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LA SEGUNDA EPISTOLA DEL APOSTOL PABLO A TIMOTEO

INTRODUCCION

LUGAR DE COMPOSICION.—En el intervalo entre su primero y segundo encarcelamientos,


Pablo, después de escribir la Primera Epístola a Timoteo desde Macedonia o Corinto [Birks] (si
aceptamos la teoría de que la Primera a Timoteo fué escrita después de su primer
encarcelamiento), regresó a Efeso, como él pensaba, [PAG. 581] por vía de Troas, donde dejó
los libros, etc. (mencionados en el cap. 4:13), con Carpo. Desde Efeso fué a Creta para una breve
visita, y de allí regresó a Efeso, escribiendo entonces a Tito. Luego pasó por Mileto yendo a
Corinto (cap. 4:20), y de allí a Nicópolis (Tito 3:12), desde donde siguió a Roma. En su
encarcelamiento allí escribió la Segunda Epístola a Timoteo, un poco, antes de su, martirio. No
es claro dónde estaba Timoteo en aquel entonces, pero algunas de las evidencias internas
favorecen la opinión de que estaba en Efeso; así el saludo a Priscilia y Aquila, quienes solían
residir allí (cap. 4:19); también el de la familia de Onesíforo, quien, según el cap. 1:16–18, había
ministrado a Pablo en Efeso, circunstancia que da a entender su residencia allí. También, el
Himeneo del cap. 2:17 parece ser el mismo Himeneo de Efeso (1 Timoteo 1:20); y
probablemente “Alejandro el calderero” (cap. 4:14) es el mismo Alejandro asociado con
Himeneo (1 Timoteo 1:20), y posiblemente el mismo Alejandro presentado por los judíos para
que los defendiera, no para amparar a Pablo, en el alboroto en Efeso (Hechos 19:33, 34). La
dificultad de esta hipótesis está en explicar el cap. 4:12, 20: si Timoteo estaba en Efeso, ¿por qué
fué necesario decirle que Pablo había enviado a Tiquico a Efeso? o ¿qué Pablo había dejado a
Trófimo, un efesio (Hechos 21:29), enfermo en Mileto, ciudad ésta que estaba a sólo treinta
millas de Efeso? Véase, sin embargo, las notas, cap. 4:12, 20. Troas estaba en el camino de Efeso
o Ponto a Roma, de modo que el capítulo 4:13 estará de acuerdo con la teoría de que Efeso u
otro lugar en el noroeste de Asia Menor haya sido el lugar de residencia de Timoteo en aquel
entonces. Probablemente, él tenía la superintendencia de las iglesias paulinas de Asia Menor,
de acuerdo con su misión que combinaba el cargo de evangelista, o misionero ambulante, con
el de superintendente presidente. Éfeso fue probablemente su residencia central.

FECHA DE COMPOSICION.—(1) El primer encarcelamiento de Pablo, descrito en Hechos 28, fué


mucho más llevadero que aquél en el cual estaba al escribir la Segunda a Timoteo. En aquél,
tuvo libertad de alojarse en su propia casa alquilada, y de recibir todas las visitas, vigilado por
un solo soldado; en éste, estaba tan estrictamente vigilado que Onesíforo le halló con mucha
dificultad; estaba encadenado, sus amigos le habían abandonado, y apenas había escapado de
la sentencia de ejecución del emperador romano. Las leyendas de la edad media representan la
prisión Mamertina o “Tullianum”, como la escena de su encarcelamiento con Pedro. Pero esto
es irreconciliable con el hecho de que Onesíforo, Lino, Pudente, etc., tenían acceso a él. Estaba
probablemente bajo guardia militar, como en su encarcelamiento anterior, aunque más severa
(cap. 1:16–18; 2:9; 4:6–8, 16, 17). (2) La visita, a Troas (cap. 4:13) difícilmente habrá sido la que
se menciona en Hechos 20:5–7, la última antes de su primer encarcelamiento; porque si fuera
la misma, el intervalo entre aquella visita y su primer encarcelamiento habría sido de siete u
ocho años, siendo muy improbable que él dejara pasar tanto tiempo sin mandar a buscar su
capote y pergaminos cuando estas cosas le habrían podido ser útiles en el intervalo. (3) Que
Pablo dejara enfermo a Trófimo en Mileto (cap. 4:20) no habría podido ser en la ocasión
mencionada (Hechos 20:15); porque más tarde Trófimo estaba con Pablo en Jerusalén (Hechos
21:29). (4) Las palabras (cap. 4:20), “Erasto se quedó en Corinto”, dan a entender que poco antes
Pablo había estado en Corinto, donde dejó a Erasto. Pero antes de su primer encarcelamiento
habían transcurrido varios años desde que Pablo había estado en Corinto; y en aquel intervalo
Timoteo había estado con él, de modo que Timoteo no necesitaba ser informado, en un período
posterior, acerca de aquella visita (Hechos 20:2, 4). Por todas estas razones se ve que el
encarcelamiento durante el cual Pablo escribió la Segunda Epístola a Timoteo fué su segundo.
