del objeto tal método de muestreo, tal en realidad producto de una formidable abstraccwn -es siem-
técnica de recolección o análisis de datos, etc., se vuelven im- pre el caso, puesto que los datos son const:uc~iones-, pero en
perativos. De un modo más preciso, sólo en función de un este caso una abstracción que se ignora a s1 misma en tanto gu~
cuerpo de hi pótesis derivadas de un conjunto de presupues- taJ.15 i\sí que encontraremos monomaníacos -~el mo~e~ado li-
tos teóricos, cualquier dato empírico puede funcionar como neal, del análisis del discurso, de la observac10n parncipante,
prueba o, como lo plantean los académicos estadounidenses. de ia entrevista de final abierto o en profundidad, o de la des-
cripción etnográfica. La adhesión rígida a tal o cual método de
12 Para elaboraciones adicionales, véase Bourdieu 1988e. Pollak (1979,

1980) esboza un análisis de las actividades de Lazarsfeld dirigidas a exportar


metódicamente la ciencia social positivista --cánones e insumciones- fue-
14En inglés en el 01·iginal. . .. .
ra de los Estados Unidos. 15Véase el análisis que hace Bourdieu (1990d) de la mteracc1on discur-
13
Coleman (1990a) ofrece ricas reminiscencias biográficas sobre estos "po-
siva entre Jos compradores de casas y sus vendedores, y por contras:e, com-
los" de la sociología de Columbia y sobre su acercamiento y mutua legitimación párese su constructivismo estructural con el marco analítico del discurso
en los años cincuenta.
interacciona! directo de Schegloff 1987. 1f5
316 una invit•dón •la •odologla •efl•xiva 1 La práctica de la sociologfa reflexiva 317

recolección de datos detenninará la membresía en una "escue- casos, de movilizar todas las técnicas que sean relevantes y prác-
la", siendo los interaccionistas simbólicos, por ejemplo, reco- ticamente utilizables, dada la definición del objeto y las princi-
nocibles por el culto que rinden a la observación participante, pales condiciones de la recolección de datos. Uno puede, por
los etnometodólogos por su pasión por el análisis conversacio- ejemplo, utilizar el análisis de correspondencias para empren-
nal, los investigadores del logro de estatus por su uso sistemá- der un análisis del discurso, como hice recientemente en el ca-
tico del análisis de la trayectoria, etc. ¡Yel hecho de combinar so de las estrategias de propaganda de diversas firmas involu-
el análisis del discurso con la descripción etnográfica será to- cradas en la construcción de viviendas unifamiliares en Francia
mado como una ruptura y un audaz desafío al monoteísmo me- (Bourdieu 1990c), o combinar el análisis estadístico más están-
todológico! Necesitaríamos emprender una crítica similar de dar con un conjunto de entrevistas en profundidad u observa-
las técnicas de análisis estadístico, ya sean las de regresión múl- ciones etnográficas, como intenté hacer en La distinción (Bour-
tiple, de trayectoria, de redes, de factores o el análisis histórico dieu 1984a). Al fin y al cabo, la investigación social es algo
de los acontecimientos. Una vez más, con pocas excepciones, demasiado serio y dificil para nosotros como para permitirnos
el monoteísmo es soberano. 16 Cualquier sociología de la socio- confundir la rigidez científica, que es la némesis de la inteligen-
logía, incluso la más rudimentaria, nos enseña que usualmente cia y de la invención, con el rigvrcientífico y así privarnos de es-
las acusaciones metodológicas no son sino una manera disfra- te o aquel recurso disponible entre la panoplia de las tradicio-
zada de hacer de la necesidad virtud, de fingir que se despre- nes intelectuales de nuestra disciplina y de las disciplinas
cia, que se ignora voluntariamente, aquello que en realidad hermanas de la antropología, la economía, la historia, etc. Al
se ignora. respecto, yo estaría tentado a decir que sólo se aplica una re-
Y necesitaríamos analizar también la retórica de la presen- gla: "está prohibido prohibir", 17 o, jCuidado con el perro me-
tación de datos que, cuando se vuelve un despliegue ostento- todológico! No hace falta decirlo: la extrema libertad por la
so, a menudo sirve para enmascarar errores elementales en la que abogo aquí (que me parece obviamente sensata y, permí-
construcción del objeto, mientras que en el extremo opuesto, tanme agregar, no tiene nada que ver con la clase de laissez /ai-
una exposición rigurosa y económica de lo pertinente incurrirá re epistemológico relativista tan de moda en ciertos arrabales)
a menudo, si se la mide con la vara de ese exhibicionismo del tiene su contrapartida en la extrema vigilancia que debemos
datum brutum, en la sospecha a priori de los fetichistas del proto- aplicar a las condiciones de uso de las técnicas analíticas, y ase-
colo (en el doble sentido del término) de cierta fonna de "evi- gurarnos de que se ajusten a la cuestión que tenemos entre ma-
dencia". ¡Pobre ciencia! ¡Cuántos crímenes científicos se come- nos. Pienso a menudo que nuestra "policía" metodológica (pe-
ten en tu nombre! ... Para tratar de convertir todas estas críticas res-la-riguer) demuestra ser bastante poco rigurosa, incluso laxa,
en un precepto positivo, sólo diré que debemos precavernos de en su uso de los mismos métodos de los cuales se manifiesta tan
todo desprecio sectario que se esconda detrás de profesiones entusiasta.
de fe excesivamente exclusivas. Debemos tratar, en todos los Tal vez lo que hagamos aquí les parezca insignificante. Pe-
ro, en primer lugar, la construcción de un objeto -al menos
en mi experiencia personal de investigación- no es algo que
16 "Dénle un martillo a un niño", advierte Abraham Kaplan (1964: p. 112)
"y verán cómo le parece que todo merecer ser golpeado con él". La discusión
emprendida por Everett C. Hughes sobre el "etnocentrismo metodológico • 17
El lector reconocerá aquí el famoso eslógan del Mayo francés, il est
es muy relevante al respecto irnerdit d 'interdire. ¡i6
La práctica de la sociología reflexiva 319
318 Una invitación a la soc1oiogía refiexiva

se haga de una vez y para siempre, de un solo golpe, por me- cuerda así el primer precepto del método, aquel que exige re-
dio de una suerte de acto teórico inaugural. El programa de sistir por todos los medios posibles la inclinación primaria a
observación y análisis mediante el cual se efectúa no es una he- pensar el mundo social de manera sustancialista. Para decirlo
liografía que uno dibuja de antemano, a la manera de un inge- al modo de Cassirer ( 1923) en Sustancia y júnción: se debe pen-
niero. Es más bien una tarea prolongada y exigente que se com- sar relacionalmente. Ahora bien, es más fácil pensar en términos
pleta poco a poco, a través de toda una serie de pequeú.as de realidades en cierto sentido "tangibles'', corno grupos o in-
rectificaciones y enmiendas inspiradas por lo que se da en lla- dividuos, que en términos de relaciones. Es más fácil, por t:;jem-
mar el mélier, el "know-how", es decir, el conjunto de principios plo, pensar la diferenciación social en términos de grupos po-
prácticos que orienta elecciones tan menudas como decisivas. blacionales, como hace la noción realista de clase, o incluso de
De manera que sólo en relación con una noción algo glorifica- antagonismos entre esos grupos, que en términos <le un espa-
da y bastante poco realista de la investigación podría sorpren- cio de relaciones. 18 Los objetos habituales de investigación son
der a alguien que discutamos extensamente detalles al parecer realidades que despiertan la atención del científico en tanto
tan despreciables como si el investigador debe revelar su esta- "sobresalen", podría decirse, "como cuestiones problemáticas"
tus de sociólogo, adoptar la cubierta de una identidad menos (por ejemplo, el caso de las madres solteras adolescentes del
amenazante (digamos, la del etnógrafo o el historiador) o es- ghetto negro de Chicago que <le penden de la asistencia social).
conderse compleLamente, o si es mejor incluir tales preguntas Casi todo el tiempo, los investigadores eligen como objeto de
en un instrumento de estudio diseñado para el análisis estadís- trabajo problemas del ordenamiento y la domesticación social
tico o reservarlo para entrevistas cara a cara, en profundidad, planteados por poblaciones definidas con una mayor o menor
con un número selecto de informantes, y así sucesivamente. arbitrariedad, producidas a partir de la sucesiva compartimen-
Esta atención constante a Jos detalles del proceso de inves- tación de una categoría inicial preconstruida: "ancianos", 'jó-
tigación, cuya dimensión propiamente social (cómo encontrar venes", "inmigrantes", "pobres", "profesionales'', etc. Baste
informantes confiables y perspicaces, cómo presentarse ante como ejemplo "Los jóvenes del proyecto habitacional oeste de
ellos, cómo explicarles el propósito de la investigación y, de mo- Villeurbanne". 19 La prioridad científica fundamental y más
do más general, cómo "entrar" en el mundo estudiado, etc.) no apremiante, en todo caso, sería la de tomar por objeto de estudio el
es la menos importante, debiera tener el efecto de ponerlos so- trabajo social de construcción de ese objeto preconstruido. Allí reside
bre aviso contra el fetichismo de los conceptos y de la "teoría", el punto de apoyo de una ruptura genuina.
nacido de la propensión a considerar a los instrumentos "teó- Sin embargo, para escapar de un modo de pensar realista
ricos" -habitus, campo, capital, etc.- en sí mismos y por sí no basta con utilizar las grandes palabras de la Gran Teoría. Por
mismos, en lugar de ponerlos en acción y hacerlos trabajar. Así, ejemplo, con relación al poder algunos plantearán cuestiones
la noción de campo funciona como abreviatura conceptual de
un modo de construcción del objeto que comanda, u orienta, 18
V ease
' Bour d'1eu l 985a, l 987h, 1989e parn alguna~ elaboraciones de es-
todas las elecciones prácticas de investigación. Funciona como ta cuestión. Bourdieu se basa en la obra del lógico Pctcr F: Strawson (1959)
un pense-béte, un ayudamemoria: me dice que debo asegurarme, para fund~mentar su concepto relacional del espacio social y del estatuto
ep1stemolog1co de los individuos en é l.
" 19 .u n ec¡u1va
. 1ente estructurnl para Estados Unidos sería algo así como
en cada etapa, de que e l o~jeto que me he dado a mí mismo
no esté entrampado en una red de relaciones que le concedan los miembros de pandillas de los proyectos habitacionales del lado sur de
sus propiedades más dislintivas. La noción de campo nos re- Chicago". i fl-
320 Una Invitación a la sociologfa reflexiva

