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Generalidades[editar]

Es un animal de pequeña talla, con cuernos arqueados, muy ágil y adaptado a saltar y
escalar. Su distribución es amplia y se encuentra en casi todo el mundo, principalmente en
las zonas montañosas. Existen cabras salvajes, pero la mayoría de ellas fueron
domesticadas por el hombre.2
La cabra es criada por su leche (usada frecuentemente en la producción de quesos), así
como por su carne, piel, y pelo. Algunas razas son criadas especialmente para la
producción de fibra (pelo), como la « angora » originaria de Turquía (Angora era el antiguo
nombre de Ankara) e igualmente la «cachemira ».
El macho se llama cabrón o macho cabrío, y las crías se distinguen con los nombres
de cabritos, chivos o chivas, el primero mientras maman y el segundo hasta que cumplen
un año; desde esta época hasta los dos años se denominan primales o primalas; desde los
dos a los tres años machos llanos y a las hembras con el de cabras; pasada esta
edad machos cuatreños y a aquellos a quienes se les castra, sobre todo los que han
servido de padres, se les llama castrones.
El macho y la hembra tienen caracteres tan marcados que los hacen distinguirse desde
lejos; el primero no solo se conoce a simple vista en las partes genitales y en sus cuernos,
sino que el olfato le hace distinguir por lo desagradable de su olor; la hembra es notable
por la longitud de sus ubres. Ambos sexos tienen cola corta, un mechón de pelos largos
sobre la barba y la mayoría dos glándulas en el cuello que se distinguen con el nombre
de mamellas.3
Está dentro de las cien especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.

Razas[editar]
Hay gran cantidad de razas caprinas, las más conocidas entre ellas son: alpina, raza
lamacha, saanen, angora, cachemira, cabra enana, anglo-nubiana, bóer, entre otras.4
Entre las razas españolas destacan la murciano-granadina, la malagueña, la florida y la
canaria, como razas lecheras. También son muy interesantes como reserva genética dos
razas en peligro de extinción, como son la serrana andaluza y la blanca celtibérica.

Hábitat[editar]

Cabras en el monte.

Las cabras viven bien en todos aquellos terrenos en que, por su pendiente, elevación y
plantas que se crían, sería de todo punto imposible mantener otra clase de cuadrúpedos.
Les es muy conveniente la hierba con el rocío de la mañana y por lo mismo en verano se
las saca a pastar en cuanto despunta la aurora; huyen de los terrenos pantanosos, que las
perjudican en extremo, y su inclinación las hace trepar por los montuosos donde
encuentran alimento en abundancia, y lo mismo que en las tierras estériles donde
consumen zarzas, espinos y otras clases de maleza.
Cabra ramoneando.

Linneo cuenta hasta seiscientas especies que alimentan a las cabras, con la particularidad
de que en ciertas ocasiones eligen y prefieren algunas que en otras no tocan y mientras
comen con gusto y provecho el díctamo, el pentafilion y la cicuta ordinaria, huyen de
la sabina, la zaragatona, y del fruto y hojas del bonetero, que las envenenan y las matan.
Luego que han pastado de madrugada, se las vuelve al establo para que pasen
resguardadas en él las horas de calor. En invierno se alimentan muy bien
con sarmientos de las viñas, ramas de olmos y fresnos, rábanos, nabos, y generalmente
con todos los desperdicios de las huertas. Se las saca a pastar a las nueve de la mañana
hasta las cinco de la tarde, en que se vuelven al establo o corral en que se recomienda la
mayor limpieza y ventilación.
El clima más apropiado para las cabras es el frío, en el que adquieren más completo
desarrollo; así se observa que en todos los países situados al norte son mayores que las
que se crían en los países meridionales.
Se conoce la edad de las cabras en los dientes y en los anillos o círculos de los cuernos, al
igual que la de las ovejas. Los dientes incisivos en la mandíbula anterior y posterior se
caen y renuevan ordenadamente en la oveja y en la cabra. La vida de esta es por lo
regular de diez a doce años, si bien cuidándolas mucho suelen vivir hasta dieciséis o
dieciocho.