Además, Hebreos 13:23, 24, representa al escritor (quien probablemente fué Pablo) como en
Italia y en libertad. Así Clemente de Roma (B. 1. 5), discípulo de Pablo, afirma explícitamente:
“En el oriente y en el occidente Pablo, como predicador, instruyó a todo el mundo (es decir, el
Imperio Romano) en la justicia y, habiendo ido al extremo del oeste y habiendo dado testimonio
ante los gobernantes (de Roma), así fué quitado del mundo”. Esto claramente da a entender que
Pablo cumplió su deseo (Romanos 15:24–28) de un viaje misionero por España. El canon del
Nuevo Testamento, compilado alrededor del año 170 d. de C. (llamado el Canon de Muratori),
también menciona “el viaje de Pablo desde Roma a España”. Véase Routh, Reliquias Sagradas,
vol. 4, pp. 1–12. Universalmente se dice que su martirio ocurrió en el reinado de Nerón [Eusebio,
Historia Eclesiástica, 2:22; Jerónimo, Catálogus Scriptórum]. Así parece que cinco años habían
pasado entre su primer encarcelamiento, año 63 (Hechos 28) y su martirio en junio del 68, el
último año del reinado de Nerón. Fué arrestado probablemente por los magistrados en Nicópolis
(Tito 3:12) en Epiro en el invierno, a base de la doble acusación: primero, de ser uno de los
cristianos que habían conspirado, según decían los partidarios de Nerón, para incendiar a Roma,
[PAG. 582] año 64 d. de C.; en segundo lugar, de introducir una religión nueva e ilegal. Todos sus
amigos le abandonaron, con excepción de Lucas; Demas por “amor de este mundo presente”;
otros por varias causas (cap. 4:10, 11). Parece que de la primera acusación fué absuelto. Fué
libertado de su primer encarcelamiento en el año 63, el año antes del gran incendio de Roma,
acontecimiento que usó Nerón como pretexto para perseguir a los cristianos. Toda clase de
crueldad fue perpetrada contra ellos: algunos fueron crucificados; otros, vestidos de pieles y
cazados con perros hasta la muerte; algunos fueron cubiertos de brea, prendiéndoseles fuego
de noche para iluminar el circo del Vaticano y los jardines de Nerón, mientras aquel monstruo
circulaba entre los espectadores vestido como carretero. Pero ahora (año 67 ó 68) algunos años
habían pasado desde el primer alboroto que siguió al incendio. Por lo tanto, siendo ciudadano
romano, Pablo fué tratado en este juicio con mayor respeto por las formas de la ley, y entonces
fué absuelto (cap. 4:17) de la acusación de haber incitado a los cristianos en sus supuestos actos
incendiaros antes de su anterior salida de Roma. Parece que Alejandro el calderero había sido
testigo contra él (cap. 4:14). Si hubiera sido condenado a base de la primera acusación,
probablemente habría sido quemado vivo, como lo fueron los mártires precedentes, por el
supuesto crimen de incendiar. Su juez fue el prefecto de la ciudad. Clemente Romano especifica
que su juicio fué (no ante el emperador Nerón, sino) “ante los gobernantes”. Ningún abogado
se atrevió a defender su causa; ningún patrono apareció por él, como quizá le habría ayudado
bajo circunstancias ordinarias; por ejemplo, uno de la poderosa casa Emiliana, bajo la cual su
familia posiblemente gozaba clientela (cap. 4:16, 17), de la cual puede ser que haya tomado el
nombre de “Paulus”. El lugar del proceso fué, probablemente, una de las grandes basílicas en el
Foro, dos de las cuales se llamaban las Basílicas Paulinas por L. Emilio Paulo, quien había
edificado una y restaurado la otra. Pablo fué mandado de nuevo a la cárcel para esperar la
segunda parte de su juicio. No esperaba que éste se realizaría sino hasta el próximo “invierno”
(cap. 4:21); por lo contrario, tuvo lugar en el verano, y si en el reinado de Nerón, no fué después
de junio. En el intervalo, Lucas fué su único compañero constante; pero un amigo de Asia,
Onesíforo, le había buscado diligentemente y le visitaba en la cárcel, no impedido por el peligro.