sustanciales y realistas de localización (como esos antropólogos


r La P'•<ti<a de la""'º'º•'• <eflexiv•

a los doscientos ejecutivos de primera línea del país (Bour-


321

culturales que vagaban en una interminable búsqueda del "lo- dieu y de Saint Martín 1978; Bourdieu 1989a: pp. 396-481).
cus de la cultura") y otros preguntarán de dónde viene el po- Al hacerlo, no obstante, es preciso cuidarse en todo momen-
der, si de la cima o de la base ("¿quién gobierna?"), como aque- to de no caer en una regresión a la "realidad" de las unidades
llos sociólogos a los que les preocupaba si el locus del cambio sociales preconstruidas. Para evitarlo, les sugiero utilizar un
lingüístico residía entre los pequeñoburgueses o la burguesía, instrumento muy práctico y simple de construcción del obje-
etc. 20 Es con el propósito de romper con este modo sustancia- to: un cuadro de las propiedades pertinentes de un conjunto de agen-
lista de pensar, y no por mero entusiasmo de pegar una etique- tes o instituciones. Si mi tarea, por ejemplo, es analizar distin-
ta nueva en viejos odres retóricos, que hablo del "campo del tos deportes de combate (lucha libre, judo, aikido, boxeo,
poder" en vez de hablar de la clase dominante, siendo esta úl- etc.), instituciones de educación superior o periódicos parisi-
tima un concepto realista que hace referencia a una población nos, ingresaré cada una de esas instituciones en una línea y
concreta de poseedores de esta realidad tangible que llamamos crearé una nueva columna ~ada vez que descubra una nueva
el poder. Por campo del poder me refiero a las relaciones de propiedad necesaria para caracterizar a una de ellas, ponién-
fuerzas que prevalecen entre aquellas posiciones sociales que dome en la obligación de indagar su ausencia o presencia en
garantizan a sus ocupantes un quantum de fuerza social, o capi- todas las demás. Esto puede hacerse en la etapa inicial, pura-
tal, que los habilita a entrar en las contiendas por el monopo- mente inductiva. De allí eliminaré las redundancias y aquellas
lio del poder, contiendas entre las cuales las luchas por definir columnas dedicadas a rasgos estructural o funcionalmente
la forma legítima de poder ocupan una dimensión crucial equivalentes, de modo tal de retener todos aquellos--y sólo
(pienso aquí en la confrontación entre "artistas" y "burgueses" aquellos- que me permiten diferenciar las instituciones en-
a fines del siglo XIX) .21 tre sí, es decir, aquellos que resultan analíticamente relevan-
Dicho esto, una de las dificultades principales de un aná- tes. Este instrumento tan sencillo tiene la virtud de obligar-
lisis relacional es que la mayor parte del tiempo los espacios nos a un pensamiento relacional tanto de las unidades
sociales sólo se dan a conocer bajo la forma de propiedades sociales en consideración como así también de sus propieda-
d istribuidas entre individuos o instituciones concretas, ya que des, que pueden ser caracterizadas en términos de presencia
los datos disponibles están adosados a individuos o institucio- y ausencia (sí/no) o de grado(+, O, - ; 1, 2, 3, 4, 5; etcétera.)
nes. Así, para comprender el subcampo del poder económi- Únicamente a expensas de este trabajo de elaboración, que
co francés y las condiciones socioeconómicas de su reproduc- no se hace de golpe sino por ensayo y error, se llega a construir
ción, no quedan demasiadas alternativas aparte de entrevistar progresivamente espacios sociales que -si bien sólo se revelan
bajo la forma de relaciones objetivas altamente abstractas, im-
20 Sobre la búsqueda del lugar o locu.s del poder, véase Who Guuerns de Ro-
posibles de tocar o de"señalar con el dedo"- conforman la rea-
ben Dahl (1961) y su debate acerca de la "estructura de poder de la comuni- lidad total del mundo social. Los remito al trabajo que publi-
dad" para una visión "desde arriba". La visión "desde abajo" está representada qué recientemente (Bourdieu 1989a) sobre las Grandes écol.es, 22
por la tradición de la historiografia proctológica y la antropología reciente (por
ejemplo, Scott 1985). Sobre el locusdel cambio lingüístico, véase Labov 1980.
21
Sobre el campo del poder véase Bourdieu 1989a y antes, en la parte l, 22 Las Grandes écoles francesas son escuelas de élite para graduados separa-
sección 3; sobre el choque entre "artistas" y "burgueses" al finalizar el siglo d as del sistema un iversitario regular. Incluyen la École nationale d 'administra-
XIX e n Francia, véanse Bourdieu l 983d y l 988d, y Charle 1987. tion (ENA) , que prepara a los más altos fun cionarios públicos, creada en l 945. • -
- u·e10
322 Una invitación a la sociología reflexiva La práctica de la sociolog ía reflexiva 323

donde cuento, mediante la crónica muy condensada de un pro- creo, la École normale supérieure, a Ja que puedo estar unido
yecto de investigación que llevó casi veinte aúos, cómo pasa uno por lazos afectivos, ya fueran positivos o negativos como pr~­
de la monografía a un objeto científico de construcción genui- ducto de mis investigaciones previas, no es otra cosa en reali-
na, en este caso el campo de las instituciones académicas en- dad que un punto en un espacio de relaciones objetivas ~un
cargadas de la reproducción del campo del poder en Francia. punto cuyo "peso" en la estructura tendrá que s~r dete~~mna­
En esa cuestión resulta más dificil evitar la trampa del objeto do); o si, para ser más preciso, Ja verdad de esta mstlt~c1on re-
preconstruido en tanto trato con un objeto en el cual estoy por side en la red de relaciones de oposición y competencia que la
definición interesado, sin saber claramente cuál es el verdade- vinculan con el conjunto total de las instituciones de educación
ro motivo de tal "interés". Podría ser, por ejemplo, el hecho de superior francesas, que a su vez vinculan a esta red con el con-
haber sido alumno de la École normale snpérieure.23 El cono- junLo total de las posiciones del campo d el poder al que es~s
cimiento que de ella tengo de primera mano, de lo más perni- ·escuelas habilitan el acceso. Si es cierto que lo real es relacio-
cioso en tanto es uno desmitificado y desmitificador, genera to- nal, entonces quien haya escrito ese libro probablemente no
da un serie de preguntas por demás ingenuas que resultarán sepa nada de una institución acerca de la que cree s~berlo to-
interesantes para cualquier normalien en tanto son aquellas que do, en tanto ella misma no es nada fuera de sus relac10nes con
inmediatamente "le vendrían a Ja cabeza" al preguntarse acer- la totalidad.
ca de su escuela, es decir, acerca de sí mismo: por ejemplo ¿el De allí los problemas de estrategia que no es posible evitar,
ranking de ingreso a la escuela contribuye a determinar la elec- y que aparecerán una y otra vez en nuestras discusiones acerca
ción disciplinar entre matemática y fisica o "filo" y literatura? de proyectos de investigación. El primero de ellos puede plan-
(La problemática espontánea, que involucra una considerable tearse de la siguiente manera: ¿es mejor llevar adelante un es-
medida de complacencia narcisista, suele ser incluso mucho tudio extensivo de la totalidad de los elementos relevantes del
más ingenua que ésta. Para comprobarlo, pueden remitirse a objeto así construido o abocarse a un estudio inten~ivo de .un
la miríada de volúmenes de pretendido estatus científico pu- fragmento limitado de ese cor~junto teórico desprovisto de JUS-
blicados en los últimos veinte años acerca de ésta o aquélla Gran- tificación teórica? Usualmente, la altern ativa con mayor con-
de écok.) Uno podría terminar escribiendo un libro voluminoso, senso, en nombre de una concepción ingenuamente positivis-
colmado de hechos en apariencia perfectameme cienúficos, que ta de precisión y "seriedad", es la segunda, la que co~siste e~
no obstante perdiera de vista el centro de la cuestión si, como yo "estudiar exhaustivamente un objeto muy preciso y bien deli-
mitado", como les gusta decir a los directores de tesis. (Sería
la École des hautes études commerciales (HEC, abierta en 1881). que for-
muy fácil demostrar el modo en que virtudes típicamente pe~
ma a ejecutivos y expenos en negocios; la Éco le polytechnique y la École queúoburguesas como "prudencia", "seriedad", "honest~dad'',
Centrale (para ingenieros, 1794); y la École normale supérieure (1794). etc., sin duda muy apropiadas para administrar un pequeno ne-
que forma a los docentes y profesores universitarios de primer nivel. El in-
greso a escas escuelas es por medio de exámenes competitivos nacionaies
gocio 0 conducirse en una posición burocrática in~erme~~a, se
altamente selectivos despu és de uno a cuatro años de educación preparato- transmutan aquí en "método científico"; como as1 tamb1en el
ria postsecundaria. modo en que una intrascendencia socialmente aprobada -un
23 Pierre Bourdieu se graduó de la École normal supé1ieure (y por lo tan-
"estudio de comunidad" o un informe burocrático-- puede ac-
to se convirtió en un n ormali.,'71.) en 1954, tres añ os después <le Foucau!t, un
año antes que Jacques Derrida y junto con el historiador Le Roy Ladurie y el ceder a la existencia científica reconocida como resultado d~ .
teórico lite~ario Gérard Genette. un clásico efecto de magia social.) 'l l 9·
324 Una invitación a la sociologfa reflexiva La práctica de la sociología reflexiva 325
J
En la práctica, veremos que la cuestión de las fronteras de un caso particular constituyéndolo como un "ejemplo particular
campo, en apariencia una cuestión positivista a la que podría dar- de lo posible", según expresa Bachelard (1949), con el fin de
se una respuesta teórica (un agente o una institución pertenece extraer propiedades generales o invariantes que sólo puedan
a un campo en tanto produce y padece efectos en él), surge una ser descubiertas por medio de esa interrogación. (Si tal inten-
y otra vez. Por ende, deberán enfrentar casi siempre esta alter- ción falta con demasiada frecuencia en el trabajo de los histo-
nativa entre el análisis intensivo del fragmento de un objeto prác- riadores, sin duda se debe a que la definición de su tarea inscrip-
ticamente accesible o el análisis extensivo del verdadero objeto. ta en la definición social de su disciplina es menos ambiciosa,
La utilidad científica de conocer el espacio del que ustedes han o pretenciosa, pero también menos exigente al respecto que
aislado al objeto de estudio (una determinada escuela de élite, aquella impuesta al sociólogo.)
por ejemplo) y que deben intentar esbozar con cierta aproxima- El razonamiento analógico, basado en la intuición razonada
ción al menos, con datos secundarios siquiera a falta de mejor de las homologías (fundada a su vez en el conocimiento de las le-
información, reside en que al saber qué están haciendo y en qué yes invariantes de los campos) es un poderoso instrumento de
consiste la realidad de la que el fragmento ha sido abstraído, se- construcción del objeto. Es lo que permite a ustedes sumergirse
rán capaces de bosquejar las principales líneas de fuerza que es- completamente en la particularidad del caso entre manos sin aho-
tructuran el espacio cuyas coerciones pesan sobre el punto en garse en él, como hace la idiografia empirista, y realizar la inten-
consideración (de manera similar a la de aquellos arquitectos del ción de grneralizacüm, que es la ciencia misma, no por medio de
siglo XIX que dibujaban maravillosos croquis al carboncillo de la aplicación artificial y caprichosa de construcciones conceptua-
la totalidad del edificio donde estaba la parte que querían repre- les formales y vacías, sino a través de esta manera particular de
sentar en detalle). De este modo, no correrán el riesgo de bus- pensar el caso particular que consiste en pensarlo realmente co-
car (y "encontrar") en el fragmento estudiado mecanismos o mo tal. Este modo de pensar se cumple plena y lógicamente en y
principios que son en realidad externos a él, y que debe a sus re-- a través del método comparativo que les permite pensar relacional~
laciones con otros objetos. mente un caso particular constituido como un "ejemplo particu-
Construir un objeto científico exige también que ustedes lar de lo posible", basado en las homologías estructurales que exis-
adopten una postura activa y sistemática frente a los "hechos". ten entre diferentes campos (por ejemplo, del campo del poder
Romper con la pasividad empirista, que hace poco más que rati- académico al campo del poder religioso, por medio de la homo-
ficar las preconstrucciones del sentido común, sin recaer en el logía entre las relaciones profesor/intelectual, obispo/teólogo)
discurso vacuo de la gran "teorización" requiere no que propon- o entre distintos estadios del mismo campo (el campo religioso
gan construcciones teóricas tan grandes como vacías, sino que en la Edad Media y hoy, por ejemplo). 24
aborden un caso empírico muy concreto con el propósito de eri- Si este seminario funciona como lo espero, ofrecerá una rea-
gi.r un nwde/,o (que no necesita adoptar una forma matemática o lización social práctica del método que propongo. En él ustedes
abstracta para ser riguroso). Deben relacionar los datos pertinen- escucharán a gente que está trabajando sobre objetos muy dis-
tes de manera tal que funcionen como un programa autopropul- tintos y los someterán a un cuestionamiento constantemen-
sado de investigación capaz de generar preguntas sistemáticas te guiado por los mismos principios, de manera que el modus
pasibles de recibir respuestas sistemáticas, en suma, producir un
sistema coherente de relaciones que pueda ser planteado co- 2 Véase Bourdieu 197lb y "El demonio de Maxwell: la estructura y lª._
4

mo tal a los demás. El desafio es inte rrogar sistemáticamente el gén esis de l campo religioso ", en Bourdieu en preparación (a)- . j ¿O '
326
• Una invitación a la sociología refl exiva
I La práctica de la sociología reflexiva 327