Reproducción[editar]

Crianza de un cabritillo
Cabra preñada

Son estos animales adecuados para la generación desde los dos hasta los siete años pero
la edad más conveniente es la de tres años. Así se ha observado por la robustez y
desarrollo de los cabritos. A los seis años, el macho suele ya encontrarse apurado y débil
de cuyo defecto participan las crías y es preciso no caer en este inconveniente, lo mismo
que en el de la precocidad, pues si bien puede engendrar la cabra a los ocho meses y el
macho cabrío se encuentra en disposición al año, los frutos de esta generación serían tan
defectuosos como los habidos cuando ya se encuentran sin fuerzas y apurados.
La época para engendrar es desde septiembre a octubre y noviembre; en algunos climas
suele ser en mayo y a mediados de invierno.
Mientras las cabras estén preñadas, se las debe cuidar con el mayor esmero y solicitud,
procurando que no las falte agua de continuo y dándoles por alimento del mejor, días
antes y después de parir. El parto es laborioso y por lo tanto necesitan que se las ayude
para facilitarlo. El cabrito debe mamar de un mes a seis semanas y a medida que se le
vaya acostumbrando a tomar otro alimento, como hierba tierna o heno del mejor, se le va
quitando la leche poco a poco, hasta que bien acostumbrado a comer, se le quita de una
vez.
A los seis o siete meses suelen los cabritos entrar en calor, y por esto y para que se
sientan menos se les castra de tiernecitos; por ejemplo, los que nacen en septiembre se
les puede castrar en marzo, los de diciembre en abril o mayo, y los de marzo a finales de
septiembre.

Productos[editar]

Leche de cabra
Entre los beneficios de más consideración que rinden las cabras al agricultor se encuentra
el de la leche y como entre ellas hay algunas mejor dispuestas que otras para esto, es
preciso que se cuide al escogerlas que sean grandes, fuertes y ligeras, de pelo espeso y
con las ubres gruesas y largas. Una vez escogidas las que reúnan estas condiciones,
todavía quedan al agricultor medios de aumentar tan interesante producto; los buenos y
abundantes pastos mezclados con dictamo y pentafilion, la bebida constante y periódica
por mañana y tarde, dándolas de vez en cuando alguna sal, la quietud en el establo,
el orujo de aceites para pasto, los desperdicios de la huerta cocidos con salvado o harina
de maíz, y las patatas cocidas también con salvado, son medios eficaces para aumentar la
leche de las cabras.

Ordeño de una cabra

Se las ordeña dos veces al día, por mañana y tarde, al igual que a las vacas, y se efectúa
convenientemente esta operación escurriendo la mano desde la parte superior de la ubre
hasta abajo sin interrupción, con lo que se logra no separar la leche de la manteca. La
leche de cabras es un medio entre la de vacas y la de burras, es muy sana y se consume
mucha tanto cruda como cocida y en variedad de platos, hasta el punto que solo para este
objeto se mantienen en muchos pueblos grandes rebaños de cabras. Dan más leche que
las ovejas y hay países donde dan una cantidad extraordinaria: por lo regular la temporada
de leche dura de seis a siete meses.
Se emplea muchas veces como medicamento: toma la virtud de las plantas que el animal
ha comido y se cuaja con facilidad. Por esta razón en los países donde abunda mucho y
no se puede consumir todo el líquido, se destina una gran parte para elaborar quesos,
sobre todo mezclándola con la de vacas, tal como se practica en algunos puntos
de Asturias.

Costillas de cabra

La carne de la cabra y el cabrito se benefician también por el agricultor; la primera es


inferior e indigesta, tiene un gusto fuerte y una especie de humillo a monte que la hace
muy desagradable; pero se suele sacar el mejor partido echándola en sal. En los climas
fríos es mucho más desagradable que en los cálidos; así la que se vende frecuentemente
en los pueblos de Andalucía es más agradable que la de los pueblos de Castilla. El cabrito
es en todas partes un manjar fino y delicado, y de tanta más importancia cuanto se logra y
cría con facilidad; para que el cabrito sea bien estimado es preciso que sea lechón, porque
al poco tiempo de destetados participan ya del mal sabor de la cabra.
Boina de pelo de cabra (mohair)

El sebo es otro artículo de excelente aprovechamiento; para la fabricación de velas es el


mejor que se conoce por su blancura y transparencia; en medicina se emplea a la par que
el tuétano como emoliente y anodino.
La piel es de tanta utilidad, tanto la de la cabra como la de cabrito, que se hace con ella
intenso comercio; los cordobanes, tafiletes, cabras, antes, cabritillas, y otros
varios curtidos, se sacan de las pieles de estos animales que sirven también para
colambres y pellejos de vino, aceite, miel, etc.
El pelo de cabra entra también como auxiliar de varias artes, y cuidando bien el ganado
puede rendir pingües beneficios al agricultor. Se emplea en la fabricación de sombreros,
en varias telas, como el camelote, barragán, etc., y en algunos puntos se elaboran con él
cuerdas o sogas muy estimadas por la apreciable cualidad que las distingue de no pudrirse
en el agua. Las especies de cabras de Angora y Cachemira, cuya aclimatación en Europa
es un hecho comprobado, las lanas de estos animales se aprovechan para tejidos
delicados y de gran estimación.

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