Lino también, el futuro obispo de Roma; Pudente, hijo de un senador, y Claudia, su esposa recién
casada, tal vez hija de un rey británico (Nota, cap. 4:21) se contaban entre sus visitantes; y
Tiquico, antes de ser enviado por Pablo a Efeso (cap. 4:12) tal vez llevando consigo esta Epístola.
EL PROPOSITO DE LA CARTA.—Pablo ansiaba ver a Timoteo antes de morir, y que Timoteo
trajera a Marcos consigo (cap. 1:4; 4:9, 11, 21). Pero sintiendo la incertidumbre de si Timoteo
llegaría a tiempo, creyó necesario darle también por carta una última advertencia sobre las
herejías, gérmenes de las cuales estaban siendo sembrados en las iglesias. Por lo tanto escribe
una serie de exhortaciones a la fidelidad, al celo por la sana doctrina, y a la paciencia en las
tribulaciones, exhortaciones que parece que necesitaba Timoteo, si hemos de juzgar por el ardor
del apóstol al insistir en la valentía en la causa de Cristo, como si Pablo creyera ver en él algunas
señales de timidez (cap. 2:2–8; 4:1–5; 1 Timoteo 5:22, 23).

LA MUERTE DE PABLO.—Dionisio, obispo de Corinto (citado en Eusebio, Historia Eclesiástica,


2:25) alrededor del año 170 d. de C., es la primera autoridad a favor de la tradición de que Pedro
sufrió el martirio en Roma “cerca del mismo tiempo” que Pablo, después de haber trabajado allí
algún tiempo. Dionisio llama a Pedro y Pablo “los fundadores de las Iglesias Corintia y Romana”.
El presbítero Cayo (alrededor del año 200) menciona la tradición de que Pedro sufrió el martirio
en el Vaticano. Pero (1) la obra de Pedro era “entre los judíos (Gálatas 2:9), mientras que Roma
fué iglesia gentil (Romanos 1:13). Además, (2) la Primera Epístola de (Pedro 1:1; 5:13) le
representa trabajando en Babilonia en la Mesopotamia. (3) El silencio de las Epístolas de Pablo,
escritas en Roma refuta la tradición de que Pedro hubiera fundado la iglesia o trabajado largo
tiempo en Roma, aunque es posible que haya podido sufrir allí el martirio. Su martirio
seguramente no fué, como dice Jerónimo, “en el mismo día” con el de Pablo, pues Pablo habría
mencionado en el cap. 4:11 la presencia de Pedro en Roma. La leyenda dice que Pedro, por
temor, estaba huyendo de Roma por la Vía Apia al apuntar el día, cuando se encontró con
nuestro Señor y, cayendo a sus pies, preguntó, “Señor, ¿adónde vas?”, a lo cual respondió el
Señor, “Voy a ser crucificado de nuevo”. El discípulo, penitente y avergonzado, regresó a Roma
y sufrió el martirio. La Iglesia de Dómine, quo vadis, sobre la Vía Apia, conmemora el supuesto
hecho.

Pablo, según Cayo (citado en Eusebio, Historia Eclesiástica, 2:25), sufrió el martirio sobre la Vía
Ostia. Así también Jerónimo, quien da la fecha del año catorce de Nerón. Era costumbre enviar
presos, cuya muerte podría llamar demasiada atención dentro de Roma, a cierta distancia de la
ciudad, bajo escolta [PAG. 583] militar, para su ejecución; de ahí la espada del soldado, no el
hacha del verdugo, fué el instrumento de su decapitación. [Orosio, Historia, 7:7] Por Filipenses
1 parece que Pablo tenia sus partidarios aun en el palacio, y seguramente habría ejercido una
influencia tal que excitaría simpatía a su favor, para evitar la cual la ejecución fué ordenada fuera
de la ciudad. Véase Tácito, Historia, 4:11. La Basílica de San Pablo, edificada primero por
Constantino, ahora está fuera de Roma sobre el camino a Ostia. Antes de la Reforma esta basílica
estaba bajo la protección de los reyes de Inglaterra, y el emblema de la Orden de la Liga todavía
se ve entre sus ornamentos. El sitio tradicional del martirio es Tre Fontane, no lejos de la basílica.