operandi de lo que quiero transmitir se transmitirá en cierto sen- 3. Una duda radical
tido prácticamente, a través de su repetida aplicación a diversos ca-
sos, sin necesidad de una explicación tcorica explícita. Al es- La construcción de un objeto científico requiere primero
cuchar a otros, cada uno de ustedes pensará en su propia que nada de un corte con el sentido común, esto es, con las re-
investigación, y Ja situación de comparación institucional así crea- presentAciones compartidas por todos, ya sean los meros luga-
da (como con la ética, este método sólo funciona si puede ser ins- res comunes de Ja existencia cotidiana o las representaciones
cripto en los mecanismos del universo social) obligará a cada par- oficiales, a menudo inscriptas en las instituciones y presentes
ticipante, simultáneamente y sin contradicción, a particularizar de ese modo tanto en la objetividad de las organizaciones so-
su objeto, a percibirlo como un caso particular (esto contra la más ciales como en las mentes de sus participantes. Lo preconstrnido
común de las falacias de la ciencia social, vale decir la universali- está en todas partes. El sociólogo está literalmente sitiado por ello,
zación del caso particular), y a generalizarlo, a descubrir, a través como cualquier otro. Carga así con la tarea de conocer un ob-
de la aplicación de preguntas generales, las propiedades invarian- jeto -el mundo social- del que es producto, de manera tal
tes que oculta bajo la apariencia de su singularidad. (Uno de los que los problemas que plantea acerca de ese objeto y los con-
efectos más directos de este modo de pensar es prohibir la clase ceptos que utiliza tienen todas las chances de ser productos
de semigeneralización que lleva a uno a producir conceptos de ese mismo objeto. (Esto es particularmente cierto acerca
abstracto-concretos nacidos del contrabando, en el interior del de las nociones clasificatorias que emplea para conocerlo,
universo científico, de palabras o actos indígenas no analizados.) nociones comunes como nombres de ocupaciones o nocio-
Durante el tiempo en que fui un profesor más directivo, aconse- nes académicas como las transmitidas por la tradición de la <lis-
jaba intensamente a los investigadores que estudiaran al menos ciplina.) Su carácter autoevidente surge del ajuste entre las es-
dos objetos, por ejemplo, en el caso de los histo1-iadores, que tructuras objetivas y las estructuras subjetivas que resguardan del
tomaran aparte de su objeto principal (un editor bajo el Segun- cuestionamiento.
do Imperio, digamos) su equivalente contemporáneo (una edi- ¿Cómo puede efectuar el sociólogo en la práctica este du-
torial parisina). El estudio del presente tiene cuanto menos la vir- dar radical que es indispensable para poner entre paréntesis
tud de forLar al historiador a objetivar y controlar las prenociones todas las presuposiciones inherentes al hecho de ser un ser
que probablemente proyecte sobre el pasado, aunque sólo sea social, estar por ende socializado e inclinado a sentirse "como
por el mero hecho de utilizar palabras del presente para nombrar un pez en el agua" dentro ele ese mundo social cuyas estruc-
p1-ácticas del pasado, como ocurre con la palabra "artista", que a turas ha internalizado? ¿Cómo puede evitar que el mundo so-
menudo nos hace olvidar que la noción actual es una invención cial lleve a cabo la construcción del objeto, en cierto sentido,
por demás reciente (Bourdieu 1987d, 1987j. 1988d) .25 a través suyo, a través de estas operaciones no autoconscien-
tes o inconscientes de sí mismas, de las que él es el aparente
2
" De modo sin1ilar, Charle (1990) ha áemostrado que los '"intelectuales",
sujero? No construir, como hace el hiperempirismo positivis-
como grupo social moderno, esquema de percepción y categoría política, son ta cuando acepta sin examen crítico los conceptos que se le
una "invención" recieme que tuvo lugar en Francia a finales del siglo XIX y c1i:.- ofrecen ("cumplimiento" y "adscripción", "profesión", "ac-
talizó alrededor del caso Dreyf-us. Par-a él, como para Bourdieu ( J989d), el hecho tor", "ro!", etc .) , sigue siendo construir, porque equivale a re-
de aplicar indiscriminadameme la noción a pensadores y escritores de épocas
prc,~as pri ·• )r:> "na caída ya sea en el anacronismo o en análisis presentistas que
gistrar -y por lo tanto ratificar- lo ya construido. La socio-
terminan por oscurecer la singularidad histórica de ios "inteiecruales". logía habitual, que sortea el cuestionamiento radical de sus -· z¡ -
328 Una invitación a la sociologra reflexiva

propias operaciones y de sus propios instrumentos de pensa-


l La práctica de la sociología reflexiva

de los objetos reconocidos por ia ciencia social oficial, como


329

miento, y que sin duda consideraría esta intención reflexiva co- así también los títulos de muchos estudios, no son otra cosa
mo una reliquia de la mentalidad filosófica, y por ende una que problemas sociales que han sido contrabandeados den-
supervivencia de una era precientífica, está completamente tro de la sociología (pobreza, delincuencia, juventud, deser-
saturada del objeto que pretende y que en realidad no puede ción escolar en el nivel secundario, ocio, conducción de ve-
conocer porque no se conoce a sí misma. Una práctica cien- hículos bajo los efectos del alcohol, etc.) y que varían con las
tífica que omite cuestionarse a sí misma, para decirlo con pro- fluctuaciones de la conciencia social o académica del tiempo,
piedad, no sabe lo que hace. Encajada en, o tornada por, el según atestiguaría un análisis de la evolución en el tiempo de
objeto al que toma por objeto, revela algo de él, pero algo que las principales divisiones realistas de la sociología (esto pue-
no está realmente objetivado puesto que consiste en los prin- de captarse a través de los subtítulos de los periódicos o en
cipios mismos de aprehensión del objeto. los nombres de los grupos o secciones de investigación reu-
Sería fácil demostrar que esta ciencia semiacadémica26 to- nidos periódicamente en el Congreso Mundial de Sociolo-
ma prestados sus probl.emas, sus conreptos y sus instrumentos de cono-
cimiento del mundo socia~ y que a menudo registra como dato, co- acerca de las poblaciones que había fracasado en domesúcar. La redefini-
mo un algo dado empírico, independiente del acto de ción oficial del problema efectuada por el Departamento de oportunidad
conocimiento y de la ciencia que lo ejecuta, hechos, represen- económica [Office of Economic Opportunity] en 1964 convirtió lo que
hasta entonces era un asunto sociopolítico en un área legítima de indaga-
taciones o instituciones que son el producto de una etapa anterior ción "científica", arrastrando veintenas de académicos -especialmente
de /,a ciencia. En suma, se registra a sí misma sin reconocerse a economistas- a nuevos centros de investigación, diarios y conferencias
sí misma ... dedicados a la pobreza y su gesúón pública, llevando eventualmente a la
institucionalización de la disciplina altamente técnica (y altamente ideo-
Permítanme detenerme en cada uno de estos puntos por lógica) del "análisis de políticas públicas". Esto implicó no solamente la
un momento. La ciencia social está siempre dispuesta a reci- adopción acrítica, por parte de científicos sociales, de catego rías burocrá-
bir del mundo social que ella estudia los asuntos que plantea úcas e indicadores gubernamentales (como la famosa "línea de pobreza"
acerca de ese mundo. Cada sociedad, en cada momento, ela- federal que sigue definiendo las fronteras del discurso a pesar de las cre-
cientes inadecuaciones conceptuales regularmente expuestas) y de preo-
bora un cuerpo de problemas sociales que da por legítimo, dig- cupaciones gubernamentales (¿La asistencia social hace que la gente tra-
no de ser debatido, de hacerse público, a veces oficializado baje menos? ¿Quienes reciben ayuda social comparten una cultura o
y, hasta cierto punto, avalado por el Estado. Estos son por ejem- participan de comportamientos que violan las normas de la cultura masi-
va? ¿Cuáles son los medios más económicos para volverlos "autosuficien-
plo los problemas que se asigna a las comisiones de alto ni-
tes ",es decir social y políticamente invisibles?) que han cosificado la per-
vel encargadas de estudiarlos, o también, más o menos direc- cepción moralista e individualista de la pobreza por parte de los
tamente, a los propios sociólogos mediante todas las formas dominantes bajo la forma de "hechos científicos" (Katz 1989: pp. 112-23).
de la demanda burocrática: programas de investigación y pa- Haveman (1987) demuestra de manera contundente que, en el proceso,
el gobierno federal reformó además la cara de la ciencia social en su tota-
trocinio, contratos, becas, subsidios, etc. 27 Un buen número lidad: en 1980, la investigación relacionada con la pobreza absorbió com-
pletamente el 30% de los gastos federales de invesúgación, contra el 0,6%
26
En francés science demi-savante. de 1960. La reciente propagación del discurso sobre la "marginalidad" es
27
Un ejemplo fundamental sería el campo de invesúgación de la pobre- una ilustración adicional de cómo un flujo mayor de los recursos propor-
za en Estados Unidos, cuya creación es claramente una consecuencia de la cionados por fundaciones puede redefinir los términos del debate cien-
"Guerra contra la pobreza" [''\\lar on Poverty"] de los ai'ios sesenta y de ias tífico sin una discusión crítica de las premisas íncorporadas a la nueva de-
suhsecuentes demandas del Estado por la producción de conocimiento manda. - ~, L 2.
331
La práctica de la sociología reflexiva
330 Una invitación a la sociología reflexiva

- 28 - . juventud, e tc., o las ta.xonomías) que lleva a cabo el mundo so-


gia) · Esta es una de las mediaciones a través de las cuales el cial c©mo totalidad o este o aquel campo especializado y, espe-
mundo social construye su propia representación utilizando f cialmente, el campo de las ciencias sociales. (Esto nos llevaría a
a . la
_ sociología
, y al so c10
· 'l ogo para su propos1to.
- . '
Para un so- asignar a la enseñanza de la historia social de las ciencias socia-
ciologo,_ mas que para ningún otro pensador, dejar el propio les -una historia que, en su mayor parte, todavía está por escri-
pensamiento en ~l estado de impensado (impensé') es conde- birse- un propósito completamente diferente de aquel al que
narse a ser nada más que el instrumento de aquello que uno sirve en la actualidad.) Buena parte del trabajo colectivo que en-
pretende pensar. cuentra salida en Acles de l,a recherche en sciences sociales trata con
¿Cóm?_hemos de efectuar esta ruptura? ¿Cómo puede esca- la historia social de los objetos más comunes de la existencia or-
~ar el soc10logo a la disimulada persua5ión yue se ejerce sobre
dinaria. Pienso por ejemplo en todas esas cosas que se han vuel-
el cada vez que lee el diario, mira la televisión o incluso cuando to tan comunes, tan dadas, que nadie les presta la menor aten-
lee los trabajos de sus colegas? El simple hecho de estar alerta ción, como la estructura de una corte de justicia, el espacio de
es :mportante pero difícilmente baste. Uno de los instrumentos un museo, un cuarto oscuro electoral, la noción de "pe1juicio
mas ~oder?sos d~· ruptura yace en la hist01ia social de los pro- ocupacional" o de "cuadro" [en el sentido social militar, políti-
blemas, objetos e 1M.strumentos de pensamiento, vale decir den- co o empresaiial de la palabra], una tabla de dos por dos o, sim-
tro de la hist01ia dei trabajo de construcción social de la,reali- plemente, el acto de escribir o tipear. 29 La hist01ia así concebi-
dad (preservada por nociones tan comunes como rol, cultura, da se inspira no en un interés de anticuario sino en una
voluntad de entender por qué y cómo se comprende .
. ·..28Tam b .icn
• se lo puede ver íácilmente en la evolución de las categorías
Para evitar convertirse en objeto de los problemas que to-
llflhzadas para clasificar_ los libros en la publicación de reseñas Contemporar
Socwlogy, 0 en los camb10s de los címios de capítulos de los manuales ( o~ man por objeto, deben rastrear la historia de la emergencia de
<"Je~plo, Srnelse~ 1988) Yen las entradas de las enciclopedias de cienciapso- estos problemas, de su constitución progresiva, es decir, del tra-
c1a ·La taxonom1a de temas utilizada por la Annu.al Review 0 rs · lo bajo colectivo, a menudo realizado mediante competencia y lu-
buen eie 1 d 'J ocio gy es un
J . mp o ~una mezcla de divisiones burocráticas, apegadas al senti-
cha, que fue necesario para dar a conocer y reconocer tales y
do cun~im y_senc1llamenre arbitrarias heredadas de la hiswria (académica)
de la d d1sc1plrna·· es rara
. la mente que puede 1mpan1r
· · reLrospecrivamenLe un ' ruales asuntos como problemas legítimos, problemas que son re-
g~ o de coherencia (socio) lógica a la manera en que parcela el asunto del conocibles, publicables, públicos y oficiales. Recordemos el pro-
q e _trata. Abnendo cada volumen está la categoría "Teoría y métodos" blema de los "accidentes laborales" o riesgos ocupacionales es-
transfor;nada s1en_ipre en un tópico autocontenido. Luego viene '"Proceso~
~ocialcs · categona ran amplía que es difícil ver qué cosa podría no caer
tudiado por Rémi Lenoir (1980), o la invención de la "tercera
entro ~e _ella e "Insti~uciones Y cultura", que hipostasía !a cultura en un edad" sometida a escrutinio por Patrick Champagne (1979) y,
0__hJeto_dist1i:t?. Por que "Organizaciones formales" ha sido separado de "So- de manera más general, tópicos de la sociología tales como la
ciolog1a polmca Y económica" no queda cla1 o: cómo se las puede d . t;n • familia, el divorcio, la delincuencia, las drogas y el porcenta-
a su vez d "E ·¡¡ ·• . 1s ... gt.1r
l . . ~ .· s!rau rcac1on Y diferenciación" es también discutí ble. "Socio-
ogia histoi 1ca_ tiene el dudoso p1·ivilegio de ser reificada en una es · eciali- je de empleo femenino. En todos estos casos el probkrna que
da<ld separada
b · \presumiblemente sobre la base del método , e·p ero entonces p el positivismo ordinario (la primera inclinación de todo in-
no_ e erra estar reagrupada con "Teoría y métodos"? ¿y por qué otros abor- vestigador) da por sentado ha sido socialmente producido por
d~cs no u en en "sus" secciones?). Por qué "'Sociologi'a de la re!· · •
d. !" · - . 1g1on mun-
1a . nene su rubnca para ella sola es un misterio. "Políticas" es un resulta-
ydo directo de la demanda burocrática dei ...., i::stado d e un conoc1m1ento
· · ·
soCiaL 29 Véase, respectivamente, Lenoir 1980, Boltanski 1979, Garri.gou 198~.
.' c~rbonan.? ° ª.todas las otras categorías en su santificación del sentido común l b3 -
1
la n.1 nea nd1v1duo y sociedad". '
Bourdieu l 977a: pp. 36-38, 138, y Sayac! 1985.
333
332 Una invitación a la sociologfa reflexiva La práctica de la sociologia reflexiva

un trabajo colectivo de construcción de la realidad socia~ 30 por me- buye decisivamente a la constitución y consagració~ de _proble-
dio de reuniones y comités, asociaciones y ligas, bancas y movi- mas sociales "universales". La imposición de la_problématiqueque
mientos, demostraciones y petitorios, demandas y deliberacio- el sociólogo -como cualquier otro agente social- padece, de
nes, votos y tomas de posición, proyectos, programas y la que se convierte en relevo y sostén ca~ vez que ~b~rda p~r
resoluciones que hicieron de lo que era y pudo haber seguido su cuenta cuestiones que son una expres1on del esp1ntu soc10-
siendo un problema privado, particular, un problema socia~ un político de su época (incluyéndolas por ejemplo en sus cues-
asunto público que puede ser públicamente tratado (piensen tionarios de sondeo o, peor, diseñando su sondeo alrededor de
el destino del aborto o de la homosexualidad) 31 o incluso un ellas), se ve acentuada en tanto los problemas que se dan por sen-
tado en un determinado universo social tienen mayores chances
problema oficial que se convierte en objeto de decisiones ofi-
ciales y políticas, legislativas y gubernamentales. de recibir grantS33 materiales o simbólicos, de ser, como decimos
Aquí seria necesario analizar el papel particular del campo en francés, bien vus, gozar del favor de los administradores de las
político (Bourdieu 198la), en especial el del campo burocráti- burocracias científicas y de autoridades burocráticas tales como
co. A través de la muy particular lógica de la comisión adminis- las fundaciones de investigación, las empresas privadas o las ofi-
trativa, lógica que estoy investigando actualmente en el caso de cinas gubernamentales. (Esto explica por qué las encuestas de
la elaboración de políticas públicas de asistencia habitacional opinión, la "ciencia sin científico", siem~re engendran la
en Francia alrededor de 1975, 32 el campo burocrático contri- aprobación de aquellos que tienen los medios para encargar-
las, quienes de otro modo se manifiestan tan críticos de la so-
ciología cada vez que esta última rompe con sus demandas Y
30 Aunque la posición de Bourdieu podría parecer afín a la aproximación
mandatos.) 34
"socioconstructivista" de los problemas sociales (por ejemplo, Scnedider 1985, Sólo añadiré, para complicar las cosas un poco más aún, Y
Gusfield 1981, Spector y Kiitsuse 1987), difiere sustancialmente de esta última para hacerles ver cuán dificil, casi desesperado en realid~d, es
en ~l h~cho de que fundamenta el trabajo social de construcción simbólica y or-
gamzaoonal en la estructura objetiva de los espacios sociales dentro de Jos cua- el aprieto en que se encuentra el sociólogo, que el trabajo de
les é~te ti~~e lugar. Esta fundamentación opera en el nivel de las posiciones y producción de problemas oficiales, es decir, esos problemas do-
las disposiaones de los productores y satisfactores de demandas. Bourdieu no tados de una especie de universalidad que se les concede en tan-
defiende una posición construccionista "estricta" ni una "contextual" (tal como
las _definió Best 1989: pp. 245-89) sino un "constructivismo estructural" que re- to el Estado los garantice, casi siempre deja lugar para lo que hoy
~ona ~usalmente a los demandantes y sus productos con las condiciones ob- se denomina expertos. Entre estos expertos hay sociólogos que
jetivas. Vease Champagne 1990 por una análisis de la construcción social de la
"opinión pública" de acuerdo con tales lineamientos.
33 En inglés en el texto original francés: aquí Bourdieu juega con las pa-
.
3
i Kristin ~uker (1984) y Faye Ginsburg (1988) ofrecen exposiciones histó-
ncas Y etnográficas detalladas de la construcción social del aborto como asun- labras "grants" [becas] y "for granteá"_ [por .SC:~tado o ~obree~tend~d-~] para
to público en los niveles político y de base. Pollak ( 1988a) esboza un análisis del enfatizar el vínculo orgánico entre la imposiaon matenal y la unposiaon cog-
encuadre público del vínculo entre el sida y la homosexualidad en el discurso nitiva de las problemáticas. . ., . ,.
M Ya desde la introducción de las encuestas de opimon en la vida pohu-
político francés reciente. Boltanski desentraña las condiciones de eficacia de las
estrategias ~irigidas a transformar los incidentes y ultrajes personales en ca francesa durante los años sesenta, Bourdieu ha sido un crítico persiste~te
asuntos socialmente aceptados e injusticias en su importante artículo sobre y a menudo cáustico de sus usos sociales. s~ ai;,tículo d~ 1971, provoca~va­
la "~~nuncia" (Boltanski con Daré y Schiltz 1984, y Boltanski 1990). · mente titulado "La opinión pública no existe (Bourdie_u 1979~). h_a sido
Véase el número completo de marzo de 1990 de Acles de la reclurrck en reimpreso en numerosas colecciones y peri?dic?s y_tra~uci~o a ~1:51dio· ':as.
scíences sociales dedicado a "La economía habitacional" (Bourdieu 1990b, El tema se vuelve a mencionar en "Una ciencia sm científico lBourd1eu. _
1990c, 1990d; Bourdieu y de Saint Martín 1990; Bourdieu y Christin 1990). 1987a: pp. 217-24 [en español: pp. 194y siguientes]). 1-24
· 1 • pflpviu:a
334 la práctica de la SOCIO og1a r - - - -· - - - -

• ue pueden lle-
usan la autoridad de la ciencia para respaldar la unive ; lidad, de P reconstrucciones ignoradas como de
t
ruc ció u inco n s-
la objetividad y el desinterés de la representación bu - gal- a fun cionar como instrumentos r1 e axonomías ocupa-
l
de los problemas. Esto equivale a decir que cualquier c¡. entes. Podría tomar aquí el ejemp fio v. e ences en la vida
go que merezca ese nombre, es decir que haga aquell , e, se- .01•ules, ya sean los nombre_s de o ~c10. s ¡.
Cl " . - el INSEE (el lns-
gún mi parecer, se requiere para tener alguna posib. cotidiana o las categorías soc10econom1c . .
, . d~ lo tudios Económ1-
ser un sujeto de los problemas que plantea acerca del~· d
ti tu to Nacional de la Esta ist1cas y "· . . , , i.. ,-
. . l r de ronc ah::.acio.i vurorra
social, debe considerar dentro de su objeto la contri cos de Francia). un caso ejemp a . , en eral
- · de m era mas g •
que hacen la sociología y los sociólogos (sus propios ares). tz·ca ,37 del universal burocranco ,
y,
·
.
etarios
.'..
Jovenes
.
v
· 1 d l· s taXonom1as -grup ·. ' ,
con las mejores intenciones, a la producción de los pro lemas CJCmp10 de to ~ a , ue como n sabemos, no es-
oficiales (incluso si esto parece una insoportable s~nal de vicjos, y categonas ~e g~nero ~ l ' e los ociólogos utilizan
arrogancia o una traición a la solidaridad profesionruty a los tán lihres de lo arb1trano socia - qu , . - ·almcntc
. d n· · por ser cat ona:. :.oCJ
intereses corporativos). ' sin pens~r dcmas1a o ~n ~ as 38 O comJen el caso de aque-
En las ciencia'i sociales, como bien sabemos, las rupturas cornpartidas de entend1m1ento. . '. . f . l" (el siste-
epistemológicas a menudo son sociales, rupturas con las creen- llas ue llamé las "'categorías de JUICIO pro es1ona ,
q . . d utilizado oara evaluar los aruculos
cias fundamentales de un grupo y, a veces, con las creencias ma de adjetivos parea os . d de los colegas LBour<lieu
centrales del cuerpo de profesionales, con el cuerpo de certezas de los estudiantes o las Vlftu es ..
compartidas que son el fundamento de la communis doctorum opi- l 988a· PP 194-2551), aquellas que perten,cen al~ c~rpo:aoon
. . [ d ento en ulwna mstan-
nio. Practicar la duda radical en sociología es algo parecido a con- - e · al (lo que 110 excluye su un am t• , . .
p101cs1on d " las opos1oones
vertirse en un marginal. Esto sintió sin duda Descartes, quien pa- cia, en homologías estructurales, es ec1r, en
ra perplejidad de sus comentaristas jamás extendió su modo tan
intrépidamente inaugurado de pensar el reino del conoci-
miento al de la política (véase la prudencia con que habla de
-
parte desiguales para la _tarea que
ticular, siguiendo a BenJamm Lee
V\:
les edimos que realicen". Señala en par-
r las lenguas occidentales tien-
or '. q~ey los obietos a ex.pemas de las
·n >rimer plano Jos sustanuvo J • .
Maquiavelo). den a poner t: r . ' rocesos a condiciones estaucas. -.
Voy a abordar ahora los conceptos, palabras y métodos que relacio nes y para reduc'. 1 10 ~ P . , b rocrática y la subsecuente reificacton
1 37 Otro ejemplo sena la mvenc101~ ~ . 1 d Estados l lnidos (Heeghley
la "profession" 35 emplea para pensar y hablar acerca del mun- 1
de la "línea de pobreza" en la "ciencia soC1a e
1984; Katz 1~89: PP· 115-17).
1
do social. El lenguaje plantea un problema particularmente . 329-48) mostró hace mucho que no hay
, d 1 edad 1a 1oux 9
dramático para el sociólogo: se trata en efecto de un inmen- 38 Maunce llalbwachs (1972. PP- · - p· (l ~,8) Thévenot (1979) ,
\ •
nada "natural" en la categona ;Laa . . d no es inás que una palahr.i" de
so depósito de preconstrucciones naturalizadas, 36 por ende ' p
Mauger v Fosse- o 1a lº k (1989-)
- y jUVentu
. . argumento en el caso <le
- , 980b· 14 3-54) llevan mas 1eJOS ese .,
Bourd1eu (1 · PP· . ( 1978 ) lo aplican a Ja construcc1on
. Ch (1979) v l.eno1r
Ja Juventud. ampagne d~ l bk~ esm<lios históricos de las re 1a·
35 sociopoiítica de la "tercera eda . ncontad do la arbitrariedad de las
En inglés en el original, ya que Bourdieu está preparándose para cri-
- - recientes han emostra
ticar el concepto sociológico angloamericano de "profesión ". ciones de genero, en anos . . 1 z el más incisivo de éstos sea el de
36 Ahora bien, en palabrns de Wittgenstein ( 1977: p. 18): uEl lenguaje le~ . d r O y femf'OlllO , ta Ve _ l
categonas e mascu m ., - dº los artículos oubhcados en os
tiende a todos las mismas trampa5; es una inmensa red de giros erróneos fá- oan Scott ( 19 8) .' ve' anse tamb1en vanos .
'
· les sobre
· .
"Mascu\mo/
F
eme-
J de la h che en saences socia ·
cilmente accesible". Esta opinión es compartida por Elias ( I 978a: p. 111) dos números de Ades rec er: a extensa discusión de las luchas
quien cuenta a •s "~••rictur.is heredadas del habla y el pensamiento" entre ni no" (junio y sepuembre de 1 ~90)d. P;ra u~" véase Lenoir (en Champagne_
los obstácuios más senos para una ciencia de la sociedad: "Los medios del ha- por la definición de las categonas e natu l l$
bla y el Fºnsamiento accesibles a los ~ociólogos en el presente son en su mayor y otros 1989: PP· 61-77).
•,