CAPITULO 1
Vers. 1–18. DIRECCION: GRATA EXPRESION DE AMOR Y DESEO DE VERLE:
RECUERDO DE SU FE Y DE LA DE SU MADRE Y ABUELA. EXHORTACION A
DESPERTAR EL DON DE DIOS EN EL Y A NO TEMER LAS AFLICCIONES,
ALENTADO POR LA LIBERALIDAD DE LA GRACIA DE DIOS EN NUESTRA
VOCACION DEL EVANGELIO, Y POR EL EJEMPLO DEL APOSTOL. LA DEFECCION
DE MUCHOS: LA CONSTANCIA DE
ONESIFORO.
1. Esta Epístola es el último testimonio y cántico de muerte de Pablo. [Bengel] según
la promesa de la vida … en Cristo—Pablo tiene su apostolado a fin de llevar a efecto
esta promesa. Véase “según la fe … para esperanza de la vida eterna … prometió”, etc.
(Tito 1:1, 2). Esta “promesa de vida en Cristo” (véase v. 10; cap. 2:8) hacía falta para
alentar a Timoteo a tener firmeza en las pruebas y valor para emprender el viaje a Roma,
el cual acarrearía muchos peligros (v. 8). 2. amado hijo—En 1 Timoteo 1:2 y Tito 1:4,
escritas en período anterior a esta Epístola, la expresión usada en el griego es, “Mi hijo
genuino”. Alford cree ver en el cambio de expresión una insinuación de un tono alterado
en cuanto a Timoteo, más de mero afecto y menos de confianza, como si Pablo viera
en él una falta de firmeza, de donde viene la necesidad de despertar de nuevo la fe y la
gracia en Cristo (v. 6). Pero parece que esto no es justificado por la palabra griega
agapetós, que da a entender la amistad de raciocinio y elección sobre la base de mérito
en la persona “amada”, no de un amor meramente instintivo. 3. Doy gracias—Griego,
“siento gratitud a Dios”. al cual sirvo desde mis mayores—a quien sirvo (Romanos
1:9) así como servían mis mayores. El no pretende poner sobre el mismo nivel el servicio
judío y el servicio cristiano de Dios, sino simplemente afirmar su propio servicio
concienzudo de Dios como lo había recibido de sus progenitores (no Abrahán, Isaac,
etc., a quienes llama “los padres”, no “progenitores” como es el griego aquí; Romanos
9:5). El recuerdo de los que ya han muerto, con quienes él pronto se uniría, le es ahora,
en vísperas de la muerte, placentero; por esto también se acuerda de la fe de la madre
y abuela de Timoteo; mientras éste camino en la fe de ellas (Hechos 23:1; 24:14; 26:6,
7; 28:20), así también Timoteo debería perseverar firmemente en la fe de la madre y la
abuela. No sólo Pablo, sino los judíos que rechazan a Cristo abandonan la fe de sus
progenitores, quienes esperaban al Cristo; cuando le aceptan, los corazones de los hijos
sólo se estarán volviendo a la fe de los progenitores (Malaquías 4:6; Lucas 1:17;
Romanos 11:23, 24, 28). Probablemente Pablo, en su reciente defensa, había insistido
sobre este punto, es decir que, siendo cristiano, sólo estaba siguiendo su fe hereditaria.
que … tengo memoria de ti—“Haciendo siempre memoria de ti” (véase Filemón 4). La
causa por la cual Pablo se sentía agradecido no se debía al recuerdo constante de
Timoteo en sus oraciones, sino por lo que Timoteo representa en la fe (v. 5) y en las
gracias; véase Romanos 1:8, 9, de donde súplase la oración elíptica así, “Doy gracias a
Dios (por ti, porque Dios es mi testigo) a quien sirvo, etc., de que (o cómo) sin cesar
tengo memoria ( o hago mención) de ti”, etc. noche y día—(Nota, 1 Timoteo 5:5). 4.
Deseando—Griego, “con ansias como por uno que se echa mucho de menos”.
acordándome de tus lá grimas—no sólo en nuestra separación (Hechos 20:37), sino
también frecuentemente bajo la influencia de sentimientos piadosos. para ser lleno de
gozo—esta frase debe unirse con “deseando verte” (Romanos 1:11, 12; 15:32). 5.