337
336 UC.a invitación a la sociología reflexiva La prjctica de la sociologia reflexiva
j

fundamentales del espacio mial, tales como raro/ banal, único/ también, siempre que uno sea un poquito astuto, fondos p~ es-
común, etc). tudiarlo (como suele ocurrir en el caso de los abogados, por ejem-
Pero yo creo que uno debe ir más allá y poner en cuestión plo). La categoría de profesión se refiere a realidades que son, en
no sólo clasificaciones de ocupaciones y los conceptos utiliza- cierto sentido, "demasiado reales" para ser verdad, pues capta al
dos para designar clases de quehaceres, sino el concepto mis- mismo tiempo una categoría mental y una categoría soci~, ambas
mo de ocupación en sí, o de profession, que ha suministrado la socialmente producidas únicamente suplantando u obliterando
base a toda una tradición de investigación que, para algunos, todo tipo de diferencias y contradicciones económicas, ~ciales Y
se erige corno una suerte de divisa metodológica. Soy muy cons- étnicas que hacen de la "profesión" de "abogado", por ejemplo,
39
ciente de que el concepto de "profesión" y sus derivados (prcr un espacio de competencia y de lucha.
fesionalismo, profesionalización, etc.) han sido severa y prove- Todo resulta diferente, y mucho más dificil, si en lugar de
chosamente cuestionados por las obras de Magali Sarfatti adoptar la noción de "profesión" me tomo en serio el ~bajo
Larson (1977), Randall Collins (1979), ElliottFriedson (1986) de agregación y de imposición simbólica que fue necesano pa:a
y en particular Andrew Abbott ( 1988), quien ha llamado la producirla y la trato como un campo, esto es, como un espacio
atención, entre otras cosas, acerca de los conflictos endémicos estructurado de fuerzas y luchas sociales. 40 ¿Cómo se toma una
del mundo de las profesiones. Igualmente, creo que debemos muestra en un campo? Si, siguiendo el canon dictado por la
ir más allá de esta crítica, por muy radical que sea, y tratar, ccr metodología ortodoxa, uno toma una muestra aleatoria, mu-
mo hago yo, de reemplazar este concepto por el de campo. tila el objeto que busca construir. Si en el estudio del campo
La noción de profesión es de lo más peligrosa porque tiene a jurídico, por ejemplo, uno no toma al president~ de la Su-
su favor, como siempre en estos casos, toda la apariencia de neu- prema Corte, o si, en una indagación en el campo mtelectual
tralidad, y porque su uso ha sido un avance sobre el revoltijo ( boui- francés de los años cincuenta, uno deja afuera a Jean-Paul
llie) de Parsons. Hablar de "profesión" es ceñirse a una realidad Sartre, o a la Princeton University en un estudio de la acade-
verdadera, un conjunto de personas que llevan el mismo nombre mia estadounidense, su campo está destruido en la medida
(son todos "abogados" por ejemplo), tienen un estatus económi- en que estas personas o instituciones marcan por sí sol_as una
co aproximadamente equivalente y, lo que es más importante, se posición crucial. Hay posiciones en un campo que solo ad-
41
organizan en "asociaciones profesionales" dotadas de un código miten un ocupante pero que comandan toda la estructura.
de ética, cuerpos colegiados que definen las reglas de admisión, Con una muestra aleatoria o representativa de artistas o in·
etc. "Profesión" es un concepto popular que ha sido acríticamen·
te contrabandeado al lenguaje científico y que importa a éste to- !19 Véanse los dos números de Actes de la recherche en scienas sociales sobre la ley
do un inconsciente social. Es el producto social de un trabajo hist.& y los expertos legales, n 2 64 (septiembre de 1986~, y n 2 76/77 (marzo ~e 1989,
particulannente los artículos de \Ves Cezalay, Alain Bancaud y Anne Bo1g~l).
rico de construcción de un grupo y de una representación de los 40 El concepto de campo se explica extensamente en la parte 2, secc10~_3.
grupos que se ha deslizado subrepticiamente en la ciencia de ese Véase Boltanski 1984a y 1987 para un examen en profundidad de la mve?C1on
grupo mismo. Por ello este "concepto" trabaja tan bien, o dema- organizacional y simbólica de la categoría de los "cuadros" en la soc~edad
siado bien en un sentido: si aceptamos que construya nuestro ol>- francesa, y Charle 1990 sobre la de "intelectuales" que proceden segun los
jeto, encontraremos directorios a mano, listas y biografias ya tra- mismos lineamientos analíticos.
41 Por ejemplo, Sartre dominó y fue al mismo ~empo do~ina~o por su
zadas, bibliografias compiladas, centros de información y bases propia dominación en el campo intelectual frances de los anos cincuenta_
de datos ya constituidos por cuerpos "profesionales", como así (véanse Boschetti 1988 y Bourdieu l 980e, l 984b) · tZ6

338
Un a in vitación a la s o ciol ogía reflexiva La práctica d e la s o ciolog ía reflexiva 339

telectualcs concebidos como parte d


e una "profesión", en preexistentes-- mediante lo que ellos llaman una "definición
cambio, no problem.42
operacional" ("En este estudio llamaré 'escritor' ... ", "Considera-
Si ustedes aceptan la noción de . r . . .
. pro1es1on como un mstru- ré como una 'semiprofesión' ... "),sin ver que la cuestión de la de-
:ae~:~~~~ I~g~r de com~ un objeto, nada de esto crea ningu- frnición ("¡Tal y tal no es un verdadero escritor!") está en juego den-
. ta . n la medida en gue lo toman tal como se pre- tro del objeto mismo. 43 Hay una lucha dentro del objeto acerca
sen ~,_lo dado (los reverenciados datos de los sociólo os
pos1t1v1stas) se presenta a ustedes . d 1"í- 1 d g
sm icu ta . Todo va suave- 43
El vigoroso esfuerzo de Peter Rossi ( 1989: pp . l 1-13) por hacer pasar
rnente, todo se da por sentado. Las puertas Y las bocas se abr""n una <lefinición socialmente arbitraria de "homelessness" [la condición del home-
d e par en pa ·Q - , ' ~
d _ r. _e ue grupo podna derribar el registro sacrali- less, el sin techo] como una fundada t"n consideraciones 'ºciemífica~" es ejem-
za oi y n~turahzador del científico social? Los estudios de obis- plar e11 su g·rado de ingenuidad positivista y notable por la ceguera a sus pro-
~~s º,..d_e hde~es_cor~orativos que (tácitamente) acepLan la pro- pios presupuestos (incluyendo el de la existencia de una suerte de esencia
platónica del homelessness). En vez de mostrar (como mínimo) cuán diferentes
~matICa de ia iglesia o de los negocios reclutarán el apoyo del definiciones producen poblaciones de distintos tamaños, composiciones y tra-
Episcopado y d 1 e .
- - . e oncejo de Negocios, y los cardenales y líde- yenorias, y de anali1.ar los intereses µolít.icos r científicos involucrados en la
i es corporativos que celosa 11 contienda que opone a sus diversos defensores, Rossi se contenta con afirmar
. mente eguen a comentar sus resul-
ta d os nunca de1arán d d ex cathedra su definición confeccionada a partir de datos y preconceptos exis-
l ., . e conce er un certificado de objetividad tentes. En su lucha por "operacionalizar" una noción tomada del discurso de
a e s~~10logo que tiene éxito en dar realidad objetiva. es d .· todos los días de modo tal que en vez de desafiar reforzará a este último, Ros-
pubuc~, a la represemación subjetiva que tienen de su pr:;:~ si busca acumular congruencia con el senudo común ordinario, con ei senti-
ser social. Eu suma, en tanto pennanezcan dentro del d .. do común académico y con las coerciones prácticas de la investigación buro-
de las ap · . . · on111uo crática_ Notando que "es fácil quedar empantanado en cje1cicios académicos
, anencias sonalmente constituidas y sancionadas -y de definición", explica: "usaré una definición de homelessness que cubra la esen
este es el orden al
, . que pertenece la noción de "profesión" cia de ese término y sea al mismo tiempo práctica para su utili:.aaón en la investiga-
tcndran todas la · · · - ción concreta. Aunque mi concepción última es que la homelessness es una cues-
. . s apanenc1as de su parte incluso la d . .
ficidad Por el . ' e cienti- tión de grado, me veo obliga<lo a mar la definición IT'.ás común en los estudios de la
b . . contra~10, en cuanto emprendan el trabajo so- ciencia ~ocialsobre la hom.elessnessen los que me apoyo. f ... ] Hay algunas razones
rc u~, ob}~to :onstnudo genuino, todo resuJtará difícil: el pro- logísticas mu_y persuasit1as por las que la mayoría de Jos estudios de los lwmeless
greso tconco genera dificultades "metodológicas" a . d . han adoptado esta definición de la práctica" (el subrayado es mío). La cons-
Los " d- ,, soCJa as
meto ~1ogos ' por su parte, no tendrán dificultad en en~ trucción --en este caso, sería más apropiado hablar Je destrucción- de su ol:r
jeto no sigue ni las principales articulaciones observables del fenómeno ni una
~ontrar suficientes cabos sueltos en las operaciones que deben problemática teóricamente guiada de sus causas y variaciones. Termina por
evarse a cabo para captar el objeto construido lo mejor uc arrojar una "definición equitativamente estrecha" que básicamenre retoma)
se pu~da. (La metodología es como la ortografia de l q . ratifica aquella de las burocracias de Estado cuyo interés por normalizar y mi-
Francia decimos· c'est la . • " ' a que en nimizar el fenómeno está ampliamente documentado: se centra "principalmen-
"· . . . sczence des anPs, es la ciencia de los a<r te en los sin techo más accesibles, clientes de agencias que proporcionan ser-
nos · constsce en un d·
cual , compen !O de errores respec to de los vicios como refugios, comedores y clínicas médicas instalado~ para atender a
es uno sena un estúpido los sin techo". Excluye a codos aquellos a los que el Esta.do no quiere recono-
E . para comeLer la mayoría de ellos )
nt~ esas ~~~ultades, está la cuestión de las fronteras del ca~­ cer corno lwmefess genuinos (habitantes de hospitales, cárceles, pns1ones, asi-
los y a todos los "precariamente alojados", incluyendo a gente forzada a alqui-
~º· os p~sitiVlstas más osados resuelven esta cuestión -cuan- lar u ocupar habitaciones en el domicilio de parientes o amigos, etcétera).
º no onuten plantearla pura y simplemente utilizando listas fata obra maestra del posiúvismo llega a su clímax cuando Rossi reemplaza
la categoría habitual, tributaria del sentido común de '"lwme/,essness", por otra ca-
42 E . . tegoría del corriente "lenguaje sociológico vernáculo" (Merton), Ja de la "extre-
n mg1es en e l original.
ma pobreza", definida aquí con el mismo sentido de autoevidencia (y la misma
1t f-·
341
340 Una invitación a la sociología reflexiva

de quién es parte del juego, quién merece en realidad el título de


f
l
La práctica de la sociología reflexiva

co. Las apariencias siempre están a favor de lo apa~ente. L~ ver-


dadera ciencia, a menudo, no consiste tanto en mirar haoa de-
escritor. La noción misma de escrit0r, pero también la de aboga-
do, médico o sociólogo, a pesar de todos los esfuerzos de codifi- lante y mover la ciencia en esa dirección sino e~ to~na.r d nesgo
de no desplegar todos los signos exterio~:s.de c1e~tificidad (que,
cación y homogeneización a través de la certificación, está en jue-
más de una vez lo olvidamos, son muy faoles de impostar). ~.n­
go en el campo de los escritores (o abogados, etc.): la lucha por
tre otras razones porque los imbéciles o derni~habi~, como los ll~­
la definición legítima, cuya cuestión -la palabra definición lo di-
ma Pascal, aquelios que se detienen en las v10laoones de los ca-
ce- es la frontera, las fronteras, el derecho de admisión, en ocasio-
nones de la "metodología" elemental, se ven arrastrados por su
nes el numerus clasus, es una propiedad universal de los campos. 44
confianza positivista a percibir como otros _tantos "errores" y efec-
La resignación empirista tiene todas las apariencias de su
tos de la incompetencia o de la ignorancia aquello que son op-
parte y recibe toda la aprobación porque, evitando la construc-
ciones metodológicas fundadas en una negativa deliberada a
ción autoconsciente, deja las operaciones cruciales de la cons-
trucción científica -la elección del problema y la elaboración usar las puertas de emergencia de la "m~todología" ..
No es necesario decir que la reflexividad obsesiva que es
de conceptos y de categorías analíticas- al mundo social tal
cual es, al orden establecido, y así cumple, aunque sólo sea por
condición de una práctica científica rigurosa nada tiene ~n c~­
mún con la falsa radicalidad del cuestionamiento de la c1enoa
defecto, una función quintaescncialmente conservadora de ra-
tificación de la doxa. Entre todos los obstáculos que se interpo- que prolifera hoy. (Estoy pensand~ en ~quel~os que introd~ce~
la antigua crítica filosófica de la c1enc1a, mas o_me~os ac__uah-
nen en el camino del desarrollo de una sociología científica,
zada para ajustarse a la moda imperante ~n la nenc~a social es-
uno de los más formidables es e! hecho de que se llegue a los
tadounidense, cuyo sistema inmune ha sido para~o~,1can~e_n~e
descubrimientos científicos genuinos al costo más alto y los be-
destruido por varias generaciones de "metodolog1a pos1~1vis­
neficios más bajos, no sólo en los mercados comunes de la exis-
tencia social sino, con demasiada frecuencia, en el mercado ta.) Entre estas críticas, hay que conceder un lugar especial~
las de los etnometodólogos, por más que en algunas de sus for-
académico, del que podría esperarse una mayor autonomía. Co-
mulaciones convergen con las conclusiones de quienes redu-
mo he tratado de demostrar en relación con los costos y benefi-
cen el discurso científico a estrategias re,tóricas acerca de un
cios sociales y científicos diferenciales de las nociones de profesión
mundo reducido a su vez al estado de un texto, El análisis de
)'de campo, a menudo es necesario, para producir ciencia, so-
brepasar las apariencias de cientificidad e incluso contradecir las la lógica de la práctica, y de las teorías espontáneas d: la~ que
normas en vigor y desafiar los criterios usuales del rigor científi- se provee para dar sentido al mundo: ~o es un fin en_ s1 m1,smo_,
no más que la crítica de las presupos1c10ne~ de la sooolog1a or-
dinaria (es decir, irreflexiva), especialme~e en sus usos ~e. los
a:bitrarieda~ ~utoua.nquilizadora), como tener ingresos por debajo de! 75 por
ciento de la lmea de pobreza oficial", otro constructo burocrálico. Homelesmess métodos estadísticos. Es un momento absilutamente d~c.1s1vo,
Ypovert~ transmigran_así de una condición sociopolítica -un conjunto d~ relacio- pero sólo un momento, de la ruptura co las presupos1oones
nes h_zsUmcas Ycai:gvnas que :esultan d~ !as luchas por la producción y co~cación del sentido común lego y académico. Si e.. reoso objetivar los
de bienestar so~1al- a un Est.ado medido por variables atomísticas claras,~ distin-
tas que le permiten a uno contar, dividir y disciplinar a ios individuos. · esquemas del sentido práctico, no lo es co · 1 propósito ~e pro-
44 Sobre cambios recientes en la definición y funciones sociales d¿ os ex- bar que esa sociología puede of~ece: ~só~o pun~o d: vista so-
pertos legales, ~éase D_ezalay 1989; sobre la lucha por definir qué es u escri- bre el mundo entre muchos, m mas_nr nos c1entifico que
tor en la Francia del siglo XIX, Viala 1985; sobre los dilemas de las
escritoras para ser reconocidas como tales, de Saint Marún l 990b.
~eres
fz¡
cualquier otro, sino para arrebatar la raz.~ ' ·entífica del abraz.o
343
342 Una invitación a la sociología reflexiva La práctica de la sociología reflexiva

la razón práctica, para evitar que esta última contamine a la prime- 4. El doble vínculo y la conversión
ra, para no tratar como un instrumento científico lo que tendría
que ser el objeto del conocimiento, esto es, todo lo que consti- El ejemplo que acabo de dar respecto de la noción de pro-
tuye el :,entido práctico del mundo social, las presupos1c10nes, fesión no es sino un caso particular de una <liíicultad general.
los esquemas de percepción y comprensión que dan al mundo De hecho, es la tradición académica de la sociología en su to-
vivido su estr uctura. Tomar como objeto el entendimiento del talidad lo que debemos cuestionar todo el tiempo y aquello de
sentido común y la experiencia primaria del mundo social co- lo que debemos desconfiar metódicamente. De allí el double
mo una aceptación noética de un mundo que no está consti- binden que todo sociólogo digno de ese nombre queda atrapa-
tuido como un objeto frente a un sujeto es precisamente el me- do: sin los instrumentos intelectuales que le son legados por su
dio de evitar quedar "atrapado" dentro del objeto. Es el merlio para tradición académica, es poco más que un aficionado, un auto-
someter a escrutinio científico todo lo que hace posibl,e la experien- didacta, un intuitivo (y por cierto, no el mejor equipado de to-
ci,a dóxica del mundo, esto es, no sólo la representación precons- dos los legos, dada la limitada extensión de las experienci~ so-
truida de este mundo sino también los esquemas cognitivos que ciales de la mayor parte de los académicos); pero al mismo
subyacen a la construcción de esta imagen. Y aquellos entre los tiempo esos instrumentos lo mantienen en el peligro const~n­
etnometodólogos que se contentan con la mera descripción de te de no hacer más que sustituir la doxa ingenua del sentido
esta experiencia sin cuestionar las condiciones sociales que la común de los legos por la no menos ingenua doxa del senti-
hacen posible -es decir, la correspondencia entre las estruc- do común académico (sens commun savante), aquel que imita
turas sociales y las estructuras mentales, la estructura objetiva como un loro, con una jerga técnica y bajo la tramposa aparien-
del mundo y las estructuras cognitivas a través de las cuales es- cia oficial del discurso científico, el discurso del sentido común
D"~C .
te último es aprehendido-- no hacen más que repetir los cues- (esto es lo que llamo el " ei.ecto
e
1dl.oirus ") .46
tionamientos más tradicionales de la filosofía más tradicional No es fácil escapar a los cuernos de este dilema, esta alter_na-
acerca de la realidad de la realidad. Para sopesar las limitacio- tiva entre la ignorancia inerme del autodidacta privado de ms-
nes de esta semblanza de la radicalidad que su populismo episté- trumenws de construcción científica y la seudociencia del seu-
mico les impone (debido a su rehabilitación del pensamiento co- docientífico que inadvertida y acríticamente acepta categ_orías
mún), sólo tenemos que observar que los etnometodólogos no de percepción ligadas a un determinado estado de las relaciones
han visto nunca las implicaciones políticas de la experiencia dóxica sociales, conceptos semiconstruidos que toma directamente del
del mundo que, en tanto que aceptación fundamental del orden mundo social. Nunca se siente tanto esta contradicción como en
establecido situada fuera del alcance de la crítica, es el funda- el caso de la etnología, donde debido a la diferencia entre lastra-
mento más seguro de un conservadurismo incluso más radical diciones culturales y al extrañamiento resultante uno no puede
que aquel que trabaja para establecer una ortodoxia política. 45 vivir, como en sociología, bajo la ilusión del entendimiento in-
mediato. En este caso, o bien uno no ve nada o bien se queda
'15 Véase en !a parte 2, sección 1, una discusión ulterior. Es fácil entcnde1 con las categorías de percepción y ei modo de pensar (el legalis-
cómo dicho comervadurismo, bajo determinadas circunstancias históricas, modelos antropólogos) de sus predecesores, quien a menudo
puede convertii·se en su opuesto: como ha dernostraedo Calhoun (1979) en
su critica revisionista del análisis de Thompson de Ja formación de la clase
trabajadora inglesa, una visión dóxica del mundo, es decir, una "tradición" 46 Por el nombre del médico de Moliere, que habla un !aún pretenci;iso
cultural s~n cuestionar y unificad puede, cuando se Ja desafía, proporcionar
el mecanismo cognitivo necesario para la acción radical colectiva.
y falsamente académico en El enfer111a imaginario. l Z. ~·
345
344 Una invit ación a la sociolog ía refle xiva La práctica de la soci ología reflexiva

los recibieron a su vez de otra tradición académica (la del Dere- A riesgo de parecer un partidario de llevar la duda radic~l
cho Romano, por ejempio). Todo esto nos inclina hacia una suer- a una expresión hiperbólica, me gusta:ía ev~car una vez mas
te de r.onseroadurismo estructural que conduce a la reproducción las perniciosas formas que el pensamiento rndolente pue~e
de la doxa académica.4 7 adoptar en sociología. Tengo en mente un caso muy paradt~p­
De allí la peculiar antinomia de la pedagogía de la investi- co donde un pensamiento crítico como el de Marx funciona
' . :\ 'l l mentesde
gación: debe transmitir tanto instrumentos probados de cons- en el estado de impensado ( impense,' no so o en as
trucción de la realidad (problemáticas, conceptos, técnicas, los investigadores (y esto se aplica tanto a los defenso~es como
métodos) como una formidable disposición crítica, una incli- a los críticos de Marx) sino también dentro de la realidad que
nación a cuestionar despiadadamente tales instrumentos (por registran como pura hipótesis o~ser~acional. Lle~~: adelai:te
ejemplo las taxonomías ocupacionales del INSEE u otras, que sondeos sobre las clases sociales sm nmgun~ refle~~on u~tenor
no son dadas como regalo del cielo ni se ofrecen listas para acerca de su existencia o no existencia, su dimens10n y s1 son o
usar fuera de toda realidad). No hace falta decir que, como
con todo mensaje, las chances de que esta pedagogía tenga j no antagónicas, como se ha hecho má,s de una vez, sobre. todo
con el objetivo de desacreditar la teona marxista, es tomar co-
mo objeto inadvertidamente las huellas, en la r~alidad, de los
éxito varían sustancialmente de acuerdo a las disposiciones so-
cialmente constituidas de sus receptores. La situación más fa- . , d M· x en particular por me-
efectos ejercidos por la teona e 1 ar ' .
vorable para su transmisión se presenta cuando uno está fren- 1 dio de las actividades de los partidos y sindicatos que han tra-
te a gente que combina un dominio avanzado de la cultura bajado para "hacer surgir la conciencia de clase '~·
científica y cierta rebeldía contra, o distancia de, esa cultura Lo que estoy diciendo sobre el "efecto teona·:. que ~a te?-
(por lo general, arraigada en una experiencia extrañada del 1 ría de clases pueda haber ejercido, y del que la conciencia
universo académico), que los empuja a no "comprarla" a su de clase" tal como la medimos empíricament~ es en parte un
precio de expendio o, simplemente, a una forma de resisten- roducto, no es más que una ilustración parucular de :in f~­
cia contra la representación aséptica y desrealizada del mun- ~ómeno más general. Debido a la existencia de una ciencia
do social que ofrece el discurso dominante en sociología. Aaron social y de prácticas sociales que proclaman s~ ~:rcntesco con
Cicourel es una buena ilustración de ello: ha rondado con "de- esta ciencia (tales como las encuestas de opm1~~, los conse-
lincuentes" en los barrios bajos de Los Angeles durante el jos mediáticos, la publicidad, etc.) 48 pero tamb1en a la peda-
tiempo suficiente en su juventud como para estar espontánea- gogía e incluso, con frecuencia cada vez mayor, a l~ conduc-
mente inclinarlo a cuestionar la representación oficial de la ta de los políticos o de los funcionarios de gobierno, los
"delincuencia". Sin duda es esta íntima familiaridad con ese hombres de negocios y ios peno · d'istas, d e? tro del mundo so-.
universo, unida a un sólido conocimiento de las estadísticas y cial mismo hay cada vez más agentes que mvocan un conoo-
de las prácticas estadísticas, el que lo predispuso a plantear a miento académico, si no científico, en sus prácticas Y-lo que
las estadísticas de "rlelincuencia" preguntas que todos los pre- es más importante- en su trabajo d~ prod~cción de rep~esen­
ceptos metodológicos del mu ndo han sido incapaces de generar taciones del mundo social y d e manipulac10nes de esas iepre-
(Cicourel 1968). sentaciones. Así que la ciencia corre el peligro cada vez mayor de