Trayendo a la memoria, etc.—Esto aumentaba su “deseo de ver” a Timoteo. Los
manuscritos más antiguos leen, “Cuando traje a la memoria”; dando a entender que
algún incidente reciente (tal vez la cobardía muy distinta del hipócrita Demas, quien le
abandonó) le había traído a la memoria la sinceridad de la fe de Timoteo. (Se
equivocaba el autor al dar la fuerza de tiempo pasado al participio aoristo que aparece
en los manuscritos más antiguos, “cuando traje a memoria”. El participio del tiempo
aoristo griego no indica el punto de tiempo, sea tiempo presente o pasado
cronológicamente entendido. La única diferencia entre el participio de tiempo presente
del Texto Recibido y del participio aoristo de los manuscritos más antiguos, es diferencia
de la clase de acción—no el tiempo de la acción—acción punctiliar para el aoristo, y
acción continuada para el tiempo presente. Sólo el aoristo en el modo indicativo se
refiere a tiempo pasado, o tiempo histórico. Nota del Trad.) la fe … que hay en ti—
Alford traduce, “la fe que había en ti.” Se acuerda de la fe de Timoteo en el pasado como
un hecho; su existencia presente en él es sólo asunto de su persuasión confiada o
esperanza. (Esta opinión tal vez nace de la influencia de la mala comprensión del valor
de aquel participio aoristo que acabo de comentar. No puedo creer que el apóstol
dudase de la fe de Timoteo, pues dice “fe no fingida”— fe sincera. Nota del Trad.) la
cual residió—“hizo su morada en” (Juan 14:23). El tiempo pasado da a entender que
ellas ya estaban muertas. primero—antes que morara en ti. La abuela fué la progenitora
más distante de Timoteo que conocía Pablo. tu madre Eunice—judía creyente; el padre
de él era griego, es decir, pagano (Hechos 16:1). La fe de uno de sus padres “santificó”
al hijo [PAG. 584] (“legítimó” tal vez más correcto) (cap. 3:15; 1 Corintios 7:14). Ella se
convirtió probablemente en la primera visita de Pablo a Listra (Hechos 14:6). Es una
coincidencia fortuita y así una señal de la verdad, que en Hechos 16:1, sólo se menciona
la fe de su madre, así como aquí se alaba la fe de la madre, mientras que no se hace
ninguna mención del padre. [Baley, Horae Paulinae]. estoy cierto—lit., “estoy
persuadido” de que reside en ti también. La mención de la fe de su madre y abuela está
propuesta como un estímulo para despertar su fe. 6. Por lo cual—Griego, “por la cual
causa”, es decir, porque tú la has heredado, antes la poseíste, y estoy persuadido que
todavía posees tal fe no fingida. [Alford]. despiertes—lit., “enciendas de nuevo”,
“reavives la chispa de”; lo contrario de “apagar” o extinguir (1 Tesalonicenses 5:19).
Pablo no duda de la existencia de la verdadera fe en Timoteo, mas desea que aquella
fe sea puesta en ejercicio activo. Parece que Timoteo se ha hecho algo negligente por
estar tanto tiempo alejado de Pablo (cap. 2:22). (Al contrario, dice Pablo: “Que sigas
despertando—porque Timoteo no había dejado que la “llama” se apagara—el don” etc.,
pues el tiempo del verbo implica esto. Nota del Trad.) el don de Dios—la gracia
espiritual recibida para su cargo ministerial ya sea en su ordenación original o en su
consagración para el cargo particular de superintendente de la iglesia efesia (Nota, 1
Timoteo 4:14), gracia que comunicó valentia, fortaleza, amor y mente sana (v. 7). por la
imposición de mis manos—En 1 Timoteo 4:14 se dice, “con (no por) la imposición de
las manos del presbiterio”. El apóstol fue el principal en la ordenación, y a él se refiere
“por”. El presbiterio estaba compuesto por sus ayudantes; entonces “con”, indicando
meramente acompañamiento, se dice de ellos. 7. Porque, etc.—Dando a entender que
Timoteo necesitaba la exhortación, “despiertes el don de Dios”, siendo
constitucionalmente tímido: “Porque no nos dió Dios (así el griego, es decir, en nuestra
ordenación) el espíritu de temor”. El espíritu que nos dió no fue el espíritu de timidez (lit.,
cobardía, que es debilidad), sino de “poder” (exhibido en un “testimonio” valiente por
Cristo, v. 8). “Poder” es el acompañamiento invariable del don del Espíritu Santo. Lucas
24:49; Hechos 1:8; véase 6:3, “llenos de Espíritu Santo y de sabiduría”, con v. 8, “lleno
de gracia y de potencia”.