47
Este punto es sostenido de manera más completa en Bourdieu l 986a 48 Véase Champagne 1988 y J 990, sobre los usos de la ciencia social Y.de
y 1986c. la seudociencia social en el "nuevo espacio político" de Francia. [3'.0
346 Una invitación a la sociología reflexiv a La práctica de la sociología reflexiva 347

registrar inadvertid amente el resultado de práclicas que preten- tanto la ingenuidad primaria como la verdad objetiva que esa
den derivarse de la ciencia. ingenuidad oculta y en la que se detienen los .demi-ha~les, aque-
Finalmente, y de manera más sutil , sucumbir a los hábitos llos que piensan que son más astutos que nadie, enganados p~r
de pensamiento, incluso a aquellos que bajo otras circunstan- otra forma de ingenuidad. (No puedo contenerme de df'.~1.r
cias pueden ejercer un poderoso efecto de ruptura, sólo pue- aquí que la excitación de ser astuto, desmitificador y de.smrn-
de conducir a formas inesperadas de ingenuidad. No vacilaré ficado, de hacer el papel del desencantado desencantaoor, es
en decir que el marxismo, en sus usos sociales más comunes un ingrediente crucial en buena parte de las vocaciones socio-
constituye a menudo la forma parexceUencede lo académicamen-' lógicas ... Y el sacrificio que el riguroso método exige es por
te preconstruido porque está por encima de la suspicacia. Supon- ello de lo más costoso.)
gamos que nos ponemos a estudiar la idelogía "legal", "religio- No hay riesgo de sobreestimar la dificultad y los peligros
sa" o "profesora!". La misma palabra ideología supone marcar cuando se trata de pensar e l mundo social. La fuerza de lo pre-
un quiebre con las representaciones que los agentes preten- construido reside en el hecho de que, estando escrito tanto en
den dar a su propia práctica: significa que no deberíamos to- las cosas como en las mentes, se presenta bajo el manto de lo
mar sus declaraciones al pie de la letra, que tienen intereses, autoevidente que pasa desapercibido porque por definici~n se
etc. Pero en su violencia iconoclasta, la palabra nos lleva a ol- da por sentado. La ruptura requiere una conversión de la mz'!'ada
vidar que la dominación de la que debemos arrancarnos para de uno y es posible decir acerca de la enseñanza de la s~oolo­
objetivar logra ejercerse en gran medida en tanto es descono- gía que piimero debiera "dar nuevos ojos", como .han dicho a
cida como tal. Por tanto nos hace olvidar que debemos rein- veces los filósofos iniciáticos. La tarea es producir, s1 no una
troduci r en el modelo científico el hecho de que la represen- "nueva persona", al menos una "nueva mirada'', un ojo.~oci.owgi­
tación objetiva de la práctica tuviese que ser construida contra cn. y esto no puede hacerse sin una genuina convers1on, una
la expt>riencia primaria de la prác6ca o, si lo prefieren, que la metanoia, una revolución mental, una transformación de la pro-
"verdad objetiva" de esta experiencia es inaccesible a la expe- pia visión del mundo social en su t0talidad. .
49
riencia misma. Marx nos permite abrir de un portazo las puer- Lo que se llama "ruptura epistemológica", es deor la pues-
t~s de la doxa, de la adherencia dóxica a la experiencia prima- ta entre paréntesis de las preconstrucciones habituales y de .i~s
na. Pero detrás de esta puerta yace una trampa, y el demi-habile principios comúnmente en funcionamiento en la elaborac10n
que confia en el sentido común académico olvida retornar a de dichas construcciones, a menudo p resupone una ruptura
la experiencia primaria que la construcción académica había con modos de pensar, conceptos y mét0dos que tienen a favor
puesto entre paréntesis y dejado a un lado. La "ideología" toda Ja apariencia del sentido común, del sentido ordinario, y del
(re~.Imente a esta altura haríamos mejor en llamarla de algu- buen sentido cienúfi.co (todo aquello que la tradición positivis-
na otra manera) no se nos aparece como tal, a nosotros y a sí ta dominante honra y reverencia). Ustedes seguramente com-
misma, y es este desconocimiento el que le da su eficacia sim-
bólica. En suma, no a lcanza con romper con el sentido común 19 La noción de '"ruptura epistemológica - ( comu la de "perEI epistemo-

ordin ario, o con el sen tido común académico en su forma ha- lógico"'), que muchos lectores angloamericanos asocian con Althusser (o con
Foucault) se origina con Gaston Bachelard y ha sido uuhzado muy extensa-
bi_tual. Debemos romper también con los instrumentos de ruptura que
mente por Bourdieu mucho antes del apogeo del ~nar~;mo estructural1sta
nzegan la experiencia misma contra la cual han :sidu cunstmidos. Esto (nótese el estatuto de pivote que se le da en Bourd1eu, 1....namboredon Y Pas-
debe hacerse para erigir modelos más completos, que abarquen seron 1973, originalmente publicado en 1968). l:?tf" ·-
349
348 Una invitación a la sociología reflexiva La práctica de la sociología reflexiva

francés, decimos "director de conciencia"), un papel bastante


prenderán que, cuando uno está convencido, como yo, de que
ia tarea más decisiva de ia ciencia social, y por tanto de la ense- peligroso, que no tiene justificación, baj:n~o de nuevo a ~a ~ea­
ñanza de la investigación en ciencias sociales, es establecer co- lidad a quien "ve demasiado a lo grande e my~ctando mas am-
bición en quienes se dejan atrapar en la segundad d<" empren-
mo norma fundamental de la práctica científica la conversión
del pensamiento, la revolución de la mirada, la ruptura con lo dimientos fáciles y humildes.
De hecho, la ~yuda más decisiva que el investigad~r novato
preconstruido y con todo aquello que lo apuntala en el orden
social -y en el orden científico-, se está condenado a la sos- puede esperar de la experiencia es aquella que lo amme ~ ~o­
rnar en cuenta, en la definición de su proyecto, sus cond1c1~
pecha permanente de querer ejercer un magüterium profético
nes reales de realización, es decir, los medios que tiene a su d1.s-
y exigir una conversión personal.
Agudamente consciente de las contradicciones específica- posición (especialmente en términos de tiempo Ycompetenc'.a
específica, dada la naturaleza de sus experiencias soctales y de
mente sociales de la empresa científica tal como he tratado de
describirla, cada vez que juzgo un trabajo de investigación, sue- su formación) y las posibilidades de acceso a los mformante~ Y
a la información, documentos y fuentes, etc. Con frecuenc1~,
lo preguntarme a mí mismo si debiera tratar de imponer la vi-
sión crítica que a mí me parece la condición necesaria de cons- es sólo en la conclusión de un prolongado trabajo de soc10ana-
iisis a través de toda una secuencia de fases de sobreinvestidu-
trucción de un objeto científico genuino, poniendo en
movimiento una crítica del objeto preconstruido que probable- ras ~desposeimientos, que el ajuste ideal entre un investigador
y "su" objeto puede lograrse.
mente parezca un coup de force, una suerte de Anchluss intelec-
tual. Esta dificultad es muy seria porque en las ciencias sociales La sociología de la sociología, cuando adopta la form~ mu:
concreta de la sociología del sociólogo, de su proyecto c1ent1-
el principio de los errores casi siempre se funda, al menos en
fico de sus ambiciones y omisiones, de sus audacias y miedos,
mi experiencia, en disposiciones socialmente constituidas así
no ~s un supp!hnent d'ameo una especie de lujo narcisista: la to-
como en miedos y fantasías sociales. De manera que siempre
ma de conciencia de las disposiciones, favorables o desfavora-
es dificil pronunciar públicamente un juicio crítico que, más
allá de las prácticas científicas, toque a las disposiciones más bles, asociadas a los propios orígenes sociales, con su trasf?n-
do académico y de género, ofrece la oportunidad, aun s1 e_s
profundas del habitus, aquéllas íntimamente ligadas a los orí-
limitada, de llegar a controlar tales disposiciones. Incluso as1,
genes sociales y étnicos, al género y también al grado de con-
son incontables los trucos de las pulsiones sociales, y hacer una
sagración académica previo. Tengo en mente aquí la humildad
exagerada de algunos investigadores (más frecuente entre las sociología del propio universo a veces puede ser otra.manera,
mujeres que entre ios hombres, o entre aquellos que provienen más perversa, de satisfacer de manera indirecta ~sos 1mp_ulsos
de un trasfondo social "modesto", como decimos a veces) que reprimidos. Por ejemplo, un ex teólogo qu.~ se hizo soctologo
no es menos fatal que la arrogancia. En mi opinión, la postura puede experimentar una especie <le regres:on y_empezar a ha-
correcta consiste en una combinación altamente improbable blar como teólogo o, peor aún, usar la soc10log1a como un ar-
d~ una determinada ambición, que lleva a uno a adoptar una
ma para establecer sus pasadas posiciones teológicas. Lo_ mis-
m1rada amplia (a voir grand'), y la modestia indispensable para mo puede ocurrir con un ex Glósofo: también él corre el nesgo
enterrarse en el más completo detalle del objeto. Así, el direc- de encontrar en Ja sociología de la filosofia el modo encub~erto
tor de investigación que realmente quiera cumplir su función de librar las guerras filosóficas por otros medios. -¡ 3-2
tendrá a veces que adoptar el papel de confesor o gurú (en
350

S. Objetivación participante
Una invitación a la sociología reflexiva

l
f
la práctica de la sociología reflexiva 351

de mi trabajo yo había erigido un modelo del espacio académico

~o q~e he llamado objetivación partúipante (que no hay que


c?nt~~dir con la observación participante)5o es sin duda el
eJercic10 más dif~cil de todos porque requiere de un quiebre
l como un espacio de posiciones vinculadas por relaciones de
fuerza específicas, a la manera de un campo de fuerzas y al mis-
mo tiempo un campo de luchas por preservar o transformar
dicho campo de fuerzas. Pude haberme detenido allí, pero al-
con las adherencias y adhesiones más profundas e inconscien- gunas observaciones que había hecho en el pasado, en el cur-
tes, a~uellas que a menudo confieren a los objetos el "interés" so de mi trabajo etnográfico en Argelia, me sensibilizaron ha-
que t1ene1: por ellos quienes los estudian (es decir, aquello que cia el "epistemocentrismo" asociado con el punto de vista
menos quieren conocer sobre su relación con el objeto que tra- académico. Además, me vi forzado a revisar mi empresa d e bi-
tan de conocer). Es el ejercicio más difícil pero también el más do a la incomodidad que en el momento de publicarla me pro-
necesario porque, como intenté hacerlo en Romo academicus ducía el sentimiento de haber cometido una especie de desleal-
(Bourdieu l 988a), el trabajo de objetivación toca en este caso tad al elevarme como observador por encima de un juego que
un objeto muy pe_culiar dentro del cual están inscriptos algu- aún estaba jugando. Entonces experimenté de un modo pani-
n?s de_ los determinantes sociales más poderosos de los princi- cularmente punzante lo que estaba implícito en la pretensión
pios m1~mos ~e aprehensión de cualquier objeto posible: por un de adoptar la postura del observador imparcial, ubicuo e invi-
Ia¿o,_ el mteres específico asociado a ser miembro del campo aca- sible al mismo tiempo en tanto se disimula detrás de la imper-
dem1co Ya ocupar una posición específica en dicho campo, y sonalidad absoluta de los procedimientos de investigación, ca-
P_~r el otro, las catego_ría_s socialmente constituidas de percep- paz por ende de adoptar un punto de vista cuasidivino sobre
Cion de_l n:undo academ1co y del mundo social, categorías del colegas que al mismo tiempo son competidores. Al objetivar la
ente~d1m1ento profesora! que, como dije antes, pueden pro- pretensión de posición regia que convierte a la sociología en
porcionar el fundamento de una estética (por ejemplo el art un arma en las luchas internas al campo en lugar de un instru-
P0 r:ipzer, el a~te académico) o de una epistemología (como la mento de conocimiento de tales luchas, y por ende de! propio
ep1stemolog1a del resentimiento que, haciendo de una necesi- sujeto cognoscente que, no importa lo que haga, nunca deja
dad un~ ~~tud, valora siempre las pequeñas prudencias del ri- de librarlas, me di a mí mismo los medios para reintroducir en
gor ~osmVIsta contra toda forma de audacia científica). el análisis la conciencia de las presuposiciones y prejuicios aso-
. S1~ tratar de explicar aquí todas las enseñanzas que una so- ciados con el punto de vista local y localizado de alguien que
cwl_ogia re~exiva puede extraer de tal análisis, me gustaría su- construye el espacio de los puntos de vista.
genr tan solo una de las suposiciones mejor escondidas de Ja La conciencia de los límites de la objetivación objetivista me
empresa :ientífica que el trabajo sobre dicho objeto me forzó hizo descubrir que existe, dentro del campo social, y particu-
a d~scu~nr y cuya c~nse~uencia inmediata -prueba de que la larmente dentro del mundo académico, todo un nexo de ins-
soc10l~g1a de la ~o~iologia es una necesidad, no un lujo- fue tituciones cuyo efecto es tornar aceptable la brecha entre la ver-
un mejor conoc11111ento del objeto en sí. En una primera fase dad objetiva del mundo y la verdad vivida de io que somos y
hacemos en él (todo aquello que los sujetos objetivados susci-
so Sob ·' ' tan cuando confrontan el análisis objetivista diciendo que "las
. re esta nocwn, vease El sentido práctico (Bou:·dieu J 990a), Homo aca.-
demzcm (Bourd1eu l 988a), Bourdieu 1978a, y la pa1·te 2, sección I del presen- cosas no son así"). En este caso, existen por ejemplo sistemas
te volume n. colectivos de defensa que, en universos donde todos luchan p~r
133
352 Una invitación a la sociología reflexiva La práctica de la sociología reflexiva 353