El temor es el resultado del “espíritu de servidumbre” (Romanos 8:15). El temor dentro
exagera las causas del temor fuera. “El espíritu de potencia” es el espíritu del hombre
habitado por el Espíritu de Dios que comunica la potencia; esta potencia “echa fuera el
temor” de nosotros, y nos estimula a echarlo fuera de otros (1 Juan 4:18). amor—que
inspira al creyente, mientras “habla la verdad”, con potencia, cuando da su testimonio
de Cristo (v. 8), al mismo tiempo que lo haga “en amor” (Efesios 4:15). templanza—El
griego es más bien, “el traer al hombre a una mente sana”.
[Wahl]. Bengel apoya la versión inglesa de “mente sana”, o “sobriedad de mente”; deber
al cual hombres jóvenes como Timoteo necesitan ser exhortados (cap. 2:22; 1 Timoteo
4:12; Tito 2:4, 6). Así le solicita Pablo, en el cap. 2:4, que deje
enredos terrenales que, como espinas, ahogan la palabra. Estos tres dones son
preferibles a cualquiera de los poderes
milagrosos. 8. Por tanto—viendo que Dios nos ha dado tal espíritu, no el de temor. no
te avergüences—Estoy de
acuerdo con Ellicott, en oposición a Alford, en que el subjuntivo griego aquí (aoristo) con
el negativo da a entender
acción completada en tiempo dado, no acción continuada que expresaría el imperativo
presente, dando así a entender que
Timoteo no había manifestado todavía tal sentimiento de vergüenza. Creo que Pablo en
medio del abandono de otros
que alguna vez habían sido de gran promesa, y conociendo la timidez constitucional de
Timoteo (Nota, v. 7), sentía la
necesidad de incitarlo y de guardarlo contra la posibilidad del abandono indigno del
deber en cuanto a la valiente
confesión de Cristo. La vergüenza (v. 8) es la compañera del temor (v. 7); si se vence el
temor, la falsa vergüenza huye.
[Bengel]. Pablo mismo (v. 12) y Onesíforo (v. 16) eran ejemplos de la profesión valiente
que quita la vergüenza falsa.
(v. 15). (Evidentemente el autor está algo confuso en cuanto a la fuerza del tiempo
aoristo griego, pues no indica
“acción completada”, sino acción punctiliar, y sólo en el modo indicativo se refiere a
acción pasada. La prohibición o
mandato negativo en el caso presente: “no te avergüences”, quiere decir sencillamente:
“no empieces a avergonzarte”,
pues no vemos señal de que Timoteo tuviese “vergüenza del testimonio.” Nota del Trad.)
del testimonio de nuestro
Señor—del testimonio que tú estás obligado a dar en la causa de nuestro Señor; dice
“nuestro” para asociar a Timoteo y
a sí mismo juntos en el testimonio que ambos deberían dar a favor de su comun Señor.
El testimonio que Cristo dió
delante de Pilato (1 Timoteo 6:12, 13) es un estímulo al creyente para que, según el
ejemplo de su Señor, dé un buen
testimonio o confesión. ni de mí, preso suyo—La causa de los siervos de Dios es la
causa de Dios mismo (Efesios 4:1).
Podría ser que Timoteo fuese fácilmente tentado a avergonzarse de alguno en la cárcel,
puesto que no sólo una
vergüenza terrenal, sino gran riesgo acompañaba cualquier reconocimiento del
prisionero. sé participante—conmigo.
del evangelio—más bien, como el griego, “para el evangelio”; es decir, sufría por la
causa del evangelio (cap. 2:3–5;
Filemón 13). según la virtud de Dios—lit., “poder de Dios”, exhibido en habernos
salvado y llamado (v. 9). Dios, quien
ha cumplido el mayor acto de poder (es decir, nos salvó), seguramente hará el acto
menor (guiarnos a través de las
aflicciones sufridas por el evangelio). “No creas que hayas de llevar estas aflicciones en
tu propio poder; no, porque es
por el poder de Dios. Fué un ejercicio de poder más grande que el hacer los cielos el
que persuadiera al mundo a
aceptar la salvación”. [Crisóstomo] 9. Que nos … llamó—es decir, Dios el Padre
(Gálatas 1:6). El habernos “salvado”
en su eterno propósito de “gracia en Cristo antes de que el mundo empezara”, antecede
a su “llamamiento” de
nosotros en el tiempo debido con una vocación hecha eficaz para nosotros por el
Espíritu Santo; por esto “nos salvó”
viene antes que “nos llamó” (Romanos 8:28–30). con vocación santa—la vocación
literal a una vida de santidad.
Hebreos 3:1, “la vocación celestial” [Tittmann, Synonyms]; mientras éramos pecadores
y enemigos (Efesios 1:18; 4:1). La
vocación viene enteramente de Dios [PAG. 585] y nos reclama enteramente para Dios.
“Santa” da a entender la separación de los creyentes del mundo a Dios. no conforme
a—no teniendo consideración para nuestras obras en su
elección y llamamiento de gracia (Romanos 9:11; Efesios 2:8, 9). intento suyo—El
origen de la salvación fué de su
propio propósito que emanó de su propia bondad, no por obras nuestras que viniesen
antes, sino enteramente a causa
de su amor gratuito que nos eligió. [Teodoreto y Calvino]. gracia … que nos es dada—
En su propósito eterno,
considerado como el mismo como cuando realmente cumplido en el debido tiempo. en
Cristo—siendo vistos los
creyentes por Dios como en aquél con quien el Padre hace el pacto de salvación
(Efesios 1:4; 3:11). antes de los
tiempos de los siglos—las edades eternas de las cuales no se contempla fin (1
Corintios 2:7; Efesios 3:11). 10. Mas
ahora es manifestada—En contraste con su ocultación hasta ahora en el propósito
eterno de Dios, “antes de los
tiempos de los siglos” (v. 9; Colosenses 1:16; Tito 1:2, 3). aparición—la visible
manifestación en la carne. quitó la
muerte—Griego, “quitó de la muerte su poder [Tittmann]. El artículo griego antes de
“muerte” da a entender que Cristo
abolió la muerte, no sólo en algún caso particular, sino en su misma esencia, ser e idea,
como también en todos sus
aspectos y consecuencias (Juan 11:26; Romanos 8:2, 38; 1 Corintios 15:26, 55;
Hebreos 2:14). La realización de la
abolición de la muerte en su efecto completo será en la resurrección (Apocalipsis 20:14).
La muerte del cuerpo
entretanto no es sino temporal, y no es tomada en cuenta por Cristo ni los apóstoles.
sacó a la luz—haciendo visible
por el evangelio lo que antes estaba escondido en el propósito de Dios. la vida—del
Espírtiu, que obra primero en el
alma aquí y que está por obrar en el cuerpo también en la resurrección. la
inmortalidad—Griego, “la
incorruptibilidad” de la nueva vida, no meramente del cuerpo resucitado [Alford].
(Romanos 8:11). por el
evangelio—por medio del evangelio, que saca a la luz la vida y la inmortalidad
propuestas por Dios desde la eternidad,
mas manifestadas ahora primero al hombre por Cristo, quien en su propia resurrección
ha dado la garantía del triunfo
final de su pueblo sobre la muerte por medio de él. Antes de la revelación evangélica de
parte de Dios, el hombre, por
la luz de la naturaleza y bajo las circunstancias más favorables, no tenía sino una idea
somera de una futura existencia
del alma, mas ni la más leve idea de la resurrección del cuerpo (Hechos 17:18, 32). Si
Cristo no fuese “la vida”, los
muertos no podrían vivir nunca; si él no fuera la resurrección, ellos nunca podrían
resucitar; si él no tuviese las llaves
del infierno y de la muerte (Apocalipsis 1:18), nunca podríamos abrirnos camino a través
de las barreras de la muerte
o de las puertas del infierno. [El Obispo Pearson]. 11. Del cual—Lit., “Para el cual”; para
publicación de aquel
evangelio. yo soy puesto—Griego, “yo fuí puesto”. predicador—Griego, “heraldo”.
maestro de los Gentiles—(1
Timoteo 2:7). Pablo presenta su propio ejemplo en este versículo y el v. 12 como modelo
para Timoteo, como
“predicador” público, como “apóstol” o misionero de lugar en lugar, y como “maestro” en
privado que instruye a su
rebano con paciente perseverancia. 12. Por lo cual—“por la cual causa”, o por causa
del evangelio del cual soy puesto
predicador (vv. 10, 11). asimismo padezco esto—además de mi obra activa como
misionero. Ellicott traduce, “Yo
padezco aun estas cosas”; los sufrimientos acompañantes de mi condición de prisionero
(vv. 8, 15). no me
avergüenzo—tampoco te avergüences tú (v. 8). porque—la confianza en cuanto al
porvenir disipa la vergüenza.
[Bengel]. yo sé—aunque el mundo no le conoce (Juan 10:14; 17:25). a quién—sé cuán
fiel es Dios y cumplidor de sus
promesas (cap. 2:13). No dice, “Yo sé cómo yo he creído”, sino “yo sé a QUIEN he
creído”. Una fe débil puede abrazar
a un Salvador poderoso. he creído—más bien, “he confiado”; siguiendo la metáfora de
depositar su promesa o
garantía con persona en quien tiene confianza. estoy cierto—“estoy persuadido”
(Romanos 8:38). que es poderoso
(él)—a pesar de los muchos enemigos que tengo alrededor. mi depósito—mi cuerpo,
alma y espíritu, que he
depositado en caja de seguridad de Dios (1 Tesalonicenses 5:23; 1 Pedro 4:19). Así
hizo Cristo al morir (Lucas 23:46).