el monopolio sobre un mercado en el que todos los consumi- fracaso, como acto de re-conocimiento, es imposible de hecho.
dores de uno son también sus competidores y la vida es por tan- Saben también que, para hablar con propiedad, los guarismos y
to muy dura, 51 nos permiten aceptamos a nosotros mismos al sus significados no son "hechos" universales, y que la estrategia
aceptar los subterfugios o gratificaciones compensatorias ofre- que consiste en "negar lo obvio" (el 54 por ciento es mayor que
cidos por el medio ambiente. Es esta doble verdad, objetiva y sub- el 46 por ciento), si bien pareciera destinada a fracasar, conser-
jetiva, la que constituye toda la verdad del mundo social. va un grado de validez (el partido X ganó pero el partido Y no
Si bien vacilo un poco, me gustaría evocar a manera de ilus- perdió en realidad: X ganó pero no tan limpiamente como en
tración final una presentación hecha aquí hace algún tiempo so- elecciones previas o por un margen menor del que había sido
bre un debate televisivo postelectoral, 52 un objeto que, debido a anunciado, etcétera).
su aparente facilidad (todo lo referido a él se presta de inmedia- ¿Pero es esto lo que realmente importa? Aquí la cuestión
to a la intuición inmediata), presenta muchas de las dificultades del quiebre se plantea con especial prominencia dacio que el
con las que un sociólogo puede tropezar. ¿Cómo hemos de ir analista está contenido dentro del objeto de sus competidores
más allá de la descripción inteligente, esa del tipo siempre ex- en la interpretación del objeto, y estos competidores pueden
puesto a "ser redundante con el mundo" ([aire pléonasme avec le incluso invocar la autoridad de la ciencia. Se plantea de forma
monáe), al decir de Mallarmé? Es grande el peligro, en verdad, particularmente aguda porque, en conu·aste con lo que ocurre
de reafirmar en un lenguaje distinto aquello que los agentes in- en otras ciencias, una mera construcción, incluso una descrip-
volucrados ya han dicho o hecho y extraer significados de pri- ción construida -es decir, una determinada a capturar los ras-
mer grado (hay una dramatización de la espera de los resulta- gos relevantes y sólo esos- no tiene el valor intrínseco que asu-
dos, hay una lucha por el significado de los resultados, etc.), o ya me en el caso de la descripción de una ceremonia ritual secreta
fuera simple o pomposamente identificar los significados que entre los hopis o de la coronación de un rey en la Edad Media:
son el producto de intenciones conscientes, que los agentes mis- la escena ha sido vista y entendida (en cierto nivel y hasta cierto
mos podrían declarar si tuviesen tiempo y no temieran mostrar punto) por veinte millones de telespectadores, y el registro da
su juego. Pues estos últimos saben muy bien -al menos en la una lectura de ella cuya precisión no puede igualar ninguna
práctica, pero cada vez más de modo consciente- que en una transcripción positivista.
situación donde lo que está juego es imponer la representación De hecho, no podemos escapar de la serie indefinida de in-
más favorable de la propia posición, la aceptación pública del terpretaciones mutuamente refutables--el hermeneuta está en-
vuelto e n una lucha entre hermeneutas que compiten por te-
ner la última palabra sobre un fenómeno o un resultado- a
51
Esto es lo que Bourdieu (1985d) llama el "mercado de producción res.. menos que realmente construyamos el espacio de las relaciones
uingida", en oposición al "mercado generalizado" donde los productores
objetivas (estructura) que expresan los intercambios comunica-
culturales someten sus obras a un público amplio.
52
En la n oche de cada elección nacional Jos principales canales de tele- cionales que observamos directamente (interacción). La tarea
visión francesa organizan programas especiales en que prominentes políti- consiste en captar la realidad escondida que se vela a sí misma
cos, politólogos, periodistas y comentaristas políticos interpretan y debaten al develarse y sólo se ofrece a los observadores bajo la forma
los resultados esti mados de la votación y su significación para la evolución
políLica del país. Esos programas son casi universalmente identificables por anecdótica de la interacción que la oculta. ¿Qué significa todo
los telespectadores franceses y constituyen un medio de acción política de in- esto? Ante nuestros ojos tenemos un conjunto de individuos de-
fluencia creciente. signados por sus apellidos, el señor Amar, p<"'riodista, el seúor /,
.( 3 '1
354 Una invitación a la sociología reflexiva 1 La práctica de la sociología reflexiva 355

!
Rémond, historiador, el señor X, politólogo, y así sucesivamen- Sin embargo, no podemos detenernos aquí. El espacio de
te, que intercambian, como solemos decir, declaraciones apa- interacción es el locus donde se lleva a cabo una intersección
rentemente pasibles de un "análisis del discurso" y donde todas entre varios campos. En su lucha por imponer la interpretación
las "interacciones" visibles al parecer proporcionan las herra- "imparcial", es decir, por hacer que los espectadores reconoz-
mientas necesarias para su propio análisis. Sin embargo, la es- can la suya como la visión objetiva, los agentes tienen a su dis-
cena que se desata en el estudio de televisión, las estrategias que posición recursos que dependen de su membresía en campos
los agentes despliegan para ganar el combate simbóiico por ei objetivamente jerarquizados y ele su posición dentro de los res-
monopolio de la imposición del veredicto, por la reconocida ca- pectivos campos. En primer lugar, tenemos el campo político
pacidad de decir la verdad sobre la cuestión en juego en el de- (Bourdieu 198la): en tanto están directamente implicados en
bate, son la expresión de relaciones objetivas de fuerza entre los el juego y por tanto directamente interesados y así se los ve, se
agentes involucrados o, para ser más preciso, entre los distintos percibe de inmediato a los políticos como juez y parte, sospe-
campos en los que están implicados y en los que ocupan posi- chosos siempre ele proponer interpretaciones interesadas, ses-
ciones de diversa reputación. En otras palabras, la interacción es gadas y por ende desacreditadas. Ocupan distintas posiciones
la resultante visible y puramente fenoménica de la intersección de cam- del campo político: se ubican en este espacio por su membre-
pos jerarquizados. sía en un partido pero también por su estatus en el partido, su
El espacio de interacción funciona como una situación del notoriedad, local o nacional, su atracción pública, etc. Luego
mercado lingüístico y podemos descubrir los principios que tenemos el campo periodístico: los periodistas pueden y deben
subyacen a sus propiedades coyunturales. 53 Primero, se trata de adoptar una retórica de la objetividad y la neuu·alidad, con la
un espacio preconstruido: la composición social del grupo de asistencia de los "politólogos" cuando sea menester. Luego te-
participantes está determinada de antemano. Para compren- nemos el campo de la "ciencia política., dentro de la cual los
der qué puede ser dicho y especialmente qué no puede ser dicho "politólogos mediáticos" ocupan una posición bastante despro-
en el estudio, uno debe conocer las leyes de formación del gru- vista de glamour, si bien gozan de un prestigio considerable del
po de hablantes, quiénes quedan excluidos y quiénes se exclu- lado de afuera, especialmente entre los periodistas a los que
yen a sí mismos. La censura más radical es la ausencia. De ma- dominan estructuralmente. Le sigue el campo del mercado po-
nera que debemos considerar las relaciones de representación lítico, representado por los anunciantes y consultores mediáti-
(tanto en el sentido estadístico como en el sentido social) de cos que revisten sus evaluaciones de los políticos de justificacio-
las diversas categorías (género, edad, ocupación, educación, nes "científicas". En último lugar está el campo universitario
etc.) y por ende las chances de acceso al habla, medidas por la propiamente dicho, representado por especialistas en historia
cantidad de tiempo que utiliza cada uno. Una segunda carac- electoral que se han "especializado" en el comentario de resul-
terística es la siguiente: el periodista ejerce una forma de do- tados electorales. De tal modo que encontramos una progresión
minación (coyuntural, no estructural) sobre el espacio de jue- desde los más "comprometidos" a lus más desapegados, estruc-
go que ha construido y donde desempeña el papel del árbitro tural o estatutariamente: el académico es el que tiene más "dis-
que impone normas de "objetividad" y "neutralidad". tancia", más "desapego". Cuando Uega a producir una retórica de
la objetividad lo más eficaz posible, como es el caso en estos pro-
s:i El concepto de mercado lingüístico se explica en Bourdieu l 990f y en
gramas de noticias postelectorales, el académico goza de una
la parte 2, sección 5. ventaja estructural sobre todos los demás. . 135
356 Una invitación a la sociología reflexiva 357
La práctica de la sociología reflexiva

Las estrategias discursivas de los diversos agentes, y en par- juego que observa, más o menos directamente envuelto en ri-
ticuiar los efectos retóricos que apuntan a producir una facha- validades con ellos y por ende más o menos tentado ~e _e~t.rar
da de objetividad, dependerán del balance de fuerzas simbóli- en ei juego del metadiscurso bajo el manto de la objetlv1dad.
cas entre los campos y de los recursos específicos que la Cuando el juego que se analiza consiste, como en ~sle _caso,
membresía en dichos campos conceda a los distintos participan- en emitir un metadiscurso acerca de todos los <lemas discur-
tes. En otras palabras, se articularán según los intereses específi- sos -de los políticos que proclaman alegrement~ la victoria
cos y activos diferenciales que los participantes posean en esta electoral, del periodista que pretende ~frecer un ~nf~~~e ob:
particular lucha simbólica por el veredicto "neutral", en virtud jetivo sobre la distancia entre los candidatos, del po11tologo
de su posición dentro del sistema de relaciones invisibles que y el especialista en historia electoral que pretenden ofrecernos
prevaiece entre los diferentes campos en los que operan. Por ~na e~plicación objetiva del resultado mediant,e ~a compara-
ejemplo, el politólogo tendrá una ventaja como tal sobre el po- ción de los márgenes y tendencias con las estad1st1cas pasadas
lítico y el periodista, debido a que se le acredita más fácilmen- y presentes--, allí donde se trata, en una pal~bra, de P_ºn~erse
te una objetividad y porque tiene la alternativa de apelar a su a sí mismo meta, por encima del juego, a traves de la sola tuer-
competencia específica, es decir, su manejo de la historia elec- za del discurso, es tentador usar la ciencia que anahza las estra-
toral para hacer comparaciones. Puede aliarse al periodista, en tegias desarrolladas por los distintos a~entes para aseg_urar la
cuyo caso reforzará y legitimará sus pretensiones de objetivi- victoria de la propia "verdad" para declf la ver~ad de_lJ~ego Y
dad. La resultante de todas estas relaciones objetivas son rela- así asegurarse la victoria. Sig"ue ~iendo, la rel~~i~n ~bjetlva en-
ciones de poder simbólico gue se expresan en la interacción tre la sociología política y la pohtolog1a rned1atica o, para ser
bajo la forma de estrategias retóricas. Son estas relaciones ob- más preciso, entre las posiciones que los observ~d~res Ylos ~b­
jetivas las que determinan en su mayor parte quién puede cor- servados ocupan en sus campos respectivos y objetivamente Je-
tar a quién, hacer preguntas, hablar largamente sin ser inte- rarquizados, lo que determina la percepción del observ~do~,
rrumpido o desatender a las interrupciones, etc., quién está especialmente imponiéndole puntos ciegos que resultan mdi-
condenado a estrategias de negación (de intereses y de estra- cativos de sus propios intereses creados. .
tegias interesadas), a negativas rituales a dar respuesta o a fór- La objetivación de la relación del sociólogo_con su º?Jeto
mulas estereotipadas, etc. Podríamos avanzar un poco más y de- es, como deja ver este caso, condición necesaria del qmebre
mostrar cómo el hecho de someter a análisis las estructuras con la predisposición a investir su objeto, que sin du_da se en-
objetivas nos permite explicar las particularidades del discurso y cuentra en la raíz de su "interés" por el mismo. En cierto sen-
de las estrategias retóricas, las complicidades y antagonismos, así tido, es preciso renunciar al uso de la ciencia para interv~ni~ el
como las jugadas intentadas y producidas (en suma, todo aque- objeto con el fin de estar en posición de realizar u~a o_bJeUva-
llo que el análisis del discurso cree ser capaz de comprender ción que no sea Ja visión meramente parcial y reducnomsta que
sobre la base del mero discurso). uno puede adquirir, estando dentro del juego, del otro o los
¿Pero por qué es tan difícil el análisis en este caso? Sin du- demás jugadores, sino más bien la visión abarcadora que se ad-
da porque aquellos a quienes el sociólogo pretende objetivar quiere de un juego que es posible captar ~orno, tal por habe~s,e
son sus competidores por el monopolio sobre la objetivación retirado de él. Sólo la sociología de la soc10log1a -y <lel soc10-
objetiva. De hecho, según los objetos que estudie, el sociólo- logo- puede darnos un determinado domini? de los objeti- _
go estará más o menos alejado de los agentes y cuestiones en vos sociales que es posible perseguir por med10 de las metas-136
358 Una invitación a la sociología reflexiva

científicas que buscamos de manera inmediata. La objetivación


participante, que podría postularse como la forma más alta del
arte sociológico, sólo se realiza en la medida en que se la prac-
tique sobre una objetivación lo más completa posible del inte-
rés implícito en objetivar inscripto en el acto de participar, co-
mo así también sobre la puesta entre paréntesis de este interés
y de la representación que sustenta.

I
1

I
I
ei t<:>LU'V / _

ligados.

S-ar putea să vă placă și