“Dios deposita con nosotros su Palabra; nosotros depositamos con él nuestro espíritu”.
[Grocio]. Hay un depósito (su
revelación) confiado a nosotros por Dios, el cual debemos guardar (vv. 13, 14) y
transmitir a otros (cap. 2:2); hay otro
encomendado a nosotros por Dios, el cual debemos entregar a su custodia, es decir,
nuestras personas y nuestra
porción celestial. para aquel día—el día de su aparición (v. 18; cap. 4:8). 13. Retén la
forma—más bien como el griego
“Ten (es decir, guarda) un dechado de palabras saludables que has oído de mí, en fe y
amor”. “Ten” viene bien con la
referencia al depósito en el contexto. El vocablo griego por “forma” se traduce “ejemplo”
en 1 Timoteo 1:16, el único otro
pasaje donde ocurre. Ten tal modelo o dechado sacado de mis palabras sanas, en
oposición a las doctrinas malsanas tan
corrientes en Efeso, vividamente impreso (Wahl lo traduce “delineación”; el verbo da a
entender hacer una impresión viva
y duradera) en tu mente. en la fe y amor—el elemento en el cual mis palabras sanas
tuvieron lugar y en el cual tú has
de tener la viva impresión de ellas en tu modelo interiormente delineado, que amolde
conformemente tu profesión exterior.
Así explica Bengel, 1 Timoteo 3:9. 14. Tradúzcase como el griego, “Aquel buen depósito
guarda por el Espíritu Santo”,
es decir, “las sanas palabras que yo te encomendé” (v. 13; cap. 2:2). en nosotros—en
todos los creyentes, no solamente
en ti y en mí. El Espíritu que mora en nosotros nos capacita para guardar a salvo de los
ladrones del alma, el depósito
de su palabra encomendado a nosotros por Dios. 15. todos los que son en Asia—El
Asia Proconsular; “Todos los que
están allí ahora, cuando estaban en Roma, se volvieron de mí”: “se avergonzaron de mi
cadena”, en contraste con
Onesíforo; no quedaron a mi lado, mas me abandonaron (cap. 4:16). Es posible que la
ocasión cuando “se volvieron de
él” haya sido en su apresamiento en Nicópolis, hasta donde le habían acompañado en
su viaje a Roma.,pero de donde ellos regresaron a Asia. Una insinuación a Timoteo,
ahora en Asia, de que no sea como ellos, sino que imite a
Onesíforo y venga a él (cap. 4:21). Figello y Hermógenes—especificados tal vez, por
ser personas de las cuales no se
esperaría una conducta tan pusilánime; [PAG. 586] o, por ser personas bien conocidas
a Timoteo y mencionadas en
conversación entre él y Pablo, cuando éste estaba en Asia Menor. 16. Dé el Señor
misericordia—aun como Onesíforo
había abundado en obras de misericordia. la casa de Onesíforo—El mismo estaba
entonces ausente de Efeso, lo que
explica la forma de expresión (cap. 4:19). Su casa difícilmente retendría su nombre
después de que el señor de la casa
hubiera muerto, como Bengel supone que estaba. En ningún lugar tiene Pablo oraciones
por los muertos, lo que es
fatal a la teoría apoyada también por Alford, de que Onesíforo estuviera muerto. Dios
bendice no sólo al mismo
hombre justo, sino a toda su familia. mi cadena—Pablo en el segundo encarcelamiento,
como en el primero, estaba
atado con una cadena al soldado que le guardaba. 17. me halló—en la metrópoli
atestada de gente. Así a su vez “halle
él misericordia cerca del Señor en aquel día”, cuando se juntará todo el universo. 18.
Déle—a él como “a su casa” (v.
16). 16. Señor—quien recompensa la bondad hecha a sus discípulos como hecha a sí
mismo (Mateo 25:45). cerca del
Señor—“El Señor” se repite enfáticamente, en vez de “cerca de sí mismo”, por
solemnidad y énfasis (2 Tesalonicenses
3:5). cuánto—“cuántos actos de misericordia rindió”. tú lo sabes mejor—“mejor” de lo
que te puedo decir, siendo tú
más residente de Efeso que yo.

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